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Introducción El presente capítulo tiene como objetivo brindar un breve panorama sobre la forma en que la etnobotánica funge como herramienta dentro de la sistemática tradicional, etnotaxono- mía o sistemática folk. El lector encontrará una síntesis de conceptos publicados en fuentes diversas, un análisis de parte del desarrollo histórico de la etnobotánica, así como un ensayo y análisis comentado de los métodos más común- mente usados al abordar estas temáticas: el enlistado libre y las preguntas verdadero/falso. Se considera que incluir esta antología puede contribuir a presentar la temática y orientar al lector en la búsqueda de trabajos que le permitan profun- dizar en este aspecto tan cautivante de la sistemática, el cual brinda la posibilidad de comprender los móviles intrínsecos a cada cultura que llevan a las sociedades a establecer una determinada interacción con su entorno. ¿Qué es la etnobotánica? A partir de la década de 1890 comenzó el interés formal de los antropólogos por las especies vegetales utilizadas por distintos grupos étnicos, con la finalidad de investigar los diferentes rasgos culturales de las sociedades, en las que los vegetales ocupan un lugar importante (Barrau, 1971, 1976; Ford, 1978). El nombre asignado a la disciplina remonta desde finales de la misma década, cuando Harshberger (1896) publicó un trabajo sobre los propósi- tos de la misma. Desde sus inicios, los estudios etnobotánicos se han encarado desde ópticas distintas. Se han dedicado muchas páginas a intentar definir la etnobotánica, reseñar sus obje- tivos, sus campos de acción, sus repercusiones, la metodo- logía a utilizarse, entre otros temas (Jones, 1941; Portères, 1961; Millot, 1968; Ford, 1978; Barrera, 1983; Hurrell, 1987; Galafassi, 1997; Martin, 2001; Cunningham, 2002). Las discusiones que se generaron, y en cierta medida aún persisten, dan en primera instancia una impresión suma- mente confusa. Una de las posiciones reúne a un nutrido grupo de investigadores que dan absoluto énfasis a los aspectos uti- litarios que las plantas pueden aportar a la ciencia occiden- tal, la industria o la tecnología; habitualmente estos espe- cialistas soslayan todo lo referido a la sociedad que es moti- vo del estudio. Muchos autores han planteado un esquema de conceptos y objetivos en esta línea; desde Schultes (1941), uno de sus más notables exponentes, hasta Kendler y colaboradores (1992), han sostenido que el des- arrollo económico de un pueblo precisa de la búsqueda de nuevos recursos vegetales, los cuales pueden contribuir a enfrentar las necesidades básicas de una población cre- ciente. Barrera (1983) opinó que los estudios de explora- ción botánica, orientados hacia una fuerte tendencia utilita- rista, como los que se reseñan, deberían ser encuadrados en la botánica económica, que se distingue de la etnobotá- nica por su despreocupación del fenómeno cultural. Entre los años cincuenta y sesenta surge en la antro- pología y la lingüística el concepto de las “etnociencias”, en donde el prefijo “etno” adquiere un significado concreto pues los investigadores incorporan en sus estudios los cri- terios propios de la ciencia vernácula, es decir la ciencia folk (Fowler, 1979). Encarar estas investigaciones incluye dos modalidades: desde la sociedad estudiada (perspectiva émica) y desde la ciencia (perspectiva ética). Estas formas de abordar se basan en criterios de la lingüística; la fonéti- ca estudia los sonidos del lenguaje sin analizar los senti- mientos que los mismos contienen, es decir constituye una perspectiva externa. En tanto que la fonemática, de fone- 103 10 LA ETNOBOTÁNICA COMO HERRAMIENTA PARA EL ESTUDIO DE LOS SISTEMAS DE CLASIFICACIÓN TRADICIONALES Norma Hilgert

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IntroducciónEl presente capítulo tiene como objetivo brindar un brevepanorama sobre la forma en que la etnobotánica funge comoherramienta dentro de la sistemática tradicional, etnotaxono-mía o sistemática folk. El lector encontrará una síntesis deconceptos publicados en fuentes diversas, un análisis departe del desarrollo histórico de la etnobotánica, así comoun ensayo y análisis comentado de los métodos más común-mente usados al abordar estas temáticas: el enlistado libre ylas preguntas verdadero/falso. Se considera que incluir estaantología puede contribuir a presentar la temática y orientaral lector en la búsqueda de trabajos que le permitan profun-dizar en este aspecto tan cautivante de la sistemática, el cualbrinda la posibilidad de comprender los móviles intrínsecos acada cultura que llevan a las sociedades a establecer unadeterminada interacción con su entorno.

¿Qué es la etnobotánica?A partir de la década de 1890 comenzó el interés formal delos antropólogos por las especies vegetales utilizadas pordistintos grupos étnicos, con la finalidad de investigar losdiferentes rasgos culturales de las sociedades, en las quelos vegetales ocupan un lugar importante (Barrau, 1971,1976; Ford, 1978). El nombre asignado a la disciplinaremonta desde finales de la misma década, cuandoHarshberger (1896) publicó un trabajo sobre los propósi-tos de la misma.

Desde sus inicios, los estudios etnobotánicos se hanencarado desde ópticas distintas. Se han dedicado muchaspáginas a intentar definir la etnobotánica, reseñar sus obje-tivos, sus campos de acción, sus repercusiones, la metodo-logía a utilizarse, entre otros temas (Jones, 1941; Portères,1961; Millot, 1968; Ford, 1978; Barrera, 1983; Hurrell,

1987; Galafassi, 1997; Martin, 2001; Cunningham, 2002).Las discusiones que se generaron, y en cierta medida aúnpersisten, dan en primera instancia una impresión suma-mente confusa.

Una de las posiciones reúne a un nutrido grupo deinvestigadores que dan absoluto énfasis a los aspectos uti-litarios que las plantas pueden aportar a la ciencia occiden-tal, la industria o la tecnología; habitualmente estos espe-cialistas soslayan todo lo referido a la sociedad que es moti-vo del estudio. Muchos autores han planteado un esquemade conceptos y objetivos en esta línea; desde Schultes(1941), uno de sus más notables exponentes, hastaKendler y colaboradores (1992), han sostenido que el des-arrollo económico de un pueblo precisa de la búsqueda denuevos recursos vegetales, los cuales pueden contribuir aenfrentar las necesidades básicas de una población cre-ciente. Barrera (1983) opinó que los estudios de explora-ción botánica, orientados hacia una fuerte tendencia utilita-rista, como los que se reseñan, deberían ser encuadradosen la botánica económica, que se distingue de la etnobotá-nica por su despreocupación del fenómeno cultural.

Entre los años cincuenta y sesenta surge en la antro-pología y la lingüística el concepto de las “etnociencias”, endonde el prefijo “etno” adquiere un significado concretopues los investigadores incorporan en sus estudios los cri-terios propios de la ciencia vernácula, es decir la ciencia folk(Fowler, 1979). Encarar estas investigaciones incluye dosmodalidades: desde la sociedad estudiada (perspectivaémica) y desde la ciencia (perspectiva ética). Estas formasde abordar se basan en criterios de la lingüística; la fonéti-ca estudia los sonidos del lenguaje sin analizar los senti-mientos que los mismos contienen, es decir constituye unaperspectiva externa. En tanto que la fonemática, de fone-

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10LA ETNOBOTÁNICA COMO HERRAMIENTA PARA EL ESTUDIO

DE LOS SISTEMAS DE CLASIFICACIÓN TRADICIONALES

Norma Hilgert

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mic, trata la lengua desde dentro, y considera su significa-do emocional o simbólico y para eso necesita ponerse en lasituación de la persona que es el objeto observado por laciencia. Éste ha sido el carácter novedoso de esta orienta-ción en la disciplina. Así surge esta nueva etnobotánica, conun campo de interés más abarcativo que el reseñado en laposición que se le contrapone. Esta etnobotánica estudia elconocimiento, el rol, los significados y los usos de las espe-cies vegetales en una sociedad determinada. Se interesa,pues, además de los aspectos meramente económicos, porotros insoslayables que corresponden al mundo cognosciti-vo y la vida espiritual de la gente.

En el presente, algunos autores proponen englobartodas las diferentes ramas en una sola disciplina llamadaetnoecología y, en particular, se hace más hincapié en laparafernalia metodológica que en el nombre de la misma.En este sentido, se han publicado numerosos trabajosdonde se analiza de modo retrospectivo la evolución de ladisciplina y se proponen caminos a seguir (Alcorn, 1995;Prance, 1995; Alexiades y Sheldon, 1996; Cunningham,2002, entre muchos otros). La tendencia es fortalecerlametodológicamente y elevar el umbral básico de sus traba-jos. Se parte de la premisa que, desde cualquier enfoquereconocido, si está hecho según las reglas del conocimien-to científico (independencia, replicabilidad, etc.), se puedenobtener respuestas importantes que se sumen al cúmulo deconocimientos generales o corpus general.

Dentro de su proceso evolutivo, la etnobotánica fuecambiando sus objetivos primordiales. En sus primeros díasestuvo implícitamente movida por intereses imperialistas,tras los posibles beneficios para los estados dominantes.En cambio, en el mundo actual ha mostrado un explícitointerés por contribuir al desarrollo de todas las clases ynaciones, en especial en la planeación del desarrollo de laregión donde los datos son recolectados (Alcorn, 1995).Por tanto, los objetivos básicos de las investigacionesactuales están orientados a responder preguntas acerca deaquellas culturas que peligran o que ya han desaparecido(etnohistoria); sobre aspectos que ofrezcan herramientasal desarrollo industrial y acerca de posibles soluciones paragrupos que están amenazados social, cultural y/o ambien-talmente (Given y Harris, 1994; Prance, 1995).

Finalmente, al analizar el desarrollo de la disciplina enMéxico, Gómez-Pompa (1993) y Martínez Alfaro (1994)coinciden en que los trabajos locales están a la vanguardiaen Latinoamérica. Esto, posiblemente gracias a la combina-ción de diversidad biológica, ambiental y cultural, con unacomunidad científica diversa y comprometida, sumado a losescasos insumos necesarios para llevarlos a cabo. Estos tra-bajos se iniciaron formalmente en México en 1566, con laobra de Fray Diego de Landa sobre los mayas de Yucatán yel cacao (Gómez-Pompa, 1993). Según Martínez Alfaro(1994), la etnobotánica en México responde a un modelopositivista, el cual privilegia la cuantificación sobre la descrip-ción. Señala que los estudios más relevantes se enmarcanen la conservación de recursos fitogenéticos y su mejora-miento, la evolución bajo domesticación, la clasificación y sis-temática de plantas cultivadas, los orígenes de la agriculturay evolución de sistemas agrícolas, la percepción, clasificacióny manejo de recursos naturales por un grupo humano, losestudios cualitativos y cuantitativos sobre floras médicas ycomestibles, así como la conservación in situ y ex situ.

La taxonomía y la historia del hombreSegún lo documentado, los estudios sistemáticos se inicia-ron formalmente a partir de Aristóteles (384-322 aC),quien fue seguido por su discípulo Teofrasto; ambos seabocaron a la ordenación de las especies biológicas enpatrones jerárquicos de acuerdo a las categorías jerárqui-cas concebidas por el hombre (Cotton, 1996).

Esta tendencia humana a organizar conceptualmente ala naturaleza no es exclusiva de la ciencia occidental; haynumerosas pruebas de estas actividades en todo el mundo.A modo de ejemplo se pueden citar dos trabajos realizadosen el México antiguo, el Códice Matritense de la RealAcademia (Sahagún, 1955) y el Libellus de MedicinalibusIndorum Herbis, manuscrito azteca hecho por Martín de laCruz y traducido al latín por Juan Badiano en 1552 (De laCruz, 1991). En los mismos está claramente documentadocómo los pobladores prehispánicos de esta región deAmérica organizaban conceptualmente y empleaban suentorno vegetal.

De igual manera hay obras que, entre muchas otrascosas, ilustran la ciencia prehispánica en Sudamérica, tales

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como Comentarios Reales de los Incas escrita por Garcilazode la Vega (1976) y El Primer Nueva Crónica y BuenGobierno de Guaman Poma de Ayala (1980). Como lo men-ciona Gómez-Pompa (1993), en el México precortesiano, ypodría ampliarse a toda la América de aquellos años, habíaun verdadero avance científico, quizás mayor que en laEuropa contemporánea; se realizaban clasificaciones deplantas y animales, estudios de sus usos, propiedades, for-mas y ecología. En efecto, los procesos cognoscitivos deaquellos años no diferían mucho de los que actualmenteacepta la ciencia; si bien probablemente tenían un mayorcomponente empírico (León Portilla, 1963; Gómez-Pompa,1993).

¿Cómo se relacionan la etnobotánica, la sistemática y elmanejo de los recursos? Alcorn (1995) realizó una síntesis sobre las preguntas máscomunes de la etnobotánica, gran parte de ellas ya mencio-nadas al comienzo de este trabajo. Entre todas, las másinteresantes para el presente apartado, son aquellos cues-tionamientos que analizan qué piensa la gente de las plan-tas, cómo las diferencian entre sí y cómo las clasifica segúnla cultura a la que pertenece.

En efecto, las decisiones humanas sobre la forma deestablecer sus relaciones con el entorno, se basan en fac-tores biofísicos y socioculturales, los que a su vez estáncondicionados al modo de percibir el mundo natural quetiene cada ser humano (Cotton, 1996). Según lo propues-to por Fowler (1979) y Cotton (1996), el estudio de dichapercepción y de las “decisiones ambientales” puede reali-zarse desde las perspectivas ética y émica. En el primercaso, se identifican los rangos o factores que influencian elmodo en que el ambiente es percibido localmente, teniendoen cuenta el objetivo natural (es decir el ambiente, o suscomponentes, como tales) y la construcción sociocultural(es decir, la interpretación local del ambiente), que puedenmodificarlo. En el segundo enfoque se indaga sobre cómoel medio es percibido realmente por la gente local. Sinembargo, Ellen (1994) ha demostrado que no todas lascategorías conceptuales tienen una equivalente lingüística,por lo que es necesario analizar su naturaleza substantiva.

De acuerdo con Cotton (1996), los factores que afec-

tan la percepción del entorno se pueden resumir en cuatrotipos: biofísicos, sociológicos, espirituales y personales. Losfactores biofísicos están representados por característicasdel elemento percibido externas al observador, por ejemplocaracterísticas ecológicas o morfológicas de una determina-da población; los otros tres variarán según ciertos elemen-tos internos del observador, tales como el género, la edad,la historia y las influencias personales, tanto culturalescomo psicológicas.

Como es de imaginarse, analizar la percepción delentorno es muy complejo, por ello se proponen estudios deconducta (donde se analizan eventos y actividades) y estu-dios cognoscitivos (donde se estudian los factores psicoló-gicos que afectan las decisiones). Dentro del estudio de lasconductas, es posible a su vez, analizar conductas ritualeso conductas cognoscitivas (basadas en conocimiento dadopor la experiencia). Es en este último aspecto donde apa-recen la percepción humana y la etnotaxonomía (la denomi-nación y el ordenamiento).

Conductas cognoscitivas: etnotaxonomíay percepciónhumanaLévi-Strauss (1964), en la teoría del estructuralismo, pro-puso que al analizarse las culturas humanas es posibleencontrar una tendencia universal a organizar y clasificarlos fenómenos percibidos o las experiencias vividas, ade-más, que los conocimientos humanos generalmente sebasan en series de contrastes, tales como cultura/naturale-za, derecha/izquierda, día/noche, y que cada elemento delpar carece de significado aislado del otro.

En el transcurso de los años, muchos investigadores(p. ej., Thomson, 1946; Lévi-Strauss, 1964) comenzaron aindagar en la sistemática folk (etnosistemática o etnotaxo-nomía), la cual examina, en primer lugar, el modo en el cuallas culturas categorizan y denominan a las especies que losrodean. En efecto, este tipo de trabajos ofrecen una inva-luable información acerca de la percepción de una comuni-dad local y de las relaciones percibidas entre diferentestipos de plantas o animales y la naturaleza y significado deun taxón particular.

Como lo resume Barrera (1994) en la bibliografíasobre pueblos mexicanos, se puede considerar como obra

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pionera en la temática al trabajo de Del Paso y Troncoso(1886), el cual versa sobre la taxonomía botánica náhuatl(dentro de un estudio sobre la historia de la medicina),seguido de Bulmer y Tyler (1968), Bulmer (1970), Berlin(1969), Berlin y colaboradores (1973, a y b) y Barrera ycolaboradores (1976).

Principios generales de la sistemática folkA continuación se mencionan las bases de la sistemáticafolk (Berlin et al., 1973a; Berlin, 1992; Cotton, 1996;Martin, 2001). Estos principios son los más reconocidoscomo una generalización válida para todas las culturas,dado que es el esquema de clasificación tradicional quemás se ajusta al realizar comparaciones de las categoríasbiológicas de poblaciones de diversas culturas que habitandistintas partes del mundo (Martin, 2001).

• En todos los lenguajes es posible identificar grupos deorganismos (taxones) que se reconocen en el len-guaje y que se basan en gradientes de mayor omenor exclusión.

• Los taxones se grupan en categorías etnobiológicassimilares a las de los rangos de la taxonomía científica.

• Las categorías etnobiológicas son jerárquicas y mutua-mente excluyentes, cada una abarcada por un taxónsimple, y generalmente no pasan de cinco. Estascinco categorías son el reflejo lingüístico de sieteestructuras subyacentes, mucho más difíciles de iden-tificar e interpretar, relacionadas con la conceptuali-zación psicológica de las especies. Las cinco catego-rías lingüísticas se puede enumerar como:

· Inicial o reino (planta). Habitualmente no tiene nombre ono uno solo, pero la categoría es única.

· Forma biológica o biotipo (árbol, arbusto, bejuco).Normalmente existen entre cinco y 10 taxones eneste nivel. También puede resultar de la combinaciónentre forma de vida, distribución ecológica, utilidad ouna combinación de dos o más características.

· Intermedia (o de las categorías ocultas). Generalmenteno se nombra y tal vez no sea reconocida por todos losintegrantes de una comunidad; agrupa similitudes depercepción de diferentes géneros. Por ejemplo, losencinos en la cultura chinanteca son clasificados en

varios géneros, pero a su vez todos son incluidos enuna categoría de árboles que no tiene nombre.

· Genérica (quebracho, laurel). Es la más amplia, el80% son géneros monotípicos. La mayoría de lastaxonomías folk tienen alrededor de 500 taxones eneste nivel. Algunos no están conceptualmente asocia-dos a una forma de vida en particular, puede serdebido a que poseen formas aberrantes o un valoreconómico especial (p. ej., el maíz). Son los primerostaxones aprendidos por los niños, representa la basede la taxonomía folk y es el nivel más fácilmenteobservable, ya que es el más sobresaliente desde elpunto de vista psicológico.

· Subgenérica (especie y variedad folk; quebracho blan-co, quebracho colorado). Usualmente hay menostaxones de esta categoría que de la anterior, en unacultura dada. Si se reconoce esta categoría, en gene-ral, es un indicador de la importancia cultural de laplanta. Esta categoría aparece frecuentemente en lasespecies domesticadas, en cuyo caso es frecuenteobservar la nomenclatura binomial.

• En muchas culturas existen categorías que no se ajus-tan al sistema general; éstas pueden ser inclusivas oparalelas. En ambos casos se traspasan los límites dela clasificación general y se incluyen plantas de dife-rentes taxones, como cuando existen apelativos paratodas las frutas o para las especies leñosas. Las cla-sificaciones paralelas suelen ser más complejas aún;se fundamentan, generalmente, en propiedades ousos asignados, tales como las plantas clasificadasde acuerdo a su categoría templaria en los sistemasde medicina folk. Cuando existen sistemas de clasifi-cación paralelos, éstos suelen ser los emergentes dela cultura y, por ello, es complejo identificar el sistemade clasificación general, que habitualmente existetambién. En estos casos, es todo un reto un parale-lismo entre el sistema general de clasificación folk y elreconocido por el conocimiento científico.

Con relación a la conceptualización psicológica de lasespecies biológicas, es decir, esas siete estructuras subya-centes de compleja identificación, Berlin (1992) explicó loslineamientos generales que parecen seguir los pueblos al

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categorizar una determinada parte del total de la diversi-dad de especies que los rodean. Con base en esto, a con-tinuación se mencionarán algunos patrones identificadoscomo indicadores de ciertas estructuras conceptuales ovalorativas, intrínsecas a las culturas, que no se verbalizan.Tomar consideración de estos elementos al estudiar ungrupo humano, su cultura, sistema de clasificación vigentey las actividades productivas que realiza, sin duda puedeser muy útil. Los ejemplos que se mencionan fueron toma-dos de Berlin (1992), Cotton (1996) y Martin (2001).

• Los términos cognados y su importancia. Se denomi-nan cognados a aquellos términos, empleados en dis-tintos dialectos o lenguas, que son variaciones de lamisma palabra y se refieren al mismo objeto. La pre-sencia de cognados puede reflejar antiguas relacio-nes lingüísticas entre grupos humanos aparentemen-te diferentes y puede ayudar a detectar similitudesentre los sistemas de clasificación de distintos gru-pos. Es muy útil contar con esta información a la horade redactar textos escolares o folletos que se aplica-rán en dichas comunidades.

• La etnotaxonomía y la significación cultural. El análisisde la clasificación folk con la intención de dilucidaremergentes culturales es muy útil para entender a lospueblos. Todo parece indicar que ciertas categoríasfolk sólo aparecen en grupos biológicos que tienenuna alta significación cultural. Por ejemplo, en lasespecies cultivadas, las cuales revisten mucha impor-tancia en la economía de los pobladores, suelen apa-recer varios taxones debajo del género (especies,subespecies, variedades, etc.).

• La etnotaxonomía y el modo de producción. En lo gene-ral, se ha observado que las sociedades de agriculto-res minifundistas reconocen y poseen un inventarioflorístico más extenso que sociedades con otro tipo deproducción. Estos grupos, a su vez, ostentan sistemasclasificatorios más complejos y elaborados, tanto delas plantas cultivadas como de las silvestres útiles. Lasexplicaciones a estas diferencias observadas sondiversas y dependen fundamentalmente de la posturateórica del investigador; algunos las fundamentan enlas necesidades intelectuales de los diferentes grupos,

en las necesidades de supervivencia y otros, en cam-bio, sostienen que interpretar la falta de un apelativolingüístico como ausencia de reconocimiento percep-tual es un error. Berlin (1992) sostiene que el recono-cimiento etnobiológico depende de la significación cul-tural relativa, la que se refleja en la presencia de cate-gorías subgenéricas, y que el reconocimiento genéricose basa en diferencias morfológicas (cf., Morris, 1976;Brown, 1985; Berlin, 1992; Ellen, 1994).

• El nombre de las plantas y la significación cultural.Ciertos aspectos de la nomenclatura folk puedenactuar como indicadores de los taxones más significa-tivos para una cultura; ello se refleja en el nombreasignado y el modo en que se usa dicho nombre:

· Cuando dentro de un género se reconocen variasespecies, es común que a una de ellas se le llamesólo por el género y ésta representa algo así como elprototipo. En la sociedad rural del centro deArgentina, por ejemplo, se le llama cebolla a unavariedad con cáscara color canela, pero luego sereconoce la cebolla morada, cebolla de verdeo ycebolla blanca.

· Algunos taxones son tan importantes que algunasvariedades tienen apelativos secundarios o binomia-les, es decir apelativos compuestos por dos términos;otros, los más significativos, tienen apelativos prima-rios, una sola palabra que los nombra, que aparente-mente no se asocia a los primeros. Un caso son losnombres de yuca (Manihot sp.) entre los Aguaruna delPerú, en el cual las especies con nombre primario sonlas más cultivadas y las que mayor volumen aportan alas comunidades (Cuadro 1).

· Otro aspecto tratado por Berlin (1992) es el de la“opacidad semántica”; es decir, cuanto más significativoes un determinado taxón, menos explicativo o descrip-tivo es el nombre que porta. Según dicho autor, el 78%de las especies cultivadas tienen nombres genéricos nodescriptivos, mientras que sólo el 9% de las especiesno manejadas se denominan de este modo. Finalmente,cuanto más generalizado, en una comunidad o culturadada, sea el nombre asignado a una determinadaespecie, mayor es el valor cultural de la misma.

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¿Cómo estudiamos los sistemas de clasificación folk? Para estudiar las clasificaciones locales es primordialemplear un método replicable, de modo sistemático, atodos los sujetos incluidos en la muestra o en la población.Contar con enumeraciones espontáneas de nombres deplantas (o de lo que sea el objeto de estudio) es la basenatural para emprender estos estudios. Dichos trabajosson fundamentales en grupos que estén viviendo cambiosacelerados, dado que los resultados obtenidos van muchomás allá de la recopilación de los nombres; además, pue-den darnos herramientas para interpretar interrelacionessocioculturales y ambientales.

Para ahondar en la temática es adecuado el uso demétodos reconocidos como robustos dentro de las investi-gaciones en ciencias sociales, en el estudio del dominio cul-tural. Estos métodos comprenden distintos tipos de entre-vistas estructuradas. En particular, para el tema que nosocupa, se suele emplear la combinación de enlistado libre yluego una técnica de elección de respuestasverdadero/falso. Este método se usa en psicología social yen antropología cognitiva para analizar el dominio culturalde un grupo dado, en este caso qué cosas de las listas “vanjuntas”. Estos métodos estructurados han sido muy usadospara entender las diferencias de significación de los símbo-los en diferentes grupos. En general, si estas entrevistasestán bien diseñadas, son simples y amigables en su apli-cación, por lo que los entrevistados se sienten cómodos al

responder. A continuación se describen esas dos técnicas yse desarrolla un ejemplo a partir de lo propuesto porBernard (2000).

El enlistado libre es una técnica simple y robusta. Se lepide al informante que enumere todos los ítems que conoz-ca, o qué tipo de ítem es ese/a, donde los ítems pueden serdistintos temas, tales como plantas alimenticias, medicina-les, comidas, equipos de fútbol, herramientas, lo que nosinterese estudiar.

Un modo de estandarizar el método a muchas perso-nas distintas puede ser darles a todas el mismo lapso detiempo, unos diez minutos; o pedir que nombren los veinteítems más importantes, o dejar que el informante mencionetodo lo que desee y luego en el análisis tomar sólo unaparte de la lista, por ejemplo los veinte primeros. En estatécnica se considera, dadas las herramientas tomadas de lapsicología cognitiva, que el orden de aparición de los ítemsen cada entrevista es significativo; se asume que lo que elinformante recuerda o cita primero es más relevante en suvaloración subjetiva. Por otra parte, los ítems más frecuen-temente mencionados en todas las entrevistas realizadas,se pueden asumir como los de mayor valor cultural en lapoblación estudiada. Con estas listas se puede indagarsobre las asociaciones mentales, que hay en un grupo o enuna persona, en relación a un grupo de ítems. Es decir, sepuede analizar qué va con qué. A modo de ejemplo, es casiuniversal que si uno nombra cabra a continuación digaborrego; si uno dice blanco sigue negro, si uno dice izquier-da luego cita derecha. Estos pares pueden indagarse encualquier sociedad a partir del enlistado libre, pero debenhacerse una serie de análisis, que se mencionan a conti-nuación en un caso ficticio.

En la Universidad del Pueblo se han entrevistado diezpersonas, pertenecientes al grupo de investigadores, alum-nos de posgrado y personal administrativo. Los entrevista-dos fueron elegidos al azar. A cada uno se le solicitó quemencione todo aquello que considere alimento durante dosminutos. Como resultado se obtuvo una media de veintiséisalimentos, con un valor menor de dieciocho y uno mayor decuarentaiocho. De todos los alimentos mencionados, sólonueve aparecieron en al menos el 50% de las entrevistas;es decir, fueron citados al menos por cinco personas. Estos

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Cuadro 1Nombres aplicados a la yuca (Manihot sp.) por losAguaruna del Perú (Berlin, 1992, tomado de Cotton,1996). En la columna izquierda se repite la palabra mámamodificada por un término anterior; sin duda máma es elapelativo general de la yuca y la palabra anterior indicadiferentes variedades o formas. En la derecha, las varie-dades son también de yucas, pero su importancia culturales tan alta que no es necesario incluir el apelativo mámaen el nombre para identificarla como perteneciente a esetipo de plantas

Yucas con apelativos Yucas con apelativos secundarios primarios

yakía máma puyámshimpi máma suhíkumyusanía máma kamús

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fueron: arroz, chile, lechuga, pastas, pescado, pollo, res,naranjas, leche. Esto da un N = 9. Si se compara el ordende aparición de estos alimentos en cada lista, se podrá esti-mar cuán próximos están estos alimentos conceptualmentepara cada informante y en el total de entrevistados; paraello se debe estimar la distancia de cada alimento con todoslos pares posibles en cada entrevista. El número de paresposibles se calcula del siguiente modo: N x (N-1)/2 (en elejemplo 9 x 8/2 = 36). Los pares resultantes serían: arroz-chile, arroz-lechuga, arroz-pastas, arroz-pescado, arroz-pollo, arroz-res, arroz-naranjas, arroz-leche, chile-lechuga,chile-pastas, chile-pescado, chile-pollo, chile-res, chile-naranjas... hasta tener los treintaiséis pares estimados.Luego, en cada entrevista, se debe estimar la distanciaentre los pares dados. Por ejemplo, supongamos que lalista de un informante es la del cuadro 2. Para calcular ladistancia entre el par chile-lechuga se aplica la siguientefórmula: (11-6/22) x 100 = 22.7, donde once y seis sonlos valores del orden de cita de los dos alimentos en eva-luación y veintidós es el total de alimentos citados en estaentrevista. Cuanto más próximo es el resultado al valor uno,más cercanos conceptualmente están los dos elementos.De esta manera, si se calculan estos pares para todos losinformantes, se podrán vislumbrar ciertos parámetrosintrínsecos a los alimentos difíciles de preguntar directa-mente.

Por otra parte, a partir de las citas de cada informan-te, se puede solicitar que le asignen un atributo para cadaelemento mencionado. Los atributos darán una idea sobre eluniverso de adjetivos calificativos comunes en el tema estudia-do en la región, y con ello, es posible inferir cuáles son losconectores entre distintos alimentos, y luego, probar cuángeneralizados están en la población en estudio por medio deuna matriz de preguntas verdadero/falso.

En el mismo ejemplo hipotético, el informante al asignaratributos a su lista afirma que entre los alimentos 1 y 6 semencionan elementos del desayuno, entre 7 y 12 elementosde la comida, entre 14 y18 del postre o entremeses y entre19 y 22 infusiones. Las preguntas disparadoras pueden ser:a) es el arroz parte (o se usa para)...; b) es el arroz un tipode...; c) prefiere al arroz porque...; d) el arroz es parecido a...;e) si no hay arroz se puede usar.... Donde el recurso, en estecaso el arroz, irá cambiando hasta incluir todos aquellos quequedaron citados más del 50% en el enlistado libre. De estemodo se obtendrán una serie de atributos comunes en lapoblación en estudio.

Una vez delimitadas bien las especies y los atributos másrepresentados, citados al menos en el 50% de las entrevis-tas, se debe armar una entrevista estructurada cerrada y con-sultar a toda la población, o a una buena parte de ella (Cuadro3). Los datos obtenidos de estas entrevistas, al ser analiza-

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Cuadro 2Lista de alimentos obtenida en el ejemplo de estudio uti-lizado como caso hipotético (ver texto)

1. queso 12. res2. pan 13. pastas3. leche 14. manzana4. mermelada 15. mango5. naranja 16. plátano6. chile 17. mamey7. frijoles 18. piña8. arroz 19. café9. pollo 20. té10. pescado 21. chocolate11. lechuga 22. atole

Cuadro 3Entrevista estructurada cerrada elaborada a partir de las especies y los atributos representados citados al menosen 50% de las entrevistas en el ejemplo hipotético. Laspreguntas deben continuar hasta combinar todas las espe-cies con todas las posibilidades de valoraciones obteni-das. El número total de preguntas será: número de espe-cies x número de atributos (ver texto)

Pregunta V F¿Se usa arroz en el desayuno?¿Se usa arroz en la comida?¿Se usa arroz en los postres?¿Se usa arroz en las bebidas o infusiones?¿Es el arroz un tipo de quelite?¿Es el arroz un tipo de raíz?¿Es el arroz un tipo de proteína?¿Es el arroz un tipo de carbohidrato?etc.

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dos por medio de matemática matricial, permitirán tener unaidea de la taxonomía local en relación, en este ejemplo, a losalimentos más empleados. Será posible conocer cómo seescogen los alimentos y cuáles son más valorados o más ape-titosos.

Finalmente, para realizar este tipo de investigaciones esesencial tener un conocimiento básico de la etnografía local,de modo que se puedan elegir dominios culturales, ítems yatributos que tengan sentido en la comunidad en estudio. Undominio cultural lógico y común en una comunidad dada, esaquel en el cual la mayor parte de los interrogados puede res-ponder sin dificultades y con fluidez.

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