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¿Son los hijos y las hijas un bien social? PILAR DE LUIS CARNICER Profesora Titular de Organización de Empresa. Centro Politécnico Superior. Universidad de Zaragoza M UJER Y E CONOMÍA 40

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M UJER Y E CONOMÍA Profesora Titular de Organización de Empresa. Centro Politécnico Superior. Universidad de Zaragoza 40 P ILARDE L UIS C ARNICER

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  • Son los hijosy las hijas

    un bien social?

    PILAR DE LUIS CARNICERProfesora Titular de Organizacin de Empresa.

    Centro Politcnico Superior.Universidad de Zaragoza

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    El alarmante descenso del ndice denatalidad producido en las ltimasdcadas, ha provocado un crecienteinters por parte de los y las econo-mistas por analizar las causas que lo hanproducido, as como el efecto que estedescenso puede tener en nuestro futurosistema econmico.

    En este artculo tratar de reflejar lasdistintas aportaciones que, desde elcampo de la economa y del femi-nismo, buscan nuevas soluciones ypropuestas a esta situacin.

    EL DESCENSO DE LA NATALIDAD:EFECTOS EN LA SOCIEDADEl descenso de la natalidad es un hechoconstatado en nuestros das en lospases occidentales. Espaa presentauno de los ndices de fertilidad msbajos de la Unin Europea, (1,18nios/as por mujer, frente a una mediade 1,43 en la U.E.). Tan solo en Italiael ndice de fertilidad es menor (1,17).Si tenemos en cuenta que las mujeressuponen un 50% de la poblacin, estendice de natalidad nos lleva a un cre-cimiento negativo de la poblacin.

    En el mbito social podemos encon-trar la causa del descenso de la natali-dad en la transformacin que se ha pro-ducido en la economa durante estesiglo. Me refiero al paso de una eco-noma precapitalista basada en la fami-lia como unidad de produccin a unaeconoma capitalista de mercado,donde la unidad familiar se transformaen una unidad de consumo y de repro-duccin. La actividad productiva quegeneraban las unidades familiaresdeviene en una actividad reproductiva.

    En la economa precapitalista, la pro-duccin estaba centrada en la activi-dad familiar y sigue siendo as en lospases poco desarrollados. La activi-dad agrcola, artesanal o el comerciotradicional, necesita de mano de obradentro de la unidad familiar, y loshijos y las hijas suponen una inversinde futuro, mxime teniendo encuenta la escasa formacin necesariapara llevar a cabo este tipo de trabajo

    productivo y la corta edad a la que loshijos e hijas se incorporan al trabajoproductivo familiar.

    En la nueva economa capitalista, laproduccin se traslada al mercado. Elmercado proporciona los bienes y ser-vicios necesarios a cambio de un tra-bajo productivo. El mercado de tra-bajo absorbe los conocimientos yhabilidades de los trabajadores/as acambio de un salario con el que poderadquirir los recursos necesarios parasatisfacer las necesidades familiares con-juntas. La familia se transforma en unaunidad de consumo cuya nica activi-dad es la de administrar un presupuestopara el consumo y la reproduccin delos hijos y de las hijas.

    Los hijos y las hijas han pasado de ser unainversin rentable que producen unautilidad cuasi-inmediata a la unidadfamiliar a ser una inversin diferida enel tiempo, cuya rentabilidad ser dis-frutada por el hijo o la hija y en ltimotrmino por la Sociedad en su con-junto, debido a los actuales sistemas dereparto social de la riqueza.

    Este traslado de la utilidad que gene-ran los hijos e hijas, de la madre y elpadre a la Sociedad, nos lleva a plan-tearnos cul es el papel de la sociedad enlas decisiones de natalidad.

    Los actuales sistemas de reparto socialde la riqueza en los pases occidentales,suponen que cualquier ciudadano ociudadana, que cumpla los requisitosexigidos por el Estado, tiene derechoa ciertos beneficios sociales, como lasanidad, educacin, jubilacin, etc.

    La mayor parte de estos beneficiossociales, estn ms relacionados con suactividad productiva en el mercado detrabajo que con su status social o fami-liar, con algunas excepciones.

    As por ejemplo, el cnyuge que noparticipa en el mercado laboral, tienederecho a los mismos servicios de asis-tencia sanitaria que cualquier trabaja-dor o trabajadora que contribuye eco-nmicamente al mantenimiento deestos servicios, pero esta circunstanciano se da en el caso de las jubilaciones,que estn relacionadas con las aporta-

    ciones dinerarias que la persona ha rea-lizado a lo largo de su vida laboral.

    Otro ejemplo es el servicio de becas.Las familias numerosas tienen ciertosbeneficios sociales como la reduccin del50% de las tasas para las familias nume-rosas de 1. clase o la exencin totalpara los miembros de familias nume-rosas de honor. Pero la concesin deotros tipos de ayudas relacionadas conlos estudios, como desplazamiento,alojamiento, libros, etc., estn relacio-nadas con las rentas familiares.

    Las reducciones de impuestos quepadres y madres disfrutan en la poca decrianza de los hijos e hijas, no son equi-parables al coste que soportan duranteestos aos, y de ningn modo se verreflejado en su jubilacin, a pesar deque coincide con la poca de mayorproductividad de sus descendientes.

    Estos sistemas de redistribucin de lariqueza, llevan a la persona a actuacio-nes individualistas relacionadas con elmercado de trabajo. Resulta ms ren-table invertir el tiempo y los bienes enel mercado de trabajo para obtenermayores prestaciones sociales en elfuturo, que tener descendencia, lo queprovoca el descenso de la natalidad.Pero a la vez, la reduccin de la nata-lidad provoca una reduccin de lamano de obra capaz de generar las ren-tas suficientes para mantener en elfuturo los sistemas sociales de redistri-bucin de la riqueza.

    En la actualidad la falta de confianza deque los sistemas de prestacin socialgeneren suficientes rentas en el futuro,incentiva a los trabajadores a invertiren fondos privados, cuya rentabilidadrevierte en el propio individuo. Peroningn sistema de creacin de riquezapodr mantenerse si no se dispone delprincipal medio de produccin que esel capital humano.

    Esta situacin de desequilibrio provocaque la responsabilidad de mantener cier-tas tasas de natalidad se traslade de lasfamilias a la sociedad. Si la sociedad ensu conjunto desea mantener los sistemasde redistribucin de riqueza actuales, esla Sociedad la que debe asegurarse elremplazo generacional que asegura estasrentas futuras, convirtiendo a los nios

  • y nias en un bien social y su repro-duccin en una necesidad social .

    LA DECISIN DE TENER DESCENDENCIAFrases como las mujeres han decididono tener hijos e hijas o las personasjvenes no quieren responsabilidadesfamiliares son muy habituales en nues-tra sociedad. Sin embargo, si conside-ramos a los hijos y a las hijas como unbien social el proceso de decisin defertilidad habra que trasladarlo o, almenos, compartirlo con otras institu-ciones sociales distintas de la familia,como el Estado o las empresas.

    Es evidente que las decisiones de nata-lidad se toman dentro de la familia, y entodo caso, debern ser las mujeres lasque tengan la ltima palabra, perocuando hablamos del proceso de deci-sin de fertilidad nos referimos a unaserie de actividades que van ms all dela concepcin y alumbramiento de unhijo o de una hija.

    La natalidad no acaba con el alum-bramiento. La existencia de hijos e hijasconlleva una serie de actividades relacio-nadas con su crianza: alimentacin, salud,educacin, etc. Lo que denominamoscuidado de los hijos e hijas.

    La economa ha definido el cuidado de losnios y nias como una transferencia asi-mtrica o, ms bien, como un intercam-bio intergeneracional en cascada. Sedevuelve a los propios hijos e hijas lo quese ha recibido de los progenitores, concreces si es posible .

    Las actividades de cuidado de nios ynias estn muy relacionadas con las acti-vidades de cuidado del resto de miem-bros familiares, lo que tradicionalmenteha llevado a unir esta serie de actividades,bajo el epgrafe comn de actividad

    domstica o trabajo reproductivo.Esta relacin ha supuesto que, tradicio-nalmente, la persona dedicada al cuidadode los nios y nias, asuma simultnea-mente el cuidado del resto de los miem-bros familiares convirtindose en amade casa y asumiendo la administracinde la economa domstica .

    El trabajo reproductivo tiene como prin-cipal objetivo la produccin de nios ynias y este proceso conlleva unos cos-tes y genera una utilidad. Desde el puntode vista econmico, las decisiones denatalidad se derivan de la bsqueda deequilibrio entre el coste que suponen yla utilidad que aportan.

    En nuestro sistema social, el coste dela infancia, puede ser soportado portres tipos de instituciones: la familia ,la empresa y el Estado. Si analizamoslos distintos tipos de coste y utilidadesque los nios y nias reportan a estas ins-tituciones sociales, podremos deter-minar en qu medida cada una de ellasdebe responsabilizarse de las decisio-nes de natalidad.

    EL PROCESO DE DECISINEN LA FAMILIALas decisiones de fertilidad son toma-das dentro del mbito familiar y la eco-noma se ha centrado en estudiar elcomportamiento de la familia, comounidad de decisin, para poder deter-minar cul es el proceso que lleva a lasfamilias a decidir si tienen o no des-cendencia.

    En el modelo neoclsico tradicional,se asume que el hogar tiene una fun-cin de preferencias unificada. La uti-lidad depende de los bienes que pue-den consumir, el nmero de hijos ehijas, la calidad de los hijos e hijas y eltiempo que dedican a los hijos e hijasy/o al ocio. La decisin ser aquellacombinacin que maximice la utilidadconjunta, dada la restriccin presu-puestaria impuesta por las rentas fami-liares disponibles. Hay que tener encuenta que las rentas dependern deltiempo que los miembros de la fami-lia dediquen al mercado de trabajo ydado que el tiempo es un recurso limi-tado, un aumento del tiempo de dedi-cacin a los hijos e hijas, disminuye el

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    ESTE ORDEN DE COSASCONVIERTE A LOS NIOS Y LAS NIAS EN BIENES PBLICOS Y SU REPRODUCCIN EN UNA NECESIDAD SOCIAL.

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    tiempo dedicado al mercado de tra-bajo y reduce las rentas, y por ende lacantidad de bienes consumidos, lo queconsecuentemente influir en la cali-dad de los hijos e hijas .

    Esta lnea de razonamiento supone quetodos los miembros de la familia sebenefician de forma conjunta de lasdecisiones que se toman, aunque el pro-blema aparece cuando se determinacmo se toman estas decisiones. Enalgunos casos se supone que las deci-siones son tomadas por una sola per-sona, es decir, hay un dictador en la uni-dad, pero tambin se asume el altruismode esta persona, que siempre actuar enbeneficio del grupo.

    La teora del matrimonio, supone que losintereses individuales se tienen encuenta a la hora de decidir si van a for-mar una familia o no y con quienhacerlo, pero una vez tomada la deci-sin sus intereses y preferencias se uni-fican, los dos se convierten en unosegn afirma Becker, aunque McCrateresponde a esta afirmacin con otra sen-tencia: pero el uno es el hombre.

    Las crticas a la teora neoclsica vie-nen dadas por los Institucionalistas,que a su vez estn influidos por la teo-ra feminista. Rechazan la idea de quelas preferencias de la familia vengandadas de forma exgena, as como lahiptesis del altruismo del cabeza defamilia. Los institucionalistas admitenque las preferencias de cada miembrode la unidad familiar pueden ser dis-tintas, y esto supone que a la hora detomar decisiones existir un procesode negociacin entre los miembrosfamiliares. En este caso se ha observadouna relacin directa entre la produc-cin de bienes para el mercado y elpoder de negociacin, de forma queaquel miembro de la familia con mayoraportacin de rentas a la unidad fami-liar, tendr un mayor poder de nego-ciacin y un mayor peso en las deci-siones familiares, lo que de nuevo noslleva a deducir que, mientras la situacinde inferioridad de las mujeres en elmercado de trabajo se mantenga, sernlos hombres los tomadores de decisio-nes en el mbito familiar.

    EL COSTE DE LOS HIJOS Y LAS HIJAS PARA LA FAMILIADentro de la familia el coste que se derivadel cuidado y crianza de los hijos e hijaspuede ser medido por tres elementos: elcoste en bienes de consumo, el coste deltiempo utilizado para cuidados y el estrso prdida de calidad de vida que supone.

    En el primer caso el cuidado de los hijose hijas supone un coste cuasi-fijo medidoen bienes que se derivan de la alimenta-cin, vestido, vivienda, educacin y otrosservicios que pueden ser utilizados, comoguarderas, servicio en el hogar, etc. Porotra parte, el tiempo que el padre y lamadre utilizan en el cuidado de los hijosy las hijas puede ser medido como uncoste de oportunidad ya que ese tiempopodra ser utilizado en el mercado de tra-bajo para obtener mayores rentas. Enambos casos, coste en bienes o entiempo, el cuidado de los hijos y las hijassupone una disminucin de las rentasasociadas al trabajo en el mercado.

    Dado que un nmero elevado de hijos ehijas no representa una utilidad positivapara la familia, las preferencias actuales sedirigen hacia la calidad de la descen-dencia y no hacia la cantidad. La exi-gencia de calidad supone un mayor costeen educacin, sanidad y alimentacin.

    El rol tradicional asumido por las muje-res al cuidado de los nios y las nias,conlleva que las mujeres se autorrespon-sabilizan de esta tarea. De forma quecualquier actividad que realicen que lesimpida dedicar su tiempo al cuidado desus hijos e hijas, y consecuentemente llevea incurrir en cualquier tipo de coste adi-cional, es asumida por las mujeres, hastael punto de considerar como un costepropio el aumento de impuestos que seproduce en la renta del varn cuando lamujer participa en el mercado de trabajo,como si el aumento de las rentas totalesde la familia fueran por su culpa. Estaautorresponsabilizacin de la mujer enel cuidado de los hijos e hijas y el trabajodomstico es el principal factor queexplica las diferencias salariales y suponela principal barrera para su desarrollo decarreras, as podemos comprender por-que los salarios de las mujeres no suben,a pesar de que la formacin y experienciade las mujeres aumenta . 7

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    Barbara Bergmam asegura que elriesgo econmico de ser esposa es enor-memente alto .

    Por el contrario el rol asumido por loshombres es de mantener a la fami-lia, por lo que el coste de alimentacin,salud y educacin formal es asumidopor el hombre. No se sienten respon-sables de las tareas de cuidado, y las ins-tituciones sociales suponen que cual-quier trabajador con hijos e hijasconlleva la existencia de una madreque asume estas tareas con indepen-dencia de su situacin laboral.

    Si el proceso de decisin dentro de lafamilia fuera conjunto, tal como anun-cia la economa neoclsica, la decisinde tener descendencia se realizara rela-cionando el coste conjunto de cuidadode los hijos y las hijas con las rentas tota-les disponibles. El coste de los hijos y lashijas incluira, tanto los bienes de con-sumo debido a necesidades bsicas,como alimento, vestido, sanidad y edu-cacin, como aquellos que se deriven dela ausencia de adultos en el hogar. Porotra parte, las rentas totales incluiran lasobtenidas por todas las personas de lafamilia, con independencia de su origen.

    Sin embargo el proceso de decisin realdentro de la familia no es tan simple,dadas las distintas responsabilidadesque asumen el padre y la madre antelos diferentes tipos de coste, y dado elpoder de negociacin que les otorga ladiferente provisin de rentas.

    En la prctica son las mujeres las quese enfrentan al coste de los hijos y lashijas, principalmente el que se genera enlos primeros aos de vida, y del que sesienten responsables. Esta confronta-cin har que sean las mujeres las queen ltima instancia decidirn si tieneno no descendencia, dentro de la uni-dad familiar, no porque tengan unmayor poder de negociacin, sino porel efecto directo que el coste de estoshijos e hijas tendr sobre su desarrollode carreras, reduciendo sus ingresos yla consiguiente reduccin de su poderde negociacin.

    Los estudios se centran en analizarcomo las mujeres se enfrentan a estecoste. Existe una relacin negativa entreel coste de cuidado y la participacin de

    la mujer en el mercado de trabajo. Seha demostrado que cuando el coste eselevado tan slo un 20% de las mujeresestn dispuestas a participar en el mer-cado de trabajo, mientras que a costecero cerca del 90% estaran dispuestas.

    La existencia de mujeres que no estndispuestas a participar en el mercadode trabajo, aun cuando el coste de cui-dado de sus hijos e hijas fuera cero,indica que existe otra variable influyenteen la decisin: la calidad del cuidado.Las mujeres asumen que el cuidadopersonal de la madre tiene una mayorcalidad que cualquier otra alternativacomo guarderas, familia, etc. Aunqueesto hay que tomarlo con reservas, ya quelos ingresos de la familia tambin soninfluyentes. Las mujeres que dejan suspuestos tienen maridos con salariossuperiores a aqullas que no dejan suspuestos de trabajo, al parecer hay unarelacin de intercambio entre ingresosfamiliares y el deseo de proveer cuida-dos familiares a los nios y nias .

    En el siguiente anlisis partir delsupuesto de que a la hora de enfren-tarse con la decisin de tener descen-dientes, las mujeres tienen una partici-pacin activa en el mercado de trabajo,bien como poblacin activa o parada, conlo que asumo que dispone de unosingresos reales o potenciales. Hay quetener en cuenta que el salario repre-senta la principal variable para tomareste tipo de decisiones. La mujer bus-car un equilibrio entre el salario y elcoste de los hijos e hijas .

    Una primera opcin es mantener suactual participacin en el mercado de tra-bajo y acudir al mercado de bienes yservicios a adquirir los cuidados nece-sarios: guarderas, servicio del hogar,etc. , con lo que el precio que pagapor estos servicios cuantifica el costedel cuidado. No obstante, esta solu-cin dejara sin resolver la demanda decalidad que se deriva de la atencin per-sonalizada, derivndose hacia lademanda de calidad en los servicios,como demanda de un ratio mximopersona cuidadora-nio o nia en lasguarderas o lo que es ms importantepara padre y madre, la demanda de unaadecuada preparacin de los cuidado-res y cuidadoras .

    Una segunda opcin es la gestin desu tiempo de participacin en el mer-cado de trabajo. Las posibilidades sontres: a) abandono del puesto de tra-bajo, b) reduccin de la jornada labo-ral, c) puestos de trabajo flexibles. Entodos los casos, el coste puedemedirse como una reduccin de susingresos, de forma total o parcial.

    En primer lugar, la mujer puede aban-donar su puesto de trabajo para cuidara sus hijos e hijas personalmente. Conesta solucin, cubre sus expectativasde calidad en el cuidado de los hijos ehijas, pero soporta un alto coste per-sonal. No slo el salario que deja depercibir, sino la prdida de capitalhumano que le supone su total reti-rada del mercado de trabajo, lo quelimita su posibilidad de carrera en elfuturo, adems de los problemas dereincorporacin.

    En segundo lugar, puede optar poruna reduccin de la jornada, traba-jando a tiempo parcial, para disponerde ms tiempo para el cuidado de loshijos e hijas. Esta suele ser la opcinpreferida de las mujeres con bajosniveles de habilidad y educacin.Hasta ahora, las polticas guberna-mentales han promovido la contrata-cin a tiempo completo. Si bien escierto que la rentabilidad de los sala-rios es mucho ms elevada en los con-tratos a tiempo completo que entiempo parcial (76% contra 13%), lareduccin del coste de cuidado esmucho ms elevado con contratos atiempo parcial (71% contra 21%) loque lleva a las mujeres a decidirse porlos contratos a tiempo parcial .

    En tercer lugar puede optar por pues-tos de trabajo flexibles, como hora-rio flexible, trabajo en el hogar o tele-trabajo, con objeto de compaginar ladedicacin a tiempo completo al mer-cado de trabajo y el cuidado de sushijos e hijas, lo que les lleva a la doblejornada. En este caso deben soportarel coste adicional que supone el estrsde la doble presencia . Por lo gene-ral, las decisiones que suponen uncambio de puesto, son aceptadas sisus niveles de habilidad y educacinson bajos y su antigedad en laempresa es escasa .15

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    EL COSTE DE LOS HIJOS Y LAS HIJAS PARA LA EMPRESACada da es mayor el nmero dedemandas para que las empresas, comoinstituciones sociales, soporten el costede los hijos y las hijas, financiando ser-vicios de ayuda familiar. Los medios quepueden utilizar son variados, desde unainvolucracin directa, costeando guar-deras en la propia empresa, hasta unaforma indirecta, permitiendo la flexi-bilidad en los puestos de trabajo. Enconcreto, las medidas de ayuda fami-liar que pueden tomar las empresas son:I) Instalacin de guarderas en el cen-tro de trabajo, II) Pluses para el pagode guarderas externas, III) Oferta depuestos flexibles, IV) Permisos paren-tales, y V) Reduccin de jornada.

    Normalmente la instalacin de guar-deras en la propia empresa es elmtodo menos aceptado por laempresa, debido a su carcter de costefijo. La empresa debe soportar el costede las instalaciones y prever la demandade estos servicios. La capacidad de las ins-talaciones podra ser en el futuro unavariable influyente en los procesos deseleccin de personal, perjudicando lacontratacin de personas que puedenprovocar la saturacin del servicio, nor-malmente mujeres en edad frtil.

    Otra solucin podra ser la concesin depluses o bonos para guarderas externaspara los padres y madres con hijos e hijasen edad inferior a la edad de escolariza-cin. Sin embargo esta solucin no es

    total, ya que los horarios de los centroseducativos son inferiores a los horarios enlos centros de trabajo, con lo que lospadres y madres siguen teniendo pro-blemas aun despus de haber escolari-zado a los hijos y las hijas. El mal tiempo,la enfermedad y el cierre de los colegiossuponen un problema adicional para lospadres y madres que trabajan. El pro-blema de diferencia de horarios, slopuede ser solucionado con la existenciade guarderas o con la posibilidad de fle-xibilidad en los puestos de trabajocuando fuera necesario.

    La jornada flexible o la posibilidad de rea-lizar el trabajo en el hogar, supone parala empresa un aumento de los costes desupervisin y coordinacin. Ahora bien,si los puestos flexibles estuvieran remu-nerados como los puestos que exigen unapresencia fsica en la empresa, el costesera soportado por la empresa, pero enla realidad se sabe que los puestos flexiblestienen una menor remuneracin que lospuestos fijos y menores posibilidades depromocin, con lo que el coste de la fle-xibilidad lo asume la trabajadora.

    Las empresas siguen siendo reacias a ofre-cer este tipo de puestos. Foster proponelos horarios flexibles y/o el trabajo en elhogar como una solucin para reducir elestrs que sufren los padres y madres por-que cada vez deben pasar ms horas en elpuesto de trabajo y acusan los conflictostrabajo-familia . Aunque dudo muchoque esta solucin reduzca el estrs si losprogenitores lo utilizan para evitar otroscostes y asumen la doble jornada.

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    Otra posibilidad de asumir los costesde los hijos y las hijas por parte de lasempresas, supone la concesin depermisos o excedencias parentales.En estos casos la empresa debe so-portar el coste de seleccin y forma-cin de las personas que ocupan elpuesto temporalmente.

    Por ltimo, la empresa puede ofrecerreduccin de jornada a la trabajadora, eneste caso el coste es asumido por laempresa y la trabajadora de forma con-junta. La empresa asume el coste de for-macin y coordinacin de un nuevo tra-bajador o trabajadora que cubra lareduccin de jornada, y la trabajadoraasume la reduccin de su salario, ademsde la falta de promocin que suponeeste tipo de contrato. Sin embargo en laprctica se observa que esta solucinsupone para las mujeres un coste supe-rior a la reduccin del salario.

    En la actualidad las mujeres que tienenun hijo o una hija tienen derecho a soli-citar la reduccin de jornada. La medi-da, pensada para favorecer las decisionesde fertilidad, est provocando efectosperversos, ya que las empresas ante el pe-ligro de una demanda de reduccin dejornada priorizan la contratacin dehombres para puestos que requieran al-gn tipo de cualificacin, ya que sloofrecen contratos a tiempo parcial paraaquellos puestos que requieren escasacualificacin.

    La implantacin de medidas de ayudafamiliar puede redundar en beneficio dela empresa en forma de aumento de la satisfaccin de la persona trabaja-dora, reduccin de la rotacin y unmayor compromiso y/o lealtad de losempleados y empleadas, lo que en defi-nitiva supondr un aumento de la pro-ductividad .

    El beneficio puede ser mayor en empresasque requieran personal con altos nivelesde formacin especfica y alta exigencia derotacin, aun cuando el personal sea mayo-ritariamente masculino. Lakhani realizun estudio para el Ejrcito donde demos-tr que el coste de servicio de cuidadosfamiliares es menor que el reclutamientoy entrenamiento de nuevos oficiales. Lasesposas estn ms satisfechas y permiten alos oficiales permanecer en el Ejrcito .

    Las empresas tienen un comportamientomiope, al no tener en cuenta las necesi-dades de cuidado de los nios y nias. Elcuidado de nios y nias gravementeenfermas o el estrs provocado por la sen-sacin de falta de atencin a la familia,puede hacer perder habilidades laboralesa los cuidadores y cuidadoras por la noexistencia de polticas en las empresas quecontemplen esta posibilidad. A pesar de quese observan unos niveles ms altos de con-flicto trabajo-familia en las personas queocupan puestos de mayor responsabili-dad, tanto en hombres como en muje-res, el cuidado de los nios y nias es untema que influye en todos los niveles sala-riales. Una falta de cuidado puede llevaral absentismo y la falta de concentracinde los trabajadores y trabajadoras .

    Las ventajas de implantar medidas deayuda familiar por parte de la empresapueden verse reducidas, ya que la asun-cin de los costes por parte de la empresaafecta al conjunto de los trabajadores ytrabajadoras, y puede producir un efectonegativo en aquellos trabajadores y tra-bajadoras sin hijos o hijas o los que nousen los servicios de ayuda familiar .Summers propone cambiar el trminowork-family por work-life, lo que enEspaa supondra el cambio de servi-cios de ayuda familiar por servicios deayuda vital. Este cambio facilitara laimagen de que los nios y las nias repre-sentan el futuro de toda la sociedad, esdecir, son un bien social.

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  • A pesar de todo, las empresas siguensiendo reacias a adoptar servicios deayuda familiar, principalmente lasguarderas en el propio centro de tra-bajo, tan slo las grandes empresasincluyen alguno de estos servicios .

    RESPONSABILIDAD DEL ESTADOUna ltima solucin sera que el Estadoasuma su parte de responsabilidad enel coste de los hijos e hijas. Las solu-ciones que pueden plantearse son tres:a) Subvencin directa de los costes, b)Subvencionar a las empresas queimplanten servicios de ayuda familiar, yc) Subvencionar directamente a lospadres y madres.

    La subvencin directa por parte delEstado supondra la ampliacin de pla-zas de guarderas pblicas, o acuerdosconcertados con guarderas privadas.Dado que actualmente el Estadoasume el coste de la escolaridad, la solu-cin primaria pasara por ampliar la gra-tuidad de la escolarizacin desde elmomento del nacimiento. Esta solu-cin aumentara el debate existentesobre la calidad de los centros de ense-anza, y difcilmente solucionara losproblemas de gestin de tiempo de losprogenitores, debido a las diferenciashorarias entre las jornadas escolares ylas jornadas laborales. En la actualidad,las empresas demandan un mayor nively adecuacin de la formacin en loscentros de educacin formal, princi-palmente en los centros pblicos, y lospadres y madres demandan una amplia-

    cin de horarios escolares . Previsi-blemente, estas demandas se veranaumentadas, dada la importancia que losprimeros aos de vida tienen en el desa-rrollo emocional e intelectual de las per-sonas.

    La segunda solucin sera la subvencina las empresas que implanten serviciosde ayuda familiar. Los avances de laSeguridad Social en estos ltimos aos,aseguran el coste cero de la maternidad.Sin embargo, el coste de la maternidadpara las empresas, va ms all, del permisode maternidad. Si tenemos en cuentaque el ndice de fertilidad es de 1,18descendientes por mujer, la probabilidadde que una trabajadora disfrute de msde un permiso de maternidad a lo largode su vida laboral es muy pequea, ypor la misma razn, una mujer con unoo dos hijos o hijas tiene una probabili-dad casi nula de que disfrute un per-miso de maternidad el resto de su vidalaboral, lo que nos llevara a una prefe-rencia de las madres trabajadoras en losprocesos de seleccin y contratacin.Sin embargo, la realidad nos muestraque esta preferencia no existe, y que lastasas de paro son mucho ms elevadaspara las mujeres.

    El riesgo del embarazo de una trabaja-dora y los costes adicionales que suponepara la empresa, slo es un estereotipoque utilizan las empresas para justificarla discriminacin en la contratacin demujeres. Los costes reales vienen aso-ciados al proceso de cuidado de los hijose hijas que se inicia con el nacimiento:peticin de reduccin de jornada, fle-xibilidad, reduccin de productividada causa de la doble jornada, etc.

    El problema aparece en la cuantifica-cin de estos costes, dado que depen-den de las caractersticas personales ysociales de la trabajadora. Su capacidadde trabajo, posibilidad de ayuda fami-liar, corresponsabilidad con su pareja,son algunos de los factores que deter-minarn su productividad por lo queel coste no puede ser determinado poruna empresa a priori. La subvencin auna empresa por el hecho de que supersonal este formado por madres tra-bajadoras tendra connotaciones esca-samente objetivas para que el Estadopueda asumirlas.

    La ltima solucin pasara por subven-cionar directamente a las familias, biena travs de la reduccin de impuestos,bien a travs de una subvencin directa,es decir, un salario por hijo o hija.

    La reduccin de impuestos, debera serde cuanta suficiente para compensarde forma real el coste de los hijos e hijas,incluyendo el coste de oportunidad enel que incurren los padres por el tiempoque dedican a la crianza y educacin delos hijos e hijas. En la actualidad, lasreducciones de impuestos por descen-dientes resultan simblicas compara-das con el coste real que los padres, yprincipalmente las madres, soportan.

    Pero la reduccin de impuestos no serasuficiente en los casos de las familiascon menores niveles de renta. La solu-cin sera la concesin de una cuantaque asegurara a los padres y madres unarenta mnima por encima del umbralde pobreza, y garantizara el cuidado delos hijos e hijas sin menoscabo de sunivel de vida. Esta solucin supondrala implantacin de un salario paternalo maternal que remunere el trabajoreproductivo, y le d un valor socialequiparable a cualquier otro trabajoproductivo en el mercado .

    CONCLUSINEl aumento del coste directo e indi-recto de los hijos e hijas, principal-mente para las madres, unido a losactuales sistemas sociales de redis-tribucin de la riqueza, desincentivaa los y las jvenes a tener descen-dientes, provocando un descenso dela natalidad que puede llevarnos a laimposibilidad total de mantener losactuales sistemas econmicos en unfuturo no muy lejano.

    Este orden de cosas convierte a losnios y las nias en bienes pbli-cos, y su reproduccin en unanecesidad social.

    Los padres y las madres realizan unservicio pblico al criar a sus hijose hijas y la Sociedad debera reco-nocer y remunerar el trabajo repro-ductivo en un nivel de igualdad, sino de superioridad, a cualquier otrotrabajo productivo.

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