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10 EL COMERCIO Y LA INVERSION ENTRE CANADA Y LOS PAISES MIEMBROS DE ALADI * Este capílulo presenta un panorama cuantitativo de las relaciones económicas entre Canadá y América Latina, restrin iendo 7 el análisis a los países relativamente más grandes del hemisferio El capítulo se organiza de la siguiente manera. La primera sección presenta y describe los flujos comerciales agregados entre Canadá y los paises miembros de ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración). La segunda sección se enfoca en los bienes transddos entre Canadá y los diversos países de la ALADI en forma individual. En la tercera sección se analiza la inversión directa canadiense en América L,atina. La última parte presenta unos breves comentarios finales. 1. COMERCIO TOTAL ENTRE CANADA Y LOS PAISES MIEMRROS DE ALADI 1. LA IMPORTANCIA DE AMERICA LATINA EN El. COMERCIO EXTERIOR DE CANADA Esta sección revisa la importancia del intercambio comercial de Canadá con el hemisferio occidental2 y con los paises miembros de ALADI, a través de un análisis de las exportaciones e importaciones a nivel agregado3. * El wIor a!qdece a Ximena C‘lark porSU eficiente colaboracioo en la investigación I Sc trata dc los once miembro? de la Asociación Latinoanmicana de Intrgraci6n (ALADI). Argentina, Bolivia. Brasil. Chile, C‘olombia, Lcuador. México. Paraguay, Pari, Uruguay y Vell~~U& 2 Usanros la definicifin dc hemisferio occidental provista por el Directorio de Estadisticas de Comercio del FMI. cs dccir, todos los pawzs de las Américas co,, excepción de Canadá, Cuba y EEUU 3 Loa dato, bc obtuvieron del Anuario del Directorio de Estadisticas de Comercio del FMI 1993 ? 1994 ) bc expresan en dolartx nominales de lo’; EE UU

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10 EL COMERCIO Y LA INVERSION ENTRE CANADA Y LOS PAISES MIEMBROS DE ALADI *

Este capílulo presenta un panorama cuantitativo de las relaciones económicas entre Canadá y América Latina, restrin iendo

7 el análisis a los países

relativamente más grandes del hemisferio El capítulo se organiza de la siguiente manera. La primera sección presenta y describe los flujos comerciales agregados entre Canadá y los paises miembros de ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración). La segunda sección se enfoca en los bienes transddos entre Canadá y los diversos países de la ALADI en forma individual. En la tercera sección se analiza la inversión directa canadiense en América L,atina. La última parte presenta unos breves comentarios finales.

1. COMERCIO TOTAL ENTRE CANADA Y LOS PAISES MIEMRROS DE ALADI

1. LA IMPORTANCIA DE AMERICA LATINA EN El. COMERCIO EXTERIOR DE CANADA

Esta sección revisa la importancia del intercambio comercial de Canadá con el hemisferio occidental2 y con los paises miembros de ALADI, a través de un análisis de las exportaciones e importaciones a nivel agregado3.

* El wIor a!qdece a Ximena C‘lark por SU eficiente colaboracioo en la investigación I Sc trata dc los once miembro? de la Asociación Latinoanmicana de Intrgraci6n (ALADI).

Argentina, Bolivia. Brasil. Chile, C‘olombia, Lcuador. México. Paraguay, Pari, Uruguay y Vell~~U&

2 Usanros la definicifin dc hemisferio occidental provista por el Directorio de Estadisticas de Comercio del FMI. cs dccir, todos los pawzs de las Américas co,, excepción de Canadá, Cuba y EEUU

3 Loa dato, bc obtuvieron del Anuario del Directorio de Estadisticas de Comercio del FMI 1993 ? 1994 ) bc expresan en dolartx nominales de lo’; EE UU

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(‘uadv N” 10.1. Exportaciones de&nadá 1986-1993 (IJS$ millones)

Mundo 89.706 100,O 126.447 100,O 140.748 100.0 Hemisferio Occidental 1.979 2,2 2.067 1,6 2.560 1,8 ALADI 1.549 1,7 1.602 1,3 2.141 1,5

ALADI Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Ecuador México Paraguay Perú Uruguay Vencaucla

100.0 100,o 49 32 40 2,5

7 0.5 4 0.3

100.0 103 48

6 0.3 566 36;5 411 25,7 575 26,9

63 4,1 163 10,2 152 7,l 134 8.7 177 11.0 179 8.4 61 3.9 31 1,9

288 18,6 488 30,5 2 0,1 2 O,l

79 5,l 49 3,l 9 W 16 I,O

291 18.8 221 13,x

42 2,0 599 28,0

65 0,3 3,O

20 0,9 394 18.4

Las exportaciones canadienses al hemisferio occidental han aumentado desde cerca de US$2.000 millones en 1986 a US$2.500 millones en 1993, y las exportaciones a los países miembros de ALADI experimentaron un incremento desde US$ 1.500 millones a US$ 2.100 millones (Cuadro No 10.1). El mercado de exportación más dinámico en la región para los productos canadienses ha sido México, caso en que las exportaciones se duplicaron entre 1986 y 1993, reemplazando así a Brasil como el mercado más grande para Canadá. Por su parte, las exportaciones a Brasil han permanecido estancadas, El tercer mercado más importante cn la región es Venezuela, país al cual las exportaciones alcanzaron un valor de (JS$ 394 millones en 1993 (US$ 291 millones en 1986). Las exportaciones a los otros países de ALADI son muy inferiores, aun cuando aquellas destinadas a Chile y, en menor medida, a Argentina, han aumentado en los últimos siete años. Más de la mitad del crccimicnto de las exportaciones al hemisferio puede explicarse por la expansión de las exportaciones a México.

Las importaciones canadienses desde el hemisferio occidental subieron desde US$ 2.600 millones en 1986 a USS 5.100 millones en 1993, mientras las de los países miembros dc ALADI aumentaron desde US$ 2.100 a

EL COMERCIO Y LA INVERSION 145

C~radr-o N” 10.2. Importaciones de Canadá 1986-1993 (US$ millones)

Mundo 83.308 100,O 1 19.673 100,o 134.914 100,o Hemisferio Occidental 2.635 3.2 4.191 3.5 5.125 3,8 AI,ADI

ALADI Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Ecuador México Paraguay Perú Uruguay Venezuela

2.146 2,6 3.656 3.1

100,o 1 OO,0 63 2.9 132 3.6

7 0,3 22 0,6 592 27,6 744 20,4

92 4,3 170 4,7 89 4.1 125 3.4

12 139 3,s 39,6 1.63 1 44,6

5 0.2 1 0.0 46 2.1 119 33 ll 0,s 43 112

366 17,l 530 14,5

4.516 , 33

100,o 98 2,2

8 02 668 14,s 179 4,0

147 110 :,i 2.93 1 6419

1 08 54 1.2 21 os

299 6.6

USS 4.500 millones (Cuadro N” 10.2). Las importaciones desde México son, lejos, las más importantes de la regiún, habiéndose incrementado desde US% 849 millones en 1986 a 1.600 millones n 1990, para luego alcanzar los US$ 2.900 millones en 1993. Al igual que las exportaciones, la mayoría del aumento de las importaciones desde el hemisferio occidental y ALADI puede explicarse por las importaciones desde este país. Los otros paises de AI.ADI tienen mucho menos importancia en cuanto proveedores de productos, aunque las importaciones desde Argentina, Chile, Colombia y Ecuador fueron mayores en 1992-93 que en 1986-87. Lo que llama la atención es que el valor de las importaciones desde Ecuador es similar al de muchas de las economias más grandes, tales como Argentina, Chile y Colombia.

El déficit comercial de Canadá -tanto con el hemisferio occidental como con los países de ALADI- ha ido aumentando progresivamente año a año, entre 1986 y 3993: aumento explosivo que se debe al déficit comercial con México (superior a US$ 2.300 millones en 1993). El único pais con el cual Canadá ha mantenido regularmente un superávit comercial es Colombia.

346 RAUL E SAEZ

Así, el comercio con el hemisferio occidental y, dentro de éste. con los paises miembros de ALADI, ha aumentado en los últimos siete años. El total del intercambio comercial (exportaciones más importaciones) con el hemisferio cxpcrimcntó una variación desde US$ 4.600 millones en 1986 a IJS$ 7.700 millones en 1993. y con ALADI se incrementó desde lIS$ 3.700 millones a US$ 6.700 millones en el mismo período, siendo la mayoría de dicha alza explicada por el comercio con MGco. Sin embargo, como se observa en los Cuadros N” 10.1 y N” 10.2, el hemislèrio occidental y ALADI son socios comerciales relativamente pequeños para Canadá.

La región sigue siendo un mercado relativamente pequeño para las exportaciones de Canadá y, además, su participación en el total de las exportaciones canadienses ha tendido a disminuir desde 1986. La participación de los países de ALADI también disminuyó entre 1986 y 1993, aunque se ha recuperado ligeramente desde 1990. Entre los países miembros de ALADI, la participación de México ha aumentado fuertemente desde 1993, mientras la de Brasil ha caído. La participación individual de Chile ha sido más alta en la década del 90 que en el decenio de 1980, mientras el caso de Colombia ha sido justamente lo opuesto, y la de Venezuela ha experimentado fluctuaciones.

La participación del hemisferio occidental en las importaciones de Canadá se ha mantenido en un nivel reducido, aun cuando se observe una tendencia ascendente tal como se muestra en el Cuadro N” 10.1. Lo mismo puede observarse en el caso de los países miembros de ALADI, cuya participación supera el 3% del total de las importaciones canadienses. Llama la atención el hecho que las importaciones desde los países miembros de ALADI se han ido concentrando paulatinamente desde el punto de vista geográfico: en 1993, el 65% de ellas provenía de México. En contraposición, la participación de Brasil y Venezuela se ha ido reduciendo. La participación de otros países, tales como Argentina, Colombia, Chile y Perú, también ha registrado una leve baja en el decenio de 1990 respecto de los años fiiales de los años 80.

En resumen, el hemisferio occidental, incluyendo ALADI, no es aún un socio comercial importante para Canadá. Alrededor del 2% de las exportaciones canadienses se destina a países del hemisferio, a excepción de EEUU, y aproximadamente 3% de las importaciones proviene de estos mismos países. Si se excluyen las exportaciones a EEUU en 1993, la participacihn del hemisferio occidental y AI,ADI en las exportaciones canadienses sube a 10% y 8%, respectivamente. En el caso de las importaciones, la participación respectiva corresponde a 1 lo% y 10%. Cabe destacar el importante aumento en el intercambio comercial entre México y Canadá. incluso con anterioridad al NAFTA.

EL C‘OMl:K(‘IO Y I A INVt‘RSlON 347

2. LA IMPORTANCIA DE CANADA EN EL COMERCIO

EXTERIOR DE AMERICA LATINA

Si se toman en consideración las cifras comerciales desde el punto de vista de los países del hemisferio occidental. también se observa un aumento considerable de las exportaciones e importaciones de Canadá en términos de valores.

Las exportaciones del hemisferio occidental a Canadá experimentaron un incremento desde US$ 1.400 millones en I986 a LJS$ 4.300 millones en 1993. En el caso dc los paises de ALADI, en el mismo período, sus exportaciones a Canadá subieron desde US$ 1.100 millones a US$ 3.800 millones. Aunque los datos del Cuadro N” 10.3 difieren de aquéllos correspondientes a las importaciones canadienses desde AmCrica Latina presentados en el Cuadro No 10.2’, las principales conclusiones de las estadísticas canadienses coinciden.

La participación de Canadá en el total de las exportaciones provenientes del hemisferio occidental y ALADI es relativamente pequeña y parecía estar declinando hasta 1990. El alza registrada entre 1990 y 3993 se explica por las cifras mexicanas y puede deberse únicamente a un cambio en la fuente de datos (explicado cn la nota 4). Entre los países individuales. México y aparentemente también Perú, acusan un aumento en la incidencia de las exportaciones a Canadá. Respecto de los demás países, incluso Brasil y Venezuela, la participación de las exportaciones a Canadá parece estar en declive.

Los datos relativos al intercambio comercial presentados en el Cuadro No 10.4 demuestran que las importaciones desde Canadá han crecido entre 1986 y 1993, tanto en el hemisferio occidental como en ALADI. Este aumento se explica principalmente por una mayor importación de productos canadienses realizada por México. pero el valor de importaciones efectuadas por paises de menor tamaño [ales como Venezuela, Colombia. Chile, Ecuador y Perú, también ha aumentado. Brasil es el segundo importador más grande de productos canadienses.

A diferencia de las cifras expresadas en valores absolutos. la participación de Canadá en el total de las importaciones realizadas por el

4 t as cifraî en esta sección difieren de las presentadas cn la scccih previa por variar rwones exkten discrepancias en la forma en que 102 pa,scs individuales informan los datoq comerciales. en los métodos de registrar importaciones y exportaciones. y diferencias KWCtt: Tal como se indica en el Cuadro N” 10 3, en 1993 los dahn comerciales de un pan latinoamericano pueden habel sido obtenidos de los rcgistms Canadienx~ maî que a partu de su propios registros en el Anuario del Direclurio dc Estadicticaï dc Comercio del kMI (‘orno resultado. tas cifras indican un aumento muy grande de Iab cxportacioncï y pueden no ser comparables a los de 1986 > 1990.

34X KAIJI I SAl,/

(7trau’ro N” 10.3. Exportaciones latinoamericanas a Canadia 1986-1993 (US$ millones)

1 449.0 1 148.4

53.8 "1

437 0 58.1 73.1 4.9

224.0 02

IR.2 6.7

272."

IR 1.6

0.8 0.0 2" 1.1 1.4 0.2 1.4 0.1 0.7 0.6 32

I 920 0 1493.3

81.2 02

Ql.0 56.2 69.9

7.3 226.0

0.7 17 9 25.9

476.0

1.5 1.'

0.7 0." 1.7 0.7 1.0 0.2 0.8 0.1 0.9 1.5 2.6

43400 3,804,"

90.0 2.0

455.0 61.0 60.0

100.0 2 665.0

*810 11 0

272.0

2.7 2.7

0.7 0.2 1.2 06 0.8 1.9 5.6 nd 2.s 07 1.6

Fueute: FMI, D,~crrw~ uf Trufe SIUIU~ICS Iru/bouk, 1993 y 1994. a Los datos presentados en este cuadro difieren de los del anterior debido a que en este caso los

datos provienen de informes elaborados PO, paises latinoamericanos No obstante. las cifras correspondientes al comercio entre Canadi y A~_eentina. Ecuador. México y Venezuela. presentadas en la publicacion del FMI. se basa en informacion canadiense.

nd: no disnonible

hemisferio occidental y ALADI declinó entre 1986 y 1993 (Cuadro N” 10.4). Su participación en las importaciones de países individuales tales como Brasil, Colombia y Perú se ha visto reducida también, aunque ha aumentado en Venezuela.

En resumen, desde la perspectiva de países latinoamericanos, Canadá es todavía un socio comercial relativamente pequeño. Pese a aumentos, tanto en las exportaciones a Canadá como en las importaciones desde Canadá, la participación de Canadá como mercado para las exportaciones y fuente de importaciones no parece estar aumentando. Desde la perspectiva tanto canadiense como latinoamericana, el comercio con el resto del mundo en general va creciendo más rápido que entre ambos. Revertir esta tendencia debe ser la meta de las futuras relaciones económicas entre Canadá y las Américas.

II. COMERCIO DE BIENES ENTRE CANADA Y LOS PAISES INDIVIDUALES MIEMBROS DE ALADI

En esta sección se analiza el comercio entre Canadá y los países individuales dc ALADI al nivel de producto. En el caso de los principales socios

EL COMI;RCIO Y LA INVERSION 349

C’r~&o Iv” 10.3. Importaciones latinoamericanas desde Canadá ’ 19x6-1993 (US$ millones)

2.3 2.3

1.0 07 3.1 1.7 .?.O 17 10 0.1 2.9 0.9 2.5

4Rh.0 ?24.? 1Y6.8 41.0

391.0 2,5

27 y 13.0

177."

2 411.0 2 xx.0

113." 7.0

655.0 20:.0 207.0 46,0

599.0

6% 40.0

394.0

1.4 l.6

0.6 0.6 2.6 1.8 2.1 1.4 1.0 0.2 1.5 1.7 3.5

comerciales de Canadá (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, MCxico, Perú y Venezuela) se eligieron las diez importaciones y exportaciones más importantes al nivel dc 8 ó 10 dígitos de la lista arancelaria canadiense, mientras que se eligieron sólo los cinco productos más importantes en el caso de los socios comerciales menores (Bolivia, Paraguay y Uruguay). Las cuadros correspondientes a estos productos se encuentran en un anexo al presente capítulo.

1. LAS EXPORTACIONES CANADIENSES A AMERICA LATINA

En primer lugar, se examinan los productos más importantes exportados por Canadá a cada uno de los once miembros de ALADI en 1993. El Cuadro N” 10.5 muestra que los diez productos más importantes exportados a estos países son principalmente productos basados en recursos naturales: trigo, papel de diario, celulosa, cloruro de potasio, etc. Solamente tres son bienes manufacturados no basados en recursos naturales: componentes de equipos eléctricos para telecomunicaciones, partes para carrocerías y partes de vehículos motorizados. Sin embargo, la canasta de bienes varía entre países, tal como se ve más adelante. Las exportaciones canadienses a los países ALADI estjn relativamente diversiticadas: los diez bienes más importantes representan el 48% del total. Al nivel de desagregación utilizado aquí, los

350 RAIJL E SAEZ

C’zru&u N” 105. Exportaciones principz&zde Canadá a ALADI

Trigo Panel de diario. en rollos Cl planillas Partes de aparatos eléctricos para telefonía lineal 0 teleprafia lineal Carbón bituminoso Repuestos y accesorios para carrocerías vehicularrs Cloruro de potasio Otros repuestos y accesorios para automóviles Trigo Durum Pasta de madera química Gasolco

Total 10 mayores

488.643 18.7 20. I

260.863 10.0 4.3

90.868 3.5 78.993 3.0

66.863 2.6 64.404 2.5

5x.120 2.2 55.074 2.1 47.43 1 1.8 41.261 1.6

1.252.520 47.9

7.1 4.3

6.4 5.4

1.3 12.3

1.6 8.9

Fuente: Statistic$ (‘anada

países ALADI parecen ser un mercado importante para exportaciones canadienses específicas, pero no en general. Para aquellos bienes exportados a varios países, la participación global de ALADI en las exportaciones canadienses varía desde 20% (trigo) a 1,3% (partes de motores de vehículos ). América Latina es un mercado importante para la mayoría de estos productos tal como se muestra en el Cuadro No 10.5.

Las diez exportaciones principales a Argentina explican la mitad de las exportaciones canadienses a ese país en 1993, e incluyen bienes de capital’ y bienes intermedios, Entre estos últimos, algunos se basan directamente en recursos naturales. Para algunos productos, el mercado argentino parece ser muy importante: por ejemplo, turbinas hidráulicas, maquinaria para la extracción y preparación de grasas animales, y agua pesada. Sin embargo, se debe tener en cuenta que estamos observando las exportaciones de un solo año y a nivel muy desagregado.

El. COMERCIO Y LA INVERSION 351

Las exportaciones a Bolivia se encuentran mucho más concentradas que aquéllas a Argentina. Los cinco productos más importantes cubrieron un 71% del total, y dos de ellos (trigo y partes de aparatos eléctricos para la telefonía) contribuyen con más del 55% del total. Nuevamente se tiene mayormente bienes de capital y productos intermedios basados en recursos naturales, y un solo bien para el consumo final (caballa). A excepción de este último, las exportaciones a Bolivia no parecen ser muy importantes en ninguno de estos cinco productos, lo que no sorprende dado el pequeño tamaño de la cconotnía boliviana.

Por la misma razón de tamaño, m,o podría esperar que las exportaciones a Brasil fueran altamente diversificadas. Pero no cs así. Los diez productos principales representaron un 77% de las exportaciones en 1993, y dos de ellos juntos (trigo y papel de diario) representaron más del 44%. Al igual que con las exportaciones a Argentina y Bolivia, estos diez productos pueden clasificarse como bienes de capital o bienes intermedios basados en recursos naturales. Aun cuando para ningún producto el mercado brasileño es tan importante como el de Argentina, Brasil recibe más de 2,5% de las exportaciones canadienses de estos bienes, y en algunos casos, entre un 9% y un 12%.

En lo que parece ser un patrón que refle.ja las ventajas comparativas de Canadá con respecto a América Latina, las diez exportaciones más importantes a Chile también son una combinación de bienes dc capital y bienes intermedios basados en recursos naturales. Aun cuando el 96% de las exportaciones canadienses de molibdeno se destino a Chile, para todos los demás productos la participación de este país es relativamente pequeña. La importancia de la inversión extranjera canadiense en Chile se manifiesta en el hecho de que una de las exportaciones principales es equipo de construcción que se devolverá a Canadá al cumplir el contrato. Los datos indican que las exportaciones a Chile son más diversificadas que aquéllas a Bolivia y Brasil: los diez productos principales representaron 56% del total en 1993.

Las exportaciones a Colombia se concentran en unos pocos productos, y los diez artículos mas importantes representan el 91%. dos de los cuales (trigo y papel de diario) contribuyen con 57% del total de las exportaciones a este país. Respecto de los países analizados anteriormente, los bienes de capital o sus partes tienen una participación mucho más pequeña en los diez productos importantes, con un solo ítem de este grupo (partes de turbinas de gas). Sictc de los diez productos principales son bienes intermedios (dos de ellos son partes de automóviles) y uno es para consumo (lentejas). En 1993, el 79% de las exportaciones de un tipo especifico de lingotes dc cobre se destinaron al mercado Colombiano.

Al igual que en el caso de Chile, las diez exportaciones principales a Ecuador incluyen equipos relacionados a proyectos de inversión extranjera. Los otros productos son bienes de capital, bienes intermedios y un bien de consumo (nuevamente lentejas). Las diez exportaciones más importantes a Ecuador representan el 70% del total a ese país, y aun cuando no hay producto alguno del que Ecuador compre más de 50% del total exportado, a pesar de su pequeño tamarîo, hay varios que cxccdcn cl 2%. Nuevamente, esto demuestra que Ecuador es un socio comercial importante de Canadi, en relación a su tamaño.

Tal como era de esperarse, las exportaciones a México son las más di- versifícadas de todos los países de ALADI. En 1993, las diez exportaciones principales representaron más de 46% del total de las exportaciones de Cana- dá a ese país (trigo 12%). México es un mercado muy importante para la se- milla de colazo (22%) y productos laminados de acero (33%). Respecto de los otros productos, la participación del mercado mexicano varía entre el l%, correspondiente a otras partes y accesorios para automóviles, y el 9%, corres- pondicntc a cajas dc cambio dc automóviles. La mayoría de las exportaciones importantes son, o bienes intermedios con base en recursos naturales, o partes de automóviles.

Al considerar el pequeño tamaño de Paraguay es sorprendente que en el caso de un producto entre los cinco más importantes, los juegos de video, este mercado representa una fracción relativamente importante de las exportaciones canadienses (16%). Para el resto de los productos. la participación fluctúa entre 1,6%, en el caso de diversos tipos de juegos, y 9% para partes hidráulicas de turbina. Los cinco productos más importantes dan cuenta del 58% del total de exportaciones a Paraguay.

En el caso de las exportaciones a Perú, los diez productos más importan- tes dan cuenta de poco menos de un 68% del total. Estos son bienes de capital y sus partes, bienes intermedios con base en recursos naturales y dos produc- tos acabados destinados al consumo. El mercado peruano no representa más del 9% para ninguno dc los bienes; las participaciones más altas SC registran en champú (8%) tela de neumktico (5%) y aceite de semilla de colazo y lente- jas secas (ambos 4%). Lo que sorprende en los datos es el hecho de que las exportaciones de mineral de cobre y sus concentrados representan el segundo bien de exportación más importante de Canadá a Perú.

El trigo fue la exportación canadiense a IJruguay más importante en 1993, no obstante la cercanía de este último país a Argentina, y dicho cereal explicó un 41% del total. Las cinco exportaciones más importantes repre- sentaron el 77”/. Entre ellas, hay bienes intermedios (papel de diario y trigo) y productos acabados para el consumo (papas, cigarrillos). A excepción de las semillas de papa, Uruguay es un mercado muy pequeño para las exportaciones canadienses.

EL COMtK<‘IO Y I.A INVCRSION 351

La mayoría de las exportaciones importantes a Venezuela cn 1993 fueron bienes intermedios basados en recursos naturales, tales como trigo, celulosa y papel de diario. Al igual que con Colombia y México, las partes para automóviles figuran entre las exportaciones importantes canadienses. Hay un solo artículo relacionado a bienes de capital. El mercado venezolano fue importante para papas (19%) y billetes bancarios (35%) mientras para cl resto de las exportaciones importantes la participación varió entre 9% (partes de calderas a vapor) y 0,2% (otras partes y accesorios de vehículos motorizados). Los diez productos más importantes representaron el 67% del total de las exportaciones canadienses a ese país.

La mayoría de los bienes exportados desde Canada a los países ALADI, en su conjunto, son bienes intermedios y, a su vez, una mayoría de ellos se basan en recursos naturales (celulosa, trigo, petroquímicos, papel de diario, semillas). En muchos de estos productos Canadá compite con otros países latinoamericanos: en productos de cobre con Chile y Perú, en papel de diario con Chile, en celulosa con Chile y Argentina, en trigo con Argentina, en telas con Colombia y en petroquímicos con varios países.

Las exportaciones de bicncs de capital también son importantes pero éstos se concentran en unos pocos artículos: componentes de turbinas y de equipos de telecomunicaciones. Las partes de vehículos motorizados se exportan únicamente a Colombia, México y Venezuela. Las exportaciones de productos acabados destinados al consumo constituyen más bien la excepción que la regla.

2. LAS IMPOKI ACIONES CANADIENSES DESDE AMERICA LATINA

A continuación se analizan las importaciones a Canadá desde los miembros individuales de ALADI. A excepción de tres productos (dos tipos de petróleo de densidades diferentes y computadoras), todos los bienes importantes importados desde ALADI en su conjunto se relacionan con la industria automovilística. Esto SC presenta en el Cuadro N” 10.6. Tal como se planteará más abajo, la mayoría de ellos provienen de México. La canasta de productos importados varía significativamente de un país a otro, con cl resultado de que las importaciones desde ALADI se encuentran bastante diversificadas: los diez productos más importantes representan el 38% del total. l.as importaciones desde los países ALADI tienen participaciones muy importantes, desde 5% a 92%, de las importaciones totales de cada uno estos diez productos:

La mayoría de los productos importados desde Argentina son productos agrícolas, y otros dos son productos industriales basados en la ganaderia (cuero). Hay un solo bien industrial intennedio (tambores de frenos). Las

354 RAULE SAEZ

CZU&U N” 10.6. Importaciones principal~&anadá desde ALADI

Vehículos de pasa;eros 460.107 Vehículou de pasajeros 248.X69 ktróleo crudo 213.271 Petróleo crudo 204.439 Motores de arranque 202.124 A~icntos para autornóvilcs 198.808 Juegos de cables para motores de arranque 147.000 Unidades de procesos digitales 143.919 Estampadoc para tractorec. vehículos de transporte 4 otros vehículos de propósito especial 143.751 Repuestos de carroceria para tractores. vehículos de transpone 4 otros vehículos de propósito especial 131.410

8.2 4.5 32 3.7 3.6 3.6

2.6 2.6

2.6

2.4

47.6 13.2 91.5

8.6 6.6

73.1

17.9 8.2

8.5

4.6

Total I 0 mayores 2.093.698 37.5

IJuente: statistics Canada

exportaciones argentinas a Canadá están algo diversificadas: los diez artículos más importantes representan 53% del total de las importaciones canadienses desde ese país, que es una fuente importante de importaciones para seis de estos diez productos, con una participación que varía desde 77%, para el cuero utilizado en vestimentas, a 14%, en el caso de limones frescos.

A diferencia de Argentina, las importaciones desde Bolivia se concentran principalmente en unos pocos productos. Dos de ellos (minerales de plata y estaño, con contenido de plata) constituyen el 69% de las exportaciones de Bolivia y los cinco productos más importantes representan el 87%. Sin embargo, Bolivia es un proveedor importante de la mayoría de estos productos: las importaciones de estano, minerales de plata. madera y nueces de cajú representaron entre 64% y 15% de las importaciones totales de estos productos realizadas por Canadá en 1993. Todas las importaciones importantes desde Bolivia son recursos naturales casi enteramente sin procesar.

De acuerdo a lo esperado, las importaciones desde Brasil son muy diversificadas. y los diez productos más importantes explican sólo el 38% de

t’L COMCRCIO Y LA INVERSION 355

las importaciones canadienses desde ese país en 1993. Brasil es un abastecedor importante de cada uno de estos productos; mas del 80% del jugo de naranja importado por Canadá, 63% de los minerales de aluminio, 5 1% de las nueces de cajú, y más del 35 ?/u de los productos de acero provienen de Brasil. Nueve de las diez importaciones más importantes son bienes intermedios basados en recursos naturales. Entre aquellos basados en recursos naturales, dos son productos de acero manufacturados.

De las diez importaciones más importantes desde Chile, todas son productos provenientes de recursos naturales, de la minería (cobre), agricultura (vino y frutas frescas) y pesca (harina de pescado). La única COII

algún procesamiento industrial es cl vino, pero éste también se basa en UII

recurso natural. Estos diez productos explicaron 72% de las importaciones desde Chile y algunos de ellos (harina de pescado, uvas de mesa, manzanas, ciruelas y peras) representan un porcentaje relativamente alto de las importaciones canadienses.

Las importaciones desde Colombia son más concentradas que las desde Chile: los diez productos principales contribuyen con un 88% del total de ese país. Entre cllos hay cuatro tipos diferentes de café, de modo que a un nivel más agregado las importaciones se concentrarían aún más. Los plátanos y la categoría más grande de café representaron el 56% de las importaciones canadienses desde Colombia en 1993. Ninguna mercadería manufacturada figura entre esas diez importaciones. En algunos casos Colombia es un proveedor considerable: los claveles (88% de las importaciones), rosas (68%). uno de los tipos de café (24%) y plátanos (23%).

Casi la mitad de las importaciones desde Ecuador son plátanos, el único producto con una participación de envergadura, aunque a este nivel de desagregación existen varios tipos de camarones. Las diez importaciones más importantes representan 67% de las importaciones desde Ecuador. Todas las importaciones desde Ecuador son productos basados en recursos naturales, y el país tiene una participación importante en las importaciones canadienses de camarones y plátanos.

Unicamente en el caso de México la mayoria de las importaciones canadienses son mercaderías fabricadas. De hecho, casi todas lo son, y de ellas, todas -a excepción de una- son vehículos motorizados o sus partes. Se incluye sólo un recurso natural, petróleo crudo. Las diez importaciones principales desde México explican 53% del total: un alto nivel de diversificación, especialmente considerando que el producto con la participación más grande Ilcga a 12%. Cabe destacar también que en el caso de algunos de estos productos, México es un proveedor importante, con una participación mínima de 5% (entre esas diez importaciones).

356 RAIJL E SAEZ

Paraguay es otro caso en que las exportaciones a Canadá se encuentran altamente concentradas. Los cinco productos más importantes representan 75% de las importaciones canadienses desde Paraguay, dc cllos. tres son productos de cuero. Las importaciones desde Paraguay tienen una participación importante del total en el caso de sólo dos productos: cierto tipo de tela de algodón (30%) y mate (3 1%).

El oro explica el 40% de las importaciones de Canadá desde Perú, en 1993. y las otras nueve importaciones más importantes representan un 34% adicional. La mayoría de estos diez son productos basados en recursos naturales poco procesados. Solamente dos son manufacturas: textiles y telas. Perú es un proveedor importante de los minerales de plata (62% y 63%. según el tipo) y minerales de plomo (53% y 26%).

Uruguay es otra fuente de productos de cuero. Dos de las cinco importaciones más importantes de Canadá desde ese país son productos de cuero. Para este país, las cinco importaciones más importantes explican un 57% del total. Para los dos tipos de productos de cuero Uruguay es un abastecedor importante con participaciones de 12 y 15% en las importaciones canadienses, mientras la de los otros productos es mucho más reducida. Este cs otro ejemplo de exportaciones de un país miembro de ALADI basadas principalmente en recursos naturales.

Las diez importaciones principales de Venezuela representan 94% las importaciones totales realizadas por Canadá desde ese país, y nueve de ellas están basadas cn cl petróleo. Esto destaca el alto grado de dependencia que tiene Venezuela en un solo recurso. En el caso de dos de esos derivados del petróleo, Venezuela es el proveedor dominante con más de 80% de las importaciones canadienses de esos productos, mientras otros dos tienen participaciones por sobre el 20%.

A excepción dc México, los productos basados en recursos naturales dominan las importaciones canadienses importantes desde los países miembros de ALADI considerados individualmente. Además, en la mayoría de los casos, son recursos naturales muy poco procesados. Solamente México exporta una fracción grande de bicncs manufacturados, pero éstos están todos concentrados en la industria del automóvil. En el caso de los países más pequeños, las exportaciones a Canadá se concentran fuertemente en unos pocos productos, al igual que en el caso de ciertos países más grandes.

III. INVEKSION DIKECTA CANADIENSE EN AMERICA LATINA

La información sobre la inversión extran.jera directa (IED) en los países de ALADI utilizada en esta sección proviene de una investigación realizada en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. de las Naciones

LL COMERCIO Y LA INVERSIC)N 357

cYtrd~~ N” IU. 7. Inversión extranjera directa: existencias (US$ mil)

Fuente: CEPAI (1093) sd: nu disponible

Unidab”. Algunos países carecen de datos recientes y en ningún caso, excepto Chile, fue posible obtener información acerca de los sectores de destino de la IED canadiense a partir de otras fuentes. El Cuadro N” 10.7 prescrita las cifras sobre la existencia de IED canadiense, así como también el de otros países de origen, para el año más reciente disponible, y el Cuadro No 10.8 muestra el flujo total de IED para el año indicado. En este último caso, se sumaron los flu.jos correspondientes a cada aRo.

Canadá ha sido un inversionista extranjero importante en Bolivia, Brasil y Perú. En cada uno de estos países la participación de Canadá en las existencias de capital extranjero proveniente de países desarrollados supera el 5%. En Argentina, Venezuela y Colombia esta tigura se sitúa entre 2% y 3%.

Sin embargo, los datos sobre flujos de IED indican que cn el último tiempo, la inversión canadiense en algunos países ha llegado a ser más importante de lo que lo fuera en el pasado. En paises como Bolivia. Brasil y Chile, la inversión extranjera canadiense en los últimos años ha representado 20% o más de los flujos de IED provenientes de países desarrollados. El resultado es que Canadá ha llegado a ser la segunda o tercera fucntc más importante de IED en estos paises en la década de los 90.

6 VerCEPAL(1993)

358 RAUL E SAEZ

Czrn&o N” 10.8. Flujos de inversión extranjera directa en los 1990 (US$ mil)

63 724 1.823 796 2 x55 2'12

413 24X I9.000

9"68900

52.542

749 174

242.253

1 009 353

26.2 16.6 20.0 18.4 19.3 lb.9 3.6 2.7 5.1 3.5 2.4 2.0

0.1 0.0

2.b 1.9

Fuente: C‘Lt’AL ( 1993 ) nd: no disponible

Unicamente en el caso de Chile fuc posible obtener información sobre los sectores de destino dc IED canadiense (Comité de Inversiones Extranjeras, 1994) la cual se presenta en el Cuadro N” 10.9. Cabe destacar varias cosas importantes, La mayoría de la inversión directa canadiense en las últimas dos décadas ha tenido lugar con posterioridad a 1989 (82%) fecha en que la democracia se reestableció en Chile. Como resultado de ello, Canadá ha Ilcgado a ser la segunda fuente de IED en Chile. Prácticamente toda la inversión canadiense en Chile (90%) se ha destinado al sector minero, donde tuvo una participación de 34% del total del IED en ese sector en 1990-93.

IV. COMENTARIOS FINALES

Aun cuando el comercio entre Canadá y los países latinoamericanos ha ido en aumento, el ritmo de este crecimiento ha sido inferior al del comercio latinoamericano con el resto del mundo. El resultado es que la participación de Canadá en el comercio de los respectivos países latinoamericanos se ha mantenido en un nivel reducido, incluso mostrando cierta tendencia a declinar. El fortalecimiento de los vínculos entre Canadá y América Latina debería tratar de revettir dicha tendencia.

La composición del intercambio comercial por producto indica que Canadá exporta a los países de ALADl principalmente bienes intermedios basados en recursos naturales y algunos bienes de capital, mientras que estos

EL COMERCIO Y LA INVERSION 359

C’LI(I(I’YU N” IU. Y. Inversión directa canadiense en Chile

0.0 40 0

0 7.7 4351 0.8 144 3””

0 0.8 7 45s 1.6 0

0

-l(j 156 148

0.1 2s 0.0 48 0.1

10 78 17 8 585 LO 8.6 908 281 34.1

0 1.0 48 3% 4.1

0 0

Fuente: Comite de Inverriorm Extranjeras (1994)

últimos generalmente exportan a Canadá recursos naturales poco elaborados. Canada compite con otros países latinoamericanos en algunos de los productos provenientes de recursos naturales exportados a la región. Existe algún comercio al interior de la industria de vehículos motorizados y sus partes, pero esto es significativo solamente en el caso de México.

Canadá cs un inversionista importante en algunos países, principalmente en Bolivia, Brasil y Chile. En este último país el IED canadiense ha aumentado significativamente en el decenio de 1990, más que nada en el sector minero.

PANEL: “ $ON EL NAFTA Y EL MERCOSUR EL CAMINO HACIA LA INTEGRAClON DEL HEMISFERIO?”

M.VELIST/tS: JORGE CLU,:4RDO,V.4 JílRRETE, FEl.lx’PE.~A. RICHARD G. LIPSE): MARCELODt li4llA ABREUy KK4RDO FFREsVCH-ll.4 1 %S

A los panelistas se le,~ hi:o las siguientes preguntas: (1) ~Czráles deben ser las reglas para el ingreso al NAFTA o al MERCOSUR~‘: (2) Lcónzo debería ser la reloci& entre NAFU ~3 MERCOSUR?, iqué puede hacerve para reducir las posibles tensiones~~; (3) iqué puede sugerir respecto de los países latinoamericanos que por algunos rtños estar& al margen de los princi,uaks acuerdos comercioles.~ Ademcís, se les pidió que abordaron la interrogante global: ¿&m el NAFTA y el MERCOS(JR el camino hacia IU integrucidn hemisj¿rica?

JORGE EDUARDO NAVARRETE

1. ~Cuú1e.s deben ser las reglas para el ingreso al TLC?

Se han definido algunos prerrequisitos y criterios para el acceso de nuevos socios al TIC. El más importante de ellos -el acuerdo unánime de los miembros para aceptar un nuevo socio- quedo satisfecho, en el caso de Chile, desde la cumbre de Miami.

Ello no quiere decir que la unanimidad vaya a obtenerse con la misma facilidad ante eventuales manifestaciones de interés de otros países -no necesariamente del continente americane por adherirse al tratado. La posibilidad de obtener esa unanimidad en respuesta a una solicitud de acceso está estrechamente relacionada con los criterios macroeconómicos del solicitante, con la coincidencia en las orientaciones básicas dc política económica. Es cvidente que la pertenencia al TLC demanda un compromiso

362 PANI.I.IS’IAS

permanente con una política económica moderna, orientada por el mercado, abierta a la competencia inlemacional, flexible, dcsrcgulada y con oportunidades plenas para los agentes económicos privados. En otras palabras, con el tipo de política económica que comienza a ser considerada un paradigma, aun con las especificidades de cada circunstancia nacional.

Estas orientaciones de política reclaman a su vez sistemas democráticos, respeto a los derechos humanos, acciones eficaces dc dcfcnsa y restauración ambientales y fórmulas para avanzar en el desarrollo social; demandan. para decirlo con las palabras de la CEPAL, políticas orientadas hacia la búsqueda del desarrollo productivo con equidad.

Más allá del prerrequisito de la aceptación unánime, y de la satisfacción dc los criterios básicos de orientación de la política económica y sus consecuencias políticas, ambientales y sociales. lo que se requiere detinir son los métodos, las fórmulas, los procedimientos de negociación. Me parece peligroso ir demasiado lejos en la definición de reglas de acceso al TLC, puesto que ello podría convertirse a la larga en una especie de camisa de fuerza. Lo que sí debe dclinirse con la mayor precisión son los procedimientos, los alcances y los limites de la negociación de acceso.

Es evidente que hay segmentos del tratado que será difícil o inconveniente reabrir. Esta es una de las ventajas de la fórmula de la adhesión frente a nuevas negociaciones bilaterales con paises asociados al TIC: una base ya establecida, un con.junto de normas ya conocidas por todos.

Al mismo tiempo, las estructuras propias del intercambio externo de bienes y servicios del país solicitante, así como las variadas circunstancias y grados de evolución de sus mercados de dinero y capitales, demandarán diversos alcances de los procesos de negociación en materia de liberación comercial, diferentes plazos de desgravación, quizá nuevos criterios sectoriales de normas de origen y probablemente distintos ritmos de liberalización de los mercados financieros, entre otros puntos.

2. iCómo debería ser la relación entre el TLCy el MERCOSUR? &ué puede hacerse para reducir las posibles tensiones?

Yo imagino un MERCOSIJR cohesionado y en proceso de expansión en lo que resta de los años 90. El principal ingrediente de los que faltan para hacer realidad esta imagen, una economía brasileña estabilizada y dinámica, va a aportarlo la administración de Fernando Hcnrique Cardoso. No tengo dudas de que asi ocurrirá y de que todos en el hemisferio nos beneficiaremos de ello, aunque la perspectiva de competir en los mercados mundiales con ese Brasil provoca una inquietud en muchos agentes económicos del continente.

PANEL JON EL NAF I A Y t’l MCRCOSI IR FL CAMINO HACIA LA INTEGRACION 363

Si cl MERCOSUR y el TLC agrupan a economías básicamente sanas y dinámicas, con rápidos ritmos de expansión de sus relaciones económicas externas, a mi juicio no hay que temer que la relación entre las dos entidades se tome conflictiva. La razón es muy simple: cn esta situación, las oportunidades de comercio e inversihn que surgirían para los asociados a ambos esquemas serían de tal magnitud que arrollarían cualquier resabio proteccionista o aislacionista que pudiera propiciar alguno de ellos.

El MERCOSUR y el TLC deben plantearse un proceso de convergencia. No de inmediato, quizá no en los próximos dos o tres años. Se requiere que ambos esquemas maduren, rindan sus frutos, y ello toma un tiempo. Pero tampoco debe esperarse hasta que sea demasiado tarde, hasta que ambos se hayan solidificado a tal grado que la convergencia se dificulte o se torne de plano imposible.

Esta es una cuestión dc la mayor importancia. En primer ténnino, yo sugeriria que se continuara avanzando en los acuerdos subregionales de integración y cooperación.

Por otra parte, la fórmula de los acuerdos bilaterales o trilaterales de complementación económica, que se ensaya por lo general con éxito cn la región, puede ofrecer Otro camino para acercar a los paises que no participan en esquemas más amplios. Más adelante habrá que atender a la cuestión de la convergencia, para evitar que la prolifcración de acuerdos parciales cree un laberinto administrativo que se tome inmanejable, que sólo sirva para dar trabajo aun creciente ejkrcito de inspectores de aduana.

Otra posibilidad. que apenas apunto, es la de la asociación parcial a alguno de los grandes esquemas existentes. Sabemos, por los casos de Bolivia y Chile, que. tras superar algunas reticencias iniciales, el MERCOSUR ha declarado eatar dispuesto a aceptar países asociados, algo menos que miembros plenos. Quizá el TLC pueda proceder también de esta guisa, abriendo diversas posibilidades de asociación parcial.

Si se avanza en este sentido, la vía ancha hacia la zona hemisférica de libre comercio puede ser la de la suma de acuerdos subregionales, más que la de la adhesión de países individuales. Hubo una época en que las casas SC construían ladrillo a ladrillo. Ahora, los edificios modernos pueden construirse piso por piso, añadiendo estructuras prefabricadas.

364 PANELISTAS

FELIX PEÑA --_

Tras un período de transición de cuatro años, el 1 de enero el MERCOSIJR ha iniciado su segunda etapa. Con ello. el cuarto espacio económico mundial comienza a ser una realidad que las empresas ya no pueden desconocer, puesto que implica un salto cualitativo en la escala de producción y servicios de todos los socios, incluido Brasil. Muchas son las empresas -sobre todo grandes y medianas- que hoy ya organizan su producción a la escala del nuevo espacio económico integrado. En Argentina, por ejemplo, se encuentran operando más de 300 empresas brasileñas, y muchas de ellas han instalado en cl país unidades productivas.

La primera etapa se ha caracterizado fundamentalmente por la constante voluntad política de los Presidentes en el sentido de mantener la dirección del proceso de integración y de sortear los obstáculos coyunturales, por la percep- ción de los desafíos planteados por la clara tendencia a la regionalización de la economía mundial, y por la amplia apertura comercial que se opera, a partir de 1990, en Argentina y Brasil. Apertura comercial y proximidad fisica se han potenciado recíprocamente, incidiendo en el espectacular crecimiento del co- mercio entre los países miembros.

Con respecto a la nueva etapa, existen por lo menos cuatro factores que nos permiten ser optimistas:

a)

b)

cl

4

se ha desatado, tanto en la situacion interna de cada socio como en sus relaciones recíprocas, una dinámica de liberación de energías sociales y económicas que resultaría difícil de frenar, la economía y el comercio mundiales han entrado en un ciclo expansi- vo, la tendencia es al regionalismo abierto en el marco de la Organización Mundial del Comercio, y SC tienen fundadas expectativas acerca de un fuerte crecimiento econó- mico de la principal economía del área, Brasil.

Sin embargo, esta segunda fase será más compleja que la primera, y re- querirá por parte de los gobiernos la mantención del impulso político inicial y el desarrollo de reglas de juego que aseguren la efectividad en el acceso irres- hicto a los respectivos mercados. Las empresas, en tanto, deberán alcanzar cl grado de eficiencia operativa y la calidad de su posicionamiento estratégico para competir cn mercados abiertos.

PANEI. ,,SON kl NAl-TA Y El. MERCOSCJR EL CAMINO HACIA LA IN I t(iRAC‘ION 363

De ahora en adelante, el MEKCOSUR tendrá que concentrarse en tres grandes prioridades estratégicas: consolidar los avances obtcnidos, profundkar el esftlerzo conjunto de transformación productiva y ampliar cl espacio económico ya logrado a @aves de acuerdos con otros paises y áreas de integración.

La tarea m&s compleja de los próximos aõos será consolidar los avances obtcnidos, puesto que éstos son bastante precarios en algunos puntos. Aún subsisten numerosas excepciones a la liberación comercial y a la unión aduanera, y ciertos intereses sectoriales pueden intentar su prórroga. Tales excepciones ponen de manifiesto asimetrías originadas en políticas sectoriales que desnivelan artificialmente el campo dc juego, a la vez que insuficiencias en cl esfuerzo de ajuste de los empresarios para competir. Permanecen además muchas restricciones no arancelarias, asi como un amplío margen para la aplicación de medidas comerciales unilaterales. Si bien ello resulta comprensible, constituye un desafío a la voluntad política y a la calidad institucional el desarrollo y la aplicación de una disciplina comercial colectiva que evite l¿i propensión a distorsionar y reservar los mercados, una tendencia que puede tenninar evaporando el bien público adquirido por empresarios y consumidores, que es el derecho al acceso irrestricto a los respectivos mercados.

La segunda prioridad -profundizar el esfuerzo conjunto de transformaciún productiva- implica situar al MERCOSUR cn un eje estratégico central: la superación de la obsolescencia tecnológica que contribuyó, junto a la indisciplina macroeconómica, a la pérdida de competitividad de la región en los mercados mundiales. Para ello será necesario cultivar dos obsesiones colectivas que deben alimentarse recíprocamente: la de la estabilidad fiscal y monetaria, y la de la calidad y productividad, en todos los planos de la vida pública y empresarial.

Finalmente, la ampliación del espacio económico ya logrado supone un kabajo en dos planos complementarios. Primero, el de las negociaciones para obtener fluideL y certeza en el acceso a otros mercados. En ellas va implícita la idea dc un MERCOSUR de “alianzas múltiples”. Dos frentes de acción serán prioritarios en este sentido: la consolidación y ampliación de los resultados de la Ronda Uruguay en cl marco de la Organizacibn Mundial del Comercio, y la extensión del libre comercio hacia el ámbito sudamericano, el hemisférico -especialmente hacia el NAFTA-, el transatlántico -esto es, a la Unión Europea- y, finalmente, al transpacífico -la Apee-. Ninguna de estas cuatro dimensiones debería resultar exclusiva ni excluyente: todas deberían ser “GATT-plus”.

PANELISTAS

El segundo plano para la expansión de los espacios económicos es el “trans-MERCOSUR”, e implica la idea de un MERCOSUR de “geometría variable“, con ámbitos de acción específica extensibles a otros paises. Esta conceptualiración define como ámbitos prioritarios la potenciación de los recursos humanos. el transporte y la interconexión física en los ejes Atlántico-Pacífico, las redes de gasoductos y de interconexiones eléctricas y los acuerdos sectoriales de calidad y productividad. Chile, Bolivia y Perú son los primeros socios naturales de esta dimensión trans-MERCOSUR.

Negociaciones con Chile

Al menos dos interrogantes centrales deben ser resueltas en relación a las negociaciones con Chile y, posteriormente, con los otros países sudamericanos. La primera es saber si Chile, y los otros países sudamericanos en su momento, desean ser miembros plenos del MERCOSUR o no. Las señales no han sido claras al respecto. La segunda cuestión es la de saber si habrá alguna diferencia entre ser o no ser miembro del MERCOSUR para gozar de las ventajas del espacio económico ampliado. Resulta obvio que si los paises sudamericanos, empezando por Chile, en la práctica obtienen para sus inversores las mismas condiciones de acceso a cada uno de los mercados del MERCOSUR -en especial a los de Brasil y Argentina- a través de un área dc libre comercio que las que rcsultarian del status de miembro pleno. poco interés tendrán en pagar el costo que el acuerdo implica en términos de disciplinas económicas y comerciales colectivas. Quizá el MERCOSUR debiera desarrollar mecanismos, instrumentos y politicas comerciales que permitan llevar a la práctica una estrategia agresiva de alianzas múltiples y flexibles con otros países o bloques. Cuanto más flexible sea -sin abandonar los parámetros básicos de una unión aduanera-, más fácil le será concretar la incorporación de países como Chile u otras modalidades de asociación con países sudamericanos c incluso otros como Sudáfrica.

Quizá las principales lecciones que pueden extraerse dc los avances obtenidos en materia de integración y libre comercio en el hemisferio sean, por un lado, la apreciación de la dificultad de identificar un modelo de validez general sobre el cual dos o más países puedan trabajar juntos para ampliar su

comercio recíproco y, por otro, el poder compartir en un clima dc estabilidad

macroeconómica el esfuerzo interno de transformación productiva en un marco democrático. Ni el NAFTA ni el MERCOSUR podrían pretender constituirse en modelos para otras experiencias, puesto que, tanto en su

PANEL JON EL NAFTA Y EL MERCOSIIR tl CAMINO HACIA LA INTEGRAClON 367

metodología como en sus ritmos, cada uno responde a realidades políticas y económicas difíciles de reproducir. Ni cl NAFTA ni el MERCOSUR pueden ser considerados como el único camino hacia la integración hemklërica. Más bien son parte -aunque parte importante ~~~ de una amplia red de acuerdos gubernamentales, hctnisféricos y globales destinados a crear un ámbito favorable a la competitividad global de sus empresas.

RICHARD G. LIPSEY

Mis respuestas a la pregunta planteada en el título de este panel pueden dividirse en cuatro según se den o no diversas condiciones:

(1) (2) (3)

(4)

1.

2.

Seguramente podrían serlo. Si un número suficiente de países no quieren que así sea, no lo será’. Si un número importante de países lo desean, mucho dependerá enton- ces de cómo reaccionen las diversas instituciones del gobierno de Esta- dos Unidos. Por idtimo, mientras más países se unan al sucesor del NAFTA, más fuerte será la presión sobre los demás para que se incorporen también.

El contexto general

Técnicamente, el NAFTA es un área de libre comercio; es decir, no es ni una unión aduanera ni un mercado común. Por supuesto que posee mu- chas de las características tradicionalmente asociadas a un mercado co- mún, pero -y en mi opinión asi debería permanecer- es un TLC en el sentido clave y definitivo de que cada país mantiene el control sobre su propia e independiente política comercial hacia el exterior. Los países integrantes del NAFTA han acordado un arancel común so- bre algunos productos de computación, así como la ausencia consecuen- te de reglas de origen sobre el comercio intra-NAFTA de estos productos. Se trata de un óptimo precedente, y en todo acuerdo adicional deberian incluirse cláusulas que proclamen la eliminación de las normas

1 EnCalizo este segundo punto porque Bruce Wilkinson dio en esla conferencia una vision -compartida sólo por una pequeña minoría de economistas canadienses- del NAFTA como un wmplot cîtadounidense para asegnrse “11 poder sobre los paises lalin«amcricanoa Si los gobiernos dc estos países creen en el planteamiento de Willinaon, wh ticncn que perrnaneccr al margen del acuerdo Despuks de todo, el acuerdo entre CanadUEtlJlJ SC origino cn una inviinckin de Canadá, no de EEUU. ) el NAFTA comrnh por una propucïta de Mesico más que dc t k l JIU o Canadá

368 PANELISTAS -

dc origen respecto de cualquier producto;io:a que los tres paises logren y se comprometan a mantener un valor arancelario común. Ello permiti- ria al NAFTA desarrollar algunas de las características de una unión aduanera, incluyendo la abolición de muchas fastidiosas normas de ori- gen, sin requerir una armonización total de la política comercial.

3. La ley de la selva favorece al más poderoso. En cambio, un Estado de Derecho favorece al más débil. Por esta razón Canadá, Chile y los otros países pequenos se beneficiarán más de la introducción de un Comercio basado en reglas que los países grandes: de todos modos debernos co- merciar con EEUU, y hacerlo sin reglas acordadas en común otorga todo el poder a ese país para decidir unilateralmente si nosotros estamos co- merciando en forma desleal. El TLC instituyó un Estado de Derecho que nos permite apelar a un foro internacional para la solución de una con- troversia y así determinar si alguno de nosotros es culpable de prácticas desleales en el comercio. Por primera vez en la historia, el mecanismo de solución dc controversias del TIC (asimilado por el NAFTA) con- templa un foro internacional, que perfectamente puede contener una mi- noría de estadounidenses, para juzgar la justicia con que EEUU ha aplicado sus propias leyes. Esta determinación no ticnc precedentes, y tengo la fuerte sospecha dc que si hubiera sido propuesta al Senado de EE1711 como una medida aislada, la proposición habría sufrido una abrw madora derrota.

4. La incorporación de Chile al NAFTA implicará un cambio dc nomhrc: al parcccr. AFTA (o ALCA, Area de Libre Comercio de las Américas) es la denominación con más posibilidades, por lo que la utilizaré de aquí en adelante.

Lu trqvectwiu huciu ~‘1 AFTA fo poner 10 propiu cmn en orden)

Cualquier país que está considerando abrir su economía a una seria competencia internacional con paises desarrollados como EEUU y Canadá debe ser capaL de ostentar y mantener una economía en orden. Debe liberalizarse y privatizarse la economía; medidas distorsionadoras como tipos de cambio múltiples y subsidios domésticos altos y selectivos deben ser abandonadas, y hay que establecer un régimen globalmente orientado hacia el mercado, aunque no necesariamente de luissez$zire.

El próximo paso son las rehajas arancelarias unilaterales, las que permi- ten a los gestores de las políticas observar cómo responde su economía a la competencia internacional. Si la competencia amenaza con eliminar la mayo- ría de sus industrias, el juicio deberá constatar que dicha economía aún se en- cuentra en la etapa de industrialización incipiente y todavía no está preparada

PANEI. ,,SON EL NAFTA Y tl MCRCOSUR EL CAMINO HACIA I.A INTtGRAACION 369

para integrarse u la economía internacional. Por el contrario, si la economía responde bien, con expansión en algunas líneas de actividad y contracción en otras, está lista para la próxima etapa. La gran ventaja de las reducciones uni- laterales es que pueden ser puntualizadas, o incluso revertidas, unilateralmente a medida que las autoridades del país van cvaluando el desarrollo de la situa- ción.

Como un posible tercer paso, SC pueden negociar acuerdos con algunos vecinos para liberalizar el comercio regional. Así. cl libre comercio limitado a unos pocos casos similares puede constituir una prueba adicional del grado en que la economía está preparada para la plena competencia internacional.

IJna vez realizados todos los ajustes generados en estas fases previas se puede considerar la incorporación a un acuerdo con naciones plenamente de- sarrolladas como CÍlnadá y EEUU.

Reglas de incorporucitin

I.as condiciones para ser aceptado en unas negociaciones de incorporación deberían ser:

(1) Que aspectos macroeconómicos tales como el déficit presupuestario, la inflación y el tipo de cambio estén relativamente ba.jo control, y

(2) que la economía se haya puesto a prueba mediante suficientes desafios competitivos como para tener grandes posibilidades de beneficiarse, más bien que de perjudicarse, “por los vientos fríos de la competencia ex- tran.jera”. Cumplir con estas condiciones cs del interés de cualquier país que quiera ber un nuevo miembro. Los miembros actuales también de- searían que dichas condiciones se cumplieran, puesto que no desean que su acuerdo pierda fuerza y credibilidad debido a la caída de algún nuevo miembro, demasiado débil, a raíz de la fuerte competencia que el TLC desatará.

Estar excluido del AFTA, o de cualquier otro acuerdo de libre comercio que integre a uno o varios socios mayores. genera una carga cada ved mayor para los países en tal condición a medida que cada vez más países se incorporan a agrupaciones importantes. El quedarse al margen de tales agrupaciones puede llegar a ser muy costoso por la desviación tanto de la inversión como del comercio hacia los países vecinos que sí son miembros.

370 I’ANIXITTAS

Algunos muestran su preocupación por la eventualidad de que México se oponga al ingreso de nuevos miembros al ‘1‘l.C por medios no transparentes. Evidentemente. México esta interesado en proteger su propio tratamiento preferencial cn cl mercado estadounidense: por otra parte, los partidarios del libre comercio deberían dar la bienvenida al ingreso de la mayor cantidad posible de países para minimizar la desviación de comercio intracontinental.

La postura oficial, expresada públicamente por altos funcionarios mexi- canos, es que México da la bicnvcnida a todos los paises latinoamericanos que se consideren listos para incorporarse al NAFTA. Si Mexico intentara blo- quear el ingreso de otros países en forma oculta -una situación muy impro- bable, por lo demás-, no tengo dudas de que los otros tres países podrían tra- bajar juntos para persuadir a México de su error.

La importonciu del fast-tuack

Si simplemente fuera cuestión de adosar los acuerdos existcntcs al país que se uniera, sin ninguna consideración especial de transición LI otros acuerdos especiales, entonces no habría mayores problemas para lograrlo prescindiendo de la via rápida. Pero, si existe la posibilidad de interferencias por parte del Senado en la materia de los acuerdos, se corre el riesgo de que las concesiones estadounidenses sean retiradas del acuerdo y las del nuevo país sean retenidas, o incluso que se agreguen condiciones totalmente nuevas. Por ello creo yo que ningún país debiera negociar su ingreso al NAFTA sin la aprobación del fast-track, o por lo menos sin la certeza de que la única votación en el Senado de EEUU consistirá en un “si” o un “no”.

A causa de problemas puramente domésticos en EEIJU, las conversacio- nes para la incorporación de Chile al NAFTA comenzaron antes de que el Se- nado hubiera autorizado una negociación fa,+track con Chile. Las conversa- ciones no deberían avanzar muy lejos sin esta autoridad. Yo mc pregunto cuánto se preocupa Chile por este punto. Mi país nunca pensaría en negociar con EEIJU otro acuerdo de tira y afloja que no estuviera sujeto a la aproba- ción ,,jUst-tmck del Senado. No veo la razón por la que Chile si deba asumir ese rtesgo.

Calidad de socio colectivo

Mientras el NAFTA permanezca en un área de libre comercio, habrá razón suficiente para que las agrupaciones de países que deseen una relación mas cercana entre si, pero que también busquen el ingreso al mercado del NAFTA, formen asociaciones solapadas. Pueden formar una unión aduanera o un

I’ANFL ,,SON EL NAFTA Y EL MERCOSIIR Fl CAMINO HACIA LA INTEGRAClON 371

mercado común entre ellos y entonces, como una sola unidad, unirse al NAFTA.

1.0 que ocasionaría más problemas seria el caso dc un país que fuese miembro del AFTA y también miembro de otra agrupación regional que no estuviera integrada en el AFTA’. Teóricamente. el caso está bastante claro, si se considera que una de las características de las uniones aduaneras y los mercados comunes es poseer (o traba,jar hacia) un régimen sin controles frontcriros entre los paises miembros. En este caso un país no podría pertenecer a dos de talcs organizaciones. Si lo hiciera, todos los miembros serían efectivamente miembros de los dos acuerdos, puesto que los bienes que transiten entre dos paises de cualquiera de las uniones podrían pasar, libres de aranceles, por el país que perteneciera a ambos.

El mismo problema se plantea si un país pertenece como miembro pleno al AFTA y también a un mercado común como el MERCOSUR. En este caso, sin embargo, se puede solucionar el problema otorgándole a este país una calidad de asociado a la unión aduanera que requiera que los otros países mantengan controles aduaneros fronterizos con dicho país. Supongamos que Chile llegó a ser socio del AFTA y quiere hacerse miembro asociado del MERCOSIJK. Las mercaderías que ingresan los paises del MERCOSUR desde Chile estarían su-jetas a las normas de origen del NAFTA para determinar si ellas se produjeron en Chile o no (no dentro de cualquier país del AFTA, sino únicamente en Chile). Si se produjeron en Chile ingresarían libremente cn el MERCOSUR, y si no, tendrían que pagar el arancel común del MERCOSUR.

Las mercaderías que ingresan a Chile desde el MERCOSUR serían liberadas, pero cuando éstas meran en tránsito hacia el resto del AFTA estarían sujetas a las reglas de origen del NAFTA para determinar si fueron hechas en el AFTA3.

Esta es una pregunta importante. La potencial desviación de la inversión y el comercio puede crear un deseo apremiante por parte de varios países para no

2 Es el caso, por ejemplo. dc Costa Rica. miembro del Mercado Común C~ntroan~cricano que acaba de firmar un TLC con Mexico Aquí hay muchas posibilidades dc dcîviación de comercio que rcsultarian desventajosas para los otros miembros del mercado comun

3 Aunque el mismo acuerdo podna en principio aplicarse al micmbrc comun de dos onioneî aduaneras. se perdería la idea basica de una unión de ese lipo Para prevenir la duplicidad comercial se nrccsitanan re&s de origen ) controles k~nlcrizos sobre mercaderias que ingresan a cualquiera de la\ uniones provenientes del psis miembro de ambas

312 PANI I.ISTAS

quedarse excluidos del AFTA. Yo creo que a muchos en Canadá y en EEUU les hubiera gustado ver un proceso de expansión relativamente lento al principio. Pueden producirse problemas para incorporar a todas los implicaciones del NAFTA -incluso a los mecanismos de solución de controversias- a paises que se encuentran en etapas más atrasadas de desarrollo económico y que tienen instituciones radicalmcntc diferentes. Hay quienes hubieran deseado observar la evolución y resolución de estos problemas, en el caso de México, antes de expandir el acuerdo aún para incluir a Chile. Pero esta decisión ya ha sido tomada: seguir adelante y negociar la entrada de Chile.

No puedo anticipar cómo el complejo sistema político estadounidense reaccionará frente a la temprana presión de otros países o grupos -como el Mercado Común Centroamericanu- para unirse al acuerdo. Puede surgir una importante oposición; creo, sin embargo, que las políticas estatales pública- mente expresadas por Canadá y México apuntan a dar la bienvenida a nuevos miembros cuyas economías parezcan lo suficientemente competitivas como para aceptar el desafío. Espero que así sea. y que cada país que juzgue que su economía está en condiciones de enfrentar el gran desafió competitivo pueda negociar su ingreso sin dilaciones. Si ello sucede, puede que el sueño del libre comercio en el hemisferio occidental esté más cerca de su realización de lo que yo mismo he anticipado.

~Lkbieru existir una categovia de miembro asociado?

La siguiente situación me parece bastante probable. Los países temen quedar excluidos del libre comercio del AFTA, pero sus economías no están preparadas aún para manejar todas las otras regulaciones del AFTA, las cuales, comparadas con las normas de un TLC tradicional, son ya bastante profundas. Tanto los países que son miembros plenos del AFTA como los que buscan su ingreso consideran que sus economías no son lo suficientemente estables para tal propósito. Si los países miembros del AFTA insisten en que la única categoría posible es la de socio pleno, pueden perjudicar seriamente a estos países.

Aunque hay quienes SC manifiestan en contra, particularmente en EEIJIJ, yo creo que se debería prestar una seria consideración al diseño de distintas categorias de miembro asociado en el AFTA. Como un comienzo, sugiero las siguientes condiciones para los miembros asociados:

0 La categoría de asociado regiría sólo para el libre comercio de mercade- rías,

PANEL. ,,SON EL NAFTA Y EL MERCOSIJR El CAMINO IIAC‘IA LA INTEGRAClON 373

ii) no debe haber excepciones al libre comercio de mercaderías (salvo las que ya están contempladas en el NAFTA): lo único que podrid ser nego- ciable es el calendario para la eliminación arancelaria,

iii) la categoria de asociado implicaría un compromiso para transformarse en un miembro pleno dentro de un cierto número de años (entre S y 20) previa negociación, y

iv) el paso de la categoría de asociado a la dc miembro pleno podría ser ace- lerado por mutuo acuerdo entre el socio y todos los miembros existentes del AFTA.

MARCELO DE PAIVA ABREU

Los acuerdos del NAFTA han sido criticados por la ausencia de reglas de ingreso adecuadamente detalladas, puesto que las existentes son extremadamente vagas. Sin embargo, la especificidad de muchos de los temas bilaterales hace casi imposible el establecimiento de reglas dc ingreso simples antes de que comiencen las negociaciones de apertura.

En cl caso de Brasil, la motivación inicial para desarrollar vínculos económicos más estrechos con Argentina fue principalmente de naturaleza política, mientras que la movilización dc intereses económicos en el mercado expandido se iba desarrollando más lentamente. La alternativa de avanzar primero en las relaciones preferenciales cm Argentina y después hacia un mercado común que integrara también a Paraguay y Uruguay también fue ganando fuerza poco a poco. En el mismo período Brasil profundizó sus nexos con la coalición Caims de comerciantes agrícolas leales al GATT y emprendió una reforma arancelaria radical. I,a elevada y persistente inflación en Brasil ha opacado el alcance de las reformas económicas, sobre todo en relación a la política comercial. El arancel promedio brasilefio cayó desde 55% en 1988 a alrededor del 14% actual, un porcentaje que está por debajo del de Argentina, aunque presenta una varianza mas alta.

La idea de entrar en un acuerdo bilateral con Estados Unidos siempre provocó reacciones muy diversas en los países del MERCOSUR, en especial en Argentina y Brasil, y hasta hace muy poco ello seguía siendo así. En el caso brasileño existía una clara conciencia dc las limitaciones impuestas por la inestabilidad económica provocada por la inflación, limitaciones que correctamente fueron consideradas un impedimento efectivo para una mayor integración con Estados Unidos.

Existía asimismo una intuición acertada acerca de que un TLC entre Brasil y Estados Unidos generaría una alza en las exportaciones al mercado norteamericano que, sin embargo, sería superada con creces por el incrcmcnto de las importaciones desde Estados Unidos.

374 PANELISTAS

‘También se percibia que las característicamás relevantes del NAFTA no se relacionan con el comercio preferencial, sino con la inversión y con los nuevos temas de la agenda económica, como son los derechos ambientales y laborales. En las negociaciones para el ingreso de México al NAFTA, aquel aceptó abrir scctorcs como los de servicios financieros y telecomunicaciones a la participación de capital extranjero con goce de tratamiento nacional. En Brasil la presencia de capital extranjero en dichos sectores -como tambien en el petróleo y la mineria- está acotada constitucionahnenle.

Brasil fue consciente de que una eventual negociación de comercio preferencial con Estados Unidos habria requerido de una movilización política mayor que la generada en México. En contraste con el más de 70% de dependencia mexicana respecto de los mercados de Estados Unidos, el comercio de exportación e importación entre Brasil y Estados Unidos alcanza entre el 20-25% del comercio total brasileño. Por dicha razón resulta fácil percibir que Brasil está bastante conforme con ser el último de la lista en el proceso de integración con Norteamérica.

Ahora, desde que MERCOSUR es una realidad desde principios de 1995, la ambivalencia previa hacia el NAFTA en gran medida ha desaparecido. A ello contribuyó el impacto de la resolución de la Cumbre de las Américas que plantea que las negociaciones que apuntan a la integración hemisférica deberían concluirse a más tardar el año 2005. El impacto neto de los recientes acontecimientos electorales en Estados Unidos y la nueva crisis mexicana parcccn conducir a la propuesta de las autoridades de Estados Unidos de un plan o una agenda más lenta.

Las futuras negociaciones de integración hemisférica quizá puedan llevarse a cabo entre las subregiones existentes. Lo único natural es que el NAFTA, por mucho la más grande de dichas áreas, debería estar en el núcleo de tales negociaciones; pero parece ser de utilidad la idea de una convergencia de iniciativas subregionales y un relativo abandono de un plan estrictamente secuencial de integración con EEUU o el NAFTA.

Ahora es el momento para la consolidación del MERCOSUR. El énfasis de las negociaciones futuras se hará sobre nuevos temas tales como el comercio de servicios, las reglas sobre inversión extranjera y las adquisiciones públicas, más allá de la agenda puramente comercial. En cuanto a las posibles dificultades hacia adelante, quizá la más importante se relaciona con la coordinación de las políticas macrocconómicas, especialmente entre Argentina y Brasil. Tipos de cambio real estables son un requisito previo insoslayable para una convergencia verdadera. En este sentido, uno puede pensar en el relativo encierre establecido por MERCOSUR como un factor que dificulta la adopción de políticas macroeconómicas irresponsables. Las dificilcs condiciones sociales en Brasil -aun tras las correcciones del bajo

PANtI ,,SON CL NAFTA Y EL MEK(‘OStJR EL CAMINO HACIA I A IN’II-GR4CION 375

nivel de PIB per cápita- pueden asimismo constituirse en dificultades futuras.

Con un calendario para la integración hemisférica tan pausado -algunos dirían “realista”- como el que se definió en Miami, la futura expansión de un TLC sudamericano alrededor del núcleo compuesto por el MERCOSUR también comienza a ganar credibilidad. Con las limitaciones mencionadas, un escenario optimista sobre la integración incluiría inicialmente movimientos políticos serios tendientes a la convergencia NAFTA-MERCOSIJK; ello si la estabilización macroeconómica se mantiene tanto en Argentina como en Brasil, esto es, no antes de 1998 o 1999.

i,Qué pueden hacer aquellos países que probablemente se verán excluidos de los principales arreglos comerciales por algunos años, en respuesta a la erosión de preferencias en el mercado de Estados Unidos? Yo creo que las medidas para aliviar estas economías mediante el acceso a mercados alternativos en América Latina son de muy poco alcance, dada la concentración de su comercio con Estados Unidos. Así pues, la solución depende principalmente de la política futura de Estados Unidos.

RICARDO FFRENCH-DAVIS

En mi opinión el NAFTA no es el camino, aunque ese tratado ha abierto el camino a la integración regional. Entre otros efectos, alentó la profundización del MERCOSUR, que sí está entre las vías naturales de integración latinoamericana. El lugar natural para el NAFTA es más bien al final, no al inicio. Antes de la Iniciativa de las Américas el tema de la integración se había pasivkado y el lanzamiento de ésta desató rápidamente la inquietud y la acción en este terreno. Los 33 acuerdos comerciales bilaterales o multilaterales vigentes son de data reciente. En efecto, después de junio de 1990 se reabrió el camino hacia la integración latinoamericana y, en mi opinicin, podemos avanzar en esa dirección perfeccionando las diversas formas de cooperación intralatinoamericana a la luz dc lo que ha sucedido en los últimos dos o tres años. Quisiera reforzar este planteamiento discutiendo qué es lo que está detrás de la integración y cómo funciona la economía en este ámbito, comentar acerca del comercio intrarregional en el mundo y en América Latina y, en el caso de Chile, el tema de la apertura unilateral versus la negociada y las negociaciones en el marco de lo que hemos llamado regionalismo abierto. Finalmente, quisiera hacer algunas consideraciones respecto de Chile y el NAFI‘A cspecíticamente.

376 PANELISTAS

Una parte sustancial del comercio internacional es intra regiones 0 intra acuerdos de integración, cl cual creció más rApido que el comercio mundial en los illtimos diez años y en el último tercio de siglo. El factor geográfíco ha jugado un papel importante. pero no basta la vecindad si no existen otros elementos y en muchos casos este factor no ha sido lubricado, dada su ausencia o fragilidad, por los márgenes de preferencia y otros aspectos que incluyen las diversas formas de cooperación regional existentes. Sin embargo, el intercambio intra hizo que el comercio mundial creciera más rápido -aunque el comercio extra pudiera haber crecido más lento-es decir, el comercio mundial total creció más rápido gracias a la existencia dc los acuerdos intra regionales o parciales que se desarrollaron en cl mundo en el último tercio de siglo.

América Latina aparece atrasada en ese proceso. Distintas maneras de cuantificar esto dan como resultado que América Latina está remgdda en comparación con otros países y regiones. Eslo es preocupante pues se está subaprovechando un elemento determinante del comercio en la inserción en la economía mundial. La explicación de esto radica en el hecho de que el comercio nuevo, más allá de la expansión del comercio tradicional, aparece asociado a la creación de mercados donde no existía para determinados productos y destinos geográlicos. Y esto tiene que ver con canales de comercialización, de financiamiento del comercio, y de transporte, flujos de información. estandarización de normas y procedimientos, etc., que son ámbitos donde América Latina tenía menos desarrollado lo intra que lo extra regional. Esto yo lo veo como una distorsión existente que es conveniente superar. y que los acuerdos de cooperación regional ayudan a remover, creando o “completando” mercados’. Es evidente que los factores mencionados son más significativos en las exportaciones no tradicionales, en las manufacturas, en los servicios asociados a ellas, en los productos que tienden a tener mayor valor agregado y ser más intensivos en conocimiento que nuestras exportaciones tradicionales; ello también incluye numerosos recursos naturales no tradicionales. Todas éstas son actividades nacientes o incipientes, son la nueva infant industrio.

Pese a esto, cl escaso comercio intra latinoamericano ha crecido signifi- cativamente en los últimos tres o cuatro años, en el marco de los acuerdos sus- critos, la liberaliración unilateral, las reformas económicas, etc., y ha estado creciendo más rápido en manufacturas. En efecto, si excluimos a México, en

PANEL ,,SON EL NAFTA Y l-l MtRCOSIIR CL CAMINO HACIA LA INTEGKACION 377 .-

el trienio 199 I-93 las exportaciones manufactureras intra latinoamericanas crecieron en 120%, mientras que las totales se expandieron sólo 40% y las destinadas al mercado estadounidense en 25%. En el caso de Chile, en el mis- mo período las exportaciones manufactureras intra latinoamericanas crecieron en 1 SO?/o. frente a un 60% dc las exportaciones totales y un 36% de las desti- nadas a los EE.UU. De este modo, el mercado latinoamericano cobra mayor importancia para las exportaciones de manufacturas chilenas que los mercados japonés, europeo y estadounidense juntos. Sin embargo, el peso de todas és- tas es muy pequeño -2% del PIB lo cual implica que, pese a su rápido crc- cimiento, tengan una capacidad de arrastre del conjunto de la economía muy limitada.

Todo esto indica que el espacio más promisorio para desarrollar una ex- portación más asociada al crecimiento con equidad cn Chile -la profundiza- ción de la llamada segunda ctapa exportadora- es el MERCOSIJR y otros países de América Latina. Esto de ninguna trianera excluye al resto del mun- do, porque no sólo es importante la manufactura y los servicios asociados a ella sino también los demás sectores productivos y exportadores con distintos pesos relativos según tipo de producto y destino: para las manufacturas, el mercado latinoamericano es el esencial, pero para otros productos otros mer- cados pueden ser mucho más importantes.

En lo referente a si la apertura debe ser unilateral o reciprocada (negociada), opino que debe ser negociada, aunque esto no significa que siempre deba ser así. Por ejemplo, cuando América Latina y Chile tenían sus importaciones excesivamente restringidas dentro dc cierta gradualidad y enfoque integrado’, la apertura unilateral, en los años sesenta y setenta, evidentemente traía beneficios. Todo depende del contexto en el cual nos encontremos. Asi, cl conjunto de los paises de la región ejecutaron aperturas unilaterales significativas y hoy tienen niveles de protección moderados o bajos en comparación a los niveles notablemente excesivos de los años 70.

Ahora lo importante es tener presente en qué coyuntura estamos hoy después de ese proceso de liberalización unilateral. Entre 1990 y 1994 el con- junto dc países de América Latina ha revaluado con distintas intensidades sus tipos de cambio’, lo cual incide sobre la elicacia del ajuste estructural que se

37x PANELISTAS

ha producido en nuestras economías. En ese cmte><to, si esta revaluación no es corregible en el mediano plazo. el comercio intra regional tiene otro argu- mento a favor en el corto plazo, ya que esos retrasos cambiarios también han afectado a estos mercados en proceso de desarrollo. En efecto, si analizamos el escenario con mucho pragmatismo, encontraremos que hay un espacio muy eficiente para impulsar la cooperación intrarregional. entre países que están enfrentando coyunturas similares.

Cuando hablamos de Estados Unidos, Europa, Japón, APEC, etc., los argumentos son dc otra naturaleza ya que estamos considerando otros segmentos exportadores, distintos a los más relevantes para el comercio intra latinoamericano. En estos últimos, los beneficios del acceso negociado a mercados son más claros, dado que se realiza entre países con atributos comunes en cuanto a las características de sus mercados, lo cual hace viable un ajuste estructural más eficiente, lidcrado por exportaciones con mayor valor agregado, todo lo cual redunda en una adecuada complementación entre cooperación y la significativa apertura unilateral ya operada en América Latina.

Esto nos conduce nuevamente al regionalismo abierto7, en el cual el avance más acelerado en la integración intralatinoamericana. dado lo que se ha realizado en las relaciones comerciales con el resto del mundo, hace menos riesgosa la cooperación regional y más eficaz la apertura global que ya se hizo, limitándose así los riesgos de las desviaciones de comercio. En este punto, es importante señalar los requisitos para que este proceso dc ajuste estructural y cooperación regional funcione de manera más eficaz y con mayor fluidez, de modo que permita aprovechar las oportunidades. Podríamos mencionar muchos elementos +apacitación, educación, etc.- pero nos concentraremos en dos porque son los más relacionados con lo que planteamos más adelante: el tipo de cambio real y la inversión.

Ya hemos mencionado que en América Latina los tipos de cambio real se han retrasado en los años noventa”. De otro lado, la tasa de formación de capital es muy baja, entre 4 y 6 puntos por debajo del nivel del período 1977-81. Algunos podrían decir que ésta cs más eficiente, pero la eficiencia no compensa 6 puntos porcentuales menos. Es cierto que estamos mejorando en tasa de formación de capital, habiendo alcanzado un nivel de 18% ó 19% del PIB en 1993-94, pero continúa siendo un nivel demasiado bajo’.

América Latina, Fondo de Cultura Económica, Santiago y México D 1.. IYYS 7 Véase CEPAL. El re~ro>~alrsnzo abfrr-ro en 4n,P>-rea Lntrnn~ e/ Cnt?h<c Santia@. 19Y4 8 Entre 1990 y 1993. los tipos de cambio real del 93% de América Latina (ponderada por sus

PlB) se revaluaron 9 Evidentemente. el “efecto Tequila” traerá una baja sustancial del coeficiente, en particular en

Argentina > Mcxico

PANI L ,,SON El. NAFTA Y EL MERCOSUR Fl (‘AMINO IIACIA 1.A INTEGRACION 379

Asimismo, hay un masivo ingreso dc capitales externos, pero dos terceras partes de éstos se destinan a consumo de bicncs importados, desplazando así al ahorro nacional. En otras palabras, hay un desplazamiento de ahorro nacional por parte del ahorro externo. Todo esto, sumado a las apreciaciones cambiarias, configuran un a.juste macroeconómico desequilibrante. El e.jemplo más dramático de esto lo constituye México, donde se dieron estos tres elementos no sólo en los últimos doce meses sino en los últimos 30 ó 36 meses. Es una grave tergiversación de los hechos sostener que el problema mexicano obedece (exclusiva o principalmente) a un mal mane,jo fiscal y monetario en 1994.

Entonces, nos preguntábamos qué podemos esperar de un proceso de integración al NAFTA post-diciembre de 1994. A menos que éste fuese un proceso cuya dinámica fue absolutamente independiente de la economía política, uno esperaría que se tomase más lento de lo que iba a ser anteriormente, lo cual está relacionado con la pregunta inicial acerca de si es o no el camino. Nos parece que el proceso va a ser notoriamente más lento. Afortunadamente, creo que no sólo para latinoamérica sino también para norteamérica, cl MERCOSUR se moverá más rápido que NAFTA. Aunque yo preferiría que el MERCOSUR fuese aún más rápido. con las debidas gradualidades salvaguardias, y acordando lo más rápidamente posible las secuencias en los diferentes mecanismos de cooperación intra latinoamericana que tenemos. Un problema importante que debemos afrontar es la multiplicidad e incompatibilidad entre acuerdos comerciales de distinta naturaleza entre diferentes países y grupos de paises. los cuales tienen distintas velocidades y combinaciones de preferencias comerciales y armonizaciones de políticas. Este es un problema serio que aún no ha emergido con toda su intensidad y, aunque se ha mencionado mucho, se ha hecho muy poco por abordarlo.

Otro elemento importante a considerar es el shock de los eventos ocurridos en México -económicos y políticos- los cuales eran de algún modo predecibles hace 3 años dado el inmenso desequilibrio que ya existía en 1992 entre el gasto y el producto mexicano. Sin duda esto va a repercutir en la viabilidad de los avances y las intensidades de cobertura del NAFTA.

Chile, NAFTA e integración parcr el de.~urrollo

En lo referente a si la integración al NAFTA es buena o mala para Chile, yo creo que sólo es positiva. dentro de una estrategia donde el país se mueve en distintos frentes: con el MERCOSUR. con la Unión Europea, con APEC yue es a más largo plazo y con el NAFTA también con menor urgencia. Abordar con igual velocidad e intensidad todos estos procesos es una tarea

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gigantesca. En ese contexto. la secuencia ayuda a organizarse mejor, a discutir más ampliamente, lo cual es muy importante ya que éstas son decisiones trascendentales para un país, que por lo mismo no se deben adoptar al margen dc la gente, de las organizaciones sociales, empresariales y políticas. Madurar los planteamientos en la gama más amplia de temas permite negociar mejor posicionados. La experiencia mexicana. con todo lo tamentabte que es, es aleccionadora a este respecto.

Finalmente, quisiera rcfcrirme nuevamente al tema cambiario y al tema macrofínanciero. Su presencia en el NAFTA ha ayudado a México después de la crisis. Sin embargo, antes del 20 de diciembre contribuyó a su desequilibrio macroeconómico y agravó la necesidad de ajuste posterior. En verdad, lo empujo en el camino de absorber esos 100 mil millones de dólares de fondos externos que México recibió y utilizó entre 1991 y 1994, profundizando así el desequilibrio y por ende la intensidad y costo del ajuste posterior. Algo similar podría suceder en el futuro en distintos procesos de negociación, de allí la importancia de evitar que esto se repita.

El otro punto se refiere a la necesidad de que el país que SC embarca cn

un proceso de negociación mantenga autonomía en el manejo macroeconómico, condición esencial para el crecimiento con estabilidad y con equidad. Y las tendencias son fuertes en dirección a recortar esa autonomía e ir hacia una apertura linanciera irretlcxiva c indiscriminada, fuente privilegiada de inestabilidad cambiaria y macroeconómica. Esta es la advertencia principal para las futuras negociaciones.