1. texto introductorio

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Universidad de Concepción

Facultad de Educación

Postítulo en Lenguaje y Comunicación, 2º Ciclo Básico

Medios Masivos de Comunicación Prof. Lester Aliaga Castillo Junio de 2011.

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EL NUEVO PARADIGMA DE LA EDUCACIÓN EN MEDIOS O

EDUCOMUNICACIÓN

Creemos necesario que todos los niños, niñas, jóvenes y adultos adquieran una Educación

para el uso crítico de los Medios de Comunicación y de las Tecnologías de la Información

y Comunicación. Que en las aulas de básica y media se favorezca el desarrollo de una

cultura evaluadora de la calidad de los contenidos mediáticos.

Desde una perspectiva de Educación en Medios, las personas deben desarrollar un

conocimiento acerca de cómo funcionan los medios de comunicación, cuáles son sus

códigos y analizan los mensajes en contexto. En lugar de ser consumidores pasivos de los

medios de comunicación, programas de Radio, de TV, películas de Cine, Internet, etc., los

estudiantes tienen que aprender que las realidades se estructuran con determinada

intención: para reflejar ideas o valores, para vender un producto o para provocar

entusiasmo.

En la clase, dicen los expertos, el análisis de los medios de comunicación debería consistir

en debates y reflexiones que constituyen la base para estructurar el nuevo conocimiento en

el que se negocian los significados. La educación en medios debe centrarse en la búsqueda

de información, la investigación colaborativa y dialógica.

Los alumnos deberían desarrollar una autonomía crítica y poder aplicar un criterio

independiente sobre los textos de los medios de comunicación.

Aunque los especialistas no están de acuerdo, creemos que, y no sólo porque a los niños y

niñas les gusta, se deben incluir en las Planificaciones de Unidades de Lenguaje

actividades de producción de mensajes según los formatos de los medios de comunicación.

No sólo analizar o criticar los mensajes de los medios, sino también realizar trabajos

prácticos de creación. El buen equipamiento tecnológico es útil, pero no es fundamental.

También se pueden elaborar mensajes a un bajo costo. Por ejemplo, un celular o un

pendrive, que ya no son moda, sino necesidad, pueden servir para tomar fotos, grabar

imágenes y sonidos que pueden dar origen a productos audiovisuales básicos.

Por lo demás, en las escuelas no faltan equipos de sonido y hay algunas que hasta radio

interna tienen.

La Educación en Medios Masivos persigue hacer entender la manera en que los medios

construyen sus significados. El modo en que las personas, grupos y problemas sociales son

representados y legitimados por los medios. Es decir, una Educación no sólo desde los

medios, sino que sobre y con los medios.

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Será nuestro objetivo aumentar la comprensión de los estudiantes respecto a:

- Cómo funcionan los medios (códigos y lenguaje)

- A qué intereses responden

- Su modo de organización y

- Mecanismos de producción de significados

Cuando hablamos de Medios Masivos de Comunicación hablamos de algo tan familiar,

algo que nos acompaña en la vida diaria desde siempre, todos los días, desde que nos

levantamos hasta que vamos a dormir. Los medios hacen referencia a las tecnologías que

actualmente conocemos como son: la prensa, el cine, el radio, la televisión y las llamadas

TICs, las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Los ensayos e indagaciones de autores como Roland Barthes, Umberto Eco, Herbert

Marcuse, Theodor W. Adorno y Marshall McLuhan, entre otros, nos ayudaron a entender

la doble función de los textos de la cultura de masas en nuestras sociedades: por una parte,

de naturaleza cognitiva, ya que contribuyen a la adquisición de un conocimiento

compartido del mundo y, en consecuencia, a la construcción de la identidad personal y

cultural de los grupos humanos; y por otra, de naturaleza ideológica, al constituirse en

eficaces herramientas al servicio del consumo, no sólo de objetos, sino también de las

formas de vida y de las ideologías asociadas a las sociedades de libre mercado.

En este contexto, el semiólogo italiano Umberto Eco, en un texto ya clásico, Apocalípticos

e integrados, tras constatar que “el universo de las comunicaciones de masas es nuestro

universo” analizó con especial agudeza e ingenio las actitudes que el mundo de la cultura

(y el mundo de la educación) adoptaba entonces –y aún– ante el influjo indiscriminado e

inevitable de la cultura de masas en nuestras sociedades.

En las páginas iniciales de su obra, Eco aludía tanto a quienes (apocalípticos) consideran

“anticultura” todos y cada uno de los mensajes insertados en los canales de la

comunicación de masas como a quienes (integrados) aceptan sin ninguna objeción y en

nombre de una cierta “cultura popular” la bondad natural de esos mensajes y el efecto

benéfico de sus contenidos.

Umberto Eco adoptó entonces una actitud ecléctica ante unos y otros. En su opinión, “el

error de los apocalípticos-aristocráticos consiste en pensar que la cultura de masas es

radicalmente mala precisamente porque es un hecho industrial” mientras que “el error de

los apologistas [o integrados] estriba en creer que la multiplicación de los productos

industriales es de por sí buena, según una bondad tomada del mercado libre, y no debe ser

sometida a crítica” pese a que, como señala Eco: “la cultura de masas en su mayor parte es

producida por grupos de poder económico con el fin de obtener beneficios [...] y por

grupos de poder político con finalidad de persuasión y de dominio”.

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En las aulas, esta divergencia entre apocalípticos e integrados ha tenido su reflejo en las

diversas actitudes pedagógicas ante la incorporación de contenidos escolares y de tareas de

aprendizaje referidos a la prensa, al cómic, al cine, a la televisión y a la publicidad.

En unas ocasiones nos encontramos con la oposición de quienes consideran estos

contenidos ajenos al currículo escolar y, en consecuencia, a los saberes y a las

competencias que las escuelas y los liceos deben enseñar y fomentar; en otras, el

envoltorio espectacular de estos mensajes ha seducido a sectores del profesorado que

incorporan estos contenidos de una manera devota y un tanto inocente.

El estudioso español Carlos Lomas, en Cuadernos de Pedagogía Nº 343, de febrero de

2005, ha dicho: “Urge una educación en comunicación que, con carácter obligatorio y

como un área específica de conocimientos, enseñe a la infancia, a la adolescencia y a la

juventud a leer y a entender los lenguajes de la comunicación audiovisual y de la cultura

multimedia, y a interpretar el significado –a menudo oculto– de sus mensajes”.

Es imposible evitar que los niños vean lo que se propongan ver. En otras épocas se

impedía que «ciertas cosas» fueran vistas por niños, mujeres, clases bajas, etc. Sólo los

príncipes y los prelados podían conocer esas «ciertas cosas». ¿Se acuerdan del cura del

pueblo que censuraba, sacaba de las películas, los besos de los protagonistas en “Cinema

Paradiso”?

En definitiva, ¿qué queremos?

Queremos formar estudiantes que, sabiendo los códigos y cómo se producen sus mensajes,

sean personas activas y críticas ante lo que nos comunican los Medios Masivos.

Queremos, como dijo la Profesora Mar de Fontcuberta, ante la Comisión de Educación del

Senado de Chile, el 18 de octubre de 2006, “alumnos y alumnas que sean usuarios e

interlocutores”.

(Escrito por Prof. Lester Aliaga en 2007 para Curso de Apropiación Curricular en Medios Masivos de Comunicación para

Educación Básica, UdeC.)