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12.1.A.EL REINADO DE ISABEL II. LA OPOSICIÓN AL LIBERALISMO:

CARLISMO Y GUERRA CIVIL. LA CUESTIÓN FORAL

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LA CUESTIÓN SUCESORIA

Al no tener hijos, después de tres matrimonios, el heredero de Fernando VII era su hermano, el infante don Carlos. Su cuarta esposa, María Cristina de Nápoles le dará dos hijas: María Isabel y Luisa Fernanda. En marzo de 1830 el rey promulga la Pragmática Sanción que anula la Ley Sálica implantada por Felipe V, con lo que a su muerte transmite la herencia a su hija primogénita, Isabel y deja fuera de la línea sucesoria a su hermano Carlos María Isidro.

En septiembre de 1833 muere Fernando VII, mientras don Carlos, autoexiliado en Portugal, se niega a reconocer a Isabel como reina, iniciándose así el conflicto carlista.

Don Carlos María Isidro con el uniforme carlista

Muerte de Fernando VII

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CARLISMO Y GUERRA CIVILEl levantamiento de las partidas carlistas dio comienzo a una guerra civil que enfrentó a carlistas e isabelinos o cristinos (liberales), cada uno de ellos representando dos sectores de la sociedad española, con intereses ideológicos, políticos y económicos opuestos.

Los CARLISTAS integraron a quienes sentían amenazados sus intereses tradicionales, como la nobleza rural, parte del bajo clero, oficiales

reaccionarios, pequeños propietarios de Navarra y buena parte del campesinado influido por los sermones de sus párrocos, para los que el

liberalismo suponía un aumento de impuestos y la pérdida de sus derechos tradicionales.

Tuvieron fuertes apoyos en el País Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo aragonés. Su programa ideológico se sintetizaba en el lema “Dios, patria, fueros y rey”, siendo sus principios ideológicos la

defensa del Antiguo Régimen, el integrismo religioso, el mantenimiento de los fueros vasco y navarro, la oposición a cualquier reforma y al capitalismo industrial

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Tropas isabelinas

Los ISABELINOS agrupaban a las altas jerarquías del ejército, la Iglesia y el Estado, la burguesía de los negocios y las clases medias urbanas que componían el núcleo del sector moderado, tanto

moderado como radical.

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FASES DE LA GUERRALa larga duración del conflicto fue en parte consecuencia de la debilidad del Estado, la

crisis económica de los años treinta del siglo XIX y las dificultades del ejército liberal para sofocar los primeros levantamientos.

Territorio bajo control carlista

Territorio bajo influencia carlista

FASE 1 (1833-1835). Dividido el ejército carlista en dos grupos, el del norte al mando del general Zumalacárregui y el de levante, comandado por Cabrera, se propusieron como objetivo principal la conquista de una gran ciudad para convertirla en su capital, pero fracasaron y la ciudad elegida fue Estella. Durante este periodo apenas hubo combates en la mitad sur peninsular. La muerte de Zumalacárregui en el sitio de Bilbao pone fin a esta etapa, al quedarse el ejército carlista sin el general que unificó todos los esfuerzos.

Zumalacárregui, herido de muerte

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FASE 2 (1836-1837). Tras su éxito en la liberación de Bilbao, el general Espartero se pone al mando del ejército liberal. Para aliviar la presión en el norte y atraerse a otras regiones a su causa, el estado mayor carlista emprendió una serie de campañas por toda la Península.El general Guergué llega hasta Cádiz, Zaritiegui ocupa Segovia y el propio don Carlos (Expedición Real) llega hasta las cercanías de Madrid (Arganda y Aravaca).Sus intentos fracasaron porque apenas consiguieron apoyos en el centro y sur peninsular.

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FASE 3 (1836-1840). El carlismo, desmoralizado y debilitado por los enfrentamientos internos, sufrió continuos reveses, llegando a escindirse en dos facciones: la ultra de integristas y extremistas que se negaban a aceptar cualquier solución pacífica, y la moderada, favorable a un pacto con los isabelinos. Fue el representante de estos últimos, el general Maroto, quien inició las negociaciones sin contar con don Carlos, llegando incluso a detener y fusilar como traidores a varios generales ultra como Guergué, Uriz y Carmona.

En 1839 se produce el ABRAZO ó CONVENIO de VERGARA entre los generales Maroto y Espartero, que pone fin a la guerra en el norte, aunque todavía algunos cientos de carlistas continúan una guerra de guerrillas en

Aragón y Cataluña, bajo el mando del general Cabrera, hasta 1840. En septiembre del año anterior, don Carlos y algunos contingentes carlistas abandonan España y se exilian en Francia

Abrazo de Vergara

Ramón Cabrera, el león del Maestrazgo

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APOYOS INTERNACIONALES

CARLISMOLos países gobernados por monarcas

absolutistas como Rusia, Austria, Prusia y Nápoles no reconocieron los

derechos de Isabel, pero solo apoyaron moral e ideológicamente al

bando carlista. Por su parte, el Vaticano, se mantuvo neutral

ISABELINOSLos gobiernos liberales de Francia , Gran

Bretaña y Portugal ayudaron a los isabelinos, diplomática, financiera y moralmente. Facilitaron, además,

armamento y cuerpos armados, como la Legión inglesa (11.000 voluntarios) que, al

igual que los procedentes de Francia resultaron poco competentes. Fue de más

ayuda la Legión portuguesa.El apoyo diplomático se concretó con la

firma de la Cuádruple Alianza entre Francia, Gran Bretaña, Portugal y la España

Isabelina en 1834

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LAS CONSECUENCIAS.LA CUESTIÓN FORAL.

El acuerdo de Vergara tuvo como objetivo la reconciliación entre ambos bandos y el deseo de reintegrar a los carlistas en el nuevo orden liberal.

Contenía una vaga promesa de respeto de los privilegios forales vascos y navarros.

Sin embargo, en 1841 se aprueban varias leyes que eliminan las aduanas de Navarra, así como sus privilegios fiscales, sus exenciones militares y sus instituciones de autogobierno.Como contrapartida, obtuvieron un sistema fiscal beneficioso, consistente en el pago de un cupo contributivo único anual a la hacienda estatal de reducida cuantía.

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También en 1841, las tres provincias vascas perdieron parte de sus tradicionales privilegios forales, como las aduanas y las Juntas. Asimismo fue derogado el “pase foral” que permitía a las instituciones vascas “obedecer

pero no cumplir” las disposiciones del gobierno central. En cualquier caso, conservaron la exclusión del servicio militar obligatorio.

En 1846 se produce un segundo recorte con la introducción de los denominados “Conciertos Económicos”, con los que se calculaba la contribución anual de los ciudadanos vascos a los gastos generales del Estado. Resultó

ventajoso para los vascos.

La derrota carlista supuso el fin definitivo del absolutismo, además de un descalabro humano y económico enorme, que contribuyó a retrasar el cambio económico en el

norte. También supuso el comienzo del protagonismo de los militares en la vida política española

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EL CARLISMO DESPUÉS DE 1840

Mujeres cavando trincheras en el sitio de Bilbao

SEGUNDA GUERRA CARLISTA (1846-1849). También llamada “Guerra dels matiners (madrugadores)”. El pretexto fue la fracasada boda entre Isabel II y el hijo de don Carlos. Se desarrolló solo en Cataluña y fue su principal artífice el general Cabrera. No tuvo consecuencias. Posteriormente hubo otras sublevaciones, la Ortegada en Cataluña de 1855, el intento de pronunciamiento de Carlos VI en San Carlos de la Rápita en 1860.

TERCERA GUERRA CARLISTA (1872-1876). Fue dirigida contra Amadeo I y la Primera República. De nuevo se

alzaron Cataluña, Navarra y el País Vasco, pero la restauración borbónica (Alfonso XII) acabó con todas sus esperanzas de éxito. En febrero de 1876 el pretendiente

Carlos VII cruzó definitivamente la frontera francesa.