10 - cnh.gob.ve · rón y dueño de una propiedad cuya renta anual fuese de 50 pesos, o tener una...

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12 de abril de 2017 10 Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno El fraude electoral de 1846 Carolina Álvarez Arocha P ocos años después de la Independencia dos grupos de las clases dominantes – los hacendados y terratenientes y una burguesía mercantil y usurera– se disputaban el poder en Venezuela. Los terratenientes poco a poco habían sido desplazados del apa- rato político que gobernaba la República. Se opusieron al gobierno conservador y fundaron el Partido Liberal. Mediante influyentes artículos de prensa y con un discurso vehemente y reformista los li- berales capitalizaron las molestias de la mayoría de la población, compuesta por las clases cam- pesinas que se encontraban en la miseria y que buscaban una alternativa al gobierno oligarca. En 1844 el Partido Liberal ya había logrado varias conquistas electorales, entre ellas la ma- yoría de representantes en el Consejo Municipal del Cantón de Caracas. En 1846 todo indica- ba que el candidato del partido liberal sería el próximo presidente de la República. La oligar- quía fraguó un plan para evitarlo. UNA DEMOCRACIA DE LA MINORÍA La Constitución de 1830, entonces vigente, establecía un régimen hecho a la medida de la oligarquía, que dejaba sin derecho al voto a al- rededor de 80% de la población, entre ella a las mujeres. Para ser ciudadano y poder votar en las elecciones de primer grado era preciso ser va- rón y dueño de una propiedad cuya renta anual fuese de 50 pesos, o tener una profesión u oficio que produjera 100 pesos anuales. Los requisitos para ser elector de segundo grado eran mayores. Este era el panorama en los días previos al 1° de agosto de 1846, fecha para la que estaban progra- madas las elecciones de primer grado para la Presi- dencia de la República. En las elecciones de primer grado los ciudadanos de cada parroquia votaban por los electores correspondientes a su cantón en el ámbito de las Asambleas Parroquiales. Estos for- marían el Colegio Electoral que, en las elecciones de segundo grado, eligiría a su vez al Presidente. Si en la elección de segundo grado un candidato no obtenía dos tercios de los votos se pasaba a una elección de tercer grado, en la cual era al Congreso al que le correspondía elegir al Presidente, como de hecho ocurrió en 1846. En la elección de ese año había nueve postula- dos. El candidato principal del Partido Conserva- dor era José Tadeo Monagas y el de los liberales era Antonio Leocadio Guzmán, claro favorito para llegar a la Presidencia. LAS ELECCIONES DE 1846 Ante la amenaza de perder el poder los conserva- dores optaron por la represión y el fraude. En julio, a pocos días de las elecciones, ordenaron el recluta- miento de campesinos para así restar votantes poten- ciales a los liberales. Poco después el gobierno de la República depuso al Concejo Municipal del Cantón de Caracas, cuando algunos de sus miembros se pro- nuncian contra la recluta. Esta acción abrió las puer- tas para otra serie de violaciones contra este Concejo Municipal: se invalidó a electores que estaban inscritos, se anularon los votos de las parroquias San Diego, Macarao y La Vega, y en otras pa- rroquias solamente se tomó en cuenta a aquellos votantes que simpatizaban con los conservado- res. Hasta el propio Antonio Leocadio Guzmán fue eliminado de la lista. En el resto del país se perpetraron iguales arbitrariedades. En Magdaleno las autoridades detuvieron al juez y expulsaron del local de su- fragio a los votantes, entre quienes se encontraba Francisco José Rangel (El Indio) con trescientos campesinos. En Maracay la Asamblea rechazó los votos liberales y en distintas ciudades del país la policía detuvo en las puertas de los loca- les de votación a trabajadores rurales. EL PLAN DE EZEQUIEL ZAMORA El candidato principal a la Asamblea Provin- cial del Cantón de Villa de Cura por parte de los liberales era Ezequiel Zamora. Sin embargo, él llevó más allá las consignas liberales. No plan- teaba una simple reforma o la libertad de comer- cio: su plan involucraba un reparto justo de las tierras, la liberación de los esclavizados y una apertura democrática en la cual el pueblo pudie- ra elegir a sus gobernantes. Esos principios los expresó en su consigna de una patria con “Tie- rra y hombres libres”. Por esta razón el líder de los valles de Aragua había obtenido gran apoyo popular y también por esta misma causa la re- presión en Villa de Cura por parte del Gobierno fue aún más fuerte. Zamora fue invalidado como elec- tor, fue acusado de haber hecho propaganda electoral para conseguir votos para sí mismo y de haber traído partidas de electores para votar por sus listas. Defen- dió su derecho con sus propios puños y lanzó a la calle a los integrantes de la Asamblea Parroquial. Al salir del recinto fue detenido y encarcelado. Una vez consumado el fraude el Congreso pro- clamó a José Tadeo Monagas como presidente. Los conservadores consideraban que ya no era necesario mantener preso a Zamora, que fue declarado inocen- te de los cargos que se le imputaban. Pero ya había quedado claro para Zamora y otros líderes populares que por la vía electoral y de la palabra nunca po- drían lograr sus justas demandas. Y que había llega- do el momento de buscar otra salida. www.cnh.gob.ve Esta página se publica los miércoles

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12 de abril de 2017

10

Ministerio del Poder Populardel Despacho de la Presidenciay Seguimiento de la Gestión de Gobierno

El fraude electoral de 1846

Carolina Álvarez Arocha  

Pocos años después de la Independencia dos grupos de las clases dominantes –los hacendados y terratenientes y una

burguesía mercantil y usurera– se disputaban el poder en Venezuela. Los terratenientes poco a poco habían sido desplazados del apa-rato político que gobernaba la República. Se opusieron al gobierno conservador y fundaron el Partido Liberal.

Mediante influyentes artículos de prensa y con un discurso vehemente y reformista los li-berales capitalizaron las molestias de la mayoría de la población, compuesta por las clases cam-pesinas que se encontraban en la miseria y que buscaban una alternativa al gobierno oligarca.

En 1844 el Partido Liberal ya había logrado varias conquistas electorales, entre ellas la ma-yoría de representantes en el Consejo Municipal del Cantón de Caracas. En 1846 todo indica-ba que el candidato del partido liberal sería el próximo presidente de la República. La oligar-quía fraguó un plan para evitarlo.

UNA DEMOCRACIA DE LA MINORÍALa Constitución de 1830, entonces vigente,

establecía un régimen hecho a la medida de la oligarquía, que dejaba sin derecho al voto a al-rededor de 80% de la población, entre ella a las mujeres. Para ser ciudadano y poder votar en las elecciones de primer grado era preciso ser va-rón y dueño de una propiedad cuya renta anual fuese de 50 pesos, o tener una profesión u oficio que produjera 100 pesos anuales. Los requisitos para ser elector de segundo grado eran mayores.

Este era el panorama en los días previos al 1° de agosto de 1846, fecha para la que estaban progra-madas las elecciones de primer grado para la Presi-dencia de la República. En las elecciones de primer grado los ciudadanos de cada parroquia votaban por los electores correspondientes a su cantón en el ámbito de las Asambleas Parroquiales. Estos for-marían el Colegio Electoral que, en las elecciones de segundo grado, eligiría a su vez al Presidente. Si en la elección de segundo grado un candidato no obtenía dos tercios de los votos se pasaba a una elección de tercer grado, en la cual era al Congreso al que le correspondía elegir al Presidente, como de hecho ocurrió en 1846.

En la elección de ese año había nueve postula-dos. El candidato principal del Partido Conserva-dor era José Tadeo Monagas y el de los liberales era Antonio Leocadio Guzmán, claro favorito para llegar a la Presidencia.

LAS ELECCIONES DE 1846Ante la amenaza de perder el poder los conserva-

dores optaron por la represión y el fraude. En julio, a pocos días de las elecciones, ordenaron el recluta-miento de campesinos para así restar votantes poten-ciales a los liberales. Poco después el gobierno de la República depuso al Concejo Municipal del Cantón de Caracas, cuando algunos de sus miembros se pro-nuncian contra la recluta. Esta acción abrió las puer-tas para otra serie de violaciones contra este Concejo

Municipal: se invalidó a electores que estaban inscritos, se anularon los votos de las parroquias San Diego, Macarao y La Vega, y en otras pa-rroquias solamente se tomó en cuenta a aquellos votantes que simpatizaban con los conservado-res. Hasta el propio Antonio Leocadio Guzmán fue eliminado de la lista.

En el resto del país se perpetraron iguales arbitrariedades. En Magdaleno las autoridades detuvieron al juez y expulsaron del local de su-fragio a los votantes, entre quienes se encontraba Francisco José Rangel (El Indio) con trescientos campesinos. En Maracay la Asamblea rechazó los votos liberales y en distintas ciudades del país la policía detuvo en las puertas de los loca-les de votación a trabajadores rurales.

EL PLAN DE EZEQUIEL ZAMORAEl candidato principal a la Asamblea Provin-

cial del Cantón de Villa de Cura por parte de los liberales era Ezequiel Zamora. Sin embargo, él llevó más allá las consignas liberales. No plan-teaba una simple reforma o la libertad de comer-cio: su plan involucraba un reparto justo de las tierras, la liberación de los esclavizados y una apertura democrática en la cual el pueblo pudie-ra elegir a sus gobernantes. Esos principios los expresó en su consigna de una patria con “Tie-rra y hombres libres”. Por esta razón el líder de los valles de Aragua había obtenido gran apoyo popular y también por esta misma causa la re-presión en Villa de Cura por parte del Gobierno

fue aún más fuerte. Zamora fue invalidado como elec-tor, fue acusado de haber hecho propaganda electoral para conseguir votos para sí mismo y de haber traído partidas de electores para votar por sus listas. Defen-dió su derecho con sus propios puños y lanzó a la calle a los integrantes de la Asamblea Parroquial. Al salir del recinto fue detenido y encarcelado.

Una vez consumado el fraude el Congreso pro-clamó a José Tadeo Monagas como presidente. Los conservadores consideraban que ya no era necesario mantener preso a Zamora, que fue declarado inocen-te de los cargos que se le imputaban. Pero ya había quedado claro para Zamora y otros líderes populares que por la vía electoral y de la palabra nunca po-drían lograr sus justas demandas. Y que había llega-do el momento de buscar otra salida.

www.cnh.gob.veEsta página se publica los miércoles