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  • Condicionales contrafcticos,explicacin y comprensin

    iDedicarse a lo que E. H, Carr llam "juegos de saln sobre lo-que-poda-haber-sido" puede ser muy tentador.'

    Granada fue vencida en 1492. Pero supongamos que no lehubiera sido: supongamos con Philip Guedalla que Boabdil hubiesederrotado \ mismo a Isabel y Fernando en Lanjarn un ao antes-En retrospectiva, "era simplemente inconcebible", como hizo notarGrisley en su Modern Europe, "que la temeraria aventura de los ReyesCatlicos hubiera tenido otro resultado que el que tuvo a la sombrde Sierra Nevada en 1491". Inteligentes, ingeniosos y organizados,los moros tenan asegurada la victoria sobre "las fuerzas mal ali;.ci?y escasas de Castilla y Aragn. Las consecuencias, por dems, hsr.sido enormes. (Oros autores, incluyendo a Edward Gibbon. nirpensado que de no haber detenido Carlos Martel a los mor:>cerca de Poitiers en 732, estas consecuencias habran sido evideni-;mucho antes). Grisley estuvo de acuerdo con Sir William Creasy: ..:.batalla de Laniari haba sido una de las ms decisivas del mue:moderno.

    La Cambridge Hisrory o Islam - en realidad una coiecuon ;;ensayos preparados en las lacultades de Granada y publicac:.-

    1 E. H. Carr, Whai HKtery?, Harmondsworth: Fengum, i96'l. p. 97.

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    bajo licencia en CamBriflge - se dedica extensamente a las alianzasentre Granada y los poderes que en los siglos diecisis, diecisietey dieciocho sta contrapuso unos a otros. La History of the War in thePennsula de Napier registra la inestimable ayuda que el rey le dio alos britnicos despus del apresurado decreto de Napolen en 1808mediante el cual la casa de Boabdil cesaba de reinar y Fierre FrancoisJoseph Lefebvre, duque de Dantzick, deba gobernar a partir deentonces como Yussuf I. La alianza de Granada con Gran Bretaa alo largo del siglo diecinueve (a pesar de las complicaciones causadaspor la misteriosa desaparicin de Swinburne cerca del serrallo realen 1865) asegur la fuerza e independencia del reino. Y los reyessiguieron actuando con cautela.

    Esto se vio claramente despus de 1914. Cuando los bol-cheviques llevaron a cabo su golpe en 1917 y Alemania perdi laguerra un ao ms tarde, Boabdil VII presinti la naciente debilidadde Gran Bretaa y la nueva fuerza de Amrica. En combinacin conlo remanente del Imperio Otomano y con cienos estados islmicos

    .hacia, el este - Jps cuales vieron cuan fcilmente podan quedaratrapados entre el rgimen revolucionario en Mosc y los otrosimperios europeos - efectu diestras alianzas tanto con los EstadosUnidos como con la nueva y ya bloqueada Unin Sovitica. Entretanto, el dominio que los moros tenan de los recursos del sur deEuropa, sus avances en ciencia y tecnologa, las ventajas adquiridasdebido a los refugiados protestantes, su control sobre Gibraltar, ysus conexiones ms all del continente, junto con la energa parael comercio que siempre desplegaron, haban hecho de Espaael centro mercantil e industria! de! mundo. Por estas razones ya pesar de la reserva de su aliado aislacionista y anti-imperialistadel otro lado del Atlntico, Granada se convirti en el imperiopredominante del siglo XX. Desde los tiempos de Ruina, no hubo

    Condicionales contratcticoj '

    otro imperio territorialmente mejor conectado, y de todos ellos fueel ms ilustrado.

    Emest Gellner explica por qu. "Debido a varios criteriosevidentes", nos recuerda, "como el universalismo, el carcter escri-turario, el igualitarismo espiritual, la ampliacin de la participacincompleta en la comunidad sagrada no a uno, ni a unos cuantos,sino a todos sus miembros, y la sistematizacin racional de la vidasocial, el Islam es, de los tres grandes monotesmos, el que msse acerca a la modernidad". La Cristiandad Medieval, tal como IbnWeber lo expres tan persuasivamente en The Kharejte Ethic and theSpirit of Capitalism, con su "visin barroca, manipuladora, viciadapor el patronazgo, cuasi animista y desordenada del mundo",su convencimiento de que la justicia se puede comprar condonaciones y obras piadosas, "nunca hubiera podido ensear asus seguidores a confiar en la pura fe y a producir y acumular deuna manera impersonal, ordenada y sistemtica". Y para la pocade la Reforma que se produjo en partes de Europa del norte, ellamisma impulsada por la admiracin hacia la apertura intelectual yel espritu de aventura del Islam, ya Granada haba, asegurado su .puesto de ventaja.2

    No es difcil explicar cmo esta Europa del sur, ms morunadespus de 1491, llego a ser lo que fue. Pero la explicacin, nopor ser entretenida, es menos ociosa. Esa Europa nunca existi.

    Philip Guedalia. "if ihe Moors in Spain had won", en J. C. Squire ed., Ifi; hu Kappcr.ed Othewif: Lapses imo Imaginar}' History, Londres: Longmans.1932. DP. 1-19. Yo he a|usudo y embellecido sus especulaciones.(La derrota de un bar.da de moros merodeando cerca de Poitiersen 732 por la caballera Tranca de Carlos Martel, con la ayuda de loslombardos, puede no ruber sido tan decisiva para los moros mismos,

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    V.-- >!";', . 4, . . '-v-.-tf i^'V - i-^vi---

    T no se entiende de inmediato que el pensar sobre cmo hayapodido hacerlo, ilumine la que s existi. Qu importancia tendra,podemos preguntarnos, el que los moros hubieran logrado vencera Carlos Martel y a los Reyes Catlicos? O como Roy Strong se haplanteado, el que el hijo mayor de Jacobo I no hubiera muerto

    tal como Gibbon y otros han sugerido. Las fuerzas moras en Occidentese hallaban debilitadas: aunque devastaron Autun en 725. ya habansido vencidas cerca de Toulouse en 721. Ms decisivo fue su triunfocontra las tropas chinas en Turquestn en 751 y sus dos derrotas enel centro del mundo bizantino en 739 y 747. No obstante, la victoriade Carlos Marte! cerca de Poitiers le dio a los reyes carolingios unmpetu considerable contra Roma. Tal como explico en el captulo 5, eldescalabro de los moros en Espaa en el siglo XV no fue repentino. Lapropia memoria que ellos tenan de la Espaa musulmana se desvanecihasta principios del siglo XIX, cuando, vindose en la necesidad dereivindicar un pasado ms glorioso, algunos romnticos europeos selo revivieron para ellos (Bernard Levvis, History: Remerabered, Recovered,Invented, Nueva York: Simn and Schuster, 1975, pp. 71-8). Espaa noera la ltima oportunidad que tenan los moros en Europa; Jan Sobieskidetuvo una avanzada turca en Viena en 1683. La coleccin de Squireincluye ensayos sobre la posibilidad de que Don Juan de Austria sehubiese casado con Mara, reina do Escocia; que Luis XVI hubiesetenido un tomo de firmeza; que Napolen se hubiera escapado deSanta Helena para formar los Estados Un:dos de Amrica Latina; que Leehubiese ganado la batalla de Gettysburg; v que la huelga general de 1926en Gran Bretaa hubiese llegado a buen n. Tambin se puede consultarDaniel Snowman ed. e intro., If I had Beer. . . . : Ten Historical Fantasies,Londres: Robson. 1979, en donde ios historiadores imaginan lo que elloshubieran hecho en momentos crneos en la piel del Earl de Sherburne,Franklm, Jurez . Thiers. Gladstone, Kerensky. Tojo, Adenauer, Dubceko Allende. Debo agradecer a Dorohy Emmet por mencionarme lacoleccin de Squire y a Karl Sabbagh por mencionarme la de Snowman.Ernrst Gellner. M u s i i m Siicicy. Cambridge Umversity Press. 1981, p. 7,cuya fantasa tambin he embellecido.

    Condicionales contrafaicos

    tan joven en 1621, y gracias a su evidente erudicin y entusiasmpor las artes, hubiera utilizado su influencia como rey para inspirarese renacimiento en Inglaterra, el cual, por lo que sabemos sobretales renacimientos, nunca existi? O como se ha preguntado RobertFogel, el que a la Confederacin se le hubiera permitido separarse delos Estados Unidos, presentar un desafio a la democracia, y con suejemplo poltico y poder econmico cambiar lo que hoy en da to-mamos por el curso "natural" de la poltica moderna? O, siguiendo lafantasa de Hugh Trevor-Roper, el que a principios de la dcada delos cuarenta no hubiera habido alguien con capacidad de liderazgoque amalgamara a Gran Bretaa; el que las seales alemanas nohubieran sido decodificadas; el que Mussolini no hubiese desviadoa Alemania con su imprevisto ataque a Grecia; y el que Franco no lehubiera negado a Hitler el permiso de bajar hasta Gibraltar?3

    Puede ser un gesto de desesperacin, as lo crea el mismoTrevor-Roper, "el despachar como efmero un movimiento que,con un ligero cambio de suerte, hubiera podido dominar la historia

    Roy Strong, Henry, Prince of Wales, and England's Lnsr Rf^issanct ' . Londres:Thames and Hudson, 1986. Strong explica que la corte inglesa en. el siglodiecisis, a diferencia del resto de Europa, no hab a mostrado intersalguno por las artes. "El principe Enrique toma su lugar como la figurafinal de una serie de renacimientos truncados. Sidney fue muerto a lostreinta y dos aos, Essex fue ejecutado a los treinta y anco, y ei prncipeEnrique muri a los dieciocho." A su muerte, la vivaz y artist'ca corlefue disuelta (pp. 224, 136). Robert W. Fogel, W i h n u ; famei i i o Contrae!:The Rise and Fal! o American Slavery, Nueva York: Nonon, 1989. pp. 413-17.Estas son cinco poderosas pginas y le agradezco a j d i t h Shklar elhabrmelas sealado. Hugh Trevor-Roper, "History and imagmation",en Hugh Lloyd-Jones, Bair Worden y Valerie Peari eds., History andimaginacin: Essays in Honour of Hugh Trevor-Roper, Londres: Duckworth,1981. pp. 360-1.

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    de toda una era. "Si existe algo denominado sentido de la realia'd"Robert Musil admiti en The Man Wthout Qualities - "y nadie va anegar que tiene su razn de ser - entonces tambin tiene que haberalgo llamado sentido de la posibilidad". Pero normalmente ni enla historia ni en las ciencias sociales se ha visto con claridad quse puede ganar con desarrollarlo. La mayora de los historiadoresy de los cientficos sociales, si para algo han tomado en cuentalos condicionales contrafcticos, lo han hecho con nerviosismoy en escritos marginales. (Fogel y Charles Maier son los nicosen asumir que la historia, as lo expresa Maier, nys da la visinque nos da "gracias a que los historiadores ponen al desnudosus implicaciones contrafcticas").4 Muchos resistieron la irona deMusil y se mostraron de acuerdo con que un sentido de lo posible

    4 Charles Maier. "Wargames: 1914-1919", en Robert 1. Rotberg y TheodoreK. Rabb eds.. The Origins and Prevention of Major Wats, Cambridge UniversityPress, 1988. p. 251 (y el comentario final de Joseph Nye en suintroduccin a esta coleccin, p. 12). Ver tambin Fogel, Without Consent,p. 413: "Toco historiador que se ha propuesto dilucidar las causas dela Guerra Civil (ciertamente todos aquellos que argumentaron a favoro en contra de su necesidad) ha supuesto implcita o explcitamentelo que le hubiera pasado a la esclavitud s el desarrollo de algunosacontecimientos hubiera seguido un curso distinto del que realmentetom. En verdad, gran parte de la voluminosa literatura sobre las causasde la Guerra Civil no es ni ms ni menos que el ordenamiento de laevidencia scDre ios hechos que condujeron a la Guerra Civil dictado porlas distintas visiones de este mundo contrafctico. Aunque no utilicenel lenguaje de os condicionales contrafcticos, David Blackbourn yGeoTEley hacen la misma observacin sobre b tendencia de muchoshistoriadores a considerar a "peculiaridad" de la Alemania moderna (ThePeculiarities o: Germn Hisiory: Bou.-ceois Society and Politics in Nineieenth-centuryGermany, Oxrbrd y Nueva York- Oxford University Press, 1984). Para unejemplo sobre h posicin contraria, ver a nota 4 del captulo 3.

    Condicionales contrafcticos

    "podrafer definido de buenas a primeras como la capacidad depensar que todo pudiera ser 'igual de fcil', y de no concederle msimportancia a lo que es que a lo que no es". Ellos podran desdeluego concederle a Musil que "las consecuencias de tan creativadisposicin pudiesen ser considerables". Al fin y al cabo, la ficcinexiste. Pero la mayora podra insistir en que estas consecuenciasson del tipo que "a menudo hace ver corno equivocado lo que losdems admiran y permisible lo que otros prohiben, o inclusivehacer de ambas cosas motivo de indiferencia". "Esos amantes de lasposibilidades", podran concluir, "viven en una red ms fina, unared de niebla, de imaginaciones, fantasa y modo subjuntivo". Al finy al cabo, si los nios dan seales de sucumbir en ella, se les ponefreno, "se los arranca con fuerza", o al menos as lo crea Musil; ensu presencia tales personas reciben los apodos de "cabezas rotas,soadores, debiluchos, sabelotodos, criticones y fastidiosos".5

    II

    Tambin se pueden hacer objeciones de principio. Se puede llegarcon la suposicin de que lo nico que existe en cualquier mundo"es un vasto mosaico de asuntos locales sobre hechos particulares",como dice David Lewis, "una pequea cosa aqu y otra all".("En honor del gran contradictor de las conexiones necesarias",Lewis llama a sta la doctrina del "aadido humeano". Todo lodems sobreviene, es un aadido, a los hechos particulares). Es

    5 Robert Musil. Eithne Wilkins y Ernst Kaiser trads., The Man WithoutQualiies, Londres: Pan, 19/9, p. 12. Le estoy agradecido a BianciFontana por haberme indicado este pasaje.

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    posible discernir regularidades en y entre cosas particulares. Selas puede ordenar, a ellas y a las relaciones entre ellas, en escalade importancia. Se puede imaginar un conjunto completo de talesparticulares y de las relaciones entre ellos. Podemos inclusivesugerir su predeterminacin. Pero la ltima palabra la tienenlos particulares del mundo, que acaecen. Y debido a que estosparticulares son como son, y asi acaecen, prevalecen sobre elpensamiento de que este mundo ha podido ser distinto de loque es. Las otras posibilidades, si es que existen, se dan en otrosmundos.6

    Una segunda objecin vendra del lado contrario. El mundoes necesariamente como es. Leibniz, de quien proviene toda ladiscusin filosfica moderna sobre "mundos posibles", crea, porejemplo, que ste y todos los mundos posibles que al principiode todos los mundos Dios tena en mente, estn habitados porindividuos o cosas singulares. Cada individuo est definido porsu concepto. El concepto es un conjunto de atributos que loconstituyen y que solamente l satisface. Estos atributos son simplesy complejos. Los atributos simples son primitivos y "positivos",

    5 David Lewis, Phiiosophical Papers. vol. 2. Nueva York: Oxford UniversityPress, 1986, pp. ix ss. Lewis admite que es difcil dar cuenta del azar,el cual en tanto azar, no es una propiedad del mundo (pp. xiv - xvi,111-12). Sobre Lewis y otros mundos, ver la seccin IV rns abajo. Laposicin de Hume era en realidad rr.=.s complicada: aunque estaba deacuerdo en que pudiera haber verdaderas necesidades, no obstanteinsista en que no poseamos ningn mtodo digno de confianza parasaber si las haba y de qu se trataban Galen Strawson explica esterealismo escptico en The Secre! Conne.:;on: C:usaticn, Realism and DavidHume, Oxford: Clarendon Press, 985. ver ;ambicn la seccin IV eneste captulo.

    Condicionales contrafcticos

    *. J;

    aqullos que cada individuo posee intrnsecamente. Los atributecomplejos son negativos o conjuntivos, los que tiene en virtntde sus relaciones con todos los otros individuos en todos tepuntos, pasados, presentes y futuros del mundo al que perteneceLos conceptos individuales pueden ser "conjuntamente posibles"(compossible) si se logra actualizarlos conjuntamente. La capacidatde ser "conjuntamente posibles" (compossibility) es al mismrtiempo un asunto lgico y emprico, un asunto de consisten^y de compatibilidad. Cada mundo consiste en un agrupamienr.de elementos conjuntamente posibles que le percenecen solo a e.Debido a las conexiones que cada individuo mantiene con toda-los otros de su mundo, cambiar cualquiera de ellas significa cambu"el mundo mismo. De acuerdo con Leibniz, slo podemos pens^'contrafcticamente sobre mundos completos.7

    Lo mismo sucede con Hegel y Marx. Para Leibniz, la cor.-prensin total de las cosas singulares exige que comprendamos f .necesaria relacin con todas las otras cosas. Para Hegel, requic--.que racionalmente captemos su necesaria relacin con una s.i-.cosa, la*cual llegar a englobarlas a todas sin destruir la singularic,.de cada una. El mundo que si existe, no es an manifiestan! er..-racional, eso hay que admitirlo. Pero la tarea de la razn -.'.llevarlo a ese estado, no pensar de qu otra manera hubv."podido ser, o cmo volverlo distinto de lo que es. Eso se;":.

    7 Theodicy, paras 1-2. 7-10. 34, 7. 42, 52, 58, 174, 22S, 291, 310-11,

    349, 360 y 367; Discourse on Metaphysics, paras. 8, 9 y 13; Monadology.paras. 33, 37 y 38; la carta de Leibniz del 12 de abril de 1686 paravon Hessen-Rheinfels, y sus comentarios a una carta de Arnaudescrita en mayo de 1686 Fvjs re una til revisin en Benson Mates,"Leibniz on possible worlds". en B. van Rootselaar y j. F. Staal eds.,Logic, Methodology and Phiiosophy o Science III, Amsterdam: North-Holland

  • -i

    Mundos plausibles, mundos alternativos

    contrario a la razn, y una equivocacin. Por supuesto, a vecesse pierde el rumbo. En 1875, por ejemplo, se dio lo que Marxdescribi como el "taido democrtico" de Gotha, la proposicinde combinar los dos movimientos socialistas de Alemania en unPartido Socialdemcrata de los Trabajadores, una proposicin,pensaba l, "infestada hasta la mdula con la servil fe en el estadode la secta Lasallista, o lo que es an peor, con una fe democrticaen los milagros". Pero un desvo semejante no puede mantenerse.Los milagros no existen. El movimiento hacia la libertad estpredeterminado. Es el movimiento hacia un posible mundo dereconciliacin racional el cual es tambin un mundo necesario;un mundo dado en las premisas de una teora, implcitas a suvez en la naturaleza del ser. Es un mundo al que se nos invitaa trasladarnos imaginaria y prcticamente pero al que, aceptemoso no la invitacin, estamos obligados a admitir racionalmente. Eneste argumento, la comprensin de lo que es tampoco le da cabidaa lo que "poda-haber-sido" o a lo que "an-podra-ser".8

    1968, pp. 507-29; tambin Hide Ishig--.:language, Londres: Duckworth, 1972. A"Reference, essentialism and modalicvLeibnitiana S (1973), 96, 101. seria prudtde Leibniz a (lo que Lewis cree que somundos en Theodicy para 414, como u-.de Leibniz no es una habilidad cue c:es un raro ejemplo contemporneo ctcommunaute amhropologique e; i'ide;especialmente 90-. y Homo Hie^chic-.;2da edicin, Pars: Gallimard, 19~9. r

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    azarosas son accidentales", insisti Carr, "ellas no entran en ninguna,interpretacin racional de la historia, ni en la jerarqua de causassignificantes para el historiador". "S una causa particular, como elresultado accidental de una batalla", y aqu invoca a Montesquieupara respaldarse, "ha arruinado a un estado, es que exista unacausa general que hizo que la cada de ese estado resultara de unasola batalla". "As como el historiador selecciona de un ocano dehechos", contina Carr, "slo aquellos que tienen sentido para suspropsitos, igualmente, de la multiplicidad de causas y efectos, lextrae aquellas que son histricamente significativas; y su grado designificacin histrica es la habilidad con que l las hace encajar ensu esquema racional de explicacin e interpretacin". (Es posibleque la vida, para parafrasear a Kierkegaard, haya que vivirla haciaadelante, pero es un privilegio del historiador entenderla haciaatrs). "Todo lo que los devotos del azar y la contingencia dicen",concluy Carr ms bien desesperadamente, "es perfectamentecierto y perfectamente lgico. Tiene ese tipo de lgica implacableque encontramos en Alicia en t. Pas de la Maravillas y en A Travs delEspejo". Pero "el modo dodgsoniano no es el modo de la historia".10

    El azar adquiere importancia cuanco se puede demostrar queno es azar. Sino se puede, entor.:es rancue impone, no importa. Elargumento es en s mismo un T.OCO docjsoniano. Pero la objecinse puede hacer con argumente; mu persuasivos. Es la asercin -asercin que Carr confundi. 5.. ijui. que oros, con lo que l creaeran las propiedades del mur. 'D - de :ue independientementede cmo el mundo parezca er : sei ce hecho, entenderlosignifica volverlo coherente. L= coherenc ia es nuestra y en ella,

    10 Carr. History, p. IOS; l.-tjXv -

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    Condicionales contrafcticos

    los cabos sueltos de lo meramente posible no tienen cabida.Michael Oakeshott lo hizo notar hace ms de cincuenta aos."Si un historiador, mediante un experimento ideal, se pusiera aconsiderar conjuntamente lo que ha podido suceder y lo que, segnla evidencia que tiene, realmente sucedi, se encontrara estancadofuera de las corrientes del pensamiento histrico". Y es que ese lugarno existe. "En la medida en que la historia es un mundo de hechos",explic Oakeshott, "(cosa que mal podra negarse) es un mundode ideas y un mundo que es verdadero o falso segn su gradode coherencia". En verdad, Oakeshott lleg inclusive a decir queen la construccin que es la historia, "es imposible", porque notiene sentido, "distinguir las necesidades segn su importancia".Nada es ms o menos necesario, ms o menos contingente, mso menos extraordinario. La indecisin de Antonio, el resfro deTrotsky, la voluntad de Churchill. las habilidades de Boabdil, no sonalgo ni ms ni menos crucial que la condicin y el contexto de lasfuerzas que dirigian o que cualquier otro hecho. "El pensamientohistrico" es "la bsqueda de un-mwndo de la experiencia que seaconvincente en s mismo". En este sentido interno, holista, delo que significa explicar, el pasado, insiste Oakeshott, "se explicasolo". "La relacin entre sucesos viene dada siempre por otrossucesos y queda establecida en la historia mediante una completarelacin de los sucesos."11

    Michaei Oakeshou, Experiencs and :' Mod'es, Cambricge Universuy Press,1933, reimpreso 198S, pp. 93. 12-?. 143-S. Sus comentarios (ii igualque los de Carr) deben leerse teniendo en cuenta e! animado yabiertamente ideolgico debate en Gran Bretaa entre los aos veinte y

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  • Mundos plausibles, mundos alternativos Condicionales contrafcticos

    III

    La objecin proveniente de un Leibniz o de un Hegel es que larealidad es un todo y que debe serlo necesariamente. La objecinproveniente de lo que sera un Hume, niega lo ltimo. Inclusive losescpticos en materia de metafsica admiten que la coherencia esel criterio para comprender lo que es. Pero cualesquiera que seansus opiniones sobre la naturaleza del mundo y de su contenido, yacerca de las vas de acceso que tenemos a ste, los que ponen unau otra objecin a considerar lo meramente posible convergen enla conviccin de que lo que deseamos explicar es lo real. Y estnde acuerdo en que hay que localizarlo en un esquema de otrosexistentes, "mostrar sus conexiones reales con otras cosas reales".12

    Sera absurdo disputar esta meta, y yo no pienso hacerlo. Pero squiero respaldar los derechos de lo posible: argir que tomarlo en

    cincuenta sobre el azar y la necesidad en la historia. Pero las dos ltimasoraciones de Oakeshott ponen al descubierto cierta falta de firmezaen su argumento. En p. 139 afirma, manteniendo su compromiso conla totalidad de la historia, pero extraamente en desacuerdo con supropia posicin de que la historia es un mundo de ideas valoradopor su coherencia, que "la cuestin . . . no es nunca lo que debe, oha podido suceder, sino solamente lo que la evidencia nos obliga aconcluir que si sucedi". Marx es un ejemplo obvio de un teorizadorde relaciones internas (un bolista de forma y contenido) quien porcontraste asumi una actitud distante respecto a lo que la aparienciapodra obligarnos a aceptar. (OUman, Alienation, pp. 27 ss., pp. 249 ss.).Vuelvo brevemente sobre las explicaciones internas en el captulo 5.secciones IV v V.

    12 Robert Nozck, Philosopfical Explo.-ations, Cambridge MA: HarvardUniversity Press, 1981, p. 12.

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    cuenta es hacer algo ms que dedicarse a juegos de saln sobrelo-que-poda-haber-sido.

    Con esto no quiero proponer otra metafsica. Pero s empiezocon algunas presuposiciones. Me inclino a creer que el mundohumano consiste de particulares contingentes. Y por lo tanto noestoy de acuerdo ni con los defensores de la necesidad ni con losholistas. Pero no voy a argir en su terreno. Voy a empezar ms biencon una paradoja inherente a la explicacin del mundo que existe:una paradoja, creo, que tiene implicaciones para la comprensinde la historia y de las ciencias sociales en general, y para elconocimiento que racionalmente podamos aspirar a tener de losasuntos humanos. Y sta es que en la explicacin, las posibilidadesaumentan a la par que disminuyen.

    Un ejemplo aclarar esto. Vamos a suponer que deseamosexplicar por qu el Partido Laborista obtuvo una proporcin tanpequea de los votos - apenas un veintiocho por ciento - en laselecciones generales britnicas de 1983. Para ello habra que supliralgunos hechos generales. Podramos sealar que el nmero demiembros y de votos haba venido declinando desde 19>; quesu mayor grupo electoral unificado, la clase trabajadora industrial,se hallaba en proceso de contraccin (hay quien considera que "elgrupo electoral natural" del Partido Laborista haba disminuido hastaun treinta y cinco por ciento del electorado a principios de la dcadadel ochenta); que una proporcin menor de la clase trabajadoraindustrial (y en realidad una minora de los obreros oficialmentecalificados) votaba entonces por el Partido Laborista; que la ausenciade representacin proporcional eliminaba la posibilidad de coali-ciones con grupos de los otros partidos; y que el debilitamientodel partido coincidi con tasas de crecimiento econmico bajas,con repetidas crisis en la balanza de pagos, aumentando as la

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  • Mundos plausibles, mundos alternativos

    dificultad para fundamentar el gasto public al cual su "poltica lo*

    comprometa. Tambin haramos hincapi en la creciente divisininterna del partido. A finales de los aos cuarenta y a principio delos cincuenta haba existido una alianza difcil pero manejable entrela direccin, el grupo parlamentario, y los dirigentes de los sindicatosen contra de los estallidos intermitentes en las agrupaciones locales.(A finales de los cuarenta y la dcada del cincuenta esta situacin fueamenazada seriamente tan slo por Aneurin Bevan, pero su capacidadpara hacerlo derivaba ms de su poder personal y de su ambicin quede ningn sector en el partido). En los aos sesenta, no obstante, laalianza se hallaba sometida a una fuerte presin.

    Habra que tomar en cuenta igualmente acontecimientos msespecficos. Despus de la tercera derrota electoral seguida en19S9, y la natural exacerbacin de las diferencias entre derechae izquierda, el entonces lder, Hugh Gaitskell, opt por enarbolarla bandera de la nacionalizacin con la que el partido estabaconstitucionalmente comprometido, y tambin decidi insistiren la obligacin que Gran Bretaa tena por ser miembro de laOrganizacin del Tratado del Atlntico Norte (OTAN) - aunquel mismo tuviera sus reservas al respecto - de mantener abierta laopcin de un poder disuasorio nuclear britnico independiente.Esto agudiz la hostilidad hacia el partido parlamentario, por partetanto de la izquierda como de algunos dirigentes sindicales mscomplacientes en el pasado. Las relaciones del grupo parlamentariocon los sindicatos se vieron sometidas a una presin aun mayorcuando en el transcurso de la administracin de Wilson se hicieronintentos por regular los conflictcs industriales en 1969 y tambindebido al deterioro de las circunstancias econmicas durante laadministracin del Partido Laborista despus de 1974. Estos sucesosaumentaron la ira de los sindicalistas, tanto de la industria como de

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    Condicionales contiafacticos

    los servicios pblicos, respecto a los cortes en el gasto pblico queel Ministro de Finanzas se vio forzado a imponer para cumplir conlas condiciones de un prstamo del Fondo Monetario Internacional(FMI) en 1976. Las tensiones crecieron conforme una generacinms joven de izquierdistas tom poder en algunos decados focosdel partido localizados en las ciudades ms grandes. En 1979, lasautoridades del partido y muchos secretarios sindicales habanperdido el control tanto de los partidos locales como de lossindicatos. Y James Callaghan, el Primer Ministro Laborista, en elmomento en que hubiera podido lograr a duras penas una victoria,en contra de todas las expectativas no llam a elecciones generales.En 1980, la convencin del partido, determinada a arrebatarle poderal sector parlamentario, el cual segn ella, la habia traicionado, sepuso de acuerdo en revisar el procedimiento para la eleccin dellder, hasta entonces prerrogativa de los miembros parlamentarios,a fin de darle ms voz - si es que iban a constituir una vozms decisiva - a los sindicatos y a los focos partidarios locales.El nuevo procedimiento se implemento formalmente en 1981y en consecuencia, varios miembros parlamentarios del PartidoLaborista se separaron para formar un nuevo partido. Un nuevolder, podramos concluir, elegido en 1979 y que congeniaba mejorcon la izquierda ms poderosa que los tres anteriores, pele laselecciones de 1983 con un programa ms agresivamente socialistaque ningn otro propuesto por el Partido Laborista desde la guerra;) dijeran lo que dijeran los activistas, y a pesar de la pobre opininque la mayora de los votantes tenia del Partido Conservador en1981, este programa tuvo muy poco respaldo.13

    13 Existen varias historias y recuentos de primera mano. Selectivamente,sobre las disputas entre 1955 y 1961. Philip M. Williams, Hugh Gaitskell ' *

  • Mundos plausibles, mundos alternativos Condicionales contrafdcticos

    Este es el mero bosquejo de una explicacin. (No obstante,se trata del bosquejo de una explicacin, y no de otra cosa. Seplantea la pregunta "por qu?" y se la responde tomando un"grupo de contrastacin", los partidos socialdemcratas en elresto de Europa que no presentaron esa decadencia, y luego sepresentan hechos que ponen de relieve ese contraste.14 Esto se haceconectando lo real mediante causas y razones, las dos conectivasde un modelo ampliamente aceptado sobre el funcionamiento delmundo humano.) El bosquejo de una explicacin de la decadenciadel Partido Laborista hasta principios de los ochenta sirve, noobstante, para mostrar la paradoja a la que me he estado refiriendo.

    Por una parte, mientras ms causas y razones tomamos en cuentapara lo que queremos explicar, ms diflcil es ver cmo la decadenciapudo haber sido distinta de lo que fue. El Partido Laborista casi no

    Poltica] Biography, Londres: Cape, 1979; sobre la dcada de 1970,David y Maurice Kogan, The Ble for thc Labour Party, Londres: Collins,1982; sobre los aos setenta y principio y mediados del ochenta, PeterJenkins, Mrs Thatcher's Revolution. Londres: Chatto and Windus, 1987;y para un anlisis interesante sobre las razones de la decadencia delPartido Laborista (y en algunos aspectos una defensa persuasiva de laracionalidad intrnseca - por oposicin a la ms inmediatamente poltica- de las estrategias econmicas que ha podido adoptar), Paul Whiteley,The Labour Pony in Crisis, Londres: Methuen, 1983.

    14 Esta caracterizacin de !o que * una explicacin le debe mucho a

    Bas C. van Fraassen, The Sdenti; lma. Oxford: Clarendon Press, 1980,pp. 142-3. 153-7; Hilan1 Putnam. Meamng and the Moral Sciences, Londres:Roudedge and Kegan Paul, 197 = . pp. 41-5, y Putnam, The Many Faces oRculisiii, LaSae: upen Court, l-:7, pp 3-40, especialmente pp. 6-8Llego a argumentos ms fornu.rs sobre la explicacin en la seccinsiguiente: ver tambin capitule J. seccin IV.

    detent el poder en los aos cincuenta y nada pudo hacer paraprevenir la poca atencin que los Conservadores le dedicaron a lainversin en esos aos. En todo caso, la economa estaba en procesode debilitamiento y la clase obrera disminua por razones que estabanms all del control de cualquier gobierno. An retrospectivamente,es difcil ver cmo se hubiera podido evitar la divisin del PartidoLaborista dadas las diferencias de opinin existentes en su senosobre el control de la economa, y acerca de la compatibilidad(y la prioridad) de mantener el gasto social. Lo que ciertamentees difcil de ver es cmo, una vez que las crecientes dificultadeseconmicas pusieron bajo presin la alianza entre los sindicatos yel grupo parlamentario (y tambin las relaciones entre los jefes desindicato y sus propios miembros), se poda mantener la coalicinentre los parlamentarios laboristas, los sindicatos y las organizacioneslocales, reflejada en la entonces aceptada divisin de poderes entreel grupo parlamentario por un lado, y los sindicatos y la convencinde organizaciones partidarias locales por el otro. Los problemas delPartido Laborista parecian simplemente inevitables. Y, en verdad,

    "resulta natural que tras haber bosquejado una explicacin, tratemosde hacerla parecer irresistible. Se trata de hacer creer que cualquiersecuencia alternativa de sucesos nos llevara tan lejos o tan atrs quesera indeterminada o poco interesante.

    Sin embargo, la segunda parte de la paradoja a la que me estoyrefiriendo es evidente casi de inmediato. En cualquier mundo queno sea leibniziano, una explicacin sugiere otras opciones. Bajo laexplicacin, las posibilidades aumentan. Si el Partido Laborista hu-biera sido capaz de mantener el nmero de sus miembros, o su votoen la clase obrera; si se hubiera dado cuenta de que esta clase estabadisminuyendo; si, a pesar de su dependencia de los sindicatos, en laconvencin del partido el grupo parlamentario se hubiese mantenido

    18 19

  • Mundos plausibles, mundos alternativos Condicionales contrafcticos

    firme en la anterior distancia poltica, en la cual uno se ocupaba depoltica y el otro de asuntos industriales; si al mismo tiempo hubieratratado de revisar cuidadosamente su programa a fin de atraer otraclase de intereses (como lo hicieron los socialdemcratas suecos yalemanes en los aos cincuenta); si hubiera reducido su programasocial insistiendo en la prioridad de mantener la libra esterlina enlos aos sesenta; si una mayor distancia poltica con respecto a lossindicatos le hubiera permitido controlar los altos porcentajes deinflacin y el aumento de salarios a principios y mediados de ladcada del setenta; si no hubiera tratado de recobrar su controlfinanciero (y quizs tambin politico) en 1976 acudiendo al FMIy usando la autoridad del Fondo para cortar el gasto en serviciospblicos que empleaban a muchos de sus partidarios nominales ycada vez ms exigentes; si le hubiera prestado ms atencin a loque estaba sucediendo en los partidos locales, o intentado atraermiembros ms corrientes que compensaran a los activistas internos; siCallaghan hubiera tenido el valor de ir a elecciones generales el otoode 1978; en resumen, si el partido no se hubiera colocado en unasituacin donde su propia constitucin lo forzaba a hacer concesionesa la izquierda a finales de los setenta . . . La linea de explicacin quehe bosquejado para el mal papel del Partido Laborista en la eleccinde 1983 sugiere que si un conjunto de esas posibilidades se hubieraconcretado, el partido habra podido salir mejor parado de lo quesali. Esto se debe a que la fuerza de una explicacin gira en torno alcondicional contrafctico que implica. La implicacin es que si tal ytal combinacin de causas no hubiera estado presente, o que si tal y talaccin o serie de acciones no hubieran sido llevadas a cabo, las cosashabran sido distintas. Si no creemos esto, entonces no deberamosdarles a las causas y a las acciones en cuestin la importancia que lesestamos dando.

    En la historia y en las ciencias sociales, las posibilidades eneste sentido aumentan con la explicacin por una u otra razny normalmente por ambas a la vez. La primera es que conformenuestra explicacin imputa las llamadas causas, resulta an msclaro cuan contingentes son tales causas y sus condiciones. Notena que ser inevitable, por ejemplo, la disminucin del nmerode personas empleadas por la industria en Gran Bretaa, despusde la cspide alcanzada a principios de los aos cincuenta. Estadisminucin fue causada en parte por la cada vez menor competi-tividad de la industria britnica, la cual fue causada a su vez poral menos un siglo de baja inversin, y en parte por cambiosinconexos en las situaciones ventajosas que Gran Bretaa hubierapodido disfrutar en materia de comercio exterior. (Estos cambiosse vieron acelerados ms tarde por el petrleo, el cual hizoaumentar la demanda de productos manufacturados producidosen el pas y paradjicamente sirvi para reducir los incentivos parala inversin manufacturera). Pero incluso si furamos a dar porsentados la decadencia de la inversin industrial, o el incremento enel comercio de productos no manufacturados, o cualquier otra cosaque haya causado la disminucin de la clase obrera industrial, quizsporque de todas maneras se hubiera dado un distanciamiento conrespecto a la industria manufacturera conforme "maduraba" laeconoma, el efecto que este cambio tuvo de hecho sobre la suertepoltica del Partido Laborista poda no haber sido tan severo si steno hubiera aceptado sin cuestionar la consabida dependencia delos sindicatos.15

    15 Esto ltimo est sugerido en la evaluacin que Adam Przeworski hacede la suerte de los partidos sorialdemcratas en otras partes de Europaoccidental - no discute el caso britnico - en los ltimos sesenta o

    21

  • 4Mundos plausibles, mundos alternativos

    :- 'v~. !--!o>:sino segn la nocin de aquella; :ue D:csmundo)." Lewis admite que cur.io el prc:encontr sino "miradas mcredu.L='. Kr.o.-ctque eran como paises extranjera ~j cespecie de telescopio a lo Julio V-memundos, distribuidos quizs corr.o uvcmica. Putnam la declar "chisii".esos mundos como algo "desorctna>:'. ":acampando ociosamente en el ::::;;; ;t."Nammg and necessity", en Dor.;_i Davic-Stmamics o Nuiuia! L n g u a q e . Dore.:-:-:."!:. ?:rznuevamente como Nomine c.r. N'-:S.;;~ Z :c"Comments" de Lawrence ?owt~. so:.-e .'-Sulnaker, en Alfred M. Maciav. Isnie! "'.

    rrior en "Counterfactuals andewis confundi la expectativayo 1686): "O mucho mencebir una sustancia posibleie que aunque uno habla:;es. nunca las concibe unor. creado i en el nicozuso sus oros mundos, norechaz la implicacin de

    :ue podan detectarse con una:*ers, la mera idea de estos;.s en un postre, le resultabat descart puntillosamente"aturas de 1a oscuridad".~undo rea. (Sal Kripke.:r_. Gilbert Harman eds.,:t,. 1972, p. 271 (publicado"::d: Black-.vell. 1980); iosj 'ProposiLons" de Robensrriil eds.. :;sues ir. the

    al menos un mundo posible en el cual cualquier cosa es verdadera.Existe al menos un mundo (ms all de los dieciocho mil contem-plados en el Talmud) en el cual los moros derrotaron a los ReyesCatlicos, Trotsky gan, los seres humanos son marsupiales y loscerdos tienen alas. Mas debido a la abolicin de la identidad entremundos, se nos impide hacer ninguna afirmacin contrafcticasobre los hechos particulares del mundo real. Boabdil, Trotsky,los seres humanos con bolsas en el cuerpo y los cerdos de todoslos otros mundos son la mera contrapartida de s mismos en ste.Al permitrsenos hablar de uno o varios en una multiplicidad demundos, se nos est permitiendo decir demasiado sobre lo que

    Philosopliy "f Longuage, New Haven: Yale University Press, 1976, p. 95; W.V. O. Quine, 'On what there is', en From a Logical Point o View, CambridgeMA; Harvard University Press, 19S3, p. 4; Mackie, Truth, Probability andParadox. |> - 84). Lewis recolect stas y otras criticas y les dio respuestaen On il"' l ' lurality of Worlds, Oxford: Blackwell, 1986, pasndole a suscrticos l.i responsabilidad de encontrar una formulacin ms econmicapan sus inunciones modales. Un argumento afn versa no sobre laposibilul .nl de otros mundos sino sobre diferentes combinaciones deposibili i l .ules en ste: D. M. Armstrong, A Combinatorio] Iheory of Possibility.dmbniljv University Press. 1989. Stalnakcr defiende el carcter denocin pr imi t iva de los mundos posibles sugiriendo que un mundopractico o causalmente posible es "a lo que la verdad se refiere, loque la ^cnu* distingue en sus actividades racionales"; que "creer enmundos posibles es creer solamente que esas actividades tienen unneru i-sininura. la estructura que la teora de los mundos posiblesa\uJ,i .1 ilcsi.ic.ir" (nquiry, Cambridge MA: MIT Press, 1984, p. 57). Mackieiv.'.'.no un punto de vista semejante: la gente puede considerar distintaspes'iiid.uU-s. pero las posibilidades existen solamente en el contextode -.-J consideracin (Truth, Probability and Paradox, p. 92). Tambin vanFr.;.i>..'". I'1"5 an^ Symmetry, p. 93. bobre el Talmud, Nozick, Expianations,p .'O. u 10.

    3S

  • Mundos plausibles, mundos alternativos

    no existe; pero obligados a no hablar sino del mundo real slopodemos decir cmo es lo que existe. Por otra parte, se le hacendemasiadas exigencias a nuestras capacidades mentales. (Par.a cadaproposicin, Lewis quiere decirnos, existe al menos un mundo.Pero si dice igualmente que no hay suficientes oraciones en unlenguaje ordinario para expresar todas las proposiciones que hay,tambin sucede que las otras mentes contienen demasiados pocosmundos como para que todas las proposiciones contrafcticas quehay sean respaldadas).

    Decir que no existen otros mundos reales semejantes al nuestroes pisar sobre seguro. Pero incluso si existieran, y fijaran nuestrasafirmaciones modales de la manera en que Lewis sugiere, nonos ayudaran a decidir qu es lo que queremos decidir, quson aseveraciones contrafcticas para este mundo. No podemospasar de largo las actividades del nico mundo que nos interesasealando hacia otros, donde las actividades pueden o no serdistintas, o transformando a los agentes de este mundo en suscontrapartidas de otro lugar, y hacerlos razonar y actuar all comoqueramos. Si lo hacemos, estarnos esquivando el problema mismo.En definitiva, la dificultad en cada uno de los intentos de penetrarel crculo, el de Goodman, el primero y ms directo, y el de Lewis,sirve para mostrarnos que el intento mismo puede estar equivo-cado. Si decimos que nuestras explicaciones dependen de las leyes,nos vemos forzados a admitir que ellas dependen de proposicionesde necesidad cuya inferencia es en s misma difcil de especificar ycuya identificacin (habiendo prescindido de los mundos posibles)con el hecho necesario en el nico mundo que existe, incluyendo lanecesidad causal, sigue siendo tan oscura como lo fue para Hume.Mejor seria olvidarse por completo de las leyes.

    Condicionales contrafdcticos

    No se trata de una gran prdida. Por el contrario. Esa nuevalibertad nos permite concentrar esfuerzos en la explicacin. Unaexplicacin, como ya dije, es una respuesta a la pregunta "porqu?". Narra una historia dirigida por contraste a lo que queremosexplicar. Logra su cometido, cuando lo hace, dando descrip-ciones que en la convencin de cmo narrar esa historia a ese tipode audiencia, son relevantes en tanto explicaciones. Si las leyes,sean lo que stas sean, existen, y si una explicacin bien logradalas invoca, ello ser a lo sumo algo accidental. (Aseveraciones queson simples, fuertes y verdaderas pueden no ser lo suficiente-mente informativas como para una explicacin. Incluso si loson, pueden no contener - si se refieren nicamente a lo que esfsicamente posible desde luego que no - el tipo de informacinque, en la historia o en las ciencias sociales, necesitamos paraexplicar). Y si lo que ofrecemos como descripciones para laexplicacin viene moldeado en trminos de "causas", no lohacemos creyendo haber identificado algn poder - y muchomenos algn poder necesario - que funciona en el mundo, sinosimplemente porque "causa" (y "razn", y otros trii i nos por elestilo) sirven para decir que es una explicacin lo que estamosofreciendo.25

    Las explicaciones no son algo fijo. No existe nada en el mundo

    25 Esto puede parecer excesivamente agnstico. Pero incluso la inspeccinms casual de los argumentos menos metafisicos acerca de la causalidadsugiere que "causa" es una nocin irremediablemente metafsica. Para

    O T

    aquellos que conocen la historia del arjrumento esto les debe pareceruna reformulacin del argumento de Duhem en el cual "causa" esmetafsica, la ciencia no debe tener nada que ver con la metafsica, y ellenguaje causal es ajeno a las ciencias. Pero uno no necesita ser un

  • Mundos plausibles, mundos alternativos

    qu nos diga lo que son. Y no existe siempre un buen argumentoexterno para imponer unas de cierto tipo, las que vienen entrminos de teoras, por ejemplo, o de leyes, o de causas, o lasque aparecen como explicativas en la historia y en las cienciassociales, en forma de razones, y tampoco lo hay para descartarotras. Nosotros nos proponemos explicar los hechos y presentamosla informacin que nos sirve para hacerlo. Lo que esa informacines, y en qu molde se presenta, depende de lo que se pregunta. Lasexplicaciones, podramos decir, en tanto explicaciones, dependendel contexto. Si esto es as, y aadimos la suposicin de que elmundo es contingente, o al menos, no conocidamente necesario, yla creencia tambin (cuyas implicaciones mencionar en la seccinVII de este captulo y elaborar en el resto del libro) de que elmundo humano se construye en parte por razonamientos prcticosde agentes particulares, entonces en la medida en que cualquierexplicacin en la historia y en las ciencias sociales aumenta lasposibilidades conforme las reduce, slo podemos considerar lasposibilidades sugeridas en la explicaciones, y por lo tanto, mejorar

    empirista excesivamente escpntpara captar la idea. Mackie no e:adopta su posicin de que "una una pura ley de trabajo" que l"que es - . . una forma de persisteproceso que posee continuidad _la inarnovibilidad de las relacionecausalidad", ciertamente parece --.cierta manera y no de otra tCem;:atractivamente agnstico impuli-par que a los "fenmenos", ver "':

    o. o estar interesado en las ciencias.un metafisico, y sin embargo cuando

    ecuer.cia causal simple ejemplifica"rnite puede ser observada, una leyr.cia oarcial". que es "idntica a algn_d!iu:iva o estructural, e incorpora; que const i tuye la direccin de lasumir que e! mundo funciona dei: pp. 229-30). Para un argumentoto por el cesen de salvar a la fsica a laLn Fnasser.. Sdent i f ic mage, pp. 112-57

    Condicionales contrafcticos

    nuestra comprensin considerando casos particulares. Tenemos1'que discutir ejemplos.

    V

    Yo tomo tres. El primero es el curso de la peste bubnica en Europadesde el siglo XIV hasta el siglo XVIII y de la fertilidad conyugal enlas zonas rurales de Francia e Inglaterra aproximadamente cien aosantes de la Revolucin Francesa; el segundo, la poltica divisoria dela pennsula coreana en 194S; el tercero, la pintura que Duccio lleva cabo en Florencia y Siena a finales del siglo XIII y comienzosdel XIV.

    Cada uno se refiere a algo distinto. El ejemplo de los aconteci-mientos biolgicos en la Europa moderna muestra que el escogerlas opciones sugeridas por la mejor explicacin disponible de loque algunos han visto como hechos "estructurales" puede indicarque esos hechos no son tan estructurales despus de .todo. Lapolitica de Estados Unidos en Corea del sur entre 1945 y 19SOensea por contraste, que escogiendo las opciones sugeridas porla mejor explicacin disponible sobre una sene de decisionesprcticas puede mostrarse que seguir cursos de accin alternativano es tan fcil como parece. El mirar la pintura de Duccio encomparacin con la de sus contemporneos, especialmente Cima-bue y Giotto, famosos "precursores" del Renacimiento, muestraque seguir el hilo de las posibilidades sugeridas en una explicacinpuede conducir a que uno revise la descripcin inicial de lo quedebe ser explicado y por lo tanto, la pregunta misma. Juntos, losejemplos tambin se refieren a un tema ms general. La creenciade que el mundo es de una sola pieza, un "sistema", como a veces

    39

  • Mundos plausibles, mundos alternativos

    se dice, o una "estructura", creencia que a menudo es motivadapor el poco conocimiento que se tiene de sus interconexiones;26

    la creencia de que las decisiones estn predeterminadas o son elefecto de una conspiracin, la primera debido a una conviccinresidual de que la providencia est presente en los eventos, y laotra, de que existe una anti-providencia; y la creencia en un telos,por ejemplo, que los hechos ineluctablemente tendieron hacia unRenacimiento en la pintura; cada una de ellas son creencias que, conmayor o menor ingenio, han cerrado el camino a las explicacionespropuestas en uno u otro de los casos que tomo.

    Ninguno de los ejemplos es trivial. En verdad, los condicio-nales contrafcticos sugieren el inters que cada uno de ellos tiene.Si la peste no hubiera exterminado una proporcin tan grandede la poblacin en Europa occidental despus de la mitad delsiglo catorce, la consiguiente mobilidad social habra podido sermenos considerable y los acelan:os posteriores en materia deinversin y tcnicas agrcolas hubiesen podido no ser tan grandes.De manera que dos de las causas probables del crecimientoeconmico posterior de Europa hubiesen podido faltar. Si lafertilidad rural en Francia a anales del siglo XVI! y durante elsiglo XVIII no hubiera sido :n a.:a, ks condiciones de vida allno hubieran sido tan bajas. ':" asi. uno de los incentivos para elcambio politico alrededor de 1780 haoria podido ser ms dbil.De no haber ocupado los t5:adc s Unidos el sur de Corea, no

    26 Segn la imagen de Turgenev o::'

    agarrarle la cola a la verdid e; ig;~entero, no dndose cuerna dt :ue -la cola atrs.

    40

    Condicionales contrafccos

    habra habido guerra en la pennsula en 1950, los Estados Unidosno hubieran tenido tan buena excusa para rearmarse en contra dela Unin Sovitica y China, y el precio de las mercancas en losmercados mundiales hubiera podido no subir tanto ni tan rpido.Si Cimabue y Giotto hubieran sido ms conservadores, el impulsohacia un mayor realismo ha podido no llevarse a cabo, al menos

    no en la pintura cristiana.

    VI

    Para usar el trmino que Fernand Braudel hizo famoso, tanto lapintura de Duccio en Siena y la poltica de los super poderes enCorea, como el fracaso del Partido Laborista ingls a finales delas dcadas del setenta y ochenta, son ejemplos de lo vnementielle.Fueron lo que Braudel y otros historiadores de los Annales despusde l consideraron como instancias del tipo ms pasajero: "fluc-tuaciones breves, rpidas, nerviosas, ultra-sensibles por definicin",eventos de un tipo que son "a menudo explosiones momentneas,manifestaciones superficiales". Han podido ser ^.anifestacionesde "movimientos ms amplios", pero an entonces, fueron a losumo conjonctures, casos de lo que Braudel ocasionalmente llammoverme dure. Ciertamente contrastaban con la longue dure, con lo"permanente" o lo "lento", con esos tipos de fenmeno que, segnel decir algo temerario de Braudel, incluso "resisten la marcha"deltiempo". A principios de la Europa moderna, stos se hallabanejemplificado:"; en lo que l llam "el viejo rgimen biolgico", "unacoleccin de restricciones, obstculos, estructuras, proporciones yrelaciones numricas" la cual hasta el siglo XVIII haba sido "lanorma"-, las restricciones que segn Braudel situaban "los limites

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  • Mundos plausibles, mundos alternativos Condicionales contrafdcticos

    hurcercanas? No existen tambin teoras capaces de sugerir ciposibilidades que de otra manera no hubisemos visto?

    II

    sta es una expectativa especficamente moderna. El siglo XVIIIampli lo que Polibio haba relacionado. Para los pre-polibianos,como Aristteles, no haba conexin alguna entre lo tpico, lo quegeneralmente es o podra ser, los tipos, lo ideal y las posibilidadesgenerales, y lo concreto, incluyendo lo particular en el tiempo.Aristteles argy en la Poe'tica que los historiadores, los contadoresde storia, no tenan nada que decirle a los poetas, a los profetas nia los filsofos. Fue Polibio quien argument por vez primera quelos particulares podan ser vistos como puntos en un ciclo, y queen virtud de eso, tenan una mayor significacin general y estabanconectados con temas morales y polticos de mayor envergadura.Sin embargo, esta "filosofa polibia que enseaba con ejemplos",como la describi un humanista a principios del siglo XVII, fuetransformada en el siglo XVIII. Una cierta atraccin hacia la nuevaciencia, cuyas imgenes sugeran relaciones de tipo lineal ms quecclico, se conect a una nueva conviccin respecto al lugar dela razn en la investigacin y respecto a su actuacin en elmundo mismo. Se vio reforzada tanto por la sensacin de quecambios irreveisibles estaban teniendo lugar en Europa, cambiosque parecieran haber sido provocados por lo que nosotros hoypensamos en trminos de lo "econmico" y lo "social", y no lolegal y lo poltico, como porque los futuros que ellos habrande producir seran completamente distintos de cualquier pasado.(La transformacin est clara en el desplazamiento del sentido de

    224

    Explicacin, comprensin y teora

    .* |SnS SCVCv : :r;\i .:-.*, ''--- 's - "ley natural"). Habia nuevas verdades sobre el mundo humano yse podan conocer de nuevas maneras.

    En cierto sentido se diferenciaban muy poco de las verdadesde la historia ejemplar. Tambin eran generales. Cada particularestaba clasificado en un conjunto, y sus atributos como miembrode su conjunto eran suficientes para explicar su conexin concualquier otro particular. Pero exista una diferencia reveladora. Lahistoria ejemplar dejaba un espacio entre lo que la razn tericasugera y lo que se poda hacer prcticamente. Las oportunidadesque presentaba la Fortuna podan arrebatarse o no. En la historianueva y ms deliberadamente terica, en cambio, se supona quela razn terica era capaz de explicar la prctica y que estaba allpara guiarla. No haba lugar para la discrecin reflexiva. En realidad,en su forma sociolgica ms extrema del siglo XIX. esta historia nodejaba espacio alguno para el razonamiento prctico.

    Es muy probable que esta posicin an tenga defensores. Peroel entusiasmo anterior se est desvaneciendo. Ello se debe en partea la devastacin, a los dislocamientos y a las desilusiones del sigloXX: dos guerras mundiales, los "fascismos"'.'lasperturbaciones dela descolonizacin y del intento de "desarrollo", y - el ejemploanlogo para los intelectuales progresistas de la dcada de 1990de las dudas respecto a los efectos de la Revolucin Francesa enla dcada de 1790 - los fracasos del socialismo de estado. Loscambios intelectuales tambin han jugado un papel: el declivede las concepciones deterministas de la naturaleza no humana,argumentos sobre las antiguas distinciones entre ciencia y filosofa,las visiones revisadas de las mismas ciencias y e! movimientoms difuso, y sin embargo profundo, de; modernismo ai pos-modernismo. La historia de la retirada dan esta por escribirse.Pero no necesitamos conocerla para saber que existen al menos

    225

  • Mundos plausibles, mundos alternativosm c"!.' ';t';'..,,,. i,-,ft-,f-:r*.'

    dos buenas razones para haberse retirado.1

    La primera es que las respuestas generalizables que traditio- *?5nalmente pensamos como del tipo causal ya no persuaden. Lasconexiones causales o los procesos que hemos sido capaces dedetectar en los asuntos humanos, o bien han tenido que serexpresados a un nivel tan general que no contienen suficienteinformacin y no responden a los intereses de nuestra explicacin;o bien son tan condicionales que no pueden generalizarse; o,cuando han generado una capacidad de prediccin verificable,han resultado falsos.2 Ahora nos damos cuenta de que como las

    1 Esto no quiere decir, por supuesto, que - para varios tipos de derecho,por ejemplo - no estn an vigentes muchas de las aspiraciones dela Ilustracin especficamente morales y polticas, especficamentedistintas de la puramente analtica.

    2 Algunas predicciones falsas indicativas: que el nacionalismo dejara deser una gran fuerza; que las economas basadas en salarios altos y grandivisin del trabajo seran las que mejor alivianan la pobreza; que laclase obrera en el capitalismo adoptara el socialismo, que el socialismoexistente aumentara el crecimiento a p? que garantizara unadistribucin ms equitativa - en verdad, que el socialismo ira siempretras el capitalismo y no le prececra; Que . _ s palies descolonizadosquerran implementar una poltica liberal competitiva: que se dara una"secularizacin" progresiva; que un comercio internacional en expansinservira para establecer relaciones menos aligerantes entre losestados; por encima de todo, quizs, y cc~o guua a estas prediccionesms especificas, la expectativa general de cue las alianzas ocales setransformaran en alianzas d Los socilogosrecordarn los modelos de "mGc'ernizacc.i' qu; sobrevivieron hasta losaos setenta). -as exectativas de DeTocqueville y Max VVeber, pero Dovn le :ue jgo. ' no lo limitan elque sus predicciones de mejor 7x1:0 rue tn tambin .as ms paradjicas,e irnicas. Ninguno de los dos senta una atraccin sin complicacionespor la idea de una realizacin n:str.:a ae .a Ilustracin.

    Expikciu, comprensin y teora

    respuestas a las preguntas sobre cambios sociales tienen qu seracotadas al margen con tantas condiciones, cualquier informsobre cambios particulares, si pretende respetar la condicionalidaddel ejemplo, tiene l mismo que ser relativamente particular yde similar complejidad. Y mientras ms complejo se vuelve, talcomo he venido diciendo, ms tiende a sugerir otras opcionesque reducen inclusive esa certeza que pudiramos tener sobre el

    particular mismo.La segunda razn para retirarse del programa analtico de la

    Ilustracin es la creciente conciencia, y no slo en la tica, deque una teora de la razn prctica tiene que conectarse conlo que Bernard Williams ha llamado el "conjunto subjetivo" deagentes para los.cuales ha sido pensada. Tiene que dar razonesque ellos puedan reconocer como razones para ellos desde dondese encuentran.3 Aun cuando una teora respecto a lo que un grupode personas tiene buenos motivos para emprender haga referenciaa ellos slo conforme a alguna capacidad singular y abstracta, comociudadanas de una repblica liberal moderna, o por ejemplo, comouna clase, como mujeres, o simplemente como "actores racionales",antes que como personas completas que tienen vidas completas,sin embargo fracasar a menos que de alguna forma se conectecon lo que estas personas de una manera ms particular creenque son las circunstancias en que se encuentran. Si pretenden queles afecta solamente como miembros de una u otra categora, casicon seguridad se estn engaando a si mismas; porque uno puedeseguir preguntando por qu la referencia es a esa categora y no

    ; Bernard Williams, 'Interna! and external reasons', en Moral Luck:

    philosophical papers, 1973-1980, Cambridge University rtess, 198!.

    pp. 101-13.

    227

  • tssxfst...V Jl,. Jrf1".

    Mundos plausibles, mundos alternativos

    a otras, y la respuesta a esa pregunta ser una respuesta acerca deellas en las circunstancias en que se encuentran. Incluso cuandola finalidad de una teora de la razn prctica - la finalidad, porejemplo, de las as llamadas Teoras Crticas que han ampliado laconcepcin kantiana de kritik - sea la de trascender ese hecho, la demotivar a las personas a que reflexionen sobre la concepcin quetienen de s mismas, a que la amplen y la extiendan, incluso a quela cambien o a que cambien las circunstancias en que la formaron,o por lo menos, a que sean ms coherentes; aun as es cierto quecualquier reflexin que se hagan sobre esta proposicin slo puedecomenzar all donde estn, dentro de sus vidas particulares, y nodesde fuera. Lo mismo sucede con las teoras explicativas delrazonamiento prctico de agentes reales. An si creemos que un"verdadero" inters o alguna otra fuerza por el estilo est guiandola reflexin que se hace la gente, hemos de comenzar por lo quecreemos que son esas reflexiones. Si no lo hacemos, no queda claroen qu sentido estamos hablando de una reflexin prctica que seasuya. Los tericos sociales y polticos no siempre han admitido lafuerza de este punto. En realidad, a menudo la han resistido. Elrazonamiento terico, creen ellos, ha s;do suf ic iente para explicarpor qu la gente hace lo que hace.

    Al final del siglo XX, la retirada analtica es evidente encasi todas partes. Los tericos morales y polticos condicionansus respuestas cada vez con mayor frecuencia a circunstanciasparticulares. Los tericos sociales que siguen romoromeridos conel proyecto del siglo XVIII de una h;;:oria genera!, tci tamenteconvergen en que slo en lo particular mece darse cuenta de loque ellos quieren explicar: si la pregunta es a ; e r c ; de la tempranaprosperidad de Europa occidental, por i jempio. en la "concate-nacin" en el periodo medieval de modos de p rocurc in antiguos y

    228

    Explicacin, comp"fi;ion y teora 4

    feudales, o sobre la coincidencia de la geografa poltica de la reginy las oportunidades que haba en ella para el crecimiento agrcolay el comercio, o sobre la ausencia de obstculos al crecimientoeconmico que estaban presentes en las dems partes. Y si ahoravamos a llegar a una generalizacin, sta consiste en afirmar que loque verdaderamente explica es la impredecibilidad, lo que RobertoUnger llama la "plasticidad" y adaptabilidad de las instituciones eideologas triunfantes, o como W. G. Runciman lo ve, las ventajasque acumulan quienes ganan en la perpetua competencia por elpoder econmico, coercitivo e ideolgico. El proyecto ilustradode una teora social se ha escindido y en todas y cada una de suspartes, ya sean normativas o explicativas, ha asumido una nuevamodestia.4

    4 Ejemplos de esta tendencia en la teora moral y poltica moderna sonlos ensayos ms recientes de John Rawls ("Justice as fairness: political,not mtaphysical". "The Pr ior i iy of Right and'Ides of (he Good-",v-r.:'-.: '""The Domam of the Political and Overlapping Consensus", en JohnRawls, Political Liberal ism, N'ueva York: Columbia University Press, 1993)y los argumentos de Charles Taylor (Sources o; the Sclf: the making o! themodern identitv. Cambridge MA: Harvard University Press. 1989, y masdirectamente "Cross-purposes: the liberal-communitarian debate", enNancy L. Rosenblum ed.. Liberalism and the Moral Life. Cambridge MA:Harvard University Press. 1989. pp. 159-82). Los historiadores generales aque me refiero son Perrv Anderson. Lineages ;' die Absolu t i s t State, Londres:New Left Books. 1974, e.g. en p. 422; Michae! Mann, cuya explicacines que la Europa occidental polticamente estaba en realidad bloqueadahacia el este y tenia una "oportunidad extraordinaria de desarrolloagrcola y comercial" hacia :-1 oeste. The Soutc-:; of Social Power I: A history 'ofpower from the beoinninq ;o A.D. 1760. Cambridge University Press, 1986,e.g. en p. 510: E L Jones The Furopecm Mir.iri . rr.lronment;, economics andgeopolitics in the history of Europe and Asia, Cambr.-ge University Press, 2daedicin. 1987. pp 225-38 e.g. en p. 234; Ernts- Gellner. Plough, Svvord

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  • Mundos plausibles, mundos alternativos

    III

    * -.I

    Al reafirmar las pretensiones de la particularidad, sin embargo,pudiera parecer que estoy meramente reformulando la antiguareaccin. Ya al principio del siglo XIX, haba quienes insistanen que mediante la aplicacin de principios generales se podapervertir la comprensin y subvertir los proyectos prcticos. Unareaccin semejante produjo un programa para otra nueva historia.En ste, los historiadores, en palabras de Ranke, tenan que recobrarel pasado tal cual, "con su autntica peculiaridad". Deban abste-nerse de toda abstraccin y generalidad, sumergirse en las fuentes

    and Book: tfie structure o human history, Lond:pp. 171, 199, 273-8; y Roberto Mangabeirmovimientos "dirigidos hacia solucinconjunto rgido de funciones sociales y ;tlas relaciones prcticas entre la gente", Piehistorical studics on thc institutional conditions o;Cambridge University Press, 1987, p. 207.1S3 ss.. 199-200. (Perry Anderson mismoa un grupo entrecruzado de escritores enNew Left Review 189 (1990), 72.) Incluso Rur.su generalizacin logra explicar, est dehaya estudiado en profundidad la evidenci.etnogrficos, puede evitar sorprenderse t>:mas elaboradas de cultura y los patrones fconstituyen una secuencia que "es, ai ]g-j=_azarosa en sus orgenes e indeterminada -Social Theory I: substantive social theory, Cimfcrp. 449, tambin p. 285). Mi problema GU.de las preguntas - la pregunta, por e;em".de Europa occidental - sino a la posibihd=respuestas.

    : Collins. 1988. Unger, quien identifica:ue no permitan que unnrquiis deznan de antemano

    ~:io Pc 'Vgr: comporative-::onorrJc an: niirary success,umben p.f. en pp. 7, 41, S,..ce i-jo similar respectoA cu,roie ir. contraflow: I",:imar. qu:;r; insiste que con

    lerdc en cue "nadie quede ns rtr.scros histricos y: la rr.ir.er= en que las formas::^jcr^ra;; mas compiejos":ue ^i se^i-::ion natural,

    :_ sus r-su.:.k:os" (A Ir;arise on:ge Vnivt.-ic-. Press. 1989..-.o se :-T_:- -. a generalidad

    de. :>uer. irito pasado: de jrir.eril^icin de las

    Explicacin, comprensin y teora -A

    tI

    originales, y trazar lneas de antecedentes nicos. (Segn la opininde Ranke, los historiadores en tierras alemanas deban ir a losarchivos alemanes y trazar los orgenes especficamente medievalesde lo especfico alemn. Era necesario rebatir la pretensin francesade que sus teoras y su revolucin le haban dado un nuevo"universal" a la historia). Pareciera que estoy diciendo la mismacosa cuando insino que captar lo real no es subsumirlo enuna generalidad sino comprenderlo a la luz de las posibilidadesparticulares que l mismo sugiere, o que otros casos muy compa-

    rables sugieren para l.Est claro que las condiciones para insertar otras posibilidades

    opcionales en el mundo y luego sacar consecuencias de ellas nose refieren directamente a la teora. Para los puntos de insercinque giran en torno a conexiones causales, hay dos condicionesde ese tipo. La primera, a la que ya he aludido, es que la salidadel presente real no debiera exigirnos que desenvolvamos elpasado y nos apropiemos del futuro. Podramos argumentar quesi Richlieu n: Hubiera insistido en su conflicto con Espaa yelevado los impuestos reales, la carga fiscal sobre los agricultorespobres franceses no hubiera sido tan enorme. Su fertilidad, comoresultado, habra podido ser ms baja. Pero an asi nunca hubierasido tan baja como en Inglaterra. En la Francia del siglo XVII,nada ni nadie hubiera podido compensar los problemas socialesy econmicos que se haban ido acumulando en el campo durantecasi trescientos aos. No ver esto sera considerar una alternativapara una Francia que se hubiera desprendido de la real antes de1400 y no para la Fianci que era como era entonces respecto amuchas otras cosas. Podramos sugerir que si Giotto no se hubierametido en las dificultades en que se meti tratando de representarla perspectiva de la oblicua extrema, quizs Duccio y otros pintores

    230 231

  • Mundos plausibles, munos alternativos

    de principios del siglo XIV, incluyendo al mismo Giotto al final d^su carrera, habran podido pintar de una manera distinta a como lohicieron. Pero para consolidar la sugerencia, habramos tenido queacelerar el siglo XIII en vez de desplegarlo a fin de que se resolvieranmucho antes los problemas tcnicos que de otra forma no habrande resolverse sino hasta el final del siglo XV.

    La segunda condicin, muy cercana a la primera, para lospuntos de insercin opcionales que giran en torno a conexionescausales, es que la partida del presente real debera exigir que nocambisemos demasiadas cosas en ese presente a fin de que nose convierta en un lugar demasiado diferente. Las autoridadespblicas fuera de Italia y en el sur de Alemania en principiohubieran podido hacer mucho ms de lo que hicieron para limitarla circulacin y por tanto controlar la diseminacin y quizstambin la incidencia de la peste. Pero eso no slo les hubieraexigido, como hubo quien lo vio en esa poca, alterar demasiadasde las prioridades establecidas; hubiera tambin requerido queotros muchos sumieran poderes que-no podan asumir. EstadosUnidos, suger, hubiera podido decidir en el verano de 1945 noocupar la parte sur de Korea. No muchas cosas tenian que cambiarpara que actuase de esa manera. Pero una vez all, retirarse hubierasido mucho ms difcil. Ello hubiera exigido hacerle concesiones ala Unin Sovitica, pero para comienzos de 1946, su compromisocon la contencin era demasiado profundo. En la dcada de 1950,el Partido Laborista britnico hubiera podido prestarle ms atencina los cambios sociales y econmicos que estaban describiendo suspropios "revisionistas". De haber reflexionado la izquierda sobreestos cambios mas de lo que lo hizo, y, de haber sido la derechamenos directa en su poltica de oposicin, entonces, al igual quevarios otros partidos socialdemcratas en otras partes de Europa,

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    Explicacin, comprensin y teora

    el Partido Laborista hubiera podido adaptarse a ellos. A finalesde la dcada de 1970 y comienzos de la de 1980, sin embargo,cuando las viejas esperanzas de altas tasas de crecimiento sedesvanecieron como resultado de una continuada baja inversinen la industria britnica, de una mala administracin, del excesode empleo, de la inflacin creciente y de la permanente proteccinde la libra por parte del gobierno, qued claro que el Partidotena dos opciones: o bien insista en un socialismo defensivoque, por muy buenos resultados que hubiera podido dar a largoplazo, era electoralmente desastroso, o bien, como el partido deMitterrand habra de hacer en Francia despus de 1981, abandonabasigilosamente su promesa de pleno empleo y seguridad social paraun gran nmero de sus seguidores. Se decidi por un socialismoelectoralmente desastroso. Pues, para entonces, a sus activistas seles haba permitido ganar demasiado control. Lo que hubiera sidoposible en la dcada de los cincuenta haba dejado de serlo en ladel setenta.

    Para aquellos puntos de partida opcionales en donde lo queimporta son las consideraciones sobre los agentes y no sobre lascausas, es menos fcil juzgar lo que es ms o menos admisible.Ello es debido a que la lnea que separa a ambos est en esepunto donde los agentes en cuestin dejaran de reconocerse ode admitirse a s mismos como los agentes que eran. Richelieuhubiera podido poner los intereses de los agricultores francesespor encima de su rencilla con Espaa. Cho Man-sik hubierapodido no ser tan exageradamente nacionalista y por lo tanto notan refractario a la peticin de Chistiakov de que cooperara con e!plan sovitico para un mando compartido. Aneurin Bevan hubierapodido ser ms pragmtico, Hugh Gaitskell tener principios menosinflexibles, Harold Wilson una visin ms amplia y ms coraje, y

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  • Mundos plausibles, mundos alternativos

    James Callaghan haberle temido menos a los sindicatos. Y aunqeS* . : ;%>en este caso las disposiciones de los agentes sean ms oscuras, j

    Cimabue hubiera podido no ser tan intransigente ni Giotto tanexperimentador. Cada una de estas posibilidades es imaginable.Pero ninguna es una posibilidad inmediatamente plausible parael hombre tal como l era. Los agentes reales tienen disposicionesy habilidades, tipos de conocimiento y estados mentales que, anuestro parecer al menos, impiden que acepten ciertas opcionespara s mismos, y por lo tanto, nos impiden que consideremos esasopciones como opciones para ellos.

    Ninguna de estas condiciones para los puntos opcionales deinsercin depende de algo que pueda ser descrito como "teora".Dependen de los hechos reales, de las restricciones causales y delos personajes. Pero las restricciones sobre las consecuencias quepodemos sacar a partir de eso no son tan estrictas. Las condicionescausales pueden alterarse, e inclusive los personajes, antes de morir,pueden cambiar, o cambiar sus creencias. Y ocasionalmente, habruna teora a la mano que sugiera cmo hacerlo. En una economade trabajo intensivo, por ejemplo, las presiones fiscales aumentarnla necesidad de producir y reducirn la seguridad, y puesto que en elestado moderno temprano, la parentela es 1 mejor garanta tanto deseguridad como de trabajo, es probable que ias presiones hagan subirlos niveles de fertilidad. Inclusive entonces, e efecto predicho puedeser eliminado, como posiblemente lo fue en la Inglaterra del sigloXVII, por a existencia de instituciones de socorro competentes.

    Normalmente, sin embargo, no existir ral teora. A lo sumohabr simples preceptos, en los que ni siquiera as condicionesms generales estarn del todo claras. Quienes se autodescribencomo realistas en materia de relaciones internacionales dicen quelas grandes potencias se mueven en un vacio. Pero en 1945, Estados

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    Explicacin, comprensin y teora

    Unidos y la Unin Sovitica eran ambos potencias anormalmentegrandes. Cada uno haba alcanzado su propia condicin desde unasituacin ,de aislamiento previa, y ambos ostentaban ideologasnotablemente ms fuertes que los poderes a los que reemplazaban.La ideologa de cada uno, adems, era la anttesis de la del otro. Deigual forma los pintores, o as lo han presupuesto muchos historia-dores del arte, sufren la influencia de quienes los han precedido;la mayora, desde luego, tiene maestros. Cimabue, Giotto y Ducciohabrn tenido sus maestros, aunque en ningn caso se sepa quieneshayan podido ser esos hombres. Pero los tres estaban trabajandoen un momento en que sus mecenas ponan nuevas exigencias,ellos inventaban, y tambin, podemos suponer, competan. Lasexigencias que se les hacan, junto con su talento, hacen pocoprobable que podamos explicar adecuadamente lo que hicierone inferir lo que hubieran podido hacer desde dnde, cmo y conquin ellos aprendieron su oficio. En stos y en otros innumerablescasos comparables, usamos preceptos que podran pasar como"teora" a lo sumo- para comenzar a pensar cmo, dado el tipo decosa que era, en las circunstancias en que ocurri, la alternativa quenos interesa hubiera entonces "procedido". No podemos usar lospreceptos para asegurar de hecho ningn pensamiento semejante.

    Si decidiramos ignorar las condiciones de insercin de unpunto de partida alternativo en el mundo real o ignorar aquellascondicones que nos permitiran juzgar cmo el mundo hubieseprocedido entonces; si, en cambio impusiramos una teora gene-ral, las posibilidades que estaramos contemplando no seran posi-bilidades para algo real sino para algo meramente posible. Y. enese momento, nuestra historia o ciencia social se disolvera enuna literatura de la imaginacin. Es probable que exista unademanda por ese tipo de literatura, como sugiere Thomas Pavel,

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  • Mundos plausibles, mundos stternativos Explicacin, comprensin y teora

    are-en tanto una "proyeccin" de lo real Pero si existe, esdemanda, a lo sumo, por un tipo reconocible de circunstancia,carcter, sentimiento, pensamiento, accin o relacin. No es unademanda por una proyeccin que est necesariamente atada a cosasrealmente existentes; de hecho, ni siquiera seria deseable que loestuviera, dadas nuestras convenciones sobre gneros literarios. Esen ese aspecto - si no en la riqueza de detalle que puede pedrselea los objetos que la suplen - cuando lo tiene, una proyeccinanloga a la de los conceptos abstractos y generales en los mundosimaginarios de la ciencia social terica.5

    Las posibilidades que contemplamos para lo real, en cambio,comienzan con agentes particulares en un conjunto particular

    5 Pavel despliega la imaginera de los mundos posibles de los lgicospara sugerir que los mundos imaginarios de l iiteratura tienen queser proyecciones del mundo real, aunque U distincin que aqu seestablece entre los dos tipos de proyeccin es ma y no suya (Fictional.Worlds, Cambridge MA: Harvard Universitv Prcsi, 1986). Los cientficossociales suponen por convencin que las pobb'aones estables, laseconomas en equilibrio, la "clase universal"

  • Mundos plausibles, mundos alternativos " - J-".3K;

    -vp

    humanas, ya sea - la nica alternativa que nos dejaron los terico^?de la Ilustracin - que son universalmente aplicables las teoras sobre*lo que los agentes tienen buenas razones para hacer; y que si nuestraexplicacin no se ajusta a uno u otro de esos tipos, no tenemosotra opcin que recurrir al ad hoc. Pareciera que yo no haya dejadolugar, al menos no explcitamente, para lo que otros en contrastecon los viejos modelos de las teoras, de las explicaciones causalesy de los razonamientos prcticos de la Ilustracin, y la verdad seadicha, a menudo en reaccin a ellos, han sacado a relucir como"interpretacin".

    IV

    El primero de los tres argumentos diferenciables a favor delprivilegio dado a la interpretacin en la historia y las cienciassociales es tambin el menos problemtico. Tiene que ver con unasupuesta diferencia entre informes y descripciones. Los informesson segn Runciman caracterizaciones no rebatidas de lo queest all para ser explicado. No suscitan problemas respecto ala descripcin inicial, o por lo menos presuponen que talesproblemas han sido resueltos. Son neutros respecto a las teoras yno eliminan a ninguna. Son lo que el ngel de la evidencia, fantaseaRunciman, escribe en su cuaderno de notas. Las descripciones, encambio, s favorecen ciertas lneas explicativas y eliminan otras.6

    6 Ver el captulo 4, nota 1. Runciman supon; que los requerimientos parala explicacin (que comienza a partir de :r.:ormes) son los mismos paratodas las ciencias: requieren teoras, conjtir.tos de leyes generales. Hecriticado esa idea en e! capitulo 1, seccin .'V. Las buenas descripciones.

    Explicacin, comprensin y teora

    -. -, - '"Richelieu subi''1s impuestos", "Estados Unidos ocup el

    sur de Corea" y "Duccio nunco intent la oblicua extrema" soninformes. La seleccin de estos hechos y no de otros tan sloindica que los hechos que deseamos explicar son precisamentestos. Ninguno de estos informes nos inclinan hacia una u otraexplicacin, como tampoco eliminan a ninguna. "Richelieu paspor encima de los intereses de los agricultores ms pobres","Estados Unidos confundi el comunismo internacional con elnacionalismo coreano", y "Duccio era conservador" son asevera-ciones a mitad de camino entre informes y descripciones. Cadauna sirve para sugerir una pregunta ms definida. Cada una nosinclina tambin a seguir una linea de explicacin en vez de otra:al examen de las decisiones polticas de Richelieu a la luz de loque consideramos como los intereses de los agricultores mspobres; a lo que dio pie a un embrollo poltico en el mundoposcolonialista de posguerra; y a aquello que incit a Duccio apintar de una manera que a nuestro parecer fue ms ortodoxa quela de Giotto. Pero nuevamente, ninguna de ellas en realidad juzga deantemano a ninguna de las explicaciones que pudiramos ofrecei.Richelieu ha podido creer o no que tena una opcin, o al menosuna opcin de ese tipo; en realidad, el resultado de sus accionessobre la forma de vida de los campesinos puede que no haya

    piensa, deben ser "autnticas" y a fin de marginar !a mera idiosincracia,tambin "representativas"; los buenos informes simplemente tienenque ser claros y sin prejuicios (A Treatise on Social Theory : the methocologyo social theory. Cambridge University Press, 1982, pp. 145-222, 143-4,36-44). Como explico ms adelante, utilizo el termino "descripcin"para referirme a informes, hechos por los agentes o por otros, que noson neutros; ver tambin mi comentario sobre Rorty respecto a losinformes de los propios agentes, en la nota 16 mas adelante.

    238239

  • tetjis

    Mundos pljysibles, mundos alternativos

    sido intencionado. Los americanos han podido verse o no verseafectados por el hecho de que los soviticos aceptaron la RepblicaPopular de Corea y de sus comits en el norte, por los comentariosque les hicieron los coreanos conservadores y cristianos, por unapresuposicin ms general de que si no se era "anti-fascista" y"anti-colonialista" en 1945, y no se favoreca al mismo tiempo el tipode liberalismo competitivo propio de los americanos, era inclinarsea favorecer a algn que otro tipo de socialismo ms o menosrevolucionario, o por cualquier otro factor. Han podido inclusotener un sentido preciso de la distincin entre el nacionalismoindgena y comunismo internacional, y para sus propios fines,haber decidido omitirla. Duccio ha podido experimentar o no dela misma manera en que Cimabue y Giotto lo estaban haciendo,ser sensible a las dificultades tcnicas que ellos encontraron, estarpendiente de las exigencias de sus mecenas, o verse afectado poralguna otra consideracin. Sin embargo, "al perseguir los interesesde Francia, Richelieu los menoscab", "Estados Unidos persiguisus intereses hegemnicos al contener a la Unin Sovitica enCorea", y "la Molest de Duccio es simultneamente un compromisoartstico y a obra de un genio" son descripciones. Cada una estprcticamente dirigiendo la respuesta hacia la pregunta que sugiere.

    Los lmites entre informes y descripciones no son muy de-finidos. Pero el problema est claro y en principio es simple. Serefiere a los intereses que podamos tener en explicar lo que enel captulo nmero 1 llam el "contexto" de nuestra explicacin.(Por aadidura, tambin puede referirse a nuestro inters por laevaluacin del estado de cosas que nos concierne. Si furamosa ver la "contencin" como una estrategia para la "seguridad", a"seguridad" como una estrategia para el "orden", y supusiramosque el "orden" promete paz, es muy probable que la estemos

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    Explicacin, comprensin y teora

    recomendando; casi todo el mundo valora la paz. Pero la recomen-dacin no tiene por qu seguirse. Fcilmente podramos introducirun argumento que la minara o marginara a favor de un ajustamientomutuo por una parte - de lo que sola llamarse "pacificacin" - ode la guerra por otra).7 Estas diferencias aparentemente inocuasentre informes y descripciones, sin embargo, suelen disfrazar a dosdiferencias ms profundas y controvertibles, a veces por separadoy ocasionalmente a ambas juntas.

    Como lo expresaban los poskantianos alemanes que la sacarona relucir, la primera est marcada por la distincin entre "espritu" y

    7 La relatividad en las ciencias humanas de las explicaciones respecto anuestros intereses a expresa claramente Hilary Putnam (Meaning and theMoral Sciences, Londres: Routledge and Kegan Paul, 1978, pp. 41-5). Enlos ejemplos de Putnam. el hecho de que el vigilante del campus hayavisto al profesor completamente desnudo en la residencia de las mujeresa medianoche puede explicarse invocando una ley que diga que comoun ser humano con habilidades motoras normales, el profesor no pudoni ponerse sus ropas ni de jar la habitacin a la velocidad de la luz;pero obviamente, esto no es lo que queremos saber. De igual manera,la respuesta de Willie Sutton cuando le preguntaron por qu robababancos - "porque es donde est el dinero" - puede explicarse medianteuna generalizacin de tipo ley respecto a la clase a la que pertenece eseparticular (Wil l ie Sutton); pero lo que el capelln de la prisin querasaber sin ms es por que Willie robaba; y o que se habrn preguntado(me imagino) os hombres de las celdas contiguas, habiendo oidola conversacin, es por que Willie en vez de trenes robaba bancos,os cuales ademas de tener alarmas y guardia armada son tan difcilesde abandonar. Esto esta relacionado muy de cerca con el anlisis deBas C. van Fraassen acerca de lo que l llama la importancia de los"grupos de comrastacin" y la "pertinencia" en nuestras explicaciones(ver el captulo 1. seccin I I I ) . Charles Taylor comenta el asunto de laevaluacin en "Neuti.-.lity in political science", in Philosophy and the HumanSciences, philosophia;! papers 2. Cambridge University Press, 1985, pp. 58-90.

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  • Mundos plausibles, mundos alternativos

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    "tttturaleza", entre aquellas cosas que son especficamente humanas^y aquellas que no lo son. El propio Kant haba concedido quepodemos vernos a nosotros mismos y a otros desde fuera, en tantoapariencia, como objetos "afectados a travs de los sentidos" odesde dentro, "en uso de razn", "independiente de las impresionessensoriales". Otros han reiterado este punto aunque sin respaldarnecesariamente su metafsica de los "noumena". Sugieren ellos quepodemos tener una doble visin: vernos a nosotros mismos y aotros tanto desde dentro como desde fuera, "objetivamente", comos

  • Mundos plausibles, mundos alternativos Explicacin, comuicnsin y leona

    y en las ciencias sociales se halla entre los qu defienden la tesis delcontenido bolista y los que la atacan. Los bolistas pretenden queel mundo es de una sola pieza. Nuestra explicacin de cualquierade sus partes requiere por consiguiente que localicemos esa parteen relacin a todas las otras en un supuesto todo internamenteconectado y quizs tambin indivisible. Los anti-holistas, por elcontrario, no ven razn alguna para creer que el mundo sea de

    "naturalismo de la razn sin ataduras (disengaged reason)", en Sourcesof thc Self, e.g. pp. 49S ss. En su origen y desarrollo, la disputa ha sidoprincipalmente alemana. Los historiadores y los cientficos sociales deotras partes se han preocupado poco por la cuestin y nunca han tenidoal respecto una Methodenstreiten de tanta intensidad. (Existe un excelenterecuento de su gnesis en Alemania y de los argumentos de uno de susdefensores ms importantes en Michael Ermath, '.Vilhelm Dilthey: the critiqueof histrica! reason, University of Chicago Press, 1978. Se puede obtenerun sentido indicativo de cmo se relacionaba la explicacin causal y lainterpretacin para el mismo Dilthey en Rudolf A. Maakkreel y FrithjofRodi eds., VVhelm Dilthey, Selected IVorks : introductia to the human Sciences,Princeton University Press, 1989. pp 87 ss.) Charas Maier se pregunta sila fuerza de la distincin en el pensrseme alemn no tiene sus raicesen lo que identifica como una disposicin ciara v ie larga Tradicinen esa cultura hacia lo que llama "decsionismo es:ructuraco": tratarrepetidamente de limitar los resuhadc; mediante un procedimientoclaro y firme y cuando se demuestra c.ric de aparar, como sucede amenudo, apelar entonces a las pretensiones con::;nas de subjetividadpura y caer en la arbitrariedad (lo que menudo esesper; (TheUnmasterable Past: history, holocaust a.id Gi~.cn nirionc.. .nrity, Cambridge MA:Harvard University Press, 1988, po lS-9, donde Maier menciona unapreocupacin anloga de Jrgen Haberras acerca "e sus ccmpatriotasp. ej. en "Sovereignty and the Fr.rerct.-iokmie". Times L!:.IV Supplement26 September 1986, 10S3-1-; rorrearen ! per;etr;r.:e criticismo deHabermas sobre Max Weber en Omrr.-i.cativ .-ctM , pp. 143-271,especialmente pp. 269-71).

    una manera o de otra antes de averiguarlo, y, ciertamente dicen, notienen razn alguna para creer que sea de una sola pieza. Nuestraexplicacin de una cualquiera de sus partes es una interroganteabierta, arguyen, y puede consistir en establecer conexiones concualquier cantidad de otras cosas. En principio, el holismo se puedeaplicar a todos los contenidos del mundo; en tanto argumentogeneral no tiene nada que decir, como en Leibniz, por ejemplo,de la supuesta especificidad de las explicaciones en la historia y enlas ciencias sociales. A pesar de todo, un holismo de contenido semanifiesta an en aquellos "estructuralismos" que sugieren que lasestructuras o los sistemas, los conjuntos de elementos relacionadosde manera tal que un cambio en uno de ellos causa el cambio entodos los otros, realmente existen. Y hay una linea persistente depensamiento idealista - Hegel puede ser su inspiracin modernade mayor influencia, y en el captulo primero mencion el ejemplode Oakeshott - que ha suprimido la supuesta especificidad del"espritu" desde una visin bolista para sugerir que el uno sustenta ala otra. Esta linea pretende que las relaciones entre varios, porno decir que entre todos los elementos de la conciencia no sonni externas ni contingentes sino internas y necesarias, como porejemplo, las relaciones que se dan dentro de un lenguaje natural,y varios tipos de relaciones entre personas y acontecimientos.10

    ) Entre los socilogos, quizs el internalismo ms discutido de tipo

    idealista ha sido la lectura de Peter Winch del ltimo Wittgenstein (Theidee of a Social Science, Londres: Routledge and Kegan Paul, 1958); ver mispropios comentarios sobre Wittgenstein en la prxima seccin. CharlesTaylor ofrece un argumento para lo que llama "individualismo holista"en Sources of the Self y para su ampliacin pensamiento social y poltico

    en "Cross-purposes".

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  • *;dundos plausibles, mundos alternativos Explicacin, comprensin y teora

    No es sorprendente que hayan sido tan persistentes y acaloradaslas disputas acerca de uno u otro modelo de explicacin e inter-pretacin en la historia y en las ciencias sociales. El debate ha giradoen torno a tres problemas que estn frecuentemente conectados ya menudo confundidos: acerca de cmo es el mundo, acerca decmo los humanos se relacionan con el resto del mundo, y acercade cmo se debe registrar, describir y explicar algunas o todaslas partes de este mundo. Tampoco es sorprendente que algunosde los protagonistas hayan tratado, como en el caso de Runciman,de cabalgar por encima de la mile a fin de sugerir soluciones acada uno de los problemas que resulten suficientes como parapermitirle al hist