16 - Oscuro Suave - Pablo Javier Pérez López

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  • OSCURO SUAVEh

    Pablo Javier Prez Lpez

    Prlogo de Carlos Chaouen

  • Direccin editorial:Elena Diez de la Cortina M.Diseo y maquetacin:Jos Mara Adrover.

    Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra, sin la autorizacin de los

    titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes.

    marzo de 2013, Pablo Javier Prez Lpez de esta edicin, marzo de 2013, Editorial ManuscritosBitland Producciones S.L.C/ Domingo Rodelgo 43, n 16Morata de Tajua 28530 Madridinfo@editorialmanuscritos.comwww.editorialmanuscritos.comISBN: 978-84-940924-8-0Depsito legal: M-8079-2013

  • Para LucaPara Rodrigo

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    Prlogo para Oscuro SuavePor Carlos Chaouen

    !Oh, aliento, t, invisible poema!Puro trueque jams interrumpido

    del propio ser y el espacio del mundo.Equilibrio en el que rtmicamente me sucedo.

    (Sonetos a Orfeo, 2 parte. R.M.Rilke)

    Cmo prologar una palabra que quiere perpetuarse?... como fluyen las palabras entre los hombres, o ms bien, los hombres entre las palabras. Aunque un hombre puede perderse cuando se encuentra en las palabras y encontrarse a s mismo justo en el precipicio del significado.

    Un nacer y morir de las palabras y en las palabras para sedi-mentar elipses de eternidad. Una pulsin de vida que ve el lmite de la accin y el abismo del acto canibal que es el verbo. Una palabra, la que encontramos en este libro que fija a un hombre, espectador y actor de un s mismo que se acaba cuando nacen su huella y estirpe de mundos. Los poetas no creen en los espejos, quiz son slo espejos.

    No es la voz del hombre normal que camina hacia la cegue-ra, sino la de un poeta que escribe como quien ama la muerte, como quien anticipa su cadver y participa as en la nada que le es esencial. Un poeta que hace versos para encontrar la sombra de su nombre entre el resto de miradas-palabras. Miradas y pala-

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    bras que refugindose de la soledad que la edifican, buscan ecos humanos donde ser acogidas, resignificadas. Capaz de amaestrar con la misma sensibilidad nubes y caballos.

    Poesa no slo del intelecto sublimado, sino poesa de la piel, el olor y la experiencia. Las palabras son cicatrices sin remedio.

    Hambre de prvulo, y palabra deseante, como lo que siem-pre somos, como si el jinete pudiera adelantar a su montura. Hambre de nuestra alma, perdidos. Desde el paraso de la infan-cia nunca presente, de esa infancia sin tiempo.

    Matar a dios con tirachinas y amar como animales puros. Animal totmico y mtico que deviene en ser divino y real a travs del lenguaje, que asciende a ser todo cielo y horizonte.

    Unos poemas que reabren el baile del tiempo y de la muerte y navegan en pos de islas desiertas.

    Carlos Chaouen. 18/2/13.

    HAMBRE DE PRVULO

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    HAMBRE DE PRVULO

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    ITOSSoy como un nio distradoque arrastran de la manopor la fiesta del mundo.

    los ojos se me cuelgan, tristes,de las cosas...

    Y qu dolor cuando me tiran de ellos!Juan Ramn Jimnez

    ..mais vale ser criana que querer compreender o mundolvaro de Campos

    Quantos dias depois de ter morrido se volta a viver?Antnio Osrio

    Si no os hiciereis como niosNo entraris en el cielo de los reinos:

    La tierraBlas de Otero

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    CARNE CRUDA

    Hubo un tiempo de alegre sombraen que el hombre era nio.Una eterna maana de asombro,miedo, furia y desconciertonaci la palabra olvidadael mundo entero era piel de erizonerviosa, como la del perro en cazatodo era hambre y sed en la bocadel primer prvulo que abri la ventanala lengua colgaba jadeante y seca,entonces, naci un primer mordiscode letras, canto y lluvia blancay empez un devorar rtmico y ruidoso.A nadie le gusta ya la carne crudaAsesinaron a los nios y los animales.

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    Entre una y otra sbana o, an ms rpido que eso, en un mordisco,nos hicieron desnudos y saltamos al aire ya feamente viejos,

    sin alas, con la arruga de la tierraGonzalo Rojas

    Los nios nacen arrugadosy en el olor mojado y terrestresu piel es vieja e ingenuay su mordisco ciego y verdadero.Los nios, recin cadosdel viejo vientre del mundoson los hijos de la ingenuidady los padres desesperadosde la esperanza.

    Desnudos deseadoresgateando el camino de regresoanimales sin nombre y sin palabraescuchando la nana primeraque abre el baile del tiempo y de la muerte.

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    PALABRAS

    Se esconden tras las esquinasy las bocas diferentes.tras los labios, las miradastras las lenguas y los dientesse aprietan, se peleanse besan muy despaciose abrazan, se rodeanse inflan y tras todo esonacen repentinas.

    Misterio sin misterio de todos los tutanos.

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    El ojo que ves no esojo porque t lo veas

    es ojo porque te ve.Antonio Machado

    Lo primero que se amason los ojos: bellezareunida mirndose.

    Antonio Gamoneda

    ORIGEN DEL MUNDO

    No hay mundo sin ojos.Pueden morirse repentinamente, en segundoslos pelos, las orejas, incluso los brazospero si mueren los ojos no hay mundoporque el mundo vive en los ojosporque la vida vive en los ojosporque todo est en los ojos.No puede mirarse el mundo sin los ojos. A veces varios millonesse renen clandestinosen las ms largas nochespara mirarse y para mirarnos.Se besan en la oscuridadsin cerrarse y antes de volverveloces a sus cavidades sin murmurarse guian cmplices.Es imposible imaginar el mundo sin ojos.

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    Porque el mundo es un ojo habitado por cuerpos que danzan, porque el origen del mundo es un gran ojo tmido que alumbra todo vivir, todo primer pataleo, toda primera mirada: el rer ini-cial que abre el encadenado baile del mundo.

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    Gracias al amor sentimoslo que de carne tiene el espritu

    Miguel de Unamuno

    La poesa es un acto caniblicoLeopoldo Mara Panero

    HAMBRE ENCARNADA

    Hambre; eterno hambre nos devoraterca hambre de sabor y de saber

    de (b)vidahambre mugiente erizada al olerde mundo y carne palpablela misma y originaria del ayerolvidado amarre a la tierrala misma carne que habladesde el extrao asombrode la primera mirada temblonaexprimindonos los sesosy las dems vsceras

    Hijos; seguimos siendo pequeoshijos de la ingenuidadabrazados entre sbanasde plstico a las mamascalientes y primerasde cada noche y cada da:esperanza de pezny misterio de tacto.

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    Padres; seguimos siendo padresolvidados de la ebria eleccindel barro que nos recubredel mordisco calientecotidiano y siempre caniblico:ebrio baile del mundoen la pesadez de un serde saliva, sabor y sudor.Hambre de nuestro cuerpoHambre de nuestra almaperdidas.

    Hambre de padres e hijosbuscando perpetuarse.A eso vinimosbailando ritmos de serpienteVivir, beber, parir.Viva, de piel y huesola cicatriz es el cuerpo:paradoja del mundo.Curiosos y hambrientosanimales divinospensado con la carnesintiendo con los dedosde lo que llaman almaHambre desmedidaHambre ingenuaHambre de canbal con corbataHambre ebriaHambre de prvulo primerizo.

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    VARIACIN DEL SNDROME DE PETER PAN

    Al final del camino, o quiz antesvolver al abrazo clido de mujeral nudo de brazos presurososa la calma cmplice de madrea la piel hambrienta de las nochesal final del camino, o mejor antesmover miradas de asombroseguir preguntado por qu como un locodisparando bocas abiertas al mundobuscando entre letras y coloressin saber muy bien por qu ni cmo.Al final, o mejor, ya mismohar de la imaginacin mecha primeraquemar los viejos manuales de dictadosescribiendo en el aire mis palabrasmojar mi cuerpo de olor a mundoser un nio asombradosaliendo y entrando de mi sombra que encontr el olor a vidaen el regazo en que t te meces.de pequeo quiero ser como t.[dijo mi padre]

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    Si la verdad, frgil y diminutaes un viejo castillo de arenaun mueco de nieveen un ltimo rincn sombroel deseo es la mirada infantilque no se rinde al hbitoque suea su castillosu mueco risueopor siempre

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    Y la prvula boca de la copla no ser aquella que se lanza im-petuosa frente al mundo para llevrselo por entero a sus fauces con apariencia tierna?

    Quiz ya no calmen los dedos, ni los sintticos pezones.Ahora las ramas, los rboles, las tejas, los ratones y los astros

    van a ser debidamente saboreados, rozados con los incipientes dientes que debern triturar las esquinas del vivir y que an no se asoman en un sigilo mal disimulado. Pronto el mundo entero quedar reducido a complejo pezn dolorido de tantas devora-doras lengetadas. Como peces ciegos en simas inhspitas los recin llegados pasearn su extraeza, su boca abierta dejando un irregular reguero de baba caliente por la orilla sombra del mundo.

    Caracoles de grandes ojos y piernas pataleantes.

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    ...Como el nio, para quien el juego es la vida mismaAntonio Machado

    ramos Voluntad. No tenamos enquistado el miedo, el por qu y la causa dolorosa, no sabamos lo que era el tiempo, la vida era el juego cotidiano de un patio inolvidable con una gran higuera en el centro a modo de maternos brazos protectores de madre abrazando a sus cachorros. En las pizarras nos enseaban los smbolos extraos del mundo nuevo. Cantbamos y reamos y guardbamos los vasos por orden. Dibujbamos con el instin-to y el alma y nos enamorbamos de las nias de coletas. ramos juego, ramos alma alegre, ramos Voluntad, ramos nios, an no habamos muerto. Jugbamos a Indios y Vaqueros y escon-damos las pistolas en los huecos secretos de aquella higuera que an nos recuerda. Todava bailbamos en la eternidad de los pa-tios sombros como gorriones juguetones.

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    Pegasos, lindos pegasosCaballitos de madera.

    Yo conoc, siendo nio,La alegra de dar vueltasSobre un corcel colorado

    En una noche de fiestaA. Machado

    Llegar un da, en verdad os digo, en que todos los sesudos filsofos de este y otros mundos se caern del Caballo. Hidalgos serios habitarn el suelo clido. Llegar un da en que todos esos hidalgos que creyeron durante siglos en las coherencias del vivir y el mundo caern del caballo, con ms dolor an que Pablo de Tarso. Los yqueis de Apolo se caern del caballo para subir sin prisa pero sin pausa al caballito de madera que haban abando-nado de nios: Pegasos de la verdad desnuda.

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    From de moonlit brink of dreams[...]

    Fernando Pessoa

    Desde el borde iluminado por la luna de los sueosyo siento el resplandor amargo de la verdad perdidasu calor hunde mis ojos y abre las ventanas de mi piellas palabras me nacen entre los dedoscomo flores de un rbol muertoSonro porque he dejado de pensary mis lgrimas ya no conocen el dolor ni el sabor del miedo.Slo entonces lleno de verdes venas y de azules sueossoy el que fui desde siempreel nio perdido que nadie encontrar nuncael nio que se alimenta de luz de luna y chocolate

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    Algn da volvern los prvulospor el camino sin fin del tiempoen la fila india de las hormigaspara salvarse y para salvarnosde la seriedad y la tristezadel tiempo, de la verdad y del miedoSe sacarn sus ojos primerizospara arrojarlos a los nuestros.Ser el acto primero de la historia nuevael primer suicidio caniblicode la nueva era de pagana alegrade la risa triste sin causas ni remediosdel juego eterno en el patio del mundo.Abrazaremos de nuevo como cachorroslas mamas calientes de la ingenuidad:La eterna inocencia de vivir y amar sin porqus ni cuandos.

    MUJER CON MANCHA EN EL OJO

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    MUJER CON MANCHA EN EL OJO

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    pero eso s! y en esto soy irreductible no les perdono, bajo ningn pretexto, que no sepan volar. [].

    Oliverio Girondo-

    Slo quien ama vuela.Miguel Hernndez

    INSTRUCCIONES PARA VOLAR

    Algunos creen que es imposible, otros creen que volar consis-te solamente en estar entre la tierra y el cielo sin tocar ac abajo con los pies o los brazos, pero pocos saben realmente cmo y por qu se vuela. Las civilizaciones ms antiguas quiz s lo su-pieron. Hindes y Persas an lo saben, pero nosotros lo hemos olvidado.

    Basta, como bien supo Girondo, y algn otro poeta de raza, con tenderse con las alas y los muslos abiertos sobre un hori-zonte oscuro y lleno de luz o luminoso y lleno de cierta oscu-ridad. Hablar con Ella sin palabras. Jugar al cclope despacio. Escribir en el aire un poema y sentir el calor de los soles repletos de rayos de sus ojos.

    Basta, despus, tocarla, como si por un momento tuvisemos dedos flamencos llenos de verdad y como si el calor de sus cade-ras fuese el ltimo rincn lleno de aire y todos los dioses habi-tasen su vientre.

    Slo entonces es posible volar como antes nadie ms haba volado. Slo entonces es posible comprender lo que significa volar y que el diccionario estuvo equivocado demasiado tiempo.

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    Soy como el hijo de tus ojosJaime Sabines

    Antes de que se inventasen los espejosnacieron del sol millones de pares de ojosque algn dios reparti entre nosotroscomo se reparte el pan y los caramelosahora entiendo el por qu silenciosode la gota de caramelo que flota en tu ojo derechoEn ellos me veo, te veo y veo el mundocon la sencillez de lo imposible, de lo milagrosoy en este laberinto de espejos y miradassonro como el que se sabe perdido o encontradocomo el que recuerda su rostro verdaderoel futuro que viene en silencio.

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    Es inevitable, hay das en que los poemas vienen a m como las mariposas a la red del entomlogo. Y es fcil , apenas un poco de maa y uno tras otro caen en la red como los atunes en la almadraba, como los papeles en la papelera, como tus ojos sobre mi pecho. No s si en eso consiste el oficio de poeta; si es as, es extremadamente sencillo. Slo hay que esperar y cultivar la habilidad de la recogida. Es como recoger tomates de una huerta o como vendimiar en estos meses. El oficio de poeta es como el de tabernero, como el de reponedor, como el de profesor de es-cuela. Uno apenas sirve lo que los otros necesitan beber, cambia las palabras de orden y de sonido para que al verlas puedan saber de nuevo a lo que son, o lanza piedras pequeas contra las almas de seres somnolientos que estn sentados. El oficio de poeta es fcil, lo difcil es saber leer los poemas sin que te atraviesen el costado y te rasguen hasta los primeros pellejos del alma.

    Lo difcil es mirar la poesa encarnada entre tus muslos y no morir del primer balazo.

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    Con el sabor de tu caverna de carneCarlos Chaouen

    Carne mojada que ardeun reloj parado y desnudouna meloda sorda y rtmicaun pjaro que mira despacioun cclope manso y religioso... dos piedras, cien chispasardiendo sobre el pechobailando dentro, susurrandoen el odo interno del almauna ventana abiertaa otros mundos olvidadosun caballo sin ojosun regazo eterno y suaveuna cueva blanda y sonrienteel instante eternodonde soy, como hijo de Diosotro dios que olvida respirary vuela con alas blancas.

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    ...Y al dormir/te apretars contra m/como una perra enferma J.Gil de Biedma

    Cuando siento tus costillas clavarse en mcomo palos en el barro hmedoy tu respirar vibrante junto al mos, rpidamente, sin palabrascomo se saben las verdades primerasque la ms dulce enfermedad es la nuestraque un da moriremos de apretarnosde abrazarnos hasta sentir el alivio gris del dolordespus de que me digas otra vez abrzame fuerte.

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    ITOSY muy seria me gritas callaporque sabes que slo somos nicos

    en el silencio

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    ITOSY entonces trepo por tus caderasy olvido todos los recuerdos

    como quien recuerda todos los olvidosy sabe que slo tiene sentido escucharte decir:Ests ardiendo

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    ITOSEs curioso que tenga que entrar en tipara encontrar algunas palabras perdidas

    Slo cuando llego al saln-comedor de tu alma(de nia de coletas y ojos grandes)y miro a travs de sus cuadros y sus ventanascomprendo que la mayora de la gente no sabelo que significa mirarse a los ojosy que ni siquiera los poetas supieron nuncalo que significa tu nombre a media nochey que alma y alba son palabras hermanascuando la luz se confunde con las sombrascuando somos un animal de mil brazosy un solo alma tan grande como el mundo.

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    ITOSQuiero entrar y salir de ti despacio como una nube en un cielo de verano

    y sentir una vez ms como si fuera la primeraque soy la llave que sabe abrir tu alma y tu cuerpoy detener el tiempo cuando me quedo dentroy te empujo como si necesitase ser tcomo si todas las piezas encajasen.Quiero beberte con la sed de un cachorro hambrientoy llorar como quien descubre una isla desierta.

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    ITOSY entonces cuando vuelvas de la fbrica de nubesabrirs tus alas y tus muslos como una nia sonriente

    que espera una piruleta o un sueo cumplidome dirs todo lo que sabes con los ojos y las manosy jugaremos sin prisa al amor hasta escaparnos de nosotrospara dar envidia a los dioses y los poetasy llegar a la playa del abismodonde mojados de fuego y niebla masticaremosla cara sagrada y sucia de la muertey dejaremos de respirar medio minutopara volver a nacer sin miedo.

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    ITOSLas palabras son cicatrices sin remedioque los poetas abrazan y suturan

    con calor y soplidos de madreel cuerpo es cicatriz que creceen el que los poetas practican el amory pegan trozos de almas ajenaslas vas son cicatrices del caminoque los tranvas quejicososcreen curar con su vaivn de cremallerael mundo es una cicatrizque slo tus labios pueden sanarque slo el calor de tu vientrepuede reblandecer hasta la infancia.

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    ITOSEl poeta es un navegante que slo sabe descubrir islas desiertas.

    *

    Chinampa en florsobre el lago de m mismo

    tu recuerdo.

    *

    Hay naufragios que pueden salvarnos la vida.

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    Todos los amores son el mismoMiguel Prez Montagut

    O Todo es un gran juego, Dios mo y no hay mujer ni hay hombre sino un solo cuerpo, el tuyo,

    repartido en estrellas de hermosura, en partculas fugaces de eternidad visible?

    Gonzalo Rojas

    Siempre se vuelve al primer amorVolver Lepera-Gardel

    Todas las mujeres son la mismatodas son la primeratodas son aquella nia de coletasdel patio de la guarderaque cambiaba cromos y chocolatepor besos pequeos en la mejillatodas son aquella quinceaera morenaque sonrea en todas las esquinas del mundoque anunciaba el misterio de la vidaen sus labios de carne infantilen sus ojos nuevos y brillantestodas las mujeres son la mismaporque todos los amores son el mismoporque somos slo gotas de un Diosque se encuentran y se amanpara ensanchar el mundoporque siempre se vuelve al primer amorcomo dicen el tango y los poetas.Porque el primero es tambin el ltimo.Porque el ltimo es sin duda el primero.

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    ITOSEres una jaula donde vive el misterio del mundouna ballena apretada en la baera...

    un Tigre llorando y relamindose el bigoteel futuro naciendo desde siempre.

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    Recibe lo que hay en m que eres tAlejandra Pizarnik

    El alma es como un espejoque adopta Tu forma

    Rumi

    La vida nunca es nuestra, es de los otrosOctavio Paz

    Cuando te mires en mis ojosvers exactamente quin eresmi cara es el espejo de tu almatu vientre es el hogar de todas mis mscaras.Me agarro a tus caderas para saber quin soypara saber quin eres, quines somospara colgar de tus pezones todos mis sueostodos los vestidos viejos de mi alma:Lo que viene sin buscarlo y sin remedio.

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    ITOSHe mojado tu espalda con un verso hmedoun verso sin palabras y sin tiempo

    un verso del que puede nacer un mundoun verso que estalla cerca de tu vientrecuando la poesa es un jadeo sudorosocuando el silencio es la nica patria posiblecuando el tiempo se muere en cada esquina.

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    ITOSCada vez que me agarro a tus caderas me creo Troilo renacido.Ahora entiendo a los msticos de todos los tiempos

    ahora s que se puede volar sin alas y sin vientocuando coloco mis manos sobre tus caderas calientessiento tocar el bandonen dorado de Diossalgo y entro de m como un pjaro desnortadosoy msica hecha de carne y lquidos sacrosnadie puede desengancharme de ellas.Soy el perro vagabundo que saluda a Dioscon las orejas tiesas y la lengua mojada.

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    Quien ama sabiendo por qu ama, no ama.Antonio Porchia

    Amar a eterna inocnciaAlberto Caeiro

    El amor es un pas extrao y casi siempre lejano.Una India, una China, una Persia quiz, ms bien, sea una isla perdida y atlnticao una ciudad sumergida bajo un ocanoo un poblado olvidado de la AmazonaEn todo caso, de una cosa no cabe duda:el amor es un pas extraoen l nunca se celebran eleccionesla democracia all es utopaes un Reino lleno de sin porqus.Slo pueden amar los inocentes.Por eso los nios y los animalesno saben hacer otra cosay no hacen preguntas al misterio.

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    BUENAS NOCHES

    Si yo consiguiera decir la palabra que ha nacidosi al menos viese las dos primeras letras que asomaronsobre mi pecho verde y caliente, anchosi al menos pudiese decir cmo huelede qu color son sus zapatos o su camisasi al menos, antes de dormir, consiguiese mirarla a los ojoscomo se mira a las madres y las nubessi pudiese probar su sabor de sangre nuevasi pudiese mojar mis manos y mis venas con ellacomo se mojan las piedras que caen al rosi pudiese masticarla como se mastica el tiempo y las heridassi puede escuchar su pequeo latido en silenciosabra nombrar el color de la poesa en esta medianocheel aroma de una ausenciael silencio de un ladridotu nombre sin ti, antes de apagar la luz y el tiempo.

  • PABLO JAVIER PREZ LPEZ48

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    ITOSYo no s cmo se dice la verdadslo s que a veces la siento

    entre la piel y las costillasen las punta de los dedosentre las pestaas y tus ojos.Dej de ser amarga aqul daen que vena envuelta en tu salivaen que estaba distrada y solaen el mar verde de tus ojosen el futuro detenido de tu vientreen las palabras silenciosas del olvido.

    COLIBRES Y POETAS

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    COLIBRES Y POETAS

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    Para que yo me llame ngel Gonzlez,para que mi ser pese sobre el suelo,

    fue necesario un ancho espacioy un largo tiempo:

    hombres de todo el mar y toda tierra,frtiles vientres de mujer, y cuerpos

    y ms cuerpos, fundindose incesantesen otro cuerpo nuevo.

    [...]yo no soy ms que el resultado, el fruto,lo que queda, podrido, entre los restos;

    esto que veis aqu,tan slo esto:

    un escombro tenaz, que se resistea su ruina, que lucha contra el viento,que avanza por caminos que no llevan

    a ningn sitio. El xitode todos los fracasos. La enloquecida

    fuerza del desaliento...ngel Gonzlez

    PARA QUE YO LEA A NGEL GONZLEZ

    Para que yo lea a ngel Gonzlezpara que mis ojos se emborrachende sus versos hmedos, frtilescomo helechos paridos en racesde secos das o rbolesfue necesario un torrentede hombres y animalesque bailando ritmos de serpienteengendraran casi sin quererpieles y huesos y ms pieles

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    donde estar y tambin nacerversos y pieles donde bebery besar con tinta andamiajesde palabras y lenguas.Para que yo lea a ngel Gonzlezfue necesaria una primera bocaabierta al alimento extrao del ayera la primera maana desnudaun primer gruido articuladobailando entre miradas extraviadasbuscando recipientes en las cosas:palabras refugindose del fro.Para que yo lea a ngel Gonzlezfue necesario un rode jugos naturales,un incesante optimismoquiz camuflado en el airela brisa, el agua o el vientouna coleccin de tristesfracasos tambin llamados hombresque renuncian a morir antesdel tiempo preciso y ofrecensus palabras como sablescontra el fracaso de los hombres:Una coleccin de fracasos tercosque algunos llaman poetas.

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    ITOSHay tres olores inolvidablesel olor del primer amor abierto

    el olor del primer libro abiertoel olor de la primera ciudad amadaHe querido olvidar el nombre del primero.No he podido recordar el nombre del segundo.Lisboa y Buenos Aires son la tercera respuesta.El olor a humedad triste bajo los jacarandas de la Praa do Carmoun recuerdo para el nio Borges frente al tigre de Palermooledores de recuerdos y palabras, los poetas.

  • PABLO JAVIER PREZ LPEZ54

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    ITOSNadie en la selva sabe, ni siquiera ella, cuando nacer o mo-rir la prxima flor que la alimente, ni siquiera ella, lengua de

    Colibr recin nacido.

    OSCURA Y SUAVE

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    OSCURA Y SUAVE

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    Quantos dias depois de ter morrido se volta a viver?Antnio Osrio

    No s. Debe ser cerca de dos o tres semanasCuando me di cuenta que haba muerto no encontr relojni siquiera el calendario que tena en el escritorioslo tuve la sensacin de despertar de una siesta metafsicay un extrao sabor en la boca izquierda del almarespir como quien acaba de nacercomo un nio que llega en balsa a la isla desierta del mundocomo el buceador que sale de un mar verde y densodespus demor casi un mes hasta darme cuentade que la Muerte es slo otra forma del sueoes decir, una vida sin cuerpo, un velero varadouna soledad poblada de olvido y memoriauna soledad hecha de recuerdos del pasado y del futurouna Nada que suea Todo sin miedouna Vida con otro nombre equivocado.(Una Nostalgia de Pennsula en una Atlntida cualquiera)

  • PABLO JAVIER PREZ LPEZ58

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    Verr la morte e avr i tuoi occhiCesare Pavese

    En cada carcajada de nio la Muerte cierra sus ojos negrosojos grandes, llenos de blanco, de azul, de un gotear de luz oscurala luz oscura donde nacemos en cada mirada compartida en la nocheen el refugio antiareo del cuarto donde leves entramos y salimos [de ellacomo nios de ojos cerrados y almas abiertas en un paso de cebrael ltimo paso de mi ciudad lejana y sagradadonde todas las calles llevan tu nombre luminoso.La Muerte es una Santa Luca con ojos grandes y cerradosuna promesa de otro mirar oscuro y tranquilola Muerte tiene tus ojos grandes y verdaderosy slo quiere jugar al amor celoso sin ninguna prisacomo hacemos nosotros en estos das sin tiempoen estas eternidades hechas de hambre y carnejuguemos con ella aunque sepamosque en este juego que tiene dos nombres extraosperder es fcil y ganar, casi siempre, una mentira dolorida.

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    Epitafio provisional

    Aqu descansa un poeta olvidadocomo todo aqul que sea autnticoescriba para salvarse de s mismoescriba para habitarse de sueosescriba para contemplarse en el vientoescriba para cantar en silencioescriba como quien silba en la calleescriba como quien mira la lunaescriba como quien ama la Muerte.

  • NUBES, POETAS Y PALABRAS

  • NUBES, POETAS Y PALABRAS

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    Nosso negcio a contemplao da nuvemCarlos Drummond de Andrade

    Esculpamos pues la nieblaMiguel de Unamuno

    LA FBRICA DE NUBES

    En aquella poca el hambre invada todo el pas, como una inundacin de aroma carnvoro incitando al mordisco del es-tmago y del alma. El pas era una pobreza terca y tentadora. Queramos conocer y vivir, queramos adentrarnos hasta el alma misma del mundo, hasta su esencia caliente para palpar con nuestras jvenes manos el trasunto del mundo.

    Mi grupo de amigos de la infancia jugaba, como lo hiciste t, a la peonza, a las canicas y a las chapas, pero ya por entonces yo tena un hambre especial, una curiosidad infantil que me recuer-da a la que vi en tus ojos de beb tratando de revolver todo lo que se pona a tu alcance como si buscases desesperadamente la esencia de todo aqul movimiento, de toda aquella vida recin descubierta. Parece que el deseo y el hambre como el dolor del tiempo es hereditario.

    Nunca pude salir de aqul sueo de la infancia. Persista en esa alma infantil echada al mundo, como si fuera un pequeo becerro envenenado por los capotazos del movimiento, de la vida, del mundo. Mis amigos me llamaban el nene. Creo que nunca dej de ser ingenuo.

  • PABLO JAVIER PREZ LPEZ64

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    Entonces fue cuando un verano recuerdo muy bien su calor agobiante y sus calles desoladas y desiertas camin hasta los alrededores de la ciudad que, entonces no era como hoy esta montaa redundante e inmensa de enjambres. An alrededor de las calles bulliciosas del centro, en sus orilladas esquinas resistan barrios rurales de casas molineras, abrazadas y de una sencilla alegra.

    Junto a un ro, entre las alamedas y los chopos siempre nos interrogbamos sobre la fbrica del horizonte. Tras sus tejados resplandecientes y arrugados susurraba lejana una gran chime-nea. Siempre estaba en funcionamiento. A m me pareca, an antes de conocerla de cerca, una gran fbrica de nubes, pues en aquellas tardes clidas del verano, sobre ese inmenso cielo caste-llano, recuerda que el cielo de Castilla es el ms alto de todos los cielos, surta de nubes escurridizas, altas y lentas a ese lienzo tan necesitado de nubes, tan alto, tan dispuesto a dejarse rellenar, tan hambriento.

    Tena quince aos cuando por fin reun el valor suficiente para acercarme hasta aquella fbrica. Yo apenas saba el nombre de los principales tipos de nubes pero tena gran experiencia en contemplar absorto sus bailes durante tardes enteras a travs de las ventanas del colegio, as que decid probar suerte.

    En la entrada pude contemplar un gran mosaico azulejado sobre el portn de ladrillo antiguo, de un azul brillante y mis-terioso como los azulejos eternos de Lisboa. Aquella fbrica pa-reca tener un antiqusimo origen. En el mosaico poda leerse sobre un dibujo de nubes tranquilas: Lpez Arrieta: Fbrica de Nubes.

    En el pasillo central, en una caseta adosada a la fbrica haba siempre una gran cola de chavales, esperando su turno para ser entrevistados. Sobre la cimbra de aquella entrada, un enorme

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    cartel colgado con un cordel azul: Se buscan adiestradores de nubes. Imprescindible habilidades poticas.

    Aquellos muchachos murmuraban nerviosos sobre las prue-bas que all adentro practicaban a los buscadores del empleo. Se murmuraba que la prueba constaba de dos fases, una en la que inspeccionaban tu espalda, en busca de incipientes brotes alados y otra en la que preguntaban sobre cmo amaestrar a las nubes con cantos, poemas y romances antiguos. Recuerdo que en la primera te invitaban a recostarte boca abajo sobre una camilla acolchada y clida de tanto compartir inquilinos. Con una luz muy blanca buscaban los brotes alados en las espaldas jvenes. Para ello seguan las indicaciones de un tal Platn, un antiguo pensador griego que relat, segn me dijo aqul funcionario, cmo comenzaban los brotes alados de los ms sensibles y en-tusiasmados hombres. En ellos, segn supe, perviva an una gran alma alada, echada desde su excitacin ante la belleza del mundo, sintiendo un peculiar flujo de pasin, un entusiasmo que daba lugar a esas peculiares germinaciones que aquel tedio-so funcionario buscaba en todos nosotros, aspirantes a adiestra-dores de nubes.

    Las alas no germinan en todos, y nosotros lo sabamos. Pero result que s, yo tena esas pequeas germinaciones rosceas en-tre los omoplatos. Slo los especialmente sensibles hacia la belle-za, los que persistamos en ese infantil apasionamiento tenamos esas germinaciones an incipientes y tmidas. Al descubrirlas el funcionario que husmeaba en mi espalda dijo un spero S, aqu estn y mientras tocaba sus puntas incipientes y las rociaba de un lquido de olor sugerente yo senta unas cosquillas espe-ciales que me hacan rer sin por qu.

    Tras esa primera exploracin, el grupo de aspirantes quedaba reducido en gran nmero. Aquella tarde que fui seleccionado para aprender el oficio slo fuimos cinco los elegidos.

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    Una vez incorporados como aprendices de domadores tuvi-mos que aprender a volar, mientras seguamos cursos de com-posicin literaria, aprendimos a desarrollar nuestra capacidad potica, a ser capaces de sugerir, de ofrecer caminos, de cantar a las nubes para persuadirlas hacia su sendero areo y celeste. Nuestra misin era guiarlas en los viajes, en sus bailes y en sus prcticas amatorias, exageradamente apasionadas. Aprender a volar no fue fcil, para que nuestras alas brotaran con mayor ra-pidez nos tumbbamos boca abajo ofreciendo nuestra espalda al sol y su calidez mientras observbamos desde lo alto de la fbrica el horizonte sugerente del valle.

    Nunca se lo he contado a nadie, pero tambin nos mostraban en una terraza contigua una hermosa muchacha que tomaba el sol como nosotros pero con sus alas ya completamente extendi-das, firmes y brillantes. Todos estbamos embrujados por su piel dorada. Amarla desde all, intuyo ahora, era otra forma de acti-var nuestra germinacin y nuestro deseo. Todos nuestros deseos impetuosos e infantiles eran la materia prima que hacia posible nuestro trabajo. Desde que vi a aquella muchacha con las alas y los muslos abiertos comprend lo absurdo de la frase manida sobre el sexo de los ngeles.

    Desde entonces, ya posedos por ese peculiar entusiasmo co-menzamos el trabajo. ramos dos grandes tipos de trabajadores en la fbrica. Una primera parte era el de los escultores de nie-bla. Ellos esculpan la niebla producida por una gran mquina que humedeca el aire o la trada de capturas en valles y riberas prximos en maanas neblinosas. De sus manos de artista pre-ciso nos llegaban nubes recin esculpidas, nuestro trabajo con-sista en amaestrar su inquietud y sugerirles su camino hacia el cielo azul y altsimo. No era tarea fcil.

    Establecamos grandes cadenas aladas de domadores indi-cando su camino. Cantbamos composiciones heredadas de los

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    antiguos en un ritual que repet en tantas ocasiones que ahora veo convertido en mi propia vida. Mi vida ha sido el ritual de crear nubes para nuestro mundo. Siento nostalgia de aquellos tiempos. Me gustara volver a la fbrica para ver de nuevo aque-llas nubes que ya nacen sabiendo bailar tangos lentos y precisos y a aquellas otras torpes que no pueden seguir el ritmo preciso y se parten dejando un reguero de diminutas y blanquecinas cencelladas.

    Mi vida ha consistido en ver a nuestra chimenea parir nubes en busca de nuevos horizontes, en ver sus bailes y sus abrazos. En ocasiones sus abrazos certeros pueden acabar en una dan-za de peculiar belleza. Nunca me pierdo el espectculo de dos nubes amndose, estirndose el alma hasta sus ltimas telas de agua. Entonces llueve. La lluvia proviene de la pasin de nubes abrazadas.

    Hoy en da, en esta poca de sequa pronto contratarn nue-vos amaestradores de nubes. En poca de poca lluvia es difcil encontrar suficientes amaestradores. Pinsalo. Mira en los anun-cios del peridico, no hay mejor oficio que dedicarse a poblar un cielo alto.

    Eso dijo mi abuelo mientras miraba por la ventana aqul da sin nubes de verano. En el cuarto contiguo, que siempre per-maneca cerrado durante varias horas del da, bajo llave, pude ver, por primera vez, y con un asombro inolvidable, a mi abuela extendida sobre la cama. Sus ojos estaban cerrados y sus alas abiertas. Yo tena 12 aos.

    En ese momento, un instante preciso y largo que he habi-tado desde siempre, comprend que quiz esta profesin es hereditaria.

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    EL MAR DE LAS PALABRAS MUERTAS

    Cuando viv en Buenos Aires conoc a Federico Pavone. Un hombre que en esa poca contaba ya con setenta y pico aos, aunque no los aparentaba. Haba sido poeta, un poeta de segun-da fila, que al fin y al acabo acaban por ser los ms interesantes. Y adems de poeta, fue letrista de tangos y bandoneonista, lo que lo hace an mucho ms grande que un simple poeta, pues la poesa es un baile del pensamiento con el tiempo, un baile triste, casi siempre, lento y melanclico, un caracol caminando por la eternidad.

    Lo conoc en una tertulia literaria que se organizaba en un cafetn de San Telmo. Deba ser el ao 80. Apenas lo vi tres veces, pero no hizo falta ms para que me hablara de algo que he pensado y sobre todo sentido muchos aos. Me coment que haba sido conocido de Borges. Creo que la expresin era excesiva. Debi cruzarse con l dos o tres veces cuando Borges acababa de regresar de Europa. Los dos eran muy jvenes. Me cont que una noche compartieron dos o tres horas de charla y que hablaron sobre las palabras. Qu otra cosa pueden hacer dos poetas o dos hombres que se creen poetas?

    Lo importante no fue eso. Cualquiera puede hablar de las palabras, un zapatero, un mdico, un oficinista, incluso un bi-bliotecario pueden hablar de palabras, pero ellos hablaron del oficio del poeta y de las palabras, lo que es muy distinto. En una conversacin normal sobre palabras pocos hablan de poesa. Imaginen un programa de televisin sobre palabras. No importa la poesa, slo las palabras y siempre gana el que ms tiempo ha pasado leyendo el diccionario. En caso contrario siempre gana-

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    ran esos concursos los poetas. Los diccionarios no saben nada sobre el amor, el tiempo y la muerte, las tres nicas palabras sagradas.

    Ac era distinto. Hablaron de qu hace un poeta frente a las palabras. Comenzaron hablando, eso me relat, sobre los cria-dores de caballos. Los dos conocan bien la vida gaucha. Y por ello iniciaron la conversacin comparando al poeta con el gau-cho que se enfrenta por primera vez a un potrillo destetado. El poeta, concordaron, se acerca a la palabra, como el gaucho al potrillo, mostrando las manos abiertas y el alma tranquila. Sil-ba muy bajo, cierra los ojos y comienza a acariciar el lomo y el hocico. As, as hace el poeta, me dijo Pavone. Se abre el pecho y con la mano comienza a sentir su respiracin y la hondura de sus costillas y el relincho lento de un animal que se calma y se sabe conectado.

    As, con las manos sobre el vientre, que es como realmente se puede decir y sentir lo ms esencial con cualquier animal, imaginaban Borges y Pavone al poeta y a la palabra misteriosa que an no ha nacido o que est a punto de morir. Y es que de nacer y de morir se trata, como en casi todas las cosas. Cuando nace el potro, el gaucho mezcla el temblor de la verdad con la sangre y los jugos sagrados que embadurnan a la criatura recin venida. Y as pasa con el poeta que, mojado de asombro y de los lquidos sagrados con los que nacen las palabras, las acaricia hasta hacerlas entrar en calor.

    Pero qu son las palabras?, me replic Pavone recordando aquella conversacin. Y cmo y cundo nacen y mueren? To-dos, quiz sin quererlo, hemos aprendido a creer que las palabras son inmortales, que existen desde siempre y no tienen arrugas, ni cicatrices, pero quiz no es as.

    Pavone y Borges hablaron sobre lo que son las palabras, y aquella conversacin pudo seguir hasta nuestros das, como to-

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    dos los dilogos realmente profundos y verdaderos que existen y existieron desde Scrates.

    Los dos convinieron, de inicio, en que las palabras no pueden tocarse, aunque segn confesaba Pavone hay muchas formas de tocar ms all de la que implica la piel o las pieles.

    Las palabras no pueden tocarse, pero s sentirse, pensarse y decirse. La primera metfora usada, quiz por Borges, fue la de las pompas de jabn. Siempre, desde aquella conversacin, he imaginado as las palabras, como pompas de jabn rellenas de sonidos, de sonidos que mueren si nadie los dice o los escucha, de sonidos envasados como sardinas en lata.

    El que dice una palabra, slo abre una lata, una pompa, para dejar salir su aroma sonoro, el relleno imprevisible de esas peque-as burbujas invisibles rellenas de sonidos que por alguna extra-a razn se cran, como parsitos, en las tripas o los pulmones.

    Pavone contaba que l estaba ms conforme con otra metfo-ra, la nuez, porque segn deca, no era lo mismo decir la palabra que saber lo que realmente hay en su interior. Todas las pala-bras tienen una esencia misteriosa que slo se alcanza despus de desgastarse mucho las muelas. Pompas de jabn, nueces,recuerdo que yo le coment a Pavone que quiz el cascabel era otra metfora recomendable, pues el cascabel reproduce un so-nido similar en cada nuevo vibrar, en cada agitacin de parecida intensidad. En cierta manera las palabras son as, tienen tras su cscara un extrao y misterioso elemento que hace que nom-brarlas sea musical, rtmico, un leve canto, un milagro sonoro, un croar oportuno, una cancin olvidada.

    Sonidos capturados como mariposas perdidas. Esas eran, segn la fiable memoria de Pavone, fiable es siempre un eufe-mismo cuando hablamos de memoria y de poetas, las palabras exactas que Borges us en ese momento justo del dilogo. No parece haber sonidos eternos, las palabras no lo son y lo hemos

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    olvidado. Cundo nacen las palabras, cundo mueren? Sobre esto no parecan estar de acuerdo Borges y Pavone.

    Borges sostena que las palabras nacieron cuando el primero de los poetas las encontr misteriosamente en su alma, cuando el primer poeta descubri los sonidos del mundo recordados dentro de su alma, cuando la memoria, ese espejo sin materia, comenz a recordar, es decir, a rescatar en el corazn del primer poeta las emociones sentidas ante las cosas por primera vez.

    Borges pensaba, al menos por aqul entonces, que las palabras no existieron antes que los poetas, pues, sostena, que todas las palabras son metforas sonoras, poemas sonoros salvados de la nada o del olvido, que acaso son dos palabras nacidas de un mismo espanto.

    Pavone no estaba de acuerdo y an sonrea emocionado al recordarlo aunque a decir verdad siempre polemiz con Borges ms por orgullo que por convencimiento. Para l las palabras haban nacido cuando los primeros poetas comenzaron sus can-tos. Sus primeros cantos debieron ser sin letras, sonidos meldi-cos, armonas solitarias dirigidas a la luna, los primeros poetas debieron ser, para Pavone, lobos cantando a la luna lamindose las heridas, amarrando msica y sentimientos.

    En todo caso los dos convenan en que msica y poesa, que acaso sean lo mismo, estaban en el origen de las palabras, que por otro lado nunca dejan de nacer y morir.

    Nacer es un verbo esencial, de esos que significan mundos, de esos, que como algunas palabras, deberan decirse slo en oca-siones especiales. Cuando los poetas piensan en el nacimiento de las palabras, la palabra nacer nace, se hace presente y revela misterios que slo los dioses y los poetas conocen.

    Todos los poetas saben que hay varios verbos sagrados. Pa-vone me confes que los suyos eran Beber, vivir y Parir. Parir es otra mscara del Nacer y una mscara que como todas las

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    mscaras, hace referencia al origen, a la identidad, al nombre esencial. Siempre recuerdo a mi hijo pequeo cuando hablo del origen, del nacimiento y de las madres. l me pregunt en una ocasin que si una madre tiene otra madre y esa a su vez otra y as sucesivamente cul es la primera madre de todas. Cul es la primera madre de las palabras?

    Borges compar a la primera madre de las palabras con una perra eterna que lleva al mundo manadas eternas de cachorros, una perra vieja y eterna, cansada y herida y con los pezones borrados por el hambre de infinitas bocas. Incluso al hablar de nacer, uno se pregunta si es posible nacer despus de nacer, des-pus del nacimiento biolgico. Elegir el lugar para nacer, elegir el poeta en el que nacer, en el caso de las palabras. Quiz alguna de ellas slo nace en los labios del ltimo poeta que la dijo tal y como ella quera ser dicha. No es un asunto frugal el de las bocas. Una palabra puede pasar por muchas bocas y sonar en muchas bocas y seguir muerta. En un momento avanzado de la conversacin y mientras hablaban de la muerte y el renacimien-to de las palabras, Borges, segn la memoria infiel de Pavone, pronunci esas palabras que nunca he podido olvidar: el mar de las palabras muertas.

    Borges, al hablar de la vida y de la muerte de las palabras, dijo, como una sbita ocurrencia esta expresin. Sostuvo, con esa im-provisacin propia de los poetas y los nios, que quiz existe, cual Atlntida perdida, un mar tranquilo, quiz protegido por una lengua de tierra de las mareas fuertes, donde reposan las palabras muertas, todas las palabras olvidadas o aquellas que se dicen sin ser profunda o verdaderamente sentidas. Slo algunos poetas privilegiados conocen su ubicacin exacta.

    Las palabras muertas flotan all como peces muertos sin tri-pas. Las ms largas se secan al sol y sirven para fabricar abrigos. Los grandes poetas recuperan las que nunca debieron morir,

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    remiendan sus heridas y tras tocarles el vientre en el calor del sol, las resucitan, las inflan como globos. Entonces, ascienden rpidamente y se pierden alegres en el cielo.

    Pavone y Borges hablaron sobre recuperar palabras olvidadas. Borges, ante un atnito Pavone, y mientras sonrea como un nio travieso dijo que zalambicar y mahtuda seran las dos primeras palabras que l rescatara de ese mar. Segn l, la pri-mera, que se us en el castellano viejo, significaba mecer, una suerte de mstico balanceo que procuraba una religiosa sereni-dad, un trance profundo, una plenitud repleta de verdad y de inocencia. Se poda zalambicar al recin nacido en su cuna o a la amada sobre el regazo en una suerte de rito primerizo y religioso como todo lo que tiene que ver con el amor y el nacimiento. La segunda, era persa y signific el nombre de la luna llena y el de su luz sobre el agua de los ros o los mares.

    Y es que, sin embargo y frente a lo que pudiera parecer, las palabras se mueren, se vacan en el tiempo hasta dejar de poder decir lo que decan cuando fueron inventadas, hasta desgastarse y deshincharse y quedar reducidas a pieles muertas. Los poetas, si bien, a veces, son sus parteros, otras son sus asesinos, sus ca-zadores. Los poetas se visten con la piel de las palabras muertas. Los poetas, como soldados fieles de lo otro, quieren sustituir las palabras muertas por otras, para tratar de susurrar la realidad cruda, desnuda a quienes necesiten escuchar las primeras pala-bras del misterio. Los poetas no creen en los espejos.

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    ESCRIBIDORES

    Aqul no era un pueblo ms. Claro que ninguno lo es. Nin-gn pueblo es igual a otro pueblo lo mismo que un hombre no puede ser igual a otro hombre y que una palabra, incluso aunque sea la misma, no puede ser igual a otra palabra. Pero ese pueblo, del que tuve noticias por medio de un viejo maestro de escuela, era, sin lugar a dudas, el pueblo con ms sabidura, con ms poesa, con ms verdad que nadie nunca pudo imaginar.

    Situado a la sombra de unas montaas olvidadas, en un va-lle que bien vala para guardar secretos, era poco frecuentado y estaba tan despoblado que muchos teman su desaparicin pre-matura y total. Era considerado por quien an lo conoca un secreto, una especie de memoria perdida, uno de esos recuerdos que se guardan como tesoros y slo se muestran en contadas ocasiones, algo as como una reserva de indgenas. Muchas de sus casas estaban abandonadas, con los tejados hundidos, con las vigas partidas, con las puertas descuadradas como viejos ende-caslabos que se hubiesen salido del poema despus del desuso y el olvido. Se mueren las palabras de los poemas si nadie las pronuncia como se caen los adobes de las casas deshabitadas?

    Lo ms significativo para el visitante primerizo es que existan muchos ms habitantes en el cementerio que en el pueblo. Y cuando digo muchos, digo muchos ms, casi mil tumbas en-cerraba ese viejo cementerio, que como todos los cementerios, estaba lleno de paz y de ese extrao olor a tiempo mojado. Era como si al cementerio, que no deja de ser una ciudad de hom-bres que aparentemente descansan, le hubiese nacido un peque-

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    o bulto de vida y no al contrario, si es que hay contrarios entre el vivir y el morir y su abrazo olvidado.

    Nadie sabe muy bien el origen de su nombre Escribidores aunque algunos archivos del Reino hablan de que en aquel pue-blo acababan sus das los poetas que haban servido al rey. Cuan-do, por supuesto, los poetas podan hacer algo por los reyes, por sus reinos, cuando un poema poda hacer rugir a un ejrci-to, a un len o a un perro callejero, o quiz cumplan su labor esencial y ms valorada por los monarcas, ablandar la cerradura del alma de una princesa extranjera. No ser la mayor utilidad prctica de la poesa, para utilizar esa terrible palabra que usan los que siempre exclaman esa advertencia desagradable yo no entiendo la poesa ablandar damas difciles de conquistar?

    Hoy da slo quedan veinte habitantes. De ellos, cinco son los ms valorados por sus vecinos y extraos visitantes. Raimundo Prez, conocido como Sneca Prez, Antonio Soldado, apo-dado Mstico, Valerio Matas, conocido como Vagabundo, Manuel Belchite que luce orgulloso el sobrenombre de el persa y Eugenio Brancio que todo el mundo conoce por Branci. De buena parte de los apodos anteriores se deduce la calidad y la peculiaridad de las conversaciones del bar del pueblo.

    Lo que hace nico a este pueblo, no es que en l vivieran poetas o descendientes de poetas, esto sera un dato puramente estadstico, sino que este pueblo de poetas, cumple desde el siglo XII una tradicin que eleva su poeticidad al rango de lo sagra-do, de lo santo, de lo que hace a los hombres pequeos dioses cumpliendo rituales precisos y preciosos. Eso que tiene que ver con la religin profunda de la vida: En Escribidores no se pone el nombre de los muertos en las lpidas.

    En las cerca de las mil lpidas del cementerio no puede en-contrarse ni un solo nombre propio. En todas ellas encontramos sentencias grabadas de forma longitudinal, aforismos ms o me-

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    nos escuetos. De esta manera los habitantes all enterrados slo pueden ser identificados por aquellos que los conocieron bien. Muchos pasan realmente desapercibidos para sus propios fami-liares, y as debe ser. El cementerio parece un libro hecho de pa-labras y de tumbas, lo que acaso sea una expresin redundante.

    Si alguien lo ve desde el cielo, desde un globo, desde un avin o desde una nube encontrar dibujado sobre la tierra un gran libro de versos, un gran libro de versos amurallado. Bien podra pensarse en todos esos versos sueltos como un poema inacaba-do, como el poema inacabado que hay en toda vida y en toda muerte. Todo poeta, todo viviente, escribe siempre, aunque no lo sepa o no quiera saberlo, un mismo poema, que tozudamente estrella contra la pequea ventana del futuro. Cmo acabar de vivir, de nacer, cmo acabar de morir? Cmo se nace al futuro?

    La tradicin exige que despus del fallecimiento el cadver sea llevado al ayuntamiento o a la Iglesia y all la familia entregue el aforismo deseado por el difunto, escrito y firmado por l. Cuan-do el alcalde o el cura leen en voz alta la sentencia, los asistentes cierran los ojos y guardan silencio varios minutos. Despus un familiar directo escribe la sentencia en el libro que a tal efecto guarda el alcalde y que tiene casi ms siglos que pginas.

    Normalmente la sentencia se dicta o se escribe poco antes de morir. Ser el momento anterior a la muerte el momento de mayor lucidez de un hombre? Los habitantes de Escribidores ru-mian toda la vida, como vacas hambrientas, la sentencia deseada y ese rumiar que es un pensar repetitivo que desgasta las muelas del alma, les hace especialmente contemplativos y ascticos, di-ranse casi monjes. El aforismo, ese pequeo abrazo profundo de varias palabras, que a veces suena como un disparo y otras es una ola del ms espeso silencio, se interpreta en este pueblo como un conseguir decir lo que fueron o lo que quisieron ser cada uno de estos hombres.

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    Es frecuente que los habitantes cambien varias veces de pa-recer sobre la tan importante sentencia pues segn parece no es fcil decir lo que parece que no puede decir el nombre. Uno de los habitantes argumentaba esto con una persuasin rotunda. Una frase, una sentencia, dir ms de m que mi nombre y mis apellidos, que son slo nmeros identificativos hechos con letras. Nada dice de m un Prez o un Snchez.

    Un epitafio que vi en mi ltima visita resume bien el alma fe-necida de todos esos poetas: Hice versos para encontrar la sombra de mi nombre.

    Cada poeta de Escribidores, que quiz es el mundo donde to-dos los poetas pudieron o podran vivir, busca su verdadero ros-tro, su quin es, entre palabras y rostros ajenos. Es ese el oficio de todo aqul que vive en el amor o la literatura, las dos grandes casas donde el calor es de verdad y las heridas duelen menos.

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    Para que yo lea a ngel Gonzlez obtuvo el Primer premio en la modalidad de poesa del V Concurso literario Consejo Social

    de la Universidad de Valladolid en Junio del 2005.Oscura y Suave, es una versin castellana de la versin portu-

    guesa publicada en la Antologa potica: Meditaes sobre o Fim Os ltimos poemas. Hariemuj, Lisboa, 2012. pp. 162-164.

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    NDICE

    HAMBRE DE PRVULO ........................................................ 9

    Carne cruda .....................................................................13Los nios nacen arrugados................................................14Palabras ............................................................................15Origen del mundo ............................................................16Hambre encarnada ...........................................................18Variacin del sndrome de Peter Pan .................................20Y la prvula boca .............................................................22ramos Voluntad ..............................................................23Llegar un da ..................................................................24Desde el borde iluminado.................................................25Algn da volvern ...........................................................26

    MUJER CON MANCHA EN EL OJO .................................. 27

    Instrucciones para volar ....................................................29Antes de que.....................................................................30Es inevitable .....................................................................31Carne Mojada ..................................................................32Cuando siento ..................................................................33Y muy seria ......................................................................34Y entonces trepo ...............................................................35Es curioso que ..................................................................36Quiero entrar ...................................................................37Y entonces cuando vuelvas ...............................................38

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    Las palabras son ...............................................................39El poeta es ........................................................................40Todas las mujeres son la misma ........................................41Eres una jaula ...................................................................42Cuando te mires ...............................................................43He mojado tu espalda .......................................................44Cada vez que me agarro ....................................................45El amor es un pas extrao ................................................46Buenas noches ..................................................................47Yo no s cmo se dice .......................................................48

    COLIBRES Y POETAS ......................................................... 49

    Para que yo lea a ngel Gonzlez ......................................51Hay tres olores inolvidables ..............................................53Nadie en la selva sabe .......................................................54

    OSCURA Y SUAVE ................................................................ 55

    No s ................................................................................57En cada carcajada de nio ................................................58Epitafio provisional ..........................................................59

    NUBES, POETAS Y PALABRAS ............................................ 61

    La fbrica de nubes ...........................................................63El mar de las palabras muertas ..........................................68Escribidores ......................................................................74

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