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LECCIÓN Nº 18 Apreciado estudiante: 1 Esta vez vamos a analizar lo que es la caridad bien entendida. Una enseñanza despiadada nos ha sido dada anteriormente en el sentido de que no debemos dar limosna al mendigo “porque se mal acostumbra”. Lo cierto es que desde que el dolor llegó a nuestro planeta hace dieciocho millones de años, existen los mendigos y ahora, después de ese tiempo, estamos tratando de que no se “mal acostumbren”. Por otro parte, hay quien no está de acuerdo con este tipo de limosna “porque con eso no se resuelven los problemas” o porque “al dar veinte centavos nos consideramos que ya lo hicimos todo por ese mendigo”. Es claro que eso no resuelve el problema, pero no olvidemos que esos vehículos están así por efecto kármico de procederes de una pasada existencia, estarán así hasta que cumplan con la Ley, pero eso no impide el que nos compadezcamos de ellos y aliviemos en parte su terrible situación. Ellos en vidas pasadas tuvieron muchas comodidades, pero hicieron mal uso de su posición económica, perjudicando a otras personas de ambos sexos, y ahora están en un aprendizaje doloroso en la Escuela de la Vida. Según cómo hayan aprovechado esta lección, y según el DHARMA que realicen, las buenas obras que efectúen ayudando a otros con lo poco que tienen o pueden hacer, ya en la próxima existencia llegarán a esta Escuela en mejores condiciones. Surge la siguiente pregunta: ¿estaría yo en esta triste situación en algunas de mis pasadas vidas? ¿O alguno de mis parientes? Y esta otra: ¿Y en los países de distinto régimen, donde el gobierno se hace cargo de los menesterosos? Diremos, nadie se escapa del aprendizaje. Muchas son las veces en que los sistemas sociales impuestos por los hombres son utilizados con instrumentos de la Ley del Karma, sin querer indicar esto que las leyes superiores estén de acuerdo con lo que nosotros, simples mortales, dispongamos en cuanto a la forma de gobernarnos. En cualquiera de los sistemas de vida que formemos los seres humanos, las leyes cósmicas siempre se cumplen. Recordemos que el millonario que lo puede hacer casi todo con su dinero, tiene problemas y dolores mortales y físicos que no pueden remediar. Los hospitales de todos los países, no importa en qué se rijan éstos, están siempre colmados de pacientes. La ciencia médica siempre ha realizado denodados esfuerzos por alcanzar a las enfermedades, y éstas no se dejan alcanzar. Cuando se ha descubierto el antídoto eficaz para ciertas enfermedades llamadas 1

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LECCIÓN Nº 18

Apreciado estudiante:

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Esta vez vamos a analizar lo que es la caridad bien entendida. Una enseñanza despiadada nos ha sido dada anteriormente en el sentido de que no debemos dar limosna al mendigo “porque se mal acostumbra”. Lo cierto es que desde que el dolor llegó a nuestro planeta hace dieciocho millones de años, existen los mendigos y ahora, después de ese tiempo, estamos tratando de que no se “mal acostumbren”.

Por otro parte, hay quien no está de acuerdo con este tipo de limosna “porque con eso no se resuelven los problemas” o porque “al dar veinte centavos nos consideramos que ya lo hicimos todo por ese mendigo”.

Es claro que eso no resuelve el problema, pero no olvidemos que esos vehículos están así por efecto kármico de procederes de una pasada existencia, estarán así hasta que cumplan con la Ley, pero eso no impide el que nos compadezcamos de ellos y aliviemos en parte su terrible situación. Ellos en vidas pasadas tuvieron muchas comodidades, pero hicieron mal uso de su posición económica, perjudicando a otras personas de ambos sexos, y ahora están en un aprendizaje doloroso en la Escuela de la Vida.

Según cómo hayan aprovechado esta lección, y según el DHARMA que realicen, las buenas obras que efectúen ayudando a otros con lo poco que tienen o pueden hacer, ya en la próxima existencia llegarán a esta Escuela en mejores condiciones.

Surge la siguiente pregunta: ¿estaría yo en esta triste situación en algunas de mis pasadas vidas? ¿O alguno de mis parientes? Y esta otra: ¿Y en los países de distinto régimen, donde el gobierno se hace cargo de los menesterosos? Diremos, nadie se escapa del aprendizaje. Muchas son las veces en que los sistemas sociales impuestos por los hombres son utilizados con instrumentos de la Ley del Karma, sin querer indicar esto que las leyes superiores estén de acuerdo con lo que nosotros, simples mortales, dispongamos en cuanto a la forma de gobernarnos.

En cualquiera de los sistemas de vida que formemos los seres humanos, las leyes cósmicas siempre se cumplen. Recordemos que el millonario que lo puede hacer casi todo con su dinero, tiene problemas y dolores mortales y físicos que no pueden remediar. Los hospitales de todos los países, no importa en qué se rijan éstos, están siempre colmados de pacientes. La ciencia médica siempre ha realizado denodados esfuerzos por alcanzar a las enfermedades, y éstas no se dejan alcanzar. Cuando se ha descubierto el antídoto eficaz para ciertas enfermedades llamadas

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incurables, surgen de pronto otras desconocidas, como un reto constante hacia aquélla. ¿Y las enfermedades llamadas incurables? ¿Cuántos millones han invertido en su estudio, sin llegar a una solución definitiva de salud mundial?

Y esto es sólo una parte de los males del mundo. Es la Ley del Karma en acción.

Para tanto dolor existe una gran solución: CAPITALIZANDO DHARMA A TRAVES DEL SACRIFICIO POR LA HUMANIDAD DOLIENTE.

Es claro que todos estamos sometidos al dolor, y de acuerdo a la lógica formal, cualquiera puede deducir que lo correcto es que cada quien realice los esfuerzos necesarios para remediar SU propio sufrimiento. Otro caso de falsa ayuda es resolver los problemas a un ocioso, o colaborar con alguien para sus vicios. Por todas estas razones decimos que no ayudamos a nadie sino a nosotros mismos al sacrificarnos por la humanidad.

Por eso está el Sacrificio como uno de los tres factores de la Revolución de la Conciencia para conquistar la MAESTRÍA.

Por eso no existen los Maestros ociosos, pues como discípulos han adquirido la responsabilidad de proyectar sabiamente la energía, no solamente en su propio beneficio sino en el de los demás, donde el impulso es el AMOR y no la CODICIA.

Por eso los Maestros son GUÍAS de la humanidad, porque durante su discipulado se han preocupado por participar a otros de esa lucecita que recibieron y que les llevó más tarde al eterno conocimiento, a la sabiduría del MAESTRO DE MISTERIOS MAYORES, según aquel proverbio del Gran Maestro de Galilea: “Si en lo poco es fiel, en lo mucho le pondré”.

Por eso, todos cuantos estamos en posesión de este conocimiento, y en distintas escalas internas (en el plano físico no existen las distinciones), y en una u otra forma, trabajamos desinteresadamente por llevar esta enseñanza a otros seres humanos, el factor dinero interviene en la labor, utilizado sabiamente en la difusión de la misma, a sabiendas de que en la etapa actual de nuestro planeta se avanza más rápido con este factor, que sin él.

Necio sería de nuestra parte, querer llegar a todos los rincones del planeta subestimando la influencia que tiene el dinero en todos los actos de la vida actual. No llegaríamos ni a la puerta de nuestra casa. No obstante, gran parte de la labor realizada por nuestros maestros e instructores es sin remuneración; y quienes se dedican por entero a la Causa, resuelven sus necesidades, con la colaboración de algunos miembros de buena voluntad; no precisamente porque éstos tengan en abundancia, sino porque sienten el deber y la honda satisfacción de hacer lo SUYO

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por la Gran Causa. Es una de las formas en que ellos trabajan con el tercer factor. Con ello ganan dharma y eliminan karma.

EVOLUCIÓN

Ahora, apreciable discípulo, pasamos a un tema distinto.

Desde el punto de vista rigurosamente académico, la palabra evolución significa desarrollo, construcción, progresión, adelanto, avance, edificación, dignificación, etc. Refirámonos a MANAS o ALMA HUMANA que estudiamos en nuestra clase sobre los siete cuerpos, de los cuales, el cuerpo denso, el físico, es el único que generalmente se tiene conciencia.

En MANAS ocurre un interesantísimo desdoblamiento, existe un segmento que denominamos ESENCIA, y que en definitiva, es la que mora en nuestros cuerpos Mental, Astral, Etérico y Físico.

Pero concentrémonos en esa esencia y olvidémonos de esos cuerpos, olvidémonos incluso de la personalidad humana.

Retrocedamos en muchos millones de años. Lleguemos al comienzo de todo (refiriéndonos, por supuesto, a determinada esencia, o cada esencia).

En un principio esta chispa divina es enviada a evolucionar por los reinos de la naturaleza. Aquélla en sí misma es pura, pues está más allá del bien y del mal. Necesita adquirir experiencia con el fin de que un día muy lejano, en unión con sus principios superiores de donde emanó, alcance el grado de Maestro perfecto.

Para tal fin comienza una etapa evolutiva en el reino mineral, en el cual recibe un cuerpo físico correspondiente a ese reino y como un elemental mineral, a través de un tiempo muy lento, va adquiriendo la experiencia necesaria, cambiando incesantemente de cuerpos bajo la guía de los DEVAS o maestros que han escogido esa zona de la Naturaleza para ayudar a esas Esencias en su peregrinaje, sacrificándose en esa forma por esos seres que necesitan de su orientación.

Después de un tiempo excesivamente largo, después de la aprobación de los Devas, la Esencia pasa por determinadas puertas atómicas, a una escala superior en el reino vegetal.

Ingresa en este reino a tomar la necesaria experiencia, que se efectuará en un tiempo distinto, más rápido que el anterior, pero muy lento en comparación con el nuestro. Aquí nos encontramos con los Elementales Vegetales. Elementales inocentes de imprescindible participación en la ciencia llamada ELEMENTO TERAPIA, que

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muy pronto conocerán nuestros estudiantes, con la cual podrán encontrar solución a sus enfermedades o a las de sus familiares.

En este reino la esencia, en su forma elemental vegetal, recibe instrucciones de parte de los Devas encargados de esa zona, y después de muchos miles de años, le es permitida la entrada al reino animal, donde tiene también que cambiar incesantemente los cuerpos, naciendo y muriendo; y lo más importante, adquiriendo el conocimiento, la experiencia de la ciencia de ese reino, en un tiempo menos lento que el anterior, pero excesivamente lento con relación al nuestro.

Después de millares de años, le es permitido el acceso al reino humano, donde recibe el intelecto por primera vez y con éste el libre albedrío; al mismo tiempo que las leyes del karma y dharma le van enseñando la forma correcta de proceder.

Así transcurre el ciclo de 108 existencias, unas veces sufriendo más, otras veces menos, pero el fin y al cabo la experiencia va quedando.

Ahora nos explicamos por qué hay distintos niveles de comprensión humana; por qué hay distintos grados de bondad, de maldad, de inteligencia, etc.

Pero existe una pregunta flotando desde hace mucho: ¿Qué ocurre después de las 108 vidas? Obviamente urge enfatizar la idea trascendental de que la Ley de la Antítesis es coexistencial con cualquier proceso crudamente natural. Este concepto de contenido es absolutamente irrecusable. Por ejemplo: día y noche; luz y tiniebla; construcción y destrucción; crecimiento y decrecimiento, etc.

Necesario es que hablemos de la Ley de INVOLUCIÓN. Esta palabra significa de acuerdo al enfoque gramatical: progresión a la inversa, retrospección, retroceso, destrucción, degeneración, decadencia, etc.

La exclusión de cualquiera de estas dos leyes -Evolución e Involución- originaría la estática, el quietismo, la parálisis radical de los mecanismos naturales.

Existe evolución en la planta que germina, se desarrolla y crece. Existe involución en el vegetal que decrece y envejece lentamente hasta convertirse en un montón de leña.

Existe evolución de todo organismo que se gesta, nace y se desarrolla; existe involución en toda criatura que caduca y muere.

Existe evolución en cualquier unidad cósmica que surge del caos; existe involución en todo planeta en estado de consunción llamado a convertirse en luna, cadáver.

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Hay evolución en toda civilización ascendente; hay involución en cualquier cultura descendente.

Es ostensible que estas dos citadas leyes constituyen el eje mecánico, fundamental de la naturaleza.

Incuestionablemente sin tal eje básico no podrían girar los ejes de los mecanismos naturales. La vida se procesa en oleadas que rotan con el Arcano Diez del Tarot.

Oleadas esenciales inician su evolución en el reino mineral; prosiguen con el estado vegetal; continúan en la escala animal y por último alcanzan el nivel de tipo humano, de intelectivo.

Oleadas de vida descienden luego involucionando dentro del interior del organismo planetario. Egos que toman formas animaloides, vegetaloides y mineraloides.

Este proceso involutivo está sabiamente simbolizado en muchos escritos antiguos.

Mucho se ha dicho de la doctrina de la Trasmigración de las almas, expuesto por el señor Krishna, gran Avatara de la tierra sagrada de los Vedas, hace unos tres mil años.

Incuestionablemente aquellos que fracasan durante su ciclo de manifestación dentro del estado humano, aquellos que no logren la autorrealización dentro del número de existencias asignadas, es obvio que descienden dentro del reino mineral sumergido, al Avitchi Indostán, al Tartarus Griego, al Averno Romano, o Infiernos atómicos los Cristianos.

Resulta palmario y evidente que la involución dentro de las entrañas del planeta en que vivimos, es terriblemente dolorosa y lenta.

Recapitular procesos animales, vegetaloides y mineraloides en vía francamente degenerativa, no es ciertamente nada agradable, pues será controlada por la ley del MICRO KARMA.

La recapitulación vegetaloide entre las entrañas de la tierra es espantosa; los que por tales procesos pasan, parecen al ojo del clarividente, sombras que se deslizan en sufrimientos inenarrables.

La recapitulación involutiva descendente mineral entre las entrañas del mundo en que vivimos, es más amarga que la muerte misma, las criaturas se fosifican, se

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mineralizan y se desintegran lentamente entre tormentos imposibles de explicar con palabras.

Este proceso está sabiamente simbolizado en las nueve esferas sumergidas que menciona el Dante en su Inmortal obra La Divina Comedia.

En el Arcano Diez del Tarot se ve a Tiphon Baphometo descendiendo involucionante por el lado izquierdo de la rueda del Samsara; y por el lado derecho asciende Anubis, evolucionante.

En el noveno círculo Dantesco encontramos el simbólico crisol que separa “al material tosco del oro”, los millares de Yoes son reducidos a polvareda cósmica, produciéndose lo que en simbología cristiana se llama la muerte segunda, mientras que la esencia se escapa, resurge a la luz del sol, para recapitular procesos similares en forma evolutiva ascendente, ya como elementales inocentes y felices, por las escalas mineral, vegetal, animal y humana. Siempre se le asignan 108 vidas, mientras que en los reinos anteriores, cambian de cuerpos millones de veces.

Este nuevo proceso evolutivo se produce en una octava superior a la anterior. Esto significa que el Elemental correspondiente se hallará indudablemente dentro de cada etapa con un estado de conciencia superior al que tenía cuando iniciaba evolución similar en el anterior ciclo de manifestación; y al llegar al estado humano, durante las 108 existencias, se desenvolverá en esa octava superior.

Después de cada época humana, de acuerdo con las leyes de tiempo, espacio y movimiento, gira inevitablemente la rueda del arcano diez del Tarot; entonces resulta manifiesto que la esencia, junto con muchas otras, inicia nuevo descenso en oleadas involucionantes para reascender evolutivamente más tarde, en octavas cada vez más altas del caracol de la existencia.

Tres mil veces gira la rueda del Samsara, tres mil ciclos completos se le asignan a cada esencia, en cada uno de los cuales evoluciona hasta el estado humano, e involuciona hasta el reino mineral sumergido.

Las tres mil vueltas de la rueda se procesan siempre en muchos días cósmicos y en variados escenarios universales ofreciendo infinitas posibilidades de auto- realización.

Encima de la rueda del arcano diez, se encuentra una esfinge adornada con una corona de nueve puntas metálicas. Tal figura Egipcia ostensiblemente no se encuentra ubicada ni a la derecha ni a la izquierda de la gran rueda.

La esfinge en sí representa los cinco elementos de la naturaleza; la cabeza de hombre, el elemento agua; las alas del águila, elemento aire; las patas traseras del

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buey, el elemento tierra; las garras delanteras del león, el elemento fuego; y el bastón sostenido con sus garras, el elemento éter. La corona de nueve puntas metálicas, nos habla claramente de la novena esfera, del trabajo esotérico de la fragua encendida de Vulcano, donde se fabrican los cuerpos solares, el nacimiento esotérico, el primer factor de la revolución de la Conciencia.

Obviamente esa hierática imagen, tan apartada de las leyes evolutivas e involutivas simbolizadas en los lados derecho e izquierdo de la rueda, nos está indicando la senda de la Revolución de la Conciencia, la sabiduría Iniciática Real que siempre se ha conocido en los Templos de Misterios de Egipto, Grecia, Roma, México Azteca, etc.

Sólo entrando por el camino de la rebelión íntima, sólo apartándonos de las sendas evolutivas e involutivas de la rueda del Samsara, podremos convertirnos en verdaderos Maestros.

La rueda del Samsara es el círculo vicioso de muertes y nacimientos.

Salirse de ese círculo es cardinal y necesario.

PRACTICA DE DESDOBLAMIENTO

Si a cualquier hora de la noche, durante el sueño cotidiano, te despiertas trayendo el recuerdo de que te encontrabas en astral de un determinado sitio, NO TE MUEVAS, cierra los ojos y utiliza el poder de tu imaginación y concentración. Concéntrate en el mismo sitio, traslada tu conciencia al mismo, olvidándote completamente de tu cuerpo físico. Trata de caminar con tu imaginación por el sitio del sueño, pero ahora ya con conciencia. Al tener éxito, irás nuevamente en cuerpo astral a dicho sitio.

Cada vez que salgas en Astral, ruega a tu Real Ser, el Atman, asÍ: “Padre mío, Tú que eres mi Real Ser, te pido que me transportes a un Templo de Sabiduría de la Logia Blanca”. Luego das un salto y tu Padre Interno te guía. En las puertas del Templo, cruzarás tus brazos sobre el pecho (brazo derecho sobre izquierdo) y dirás a los guardianes las palabras de pase: YAKIN (a tu derecha) y BOAZ (a tu izquierda).

Atentamente,

EL Instructor

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