17. Monadología. Principios de Filosofía - Leibniz (1)

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    Monadologia

    Edicin de Julin Velarde

    CLASICOS DEL PENSAMIENTO BIBLIOTECA NUEVA

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    MONADOLOGAPRINCIPIOSDEFILOSOFA

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    CLSICOSDEL PENSAMIENTOColeccin dirigidapor

    Jacobo Muoz

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    ^ G.W. Leibniz

    MONADOLOGIAPRINCIPIOSDEFILOSOFA

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    Introduccin, traduccinynotasde

    Julin Velarde Lombraa

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    Editorial Biblioteca Nueva, S. L., Madrid, 2001Almagro, 38 - 28010 Madrid (Espaa)

    ISBN: 84-7030-983-8Depsito Legal: M-40.254-2001

    Impreso en Rogar, S. A.Impreso en Espaa -Printed in Spain

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    INTRODUCCIN.LametafsicadeLeibniz,por JULINVELAKDE LOMBRAA 11

    Hacialanocindesustancia 16Lateorade lanocin completade lasustancia . 18Lasustancia corprea 23

    Lasmnadas 43Lamnada, sustancia simple 46Lasustancia compuesta.Elcuerpo 50Lamnada dominante. Cuerpoyalma 53

    Almasyespritus (sensacinyapercepcin) 59

    BIBLIOGRAFA 6 9

    Principales edicionesde lasobrasdeLeibniz 71Principales edicionesde laMonadologia(porordencronolgico) 72

    Edicionesde laMonadologiaenespaol 76Bibliografa general 79

    CRONOLOGA 8 3

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    INTRODUCCINLametafsicadeLeibniz

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    En una de sus obras filosficas fundamentales(Nuevos Ensayos, II, pgs. 13, 20) seala Leibniz:la consideracin de la sustancia es uno de los pun-tos ms importantes y fecundos de lafilosofa.Y enparticular su nocin de sustancia le resulta tan fe-cunda que

    de ella se siguen las verdades primeras concer-nientes a Dios, al alma y a la naturaleza de loscuerpos; verdades estas, en parte conocidas, perono suficientemente demostradas, y en parte igno-radas hasta ahora, pero que, en todo caso, habrn

    de ser del mximo inters para las restantes cien-cias (G.P., IV,pg. 469).

    La metafsica, que tiene a la sustancia comoidea central, constituye en el sistema leibniciano,como tambin en el aristotlico, la filosofaprime-ra, el fundamento de los dems mbitos del saber.

    Leibniz va configurando su nocin de sustancia atravs de su confrontacin con las de otros, anti-guos y contemporneos, hasta llegar a su formula-cin ltima y ms depurada en laMonadologia. La

    Monadologiaconstituye, pues, el sistema metafsicodel ltimo Leibniz, pero no su sistema metafisi-co unitario, porque su filosofa es, no un sistema

    unitario y de tipo deductivo, como lo caracterizaRussell ([1900]; 1937), sino, como sostiene Serres(1968,1, pg. 48), ms como una red que como unacadena: ms que derivacin, hay puntos de vista,

    principios o argumentos interrelacionados; y encontra de Russell s cabe dudar de que la meta-fsica de Leibniz fue derivada por l de la lgica

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    sujeto-predicado (Russell,1937, V).S cabe poner-lo en duda, porque Leibniz defendi en la teora yejercit en la prctica la tesis de que no hay puntode vista privilegiado; que situarse en uno, sea la ma-temtica, la metafsica, la lgica o la dinmica, eslimitarse. Todos los puntos de vista (todos los mbi-tos del saber) concurren, mantienen una pluralidadsimultnea de relaciones entre s; por eso Leibnizcritica las pretensiones de sus contemporneos(Descartes, Spinoza, Thomas Albius, Abdias Treu y

    el padre Fabiy) de tratar las materias filosficasmore geomtrico (G.P.,VII,pg.166).Leibniz, al noprivilegiar ningn pinito de partida, adopta el es-quema de la combinacin, composicin, compara-cin o concurrencia de todas las cosas. Y para pro-gresar en el conocimiento Leibniz recomienda

    el ms exquisito y esencial [de nuestros conoci-mientos] sea recogido y colocado por orden, conmuchos ndices apropiados para encontrar y em-plear cada cosa all donde pueda servir (G.P., VE,pg. 178).

    De ah, concluye, que el mejor mtodo de inves-

    tigacin sea hacer el mayor nmero de compara-ciones posible y los ndices ms exactos, ms parti-cularizados y ms diversificados posibles (G. R,VII, pg. 182), habida cuenta de que no se trata deun mero registro (tipo empirista) de hechos,sino del modo (mtodo) de dirigir la razn a fin de

    buscar la trabazn entre los conocimientos (entre

    las verdades).Leibniz elabora su metafsica tomando posicin

    respecto de los modernos principalmente Gali-leo y Descartes, sin ignorar a los antiguos Aris-tteles, escolsticos y cabalistas, y en el contextohistrico-cultural de la segunda mitad del siglo xvn,cuando ha cobrdo pleno vigor el espritu de la

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    Edad Moderna. Este espritu lleva dentro de s losideales del enciclopedismo y de la unificacin delsaber: todas las parcelas del saber estn entrelaza-das y todos los conocimientos constituyen piezas

    tiles en cuanto que combinadas entre s sirvenpara la configuracin del saber nico. En este gransistema del saber hay que encajar, no slo los des-cubrimientos de los doctos europeos, sino tambinlos conocimientos que de los pueblos extra-europeossalan a la luz.

    El monogenismo cultural, compartido tanto

    por el cristianismo como por el hermetismo caba-lstico, exige, en primer lugar, la no separacin desaberes, en el sentido de que los conocimientosen un sector cientfico determinado repercutennecesariamente en los restantes.Y,en segundo lu-gar, implica la no-especializacin: el sabio delseiscientos indaga en todos los rincones del saber,

    convencido de que todos forman un nico entra-mado; de ah que los grandes pensadores del siglo xvndifcilmente se dejan encasillar de manera exclu-siva como filsofos, fsicos o matemticos, por-que para ellos lafilosofa, la fsica y las matem-ticas no formaban clases disjuntas. Galileo, Des-cartes, Mersenne, Gassendi, Leibniz, Newton oCaramuel indagan, simplemente, los principiosde la totalidad de lo real, nico objeto de conoci-miento.

    En este contexto de la Europa en la segundamitad del siglo xvn, las cuestiones teolgicas resul-taban ser fundamentales; y su solucin, determi-nante en los dems mbitos del saber. No resultaextrao, segn esto, que buena parte de las especu-laciones metafsicas de Leibniz obedezcan a plan-teamientos teolgicos, hasta el punto de que susdoctrinas metafsicas maduras Discurso de Meta-

    fsica (1686) yMonadologa (1714) fueron elabo-radas, en buena medida, para resolver determina-

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    dos problemas teolgicos. As, por ejemplo (F. C.,pg. 392; D., I, pg. 719), Leibniz presenta comoaval de su concepcin de la sustancia corpreafrente a la concepcin mecanicista el que ella re-

    suelve el problema teolgico de la transustancia-cin (el misterio de la Eucarista).

    HACIA LA NOCIN DE SUSTANCIA

    Para modificar la nocin mecanicista de sus-tancia corprea Leibniz se apoya en Aristteles. lest de acuerdo con los modernos en que las pro-

    piedades d los cuerpos son reducibles al movi-miento de la materia, y en que todos los fenmenoscorpreos se pueden explicar mecnicamente. Peroa partir de ah surge el desacuerdo: La causa prime-ra del movimiento es, segn Descartes (Principia

    Philosophiae,en Adam-Tannery[eds.],Oeuvres,JX-2,pgs. 83-85), Dios. l cre, en un principio, la ma-teria con una cantidad de reposo y movimiento.A partir de esa inmutabilidad divina deduce Des-cartes las leyes de la naturaleza, que son causas se-gundas, y sirven para explicar todos los fenmenos

    naturales y la estructura del universo. Lafuentedelmovimiento es, pues, exterior al cuerpo (dimanadel primer empujn que dio Dios); y el cuerpo es,

    para Descartes, esencialmente extensin:resexten-sa.Por consiguiente, todo en el universo se reducea un problema de mecnica: los cristales, las plan-tas, los animales, el hombre mismo, todos los seres

    fsicos, en su organismo y en sus funciones quedansujetos a las leyes de la mecnica.Para Leibniz, en cambio, si la causa del movi-

    miento no reside en la naturaleza corprea, enton-ces, estrictamente hablando, el movimiento no per-tenece a su naturaleza, ya que toda sustancia, quesea tal, debe ser autosuficiente respecto de sus pro-

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    piedades esenciales. Para hacer de la sustancia cor-prea propiamente sustancial Leibniz echa manode la doctrina aristotlica de laforma sustancial, yhace la distincin entremateriaycuerpo.La mate-

    ria no es ms que la impenetrabilidad y la exten-sin; materia inerte, sin principio alguno de activi-dady,por tanto, sin movimiento. El cuerpo es macombinacin de materia y un principio de activi-dad, causa del movimiento: la forma sustancial deAristteles, entendida, no en el sentido en que lohacen los escolsticos que la forma es algo in-

    corpreo, sino como nsita en la materia yconstituyendo el cuerpo; la forma es, pues, elprincipio del movimiento en su cuerpo, y el cuer-po mismo es el principio del movimiento en otrocuerpo(G. P., I, pg. 22).La nocin de cuerpo, exi-ge, segn Leibniz, aadir a la nocin de extensinun principio de accin: la forma sustancial o men-

    te, borrando as la referencia a Dios como la cau-sa del movimiento en los cuerpos. Segn esto, losseres humanos, los animales, las plantas e inclusolos elementos qumicos, todos son sustancias, porcuanto que estn constituidos de forma (o mente) ymateria, en donde la primera acta constantemen-te sobre la segunda, y al hacerlo as produce una

    unidad. En este modelo el elemento activo (mente)no puede actuar por s mismo, independientemen-te del elemento pasivo (materia), sino a travs de lamateria que organiza. Sin duda, Leibniz reconoce aDescartes, la extensin es un atributo del cuerpo;

    pero, contra Descartes, sostiene Leibniz: 1) la ex-tensin no esel principal atributodel cuerpo, ya quede ella no resultan las dems propiedades del cuer-

    po: ni el movimiento o accin ni la resistencia opasin pueden ser derivados deella.Ni las leyes na-turales que se observan en el movimiento y en la co-lisin de los cuerpos surgen del solo concepto deextensin(G. P.,I, pg. 26);2)no es debido a la ex-

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    tensin por lo que los cuerpos son sustancias. Cadasustancia es una unin hiposttica de mente (for-ma) y materia en constante relacin. Y, si esto esas,la fsica cartesiana basada exclusivamente en

    la extensin no sirve para explicar el movimientode los cuerpos. La sola consideracin de una masaextendida no basta para dar cuenta de las leyes dela naturaleza; es necesario aadir algo ms quetenga relacin con las almas y que se denomina co-mnmente forma sustancial (G.P., IV,pg. 436).

    Leibniz, al sostener que la esencia del cuerpo

    consiste, no en su extensin, sino en la forma sus-tancial (o mente), restablece la idea de sustancia,de modo que en lugar de dos mundos el mundo delos cuerpos y el mundo de los espritus que sedesparraman en un flujo de fenmenos incompren-sibles, ambos subsisten constituyendo un todo con-sistente de seres creados.

    LA TEORA DE LA NOCIN COMPLETA

    DE LA SUSTANCIA

    Durante el perodo de su estancia en Pars(1672-1676), como resultado, por una parte, de susinvenciones matemticasy,por otra, de la contes-tacin con las corrientes filosficas imperantesArnauld, Malebranche y Spinoza, principalmen-te, Leibniz aade nuevas determinaciones a sunocin de sustancia, perfilando una doctrina meta-fsica que aparece formulada, en lo esencial,en Dis-curso de metafsica (1686) y en su correspondenciacon Arnauld.

    Por su descubrimiento del clculo infinitesimal,en 1676, Leibniz alcanzar fama inmortal. El clcu-lo infinitesimal tiene un origen y un alcance, a la vez,cientfico y metafsico; supone, adems, para Leib-niz un doble resultado. En primer lugar, le permite li-

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    gar las matemticas a la fsica (lo discontinuo a locontinuo). Gracias a este clculo, lo continuo resul-ta calculable. Y, en segundo lugar, esto induce aLeibniz a forjarse la idea de que launidad no puedeencontrarse en lo compuesto, sino que lo preside;no es un elemento (o una parte) de lo compuesto,sino un requisito y lo que domina su constitucin.Por consecuencia, la verdadera unidad no reside enla extensin,i. e.,en lo que es divisible. Leibniz con-sidera una magnitud dada como compuesta, no detomos (fsicos) que seran divisibles; no de

    puntos infinitamente pequeos de cuya suma nopodra resultar una magnitud, sino de magnitu-des ms pequeas que toda magnitud asignable. Laverdaderaunidad esla sustancia (tomo), princi-pio de accin y de composicin de las cosas:

    Si no hubiera verdaderas unidades sustancia-

    les, no habra nada sustancial ni real en la colec-cin [...]. Pero los tomos de materia son contra-rios a la razn. No hay ms que tomos de sustan-cia, es decir, las unidades reales y absolutamentedesprovistas de partes, que son las fuentes de lasacciones y los primeros principios absolutos de lacomposicin de las cosas, y como los ltimos ele-mentos del anlisis de las sustancias se les podrallamar puntos metasicos; tienen algo de vital yuna especie de percepcin, y los puntos matemticosson su punto de vista para expresar el universo [...].As,pues, los puntos fsicos no son indivisibles msque en apariencia; los puntos matemticos sonexactos pero son slo modalidades; slo los puntosmetafsicos o de sustancia (constituidos por las for-

    mas o almas) son exactos y reales; y sin ellos no ha-bra nada real, puesto que sin las verdaderas unida-des, no habra en modo alguno multitud (G.P., IV,pgs. 482-483).

    Los compuestos no existen, pues, en tanto quecompuestos, sino en tanto que reposan sobre sus-

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    tandas simples; stas son las nicas que existenverdaderamente, que son verdaderas unidades, queson indivisibles y que son los principios de la masacorporal. Y una coleccin de tales tomos formanunagregado, una entidad, que no es una sustancia,sino formada por sustancias; en tanto que colec-cin de tomos, puede venir conformada en mlti-

    ples maneras, pero no constituye un ser comple-to en s mismo, porque no posee su propio princi-

    pio de actividad al que debe su ser.La accin y la

    pasin pertenecen propiamente a la sustancia indi-vidual oser completo.Mas quesuna sustancia individual? A la idea

    de sustancia individual llega Leibniz a partir de sunocin deverdad:una proposicin categrica afir-mativa es verdadera si, y slo si, la nocin de su

    predicado est contenida en la nocin de sujeto:

    Toda proposicin verdadera categrica afir-mativa universal no significa otra cosa que ciertaconexin entre el predicado y el sujeto [...]; es de-cir,la afirmacin de que el predicado est en el su-

    jeto o se contiene en el sujeto [...], i.'e., que la no-cin del sujeto envuelve la nocin del predicado(C., pg. 51).

    La idea de una nocin completa es aplicada ala sustancia, sustituyendo el sujeto proposicionalpor la sustancia individual. De donde resulta, en-tonces, que la nocin completa o perfecta de unasustancia singular envuelve todos sus predicados

    pasados, presentes y futuros (C., pg. 520). Leib-niz desarrolla esta idea en elDiscurso de metafsica.

    La naturaleza de una sustancia individual o sercompleto consiste en tener una nocin tan comple-ta que sea suficiente para comprender y deducir deella todos los predicados del sujeto al que esta no-cin es atribuida (VEDE;G.P., IV,pg. 433).

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    De aqu se sigue que

    la entera naturaleza del cuerpo no consiste sola-mente en su extensin magnitud, figura y movi-

    miento, sino que es necesario reconocer en l al-guna otra cosa que tenga relacin con las almas, yque se denomina comnmente forma sustancial(X; G. P., IV, pg. 436).

    Cada una de las propiedades de una sustanciaindividual est relacionada con ella de tal manera

    que hace a su nocin completa; no hay en ella de-nominaciones extrnsecas. Por lo tanto, una enti-dad es una sustancia individual, si sus propiedadesson consecuencia de su naturaleza.

    Couturat sostiene que esta teora de la nocincompleta de la sustancia (y su paralela, la no-cin completa delsujetoen las proposiciones ver-

    daderas) las extrae Leibniz delprincipio de razn,loque apoya su interpretacin logicista de la metafsi-ca leibniciana, a saber: que la metafsica de Leib-niz reposa nicamente sobre los principios de su l-gica y de sta procede aqulla toda entera (Coutu-rat, 1901, X). La prueba ms contundente creeencontrarla Couturat en el opsculo,Primaeverita-

    tes, contemporneo delDiscurso de metafsica, pu-blicado por primera vez y comentado por Couturaten 1902 (y luego enC.,pgs. 518-523).

    En este opsculo ha resumido Leibniz en cua-tro pginas toda su metafsica, deducindola del

    principio de razn, que de manera rigurosa define

    comosigue:en toda proposicin verdadera, univer-sal o singular, necesaria o contingente, el predicadoest contenido en elsujeto;en otros trminos, todaverdad es reducible a una proposicin idntica, y sedebe poder demostrara prioripor el anlisis de sustrminos. De ah deduce Leibniz, en primer lugar,elprincipio de simetrayel principiode los indiscer-

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    nibles;y, luego, una serie de consecuencias metaf-sicas: no hay denominaciones puramente extrnse-cas; la nocin completa de una sustancia individualencierra todos sus predicados pasados, presentes y

    futuros, y por consiguiente el universo entero contodos sus estados sucesivos; todas las sustanciascreadas no son sino expresiones diversas de unmismo universo; xana sustancia individual ejercesobre todas las dems una accin fsica, pero nouna accinmetafsicade donde se sigue la hip-tesis de la armona preestablecida; no hay vaconi tomos, toda porcin de materia est infinita-mente dividida en acto; en los cuerpos no hay nin-guna figura determinada en acto; el espacio, eltiempo y el movimiento no son ms que fenme-nos verdaderos; la sustancia de los cuerpos es unaforma anloga al alma; en fin, ninguna sustancia

    puede nacer ni perecer por medios naturales.Como seve,todas stas son las tesis esenciales de la

    Monadologa,que derivan del solo principio de ra-zn, cuyo sentido exacto y precisoes:Toda verdades analtica (Couturat, 1901, X-XI).

    Otros intrpretes, en cambio, menos propen-sos a la explicacin logicista (cfr., por ejemplo,Sleigh 1990), ven en la teora de la nocin com-

    pleta de la sustancia un desenvolvimiento de losprincipios de la sustancia, ya establecidos porLeibniz en 1668-1669: principio de la autosufi-ciencia sustancial un ser es una sustancia, si yslo si, es autosuficiente(G. P., I,pg. 22)y prin-cipio de la autosuficiencia causal las propieda-des esenciales de un ser son tales, si y slosi,estn

    fundadas causalmente en la naturaleza de'ese ser(G. R, I, pg. 22).As,al extender el principio dela autosuficiencia causal a todas (y no slo a lasesenciales) propiedades sustanciales, cada una delas propiedades de la sustancia queda ligada a ellade tal manera que la nocin de una sustancia indi-vidual resulta completa.

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    En su correspondencia con Arnauld (1686-1690),que sigue a la publicacin delDiscurso de metafsi-ca,Leibniz se ve obligado a refinar su idea de sus-tancia individual, precisando las tesis metafsicas

    expuestas en elDiscurso demetafsica sobre las en-tidades completas. Son propiedades de la sustanciaindividual: 1) permanecer genuina y numricamen-te la misma a lo largo del tiempo(G. P., II,pg. 43);2) la identidad de los indiscernibles (C., pg. 519;G. P., VII, pg. 393); 3) la incorruptibilidad y laingeneralidad (G. P., n, pg. 124); 4) expresar el

    universo entero (G. P., n, pg. 51); 5) ser indivisi-ble (G. P., II, pg. 85); 6) tener verdadera unidad(G. P., II, pg. 101); 7) cada uno de sus estadoscontiene huellas de todo lo que ha sido y marcasde todo lo que ser (G.P.,II, pg. 39).

    LA SUSTANCIA CORPREA

    En 1695 Leibniz publica elNuevo sistema de lanaturaleza, concebido aos atrs dice, perono publicado por temor a malentendidos. Y,auncuando en la introduccin da a entender que escontinuacin de su doctrina anterior (Discurso de

    metafsica y correspondencia con Arnauld) sobre lasustancia, sin embargo, aparecen en este ensayovarias novedades al respecto. La principal es elabandono (o cuando menos la relegacin) de lateora de la nocin completa de la sustancia.Leibniz, en cambio, hace ms hincapi en ladin-mica, con la nocin defuerza como caracterstica

    esencial de la sustancia, y como fundamento paradar cuenta de las leyes de la naturaleza. Enlazandocon su anterior caracterizacin de la sustanciacomo verdadera unidad, y constatando que estaunidad no puede residir en la materia, concluyeacudiendo a la nocin aristotlica deentlequia, re-

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    habilitando as las formas sustanciales. La entele-quia primitiva aristotlica, o su equivalente leibni-ciano, lafuerzaprimitiva, no contiene slo el actoo el complemento de la posibilidad, sino tambinuna actividad original (G. R,IV,pg. 479). La na-turaleza de la sustancia consiste, ante todo, en queella no es simplemente una capacidad o facultadde actuar, sino que de por s acta, caso de quenada se lo impida: esta virtus agendi es inherenteen toda sustancia, y siempre nace de ella alguna

    accin (G. P.,IV,pg. 470)En Specimen Dynamicum (1695) Leibniz esta-blece dos importantes distinciones con respecto ala nocin defuerza:

    ha fuerza activaes de dos tipos,i.e., o bienpri-mitiva, la cual es inherente en cada sustancia cor-

    prea perse [...], o bienderivativa,que, al resultarde una limitacin de la fuerza primitiva a travs dela colisin de los cuerpos entre s, por ejemplo, semuestra en diferentes grados. En realidad, lafuer-za primitiva (que no es sino la entelequia primitiva)corresponde al alma o forma sustancial [...] Demodo similar, la fuerza pasiva es tambin de dos ti-pos:o primitiva o derivativa. Lafuerza primitiva pa-

    ciente o de resistencia constituye lo que se llamamateria prima en las escuelas (cuando se la inter-preta correctamente) [...]. Como resultado lafuerzaderivativa pacientese muestra en diferentes gradosen lamateria secunda (G. M., VI,pgs. 236-237).

    De la aplicacin de este esquema dinmico a la

    metafsica,resulta que las fuerzas primitivas, activay pasiva, de la dinmica se corresponden con la for-ma (o alma) y la materia de la metafsica. Ambascompletan una genuina unidad, un enteper se,una sustancia corprea:

    La fuerza activa primitiva, que Aristteles lla-

    ma entelequia primitiva y que usualmente se deno-24

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    mina la forma de una sustancia,esel otro principionatural que, junto con la materia o fuerza pasiva,completa una sustancia corprea. Esta sustanciaes, ciertamente, un unum per se, y no un mero

    agregado de muchas sustancias; de ah que existeuna gran diferencia entre, por ejemplo, un animaly un rebao(G. P., IV,pg. 395).

    En la dinmica de Leibniz desarrollada prin-cipalmente en la dcada de los 90, las sustanciascorpreas son los constituyentes bsicos, las ge-

    nuinas unidades del mundo; y aun cuando, en esteperodo, sigue hablando dealmas y deformas, s-tas no parece que alcancen, en su consideracin,el estatus de sustancias. El pasaje ms explcito alrespecto es su carta de respuesta a Fardella (marzode 1690):

    El alma, propia y precisamente hablando, no esuna sustancia, sino una forma sustancial, o la for-ma primitiva que existe en las sustancias, el primeracto, la facultad activa primitiva (EC.,pg. 322).

    Ciertamente, Leibniz sostiene que las formas oalmas son el requisito fundamental de todo entereal(G. P., IV, pg. 483);pero por s solas no son en-

    tidades reales completas; las unidades reales onto-lgicas, las sustancias simples (o individuales) sonlas sustancias corpreas, entendiendo por tales, noalmas, sino animales. As los cuerpos estn hechos(compuestos) de sustancias corpreas, anlogas alos animales. En carta a Juan Bernoulli (septiembrede 1698) Leibniz aclara:

    Si me pides dividir una porcin de masa en lassustancias de que est compuesta, te respondo: enella hay tantas sustancias individuales cuantos ani-males o cosas vivientes o cosas anlogas a stas.Y, as,yo la divido de la misma manera que se divi-

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    de un rebao o un estanque de peces[...]Si me pre-guntas cmo proceder para llegar a tener algo quees una sustancia y no una coleccin de sustancias,te respondo: hasta que una cosa sin subdivisin 'quede tal que sea un animal(G.M., m , pg.542).

    En este perodo Leibniz utiliza preferentementeel esquema hilemrfico para su caracterizacin dela sustancia, tomando como paradigma de la sus-tancia individual (o simple) a la sustancia corp-rea, cuya naturaleza, anloga a la de un animal, vie-ne establecida por dos principios o constituyentes,materia yforma.En 1698 escribe a Burnett, resal-tando la distincin de estos dos constituyentes:

    Mi opinin es, pues, que la materia no es msque una cosa esencialmente pasiva; el pensamientoy asimismo la accin no pueden ser modificacionesde ella, sino de la sustancia corprea completa, querecibe su acabamiento de dos constituyentes: elprincipio activo y el principio pasivo; el primero destos llamado forma, alma, entelequia, fuerza pri-mitiva; y el segundo llamado materia prima, soli-dez o resistencia(G. P., IH,pg. 227).

    Y, luego, en carta al mismo (1699?), Leibnizaplica la distincin entre materiaprima y materiasecundaa la distincin entre sustancias simples (lassustancias corpreas, los animales) y los agregados(los cuerpos; un rebao; una masa).

    En los cuerpos distingo la sustancia corprea de

    la materia; y la materia primera de la segunda. Lamateria segunda es un agregado o compuesto demuchas sustancias corpreas, como un rebao estcompuesto de muchos animales. Pero cada animal ycada planta es tambin una sustancia corprea, te-niendo en s el principio de unidad, que hace que seaverdaderamente una sustancia y no un agregado.

    Y este principio de unidad es lo que se llama alma o26

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    algo anlogo a alma. Pero, adems del principio deunidad, la sustancia corprea tiene su masa o su ma-teria segunda, que es a su vez un agregado de otrassustancias corpreas ms pequeas, y esto se extien-

    de hasta elinfinito (G-P, m,pg.260).Las sustancias corpreas constituyen en este

    perodo (dcada de los 90) el mbito entero de lametafsica leibniciana; y Leibniz caracteriza la natu-raleza de la sustancia corprea mediante la nocindefuerza; nocin de la que se sirve para vincularesencialmente su metafsica a su fsica (o, como lla llama, a su dinmica). Leibniz disea, as, unmundo de sustancias corpreas, organismos, seresvivientes, como las nicas entidades reales. Inclusola mnada trmino que empieza a utilizar poresta poca (la primera aparicin del trmino es, se-gn parece, en su carta a Fardella en 1696 (F. C.,

    pg. 326) viene caracterizada aqu y en tanto

    que unidad metafsica fundamental de maneramuy diferente a como lo ser en laMonadologa.Ensu tratadoDe ipsa natura (1698) el trmino mnadaes introducido en el modelo hilemrfico con el sig-nificado, no de alma (o forma), sino de animal (oser viviente) con alma (o forma sustancial):

    Dado que estas actividades y entelequias nopueden ser modificaciones de la materia prima omasa, cosa totalmente pasiva [...], cabe concluirque debe darse en la sustancia corprea una entele-quia primaria o primer recipiente de actividad, porejemplo, una primitiva fuerza motriz que, ademsde la extensin (o lo que es meramente geomtrico)y adems de la masa(o loqueesmeramente mate-

    rial), siempre acta [...].Y este principio sustanciales lo que se denomina en los seres vivientesalma,yen los dems seres,forma sustancial,y en tanto queconstituye con la materia una sustancia realmenteuna o ununum perse;esto hace[facit]lo que yo lla-moMnada (G.P., IV,pg. 511).

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    Mediante la nocin defuerzaLeibniz elabora sudinmica, en oposicin a la mecnica y a la metaf-sica de Descartes y Spinoza. Frente al mecanicis-mo cartesiano que pretende explicar todos los fe-nmenos del mundo natural en trminos de figura,tamao y movimiento; y el movimiento como unmodo de la extensin (cuerpo), cuya causa (extrn-seca) es Dios, Leibniz sostiene, en primer lugar,que los cuerpos contienen en s lafuentede sus ac-ciones; de lo contrario, seran un mero modo deDios doctrina [la de Spinoza] de psima reputa-cin (G. P., IV, pg. 509). La causa del movi-miento de los cuerpos y de sus leyes reside en loscuerpos mismos. En segundo lugar, ese principioque reside en los cuerpos y que da cuenta de suconducta no puede ser meramente la extensin o elmovimiento; ese principio es lo que Leibniz llama

    fuerza.Ysi la fuerza reside en los cuerpos mismos,entonces stos no son cosas inertes, no son mera-mente extensin, como sostienen los cartesianos,sino que estnfundadosen genuinas unidades, queson el asiento de lasfuerzasen el mundo. En tercerlugar, la fuerza sobre la que versa su dinmicaarroja mucha luz para entender el verdadero con-

    cepto de sustancia (G. R, IV, pg. 469). Pero lassustancias a las que Leibniz atribuye lafuerzason,no las mnadas, sino las sustancias corpreas. Lasfuerzas pertenecen al unum per se, a los organis-mos, que, en estafasede su pensamiento, constitu-yen las sustancias corpreas. Ydela fuerza de losorganismos, que usualmente se denomina natura-

    leza, se sigue la serie de fenmenos (G.R,IV,pgi-nas 507 y 562).De esta manera, la teora de la nocin comple-

    ta de la sustancia, dominante en la fase anteriordel pensamiento leibniciano (Discurso de metafsi-ca)essustituida por la teora dinmica de la ley dela serie. Tras suviajepor Italia (1687), Leibniz in-

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    crementa su inters por la dinmica, buscandoapoyarla en sus desarrollos matemticos de losaos 70. Este dinamismo, en su aplicacin a la de-terminacin de la naturaleza de la sustancia, recibe

    la frmula general de la ley de la serie, y a travsde ella busca Leibniz la vinculacin de la dinmicael movimiento y sus leyes a la metafsica. La

    nocin deserie tiene en Leibniz el sentido tcnicode una sucesin aritmtica o algebraica regulada

    por una razn, y es generalizable a una secuenciacualquiera de hechos, sucesos, razones o causas li-

    gadas por unaley.Adems, la nocin deserievieneconjugada con las demultiplicidad yorden:una se-rie es una multiplicidad dotada de una regla de or-den (G. P., II, pg. 263), y, correlativamente, unamultiplicidad es un conjunto [aggregatum unita-tum] sin regla ni orden (C., pg. 476). El pluralismoleibniciano adquiere, as, el sentido de multiplicida-

    des ordenadas. Hay, primeramente, distribucinpermutable de elementos segn una serie; mastambinhay,luego, distribucin de series y ordena-cin generalizada de una pluralidad de rdenes se-riales. Leibniz se sirve de la nocin de serie, con susespecificaciones que l conoca, por haberlas es-tudiado y desarrollado, y aplica el esquema de

    una serie de trminos positivos y negativos comomodelo de desarrollo y de organizacin en todas lasmaterias: aparece este modelo enNuevos Ensayospara su crtica al empirismo; en la Monadologa,para el desarrollo de la mnada; enDererumorigi-natione radicali (1697) para la evolucin mundial;enDe affectibus(1679), para el proceso del conoci-

    miento.Una primera caracterstica de este modelo esla de no tener ni principio ni fin. Frente al carte-sianismo, obsesionado por la bsqueda de princi-

    pios, Leibniz sostiene que sealar un origen signi-fica detenerse, limitarse, dogmatismo. As, en as-

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    tronoma, no hay en el espacio un punto absoluta-mente privilegiado.

    As como no hay punto en la naturaleza que re-sulte fundamental para todos los otros puntos, ypor as decir la posicin de Dios, as tampoco veoque sea necesario concebir un instante principal(G. P., m, pg. 581).

    Leibniz pluraliza la revolucin copernicana,

    mostrando que hay miles y miles de soles. El mo-delo copernicano queda, entonces, relativizado: esun modelo (noel modelo, como lo es para Kant),que se ha de reiterar tantas veces cuantas sea nece-sario por la variacin del centro; no hay un puntofijo, hay infinidad. Y el progreso del conocimientoconsiste en ir de sol copernicano a sol copernica-

    no, de punto ordenador en punto ordenador(Gr.,I,pgs. 137-138 y 139).En el proceso serial no hay punto original ni

    punto terminal; se progresa hacia el lmite segnuna razn o ley interior a laserie. As,por ejemplo,el mundo tiene un progreso divisible continuamen-te al infinito, de modo anlogo a como lo tiene la

    serie armnica de la forma Un.Esta serie mundialest, segn De rerum originatione radicali (1697),infinitamente abierta por el principio y por el final:

    por muy atrs que nos remontemos en la serie delmundo, no cabe encontrar la razn plena. En unaserie no hay punto de partida, o mejor, el punto de

    partida est en todas partes (lo que equivale a decir

    que no est en ninguna). Para la ordenacin total esnecesaria una presencia simultnea en este punto yen el otro, y as hasta el infinito,i.e., hay que estar enel lugar de Dios, o viceversa, Dios es el centro de

    perspectiva situado por todas partes, esdecir,no si-tuado. Dios es como centro de todo y sin circunfe-rencia en ninguna parte; todo le est presente inme-

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    diatamente sin ningn alejamiento de ese centro(G. P-, VI, pg. 604).

    Una segunda caracterstica del modelo serial,bien recalcada en este perodo premonadolgico, esque la ley de la serie es intrnseca, no extrnseca, alaserie.Y la identidad de una sustancia en diferen-tes ocasiones queda reconocida, precisamente por

    la persistencia de la misma ley de la serie o de latransicin simple continua, que nos lleva a la opi-nin de que el mismo y nicosujetoo mnada est

    experimentando cambios. Que deba darse una leypersistente, que incluya los estados futuros de loque concebimos como lo mismo, es justamentelo que afirmo que constituye la misma sustancia(G. P H, pg. 264).

    En el mbito de las sustancias, la ley de la serieconstituye un principio metafsico, el responsablede la generacin de los sucesivos estados de unasustancia: cada una de ellas contiene en su natura-leza la ley de la continuidad de la serie de sus ope-raciones(G. P.,n, pg.136).De esta manera, Leib-niz busca una explicacin de las leyes naturales quetrascienda la mera apelacin al arbitrio divino. Lasleyes naturales son leyes insitae, i. e., leyes funda-

    das en las naturalezas de las cosas, de modo que in-cluso las leyes mecnicas requieren una fundamen-tacin en un principioformal,no-material(G. P.,IV,pg. 391; 478-79); y este principio formal quefundamenta las leyes de la dinmica es la potenciaactiva primitiva de las sustancias. Por lo tanto, lasleyes de la dinmica son, en ltimo extremo, expre-

    siones de la naturaleza esencial de la sustancia; yla esencia de la sustancia consiste en la fuerza pri-mitiva de actuar o ley de la serie de sus cambios(G. P., II, pgs. 171; 262). La ley de la serie de cual-quier sustancia individual es entendida como una

    funcin, generadora de una serie de estados orde-

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    nados, que muestra el lazo causal entre la fuerzaactiva primitiva y las fuerzas derivativas de loscuerpos Gas modificaciones o estados sucesivos de

    la sustancia).La fuerza derivativa es el estado presente entanto que tiende a, o en tanto que precontiene, elestado siguiente del modo como todo lo presenteest grvido de futuro. Pero lo que persiste, en lamedida en que envuelve todos los casos, tiene fuer-za primitiva, ya que la fuerza primitiva es la ley de la

    serie, mientras que la fuerza derivativa es la determi-nacin que designa un trmino particular de la serie(G. P, H, pg. 262).

    Toda partcula de materia est dotada de sufuerza, que es la causa, fuente o ley de todos suscambios. Esta forma de causalidad es la esenciade la actividad; la cual es metafsicamente necesa-

    ria a la sustancia. La explicacin de las operacio-nes de las cosas que constituyen el mundo en tr-minos de las naturalezas de esas cosas es, por tan-to, una explicacin no-milagrosa, como ocurre enel sistema de las causas ocasionales, que coloca enDios la fuente de toda actividad causal. Leibniz noest de acuerdo con esta apelacin alDeus ex ma-china.

    Hay que reconocer, pues, un principio internode accin; de lo contrario no habra principio deaccin natural; ni habra mutacin alguna natural.Porque, si el principio de accinfueseexterno a to-das las cosas e interno a ninguna, no se encontrara

    en ninguna parte, vindonos obligados a recurrir,como los ocasionalistas, a Dios como nico agente.Por tanto, este principio es interno a todas las sus-tancias simples, al no haber razn para que debaestar en una ms bien que en la otra, y consiste enla progresin de las percepciones de cada mnada,y nada ms contiene la naturaleza entera de las co-

    sas (G. P., H, pg. 271).

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    Por consiguiente, en la serie sustancial, comoen la serie de los nmeros, la leyesinterna a la se-rie. De ah deriva una tercera caracterstica del mo-delo serial: la de proporcionar un (o mejor,el)m-

    todo de investigacin de las leyes naturales. Dadoque todas las cosas creadas llevan en s una deter-minadaley,razn o naturaleza, causa de su desarro-llo, resulta de ah que todo est ligado por razones,de manera que aquel quefueselo suficientementeclarividente podra leer en el presente de la serie el

    porvenir y el pasado, y asimismo el estado de todo el

    universo, en el de cada parte (G. P., III, pg. 383).Cada modificacin o estado de la sustancia indivi-dual es un trmino de su serie, que viene constituidocomo tal, en la serie, por una razn. Por eso

    resulta til la investigacin de las leyes naturalesen las series; y si una misma cosa se deja descubrir

    en muchas series, de modo que se encuentra comoen el nudo, i. e., en la interseccin de diversas se-ries, entonces se la conoce de manera tanto mejor(C., pg. 544)..

    Los caminos seriales son mltiples, y para suordenamiento (orden de segundo grado) Leibniz

    dispone de otra nocin fundamental en su filosofa:la nocin de funcin. El trmino es utilizado ensentido matemtico (funcin analtica) por prime-ra vez por Leibniz(G. M., V,pg. 268), yesamplia-do su sentido (ms all de las cantidades numri-cas) por Euler en el siglo xvin. Lafuncin,entendi-da en este sentido ampliado, coincide con lo que

    Leibniz llama razn: me encuentro con que sepuede dar la solucin siempre que est dada lara-zn entre dos funciones cualesquiera. Llamo fun-ciones a la abscisa, la ordenada, la cuerda, la tan-gente, la perpendicular...(G. M., II, pg. 186).Y ad-quiere en el sistema leibniciano el sentido moderno

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    de correspondencia reglada entre elementos cuales-quiera pertenecientes a mltiples series (series deoperaciones que, conduciendo a las mismas corres-

    pondencias, son distintas, aunque sus resultadossean equivalentes). En el sistema leibniciano hay,

    por una parte, mltiples rdenes seriales, segn ra-zn;y, por otra, correspondencias funcionales (se-gn razn), i. e., las analogas entre esos rdenesheterogneos. Y las correspondencias funcionalesGasconexiones biunvocas de rdenes) constituyen

    una prueba tan rigurosa como las secuencias de lasproporciones y de las razones.Del modelo serial aplicado a la sustancia resulta

    una cuarta caracterstica dependiente ahora ya, no dela forma (o razn) de la serie, sino del argumento: lassustancias, como los nmeros, se desarrollan en se-rie; pero, culesesa ley o razn que ordena la serie

    y las series entre s? La respuesta genrica es que todolo dado en el mundo de las cosas creadas se desarro-lla segn (obedecea)laleyo principio derazn.Y ul-teriormente el principio de razn recibe especifica-ciones mltiples; tantas, cuantos son los dominios deaplicacin; concretando an ms: incluso dentro yade un dominio, como el de la metafsica, la ley o prin-

    cipio de razn queda especificado de distinta mane-ra, segn que su argumento, la sustancia, sea enten-dida como sustancia corprea (perodo de su dina-mismo) o como mnada (perodo monadolgico).

    En su aplicacin a la sustancia corprea elprincipio de razn viene formulado como prin-cipio de la conveniencia o ley de lomejor (C.,p-

    gina 528); y del principio de lo conveniente surgela doctrina de la accin o dinmica (C., pg. 526),Puesto que todo lo que hay (existe) en el mundo sonsustancias corpreas y cada sustancia lleva en s laley o razn (principio metafisico) de su serie, las le-yes del mundo Gas leyes naturales y los principiosde la mecnica, que son las primeras leyes natura-

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    les) quedan ligadas (obedecen) a principios metaf-sicos. Y as como el principio metafsico princi-

    pio de lo conveniente (razn de la sustancia) noes absolutamente necesario, as tambin las leyes

    naturales no son absolutamente necesarias:todo en la naturaleza sucede mecnicamente,

    pero los principios del mecanicismo son metafisi-cos, y las leyes del movimiento y de la naturalezahan sido establecidas, no con absoluta necesidad,sino por voluntad de una causa sabia; no por unmero arbitrio, sino por la conveniencia de las co-

    sas (G. P VH, pg. 344).

    Leibniz adopta, pues, una posicin intermediaentre el necesitarismo spinociano y el voluntarismocartesiano:

    Los cartesianos piensan que las leyes de la

    naturaleza vienen establecidas por una simplevoluntad, sin razn alguna [...]. Otros [Spinoza]consideran que pueden demostrarse por necesi-dad geomtrica. Ni lo uno ni lo otro es verdad[...]. Surgen de lo conveniente o lo mejor(G.P.,El, pg. 550).

    En qu consiste elprincipio deloconveniente ode h mejor?En su especificacin en el mundo de lascosas creadas viene tambin formulado como la ley(o razn) de lasexistencias(de las cosas) o ley de lacontingencia, en tanto que las existencias son distin-tas de lasesencias (posibles)(G. P., IV,pg. 438).

    El principio de lo conveniente o lomejor,en tan-to que vigente en el mundo natural implica, en pri-

    mer lugar, la rehabilitacin de las causas finales, pre-via admisin de un supuesto no probado (cfr. Rus-sell, 1900, pg. 39): la existencia es preferible a(mejor que) la no-existencia.Apartir de ah, s: detodo hay (y se pueda dar) razn. Y por tanto, dado

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    el mundo, ste tiene razn, ley, orden: Dios. Dios esla racionalidad misma exigida por el mundo.El prin-cipiodeloconveniente o dlo mejortiene, por tanto,doble expresin en el mundo (en correspondencia

    con el doble ordenamiento serial antes indicado).a)Como razn o ley de la serie (ley de la existen-cia) de cada sustancia corprea establece (es) elgrado de esencia o de realidad entre los posibles (oesencias). En este primer plano, dado el mundo delos posibles (o las esencias), la razn u orden de laserie es la proporcin de su perfeccin, grado de

    esencia o de realidad:

    Todos los posibles que tienen esencia o realidadposible tienden a la existencia con igual derecho, se-gn la cantidad de esencia o realidad, o segn el gra-do de perfeccin que contienen; pues la perfeccinnoessino cantidad de esencia(G. P., VH, pg.303).

    La cantidad de esencia de cada cosa es la raznpara su existencia; cada posible est dotado de unafuerza proporcional a su realidad. En la lucha porla existencia vige el principio (la ley) de lo mejor(siendo lo mejor lo que ms esencia tiene). Hay unsegundo aspecto en este primer ordenamiento: la -misma serie (la existencia) puede venir ordenada(por la ley de lo conveniente o de lo mejor) de ml-.tiples maneras, pero equivalentes. Mas, de hecho,viene ordenada por la ley o la va ms simple(principio de simplicidad). Por qu? Porque la na-turaleza sigue siempre la va ms determinada yms simple (G. P., VII, pg. 274). En su concep-cin de la naturaleza Leibniz est fuertemente in-fluido por Aristteles. Para ste la naturaleza es re-gular, cual artesano cuidadoso, que no hace nadairracional ni vano, que no rechaza nada que pue-da an ser utilizado, que obtiene siempre lo me-

    jor dentro de lo .posible (Del cielo,288a, 30; 290a,

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    30;291b, 13;De la generacin de los animales, 744b,16). Esta visin aristotlica est en buena medida

    presente en Leibniz. Las leyes de la naturaleza sefundan en las naturalezas de los seres creados; la

    naturaleza produce efectos ordenados; y el ordenmsperfecto,en el clculo combinatorio, es el mssimple; el mejor orden optimiza la combinacin deleyes simples con mayor variedad de fenmenos.

    b)Como razn en el plano de las existencias quecomponen el mundo, el principio de lo convenienteo de lo mejor es la razn o ley de la serie mundial;

    constituye un ordenamiento de segundo grado: esun orden, no de cada serie, sino de las series; y tam-bin aqu la razn o ley de la existencia del systemarerum (del mundo) es la proporcin de su perfec-cin, entendiendo por el orden ms perfecto aquelquees,al mismo tiempo, el ms simple en sus hip-tesis y el ms rico en fenmenos (G. P., IV, pg. 431).

    En la lucha por la existencia de los posibles, toma-dos, no cada uno por separado, sino en conjunto,i.e.,los igualmente posibles, vige el principio o ley de lacomposibilidad:los posibles con el mismo grado deesencia o realidad forman una multitud infinita de

    posibles combinaciones. Pero la combinacin queinexorablemente se realiza es la que contiene el ma-yor nmero de ellos. Por ejemplo (G. P., VII, pgi-na 194), seanA, B,C, yDcuatro posibles igualmen-te posibles (con el mismo grado o cantidad de esen-cia o realidad); supongamos que A, B y C son entre scompatibles, pero incompatibles con D; en tanto que Des incompatible conAy B y compatible con C. Lacombinacin que se realiza (en virtud del principiode composibilidad) es la combinacin ABC, ya que siexistiese D, slo podra existir la combinacin CD,queesmenos perfecta que la combinacinABC.Porlo tanto, en la lucha por la existencia de todos los

    posibles gana siempre la combinacin que contieneel mayor nmero de composibles.

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    La ley de las existencias recibe, as, una formu-lacin matemtica: la determinacin de la combi-nacin ganadora (con existencia) se reduce a unode los problemas de mximos y mnimos, para

    cuya resolucin precisamente haba inventadoLeibniz el clculo infinitesimal. Y siempre hay enlas cosas el principio de determinacin que debeextraerse de lo mximo y lo mnimo, a saber, que seobtenga el mximo efecto a partir de lo mnimodado (G.P.,Vn, pg. 303).

    Las leyes de la naturaleza (extradas de princi-

    pios metafsicos) se caracterizan, segn esto, por susimplicidad. Leibniz se aproxima as considerable-mente a la concepcin aristotlica de la naturalezay, a travs del principio de lo conveniente o lo me-

    jor, rehabilita (contra Bacon, Descartes y Spinoza)el uso de las causas finales en fsica. Dios (o la na-turaleza) acta siempre por las vas ms fces y

    ms determinadas (G.P., IV,pg. 447). De ah quetodas las cosas en la naturaleza entera pueden de-mostrarse, bien por las causas finales, bien por lascausas eficientes. La naturaleza no hace nada envano; la naturaleza acta por las vas ms breves,con tal de que sean regulares (L.H.,IV,pg. 6,12,f, 15).

    Amostrar la utilidad de la bsqueda de las cau-sas finales en fsica dedica Leibniz suTentamen ana-

    gogicum.Yen esa bsqueda el mtodo es el mismoque el empleado en el clculodiferencial,segn elcualnose toma en consideracin slo lo ms gran-de o lo ms pequeo, sino generalmente lo ms de-

    terminado y ms simple(G. P., VII,pg. 271).Del principio de lo conveniente o lomejor,jun-to con su especificacin ulterior como ley de loscomposibles en la serie mundial, surge como coro-lario la ley (o principio)de continuidad. Este princi-pio rige todo el sistema leibniciano: todo va porgrados en la naturaleza, y nada a saltos; y esta regla,

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    en lo que concierne a los cambios, es una parte demileydecontinuidad'. (G.P., V,pg. 455): en mate-mticas permite pasar, mediante el clculo infinite-simal, de lo discontinuo a lo continuo; en fsica, se

    pasa de lo pequeo a lo grande por grados; en psi-cologa, las percepciones son graduales; y en onto-loga hay tambin una jerarqua gradual: primera-mente los posibles progresan (pasan) a la existenciasegn ratio (grado de esencia o grado de perfec-cin); luego, dentro de los existentes, hay una gra-dacin desde las simples mnadas desnudas hasta

    los espritus; no se pasa de una mnada a otra me-diante saltos, sino mediante transformacin (la na-turaleza no est hecha a intervalos). Por eso losespritus, a suvez,no difieren de la divinidad sinoen grado; los espritus son otras tantas divinidades,y el reino o repblica de los espritus est integradopor dioses bajo el dominio de Dios, y esta sociedad

    i o repblica general de los espritus bajo este sobe-rano monarca esla parte ms noble del universo, yest compuesta de otros tantos pequeos dioses

    bajoeste gran Dios(G. P., II, pg. 125).En una car-ta (a desconocido) de 1687 (G. P, IH, pgs. 51-55)Leibniz llama a la ley de continuidad principio delorden general, que tiene su origen en el infinito y

    es absolutamente necesario en geometra, aunquese cumple tambin en fsica, ya que la sabidura so-berana, que es la fuente de todas las cosas, actacomo un gemetra perfecto(G.P, IH, pgs.52).El

    t principio viene formulado as:

    Cuando la diferencia de dos casos puede dismi-nuir por debajo de toda magnitud dada en los datos

    o en lo que ha sido establecido, debe ser tambinposible hacerla disminuir por debajo de toda mag-nitud dada en lo que se busca o en lo que resulta; o

    para hablar en tono msfamiliar:cuando los casos(o lo que es dado) se aproximan continuamente yacaban fundindose el uno en el otro, las conse-

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    cuencias o eventos(olo que se busca) deben hacertambin lo mismo. Todo lo cual, a su vez, dependede un principio an ms general, a saber: cuandolos datos vienen ordenados, tambin resultan orde-

    nadas las bsquedas(G. P.,DI, pg. 52).En esta formulacin queda de manifiesto el ca-

    rcter estrictamente matemtico de la ley.Leibnizaplica sus trabajos sobre el clculo infinitesimal aldominio de toda la realidad,i. e.,en la realidad todafuncin es derivabley,por lo tanto continua. Hay

    una dependencia funcionalfde la serie de las con-secuencias (variable dependiente) respecto de lade los datos (variable independiente): a cualquierdiferencia entre dos incrementos de la variable in-dependiente le corresponde una diferencia entresendos incrementos (disminuciones) de la depen-diente, de modo que a una serie dada de tales dife-

    rencias, tomadas en orden montonamente decre-ciente, entre sendos incrementos de la variable in-dependiente le corresponde una serie paralela,tambin montonamente decreciente de diferen-cias correlativas entre incrementos (o disminucio-nes) en la variable dependiente, en donde cada tinode estos incrementos o disminuciones est en fun-

    cin del correspondiente incremento de la variableindependiente. La derivabilidad garantiza la conti-nuidad: que toda funcin es derivable significa quesiempre existe la manera de pasar (multiplicando)de un incremento, por pequeo que sea, incluso in-finitesimal, en los datos, al correspondiente incre-mento o disminucin en los valores funcionales.

    En su aplicacin al mundo natural, la continuidadafirma que las sustancias forman una serie conti-nua, i. e., que todos los puestos de la serie estnocupados; afirmacin exigida por el principio de loconveniente o de lo mejor, junto con el postuladodelplenum (todo es unplenum, porque el plenumes mejor que el vaco); y bajo el supuesto, a su vez,

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    de que cuanta ms existencia se d, mejor (G. P.,VTI, pgs. 303-304). Por tanto, debe haber tantasinstancias cuantas sean posibles; debe haber una

    serie infinita deellas;y en la serie no debe haber lu-gares vacos (G.P., V,pg. 286); no debe haber hia-tos, ya que si dos sustancias viniesen en la serie se-

    paradas por un hiato no se vera (no podra haber)la razn suficiente por la que Dios habra pasado dela creacin de la una a la creacin de la otra. Y delmismo modo que hay continuidad espacial, haytambin continuidad sustancial: cada sustancia es-

    peja al universo desdeunpunto devista;y los pun-tos cercanos ocasionarn, segn esto, puntos devista infinitesimalmente diferentes, y por tanto,dado que el espejamiento del universo constituye latotalidad de las percepciones de la sustancia, los

    puntos contiguos debern ser ocupados por sustan-cias infibiitesimalmente diferentes (G. P., IV, pgi-na 439). Las sustancias, a travs del desarrollo enuna serie continuae infinita,espejan el universo.

    La ley de continuidad viene,a priori, explicadapor (no deducida de) el principio de lo convenienteo lo mejor; pero encuentra verificacin,a posteriori,en la experiencia: en los descubrimientos, por en-tonces recientes, en biologa, de Leewenhoek,

    Swammerdam, Malpighi (G. P., IV, pg. 480; III,pgs. 578-583). Por eso escribe Leibniz en 1707:

    Creo tener buenas razones para creer que todaslas diferentes clases de seres, cuyo ensamblajefor-ma el universo, son, en las ideas de Dios que cono-ce distintamente sus gradaciones esenciales, como

    otras tantas ordenadas de una misma curva, cuyaunin no soporta que se coloquen otras entre ellas,ya que adolecera de desorden, y de imperfeccin.Los hombres tienen pues a los animales, stos a las

    plantas, y stos, de nuevo, a losfsiles,que se liga-rn, a su vez, a los cuerpos que los sentidos y laimaginacin nos representan como perfectamente

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    muertos e informes. Adems, puesto que la ley decontinuidad exige que cuando las determinacionesesenciales de un ser se aproximan a las de otro sery que por consiguiente todas las propiedades delprimero deben tambin aproximarse gradualmen-te a las del segundo, es necesario que todos los r-denes de los seres naturales formen una sola cade-na, en la cual las diferentes clases, como otros tan-tos anillos, tienen tan estrechamente las unas a lasotras, que resulta imposible a los sentidos y a laimaginacin fijar de manera precisa el punto don-

    de una comienza o acaba: todas las especies quebordean o que ocupan, por as decir, las regiones deinflexin y de retroceso deben ser equvocas y dota-das de caracteres que pueden referirse igualmentea las especies vecinas (carta a desconocido, 16 deoctubre de1707,apudGuhrauer, 1842,1, pg. 32).

    Del gran principio de razn suficiente, espe-cificado en el mundo natural como principio de loconveniente o de lomejor, infiereLeibniz la identi-dad de los indiscernibles; inferencia que est en es-trecha conexin con la ley de continuidad. La con-tinuidad afirma que todos los puestos de la serie desustancias creadas (existencias) estn ocupados,

    en tanto que la identidad de los indiscernibles afir-ma que lo estn una sola vez. La identidad de losindiscernibles viene formulada as: no se dan enla naturaleza dos seres absolutamente reales quesean indiscernibles (G. P., VH, pg. 393). O tam-

    bin: no puede haber en la naturaleza dos cosassingulares que difieran slo en nmero (C., pgi-

    na 519); No hay dos sustancias completamentesemejantes que difieran slo en nmero (G. P.,VII,

    pgs. 400-401).Leibniz justifica esta inferencia de varias mane-

    ras. En primer lugar, la hiptesis contraria contra-dira el gran principio; no es compatible con elorden de las cosas, ni con la sabidura divina, para

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    la que nada es admitido sin razn(G. P., VII,pgi-na 394). En segundo lugar, la necesidad (metafsi-ca) de que haya alguna razn suficiente para que

    una sustancia ocupe un puesto en la serie (G. P, II,pg. 420) exige que haya una razn para que el mis-mo puesto lo ocupen diversas sustancias. (C., pgi-na 519). En tercer lugar, tambin arguye Leibnizque la identidad de los indiscernibles se infiere dela ley de continuidad. He sealado tambin que,en virtud de las variaciones insensibles, dos cosas

    individuales no pueden ser perfectamente semejan-tes, y que siempre deben diferir en algo ms que ennmero (G.P,V,pg. 49). Finalmente, la identidadde los indiscernibles se basa en (la teora de) la no-cin completa de la sustancia: si cada sustanciaviene definida por sus propiedades, entonces la ver-dadera identidad se funda en la definicin. La fr-mula praedicatum inest subjecto traduce precisa-mente la identidad de los indiscernibles.

    LAS MNADAS

    La doctrina de las mnadas de Leibniz constitu-ye el culmen de sus consideraciones sobre la no-cin de sustancia. Conforma, por tanto, su sistemametafsico ltimo, que viene expuesto, fundamen-talmente, en laTeodicea(1710), Principios delana-turaleza y de la gracia(1914) y de manera completay sistemtica en laMonadologia (1914).

    La teora de las mnadas, aunque coherentecon sus consideraciones anteriores sobre la sustan-

    cia, le permite a Leibniz solucionar algunos proble-mas (la conexin entre las leyes de los cuerpos y lasleyes de las almas, por ejemplo) an persistentes ensu teora dinmica de la sustancia, a la vez quemuestra la proclividad de Leibniz (a partir de 1700)hacia el reduccionismo metafisico: entendidas las

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    sustancias como mnadas, la realidad entera cons-ta de mnadas.

    Todas las sustancias creadas en el mundo satis-

    facen los principiosmetafisicosde lo conveniente yde continuidad; vienen, as, explicadas a travs delreino del poder, i. e., a travs de las causas efi-cientes. Pero eso no es toda la explicacin. La expli-cacin completa de cada ser en el mundo exige, encontra de Descartes (Principia,I, pg. 28) y de Spi-noza (tica, I,Apndice), apelar al reino de la sabi-

    dura (o de la gracia), i. e., a las causas finales.Ambos reinos se interpenetran por doquier sinconfundir o perturbar sus leyes(G.M., VI, pg. 243).La mera explicacin mecnica de la naturaleza re-sulta incompleta: no cubre el comportamiento delos seresvivos. Y,segn Leibniz, todo est lleno devida y de percepciones (G. P. HI, pg. 217). Desde

    este vitalismo sustancial, Leibniz conforma su no-cin demnada y estructura su ms completo siste-ma metafsico.

    El presupuesto fundamental del vitalismo esque todo lo que hay en el mundo tiene vida. La ma-teria, incluso la ms fluida, consiste en corpsculosextremadamente tenues.

    Yo sostengo, con la mayora de los antiguos,que toda la materia est llena de fuerza, de vida yde almas. Por medio de los microscopios se sabeque hay una gran cantidad de criaturas vivientes,que no son perceptibles a nuestros ojos y que hayms almas que granos de arena o de tomos (D. VI,

    pg. 331).Por dondequiera que haya ser, hay, pues, vida,

    alma:todo est lleno de almas; stas sonentelequias(comportan cierta perfeccin), autosuficientes(uxpxeca), indivisibles y las verdaderas unidadesy origen de todos los seres. Y a estas unidades in-

    divisibles llama Leibnizmnadas, trmino prove-44

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    niente del griegomonas, que significaunidad; acu-ado por los pitagricos, retomado por Platn (Fe-dn,101C) y cultivado en la tradicin hermtica y

    cabalstica, en la que beben Bruno, Van Helmont,Rosenroth y Leibniz. En estas tradiciones la mna-da adquiere el significado de sustancia o elementode la naturaleza y principio de las cosas. As, porejemplo, Moderato de Gades(A.Bonilla y San Mar-tn,Historia de la filosofa espaolaI,pg. 417) dicedel nmero pitagrico: Es, pues, el nmero, para

    hablar brevemente, sistema de mnadas o progre-sin de lo mltiple, que comienza por la mnada, yregresin, que termina en la mnada. Y Hermiasel filsofo (apud Padres Apologistas griegos, II,Madrid, BAC, 1954, pg. 885) dice que, segn los

    pitagricos, el principio del universo es la mna-da, y de sus figuras y de sus nmeros nacen los ele-

    mentos. En este mismo sentido Leibniz concibe lamnada como un tomo, no fsico, sino metafsico:el tomo de sustancia (G. P, IV, pg. 561), launidad real (G. M., II., pg. 295), la sustanciasimple, el verdadero elemento indivisible (G. R,VH, pg. 501;Monadologa, 1). Y tambin paraLeibniz, como para Pitgoras, para Platn y para

    van Helmont, las mnadas son los principios, losverdaderos elementos de todas las cosas (G. P.,VII, pg. 501;Monadologa, 3). Leibniz parte deque todo compuesto es el resultado de una agrega-cin de sustancias simples. De ah que llame mna-das o unidades a las sustancias simples de cuyaagregacin resultan los cuerpos, ya que as como la

    unidad es indivisible y principio del nmero, queest formado de unidades, as tambin las sustan-cias simples son, a la vez, indivisibles y principiosde los cuerpos, que son compuestos de esas sustan-cias simples. El universo entero est poblado demnadas, o mejor, las mnadas constituyen el uni-verso. La explicacin de cmo ocurre esto constitu-

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    ye la teora monadolgica, asentada sobre dos pila-res la ley de la continuidad y la hiptesis de la ar-mona preestablecida, y presentada en la Mona-'

    dologacon la siguiente estructura:a) Naturaleza de la Mnada ( 1-17).b) Clases de mnadas ( 18-30).c) Fundamentos epistemolgicos (31-37).d) La mnada increada: Dios(38-48).e) Interrelacin de las mnadas (49-81).

    f )El reino de los espritus (82-90).

    Estas partes no vienen encadenadas deductiva-mente; antes bien, laMonadologa se acoge al mo-delo metodolgico antes sealado: forma una es-tructura reticular, con una multiplicidad de nudos(puntos de vista) y de entradas. Nohay,en este mo-

    delo, un comienzo privilegiado, sino ciertos nudosque atan con msfuerzaque otros, y a partir de loscuales cabe alcanzar la estructura en su conjunto.

    La mnada, sustancia simple

    Todo lo compuesto, dice Leibniz (G. P., VH,pg. 398), est necesariamente compuesto de sim-ples; porque si los componentes fuesen a su vezcompuestos, habra que preguntarse de nuevo sisus componentes son asimismo compuestos, y deesta manera, caeramos en un regressus in infini-tum. Pero como los simples, de los que lo compues-to est formado, no pueden ser ms que sustancias,se sigue que todo compuesto(ocuerpo)esel resulta-do de una agregacin de sustancias simples. Y lassustancias simples vidas, almas y mentes sonunidades, mnadas (G.P., VI,pg. 598).

    Como las mnadas de las que cada compuesto o

    cuerpo se compone son simples, ellas no tienen

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    partesy,por lo tanto, no tienen extensin ni figurani ocupan espacio alguno, en caso contrario no se-ran indivisibles e infinitas en nmero en cada com-puesto (o cuerpo) particular, ya que la materia es

    divisible al infinito.Consecuencias de la simplicidad de la mnadason: Primero, la mnada no est sujeta ni a genera-cin ni a corrupcin. Por tanto, una mnada slo

    puede comenzar por creacin y acabar por annihi-lation (Monadologa,6).Segundo, no cabe imagi-nar cmo una mnada puede ser alterada por otra:

    las mnadas no tienen ventanas por las que puedaentrar o salir algo (Monadologa, 7). Tercero, soninfinitas. Es tambin propio de la mnada: Prime-ro, pese a su simplicidad, la mnada es interna-mente compleja en la forma de una multitud demodificaciones simultneas, que Leibniz identificacon laspercepciones; cada mnada tiene sus pro-

    pias cualidades. Las mnadas son desemejantes en-tre s, porque no puede haber dos cosas perfecta-mente semejantes (principio de la identidad de losindiscernibles). Segundo, de su anterior caracteri-zacin dinamicista de la sustancia, Leibniz esta-

    blece enMonadologa, 10, que todo ser creado, ypor consiguiente tambin la mnada creada, est

    sujeto a cambio. Este cambio en cada mnada escontinuo; procede de un principio interno (puestoque, como hemos visto anteriormente, nada exte-rior puede afectar a la mnada). Ese principio in-terno es la fuerza, como potencia interna de ex-

    pansin, que genera un sistema (un estado) decualidades especficase internas en cada mnada,

    llamadopercepcin;y la accin del principio inter-no que produce el cambio (o paso) de un estado aotro (de una percepcin a otra) se llama apeticin(o apetito).

    Percepcin y apeticinson, pues, nociones meta-fsicas.La percepcin explica la mnada en cuanto

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    deteraiinada por el mundo (aspecto pasivo); la ape-ticin, en cambio, nos la presenta en su aspecto ac-tivo, en el movimiento (tendencia mpetu) de.una percepcin a otra. Todas las mnadas tienen

    una relacin perceptiva con el universo:Percepcinyente aparecen, as, como dos conceptos conjuga-dos: la percepcin no es sino una pluralidad de re-laciones de cada ente (mnada) con todos los de-ms; y el ente no es sino la unidad de una multipli-cidad (pluralidad) de afecciones y relaciones dadaen un estado concreto. La percepcin no es otra

    cosa que la representacin de lo externo en lo in-terno, de lo compuesto en lo simple, de la multituden la unidad (G. P., VE, pg. 529; G. R, VE, pgi-na330).Estas afecciones y relaciones estn sujetas,inconsciente e internamente, a continuo cambio,como consecuencia de las apeticiones de la mna-da, i. e., como consecuencia de la tendencia inhe-

    rente en sus estados (percepciones) hacia nuevosestados (percepciones).Apeticin y percepcin constituyen las dos de-

    nominaciones intrnsecas que especifican plena-mente la esencia de una mnada y que designan,respectivamente, la potencia de transicin (vis.transeundi) y aquello a lo que pasa (id ad quod'

    transitur) (C., pg. 9), de manera que, hablandocon propiedad, debemos decir que no hay en elmundo otra cosa que sustancias simples y en ellasla percepcin y la apeticin (G. R, II, pg. 270).

    La realidad entera consta de mnadas, cada unacon sus percepciones y sus apeticiones. stas ca-racterizan ingenere a las mnadas: todas las m-

    nadas tienden, aunqueconfusamente,al infinito, altodo (Monadologa, 60).Pero las diferentes reali-dades (mnadas) corresponden a (omejor,son) losdiferentes tipos de percepciones. De manera quehay, aparentemente, una infinidad de grados en la

    percepcin y, por-consiguiente, tambin en los se-

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    res vivientes (G. P., VE, pg. 535). Las percepcio-nes mondicas vienen graduadas en funcin de sudistincin/confusin, formando un espectro conti-nuo, dividido en tres segmentos (a los que corres-

    ponden las tres categoras principales de seres omnadas): el ms bajo sera la parte del espectro re-ferente a la percepcin natural o simple percep-cin, y corresponde a, constituye, la categora in-ferior de mnadas: las simple mnadas oentle-quias primitivas. El segmento intermedio de la

    percepcin mondica es el referente a la sensacinanimal. Viene caracterizado por cierto grado de dis-tincin de la percepcin, acompaada de memoria.En el plano ontolgico conforma la categora de lasalmas. Finalmente, en el segmento superior la dis-tincin de la percepcin alcanza el grado ms alto:la consciencia del yo, i. e., llega a ser laapercep-

    cin, que posibilita el pensamiento y el conoci-miento racional. La mnada es, entonces,espritu oalma racional.En carta a Bierling (1711) resume asLeibniz la estructura monadolgica:

    Lamnada o sustancia simple contiene, inge-nere,percepcin y apeticin, yes:bien primitiva o

    Dios, en la que reside la razn ltima de las cosas,bien derivativa, esto es, mnada creada. Esta lti-maes:bien dotada de razn, y entonces esespritu,

    bien dotada de la capacidad de sentir, y entonces esalma, bien dotada de cierto grado inferior de per-cepcin y apeticin, y entonces es unanlogo delalma, que se contenta con el simple nombre de m-nada, ya que no conocemos sus diversos grados [...]Adems toda mnada creada est dotada de algncuerpo orgnico, segn el cual percibe y apetece(G. R, VE, pg. 502).

    En este ltimo prrafo Leibniz expresa la tesisorganicista, que completa su caracterizacin dela mnada: no existe en la naturaleza mnada algu-

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    na que est totalmente desprovista de un cuerpo or-gnico (G. P., VI, pgs. 56;179):a cada entelequia pri-mitiva o a cada principio vital hay perpetuamente uni-do un cierto mecanismo natural que nos llegabajoelnombre de cuerpo orgnico (G.P.,VII, pg. 530).El cuerpo orgnico que acompaa a una particularsustancia individual (la cual es su alma, i. e., su

    principio indivisible e inmaterial de identidad) noposee, por s mismo, realidadmetafsica:noessinoel correlato fenomnico de un agregado inestablede sustancias, cuyas relaciones de pasividad y deactividad aparecen como materia organizada. Elcuerpo orgnicoes,pues, un fenmeno bien funda-do. Es fenmeno, por cuanto que la composicines, en todo caso, exterior, que no afecta a la sustan-cia en s misma; pero, con todo, es un fenmenofundado, ya que las mnadas, si bien no producen

    la extensin real, engendran la continuacin de laresistencia, y de esta manera son exigencia de ex-tensin. Las unidades sustanciales son, en efecto,no partes, sino fundamentos de los fenmenos(G. R, II, pg. 268). Cabe, segn esto, una interpre-tacin fenomenista de los cuerpos la realidadde los cuerpos se explica exclusivamente en trmi-

    nos de la concordancia o armona entre los fen-menos percibidos por diferentes mnadas. Pero,por otra parte, se nos dice, los cuerpos surgen de,son agregados o colecciones de, mnadas,constituyendo una autntica realidad.

    La sustancia compuesta. El cuerpo

    Para dar cuenta de la realidad de lo compuestoLeibniz introduce la nocin devnculo sustancial.Al-gunos historiadores, comoJ.E. Erdmann y E. Bou-troux, interpretan la apelacin de Leibniz a esta no-cin como una condescendencia con elP.Des Bos-

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    ses, para evitar enfrentarse a los dogmas catlicosy, en particular, al de la transustanciacin. Pero,ms bien, parece que Leibniz la introdujo para tra-

    tar de resolver ciertas dificultades (la realidad de locompuesto; la sustancia compuesta [vaseApndi-ce]) que presentaba su primera formulacin de ladoctrina monadolgica. Efectivamente, sin el vn-culo sustancial no puede decirse ya que el cuerposea una sustancia, pues de esta manera ser unmero agregado de mnadas y temo que recaigas en

    los meros fenmenos (G.P.,II, pg. 444). Las m-nadas, en efecto, no pueden tener por s mismasninguna relacin real de lugar que las haga salir delorden fenomnico. Y si los cuerpos son puros fen-menos, es preciso negarles toda realidad, puestoque tales fenmenos son percibidos de manera di-ferente por diferentes percipientes. Nos vemos abo-

    cados a un dilema: o bien nuestras percepciones nonos informan en absoluto sobre la realidad de loscuerpos, o bien todo lo que aparece esverdadero ytal como aparece (G. P., n, pg. 448). Una primeraescapatoria que utiliza Leibniz es que Dios veexactamente las cosas como ellas son, segn la ver-dad geomtrica; l ve cmo aparece cada cosa acada cual, y contiene, eminentemente, todas lasapariencias (G.P, n, pg. 438). Dios fundamenta,as, la realidad de las relaciones y de las verdades.Pero esta solucin no va ms all del orden idealde las esencias, por lo que la unidad de la sustanciacompuesta no reside ms que en el entendimientodivino. Para que la realidad de lo compuesto lleguel orden de las existencias, es necesario que el vn-culo que rene los fenmenos en la unidad sea re-sultado tambin de la voluntad divina,i.e., sea unaentidad creada. Hay que admitir, pues, adems delas relaciones reales que resultan del conocimientoque Dios tiene de las cosas, una relacin ms per-fecta, por la cual, de muchas sustancias, surge una

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    nueva.Yesto no ser un simple resultado, i. e., noconstar de las solas relaciones verdaderas o rea-les, sino que aadir, adems, alguna nueva sus-

    tancialidad o vnculo sustancial, que ser efecto,no slo del entendimiento divino, sino tambin dela voluntad divina (G.P.,II, pg. 438).

    La nocin leibniciana de vnculo sustancial seasemeja en muchos aspectos a la de Surez modode unin sustancial, como el encargado de reali-zar la unin de la materia y la forma; y la expre-

    sin misma vinculum substantiale aparece enSurez (Disputaciones metafsicas, XXXIII, sec. 2,nm. 27).

    El vnculo sustancial, en tanto que de orden me-tafisico,est ms all de los fenmenos, y por tantoresulta superfluo en el mbito fenomnico, pero re-sulta necesario para explicar la unidad de la sustan-cia compuesta. El vnculo sustancial(G. P., II,pgi-nas 517-519) no es una simple modificacin de lasmnadas, porque las mnadas son sustancias sinl, y nada cambia en ellas; tampoco es la suma demodificaciones, ya que stas resultan de la mnadaque asocia la doble potencia primitiva, activa y pa-siva;no es la suma de los componentes, cuyo resul-tado seguira siendo un mero agregado o serper ac-cidensy no un serperse;tampoco se confunde conla mnada dominante(vase Apndice),en la queslo se establecen relaciones ideales. El vnculo sus-tancial consiste en la fuerza activa y pasiva primi-tivas de las que surgen las acciones y las pasiones

    del compuesto, y esto es lo que se denomina materiaprima y forma sustancial (G. P, II, pgs. 518; 486).El vnculo sustancial es, pues, propiamente la sus-tancia del compuesto; es un ser absoluto, porquetodo absoluto es sustancial (G. P, II, pg. 474);exige las mnadas naturalmente, no esencial-mente, porque, al menos preternaturalmente,

    podra existir sin ellas, como ellas sin l (G. P., II,52

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    pgs. 516; 518); es elsujetode los predicados y mo-dificacionescomunes o reunidos(G. P., II, pg.517).Endefinitiva:sin l (si slo la mnadas fueran sus-

    tancias), hay que decir que los compuestos no sonms que meros fenmenos, o bien que el continuoresulta de puntos, lo cual es evidentemente absur-do. La continuidad real no puede resultar sino delvnculo sustancial(G. P., II, pg. 517).Y este vncu-lo sustancial es, pues, la entelequia del compuesto, elacto del compuesto como tal (G. P., II, pg. 519).

    A travs de la nocin de vnculo sustancial Leib-niz conforma su doctrina de la sustancia com-puesta. Doctrina que Leibniz presenta como idn-tica a la aristotlico-escolstica, excepcin hecha dela introduccin de las mnadas, que sirve, segn l,para resolver las innumerables dificultades de laeduccin de lasformas (G. P.,II, pgs. 517 y 520).

    La mnada dominante. Cuerpo y alma

    Fiel a su tesis organicista, Leibniz sigue soste-niendo en su doctrina monadolgica que toda m-nada creada est dotada de un cuerpo orgnico,junto con el cual constituye la sustancia compues-ta, como el hombre o la oveja.El cual cuerpo or-gnico consta de otras innumerables mnadas(Apndice). Mas, por otra parte, segn la doctrinamonadolgica, las almas o mnadas son comootros tantos universos distintos. Al carecer de par-tes, no pueden ser afectadas por nada creado lasmnadas no tienen ventanas; [...] ni sustancia ni ac-cidente alguno puede entrar de fuera en una mna-da(Monadologa, 7).De ah que sin una accindivina no habra entre las mnadas corresponden-cia alguna: los fenmenos resultantes de las diver-sas mnadas simples constituiran otros tantos sis-temas, cuyo acuerdo, de darse, sera puramente ca-

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    sual. Pero, con todo, el acuerdo entre mnadas y enparticular entre cuerpo y almaesun hecho. Cmoexplicarlo?

    El animal o sustancia corprea es una rea-lidad que obtiene su unidad y su identidad de sumnada dominante o alma (G.P, II, pg. 252).La adjuncin de la mnada dominante o almay el cuerpo orgnico constituye la sustancia com-

    puesta, o animal o sustancia corprea, queconsta demateria la pasividad de las sustancias

    componentes del cuerpo yforma actividad delas entelequias intervinientes.La materia se compone tanto de la pasividad

    primitiva que reside en la mnada misma y las de-ms que abarca virtualmente, como de las pasivida-des secundarias inherentes en las dems mnadas.Laforma de la sustancia compuesta consta de todaslas entelequias, tanto de la primitiva, esto es, de la

    propia mnada dominante o alma, como de las de-ms entelequias de las mnadas que integran elcuerpo orgnico (vaseApndice).

    La mnada dominante representa las variacio-nes del cuerpo al que informa, i. e., en funcin de

    su esencia ser representativa, tener percepcio-nes, la mnada dominante percibe la mltipleagregacin como su propio cuerpo, y esa percep-cin, aunque no suficientemente clara para reco-nocerlo como un agregado de sustancias (experi-mentando, porello,el de sus relaciones recprocascomo una difusin espacial y su actividad como re-

    sistencia y por tanto como masa), sin embargo, essuficientemente clara para reconocerlo y sentirlocomo suyo, y por tanto para ejercer respecto de eseagregado un papel dominante. La mnada domi-nante percibe su cuerpo ms claramente que lasdems mnadas.

    El cuerpo, en cuanto tal, no constituye una sus-

    tancia sino un sustanciado:

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    aquello que resulta de muchas sustancias [...]. Susatributos son, tanto los pasivos, porejemplo,mag-nitud, figura y ubicacin, como los activos, porejemplo, mpetu; y de ellos nacen las acciones y las

    pasiones, el movimiento y el choque. Y la sustanciacompuesta posee los atributos del sustanciado; lasustancia simple, en cambio, posee sus expresiones(vaseApndice).

    La criatura (el animal o la sustancia corprea),en tanto que compuesta de alma y cuerpo, posee,

    pues, algunas caractersticas de este ltimo, comola extensin y sus modificaciones, siendo el alma,su mnada dominante, la que las percibe en suexistencia y en sus variaciones, habida cuenta deque la percepcin no es sino un estado de la sustan-cia simple, en el que se representa, se expresa,la realidad exterior a ella(G. P.,II, pg. 121).

    La explicacin de la percepcin como expre-

    sin, i. e., como relacin de correspondencia orde-nada exige la teora ms general de la interaccinde las sustancias, cuyo pilar es la hiptesis de laarmona preestablecida. Las percepciones son mu-chsimas: hay una infinidad de percepciones ennosotros, en nuestra alma(A., VI, pgs. 6;53), quecorresponden armnicamente a los eventos corp-

    reos, a la multitud de impresiones corpreas.Hay correspondencia armnica entre las impresio-nes corpreas y las percepciones en el alma.Y,su-

    puesto elplenum (Monadologa,8, 61), el menormovimiento, la menor impresin (como sucede conlas ondas sonoras), llegaa, tiene su correspondien-te percepcin en la mnada. Hay, pues, una cone-

    xin perceptiva constante y reglada entre toda m-nada y el universo, o como deca Hipcrates: CTJL-Ttvoioc Tivxa (Monadologa, 61), si bien laconexin es ms estrecha y ms clara entre el almay su cuerpo.Y,si bien es cierto que las percepcioneso estados mondicos son de naturaleza distinta de

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    la de los eventos o impresiones corpreas, con todo,lo primero (la vida interior de la mnada [alma])'viene organizado de una determinada manera en

    funcin de lo segundo (la estructura corpreay,enparticular, la de sus rganos perceptivos);y,as, elalma animal tiene percepciones relevantes, i. e.,

    sensaciones, en funcin de la complejidad y perfec-cin de los rganos sensoriales: La naturaleza hadado percepciones relevantes a los animales por elcuidado que ha puesto en proporcionarles rganosque renan muchos rayos de luz o muchas ondula-ciones del aire para hacer que mediante esa unintengan mayoreficacia (Monadologa, 25).Segnesto, cada estado perceptivo en la mnada (alma)est en correspondencia con los movimientos de sucuerpo, y recprocamente: a todos los movimien-tos de nuestro cuerpo corresponden determinadaspercepciones o pensamientos ms o menos confu-sos de nuestra alma(G. P., II,pg. 113); y el cuer-

    po est hecho de tal manera que el alma no tomajams resoluciones a las que no correspondan losmovimientos del cuerpo (G. R, IV, pg. 559). Endefinitiva, hay siempre una perfecta correspon rdencia entre el cuerpo y el alma (G. R, V, pgi-na 106). Hay relacin de correspondencia no cau-sal,por ser entidades de naturaleza totalmente dis-tinta: ni el alma cambia las leyes del cuerpo ni elcuerpo cambia las leyes del alma, y de ah que yohaya introducido la armona preestablecida paraevitar este desconcierto, y no dejo de admitir unaverdadera unin entre el alma y el cuerpo queconstituye un agente (G. R,VI,pg. 81). Laarmo-na preestablecida le sirve a Leibniz para explicarde manera natural la unin, o mejor, la confor-midad del alma y del cuerpo orgnico (Monadolo-

    ga, 78-79).La explicacin de la correspondencia entre

    cuerpo y alma travs de las causas ocasionales

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    (Malebranche), como un perpetuo milagro, es re-chazada por Leibniz; porque todas las cualidadesde las cosas creadas deben derivarse de su natu-raleza, como modificaciones explicables, y si re-chazamos la distincin entre lo que es natural yexplicable y lo que es inexplicable y milagroso [...],estamos renunciado a la filosofa y a la razn, alabrir refugio a la ignorancia y a la pereza [...].Y tambin resulta absurdo que Dios haga mila-gros de ordinario, de manera que esta hiptesis

    perezosa destruira por igual nuestra filosofa,quebusca razones, y la sabidura divina que las posee(G. P., V, pg. 59).

    En oposicin a esta hiptesis perezosa, la ex-plicacin natural de Leibniz exige considerarlas modificaciones de los seres creados como in-herentes en, y provenientes de, su propia natura.

    Ello exige, en primer lugar, el rechazo del dualis-mo sustancial alma (mente) / cuerpo: en el mbitonatural (mbito, asimismo, de la explicacin ra-cional), todo lo que hay son sustancias orgnicascorpreas; cada una de ellas constituye, a travsde la unin de la mquina orgnica con la mna-da dominante o alma, un unum per se. As, por

    ejemplo, un ser humano, una persona, es ununum per se,como resultado de la unin del almacon el cuerpo (G. P., VI, pg. 81). Y la unin ovnculo sustancial hace del ser humano una sus-tancia (compuesta) individual.

    Con esta nocin de sustancia compuesta (acu-ada en sus ltimos escritos de 1715y 1716) Leib-niz trata de completar la explicacin de todos losfenmenos a travs de las percepciones de las m-nadas simples funcionando en armona unas conotras (G. P., II, pg. 450). En carta a Remond, fe-chada el 4 de noviembre de 1715 acude expresa-mente a la nocin de sustancia para determinar la

    constitucin de un ser viviente individual:57

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    Una verdadera sustancia (tal como un animal)est compuesta de un alma inmaterial y un cuerpoorgnico, yesel compuesto de ambos lo que se fla-ma ununum per se[...]. Y las almas concuerdan con

    los cuerpos y entre s en virtud de la armona prees-tablecida y de ninguna manera por mutua influenciafsica, salvo la unin metafsica del alma con sucuerpo que los hace componer un unum per se,unanimal, un ser viviente(G. P., IH, pgs.657-658).

    La armona preestablecida trasciende, as, el

    mero mbito de las relaciones entre sustancias sim-ples (o mnadas) y vige tambin en el de las relacio-nes entre la mnada dominante (o alma) y su cuerpo.Y por esto precisamente el sistema de la armonapreestablecida supone ms que la correspondenciaexterna entre sustancias, sugerida porelsmil de losdos relojes funcionando, eso s, en perfecta corres-

    pondencia, pero cada uno segn sus principios defuncionamiento.

    Las dependencias armnicas entre el alma y sucuerpo orgnico son de naturaleza interna, y nomeramente externa: lo que sucede en el alma (suspercepciones internas) es as y no de otra manera

    en virtud de su naturaleza representativa (su cap-cidad para expresar los seres fuera de ella que estnen conexin con sus rganos); y, por contra, las par-tes del cuerpo tienen exactamente en cada mo-mento los movimientos precisos para correspondera las pasiones y percepciones del alma (G. P., IV,

    pg. 484). Por tanto, la relacin armnica entre elalma y su cuerpo orgnico es interna y necesaria:el alma est necesariamente incorporada y es la for-ma del cuerpo (Monadologa, 62). Todos los as-

    pectos de la vida interna del alma requieren incor-poracin y expresin en el cuerpo.Yel cuerpo esthecho de tal manera que el alma no toma jams re-

    soluciones a las que no correspondan los movi-mientos del cuerpo (G.P., IV,pg. 559).

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    ALMAS Y ESPRITUS (SENSACIN Y APERCEPCIN)

    Al consistir la esencia de la mnada en la per-

    cepcin, la diferenciacin mondica responde a losdiferentes grados de claridad perceptiva. En la sus-tancia viva, cuando la mnada tiene rganos lo su-ficientemente adecuados mediante los cuales lasimpresiones que son recibidas y consiguientementelas percepciones que representan esas impresionesson relevantes y distintas, entonces esto puedeconducir alsentir, i. e., a la percepcin acompaadadememoriaima percepcin de la que permaneceuna especie de eco por largo tiempo; y un tal vi-viente es llamado animal, como su mnada es lla-mada un alma (G.P., VI,pg. 599).

    El alma del animal es, pues, capaz de sentir ytiene memoria. La capacidad de recordar conllevaima especie de consecucin, as como tambin una

    comparacin de las representaciones del pasadocon las del presente y con las expectativas