10 El anarquismo, La revolución silenciada, Angel Luis Parras

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EL ANARQUISMO Y LA REVOLUCION ESPAÑOLA PRESENTACIÓN por Ángel Luis Parras Los anarquistas de ayer y los anarcoliberales de hoy Los grandes acontecimientos, las convulsiones sociales y en especial las que son vividas como derrotas, traen aparejada inevitablemente una revisión de valores. Hay quienes recogen esas experiencias para enriquecer el pensamiento revolucionario. Pero es bien cierto que los hay, y son muchos, los que encuentran en esos hechos la prueba “irrefutable” para condenar “por obsoleta” la tradición revolucionaria. Emprenden así la búsqueda de una “nueva verdad” que, a la postre, acaba siendo una vulgarización de ideas del pasado. La historia de la lucha de clases esta repleta de ejemplos de estas conductas y los acontecimientos del 89, con la caída del muro de Berlín y de los regímenes stalinistas, ha sido fuente de inspiración de

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EL ANARQUISMO Y LA REVOLUCION ESPAÑOLA

PRESENTACIÓNpor Ángel Luis Parras

Los anarquistas de ayer y los anarcoliberales de hoy

Los grandes acontecimientos, las convulsiones sociales y en especial las que son vividas como derrotas, traen aparejada inevitablemente una revisión de valores. Hay quienes recogen esas experiencias para enriquecer el pensamiento revolucionario. Pero es bien cierto que los hay, y son muchos, los que encuentran en esos hechos la prueba “irrefutable” para condenar “por obsoleta” la tradición revolucionaria. Emprenden así la búsqueda de una “nueva verdad” que, a la postre, acaba siendo una vulgarización de ideas del pasado.

La historia de la lucha de clases esta repleta de ejemplos de estas conductas y los acontecimientos del 89, con la caída del muro de Berlín y de los regímenes stalinistas, ha sido fuente de inspiración de innumerables corrientes e intelectuales que, considerando que “el socialismo murió”, acabaron tirando el agua sucia con el niño dentro y emprendiendo la búsqueda desesperada de la “nueva verdad”.

Un ataque generalizado de fiebre liberal en todas las esferas de la vida fue un subproducto del derrumbe de los regímenes stalinistas del Este europeo. En plena efervescencia del “individualismo”, las ideas anarquizantes, libertarias, adquirieron una enorme familiaridad. En realidad, como afirma el personaje de “El banquero anarquista”, del cuento del ilustre escritor lusitano Fernando Pessoa, “en tiempos de decadencia todo el mundo es anarquista, quienes lo son y quienes se ufanan de no serlo. Pues cada cual se toma así mismo como regla”

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Puestos a tomarse a si mismos como regla, la experiencia del pasado pierde su valor para los nuevos ideólogos. La historia carece de interés especial y la “nueva verdad” aparece lejos, muy lejos de la ciencia social, del sustento material: las ideas se recrean en las ideas mismas, dando paso a la mística y sacando a manotazos el “obsoleto” materialismo marxista.

Uno de los intelectuales que alcanzó en los últimos años mayor renombre internacional en la izquierda es el economista escocés John Holloway. Su libro “Como cambiar el mundo sin tomar el poder”, un libro cuyo título es todo un programa, se ha convertido en “guía” para una parte de la izquierda en el mundo.

Cambiar el mundo sin tomar el poder, ¿una idea nueva?

Según Holloway, “cambiar el mundo por medio del Estado, es el paradigma que ha predominado en el pensamiento revolucionario por más de un siglo (...) El paradigma del Estado, es decir, el supuesto de que ganar el poder es central para el cambio radical, dominó además de la teoría, también la experiencia revolucionaria durante la mayor parte del siglo XX (...) La aparente imposibilidad de la revolución a comienzos del siglo veintiuno refleja, en realidad el fracaso histórico de un concepto particular de revolución, el que la identifica con el control del Estado”. (...) No ven que, si nos rebelamos en contra del capitalismo no es porque queremos un sistema de poder diferente, es porque pretendemos una sociedad en la cual las relaciones de poder sean disueltas. No puede construirse una sociedad de relaciones de no-poder por medio de la conquista del poder. Una vez que se adopta la lógica del poder, la lucha contra el poder ya está perdida.”1

Para Holloway, “la única manera en la que hoy puede imaginarse la revolución es como la disolución del poder”. “Este es entonces el desafío revolucionario a comienzos del siglo XXI: cambiar el mundo sin tomar el poder” El zapatismo es presentado como el modelo: “los zapatistas han

1 Todas las citas de John Holloway corresponden a su libro “Cambiar el mundo sin tomar el poder. El significado de la revolución hoy”. Edición El viejo Topo. Las negritas son mías

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afirmado que quieren hacer el mundo de nuevo, que quieren crear un mundo de dignidad, un mundo de humanidad, pero sin tomar el poder”. El “estatismo” aparece así como el mal de origen, el hilo conductor que identifica a todos, a socialdemócratas, estalinistas, trotskistas... Todos en el mismo saco hollowayano del “estatismo”.

El antagonismo entre capital y trabajo se traslada ahora a la “repulsión mutua del capital y de la humanidad”, al estilo de Toni Negri, y contra la respuesta reformista y la “revolucionaria tradicional”, habría una tercera vía: el “archipiélago de poderes”, la “construcción de autonomías”. Admiradores de Holoway lo expresan así: “Aquello que me parece esencial del mensaje que nos mandan los zapatistas es una reflexión más profunda sobre el poder que no es el Poder sino un archipiélago de poderes. Una concepción que nos dice que no se puede tomar el poder, porque el poder no es un sitio: una Bastilla o un Palacio de Invierno. El poder está difuso en la sociedad, el poder es una multiplicidad de relaciones sociales a las que hay que dar alternativa una a una y en la globalidad.

La alternativa en todas partes es la democracia irrestricta, la construcción de la autonomía a todos y cada uno de los niveles. De ahí que la idea de red no es sólo una idea simpática, más o menos ingenua. Por el contrario, sólo construyendo redes, contrapoderes reales, sólo creando lentamente espacios de rebeldía se puede pensar en cambiar las cosas y en cambiar la sociedad”2.

Pero, esta “nueva estrategia revolucionaria” que nos proponen para el siglo XXI ¿es realmente nueva?

El rigor científico y la vieja “nueva verdad”

John Holloway es un reconocido profesor de la Universidad de Edimburgo y desde 1993 profesor de sociología en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades en Puebla, México. En 1962 Thomas S. Kuhn, un físico norteamericano, publicó un trabajo que

2 “Viaje al otro lado del espejo o La solidaridad de los seres de corazón moreno con los rostros pálidos”. Joan Tafalla

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acabaría siendo una referencia mundial, “La estructura de las revoluciones científicas”. A él se le debe el término de paradigma, entendido como el marco de referencia que alcanza una rama de la ciencia en un determinado momento histórico y que se convierte en el punto de partida obligado de la investigación científica, sea para reafirmarla, perfeccionarla o directamente para refutarla. Para Kuhn, “una vez descubierto un primer paradigma a través del cual ver la naturaleza, no existe ya la investigación con ausencia de paradigmas”.

Holloway sustenta su teoría-programa (“hacer la revolución sin tomar el poder”) omitiendo el rigor científico que señala Kuhn. Arranca desconociendo la historia, no partiendo de quienes ostentan en forma irrefutable el paradigma del anti-poder, la anti-política..., es decir, el anarquismo. A la pasada, dice Holloway que “hasta hace poco, el debate teórico y político (al menos en la tradición marxista) ha estado dominado por estas tres clasificaciones: Revolucionario, Reformista y Anarquista”. Y sentencia, varias líneas después, que “ambos enfoques, el ‘reformista’ y el ‘revolucionario’ han fracasado por completo en cumplir con las expectativas de sus entusiastas defensores”. Así pues, fracasadas las estrategias de reformistas y revolucionarios, la historia solo habría reafirmado una: la anarquista. Sin embargo, Holloway se abstiene de reivindicarlo.

Más aún, afirma desconocer cómo se puede ’cambiar el mundo sin tomar el poder’: “Los leninistas -dice- saben qué hacer o solían saberlo. Nosotros no. El cambio revolucionario es más desesperadamente urgente que nunca, pero no sabemos qué significa “revolución” (...) Hemos perdido toda certeza, pero la apertura de la incertidumbre es central para la revolución”. Holloway debería recordar a Kuhn con un cierto desasosiego: para

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el físico norteamericano, “rechazar un paradigma sin reemplazarlo con otro, es rechazar la ciencia misma”3.

En realidad, Lejos, las teorías de Holloway y sus seguidores están muy lejos de constituir novedad alguna. No pasan de ser una vuelta al pasado, de retrotraer el pensamiento hacia una febril versión liberal de las teorías del anti-poder y la anti-política, cuya audiencia sólo se explica por lo que señalaba el personaje de Pessoa: en los tiempos de confusión ideológica, de liberalismo febril añadamos, “todo el mundo es anarquista, quienes lo son y quienes se ufanan de no serlo. Pues cada cual se toma así mismo como regla”

La revolución española: la prueba de fuego del anarquismo Los seguidores de las teorías de Holloway y del antiestatismo en general deberían estudiar las lecciones de la revolución española. No encontrarán en la historia pasada un ejemplo mas vivo, rico y heroico para ver a la luz de los hechos las consecuencias de las teorías del anti-poder y la anti-política, de los “archipiélagos de poderes”, la “construcción de autonomías” y la “democracia irrestricta”.

«Todos los gobiernos son detestables y nuestra misión es destruirlos», «todos los gobiernos sin excepción son igualmente malos, igualmente despreciables», «todo gobierno es liberticida»4 , repetían los dirigentes anarquistas de la FAI y de la influyente CNT. “Para nosotros, todos los políticos son iguales en demagogia electorera, en escamotear los derechos del pueblo, en afán de notoriedad, en arribismo, en acierto para criticar desde la oposición y en cinismo para justificarse desde el poder”. “Nosotros no necesitamos gobierno ni Estado. Eso lo necesitan los burgueses para que

3 La estructura de las revoluciones científicas. Thomas S. Kuhn. Fondo de Cultura Económica.4 Prensa anarquista de los años 30, citado con detalle por Burnett Bolloten

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defiendan sus intereses. Nuestros intereses son únicamente el trabajo y éste lo defendemos sin necesidad de Parlamento”5

Sin embargo, la revolución desencadenada tras el levantamiento obrero del 19 de julio colocó (como sucede cada vez que se produce ese momento histórico excepcional que es una revolución social) el problema del poder en el centro de la situación. La revolución no es otra cosa, en realidad, que la lucha por el poder.

Comités revolucionarios en todos los lugares, barricadas, las fábricas en manos de los trabajadores, obreros en armas constituyendo milicias y patrullas de control, organizando la distribución, el transporte, la sanidad..., un auténtico “archipiélago de poderes” obreros. En un viejo trabajo de Abel Paz recientemente reeditado, el escritor anarquista relata cómo la CNT era “dueña de la situación”. Cuando la delegación cenetista se entrevistó con el Presidente de la Generalitat, Companys les dijo: “Siempre habéis sido perseguidos duramente. Y yo, con mucho dolor (...) me he visto obligado a enfrentarme y perseguiros (...) Hoy sois dueños de la ciudad y de Cataluña (...) Habéis vencido y todo está en vuestro poder. Si no me necesitáis o no me queréis como presidente de Cataluña, decídmelo ahora, que yo pasaré a ser un soldado mas en la lucha contra el fascismo”6

La clase obrera, con la CNT al frente, era dueña de la situación, la democracia irrestricta para los trabajadores; el archipiélago de poderes obreros, los “contrapoderes”, las “autonomías” construidas por doquier ¿y cual fue la política de los enemigos jurados del estatismo? Según el dirigente anarquista García Oliver: “La CNT y la FAI se decidieron por la colaboración y la democracia, renunciando al totalitarismo revolucionario que había de conducir al estrangulamiento de la Revolución por la dictadura. Fiaba en la palabra y en la persona de un demócrata catalán y mantenía y sostenía a Companys en la Presidencia de la Generalitat”7. Abad de Santillán, por su parte, señala: “Pudimos quedarnos solos, imponer nuestra voluntad absoluta, declarar caduca la

5 Idem6 La guerra de España: Paradigma de una revolución, Abel Paz, Ediciones Flor del Viento. Las negritas son mías7 Idem

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Generalitat y colocar en su lugar un verdadero poder del pueblo, pero no creímos en la dictadura cuando se ejercía contra nosotros y no la deseábamos cuando podíamos ejercerla nosotros mismos a expensas de otros. La Generalitat habría de quedar en su lugar con el presidente Companys a la cabeza”.

Los enemigos jurados del Estado y de cualquier Gobierno, acabaron sosteniendo a un gobierno en ruinas, colaborando en la reconstrucción del derruido estado burgués y, en menos de cuatro meses, colocando cuatro ministros anarquistas en el Gobierno de Largo Caballero. La revolución española mostró de nuevo que una revolución, cuando estalla, no deja espacio para la simple negación del estado sino que exige, además, su conquista. La tesis central del anarquismo: pasar del estado capitalista a la anarquía, disolviendo el Estado, disolviendo todo poder, sin transición alguna, es decir, hacer la revolución sin tomar el poder, quedó enterrada en medio del drama de la revolución española de 1936.

Los dirigentes anarquistas de entonces, como los anarcoliberales febriles de hoy, al estilo de Holloway, presentan al Estado a la manera hegeliana, como el subproducto de la “idea moral”. El Estado, o su ausencia, sería algo librado sin más a la voluntad colectiva y moldeado con arreglo a nuestras ideas preconcebidas. El marxismo sostuvo, contra estas concepciones idealistas, que “el estado es el producto y la manifestación del antagonismo irreconciliable de las clases (…)que aparece donde y en la medida en que los antagonismos de clase no pueden objetivamente ser conciliados (…) que es un órgano de dominación de clase y (…) que el proletariado no puede derrocar a la burguesía si no empieza por conquistar el Poder político, [transformando] el Estado en el ‘proletariado organizado como clase dominante’”8. Sólo cuando las clases hayan sido definitivamente eliminadas, el Estado se extinguirá y el poder político será sustituido por la simple administración de las cosas.

Presentar en el siglo XXI la vuelta a la democracia, la soberanía de los ciudadanos, los espacios de contrapoder... como las “nuevas” estrategias para la transformación social, no pasa de ser una burla.

8 Idem

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Hace ya tiempo que el socialdemócrata alemán Bernstein sostenía que bastaba proseguir con las cooperativas y profundizando los espacios de poder conquistados, para ir “desalojando sucesivamente a la clase capitalista”. La estrategia de “transformación pacifica y gradual” ha sido santo y seña del reformismo desde hace más de siglo y medio. Pero, como ya entonces decían los marxistas revolucionarios, la premisa de semejante estrategia es esperar que las clases explotadoras (los imperialistas, añadimos hoy), que disponen del poder político y militar de sus respectivos Estados, tengan a bien permitir que los espacios de contrapoder se desarrollen hasta acabar con el yugo capitalista, sin oponerse a dicho proceso ni tratar de impedirlo a sangre y fuego. Sin embargo, entonces y, aún más ahora, todo indica que esa resistencia sólo podrá ser quebrada por un enérgico desplazamiento de fuerzas, es decir, una revolución que asalte el Estado.

Toda la experiencia revolucionaria de la clase obrera desde la Comuna de París allá en 1871 hasta el presente más actual, muestra que no hay la menor opción de transformación revolucionaria de la sociedad, de acabar con el capitalismo y el imperialismo, sin la destrucción del estado burgués y su sustitución transitoria por un poder obrero, por un estado de los trabajadores, por lo que el marxismo revolucionario históricamente ha designado como dictadura revolucionaria del proletariado. Por suerte o por desgracia, la estrategia revolucionaria del Siglo XXI va a seguir teniendo como clave de bóveda la política hacia el Estado y la lucha por el poder. 70 años después de la revolución española, este asunto continúa siendo la línea divisoria entre reformistas y revolucionarios.

Buenaventura Durruti: “Nuestro campo de lucha es la revolución”

La capitulación de los dirigentes de la CNT, su inclusión en el Gobierno de Largo Caballero, no se hizo sin embargo sin una tenaz oposición desde las filas del anarquismo. El drama para miles de militantes anarquistas se expresó en su oposición a los decretos gubernamentales de disolución de las milicias y en especial en los Hechos de Mayo de 1937. Mientras los García Oliver, Federica Montseny

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y compañía estaban en el Gobierno, miles de militantes anarquistas eran perseguidos y encarcelados. La muerte de Camilo Berneri en los hechos de Mayo del 37 simbolizó como pocos el drama de muchos de los mejores luchadores de la revolución.

Pero el hombre que mejor encarnó el heroísmo de la clase obrera, su tenacidad revolucionaria, su espíritu de sacrificio y la firme convicción de que guerra y revolución eran un binomio indisoluble, fue Buenaventura Durruti.

Durruti pasó su vida entre las cárceles y las luchas obreras. Su figura ha sido objeto de burdas y viles calumnias, como las del cineasta Vicente Aranda que en su película Libertarias sitúa a Durruti como máximo defensor del decreto de exclusión de las mujeres de las milicias, cuando en esa fechas desgraciadamente Durruti ya había muerto. O como aquella campaña estalinista que, utilizando la frase de Durruti “renunciamos a todo menos a la victoria”, pretendió asociarle a su teoría frentepopulista de “primero ganar la guerra”.

Algunos golpes espectaculares llevados a cabo en distinto lugares del mundo, acrecentaron la fama de un Durruti “atracador”. Sin embargo fue Durruti quien en 1935, en pleno bienio negro y estando encarcelado encabezó la oposición contra los que se dedicaban “a la industria del atraco”. Su posición “bandidismo no, expropiación colectiva, sí” le acabó llevando ser juzgado por la CNT a su salida de la cárcel.

La figura de Durruti fue muy polémica y hasta muy criticada por varios sectores del anarquismo, que lo acusaron de infantilista y anarcobolchevique. La razón de fondo es que Durruti, guiado por un “sano empirismo”, por un irreductible instinto de clase que nunca abandonó, jamás aceptó disociar revolución y guerra. Sus batallas en el interior de la CNT siempre fueron guiadas por criterios que chocaban, inconscientemente o no, con los elementos centrales de los postulados anarquistas. Como miembro del grupo “Nosotros” defendía y construía la “organización revolucionaria”, cosa que “encontraría opositores en muchos militantes (…) que confiaban más en las espontaneidad de las masas que en la organización revolucionaria”9. Esta concepción lejana al

9 Durruti en la revolución española, Abel Paz. Editorial La esfera de los libros

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culto al espontaneismo fue clave para la organización de los Comités de Defensa, que fueron decisivos en los acontecimientos del 19 de julio en Catalunya.

En vísperas del estallido de la revolución, el 1º de Mayo de 1936, la CNT celebró su Cuarto Congreso. Después de duros debates con un papel destacado de Durruti y del grupo “Nosotros”, el Congreso aprobó una resolución sobre la Alianza Obrera Revolucionaria dirigida a la UGT, invitando a esta central sindical a formar “un bloque de acción para ir a la destrucción del régimen capitalista e instaurar un régimen socialista basado en la democracia obrera” 10

Las polémicas que atravesaron el Congreso era “en el fondo (...) la cuestión del poder revolucionario, tabú que, al no atacársele directamente, contribuía a mantener equívocos, pues si no eran perjudiciales por el momento, lo serían tan pronto como los acontecimientos situaran a la CNT-FAI ante la realidad revolucionaria” 11

El 25 de julio poco antes de la partida para Aragón de la Columna que llevaría su nombre, un periodista canadiense entrevistaba a Durruti: “Todos los trabajadores de España saben que si triunfa el fascismo vendrá el hambre y la esclavitud. Pero los fascistas también saben la que les espera si pierden (...) Estamos decididos a terminar de una vez por todas [con el fascismo], y esto a pesar del Gobierno”, afirmó Durruti. “¿Por qué dice usted a pesar del Gobierno? ¿Acaso no está este Gobierno luchando contra la rebelión fascista?” le preguntó, un tanto sorprendido el periodista. La respuesta de Durruti sintetiza una visión de la revolución y una posición frente al Gobierno opuesta por el vértice a la que apenas unos meses después llevaría a los García Oliver y compañía a entrar en el Gobierno: “Ningún gobierno en el mundo pelea contra el fascismo hasta suprimirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se le escapa de las manos, recurre al fascismo para mantener el poder de sus privilegios. Y esto es lo que ocurre en España. Si el gobierno republicano hubiera deseado terminar con los elementos fascistas, hace ya mucho tiempo que hubiera podido hacerlo. Y en lugar de eso, temporizó, transigió y malgastó su tiempo buscando compromisos y acuerdos con ellos. Aún en este momento, hay miembros del gobierno que desean tomar medidas muy moderadas contra los fascistas”. Y Durruti sentenció: “Quién sabe si aún el Gobierno espera utilizar las fuerzas

10 Idem 11 Idem

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rebeldes para aplastar el movimiento revolucionario desencadenado por los obreros”.

El periodista prosigue: “Largo Caballero e Indalecio Prieto han afirmado que la misión del Frente Popular es salvar la República y restaurar el orden burgués. Y usted, Durruti, me dice que el pueblo quiere llevar la revolución lo más lejos posible ¿cómo interpretar esta contradicción?” “El antagonismo es evidente –dice Durruti- Como demócratas pequeño burgueses, estos señores no pueden tener otras ideas que las que profesan. Pero el pueblo, la clase obrera, está cansada de que le engañen. Nosotros luchamos no por el pueblo sino con el pueblo, es decir, la revolución dentro de la revolución. Nosotros tenemos conciencia de que en esta lucha estamos solos y que no podemos contar más que con nosotros mismos. Para nosotros no quiere decir nada que exista una Unión Soviética en una parte del mundo, porque sabíamos de antemano cual era su actitud en relación a nuestra revolución. Para la Unión soviética lo único que cuenta es su tranquilidad. Para gozar de esa tranquilidad Stalin sacrificó a los trabajadores alemanes a la barbarie fascista. Antes fueron los obreros chinos que resultaron victimas de este abandono...” 12

Por cuanto pueblo pasaba Durruti, paraba y decía: ¿Habéis organizado ya vuestra colectividad. No esperéis mas ¡Ocupad las tierras! (...) Tenemos que crear un nuevo mundo, diferente al que estamos destruyendo. Si no es así, no vale la pena que la juventud muera en los campos de batalla. Nuestro campo de lucha es la revolución.”

El 4 de noviembre de 1936, pocos días después de que el decreto de militarización hubiera sido a aprobado por la Generalitat y el mismo día que los dirigentes de la CNT, Federica Montseny, Juan García Oliver, Juan López y Joan Peiró se incorporaban como ministros al Gobierno de Largo Caballero, Durruti dirigía por Radio CNT-FAI un discurso desde el Frente de Aragón. Miles de trabajadores paralizaron la actividad para escuchar el discurso por los altavoces situados a lo largo de las Ramblas barcelonesas: “No han de olvidar las organizaciones obreras cuál debe ser el deber imperioso de los momentos presentes. En el frente, como en las trincheras, hay un pensamiento, sólo un objetivo. Se mira fijo, se mira adelante, con el sólo propósito de aplastar al fascismo. (...) Es necesaria una movilización efectiva de todos los trabajadores de la retaguardia,

12 Todas la citas de la entrevista corresponden al libro de Abel Paz antes citado

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porque los que ya estamos en el frente queremos saber con qué hombres contamos detrás de nosotros.

Los del frente pedimos sinceridad, sobre todo a la Confederación Nacional del Trabajo y la FAI (...) hay que empezar por organizar la economía de Cataluña, hay que establecer un Código en el orden económico. No estoy dispuesto a escribir más cartas para que los compañeros o el hijo de un miliciano coma un trozo de pan o un vaso de leche más, mientras existen consejeros que no tienen tasa para comer y gastar. Nos dirigimos a la CNT-FAI para decirles que si como organización controlan la economía de Cataluña, deben organizarla como es debido. (...) El fascismo representa y es, en efecto, la desigualdad social, si no queréis que los que luchamos os confundamos a los de retaguardia con nuestros enemigos, cumplid con vuestro deber. La guerra que hacemos actualmente sirve para aplastar al enemigo en el frente, pero ¿es éste el único? No. El enemigo es también aquel que se opone a las conquistas revolucionarias y que se encuentra entre nosotros, y al que aplastaremos igualmente.(...) Si esa militarización decretada por la Generalidad es para meternos miedo y para imponernos una disciplina de hierro, se han equivocado. Vais equivocados consejeros, con el decreto de militarización de las milicias. Ya que habláis de disciplina de hierro, os digo que vengáis conmigo al frente. Allí estamos nosotros que no aceptamos ninguna disciplina, porque somos conscientes para cumplir con nuestro deber. Y veréis nuestro orden y nuestra organización. Después vendremos a Barcelona y os preguntaremos por vuestra disciplina, por vuestro orden y por vuestro control, que no tenéis”13

El día 15 de Noviembre de 1936 más de 3000 integrantes de la columna Durruti combatían ya en Madrid, con él al mando. El 19 de noviembre una bala le hirió en la Ciudad Universitaria, donde falleció al día siguiente. El domingo 22 de noviembre, en Barcelona, Durruti era despedido en forma multitudinaria. El cortejo estaba presidido por numerosos políticos aunque el protagonismo del acto público fue acaparado por Companys, presidente de la Generalidad, Antonov-Ovseenko, cónsul soviético y Juan García Oliver, ministro anarquista de

13 Agustín Guillamon. Balance Cuaderno nº 25, 2ª edición Barcelona 2002

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Justicia de la República, que tomaron la palabra ante el monumento a Colón.

“Los tres coincidieron en ensalzar por encima de todo la unidad antifascista. El catafalco de Durruti era ya tribuna de la contrarrevolución. Tres oradores, excelsos representantes del gobierno burgués, del estalinismo y de la burocracia cenetista, se disputaban la popularidad del ayer peligroso incontrolado y hoy embalsamado héroe. Cuando el féretro, ocho horas después del inicio del espectáculo, ya sin el cortejo oficial, pero acompañado aún por una curiosa multitud, llegó al cementerio de Montjuic, no pudo ser sepultado hasta el día siguiente porque centenares de coronas obstaculizaban el paso, el agujero era demasiado pequeño y una lluvia torrencial impedía ampliarlo. La sagrada unidad antifascista entre burócratas obreros, estalinistas y políticos burgueses no podía tolerar incontrolados de la talla de Durruti: he ahí por qué su muerte era urgente y necesaria. Al oponerse a la militarización de las milicias, Durruti personificaba la oposición y resistencia revolucionarias a la disolución de los comités, la dirección de la guerra por la burguesía y el control estatal de las empresas expropiadas en julio. Durruti murió porque se había convertido en un peligroso obstáculo para la contrarrevolución en marcha”14

Con Durruti moría el dirigente que, a su manera, mejor expresaba cómo combatir al fascismo desde un criterio de independencia de clase, a diferencia del colaboracionismo frentepopulista de la dirección anarquista.Durruti fue un factor de primer orden en el papel de la clase obrera en Catalunya en julio de 1936. Pero Durruti, como diría Trotsky refiriéndose al rol de las personalidades en la historia, no cayó del cielo. Personificaba la tradición revolucionaria de la clase obrera española. Su muerte fue sin duda un golpe objetivo al proceso revolucionario en marcha. Sin Durruti quedó mas libre el camino para que el estalinismo, con la complicidad del Gobierno del Frente Popular y de la dirección anarquista, terminaran en mayo de 1937 la tarea de liquidar la revolución.

“Los Amigos de Durruti”

Los Amigos de Durruti es el nombre con el que se conoce a la Agrupación de la CNT Los Amigos de Durruti, fundada el l7 de marzo de

14 Ídem

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1937. La fuerza esencial de esta Agrupación la formaban militantes provenientes de la Columna Durruti y de la Columna de Hierro, en las que nació la principal oposición a la militarización de las Milicias Populares y al gubernamentalismo de la dirección cenetista.

Desde el diario La Noche, mediante charlas, mítines y una febril actividad militante los Amigos de Durruti, con el periodista y militante anarquista catalán Jaume Balius al frente, fueron desarrollando su oposición a la política de desmantelamiento de las conquistas de la revolución de julio. La Agrupación fue creciendo y en su avance fue situando los problemas del poder en el centro de la política revolucionaria.

En el trabajo que reproducimos en este libro sobre la historia de los Amigos de Durruti, se puede observar esta evolución al compás de los acontecimientos. En diversos ocasiones van avanzando consignas de poder obrero desde la formulada en marzo de 1937 “Todo el poder para los sindicatos" a la de las Juntas revolucionarias, defendida en lo jornadas de mayo de 1937. Fue precisamente en estas dramáticas jornadas donde más desafiaron a la dirección anarquista, al gobierno de la Generalitat y a la contrarrevolución estalinista. Repartieron miles de hojas y aparecieron carteles firmados por la Agrupación pegados por los árboles de la Ramblas y en los principales barrios de Barcelona. En el cartel se podía leer: “Nuestra agrupación se opone a que la contrarrevolución siga avanzando. Los decretos de orden público, patrocinados por Aiguadé, no serán implantados. Exigimos la libertad de Maroto y los camaradas detenidos. Todo el poder a la clase trabajadora. Todo el poder económico a los Sindicatos, Frente a la Generalidad, la Junta Revolucionaria”

Fueron abandonados por la dirección de la CNT, que pidió una y otra vez, sin éxito, su expulsión por marxistas. Calumniados, asesinados o encarcelados como tantos revolucionarios, la historia de los Amigos de Durruti y la de su principal figura, Balius, concluye tras años de exilio, calamidades y miseria en México y Francia. Nos queda su valiosísimo legado, del cual reproducimos el balance de la revolución y la guerra, “El reformismo de la CNT y de la FAI y el stalinismo nos han llevado a la derrota”, escrito en 1939: “Predijimos que la línea seguida desde julio, al disociar la guerra de la revolución, tenía fatalmente que acarrear los

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mayores desastres. Nuestra tesis fue confirmada por los hechos: la revolución se perdió en mayo del 37. Y con ella, la guerra (...)”

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LOS ANARCOSINDICALISTAS ENTRAN EN EL GOBIERNO 15

Famosos por sus frecuentes levantamientos en los años que precedieron a la rebelión militar, los anarcosindicalistas eran la fuerza clásica de la insurrección española. Poco importaba si esos levantamientos, invariablemente confinados a unas pocas localidades, no recibían apoyo en otros lugares; lo importante era que encendieran el espíritu revolucionario de la clase obrera. Hoy pueden fracasar, pero mañana serán victoriosos. «Si ayer fueron diez pueblos los que se insurreccionaron —escribía el destacado anarcosindicalista Isaac Puente— es menester que mañana sean mil, aunque hayamos de llenar las bodegas de cien barcos [prisión] como el Buenos Aires. La derrota no es fracaso. No siempre es del que triunfa el porvenir. Nosotros no nos jugaremos nunca la última carta.»

Las profundas divergencias entre la CNT y la UGT no disminuyeron con el giro a la izquierda de Largo Caballero en 1933, pues los anarcosindicalistas le seguían considerando con un antagonismo implacable. Tampoco redujeron su antagonismo las declaraciones de Largo Caballero en favor de la dictadura del proletariado, ejercida por medio del Partido Socialista, y de la unificación de la CNT y la UGT pocos meses antes de la Guerra Civil, pues sostenían que Caballero era «un dictador en ciernes» que favorecía «el predominio absoluto del Partido Socialista en el mañana de un triunfo insurreccional de la clase trabajadora» y que, tras el pretexto de la unificación, ocultaba el «turbio propósito» de absorber a la CNT en los lugares donde la UGT era más fuerte. Nunca se llegaron a mantener discusiones concretas para llevar a cabo la fusión y la actitud más cautelosa de la dirección de la UGT ante al creciente movimiento huelguístico, inmediatamente antes de la insurrección militar, tendió a aumentar todavía más la hostilidad de la CNT, que en varios lugares estaba arrastrando consigo a los militantes

15 Los anarcosindicalista entran en el Gobierno es un capítulo (que aquí reproducimos extractado) del extenso trabajo de Burnett Bolloten “La guerra civil española. Revolución y contrarrevolución”. Las notas a pie de página corresponden a los datos aportados por el autor citado, salvo aclaración explícita.

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de base de la UGT. «La masa obrera estaba desesperada —escribía un observador— y dispuesta a seguir a sus dirigentes más ardientes». «En Madrid —decía El Sol— vemos el asombroso espectáculo de que la CNT declare e imponga paros generales, organice huelgas parciales y continuas e inspire criterios de intransigencia y rigidez que causan la desesperación del Gobierno».

Entonces llegaron la Guerra Civil y la revolución y, con éstas, nuevos puntos de fricción entre las dos centrales sindicales. Sin embargo, a pesar de este antagonismo, a pesar de la tradicional postura antigubernamental de los anarcosindicalistas y de la desconfianza que sentían hacia él personalmente, Largo Caballero trató de lograr su participación cuando formó su gobierno a principios de septiembre de 1936, ya que, como dijo más tarde su periódico, Claridad, creía que así «se sentirían más vinculados a sus resoluciones y a su autoridad». Pero por mucho que les necesitara para compartir las responsabilidades del gobierno a fin de impedir cualquier crítica a sus decretos, sólo les ofreció un puesto de ministro sin cartera, pobre recompensa por lo que hubiera significado una violación tan flagrante de sus principios. Este ofrecimiento, comentaba CNT, el órgano anarconsindicalista de Madrid, varias semanas después, «no era espléndido ni sugestivo» y además era «absolutamente desproporcionado con la fuerza y la influencia de la CNT en el orden nacional».

Aunque la CNT fuera menos poderosa que la UGT en la provincia de Madrid, su fuerza era equiparable en la mayoría de las provincias de la zona republicana como Albacete, Guadalajara, Jaén y Toledo (por mencionar sólo algunas provincias donde las dos centrales tenían aproximadamente el mismo número de afiliados) y, además de ser más poderosa en las regiones de Aragón, Cataluña y Valencia, con toda probabilidad tenía más miembros que su rival socialista en el conjunto de la zona controlada por las fuerzas de izquierda.16

16 Soy consciente de que algunas personas quizá no acepten la totalidad de esta afirmación, pero está basada en un estudio minucioso. En The Grand Camouflagí, publicado en 1961 decía lo siguiente: «El número total de miembros de cada central sindical en la zona antifranquista pudo oscilar entre 1.500.000 y 1.750.000, pero es imposible dar cifras con algún grado de certeza de sus afiliados durante la guerra. (...)

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A pesar de todo, el Comité Nacional de la CNT aceptó la oferta de Largo Caballero, siempre que las federaciones regionales ratificasen esta decisión. El 3 de septiembre se celebró un pleno nacional de las federaciones regionales, pero los delegados rechazaron la oferta. Dos días más larde, después de que Caballero formara su gobierno, CNT declaraba: «Quizá muchos se pregunten a qué se debe que la CNT, uno de los principales factores que preparan la victoria del pueblo en los frentes de lucha y en la retaguardia... no forme parte de este Gobierno. Indudablemente que, si la Confederación se inspirase en ideas políticas, su intervención en este Gobierno tendría que ser, por lo menos, tan importante como la de la UGT y los socialistas». En otras palabras, la CNT habría exigido el mismo número de puestos que tenían la facción de Largo Caballero, que el artículo identificaba con la UGT porque controlaba la Ejecutiva del sindicato, y la facción de Prieto, que controlaba la Ejecutiva del partido. «Pero la CNT afirma una vez más su adhesión inquebrantable a los postulados antiautoritarios y piensa que la transformación libertaria de la sociedad sólo puede producirse a través de la administración de la economía por el proletariado y la abolición del Estado».

Aunque los delegados del pleno nacional de la CNT rechazaron la oferta de un solo puesto —algunos de ellos incluso se opusieron a cualquier colaboración con el dirigente socialista— después de «largos y tumultuosos debates» adoptaron una resolución de compromiso en la que, en principio, se aceptaba la participación en el gobierno y se preveía su reestructuración y la del Estado.

Según esta resolución, en cada ministerio se crearían «comisiones auxiliares» integradas por dos representantes de la CNT, dos de la UGT, dos de los partidos del Frente Popular y un delegado del gobierno. Este proyecto habría ahorrado a la CNT el compromiso de una participación directa en el gobierno, pero le habría dado representación en todos sus ámbitos. Según Lorenzo, no fue sorprendente que Largo Caballero lo rechazara, pues las comisiones habrían sido «verdaderos órganos de poder» y los ministros habrían quedado reducidos a «simples ejecutores» de la voluntad de las dos centrales sindicales.

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En sus memorias inéditas, Largo Caballero escribe: «Para entrar en el Gobierno [la CNT] pretendía, nada menos, que imponer una estructura del Estado a base de organismos extragubernamentales que, de hecho, hacían desaparecer el Gobierno, el Presidente de la República y el Parlamento, en una palabra, desaparecía el Estado Republicano. De ese Estado anarcosindicalista querían que fuera Presidente el que lo era del Gobierno, contestando éste que él había aceptado el Poder para hacer lo posible a fin de ganar la guerra y de salvar la República, pero no para traicionarla». Es indudable que su actitud convenció a los dirigentes anarcosindicalistas de lo vano de sus aspiraciones.

Aunque el movimiento libertario no podía entrar en el gobierno sin trai-cionar los principios básicos de su doctrina oficial, algunos de sus dirigentes se resistían a dejar las cuestiones del gobierno exclusivamente en manos de sus organizaciones rivales. Entre los defensores más resueltos de la participación en el gobierno estaba el secretario del Comité Nacional de la CNT, Horacio M. Prieto, un libertario pragmático que, considerando «irrealista» la resolución del 3 de septiembre y convencido de que «el tiempo urgía terriblemente», propuso que la CNT entrara en el gobierno «con la cara muy alta y sin vergüenza, con varios ministros». La CNT, observó varios años después, «no debía negarse [a participar en el gobierno] por la gran parte que en la lucha tomábamos… pero el miedo a romper el caudal ideológico del movimiento, los respetos a las ideas, a los principios, el miedo a cargar con esta responsabilidad, frenó el impulso y prevaleció la indecisión».

Debido a esta indecisión, al temor a violar los principios doctrinales y, al mismo tiempo, a dejar el gobierno central enteramente en manos de organizaciones rivales, los delegados de los comités regionales de la CNT intentaron otra estrategia. En una asamblea plenaria celebrada el 15 de septiembre, decidieron que el gobierno debía ser sustituido por un consejo nacional de defensa compuesto por cinco miembros de su organización, cinco de la UGT y cuatro de los partidos republicanos. Desde luego, el consejo nacional de defensa habría sido un gobierno en todos los sentidos excepto en el nombre, aunque esta denominación resultara menos ofensiva para el movimiento libertario.

Los anarcosindicalistas sí querían entrar en el gobierno, escribió un libertario después de la guerra, «pero pedían que se cambiara su

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nombre por el de Consejo Nacional de Defensa. El propósito de este cambio puramente nominal era conciliar su deseo ferviente de entrar en el Gobierno con su doctrina antiestatal. ¡Qué infantilidad! Un movimiento que estaba curado de toda clase de prejuicios, que siempre se había mofado de las meras apariencias, trataba de encubrir su abjuración de los principios fundamentales cambiando el nombre...

Como observa César M. Lorenzo, hijo de Horacio M. Prieto, secretario del Comité Nacional de la CNT: «La CNT había entrado en el gobierno catalán y deseaba ardientemente entrar en el gobierno vasco. ¿Por qué diferenciar entonces entre el poder regional y el nacional?... Un concejal, un juez o un policía era tan parte del Estado como un ministro. Ejercer la autoridad en un pueblo no era ni más ni menos antianarcosindicalista que ejercerla en una nación. Era tan posible gobernar muy democráticamente un territorio grande como someter a la tiranía a una localidad.»

(..)Con la esperanza de evitar objeciones al consejo por parte de los comunistas, los socialistas y los republicanos a causa de sus posibles repercusiones en los círculos moderados del extranjero, los delegados de los comités regionales de la CNT reunidos en la asamblea plenaria del 15 de septiembre propusieron que Manuel Azaña continuara como presidente de la República. «El aspecto exterior —declaraba Solidaridad Obrera, el principal periódico de la CNT— no puede agravarse por la nueva estructuración que preconizamos. Se ha de tener en cuenta que se mantienen las figuras decorativas que matizan el sistema pequeño-burgués en vistas a que los capitalistas extranjeros no se sobresalten».

Sin embargo, la campaña de la CNT a favor de un consejo nacional de defensa no recibió ningún apoyo de los partidos en el gobierno y el 28 de septiembre, en otra asamblea plenaria de los comités regionales de la CNT, el secretario del Comité Nacional, Horacio Prieto, atacó al proyecto, al que calificó de pérdida de tiempo porque era inaceptable para los partidos políticos y porque, en su opinión, «evidenciaba una falta total de realismo, teniendo en cuenta a las potencias extranjeras y el aspecto internacional de la guerra». Insistió en sus argumentos a favor de la participación «pura y simple» en el gobierno, pidió a los delegados que pusieran

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fin «a tantos escrúpulos, prejuicios morales y políticos, tantas negaciones de la realidad y tantos remilgos de lenguaje», afirmando que «había que actuar rápidamente, porque cada día que pasaba agravaba la posición de la CNT».

Aunque las palabras de Prieto les impresionaron, los delegados siguieron aferrándose a su propuesta. Durante varias semanas, la CNT desarrolló una campaña incesante en favor del consejo nacional de defensa, pero sus esfuerzos fueron inútiles. Largo Caballero se mantuvo inflexible en su oposición. Su actitud, idéntica a la de los comunistas y los republicanos, se expresó en el siguiente pasaje de un editorial de su portavoz, Claridad: «Una transformación radical en los órganos del Estado acarrea, de momento, una pérdida de continuidad que pudiera resultarnos fatal. Por otro lado, tenemos trabada una batalla en Ginebra [en la Sociedad de Naciones], cuyos resultados pueden ser de largo alcance, inclinando de nuestro lado, si la ganamos, la balanza, gracias a la aportación de aquellos elementos materiales imprescindibles para el triunfo. ¿Qué repercusiones ejercería el salto, al margen de la Constitución, que exigen perentoriamente los camaradas de la CNT? Nos tememos que eso sería llevar la cuestión al terreno que desean colocarla nuestros enemigos».

Un mes después, otro editorial de Claridad decía: «Tan

importante —acaso más— como atender a las necesidades puramente militares de la guerra civil, resulta hoy dar a las instituciones legítimas del régimen un perfil que inspire en el exterior la menor cantidad posible de recelos». Que estos editoriales reflejaban la opinión personal de Largo Caballero me lo confirmó Mariano Cardona Rosell, elegido miembro del Comité Nacional de la CNT a finales de septiembre de 1936, que participó en las negociaciones con el primer ministro.

«Mirad —habría dicho Largo Caballero a un grupo de dirigentes de la CNT— si aceptamos lo que proponéis, de hecho, nos equipararíamos a la Junta de Burgos. Perderíamos la carta maestra que representa la existencia del Gobierno legítimo de la República, proclamada y legitimada por el pueblo en varias elecciones. Debéis dejar los escrúpulos de monja y nombrar representantes vuestros en el Gobierno, y yo os prometo que

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haremos todo lo posible para ayudar a las colectivizaciones y para que haya una distribución equitativa de armas, para que los comunistas, que son vuestro gran temor, no empiecen a monopolizarlo todo, con el chantaje de la ayuda rusa».

Ante la firme actitud de Largo Caballero y la oposición de otros sectores, Horacio Prieto decidió «poner fin a los últimos restos de oposición» en el seno de la CNT y convocó una sesión plenaria de las federaciones regionales para el 18 de octubre. Esta vez sus argumentos prevalecieron. Los delegados le otorgaron plenos poderes para que llevara «a su manera» las negociaciones para la entrada de la CNT en el gobierno. «[Yo] estaba convencido —escribió después de la guerra— de la necesidad de colaboración, ahogando mis propios escrúpulos de conciencia e ideología».

Explicando la nueva línea del movimiento libertario, CNT declaró: «Tenemos en cuenta los escrúpulos que pueden experimentar los actuales gobernantes ante la realidad internacional y por ello, la CNT realiza la máxima concesión, compatible con su espíritu antiautoritario: la de intervenir en el gobierno. No significa esto que renuncie a la consecución integral de sus ideas en el futuro; significa tan sólo que, ante la disyuntiva de perecer bajo la garra inmunda de la reacción, frustrando la más alta esperanza emancipadora abierta sobre el proletariado de todos los países, está dispuesta a colaborar con quien sea, dentro de órganos de dirección llamados Consejos o Gobiernos, con tal de vencer en la contienda y salvar el futuro de nuestro pueblo y del mundo.» En las negociaciones con Largo Caballero, los representantes de la CNT reclamaron cinco ministerios, incluidos Guerra y Hacienda, pero su petición fue rechazada. Finalmente, el 3 de noviembre, aceptaron cuatro: Justicia, Industria, Comercio y Sanidad, ninguno de ellos vital; además, hasta entonces las carteras de Industria y Comercio habían estado en manos de un solo ministro.

La composición del nuevo gobierno era la siguiente:Francisco Largo Caballero (Socialista), Primer ministro y GuerraJulio Álvarez del Vayo (Socialista) Asuntos ExterioresÁngel Galarza (Socialista) Gobernación Anastasio de Gracia (Socialista) TrabajoJuan Negrín (Socialista) HaciendaIndalecio Prieto (Socialista) Marina Aire

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Jesús Hernández (Comunista) Educación y Bellas ArtesVicente Uribe (Comunista) AgriculturaJuan García Oliver (CNT) JusticiaJuan López (CNT) ComercioFederica Montseny (CNT) Sanidad y Asist. PúblicaJuan Peiró (CNT) IndustriaCarlos Espía (Izquierda Republicana) Propaganda

(...)Desde luego la decisión de Largo Caballero de dar a la CNT cuatro carteras en vez de una no fue un acto de generosidad ni de simpatía. Hay indicios de que en parte le movió el deseo de investir a su gobierno de mayor autoridad17 en un momento en que, convencido de que la entrada de las fuerzas de Franco en la capital era inminente, estaba planeando trasladarlo a Valencia.

(...) Pero más importante que la marcha de Madrid de los ministros de la CNT y que la dimisión de Horacio Prieto fue la profunda conmoción que creó en el movimiento libertario la decisión de sus dirigentes de entrar en el Gobierno central. Este paso no sólo representaba una negación completa de los principios básicos del anarquismo, que sacudía hasta lo mas profundo toda la estructura de las teorías libertarias, sin que, además, se había tomado sin consultar a la base, violando así el principio democrático.

Para vencer los escrúpulos de los puristas, desde el día en que se reorganizó el gobierno, el principal periódico anarcosindicalista Solidaridad Obrera, Intentó justificar la decisión minimizando la divergencia entre la teoría y la práctica: “La entrada de la CNT en el gobierno central es uno de los hechos más trascendentales que registra la historia política de nuestro país. De siempre, por principio y convicción, la CNT ha sido enemiga antiestatal y enemiga de toda forma de gobierno. Pero las circunstancias... han desfigurado la naturaleza del gobierno y del Estado español. El gobierno en la hora actual, como instrumento regulador de los órganos del Estado, ha dejado de ser

17 “Claridad”, 25 de Octubre de 1936. “Los graves problemas creados por el asedio de Madrid y la urgente necesidad de evitar desórdenes internos decidieron a Caballero a llevar a la CNT al Gobierno, formando así un bloque de todas las fuerzas antifascistas del país” (Julio Álvarez del Valle)

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una fuerza de opresión contra la clase trabajadora, así como el Estado no representa ya el organismo que separa a la sociedad en clases. Y ambos dejarán aún más de oprimir al pueblo con la intervención en ellos de elementos de la CNT” 18

CATALUÑA: LA INSURRECCIÓN MILITAR Y LA REVOLUCIÓN SOCIAL.19

El 20 de julio, inmediatamente después de la derrota de la insurrección militar, Luis Companys, presidente de la región autónoma y líder de la ERC, declaraba conciliadoramente a un grupo de triunfantes dirigentes anarcosindicalistas, entre los que se encontraba García Oliver: “Hoy sois los dueños de la ciudad... y espero que no os sabrá mal que en este momento os recuerde que no os ha faltado la ayuda de los pocos o muchos hombres leales de mi partido y de los guardias y mozos... Habéis vencido y todo está en vuestro poder; si no me necesitáis o no me queréis como presidente de Cataluña, decídmelo ahora, que yo pasaré a ser un soldado más en la lucha contra el fascismo. Si, por el contrario, creéis que en este puesto... puedo, con los hombres de mi partido... ser útil en esta lucha... podéis contar conmigo y con mi lealtad de hombre y de político que está convencido de que hoy muere todo un pasado de bochorno, y que desea sinceramente que Cataluña marche a la cabeza de los países más adelantados en materia social”.

Aunque la autenticidad de esta declaración del presidente Companys ha sido cuestionada por el coronel Escofet, que, como hemos visto, era comisario general de Orden Público de Cataluña en aquellos momentos, ha sido aceptada sin discusión por el jurista republicano Ángel Osorio y Gallardo en su elogiosa biografía de Companys, por el escritor comunista Manuel Benavides y por Carlos Pi Sunyer, alcalde de Barcelona y correligionario político del presidente.

Los dirigentes anarcosindicalistas habían acudido al Palacio de la Generalitat a petición del presidente Companys. “Íbamos armados hasta los dientes –recuerda García Oliver– fusiles, ametralladoras y pistolas...

18 Solidaridad Obrera 4 de Noviembre 193619 La Guerra Civil Española. Revolución y contrarrevolución. Burnett Bolloten. Pág.599

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Companys nos recibió de pie, visiblemente emocionado. La ceremonia en presentación fue breve. Nos sentamos cada uno con el fusil entre las piernas”. “Algunos miembros del gobierno de la región autónoma –testifica Diego Abad de Santillán, que también estuvo presente– temblaban pálidos mientras se celebraba la entrevista”. (...)”Podríamos ser únicos, imponer nuestra dictadura absoluta, declarar caduca la Generalitat e instituir, en su lugar, el verdadero poder del pueblo - escribía Abad de Santillán, uno de los principales teóricos y militantes del movimiento libertario español, considerado por algunos como un purista – pero nosotros no creíamos en la dictadura cuando la ejercían contra nosotros ni la deseábamos cuando podíamos ejercerla nosotros en daños de los demás. (Decidimos que) la Generalitat quedaría en su puesto con el presidente Companys a la cabeza”20

LOS ANARQUISTAS DE IZQUIERDA Y LOS "BUSCADORES DE DIOS" A LA LUZ DE LA EXPERIENCIA ESPAÑOLA21

(...) Por primera vez en la historia, los anarquistas tuvieron la posibilidad de aplicar sus teorías, en gran escala. En la región decisiva y más industrializada de España, Cataluña, gozaban de una autoridad sin igual y tenían el apoyo incondicional de la aplastante mayoría del proletariado. La justicia de una teoría, así como la eficacia de un remedio, se verifica con la experiencia.

¿Qué ha quedado de las teorías de Bakunin, Kropotkin, Malatesta, después de la experiencia española? Nosotros, marxistas, hemos demostrado desde hace décadas el carácter pequeñoburgués y limitado de las concepciones anarquistas. Nuestros maestros Marx, Engels, Lenin, Plejánov , por no citar mas que éstos, han refutado en sus trabajos teóricos las concepciones anarquistas no sólo desde el punto de vista doctrinal, sino utilizando también la experiencia viva de la lucha de clases. Sin embargo, la guerra civil en España, que constituyó para el anarquismo una prueba ideológica, proporciona una nueva ocasión de explicar su inconsistencia ideológica.

20 Op. Cit. Pág. 602.21 El presente artículo corresponde al libro de M. Casanova “El frente Popular abrió las puertas a Franco”.(Sobre M. Casanova, ver glosario).

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La tesis fundamental del anarquismo, que lo separa del bolchevismo, es la tesis sobre la posibilidad de pasar sin el periodo transitorio de la dictadura del proletariado a la anarquía, es decir, a la supresión inmediata del Estado y de su aparato de opresión.

¿Qué queda de esta concepción después de los treinta y un meses de guerra civil en España. Por primera vez hemos asistido a la experiencia curiosa e inesperada del anarquismo ministerial. Algo tan contradictorio como decir de alguien que es un crápula honesto o un idiota listo. Los antiestatales se transformaron en ministros, los lanzadores de bombas en jefes de la policía, los terroristas en alcaldes y, durante esta transformación, los García Oliver y Federica Montseny tuvieron ocasión de demostrar la naturaleza profundamente reformista de la dirección de la CNT, que frenaba a las masas tanto como los austromarxistas.

¿Cómo justificaba la dirección de la CNT su evolución? Casi de la misma forma que los demás dirigentes del Frente Popular. En principio, como veis, están por la anarquía, pero entretanto salvaban al Estado burgués, igual como Thorez esta en principio por la lucha de clases, pero mientras propaga la unión de la nación francesa, es decir la unión de los burgueses y de los proletarios franceses. En principio son partidarios entusiastas del anticolonialismo, pero entre tanto, durante esos treinta trágicos meses, estaban ebrios.

Los ideólogos anarquistas afirmaban, sin embargo, que los principios seguían a salvo y en perfecto estado, porque había intervenido un factor imprevisto y "nuevo": la guerra y la intervención extranjera. ¡Como si en este mundo se pudiese liberar al proletariado en cualquier país sin una guerra y sin una intervención extranjera!

(…) Existen sin embargo, en España y en todo el mundo, grupos anarquistas de oposición, que condenan la política de la dirección de Ia CNT y de la FAI, y juzgan en términos severos las traiciones de García Oliver y otros anarquistas ministeriales. En un lenguaje a veces violento y apasionado, estigmatizan el reformismo, la lenidad de los comités de dirección anarquistas, pero ven el origen del mal en la no aplicación de la verdadera doctrina anarquista y en el hecho de que Ia CNT y la FAI han

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empezado a hacer "política" tal como la hacen desde siempre los marxistas.

La CNT y la FAI, según ellos, seguían siendo revolucionarios hasta el 19 de julio. Mientras permanecían en el terreno de la acción directa y de la lucha económica, todo iba bien. Pero el mal ha empezado cuando los dirigentes de la CNT indiciaron sus compromisos con los otros partidos políticos. De compromiso en compromiso, los dirigentes anarquistas rodaron hacia el reformismo. Por ejemplo, según ciertos apasionados dirigentes de las Juventudes Libertarias, el primer error fue ya la creación de las organizaciones estatales como el Comité de Milicias Antifascistas. Era ya una obligación, era ya el Estado en potencia. No vale la pena hacer una revolución cuyo objetivo sea precisamente suprimir el Estado si el primer día de la revolución se comienza a construir un nuevo aparato estatal. Y los Comités de Defensa en los que los anarquistas debían colaborar y por consiguiente efectuar compromisos con otros "políticos", ¿no fueron el inicio del deslizamiento de la CNT y de la FAI hacia esta misma "podredumbre política"?

Había que dejar libre curso a la iniciativa del pueblo, no debía romperse esa espléndida espontaneidad del 19 de julio. Ese día, el pueblo, sin armas, ¿no destrozó en 24 horas en Barcelona el levantamiento de los militares? ¿no se lanzó a pecho descubierto contra el fuego de las ametralladoras? Y el pueblo venció. Había que persistir en esta vía. No perder la confianza en el pueblo. Cuando se ha rozado la política ¡se está perdido!, (al igual que los judíos o los mahometanos se vuelven impuros si comen carne de cerdo, los anarquistas perdieron su pureza tras tocar la política). Esta fatal evolución de los luchadores anarquistas en tranquilos ministros ¿no es una demostración de lo que le espera a cualquiera cuando empieza a hacer "política"? La política es el arte de engañar a los demás. Siempre lo hemos dicho. ¿Es necesaria una nueva prueba de que la anarquía tiene razón? Encontramos este razonamiento en varias revistas y fotos anarquistas, como "Ideas", que predican el retorno al anarquismo doctrinal puro. Refleja el estado de ánimo de los jóvenes anarquistas y también de algunos veteranos que critican la actitud de los dirigentes reformistas de la CNT. Como ejemplo, podemos citar entre otras la crítica efectuada por el anarquista americano Schapiro.

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Para ilustrar mejor este razonamiento de los anarquistas, citaré las palabras que escuché en Barcelona de una anarquista culta y entregada a la causa. En abril de 1937, cuando los consejeros anarquistas en la Generalitat aprobaron los decretos sobre la reorganización del orden público en el sentido burgués22, mi simpática anarquista estaba indignada: estaba sorprendida de la lenidad del Comité Regional, que no hacia pesar suficientemente su fuerza durante las crisis ministeriales de la Generalitat y que no sabía imponer un presidente cenetista en el Consejo de la Generalitat. La CNT debía tener, según ella, más carteras. Es verdad que diciendo esto, no estaba muy "a la izquierda". Pero un cuarto de hora después su izquierdismo y su "pureza" eran más fuertes que el deseo de ver todas las Consejerías ocupadas por los anarquistas. Decía: "Ahora soy más anarquista que nunca: ¡Cuando se empieza a hacer política y a ocupar cargos públicos se ha caído muy bajo! ¡Se ha de ser intransigente!". Dieciocho meses más tarde discutí con la misma anarquista en Barcelona. Su tendencia opositora, de anarquista de izquierda, se había acentuado. Esa revolucionaria íntegra acababa, por lo demás, de salir de una cárcel privada de la "Cheka", acusada de espionaje.

En respuesta a mi argumentación contestaba: "Vosotros los trotskistas osáis hablar del fracaso del anarquismo en base a la experiencia ministerial de García Oliver y Federica Montseny !Con la misma razón podemos hablar nosotros del fracaso del marxismo basándonos en las experiencias de Blum, Negrín, Stalin o José Díaz! Decís que el marxismo verdadero no ha sido aplicado en el curso de la revolución española; pues bien, ¡el anarquismo verdadero tampoco lo ha sido!"

Todo esto es muy bonito, muy conmovedor cuando se escucha de anarquistas jóvenes y apasionados; los argumentos parecen sólidos a primera vista, pero (…) el razonamiento de los anarquistas de izquierda carece de un pequeño detalle: lo positivo. (...) En vano buscaremos en los escritos críticos de los anarquistas de izquierda lo positivo, es decir, el camino que debía seguirse según los opositores. No la encontraremos

22 Estos decretos sobre orden público no pudieron aplicarse hasta después de Mayo de 1937. Para aplicarlos, había que desarmar al proletariado de Barcelona

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por la sencilla razón de que no pueden hallarse sobre la base de las concepciones anarquistas.

La espontaneidad del 19 de julio, era realmente hermosa: ¡La iniciativa del pueblo, su heroísmo incomparable! Era una jornada grande e inolvidable para el proletariado, pero era una jornada, es decir, duró veinticuatro horas. Y una vez pasadas esas veinticuatro horas, el proletariado debe continuar luchando, pues es imposible derrocar al régimen capitalista en un día ni en una semana. La clase obrera debe no solamente continuar luchando, sino organizar su lucha. Y cuando se pasa a la organización, cuando se ponen las manos en la masa, uno se “ensucia” enseguida. Se comienza a actuar y a adquirir responsabilidades, sobre todo en un período revolucionario, pues ya no es posible conformarse con hacer críticas al régimen capitalista: se empieza a hacer política. Es inevitable. Pero hay que hacer política revolucionaria.

Terminada victoriosamente la gran jornada revolucionaria, se retiran las barricadas, pero los combatientes de las barricadas que han escapado a las balas se encuentran al día siguiente en las calles, y después en las fábricas. Para conservar sus victorias, deben formar organismos de defensa, juntas, comités. Y en estos comités, deben entrar necesariamente no sólo los obreros más avanzados, sino también los que están atrasados, imbuidos de mentalidad pequeño-burguesa. En estos comités los revolucionarios deben estar junto a los reformistas y los oportunistas, sobre todo cuando éstos últimos tienen influencia en el proletariado. Deben llegar a compromisos. Pero es preciso que lleguen a compromisos revolucionarios, es decir, a compromisos que favorezcan la lucha del proletariado, y no compromisos podridos que favorecen al enemigo, como los que han concluido los antiestatales García Oliver y Federica Montseny. Los anarquistas de izquierda harían bien en releer "La enfermedad infantil del comunismo" de Lenin. Harían bien, sobre todo, en asimilar las lecciones de esta obra marxista, pues les evitaría caer en divagaciones y les enseñaría el realismo revolucionario.

La revolución es la lucha por el poder. Esta lucha toma una forma aguda y sangrienta. El poder pasa de las manos de una fracción a las de otra, más revolucionaria o más moderada, de un modo distinto al mecanismo de la transferencia del poder de los conservadores a los

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laboristas en el régimen constitucional y parlamentario inglés. Todo se apoya en el filo de la navaja: Los dueños de ayer transforman en prisioneros, y viceversa. Lenin decía que durante el periodo revolucionario, las cárceles son las antesalas de los ministerios ¡y de ahí deducía la necesidad del terror rojo! Cuando los Mozos de Escuadra me pusieron en libertad, después de los hechos de mayo, me decían: "Hasta la vista" y añadían: "Hasta pronto, tal vez cambiaremos los papeles". En un periodo revolucionario el problema se plantea siempre: nosotros o vosotros.

Durante las jornadas de julio, y de un modo más agudo todavía durante las jornadas de mayo [de 1937], el problema del poder se planteaba para la CNT y la FAI. Tomar el poder o dejarlo a los otros: es decir, a la burguesía de izquierda y a los fascistas o a los stalinistas. No había escapatoria. Durante los primeros meses que siguieron al 19 de julio, la dirección de la CNT cerraba obstinadamente los ojos para no ver la realidad. La realidad, en Cataluña, era el hecho de que ella [la CNT] dominaba toda la vida del país, poseía las armas y podía adueñarse del poder casi sin un disparo. Pero los dirigentes la CNT decían: nosotros solamente nos ocupamos de la economía, de los sindicatos y de las fábricas. El poder solo puede interesar a los “políticos”. Dejó pasar así la primera oportunidad, la más propicia. En septiembre en Cataluña, en noviembre en Madrid, los anarquistas, que repetían la idea de que un poder de los comités obreros era demasiado "estatista", comenzaron a trabajar en la reconstrucción del estado burgués. En el mes de mayo de 1937, la cuestión del poder se planteó nuevamente para la CNT, pero de forma aún más aguda que en julio. Los stalinistas habían pasado al ataque para desarmar a la CNT. Esta última debía tomar el poder o dimitir. Eligió la segunda vía.

¿Qué debía hacer la CNT según los anarquistas de izquierda? La mayor parte de los anarquistas de izquierda permanecen mudos y no responden a esta pregunta clave. Algunos de los oposicionistas llegan a la idea de la dictadura cenetista. Pero dicha idea es expresada de manera imprecisa. Al plantearla, se acercan evidentemente a nuestros puntos de vista. Pero, ¿qué queda entonces del anarquismo?

El único grupo oposicionista en el seno de la CNT que expresó ideas claras, sobre todo durante las jornadas de mayo, son los "Amigos de

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Durruti". Y se pronunciaron por una Junta Revolucionaria que debía tomar el poder, apoyándose en los comités y en los sindicatos. Desgraciadamente, los "Amigos de Durruti" se quedaron a mitad de camino en su crítica. Esperamos que en el futuro sabrán deducir las lecciones de esa trágica experiencia.

Si nos hemos detenido sobre las ideas de los anarquistas de izquierda, es porque sus ideas reflejan el sentimiento de la base de la CNT. El futuro del movimiento obrero español depende en gran medida de la evolución de la base revolucionaria de la CNT y la FAI hacia posiciones revolucionarias, o sea hacia las posiciones de la IV Internacional.

Después de haber pasado revista a las ideas de los anarquistas de izquierda, deseamos detenernos en todos aquellos que, a escala internacional, han roto con el stalinismo pero, sin embargo, combaten los métodos bolcheviques. Hemos analizado la política del POUM y hemos señalado lo que la distingue de la nuestra (…)

A escala internacional se perfilaba, desde hace diez años, una

tendencia de "buscadores de dios". Llamamos así a todos aquellos que han condenado el stalinismo pero creen que el origen del stalinismo se encontraba ya en el bolchevismo. Condenan no solo los métodos stalinistas, sino también su contrario, los métodos leninistas. Dicen que nuestro análisis de los errores stalinistas es superficial. No llegamos, según parece, a la raíz del mal y nos detenemos solamente en sus consecuencias lógicas. Es el mismo Lenin, el que, según estos nuevos antibolcheviques, ha comenzado la contrarrevolución en Rusia y ha preparado el camino a Stalin. Es necesario pues revisar no sólo el stalinismo, sino también el bolchevismo. Es preciso revisarlo todo. Algunos van incluso más lejos y afirman que las raíces del mal se encuentran ya en varios errores de la misma concepción marxista. Entre los ideólogos de esta concepción "stalinismo igual a bolchevismo" podemos citar a Boris Souvarine23 que, dicho sea de paso, ha terminado en el "Figaro" (…)

23 B. Souvarine fue uno de los fundadores del Partido Comunista Francés, que se alineó en los años 20 con las tesis de la oposición de Izquierda. Posteriormente rompió con el marxismo.

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Existen en todo el mundo varios miles de revolucionarios honestos que se hallan en una confusión ideológica sin precedentes (…). Algunos de ellos intentan extraer argumentos en contra del bolchevismo y de Lenin, en Rosa Luxemburgo24. Se apoyan en las divergencias entre Lenin y Rosa sobre cuestiones de organización y también en las críticas hechas por Rosa a los métodos bolcheviques en su folleto "La Revolución Rusa" (…) Estos antibolcheviques quieren sacar de Rosa Luxemburgo argumentos contra la idea de una organización centralizada a la manera leninista. Combaten por consiguiente a la IV Internacional, que se apoya sobre las concepciones leninistas. Rechazando el bolchevismo, buscan nuevos métodos revolucionarios e incluso nuevos métodos de pensamiento, considerando, por ejemplo, que la dialéctica marxista se presta a demasiadas interpretaciones arbitrarias. No sabiendo a qué santo encomendarse, buscan un nuevo dios.

Cuando hemos empleado para ellos ese término, que Lenin utilizaba contra el empirocriticismo y contra Lunacharski, no lo hemos usado en el sentido peyorativo o por necesidades de la polémica. Los "buscadores de dios" son siempre una realidad en los periodos de confusión ideológica que siguen a las catástrofes. Y la caída de la ideología del Komintern ¿no es una catástrofe? Por lo demás, es muy inteligente y noble verificar, querer profundizar las cosas, llevar lo más lejos posible el análisis y sobre todo buscar. Pero lo que es mas difícil es encontrar.

No tenemos la intención en este trabajo de responder a todas las objeciones de los buscadores y de los revisionistas, que pueden, por lo demás, tener razón en algunas de sus críticas. No tenemos la pretensión de resolver aquí el problema de los pecados originales del bolchevismo, ni siquiera la de analizarlo a fondo. Deseamos solamente demostrar, a la luz de la trágica experiencia, que los "buscadores" y los revisionistas tiran el agua de la bañera con el niño dentro, mezclan la paja con el grano y no han encontrado mejores métodos de estrategia revolucionaria ni nuevos métodos de pensamiento. Que durante la revolución española

24 Rosa Luxemburgo, dirigente del partido socialista polaco y alemán, con el que rompió por su posición socialpatriota en la I Guerra Mundial. Fundadora junto con K. Liebknecht del grupo espartaquista, se adhirió a la Internacional Comunista. Fue asesinada en 1918 por la policía del gobierno socialdemócrata de Ebert y Noske

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las ideas bolcheviques, que ellos critican precisamente como nefastas, han recibido una nueva confirmación.

1. La idea bolchevique sobre la necesidad de un partido revolucionario centralizado, de un partido de vanguardia del proletariado, ha sido confirmada una vez más en la revolución española. Las condiciones objetivas para una revolución proletaria existían en España (…). Sin embargo, se fue de desastre en desastre. Las ilusiones de ciertos revisionistas y de viejos sindicalistas de que organizaciones amplias, que engloban al conjunto del proletariado, como los sindicatos, son suficientes y pueden reemplazar al partido, deben ser rechazadas tras la experiencia de 1936-1939. Los sindicatos han jugado un gran papel en la revolución española. Por otra parte, todos los obreros españoles se hallaban sindicados después de julio. Los sindicatos supieron realizar una gran labor en el terreno económico. No supieron, sin embargo, organizar al conjunto, ni resolver el problema del poder.

Un partido revolucionario, con su democracia interna, pero también con su centralización y su disciplina, es necesario si queremos evitar nuevas catástrofes en el futuro (…)

2. La espontaneidad de las masas no basta. Existía en España. Gracias a ella asistimos al heroico 19 de julio y a las Jornadas de Mayo. Pero ello no puede bastar para organizar la revolución: es necesario un partido. Al afirmarlo, no discutimos con aquella a la que Lenin llamaba "el águila de la revolución"[Rosa Luxemburgo], sino con quienes intentan extraer de sus concepciones argumentos para echar zancadillas e impedir la construcción de la IV Internacional.

La espontaneidad de las masas conduce a la centralización. Su combatividad, a la creación de patrullas de control y milicias, a las que es preciso centralizar dentro del marco de la dictadura del proletariado. La colectivización espontánea plantea la necesidad de una centralización, de un plan económico para el conjunto del país. Para no desaparecer, las colectivizaciones deben incorporarse a los marcos de a economía socializada, es decir de una economía de período de transición.

3. El empleo de la violencia es inevitable en una revolución, no solamente violencia contra los fascistas y los enemigos declarados del

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proletariado, sino también, en una cierta etapa del desarrollo revolucionario, contra las corrientes reformistas y conciliadoras dentro de la clase obrera. Todo el problema consiste en esto: ¿en qué sentido es empleada? ¿A qué fines políticos sirve? Los stalinistas empleaban la violencia, pero al servicio de una política contrarrevolucionaria (…). Pero si en lugar de dirección de la CNT hubiesen existido no estos charlatanes anarcoministros, sino jacobinos proletarios, esa dirección debía emplear en Mayo [de 1937] la violencia revolucionaria para desbaratar la provocación stalinista (…)

¿Los bolcheviques fueron en Rusia demasiado lejos en el camino de la violencia revolucionaria contra los mencheviques? Es posible, pero eso estaba condicionado por sus dificultades. Se puede discutir sobre sus errores en este terreno. El periodo leninista de la revolución rusa, 1917-1923, no es una edad de oro. Aceptamos muchas críticas y aceptaremos muchas más. Pero lo que sí es seguro es que los revolucionarios se verán obligados, en el terreno del empleo de la violencia revolucionaria, a aprender de Lenin y Trotsky, más que a rechazarlos. Incluso en el seno del proletariado la democracia tiene sus límites, que deben ser determinados por las necesidades de la lucha revolucionaria.

4. El método materialista y dialéctico, es decir, el método marxista de investigación, es el único que nos permite orientarnos a la luz de la experiencia española. Carecer de él es como tener una venda en los ojos. (…) Nos permite comprender los conflictos de intereses que se hallan en la base de todas las luchas ideológicas. (…) En la base de la "dialéctica stalinista", ese malabarismo que oscila entre la mística idealista y la estafa sin escrúpulos, están los intereses de la casta burocrática. El retorno de la ciencia a la alquimia, del marxismo al idealismo ciego de los anarquistas, por ejemplo, es imposible para el proletariado.

5. "Pero ¿vuestra dictadura [del proletariado] y vuestros métodos no llevan fatalmente al Thermidor25? Después de Lenin, Stalin: ¿No os desanima el ejemplo de Rusia?" (…) Thermidor no es el resultado del

25 Mes del nuevo calendario surgido de la revolución. En ese mes de la revolución francesa se impuso la reacción burguesa tras la sangrienta derrota de los jacobinos, de ahí la expresión reacción o contrarrevolución thermidoriana”

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terror ni de la dictadura [del proletariado] (…), el Thermidor surgió a la superficie cuando las condiciones objetivas no permitieron que la revolución siguiera avanzando. El Thermidor ruso es el resultado de terribles derrotas del proletariado internacional y del aislamiento de la revolución rusa. La revolución española victoriosa podía haber sido un golpe tal vez mortal para el Thermidor ruso, es decir, el régimen de Stalin. La próxima revolución socialista en los países capitalistas empujará a los obreros rusos a terminar con la pesadilla stalinista.

El peligro de degeneración en un país aislado, en caso derrotas a escala internacional, existe evidentemente. Pero ello no es motivo para cruzarnos de brazos. Abandonar la idea de la dictadura [del proletariado], es decir, abandonar la revolución porque puede luego degenerar, es como abandonar la alegría porque puede ir seguida de tristeza, y la vida, de muerte. Pero la humanidad sigue hacia adelante, aunque con pausas que pueden durar decenas de años. El proletariado es una clase capaz de superar todos los Thermidores, todas las derrotas pasajeras, y de reventar el absceso stalinista. Liberará a la humanidad.

RESOLUCION DE LA COLUMNA DURRUTI RECHAZANDO EL DECRETO DE MILITARIZACIÓN DE LAS MILICIAS

Al Consejo de la Generalidad de Cataluña. El Comité de Guerra de la COLUMNA DURRUTI, ante la publicación

del Decreto de militarización de las milicias y recogiendo el sentir de la totalidad de los individuos enrolados en ella, expone lo siguiente:

La provocación militar-fascista del 19 de Julio dio origen a un movimiento auténtica e indiscutiblemente popular por el que se condenó definitivamente, entre otras cosas, la organización jerárquica militar y el Código de Justicia a que se refiere el artículo 2º del Decreto referido.

Esta Columna, formada espontáneamente al calor de esa protesta en las calles barcelonesas y engrosada posteriormente por todos los que se han sentido hermanados con nuestro ideal, tiene unidad en su conjunto y finalidades, y sus individuos se disciplinan a cuanto tienda a conseguir su objetivo de batir al fascismo. Si la disciplina tiende a buscar un mayor rendimiento en los individuos, esta Columna puede dar buena prueba de su

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efectividad: el trabajo realizado en el frente por nuestros milicianos y el avance constante de nuestras posiciones son nuestro exponente mejor en favor de la auto-disciplina.

Los milicianos de esta Columna tienen confianza en si mismos y en los que la dirigimos, por su expresa delegación, sin reservas. Por tanto creen, y nos identificamos con ellos, que el decreto de militarización no puede mejorar nuestras posibilidades de lucha, viniendo a crear en cambio suspicacias, reservas y repulsiones que ya han apuntado y concretarían un verdadero estado de desorganización.

La razón que se aduce de que el enemigo luche "aprovisionado de material en grandes proporciones" no tiene, evidentemente solución con la militarización de las milicias.

Por todo lo expuesto, este Comité, haciéndose eco del clamor de protesta levantado en la Columna por el Decreto referido, se ve precisado a no admitirlo.

Al dar cuenta de esta determinación formal y concreta y estimando que la lucha emprendida no debe entorpecerse por esto, recabamos de ese Consejo, libertad de organización y le rogamos una respuesta precisa que venga, a la mayor brevedad, a poner fin al estado de inquietud que se ha creado.

Por el Comité de Guerra. Firmado: Durruti

CNT-FAI. Milicias Antifascistas. Columna Durruti. Cuartel General. Frente de Osera, 1 de noviembre de 1936.

CAMILLO BERNERI26: “CARTA ABIERTA A LA COMPAÑERA FEDERICA MONTSENY”

26 El presente artículo es un extracto de la carta abierta que el gran revolucionario anarquista italiano, Camillo Berneri, dirigió a Federica Montseny el 14 de abril de 1937, pocos días antes morir asesinado a manos stalinistas, tras los Hechos de Mayo (ver glosario)

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Querida compañera:

(...) Si me dirijo a ti en público es por asuntos infinitamente más graves, para reclamarte enormes responsabilidades de las cuales podría que tú no seas consciente dada tu modestia.

En tu discurso del 3 de enero decías “Los anarquistas han entrado en el gobierno para impedir que la revolución se desviase y para continuarla más allá de la guerra, y también para oponerse a toda tentativa dictatorial, sea cual sea”

Y bien, compañera, en abril, después de tres meses de experiencias colaboracionista, estamos en una situación en la cual suceden graves hechos y se anuncian otros peores. Allí donde –como en Vasconia, Levante y Castilla— nuestro movimiento es impotente en fuerzas de base, es decir que no tiene creados sindicatos vastos y una preponderante adhesión de las masas, la contrarrevolución oprime y amenaza aplastarlo todo. El gobierno está en Valencia, y de allí es de donde partieron los guardias de asalto destinados a desarmar los núcleos revolucionarios de defensa. Se recuerda a Casas Viejas, pensando en Vilanesa27. Son de la guardia civil y de la guardia de asalto los que conservan las armas y aquí en la retaguardia, deben controlar a los “incontrolables”28 (...) Entre tanto, el frente interno29 no es eliminado (...) aparece clara la distribución política de las armas, que tiende a armar sólo en la medida de lo “estrictamente necesario”. Estrictamente necesario, esperamos que se arme al frente de Aragón, escolta armada

27 En la primera época de la II República, un grupo de campesinos anarquistas fue salvajemente asesinado en Casas Viejas a manos de la Guardia Civil, por orden de Azaña, hecho que abrió una profunda cuña entre el gobierno republicano y el movimiento revolucionario. Rememorando Casas Viejas, en el pueblo de Vilanesa, en esas semanas de 1937 había sido atacado y saqueado el local de la CNT y sus dirigentes masacrados por las “fuerzas de orden” republicanas.28 Una de las denominaciones con que la prensa estalinista, socialistas de derecha y republicanos se referían a las patrullas obreras de control, en particular las organizadas desde la CNT.29 Se refiere a la Quinta Columna profascista, existente en el sector republicano

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de las colectivizaciones agrarias y contrafuerte del Consejo de Aragón y de Cataluña, la Ucrania ibérica.

Tú estás en un gobierno que ha ofrecido a Francia e Inglaterra ventajas en Marruecos, mientras desde julio de 1936 sería necesario proclamar oficialmente la autonomía política marroquí (...) entiendo que ha llegado la hora de hacer saber que tú, y contigo los otros anarquistas, no concordáis con la naturaleza y tenor de tales propuestas. (...) Es evidente que no se puede garantizar los intereses de ingleses y franceses en Marruecos y, al mismo tiempo, hacer obra insurreccional.

Valencia30 continua la política de Madrid. Es necesario que esto cambie. Es necesario, para cambiar, decir clara y fuertemente todo nuestro pensamiento, porque en Valencia actúan influencias tendentes a pactar con Franco (...) «con el beneplácito de ciertos medios políticos, diplomáticos e incluso gubernamentales en Inglaterra, y también en Francia»

Estas influencias, estas maniobras, explican varios puntos oscuros, como por ejemplo, la inactividad de la marina de guerra leal. La concentración de las fuerzas provenientes de Marruecos, la piratería del ‘Canarias’31 y el ‘Baleares’, la toma de Málaga, no son sino sus consecuencias. ¡Y la guerra no ha terminado! Si Indalecio Prieto es incapaz e indolente ¿por qué tolerarlo? Si Prieto está ligado a una política que paraliza la marina, ¿por qué no denunciar esa política?

Vosotros ministros anarquistas, dais discursos elocuentes y escribís brillantes artículos, pero no es con discursos y artículos como se vence la guerra y se defiende la revolución (...) El problema no se resuelve lanzando consignas como: movilización general, armas al frente, comando único, ejército popular, etc El problema se resuelve realizando inmediatamente lo que puede realizarse.

(...) La eliminación del frente interno tiene por previa condición una actividad de investigación y de represión que no puede ser cumplida sino

30 El gobierno republicano, cuando pensó que Madrid ya no resistiría, huyó de la capital y se instaló en Valencia 31 Estos dos buques quedaron en manos de los militares fascistas sublevados

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por revolucionarios experimentados. Una política interna de colaboracionismo entre las clases y de adulación hacia las clases medias, conduce inevitablemente a la tolerancia hacia los elementos políticamente equívocos (...) La eliminación del frente interno tiene por condición previa, una actividad amplia y radical de los comités de defensa constituidos por la CNT y la UGT.

(...) Los comités y los delegados políticos de las milicias ejercían un control saludable. Hoy está debilitado por el predominio de sistemas centralizados de nombramientos y promociones, que se convierten en estrictamente militares. (...) batallones enteros están comandados por oficiales que no gozan de la estima y del afecto de los milicianos (...) Es necesario por lo tanto restablecer la elegibilidad directa y el derecho de destitución desde la base. (...) Creo que es hora de constituir el ejército confederal (...) Creo que es hora de resolver el problema del comando único, realizando una efectiva unidad de mando que permita pasar a la ofensiva en el frente aragonés. Creo que ha llegado la hora de terminar con el escándalo de millares de guardias civiles y de guardias de asalto que no van al frente porque se dedican a controlar a los “incontrolables”. Creo que ha llegado la hora de crear una verdadera industria de guerra.

(...) Los anarquistas españoles podrían tener una línea política

diferente de la que prevalece y pretendo aconsejar algunas líneas generales de conducta (...) Creo que tú debes plantearte el problema de saber dónde defiendes mejor a la Revolución, si aportas una mayor contribución a la lucha contra el fascismo participando en el gobierno o si no serías infinitamente más útil llevando la llama de tu magnífica palabra entre los combatientes y en la retaguardia.

Ha llegado la hora de clarificar incluso la significación unitaria que puede tener vuestra participación en el gobierno. Es necesario hablar con las masas y (...) llamarlas a juzgar la complicidad moral y política del silencio de la prensa anarquista sobre los delitos dictatoriales de Stalin, las persecuciones contra los anarquistas rusos y los monstruosos procesos contra la oposición leninista y trotskista, silencio recompensado

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con mérito por las difamaciones de Izvestia 32 contra “Solidaridad Obrera”33 de Barcelona.

Llamar a las masas a juzgar si ciertas maniobras de sabotaje al aprovisionamiento no entran en el plan anunciado el 17 de diciembre de 1936 en “Pravda”: “En cuanto a Cataluña se ha comenzado la limpieza de elementos trotskistas y anarco-sindicalistas, obra que será llevada con la misma energía con la que ha sido llevada en la URSS”

Es hora de darse cuenta de si los anarquistas estamos en el gobierno para hacer de vestales a un fuego, casi extinguido, o bien están para servir de gorro frigio a politicastros que flirtean con el enemigo, o con las fuerzas de restauración de la “república de todas las clases” (...)

El dilema: guerra o revolución, no tiene ya sentido. El único dilema es éste: o la victoria sobre Franco gracias a la guerra revolucionaria, o la derrota.

El problema para ti, y para los otros compañeros, es el de escoger entre el Versailles de Thiers o el París de la Comuna, antes de que Thiers y Bismarck hagan a Unión Sagrada.

A ti te toca responder, porque tú eres “la luz escondida”. Fraternalmente, Camillo Berneri

LOS AMIGOS DE DURRUTI: UNA BREVE PRESENTACIÓN34

32 Izvestia, igual que Pravda, eran prensa directamente controlada por Stalin33 Periódico central de la CNT34 Esta Breve presentación esta basada, casi en su totalidad, en un excelente trabajo de Agustín Guillamon “La agrupación los Amigos de Durruti, 1937-1939” Publicada en Cuadernos de historia del movimiento obrero internacional y de la Guerra de España. Su extensión y la consulta con otros trabajos de enorme valor (La revolución traicionada, de Miguel Amorós, por ejemplo) nos han hecho darle algunos retoques, razón por la que no sería correcto por nuestra parte adjudicarlo en su integridad a Guillamon.

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Desde las paginas de Solidaridad Obrera entre julio y noviembre de 1936 (y más tarde desde otras publicaciones) uno de los más significados fundadores de la Agrupación, el militante anarquista y periodista catalán Jaime Balius, fue sistematizando esta oposición que acabaría dando lugar al nacimiento de la Agrupación meses después.

Según el extenso trabajo de Agustín Guillamon “El rechazo a la militarización de las Milicias Populares creó un serio malestar en diversas unidades de milicianos anarquistas, que se concretaron en el pleno de columnas confederales y anarquistas reunido en Valencia del 5 al 8 de febrero de 1937. Pablo Ruiz asistió como delegado de los milicianos de la Columna Durruti, en el sector de Gelsa, reacios a la militarización, y los hermanos Pellicer como representantes de los milicianos de la Columna de Hierro. En el sector de Gelsa se llegó a una desafiante desobediencia de las órdenes recibidas de los Comités Regionales de la CNT y la FAI para que aceptasen la militarización. La hostilidad entre los milicianos de la Columna Durruti que aceptaban la militarización, y quienes la rechazaban, creó serios problemas, que condujeron por fin a la creación de una comisión de la Columna, presidida por Manzana, que planteó el problema al Comité Regional. Como resultado de estas conversaciones se optó por dar a todos los milicianos la posibilidad de escoger, en el término de quince días, entre dos alternativas: la aceptación de la militarización impuesta por el gobierno republicano, o el abandono del frente”

Jaime Balius desde las paginas del órgano de prensa de la CNT, Solidaridad Obrera, manteniendo las posiciones partidarias de defender y profundizar las conquista de la revolución, para lo cual propugnaba “duras y tajantes medidas de represión, o de "salud pública" como le gustaba decir a Balius en recuerdo de la Revolución francesa, contra la amenaza contrarrevolucionaria de la burguesía”.

Apenas dos o tres días antes de la entrada de los ministros anarquistas en el Gobierno de Largo Caballero el director de Solidaridad obrera, Liberto Callejas, fue destituido. El nuevo director Jacinto Toryho pronto se deshizo de Balius y todos los opositores a la entrada de la CNT

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en el Gobierno. Una de las primeras “proezas” del nuevo director fue publicar censurado el discurso radiado de Durruti el día 4 de noviembre.

El 6 de diciembre de 1936 Solidaridad Obrera publicó el que sería uno de sus últimos artículos en el órgano central de la CNT. Bajo el título de "El testamento de Durruti", Balius se refiere al discurso radiado de Durruti desde Madrid, apenas quince días antes de su muerte: "Durruti afirmó rotundamente que los anarquistas exigimos que la Revolución tenga un carácter totalitario. Y que los camaradas que con tanto tesón se enfrentan al fascismo en los campos de batalla no están dispuestos a que nadie escamotee el contenido revolucionario y emancipador de la hora presente...] el testamento de Durruti no ha perecido. Persiste con más fuerza que en la misma noche de la arenga. Nosotros sabremos plasmar su última voluntad."

El 29 de diciembre de 1936 apareció el primer número de “Ideas”, órgano de la comarcal del Bajo Llobregat de la CNT. Balius publicó un artículo en casi todos los números de Ideas. Los artículos de Balius insistían en la denuncia del avance de la contrarrevolución. Destaca el ataque al Presidente de la Generalidad, Luís Companys, publicado en el número 15, del 8 de abril, bajo el título "Hagamos la revolución".

Balius fue nombrado director de La Noche el 26 de enero de 1937 por la Federación Local de Sindicatos. La Noche era un diario regentado por una cooperativa de trabajadores afiliados en su mayoría a la CNT, pero no constituía parte de la prensa orgánica confederal.

Fue en este diario donde se publicó, el 2 de marzo de 1937, el primer aviso sobre los objetivos y la forma de afiliarse a una nueva agrupación anarquista, que había tomado el nombre de: "Agrupación de Los Amigos de Durruti". Desde primeros de marzo hasta las jornadas de mayo, La Noche, sin llegar a ser el órgano oficial de la Agrupación, se convirtió en el diario en el que Los Amigos de Durruti podían expresar libremente sus críticas a la política oficial confederal, gracias a su carácter no orgánico.

En el número del 2 de marzo de 1937 Balius publicó un artículo titulado "Atención trabajadores. Ni un paso atrás". En él se anunciaba la formación de la Agrupación los Amigos de Durruti y se abogaba por las posibilidades que abría para dar un giro revolucionario a las masas

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cenetistas, que los dirigentes anarquistas conducían por la senda del reformismo.

Balius, en este artículo, arremetía contra la opinión cada vez más extendida en algunos medios anarquistas de que para ganar la guerra era necesario renunciar a la revolución. Y citaba sin tapujos un artículo firmado por el destacado militante trentista Peiró. Balius tras constatar el empuje de la contrarrevolución, que pedía ahora la disolución de las Patrullas de Control, atribuía la culpa a la permanente política de concesiones realizada por la CNT. El artículo propugnaba un cambio en esa política, pues sólo si se afianzaba la revolución en la retaguardia podría ganarse la guerra en los frentes de batalla. El título del artículo era pues muy significativo: ¡ni un paso atrás!

El 6 de marzo de 1937, Balius publicó en La Noche un artículo titulado "Actitudes contrarrevolucionarias. Las posiciones neutras son nefastas", en el que enumeraba las características del nuevo cuerpo de seguridad creado por el gobierno de la Generalidad, para constatar su carácter burgués al servicio del Estado capitalista, y en contra de los más elementales intereses de los trabajadores.

El 8 de marzo de 1937, Balius publicó en La Noche un artículo denunciando el espectáculo lamentable que ofrecían trenes abarrotados de barceloneses en busca de alimentos en las zonas rurales. Dice Guillamon: “A través de la descripción de las gentes que se agolpaban en los vagones, Balius criticaba las nuevas medidas en el funcionamiento de la provisión de abastos, implantadas por el dirigente estalinista Comorera.

En el número del 11 de marzo de 1937, La Noche publicó un artículo dedicado a glosar la figura de Durruti. Balius rememoraba la arenga que pronunció Durruti por radio desde el frente de Madrid, algunos días antes de su muerte, en la que se lamentó de que la retaguardia no viviese la guerra. La solución para Durruti radicaba en hacer la guerra adecuadamente, enrolando a los burgueses en batallones de fortificaciones, y poniendo a todos los trabajadores en pie de guerra. Según Balius, la muerte de Durruti fue seguida de un majestuoso entierro, pero nadie recogió su pensamiento. De ahí, concluye el articulista, que en la actualidad llegue a afirmarse que la guerra civil es

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una guerra de independencia, y no una guerra de clases, como propugnaba Durruti. Balius terminaba el artículo afirmando que Durruti era más actual que nunca, y que la fidelidad a su memoria pasaba por la defensa de sus ideas”.

Al día siguiente, el 12 de marzo, Balius publicó en La Noche un artículo titulado "Unas declaraciones de Largo Caballero. La contrarrevolución en marcha", en el que criticaba duramente las declaraciones del jefe de gobierno, en las que éste confirmaba el propósito de volver a la situación anterior al 19 de julio, desmantelando las colectivizaciones y socializaciones de las empresas, una vez ganada la guerra.

El martes, 23 de marzo de 1937, Balius publicó en La Noche un artículo titulado "Es una hora de precisar. El papel de Cataluña en la Revolución española", en el que se defiende el papel del proletariado catalán como impulsor de una profunda revolución social, que no está acuciada como en Madrid u otras regiones españolas por las necesidades inmediatas de la guerra.

En el número del 24 de marzo se publicó en el diario una larga entrevista a Pablo Ruiz, miembro de la Agrupación y portavoz de los milicianos de Gelsa, opuestos a la militarización de las columnas. "Nosotros no nos oponemos a que se lleve a cabo una reorganización del Ejército, pues no se debe olvidar que fuimos los primeros en propugnar por el mando único colectivo [...] a cargo de delegaciones de diferentes columnas a fin de dar homogeneidad a la actuación de todas ellas. Que venga una nueva estructuración, pero que el Ejército del pueblo no quede dependiente de la Generalidad, ni del Gobierno Central. Ha de estar controlado por la Confederación".

Tras largas y enconadas discusiones, en febrero de 1937, cerca de un millar de milicianos voluntarios, establecidos en el sector de Gelsa, decidieron abandonar el frente y regresar a la retaguardia. Se pactó que el relevo de los milicianos opuestos a la militarización se efectuaría en el transcurso de quince días. Abandonaron el frente, llevándose las armas.

Los Amigos de Durruti fueron creciendo en influencia y en las jornadas previas a los acontecimientos de Mayo de 1937 se calcula entre

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cuatro y cinco mil los miembros de esta Agrupación. Una de las condiciones indispensables para formar parte de la Agrupación era la de ser militantes de la CNT.

El crecimiento de la Agrupación era consecuencia del descontento anarquista ante la política claudicante de la CNT. De cómo este grupo fue evolucionando y poniendo los problemas del poder en el centro de la política revolucionaria da fe, entre otros, un artículo de Balius titulado "La revolución tiene sus exigencias. Todo el poder a los sindicatos" (La noche, 27-3-1937), en el que comentaba la larguísima crisis de gobierno de la Generalidad. “Es muy interesante la consideración que hacía de los sindicatos como órganos de la revolución. Caracterizaba la crisis de gobierno de la Generalidad como fruto del enfrentamiento propio de una dualidad de poderes: la Generalidad legislaba y decretaba, pero lo sindicatos no acataban las decisiones de la Generalidad. Para Balius el avance y consolidación de la revolución pasaba por dar el poder a la clase trabajadora, lo cual se resumía en la consigna: "Todo el poder para los sindicatos".” (A. Guillamon)

La actividad y el dinamismo de la Agrupación fueron frenéticos. Desde su constitución formal, el 17 de marzo, hasta el 3 de mayo, la Agrupación efectuó mítines, repartió por miles manifiestos y octavillas, y llenó los muros de Barcelona con carteles que explicaban su programa. En este programa destacaban dos puntos:

1.- Todo el poder para la clase obrera. 2.- Órganos democráticos de obreros, campesinos y combatientes, como expresión de ese poder obrero, al que llaman Junta Revolucionaria.

En realidad, aunque el origen obrero de los componentes de la Agrupación hacía que todos estuviesen afiliados a la CNT, la mayoría eran militantes de la FAI. Tenían cierta fuerza dominante en el Sindicato de la Alimentación, ramificado por toda Cataluña, así como en las cuencas mineras de Sallent, Súria, Fígols y Cardona, en la comarca del Alto Llobregat. Influían también en otros sindicatos, en los que eran minoritarios. Algunos de sus adherentes formaban parte de las Patrullas de Control.

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La dirección de la CNT propuso la expulsión de los miembros de la Agrupación, pero no consiguió nunca que esta medida fuera ratificada por ninguna asamblea de sindicatos. La militancia confederal simpatizaba con la oposición revolucionaria que encarnaba la Agrupación. Ello no significaba que compartiese ni la acción ni el pensamiento de Los Amigos de Durruti, pero sí que comprendiera sus posiciones y respetara, e incluso respaldara, sus críticas a la dirección cenetista. La dirección confederal acusó una y otra vez de "marxistas", a los Amigos de Durruti.

MANIFIESTO DE LOS AMIGOS DE DURRUTI ANTE LOS HECHOS DE MAYO35

En las actuales jornadas de Mayo, a pesar de haber existido una provocación, no hemos salido a la calle tan sólo para pedir el desarme de los cuerpos armados, sino que queremos que la sangre que se ha derramado halle la debida compensación (...) Nuestra Agrupación que ha estado en la calle, en las barricadas, defendiendo las conquistas del proletariado, propugna por el triunfo total de la revolución social.

No podemos aceptar la ficción y el hecho contrarrevolucionario de constituir un nuevo gobierno con los mismos partidos, pero con distintos representantes. Esto es un engaño de tal calibre que no llegamos a comprender cómo los Comités de la CNT y algún Comité de la FAI se hayan prestado a realizar tal villanía (...) la Generalidad no representa nada. Su continuación fortifica la contrarrevolución (...) Tal conducta ha de calificarse de traición a la revolución (...) y no sabemos como calificar la labor nefasta de Solidaridad Obrera y los militantes mas destacados de la CNT (...)

Somos los “Amigos de Durruti” quienes tenemos la autoridad moral suficiente para desautorizar a esos individuos que han traicionado a la revolución y a la clase trabajadora por incapaces y cobardes. Cuando no tenemos enemigo enfrente, entregan de nuevo el poder a Companys y a la pequeña burguesía y, además, entregan el Orden Público al Gobierno

35 Extractos del Manifiesto de los Amigos de Durruti del 8 de Mayo de 1937, repartido con ayuda de los Juventudes Libertarias, ante los Hechos de Mayo de 1937 (publicado en la obra de Miguel Amorós antes citada)

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contrarrevolucionario de Valencia y la Consejería de Defensa al general Pozas. La traición es de un volumen enorme. Las dos garantías de la clase trabajadora, seguridad y defensa, son ofrecidas en bandeja a nuestros enemigos. (...)

No abandonemos la calle. Mantengamos el espíritu indomable que caracterizó a Durruti en la calle, en los lugares de trabajo y en donde nos encontremos, y mantengámonos prestos a terminar la grandiosa obra iniciada en estas memorables jornadas que estuvieron saturadas del espíritu de los camaradas del FRENTE, que han hecho sentir su voz airada contra los agiotistas, contra la burocracia voraz y contra las desigualdades y los comadreos que aún perduran a pesa de haber derramado la sangre a torrentes.

Camaradas: en pie de guerra. No desfallezcáis. Estad atentos al primer llamamiento que se os haga. ¡Viva la revolución social! ¡Abajo la contrarrevolución! ¡Loa a los camaradas caídos!

El punto de vista de los Amigos de Durruti:“El reformismo de la CNT y de la FAI y el stalinismo nos han llevado a la derrota”36

La posición de los “Amigos de Durruti” es límpida. Predijimos que la línea seguida desde julio, al disociar la guerra de la revolución, tenía fatalmente que acarrear los mayores desastres. Nuestra tesis fue confirmada por los hechos –la revolución se perdió en mayo del 37. Y con ella la guerra (...)

Las causas de la derrota son evidentes. En el instante en que se atentó contra el espíritu revolucionario de las milicias y se creó en su lugar un ejército amorfo, sin moral, se forjaba el primer eslabón de la cadena que actualmente aprisiona a todos los trabajadores españoles.

36 El punto de vista de los Amigos de Durruti fue publicado en Junio de 1939 en la revista anarcosindicalista francesa Le Réveil Syndicaliste –citado por Miguel Amorós en La revolución traicionada. Las cursivas son nuestras.

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Los múltiples ataques y desfiguraciones de la obra de julio del 36 fueron las simientes de la recolección trágica que nos ha llevado a la emigración, final que no puede comprenderse más que cuando se conocen las premisas de traición , cobardía incapacidad e inmoralidad.

Dos épocas eminentes se presentaron en la revolución española: julio del 36 y mayo del 37. En esos dos instantes se cometió el mismo error. Los dirigentes de la CNT y de la FAI no se atrevieron a imponer el poder de nuestras organizaciones respaldadas por las masas en la calle, en las fábricas y en los campos.

La CNT y la FAI son los organismos más responsables del desastre. Tuvieron miedo de la intervención extranjera. No quisieron dirigir política y económicamente el país por temor a hacer de “dictadores”. Al contrario, los dirigentes anarquistas cedieron el terreno al estalinismo que fue el mayor factor de desagregación que sufrimos. No quisieron imponerse a los partidos adversos y se pusieron a remolque de la burguesía liberal, de la pequeña burguesía y del capitalismo internacional, que bajo el disfraz de la democracia se sirvió del fascismo para aplastar la revolución española (...)

Los gobernantes no representaban a la clase obrera y defendían intereses opuestos a los suyos. Pero quienes tenían que responder ante la opinión entera de la clase obrera eran los miembros de la dirección de la CNT-FAI, quienes han traicionado los intereses del proletariado español: lo afirmamos sin ambages y sin subterfugios (...) Vamos por la emigración con la cara bien alta, llegamos al extranjero sin un céntimo, hemos padecido hambre y frío en los campos de concentración. Pero muchos de los reformistas que pedían nuestra expulsión están bien abastecidos (...)

El reformismo de la CNT y de la FAI y el estalinismo nos han llevado a la derrota (...) La lección es dura. El valor inmenso de la revolución española puede observarse en el cariz que toman los sucesos de la política europea. Si la revolución española hubiera triunfado, se habría hecho mella en el fascismo. Nadie duda de que en España el proletariado y el capitalismo han jugado la carta decisiva. El capitalismo ha triunfado. Ya hemos dicho por qué. El proletariado internacional tiene una parte de responsabilidad, o mejor los dirigentes vendidos a la

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burguesía. Pero si en lugar de tener un lenguaje confuso hubiéramos hablado en un tono francamente proletario, quién sabe si hubiéramos podido llegar a los obreros del mundo entero. (...)

De la catástrofe que alcanza a todo el movimiento obrero, hemos de extraer valiosas enseñanzas: En tanto que anarquistas hemos de rectificar una serie de puntos tácticos y de posiciones que impiden cualquier posibilidad revolucionaria. Una revolución necesita un organismo coercitivo para aplastar a las fuerzas adversas. También esta claro que cuando se posee una fuerza hay que saberla emplear y preservar.

Somos enemigos de la colaboración con la burguesía liberal y con la pequeña burguesía. Para entrar a formar parte de un Gobierno es necesario que éste sea obrero, y en el caso de Cataluña, hubiera podido ser en julio estrictamente CNT-FAI.

Múltiples son los aspectos que habría que estudiar de manera detallada, pero no hay que olvidar que hemos de reconstruir el movimiento obrero sobre nuevas bases, sobre una nueva moral y por la eliminación rotunda de los responsables de la derrota. Nos inclinamos a pensar que hay que ir a la formación de un frente obrero revolucionario en donde no podrían estar ni los estalinistas, ni los reformistas, ni los militantes de la revolución española comprometidos en la derrota.