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- En la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, a los cuatro días del mes
de abril de 2017, a la hora 13 y
28:
Sra. Presidenta (Gaillard).- Damos comienzo a la reunión
conjunta de las comisiones de Acción Social y Salud Pública
y de Defensa del Consumidor, del Usuario y de la
Competencia.
Agradecemos la presencia de los invitados. Esta
reunión ha sido convocada para comenzar el tratamiento de
distintos proyectos que tienen que ver con el tema de los
medicamentos.
Al ser una reunión conjunta con la Comisión de
Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia, se
encuentra presente su presidenta, la señora diputada
Liliana Schwindt. Esta reunión es conjunta porque, si bien
hemos planteado la necesidad de iniciar el tratamiento del
tema de los medicamentos con sus distintas aristas y de
realizar tres reuniones, en ésta la idea es abocarnos a la
consideración del proyecto que modifica la ley de genéricos
para evitar la sugerencia de la marca comercial en la
prescripción médica.
En la siguiente reunión vamos a tratar el tema de
la producción pública de los medicamentos. Tenemos previsto
invitar a los distintos titulares de los laboratorios de
producción pública en nuestro país, así como a la Agencia
Nacional de Laboratorios Públicos, para conocer cómo está
funcionando este organismo y los resultados de la efectiva
aplicación de la ley de producción pública de medicamentos.
En la tercera reunión, que va a ser conjunta con la
Comisión de Comercio de esta Cámara, vamos a hablar sobre
el precio y la estructura de costos de los medicamentos. A
tales efectos hemos hablado con su presidenta, la señora
diputada Liliana Mazure, quien está aquí presente.
Esas son las tres reuniones que hemos previsto.
Hoy empezamos por el asunto de los genéricos porque
entendemos que el medicamento es un bien social y que, como
tal, su accesibilidad debe estar garantizada por el Estado.
La formación del precio del medicamento no puede quedar
liberada a la ley de la oferta y la demanda. Por el
contrario, tiene que haber una regulación por parte del
Estado.
En tal sentido, entendemos que la ley de
genéricos del año 2002, si bien es muy importante porque
establece la prescripción obligatoria por nombre de droga
por parte del médico, deja la puerta abierta para sugerir
la marca comercial del medicamento. De esta manera, lo que
era la regla pasó a ser la excepción y, en la actualidad,
muchas de las recetas son mal confeccionadas por los
profesionales médicos y la ley tiene un bajo nivel de
aplicación.
Antes de comentar el proyecto y escuchar a los
invitados, quisiera dar la palabra a la señora diputada
Liliana Schwindt, quien rápidamente se plegó a esta
iniciativa es una alegría que nos acompañe porque entiende
que debatir sobre esta problemática es fundamental para
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garantizar el acceso de la población a medicamentos más
baratos, seguros y de calidad. Este es el objetivo de la
comisión.
Tiene la palabra la señora diputada Schwindt.
Sra. Schwindt.- Gracias a todos por acompañarnos hoy.
Voy a ser muy breve porque, de más está decir,
comparto todas y cada una de las palabras de la señora
diputada Gaillard, a quien felicito por el proyecto
presentado y por el coraje de llevar adelante esta pelea.
Quienes trabajamos de cerca en el área de la salud –en la
que yo me desempeñé mucho tiempo conocemos perfectamente
cómo es la problemática del acceso a los medicamentos sobre
todo para aquellos que menos tienen, quienes muchas veces
son los que más los necesitan y más dificultades encuentran
a la hora de adquirirlos.
Si bien no vamos a descubrir nada mirando todo lo
que ha venido sucediendo, cabe señalar que la dirección del
PAMI ha quitado medicamentos que eran de acceso gratuito y
que los medicamentos han aumentado de precio en el último
año, algunos casi en un ciento por ciento. Por lo tanto,
desde mi lugar como presidenta de la Comisión de Defensa
del Consumidor, del Usuario y de la Competencia brindo todo
mi apoyo para lograr que se recete por genéricos. Esta es
la única forma de poder acceder a los medicamentos y
conseguir una baja en su costo.
Reitero, señora presidenta, que cuenta con todo
nuestro apoyo para este fin y vamos a estar presentes en la
reunión que se va a realizar en la Secretaría de Comercio
con el objeto de discutir, justamente, el tema de los
precios, ya que es el que más interesa en nuestra comisión.
Sra. Presidenta (Gaillard).- Quisiera comentar que el
proyecto en consideración, que es de la señora diputada
Gloria Bidegain y fue reproducido por mí el año pasado,
tuvo dictamen de la Comisión de Acción Social y Salud
Pública en 2016 pero no fue considerado en la Comisión de
Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia.
Prevé la modificación del artículo 2° de la ley de
genéricos que establece que el profesional médico debe
prescribir por nombre de droga, pero puede sugerir una
marca comercial. La propuesta consiste en eliminar la
posibilidad de sugerir una marca comercial.
Por otra parte, se incorpora la obligación del
farmacéutico de: “asesorar, facilitar y brindar al
adquirente la información que le requiera sobre todas las
especialidades medicinales que contengan el mismo principio
activo…”
El artículo 3° del proyecto dispone que se
entenderá como no prescripto el medicamento que no cumpla
con los requisitos formales en su receta. Es decir, aquel
medicamento donde haya sugerencia de marca comercial no
será abonado por el Estado ni por las prepagas ni por las
obras sociales.
Estos son los tres puntos que abordamos en la
iniciativa porque advertimos que la ley se incumple. Uno de
los motivos, reitero, es la posibilidad que brinda el
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artículo 2° de la ley, que si bien establece como regla la
prescripción por nombre de droga, en la práctica permite
sugerir alguna marca comercial. Luego, la reglamentación de
la ley de genéricos del año 2002 abre aún más esa
posibilidad al disponer que, si aparece solo la marca
comercial y no el nombre de la droga y ello está
justificado por el profesional médico, el farmacéutico debe
dispensar esa receta. En consecuencia, no solamente la ley
abre la puerta a la trampa, sino que además la
reglamentación da una justificación al médico para
incumplir la ley de genéricos sugiriendo directamente la
marca comercial.
Por otra parte, en la ley actual hay ausencia de
sanciones para el profesional que no cumple con la norma.
Es decir, aquel profesional médico que no prescribe por
nombre de droga hoy no recibe ningún tipo de sanción.
Otra cuestión por la que no se cumple con la ley
es la complejidad de la jurisdicción en materia de salud,
ya que la sanción o el poder de policía corresponde a las
provincias y, en tal sentido, también se dificulta el
control.
Por último, otra de las cuestiones que advertimos
cuando estudiamos el proyecto es la falta de información de
los consumidores. Esto hace que muchas veces, por la
confianza en el profesional médico, el paciente no se anima
a desoír lo que éste le sugirió en materia de marcas. Si el
médico propone una marca, que es la que considera mejor
para una droga en particular, el consumidor no se anima a
pedir otra por una cuestión de confianza. Además, la
publicidad y el márketing que realizan determinadas marcas
generan que el consumidor o paciente se oriente hacia
ellas.
Este es un tema que hay que debatir, más allá de
que hoy estemos abocados al tratamiento de medicamentos
genéricos. Por eso, lo abordaremos en la comisión junto con
distintos proyectos que tienen que ver, entre otras
cuestiones, con la publicidad de los medicamentos. Es
interesante abordar estos temas para que el paciente pueda
acceder a los medicamentos, que son un bien social. Es
importante lograr que el costo en la cadena de producción
no sea elevado como lo es hoy, producto de la falta de
regulación y de cumplimiento de la ley.
Tiene la palabra el señor Rubén Sajem, en
representación del Colegio Oficial de Farmacéuticos y
Bioquímicos de la Capital Federal (Cofybcf).
Sr. Sajem. Señora presidenta: gracias por dejarnos expresar
la opinión de los farmacéuticos.
La ley 25.649, de promoción de la utilización de
medicamentos por su nombre genérico, sancionada en 2002,
dispone en su artículo 1° que tiene por objeto la defensa
del consumidor de medicamentos. La ley se manifiesta, sobre
todo, por el derecho a la información y a la libre voluntad
de los pacientes.
Esta ley, sancionada en 2002 como bien se dijo en
la introducción, tuvo plena vigencia apenas fue promulgada.
Podemos decir que hasta 2005 se cumplió con la prescripción
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de medicamentos por nombre genérico. En ese período de 2002
a 2005 se elaboraron numerosos medicamentos con marcas
alternativas a menor precio en beneficio del consumidor.
Lamentablemente, a partir de 2005 esto se empezó a
revertir.
En la actualidad tenemos que decir que muchas
recetas vienen indicadas solamente con la marca del
medicamento. Cuando se indica el nombre genérico, en las
recetas que recibimos en las farmacias éste aparece en un
lugar secundario. Este predominio de la prescripción por
marca, obviamente, induce al paciente a comprar o usar la
marca que el médico le recomendó y hace muy difícil la
tarea de los farmacéuticos en cuanto a la sustitución de
medicamentos.
Tengo que decir que, en lo personal, en estos
quince años de vigencia de la ley y en treinta años de
trabajo en farmacias, solamente en dos o tres oportunidades
vi una justificación para la prescripción por marca.
Nuestra experiencia obtenida en las farmacias nos
dice que la prescripción por marca va en contra del acceso
a los medicamentos para las personas con menores recursos
económicos, con menos posibilidad de información veraz y
transparente acerca de los medicamentos, y con menores
recursos de atención médica y sanitaria.
Esto lo detectamos en las farmacias, porque en la
interacción con el paciente los farmacéuticos dispensamos
los medicamentos, no los vendemos. Dispensar significa
generar una relación con el paciente en la que le
informamos sobre los efectos adversos de los medicamentos,
su dosificación, su la conservación y su interacción con
otras drogas y alimentos.
En esa relación que entablamos también nos
enteramos de las posibilidades económicas del paciente, lo
que nos permite a veces sustituir la marca recomendada por
el médico. En diversas oportunidades el paciente adquiere
medicamentos de marca la primera vez, pero después no los
usa más porque no los puede comprar y nunca se entera de
que existe una alternativa de menor precio.
Las diferencias de precios entre las distintas
marcas no son menores; rondan el 300 por ciento en el caso
de los antibióticos, el 140 por ciento si hablamos de la
cefalexina, el 300 por ciento en el caso del diclofenac y
hasta el 1.000 por ciento en medicamentos como el losartán,
utilizado para el tratamiento de enfermedades crónicas.
Este deber del farmacéutico de informar al
paciente está contemplado tanto en la Constitución Nacional
como en la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y en la Ley de Defensa del Consumidor.
La Constitución Nacional, por ejemplo, dice que
los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen
derecho a la protección de su salud y a una información
adecuada y veraz. La Constitución de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires afirma que la Ciudad debe garantizar la
defensa de los consumidores en su relación de consumo,
contra la distorsión de los mercados y el control de los
monopolios que los afecten, y proteger su salud
asegurándoles un trato equitativo y el acceso a una
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información adecuada, veraz y oportuna. Por eso hacemos
tanto hincapié en el tema de la información.
La ley 26.529, sobre derechos del paciente,
reconoce explícitamente entre sus derechos humanos básicos
la autonomía de la voluntad. Esto significa que el paciente
tiene derecho a elegir su tratamiento médico y
farmacológico. Obviamente, esto queda viciado si se lo
induce a consumir la marca del medicamento que figura en la
receta.
Esto no es una pelea entre farmacéuticos y
médicos ni entre los profesionales de la salud, ya que esta
ley revaloriza a unos y a otros. Revaloriza la función del
médico porque le da la posibilidad de realizar una
prescripción realmente independiente en base a su
conocimiento de farmacología y, a su vez, revaloriza la
función del farmacéutico porque le brinda la oportunidad de
cumplir con su rol de informar al paciente en la
dispensación.
Los médicos y los farmacéuticos debemos procurar
que la receta sea un instrumento científico, no un
instrumento comercial, porque los tratamientos
farmacológicos tienen que ser en base al conocimiento
científico. La ciencia es un sistema de leyes y de ideas
accesible a todo el mundo; no se oculta nada a través del
desarrollo científico. ¿Por qué entonces tenemos que
ocultar la prescripción de un diclofenac, de un ibuprofeno
o de una amoxicilina detrás de una marca?
Sinceramente la prescripción por marca nos lleva,
lejos del conocimiento científico, a un conocimiento
oscurantista; nos lleva hacia atrás. Esto se parece a
cuando el médico recetaba en latín, en una lengua que solo
entendían él y el farmacéutico, dejando afuera al paciente.
El paciente llevaba la receta en latín del médico al
farmacéutico y no entendía lo que decía; no tenía
oportunidad siquiera de acceder a la información que estoy
mencionando, la que hoy sí puede conocer sobre la base de
los derechos que se le reconocen como consumidor y como
ciudadano.
Por último, la ley de patentes de 1995, con texto
ordenado en 1996, vino a favorecer a la industria
farmacéutica nacional permitiéndole producir medicamentos
innovadores con marca propia.
Esto originó un desarrollo de la industria farmacéutica
nacional que los farmacéuticos hemos apoyado y alentado
hasta el día de hoy. Nosotros no queremos eliminar las
marcas de los medicamentos; queremos que no se desfavorezca
al paciente.
Obviamente, estamos a favor del desarrollo de la
industria nacional porque como farmacéuticos participamos
tanto de la elaboración como de la distribución y de la
dispensa de los medicamentos, siempre cuidando los derechos
del paciente y la autonomía de nuestra profesión.
(Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Antes de dar la palabra al
doctor José Carlos Escudero, médico sanitarista diplomado
en Salud Pública por la UBA, quiero hacer mención de las
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personas que han sido invitadas a esta reunión.
Están presentes representantes de la Cámara
Empresaria de Laboratorios Farmacéuticos Cooperala, que
nuclea a laboratorios pequeños y medianos, y de la Cámara
Argentina de Especialidades Medicinales CAEME, que
comprende a los laboratorios multinacionales.
Hemos invitado a autoridades de la ANMAT, quienes
avisaron por nota que no iban a asistir, así como también a
Isabel Reinoso, presidenta de la Confederación Farmacéutica
Argentina.
Además, están presentes la subsecretaria de
Transferencia Tecnológica de la Facultad de Farmacia y
Bioquímica de la UBA, doctora Silvia Lucangioli; el
secretario general de la Academia Nacional de Medicina,
doctor Antonio Raúl de los Santos; el secretario general de
la Asociación de Empleados de Farmacia, señor Víctor
Carricarte; el exadministrador de la ANMAT, doctor Leonardo
Verna; el titular del laboratorio Domínguez Lab, doctor
Mario Domínguez –quien va a hablar sobre la
bioequivalencia, tema que hay que tener en cuenta cuando
hablamos de genéricos; la secretaria general de la
Fundación Grupo Efecto Positivo, Lorena Di Giano –quien
tocará el tema de las vías de patentabilidad y las
cuestiones que se están suscitando a raíz de la resolución
del INPI que favorece las patentes internacionales; los
representantes de la Asociación de Agentes de Propaganda
Médica y el doctor Constantino Touloupas, médico
especialista en farmacología clínica.
Tiene la palabra el doctor José Carlos Escudero.
Sr. Escudero.- Señora presidenta: por un pequeño vicio
narcisista, quiero aclarar que después de haberme jubilado
la Universidad Nacional de Luján me nombró profesor emérito
y la Universidad Nacional de La Plata, profesor consulto.
Es una palmadita en la espalda al narcicismo que todos
tenemos.
Como dijo el doctor Sajem, hay dos cuerpos de
conocimiento diferentes. Por un lado, el cuerpo de
conocimiento del método científico, que está absolutamente
probado, nos indica el valor de la ciencia para solucionar
problemas. Por el otro, el cuerpo de conocimiento que surge
de los focus groups y de otras formas de hacer márketing,
indican lo que hay que hacer para aplicar nombres de
fantasía.
Una visión macro de lo que pasa con la salud en la
Argentina nos permite saber que los medicamentos
constituyen un tercio del gasto total en salud. Es decir
que uno de cada tres pesos que se gastan en salud en la
Argentina va a medicamentos. Esto es, más o menos, el 3 por
ciento del producto bruto de nuestro país.
Como hablar de producto bruto es una especie de
abstracción, voy a hacer una comparación. Todas las
universidades públicas de la Argentina, que son más o menos
cuarenta, consumen –esto es, todos sus docentes,
auxiliares, no docentes, alumnos de grado, alumnos de
posgrado, investigadores, etcétera un punto del producto
bruto, mientras que en medicamentos estamos gastando tres
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veces más.
De todos los gastos que se hacen en salud en
nuestro país, el más racionalmente reducible, si nos
manejamos por el método científico, es el de medicamentos.
Lástima que la realpolitik hace que lo que es técnicamente
elemental sea políticamente muy difícil de realizar.
En mi carrera me he desempeñado muchas veces como
epidemiólogo. Los epidemiólogos usamos el concepto de
“experimento natural”: sucede un fenómeno, que el
epidemiólogo no provoca, y éste lo analiza.
Por ejemplo, un tsunami: no se puede modificar un tsunami,
pero sí describir sus efectos sobre la salud humana.
Propongo dos experimentos naturales haciendo
comparaciones entre países. La primera es entre Canadá y
Estados Unidos, cuya frontera en gran parte de su trayecto
es una línea recta trazada en un mapa; no hay diferencias
ecológicas de un lado de la raya y del otro. Es interesante
comparar un país como Canadá, que defiende enérgicamente la
salud como derecho humano, y un país como Estados Unidos,
que defiende muy fuertemente la salud como subproducto de
funcionamiento del mercado, observar los tipos de
medicamentos que venden unos y otros, y fijarse cuánto
cuestan.
La otra comparación que podemos hacer es entre
Cuba y Argentina. Anualmente, Cuba gasta en salud más o
menos la misma suma por habitante que la Argentina. Cuando
analizamos las estructuras de gastos de ambos países,
observamos que Cuba gasta en medicamentos muchísimo menos
que la Argentina. Si comparamos resultados en materia de
salud, con el mismo gasto anual en salud por habitante Cuba
tiene una mortalidad infantil menor de la mitad respecto de
la Argentina; si tuviéramos la mortalidad infantil de Cuba,
se nos morirían más de la mitad de los chicos que se nos
mueren todos los años. En Cuba, la esperanza de vida al
nacer es de tres años más que en la Argentina. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Agradecemos a los expositores
y a los señores diputados que se encuentran presentes en el
debate.
Tiene la palabra el doctor Hugo Caivano,
presidente de la Cámara Empresaria de Laboratorios
Farmacéuticos. También se encuentra presente el doctor Juan
Carlos López, director ejecutivo de Cooperala.
Sr. Caivano.- Señora presidenta: muchas gracias por esta
invitación que nos permite hacer conocer nuestra opinión
sobre el tema.
En primer lugar, creo que hay que hacer una
aclaración, porque en alguno de los discursos que escuché
recién no quedó muy en claro la gran diferencia que existe
entre genérico y prescripción por Denominación Común
Internacional. Lo que existe en la Argentina es la
prescripción por Denominación Común Internacional; así fue
redactada la ley 25.649 y eso es lo que se quiere
modificar. Esta ley, concebida en 2002 por uno de los
sanitaristas más grandes de la Argentina, tuvo y tiene muy
buen resultado.
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En caso de querer modificarla, tendríamos dos
opciones. La primera de ellas sería ir hacia una ley de
genéricos, lo que significaría llevar a cabo estudios de
bioequivalencia en seres humanos sobre productos que han
estado en el mercado por más de veinte o treinta años sin
reclamos de farmacovigilancia alguno, con las consiguientes
consecuencias: inversiones difíciles de afrontar para las
empresas nacionales especialmente para las pymes
representadas por nuestra cámara, la posible desaparición
de dichas empresas, y el aumento de precios por
amortización de los costos –los costos de una
bioequivalencia son muy altos y por la eliminación de la
competencia.
Además, en la Argentina no existen centros para hacer
dichas investigaciones en la cantidad y con la calidad que
harían falta para llevarlas a cabo en todos los productos
que hay en el mercado.
Por último, hay estudios hechos por algunas
empresas en la India y en otros países, donde la autoridad
sanitaria los acepta en la Argentina, la ANMAT no tiene
control sobre esos países donde se acepta la
bioequivalencia, a costos muy inferiores. Nos parece que la
situación sería totalmente asimétrica.
Otra cuestión a considerar es la ética
relacionada con los distintos experimentos. Como cámara
consideramos que hay muy pocas moléculas que tienen reales
motivos para hacer dichas equivalencias, en función de su
estrecha ventana terapéutica, mala disolución o absorción.
Por lo tanto, Coperala siempre propuso que haya bioexención
en función de la clasificación biofarmacéutica y su
permanencia en el mercado, y bioequivalencia exclusivamente
para las moléculas imprescindibles.
Ahora bien, en caso de que se obligue a
prescribir por Denominación Común Internacional sin los
estudios de bioequivalencia y biodisponibilidad, la
dispensa debería ser hecha, indudablemente, por un
farmacéutico y no como se hace hoy, que hay un farmacéutico
por cada farmacia y diez empleados que venden. Si hablamos
de dispensa sin estudio de bioequivalencia,
indefectiblemente en una farmacia cada vendedor debería ser
farmacéutico.
Otro tema a tener en cuenta es la responsabilidad
final ante un problema. ¿De quién va ser la
responsabilidad, del médico o del farmacéutico? El médico
conoce al paciente, su problemática y su historia clínica;
el farmacéutico, no.
Me llama la atención que algunos profesionales
que hablaron antes desconozcan que un medicamento no está
constituido solamente por el principio activo. Además,
lleva excipientes y no todos son iguales. Es más, hay
productos donde se exige la bioequivalencia no por cambiar
un excipiente sino solamente por modificar el lote
productivo; por ejemplo, a un laboratorio que le fue muy
bien y en lugar de fabricar un millón de comprimidos
fabrica tres millones, le pueden exigir que haga una nueva
bioequivalencia. Entonces, ni hablar lo que implica cambiar
un excipiente.
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Para nosotros, la responsabilidad final entre el
médico y farmacéutico es un tema a dilucidar antes de que
pase algo. De lo contrario, pasará como siempre: quien paga
las consecuencias es el consumidor. Acá está presente la
señora presidenta de la Comisión de Defensa del Consumidor,
del Usuario y de la Competencia, que lo sabe bien.
Hay un punto más que me gustaría aclarar. Escuché
que es un derecho del paciente cambiar de producto y, en
última instancia, también del farmacéutico, aunque a veces
quien atiende es un empleado. Es una lástima que no esté
presente la autoridad sanitaria, la ANMAT, porque los
laboratorios, si tienen que cambiar un excipiente, no están
en condiciones de hacerlo automáticamente. No sé si ustedes
lo sabían, pero si un laboratorio quiere cambiar un
excipiente, forzosamente debe hacer estudios de estabilidad
y presentarlos a la autoridad sanitaria para su aprobación.
Con lo cual me parece un poco raro este sistema legal según
el cual un farmacéutico en su farmacia y un paciente que
desconoce lo que es un medicamento, tengan mayor capacidad
para cambiar un excipiente que el laboratorio que lo
produce.
Por último, quiero aclarar algo que escuché
recién. Dijeron que la ley de propiedad intelectual había
beneficiado a las empresas nacionales. Obviamente, no las
benefició; está de más decirlo. Por ejemplo, la ley vigente
en Brasil, para dar la propiedad intelectual a una empresa
que ha descubierto una molécula, la obliga a fabricarla en
el país. En la Argentina no pasa eso; de hecho, las
multinacionales casi en un 70 por ciento levantaron sus
plantas y se fueron a Brasil. Entonces, lamento decir que
no es así. En Cooperala representamos a cien laboratorios
farmacéuticos, todas pymes de capital nacional.
Obviamente, siempre estamos preocupados por la defensa de
la competencia.
También quiero hacer una aclaración con respecto
a algo que se mencionó recién y que, a mi entender, está
equivocado; a veces, uno puede no digo mentir pero sí no
decir toda la verdad. Me tomé el trabajo de traer como
ejemplo una de las moléculas que más venta tienen en el
PAMI. No hace falta que diga los nombres, pero si quieren,
lo haré.
Voy a comparar el precio de un genérico y del
producto que más se vendía en el PAMI a diciembre de 2016.
El enalapril genérico de 10 miligramos por 60 comprimidos
costaba 238,80 pesos, mientras que el producto que más se
vendía valía 207,03 pesos; en cuanto al losartán, el que
más se vendía costaba 361,79 pesos, el de un producto de
nuestra cámara que también tiene marca 308,99 pesos y el
genérico 357,18 pesos; la levotiroxina de un laboratorio de
nuestra cámara que más se vendía llegaba a 112,45 pesos y
el precio del genérico ascendía a 120,98 pesos; finalmente,
el clonazepam que más se vendía estaba en 107,52 pesos,
mientras que el de nuestra cámara costaba 88,72 pesos y el
genérico 112,13 pesos. O sea, un poco por encima del
producto que más se vendía.
Se ha creado una fantasía en el sentido de que
los genéricos son más baratos. Tengo ejemplos con nombre y
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apellido, pero no los quiero decir porque me parece que no
es el ámbito. De todas maneras, si la señora presidenta
necesita el detalle, los puedo brindar. Simplemente he
querido demostrar cómo es la realidad. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el
farmacéutico Claudio Ucchino, presidente del Colegio
Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital
Federal.
Sr. Ucchino.- Señora presidenta: en principio, quiero
agradecer esta invitación a usted y a los demás diputados
miembros de las comisiones.
Los farmacéuticos somos los profesionales más
expertos en medicamentos. Desde la fabricación en el
laboratorio, pasando por la distribución y la dispensa de
los medicamentos, hay un profesional al frente que con su
estudio y su matrícula pone en forma segura los
medicamentos en manos de la gente.
Tal vez hay una confusión que la cámara intenta
instalar cuando dice que no hay farmacéuticos en las
farmacias. Cada una de las farmacias, para poder funcionar,
tiene que contar con un farmacéutico. De la misma manera,
se podría pensar que los laboratorios no tienen
farmacéutico y no es así, porque cuentan con un director
técnico. En cada caja de medicamento figura el nombre de un
director técnico farmacéutico que lo avala con sus
conocimientos; es el responsable de toda la parte operativa
y técnica de los cambios de excipientes que recién
manifestaron que se deben hacer; es el responsable de todo
lo que ocurre.
Incluso debemos trabajar juntos, porque no
estamos discutiendo si le estamos quitando la prescripción
al médico, que es la confusión a la cual se está queriendo
llevar. Los farmacéuticos estamos en condiciones de
colaborar con el médico porque somos especialistas en cada
una de las etapas que mencioné anteriormente. El médico
prescribe el medicamento y el farmacéutico acompaña con la
dispensa.
En 2002, cuando se declara la emergencia
sanitaria, la única forma para que la gente tuviera acceso
a los medicamentos era a través de la prescripción por
nombre de droga. No hablo de genéricos porque en la
Argentina están vencidas las patentes de los laboratorios,
con lo cual todos los laboratorios son genéricos. Para no
serlo, un laboratorio argentino tiene que contar con
investigación, desarrollo y patente en el país, lo cual no
ocurre.
Es muy importante que los señores legisladores
sepan que en la Argentina todos los laboratorios, desde los
más conocidos hasta los menos conocidos, fabrican
medicamentos genéricos. En la última sesión de 2016 del
Parlamento Europeo se recomendó a los países que componen
la Comunidad Económica Europea que la competencia se haga
por nombre genérico. En Estados Unidos, la prescripción por
nombre genérico de la droga es del 68 por ciento; en el
Reino Unido, del 78 por ciento y en España, del 54 por
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ciento. Con esto queremos demostrar que el mundo tiende a
que el paciente no quede cautivo de una marca y a que se
prescriba por el nombre de la droga. El paciente debe tener
la posibilidad de que un profesional farmacéutico
responsable le explique todas las opciones que tiene a su
alcance en el mercado.
Queremos dejar en claro que en el país hay catorce
mil farmacias, que a su vez son catorce mil derivadores de
pacientes a centros de salud. Los farmacéuticos estamos muy
capacitados para dar distintas opciones a los pacientes que
no tienen acceso a una determinada marca. Sabemos muy bien,
ya que estamos muy presentes desde el inicio del proceso de
su fabricación, cuáles son aquellos medicamentos que tienen
un estrecho margen terapéutico. Para los que no son médicos
o profesionales de la salud, se trata de aquellos
medicamentos cuyo margen entre su acción beneficiosa y su
acción perjudicial es muy estrecho. Sabemos muy bien qué
medicamentos pueden tener reemplazo y cuáles no. Si el
paciente puede acceder a la marca que le recomendó el
médico, que siga utilizándola. Ahora bien, entre que el
paciente no pueda continuar con un tratamiento y lo tenga
que interrumpir porque no puede acceder a la marca que le
pidieron, y que continúe con el tratamiento hasta
completarlo pero con un medicamento al que sí tenga acceso,
elegimos lo segundo.
Voy a diferir con algunos de los datos que dio la
Cámara Empresaria de Laboratorios Farmacéuticos. Nosotros
manejamos información permanentemente y la que paso a
exponer es de ayer. No voy a nombrar laboratorios, pero sí
quiero dar algunas cifras.
Tomé cuatro patologías como para que se vean las
diferencias. El omeprazol de 20 miligramos por 14 cápsulas
de determinado laboratorio cuesta 83 pesos, mientras que el
de otro cuesta 195 pesos; esto es, un 134 por ciento más.
El enalapril de 5 miligramos por 60 comprimidos de un
laboratorio cuesta 79 pesos y el de otro, 144 pesos. El
famoso y ya mencionado clonazepam de 0,5 miligramos por 30
comprimidos cuesta 90,52 pesos, mientras que el precio de
otro de primera marca es de 158 pesos. La atorvastatina,
que es un medicamento para el colesterol, cuesta 226 pesos
contra 503 pesos.
¿Qué significa esto? Existen diferencias de precios
entre los laboratorios más conocidos –por llamarlos de
alguna manera y los menos conocidos. La única forma de
sacar adelante una ley superadora es trabajando en conjunto
y dejando las mezquindades de lado. Por encima de todo está
el paciente que no tiene acceso a los medicamentos.
Nosotros lo vemos en el interior del país y en los barrios:
el que no tiene una prepaga o acceso a la seguridad social,
está fuera del sistema.
Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos y
Bioquímicos de la Capital Federal entendemos que este
proyecto de ley es superador. Queremos dejar en claro que
nosotros no queremos prescribir. Nosotros somos los que
queremos participar en la dispensación dando al paciente
todas las posibilidades para que elija en caso de no tener
acceso al medicamento.
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Gracias por escucharnos. Estamos a disposición de
ustedes para trabajar en conjunto con los médicos y las
cámaras de laboratorios. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el doctor
Constantino Touloupas.
Sr. Touloupas.- Señora presidenta: gracias por la
invitación.
Las tres reuniones que la presidenta de la comisión
ha anunciado son relevantes. La Argentina es uno de los
pocos países del mundo que permite la publicidad de los
medicamentos por canales no sanitarios.
Estamos en un ámbito legislativo. La Constitución de la
Unión Europea para decir su nombre correctamente prohíbe la
publicidad de medicamentos y productos sanitarios en
canales que no sean sanitarios. Respecto de estos canales,
debo recordarles que el medicamento es un bien social o un
producto de mercado, de acuerdo con la política que marque
este conflicto de intereses. Creo que hay que tener en
cuenta esto.
Si nosotros pretendemos que el medicamento
adquiera la dimensión de bien social, podríamos elaborar un
proyecto por el que se derogue la mitad del decreto 150 que
todavía rige en la Argentina, a través del cual el paciente
es considerado –yo diría en forma revolucionaria para el
año 1964 un consumidor. Ustedes saben mejor que yo que un
consumidor es un sujeto activo con derechos.
Otra cuestión es discutir el precio de los
medicamentos. Pido por favor que cuando se realice la
reunión para tratar el tema nos avisen con más tiempo, para
que podamos traer información profusa que demuestre, por
ejemplo, que los medicamentos para el mieloma múltiple
valen en la Argentina cinco veces más que en Canadá y en el
Reino Unido y el doble que en los Estados Unidos. Podríamos
mostrar también lo sucedido en los últimos veinticuatro
meses con la lenalidomida, medicamento que tiene en la
Argentina un original comercializado por un laboratorio
local.
Quisiera derrumbar algunos mitos que existen
respecto de la industria y otros que esta quiere sostener.
Lamentablemente, en nuestro país no se elaboran muchos
medicamentos y, tal como aquí se dijo, la industria
multinacional produce cada vez menos e importa con una
relación monetaria ampliamente favorable –lo cual mejora
claramente su rentabilidad en euros y en dólares sin la
exigencia siquiera de transferir tecnología, capacitar,
ocupar y demás acciones pertinentes de la materia.
La reunión que se lleve adelante sobre precios
será determinante porque hay organizaciones de la seguridad
social muy importantes, empezando por el PAMI, las obras
sociales provinciales y las empresas de medicina prepaga,
que tienen un grave problema de costos por el precio de los
medicamentos. En este sentido, el Estado, principal
comprador, mira al sudeste; hace muchos años que el Estado
mira al sudeste.
Debo recordar que el artículo 7° de la ley 25.649
13
obligaba al Ministerio de Salud de la Nación a publicar
todos los productos, especialidades medicinales y marcas de
cada medicamento, para que todos conociéramos las
diferencias de precio entre los elegidos por el
farmacéutico y la cámara.
Insisto en que dicha reunión sobre precios deberá
contar con un marco y una convocatoria análogos, además de
que tendrá que anunciarse con mucha antelación.
Yendo al tema de genéricos, quisiera hacer
referencia a tres o cuatro mitos. La ley de patentes fue
una ley vergonzante para este Congreso por actos explícitos
de corrupción y lo único que dio a la industria nacional
fue un plazo mayor para el pago de royalties o regalías;
pero no garantizó el desarrollo salvo, como sucede en la
Argentina, que ese desarrollo fuera pactado libremente por
las empresas. En consecuencia, creer que hoy en la
Argentina no hay acuerdo entre las multinacionales y la
industria nacional es no saber dónde vivimos. Ustedes van a
encontrar laboratorios cuyo ibuprofeno es desconocido, pero
que vende medicamentos oncológicos de primera línea, y es
prescripto por todo el mundo en nuestro país. Entonces, la
industria se gobierna a sí misma.
Luego, quiero recordar dos cosas. Primero, el
medicamento es un producto tutelado por ley. Segundo, lo
fabrica una empresa pública o privada, que necesariamente
debe contar con un profesional farmacéutico de lo
contrario, no lo podría hacer, lo prescribe un médico o un
odontólogo y lo distribuye un almacén de drogas; hoy, la
mayoría de las droguerías son de la propia industria.
Claramente, un paciente analizado como
consumidor, como sujeto de derecho, debería poder elegir el
medicamento de su preferencia. El problema con la ley
25.649 es que, como bien dijo la señora presidenta de la
comisión, la reglamentación fue más allá de la propia
norma: el decreto 987/03, ante la posibilidad de sugerir
una marca, prácticamente impedía la sustitución o la
elección. Entonces, los planteos que hizo Cooperala hay que
atenderlos y discutirlos.
La Argentina no tiene una norma de medicamentos
genéricos y está muy bien que no la tenga. Si para ello hay
que definir qué es un medicamento genérico fuera del
sistema de bioexenciones, como hizo España, para que no
bajen los precios y oligopolizar, es preferible no tenerla.
Lo que hay en la Argentina es un concepto de similitud o
copia, algo natural en un país que fue, en el mejor sentido
del término, “pirata” durante muchos años porque no pagaba
royalties o regalías.
Para modificar la prescripción por marca, no hay
que agitar el fantasma de que hay que sancionar una ley de
medicamentos genéricos. Olvídense, porque en primer lugar
sería derrumbar cuarenta años de desarrollo de la industria
local, algo que ya se dijo acá.
Otra cosa es que, al no sugerir la marca, nadie
está imponiendo que una empresa cambie un excipiente, la
formulación o lo que la farmacopea tiene registrado para
poder elaborar determinado fármaco. Vamos a una
prescripción por Denominación Común Internacional, como ya
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tenemos. Lo que hacemos es quitar al lobby la trampa que
impuso de: si me sugerís la marca yo no hago más nada. El
consumidor queda preso de un nombre de fantasía.
Otro tema es que la calidad de medicamentos en la
Argentina debería potenciarse y ser mucho más estricta con
todos: con los productos originales y con los productos de
acuerdo comercial para comercializar. Ustedes saben que los
laboratorios internacionales usan a los laboratorios
nacionales, que tienen un gran canal comercializador, para
introducir sus productos porque a veces es más rentable ese
acuerdo que tener un ejército de agentes de propaganda
médica.
Como docente y farmacólogo quiero decir que
queremos prescribir como se nos enseñó en la Facultad de
Medicina o en la Facultad de Odontología; solamente eso.
Si lo hacemos, tendremos que empezar a fiscalizar
alguna vez en este país. Algún día, la industria deberá
irse del PAMI. Ya han pasado demasiados gobiernos como para
que la industria siga administrando el convenio con el PAMI
por el cual se prescribe por nombre genérico y no opera la
elección de marca.
A raíz de este convenio hubo presentaciones
judiciales. Este es el único país en el mundo donde las
cámaras de la industria farmacéutica están a cargo del
principal comprador de medicamentos gestionando la
cobertura. Ni en el lugar más recóndito de este planeta
incluyendo los Estados Unidos van a encontrar un país donde
suceda esto. Acá está la gente de la Cámara Argentina de
Medicamentos Genéricos y de Uso Hospitalario (CAPGEN), que
no sé cuánto peregrinó para entrar en el convenio con el
PAMI.
Entonces, lo que digo claramente es que, si
legislamos, la autoridad de aplicación cumpla el rol de
fiscalizar. Si yo leo en la ley 25.649 que una receta que
no tiene el principio activo identificado por su
Denominación Común Internacional por ejemplo, una receta
que no diga “amoxicilina” se dará por no prescripta ya que
sería una recomendación ilegal, no hay que hacer nada. Es
la normativa vigente y solo hay que hacerla cumplir.
Uno lee todo el tiempo que en 2005, como decía un
compañero antes, había un 57 por ciento de medicamentos
prescriptos por nombre genérico.
Si los convenios de la seguridad social no pagaran aquellas
recetas que carecen de prescripciones por nombre genérico,
se terminaría ese porcentaje. Lo único que hay que hacer
para no pagar una receta que no tiene la Denominación Común
Internacional es ver qué le falta, porque hoy el marco
regulatorio no sugiere sino que impone ese control.
Dicho esto, me parece que las tres modificatorias
a la ley 25.649 son pertinentes y legales, y no alteran
ningún rol institucional; no alteran el rol de dispensador
del farmacéutico ni el de prescriptor del médico. Mis
colegas tienen una profunda desinformación sobre las marcas
que recomiendan; o sea que habría que preguntarles cuál es
el motivo por el que recomiendan marcas de las que
desconocen prácticamente todo. No les puedo explicar qué
ocurre si entramos a nivel de excipientes. Me parece que
15
acá hay un conflicto de intereses.
Soy médico farmacólogo y me acompaña la
farmacéutica Guadalupe Soulages, con quien hace muchos años
trabajamos en seguridad social y en el sector público
defendiendo los intereses y los derechos del paciente. Me
parece que esta es una buena oportunidad para que el
paciente sea un sujeto activo, que así como tiene que
esperar que una estrella entre comillas de la televisión
argentina ponga en sus manos un producto de marca para ver
qué tiene que usar o pedirle al médico, entienda que hay
una legislación que lo cuida y le permite elegir. Nada es
mejor que poder elegir.
No puedo dejar pasar la recomendación de
Cooperala de que haya farmacéuticos en las farmacias ni
puedo dejar de decir a esa institución y a todos los
miembros de la industria farmacéutica que ha cambiado la
distribución de medicamentos a partir del correo. Me
gustaría saber con cuántos farmacéuticos cuenta el correo,
que remite medicamentos a todo el país. El Correo Argentino
y el correo privado están facultados, como operadores
logísticos, a tomar un medicamento en condiciones técnicas
complejas y llevarlo a una farmacia, a un hospital o a una
farmacia hospitalaria de una clínica privada.
Para terminar, quiero decir que es muy importante
convocar al Cosspra, a las obras sociales provinciales, que
hoy representan a casi ocho millones de personas, siendo
todas ellas empleados del Estado. De dichas obras sociales
depende fuertemente el acceso a la salud, no solo a los
medicamentos, de estas personas.
Me parece muy importante tener una profunda
discusión sobre la posición que debe tomar la Argentina con
respecto a regular el precio de los medicamentos. Es
absolutamente vergonzante que se haya vetado el artículo 7°
de la ley 25.649, que imponía la elaboración de un listado
oficial de precios en la República Argentina a cargo del
Ministerio de Salud de la Nación y de la ANMAT, porque
permitía entrar por nombre genérico a ver todos los
certificados y especialidades registradas y comparar por
precio. De esto se trata.
Ese veto explícito del entonces senador Duhalde,
para decirlo claramente, impidió derogar el Manual
Farmacéutico y el Kairos, que es el listado oficial de
precios que tiene la República Argentina. Esto es un
chiste. Los invito a ver cómo un medicamento publicado a
234.000 pesos, estoy dando un ejemplo de hoy por la mañana,
se vende a 75.000 pesos. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- La Presidencia informa que la
reunión se está llevando a cabo con quórum, porque tanto la
Comisión de Defensa del Consumidor, del Usuario y de la
Competencia como la de Acción Social y Salud Pública,
cuentan con el tercio de miembros presentes requerido por
el reglamento para funcionar. Estamos considerando el
proyecto de ley contenido en el expediente 770-D.-2016, por
el que se modifica el artículo 2° y se sustituye el
artículo 3° de la ley 25.649, sobre utilización de
medicamentos por su nombre genérico.
16
Sr. Solanas.- Si se me permite, señora presidenta, dado que
contamos con el quórum necesario sugiero que se pase a la
firma el dictamen.
Sra. Schwindt.- Estoy de acuerdo, señora presidenta.
Sra. Presidenta (Gaillard).- Este tema ya fue tratado en
una reunión anterior de la Comisión de Acción Social y
Salud Pública. Al haber sido girado también a la comisión
que preside la señora diputada Schwindt y siendo ésta una
reunión conjunta entre ambas, la Presidencia entiende, si
no se formulan objeciones, que se puede proceder a la firma
del dictamen.
- No se formulan objeciones.
Sra. Presidenta (Gaillard).- Se pasará a la firma del
dictamen.
Tiene la palabra la doctora Silvia Lucangioli,
subsecretaria de Transferencia Tecnológica de la Facultad
de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
Sra. Lucangioli.- Señora presidenta: muchas gracias por la
invitación.
Coincido ampliamente con la observación de que en
la Argentina no tenemos una ley de medicamentos genéricos
como en España o incluso en Brasil. Sí tenemos una ley de
prescripción por Denominación Común Internacional.
También coincido con la idea de que es muy difícil
instalar el tema. De acuerdo con las normas internacionales
sobre medicamentos genéricos, cuando se vence la patente
hay que efectuar estudios de bioequivalencia y de
disponibilidad, así como bioexcepciones. Esto debe ser
acompañado por la autoridad regulatoria, que considero
debería estar aquí presente.
Nuestra posición, en lo que se refiere a la parte
académica, es de apoyo a la prescripción por nombre
genérico. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Para hacer algunas
aclaraciones respecto de la intervención del doctor
Touloupas, tiene la palabra el licenciado Juan Carlos
López.
Sr. López.- Señora presidenta: como bien señaló, quiero
hacer algunas aclaraciones relacionadas con la brillante
exposición del doctor Touloupas.
En primer lugar, hay doscientas cincuenta
droguerías en la República Argentina. Por lo tanto, es
absolutamente imposible que la industria farmacéutica tenga
la mayor parte de esas droguerías bajo su tenencia
accionaria. Eso no es así.
Sr. Touloupas.- ¿Por qué distribuye a altos costos con tres
droguerías?
Sr. López.- No; distribuye con más de tres droguerías,
17
doctor Touloupas.
Sr. Touloupas.- ¿Con cuántas?
Sr. López.- Con más de doce droguerías. Está la información
a su disposición.
La segunda cuestión se vincula con la calidad de
los medicamentos. La Argentina integra un selecto grupo de
treinta y cuatro autoridades sanitarias de primer nivel
mundial el sistema PIC/S, y es el único país
latinoamericano que ha logrado que la ANMAT ingrese a ese
sistema. Este es uno de los elementos más importantes que
le permiten exportar medicamentos a todas partes del mundo.
La Argentina exporta a ciento veintidós países por algo así
como 920 millones de dólares, cuando hace diez o doce años
exportaba menos de 50 millones de dólares a poco más de
catorce países.
El tercer tema, que no solo tocó el doctor
Touloupas, fue el de los precios. En este punto hay un
elemento no menor para discutir. Muchas veces se comparan
los precios de la República Argentina con los de otros
países. Existen dos elementos centrales en la economía. La
economía es un sistema de precios y cada país tiene el
suyo. En la Argentina hay un elemento central que
distorsiona el sistema de precios de los medicamentos que
tiene que ver con la faz impositiva. Mientras en los
principales países del mundo los medicamentos tienen
gravamen cero, en la Argentina están gravados con un 21 por
ciento. Además, cargan con tributos provinciales y
municipales. Por lo tanto, es muy difícil hacer una
ponderación matemática exacta de cuál es el precio en la
República Argentina en relación con otros países.
Entonces, cuando se habla de precios hay que
hacerlo con sutileza, porque las comparaciones no son
lineales.
Discutir los precios en la Argentina implica detraer del
precio que aparece en el manual farmacéutico un montón de
impuestos que hacen que el precio quede al 60 o 65 por
ciento.
En cuarto lugar, tenemos los vademécums. La
autoridad sanitaria, a solicitud de la Secretaría de
Comercio, detenta el Vademécum Nacional de Medicamentos,
información de dominio público a la que se accede mediante
un link desde el sitio de la ANMAT. Cualquier habitante de
la República Argentina puede ingresar y conocer todos los
precios de la industria farmacéutica. Cabe señalar que en
este momento está en proceso de actualización.
El último punto que me parece sustancial que sea
diáfano es que, en nuestro país, la prescripción de
medicamentos no es igual en toda la seguridad social. El
IOMA el doctor Touloupas conoce este tema en profundidad
porque trabajó muchos años y muy bien al respecto prescribe
hoy no hace diez años más del 49 por ciento de sus recetas
por nombre genérico. En consecuencia, decir que la
seguridad social no prescribe por nombre genérico es falso.
Tengamos cuidado con los términos que utilizamos y con las
aseveraciones que formulamos porque hay información que es
18
de dominio público; no es una información que solo poseen
las cámaras.
En este marco, otro aspecto que hay que analizar
es que desde que la República Argentina entró en la
severísima crisis de 2002, la industria farmacéutica ha
apoyado a muchas obras sociales provinciales y al PAMI con
numerosos descuentos. Entonces, el nivel de precios que
estamos discutiendo implica también el aporte a la
seguridad social para que el sistema funcione. (Aplausos.)
Sr. Caivano.- Si la señora presidenta me permite, solo
quiero aclarar que yo no dije que no había farmacéuticos; a
lo mejor se entendió mal o yo me expresé mal. Si así lo
hice, pido disculpas.
Lo que yo afirmé es que en las farmacias
generalmente solo hay un farmacéutico. Con una ley que
dispone la prescripción por nombre de Denominación Común
Internacional, cada despachante de farmacia debería serlo.
Un farmacéutico no puede atender a treinta personas; no me
lo imagino. ¿Cómo va a hacer para explicar los excipientes
que tiene cada producto cuando tiene cincuenta personas
esperando? Cuando uno entra a farmacias comunes –no quiero
dar nombres, pero podemos citar el caso de Farmacity, hay
cincuenta personas y no creo que haya cincuenta
farmacéuticos; hay uno. Siendo así, tendríamos que pensar
en ir a la farmacia con seis o siete días de anticipación;
es decir, si para el lunes que viene necesito un
medicamento, voy hoy a buscarlo.
Yo no dije que no había farmacéuticos; es más, sé
que es obligación que haya uno.
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el doctor
Jorge Rachid, médico sanitarista, a quien le solicito que
sea muy breve para que puedan hablar todos los expositores
antes de finalizar la reunión.
Sr. Rachid.- Señora presidenta: seré muy breve.
Dos aspectos centrales que motivaron esta
reunión, el impacto de la medicalización y el rol de la
industria, merecen respuestas más allá de las precisiones
finitas porque tienen que ver con la política.
Como bien dijeron algunos de quienes me
precedieron en el uso de la palabra, hay elementos
suficientes como para abonar que el mercado es
absolutamente contrario a las políticas sanitarias. Si
estamos hablando de salud, no podemos hablar de mercado.
Este es un dato que va a tener que resolver la política; no
podemos hacerlo los médicos ni los farmacéuticos ni las
cámaras. O es el Estado el que establece, a través de la
política, que el mercado no existe más en el ámbito de la
salud y que la salud es un bien social que debe proteger
integral y totalmente tanto a nivel de precios como de
prestaciones, o vamos a estar siempre ante el dilema de qué
fue primero, si el huevo o la gallina.
Me parece que esta es una discusión política, señora
presidenta, que tiene que ver con la medicalización.
A partir de la publicidad de los medicamentos y
19
del impacto que tienen en todo el país los estímulos
directos e indirectos, no solo sobre la prescripción sino
también sobre mis colegas, de la industria farmacéutica,
indudablemente la distorsión de precios es absoluta.
Esto tiene que ver con el ciclo que estamos
viviendo y también con la liberación de las patentes, que
va a hacer aumentar los precios de los medicamentos. Quiero
aclarar que no estamos en contra de la industria nacional.
Es más, fue Ramón Carrillo quien inició la industria
nacional; también fue Ramón Carrillo quien creó la EMESTA.
A partir de allí empezó la industria nacional en la
Argentina, una industria que tiene 100.000 trabajadores y
una excelencia que todos saludamos; pero no saludamos la
multiplicidad de precios que aplica a partir de copiar los
modelos multinacionales de gestión que condicionan,
lesionan y desfinancian los sistemas solidarios de salud en
la Argentina.
Este es el impacto que tiene la medicalización.
Quería dejar esto planteado porque en las próximas
reuniones me voy a referir a otros asuntos.
Reitero que no somos un sistema de precios; somos
un pueblo que necesita un sistema sanitario y un plan
estratégico de salud, con políticas de Estado que protejan
a los 42 millones de argentinos. Para eso se sancionó la
ley de producción pública de medicamentos y para eso se
establecieron precios testigos. Gracias a ello tenemos la
posibilidad de atender a nuestros enfermos crónicos sin que
les cueste un peso. A partir de políticas exactas se evita
el impacto en el segundo nivel de internación de ingentes
masas de recursos que, obviamente, están poniendo las
mangueras de la solidaridad hacia fuera, porque esto tiene
más que ver con un sistema de lucro que con un sistema
solidario. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Antes de escuchar a la
Asociación Agentes de Propaganda Médica, para una breve
intervención tiene la palabra el señor diputado Castagneto.
Sr. Castagneto.- Señora presidenta: es muy enriquecedor el
debate y lamentamos mucho la ausencia del bloque Cambiemos,
especialmente en las comisiones referidas a la salud.
Además, cada vez que citamos al ministro de Salud y a la
ANMAT tampoco se hicieron presentes. Hubiera sido
importante que hoy estén acá para debatir no solo este
proyecto sino también otros cuyo tratamiento está parado.
Asimismo, hay explicaciones que tiene que dar el
ministro de Salud a esta comisión. Por eso reitero la
necesidad de citarlo, porque éste es un tema que hay que
debatir a fondo. Si bien existen distintas posturas, más
allá de los criterios de las diferentes federaciones
entiendo que se puede unificar una posición.
En su oportunidad, cuando estuve en la gestión,
quisimos hacer un convenio único donde se integraran las
cuatro federaciones con un precio único. De esa forma, el
Estado nacional podía comprar al mismo valor ya fuera en el
PAMI, en la ANSES, en el área de salud o bien en la de
desarrollo social.
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Quiero que quede en claro que estos son debates
profundos, no triviales, y que el bloque Cambiemos no está
participando, como tampoco lo hacen el ministro de Salud y
la ANMAT.
Sra. Presidenta (Gaillard).- La Presidencia rectifica lo
que dijo al inicio porque son dos, Coooperala y CAPGEN, y
no una las cámaras de la industria farmacéutica que se
hicieron presentes.
Agradezco su presencia y, más allá de que tengan
observaciones para hacer al proyecto, la idea es que estén
todas las voces y podamos trabajar desde distintos aspectos
teniendo en cuenta su opinión.
Tiene la palabra el señor José Charreau, en
representación de la Asociación Agentes de Propaganda
Médica.
Sr. Charreau.- Señora presidenta: los agentes de propaganda
médica, conocidos como visitadores médicos, sabemos de qué
trata este tema porque somos parte de la industria
farmacéutica. Como tales, podemos aportar algunos datos que
me parecen interesantes.
La producción de medicamentos genéricos, en la
Argentina no existe. Todos los laboratorios los venden y no
tengo problema en mencionar algunos: Roemmers, Gador, Elea,
Casasco y Baliarda. Los fármacos genéricos que
comercializan, expliquémoslo bien, son comprados a la
India. Esto no lo digo en forma metafórica: vienen en
barriles desde ese país y acá lo único que se hace es el
packaging del producto.
Lo que dicen los miembros de Cooperala sobre los
precios es una verdad a medias; las comparaciones a veces
no corresponden porque la Argentina tiene un sistema
impositivo diferente. Si fuera como ellos afirman, cómo
puede ser que haya laboratorios que vendan una droga a 10 y
otros a 20 pesos, por así decirlo, si la traen del mismo
lugar con el mismo costo. Por lo tanto, el precio en la
Argentina está al libre albedrío.
En el país no existe efectividad, me hago cargo
de mis palabras, en la Secretaría de Comercio ni en la
ANMAT ni en el Ministerio de Salud. Contamos con una gran
cantidad de denuncias con respecto al precio de los
medicamentos y a la publicidad engañosa. La publicidad
engañosa es real, todos la vemos en televisión; hay un gran
número de mediáticos publicitando fármacos que mienten,
engañan y falsean porque dan a los medicamentos propiedades
que no tienen y tiempos de curación que no existen. Puedo
decir fehacientemente que no hay organismo de control
alguno que actúe. Esto lo hemos presentado en forma
personal y por nota ante el Ministerio de Salud, la ANMAT y
la Secretaría de Comercio.
En la Argentina, nadie nos ha discutido que el
medicamento tiene un costo fijado en forma independiente.
Nunca nadie nos ha discutido esto. Hemos hecho las
denuncias por escrito y es falso que esto no sea cierto.
Ninguna cámara de laboratorios farmacéuticos ha dicho lo
contrario ni ha rebatido lo que indicamos.
21
El mismo medicamento con igual presentación tiene
diferente valor en Europa –en el país de origen de la droga
y en Argentina. Hay una diferencia importante, no del 5 o
10 por ciento sino del ciento por ciento, del 80 por ciento
o del 70 por ciento.
En el transcurso de esta reunión alguien
manifestó que los medicamentos genéricos tienen el mismo
valor que los de origen. Esto es cierto. En cualquier
listado de droguería los medicamentos –sobre todo los de
alto costo tienen el mismo precio o uno parecido, pero el
descuento es muchísimo mayor. Por ejemplo, un producto que
tiene un valor de 100.000 pesos, igual que el genérico, de
pronto tiene un descuento del 70 o del 80 por ciento, lo
que es realmente significativo.
22
Creo que correspondería a la Secretaría de Comercio
fijar el precio del medicamento ya sea por el costo real,
por la diferencia que hay respecto del efecto terapéutico
del tratamiento anterior o por el comparativo de precios
con otros países. No hay una voluntad política de fijar los
precios de los medicamentos como corresponde, aun cuando
hay muchísimas herramientas disponibles para hacerlo.
En la Argentina se venden aproximadamente 75.000
millones de pesos en medicamentos, aunque probablemente la
cifra sea mayor. Hay una cantidad de medicamentos que
figuran en los manuales farmacéuticos –según IMS, que es
una consultora de la propia industria, y otra
correspondiente a medicamentos ocultos. ¿Cuáles son? Son
aquellos que no aparecen en los manuales farmacéuticos.
Como no existen allí, no suman al valor general. Desde hace
un tiempo empezaron a incluir una cantidad determinada de
productos, pero no porque sean gente buena y generosa que
quiere dar toda la información posible sino simplemente por
las denuncias, que evitan el ocultamiento del precio del
fármaco. Pero el precio del fármaco es producto del libre
albedrío y lo fija la propia industria. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Antes de dar la palabra al
doctor Leonardo Verna, que es médico psiquiatra y fue
subadministrador de la ANMAT, quiero indicar que están
anotados para hacer uso de la palabra a continuación el
doctor Mario Domínguez, quien ha venido desde Paraná, Entre
Ríos, y es titular del laboratorio Domínguez Lab, dedicado
a bioequivalencia; la doctora Lorena Di Giano, de la
Fundación Grupo Efecto Positivo y, por último, el doctor
Antonio Raúl de los Santos, secretario general de la
Academia Nacional de Medicina.
Tiene la palabra el doctor Leonardo Verna.
Sr. Verna.- Señora presidenta: agradezco esta invitación.
Voy a ser breve porque suscribo las palabras de
casi todos los colegas que han expuesto. Discrepo
parcialmente con algunas preocupaciones de los
representantes de Cooperala y quiero aclarar algo que me
parece fundamental que todos puedan terminar de entender,
porque tal vez ha habido falta de información o, incluso,
cierta desinformación. Me refiero a qué son los genéricos.
En esta misma reunión se ha dicho que en la Argentina no
existen los genéricos, que habría que hacer algo con ellos,
que en realidad hay prescripción por nombre genérico, que
no se sancione una ley al respecto, etcétera. Es decir que
se han dicho muchas cosas sobre los genéricos. También se
han nombrado los medicamentos que podrían ser similares,
como establece la disposición de la ANMAT, o medicamentos
copia o multifuente, como propone una definición de la
Organización Mundial de la Salud.
En principio, lo que me parece importante resaltar
es que los medicamentos que vamos a seguir llamando
“genéricos” porque así los ha denominado todo el cuerpo
normativo al sacar la terminología “similares” son aquellos
que han pasado todas las evaluaciones requeridas por la
ANMAT. La ANMAT, y en esto coincido con los representantes
23
de Cooperala, es un organismo del Estado reconocido
internacionalmente como una agencia reguladora de
referencia. Todo medicamento innovador, genérico o como
prefiera llamarlo cada uno registrado ante la ANMAT ha
superado las pruebas de seguridad, calidad y eficacia.
En consecuencia, el temor ante la sustitución o
la menor eficacia de algunos medicamentos genéricos o de
segundas marcas dentro de ellos son infundados. Si hubiera
algún tipo de evidencia al respecto, debería estar bien
documentada y reportada por todos los colegas y pacientes
ante la ANMAT a través de los respectivos formularios de
denuncia.
Hay casos en los que, ante una denuncia, se
hicieron diversos estudios recuerdo uno especialmente sobre
el midazolam, un hipnótico inductor de la anestesia y no se
encontraron diferencias significativas en la eficacia del
medicamento al comparar los innovadores con los genéricos o
copias.
Por otro lado, quisiera resaltar que no hay una
definición de genérico cerrada o única. Si revisamos la
normativa de los distintos países de la región, no hay una
sola coincidencia. Algunos dicen que es un medicamento cuya
patente venció y que puede entonces comenzar a ser
producido por otra empresa; otros exigen que a ese
medicamento se le hagan pruebas de bioequivalencia y, para
otros, ninguna de estas acciones es necesaria. En todo
caso, tendremos que redefinir qué significa para nosotros
un genérico.
Los representantes de Cooperala expresaron su
temor ante la posibilidad de que se empiecen a exigir
pruebas de bioequivalencia en medicamentos que tienen más
de veinte años en el mercado, cuando no ha habido ningún
reporte de falta de eficacia ni de problemas de seguridad.
Estoy de acuerdo en este punto, aunque no creo que sea algo
necesario cuando es la propia ANMAT el organismo que ha
definido, a través de distintos comités de expertos, cuáles
son los medicamentos que sí requieren tener pruebas de
bioequivalencia –que fueron hechas y cuáles no.
Respecto de la bioequivalencia de la que hablará
el siguiente expositor, no hay tampoco una normativa única
ni una verdad indiscutible sino diferentes criterios de las
distintas agencias regulatorias. Hay países en los que, de
noventa y seis medicamentos, en setenta se practicaron
pruebas de bioequivalencia; otros donde tan solo se
hicieron en treinta y seis medicamentos y otros en los que
apenas se efectuaron en quince o veinte. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor José
Luis Tombazzi, de la Cámara Argentina de Productores de
Medicamentos Genéricos.
Sr. Tombazzi.- Señora presidenta: a mi juicio, y al de la
cámara que represento, esta convocatoria se basa en un
incumplimiento. Es decir, hay una ley vigente y un
incumplimiento evidente. Este es el punto sobre el que
quisiera poner el énfasis.
Si bien los expositores que me precedieron
24
demostraron y explicitaron claramente distintas situaciones
mencionaron los precios, porque el interés común hace que
exista una evaluación comparativa entre los medicamentos,
yo quisiera hacer una referencia específica para poner en
blanco sobre negro lo que ocurre con la comparación entre
los precios de los medicamentos, en particular con los
genéricos, en los denominados concursos públicos o
licitaciones. Es allí donde queda claramente establecido
dónde el requerimiento por denominación común internacional
evidencia las diferencias de precio.
Las compañías que agrupa CAPGEN, que son más de
veinte, históricamente han representado al segmento
proveedor básicamente de la seguridad social a todo nivel
nacional, provincial y municipal, caracterizado por su
participación, como todos sabrán, en los grandes concursos
públicos a nivel nacional, como el Remediar y el Plan
MaternoInfantil. Nosotros entendemos que es francamente
positiva la situación superadora que representa contar con
esta iniciativa.
Desde ya que no existe la solución total, que es
la que uno siempre busca; pero, a nuestro entender, la
situación de fondo no está resuelta de esta manera. Sería
necesario, sin lugar a duda, avanzar en una ley de
genéricos; una ley que sea capaz de regular ampliamente la
situación y la problemática del medicamento en la
Argentina. No hay ninguna duda de que ese es el camino si
uno compara con países de alta vigilancia sanitaria, donde
los porcentajes son abrumadoramente positivos a favor del
medicamento genérico.
Miren ustedes a los países escandinavos, al Reino
Unido y a los Estados Unidos. El verdadero aporte del
medicamente genérico es efectivamente a solventar los ya
jugosos presupuestos de salud en lo que tiene que ver con
medicamentos y ahí está la verdadera contribución de la
industria y del medicamente genérico en particular.
Quiero detenerme un minuto en dar una explicación
y, en alguna medida, contradecir lo dicho aquí con
referencia a la industria nacional. La industria nacional
farmacéutica es reconocida mundialmente. Simplemente
refiéranse al nivel exportador que tenemos y a los países a
los cuales les exportamos. No solamente hacemos la
manufactura; hacemos investigación y desarrollo local.
En lo referente a la cadena profesional, el
farmacéutico está involucrado en absolutamente toda la
línea, desde la concepción misma del API farmacéutico, del
activo farmacéutico, hasta la dispensa. Esto garantiza una
calidad uniforme, que está respaldada siempre a través de
la normativa, del control de la ANMAT, agencia sanitaria
insisto que ha logrado un galardón pocas veces reconocido,
como son las PIC, que solamente 34 países del planeta son
destacados de esta manera.
La Pharmaceutical Inspection Convention es una
convención entre agencias inspectoras de los países más
exigentes en esta materia y que dan una comparabilidad de
alta calidad en los medicamentos que se producen.
Finalmente, para terminar, quiero explicar
también una necesidad que tiene esta cámara, y por ende
25
nuestros asociados, que es la de poder participar en el
sistema de seguridad social, porque nos sentimos excluidos
de él a través de, por ejemplo, la obra social más grande
del país, me refiero concretamente al PAMI. Nosotros, por
el sistema y la mecánica que existe, lamentablemente nos
vemos obligados a comercializar por un canal independiente.
Pero sin lugar a dudas, traducimos nuestra
ventaja de productores locales a toda la geografía del
país, porque con un gran esfuerzo logramos llegar a todo el
país. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor
Mario Domínguez, titular del Laboratorio de
Bioequivalencias DominguezLab.
Sr. Domínguez.- Señora presidenta: agradezco la invitación.
Este debate ha sido muy bueno.
Ante todo, me quiero presentar. Yo soy
farmacéutico, soy bioquímico, especialista en bioquímica
clínica y me dedico al campo de la investigación clínica
para demostrar equivalencia terapéutica en los medicamentos
genéricos.
Estamos autorizados por más de diez autoridades
sanitarias del mundo para garantizar la eficacia y
seguridad de los medicamentos. Desde esa óptica es que si
bien me parece muy rica la charla, ya que con la
denominación de los medicamentos por el nombre genérico lo
que se está tratando de buscar es que haya más acceso a la
salud pública, el problema que tenemos en la Argentina es
otro y es grave.
Hay que levantar la alfombra y ver qué hay debajo
porque estamos hablando de precios de mercado, pero lo más
importante es que los medicamentos tienen que garantizar la
eficacia y seguridad, sea un original, un similar o un
genérico.
Recién los colegas decían que hay una gran
confusión. En la Argentina, ¿tenemos genéricos o no?
¿Tenemos similares? ¿Tenemos originales? Existe una
confusión generalizada sobre cómo denominar a estos
medicamentos.
En la filmina que se muestra en pantalla se
observan todos los tipos de medicamentos que coexisten en
nuestro mercado. Están los originales, que son los que se
inventaron y obtuvieron la patente, y con estudios clínicos
demostraron que ese principio activo que se quiere
prescribir es seguro y eficaz para una determinada terapia.
Los originales tienen los estudios clínicos realizados y
cuya patente tiene un período de vencimiento.
Luego aparecen diversos tipos de medicamentos. En
realidad el principio activo siempre es el mismo, en
algunos casos hay genéricos que son intercambiables,
aparece el concepto de similar de marca, el cual no ha
demostrado intercambiabilidad y el similar que tampoco ha
demostrado intercambiabilidad.
Si nosotros queremos que en la farmacia se pueda
elegir libremente el medicamento que prescribió el médico,
primero tienen que ser intercambiables, porque si no
26
estamos hablando de un paso futuro. Si no son técnicamente
intercambiables, y por lo tanto intercambiables y seguros,
de nada sirve modificar la ley, porque nos está faltando el
paso previo.
Es incorrecto lo que se decía que sobre registrar
un medicamento genérico. Obviamente es distinto según los
países, pero en un país desarrollado no puede entrar un
medicamento genérico si no ha demostrado eficacia y
seguridad. Esto se hace con dos tipos de pruebas
reconocidas: bioequivalencias y bioexcepciones; uno es un
estudio in vivo y otro, in vitro.
Actualmente en la Argentina tenemos pocos
genéricos porque son muy pocos los medicamentos los que han
demostrado intercambiabilidad, bioequivalencia, y por lo
tanto, muy pocos los que están comprobados que son eficaces
y seguros.
La gran mayoría de los medicamentos que tenemos
en la Argentina son similares, como también se habló. Hay
algunos que son de marca reconocida y otros que son de
laboratorios no tan conocidos. Todos tienen el mismo
principio activo.
El 70 por ciento de los medicamentos que
consumimos en la Argentina no han demostrado eficacia y
seguridad, y ese el problema. ¿Qué quiere decir? ¿Que no
son eficaces y seguros? No, no sabemos. No lo han
demostrado. Nosotros, que nos dedicamos a esto, estimamos
que posiblemente un tercio de ellos no sea intercambiable
con el original.
No es correcto lo puntualizado en relación con
que la ANMAT no ha recibido quejas sobre los medicamentos.
En 2016 la directora de farmacovigilancia de la ANMAT
señaló que el 32 por ciento de los reclamos fueron por la
eficacia.
Por otro lado, en la Argentina no existe una ley
que obligue a demostrar la calidad de los medicamentos por
medio de estos estudios de equivalencias. Cabe mencionar
que la ANMAT está trabajando para garantizar esto desde
1999, pero a un ritmo inconstante.
No es cierto que en América Latina no se exige
nada. Por ejemplo, todos los medicamentos que consumamos en
México o Brasil son intercambiables. Es decir, podemos
tomarlos de la farmacia, y está garantizada la eficacia y
la seguridad de todos ellos. Si miramos la escala de los
distintos países de Centro América encontraremos que en
algunos casos están peor que nosotros y en otros casos
están mejor.
En los países de alta vigilancia sanitaria -que
nosotros conocemos como de Anexo I- todos los medicamentos
que están en el mercado genérico son eficaces y seguros.
Periodísticamente se habla de la falta de
eficacia de los medicamentos genéricos. Tal como siempre
digo, el nombre es confuso, porque no sabemos cuáles son
genéricos y cuáles son similares.
A continuación, les voy a demostrar qué es lo que
se hace y cómo se demuestra que un medicamento es eficaz y
seguro. Cuando tomamos un medicamento, se empieza a
absorber en el organismo. En la filmina que estamos
27
proyectando se puede observar la curva de la concentración
del medicamento en nuestro cuerpo -en este caso, en la
sangre-, tomamos un tiempo cero y el medicamento se
comienza a absorber, cuando llega al pico máximo es cuando
empieza a ser eficaz y cubre la terapia. Por ejemplo, baja
la fiebre, el colesterol, la presión, cura una enfermedad.
Sin embargo, si no volvemos a medicar, lógicamente, este
principio activo comienza a desaparecer, por eso las
terapias se van medicando cada ocho horas.
En la filmina que estamos observando se grafica
la similitud de la curva de un medicamento original y la de
un medicamento de estudio, tal como le llamamos nosotros.
La curva de la concentración del medicamento que está
dentro del organismo es similar y eso garantiza
indirectamente que si el medicamento genérico que fue
realizado en nuestro país llegó al organismo en esa
concentración va a ser tan eficaz y seguro como el otro. Es
decir, esto le garantiza al médico, al farmacéutico y a
todos los actores de salud que ese medicamento será tan
eficaz y seguro como el que se inventó.
En la siguiente diapositiva se grafica una curva
que muestra qué ocurre cuando un medicamento no cumple con
todo lo expuesto anteriormente. Es decir que tiene un
principio activo, tiene exactamente la cantidad de
miligramos que pide la farmacopea y cumple con los
controles de calidad, pero en su formulación la
concentración de producto de estudio es mucho más baja
respecto del original.
Entonces, no es real que no haya eficacia. Aquí
se puede ver un hipoglucemiante, que es un producto que se
comercializaba en la Argentina, que ganó más de diez
licitaciones del Plan Remediar, cuya finalidad es bajar los
niveles de azúcar en la sangre.
Le consultamos al laboratorio si no tenían
reclamos y nos dijeron que a veces había algunas consultas
en ese sentido. Entonces, les preguntábamos qué pasaba con
los médicos. Ellos medicaban directamente con insulina, es
decir, no causaba el efecto terapéutico y tenían que buscar
un medicamento distinto al hipoglucemiante oral para que
esto pase. El problema aquí no es prescribir medicamentos
genéricos con marca sino que tenemos que saber cuáles son
eficaces y seguros y que esos permanezcan, y cuáles no.
El problema es anterior. Lógicamente, la
industria nacional argentina está preparada para producir
estos medicamentos, y de hecho los produce. Tenemos
medicamentos muy buenos de marca reconocida, otros que no;
y también hay medicamentos que no son eficaces y seguros de
marca reconocida, y otros que no lo son.
La ley señala la posibilidad de la
intercambiabilidad en la farmacia. Pero es una
intercambiabilidad de papeles y no una intercambiabilidad
real técnicamente. Simplemente, con un “papelito”
prescrito con una marca, el farmacéutico lo puede cambiar.
Podría hacerlo si todos fueran intercambiables, y no
hablaríamos de marcas sino simplemente del principio
activo, como se propone en la modificación de la ley. Pero
hoy no tenemos esta herramienta, y hay medicamentos seguros
28
y eficaces, y otros que no.
También se discutió que tenemos mal definido el
concepto de medicamento genérico. Hay muchas opciones en el
mundo, pero sigamos a la OMS y al FDA, es decir autoridades
de prestigio; no vayamos a pedirle a África que nos defina
qué es un medicamento cuando no lo produce.
En primer lugar, la ley debe asegurar la
intercambiabilidad para luego obligar a prescribir por
nombre genérico. Ese es el gran desafío que tenemos en la
Argentina. Parte de las personas que vinieron a esta sala
está informada y alertada. La autoridad sanitaria lo sabe
y está trabajando, y ese es el punto que yo considero
central. En todos los debates se habla de esto, aunque no
ha quedado claro.
¿Cómo se soluciona esto en la mayoría de los
países? Cuando vence el registro de cinco años, se deben
presentar los estudios que apliquen tanto in vitro como en
vivo de acuerdo con cómo se puede desarrollar para volver a
registrar su producto. De esa manera, se va escalando y se
van teniendo medicamentos eficaces y seguros. Así no
habría problemas para la farmacia, para el médico ni para
nadie.
Por su parte, hay que modernizar algunos procesos
en la ANMAT, y ya está trabajando. Sería factible
prescribir obligatoriamente por nombre genérico, porque
todos los medicamentos podrían ser intercambiables en la
farmacia. Habría que informar bien a la población para que
pueda decidir libremente cuál es el medicamento, pero las
personas tienen que ir seguras a la farmacia y saber que el
medicamento es eficaz y seguro para su salud. No puede
elegir por precio con esta duda. Es un solo medicamento,
es un solo principio químico y tiene que actuar de la
manera para la cual se lo investigó y autorizó. Estas
reglas van a generar un mayor acceso a la salud pública de
calidad, que es lo que está buscando esta norma.
Contrariamente a lo señalado aquí, también se va
a fortalecer a la industria nacional. Nosotros nos estamos
quedando afuera de esta industria porque los medicamentos
que producimos no son aceptados en ninguna parte del mundo
puesto que no son intercambiables. Para eso hay que hacer
los estudios, y recién ahí los podremos exportar.
Asimismo, esta iniciativa va a permitir el
desarrollo de la investigación teórica en la Argentina para
desarrollar medicamentos nuevos. Somos productores
similares, de copias; muy poco innovadores se desarrollan
en la Argentina y estamos atados a lo que inventa en otras
partes del mundo. También se va disminuir el déficit
comercial porque vamos a exportar más medicamentos. Además
tendríamos una independencia de medicamentos esenciales,
eficaces y seguros, sin depender de productos seguros de
otros países.
Así que yo valoro este proyecto, pero claramente
quiero dejarles mi preocupación dado que soy un técnico, y
no voy a resolver esto. Es el Congreso el que tiene esta
responsabilidad, y es la autoridad sanitaria quien debe
hacer cumplir la ley.
Ese es simplemente el aporte que vengo a
29
trasmitirles para que entre todos podamos llegar a tener
una terapia eficaz, segura, a bajo costo, para un bien
esencial como es el medicamento, pero si no nos ponemos de
acuerdo todos juntos vamos a seguir trabados, como estamos
hoy, con esta ley que fue muy buena, que se quiere mejorar,
pero le falta, a mi entender, agregar que la eficacia y la
seguridad primero tienen que estar garantizadas para que se
pueda intercambiar en la farmacia. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Vamos a tener en cuenta esta
cuestión de la bioequivalencia.
Tiene la palabra el ex administrador de la ANMAT.
Sr. Verna.- Señora presidenta: si está aprobado y fue
aprobado por la ANMAT no hay manera de decir que ese
medicamento no es eficaz, no es seguro y no es de calidad.
En segundo lugar, las exposiciones que acabamos
de escuchar inducen a pensar que todo medicamento genérico
debe pasar por estudios de bioequivalencia in vivo, por las
curvas que han mostrado, es decir, estudios en personas,
hacer ensayos químicos en personas para demostrar que el
medicamento es seguro y es eficaz. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor
Touloupas.
Sr. Touloupas.- Señora presidenta: la intercambiabilidad
queda subsumida por un concepto previo que es el del
estrecho margen terapéutico de los fármacos. Esa
intercambiabilidad es la que importa. Me ha tocado dirimir
en INCUCAI claramente inmunosupresores genéricos.
Entonces, decir que el 70 por ciento de los medicamentos en
la Argentina no tiene seguridad y eficacia es desconocer lo
que es un certificado de una especialidad medicinal.
En segundo lugar, parece ser que exportamos al
mundo medicamentos que no están debidamente probados.
Asumir equivalentes farmacéuticos como copias, similares o
genéricos es un problema jurídico, no me importa, pero
debemos tener en claro que la calidad de los medicamentos
argentinos es un problema muy resuelto, que todavía le
falta, pero está muy resuelto; que la calidad de la
industria nacional y multinacional en la Argentina es de
referencia, esto hay que decirlo.
Lo que la industria tiene es una capacidad de
cooptar con estrategias de mercado la posibilidad de
elegir, que es lo que estamos discutiendo. Ahora, después
yo quiero intercambiabilidad, como dice la FDA, como acá se
ha dicho, para moléculas que no tienen bioextensión. Con
esto se termina el tema, es así. Son el 7 u 8 por ciento
del mercado de fármacos. Digo esto porque si no nos vamos
con una idea equivocada.
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor
Caivano.
Sr. Caivano.- Señora presidenta: no cabe duda de que en la
Argentina la calidad de los medicamentos producidos sea en
30
empresas nacionales o multinacionales es de referencia en
el mundo y de eso no cabe ningún lugar a dudas.
Creo, y fue lo que yo intenté decir en mi
exposición, que muchas veces medicamentos con un muy buen
principio activo acá disiento totalmente de la opinión del
representante de los visitadores médicos, porque no son de
China, yo fabrico mis medicamentos o los mando a fabricar a
un tercero, y el 90 por ciento son así, tengo a disposición
de quien quiera las materias primas compradas y la
producción pero no siempre se utilizan excipientes y no
siempre la disolución usando diferentes excipientes es la
misma. Por ejemplo, en un caso concreto, una droga muy
buena que se creó en el mercado, el Rofecoxib que,
lamentablemente, fue sacada del mercado, por otro problema,
yo la vendía muy bien y mejor inclusive que la competencia.
¿Sabe por qué? Por un pequeño detalle, había conseguido un
proveedor que tenía un tamaño de partícula más chico, que
es lo mejor, con lo cual mi producto no era el equivalente
sino que era mejor que el original.
Quería aclarar que además de hablar del principio
activo hay que ver los excipientes y la producción.
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor
Domínguez.
Sr. Domínguez.- Señora presidenta: primero, no puede haber
un medicamento que sea mejor que el otro, son iguales, la
eficacia es la misma.
De todos modos, para responderle al colega, les
comento que lógicamente ANMAT hace un esfuerzo enorme por
lograr medicamentos eficaces y seguros, pero eso no quiere
decir que sea la realidad.
Las curvas en los gráficos que mostré son de
medicamentos que están en el mercado y que ANMAT está
regulando y controlando, pero de lo que no se mide no se
sabe y ANMAT no mide todo. Está en camino a hacerlo, es un
proceso lento pero lo está haciendo.
Que el medicamento esté autorizado por ANMAT y
por cualquier otra autoridad sanitaria no quiere decir que
sea eficaz y seguro.
Tampoco dije que el 70 por ciento de los
medicamentos no es eficaz y seguro, sino que no lo ha
demostrado.
Sr. Touloupas.- Es lo mismo.
Sr. Domínguez.- No es lo mismo, porque puede demostrar ser
eficaz y seguro si se hace el estudio.
Sr. Touloupas.- Lo puso en duda, es lo mismo.
Sr. Domínguez.- No, justamente. Y dije que de ese 70 por
ciento un tercio seguramente no es intercambiable. O sea,
no lo estoy poniendo en duda, estoy diciendo que el 70 no
lo hizo y que un tercio sí, con lo cual los dos tercios
restantes sí son intercambiables y sí son eficaces y
seguros.
31
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la señora
Lorena Di Giano, secretaria general de la Fundación Grupo
Efecto Positivo.
Sra. Di Giano.- Señora presidenta: agradezco por la
invitación y que nuestra voz se escuche acá.
Represento la Fundación Grupo Efecto Positivo.
Somos una organización de la sociedad civil que trabaja
para mejorar la calidad de vida de las personas con VIH y
Hepatitis C y en el tema de acceso a medicamentos. Quiero
aclarar, como acá se dijo, que los consumidores de los
medicamentos tienen que ser activos y justamente eso es lo
que nosotros estamos haciendo, porque nuestra organización
está liderada por personas con VIH y Hepatitis C.
Contamos con un programa de acceso a medicamentos
en el que trabajamos el tema de las barreras que generan
las patentes farmacéuticas y proponemos remedios legales
para superarlas, la competencia de precios y la producción
local, ya sea privada o pública, en un mercado mixto, pero
queremos hacer hincapié en el rol que tiene la producción
pública.
Celebramos que la Comisión de Acción Social y
Salud Pública esté analizando el acceso a medicamentos en
forma integral porque no solamente tenemos que ver el tema
de este proyecto sino también la producción nacional y su
rol en bajar los precios.
Este programa de acceso a medicamentos cuenta con
un observatorio de medicamentos donde estudiamos la
disponibilidad, es decir, si hay o no medicamentos y el
grado de asequibilidad de los tratamientos; es decir, nos
interesa el precio. Porque el precio es limitante para el
acceso. Entonces, desde el punto de vista del sector que
nosotros representamos el precio termina siendo un
determinante para saber si se va a poder realizar el
tratamiento.
También nos interesa la participación de los
productores nacionales, que están presentes acá y que vemos
que tienen diferentes intereses que habrá que discutir.
Asimismo hacemos informes para influir en las
políticas públicas.
El cuadro que pueden ver en pantalla muestra los
precios de distintos medicamentos que provee la Dirección
Nacional de Sida; estos son precios oficiales, del
Ministerio de Salud. Se trata de un grupo de medicamentos
que elegimos porque son los más consumidos, pero hay más.
Hay una lista más extensa de medicamentos que provee el
Ministerio de Salud a través de la Dirección de Sida.
En principio, nos llama la atención cuánto
estamos pagando, por ejemplo, por un medicamento que se
llama Atazanavir y que consumen 8.420 personas en el país.
Estamos hablando de personas que son beneficiarias del
programa público de Nación, no están incluidos los
pacientes de las obra sociales, de las medicinas prepagas
ni aquellos que los compran directamente, que son muy pocos
ya que el precio de estos medicamentos hace que una persona
con ingresos salariales medios no los pueda comprar. Por
32
eso, estos son medicamentos que proveemos a través de los
programas públicos, de las obras sociales y de las empresas
de medicina prepaga.
Les pido que lean en esta filmina cuántos
millones invertimos en un año para comprar Atazanavir, que
es uno solo de los medicamentos que integran el cóctel que
se debe tomar con el VIH-SIDA. Estamos gastando más de 139
millones para esa cantidad de personas. Asimismo, se pueden
observar ejemplos de otros medicamentos sobre los que no
voy a dar detalles por una cuestión de tiempo.
Me parece relevante mencionar, porque están
presentes algunos de los productores nacionales, cómo y
dónde compra la Dirección de SIDA y ETS. El 64 por ciento
de los medicamentos que compra son de origen multinacional.
Entonces, el debate deriva hacia otro aspecto que no ha
sido tratado en esta reunión que tiene que ver con los
motivos por los cuales solamente el 21 por ciento es de
origen nacional puro, siendo que tenemos la capacidad para
producir.
Voy a dar malas noticias en relación con una
cuestión que fue señalada previamente por la cual se
expresó que las patentes ya están expiradas. Esto no es
así. Las patentes no están expiradas. Luego me referiré a
ese tema.
¿Por qué es este 64 por ciento? Porque se trata
de medicamentos que tienen un solo proveedor, porque están
bajo un monopolio legal a causa de las patentes
farmacéuticas.
El observatorio realizó una comparación de los
precios de los mismos medicamentos. En las filminas podemos
observar que se señala que, por ejemplo, el Abacavir, es
mucho más caro en la Argentina que en el resto de los
países de la región. Lo mismo ocurre con Etravirina y con
Retrovir, que es una combinación de drogas muy utilizada.
La siguiente filmina, cuya fuente es Médicos sin
Fronteras y data de 2012, es muy famosa en el mundo. Allí
se muestra la real competencia de los genéricos. En la
Argentina aquellos medicamentos que no están patentados,
los cobran 5 o 10 pesos menos que el medicamento original
que viene de afuera.
Por ello, les pedimos a los productores
nacionales que hagan un esfuerzo, porque esto demuestra que
un medicamento que en 2001, en el mercado internacional,
valía 10.000 dólares, con la entrada de genéricos en Brasil
pero también en la India, pudo bajar a 80 dólares en agosto
de 2009.
Acá también aparece otra discusión que tenemos
que dar referida al precio. Hay una norma de la ANMAT que
establece que los medicamentos para SIDA son de alto costo
y de baja incidencia. Deberíamos cambiar lo de “alto costo”
por “alto precio”, porque cuando uno analiza el costo de
producción observa que entre el precio y el costo existe un
gran margen de especulación, y esto es lo que queremos
mostrar.
En esta filmina se muestra la comparación entre
el precio de antirretrovirales que paga la Argentina y los
valores a los que se venden en el mercado internacional
33
siendo la India el más económico que encontramos. La barra
verde de la diapositiva grafica lo que pagamos nosotros y
la barra violeta señala a cuánto se vende en la India.
Tenemos que discutir el tema del costo y tiene que haber
una regulación, porque los productores nacionales deben
hacer un esfuerzo.
Todo lo que he puntualizado conforma un
antecedente de lo que voy a presentar ahora, que es lo que
más nos preocupa y sobre lo que queremos llamar la
atención. Me refiero al Instituto Nacional de Propiedad
Industrial, que es a quien le corresponde analizar las
solicitudes de patente y decidir si las otorga o no en
nuestro país.
En relación con este tema quiero hacer alusión a
la ley nacional de patentes. Aquí se dijo que dicha norma
trajo algo bueno, pero otros expositores dijeron que no fue
así. La verdad es que las leyes de patentes y las
relacionadas con los productos farmacéuticos son producto
de los años 90. Se trata de un proceso que se dio a nivel
global con el Acuerdo sobre los Aspectos de Propiedad
Intelectual vinculados con el Comercio.
Cuando se creó la Organización Mundial del
Comercio se dio una discusión entre países desarrollados y
países en vías de desarrollo. ¿Saben quiénes ganaron? Los
países desarrollados; los países que tenían industria.
Entonces se firmó este acuerdo que le impone a la
Argentina por primera vez en su historia dar propiedad
intelectual a los medicamentos, y esto hace que
transformemos los medicamentos que son bienes sociales en
mercancías. Esto es lo que hace la ley de patentes, por
eso no puede traer nada bueno, porque la salud pública no
puede solamente estar sujeta a negocios.
Las Guías de Patentabilidad adoptadas en 2012 son
una herramienta legal muy importante que tenemos en la
Argentina. Es un modelo en el mundo que da pautas para el
examen de patentes farmacéuticas. Es decir, cuando el
examinador tiene que analizar la patente en el INPI o en la
Oficina de Patentes, tiene estas pautas que le indican qué
es patentable y qué no. El antecedente de estas Guías es
una reunión de ministros del Mercosur donde se reflexionó
sobre la cantidad de solicitudes de patentes que hay en el
mundo y sobre cambios meramente incrementales. Esto no es
solamente un problema de la Argentina.
Para darles un ejemplo, se juntan tres drogas
separadas, se hace una composición y se pide una patente
cuando ya esas tres drogas por separado tuvieron su
patente, y como resultado se extienden los monopolios. Por
todo esto, las Guías son muy valiosas, y además fueron
analizadas y valoradas por Naciones Unidas. El secretario
General saliente, Ban Kimoon, llamó a un panel de alto
nivel el año pasado y se hicieron ciertas recomendaciones.
Las Guías de Patentabilidad son un ejemplo en ese informe.
Estas Guías se convirtieron en una política de
Estado, porque fueron adoptadas en 2012, y el año pasado el
actual gobierno nacional las defendió en un juicio que
inició la CAEMe para pedir su nulidad. Por supuesto, esto
se hizo porque la Cámara Argentina de Especialidades
34
Medicinales tiene intereses económicos en juego, porque si
la Argentina entrega menos patentes, se pierden algunos
negocios.
Como decía, existe este juicio para pedir la
nulidad de estas Guías donde nuestra fundación está
interviniendo para defenderlas como tercero interesado
porque nos parece que son muy importantes en términos de
salud pública. Hay que evitar el otorgamiento de patentes,
la extensión de monopolios sobre los medicamentos y el
abuso del sistema de patentes. Tiene que haber calidad en
las patentes que otorgamos nuestro país, porque es un
derecho según ADPIC que cada país pueda definir qué es lo
que es va a patentar, qué se considera nuevo, y si es una
nueva molécula y no un pequeño cambio como la modificación
de una cápsula que necesita heladera a un comprimido. Es
bueno para el consumidor no tener que conservar el
medicamento en heladera, pero no es una ventaja en términos
de la ley nacional de patentes. Estos términos de las
Guías de Patentabilidad están sido atacados judicialmente,
pero reitero que han sido defendidas por el gobierno
anterior y el actual.
En cuanto a la situación actual, los productores
nacionales tienen que estar alerta. El 3 de marzo entró en
vigencia un acuerdo que firmó la Oficina de Patentes, el
INPI argentino, con la oficina de patentes de Estados
Unidos a fin de implementar la denominada Autopista para el
Procedimiento de Solicitudes de Patentes.
Sr. Touloupas.- ¿Se va rápido si es una autopista, no?
Sra. Di Giano.- Claro, los autos van muy rápido por las
autopistas.
- Varios participantes
hablan a la vez.
Sra. Di Giano.- Hubo muy poca difusión de este acuerdo y
solo tomamos conocimiento quienes venimos siguiendo el
tema. El texto es muy escueto; solo puedo destacar que
hubo un acuerdo y que se analizará la posibilidad de que
alguien que tiene una patente en Argentina pueda
beneficiarse de la búsqueda y el examen que se hizo
previamente en los Estados Unidos.
Nos pusimos a ver de qué se trata, revisamos a la
página web y vimos una guía de preguntas y respuestas sobre
qué es esta autopista. Encontramos que es para evitar la
duplicación de esfuerzos, que es para reducir los costos de
procesamiento de solicitudes, que sirve para beneficiar a
los solicitantes de patentes para obtener patentes
eficientemente alrededor del mundo, que reduce además la
carga de búsqueda y mejora la calidad, pero no habla nada
del examen de fondo, que es el contenido de las guías de
las que yo les hablaba recién. ¿Qué es nuevo? No es
solamente la celeridad.
Todos estamos preocupados para que una patente se
resuelva, porque durante el período en el que la patente no
se resuelve, que nosotros decimos “está pendiente”, los
productores nacionales no van a invertir. No vamos a
35
pensar que alguien va a arriesgar y estamos tardando
alrededor de diez años promedio sobre cada patente. A
todos nos interesa la celeridad, pero la celeridad, ¿bajo
qué costo? Esto que yo veo, que son los objetivos del
programa que tiene Estados Unidos con la mayoría de países
de Europa y Japón, que son países industrializados, es que
lo único que buscan es el beneficio de los solicitantes de
patentes. Esto va a traer proliferación de patentes, algo
que no nos conviene, no nos conviene desde el punto de
vista de la salud pública, no nos conviene desde el punto
de vista de los productores nacionales, nos peleamos por la
marca pero veamos que en estas cuestiones hay que estar
atentos y por eso venimos a alertar.
Además, la guía de preguntas y respuestas lo que
dice es que en cuanto al examen de fondo se van a aplicar
guías que están vigentes en Estados Unidos, esto es una
manera de decir que las guías de patentabilidad, los
estándares nacionales que tenemos a favor de la salud
pública evitando el abuso de patentes, se va a dejar de
lado.
Para cerrar, quiero decir que este acuerdo que ha
salteado el debate no solamente afecta la ley de patentes y
las guías, sino que además ha salteado al Congreso. Se
dice que es un piloto, pero se va a quedar perpetuo, se va
a ir aplicando; tiene que haber un monitoreo y desde la
Comisión de Salud se debe solicitar el informe sobre la
implementación y más detalles que todo lo que encontramos
está en inglés y en español no hay información.
Para finalizar, quiero decir que nosotros estamos
a favor de este proyecto de ley que se está debatiendo, por
supuesto. Como notarán, también estamos a favor de que se
traten otros aspectos y las otras audiencias y nos parece
que esta iniciativa cuida los presupuestos públicos. Nos
parece que este proyecto de ley, además, favorece el acceso
a la población, no solamente de aquel que va a la farmacia
y compra, que fue de lo que más se habló acá, sino que
también de los presupuestos públicos de las obras sociales
para que los sistemas puedan seguir proveyendo
medicamentos.
También nos parece que cuida la industria
nacional. Hay que ver esta veta, hay que reflexionar sobre
eso, y también sobre desarrollo tecnológico, porque en la
medida en que más patentes haya que son extranjeras, no son
nuestras las patentes, menos posibilidades vamos a tener de
desarrollarnos tecnológicamente. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el último
expositor, el doctor Antonio Raúl de los Santos, secretario
general de la Academia Nacional de Medicina.
Sr. de los Santos.- Señora presidenta: voy a hablar muy
poco porque es muy difícil ser el último y tener algún
rasgo de originalidad o tener algún aporte que no se haya
dicho.
Creo que, de todas maneras, ha sido muy rico el
planteo. Las contradicciones, algunas son bien polares y
obligan a que se reflexione y se analice cuidadosamente lo
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que se va a disponer como ley.
Si ustedes me permiten voy a tener una posición
un poco distinta de los expositores que me han antecedido,
porque acá ha habido representantes de las cátedras, de las
cámaras, del Congreso y yo soy un médico clínico, que ha
trabajado toda la vida en contacto con pacientes.
Me formé en el Hospital Eva Perón, cuando se
llamaba Policlínico San Martín, que fue una gran creación
del doctor Carrillo en su momento. Después estuve viviendo
en Chacabuco y formé una unidad hospitalaria en el Hospital
Belgrano en la provincia de Buenos Aires, a 30 cuadras de
la avenida General Paz. Esto no lo digo como autobombo,
aunque realmente valoro mucho esta experiencia que he
vivido, sino para dar una idea de que yo he estado en
contacto con los pacientes más que con la industria o con
las cámaras y que, en alguna medida, yo voy a ser la voz de
los pacientes.
Lo que quiero pedir es que tengamos cuidado
porque cuando se pone una restricción absoluta que en la
receta tiene que estar el nombre del genérico y no una
marca registrada, es muy posible que ese viejito –digo
“viejito” porque es el mayor consumidor de medicamentos
reciba una receta mal hecha por el médico, vaya a la
farmacia, no se lo dispensen y empiece a vagar entre
Herodes y Pilatos, y que habiendo querido beneficiarlo con
este proyecto se lo termine perjudicando. Me parece que ese
es un punto importante.
La otra cosa que me parece fundamental es que
tanto el médico como el paciente deben saber de qué se
trata de una forma simple y sencilla, y que no pase lo que
mostró muy bien el doctor Domínguez que con dos
medicamentos aparentemente semejantes, uno tiene una curva
biocinética plana y otro tiene una curva de gran absorción.
Eso lleva a tres conclusiones: una es la falta de eficacia
del medicamento; otra es la necesidad de aumento de la
dosis, con lo cual lo barato sale caro porque en lugar de
un comprimido habrá que darle dos o tres; y por último, y
lo más nefasto, es que en lugar de darle un hipoglucemiante
oral habrá que prescribirle insulina, que es una medicación
parenteral.
De manera que creo que lo que debemos tener en
cuenta si bien estamos de acuerdo con muchas de las cosas
que se dijeron, incluso antagónicas que merecen un análisis
y una especie de limado y redacción final, es que todo lo
que estamos haciendo en última instancia tiene que ver con
el bienestar de los pacientes y que ninguna de las medidas
que queremos tomar desde el punto de vista económico, de la
producción, exportación, etcétera, se vuelva en detrimento
de ellos.
Esa es mi visión como médico clínico. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Quiero agradecer a todos los
invitados presentes.
Antes de terminar esta reunión quiero informarles
que el debate sobre medicamentos va a continuar en las
próximas jornadas.
En la próxima reunión hablaremos sobre producción
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pública de medicamentos. Vendrán los titulares de los
laboratorios públicos de las distintas provincias de
nuestro país. Aquí está presente la vicepresidenta de la
Comisión de Acción Social y Salud Pública, la diputada
Berta Arenas, que es médica y ha sido la directora de
Laboratorios Puntanos de San Luis. Los representantes de
ese laboratorio estarán presentes en la próxima reunión,
así como de otros laboratorios y de la Agencia Nacional de
Laboratorios Públicos que fue creada por la ley 27.113.
También trataremos el tema de precios donde se
abordará la cuestión de los medicamentos de alto costo y
baja incidencia, entre otras cuestiones.
Por otro lado, quería informarles una cuestión
administrativa. Si alguien quiere presentar un dictamen de
rechazo, algún diputado que estuvo presente y no firmó el
dictamen de mayoría, tendrá la posibilidad de acercarlo a
la Secretaría de la Comisión dentro de las tres horas
posteriores a esta reunión.
Tiene la palabra el señor diputado Binner.
Sr. Binner.- Señora presidenta: primero quiero reflejar un
pensamiento de una de las personas más importantes que ha
tenido el país en materia de medicamentos como fue el
farmacéutico Antonio Somaini, quien se cansó de dar
conferencias a lo largo y ancho del país, ya que a sus
cien años seguía hablando sobre el tema de los
medicamentos. Creo que es uno de los referentes dentro de
la salud pública para decir que la Argentina es un país que
tiene historia, que tiene muchas raíces puestas en la
realidad y que por lo tanto puede aprovecharse de ella para
conseguir caminos de superación.
El doctor nos enseñaba que hay dos temas
fundamentales en la cuestión de los medicamentos, y que si
nos ceñimos a ellos vamos a encontrar que están los temas
fundamentales para la construcción de ese servicio nacional
del medicamento que necesitamos, por todo lo que ello
implica.
No hace falta que hablemos de la seguridad. Aquí
se ha explicado lo que es la accesibilidad también, pero
hay temas que todavía hay que resolver como el caso
concreto de los medicamentos huérfanos, que como sabemos no
son huérfanos porque no tienen padre y madre sino porque no
están dentro de la mecánica o interés comercial que tiene
su producción. Por lo tanto, es el Estado el que tiene que
ayudar a dar respuesta a esta necesidad.
Creo que estas reuniones son muy importantes
porque permiten integrarnos. Hay muchas opiniones porque
hay mucha gente que ha estudiado y se ha preocupado por
estos temas.
En honor a la verdad, considero que hay que dar
el lugar necesario para que vuelquen sus experiencias y
poder construir una mesa amplia -como lo es la que se está
desarrollando ahora-, con las ideas y las propuestas que
permitan dar una clara definición de que en la Argentina
nos interesa la salud y que creemos que hay que
acondicionarla a los elementos que dejemos en marcha, para
construir ese mañana que nos merecemos todos.
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Por estos motivos, vamos a acompañar con nuestra
firma esta posición y quiero decirles que me siento muy
contento por estar aquí con todos ustedes. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la diputada
Arenas.
Sra. Arenas.- Señora presidenta: en primer lugar quiero
decirles que desde el bloque Compromiso Federal festejo y
acompaño el dictamen de esta modificación a la llamada Ley
de genéricos.
Actualmente, estamos viviendo una situación en la
cual los índices de la pobreza y la indigencia son muy
elevados. Como diputados, esto nos tiene que hacer pensar
en la sanción de leyes que favorezcan, en primer lugar, a
las personas que están en mayor situación de
vulnerabilidad.
Hemos repetido que el medicamento es un bien
social y repito que el acceso al medicamento es un derecho
humano.
Durante la crisis de 2001, comenzamos con la
fabricación de medicamentos en laboratorios puntanos y
simultáneamente surgió la ley de genéricos sin la opción de
colocar ni sugerir ningún nombre comercial, tal como lo
señala el dictamen que está en tratamiento.
Coincido con quien dijo que esto debe ser una
política de Estado y no debe ser una política manejada por
los mercados.
Otro concepto que quiero señalar es que nosotros
tenemos la suerte de tener una institución de fiscalización
como la ANMAT, que ha ido creciendo y mejorando en su
investigación y tiene credibilidad, no solamente a nivel
nacional sino también internacional. Esto nos debe dar
tranquilidad respecto de los medicamentos que se fabrican,
tanto en laboratorios públicos como en los privados, es
decir, seguridad por el medicamento que estamos otorgando.
Junto con esta ley, las políticas públicas deben
acompañar la investigación. Considero que esta reunión ha
sido enriquecedora y nos ha permitido conocer toda la
información que han brindado los profesionales y todos
quienes han hablado, con quienes quizás podemos tener
algunas diferencias pero vale el debate.
Reitero que en este momento, el tema de los
medicamentos tiene que ser una política de Estado, porque
quienes no tienen ninguna posibilidad son quienes conforman
este grupo de hermanos argentinos que están en situación de
pobreza e indigencia. Estoy dispuesta a acompañar los temas
que seguramente se abordarán en las próximas reuniones.
(Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la diputada
Sandra Mendoza.
Sra. Mendoza (S.M).- Señora presidenta: vengo de una
formación en la Fundación Favaloro y quiero mencionar con
orgullo que mi jefe académico es el doctor Elías Hurtado
Hoyo, quienes muchos de los médicos presentes lo deben
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conocer.
En primer lugar, tengo un concepto de Estado con
diferentes partes. No puedo creer que estemos discutiendo
esto de nuevo, les soy sincera. Lo más interesante, sin
menospreciar ninguna opinión, fue lo que ha dicho la
doctora Di Giano sobre las patentes en cuanto a que estamos
mezclando un poco los temas.
En la Argentina y en Latinoamérica venimos
luchando por los remedios genéricos, como se usan en todo
el mundo, y en particular en Estados Unidos, donde que
tienen un precio mucho más accesible que en la Argentina.
En cuanto al tema concreto de hoy, el Remediar o
el medicamento genérico, es un programa que sirve
exclusivamente para dar mayor trabajo en los laboratorios
nacionales, y también cuantifica y cualifica todos los
aportes que puedan llevar a cabo empresas extranjeras,
porque esto es un debate continuo, tanto en lo público como
en lo privado. Por lo tanto, me parece que es muy bueno.
No separemos tanto el Estado de lo demás. Todos
tenemos que prevenir, el medicamento es importante. De aquí
en adelante, el gran problema no serán los medicamentos
sino el mal hábito de comida que se está teniendo por la
falta de trabajo y por el alto costo de los alimentos. No
quiero echarle la culpa a nadie, pero lamentablemente
tenemos que prepararnos porque, si seguimos así, en diez
años tendremos muertes que ya habíamos tratado de superar.
Estamos hablando de prevención, de medicamentos preventivos
para el colesterol, de vitaminas.
Hoy estamos ante un sistema de salud complejo,
cuando el sistema debería estar integrado entre lo público
y lo privado para luchar por la prevención de la salud. A
esto debemos sumar que los organismos nacionales de salud
PAMI, ANSES y demás- no están entregando los medicamentos a
sus pacientes. Fue un error de todos no luchar por la
prevención de enfermedades. El medicamento llega cuando lo
indica un equipo de salud, y si encima es caro, falla
nuestro sistema.
Para finalizar mi opinión personal sobre el
sistema de salud de la Argentina, creo que es muy
importante que se debata y que se escuchen todas las voces
que hoy estuvieron presentes.
Vuelvo a decir y Hermes yo creo que va a
coincidir conmigo que el problema más reciente hoy es el de
solucionar el problema del costo del medicamento, pero el
problema principal es que estamos teniendo un sistema de
salud en el cual los costos aumentaron terriblemente y que
no hacemos prevención de toda la familia. No hacemos
prevención en parte por la política pero tampoco para que,
aunque sea, llegue el ciudadano a los hospitales.
No está mal lo privado, pero el Estado tiene un
rol, que es el de proteger a los argentinos. Yo he sido
ministra de salud y he sentado a las partes y hemos podido
conseguir acordar. El privado quiere hacer su negocio,
pero ahora el tema es que el Estado tiene que comprar,
tiene que competir con un privado con el tema de los
genéricos, porque si no uno depende demasiado de empresas
privadas. Para mí la libre competencia es fundamental para
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evitar la corrupción.
Quiero agradecerles a todos ustedes, a la
presidenta de la Comisión de Salud, a la diputada Liliana
Schwindt -que ya se ha retirado- y sigamos para adelante.
Pensemos para adentro nuestro, todos los sanitaristas, los
que somos sanitaristas, cuál es el problema principal y
cómo va a quedar esta sociedad en 10 años, en la que no
toman leche los chicos, que las madres no son cuidadas.
¿Qué sociedad vamos a tener dentro de 10 años? (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la señora
diputada Rossi.
Sra. Rossi.- Señora presidenta: creo que ha sido sumamente
importante haberlos escuchado y me llevo de aquí tres o
cuatro puntos importantísimos. Lo hago pensando únicamente
en la gente, porque nosotros acá podemos discutir mil cosas
como legisladores, y es nuestra responsabilidad, pero a la
gente, al final, como decía el doctor, tenemos que llevarle
la solución.
Recién decían que el farmacéutico tiene que
explicar y cuando intervino el representante de una
confederación, él decía que a veces no hay farmacéuticos.
Sé que detrás de cualquier farmacia hay un titular
farmacéutico, pero a veces atiende el empleado y entonces,
cuando uno va, qué le puede explicar el empleado sobre la
receta que le dio el médico. Entonces, ahí nos encontramos
con un problema que tendremos que solucionar para no
complicarle la vida al paciente, que además de tener su
problema de salud, tiene que ir a ver quién le puede decir,
porque no le alcanza, qué medicamento tiene que comprar.
Cuando hablamos de dinero, cuando hablamos del
precio me preocupa porque también la gente hoy tiene que ir
a buscar el fideo de menor precio y encuentra el de peor
calidad, y no quiero que eso pase con los medicamentos,
porque lo que veo aquí también, por lo que dijeron muchos
de los expositores excelentemente, es que el Estado tampoco
controla a veces. No sé por qué motivo, pero no controla.
Decían que están los correos privados y el
estatal llevando los medicamentos y me consta, porque en mi
provincia –Córdoba un correo privado reparte los
medicamentos. Me pregunto: ¿en las condiciones que
corresponde y con la cadena de frío que corresponde?
Me contaron, y lo comprobé, que llevaban algodón
¡menos mal que era algodón!, que había estado en un galpón
y estaba húmedo y que con eso se iba para limpiar la herida
de un paciente.
Entonces, ¿cuántas discusiones nos debemos como
legisladores para lograr el consenso que necesitamos y
sancionar una ley que sea en beneficio de la gente? ¿Qué
tenemos que hacer? La cuestión de las patentes a la gente
no le importa porque es un tema del gobierno, del Estado
que tiene que controlar.
Por eso hoy me han enriquecido. Creo que de aquí
saco dos cosas importantes: que no se controla lo
suficiente y que los medicamentos a veces no son tan
eficaces como debieran serlo. Cuando se sancionó la ley de
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prescripción de medicamentos genéricos le creamos al
paciente un problema porque hasta el médico le decía:
“Mirá, si podés, compra tal medicamento porque este otro no
está comprobado científicamente”. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la señora
diputada Raverta.
Sra. Raverta.- Señor presidente: simplemente quiero
agradecer la presencia de los expositores y poner en valor
la voluntad de dos comisiones que decidieron realizar esta
reunión conjunta. El proyecto original sobre este tema
perdió estado parlamentario porque una de las comisiones no
pudo dictaminar. Por eso celebro que hayamos realizado una
reunión conjunta para que se pueda lograr un dictamen.
Desde el Frente para la Victoria esperamos que sea un
proyecto positivo para poder trabajarlo en el recinto y que
el Senado lo convierta en ley.
Por lo tanto, quiero poner en valor el trabajo de
quienes vinieron a exponer y el esfuerzo de las presidentas
de ambas comisiones que pudieron realizar esta reunión
conjunta. (Aplausos.)
Sra. Presidenta (Gaillard).- No habiendo más asuntos que
tratar, damos por finalizada la reunión.
- Es la hora 16 y 02.