111 Autos, coloquios entremeses del siglo · me maravillo de vos. Nunca adioses hizo honor, que...

25
111 Autos, coloquios y entremeses del siglo XVI Estudio introductorio Carlos Solórzano •• Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

Transcript of 111 Autos, coloquios entremeses del siglo · me maravillo de vos. Nunca adioses hizo honor, que...

111Autos, coloquios y entremeses

del siglo XVI

Estudio introductorio

Carlos Solórzano

••

Consejo Nacionalpara laCultura y las Artes

Auto de la destrucciónde Jerusalén

Anónimo

INTERLOCUTORES

EMPERADOR VESPASIANODOS PAJESUN SENESCALUN JUDÍOLA MUJER VERÓNICAPILATOSEL REY ARQUELAOUN CRIADOCLEMENTEDOS DUEÑASALGUNOS SOLDADOS

ARGUMENTO:Devoto pueblo cristiano,este misterio notad:cómo el gran Vespasiano,siendo emperador romano,tuvo grave enfermedad,que jamás salud hallóen los sus dioses vacíoshasta que Dios lo sanó,cuya muerte prometióporque daba sanidaden el cuerpo y en la mente,como médico excelentede cualquier enfermedad,y era tan maravillosasu salud y su doctrinaque, de envidia maliciosa,le dio muerte dolorosala Sinagoga maligna;y, después de sepultado,resucitó glorioso,y hay reliquias que han tocadoa su cuerpo consagrado,que sanan cualquier leproso.

EMPERAooRVESPASIANO:Con la gran fe que en[ti veo

grande consuelo me pones,y todo aqueso bien creoque, con el mismo deseo,me lo han dicho otros varones;por tanto, siervo prudente,ve luego sin que reposes,haz pesquisa entre la gentede ese profeta excelentesi creía en nuestros dioses.

SENESCAL:En [sic] de manera, señor,me maravillo de vos.Nunca a dioses hizo honor,que éste es del cielo Señorhombre y Dios, hijo de Dios.Por tanto, sería bienque un. caballero fielse parta a Jerusalén,y alcance allá que nos denalguna reliquia dél.

EMPERADORVESPASIANO:iOh amado siervo[ , 1nuor,

si es como dices tú,yo desde aquí te envío,que en ver tu gran fe confíodel gran profeta Jesús;al cual quiero prometer,si Él sana los miembros míosdesta enfermedad tan fuerte,que yo vengaré su muerteen los pérfidos judíos.Luego a la hora te parte,lleva diez hombres contigoy, más, quiero encomendarteque a Pilatos, de mi parte,digas esto que te digo:di que mando yo que ordenede pagarme sin engaños,y que enojado me tiene,que a qué causa me detieneel tributo de seis años.

SENESCAL:Señor, luego partiré.Rogad a Dios por buen viento.Quedad con Dios.

EMPERADORVESPASIANO:Con Él ve,Él te guíe y te débuen viaje y salvamento.

llegan el Senescal y su gente a jerusalén

SENESCAL:Buen judío, sabio honrado,yo, y esta gente de bien,habemos desembarcadoen Asuria y llegadohasta aquí a Jerusalén.Gran merced recibirénos recibáis al presenteen vuestra casa, y tendréque servir y pagaréla posada largamente.

Junto: De grado os recibiremos,noble caballero, entrad,que, aunque no os serviremoscomo merecéis, haremosnuestra posibilidad.Y si a lo que sois venido

35

y cure al Emperador,que vos prometo, señor,que muy bien pagado os sea.

me descubrís, yo os prometoque de mí seáis socorrido,honrado y favorecidoen público y en secreto.

SENESCAL:Pues que me dais vuestra feno os tendré cosa escondida.Señor huésped, yo os diréde dónde soy, y qué fuela causa de mi venida.Señor, yo soy Senescaldel Emperador Romano,y él queda de lepra talque no sanará su malsino por divina mano;y Su Sacra Majestadsabido que, ha cuarenta añosque un profeta de verdadmurió en aquesta ciudad,que hubo misterios extraños,que sanaba endemoniadosy a los ciegos daba luz,y que unos judíos malvadosde pura envidia indignadosle dieron muerte de cruz;y dicen que cualquier cosaque en su persona divinaha tocado, es tan preciosaque a los enfermos reposa,da salud y medicina ...Si pudiese negociarque una reliquia benditale pudiésemos llevar,yo lo quiero bien pagarporque dar se me permita.

JUDÍO:Noble y discreto varón,yo, en vuestro servicio presto,digo que por el amorvuestro y del Emperadorquiero negociar aquesto.Que, cuando a cruz sentenciadole llevaban, a ponerun paño en que fue limpiadosu rostro y sudor sagrado,le dio una santa mujer,el cual, como se limpiara,quedó en el paño imprimidatan al natural su caracual la muerte nos la párafatigada y afligida,y esta cara, de excelenciaquedó de tanta virtud,que cuantos con fe y creenciavan y con cualquier dolencia,a todos les da salud.

SENESCAL:Sed vos nuestro intercesor,que yo la hable y la vea,

Sale la mujer Verónica

JUDÍO:Sálveos Dios, mujer honrada.VERÓNICA:Bien vengades, noble gente.JUDÍO:Esta compaña es llegada

a vuestra noble posadaa os hablar secretamente,porque se han informadode misterios que se han vistode aquella cara y trasladodel rostro deificadoque tenéis, de Jesucristo;porque está Vespasiano,el Emperador de Roma,tal que no hay cirujanoque vuelva su rostro sanoque de lepra no se coma,y envíaos a suplicar .vais con él este camino,que él lo quiere bien pagarporque le vais a sanarcon aquel rostro divino.

VERÓNICA:Sea secreto entre noseste caso, honrado hombre;que yo quiero irme con vossólo por honrar a Diosy ensalzar su santo nombre,del cual yo le alcanzarévida y gracia y sanidad,y esto yo lo cumplirési en la católica fecreyere Su Majestad.

SENESCAL:Pues, señora, aparejad,pues hacéis merced tamaña.

VERÓNICA:Volved, que yo iré en verdad,de muy buena voluntad,con esta honrada compaña.

SENESCAL:

Dirigiéndoseal séquito que lo acompaña

Volved por esta señoravosotros, desde aquí a un rato,pues ya sabéis dónde mora.Yoy vos, huésped, ahoravamos a hablar a Pilato.

Llegando está Pilatos acompañado del rey ~quelao

SENESCAL:Beso las manos y piesde vuestra gran Señoría.

36

PILATOS:Bien vengadas, Zqué queréis?SENESCAL:Suplico que me escuchéis

aquesta embajada míay esta carta imperialde aquel gran Vespasiano,que yo soy su Senescalde Su Majestad Realde este Emperador Romano,el cual, en breves renglones,escribe que se me décrédito a mis relaciones,y por las mismas razonesque él me dijo, os las diré:que ya tiene protestado,contra vos, costas y dañosy que está muY.enojadoporque no le habéis pagadoel tributo de seis años,y que esto no os lo perdona;mas, como rey absoluto,os manda que a mi personalo deis, y ante su coronalleve luego yo el tributo.

PILATOS:No quiero leer la carta.SENESCAL:Señor, muy bien es se vea

antes que de aquí me parta.PILATOS:Con enojo y pena harta

quiero agora que se vea.

El Senescal y el Judío regresan a donde están laVerónicay acompañantes

SENESCAL:Veis, huésped, cuán sin sosiegoPilatos me ha respondido.Señoras, por Dios os ruegoos partáis conmigo luegoantes que sea detenido.Huésped, porque os satisfaga,tomad y quedad con Dios,y esto no os doy por la pagamas yo os doy fe que hagaque él se acuerde de vos.

[Probablemente se dirige a las mujeres.]

Cubrid vuestras vestidurasdisimulando y salíos,que detrás de esas alturastienen las cabalgadurasvuestros mozos y los míos;aguijad y apercibíosporque, si somos buscados,cuando acuerden los judíosestemos en los navíosseguramente embarcados.

llega a donde está el Emperador con la gente

Lee la cartaPAJE:Vuestra Majestad Real

tenga por nueva muy ciertaque es venido el Senescal.

EMPERADORVESPASIANO:iüh gran bien para mi[mal!

La misma embajada es éstaque al mensajero escuchamosy así por extenso puesta. PAJE:Ya, señor, está a la puerta.

Dirigiéndoseal ReyArquelao Entra el Senescal con la Verónicay Clemente

Ved, señor, en su respuesta,lqué os parece que escribamos?

ARQUELAO:Señor, a mi parecervos tenéis buena ciudady tenéis vos más poderpara se la defenderque él para la conquistar.Decidle que en Roma esténen guarda de sus contrarios,que así haréis vos tambiénguardando a Jerusalénde los vuestros adversarios.

PILATOS:iSus! Senescal, caminad;partid luego en este díay decid a Su Majestadque guarde bien su ciudad,que así haré yo con la mía.

SENESCAL:Alegraos, Emperador,que, si tenéis fe perfecta,yo os traigo grande favorde Aquél gran remediadory verdadero profeta.

EMPERADORVESPASIANO:iüh, mi muy leal[sirviente!

lQué reliquia me has buscado?SENESCAL:Traigo aquel rostro excelente

que pintó divinalmenteCristo rey crucificado.

EMPERADORVESPASIANO:¿cómo pudiste[alcanzar

tal cosa?, ¿quién te la dio?SENESCAL:Yéndole a crucificar

le quiso esta dueña darsu toca, en que se limpió,en la cual dejó en pintura

37

• 8'e.. su. .M!!lllf!jan7.a,-.r.t •••••••su figura;y a quien la dueña procurasalud, con ella la alcanza.Y fue rogada por nosnos hiciese tanto bieny ella, por servir a Diosy por sanaros a vos,viene de Jerusalén.Y aqueste santo varón,que la Ley de Dios enseña,viene a vuestra salvación,según que, en revelación,le ha visto esta santa dueña.

VERÓNICA:A mi Dios crucificadoesta noche supliquépor vuestra salud y estado,y a Clemente os ha enviadoque os predique la fe.

CLEMENTE:Conviene a tu Majestad,para sanar tu dolencia,que crea muy de verdaden la Santa Trinidad:Tres Personas y Una Esencia.

EMPERADORVESPASIANO:Trino y Uno[omnipotente,

desde hoy más te adoro y creo,mas, tente ahora Clemente,para que más dignamentealcance lo que deseo.Di que ponga el camareromi espada, y corona el paje,encima de un repostero,que quiero hacer primeroun voto y pleito homenaje:Por mi corona y espadajuro, si como deseode Cristo salud me es dada,que ha de ser por mí vengadasu muerte, en el pueblo hebreo.Llegadme ahora a tocaren quien mi salud confía,y ayudadme a suplicarque le plega de sanarel cuerpo y ánima mía.

Aquí le llegan. La Verónica Jp toca con el lienzoy se le cae la lepra

EMPERADORVESPASIANO:Oh traslado divinalque en tu sangre verdaderate pintó el Rey Celestial,que a mi dolencia mortalhas dado salud entera.Gócese el ánima míacon muy grande admiración,

38

tomen todos alegría,pues Dios la salud me envía,por tal dueña y tal varón;dignos son de recibillosy honrarlos por tal misterio,yo mismo quiero servillas,darles villas y castilloslos mejores de mi imperio.

CLEMENTE:Por terrenos los tenemosesos castillos que dices,tan solamente queremosque a los tuyos bauticemosy tú también te bautices.

EMPERADORVESPASIANO:Predicad, que yo[consiento

que mi imperio se bauticey, aun yo mismo, soy cententoen cumplir el juramentoque contra Pilatos hice.Por eso vos, Senescal,enviad a llamar luegoal Capitán Generalcon mi ejército real.Vámonos a embarcar luego.

Ponen cerco a Jerusalén

EMPERADORVESPASIANO:De esta gente que ha[gran rato

que sobre el muro se paracon militar aparato,decidme, ¿cuál es Pilato?

SENESCAL:Señor, aquél de la vara.EMPERADORVESPASIANO:De vosotros los que

[estáisarriba, decid cuál esPilatos.

PILATOS: El que preguntáis,Pilatos a quien buscáis,yo soy, ved, ¿qué me queréis?

EMPERADORVESPASIANO:lEres tú el Gobernador,aquel que Su Majestadde aquel gran EmperadorCésar, nuestro antecesor,encomendó esta ciudad?De lo cual tú me has debidoel mi tributo realy has seis años detenido,y, demás desto, has queridomatar a mi Senescal;y con la ciudad, supimos,que te alzas, por nuevas ciertas;lo cual aquí te pedimos,mandamos y requerimosnos abras luego las puertas.

PILATOS:Vos os podéis bien volver

que aquesta ciudad es míay os la entiendo defender:ni otro rey no ha de tenerni yo lo consentiría.

EMPERADORVESPASIANO:Por esta real coronate juro y por esta espada,que si alcanzo tu personay en mi cárcel se aprisionaque jamás sea perdonada.No basta mando ni ruegopara con este judío.Capitanes: poned luegola ciudad a sangre y fuego,haced vuestro poderío.

Aquí dan batería a la ciudad

Cúmplenos ya recoger,hasta que otra cosa mande,que, según mi parecer,de agua para bebertenemos falta muy grande;lo cual proveído estarámuy maravillosamente,que tanta agua se traeráque muy sobrada estarápara caballos y gente.Ymás os hago saber:que han venido dos testigosque nos han dado a entenderque no tienen qué comerya losnuestros enemigos,y cumple muy bien velallosporque por hambre se tomen,pues que para sustentalloslas mulas y los caballosque se mueren, ellos comen.

Se retiran el Emperadory su gente y entrauna dueña con un niño muerto

DuEÑAPRIMERA:iOh ventura!, y a qué puntome has traído adonde estoy,que ha venido a ser difuntohijo y madre, todo junto,de hambre, siendo quien soy.iOh, inocente criatura!,cómo te traje conmigoa morir en estrechuray a que yo de hambre purapadezca, también, contigo.

Entra otra dueña con otroniño muerto

DUEÑASEGUNDA:A vos, la dueña que llora,vengo a ayudar a llorar.

Vedes aquí, mi señora,mi hijo que en esta horase me acaba de expirar.

DUEÑAPRIMERA:Con cuán gran angustia vengoen necesidad tan fuerte,la vida que yo sostengopor cierto que yo la tengopor mayor mal que la muerte;y pues todo el pueblo vemosque comen carnes de bestias,de estos niños comeremospor vivir, que padecemosde hambre y guerra molestias.

DUEÑASEGUNDA:iOh grande inhumanidad!DUEÑAPRIMERA:Así espero no muramos

de hambre en esta ciudad,y en mi hijo comenzad,moza: guísale y comamos;que estamos aquí perdidaspor Pilato y por el Rey,hemos de ser homicidasnos, de nuestras propias vidas.A necesidad no hay ley.Pura hambre lo matóy ella nos ha de exceder. (sic)

DUEÑASEGUNDA:¿cuál madre a hijo comió?DUEÑAPRIMERA:La tierra nos engendró

y ella nos ha de comer.DUEÑASEGUNDA:Aquí se puede cumplir

lo que aquel profeta santodijo que había de venir,que las gentes de lo oírrecibirían gran espanto.Dijo que tiempos vendríande tanta hambre y letijos (sic),sobre ti Jerusalén,que las madres comeríande hambre sus propios hijos.

Cómense el niño y éntranse, y salen PilatosyArquelao

ARQUELAO:Señor, ya nuestras batallasse nos van menoscabandoy cúmplenos retirallasporque ya las vituallasse van todas acabando.Muchos caballos perecende hambre, y gente también,y con el mal que padecenya desmayan y entristecena toda Jerusalén.Y oiga un caso nunca oído:dos dueñas que se les hansendos hijos fallecidode hambre, ya hanse comido

39

J

el uno asado y sin pan.PILATOS:Ya razón es que me entregue,

que mi corazón desmaya,y que paseando lleguey al rey Arquelao le ruegueque a tratar las paces vaya.

y matarme quiero aquíporque no tomen de mímis enemigos venganza.

Aquí se mata el rey Arquelao

CRIADO:El rey se quedó apartado,lcómo se detiene tánto?iSi cayó de desmayado ...!,ivéisle aquí desesperado!iOh caso de gran espanto!Vamos a dar, si queréis,la embajada y desventura.

AArquelao

Vos, señor, id y os poneddelante Su Majestadde rodillas y hacedque nos reciba a mercedy démosle la ciudad.Como personas vencidascon tal condición nos demos:con que sean guarecidasnuestras haciendas y vidas,y luego nos entreguemos.

llegan a donde está Pilatos

PILATOS:¿Qué respuesta me traéis?El rey Arquelao, ¿dónde es?¿Quédase allá, por ventura?

CRIADO:Señor, nos ha respondidoque te des tú y la ciudady que así, todo rendidosin condición ni partido,él hará su voluntad;y el rey Arquelao que oyótal respuesta a su embajada,de nosotros se apartóy allí se desesperóy se mató con su espada.

PILATOS:iüh qué nueva tan terrible,de grande espanto y temor!De defender no es posibley es consejo convenibledarnos al Emperador;mas es mi deliberaciónque luego a él caminemosy pedirle he yo perdón,que me duele el corazónver que por mí padecemos ...y, en tanto, habéis de tomartodo el tesoro y molelloy comedlo por manjar,porque no puedan gozarnuestros enemigos dello.Ya sabéis que he descendidoa pedir paz y concordiay por mí se la ha pedidoTito, y nunca ha podidoalcanzar misericordia;bien será que otra vez llegueluego, sin detenimiento,y de rodillas le rueguey mi persona le entregue,haga de mí a su contento:

ARQUELAO:

Va a presentarse ante el Emperador,a quien dice:

Emperador excelente:no perezca esta ciudadsuplicamos humillmente (sic)yo y Pilato y nuestra gente

[Parece que aquí faltan algunos versos.]

y démosle la ciudad.Como personas vencidascon tal condición nos demos:con que sean guarecidasnuestras haciendas y vidas,y luego nos entreguemos.Ya vemos nuestra discordiay la razón que tenéis,iten de nos misericordiay deja en paz y concordianuestras personas y bienes!

EMPERADORVESPASIANO:Que ya Pilatos no[espere

partido, aunque se me den,y si a merced se me diereyo he de hacer lo que quisierede él y de Jerusalén.

ARQUELAO:lQué os parece, hermanos míos,de una respuesta tan dura?Dejadme un poquito, íosdadles allá a los judíosnuevas de tanta tristura.Pues fortuna quiere asíyo torceré su esperanza, Vahacia el Emperador

40

Emperador excelenteveis aquí a vuestro criadoPilatos, muy obediente,como malo y delincuentea vuestros pies humillado,conmigo y mi espada os doyla ciudad que os he tenidousurpada hasta hoy,haced de mí que aquí estoylo que fuéredes servido.

EMPERAOORVESPASIANO:Tu maldad y traiciónde que ahora te arrepientes,causa que tu peticiónno sea digna de perdónpor las razones siguientes:que por tomar amiciciacon el que negaste tú,sentenciaste con malicia,contra razón y justicia,al gran profeta Jesú;por razón que usurpastemi tributo y señoríoy con mi ciudad te alzastey, sobre esto, maltratastea Gayo, Senescal mío ...

(Es de suponerse que diga lo siguiente a los sol­dados de su séquito.]

iSus!, llevadle a aprisionara cárcel fortalecida,a recaudo ha de estara do me lo podáis dar.Y ha venido a mis oídosque la gente que allá queda,en la ciudad detenidos,por no ser así rendidosse han comido la moneda:y en nuestro poder habidostomadlos, sin más debate,todos juntos convencidos (sic)dadles muerte. A los judíos

abridlos de parte a partey, por Jacob, parad mientessu huésped del Senescal:sean libres sus parientescon sus hijos y sirvientessobre seguro real.

Sacan los soldados a los judíos

SOLDADO:Quien quisiere comprar judíosal que vendellos [lvenderlos?] quiero.

[Parece que falta algo, pues no se entiende.]

Ea, señores, servíosde aquestos esclavos míos,treinta doy por un dinero.Harto estoy de vocear,pues no me dan lo que pidoyo los quiero destriparpor ver si podré sacarlos tesoros que han comido.iüh, que han comido de cosaslos enemigos de Dios!,aljófar, piedras preciosas,loh, qué doblas tan hermosas,mirad qué piezas de a dos!

[Nohay acotación, pero se supone que pasana la estancia del Emperador.]

CLEMENTE:Emperador soberano,pues tanto bien recibistede aquella divina mano,bautizaos y sed cristiano,pues que a Dios lo prometiste.

EMPERADORVESPASIANO:Digoque soy muy[ufano

del bautismo recibir,pues soy el que en ello gano.Pléguele a Dios soberanome dé gracia en le servir.

41

j

TEATROM O

hist ia y dramat

11Teatro de evangelización

en náhuatl

Estudio introductorio, selección y notas

Armando Partida

••

C.onsejo Nacionalpara laCultura y las Artes

........_ •••••

La conquista de Jerusalén

Di espués de haber asis-I tido los tlaxcaltecas alos magnos festejos de

la ciudad de México que culminaran con larepresentación de Lo conquista de Rodas, seaprestaron a escenificar a su vez La conquista deJerusalén el día de Corpus Chrísti.

Motolinía fue uno de los afortunadosespectadores, por lo que gracias a ello hoy pode-mos admirarnos de las habilidades escénicas delos indígenas; al igual que del grado de desarrolloque ya había alcanzado en 1539 el teatro evan-gelizador.

Por otra parte, la simbiosis e interac-ción de dos culturas dieron como fruto este mul-titudinario espectáculo, en el que podemos fácil-mente distinguir tanto los recursos de la repre-sentación prehispánica al igual que la herenciacultural hispánica del siglo XV, que diera comoresultado lo que hoy conocemos como teatro ná-huatl y, posteriormente, una vez concluida lalabor de los evangelizadores, las representacionesetnodramáticas que hasta el día de hoy cubren unextenso mapa del México contemporáneo.

Representación

Gracias a la misiva que el prelado fray Antoniode Ciudad Rodrigo le enviara a Motolinía, hoycontamos con la descripción de tan grandiosaescenificación; misma que actualmente sería di-fícil concebir por el alto costo de la producción,lo complejo de la dirección escénica y el manejode los cientos actores que se requerirían, comoahora lo veremos:

Como vuestra caridad sabe, las nuevas vinierona esta tierra antes de cuaresma pocos días, y lostlaxcaltecas quisieron primero ver lo que los espa-ñoles y los mexicanos hacían, y visto que hicierony representaron la conquista de Rodas, ellos deter-minaron de representar la conquista de Jerusa-lén, el cual pronóstico cumpla Dios en nuestrosdías, y por la hacer más solemne acordaron la dejarpara el día de Corpus Chrísti, la cual fiesta regoci-jaron con tanto regocijo como aquí diré.

En Tlaxcala, en la ciudad que de nuevohan comenzado a edificar, abajo en lo llano,

dejaron en el medio una grande y muy gentilplaza, en la cual tenían hecha a Jerusalén encimade unas casas que hacen para el Cabildo, sobreel sitio que ya los edificios iban en altura de unestado; igualáronlo todo e hinchiéronlo de tierra,y hicieron cinco torres; la una de homenaje enmedio, mayor que las otras, y las cuatro a loscuatro cantos; estaban cercadas de una cercamuy almenada, y las torres también muy alme-nadas y galanas, de .muchas ventanas y galanesarcos, todo lleno de rosas y flores. De frente deJerusalén, en la parte oriental fuera de la plaza,estaba aposentado el emperador; a la parte dies-tra de Jerusalén estaba el real adonde el ejércitode España se había de aposentar; al opósitoestaba aparejado para las provincias de la NuevaEspaña; en medio de la plaza estaba santa Fe, adonde se había de aposentar el emperador consu ejército: todos estos lugares estaban cercadosy por de fuera pintados de canteado, con sustroneras, saeteras y almenas bien al natural.

Allegado el Santísimo Sacramento a ladicha plaza, con el cual iban el papa, cardenalesy obispos contrahechos, asentáronle en su cadal-so, que para esto estaba aparejado y muy ador-nado cerca de Jerusalén, para que adelante delSantísimo Sacramento pasasen todas las fiestas.Luego comenzó a entrar el ejército de España aponer cerco a Jerusalén, y pasando delante delCorpus Chrísti atravesaron la plaza y asentaronsu real a la diestra parte. Tardó buen rato enentrar, porque era mucha gente repartida en diezescuadrones. Iba en la vanguardia, con la bande-ra de las armas reales, la gente del reino de Cas-tilla y de León, y la gente del capitán general, queera don Antonio Pimentel conde de Benavente,con su bandera de sus armas. En la batalla ibanToledo, Aragón y Galicia, Granada, Vizcaya yNavarra. En la reta'guardia iban Alemania, Romay italianos. Había entre todos pocas diferenciasde trajes, porque como los indios no los han vistoni lo saben, no lo usan hacer, y por esto entrarontodos como españoles soldados, con sus trompetascontrahaciendo a las de España, y con sus alam-bores y pífanos muy ordenados; iban de cinco encinco en hilera, a su paso de los alambores.

Acabados de pasar éstos y aposenta-dos en su real, luego entró por la parte contrariael ejército de la Nueva España repartido en diezcapitanías, cada una vestida según el traje queellos usan en la guerra; éstos fueron muy de ver,y en España y en Italia los fueran a ver y holgarande verlos. Sacaron sobre sí lo mejor que todostenían de plumajes ricos, divisas y rodelas, por-que todos cuantos en este auto entraron, todoseran señores y principales, que entre ellos se

91

Conquistadores.

nombran tecutiis y piles. Iba en la vanguardiaTlaxcala [y] México: éstos iban muy lucidos yfueron muy mirados; llevaban el estandarte delas armas reales y el de su capitán general, queera don Antonio de Mendoza, visorrey de laNueva España. En la batalla iban los huaxtecas,zempoaltecas, mixtecas, culiuaques y una capi-tanía que se decían los del Perú e islas de SantoDomingo y Cuba. En la retaguardia iban los taras-cos y euahtemaltecas. En aposentándose éstos,luego salieron a el campo a dar la batalla el ejércitode los españoles, los cuales en buena orden sefueron derecho a Jerusalén, y como el soldán losvio venir, que era el marqués del Valle don Her-nando Cortés, mandó salir su gente al campo paradar la batalla; y salida, era gente bien lucida ydiferenciada de toda la otra, que traían unos bone-tes como los usan los moros; y tocada el arma deambas partes, se ayuntaron y pelearon con muchagrita y estruendo de trompetas, atambores y pífa-nos, y comenzó a mostrarse la victoria por los es-pañoles, retrayendo a los moros y prendiendo aalgunos de ellos, quedando otros caídos, aunqueninguno herido. Acabado esto, tornóse el ejérci-to de España a recoger a su real en buena orden.

Luego tornaron a tocar arma, y salieronlos de la Nueva España, y luego salieron los de

Jerusalén, y pelearon un rato, y también vencie-ron y encerraron a los moros en su ciudad, yllevaron algunos cautivos a su real, quedandootros caídos en el campo.

Sabida la necesidad en que Jerusalénestaba, vínole gran socorro de la gente de Galilea,Judea, Samaría, Damasco y de todo [la] tierra deSuria [Siria], con mucha provisión y munición,con lo cual los de Jerusalén se alegraron y rego-cijaron mucho, y tomaron tanto ánimo que luegosalieron al campo, y fuéronse derechos hacia elreal de los españoles, los cuales les salieron alencuentro, y después de haber combatido unrato comenzaron los españoles a retraerse y losmoros a cargar sobre ellos, prendiendo algunosde los que se desmandaron, y quedando tambiénalgunos caídos. Esto hecho, el capitán generaldespachó un correo a su majestad, con una cartade este tenor:

"Será vuestra majestad sabedor cómoallegó el ejército aquí sobre Jerusalén, y luegoasentamos real en lugar fuerte y seguro, y sali-

xmos al campo contra la ciudad, y los que dentroestaban salieron al campo, y habiendo peleando,el ejército de los españoles, criados de vuestramajestad, y vuestros capitanes y soldados viejosasí peleaban que parecían tigres y leones; biense mostraron ser valientes hombres, y sobre to-dos pareció hacer ventaja la gente del reino deLeón. Pasado esto vino gran socorro de moros yjudíos con mucha munición y bastimentos, y losde Jerusalén como se hallaron favorecidos, salie-ron al campo y nosotros les salimos al encuentro.Verdad es que cayeron algunos de los nuestros,de la gente que no estaba muy diestra ni sehabían visto en campo con moros; todos losdemás están con mucho ánimo, esperando loque vuestra majestad será servido mandar paraobedecer en todo. De vuestra majestad siervo ycriado. —Don Antonio Pimentel."

Vista la carta del capitán general, res-ponde el emperador en este tenor:

"A mi caro y muy amado primo, donAntonio Pimentel, capitán general del ejército deEspaña.

"Vi vuestra letra, con la cual holgué ensaber cuan esforzandamente lo habéis hecho.Tendréis mucho cuidado que de aquí adelanteningún socorro pueda entrar en la ciudad, y paraesto pondréis todas las guardas necesarias, yhacerme heis saber si vuestro real está bien¡proveído; y saber cómo he sido servido de esos(caballeros, los cuales recibirán de mí muy seña-

92

ladas mercedes; y encomendadme a todos esoscapitanes y soldados viejos^ y sea Dios en vuestraguarda. —Don Carlos Emperador."

En esto ya salía la gente de Jerusaléncontra el ejército de la Nueva España, para tomarvenganza del reencuentro pasado, con el favorde la gente que de refresco había venido, y comoestaban sentidos de lo pasado, querían vengarse,y comenzada la batalla, pelearon valientemente,hasta que finalmente la gente de las islas comen-zó a aflojar y a perder el campo de tal manera,que entre caídos y presos no quedó hombre deellos. A la hora el capitán general despachó uncorreo a su majestad con una carta de este tenor:

"Sacra, cesárea, católica majestad:"Emperador, semper augusto. Sabrá

vuestra majestad cómo yo vine con el ejércitosobre Jerusalén, y asenté real a la siniestra partede la ciudad, y salimos contra los enemigos queestaban en el campo, y vuestros vasallos los deNueva España lo hicieron muy bien, derribandomuchos moros, y los retrajeron hasta meter porlas puertas de su ciudad, porque los vuestrospeleaban como elefantes y como gigantes. Pasa-do~esto-ies~viiio-muy graErsocorro de gente yartillería, munición y bastimento; luego salieroncontra nosotros, y nosotros les salimos al en-cuentro, y después y de haber peleado gran partedel día, desmayó el escuadrón de las islas y desu parte echaron en gran vergüenza a todo elejército, porque como no eran diestros en lasarmas, ni traían armas defensivas, ni sabían elapellido de llamar a Dios, no quedó hombre queno cayese en manos de los enemigos. Todo elresto de las otras capitanías están muy buenas.De vuestra majestad siervo y menor criado. —DonAntonio de Mendoza."

Respuesta del emperador:

"Amado pariente y mi gran capitánsobre todo el ejército de la Nueva España. Esfor-zaos como valiente guerrero y esforzad a todosesos caballeros y soldados; y si ha venido socorro'a esa ciudad, tener por cierto que de arriba delcielo vendrá nuestro favor y ayuda. En las bata-llas, diversos son los acontecimientos, y el quehoy vence mañana es vencido, y el que [fue]vencido otro día es vencedor. Yo estoy determi-nado de luego esta noche sin dormir sueño an-darla toda y amanecer sobre Jerusalén. Estaréisapercibido y puesto en orden con todo el ejército,y pues tan presto seré con vosotros, sed conso-lados y animados; y escribid luego el capitán

general de los españoles para que también esté apunto con su gente, porque luego como yo alle-gue, cuando pensaren que allego fatigado, demossobre ellos y cerquemos la ciudad, y yo iré porla frontera, y vuestro ejército por la siniestraparte, y el ejército de España por la parte dere-cha, por manera que no se pueda[n] escapar denuestras manos. Nuestro Señor sea en vuestra ,guarda. —Don Carlos Emperador." ^ t\

Esto hecho, por una parte de la plazaentró el emperador, y con él el rey de Francia yel rey de Hungría, con sus coronas en las cabe-zas; y cuando comenzaron a entrar por la plaza,saliéronle a recibir por la una banda el capitángeneral de España con la mitad de su gente, y porla otra el capitán general de la Nueva España, yde todas partes traían trompetas y atabales ycohetes que echaban muchos, los cuales servíanpor artillería. Fue recibido con mucho regocijo ycon gran aparato, hasta aposentarle en su estan-cia de Santa Fe. En esto los moros mostrabanhaber cobrado gran temor, y estaban todos meti-dos en la ciudad; y comenzando la batería, losmoros se defendieron muy bien. En esto el maes-tro de campo, que era Andrés de Tapia, había idocon un escuadrón a reconocer la tierra detrás deJerusalén, y puso fuego a un lugar, y metió pormedio de la plaza un hato de ovejas que habíatomado. Tornados a retraer cada ejército a suaposento, tornaron a salir al campo solos losespañoles, y como los moros los vieron venir yque eran pocos, salieron a ellos y,pelearon unrato, y como de Jerusalén siempre saliese gente,retrajeron a los españoles y ganáronles el campo,y prendieron algunos y metiéronlos a la ciudad.Como fue sabido por su majestad, despachóluego un correo al papa con esta carta:

"A nuestro muy santo padre:"¡Oh muy amado padre nuestro!

¿Quién como tú que tan alta dignidad posea enla tierra? Sabrá tu santidad cómo yo he pasado ala Tierra Santa, y tengo cercada a Jerusalén contres ejércitos. En el uno estoy yo en persona; enel otro, españoles; el tercero es de naturales; yentre mi gente y los moros ha habido hartosreencuentros y batallas, en las cuales mi genteha preso y herido muchos de los moros; y des-pués de esto ha entrado en la ciudad gran socorrode moros y judíos, con mucho bastimento ymunición. Como vuestra santidad sabrá delmensajero, yo al presente estoy con mucho cui-dado hasta saber el suceso de mi viaje; suplico atu santidad me favorezcas con oraciones y nie-gues a Dios «por mí y por mis ejércitos, porque yo

93

estoy determinado de tomar a Jerusalén y a todoslos otros lugares santos, o morir sobre esta de-manda, por lo cual humildemente te ruego quedesde allá a todos nos eches tu bendición. —DonCarlos Emperador."

Vista la carta por el papa, llamó a loscardenales, y consultada con ellos, la respuestafue ésta:

"Muy amado hijo mío:"Vi tu letra con la cual mi corazón ha

recibido grande alegría, y he dado muchas gra-cias a Dios porque así te ha confortado y esfor-zado para que tomases tan santaempresa; sábeteque Dios es tu gracia, y de^odos^T3s~ejeTcitos.Luego a la hora se hará lo que quieres, y asímando luego a mis muy amados hermanos loscardenales, y a los obispos con todos los otrosprelados, órdenes de San Francisco y Santo Do-mingo, y a todos los hijos de la Iglesia, que hagansufragio; y para que esto tenga efecto, luegodespacho y concedo un gran jubileo para toda lacristiandad. El Señor sea con tu ánima. Amén.Tu amado Padre.—El Papa."

Volviendo a nuestros ejércitos, como losespañoles se vieron por dos veces retraídos, y losmoros los habían encerrado en su real, pusiéronsetodos de rodillas hacia donde estaba el SantísimoSacramento demandándole ayuda, y lo mismohicieron el papa y cardenales; y estando todospuestos de rodillas, apareció un ángel en la es-quina de su real, el cual consolándolos dijo:"Dios ha oído vuestra oración, y le ha placidomucho vuestra determinación que tenéis de mo-rir por su honra y servicio en la demanda deJerusalén, porque lugar tan santo no quiere quemás le posean los enemigos de la fe; y ha queridoponeros en tantos trabajos para ver vuestra cons-tancia y fortaleza; no tengáis temor que vuestrosenemigos prevalezcan contra vosotros, y paramás seguridad os enviará Dios a vuestro patrónel apóstol Santiago." Con esto quedaron todosmuy consolados y comenzaron a decir: "Santia-go, Santiago, patrón de nuestra España"; en estoentró Santiago en un caballo blanco como lanieve y él mismo vestido como lo suelen pintar;y como entró en el real de los españoles, todosle siguieron y fueron contra los moros que esta-ban delante de Jerusalén, los cuales fingiendogran miedo dieron a huir, y cayendo algunos enel camino, se encerraron en la ciudad; y luegolos españoles la comenzaron a combatir, andan-do siempre Santiago en su caballo dando vueltaspor todas partes, y los moros no osaban asomar

a las almenas por el gran miedo que tenían;entonces los españoles, sus banderas tendidas,se volvieron a su real. Viendo esto el otro ejércitode los naturales o gente de la Nueva España yque los españoles no habían podido entrar en laciudad, ordenando sus escuadrones fuéronse depresto a Jerusalén, aunque los moros no espera-ron a que llegasen, sino que saliéronles al en-cuentro, y peleando un rato iban los morosganando el campo hasta que los metieron en sureal, sin cautivar ninguno de ellos; hecho esto,los moros con gran grita se tornaron a su ciudad.}Los cristianos viéndose vencidos recurrieron ala oración, y llamando a Dios que les diese soco-rro, y *lo mismo hicieron el papa y cardenales.Luego les apareció otro ángel en lo alto del real,y les dijo: "Aunquesoís tiernosen la fe os haquerido Dios pTüb~5rTy quiso que íüesedes ven-cidos para que conozcáisKJUJ sm,sujiyuda_valéispoco; peroyálqlI§^aJiabéisJiumülado.Dios^aoído vuestra oración, y luego vendrá en vuestrofavorel"a"Bogado~y patrón de la Nueva España,san Hipólito, en cuyo día los españoles convosotros los tlaxcaltecas ganasteis a México."Entonces todo el ejército de naturales comenza-ron a decir: "San Hipólito, san Hipólito." A lahora entró san Hipólito encima de un caballomorcillo, y esforzó y animó a los naturales, yfuese con ellos hacia Jerusalén; y también salióde la otra banda Santiago con los españoles, y elemperador con su gente tomó la frontera, y todosjuntos comenzaron la batería, de manera que losque en ella estaban aún en las torres, no se podíanvaler de las pelotas y varas que les tiraban. Por lasespaldas de Jerusalén, entre dos torres, estabahecha una casa de paja harto larga, a la cual altiempo de la batería pusieron fuego, y por todas lasotras partes anda[ba] la batería muy recia, y losmoros al parecer con determinación de antes morirque entregarse con ningún partido. De dentro y defuera andaba el combate muy recio, tirándose unaspelotas grandes hechas de espadañas, y alcancíasde barro secas al sol llenas de almagre mojado, queal que acertaban parecían que quedaba mal heridoy lleno de sangre, y lo mismo hacían con unastunas coloradas. Los flecheros tenían en las cabe-zas de las viras unas bolsillas llenas de almagre,que doquiera que daban parecía que sacabansangre; tirábanse también cañas gruesas de maíz.Estando en el mayor hervor de la batería aparecióen el homenaje1 el arcángel san Miguel, de cuyavoz y visión así los moros como los cristianos

1 La principal torre de una fortaleza.

94

'. I¡ '

espantados dejaron el combate y hicieron silen-cio; entonces el arcángel dijo a los moros: "SiDios mirase a vuestras maldades y pecados y noa su gran misericordia, ya os habría puesto en elprofundo del infierno, y la tierra se hubieraabierto y tragádoos vivos; pero porque habéistenido reverencia a los lugares santos quiere usarcon vosotros su miserieordia^y esperaros a peni-tencia si de todo corazón a Él os convertís; portanto, conoced al Señor de la Majestad, criadorde todas las cosas y creed en su preciosísimo hijoJesucristo, y aplacadle con lágrimas y verdaderapenitencia." Y esto dicho, desapareció. Luego elsoldán que estaba en la ciudad habló a todos losmoros diciendo: "Grande es la bondad y miseri-cordia de Dios, pues así nos ha querido alumbrarestando en tan gran ceguedad de pecados; ya esllegado el tiempo en que conozcamos nuestroerror: hasta aquí pensábamos que peleábamoscon hombres, y ahora vemos que peleamos conDios y con sus santos y ángeles; ¿quién les podráresistir?" Entonces respondió su capitán general,que era el adelantado don Pedro de Alvarado, ytodos con él dijeron: que se querían poner enmanos del emperador, y que luego el soldántratase de manera que les otorgasen las vidas,pues los reyes de España eran clementes y pia-dosos, y que se querían bautizar. Luego el soldánhizo señal de paz, y envió un moro con una cartaal emperador de esta manera:

"Emperador romano, amado de Dios:"Nosotros hemos visto claramente có-

mo Dios te ha enviado favor y ayuda del cielo;antes que esto yo viese, pensaba de guardar miciudad y reino, y de defender mis vasallos, yestaba determinado de morir sobre ello; pero que[como] Dios del cielo me haya alumbrado,1 co-nozco que tú sólo eres capitán de su ejército; yoconozco que todo el mundo debe obedecer aDios, y a ti que eres su capitán en la tierra. Portanto en tus manos ponemos nuestras vidas, y terogamos que te quieras allegar cerca de estaciudad, para que nos des tu real palabra y nosconcedas las vidas, recibiéndonos con tu conti-nua clemencia por tus naturales vasallos. Tusiervo. —El Gran Soldán de Babilonia. Y tlatoa2

de Jerusalén."

Leída la carta, luego se fue el empera-dor hacia las puertas de la ciudad, que ya estabanabiertas, y el soldán les salió a recibir muy acom-pañado, y poniéndose delante del emperador derodillas, le dio la obediencia y trabajó mucho porle besar la mano; y el emperador levantándole letomó por la mano, y llevándole delante del San-

tísimo Sacramento, adonde estaba el papa, y allídando todos gracias a Dios, el papa le recibió conmucho amor. Traía también muchos turcos oindios adultos, de industria, que tenían parabautizar, y allí públicamente demandaron elbautismo a el papa, y luego su santidad mandóa un sacerdote que los bautizase, los cuales ac-tualmente fueron bautizados. Con esto se partióel Santísimo Sacramento, y tornó a andar laprocesión por su orden.

Para la procesión de este día de CorpusChrísti tenían tan adornado todo el camino ycalles, que decían muchos españoles que se ha-llaron presentes: quien esto quisiera contar enCastilla, decirle han que está loco, y que se alargay lo compone; porque iba el Sacramento entreunas calles hechas todas de tres órdenes de arcosmedianos, todos cubiertos de rosas y flores muybien compuestas y atadas; y estos arcos pasabande mil y cuatrocientos, sin otros diez arcos triun-fales grandes, debajo de los cuales pasaba todala procesión. Había seis capillas con sus altaresy retablos; todo el camino iba cubierto de mu-chas yerbas olorosas y diversas. Había tambiéntres montañas contrahechas muy a el natural consus peñones, en las cuales se representaron tresautos muy buenos.

En la primera, que estaba luego abajodel patio alto, en otro patio bajo a do[nde] se haceuna gran plaza, aquí se representó la tentacióndel Señor, y fue cosa en que hubo mucho quenotar, en especial verlas representar a indios.Fue de ver la consulta que los demonios tuvieronpara haber de tentar a Cristo, y quién sería eltentador; ya que se determinó que ¡fuese Lucifer,iba muy contrahecho ermitaño; sino que doscosas no pudo encubrir, que fueron los cuernosy las uñas que de cada dedo, así de las manoscomo de los pies, le salían unas uñas de huesotan largas como medio dedo; y hecha la primeray segunda tentación, la tercera fue en peñón muyalto, desde el cual el demonio con mucha sober-bia contaba a Cristo todas las particularidades yriquezas que había en la provincia de la NuevaEspaña; y de aquí saltó en Castilla, adonde dijo,que demás de muchas naos y gruesas armadasque traía por la mar con muchas riquezas, y muygruesos mercaderes de paños, y sedas, y broca-dos, dijo otras muchas particularidades que te-nía, y entre otras dijo que tenía muchos vinos ymuy buenos, a lo cual todos picaron, así indios

2 Debe ser tlatoani, señor.

95

como españoles, porque los indios todos se mue-ren por nuestro vino. Y después que dijo deJerusalén, Roma, África y Europa, y Asia, y quetodo se lo daría, respondiendo el Señor: VadeSotana, cayó el demonio; y aunque quedó encu-bierto en el peñón, que era hueco, los otrosdemonios hicieron tal ruido, que parecía quetoda la montaña iba con Lucifer a parar a elinfierno. Vinieron luego los ángeles con comidapara el Señor, que parecía que venían del cielo,y hecho su acatamiento pusieron la mesa y co-menzaron a cantar.

Pasando la procesión* a otra plaza, enotra montaña se representó cómo san Franciscopredicaba a las aves, diciéndoles por cuántasrazones eran obligadas a alabar y bendecir aDios, por las proveer de mantenimientos sintrabajo de coger, ni sembrar, como los hombres,que con mucho trabajo tienen su mantenimien-"to; asimismo por el vestir de que Dios las adornacon hermosas y diversas plumas, sin ellas lashilar ni tener, y por el lugar que les dio, que esel aire, por donde se pasean y vuelan. Las avesallegándose a el santo parecía que le pedían subendición, y él se la dando les encargó que a lasmañanas y a las tardes loasen y cantasen a Dios.[Ya] se iban, y como el santo se abajase de lamontaña, salió de través una bestia fiera delmonte, tan fea que a los que la vieron así desobresalto les puso un poco de temor; y como elsanto la vio hizo sobre ella la señal de la cruz yluego se vino para ella; y reconociendo que erauna bestia que destruía los ganados de aquellatierra, la reprendió benignamente y la trajo con-sigo al pueblo; a do[nde] estaban los señores yprincipales en su tablado, y allí la bestia hizoseñal que obedecía, y dio la mano de nunca máshacer daño en aquella tierra; y con esto se fue lafiera alimaña. Quedándose allí el santo comenzósu sermón diciendo: que mirasen cómo aquelbravo animal obedecía la palabra de Dios, y queellos que tenían razón, y muy grande obligaciónde guardar los mandamientos de Dios, y estandodiciendo esto salió uno fingiendo que venía beo-do, cantando muy al propio que los indios can-taban cuando se embeodaban; y como no qui-siese dejar de cantar y estorbase el sermón, amo-nestándole que callase, si no que se iría al infier-no, y él perseverase en su cantar, llamó san

Francisco a los demonios de un fiero y espantosoinfierno que cerca a ojo estaba, y vinieron muyfeos, y con mucho estruendo asieron al beodo ydaban con él en el infierno. Tornaba luego elsanto a proceder con el sermón y salían unashechiceras muy bien contrahechas, que con be-bedizos en esta tierra muy fácilmente hacenmalparir a las preñadas, y como también estor-basen la predicación y no cesasen, venían tam-bién los demonios y poníanlas en el infierno. Deesta manera fueron representados y reprendidosalgunos vicios en este auto. El infierno tenía unapuerta falsa por do[nde] salieron los que estabandentro; y salidos los que estaban dentro pusié-ronle fuego, el cual ardió tan espantosamenteque pareció que nadie se había escapado, sinoque demonios y condenados todos ardían y da-ban voces y gritos las ánimas y los demonios; locual ponía mucha grima y espanto aun a los quesabían que nadie se quemaba. Pasando adelanteel Santísimo Sacramento había otro auto, y eradel sacrificio de Abraham, el cual por ser cortoy ser ya tarde no se dice más de que fue muy bienrepresentado. Y con esto volvió la procesión a laiglesia.3

De esta manera concluye el "gran si-mulacro de tipo dramático representado en laplaza de Tlaxcala" con el "tema de la derrota delgran soldán de Babilonia y la toma de Jerusalénpor los ejércitos- españoles y americanos, ayuda-dos por la corte papal, los reyes de Francia yHungría, y por San Miguel Arcángel, Santiagoy San Hipólito."4

Noticia sobre el texto dramático

Al igual que con los textos de las demás obrasrepresentadas ese día en la ciudad de Tlaxcala,el de La conquista de Jerusalén se encuentraperdido. Sin embargo, Del Paso y Troncoso pu-blicó en 1907 La destrucción de Jerusalén, textodramático qjie guarda relación con el primero,por lo que con base en el último podemos darnosuna idea aproximada de las características dellibreto utilizado; aunque la estructura dramáticaparece ser diferente.

3 Fray Toribio de Benavente, Motolinía,op. cit., pp. 67-74.

4 Fernando Horcasitas, op. cit., p. 505.

96

PILATOS:Ven. Cayo . Regresa y dile a Ves pasianoque no lo reconozco como soberano . Yo soyel único que protejo a mi ciudad. Yo soy elrey de Jerusalén. Que él cuide su ciudad deRoma tal como yo cuido mi ciudad de Jeru­salén .

I Artur o War::::.an, La danza de moros ycristianos. .s.egUI:Ca edición, México. L"AH.1985. el. MLa íntroduccíé n de la danza demoros y cristianos en M éxico" , pp. 55-65.

Luego Pilatos vendrá acá; se sentará . Luego lla­m ará a Gayo y al rey Arquelao.

Luego hablará Gaya

Luego [hablarán] otros vasallos

JUDío s : ¿Cómo está esto. noble señ or Pilatos? Yate lo ha exp licado el señor Arquelao. ¿Quémás podremos decir? Es cierta lo que dicey está de acue rdo con los des eas de nuestroscorazones.

Luego hablarán el rey Arquelao y otros

ARQUELAO: iOh gran señor! ¡Oh Pilatos! Se notaclaram ente que está enojada contigo el em­perador Vespasiano y te quiere asustar a ti.gran señor. a tu ciudad. a tu pueblo y a tusvasallos. Aqui están todos: muchos hom­bres valerosos y están aquí todas tus águ i­las . tus siervos. Si el emperador te quierecausar algún daño. no podrá. ¿Cómo lo vaa poder hacer? No ha de llegar a tu ciudad.Si acaso logran llegar. ¿de qué les servirá?Aunque viniera a cerca r la ciudad. tardaríamu cho en tomarla . ¿Adónde irían a beberagua? Sus hombres tendrían que ir a tomaragua de Atecochco, la fuente de l demonio. 'que está lejos. ¿Acaso no pad ecerán? ¿Aca­so no se desa nimarán sus hom bres? ¿Acasono abandona rán la empres a? Oh señor , talcomo nosotros cui dam os a nuest ra ciudadde Jerusa lén. así cuida él su ciudad de Ro­ma. Si le llegara nu estra contestació n nonos veríamos obligados a pagar tributo; yano lo pagaríamos . ni lo reconocer íamos.

CAYO: Oh señor Pilatos éc ómc h em os de decireso? ¿Así le h e de hablar al emperador? Teh an engañado. no está bien lo que te dije­ron; es co mo una enfe rme d ad. Cúrat e-

••ero-C:J terminado de hablar el em perador. irá~-:.= Pilatos. Le dará la carta al rey Arque ­

-- :rú a dársela a Pilatos. Éste leerá la carta

se asiento la vida del señor Santiago apóstol,r- - o sucedió que des truy ó a la gran ciudad

ruscl én, a los judíos ya Píla tos.Aquí comien­....:: palobras. Io que dijo cuando m andó allá_ _-'sí es que pasará de la gran ciudad de

.-1ilDC :: íerusalén , a casa de Pilatos

CUADRO Il

CUADRO 1

...: ¿Cómo actuaremos? ¿Qué le contes­-,,::los?

"'-"_"'- '0 : ¡Hace tres años que desde aqui,sde Roma. le esc ribi a Pilatos!

La destrucción de Jerusalén

Representación

.fu=l:J' "arma n' señala que a partir de l tema den~~ a y destrucción de Rodas y Jerusalén.~ sentir la influencia hispana de las bata­

de moros y cristi anos, al igual que de santia-' . :"2 os en el teatro evangelizador. mediante~-echo nexo escé nico. como tambi én lo

2 Horcasitas .Por las características de este texto dra ­

- ¡; seguramente su escenificación no alea n­esp endor y la magnitud que tuviera La

""""';J<.Js.w de Jerusalén . de acuerdo a la crónica-ce, espectáculo hiciera Motolin ia.

y si bien de ésta no tenemos referenciaa@~"",- en cambio contamos con el texto dramá -

=. al nos muestra sus particularidadesraanifestací ón represen tacional etn odra-

ca muy diferente a la del tex to anónimo deuccián de Jerusa lén. ya escrito en caste­

_ ampliame nte representado en el siglo XVI.

Si bien no co n tamoscon el texto dramáticode La conquista de Je­

_"",",,"'"l.tenemos la fortuna qu e Del Paso y Tron­ub lica ra en 1907 La de strucción de

11M....:>.én, cuyo manuscrito original en náhuat l-o encuentra desaparecido.

Santiago. el rnataindios de la conquista.

la. ¿Qué estás haciendo? Si envías algo detributo calmarás el co razó n del empe­rador.

Luego se levantará;mirará furiosamente a Cayo.Luego le arrebatará el estandarte

PILATOS: Así podremos hablar , así podremosdiscut ir. Vete, aléjate. No te vaya a pasaralgo si te quedas aquí.

Luego se irá Cayo . Se lleva a la Verónica

Uega;saluda;le besa la mano al emperador alláen Roma. Luego le dice:

C.WO: Oh señor, ya fui a donde me enviaste.Regocíja te, pues traigo a una señora que sellama la Verónica, quien verdaderamente teva a curar. Pues tiene , trae de allá un lienzoen el cual quedó impreso el San to Profeta.Ha sanado a muchos . Has de tener fe en loque te digo, señor, pues te va a curar. Loverás mañana, señor.

98

CU ADRO IV

Hablará Cayo

CAYO: Mañana curarás al emperador del rostro,Verónica . Y allí conocerás a un hombre qu etiene nuestra misma fe: se llama Clemente.Háblale, dale lo que tienes, el paño. Puesentre los dos lo haréis: sanaréis al empe­rador.

CUADRO V

Van a despertar a Clemente y todos van a lapresencia del emperador. Luego habla Cayo

C UADRO V I

CAYO: Señ or: aquí está la Verónica, la cu al poramor del Profeta y por amor a ti, abandonótodas sus posesiones en Jerus alén. Aquí haven ida can Clemente, discípulo del SantoProfeta. Sabe todo lo relacionada ca n suvida y milagros. Sabe qu e lo mataron conengaño, mentiras y calumnias. Yo mismo viadonde padeció, donde levantaron la cru zy donde lo sepultaron.

Clemen te y Verónica saludan. Luego habla Cle­men te

CLEMENTE: Escu ch a, señ or. Cree firmemente enel Profeta , pues es el único Dios verd ade ro:Padre.Híio y Espíritu Santo, y sólo hay eseDios. El creó, El hizo el cielo, la tierra y esel Dios de todos nosotros. Lo mataron alláen Jerusalén , pero esto se hiz o con su con­se ntimiento. Y has de creer, noble seño r,que si Él lo quisiera, podría llenar de are naa todos los vacíos del mar. Pero ¿qué podre­mos hacer si El mismo decidió morir? ¿Aca­so aceptaremos esto? Ciertamente no. Puestodos deben saber de su muerte. Aquí estásu imagen impresa : te curará, lo logra remos.Así lo quiso , qu e te convirtieras, que reza­ras, qu e te volvieras creyente . Y aho ra yo teacerco [el lien zo] para qu e [te] sane .

Clemente le acerca la imagen a la cara. Alli hablael emperador

VESPASIANO: i'Todav ía no, Clemente! ¡En un mo­mento! Que me traigan mi corona imperialy mi espada de emperador.

Se arrodilla el emperador. Luego hablará

'<;sPASIANO; En verd ad éstas son mi corona y miespada. Ya purificado, ya fortalecido, saldrépara Jerusalén, y vengaré su muerte. Casti­garé, destru iré a los malvados qu e cometie­ron el acto.

Cuando termina de hablar le quitan la corona y.0 espada. Luego habla

'"ESPASIANO:Ponme, oh Cleme nte , aplícame contu propia mano el ros tro del Santo Profe ta,pues así lo desea mi corazón .

Luego los dos, la Verónica, tocará [el rostro delemperador con la sagrada imagen]. Se arrodi­llarán Clem ente y la Verónica. Habla el empe­rador

VESPASIANO; ¿Qué quieren? Que lo nombre, qu elo pidan , todo lo qu e quieran se les dará.Que lo nombren . ¿Ciudades, oro, piedrasfina s de jade, cosas preciosas?

Luego habla Clemente. Dice

CLEMENTE; ¡Oh emperador Vespasiano ! No qu e­remos oro, ni cosas preciosas ni reinos,pues se sabe que se pierden, que son sólopolvo. No se tiene placer en ellos , no se gozapor mu cho tiempo. Se van demasiado rápi­dament e, como tus reinos temporales. Lo.que nos preocu pa es qu e desees el bautizo,y que creas en la fe de Jesu cristo, qui enmurió en la cruz para redimirte . Convida atodos tus vasallos para que tambié n lo de­seen.

Habla el emperador

VESPASIANO: Has hablado bien. Que así se haga.Que se predique en todas mis tierras, y qu etodos sean instruidos, bau tizados.

CUADRO VII

Luego llam a o Cayo

VESPASIANO: Que se preparen para la guerra ,para ir a Jerusalén .

Luego habla Cayo

CAYO: Como sufrías , oh señor, oh emperador,con tu enfermedad, no te avisé que Pilatosdevolvió tu mandato de Jerus alén. Fui allácuando me mandaste recoger el tri buto, pe-

-------------------~ ~- --

ro él se enojó. Escúchame, señor: te harobado la ciudad de Jerusalén junto contodas sus tierras. Y cuando lo amonestédijo: "Dile a Vespasiano que no lo recono­cemos, que tal como a mí me preocu pa miciudad de Jerusalén , que Vespasian o cuidede la suya, Roma. Nosotros cuida mos biena Jerusalén." Señor mio, y si no ru egan pormí algunos de sus nobles , me hubiera ma­tado.

Luego habla el emperador

VESPASIA,\O: Ya está dec idido mi corazón. Loscastigaré por haber muerto al San to Profeta.Ya están condenados, desa huciados, puesyo los destruiré. Que se les haga la guerra.Que los guerreros fuertes lu ch en contra Je­ru sal én . Se perder á: se rá conquistada.lApresuraos, ya están preparados los barcosy las armas!

CUADROV¡¡¡

Desp ués de sonar las flautasy los tam bores llegana ]aJa. Allí se habla. Una vez que [Vespasiano]está preparodo llevan [a lofel] a su presencia. Searrodilla y habla

JAFEL; l'I'en piedad de nosotros, oh gran señor,oh emperador! ¡No nos mates, no nos que ­mes! Aquí gobern arás desde tu cas a de Iafa.Yte diremos cómo te podrás ap od erar pron­to de la ciudad de Jerusalén.

Escucha esto el emperador; luego habla

EMPERADOR: Está bien . Es lo que quiere mi cora­zón.

Luego saldrá, llevando a ]aJel. Se asen tará a laentrada. Losguerreros le hablarán a Pilatos

CUADRO IX

ARQUELAO; illaz te fuerte, gran señor, tal comotodos nos esforzamos! No va a ser fácilalejar a Vespasiano.

CUADRO X

Luego subirá Pilatos [a la muralla dé Jerusalén].Le habla un hombre

99

JUDlo : Señor : aquí está el emperador con su cetroen la mano.

Lo escucha. Luego ha bla

PILATOS: Ése es el rostro que esperábamos.

Habla el emperador

EMPERADOR: iAh , con que tú eres el que de jécomo guardián de mi casa en la ciudad deJerusalén! Te orde né que pagaras el tributoanualmen te. Y no só lo faltaste en eso: ibasa matar al oficial que te mandé. Y dijiste aldevo lver mi mensaje que yo cuida ra bie n demi ciudad, tal como tú cuidas tu ciudad de Je­rusalén.

Abre la puerta de la muralla ense­guida . Entrégame la ciudad con todos sustesoros. Si no haces esto pronto mi corazónha rá lo que desea. De todos modos te ven -ce ré . .

Luego se aleja Pilatos para consultar a sus vasa­llos. De nuevo se aporio de ellos para ir an te elemperador. Habla

CUADRO XI

PILATOS: Vespasiano: no te conocernos . ¿De dón­de te has levan tad o? Yo sólo soy el d ueñode mi casa , de mi silla y de mi petate [de mireino]. Y aunque tú no lo qu ieras , sacare­mos la mano . Cuida bien a tus guerreros,Vespas iano, pues yo haré lo mismo co n misguerreros y mi ciudad. [Yo, el mero Pilatos,he retado con mis pa labras al emperado rVespasiano!

Termina de hablar Pilatos. Luego el emperador

VESPASIA;--:O: Aquí está mi corona de emperadory en mi mano la espada imperial. [Nadie tetendrá piedad, nadie te tendrá compasión!

CUADRO XII

Se retira el emperador. Vuelve. Combaten unoscontra otros. Baja Pilatos de la mura lla. Va Pila­tos a ver. El emperador está triste. Habla Uafel]

JAFEL: iOh gran señor, qué bueno que h ayasve nido! il-ías venido a hacer la gue rra contraesta ciudad! Pero, en verda d, en Jeru salénhay abundancia de provisiones. Alli haytoda clase de fru tos de la tierra . Pero es tán

100

ce rcados por la muralla. aunque son fuerteslos hab itantes . Esto lo sé ciertamente: nodebes in ten tar cap turar la ciudad por mediodel hambre porque se defenderán largotiempo. Debe ser rodeada por tus guerreros ,tu gente, tus vasallos. Si la tomas sin co m­ba tir, ya no pad ecerá s trabajos, ya no sufri­rás . Yo lo sé; hazme caso; acep ta mi conse jo.Si recibes el consejo que ah ora te doy, des­truirás la ciudad.

Luego habla el emperador

VESPASIANO: Es cierto, [afel, qu e debido a es tesitio esta mos muer tos de sed. Me dan lás ti­ma mis guerreros. Nos darán mucho gustotus consejos. ¿Cómo lograremos lo que pro­pones? ¿Cómo regresaremos a Roma? ¿Có­mo afirmaremos, cómo conquistaremos lagloria?

Habiendo hablado el emperador habla jafel

JAFEL: Oh gran señor: hay muchos venados gran­des , de eso s que se llaman caballos ; y mu­cho s toros. An dan en tu campamento y entus tierras. Que se les mate , que se les quiteny se limpien las pieles. Cuando se hayahecho esto, que se lleven estos cueros y quese tapice el vallecito con ellos. Cua ndo sehaya logrado esto manda qu e se llen e deagua tr aid a de Atecochco, el jagüey llamadodel Demonio. Dentro de quince días se lle­nará el vallecito de agua y all í irán a bebertus so ldados y tú. Te sentirás en Roma;habrás ce rcado la ciudad; los sitiados noaguantarán mucho y se entregar án.

Termina n las palabras de jofel

CUADRO XIII

Luego Pilatos sien te conmovido el corazón . Ha­blará

PILATOS: Es cierto lo que dijo [afel, cuando mu­chas veces consultamos sobre la guerra .Pero tenía miedo qu e lo matara. ¿Por qué nolo hice? Estar ía bien muerto. Siendo vasa ­llo, dijo cosas contra su señor.

Luego llam a al rey Arquelao. Lo envio al empe ­rador. Dice

PILATOS: Ya que estamos así, Arquelao, quieroque vayas ante el emperador para que le

Ij

ruegues qu e no muramos en sus manostodo s los hombres de Jerusalén. Pongo laciudad en sus manos, con tal qu e no nosmate, con tal que no nos cast igue .

CUADRO XIV

Luego irán Arquelao [y otros] ante el emperador.Se arrodillarán y dirá [Arquelao]

_~QUELAO: Regocíjate, oh emperador, pues nosmanda Pilatos a tu presencia. Pondrá laciudad en tus manos junto con todo el pue­blo de Jerusalén. Se humilla a tus pies paraque no nos mates , para qu e no nos encarce ­les. Así viviremos unos días más. Disponloasí, oh gran señor. Ten piedad de nosotros.

El emperador, contrariado, contesta

VESPASIANO: Vete a decirle a Pilatos que ya nopondrá en mis manos la ciudad, pues paraeso vine (para conquistarla].

CUADRO XV

Luego se entristece Arqu elao. De regreso abando­na a sus amigos, plan ta la espada en lo tierra yse echa sobre ella. Laespada lo atraviesa. Luegom uere. y los guerreros que lo habían perdido devista lo ven muerto, echado sobre la espada. Lallevan ante Pilatos. La acuestan. llorarán . Luegose habla

MaNQUES: Oh señor Pilatos, ya fuimos a ver alemperador. Le contamos de tu arrepenti­miento pero nos rech azó. No tendrá miseri­cordia de nosotros. ¡Nos dest ru irá!

Aquí hablarán otros hombres

juntos: Noble señor, cuando fuimos , nos aban­donó Arquelao. Pen samos "tal vez tengavergüen za". Después de haberlo perdido devista lo fuimos a encontrar mu erto. Estabaech ado en el suelo sobre su espada. Se matópor su congoja.

llorará Pilatos;y luego dirá

PiLATOS: Caballeros míos, nuestra fuerza ya noes igual, ya no mor iremos una mu erte natu­ral. Para que no muramos todos , vayamos aver al emperador. Lloremos ante él; d érnos­le, pongamos en sus manos la ciudad, a versi su corazón lo desea. Pero an tes que vaya -

.. _ .. --_..._-..

mas juntad todo el oro, el jade fino, laspiedras finas, las perlas. Juntadlo todo paraque sea molido y bebido. Si hemos de caeren manos de nuestros enemigos qu e nogocen mucho ni se hagan ricos con nuestrosbienes. Cuando se haya hecho todo esto, enseguida pondremos en sus manos la ciudadde [ersual én,

Luego hablan los judíos

j untos. Oh Pilatos, ¿qué nos has hecho? Porquetú nos obligast e. ...Oh Pilatos , ya ves, qu ehubiera sido mejor que hubiéram os caid oen sus manos. Oh Pilatos, ya no nos tendrámisericordia el emperador.

Luego dice Pilatos

PILATOS: No os acongojéis, señores ; regocijaos.Pues pronto estaré ante Vespasiano y lesuplicaré. Es seguro que nos perdonará.Que yo perezca, pero se apiadará de voso­tros, señores.

Luego se retirarán [los judíos] un poco; de nu evovendrán. Hablan

JUDíoS: Ya que sucedió, Pilatos , lo que nos dijis­te, ¿qué haremos? Dinos, danos alivio, puesnos morimos de sed.

Luego hablo Pilatos

PILATOS: Reconozco, señores, qu e he cometidoun delito espantoso y que habéis sufridopor mi causa . iSoy un desd ichado!

Hablan algunos hombres

j untos. Se nota eso en tu rostro, señor, y tetenemos compasión, pues has sufrido connosotros. Se perderán nuestras vidas, seperderá tu señ or ío, tu nobleza. Y no te ser­virá ir adonde resonaba, pues desap arecerácon tu ciudad, Jeru salén. Ju nt o con noso­tros se destruirá yeso es resultado de tumaldad. ¿Qué nos irá a pasar? Vayamos apost rarnos todos ante él, vayamos a llorarante el empe rado r. ¿Cómo querrá él quesalga la cosa? ¿Nos tendrá compasión? ¿Seapiadará de nosotros?

llorará Pilatos, y llevará a sus vasallos adondeestá el emperador. Luego llam ará a Tito con lom an o. Hablará

101

CUADRO XVI

TITO: ¿Quién llama con la mano como si estuvie­ra mudo?

Dice un h ombre

MaNQUES: Señor: es Pilatos. Te quiere llorar. tequi ere pedir consejo.

TITO: Veremos lo que me quiere decir Pilatos.

Luego se arrodillarán Pilatos y sus vasallos ; Pila­tos llorará an te Tito y hablará

PILATOS: ¡Oh Tito. señor soberano! Tú bien sabeslo que hice. Si hay culpa en mí en verdadconfieso mi pecado. pues he fallado gran­demente. Fui ante el gran señor. an te elemperador. Pero fallé; esto lo confieso. Soyun miserable que me aproveché de sus pro­pied ades , de sus bienes, del tributo de laciudad que se pagaba anualmente. Yo mehice dueño del señorío. del reino del empe­radar.

Por eso he venido ante ti a llorar.a confesar. He pecado. he cometido faltas.Pongo a sus pies la ciudad, y él lo sabe.iAquí está el culpable! ¡Que se apiade demí! iQue nos permita vivir unos días más!

Aqui termina de suplicar Pilatos. Luego ha blaTito

TITO: He oido tu llanto y tu confesió n, Pilatos.Pero tengo que hablar con mi padre el se ­ñor em pera dor. Puedes estar seguro quelloraré por ti en su presencia; vay a interce­der por ti.

CUADRO XVII

Se devuelve Pilatos. Tito va ante el emperador.Llega, saluda y habla

TITO: Has de saber. oh gran señor. qu e vino tuvasallo Pilatos a saludarnos. Y en verdadnos hicieron llorar su s desgracias, sus tri s­tes palabras. Confesó su delito de haberseaprovechado de ti. Vino a caer ante ti , juntocon sus principales. Vino a poner en tupoder la ciudad de Jerusalén. Teme por suvida; no vaya a ser qu e se la quit es. Vino allorar ante mí. Vino para qu e yo te abland eel corazón, noble señor, gran emperador.

Habla el emperador

102

VESPASIANO: iOh Tito! Ya no tendré misericor­dia de él, ni de sus principales. ni de suciud ad. Porque vengo a vengar la mu ert edel Sant o Profeta. Bien sabes lo que op inode ellos, grac ias a ese pobre que se enrique ­ció a mi costa . a sabiendas mías. iCuá ntosde mis guerreros. de mis principales vine aperder aquí! Estoy furioso contra ellos. Ade­más, sabes que yo había enviado aquí a miviejo Cayo. Lo escuchó con enojo y despre­ció mi mensaje. Hubiera matado a Cayo sino hubieran intercedido algunos por él. Nosólo eso. yo no que ría veni r pero, pensaba:"Tal vez nos salude, tal vez nos reciba."También amonesté al rey Arque lao pa raque me devolviera mis bienes, pero se medijo que no me reconocían, que yo ya no eradue ño de Jerusalén, que ya no cuidáramosde la ciudad de Jerusalén .

He aquí mi señorío. Él me entre ­gará la ciudad. la cual caerá en mis man os.Qu e él sepa cómo ha de pasar. Ya no tendrécompasión. Ya sabes, hijo mío, que he teni­do en alto mi corona imperial y mi espadade emperador. Ya he dado mi orden: sólocon su mu erte podrá pagar la mu erte delSanto Profeta que mataron aquí. Ve a hablarcon él. Dile que jamás lo perdonaré y que sehará como yo mando.

C UADRO X VIII

Asi termina. Cuando haya hablado el emperadorirá Tito ante Pilatos. Hablo

TITo : Pilatos, ya hablé con mi padre el empera­dor. Hice todo lo que pude por ti, rogué porti, pero manda que entregues la ciudad yque te postres ante él.

Se volverá Tito; hablará Pilatos

C UADRO X IX

PILATOS: ¡Hermanos míos: ya veis cómo nos hanabandonado nuestros dioses ! Ahora hab éisoído qu e yo mism o, junto con Tito, fui acont arle la verdad al emperador, pero nosirvió de nada. ¿Qué decís? Hablad: ¿cómoserá la cosa?

Luego hablará Manques

MONQUES: ¡Oh sobe rano! ¿Qué podremos deci­dir? Ya no queda nada, ya no nos podre mosdefender. Tal vez deberíamos ir ante el ern-

perador para llorar en su presencia. Tal vezse compadezca de nosotros . Pero cuandovino acá su principal Cayo, tú te enfurecistecuando dijo: "Escucha mis palabras."

JUDtoS: ¡Está bien lo que ha dicho! iAsí sea!

CUADRO XX

Llega Pilatos ante los soldados del emperador.Saluda . Habla Pilatos

PILATOS: Oh nobles principales: vengo a implo­rar ante el emperador. He venido a entregar­le la ciudad.

CUADRO XXI

Habla el emperador

CAYO: Ya llegó Pilatos; hará súplicas en tu pre­sencia.

VESPASIANO: Que pase. Pero que sólo traiga a dosde sus principales.

TITO: Pasa, Pilatos, que el emperador te llama.juntos. En verdad, Tito, descansa tu corazón,

pues ha aplastado el orgullo de Pilatos.

Se acerca el emperador. Tito sale a su encuentro.Habla

TITO: Entrégame tu espada. No la llevarás enpresencia del emperador.

PILATOS: Señor, te ruego que me lo permitas.TITO: Así sea, Pilatos.

Pilatos lIega ante el emperador. Se arrodilla.Llevo su espada

PILATOS: iOh emperador y gran señor! He llega ­do ante ti, yo el desgraciado de Pilatos. Soytu vasallo. He venido a entregarte mi espaday mi ciudad. Todo lo entrego, todo lo quequieras. ¡Así sea! Admito que pequé, quesoy un miserable, que merezco las piedrasy los palos. Harás lo que quieras hacer demí. Pero el petate, la silla , la ciudad, lascosas que gocé, eran del emperador. Entre­go en tus manos todo lo que me robé. ¡Ohdesdichado de mí! iTendrás piedad de mí?¿Me admitirá tu corazón? Que no quede asila cosa: ten siquiera misericordia de misamigos que están aquí.

VESPASIANO: iLevántate, Pilatos!

Se levanta Pilatos. Le besaría la mano pero elemperador se voltea. Habla

•VESPASIANO: Pilatos: has hecho muchas cosas

malvadas por las cuales no tendré piedadde vosotros. Oye esto, que será tu perdición.

Lo primero es que por maliciosaorden tuya mataron aquí en la cruz al SantoProfeta que se llamaba Jesús Nazareno.Pues bien te diste cuenta, ya que reconocie­ron y confesaron que lo habían calumniadoporque era de vida santa. Y ahora nos da­mos cuenta, por ser vosotros, que no lequisisteis orar; que no le fuisteis agradeci­dos. Porque si os enfermabais, El os curaba.Cuando moríais, os resucitaba. Por eso es­cucha: por su muerte os vengo a castigar.

Y ahora una segunda razón, Pila­tos: que tomaste lo que le pertenecía alemperador en este lugar, su silla, su petate.Aquí no me reconociste como emperador;me desobedeciste: te enriqueciste a cost amía, y año tras año te quedabas con eltributo que se recogía . Cuando te envié alanciano Cayo te enojaste con él porquevenía a pedir el tributo y lo quisiste matar.Y así hiciste con mi mensaje; de volviste misórdenes. ¿Qué hiciste, Pilatos? ¿Cómo lohiciste?

Lo tercero fue que cuando vineacá me asenté a la orilla de tu casa. Y fuehorrible lo que me hiciste: nomás allí tepresentaste, cuando en verdad me hacías laguerra. Y se dio cuenta mi corazón que ennada me tenías. Y ahora que vine acá , ¿acuántos mataron? ¿Cuántos serían los quecayeron? Cuando tuviste poder te volvistemalo . ¿Acaso no recuerdas que cuando lle­gué a la muralla tú estabas allí? Enviaste unrecado con el rey Arquelao. Me detuve enla muralla y te dije : "Reconoce al empera­dor; sométete porque soy tu soberano y tuseñor. Abre las puertas de tu ciudad." Perodijiste: "Todavía no, estamos hablando y seconsultará." Dijiste: "Cuida bien de nuestravida ; nosotros cuidaremos la ciudad." Des­pués me retiré. ¿Quién soy? ¿Acaso creesque tú has de señorear y mandar en Jerusa­lén?

Estas y otras cosas que no men­ciono, Pilatos, son de las muchas que te dijecuando te hablé arriba de la muralla, dicien­do que no te perdonaría, que llegarías a vercosas terribles . No sólo tú, sino los noblesy moradores de la ciudad. En verdad veráslo que cae sobre ti.

Habla Pilatos

103

PILATOS: Oh gran señor mío, ¿quién esta rá [enJerusalén]? ¿Quién quedará con vida? Atodos los he traído.

Luego tomará uno cadena el emperodor y ataráo Pilatos. Lo prenderán los guerreros. Habla elemperador

VESPASIANO: Aquí están todos los judíos quetraj o Pil atos. Que sean vendidos púb lica ­mente, pues son cautivos, esclavos.

CUADRO XXII

[ocob lleva a Cayo de la mano ante Vesposiono .Habla Cay o

CAYO: Ést e me recibió en su casa cuando memandaste aquí, señor. Me hizo conoce r a laVerónica y me regaló muchas cosas. Así esque, amo mío. ten misericordia de él paraque no caigan sobre él la piedr a y el palocomo a los otros. Me ha relatado cómo tecuró la Veró nica..

VESPASIANO: ¿Cuántos parientes tienes, Jacob?Ensé ña melos, pues les tendré compasíán.

Los trae locob. Habla

JACOB: Has sido misericordioso, gran se ño r.¿Quién quedará en Jerusalén? Ya están to­dos aquí. Ojalá vivamos unos días gracias ati.

CUADRO XXIIl

Habla el emperador

VESPAStANO: Ya veis, guerreros, qu e ha caído ennuest ras manos la ciud ad de Jerusalén. Perono sabéis qué tan lejos esté el gran reyHerodes, el gran soberano, quien es nuestroene migo. Pero si abandonamos la ciudad,aunque lo dejemos como gua rdián, se apo­derará de la ciud ad, de la silla, cuando noshayamos ido , cuando hayamos vue lto . Nose nos vaya a eno jar Herodes, no nos laquite, no se apodere de ella como lo hizoPilatos. ¿y ahora qué haremos? iArrasemosa Jerusalén, dest ruyámoslo! ¡Que no quedepiedra sobre piedra ! Así no sólo los casti ­garemos sino que ensalz aremos nuestragloria.

JUGLAR: ¿Por qué será, señor emperador, amomío, que todos los judíos que matamos es­tán cargando oro?

104

Otro hombre

HOMBRE: Oh señor noble, es tal como te lo cu en­ta. Escúchalo.

Habla el emperador

VESPASIANO: lEs así? Yo creo que es un malvado .Gozaremos de todas sus riquezas ; se lo me­rece.

C UADRO XXIV

Se llevarán a Pilotos. Hablará Clemente

CLEMENTE: Te ha favore cido Nuestro Señor, ohemperador, noble señor. Ruégale que reci ­bas las cosas divinas, que te bautices. Man­da qu e todos los hombres hagan lo mismo.

Habla el emperador

VESPASIANO: Has sido bondadoso conmigo, Cle­ment e. Me da mucho gusto , regocija micorazón . He creído con todo el corazón ycreo todo lo que me enseñas.

C UADRO XXV

Se arrodillarán los vienenses ante el emperodar

VIENENSE PRINCIPAL: Nosotros tus vasallos , quecuidamos de tu petate, de tu silla, de tuhoga r en Viena, hemos venido ante ti, nues­tro amado señor. Ya sabemos que no recien­temente, sino hace mucho tiempo, fueronrecibidos en Vien a: que cuando una perso­na ofendía al emp erador le tocaba la piedra ,el pa lo, en Viena, su cas tigo de muerte . Yah ora Pilatos, que gobernó tus aguas y tusmontes, te ofendió . No le debe faltar sucas tigo; a ti te toca decidir. ¿Acaso lo man ­da rás azotar? Nos lo llevaremos a tu casa enViena, allí será nuest ro prisionero. Sea co­mo sea tu sentencia, Viena se sentirá hon­rada con ella. Dignate sufrir las palabras qu eescuc has, gran señor.

Contesta el emperodar

VEsPAsIANO: Señores, ancianos, gobern antes :me parece n magníficas vuestras palabras....Es cor rec to lo que decís: yo mismo hicecautivo a Pilatos . Pero, ancianos lcu ántosmuríeron cuand o fui a luchar contra estafiera! Así es que para siempre Roma será el

lugar donde cumpla su sentencia. Así con­testo a vuestras pal abra s.

-:~"ENSES: No te vayas a ofender; esc ucha to­davía un poco de mi discurso. Escucha,seño r: estamos aquí los que cuidamos tu saguas y tus montes de Viena . Que no sehable contra nosotros, qu e no se diga mañ a­na o pasado que el señor [emperador] nosdio privilegios , igual que tú [y que se desa­catan). Que se haga [como lo quisieron) losemperadores que ya se fueron, que murie­ron. Lo conce derá tu corazón: permitirásque nos llevemos a Pilatos, que se vue lvanuestro preso y que lo juzguemos allá enViena.

Habla el emperador

-:=:.5?ASIANO: Oh ancianos: me habéis dado gus ­to . Pero primero juntaré a mis principales .[No sé) cómo salga el consejo.

CUADRO XXVI

::"' ego habla Gayo

~.YO: Noble se ñor mío: que así sea. Que se hagatal como ellos te lo han dicho . Ta l comodicen, te están favorecie ndo; concédelo ennombre de su ciudad.

.ssego habla el emperador

-"=:.5?:\SIANO: Ya qu e así lo desean vuestros cora­zones, señores míos, les en tregaré a Pilatos.

CUADRO XXVII

:-ego irán los an cianos an/e el emperador

• ~?-\SIAl'O : Venid a mí, pues me honra que mismadres y mis abuelos me hayan pedidoesto; sabéis que Pilato s vivió de mí. Peroprimero tendréis que poner a vuestros no­bles como fiadores, pues si sale algo mal. osi soltá is a Pilatos, mi corazón se desquitará.

~e20 hablan los ancianos

.:... :3."SES: Señor nuestro : las órdenes que noshabéis dado, que nos llevamos a Pilatos, noshan dado place r.

~ego se llevan a Pila/os; habla el emperador

VESPASIANO: Pon edlo en sus manas, en manosde los que están allá . los nobles vienenses.¡Que se lo lleven!

CUADRO XXVlII

Estando ya preso llega un perro y aúlla. Luegopregunta Pila/os

PILATOS: Señores míos, guerreros: ¿cuál es elperro que todos los días llora, aúlla, aquíjun to a la casa?

Habla la persona a quien le pregun/ó

CARCELERO: Querido señor mío: es tu pe rro, elque vino de allá , de Roma. Te vino rastrean­do; te siguió. Llegó aquí; te vino siguiendo.

Habla Pila/os

PILATOS: ¿Acaso no se rá pos ible para los señoresdejarlo en tra r hacia acá?

CARCELERO: No será pos ible hacer lo que dices.

Luego habla Pila/as

PILATOS: iOh amigo mío que rido! ¿Qué le vam osa hacer? ¡Soy un desgraciado! ¿No será po­sib le, te ruego, que se lo lleven pa ra que nolo oiga? Su aullar ha hec ho llorar a micorazón , lo ha angustiado.

CUADRO XXIX

El esclava habla en presencia de los ancianas

ESCLAVO: Señores nuestros, aunque soy esclavohe oído que Pilatos no puede morir. Si mepres táis atención, os informaré . Pe rmitidque yo os diga por qué no pu ede morir, o talvez por qué sí pueda morir.

Hablarán [los vienenses]

VIENENSES: Te lo agradeceremos . Oinos cómo sepodrá hacer.

Luego habla [el esclavo]

ESCLAVO: Escuchadme, señores. Cuando mata­ron al Santo Profeta Jesuc risto , cuand o lolevantaron en la cru z sucedió que yo estabapresen te. Pero escuc ha dme: cuando loacostaron en la cruz. por orden del verdugo,primero le quitaron la ropa. Y la tilma se la

10 5

--

106

quita ron; era muy preciosa, muy sagrada. Yapoderándose de ella los judíos vieron quehacía mu chas mara villas a los que la toca­ban con la mano. Así es que Pilatos la buscó,la tomó y la guardó con mucho respeto. Yadonde iba la llevaba y le daba felicidad ;nunca se la quitaba. Tal vez todavía la trai­ga. Id a ver si en verdad la trae puesta. Latomaréis, se la quitaréís...

Luego van; la irán a ver;le buscarán la tilma . Unavez que la hayan buscado se la quita rán

PILAros: ¡Ay, desgraciado de mí! ¿Quién os lodijo?

Luego cae; y par eso muere. Huirán los ancianos;se irán y volverán a ver si Pilatos está muerl02

2 Traducción del néhuatl de FernandoHorcasitas.

.G: