1. ¿PODEMOS ELEGIR EL CLIMA EMOCIONAL DE NUESTRA CASA · habitual (que volveremos), nos olvidemos...

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Equipo de Orientación Educativa de Atarfe #orientadesdecasa OBJETIVO: ¡SER FELIZ!

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Equipo de Orientación Educativa de Atarfe#orientadesdecasa

OBJETIVO: ¡SER FELIZ!

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A continuación encontrarás algunas orientaciones y recursos para conseguir que esta situación de confinamiento, si la suerte no se pone en contra nuestra, no sea tan dramática.

Para ello comenzamos con una reflexión:

1. ¿PODEMOS ELEGIR EL CLIMA EMOCIONAL DE NUESTRA CASA EN ESTAS SEMANAS?

Tras reflexionar sobre esta pregunta presentamos una serie de consejos agrupadas en dos documentos, encaminados a una sola meta:

OBJETIVO: ¡SER FELIZ!

2. ALGUNOS CONSEJOS PARA UN CONFINAMIENTO POSITIVO.

3. ALGUNOS CONSEJOS PARA RELACIONARTE CON TUS HIJOS E HIJAS

En cada uno de ellos encontrará, además, enlaces a vídeos y materiales relacionados.

Se trata de que, cuando hayamos vencido al virus (que lo venceremos) y haya pasado el estado de alarma (que pasará) y podamos volver a nuestra actividad habitual (que volveremos), nos olvidemos de los datos, de la mayoría de las actividades que hemos hecho, de la mayoría de las conversaciones (seguro que nos olvidamos), pero lo que sí nos quedará es el recuerdo de cómo nos hemos sentido y de cómo hemos hecho sentir a los demás y cómo los demás nos han hecho sentir a nosotros. Por eso, debemos procurar que este periodo, que seguro que quedará para siempre en nuestra memoria, sea un recuerdo de un tiempo agradable, el recuerdo de un tiempo que vivimos sintiéndonos queridos… MUY QUERIDOS.

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¿PODEMOS ELEGIR EL CLIMA EMOCIONAL DE NUESTRA CASA EN ESTAS SEMANAS?

Tras prácticamente un mes de confinamiento, nos preparamos para abordar el tercer trimestre del curso; un trimestre que comienza como terminó el anterior: con los niños y con muchos de nosotros en casa.

Este contexto, en muchos casos puede generar (para muchos puede haber generado ya), situaciones de miedo, ansiedad y preocupación (por nuestra salud y por la de la familia, por la economía nuestra y por la del país, que a fin de cuentas también nos puede condicionar). Y todo esto a su vez, puede condicionar nuestro carácter, nuestro humor, nuestra forma de actuar y la de responder ante las actuaciones de los que nos rodean… Comportamientos y reacciones que pueden llevar a situaciones de tensión y de mal humor que contribuyan a empeorar aún más nuestro estado emocional en la condición de confinamiento.

Puede que, si te quedas en casa, los habituales problemas y roces propios de la convivencia se multipliquen, con el agravante de no poder evadirte, saliendo un rato a cambiar de aires (saliendo a comprar, al bar, a ver un espectáculo o a dar un paseo). Ni siquiera podrás desconectar al día siguiente yendo al trabajo. Y a todo eso hay que sumar la alegría de tener a los niños todo el día en la casa, con sus deberes escolares (posibles resistencias a hacerlos o pretensión de dejarlos para luego, con dudas, incomprensión del contenido… necesidad de ayuda), con sus ganas de salir, cada uno con sus propios intereses, tentaciones de desobediencia (“ahora no”, “luego”, “déjame”, “no quiero”…), los enfrentamientos entre hermanos, la lucha por el mando de la tele…

Puede que, si eres de los que le ha tocado la suerte de poder seguir trabajando, seguramente llegas a casa con los problemas y el cansancio propio de una jornada de trabajo y en vez de aspirar a un merecido descanso, es posible que tengas que enfrentarte a la necesidad de atender y afrontar las preocupaciones y frustraciones de los que se han quedado en la casa o vienen de su propio trabajo con problemas y deseos de descanso; o a la necesidad de ayudar en los deberes de los hijos e hijas para intentar que sigan el ritmo que le marcan desde el colegio; o a la de resolver conflictos acumulados durante el día…

En cualquier caso, tendremos que enfrentarnos a lo propio de la vida cotidiana, agravado por las tensiones emocionales derivadas de la actual situación.

O puede que, hayas encontrado en esta situación una oportunidad para conocer mejor algunos aspectos de tu familia y de ti mismo; puede que aproveches para relacionarte más y mejor con ellos, para hacer cosas en común, para hacer partícipe a tus hijos de las tareas de la casa, haciéndole protagonista de muchas de ellas; que hayas organizado el día estableciendo rutinas diarias, un horario de deberes y obligaciones cuyo cumplimiento conlleva al premio de participar en juegos en común,

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elegir qué película vamos a ver juntos, más tiempo con el móvil o la tablet para comunicar con familiares o con amigos de clase…; un ratito de noticias para ver cómo van las cosas; otro para hacer actividades físicas (bailes, ejercicios del maestro de educación física, ejercicios de algún vídeo de la tele o de youtube…); un rato de lectura individual o conjunta; un ratito de conversación en la que todos hablemos y nos escuchemos mutuamente las inquietudes, las frustraciones, las quejas o las alegrías; tiempo de bromas, de chistes… adobado con alguna caricia, algún piropo, felicitaciones por lo bien hecho, por el ingenio desplegado, por haber terminado la tarea con rapidez, por lo buena que está la comida… Si es así, tú y los tuyos sois realmente afortunados… e inspiráis los consejos que aportamos a continuación.

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ALGUNOS CONSEJOS PARA UN CONFINAMIENTO POSITIVO

#1 HOY PUEDE SER UN BUEN DÍA.

Intenta comenzar el día con una actitud positiva. Piensa qué puedes hacer tú por los demás, para que tu familia sea más feliz; no esperes a ver cómo se portan ellos contigo. Si tú te muestras con buen humor, serás ejemplo para los demás, podrás contagiarlos (sería fantástico que al final todos lo hicieran), creando un clima agradable que, finalmente revertirá sobre ti, agradeciéndotelo.

Da los buenos días, sonríe, regala un beso, da ánimos para que cada uno haga su parte, propón un plan para luego, algo que les pueda gustar (y si otro plantea un plan mejor o que prefiere, sé flexible y acéptalo como si fuera tuyo).

#2. PROCURA SER AMABLE, QUE LA CORDIALIDAD TE DURE TODO EL DÍA.

Si en algo discrepas con tu pareja, procura abordarlo desde la comprensión de la otra parte. Pensar en el otro creyendo en su buena intención aunque sea discrepante (entender a nuestra pareja y creer en su bondad nos hará a nosotros mismos más flexibles más propensos a llegar a acuerdos) y una vez llegado a un acuerdo, aceptarlo, ¡y a otra cosa! Comenta todo esto con tu pareja, incluso con tus hijos.

#3. CAMBIA CON FRECUENCIA DE ACTIVIDAD Y DE PENSAMIENTO.

Cambia de tema de conversación: buscando algo agradable que haya ocurrido; hablando sobre un libro; comentando la letra de alguna canción que pongáis en casa (puedes encontrar una buena oportunidad para infundir valores desde una canción positiva o desmontando y analizando una letra negativa con contenido machista, racista, violento…) y hacer de ello motivo de dialogo.

No estar todo el día pensando en lo mismo; parar el autodiálogo continuo acerca

del coronavirus, de las víctimas, del gobierno, del número de afectados, de la curva… Todo ello solo te proporcionará más ansiedad y peor humor para ti y para los tuyos. Tampoco pienses en cuanto tiempo queda o en cuánto llevamos encerrados. Vive el

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presente día a día, sin echar más cuentas. Eso también te desesperará menos y hará más feliz.

No estar informándonos a todas horas, ni dejes la tv todo el día en informativos

(con conectar las noticias una vez al día es suficiente para saber cómo va todo); tampoco estés todo el día con el móvil y las redes buscando información novedosa (lo más seguro es que encuentres montones de bulos que en nada contribuirán a tu felicidad ni a la de los tuyos)… Tú no puedes hacer nada, salvo cumplir la cuarentena. Si nada puedes hacer, olvídate. Búscate alguna estrategia para cambiar de pensamiento (piensa qué temas son los que habitualmente te interesan, tus preocupaciones habituales, tus hobbies… y refúgiate en ellos, desarróllalos si ahora tienes tiempo para ello).

#4. MOSTRAR CONFIANZA, ante nosotros mismos y ante los demás: “nosotros estamos todos bien”… Y si hay alguien de la familia con síntomas, hablar positivamente de la no gravedad, de las esperanzas de curación…

#5. APROVECHA ESTE TIEMPO PARA CULTIVAR EL DESARROLLO DEL SENTIMIENTO DE APEGO EN TUS HIJOS/AS.

Muchas veces nos hemos quejado de no tener tiempo suficiente para estar con los niños, la vida que llevamos no nos lo permite. Ahora podemos hacerlo para que nos hablen de sus cosas, para que nos cuenten sus vivencias en el colegio y con los amigos. Para un niño no hay mejor regalo que sentirse mirado y escuchado por sus padres, sentir que lo que les está contando es importante para ellos. Transmitirles lo bien que nos hace sentir el tiempo que compartimos con ellos. Esto les hace sentirse importantes y les ayuda a aumentar su autoestima.

#6. ACTUAR CON INTELIGENCIA EMOCIONAL. Escucha tus sentimientos, date derecho a ser débil en algún momento sin que esto te haga sentirte culpable o con otros sentimientos negativos.

Pulse aquí para acceder al documento “ideas para fomentar el sentimiento de apego”

Pulse aquí para acceder al documento “cómo manejar una emoción intensa”

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ALGUNOS CONSEJOS PARA RELACIONARTE CON TUS HIJOS E HIJAS

1. Procura su estabilidad emocional. Para ello necesitan afecto, seguridad y sentirse integrados. Piensa cómo puedes contribuir ello cada día. 2. Procura ser amable y positivo, tal y como hemos comentado más arriba (actitud positiva, sonrisas, buen humor…). Si tienes que responder ante una conducta inapropiada, hazlo con firmeza pero con respeto, sin darle voces ni emplear mal tono. Y si no es muy importante dile que eso no se hace y déjalo pasar. Piensa que para ellos también es dura y extraña esta situación. 3. No muestres ante ellos tus preocupaciones. Lo mejor es que tú mismo sepas evitarlas. Pero si no es así, procura evitar manifestarlas delante de ellos. Transmíteles seguridad con mensajes positivos (nosotros estamos bien, el gobierno sabe lo que se hace, entre todos le ganamos, ya le estamos ganando, esto pasará pronto…). Los padres son la mayor fuente de seguridad para los hijos. Si ven a los padres asustados, ellos se preocuparán aún más. 4. Haz que tus hijos e hijas se sientan integrados en la unidad familiar.

Hacedlos partícipes de las distintas actividades y conversaciones que surjan (cuidando, claro está, el contenido de las mismas).

Pero no olvidar que los niños gestionan las emociones de manera distinta a como lo hacemos los adultos. Lo que nosotros podemos aceptar con normalidad, a ellos les puede afectar mucho más intensamente. Por eso, dales la información que necesiten. Pero solo la que necesiten.

En el caso concreto, del coronavirus, es normal que tengan dudas y demanden información. No le digáis que eso a ellos no les importa, o que eso es de mayores, o que no pasa nada… Ello solo contribuirá a aumentar su preocupación.

Ante sus demandas sobre el tema, debéis contestarle y darle respuesta, pero poca información. No es necesario extenderse en datos, en cifras ni en la crudeza de casos concretos. Y en el caso de los más pequeños, procurad darla adaptada a su edad y a su capacidad de comprensión. Para ello podéis usar algunos de los cuentos que aquí se os deja (pulse sobre ellos para acceder):

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5. Dejarles que se expresen, que exterioricen lo que sienten. Es necesarioescucharles, hablar con ellos, saber qué sienten y qué piensan, como forma de poder ayudarles a hacerles esto más llevadero. Es importante que nombren sus emociones y que sepan cómo hacerlo. Para ello podemos acudir a materiales que nos ayuden a identificar emociones:

Pueden hacer un diario emocional (o un episodio): “Hoy me siento…(nombre de la emoción) porque (hecho que la ha provocado)”. En función de ello puede hacer sus próximos planes. Si la emoción ha sido positiva, planificar actuaciones con las que volver a repetirla. Si la emoción ha sido negativa, buscar alternativas, reflexionando sobre: - ¿Qué ha pasado?; ¿Qué he pensado yo de ello?; ¿Qué he hecho?; ¿Cuál ha sido el resultado? ¿Gracias a ello me siento bien?, ¿Gracias a ello se sienten bien los demás? ¿Es eso lo que yo quería?;

- Imaginar de qué otra forma podrían haber transcurrido los acontecimientos: De qué otra forma podría haber reaccionado yo; Qué pensamiento más positivo podría haber desarrollado yo (sobre intencionalidad, perdón, comprensión, cesión…).

6. Dejar que los niños hablen del virus, si así lo desean. Dejar que saquen fuerasus emociones y sus miedos, pedirles que escriban sobre ello, que lo dibujen… Pueden hacer un diario, cómic, vídeos, dibujos, redacciones, poesías…

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7. Paralelamente, cambiarles de tema. Si vemos que el tema les ocupa más de lodeseable, se les debe invitar a hacer otras cosas, que les distraiga y les ocupen. Proponerles una actividad, buscar alguna entre las numerosas ideas que se ofrecen en otros apartados.

8. Enseñarles a comportarse con amabilidad (empezando por ser nosotrosejemplos de ello); enseñarles a decir cosas positivas de sus padres o de sus hermanos; enseñarles a felicitar; “jugar” a decir lo que nos gusta (o os ha gustado hoy) de los demás; corregirles cuando insulten, ofendan o hablen en tono inadecuado.

9. Enseñarles a actuar con empatía, mediante la reflexión sobre “¿Cómo te habríassentido tú en esa situación?”. Hay algunas historias que pueden ayudar a realizar esa reflexión:

- “El cazo de Lorenzo”

- “Qué le pasa a Uma?”

Ello le podrá servir, además, para mejorar su propia autoestima.

- “Yo voy conmigo”

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10. Prevenir los momentos de crisis y conflictos entre los miembros de la familia. Para ello (bajo la premisa de cómo colaborar para mantener un buen clima familiar) es deseable pactar cómo reaccionar cuando eso ocurra. Así, podemos acordar que cuando, a pesar de todo lo visto anteriormente, alguien de la familia acabe frustrado, enfadado, enrabietado… podrá recurrir a alguna técnica que le devuelva la tranquilidad: - Técnicas de relajación y meditación guiada (véase apartado dedicado a las técnicas de relajación. Encontrarás recursos (vídeos) de yoga para niños, meditación guiada, relajación progresiva de Jacobson, etc. - Rincón de la calma: Cada uno habrá elegido un lugar (acondicionado con cuentos, juguetes, su música preferida…) al que poder acudir para tranquilizarse antes de volver con los demás. Y para los más pequeños “El bote de la calma” que lo podemos fabricar con ellos.

11. Y dejarles claro nuestro cariño incondicional. Decirles muchas veces que los queremos, para que así lo sientan ellos, independientemente de las correcciones que tengamos que hacerles o de cualquier otro aspecto. Te corrijo pero te quiero. Te corrijo porque te quiero.