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    Revista Murciana de Antropologa, N 13, 2006Pgs. 253-276

    La huerta. Subsistencia etimolgicay semntica

    ngel Luis Riquelme Manzanera

    Resumen:Es pretensin de este artculo, crear un estudio de paralelismo entre lasartes, costumbres y tradiciones de dos territorios, los de la Vieja Mesopotamia y susherederos los de la Huerta de Murcia. Por otra parte se intenta relacionar la evolucinde la agricultura, sujeta a la capacidad de subsistencia, con los aspectos tcnicos que

    el agricultor necesit incorporar desde una perspectiva de la semntica y etimologade la palabra, como finalidad para comunicarse y entenderse en la nueva forma devida adoptada, donde el sonido y la fontica, jugaron el principal papel denomina-dor de la materia que deberan dominar: el argot correcto en el amplio campo de laagricultura.

    Abstract: This article aspire to create a study of parallelism between the arts, customsand traditions of two territories, the Old Mesopotamia and the irrigated crop-growingregion of Murcia. On the other hand, it is tried to connect the subsistence agricultures

    evolution, with the technicals aspects that the farmer needed to incorporate, since theperspective of he semantic and etymology of the noun, like the purpose to be ableto communicate and understand themselves in the new form of life that they haveadopted. Period where the sound and the phonetic played the main role of the matterthat they had to dominate: the right argot in he broadest sense of the agriculture.

    No se puede entender la Huerta de Murcia, sin conocer el inicio de la agricul-tura histrica de Mesopotamia, cuna de las primeras civilizaciones de subsistencia,antecedente original de quienes posteriormente seran, sangre de nuestra sangre,

    asumiendo heredad de aquellos antiguos antepasados.

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    Sumerios; Acadios; Semitas y Babilonios, habitaron la tierra, junto al Desierto

    de Arabia, durante un perodo fijado cinco milenios antes del nacimiento de Cristo,aunque sus vestigios se remonten a la prehistoria, all por el X milenio anterior alCalendario Gregoriano.

    Territorio ubicado en el Antiguo Oriente Prximo, entre losRos Tigris yEfra-tes(actual Irak), contuvo el ms prestigioso arte y arquitectura primitivo, pero a suvez, desarroll hasta el S. VI a. de C., los sistemas de cultivo y agricultura, msavanzados y progresistas de la historia conocida, cuya influencia sobre los pueblosfenicio, griego, romano y rabe, es prueba evidente, demostrada en el proceso deaculturacin, de estos, en el mbito de las formas de provisin y produccin de vveresprocedentes de la agricultura, previa aplicacin de los sistemas de regados.

    Apuntara el milenio X a. de C., cuando aceptamos se produciran los primeroscultivos en el Creciente Frtil, con el Perodo de Transicin; siendo en el mileniooctavo el auge del Neoltico, con la domesticacin de animales y cultivo de trigo ycebada; y entre el sexto y cuarto milenio se acrecienta la innovacin de la agricul-tura, con la invencin de la alfarera y cermica pintada y la expansin de la culturaagrcola por medio del regado.

    En el perodo Protodinstico, SS. XXX al XXIV a. de C., fueron los sumerios,quienes poblaron con supremaca la zona, canalizando e iniciando la hidrulica.

    Ms tarde, entre los SS. XXIV al XXII a. de C., los acadios semitas, se asentaronen estos territorios imponiendo su fuerza.

    El perodo neosumerio, de los SS. XXII al XX, a de C., consigue establecerlas fronteras de propiedad, con la recepcin de distintos pueblos, como el semita,paleobabilnico,y, las dinastas Casita y Elamita, esta ltima procedente del Oestede Irn, que destruira a la anterior que gobernaran del S. XX al XVII a. de C., yestos dando paso al Imperio Asirio, que regira del S. XIV al X a. de C, influyendodecisivamente en la constitucin de los pueblosfenicio, israelita y palestino.

    Finalmente, los babilonios, dominaran con el esplendor de Alejandro Magno, elconquistador del Imperio Persa, hasta el ao 250 aproximadamente a. de C.

    En este sentido, para que podamos analizar la semejanza con nuestros ancestros,

    nada mejor que introducirnos en este mundo antiguo, donde podamos observar laconservacin de costumbres, todava vigentes en nuestra huerta de Murcia, coinci-dentes con aquellas primitivas civilizaciones de Mesopotamia.

    Ya en el milenio quinto a. de C., usaron elbarrode su suelo para fabricar elladrillo de adobe, pieza fundamental en la construccin del edificio del pueblo meso-potmico, mezcla de arcilla, cuarzo y otros minerales, que todos conocemos, y, quehasta hace poco, se empleaba para las paredes de la Barraca de la Huerta.

    Pero tambin cocieron la arcillapara obtener la terracota, que no es otra materiaque tierra de la que emplean nuestros alfareros, para realizar vasijas que poste-riormente son expuestas al horno para conseguir la dureza y solidez necesaria que

    permita su permanencia en el tiempo; aunque en la arqueologa, tenga connotaciones

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    ms especficas para determinar catalogaciones de figuras o cermicas extradas de

    yacimientos, que se excavan para su estudio.Para distintos usos, emplearon el basalto, arenisca y alabastro. El basalto, porsu inters concreto, para adoquines, losetas, planchas de piedra para inscripcionesen lpidas mortuorias y cermica de gres vitrificada. Con laarenisca, se crearonpiedras de afilar metales y de moler cereales. Y con el alabastro, se esculpieronesculturas y mltiples objetos de consumada habilidad artstica.

    En evolucin constante, trabajaron el bronce, el cobre, el oro y la plata; ascomo ncar y piedras preciosas, todo ello, como muestra de poder y hegemonadominante.

    Pero fueron los fenicios, ocupantes de una estrecha franja en la costa Este delMare Nostrum (actualmente parte del Lbano), sidonios segn el Antiguo Testa-mento, y que el poeta griego Homerodenomin phoinikes, hijos de las estirpesmencionadas, cananeos de la antigua Palestina; sumerios y acadios de Babilonia yde lengua semtica, quienes al escasear en su territorio, metales y piedras preciosas,abriendo fronteras por el mar, alcanzaron, adems de la India, en su periplo por elMar Rojo, nuestras costas, que como cuenta el historiador Herodoto: ...los nave-gantes fenicios colonizaron, nunca para conquistar, aunque s para industrializar,se ocuparon de extraerlas en minas de Mastia (Cartagena), Lucentum y Guar-damar (Alicante), Malaka (Mlaga) y Gades (Cdiz), adems de otros puntosmediterrneos de sobra conocidos.

    Pues bien, siete mil aos despus del inicio de la cultura mesopotmica, y dosmilenios y medio a. de C., con los fenicios, hoy da, todava mantenemos socialmenteel uso del barro, arcilla, basalto, arenisca y alabastro, para mltiples actividadesurbansticas, artsticas y sociales; adems de piedras y metales preciosos, con destinoa anlogas funciones comerciales e industriales.

    Restos de cultura fenicia, helena, romana y rabe, se encuentra depositada a

    lo largo y ancho del Ro Segura, puesto que los cauces fluviales eran empleadoscomo camino obligado para introducirse al interior del territorio, primero para suexploracin, y ms tarde, encontrada la mina o filn, proceder al asentamiento parasu explotacin.

    Pero donde verdaderamente dejaron su huella, fue en el aprovechamiento intensivode pequeos ncleos de agricultura en la costa mediterrnea de la Pennsula; que losgriegos continuaron; romanos mejoraron, y rabes desarrollaron ante las magnficascualidades encontradas de agua, climatologa y tierra frtil.

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    ISTORIA DE LA AGRICULTURA DE HUERTA

    Entendamos la huerta, como sistema organizado mediante el uso inteligente delagua canalizada para regar los cultivos de produccin agrcola. Quiz la introduccinde este proceso, haya que constituirlo a unos diez mil aos atrs de nuestra era; perodurante este tiempo, la evolucin, ha descubierto el valor alimentario de las plantas,y veremos que todas son generacin de la dieta de esta tierra, y a la que por susbeneficiosas caractersticas endocrinas, se le ha denominado dieta mediterrnea.Las ms importantes, desde el punto de vista nutricional, sin lugar a dudas son,legumbres y cereales: garbanzo; lenteja; juda; trigo; arroz, ms tarde con la incor-poracin del maz y centeno; los frutos secos; y como productos estrella, el aceite

    y el vino. Les acompaan la fruta y la verdura, convertidas en la ms satisfactoriay saludable fuente de alimentacin moderna para el ser humano. Y finalmente lasgramneas y ensilado, han sido el mayor aporte para el descubrimiento de poderesmedicinales de las plantas, utilizadas en la composicin adicional del vademcumde los laboratorios farmacuticos.

    Pero si la huerta es vnculo descendiente de Mesopotamia, el propio territorio esgnesis de los cuatro grandes perodos de desigual duracin, que confieren la divisinevolutiva de la agricultura, y que ha quedado adscrita a las pocas: Prehistrica;Histrica(incluido el perodo romano); Feudaly Cientfica.

    En este aspecto, una sntesis de sus momentos ms interesantes, nos pondrn enantecedentes de conocer el alcance semntico y etimolgico, de palabras que hanllegado hasta nuestros das en materia de agricultura.

    UERTA PREHIST RICA

    En poca Prehistrica, las fechas de las que datan las plantas productivas, varansegn las regiones, pero la mayora son anteriores al sexto milenio a.C., siendo lasms antiguas las que podran remontarse al undcimo milenio, encuadrndose enla forma de vida de unos primeros agricultores pertenecientes en su mayor parte a

    la cultura del neoltico. Los emplazamientos que ocuparon vienen a coincidir conla zona de Oriente Prximo, justo en el marco de Mesopotamia, donde aplicndosepor los bilogos el carbono 14, sobre restos de hierbas y animales, las pruebasresultaron concluir con el cultivo en el octavo milenio a.C., de trigo, cebada; tambinla calabaza, que adems de aporte alimenticio, se utilizaba como vasija, alrededordel milenio noveno a.C. Las leguminosas y el lino descubiertas en cultivos deTesalia (Norte de Grecia) y Macedonia (ExyugoslaviaMacednica), se remontabanal milenio sexto a. de C. Entendido el principio probable del agricultor, empiezacuando decide establecerse junto a los ros, instalando alojamientos sencillos encuevas pequeas, para despus pasar a construir chozas de adobe secado al sol o

    de carrizo y madera. Esta forma de vida foment el agrupamiento de aldeas, donde

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    llevar a cabo explotaciones aisladas, rodeadas de campo y regadas con el agua del

    abastecimiento prximo. Pero tambin aprendieron a discernir las plantas salvajescomestibles de las intiles o peligrosas, y en cualquier caso, a conservar las semillaspara replantarlas en su poca, en terrenos previamente acondicionados. Siglos desacrificio en el oficio, estimul el ingenio del agricultor, que invent las primerasherramientas agrcolas, que eran de madera y piedra. Tenemos constancia que enel milenio cuarto a. de C., se utilizaron la azadade piedra; la hozde madera,sujeta a una pala de piedra afilada para recolectar el grano; la prtigaempleadapara agujerear el suelo y plantar semillas, y con posterioridad adaptaciones, comola palay el azadn. Mientras tanto, atendiendo la demanda y proporcin delterreno a cultivar, apareca el aradorudimentario, elaborado con una fuerte rama

    de rbol, curvada y punta perpendicular para hundirla en el suelo y levantar la tierra,que, primero, con la mano del hombre y ms tarde modificada y adaptada para elarrastre de animales de tiro, junto a los anteriores, suponan el conjunto de elementosesenciales para la siembra.

    UERTA HIST RICA

    Con el perodo Histrico de la Agricultura, y la prctica agrcola primitiva, seinicia la fase de las primeras civilizaciones agrcolas e Imperio Romano.

    Terminado este Neoltico, que ofreci la experiencia de milenios de trabajo,se introducen los metales, que previo estudio y anlisis del comportamiento de laherramienta, permite la innovacin ms completa en el campo de la tecnologa delcultivo. Hemos llegado a conocer por medio de la informacin escrita y dibujada(incluyendo la Biblia, los registros y monumentos, adems de documentos griegosy romanos), la revolucin de la agricultura, estando dedicada principalmente, a lasmejoras tcnicas que se incorporaban en funcin de favorecer la rentabilidad delmomento.

    Una serie de hitos entre el 2900 a. de C. y el 500 d. de C., nos descubre eldesarrollo de productos agrcolas. Las uvas y el vino se mencionan en registros

    egipcios de la primera fecha, el comercio del aceite ya estaba generalizado en elrea del Mediterrneo, as como el centeno y la avena se cultivaban en el Norte deEuropa, conocidos alrededor del primer milenio a. de C. Los dtiles e higos, eranuna importante fuente de azcar, la manzana, la granada, el melocotn y la mora,que desde el primer momento se introducen en el Levante de Espaa por sus pro-piedades de clima, agua y terreno, que se explica en las caractersticas de nuestrageografa riberea (LaHuerta Antigua del Segura, Nausicaa, 2004), circunscrita anuestra Huerta. Al lino, algodn y seda, se dara acogida en poca Feudal.

    Nuevamente el perfeccionamiento de las herramientas y equipamiento, fue deespecial importancia para la produccin estable y necesaria en la pujante hegemona

    del Imperio Romano. Las herramientas de metal eran ms duraderas y eficaces,

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    vindose el cultivo impulsado gracias a la incorporacin de animales de tiro para el

    arado, equipado como mayor adelanto con una reja metlica. Igualmente en estosantiguos asentamientos, se sabe que la trilla se realizaba con la ayuda de anima-les, aunque evidentemente, la recogida, empaquetado y tamizado, seguan siendomanuales. Mejoraron los mtodos de almacenamiento del aceite y el grano. Seconstruyeron graneros, cisternas secas, silos y recipientes de uno y otro tipo parapreservar la cosecha que deba sustentar a la poblacin de las ciudades. Nuevamente,este procedimiento de abastecimiento heredado, hay que situarlo, por primera vez,en Mesopotamia, puesto que sin su comercio, no habran existido el Norte de India,Egipto y Roma. Ahora bien, hay que agradecer a Roma, su dedicacin al campo dela ingeniera hidrulica, que aplicara fundamentalmente en Hispania. De tal modo,

    que los sistemas de irrigacin que se usaron en Egipto y Oriente Prximo, fueronmotivo de mayor estudio matemtico y aritmtico, para conseguir llevar el agua aamplias superficies de tierra de cultivo; consiguindose su mximo apogeo en lapoca de Vitrubio(70 a. de C. 25 d. de C.), al confeccionar sus Diez Libros delTratado sobre Arquitectura Hidrulica. Incorporaron las norias en los cauces; losmolinos de viento para extraer agua de zonas de laguna; las aceas; ceiles y otrosartilugios, desarrollados al final del perodo romano, que aument el control sobrelas mltiples incertidumbres climticas subyacentes en esta tierra. An se consiguims, se introdujo el fertilizante en mayor parte estircol de animales, que aadidoa la rotacin de cultivos, dejando tierras en barbecho, hicieron ms productiva laagricultura.

    Finalmente se constituy, extendindose, la aldea tpica romana, en las pennsulasItlica e Ibrica, consistiendo en un ncleo de casas, junto a cauces de agua, rodeadode campos cultivados en forma tosca y compuestos por explotaciones privadas, puessegn conocemos, Roma, comenz como una sociedad rural de agricultores inde-pendientes, que obtuvo su mayor privilegio (con un primitivo sistema de aparcera,heredado y vigente en muchas de sus contingencias hasta hace pocas fechas, con-forme se describe en el libro Usos y Costumbres en la Aparcera de la Provinciade Murcia de D. Antonio Prez Crespo),con la cesin de propiedades agrcolas,

    cultivadas por mano de obra esclava, supervisada por capataces contratados porCnsules ausentes, que emprendieron el sistema de la sociedad capitalista con elabastecimiento primordial a Ciudades del Imperio. Ms tarde, al ir disminuyendo elnmero de esclavos, generalmente cautivos de guerra, iban siendo reemplazados portrabajadores en rgimen de arrendamiento. La Villa romana tpica de la era cristiana(S. IV d. de C.), formaliz el sistema en Heredamiento,transmitindolo a pocaFeudal, donde la figura del siervo estaba firmemente establecida; arrendatario yesclavo manumiso, ambos vinculados a la tierra, estaban obligados a trabajar conarreglo a un horario de luz, y pagando una proporcin fija al propietario.

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    UERTA FEUDAL

    Aunque la Agricultura Feudal en Europa, y, en especial nuestra Pennsula,comenz con la cada del Imperio Romano, no fue hasta el S. XII, cuando alcanzarasu mximo esplendor. Este perodo fue testigo del desarrollo del Imperio Bizantino.Durante los ms de siete siglos de dominacin musulmana en Espaa, la irrigacinse ampli, con los mismos mtodos, sistemas y organizacin legada, a tierras queantes eran improductivas o estriles. Se plantaron viedos en terrenos de laderasen pendiente, y el agua para los riegos se traa desde las montaas hasta los llanoscultivados. Por sus condiciones de idoneidad, el rabe cultiv, en el Levante espaol,naranjas, limones y albaricoques. Tambin produjo arroz, caa de azcar, algodn

    y verduras entre las que destacan las alcachofas y las espinacas; adems de azafrnuna especie tpica de la Vega de Murcia y Vega Baja, procedente de las regiones msorientales del Atlas. Se cri el gusano de seda, y su fuente de alimento, la morera,increment la plantacin de millares de rboles.

    De forma general, slo tenemos que asomarnos a nuestra huerta para seguircontemplando todas las especies que proporcionaron los pueblos romano e islmico,que se conservan con gran tradicin en nuestra Huerta.

    La explotacin Feudal en el Reino de Murcia, normalizada y regulada por el ReySabio, requera a grandes rasgos unas 800 hectreas de suelo arable y una cantidadequivalente de otras tierras, como humedales, zonas de bosque y pastizales. Setrataba de una comunidad organizada tpicamente autosuficiente. En ella se alzabala mansin del Seor Feudal, un militar o vasallo de la Iglesia de alto rango, al quea veces se le otorgaba el ttulo de Noble o de Administrador. Bajo la propiedadpodan existir, una o ms aldeas y sus habitantes eran vasallos como trabajadoresde hecho, estando supervisados por la direccin de un capataz, cultivando la tierra ycuidando los animales de tiro, para despus pagar impuestos en forma de servicios,bien como mano de obra forzosa en las tierras de su seor, o en forma de serviciomilitar obligatorio permanente para la guerra.

    UERTA CIENTFICA

    Hemos llegado a nuestros das con la Agricultura Tcnica y Cientfica, que comen-zara a lo largo del S. XVI, ante el asombroso aumento de la poblacin en Espaa.El descubrimiento de Amrica, favoreci el hallazgo de nuevas especies vegetalesque se incorporaron a la agricultura colonial, no solo para proveer de alimentos alos colonizadores, sino tambin para producir cosechas comerciales y suministrar elabastecimiento a las metrpolis. Azcar, algodn, tabaco, papa, tomate y t, ademsdel aporte de mano esclava, justificaron el enorme esfuerzo inversor en el NuevoMundo. Pero las civilizaciones descubiertas eran ms avanzadas en la economa y

    desarrollo agrcola (aunque carecan de animales de tiro y desconocan la rueda),

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    por tanto, la nueva tecnologa y sofisticacin agrcola, se traslad de inmediato a la

    Corona, que se encarg de implantarla y reconducirla en el cultivo espaol, sobre todoen aquellas zonas donde la huerta de regado era rica y fructfera, como en Murcia. Larevolucin por la incorporacin de los nuevos sistemas, beneficiara el momento delRenacimiento y el Siglo de las Luces, favoreciendo la experimentacin e investigacinen la agricultura. El proceso de parcelacin, o enclosura, estimul el ingenio coninventos notables, como la sembradora, trilladora, cultivadora, cortadoras de granoy hierba, rastrilladora, degranadora de maz, etc. Es a partir del S. XIX, el uso de lamquina de vapor, en diversas actividades agrcolas y conserveras. Y finalmente elS. XX, estudi el campo de la qumica, para desarrollar productos biolgicos, queemple como fumigaciones, con la finalidad de combatir las plagas.

    Actualmente, el dato estadstico de media comparativa, nos traslada a conocerlos porcentajes de produccin agrcola de Murcia, con respecto al resto de zonassemejantes. Es significativo que el 50% de la poblacin de la Tierra se dedica a laagricultura. En el continente africano, la poblacin activa dedicada al cultivo alcanzaun 64%; en Estados Unidos y Canad, el 4%, en Asia el 64% y Amrica del Sur un24%. En los territorios de nuestro entorno, la antigua Unin Sovitica el 15%; enEuropa occidental el 7%; en Espaa se sita en el 31%; y en Murcia y la Vega Bajaalcanza el 42%; lo que demuestra el peso especfico, e importancia de nuestra agri-cultura, en trminos econmicos absolutos en el mbito proporcional de aportacincomercial mantenido en nuestro Pas; y por consiguiente, el desarrollo imprimadosobre los ingresos per capita, sustentados en el cultivo intensivo, directamenteproporcional al beneficio de la agricultura y su rentabilidad como beneficiosa fuentede divisas para Espaa. La cualidad y calidad de una mercanca, ha etiquetado laeconoma de un Pas, y si por ejemplo, Sri Lanka, depende del T; Dinamarca delos productos lcteos; y, Australia de la produccin lanera; a Espaa se la conocefundamentalmente por sus frutas y hortalizas frescas y conservas, que a lo largo de lahistoria, ha tenido su principal y permanente foco de produccin agrcola en las tierrasde Murcia, y, por extensin, en otros puntos del Levante espaol y Valencia.

    SUBSISTENCIA

    El conjunto de medios necesarios para el sustento de la vida, ha sido la ocupacindel 99% del devenir histrico de los seres humanos, como cazadores y recolectoresde alimentos. Esta situacin siempre ha estado sometida a la respuesta del entorno,que inversamente, adems de alimentarle, le esclavizaba, bien al esmerado cuidadodel medio ambiente, o a la futura limitacin de la extincin de reproduccin yregeneracin del territorio. En cuanto al 1% restante, produjo cambios dinmicosque movilizaron la cultura revolucionaria agrcola.

    Con carcter retroactivo, en trminos de abastecimiento de vveres nos volvemos

    a acercar a la Era mesopotmica, donde los humanos empezaron a percibir las

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    ventajas de organizar las familias en pequeos grupos sociales para subsistir, que

    tuvo como resultado el esfuerzo cooperativo de los individuos, con el nacimiento delos primeros sistemas rudimentarios de convivencia, obligados por una nueva formade vida, constituida en el respeto inteligente de establecer normas precisas, para laorganizacin social y gubernamental.

    Milenios despus, los hombres que se movilizaron con el estudio e investigacinde la revolucin agrcola, referido al indicado 1%, pasaron de ser cazadores reco-lectores, cambiando el umbral del nomadismo migratorio geogrfico (sujetos a laextincin del suelo que ocupaban), por el acto de convertirse en productores de suspropios alimentos, como evolucin y desarrollo de subsistencia.

    La actividad de autosuficiencia, cultivando y criando con el conocimiento

    adquirido, les posibilit experiencia para el aumento en la cantidad y fiabilidaddel abastecimiento de vveres, liberndoles, en parte, de muertes por inanicin,ante la escasez y desolacin de la tierra por la que trashumaban; las enferme-dades a las que se enfrentaban en los viajes, y fuerzas similares de extincinimprevisible.

    Dejaron de ser trashumantes, y esta nueva forma de vida, exigi la expansinhacia la conquista y descubrimiento de lejanos horizontes por tierra y por mar. Ypor mar, como se expuso, fenicios, griegos y romanos, llegaron a las costas delMediterrneo Ibrico, donde, ante las magnficas virtudes de su clima, fertilidad yagua suficiente, para los pequeos ncleos que se asentaron, dejaron la huella desu herencia de cultivadores y ganaderos, del que muchas de sus tradiciones se hanido incorporando a las siguientes culturas, con pleno y digno apogeo. No obstante,la subsistencia se mantena, debido a luchas, guerras e invasiones de aniquilaciny saqueo, que se sufran constantemente, ante los ambiciosos embates de los msbelicosos.

    Hubo en los territorios de influencia de Carthagonova y Lucentum, no cabeduda, periodos de tranquilidad y sosiego, donde los pueblos, construyeron ciudades,fortificaciones y comodidad. Ello permiti lugares defensivos donde concentrarse ycrear ncleos organizados, dependientes principalmente de la tierra y el comercio.

    Tal es as, que la demografa aument considerablemente, en estas poblaciones quese nutran principalmente de la huerta. Posteriormente, sin embargo, en este sentido,an mejorando las condiciones de vida, quedaron pendientes de otras inclemen-cias, que posteriormente trataron de resolver, como la sequa y las inundaciones,que motivaron las plagas, en un interminable proceso destructor al extremo de lasubsistencia, obligados nuevamente a reconvertirse mediante la incorporacin deestructuras hidrulicas y de abastecimiento, extradas de la Arquitectura diseadapor Vitrubio Poliny aplicadas por Roma, en las distintas ciudades que constituao conquistaba. En las zonas de inexistencia fluvial, con cisternas, balsas y pozos,descritos en extensas investigaciones sobre Cartago Nova, por D. Alejandro Egea

    Vivncos. En las riberas de los ros, con presas, cauces y artilugios, de los que

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    escribi magistralmente, D. Jos Mara Gmez Espn; mquinas de elevacin de

    agua, que fueron un claro exponente del resurgimiento civilizador.Los Profesores D. Francisco Calvo Garca-Tornell, y de D. ngel Luis MolinaMolina, convinieron en que la huerta en sus etapas histricas y las huertasdel Segura en la Edad Media,han estado sujetas por imponderables imperativosnaturales a la subsistencia. Los recursos alimentarios crecieron de forma notable,pero la poblacin humana se multiplico con desproporcin desbordante. En el S.XVIII, Thomas Robert Malthus, estudi este fenmeno que se vena sucediendocclicamente, durante periodos estables de las anteriores civilizaciones asentadas enEuropa, llegando a la conclusin que: ... la poblacin, en ausencia de cortapisas,epidemias, guerras y calamidades, crece en proporcin geomtrica, al contrario que

    los medios de subsistencia, que lo hacen tan solo en progresin aritmtica; por tantola subsistencia, durante siglos, ha comprometido duramente la supervivencia de losseres ms dbiles de las sociedades jerarquizadas. Con difcil solucin, sugeracorregir este desequilibrio, proclamando un retraso de la edad de casarse, con lafinalidad de reducir el volumen de las familias; doctrina econmica pesimistaque,le vali al autor clsico, la denominacin de ciencia lgubre.

    Los niveles de vida jerarquizada para el trabajo que existi en la huerta durantelos ltimos cinco siglos, determinaba lo que ahora en macroeconoma se denomina:salario de subsistencia. Garantizado con nimiedad, de manera patrilineal, ejercapotestad en todos los mbitos laborales, incluyendo el asegurarse la transmisin deautoridad, y, la herencia por descendencia masculina. Lamentablemente, el hechode la inferioridad del vasallo, grav su ya frgil existencia, y aunque esta etapade marginacin se super, atendiendo factores de necesidad de mano de obra, lapropiedad privada, origin la aportacin de formas sociales ms complejas, en lasque la actividad econmica de subsistencia, volva a depender del deseo paternal deelegir albacea descendiente, al defenderse la esencia de permitir que los individuosintentaran alcanzar su propio bienestar como medio de aumentar la prosperidad detoda la sociedad.

    La inclusin de la ciencia social que estudia los procesos de produccin, dis-

    tribucin, comercializacin y consumo de bienes y servicios en el mbito de laproduccin agrcola, libera el oportunismo del huertano, quien pese a un sacrificadopuesto, subsistente del Hacendado, consigue avanzar con austera capacidad de inde-pendencia, hasta obtener sus propios recursos con los que abastecerse.

    Pero el huertano resultante, de toda la Vega del Ro Segura, en el tramo compren-dido entre la Contraparada o Presa del Azud, hasta Guardamar, una vez, conseguidasu independencia, se enfrenta a otra secuencia de subsistencia: el tercer tipo deagricultura.Este sistema trata de que el nuevo huertano autnomo por aparcera,doblegue a productivas, las tierras arrendadas, con baja aportacin externa y situadasen lugares semidesrticos, o en tierras altas porque las buenas ya estaban ocupadas

    por el Seor, el Hacendado o la Iglesia. reas de cultivo complejo y diverso; el

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    rendimiento de las cosechas nfimo; las explotaciones muy alejadas de los merca-

    dos, e innumerables inconvenientes, sumergen en el caos el intento de subsistencia,volvindose su dependencia, otra vez, a la insuficiente produccin agrcola propia,o de los recursos silvestres de generacin espontnea del pasado.

    Llegado el S. XIX, aquellos descendientes que superaron los condicionantes dela autarqua arrendataria, penetraron por la va de la modernizacin y revolucinagrcola del entorno rural y huertano. Si durante siglos anteriores, la agriculturase haba basado en un nmero reducido de especies vegetales y animales, dondeel agricultor de subsistencia, apenas poda supervivir, a partir de este momento,se incrementan las variedades locales, donde las ventajas prcticas reales quedanaseguradas frente al riesgo de perder toda la cosecha de una misma especie. Ms

    an, a medida que los hbitats naturales se han visto desplazados por otros usosde suelo, con la consiguiente destruccin de formas silvestres de plantas culti-vadas, que eran necesarias con fines de seleccin, y a medida que los modernossistemas de cultivo intensivo se han ido concentrando en un nmero muy redu-cido de variedades comerciales, se hace ms urgente la necesidad de identificary conservar los recursos genticos vegetales y animales. Este vaco lo aprovechael agricultor de subsistencia, que invierte tiempo en clasificar y evaluar especies,agrupar gneros de plantas, familias en rdenes, y as sucesivamente hasta el nivelms elevado del reino vegetal.

    Esta agricultura de subsistencia, con Patrn de Asentamiento, modelo de resi-dencia y actividades agrcolas que hace referencia espacial de las barracas y lugaresconexos, dentro del territorio til, en nuestra franja de influencia del Ro Segura,caracterizada por tener a lo largo del tiempo altas tasas de arrendamiento, infinidadde pequeas parcelas, medidas por unidades de superficie de tahulla con 1.11797m2., en los llanos aluviales ribereos, ayud a estabilizar las cosechas anuales eincrementar significativamente la produccin total.

    La consecuencia de las explotaciones individuales de subsistencia milenaria,posteriormente la colectiva, finalizando con la evolucionada, se ha visto obligada areconocer el sentido de las palabras y su significacin, sin desprenderse del origen

    por la que se usa; en especial y especficamente aquellas que definen el proceso dela labranza, el cultivo, la plantacin de semilla y la recoleccin, con elementos yherramientas antiqusimas, que muchas de ellas todava son utilizadas; abriendo unmarco de homenaje y recuerdo a este proceso reflexivo, encarnado en la semnticay etimologa.

    Hemos viajado en la lnea del tiempo, para constatar un hecho irrenunciableimplcito a nuestra forma de vida, a nuestros ancestros, al proceso continuado deloficio de la agricultura, desde que el pueblo de Fenicia, digno heredero del meso-potmico, llegara a nuestras costas, para establecer, no solo el sistema martimocomercial, tambin el asentamiento de una cultura de subsistencia, centrada en el

    estudiado y meticuloso cultivo de la tierra, transmitido de padres a hijos, desde aquel

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    instante, all por el milenio X. a. de C., cuando comenzara el Creciente Frtil entre

    el Efrates y el Tgris.

    NTERDISCIPLINA EN LA FILOSOF A

    Y mientras transcurra la historia de la agricultura, los hombres tuvieron queentenderse y familiarizarse con los elementos que se empleaban para ayudarseen las faenas del cultivo de la tierra. Era toda aquella herramienta necesaria deutilizar, como instrumento de labor, que denominaran apero, aparejo de labranza,o utensilio de uso manual y frecuente. Este sujeto, dio lugar a la rama filosficade la lingstica entre trabajadores con el mismo oficio o actividad, que tena por

    finalidad establecer el origen y evolucin de las palabras, en comparacin con otrasanlogas prximas.

    Uniendo el prefijo filo: amante, y el sufijosofia:ciencia, nos proporcionala palabrafilosofa, termino derivado del griego, que significa, amante de la cien-cia, o, amor por la sabidura. No podemos tratar la etimologa y la semntica, sinpreviamente comentar los rasgos generales de la filosofa. El concepto clsicode la definicin traducida, tan simple y tan sencilla: amor por la sabidura,convierte a la filosofa en una interminable tensin del intelecto, permaneciendocompulso, en la constante bsqueda del verdadero conocimiento por la realidadtransferida. Sin duda, se podra ofrecer una descripcin de la filosofa, resultandoser el conocimiento racional totalizante,pero tambin es una forma de entendi-miento que pretende ofrecer explicaciones de los temas que analiza, empleando lafacultad de discurrir como argumento de conviccin. Adems, entrega respuestasa cuestiones de tipo general con especial atencin a su perspectiva; al propiotiempo que, concluye en un saber crtico, escudriando los fundamentos conmeticulosidad hasta lmites insospechados, observando detenidamente los datosy contribuciones de las ciencias, que son siempre un conocimiento de primergrado sobre la realidad, aportacin que ha sido imprescindible para el avance ydesarrollo de la Humanidad.

    En el caso que nos ocupa, puesto que se trata de nominar objetos y utensiliosagrcolas, de diferentes fondos extrados de las entraas de la huerta, mediantela investigacin que nos proporciona el nombre por el que se le conoce, aunqueprimitivamente fue un sonido determinado, otorgado por convencin a la fontica,ha tenido que utilizarse y aplicarse la filosofa contempornea, quien atrada por elorigen de los nombres, ha dedicado una especial atencin a este aspecto.

    El alemn, Edmund Husserl, iniciador de la fenomenologa como ideologa,a finales del S. XIX, e influyente protagonista en la obra del francs, Jean PaulSartre, y el existencialismo, distingui entre nombrar y enunciar.

    Gottlob Frege, tambin germano, fundador de la lgica matemtica moderna,

    indic que: los nombres propios tienen un sentido y designan una referencia;

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    inaugurando con esta frase un anlisis a debate, que tiene gran influencia en la

    lgica y filosofa actuales.Premio Nbel e ingls, aunque gals de nacimiento, Bertrand Russell, en sen-tido distinto, seal que la significacin de los nombres (excepto los propios), estacompuesta por el objeto que estos nombra.

    Aunque las citas seran interminables, para finalizar, decir que el austriaco LudwigWittgenstein, influyente mentor sobre las teoras del positivismo, afirmo, junto aKripke, que nombrar algo equivale a fijar la referencia de aquello que se nombre;al propio tiempo que, reconoca lo expuesto por su maestro, Russell, en el mbitode la composicin fsica, que encierra el objeto nombrado.

    Y si un nombre concibe la lgica, tica y esttica, como anlisis del origen

    estructura y alcance del conocimiento, se encuadra en la gentica de la filosofa,cuyos apoyos y respaldo se encuentran sujeto al campo de la aplicacin de la eti-mologa y la semntica.

    TIMOLOGA PREFIJA Y SUFIJA

    An siendo latino, fueron los griegos, quienes por primera vez, usaron comotrmino filosfico: Etimologa, compuesto por etymos, que significa: verdadero;y, logos:palabra; a su vez, ntimamente relacionada con la Filologa,puestoque antes de la formulacin de las leyes fonticas, no exista otra posibilidad deestudiar el significado y la evolucin de la lengua, fuera de este enfoque estricta-mente filolgico.

    Pero para comprender el origen de las palabras que fueron designadas, paranombrar un objeto destinado a la agricultura, conviene explicar el referente de surazn, centrado en algo tan complejo, y a la vez tan evidente, como fue el empleode la etimologa.

    Habra que superar el estoicismo, que entendi que las palabras tenan unaexistencia independiente, como algo contrapuesto a los objetos y las ideas abstractas,para darse cuenta, previo anlisis de las condiciones de consideracin, que se trataba

    de convenciones de voz inventadas por los seres humanos. No obstante, anteriormentede que existiera la escuela estoica, Platnhaba empleado un mtodo anlogo alde la etimologa moderna del dilogo de Cratilo, donde defenda, buscando elsignificado de las palabras, que ya fueran analizadas por Scrates, en desobedien-cia a las Leyes del Estado, acusado por ello de apologa de atesmo y corrupcinde la juventud ateniense. Sin embargo, quiz sea el libro annimo hind del S. V.a. de C., RigVeda,el primer tratado calificado de etimolgico, compuesto paraexplicar las palabras difciles.

    En el devenir de la historia de las palabras, algunos intentos iniciales pecaronde ingenuidad, quedando alejados de la evolucin fontica, encasillados en la eti-

    mologa popular. Pero quienes trataron la materia con rigor y seriedad, analizando

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    la interpretacin de alguna palabra no muy conocida, optaron por acudir a palabras

    que se parecan en sonido, forma o significado. Un ejemplo reciente lo encontramosen el ingls antiguo con la palabra country dance: que significa baile popular; estaa su vez se deriva de la forma francesa contridans, donde el primer elementodel compuesto country, pasa a ser contri,y como se parece al prefijo del latncontra,presente en muchas palabras del francs y dems lenguas romnicas, seconvierte en contradans,de donde procede la palabra espaola correctamenteinterpretada: contradanza, que no es otro significado que, baile de figuras queejecutan varias parejas a un tiempo.

    A principio del S. XIX, los investigadores que estudiaron el snscrito, se dieroncuenta de las concomitancias lxicas de pronunciacin, presentes en los propios len-

    guajes, griego y latn, en relacin con la antigedad del primero, y al mismo tiempoaparentemente alejado. Extendieron tal comparacin a otras lenguas, y ello llev aestablecer la existencia de una lengua comn a todas ellas, cuya fusin concordante,estara definida como indoeuropeo.

    El siguiente paso, descubri ciertos principios explicativos del cambio snico,formulando las leyes fonticas, que permitieron prestar palabras entre idiomas, sinalteracin aparente, al introducirse en la lengua por va culta. Efecto que recibi ladenominacin de cultismo,por los estudiosos franceses. No obstante se observaa lo largo del proceso de investigacin, como por eruditos poco respetuosos con laetimologa, se admite confusionismo en palabras clave, que finalmente perdiendo susignificado y forma originarias, se incluyen y consolidan en la lengua. Como ejem-plo pondremos la palabra de origen griego necromantia, que significa: culto a losmuertos.Pues bien, al traducirla la relacionan con la nigra mantia:magia negra,transgrediendo necro: muerto y nigro: negro, se termina por ver en el culto alos muertos, algo relativo a la magia. Lo cierto es que empezaron a pronunciarlanigromancia,y as qued en la lengua perdiendo su significado y forma originales.Esta dualidad, exigi que el Diccionario de la Real Real Academia Espaola, reco-gieran ambas palabras, nigromancia y necromancia,aclarando la definicin desu significado: como magia negrao arte supersticiosopara adivinar el futuro, lejos

    de aquella otra, para la que fue creada, que se refera al culto a los muertos. Por elcontrario, la correccin oral se hace merecedora de dignidad, cuando palabras comola griega apoteka, que perdiendo la a inicial, deriva en el castellano antiguocomo: bodega; y siglos despus la misma palabra, pero recogida del griego modernoapotika, vuelve a entrar en las lenguas romnicas, como lo atestigua la conservacinde la slaba ti, y evoluciona en espaol, con su traduccin real que es: botica.

    Diversos estudios establecieron los principios bsicos y la metodologa, parareconocer la etimologa de una palabra, es decir, su timo. Manteniendo las pautasajustadas a los criterios cientficos, cuyas condiciones, por su amplitud se evitaenumerar, perseguira identificar el proceso denominador de la serie de utensilios y

    aperos de la huerta desde el punto de vista etimolgico.

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    SEMNTICA Y PERSPECTIVA

    Del griego semantikos,aduciendo a lo que tiene significado la semnticaestudia los signos lingsticos, en el campo de las palabras, expresiones y oracio-nes. Trata de responder, explicando la formacin de una idea, dirigida a definir unconcepto fsico o anmico, mediante un signo que se deletrea. Diremos que es laparte de la lingstica que estudia la significacin de las palabras, sometindose ados condiciones de conjunto, independientes y subjetivas, pero a la vez subalternasde una interlocucin. Dos entendimientos que se tienen que comprender, que corres-ponden, al hablante y al oyente. Pero bien canalizado, objeta lo que quiere designarquien pronuncia, y que entiende el que escucha.

    Podemos verla desde su rgimen filosfico asentado en el conductismo, quese centra en el proceso que establece la significacin, y como se relaciona dentrodel sistema lingstico interesado en el mbito de lo que la gente hace y dice. Alser enfoques diferentes, tiene aplicaciones especficas, que se podran relacionar dela siguiente forma:

    a) En funcin de la semntica descriptiva, la antropologa, estudia lo que entiendeun pueblo por importante desde el punto de vista cultural.

    b) En el campo de la sicologa, sustentada por la terica, atiende el proceso mentalsuponiendo la intencin, para identificar la adquisicin de la voz de un mensaje.

    Existen especies animales que son capaces de emitir sonidos ininteligibles paranuestra razn, pero comprensibles como sistema de supervivencia.

    Por ello entendiendo la semntica general, como mtodo de crtica literariaelitista, que permite distinguirla de la popular, puede intuir la descripcin de comose produce la traslacin de una metfora, que en definitiva, pretende evocar senti-mientos y actitudes.

    En 1910, el eminente metafsico britnico, Alfred North Whitehead, provocadorde la revolucin de la epistemologa, disciplina filosfica que analiza los principiosmateriales del conocimiento humano, en colaboracin con Russell, publicaron laPrincipia Mathemtica, con la que avanzaba la perspectiva filosfica analtica.

    Influyente pensamiento que ejerci en el Circulo de Viena, consideraciones de granvalor para el positivismo.Y fue el filsofo alemn Rudolf Carnap, destacado miembro del movimiento

    conocido por empirismo, irreconocible elemento del asumido conocimiento, queno proceda de la reflexin o sensacin, interna y externa, quien realiz su msimportante contribucin a la semntica filosfica, cuando desarroll la lgicasimblica, o lo que es igual, el sistema formal que analiza los signos y lo quedesignan los mismos.

    Por ello, la antropologa, que acertadamente hemos llamado etnolingstica, sesirve de la semntica para determinar como expresan los signos de una lengua las

    percepciones y creencias del pueblo que las habla; aunque tcnicamente al crearse la

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    unidad propia en el vocabulario, se denomine lexema. El antroplogo francs, Paul

    Rivet, Director del Museo del Hombre de Pars, y principal defensor del enfoqueestructuralista, teora que considera a la lengua, como un conjunto de actuacionesdistribuidas, aplic la hiptesis de los rasgos semnticos universales para analizarlos sistemas de mito y parentescode varias culturas, demostrando que los pueblosorganizan sus sociedades e interpretan sus jerarquas, de acuerdo con ciertas reglasde semejanza humanstica, a pesar de las aparentes diferencias que muestran.

    Para ultimar este captulo, debemos remitirnos a lo que nos indica el britnicoms representativo de la filosofa analtica del S. XX, John Langshaw Austn, afir-mando que: cuando una persona expresa lo que desea, realiza un acto de voz, odecide algo, ya sea enunciar, predecir o avisar, su significado se transmite mediante

    el habla, a travs del lenguaje organizado.

    APLICACI N SEM NTICA Y ETIMOL GICA

    Siguiendo estas normas de semntica y etimologa, convendremos en la fcilfiabilidad que nos proporciona esta filosofa, para el estudio e investigacin realizadoen funcin de los objetos, aperos, utensilios, muebles y ajuares, que han constituidola forma de vida de nuestros antepasados de la huerta, consistiendo en descifrar cadaelemento, por su voz, por su palabra, por su nombre. Convencidos de acudir a lanostalgia de su definicin como causante de una poca antaona, llena de curiosi-dades y ancdotas, historias animadas de un momento pasado, solo equiparable a lasatisfaccin de ejercer la funcin de descubridor, del secreto que encierra el enigmamaterial que se investiga.

    Palabras que hay que analizar, en el esquema clido de la semntica y la etimo-loga, que como apunta Manuel Alvar, hay que sealar con el esmero caractersticoque cada pieza merece, como joya que entraa su propia vida, en una sintona devoces que resuenan en los sillares de la cultura rancia y seera de nuestra huerta.

    La misin en este trance, es recopilar un pequeo muestrario que queda patenteen el aire que transporta el argumento de su eficacia en el sitio de uso practico sujeto

    a la forma de subsistencia, o sea, cuando el espacio, dispone del conjunto demedios necesarios para el sustento de la vida humana; nunca de supervivencia, quesupone sobrevivir en el lugar de un medio hostil, desprendido de algo que tena, y yaes inexistente.Desde esta perspectiva, animado por el alma y la razn que sustentaeste trabajo, la catalogacin especfica de cada pieza en el conjunto de medios conque cont el huertano, se extrae radiografiando las voces precisas que, todava latenen las entraas de sus ms ntimos ancestros, revitalizando el criterio de su autnticareminiscencia; porque con este recuerdo, se impide la caducidad de los nombreso denominaciones que recibieron en su momento de creacin, retomando el hlitode pagana que reconstruye la misma vida que se nos escapa irremediablemente a

    cada segundo que pasa.

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    Esta concepcin semntica y etimolgica para descifrar el mensaje antropolgico

    del nombre impuesto a cada objeto, a cada cosa, es el instrumento o herramientaque nos faculta para determinar el valor emprico de cada investigacin. Su origeny procedencia, unido a su significacin, nos ayuda a comprender mejor esta parcelade la historia legada, todava exenta de atenciones cientficas, pero que nos remitea la bsqueda de la raz, su voz, su sentido clsico que encubre su mayor gloria,como soplo de brisa en la epopeya dantesca, inspirada en la posibilidad del trazomoldeador que exigi la pieza.

    No es cometido este, describir en su cuanta amplitud atae al significado de laspalabras. Pero sera tarea fcil, con el slo echo de aplicar la semntica, partiendodel signo conducente, por lgica, a la determinacin del concepto; y, la etimologa,

    profiriendo un estudio sobre la disciplina lingstica analizando el origen de lasmismas. Evidentemente, puesto que el infinito de la deduccin seria imposible deabordar, el trabajo a desarrollar nos permitira sintetizar la tangible realidad artificialde aquellas piezas construidas para ser utilizadas y manejadas con fines de ayudapractica en la agricultura y el cultivo:Los aperos de labranza.

    La materia inerte es fra, sin vida, hacerla clida y aterciopelada, es tarea delescultor. Cada individuo que se atrevi a esculpir el relieve de un elemento parala huerta se convirti en artista. Y fue la talla desde la Prehistoria, paradigma dela evolucin de la tcnica; cortando, retirando, limando o extrayendo lo sobrantedel material, hasta conseguir la forma deseada. Parecer una labor sencilla, perola complejidad a la que se enfrentaba el autor, requera a su vez la disposicinde herramientas, que previamente haba que elaborar para la realizacin de lopropuesto. Hachas, cinceles, gubias, cuchillas y un sinfn innumerable de ele-mentos auxiliares, con sonido y fontica propia, eran necesarios para cualquierfabricacin.

    Terminado el objeto, tras arduo esfuerzo, la sensacin de cualidad virtual adoptabaun postulado familiar que lo converta en parte integrante del oficio; arte y parteintegrante, cual compaero inseparable, que debera ejercer las funciones para loque fue creado en el cultivo de la huerta.

    Hay que acogerse a la voz de la cancin de cuna y del aliento en flor, para seguirel curso del agua y de la azada, donde despus de mucho batir el mar hasta tumul-tuosas tempestades, surgen el sol y la luna del ocano, seguidos por Dhanvantar,el fsico de los dioses, que porta el elixir de la inmortalidad, entregndola a losDevas, para vencer a los demonacos Asuras. Y en la eternidad de la voz deuna pieza, se presiente el roce de las hojas como murmullo de menudencia exquisita,citando el embrujo que el cavador asume al servirse de la aeja azada; del legn;de la picaza; del galpago o arpa; de la llamadera; del mazo de desmenuzar; delgancho; de la pala; de la horca de basura; de la sembradera; de la tralla; del trillode pedernal; del horcn de la paja; del arado; y de tantos y tantos elementos que

    sera interminable enumerar.

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    Por ello, finalmente, la lgica contempla la evolucin de la palabra, y que, ana-

    lizaremos su significacin hasta derivar en arado,entendiendo el hecho de quela labor del hombre es empujar,nunca arrastrar,que es esfuerzo del animal, yadicionando que la fontica del sonido escuchado, coincida con arrastrar,dandolugar a un proceso posterior, la semntica.

    Siendo antiguo como la agricultura, el arado, tiene su mximo exponente en pocaromana, y, pese a que no han llegado signos de anteriores culturas, con precedente deuso, resulta convincente entender su practica. Es cierto que la agricultura o cultivode plantas recolectoras, supuso la revolucin neoltica, aunque apenas evolucion enlos diez milenios a. de C. Es a partir de la civilizacin romana, con la implantacinde artilugios hidrulicos de probada rentabilidad para la irrigacin de tierras, con

    ruedas incorporando cangilones, consiguieron dominar el control de los cultivos,sobre las mltiples incertidumbres climticas, cuando se inicia el fundamento delcultivo en serie. Si a ello le sumamos, la introduccin de fertilizantes, especialmenteestircol de animales, y la rotacin de cultivos dejando tierras en barbecho, resultaprodigioso observar el grado de perfeccin alcanzado en aras de una agriculturasumamente productiva y organizada.

    Ahora sabemos, que es en esta poca clsica, cuando mayor profusin de datosse almacenan, sobre la base de la definitiva conquista de una actividad indispensablepara el gnero humano. Una civilizacin de tan alto concepto social, deba imponerdefiniciones claras y contundentes. De ah, que a cada herramienta, al igual que ala descomposicin de sus elementos, se le aplicara su nombre, bien recogiendo elsigno o pronunciamiento de sonido de la cultura que lo utiliz, o creando el que lecorrespondiera por estimacin de axioma.

    Ante lo cual, la evidencia, entiende como justo, que la palabra Arado, nonecesita proposicin de demostracin, que la encuadre en un exhaustivo estudiosemntico. Proviene del latn arare, aunque su termino primitivo convena al pre-fijo aratru,o arrastrar, que nos resuelve una significacin como la que se alude,referida a un concepto antiqusimo, en funcin de un sonido, trasladado a la fontica,cuyos primeros usos procedan presumiblemente de la Prehistoria.

    Plinio, nos da referencias, al indicar que los utilizaban los esclavos en tierras delseor, como dueo del lugar y vasallaje. Es un monumento digno de estudio que nosempuja al conocimiento de surcar la superficie, como primitiva manera de romper elsuelo. La geografa levantina, entre Cartagonovay Lucentum, ha estado plagadadurante siglos de esta maquina, que adosada a un animal de tiro, permita remover losterrenos en barbecho o prepararlos para la siembra. Tan importante instrumento, gozade una serie de componentes, que sera prolijo acometer semnticamente, como eltimn, cameta, dental, reja, venilla, estelo o macera, tarcn o pescuo, y ovejeras, peroque nos da una idea de la compleja vertebracin lingstica dedicada a la materia.

    El proceso de metodologa utilizada, en descifrar el sentido etimolgico y semn-

    tico de la palabra arado, es un ejemplo vivo de la forma y modo de interpretar

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    un elemento, desde el punto de vista del origen de la palabra y bajo un sentido

    de disciplina. Su aspecto de pertenencia a una significacin, parte del signo paraconcebir el pensamiento.Este ejemplo que ha sido ms extenso, demuestra que, conocidos los pasos a

    seguir se simplifica el contenido pedaggico, dando valor exclusivamente, a los datosms elementales de cada herramienta que se cite.

    AZADA

    El inicio de un proceso agrcola, se basa en desbrozar y cavar la tierra que seencuentra endurecida, con la azada. Si ha sido ampliamente explotada, aflorar la

    salinidad y en este caso, deber de fertilizarse, preferiblemente con abono procedentede estircol; debiendo removerse para conseguir mejorar la calidad de la zona decultivo.

    La singularidad del hombre como protagonista de la tierra es la de ser cavadorcon azada, en el amplio trmino de la palabra, ejercicio fundamental del labrador. Suimagen se encuentra implcitamente vinculada a un astil de unos ochenta centmetros,en cuyo extremo ms alejado de la empuadura se inserta una lmina metlica planade veinte a veinticinco centmetros, y uno de espesor, que servir para contactarcon el suelo, proyectando el modelado de la tierra a criterio de quien lo maneja. Elngulo entre la pala o lmina y el astil es de unos ochenta grados.

    Es misin de este instrumento el acometer el acaballonado, o caballn; lomode tierra que se debe originar entre dos surcos preparados para contener el aguamediante inundacin de riego, posteriormente a la siembra. Tambin se emplea paraefectuar un realce en la divisin de parcelas o eras. Este oficio suele ser a chorrilloo a golpes de azada, que como Sebastin de Covarrubias, expresa en su Tesoro...,se refiere al cavador como concepto de: Hacer hoyos en la tierra, ahuecarla.Del verbo latino cavo, as ..., sin duda retomando el origen rabe de la palabracavar que, conlleva el hecho de sepultar los cuerpos, enterrar.

    Simbologa de la palabra, que es instrumento fundamental, junto a una familia

    de piezas semejantes, como el legn o la picaza, que quedan patentes en el trabajode golpear de distinta forma la tierra, para crear una huella de accin diferente.La palabra, proviene del latn vulgar asciata&larr, ascia, tambin significando

    hacha o azadn.

    GALPAGO O ARPA

    Investigada la utilizacin concreta que presta, tras realizar diversas consultas yextraer opiniones variadas en distintos puntos a lo largo y ancho de lo que conocemospor huerta tradicional, se puede decir que se ha tenido que recurrir a labriegos y viejos

    agricultores del lugar, para obtener una informacin lo ms apropiada posible.

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    La conclusin de la encuesta, supone reconocer al galpago o arpa, como

    una herramienta de la familia de la azada. Se trata de una especie singular de astil,con anloga longitud a su pariente de labor, empotrado en un nudo de hierro, que asu vez tiene soldada una herradura de dientes ms largos que la propia que se clavaa las plantas de las pezuas de los quidos; teniendo por misin realizar la funcinde un doble pico paralelo, solo que en vez de disponer de puntas agudas, disponede puntas planas, de unos 25 centmetros de largas, 3 de ancho y 1 de grosor; cuyafinalidad es provocar golpes en suelo duros, que ofrecen gran resistencia a ser pene-trados por la labranza. El ngulo entre el astil y el doble pico es de 90.

    Su unin al astil es de forma ovalada y pudiera representar la figura semiformeexterna de una tortuga, quiz por ello, pudiera entenderse el nombre que en la

    huerta le han designado, refirindose a galpago, probablemente porque una vozprerromnica la denomin calappacu.

    Arpa, del griego Harpiyia, tiene su sentido ms estricto, al significar que laherramienta es de buena familia, pero un monstruo, con rostro de doncella y doscabezas de ave de rapia.

    SINTETIZANDO OTRAS PIEZAS

    Y, en esta misma progresin, hemos estudiado los nombres de infinidad deelementos de la huerta que atestiguan esta semntica etimolgica de subsistencia,como: la Llamaderaprocedente de aculeata, acueleu (aguijn, o sentido latinoque de clamarees una llamada de atencin para dirigir a las bestias); el Mazo,en latn mattea,arma de guerra (en la huerta para machacar tormos); horquillao gancho, del latn pedumy del celta ganskio (curvatura con puntas afiladasa un mango para elevar paja, cereales o semejantes); Pala, ejemplo inmovibleen el tiempo, en latn pala,(plana, chata, para mondar); Tralla o trajilla,dellatn tragella, tragula, trahere (llevar haca s, repartir la tierra); Trillo,del latntribuluy petrinus,petrinos, petreo (triturar apisonando; desgajar el trigo y lacebada, para extraer el grano de la paja); y de esta manera, seguiramos indefinida-

    mente aplicando la evolucin de la palabra, describiendo a cientos de herramientasque posibilitaran la organizacin de un entendimiento en las civilizaciones de acul-turacin agrcola, indispensable para el desarrollo acaecido, y, formula generadorade subsistencia hasta nuestros das.

    CONCLUSIONES

    Sin todos estos elementos articulados, implicados en la evolucin de la especiecon precisa armona y sutileza de primera magnitud y orden en el cosmos estable-cido del oficio profesionalizado de agricultor, no se habra avanzado hacia la tarea

    cientfica industrializada.

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