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Cuando el PNUD (informe 2010) sostiene que el 46.7 % de salvadoreños y salvadoreñas viven debajo de la línea de pobreza por falta de oportunidades de empleo y su número aumenta; cuando el informe de la FAO (2010) y la CEPAL señalan que nuestro país sigue manteniendo altas tasas de desnutrición, y los objetivos del milenio que buscan reducir el hambre para el año 2015, es muy lejana. Además, saber que diariamente enferma un centenar de niños y niñas por falta de acceso al agua en cantidad y calidad, o continuamente mueren de 8 a 10 jóvenes producto del acecho de pandillas, donde el porcentaje de feminicidios es muy significativo. Este contexto nos coloca en una situación donde a nadie le interesa que el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) publique, que el Salvador cuenta con 678 especies de vida silvestre, donde más del 70% se encuentran en peligro critico de extinción. De las cuales se mencionan 425 especies de plantas, 15 especies de anfibios, 188 especies de aves y 50 especies de mamíferos. Mucho menos importa, que aves como el águila elegante (Spiz aetus ornatus ), la Guacamaya Bandera (Ara macao ), la tortuga de carey (Eretmochelys imbrincata) estén desapareciendo definitivamente de nuestro país. Surgen entonces las preguntas ¿valdría la pena vivir en El Salvador? ¿Debemos quedarnos solo analizando la “crisissocial y financiera? Muchos “sesudos” economistas constantemente analizan el tema de la crisis financiera global, algunos de ellos con corriente de derecha, desvinculan esta crisis con la crisis ecológica de los recursos naturales. No necesitamos ser tan reflexivos para decir que los recursos naturales históricamente han sido la base para la reproducción del capital y su economía de despilfarro, garantizando el suntuoso estilo de vida que siempre ha llevado un reducido número de la sociedad norteamericana y europea. Ya consumieron y continúan haciéndolo, más del 80% de los recursos biológicos del planeta colocándolo en riesgo de desaparecerlo. A pesar de esto, la irracional lógica del capitalismo continúa viendo a la naturaleza en términos monetarios, y no le interesa la disponibilidad de la riqueza natural en el futuro, tampoco le interesa la vida de las futuras generaciones. En su afán de continuar manteniendo la acumulación de riqueza, el capitalismo va a continuar sacrificando la vida del planeta. Esto quedo evidenciado en la cumbre de Río + 20 donde la declaración final fue promulgar e instalar la “economía verde” que no es más que la instauración del uso de organismos genéticamente modificados y el consumo de bienes ambientales y recursos biológicos. El Salvador, a pesar de sus escasos recursos no escapa a la voracidad capitalista, hoy más que nunca se están reproduciendo las agresiones a los mismos. Como lo hemos insistido en artículos anteriores, las megas construcciones: Walmart, centros comerciales, carreteras, hidroeléctricas, complejos residenciales, monocultivos con la utilización masiva de agro tóxicos; han desatado una crisis ecológica sin precedentes y con daños irreversibles a todas las especies vivas, los ecosistemas, la biodiversidad, y hasta el clima. Esta crisis ecológica la entiende Juan y Pedro, y no dudamos que las autoridades del Estado igualmente la comprenden, de ahí la creación de un marco regulatorio que supone va a superar la crisis. El país dispone de una Ley ambiental, una Política Nacional del Medio Ambiente, una Ley de Conservación de Vida Silvestre, más otros convenios y protocolos. Sin embargo, las transnacionales del capitalismo continúan haciendo lo de siempre, y el Estado subordinándose a los intereses de este. www.ceicom.org.sv Artículo de Opinión No. 08 Coyuntura Nacional 2012 11 de Septiembre Día nacional de la biodiversidad En un contexto de crisis socioeconómica ¿Quién habla de la diversidad biológica?

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Cuando el PNUD (informe 2010) sostiene que el 46.7 % de salvadoreños y salvadoreñas viven debajo de la línea de pobreza por falta de oportunidades de empleo y su número aumenta; cuando el informe de la FAO (2010) y la CEPAL señalan que nuestro país sigue manteniendo altas tasas de desnutrición, y los objetivos del milenio que buscan reducir el hambre para el año 2015, es muy lejana. Además, saber que diariamente enferma un centenar de niños y niñas por falta de acceso al agua en cantidad y calidad, o continuamente mueren de 8 a 10 jóvenes producto del acecho de pandillas, donde el porcentaje de feminicidios es muy significativo. Este contexto nos coloca en una situación donde a nadie le interesa que el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) publique, que el Salvador cuenta con 678 especies de vida silvestre, donde más del 70% se encuentran en peligro critico de extinción. De las cuales se mencionan 425 especies de plantas, 15 especies de anfibios, 188 especies de aves y 50 especies de mamíferos. Mucho menos importa, que aves como el águila elegante (Spiz aetus ornatus), la Guacamaya Bandera (Ara macao), la tortuga de carey (Eretmochelys imbrincata) estén desapareciendo definitivamente de nuestro país.

Surgen entonces las preguntas ¿valdría la pena vivir en El Salvador? ¿Debemos quedarnos solo analizando la “crisis” social y financiera?

Muchos “sesudos” economistas constantemente analizan el tema de la crisis financiera global, algunos de ellos con corriente de derecha, desvinculan esta crisis con la crisis ecológica de los recursos naturales.

No necesitamos ser tan reflexivos para decir que los recursos naturales históricamente han sido la base para la reproducción del capital y su economía de despilfarro, garantizando el suntuoso estilo de vida que siempre ha llevado un reducido número de la sociedad norteamericana y europea. Ya consumieron y continúan haciéndolo, más del 80% de los recursos biológicos del planeta colocándolo en riesgo de desaparecerlo. A pesar de esto, la irracional lógica del capitalismo continúa viendo a la naturaleza en términos monetarios, y no le interesa la disponibilidad de la riqueza natural en el futuro, tampoco le interesa la vida de las futuras generaciones.

En su afán de continuar manteniendo la acumulación de riqueza, el capitalismo va a continuar sacrificando la vida del planeta. Esto quedo evidenciado en la cumbre de Río + 20 donde la declaración final fue promulgar e instalar la “economía verde” que no es más que la instauración del uso de organismos genéticamente modificados y el consumo de bienes ambientales y recursos biológicos.

El Salvador, a pesar de sus escasos recursos no escapa a la voracidad capitalista, hoy más que nunca se están reproduciendo las agresiones a los mismos. Como lo hemos insistido en artículos anteriores, las megas construcciones: Walmart, centros comerciales, carreteras, hidroeléctricas, complejos residenciales, monocultivos con la utilización masiva de agro tóxicos; han desatado una crisis ecológica sin precedentes y con daños irreversibles a todas las especies vivas, los ecosistemas, la biodiversidad, y hasta el clima.

Esta crisis ecológica la entiende Juan y Pedro, y no dudamos que las autoridades del Estado igualmente la comprenden, de ahí la creación de un marco regulatorio que supone va a superar la crisis. El país dispone de una Ley ambiental, una Política Nacional del Medio Ambiente, una Ley de Conservación de Vida Silvestre, más otros convenios y protocolos. Sin embargo, las transnacionales del capitalismo continúan haciendo lo de siempre, y el Estado subordinándose a los intereses de este.

www.ceicom.org.sv

Artículo de Opinión No. 08

Coyuntura Nacional 2012

11 de Septiembre Día nacional de la biodiversidad

En un contexto de crisis socioeconómica

¿Quién habla de la diversidad biológica?

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En este artículo hemos traído a colación el tema de la biodiversidad y no precisamente para festejar el DÍA NACIONAL DE LA DIVERSIDAD BIOLÓGICA, si no para reflexionar sobre cómo este modelo económico capitalista creció sobre la base de la vida del planeta y continúa arrasándolo sin importar el futuro del mismo. Haciendo a un lado que la biodiversidad en la tierra es indispensable para el buen vivir de todas las naciones y la misma naturaleza.

Francois Houtart1, expuso en el contexto de la cumbre de los pueblos Rio + 20 tras presentar la

Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad, lo siguiente:

“Se multiplican las agresiones al planeta, afectando todas las especies vivas y los ecosistemas. La vida de los pueblos se destruye por la desposesión de sus territorios. La concentración monopolística del capital, la hegemonía del sector financiero, la deforestación, el monocultivo, la utilización masiva de agentes tóxicos, pero también las guerras, el imperialismo cultural, las políticas de austeridad y la destrucción de los logros sociales, son el pan cotidiano de la Humanidad. Vivimos tiempos de una crisis multidimensional: financiera, económica, alimentaria, energética, climática, una crisis de sistema, de valores y de civilización, con lógicas de muerte. Tal momento histórico no permite respuestas parciales sino que exige la búsqueda de alternativas. Vivimos tiempos en los que los seres humanos se dan cuenta que constituyen la parte consciente de una naturaleza capaz de vivir sin ellos, y que la están destruyendo progresivamente, como resultado de la irracionalidad de sus acciones predatorias, orientadas por lógica de la ganancia y de la acumulación capitalista y alimentadas por la visión antropocéntrica de un progreso lineal infinito en un planeta inagotable. Pasar del antropocentrismo al biocentrismo es condición de supervivencia” (fuente: http://sinpatronesperu.blogspot.com/2012/06/entrevista-francois-houtart-en-la.html, Junio-2012)

Pasar del antropocentrismo al biocentrismo es condición de supervivencia y restablecer los derechos de la naturaleza, así lo estableció Houtart, ¿Qué significa esto? Se trata de pasar de la explotación de los recursos naturales, al respeto de la tierra como fuente de toda vida, se trata de quitar el valor monetario; fundamentalmente se trata de nuevas relaciones: con la naturaleza, con hombres y mujeres, con todas las instituciones sociales. Es decir, construir UN NUEVO PARADIGMA. Francois Houtart lo expone como el paradigma del Bien Común de la Humanidad, o del buen vivir; como posibilidad, capacidad y responsabilidad de producir y reproducir la existencia del planeta y la vida física, cultural y espiritual de todos los seres humanos en el mundo.

¿Cómo lo hemos de lograr? Como lo sostiene este eminente sociólogo, que de paso estuvo hace unos días en El Salvador invitado por el Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio (CEICOM). Durante su estancia en nuestro país expuso la necesidad de luchar por el nuevo paradigma, este es el momento, y parte de que el sistema capitalista ya ha llegado al fin de su ciclo histórico; para lograrlo llama a una lucha social, una lucha a escala mundial y de organización de los movimientos sociales para definir justamente el paradigma que trasforme la relación con la naturaleza y el sistema económico, que pone el acento sobre el valor de cambio y no sobre el valor de uso.

En CEICOM, tenemos como uno de nuestros principios el respeto de la naturaleza y hacemos de nuestra lucha diaria, las nuevas relaciones, EL NUEVO PARADIGMA.

1 FRANÇOIS HOUTART (Bélgica, 1925). Licenciado en Filosofía y Teología. Ordenado sacerdote católico en

Malines en 1949. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales y doctor en Sociología en la Universidad de Lovaina; y en el 2011 fue nominado al premio nobel de la Paz, entre otros honores.

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