12 Copias Tercer Humanista

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ALGUNOS VEN LAS REDES SOCIALES COMO ENEMIGAS DE LA COMUNICACIÓN, CUANDO PRECISAMENTE ESTÁN PENSADAS ORIGINALMENTE PARA FACILITARLA Estos días circula un vídeo que cuenta la historia de un día en la vida de alguien que ha olvidado su smartphone. Es una película cortísima, con una duración poco mayor a los dos minutos, que ha conseguido ser visualizado en YouTube más de diez millones de veces en cinco días, lo cual demuestra su viralidad. Tal vez es porque nos preocupa ser rehenes de un teléfono móvil, porque en alguna ocasión hemos pensado que nuestros amigos o nuestra pareja nos hacían menos caso del debido por culpa de ese pequeño trasto casi imprescindible en todos los momentos de nuestras vidas. Me pensaré volver a entrar en casa si descubro que me he puesto un calcetín de cada color, o incluso si me he dejado la carpeta con los documentos que necesito en mi próxima reunión, pero no hay duda de que volveré si me he dejado mi iPhone. Me parece ridículo pensar que podemos llegar a tener celos de un teléfono. Más bien me decanto por la idea del miedo. Un miedo equivocado, como casi siempre pasa. Se ha repetido muchas veces en la historia de la humanidad. Tememos por que casi todo lo que aparece con fuerza en nuestras vidas, y las condiciona, pueda traer aislamiento a las mismas. ¿Nos aísla un teléfono móvil? ¿Seguro? En principio parece una contradicción que algo pensado para comunicar termine aislando. No lo creo. En realidad ese temor, casi atávico, al teléfono enmascara el miedo a las redes sociales y otras herramientas de comunicación. Entonces… ¿son las redes sociales las que nos aislan? Tampoco lo creo. Las posibilidades de comunicación de las herramientas asociadas a un teléfono inteligente amplían considerablemente aquellas que nos ofrecían los viejos teléfonos que solamente servían para llamar o intercambiar mensajes cortos. Esto supone una ayuda en la vida diaria, tanto en el plano personal como el profesional. La asociación entre las herramientas sociales de Internet y los teléfonos móviles se justifica por los datos. Estamos hablando de que el tráfico generado en Internet desde teléfonos móviles supone un 8% del tráfico global en EEUU (datos de Comscore para el año 2011). Sus usuarios lo utilizan para enviar mensajes, tomar fotos, usar su correo electrónico, acceder a redes sociales (el 35% en EEUU y el 25% en Europa) o blogs, consultar el tiempo, jugar, buscar, leer noticias, escuchar música, acceder a información deportiva o de mercados, e incluso para comprar (véase cuadro adjunto, procedente del citado informe de Comscore). O sea, para casi todo. El temor al aislamiento se incrementa en la medida que el motivo se percibe como más atractivo Pasamos horas al día colgados del teléfono haciendo todas esas cosas, aunque me da la impresión de que tememos a las redes sociales más que a nada. Y creo que tiene una explicación, como es natural. Aparte de lo reservado al ocio personal (que también tiene una capa social, puesto que a menudo se juega online con otros usuarios, conocidos o no, y se pelea por formar parte de ciertos rankings globales de logros), la mayor parte del tiempo que dedicamos a nuestro pequeño teléfono móvil estamos intercambiando información, y muy especialmente comunicándonos con otras personas. El temor al aislamiento se incrementa en la medida que el motivo se percibe como más atractivo. Pensamos que sólo un psicópata (o algo parecido) se colgaría de una actividad tan anodina (para la mayoría) como consultar los datos de la bolsa. Pero, sin embargo, consideramos posible (y peligroso) que pueda llegar el momento en que nos dejemos seducir (uno mismo o muy especialmente el que tenemos al lado) por la comunicación múltiple y poco controlada que se establece en una red social. Las redes sociales nos comunican con los lejanos y también con quienes

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ALGUNOS VEN LAS REDES SOCIALES COMO ENEMIGAS DE LA COMUNICACIN, CUANDO PRECISAMENTE ESTN PENSADAS ORIGINALMENTE PARA FACILITARLA

Estos das circula un vdeo que cuenta la historia deun da en la vida de alguien que ha olvidado su smartphone. Es una pelcula cortsima, con una duracin poco mayor a los dos minutos, que ha conseguido ser visualizado enYouTubems de diez millones de veces en cinco das, lo cual demuestra su viralidad. Tal vez es porque nos preocupa ser rehenes de un telfono mvil, porque en alguna ocasin hemos pensado que nuestros amigos o nuestra pareja nos hacan menos caso del debido por culpa de ese pequeo trasto casi imprescindible en todos los momentos de nuestras vidas. Me pensar volver a entrar en casa si descubro que me he puesto un calcetn de cada color, o incluso si me he dejado la carpeta con los documentos que necesito en mi prxima reunin, pero no hay duda de quevolver si me he dejado mi iPhone.Me parece ridculo pensar que podemos llegar a tener celos de un telfono. Ms bienme decanto por la idea del miedo. Un miedo equivocado, como casi siempre pasa. Se ha repetido muchas veces en la historia de la humanidad. Tememos por que casi todo lo que aparece con fuerza en nuestras vidas, y las condiciona, pueda traer aislamiento a las mismas. Nos asla un telfono mvil? Seguro? En principio parece una contradiccin que algo pensado para comunicar termine aislando. No lo creo. En realidad ese temor, casi atvico, al telfono enmascara el miedo a las redes sociales y otras herramientas de comunicacin. Entoncesson las redes sociales las que nos aislan?Tampoco lo creo.Las posibilidades de comunicacin de las herramientas asociadas a un telfono inteligente amplan considerablemente aquellas que nos ofrecan los viejos telfonos que solamente servan para llamar o intercambiar mensajes cortos. Esto suponeuna ayuda en la vida diaria, tanto en el plano personal como el profesional. La asociacin entre las herramientas sociales de Internet y los telfonos mviles se justifica por los datos. Estamos hablando de que el trfico generado en Internet desde telfonos mviles supone un 8% del trfico global en EEUU (datos de Comscorepara el ao 2011). Sus usuarios lo utilizan para enviar mensajes, tomar fotos, usar su correo electrnico,acceder a redes sociales(el 35% en EEUU y el 25% en Europa) o blogs, consultar el tiempo, jugar, buscar, leer noticias, escuchar msica, acceder a informacin deportiva o de mercados, e incluso para comprar (vase cuadro adjunto, procedente del citado informe de Comscore). O sea, para casi todo.El temor al aislamiento se incrementa en la medida que el motivo se percibe como ms atractivoPasamos horas al da colgados del telfono haciendo todas esas cosas, aunque me da la impresin de quetememos a las redes sociales ms que a nada. Y creo que tiene una explicacin, como es natural. Aparte de lo reservado al ocio personal (que tambin tiene una capa social, puesto que a menudo se juega online con otros usuarios, conocidos o no, y se pelea por formar parte de ciertos rankings globales de logros), la mayor parte del tiempo que dedicamos a nuestro pequeo telfono mvil estamos intercambiando informacin, y muy especialmente comunicndonos con otras personas. El temor al aislamiento se incrementa en la medida que el motivo se percibe como ms atractivo. Pensamos que slo un psicpata (o algo parecido) se colgara de una actividad tan anodina (para la mayora) como consultar los datos de la bolsa. Pero, sin embargo, consideramos posible (y peligroso) que pueda llegarel momento en que nos dejemos seducir(uno mismo o muy especialmente el que tenemos al lado) por la comunicacin mltiple y poco controlada que se establece en una red social.Las redes sociales nos comunican con los lejanos y tambin con quienes tenemos cerca, con quienes en buena medida compartimos de forma mucho ms directa y gozosa aquello que hemos conocido a travs de esa herramienta de comunicacin. De forma que aquello que genera nuestro miedo ms que la posibilidad de aislamiento propio es el aislamiento del prjimo. Y an ms,muchos temen quedarse descolgadosde algo que atrae a tanta gente. La chica del vdeo no se encuentra incmoda por tener que compartir a sus amigos con otros con quienes estos se comunican. Se siente incmoda porque est fuera de juego. Con su mvil sera una ms. La caricatura de pintar una plcida cena entre amigos en la que estos se comunican infinitamente ms con otros en la distancia, a travs de su telfono, que con quienes tienen a su lado en la mesa es solamente eso: una caricatura. Algo vlido para hacer humor, pero poco descriptivo de una realidad. Una vez ms, parece ms bien la expresin del miedo a que eso pueda suceder algn da.La aparicin de las ciudades modernas tambin provoc el temor de que destruyera familiasComo dije antes, de forma cclica y persistente, en la historia se han ido sucediendo los miedos a que algo que se introduca en las vidas de la gente con fuerza arrolladora fuera a aislarlos e impedir que hicieran su habitual vida social y familiar. La aparicin de las ciudades modernas es el ejemplo ms potente de esto que digo. La ciudad abierta, cosmopolita e integradora, diseada pensando en la vialidad y el comercio, con abundantes espacios pblicos de recreo, tambin facilitaba la comunicacin, e igualmente era temida porque ese enganche a la ciudad, su creciente atractivo, terminara destruyendo familias y aislando al ciudadano. La realidad ha sido ms bien la contraria.Me parece curioso que cosas pensadas originalmente parafacilitar algosean percibidas con frecuencia como enemigas de eso mismo. Interesante que veamos como una amenaza a nuestra capacidad (y necesidad) de comunicarnos con los otros aquello que nos lo est facilitando tanto.Y termino esta pequea reflexin con el vdeo en cuestin. Su ttulo es I Forgot My Phone y, con todo, estan corto como curioso