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Fernando Olavarría Gabler 166 CUENTOS PARA ENTRETENER EL ALMA ATARDECER ROJO

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Fernando Olavarría Gabler 166

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ATARDECERROJO

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Fernando Olavarría Gabler

Inscripción Registro de Propiedad Intelectual Nº 37100. Chile.© Fernando Olavarría Gabler.

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Inscripción Registro de Propiedad Intelectual Nº 37100. Chile.© Fernando Olavarría Gabler.

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l 16 de Octubre de 1964, la República Popular China hizo la primera detonación de una bomba atómica. Me llamó la atención que en esa fecha hubo un atardecer intensamente rojo y brillante. Pensé que existía la posibilidad de que una nube radioactiva hubiese viajado recorriendo todo el planeta. Me fui a la cama algo pesimista y me quedé dormido. Desperté sobresaltado a las 4 de la madrugada. En mi dormitorio había dejado mi paleta de pintura al óleo y del orificio donde se introduce el pulgar para mantener la paleta horizontal, salían maravillosos rayos de luces de múltiples colores. El espectáculo era asombroso y me senté en la cama para observarlo mejor. Entonces me di cuenta de que en el orificio de la paleta había un ojo. Salió de la paleta y se transformó en un ser humano. Su vestimenta estaba invadida por manchas de diversos colores. Estos brillaban en la oscuridad y cambiaban constantemente de tono. Era muy emocionante ver esto y más emocionante fue cuando el personaje habló y me dijo: - No tengas miedo. Soy el Genio de la Visión Policromática. -¿Eres un espíritu?, me atreví a preguntar. -Sí. -¿Eres bueno o maligno? -Soy el que le da color a todos los seres vivos de la Madre

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Para mi hija Alejandra y José Luis, con el cariño de siempre.

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l 16 de Octubre de 1964, la República Popular China hizo la primera detonación de una bomba atómica. Me llamó la atención que en esa fecha hubo un atardecer intensamente rojo y brillante. Pensé que existía la posibilidad de que una nube radioactiva hubiese viajado recorriendo todo el planeta. Me fui a la cama algo pesimista y me quedé dormido. Desperté sobresaltado a las 4 de la madrugada. En mi dormitorio había dejado mi paleta de pintura al óleo y del orificio donde se introduce el pulgar para mantener la paleta horizontal, salían maravillosos rayos de luces de múltiples colores. El espectáculo era asombroso y me senté en la cama para observarlo mejor. Entonces me di cuenta de que en el orificio de la paleta había un ojo. Salió de la paleta y se transformó en un ser humano. Su vestimenta estaba invadida por manchas de diversos colores. Estos brillaban en la oscuridad y cambiaban constantemente de tono. Era muy emocionante ver esto y más emocionante fue cuando el personaje habló y me dijo: - No tengas miedo. Soy el Genio de la Visión Policromática. -¿Eres un espíritu?, me atreví a preguntar. -Sí. -¿Eres bueno o maligno? -Soy el que le da color a todos los seres vivos de la Madre

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Para mi hija Alejandra y José Luis, con el cariño de siempre.

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Naturaleza. Si a eso me dedico ¿crees que soy un espíritu dañino? -No. De ninguna manera, respondí. Eres un espíritu que amas la belleza de los animales y de las plantas. -Así es. Los que más me complacen son las flores, el plumaje y el canto de las aves, los peces de los arrecifes de coral con sus colores tan llamativos, y las mariposas… Pero, para ser franco, me gustan todos. -Comprendo ¿y los seres humanos? -El alma de algunos de ellos. Pero son muy pocos. -¿Y los pintores? -Te confieso que sí, tengo cierta simpatía por ellos y también por los compositores musicales; de música clásica por supuesto. -Entonces, me siento más tranquilo en tu presencia. ¿Por qué te apareciste a mí? -Por tus cualidades pictóricas y literarias, se me ocurrió ofrecerte un regalo ¿Qué te parece que yo te traslade en espíritu, a otro mundo similar al que tú vives?; posee cosas feas pero no tan feas y cosas bonitas pero no tan bonitas Así, con la ayuda de tu imaginación, podrías escribir y pintar las escenas de este mundo nuevo y mejorarlo, porque te diré con franqueza, cuando me toca visitarlo me aburro en demasía. -Me parece bien, pero prométeme que después pueda regresar a mi mundo. -Lo prometo. Estaba caminando por una calle solitaria. Era de noche y el

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cielo estaba nublado y rojizo. Las casas eran grises, de uno o dos pisos y de feo aspecto. De improviso un perro, tan sucio y gris como las casas, me acompañó caminando al lado mío. Entonces recordé lo que me había dicho el genio policromático, con mi imaginación, podría cambiar las cosas haciéndolas más bellas, y también escribirlas. Entonces, miré al perro y me imaginé que su piel era de un blanco inmaculado pero su cabeza y la punta de su corta cola eran de color negro ¡Y el perro en forma instantánea tomó ese aspecto nacido de mi pensamiento! -¡Maravilloso! Exclamé con entusiasmo. Me voy entretener bastante en este mundo, sin importarme que estoy viviendo como espíritu. De inmediato fijé la vista en todas las casas a mi alrededor y con mi pensamiento les cambié el color de sus fachadas, los vidrios sucios de las ventanas los transformé en hermosos vitrales y a los techos les cambié las herrumbrosas latas de zinc por gruesas tejas de atrayente colorido. Llegué al final de la calle y me encontré con una plaza. Ésta era bastante espaciosa. Al fondo de ella divisé un edificio de tres pisos. Me pareció que era un antiguo teatro. Todas las puertas estaban cerradas y de su interior oí gritos y risas femeninas. Probablemente están ensayando una comedia, pensé y debido a eso, las puertas permanecen cerradas. Pero yo no tenía inconvenientes en atravesar puertas y paredes, y decidí entrar para averiguar quiénes eran las dueñas de esas risas tan armoniosas.

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Naturaleza. Si a eso me dedico ¿crees que soy un espíritu dañino? -No. De ninguna manera, respondí. Eres un espíritu que amas la belleza de los animales y de las plantas. -Así es. Los que más me complacen son las flores, el plumaje y el canto de las aves, los peces de los arrecifes de coral con sus colores tan llamativos, y las mariposas… Pero, para ser franco, me gustan todos. -Comprendo ¿y los seres humanos? -El alma de algunos de ellos. Pero son muy pocos. -¿Y los pintores? -Te confieso que sí, tengo cierta simpatía por ellos y también por los compositores musicales; de música clásica por supuesto. -Entonces, me siento más tranquilo en tu presencia. ¿Por qué te apareciste a mí? -Por tus cualidades pictóricas y literarias, se me ocurrió ofrecerte un regalo ¿Qué te parece que yo te traslade en espíritu, a otro mundo similar al que tú vives?; posee cosas feas pero no tan feas y cosas bonitas pero no tan bonitas Así, con la ayuda de tu imaginación, podrías escribir y pintar las escenas de este mundo nuevo y mejorarlo, porque te diré con franqueza, cuando me toca visitarlo me aburro en demasía. -Me parece bien, pero prométeme que después pueda regresar a mi mundo. -Lo prometo. Estaba caminando por una calle solitaria. Era de noche y el

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cielo estaba nublado y rojizo. Las casas eran grises, de uno o dos pisos y de feo aspecto. De improviso un perro, tan sucio y gris como las casas, me acompañó caminando al lado mío. Entonces recordé lo que me había dicho el genio policromático, con mi imaginación, podría cambiar las cosas haciéndolas más bellas, y también escribirlas. Entonces, miré al perro y me imaginé que su piel era de un blanco inmaculado pero su cabeza y la punta de su corta cola eran de color negro ¡Y el perro en forma instantánea tomó ese aspecto nacido de mi pensamiento! -¡Maravilloso! Exclamé con entusiasmo. Me voy entretener bastante en este mundo, sin importarme que estoy viviendo como espíritu. De inmediato fijé la vista en todas las casas a mi alrededor y con mi pensamiento les cambié el color de sus fachadas, los vidrios sucios de las ventanas los transformé en hermosos vitrales y a los techos les cambié las herrumbrosas latas de zinc por gruesas tejas de atrayente colorido. Llegué al final de la calle y me encontré con una plaza. Ésta era bastante espaciosa. Al fondo de ella divisé un edificio de tres pisos. Me pareció que era un antiguo teatro. Todas las puertas estaban cerradas y de su interior oí gritos y risas femeninas. Probablemente están ensayando una comedia, pensé y debido a eso, las puertas permanecen cerradas. Pero yo no tenía inconvenientes en atravesar puertas y paredes, y decidí entrar para averiguar quiénes eran las dueñas de esas risas tan armoniosas.

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Atravesé paredes y llegué al pasillo de la platea del teatro. Éste era magnífico. Una gran lámpara de lágrimas colgaba en el cielo. También había numerosas lámparas que decoraban los palcos. Todas estaban encendidas y le daban un realce muy bello al interior del teatro porque las columnas y paredes habían sido pintadas con pintura dorada. La cortina del escenario estaba corrida y mostraba a un grupo de mujeres. Estas, al divisarme, me invitaron a subir al escenario e integrarme a ellas. No me hice de rogar. Fui rodeado por caras sonrientes y alegres. Me llamó la atención sus atractivas y raras vestimentas. Todas las jóvenes tenían alas en las espaldas y estaban acorde con sus vestidos. A las más cercanas pude observarlas con detención. La de alas doradas, tenía un vestido totalmente dorado. La de alas transparentes, su vestido de seda dejaba ver un cuerpo de curvas perfectas y la de alas de plumas verdes, mostraba una falda de fibras vegetales que bajaban desde la cintura hasta las rodillas. Me sorprendió al observar que sus pechos no estaban cubiertos y al constatar ella la sorpresa en mi rostro me dijo, “yo vengo de la selva amazónica”. Eso me hizo comprender que las mujeres de esa región se vestían de esa manera, sin sentir pudor o vergüenza. Sería el mismo caso de las mujeres occidentales que muestran sus pantorrillas en un mundo islámico o lavan en su casa el automóvil, usando shorts. La amazónica me invitó para que viajara con ella a su mundo. Lo pasarás muy bien -me dijo- estarás en la selva virgen, rodeado de

animales asombrosos. Podrás estudiarlos de cerca y seguir sus movimientos, sus hábitos de vida, cómo se alimentan y reproducen y… ¡Espera, espera!, dijo la de las alas doradas. Antes de perderte en la selva, deseo que conozcas mi mundo. ¿Haz comido alguna vez con platos de oro conteniendo manjares exquisitos? Has de saber que, en los tiempos de mayor esplendor de Venecia, los embajadores se indignaban si no eran servidos en platos de oro. En ese mundo vivo yo y todos los que me rodean. Vamos. Te invito a un lujo y placer extremos, estoy segura de que no te arrepentirás… ¿Me permiten unas palabras?, dijo la mujer de alas transparentes. Su voz era suave y transmitía una gran ternura. Dijo: En mi mundo existe la verdad en su máxima expresión. Es como nuestras alas, puras y transparentes… No pudo seguir porque las otras dos mujeres que me habían invitado, se molestaron y empezaron a discutir. Yo traté de calmarlas y les dije: Voy a cerrar los ojos y cuando estén en silencio, los abriré y en ese momento voy elegir una de las invitaciones. Así lo hice y esperé. Después de un corto tiempo hubo un silencio absoluto. Abrí los ojos y no había nadie. Todas habían desaparecido. Salí del teatro y empecé a caminar por una de las calles que terminaban en la plaza. La noche estaba oscura y no se veía persona alguna. Con temor continué andando y a lo lejos divisé a un ser humano caminando en dirección contraria a la mía. Cuando estuvo

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Atravesé paredes y llegué al pasillo de la platea del teatro. Éste era magnífico. Una gran lámpara de lágrimas colgaba en el cielo. También había numerosas lámparas que decoraban los palcos. Todas estaban encendidas y le daban un realce muy bello al interior del teatro porque las columnas y paredes habían sido pintadas con pintura dorada. La cortina del escenario estaba corrida y mostraba a un grupo de mujeres. Estas, al divisarme, me invitaron a subir al escenario e integrarme a ellas. No me hice de rogar. Fui rodeado por caras sonrientes y alegres. Me llamó la atención sus atractivas y raras vestimentas. Todas las jóvenes tenían alas en las espaldas y estaban acorde con sus vestidos. A las más cercanas pude observarlas con detención. La de alas doradas, tenía un vestido totalmente dorado. La de alas transparentes, su vestido de seda dejaba ver un cuerpo de curvas perfectas y la de alas de plumas verdes, mostraba una falda de fibras vegetales que bajaban desde la cintura hasta las rodillas. Me sorprendió al observar que sus pechos no estaban cubiertos y al constatar ella la sorpresa en mi rostro me dijo, “yo vengo de la selva amazónica”. Eso me hizo comprender que las mujeres de esa región se vestían de esa manera, sin sentir pudor o vergüenza. Sería el mismo caso de las mujeres occidentales que muestran sus pantorrillas en un mundo islámico o lavan en su casa el automóvil, usando shorts. La amazónica me invitó para que viajara con ella a su mundo. Lo pasarás muy bien -me dijo- estarás en la selva virgen, rodeado de

animales asombrosos. Podrás estudiarlos de cerca y seguir sus movimientos, sus hábitos de vida, cómo se alimentan y reproducen y… ¡Espera, espera!, dijo la de las alas doradas. Antes de perderte en la selva, deseo que conozcas mi mundo. ¿Haz comido alguna vez con platos de oro conteniendo manjares exquisitos? Has de saber que, en los tiempos de mayor esplendor de Venecia, los embajadores se indignaban si no eran servidos en platos de oro. En ese mundo vivo yo y todos los que me rodean. Vamos. Te invito a un lujo y placer extremos, estoy segura de que no te arrepentirás… ¿Me permiten unas palabras?, dijo la mujer de alas transparentes. Su voz era suave y transmitía una gran ternura. Dijo: En mi mundo existe la verdad en su máxima expresión. Es como nuestras alas, puras y transparentes… No pudo seguir porque las otras dos mujeres que me habían invitado, se molestaron y empezaron a discutir. Yo traté de calmarlas y les dije: Voy a cerrar los ojos y cuando estén en silencio, los abriré y en ese momento voy elegir una de las invitaciones. Así lo hice y esperé. Después de un corto tiempo hubo un silencio absoluto. Abrí los ojos y no había nadie. Todas habían desaparecido. Salí del teatro y empecé a caminar por una de las calles que terminaban en la plaza. La noche estaba oscura y no se veía persona alguna. Con temor continué andando y a lo lejos divisé a un ser humano caminando en dirección contraria a la mía. Cuando estuvo

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más cerca me di cuenta de que hablaba en voz alta. Paró y me invitó a acompañarlo. ¿Cuál es el motivo?, le expresé con recelo. -El motivo lo desconozco- me respondió- porque no sé a dónde voy, de dónde vengo y por qué estoy aquí. Por encontrar tan graciosa la respuesta, decidí acompañarlo. Sin averiguar quién era yo, me preguntó ¿Qué opinión tienes del Macrocosmos y del Microcosmos? -Bueno; respondí algo turbado-. El concepto que tengo de eso, es el Firmamento en su totalidad. El Universo entero. Ignoro si hay más firmamentos coexistentes con el nuestro. Conozco una teoría que habla del Multiverso y no del Universo. -Bien. Bien. Respondió el sujeto. Y, ¿El Microcosmos? -El Microcosmos, también es inmenso. Podríamos decir que es infinito. Pienso en todas las moléculas presentes en nuestro Globo Terráqueo, y en los átomos que posee cada molécula. -Y en los protones, electrones, neutrones y otras cosas desconocidas en el núcleo del átomo, agregó mi compañero. Es imposible que uno pueda conocer en su totalidad esa realidad. Es para volverse loco. Y para allá voy… Después de caminar ambos, algunos minutos en silencio, el raro personaje me lanzó otra pregunta. -¿Qué idea tienes de la semejanza fenomenal? - ¿De qué? No la conozco.

-Es la semejanza o similitud que presentan algunos fenómenos, en el mundo o en el Universo. Ejemplos de esto son: El remolino que se produce en algunos ríos y el remolino de aire formado por los tifones. Otro ejemplo es el fenómeno de la rotación. Rota el trompo lanzado por un niño, rotan las ruedas, los carruseles, la Tierra creando días y noches , las ruletas en los casinos, etcétera, etcétera. -Y quizás el Universo, respondí. Además de expandirse. Rota. -Otro caso es la ramificación -dijo el viejo-. La vemos en las ramas de los árboles, en los racimos de uvas. En los bronquios, en las arterias y venas, en los caminos, en los árboles genealógicos, etcétera. No sigo. Estos pensamientos me trastornan. -En los laberintos…Agregué. -No seas estúpido Nicomedes -balbuceó mi compañero-. Pasemos a otro tema. ¿Qué opinas del ciclismo? -¿De andar en bicicleta?, pregunté. -¡No! ¡No! ¡Qué tonto eres Nicomedes! Hay cosas que suceden y se repiten después de un tiempo determinado. Cumplen un ciclo. Ejemplo de ellas son el ciclo de las estaciones, la trayectoria de los cometas, la menstruación en las mujeres, la migración de las aves, peces e insectos, etcétera. ¿Se te ocurre algo más Nicomedes?¿No? ¡Qué idiota eres! No pude soportar más la forma de referirse a mi persona, con

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más cerca me di cuenta de que hablaba en voz alta. Paró y me invitó a acompañarlo. ¿Cuál es el motivo?, le expresé con recelo. -El motivo lo desconozco- me respondió- porque no sé a dónde voy, de dónde vengo y por qué estoy aquí. Por encontrar tan graciosa la respuesta, decidí acompañarlo. Sin averiguar quién era yo, me preguntó ¿Qué opinión tienes del Macrocosmos y del Microcosmos? -Bueno; respondí algo turbado-. El concepto que tengo de eso, es el Firmamento en su totalidad. El Universo entero. Ignoro si hay más firmamentos coexistentes con el nuestro. Conozco una teoría que habla del Multiverso y no del Universo. -Bien. Bien. Respondió el sujeto. Y, ¿El Microcosmos? -El Microcosmos, también es inmenso. Podríamos decir que es infinito. Pienso en todas las moléculas presentes en nuestro Globo Terráqueo, y en los átomos que posee cada molécula. -Y en los protones, electrones, neutrones y otras cosas desconocidas en el núcleo del átomo, agregó mi compañero. Es imposible que uno pueda conocer en su totalidad esa realidad. Es para volverse loco. Y para allá voy… Después de caminar ambos, algunos minutos en silencio, el raro personaje me lanzó otra pregunta. -¿Qué idea tienes de la semejanza fenomenal? - ¿De qué? No la conozco.

-Es la semejanza o similitud que presentan algunos fenómenos, en el mundo o en el Universo. Ejemplos de esto son: El remolino que se produce en algunos ríos y el remolino de aire formado por los tifones. Otro ejemplo es el fenómeno de la rotación. Rota el trompo lanzado por un niño, rotan las ruedas, los carruseles, la Tierra creando días y noches , las ruletas en los casinos, etcétera, etcétera. -Y quizás el Universo, respondí. Además de expandirse. Rota. -Otro caso es la ramificación -dijo el viejo-. La vemos en las ramas de los árboles, en los racimos de uvas. En los bronquios, en las arterias y venas, en los caminos, en los árboles genealógicos, etcétera. No sigo. Estos pensamientos me trastornan. -En los laberintos…Agregué. -No seas estúpido Nicomedes -balbuceó mi compañero-. Pasemos a otro tema. ¿Qué opinas del ciclismo? -¿De andar en bicicleta?, pregunté. -¡No! ¡No! ¡Qué tonto eres Nicomedes! Hay cosas que suceden y se repiten después de un tiempo determinado. Cumplen un ciclo. Ejemplo de ellas son el ciclo de las estaciones, la trayectoria de los cometas, la menstruación en las mujeres, la migración de las aves, peces e insectos, etcétera. ¿Se te ocurre algo más Nicomedes?¿No? ¡Qué idiota eres! No pude soportar más la forma de referirse a mi persona, con

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palabras desdeñosas e hirientes. Detuve mi marcha y le manifesté, bastante molesto, que no iba a tolerar más su actitud desatinada. En primer lugar -le dije- me llamo Fernando y no Nicomedes y no acepto que cambien mi nombre ni me pongan sobrenombres cuando me dirigen la palabra. Mi compañero se quedó perplejo y me miró extrañado. Después de un rato, me preguntó ¿Sabes cuál es mi nombre? -No sé y no me interesa, respondí molesto. -Me llamo Nicomedes. Cuando camino y no tengo con quién conversar, me desdoblo y establezco un diálogo con mi otro yo. La gente cree que ando solo y hablo en voz alta, pero estoy conversando con Nicomedes, que va a mi lado y se parece exactamente a mí. Espero que esta aclaración te haya quitado tu enojo. Después de un rato, Nicomedes me preguntó ¿Tú pintas? -Así es. -¿Cuál es tu especialidad? -Tengo preferencia por la pintura al óleo, pastel y oil pastel. -Supongo que tienes conocimiento de la ley del contraste de los colores y el concepto de las líneas de fuerza. -Quizás esos conceptos, repliqué, pueden ser diferentes a los suyos. ¿Podría explicarme con mayor claridad? -Por supuesto. En el mundo de los colores hay algunos que se

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contraponen. Como gallos de pelea, se enardecen y aumentan su intensidad cuando están enfrentados o muy cercanos. Ejemplo de ello, es el rojo con el verde, el azul con el amarillo, el violeta con el anaranjado, el negro con el blanco. Si las intenciones del pintor son las de realzar el colorido de su obra, puede recurrir a esa técnica. En cuanto a las líneas de fuerza, son mensajes nacidos en el subconciente del pintor y llegan al subconciente del espectador. El que pinta, no se da cuenta de que las fabrica, pero están ahí. Se ven en el recorrido de las pinceladas; son verdaderos trazos, caminos o sendas. Las más corrientes son las verticales, las horizontales y las oblicuas, pero hay algunas que forman un círculo o una cruz, y en el centro está lo más importante del cuadro. Otras veces son verticales sinuosas y… -Me parece que sus conceptos son similares a los míos y no vale la pena discutirlos. -Bien, bien ¿Tienes un claro conocimiento de las cosas invisibles que te rodean, traspasan tu cuerpo o intentan introducirse dentro de él? Mi respuesta fue el no tener una idea clara en algunas cosas referentes a ese tema. Sí, sabía, que desde hace más o menos dos siglos, el ser humano había creado una infinidad de ondas radiales, de televisión, satelitales y otras. Son invisibles. Éstas recorren la superficie de la Tierra y atraviesan nuestros frágiles cuerpos sin

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palabras desdeñosas e hirientes. Detuve mi marcha y le manifesté, bastante molesto, que no iba a tolerar más su actitud desatinada. En primer lugar -le dije- me llamo Fernando y no Nicomedes y no acepto que cambien mi nombre ni me pongan sobrenombres cuando me dirigen la palabra. Mi compañero se quedó perplejo y me miró extrañado. Después de un rato, me preguntó ¿Sabes cuál es mi nombre? -No sé y no me interesa, respondí molesto. -Me llamo Nicomedes. Cuando camino y no tengo con quién conversar, me desdoblo y establezco un diálogo con mi otro yo. La gente cree que ando solo y hablo en voz alta, pero estoy conversando con Nicomedes, que va a mi lado y se parece exactamente a mí. Espero que esta aclaración te haya quitado tu enojo. Después de un rato, Nicomedes me preguntó ¿Tú pintas? -Así es. -¿Cuál es tu especialidad? -Tengo preferencia por la pintura al óleo, pastel y oil pastel. -Supongo que tienes conocimiento de la ley del contraste de los colores y el concepto de las líneas de fuerza. -Quizás esos conceptos, repliqué, pueden ser diferentes a los suyos. ¿Podría explicarme con mayor claridad? -Por supuesto. En el mundo de los colores hay algunos que se

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contraponen. Como gallos de pelea, se enardecen y aumentan su intensidad cuando están enfrentados o muy cercanos. Ejemplo de ello, es el rojo con el verde, el azul con el amarillo, el violeta con el anaranjado, el negro con el blanco. Si las intenciones del pintor son las de realzar el colorido de su obra, puede recurrir a esa técnica. En cuanto a las líneas de fuerza, son mensajes nacidos en el subconciente del pintor y llegan al subconciente del espectador. El que pinta, no se da cuenta de que las fabrica, pero están ahí. Se ven en el recorrido de las pinceladas; son verdaderos trazos, caminos o sendas. Las más corrientes son las verticales, las horizontales y las oblicuas, pero hay algunas que forman un círculo o una cruz, y en el centro está lo más importante del cuadro. Otras veces son verticales sinuosas y… -Me parece que sus conceptos son similares a los míos y no vale la pena discutirlos. -Bien, bien ¿Tienes un claro conocimiento de las cosas invisibles que te rodean, traspasan tu cuerpo o intentan introducirse dentro de él? Mi respuesta fue el no tener una idea clara en algunas cosas referentes a ese tema. Sí, sabía, que desde hace más o menos dos siglos, el ser humano había creado una infinidad de ondas radiales, de televisión, satelitales y otras. Son invisibles. Éstas recorren la superficie de la Tierra y atraviesan nuestros frágiles cuerpos sin

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darnos cuenta de ello. ¿Cuál es el daño que produce todo esto? ¿Estar expuesto a un constante bombardeo de millones de ondas? Pienso en nuestros antepasados que vivieron desde el siglo XVII y los siglos anteriores, ellos no tuvieron la presencia de estas ondas. -Muy bien, dijo Nicomedes pero ¿Qué me dices de los fantasmas, de los ángeles de Dios y de los espíritus malignos “que recorren el mundo para perder las almas”? No los vemos pero están ahí, a veces muy cerca de nosotros, cuando los invocamos. -Es verdad. Yo, que camino al lado suyo, Nicomedes, soy un espíritu. Mi cuerpo está en la Tierra, durmiendo encima de una cama. -¿Quién te trajo a este mundo? -Estaba en una paleta de pintura. Se llama “el genio de los colores policromáticos”… -¡Ah! ¡Sí! Me parece haberlo conocido, exclamó Nicomedes. -Cuando nos vimos por primera vez, yo venía de vuelta hacia la plaza. A la ida, al final de este camino me encontré con una librería cuyas puertas estaban abiertas. Entré, para curiosear un poco y también para buscar un libro entretenido. Al llegar a la sección pinturas, me llamó la atención una paleta en la cual se divisaba un ojo humano y oí una voz que dijo: Dile a Fernando que llegue hasta aquí, porque tengo que cumplir mi promesa. -Se trata de que prometió devolverme a la Tierra. Adiós

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darnos cuenta de ello. ¿Cuál es el daño que produce todo esto? ¿Estar expuesto a un constante bombardeo de millones de ondas? Pienso en nuestros antepasados que vivieron desde el siglo XVII y los siglos anteriores, ellos no tuvieron la presencia de estas ondas. -Muy bien, dijo Nicomedes pero ¿Qué me dices de los fantasmas, de los ángeles de Dios y de los espíritus malignos “que recorren el mundo para perder las almas”? No los vemos pero están ahí, a veces muy cerca de nosotros, cuando los invocamos. -Es verdad. Yo, que camino al lado suyo, Nicomedes, soy un espíritu. Mi cuerpo está en la Tierra, durmiendo encima de una cama. -¿Quién te trajo a este mundo? -Estaba en una paleta de pintura. Se llama “el genio de los colores policromáticos”… -¡Ah! ¡Sí! Me parece haberlo conocido, exclamó Nicomedes. -Cuando nos vimos por primera vez, yo venía de vuelta hacia la plaza. A la ida, al final de este camino me encontré con una librería cuyas puertas estaban abiertas. Entré, para curiosear un poco y también para buscar un libro entretenido. Al llegar a la sección pinturas, me llamó la atención una paleta en la cual se divisaba un ojo humano y oí una voz que dijo: Dile a Fernando que llegue hasta aquí, porque tengo que cumplir mi promesa. -Se trata de que prometió devolverme a la Tierra. Adiós

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Page 16: 166 Atardecer rojo · 2019. 12. 24. · raras vestimentas. Todas las jóvenes tenían alas en las espaldas y estaban acorde con sus vestidos. A las más cercanas pude observarlas

C U E N T O S PA R A E N T R E T E N E R E L A L M A

14

¿De qué promesa se trata? -Él prometió devolverme a la Tierra. Adiós Nicomedes. Fue muy entretenido conversar contigo. Me desplacé a gran velocidad hasta el final del camino. Allí estaba la librería, con las puertas aún abiertas. Vengo para que cumplas tu promesa, le dije, y él me respondió: Amén.- Eso fue todo. En menos de un instante me encontré en mi cama, durmiendo profundamente. Desperté después de un largo sueño. Lo primero que llegó a mi mente, fue la imagen del viejo sabio loco de Nicomedes. ¿Fue también un espíritu creado por mi imaginación?

Fin

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¿De qué promesa se trata? -Él prometió devolverme a la Tierra. Adiós Nicomedes. Fue muy entretenido conversar contigo. Me desplacé a gran velocidad hasta el final del camino. Allí estaba la librería, con las puertas aún abiertas. Vengo para que cumplas tu promesa, le dije, y él me respondió: Amén.- Eso fue todo. En menos de un instante me encontré en mi cama, durmiendo profundamente. Desperté después de un largo sueño. Lo primero que llegó a mi mente, fue la imagen del viejo sabio loco de Nicomedes. ¿Fue también un espíritu creado por mi imaginación?

Fin

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84 La rosa blanca85 Las piedras preciosas86 El mensaje de Moisés87 La bicicleta88 El maravilloso viaje de Ferdinando89 La prisión transparente90 El espárrago de oro de Rigoberto Alvarado91 El insectario92 La gruta de la suprema armonía93 El Castillo del Desván Inclinado94 El Teatro95 Las galletas de ocho puntas96 La prisión de Nina97 Una clase de Anatomía98 Consuelo99 Purezza100 La Bruja del Mediodía101 Un soldado a la aventura102 Carda, Cronos, y Cirilo103 Valentina104 Las vacaciones de un ángel105 Ícara106 Las pintorescas aventuras de Adalgisa, condesa de Bosque Verde107 El viejo del saco108 La coronación de Airolga109 Cinisca110 La dulce sonrisa de Aristodella111 Bluewood112 El misterio de la gruta aspirativa113 El Castillo de los Duendes114 El Jardín de Hada115 El Castillo de los vikingos116 El monstruo del río Abuná117 La Alquimia de tres doncellas118 La Casa vacía119 El Bosque Encantado120 El Desfile Onírico121 El Templo Curativo de Yi Sheng122 El soldado ruso123 El taco124 El Vendedor ambulante125 El viaje del Científico a la Isla de los Diamantes126 La Dama Azul127 Congrio a la corneta128 El Jabalí Rinoceronte y El Palacio de Oro129 El Elefante de Plata130 Insólito despertar131 El Gallo verde132 Jack in the Box y la Diligencia Transparente 133 El Afilador de Cuchillos 134 El Ratoncito de Oro 135 El Molino de agua y el retrato de Cecilia Gallerani136 El Árbol de Navidad137 La veleta de la casa del vecino138 La Granja139 El marcapaso cerebral140 Dos hechos inexplicables y uno no.141 Los singulares ojos de Fly Mosquiati.142 La alfombra blanca.143 El Puente144 La Barcaza de pan145 La Mansión de las Hadas146 Una especial celebración147 Sofía Andrea y el abuelo volador148 AORATI GYNAIKA149 El Duende del ladrillo150 Magdalena Paz y el gnomo Losarig151 La Mansión resplandeciente152 Martiño y la Mariposa Maribel153 El Hada Mágica154 El Hombrecito Brillante.155 El Hombre con faz de espejo dental.156 El pescado varado.157 Escalada vertical.158 Maniquies.159 El Meteorito Dorado160 Little Bing161 El Hada Lorenzina162 Cisna, la princesa hechizada163 La princesa Ulrica164 Matías y el Hada Lagartija165 Cuento salido de un cuadro166 Atardecer rojo167 El Gigante y su hijita

Otros títulos en esta colección

01 El sol con imagen de cacahuete02 El valle de los elfos de Tolkien03 El palacio04 El mago del amanecer y el atardecer05 Dionysia06 El columpio07 La trapecista del circo pobre08 El ascensor09 La montaña rusa10 La foresta encantada11 El Mágico12 Eugenia la Fata13 Arte y belleza de alma14 Ocho patas15 Esculapis16 El reino de los espíritus niños17 El día en que el señor diablo cambio el atardecer por el amanecer 18 El mimetista críptico19 El monedero, el paraguas y las gafas mágicas de don Estenio20 La puerta entreabierta21 La alegría de vivir22 Los ángeles de Tongoy23 La perla del cielo24 El cisne25 La princesa Mixtura26 El ángel y el gato27 El invernadero de la tía Elsira28 El dragón29 Navegando en el Fritz30 La mano de Dios31 Virosis32 El rey Coco33 La Posada del Camahueto34 La finaíta35 La gruta de los ángeles36 La quebrada mágica37 El ojo del ángel en el pino y la vieja cocina38 La pompa de jabón39 El monje40 Magda Utopia41 El juglar42 El sillón43 El gorro de lana del hada Melinka44 Las hojas de oro45 Alegro Vivache46 El hada Zudelinda, la de los zapatos blancos47 Belinda y las multicolores aves del árbol del destino48 Dos puentes entre tres islas49 Las zapatillas mágicas50 El brujo arriba del tejado y las telas de una cebolla51 Pituco y el Palacio del tiempo52 Neogénesis53 Una luz entre las raíces54 Recóndita armonía55 Roxana y los gansos azules56 El aerolito57 Uldarico58 Citólisis59 El pozo60 El sapo61 Extraño aterrizaje62 La nube63 Landrú64 Los habitantes de la tierra65 Alfa, Beta y Gama66 Angélica67 Angélica II68 El geniecillo Din69 El pajarillo70 La gallina y el cisne de cuello negro71 El baúl de la tía Chepa72 Chatarra espacial73 Pasado, presente y futuro mezclados en una historia policroma dentro de un frasco de gomina74 Esperamos sus órdenes General75 Los zapatos de Fortunata76 El organillero, la caja mágica y los poemas de Li Po77 El barrio de los artistas78 La lámpara de la bisabuela79 Las hadas del papel del cuarto verde80 El Etéreo81 El vendedor de tarjetas de navidad82 El congreso de totems83 Historia de un sapo de cuatro ojos

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84 La rosa blanca85 Las piedras preciosas86 El mensaje de Moisés87 La bicicleta88 El maravilloso viaje de Ferdinando89 La prisión transparente90 El espárrago de oro de Rigoberto Alvarado91 El insectario92 La gruta de la suprema armonía93 El Castillo del Desván Inclinado94 El Teatro95 Las galletas de ocho puntas96 La prisión de Nina97 Una clase de Anatomía98 Consuelo99 Purezza100 La Bruja del Mediodía101 Un soldado a la aventura102 Carda, Cronos, y Cirilo103 Valentina104 Las vacaciones de un ángel105 Ícara106 Las pintorescas aventuras de Adalgisa, condesa de Bosque Verde107 El viejo del saco108 La coronación de Airolga109 Cinisca110 La dulce sonrisa de Aristodella111 Bluewood112 El misterio de la gruta aspirativa113 El Castillo de los Duendes114 El Jardín de Hada115 El Castillo de los vikingos116 El monstruo del río Abuná117 La Alquimia de tres doncellas118 La Casa vacía119 El Bosque Encantado120 El Desfile Onírico121 El Templo Curativo de Yi Sheng122 El soldado ruso123 El taco124 El Vendedor ambulante125 El viaje del Científico a la Isla de los Diamantes126 La Dama Azul127 Congrio a la corneta128 El Jabalí Rinoceronte y El Palacio de Oro129 El Elefante de Plata130 Insólito despertar131 El Gallo verde132 Jack in the Box y la Diligencia Transparente 133 El Afilador de Cuchillos 134 El Ratoncito de Oro 135 El Molino de agua y el retrato de Cecilia Gallerani136 El Árbol de Navidad137 La veleta de la casa del vecino138 La Granja139 El marcapaso cerebral140 Dos hechos inexplicables y uno no.141 Los singulares ojos de Fly Mosquiati.142 La alfombra blanca.143 El Puente144 La Barcaza de pan145 La Mansión de las Hadas146 Una especial celebración147 Sofía Andrea y el abuelo volador148 AORATI GYNAIKA149 El Duende del ladrillo150 Magdalena Paz y el gnomo Losarig151 La Mansión resplandeciente152 Martiño y la Mariposa Maribel153 El Hada Mágica154 El Hombrecito Brillante.155 El Hombre con faz de espejo dental.156 El pescado varado.157 Escalada vertical.158 Maniquies.159 El Meteorito Dorado160 Little Bing161 El Hada Lorenzina162 Cisna, la princesa hechizada163 La princesa Ulrica164 Matías y el Hada Lagartija165 Cuento salido de un cuadro166 Atardecer rojo167 El Gigante y su hijita

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01 El sol con imagen de cacahuete02 El valle de los elfos de Tolkien03 El palacio04 El mago del amanecer y el atardecer05 Dionysia06 El columpio07 La trapecista del circo pobre08 El ascensor09 La montaña rusa10 La foresta encantada11 El Mágico12 Eugenia la Fata13 Arte y belleza de alma14 Ocho patas15 Esculapis16 El reino de los espíritus niños17 El día en que el señor diablo cambio el atardecer por el amanecer 18 El mimetista críptico19 El monedero, el paraguas y las gafas mágicas de don Estenio20 La puerta entreabierta21 La alegría de vivir22 Los ángeles de Tongoy23 La perla del cielo24 El cisne25 La princesa Mixtura26 El ángel y el gato27 El invernadero de la tía Elsira28 El dragón29 Navegando en el Fritz30 La mano de Dios31 Virosis32 El rey Coco33 La Posada del Camahueto34 La finaíta35 La gruta de los ángeles36 La quebrada mágica37 El ojo del ángel en el pino y la vieja cocina38 La pompa de jabón39 El monje40 Magda Utopia41 El juglar42 El sillón43 El gorro de lana del hada Melinka44 Las hojas de oro45 Alegro Vivache46 El hada Zudelinda, la de los zapatos blancos47 Belinda y las multicolores aves del árbol del destino48 Dos puentes entre tres islas49 Las zapatillas mágicas50 El brujo arriba del tejado y las telas de una cebolla51 Pituco y el Palacio del tiempo52 Neogénesis53 Una luz entre las raíces54 Recóndita armonía55 Roxana y los gansos azules56 El aerolito57 Uldarico58 Citólisis59 El pozo60 El sapo61 Extraño aterrizaje62 La nube63 Landrú64 Los habitantes de la tierra65 Alfa, Beta y Gama66 Angélica67 Angélica II68 El geniecillo Din69 El pajarillo70 La gallina y el cisne de cuello negro71 El baúl de la tía Chepa72 Chatarra espacial73 Pasado, presente y futuro mezclados en una historia policroma dentro de un frasco de gomina74 Esperamos sus órdenes General75 Los zapatos de Fortunata76 El organillero, la caja mágica y los poemas de Li Po77 El barrio de los artistas78 La lámpara de la bisabuela79 Las hadas del papel del cuarto verde80 El Etéreo81 El vendedor de tarjetas de navidad82 El congreso de totems83 Historia de un sapo de cuatro ojos

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