18 Cuentos Para Niños y Niñas

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18 CUENTOS PARA NIÑOS Y NIÑAS La casa pequeña Erika Lista Había una vez una niña llamada Martina que vivía en una casa muy pero muy pequeña. No podía invitar a sus amigas porque no había lugar para jugar a las muñecas y divertirse. Martina le pide a su papá permiso para jugar en casa de sus amigas Micaela, Camila y Luzmila. De tanto ir y venir Martina se empezó a aburrir, se cansaba porque no tenía otra cosa. Un día para ir a jugar salió por la puerta de atrás de su casa. Caminó por el jardín, hasta llegar a la casa de su amiga, se dio cuenta igual que la caminata era grande y larga. El jardín de la casa de Martina era grande, con rico aroma de las flores que plantaba su papá: margaritas, rosas, malvones y alegrías. Desde entonces se dio cuenta que podía invitar a sus amigas a jugar en el jardín de su casa. Se puso muy feliz. Volviendo a la escuela Nadia Recuero En una chacra cerca de la ciudad vivían Yerson y Pablo. Todo el mundo estaba triste por la sequía. Los campos no estaban verdes, estaban amarillos; los arroyos secos, no se podía ni pescar. Un día comenzó a quedar nublado y la lluvia llegó. Yerson y Pablo contentos, comenzaron a mojarse bajo la lluvia.

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los cuentos bienen con su respectivo dibujo

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18 CUENTOS PARA NIOS Y NIASLa casa pequeaErika ListaHaba una vez una nia llamada Martina que viva en una casa muy pero muy pequea. No poda invitar a sus amigas porque no haba lugar para jugar a las muecas y divertirse. Martina le pide a su pap permiso para jugar en casa de sus amigas Micaela, Camila y Luzmila. De tanto ir y venir Martina se empez a aburrir, se cansaba porque no tena otra cosa.Un da para ir a jugar sali por la puerta de atrs de su casa.Camin por el jardn, hasta llegar a la casa de su amiga, se dio cuenta igual que la caminata era grande y larga.El jardn de la casa de Martina era grande, con rico aroma de las flores que plantaba su pap: margaritas, rosas, malvones y alegras.Desde entonces se dio cuenta que poda invitar a sus amigas a jugar en el jardn de su casa. Se puso muy feliz.

Volviendo a la escuelaNadia RecueroEn una chacra cerca de la ciudad vivan Yerson y Pablo.Todo el mundo estaba triste por la sequa.Los campos no estaban verdes, estaban amarillos; los arroyos secos, no se poda ni pescar.Un da comenz a quedar nublado y la lluvia lleg.Yerson y Pablo contentos, comenzaron a mojarse bajo la lluvia.Llovi durante varios das y el arroyo se inund.Los nios no podan ir a la escuela.Los vecinos quisieron ayudarlos, cada uno aport algo para hacer un bote.Ana prest la madera, Nstor los clavos, Diego un martillo y Nadia una sierra.Entre todos hicieron un bote y los nios pudieron ir a la escuela.La educacin es un derecho que todos los nios tenemos.

LA BOBINA MARAVILLOSA

Erase un principito que no quera estudiar. Cierta noche, despus de haber recibido una buena regaina por su pereza, suspiro tristemente, diciendo:

Ay! Cundo ser mayor para hacer lo que me apetezca?Y he aqu que, a la maana siguiente, descubri sobre su cama una bobina de hilo de oro de la que sali una dbil voz:Trtame con cuidado, prncipe.

Este hilo representa la sucesin de tus das. Conforme vayan pasando, el hilo se ira soltando. No ignoro que deseas crecer pronto... Pues bien, te concedo el don de desenrollar el hilo a tu antojo, pero todo aquello que hayas desenrollado no podrs ovillarlo de nuevo, pues los das pasados no vuelven.

El prncipe, para cerciorarse, tiro con mpetu del hilo y se encontr convertido en un apuesto prncipe. Tiro un poco mas y se vio llevando la corona de su padre. Era rey! Con un nuevo tironcito, inquiri:

Dime bobina Cmo sern mi esposa y mis hijos?

En el mismo instante, una bellsima joven, y cuatro nios rubios surgieron a su lado. Sin pararse a pensar, su curiosidad se iba apoderando de l y sigui soltando mas hilo para saber como serian sus hijos de mayores.

De pronto se miro al espejo y vio la imagen de un anciano decrpito, de escasos cabellos nevados. Se asusto de s mismo y del poco hilo que quedaba en la bobina. Los instantes de su vida estaban contados! Desesperadamente, intento enrollar el hilo en el carrete, pero sin lograrlo.

Entonces la dbil vocecilla que ya conoca, hablo as:

Has desperdiciado tontamente tu existencia. Ahora ya sabes que los das perdidos no pueden recuperarse. Has sido un perezoso al pretender pasar por la vida sin molestarte en hacer el trabajo de todos los das. Sufre, pues tu castigo.

El rey, tras un grito de pnico, cay muerto: haba consumido la existencia sin hacer nada de provecho.

EL MUECO DE NIEVE

Haba dejado de nevar y los nios, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recin formada.

La hija del herrero, tomando puados de nieve con sus manitas hbiles, se entrego a la tarea de moldearla.

Har un mueco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.

Le salio un niito precioso, redondo, con ojos de carbn y un botn rojo por boca. La pequea estaba entusiasmada con su obra y convirti al mueco en su inseparable compaero durante los tristes das de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba...

Pero pronto los das empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El mueco se fundi sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botn rojo. La nia lloro con desconsuelo.

Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran leccin: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazn en cosas perecederas.

EL CEDRO VANIDOSO

Eraseuna vez un cedro satisfecho de su hermosura.

Plantado en mitad del jardn, superaba en altura a todos los dems rboles. Tan bellamente dispuestas estaban sus ramas, que pareca un gigantesco candelabro.

Plantado en mitad del jardn, superaba en altura a todos los dems rboles. Tan bellamente dispuestas estaban sus ramas, que pareca un gigantesco candelabro.

Si con lo hermoso que soy diera adems fruto, se dijo, ningn rbol del mundo podra compararse conmigo.

Y decidi observar a los otros rboles y hacer lo mismo con ellos. Por fin, en lo alto de su erguida copa, apunto un bellsimo fruto.

Tendr que alimentarlo bien para que crezca mucho, se dijo.

Tanto y tanto creci aquel fruto, que se hizo demasiado grande. La copa del cedro, no pudiendo sostenerlo, se fue doblando; y cuando el fruto maduro, la copa, que era el orgullo y la gloria del rbol, empez a tambalearse hasta que se troncho pesadamente.

A cuantos hombres, como el cedro, su demasiada ambicin les arruina!

LA GATA ENCANTADA

Erase un prncipe muy admirado en su reino. Todas las jvenes casaderas deseaban tenerle por esposo. Pero el no se fijaba en ninguna y pasaba su tiempo jugando con Zapaquilda, una preciosa gatita, junto a las llamas del hogar.

Un da, dijo en voz alta:

Eres tan cariosa y adorable que, si fueras mujer, me casara contigo.

En el mismo instante apareci en la estancia el Hada de los Imposibles, que dijo:

Prncipe tus deseos se han cumplido

El joven, deslumbrado, descubri junto a el a Zapaquilda, convertida en una bellsima muchacha.

Al da siguiente se celebraban las bodas y todos los nobles y pobres del reino que acudieron al banquete se extasiaron ante la hermosa y dulce novia. Pero, de pronto, vieron a la joven lanzarse sobre un ratoncillo que zigzagueaba por el saln y zamprselo en cuanto lo hubo atrapado.

El prncipe empez entonces a llamar al Hada de los Imposibles para que convirtiera a su esposa en la gatita que haba sido. Pero el Hada no acudi, y nadie nos ha contado si tuvo que pasarse la vida contemplando como su esposa daba cuenta de todos los ratones de palacio.

LA SEPULTURA DEL LOBO

Hubo una vez un lobo muy rico pero muy avaro. Nunca dio ni un poco de lo mucho que le sobraba. Sintindose viejo, empez a pensar en su propia vida, sentado a la puerta de su casa.

Podras prestarme cuatro medidas de trigo, vecino? Le pregunto el burrito.

Te dar; ocho, si prometes velar por mi sepulcro en las tres noches siguientes a mi entierro.

Muri el lobo pocos das despus y el burrito fue a velar en su sepultura. Durante la tercera noche se le uni el pato que no tenia casa. Y juntos estaban cuando, en medio de una espantosa rfaga de viento, llego el aguilucho que les dijo:

Si me dejis apoderarme del lobo os dar una bolsa de oro.

Ser suficiente si llenas una de mis botas. Dijo el pato que era muy astuto.

El aguilucho se marcho para regresar en seguida con un gran saco de oro, que empez a volcar sobre la bota que el sagaz pato haba colocado sobre una fosa. Como no tenia suela y la fosa estaba vaca no acababa de llenarse. El aguilucho decidi ir entonces en busca de todo el oro del mundo.

Y cuando intentaba cruzar un precipicio con cien bolsas colgando de su pico, fue a estrellarse sin remedio.

Amigo burrito, ya somos ricos. Dijo el pato. La maldad del Aguilucho nos ha beneficiado.

Y todos los pobres de la ciudad. Dijo el borrico, por que con ellos repartiremos el oro.

EL PAPEL Y LA TINTA

Estaba una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella, cuando una pluma, baada en negrisima tinta, la mancho llenandola de palabras.

No podrias haberme ahorrado esta humillacion? Dijo enojada la hoja de papel a la tinta. Tu negro infernal me ha arruinado para siempre.

No te he ensuciado. Repuso la tinta. Te he vestido de palabras. Desde ahora ya no eres una hoja de papel, sino un mensaje. Custodias el pensamiento del hombre. Te has convertido en algo precioso.

En efecto, ordenando el despacho, alguien vio aquellas hojas esparcidas y las junto para arrojarlas al fuego. Pero reparo en la hoja "sucia" de tinta y la devolvio a su lugar porque llevaba, bien visible, el mensaje de la palabra. Luego, arrojo las demas al fuego.

EL NUEVO AMIGO

Erase un crudo da de invierno. Caa la nieve, soplaba el viento y Belinda jugaba con unos enanitos en el bosque. De pronto se escucho un largo aullido.

Que es eso? Pregunto la nia .

Es el lobo hambriento. No debes salir porque te devorara le explico el enano sabio.

Al da siguiente volvi a escucharse el aullido del lobo y Belinda , apenada, pens que todos eran injustos con la fiera. En un descuido de los enanos, salio, de la casita y dejo sobre la nieve un cesto de comida.

Al da siguiente ceso de nevar y se calmo el viento. Salio la muchacha a dar un paseo y vio acercarse a un cordero blanco, precioso.

Hola, hola! Dijo la nia. Quieres venir conmigo?

Entonces el cordero salto sobre Belinda y el lobo, oculto se lanzo sobre el, alcanzndole una dentellada. La astuta y maligna madrastra, perdi la piel del animal con que se haba disfrazado y escapo lanzando espantosos gritos de dolor y miedo.

Solo entonces el lobo se volvi al monte y Belinda sinti su corazn estremecido, de gozo, mas que por haberse salvado, por haber ganado un amigo.

EL HONRADO LEADOR

Haba una vez un pobre leador que regresaba a su casa despus de una jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el ro, se le cayo el hacha al agua.

Entonces empez a lamentarse tristemente: Como me ganare el sustento ahora que no tengo hacha?

Al instante oh, maravilla! Una bella ninfa apareca sobre las aguas y dijo al leador:

Espera, buen hombre: traer tu hacha.

Se hundi en la corriente y poco despus reapareca con un hacha de oro entre las manos. El leador dijo que aquella no era la suya. Por segunda vez se sumergi la ninfa, para reaparecer despus con otra hacha de plata.

Tampoco es la ma dijo el afligido leador.

Por tercera vez la ninfa busco bajo el agua. Al reaparecer llevaba un hacha de hierro.

Oh gracias, gracias! Esa es la ma!

Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos. Has preferido la pobreza a la mentira y te mereces un premio.

EL CABALLO AMAESTRADO

Un ladrn que rondaba en torno a un campamento militar, robo un hermoso caballo aprovechando la oscuridad de la noche. Por la maana, cuando se diriga a la ciudad, paso por el camino un batalln de dragones que estaba de maniobras. Al escuchar los tambores, el caballo escapo y, junto a los de las tropa, fue realizando los fabulosos ejercicios para los que haba sido amaestrado.

Este caballo es nuestro! Exclamo el capitn de dragones. De lo contrario no sabra realizar los ejercicios. Lo has robado tu? Le pregunto al ladrn.

Oh, yo...! Lo compre en la feria a un tratante...

Entonces, dime como se llama inmediatamente ese individuo para ir en su busca, pues ya no hay duda que ha sido robado.

El ladrn se puso nervioso y no acertaba a articular palabra. Al fin, vindose descubierto, confeso la verdad.

Ya me pareca a m exclamo el capitn Que este noble animal no poda pertenecer a un rufin como tu!

El ladrn fue detenido, con lo que se demuestra que el robo y el engao rara vez quedan sin castigo.

LA RATITA BLANCA

El Hada soberana de las cumbres invito un da a todas las hadas de las nieves a una fiesta en su palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de armio y guiando sus carrozas de escarcha. Pero una de ellas, Alba, al or llorar a unos nios que vivan en una solitaria cabaa, se detuvo en el camino.

El hada entro en la pobre casa y encendi la chimenea. Los nios, calentndose junto a las llamas, le contaron que sus padres hablan ido a trabajar a la ciudad y mientras tanto, se moran de fro y miedo.

-Me quedare con vosotros hasta el regreso de vuestros padres -prometi ella.

Y as lo hizo; a la hora de marchar, nerviosa por el castigo que poda imponerle su soberana por la tardanza, olvido la varita mgica en el interior de la cabaa. El Hada de las cumbres contemplo con enojo a Alba.

Cmo? ,No solo te presentas tarde, sino que adems lo haces sin tu varita? Mereces un buen castigo!

Las dems hadas defendan a su compaera en desgracia.

-Ya se que Alba tiene cierta disculpa. Ha faltado, s, pero por su buen corazn, el castigo no ser eterno. Solo durara cien aos, durante los cuales vagara por el mundo convertida en ratita blanca.

Amiguitos, si veis por casualidad a una ratita muy linda y de blancura deslumbrante, sabed que es Alba, nuestra hadita, que todava no ha cumplido su castigo...

NUEZ DE ORO

La linda Maria, hija del guardabosques, encontr un da una nuez de oro en medio del sendero.

-Veo que has encontrado mi nuez.Devulvemela -dijo una voz a su espalda.

Mara se volvi en redondo y fue a encontrarse frente a un ser diminuto, flaco, vestido con jubn carmes y un puntia-gudo gorro. Podra haber sido un nio por el tamao, pero por la astucia de su rostro comprendi la nia que se trataba de un duendecillo.

-Vamos, devuelve la nuez a su dueo, el Duende de la Floresta -insisti, inclinndose con burla.

-Te la devolver si sabes cuantos pliegues tiene en la corteza. De lo contrario me la quedar, la vender y podr comprar ropas para los nios pobres, porque el invierno es muy crudo.

-Djame pensar..., tiene mil ciento y un pliegues!

Mara los cont. El duendecillo no se haba equivocado! Con lgrimas en los ojos, le alarg la nuez.

-Gurdala -le dijo entonces el duende-: tu generosidad me ha conmovido. Cuando necesites algo, pdeselo a la nuez de oro.

Sin ms, el duendecillo desapareci.

Misteriosamente, la nuez de oro procuraba ropas y alimentos para todos los pobres de la comarca. Y como Mara nunca se separaba de ella, en adelante la llamaron con el encantador nombre de 'Nuez de Oro".

LA OSTRA Y EL CANGREJO

Una ostra estaba enamorada de la Luna. Cuando su gran disco de plata apareca en el cielo, se pasaba horas y horas con las valvas abiertas, mirndola.

Desde su puesto de observacin, un cangrejo se dio cuenta de que la ostra se abra completamente en plenilunio y pens comrsela.

A la noche siguiente, cuando la ostra se abri de nuevo, el cangrejo le ech dentro una piedrecilla.

La ostra, al instante, intento cerrarse, pero el guijarro se lo impidi.

El astuto cangrejo sali de su escondite, abri sus afiladas uas, se abalanz sobre la inocente ostra y se la comi.

As sucede a quien abre la boca para divulgar su secreto: siempre hay un odo que lo apresa.

CAPERUCITA Y LAS AVES

Aquel invierno fue ms crudo que de ordinario y el hambre se haca sentir en la comarca. Pero eran las avecillas quienes llevaban la peor parte, pues en el eterno manto de nieve que cubra la tierra no podan hallar sustento

Caperucita Roja, apiadada de los pequeos seres atrevidos y hambrientos, pona granos en su ventana y miguitas de pan, para que ellos pudieran alimentarse. Al fin, perdiendo el temor, iban a posarse en los hombros de su protectora y compartan el clido refugio de su casita.

Un da los habitantes de un pueblo cercano, que tambin padecan escasez, cercaron la aldea de Caperucita con la intencin de robar sus ganados y su trigo.

-Son ms que nosotros -dijeron los hombres-. Tendramos que solicitar el envo de tropas que nos defiendan.-Pero es imposible atravesar las montaas nevadas; pereceramos en el camino -respondieron algunos.

Entonces Caperucita le habl a la paloma blanca, una de sus protegidas. El avecilla, con sus ojitos fijos en la nia, pareca comprenderla. Caperucita Roja at un mensaje en una de sus patas, le indic una direccin desde la ventana y lanz hacia lo alto a la paloma blanca.

Pasaron dos das. La nia, angustiada, se preguntaba si la palomita habra sucumbido bajo el intenso fro. Pero, adems, la situacin de todos los vecinos de la aldea no poda ser ms grave: sus enemigos haban logrado entrar y se hallaban dedicados a robar todas las provisiones.

De pronto, un grito de esperanza reson por todas partes: un escuadrn de cosacos envueltos en sus pellizas de pieles llegaba a la aldea, poniendo en fuga a los atacantes.

Tras ellos lleg la paloma blanca, que haba entregado el mensaje. Caperucita le tendi las manos y el animalito, suavemente, se dej caer en ellas, con sus ltimas fuerzas. Luego, sintiendo en el corazn el calor de la mejilla de la nia, abandon este mundo para siempre.

EL GRANJERO BONDADOSO

Un anciano rey tuvo que huir de su pas asolado por la guerra. Sin escolta alguna, cansado y hambriento, lleg a una granja solitaria, en medio del pas enemigo, donde solicit asilo. A pesar de su aspecto andrajoso y sucio, el granjero se lo concedi de la mejor gana. No contento con ofrecer una oppara cena al caminante, le proporcion un bao y ropa limpia, adems de una confortable habitacin para pasar la noche.

Y sucedi que, en medio de la oscuridad, el granjero escuch una plegaria musitada en la habitacin del desconocido y pudo distinguir sus palabras:

-Gracias, Seor, porque has dado a este pobre rey destronado el consuelo de hallar refugio. Te ruego ampares a este caritativo granjero y haz que no sea perseguido por haberme ayudado.

El generoso granjero prepar un esplndido desayuno para su husped y cuando ste se marchaba, hasta le entreg una bolsa con monedas de oro para sus gastos.

Profundamente emocionado por tanta generosidad, el anciano monarca se prometi recompensar al hombre si algn da recobraba el trono.

Algunos meses despus estaba de nuevo en su palacio y entonces hizo llamar al caritativo labriego, al que concedi un ttulo de nobleza y colm de honores. Adems, fiando en la nobleza de sus sentimientos, le consult en todos los asuntos delicados del reino.

LA AVENTURA DEL AGUA

Un da que el agua se encontraba en su elemento, es decir, en el soberbio mar sinti el caprichoso deseo de subir al cielo. Entonces se dirigi al fuego:

-Podras t ayudarme a subir mas, alto?

El fuego acept y con su calor, la volvi ms ligera que el aire, transformndola en sutil vapor.

El vapor subi ms y ms en el cielo, vol muy alto, hasta los estratos ms ligeros y fros del aire, donde ya el fuego no poda seguirlo. Entonces las partculas de vapor, ateridas de fro, se vieron obligadas a juntarse apretadamente, volvindose ms pesados que el aire y cayendo en forma de lluvia.

Haban subido al cielo invadidas de soberbia y fueron inmediatamente puestas en fuga. La tierra sedienta absorbi la lluvia y, de esta forma, el agua estuvo durante mucho, tiempo prisionera del suelo y purg su pecado con una larga penitencia.

EL LOBO

Cauto, silencioso, el lobo sali una noche del bosque atrado por el olor del rebao. Con paso lento se acerc al redil lleno de ovejas, poniendo atencin en donde pona la pata para no despertar con el ms leve ruido al dormido perro.

Sin embargo, la puso sobre una tabla y la tabla se movi. Para castigarse por aquel error, el lobo levant la pata con que habla tropezado y se la mordi hasta hacerse sangre.

Verdad, amiguitos, que este lobo fue el mejor juez de s mismo?

EL EMIR CAPRICHOSO

Hubo una vez en un lugar de la Arabia un emir sumamente rico y muy caprichoso en el comer. Los mejores cocineros de la regin trabajaban para l, forzando cada da su imaginacin para satisfacer sus exigencias.

Harto ya de tiernos faisanes y pescados raros, un da llam a su cocinero jefe y le dijo:

-Ahmed, voy a pedirte que me busques algn manjar que no haya probado nunca, porque mi apetito va decayendo. Si quieres seguir a mi servicio, tendrs que ingeniarte cmo hacerlo.

-Si me ingenio y logro sorprenderos, qu me daris?

Aquel gran glotn, repuso:

-La mano de mi bellsima hija

Al da siguiente, el propio Ahmed sirvi al Emir en una bandeja de oro, el nuevo manjar. Parecan muslos de ave adornados con una artstica guarnicin.

Comi el Emir y grit entusiasmado:

-Bravo, Ahmed! Esto es lo ms exquisito que he comido nunca. Puedes decirme qu es?

-El loro viejo que conservabais en su jaula de plata, seor.

-Tunante! Me has engaado. No te casars con mi hija!

El Gran Visir intervino en el pleito. Y puesto que el Emir haba proclamado que el manjar era exquisito, sentenci a favor del cocinero, que fue dichossimo con su hermosa princesa.

EL ASNO Y EL HIELO

Era invierno, haca mucho fro y todos los caminos se hallaban helados. El asnito, que estaba cansado, no se encontraba con nimos para caminar hasta el establo.

-Ea, aqu me quedo! -se dijo, dejndose caer al suelo. Un aterido y hambriento gorrioncillo fue a posarse cerca de su oreja y le dijo:

-Asno, buen amigo, tenga cuidado; no ests en el camino, sino en un lago helado.

-Djame, tengo sueo ! Y, con un largo bostezo, se qued dormido.

Poco a poco, el calor de su cuerpo comenz a fundir el hielo hasta que, de pronto, se rompi con un gran chasquido. El asno despert al caer al agua y empez a pedir socorro, pero nadie pudo ayudarle, aunque el gorrin bien lo hubiera querido.

La historia del asnito ahogado debera hacer reflexionar a muchos holgazanes. Porque la pereza suele traer estas consecuencias.