0715-Fiducius-Edouard Bertholet-El Ministerio de Los Angeles Traduccion Español

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Un libro dedicado a explicar todo sobre los ángeles. Escrito por un Maestro Rosacruz.

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  • EL MINISTERIO DE LOS ANGELES Por Edouard Bertholet

    TRADUCIDO DEL FRANCES: Por Frater Lucis FIDUCIUS

    Detalle de la tabla de materias CAPTULO I. El ministerio de los ngeles segn la Biblia Seccin I. 1. Los ngeles creados por Dios..... 2. Los ngeles celebran las alabanzas de Dios y lo adoran. 3. Los ngeles se encuentran en la presencia de Dios. 4. Los ngeles no deben ser adorados. Seccin II. Los ngeles componen el ejrcito de los cielos. Seccin III. Los ngeles son Espritus servidores de Dios ; Ellos obedecen su voluntad. Seccin IV. 1. La ley ha sido dada para el ministerio de los ngeles. 2. Es el ngel del Eterno quien ha conducido a los Israelitas fuera de Egipto. Seccin V. Los ngeles ejecutan los designios y los juicios de Dios. Rol de los ngeles de las siete Iglesias. Seccin VI. 1. Los ngeles han servido a Jess Cristo antes y durante su encarnacin, luego tras su Resurreccin. 2. Separacin de los justos de los malvados. 3. Existe gozo entre los ngeles por un pecador que se arrepiente. Seccin VII. Los ngeles hacen conocer la voluntad de Dios y de Cristo. Seccin VIII. Naturaleza de los ngeles 1. Los ngeles son inmortales. 2. Ellos son poderosos. 3. Ellos son santos. 4. Ellos son sabios. 5. Ellos son ejemplos de dulzura.

  • 6. Ellos son innumerables. 7. Ellos son de diferentes rdenes. 8. Ellos son capaces de equivocarse. 9. ngeles rebeldes. Seccin IX. Los ngeles han anunciado: 1. La concepcin de Jess-Cristo. 2. El nacimiento de Jess-Cristo. 3. La resurreccin del Seor. 4. La Ascensin y la segunda venida del Seor. 5. La concepcin de Juan el Bautista. Seccin X. ngeles guardianes y ngeles exterminadores. Seccin XI. Los fieles han recibido la visita de los ngeles. Seccin XII. Los fieles son semejantes a los ngeles tras la resurreccin. Los malvados no creen en la existencia de los ngeles. Seccin XIII. Satn y los ngeles rebeldes. Los ngeles malos combaten contra los santos. Condenacin de Satn y de los ngeles rebeldes. Seccin XIV. Necesidad y utilidad de la prctica de la caridad, realizada a veces por un ngel de Dios sin saberlo. Seccin XV. Los ngeles del Juicio Final. CAPTULO II. Los ngeles tal como ellos estn definidos por los Diccionarios :

    1. Moreri; 2. 2. Migne; 3. 3. Trousset; 4. 4. Nuevo Larousse.

    CAPTULO III. Los Apcrifos y la angelologa: 1. El libro de Enoch ; 2. El Protoevangelio de Santiago; 3. Historia de Jos, el carpintero; 4. Evangelio de Nicodemo; 5. Historia de San Andrs ;

  • 6. Santiago el Mayor ; 7. Historia de San Juan, el Evangelista ; 8. El Testamento del Bienaventurado Job; 9. Leyendas y fragmentos sobre la Historia de Jos ; 10. El libro de Tobas ; 11. El Evangelio de la paz de Jess-Cristo; 12. El libro del Nacimiento, de la Vida y de la Muerte de la Bienaventurada Virgen Mara ; 13. El libro del pasaje de la muy santa Virgen Mara ; 14. El Evangelio del nacimiento de Nuestro Seor ; 15. Daniel Rops y los Evangelios de la Virgen ; 16. El Evangelio de la Vida perfecta; 17. Ascensin de Isaas. CAPTULO IV. Los Padres de la Iglesia han credo en la existencia de los ngeles. Seccin I. 1. Tertuliano ; 2. Justino ; 3. Orgenes; 4. La oracin de Santa Marcina; 5. San Dionisio, el Areopagita ; 6. Palladius. Historia lausiaca. Seccin II. Jean Danielou: Las creencias de los Padres en el Ministerio de los ngeles. Seccin III. De nuevo la creencia de los Padres en el Ministerio de los ngeles. Seccin IV. R. Draguet : Los Padres del desierto y los ngeles. CAPTULO V. La Edad Media y la angelologa Seccin I. 1. Santo Toms de Aquino y la angelologa 2. El R.P.Berthier y su estudio de la "Suma": Los ngeles. Seccin II. 1. El R.P.Toms Pgues: La "Suma" en forma de catecismo; 2. Etienne Gilson y la angelologa. Seccin III. 1. Dante y la angelologa; 2. Juan Tauler: Una ceguera; 3. San Raimundo Nonato.

  • Seccin IV. San Bernardo de Clairvaux y sus visiones anglicas. Seccin V. Santa Juana de Arco, sus Voces y Visiones anglicas. Seccin VI. San Francisco de Ass y sus visiones anglicas. CAPTULO VI. El Renacimiento y la angelologa Seccin I. Ars bene moriendi. Seccin II. San Felipe de Neri. Seccin III. Robert Fludd: La Muralla mstica de la Salud. Seccin IV. El P. Maldonat: Tratado muy docto de los ngeles. Seccin V. Un telogo del siglo XVII, Guillaume Sherlock y su concepcin de la angelologa. Seccin VI. La angelologa de Bossuet. Seccin VII. La Caballera y la angelologa. Seccin VIII. La Natividad de Nuestro Seor. CAPTULO VII. Tiempos modernos y manifestaciones anglicas. Seccin I. 1. Aparicin del Arcngel Rafael a un trabajador de la Beauce; 2. La Seora Coudon y sus mltiples manifestaciones del Arcngel Gabriel. Seccin II. El cura de Ars : Manifestaciones anglicas y diablicas. Seccin III. 1. Juan Raynaud: Tierra y Cielo; 2. Hermana Mara de la Cruz ;

  • 3. Mara -Teresa Nobelet; 4. A. van Mons: La angelologa y las Beatitudes. Seccin IV. Las Enseanzas del Maestro Felipe de Lyn sobre los ngeles. Seccin V. El Sar Pladan y la angelologa. Seccin VI. Charles Sauv: El ngel y el Hombre ntimo. Seccin VII. El Dr. Rozier y la angelologa. Seccin VIII. 1. Las Visiones de Ana -Catherine Emmerich; 2. Santa Lydwine de Schiedam. CAPTULO VIII. La angelologa del siglo Veinte. Seccin I. El Abate Feigne: El ngel guardin. Seccin II. Irmin Sylvan: El Mundo de los Espritus. Seccin III. Joy Snell: La Misin de los ngeles. Seccin IV. El R.P.Rgamey: ngeles Seccin V. El Padre Lamy, Apstol y Mstico. Seccin VI. Lon Savary: Los ngeles guardianes. Seccin VII. La angelologa del Padre Po. Seccin VIII. Santa Gemma Galgani y los ngeles. CAPTULO IX. De nuevo la angelologa moderna Seccin I.

  • El Cardenal Lpicier y la angelologa. Seccin II. El P. Serti: NGELES:: El Catecismo de los infieles Seccin III. Los ngeles a la luz del Resumen de la doctrina cristiana por el Abate Boulenger. Seccin IV. La Conmemoracin de los ngeles en el Calendario catlico. Seccin V. La angelologa de Swedenborg. Seccin VI. H.I. Marron: Un ngel cado, un ngel todava. Seccin VII. E. Peterson: El libro de los ngeles. Seccin VIII. Ania Teilhard: La Dimensin desconocida. Experiencias del Ms All. CAPTULO X Tabla sinttica de los atributos y carismas de los nueve coros de los ngeles CAPTULO XI Breve iconografa de la angelologa de principios del XIX siglo CONCLUSION EPILOGO 1. La asistencia anglica y la oracin de la fe curando las enfermedades. 2. La grande fe y la oracin de San Francisco . 3. Santa Colette de Corbie socorrida por los ngeles. 4. Santa Marguerite de Cortone y su ngel guardin. 5. Padre Po: "Es un milagro de Dios. Y para Dios todo es posible. Es suficiente tener fe." Prefacio Luego de nuestros estudios anteriores tendientes a realizar la sntesis del pensamiento y los secretos del Sr Pladan, as como aquella de la remarcable enseanza del Maestro Felipe, de Lyn, nosotros hemos querido abordar ms a fondo el tema capital, muy rechazado en la hora actual, del Misterio y del Ministerio de los ngeles.

  • Emprender el estudio de un tal sujeto, en nuestro siglo de la bomba atmica, har levantar los hombros a ms de un espritu fuerte, quien no temer en decir que no hay lugar para revelar las "supersticiones " de nuestros ancestros habiendo tratado de la existencia de tales entidades del Ms All ! Y sin embargo hay all una nocin de primera importancia. Hay un beneficio directo para el Hombre que realiza estar bajo la proteccin de un ngel guardin, ngel cuya misin es la de guiar y protegerlo todo a lo largo del sendero de la Vida tan pleno de emboscadas diversas. En su libro, , el P. Juan Danielou expresa la misma opinin: es necesario, en la hora actual hablar de la importante misin de los ngeles. Desde la primera pgina de su Introduccin, este autor sita bien el Problema ; l dir : "Puede parecer de un inters secundario consagrar un libro a los ngeles." y levantar el error muy esparcido en "los espritus racionalistas que llevan ngeles y demonios a personificaciones de realidades sicolgicas y veran gratamente la interpretacin mtica de dotados que el psicoanlisis nos provee la clave. " Lamentablemente, hay que reconocer que estos espritus hipercrticos, que se creen muy conformes bajo la cubierta de su jerga filosfica-cientfica, se encuentran muy seguido en ciertos medios universitarios. Nosotros hemos tenido la prueba un da que habamos aconsejado a un joven gelogo, que sufra de depresin, de recurrir a los buenos oficios de su ngel guardin. De golpe, lo hemos perdido de vista, y esto nos hizo comprender que no estaba ms en edad para creer de nuevo en tales "chanzas". Al lado de estos seudo sabios, que pensaron poder motivar as su desinters de la cuestin, hay una multitud de aquellos que pasan al costado del problema de la misin de los ngeles en el mundo, o an en el cosmos. Hay que reconocer al fin y deplorar que muchos cristianos, a pesar de la enseanza formal de la Biblia, no prestan una atencin suficiente a este problema capital; en efecto, cuando se ha realizado el valor y la realidad de la asistencia de los ngeles, notablemente del ngel guardin que nos es atribuido, toda la orientacin de la Vida cambia ; una serenidad, que ni la materia ni sus goces ficticios pueden ofrecer, se apodera del ser que, al momento de la meditacin silenciosa, realiza que hay una presencia amiga que lo protege, lo aconseja y lo gua. Tambin, con el P. Danielou, nosotros diremos : " Es porqu hablar de los ngeles no ser inoportuno. En adicin, nosotros constatamos que los ms grandes de entre los santos y los hombres de Dios vivan en la familiaridad de los ngeles, de San Agustn hasta John-Henry Newman. Y la tradicin de la Iglesia le ha hecho siempre un lugar muy grande en su teologa." Finalmente el punto principal, a retener, el P. Danielou hace remarcar que "el objeto mismo de nuestro estudio es el de mostrar que todo el rol de los ngeles es el de conducir a la humanidad al culto del nico Dios verdadero." Por nuestra parte , adoptaremos para nuestra exposicin, el mismo plan que hemos seguido en

    as daremos desde el principio la enseanza ms completa de la Biblia sobre la misin de los ngeles cerca de los individuos, en el Mundo terrestre y mismo en el cosmos, luego mostraremos sus manifestaciones todo a lo largo de las edades hasta nuestros das. Nosotros pensamos y lo mismo esperamos que, de la importante cantidad de documentos reunidos, verdadera pequea antologa anglica, saldr una luz,

  • que revelar una enseanza perdida, de donde nacer una certeza nueva, benefactora e iluminante, a saber : la existencia y la accin constante de los ngeles entre los hombres y en el mundo. No se ignora adems que cada uno de nosotros tiene su ngel guardin que le es dado, al cual podemos apelar en toda ocasin, afn de beneficiarnos de sus juiciosos consejos. No aspirando de ninguna manera a hacer de esta creacin una obra puramente literaria, no habr lugar para reprocharnos nuestras numerosas repeticiones, ellas son deseadas para colocar bajo los ojos del lector los documentos originales, con frecuencia difciles de conseguir. Se dar as ms fcilmente cuenta del progreso de la idea y de la accin de los ngeles a travs de los siglos, desde la ms alta antigedad hasta nuestros das. No se asombren de encontrar la palabra ngeles con una A mayscula o con una a minscula, al hacerlo hemos respetado la ortografa adoptada por los diferentes autores citados. Ahora abramos la Biblia y veamos entonces la enseanza que las Santas Escrituras nos dan sobre la naturaleza y sobre el ministerio de los ngeles. En cuanto al valor de las enseanzas de la Biblia, hay que recordar eso que el sanador mstico Samuel Zeller dijo a sus jueces cuando l era perseguido por prctica ilegal de la medicina : no debe ser ms que un libro de lectura al uso de los colegios, o bien, en nuestra pretendida Cristiandad, est de nuevo permitido vivir segn

    Captulo primero Secciones Uno a tres El ministerio de los ngeles segn la Biblia Una primera constatacin se impone : en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, encontramos indicaciones numerosas y detalladas concernientes a la naturaleza, al misterio y al Ministerio de los ngeles ; se puede contar ms de doscientos cincuenta pasajes dndonos enseanzas circunstanciadas sobre la creacin, la naturaleza y la actividad de estas entidades del Ms All ; y estas indicaciones son de primer valor ; ellas no deben ser vistas como siendo el fruto de la imaginacin de poetas o de msticos ms o menos visionarios y vidos de maravillas ; al contrario, hay que tenerlo en cuenta. En efecto, es por este crdito que se le debe dar a las enseanzas de la Biblia, que nosotros queremos recordar algunas afirmaciones del Maestro Felipe, de Lyn. Si, a este sujeto, nosotros apelamos a la autoridad de este enviado de Dios, es que nosotros hemos establecido de otra manera el valor trascendente de las lecciones de este Maestro alumbrado por el Espritu Santo. He aqu esto que l nos ensea sobre la utilidad primordial de los Evangelios : Es necesario leer los Evangelios. Cuanto ms avances, ms te darn ellos. Se los puede estudiar toda su vida sin agotarlos, por completo. y he aqu de nuevo una afirmacin del mismo mstico, llena de consecuencias : El Evangelio contiene toda iniciacin. y esta enseanza toma todo su valor cuando se dijo que ella nos es transmitida por un Enviado de Dios que tena poder sobre la enfermedad, que comandaba a voluntad a los elementos, al cual le estaba permitido leer en el libro de la Vida y que tena la facultad de

  • transportarse en todos los planos del cosmos ; escuchemos entonces su mensaje : Jess no ha dicho todo a sus discpulos y ellos no comprendieron Su palabra enteramente. Sin embargo los Evangelios se transmitieron con algunas modificaciones poco importantes, sin que el texto haya sido alterado. Dios no lo habra permitido. Afn de dar inmediatamente una idea de las amplias indicaciones proporcionadas en la Biblia sobre la naturaleza y la misin de los ngeles, nosotros pensamos til hacer una sntesis y de agrupar, en un cierto nmero de secciones, las funciones mltiples de estas entidades del Ms All, tales como ellas surgen de la lectura de los textos sagrados. Veamos un poco eso que nosotros podemos extraer para nuestra instruccin: I. Los ngeles han sido creados por Dios, ellos estn sometidos al Cristo. Ellos adoran a Dios y al Cristo. Ellos celebran las alabanzas de Dios y se encuentran constantemente en Su presencia. Los ngeles no deben ser adorados por los humanos. II. Los ngeles componen el ejrcito del cielo. III. Los ngeles son Espritus servidores de Dios y obedecen su voluntad. IV. La ley ha sido dada para el ministerio de los ngeles. Es el ngel del Eterno quien ha conducido a los Israelitas fuera de Egipto. V. Los ngeles ejecutan los designios y los juicios de Dios. Rol de los ngeles de las siete Iglesias. VI. Los ngeles han servido a Jess Cristo antes y durante su encarnacin, luego tras su resurreccin. En el ltimo da, los ngeles separarn los justos de los malvados. Existe gozo entre los ngeles por un solo pecador arrepentido. VII. Los ngeles hacen conocer la voluntad de Dios y de Cristo. VIII. Los ngeles son inmortales, poderosos, santos y sabios ; ellos son ejemplos de dulzura, innumerables, de diferentes rdenes. A veces, ellos son capaces de equivocarse. ngeles rebeldes. IX. Los ngeles han anunciado la concepcin, el nacimiento y la resurreccin de Cristo, luego la Ascensin y la segunda venida del Seor. Ellos han igualmente anunciado la concepcin de Juan el Bautista. X. Hay de los ngeles guardianes y de los ngeles exterminadores. XI. Casos de humanos y de los fieles que han recibido la visita de los Santos ngeles. XII. Tras la resurreccin los fieles sern semejantes a los ngeles. Los malvados no creen en la existencia de los ngeles. XIII. Satn y los ngeles rebeldes. Ellos combaten contra los santos. Condenacin de Satn y de los ngeles rebeldes. XIV. Necesidad y utilidad de la prctica de la caridad y de la hospitalidad ; realizada a veces a un ngel de Dios sin saberlo. XV. Los ngeles del Juicio Final. Hay all por lo tanto, segn la Biblia misma, una tabla completa, instructiva, de la naturaleza y del ministerio de los ngeles ! Abordamos ahora el estudio de los pasajes de la Biblia que estn en relacin con las diferentes secciones que venimos de enumerar. Para nuestras citas, nos hemos servido de la Versin sinodal de la Biblia, pero hemos recurrido tambin en la Santa Biblia de los monjes de Maredsous (M), en la Biblia de Vence, al texto latino de la Vulgata (V) y en la traduccin de

  • Loisy (L). SECCIN I: Los ngeles han sido creados por Dios y estn sometidos al Cristo.

    1. Creacin por la Palabra de Dios del ejrcito celeste, de las cohortes anglicas.

    En materia de creacin, hay que tener siempre presente para el espritu la declaracin de San Juan, proferida al principio de su Evangelio: En el comienzo era el Verbo (la Palabra ) y el Verbo estaba con Dios y la Palabra era Dios... Todas las cosas han sido hechas por ella, y nada de lo que ha sido hecho habra sido hecho sin ella. En ella estaba la Vida... En el salmo 33.6, leemos : Los cielos han sido creados por la Palabra del Eterno. Y todo su ejrcito por el soplo de su boca. (Variantes : Es el soplo de su boca que ha hecho el ejrcito de las estrellas (M). Y el soplo de su boca ha producido toda su virtud (et spiritus oris ejus omnes virtus eorum) (V). misma afirmacin en Nehemas (9,6): t solo eres el Eterno! Eres t quien ha hecho los cielos, los cielos de los cielos y todo su ejrcito. San Pablo en su Epstola a los Colonienses (1,15-17) precisar: Es Cristo quien es la imagen del Dios invisible, el Primero nacido de toda la Creacin. Es en l que todo ha sido, creado en los cielos y sobre la tierra, lo visible y lo invisible, los tronos, las Dominaciones, las autoridades, las Potencias ; todo ha sido creado por l y para l. l est antes de todas las cosas y todas las cosas subsisten en l. En la misma Epstola (Col. 2,10) leemos adems: Cristo es el jefe de toda soberana y de toda potencia . Leccin completada por 1 Pedro 3,22: Jess-Cristo, quien, habiendo subido al cielo, est a la derecha de Dios y le estn sometidos los ngeles, los principados y las Potencias .

    2. Los ngeles celebran las alabanzas de Dios y Lo adoran. He aqu los pasajes que confirman esta actitud de los ngeles hacia Dios : Nehemas (9,6) ya citado completar : y el ejrcito de los cielos se prosterna

    . Al nombre de Jess, toda rodilla se flexiona en los cielos y sobre la tierra

    (Filipenses 2,10-11). Cuando Dios introdujo a su Hijo primero nacido en el mundo, l dijo : Que todos los ngeles de Dios lo adoren ! De los ngeles, l dijo esto: l hizo de sus ngeles vientos y de sus servidores una llama de fuego.

    odos ellos se prosternaron delante del Eterno (PS. 97,7); variante: Adoradle vosotros todos que sois sus ngeles (V). Bendicin al Eterno, vosotros, sus ngeles fuertes y valientes, Que ejecutan su mandamiento y que obedecen a su voz ! Bendicin al Eterno, vosotros, todos sus ejrcitos

  • Que estn a su servicio y que hacen su voluntad (PS. 103,20-22). Misma enseanza en el salmo 148,2 : Alabad al Eterno, vosotros, todos sus ngeles

    Alabadle, vosotros, todos sus ejrcitos . Variante: Alabadle vosotros todos que sois sus ngeles.

    Alabadle, vosotros todos que sois sus potencias. Laudate eum, omnes angeli ejus. Laudate eum, omnes virtutes ejus. (V.)

    3. Los ngeles se encuentran constantemente en la presencia de Dios. En el Apocalipsis (7,11) leemos : todos los ngeles se encuentran en crculo alrededor del trono ; y, se

    prosternan sobre el rostro delante el trono, ellos adoran a Dios, diciendo: Amen! Alabanza, gloria, sabidura, acciones de gracias, honor, potencia y fuerza sean para nuestro Dios, por los siglos de los siglos ! Amen! De nuevo en Apocalipsis (5,11-15) : Yo mir y yo escuch, alrededor del trono... Las voces de una multitud de

    ngeles. Haba miradas de miradas, miles de miles que decan de una voz fuerte: El cordero que ha sido inmolado es digno de recibir la potencia, la riqueza, la sabidura, la fuerza, la gloria y la alabanza! Yo he visto, dijo Micaas, del Eterno sentado sobre su trono y todo el ejrcito de los cielos que estaba cerca de l, a su derecha y a su izquierda. Estas palabras de Micaas se encuentran relatadas idnticamente en II Crnicas (18,18). Haciendo alusin al ngel guardin de los nios, Jess dir: Gurdate de ofender a ninguno de estos pequeos, porque yo te digo que sus ngeles, en los cielos ven (contemplan [M]) sin cesar el rostro de mi Padre, que est en los cielos (Mat. 18,10).

    4. Los ngeles no deben ser adorados. En su Epstola a los Colonienses, San Pablo dir: Que nadie te quite de recompensa, bajo pretexto de humildad o de culto de los ngeles. (Col. 2, 18) Otra redaccin, ms completa : La realidad est en Cristo. No dejes que nadie te quite el precio del gnero por estas personas que bajo pretexto de humildad, quieren rendir un culto a los ngeles. Luego de haber tenido por el canal del ngel de Dios, las revelaciones y las Visiones que San Juan relata en su Apocalipsis, el apstol quiso arrojarse a los pies del ngel para adorarlo, l lo tom y recibi este concejo o mas bien esta orden : Gurdate t de hacerlo ; ms an he aqu el episodio completo segn Apocalipsis 19,9-10: El ngel me dijo : Escribe : Felices aquellos que son invitados al banquete del casamiento del Cordero ! l me dijo adems: Estas son las verdaderas palabras de Dios . Entonces yo me arroj a sus pies para adorarlo ; pero l me dijo : Gurdate t de hacerlo ; yo soy el servidor de Dios... Adora a Dios ! El Apocalipsis de Juan toma fin sobre una escena idntica :

  • Soy yo Juan quien ha visto y escuchado estas cosas. Luego de haberlas escuchado y visto, yo me arroj (tumb para prosternarme [M]) a los pies del ngel que me las mostraba, para adorarlo. Pero l me dijo : Gurdate t de hacerlo ! Yo soy servidor de Dios como t y los profetas... Adora a Dios ! (Apo. 22,8-9). Bertholet02 SECCIN II: Los ngeles componen el ejrcito de los cielos El ejrcito de los cielos constituido por las cohortes de los ngeles es mencionado en muchas partes en las Escrituras sagradas ; y he aqu algunos ejemplos tpicos : Jess dijo:En verdad, en verdad, yo te declaro, t vers el cielo abierto y los ngeles de Dios subir y descender sobre (por encima [M]) el hijo del hombre. Juan 1,51.) En el Antiguo Testamento, nosotros tenemos ya la prefiguracin de esta declaracin de Cristo, a saber la famosa visin de Jacob ; durante un sueo l percibi una inmensa escalera perdindose en lo ms profundo de los cielos y a lo largo de la cual suban y descendan en una doble corriente los ngeles de Dios (Gen. 28,11-12). Fue al momento del nacimiento del Salvador que el ejrcito de los cielos se manifiesta sobre los montes de Galilea: y de golpe, hubo con el ngel (del Seor ) una multitud del ejrcito celeste, alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en lo ms alto de los cielos, paz sobre la tierra a los hombres de buena voluntad. Luego que los ngeles se retiraron, los pastores se dijeron los unos a los otros : Vayamos hasta Bethlhem. (Luc 2, 13-15.) El ejrcito de los cielos interviene incesantemente en todas las ocasiones donde deben manifestarse la fuerza y la voluntad de Dios. El Eterno acta como a l le place, tanto con el ejrcito de los cielos como con los habitantes de la tierra. (Daniel 4,35.) El Anciano de los das se sent. Su vestimenta era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza eran como de lana pura. Su trono era como llamas de fuego, y las ruedas de su trono como un fuego ardiente. Un torrente de fuego se expanda y se esparca delante de l. Cien mil ngeles le servan, y miradas de miradas (10000 miradas [M]) estaban de pie delante de l. (Daniel 7,10.) Yo he visto el Eterno sentado sobre su trono y todo el ejrcito de los cielos que estaba cerca de l a su derecha y a su izquierda. (I Reyes 22,19.) misma afirmacin es dada por II Crnicas (18,18). Hay lugar de volver al salmo 103 (20-21) que nos ensea sobre la funcin importante del ejrcito de los cielos compuesto de la multitud de los ngeles. Bendicin al Eterno, vosotros, sus ngeles fuertes y valientes, Que ejecutan su mandamiento y que obedecen a su voz! Bendicin al Eterno, vosotros, todos sus ejrcitos, Que estn a su servicio y hacen su voluntad. Este ejrcito celeste tiene un jefe tal como surge de un pasaje que encontramos en Jos (5,14):

  • Un hombre estaba de pie frente a Jos, su espada desnuda en la mano. Jos fue hacia l y le dijo :Eres t de los nuestros, o de nuestros enemigos? l respondi :No, yo soy el jefe del ejrcito del Eterno ; yo llegu ahora... Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde t ests es santo . Encontramos de nuevo estas precisiones en la Epstola a los Efesios : Es as que ahora, la sabidura de Dios, infinitamente diversa, es manifestada por la Iglesia a las Dominaciones y a las Potencias en los lugares celestes siguiendo su intencin eterna que l ha realizado en Jess Cristo (Eph. 3,10). Nada de asombroso si este ejrcito celeste est igualmente al servicio de Cristo : El misterio de la piedad es grande. Aquel que ha sido manifestado en carne, ha sido justificado por el Espritu, l ha sido visto de los ngeles... (I Tim. 3,16). Surge de nuevo de una declaracin de San Pedro que Los ngeles desean zambullir sus miradas en el misterio de Cristo (I Pedro 1,12). SECCIN III: Los ngeles son Espritus servidores de Dios, obedecen su voluntad. No solamente los ngeles obedecen la voluntad de Dios, sino que ellos estn de nuevo sometidos a Jess Cristo quien es su superior ; leemos en efecto: Al cual de los ngeles Dios ha dicho jams :T eres mi Hijo... y cuando l introdujo en el Mundo a su Hijo primognito, l dijo : Que todos los ngeles de Dios lo adoren ! Se encuentra una afirmacin idntica en el salmo 304,4. De los ngeles se dijo esto: l hizo de sus ngeles vientos y de sus servidores una llama de fuego. ... Los ngeles no son todos Espritus al servicio de Dios, enviados por l para ejercer un ministerio en favor de aquellos que deben recibir una herencia de salud? (Hbr. 1,5-14). Por orden de Dios, los ngeles son puestos para custodiar a aquellos que han encontrado gracia frente al Eterno : Ningn mal se aproximar a tu morada, Porque el Eterno ordena a sus ngeles Protegerte en todas tus empresas. Ellos te llevarn sobre sus manos, De modo que tu pie no se lastime contra una piedra(PS. 91,10-12). Un ngel era enviado por el Seor a la piscina de Bethesda; peridicamente, l deba agitar el agua que se convertira en curativa para el primer enfermo que se sumergiera. Es necesario seguir la versin de la Biblia de Maredsous para tener el texto completo: sin embargo, en Jerusaln, cerca de la puerta del Cordero, hay una piscina que se denomina en hebreo Bethesda, y que est rodeada de cinco prticos. bajo estos prticos estaban echados un gran nmero de enfermos, ciegos, de cojos y de impotentes que esperaban el burbujear del agua. Un ngel del Seor, en efecto, descenda a intervalos en la piscina y pona el agua en movimiento; y cualquiera que fuese su enfermedad el primero que descenda luego de la agitacin del agua era curado. (Jean 5,2-4.) Los traductores, en una nota, indican que el fin del verso 3 y el verso 4 faltan en los principales manuscritos antiguos griegos. una misin que el Eterno confi a los ngeles es la de ocuparse del alma de los muertos y asistirlos en el curso de su primer viaje al Ms All ; Lucas da un

  • ejemplo: Sucedi que el pobre Lzaro muri y l fue llevado por los ngeles al seno de Abraham. (Luc 16,22.) (1) Las criaturas (M) ; los seres (L). (2) Luego de haber recibido la sumisin (M) ; luego de ser sometidos (L). Captulo primero Secciones Cuatro a Siete SECCIN IV: La ley ha sido dada para el ministerio de los ngeles. 1. en el desierto. Moiss ha recibido la ley de la mano de los ngeles. Soy yo quien, en la asamblea del desierto, estaba con el ngel que le habl

    7,38); pero los Judos al contrario, incircuncisos de corazn y de odos, se opusieron al Espritu Santo, lo que le hizo decir al Apstol : Ustedes que han recibido la ley para el ministerio de los ngeles y que no la han guardado! (Actos 7,53.) En la Epstola a los Glatas (3,19) encontramos la misma crtica hacia el Pueblo de Israel : La ley ha sido promulgada por los ngeles y por la intervencin de un mediador . Y la Epstola a los Hebreos, confirma el hecho, pone en guardia al Pueblo, porque toda trasgresin de la ley no puede tener mas que consecuencias desastrosas : En efecto, si la Palabra anunciada por los ngeles se ha cumplido, si toda trasgresin, toda desobediencia ha recibido su justa retribucin, cmo escaparemos si rechazamos una tan grande salud? (Hb. 2,2.) 2. Es el ngel del Eterno quien ha conducido a los Israelitas fuera de Egipto En la poca del xodo, el ngel del Seor ha recibido en esta ocasin una misin bien determinada ; y he aqu la prueba : El ngel de Dios que marchaba delante del campo de los Israelitas, pas detrs de ellos ; y la columna de nube que les preceda fue a ponerse detrs de ellos, entre el campo de los Egipcios y el campo de los Israelitas. Ella era para unos una nube oscura y para los otros, ella iluminaba la noche. (xodo 14,19-20.) Dios dijo a Moiss : Ve ahora, conduce el Pueblo all donde yo te he dicho. He aqu que mi ngel marchar delante tuyo. (xodo 32,34.) y ms adelante, leemos adems: Ve, sal de aqu, t y el Pueblo que tu has hecho salir de Egipto... Yo enviar delante tuyo un ngel, y yo cazar a los Cananeos. (xodo 33,2.) SECCIN V: Los ngeles ejecutan los designios y los juicios de Dios. Rol de los ngeles de las siete Iglesias. Es de nuevo en el xodo que encontramos esta indicacin : Dios dijo:Yo voy a enviar un ngel delante tuyo para protegerte en el camino y para introducirte

  • en el lugar que yo he preparado. Asegrate cuando tu ests en su presencia, y escucha su voz. No le resistas, porque l no perdonar tu desobediencia porque mi nombre est en l... En efecto, mi ngel marchar delante tuyo. (xodo 23,20-23.) En Nmeros (20,16) tenemos confirmacin de esta asistencia benfica y salvadora del ngel de Dios : Nosotros hemos gritado al Eterno ; l ha escuchado nuestra voz, l ha enviado un ngel y nos ha hecho salir de Egipto. En la poca de la navidad, vemos un gran nmero de ngeles encargados por el Padre para anunciar la encarnacin de la Virgen y la venida del Salvador. en principio, retengamos la prediccin del nacimiento de Juan el Bautista hecha por un ngel que dijo a Zacaras : Yo soy Gabriel, que estoy ante Dios ; yo he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. (Luc 1, 19.) En cuanto al anuncio a Mara, el ngel encargado por Dios, el mismo ngel Gabriel jugar un rol predominante(fig. 2). Fig. 2. El Arcngel Gabriel portador de libro de la Vida con la Salutacin a Mara : Ave, Mara, gratia plena. Dios enva el ngel Gabriel a una villa de Galilea, llamada Nazareth cerca de una Virgen... Esta virgen se llamaba Mara. El ngel habiendo entrado en el lugar donde ella estaba, le dijo :Yo te saludo Mara llena de gracias, el Seor est contigo. (Luc 1,26-29.) como Mara estaba inquieta por esta aparicin y por el mensaje que le haba dado, el ngel le dijo :No te preocupes, Mara, porque t has encontrado gracia ante Dios . He aqu que tu concebirs y tendrs un hijo a quien t dars el nombre de Jess... Entonces, Mara dijo al ngel : Cmo ser eso, puesto que yo no conozco hombre ? El ngel le respondi :El Espritu Santo vendr sobre t y la potencia del Muy Alto te cubrir con su sombra. (Luc 1,26-35.) Es de nuevo el ngel de Dios quien revela a Juan los designios del Seor ; el ltimo captulo del Apocalipsis lo indica netamente : Juan realiza que las profecas anunciadas en ese libro son iluminativas y de valor: Entonces el ngel me dijo : Estas palabras son ciertas y verdaderas, y el Seor, el Dios de los Espritus de los profetas ha enviado su ngel para mostrar a sus servidores lo que deba llegar.... Soy yo Juan quien ha visto y escuchado estas cosas. Y algunas lneas ms adelante, aprendemos adems: Soy yo, Jess, quien ha enviado mi ngel a vosotros dando testimonio de todo aquello delante las Iglesias. (Variante: en relacin con las Iglesias [M].) (Apo. 22,6-16.) En el Antiguo Testamento numerosas son las referencias que relatan la misin de los ngeles ejecutores de los designios de Dios. Dos ngeles han recibido la orden de destruir Sodoma y Gomorra, ellos vinieron a advertir a Loth y su familia de tener que huir lo ms rpido ; los ngeles golpearon cegando aquellos que los seguan y que queran penetrar por la fuerza en la casa de Loth. (Gen. 19,1-20.) He aqu de nuevo el caso de una misin punitiva encargada a un ngel, as como es narrada en II Samuel 24,16-17: La clera del Eterno se haba levantado contra David y su pueblo, el ngel de Dios es enviado para cumplir la sentencia y el ngel extendi su mano sobre Jerusaln para exterminarla ; l

  • envi una peste que hizo 70 000 vctimas ; al cabo de tres das, el Eterno tuvo compasin y dijo al ngel que asolaba al Pueblo : Bastante ! Retira ahora la mano . El ngel del Eterno estaba entonces cerca del lugar de Aravna (alias Oman [M]), el Jebusiano. La misma escena es narrada con ms detalles en 1 Crnicas 21,14-20: El Eterno liber entonces la peste en Israel, perecieron setenta mil Israelitas. Luego Dios enva un ngel a Jerusaln para exterminarla. Y como el ngel se dedic en esta obra de destruccin, el Eterno observa. l se arrepinti frente a tal calamidad, y l dijo al ngel destructor : Bastante !... Retira ahora tu mano. El ngel del Eterno se qued entonces cerca del lugar de Oman, el Jebusiano. David habiendo levantado los ojos, vio al ngel del Eterno que estaba entre la tierra y el cielo, teniendo en la mano una espada desnuda, apuntada contra Jerusaln... Oman estando de regreso vio al ngel... El ngel del Eterno dijo a Gad, el vidente de David, de l transmitir la orden de construir un altar sobre el espacio perteneciente a Oman. El rey lo compr por seiscientos siclos de oro y elev un altar. En II Reyes 19,35, se relata la asistencia del ngel de Dios en favor de los Israelitas : Durante esta misma noche, un ngel del Eterno fue al campo de los Asirios e hizo perecer 185 000 hombres. El mismo episodio es relatado en II Crnicas, 32, 20-21. El rey Ezequas, as como Isaas se pusieron a orar haciendo subir sus exclamaciones hacia el cielo. El Eterno enva un ngel quien extermina todo el ejrcito del Rey de Asiria en el campo mismo con los jefes y los generales (M). En Isaas 37,36, se produce el mismo socorro acordado por el Eterno en favor de los Israelitas : Entonces un ngel del Eterno entra en el campo de los Asirios e hizo perecer 185 000 hombres. En el salmo 35,5-6, el cantor exclama : Toma partido, Seor, contra mis adversarios. Que ellos sean como la paja al viento, Cuando el ngel del Seor venga a darles caza. Se conoci la terrible Punicin del Rey Herodes por su vida culpable y porque l no haba dado gracias a Dios : En el mismo instante Herodes fue golpeado por un ngel del Seor... Y l muri. (Actos 12,23.) Juan, el vidente de Patmos, en su Apocalipsis, menciona los ngeles de las siete Iglesias ; una voz imperiosa le haba ordenado Lo que t vas a ver, escrbelo en un libro, y envalo a las siete Iglesias, a Efeso, a Esmirna, a Prgamo, a Tiatira, a Sardes, a Filadelfia y a Laodicea. (Apo. 1,11.) Las siete estrellas que t has visto en mi mano derecha son los ngeles de las siete Iglesias y los siete candelabros de oro son las siete Iglesias. (Apo. 1,20.) La orden de escribir a los ngeles de las siete Iglesias es retomado sucesivamente en Apo, II, 1, 8, 12, 18; Apo. III, 1, 7,14. La orden es librada idnticamente : Escribe al ngel de la Iglesia de Efeso. Escribe tambin al ngel de la Iglesia de Esmirna. Y as sigue en el orden enunciado ms arriba. Los siete ngeles tocan la trompeta. (Apo. 8-6.) Yo vi siete ngeles que tenan siete plagas. (Apo. 15,1.)

  • Entonces yo escuch una grande voz que vena del Templo y que dijo a los siete ngeles : Id, y echad sobre la tierra los siete golpes de clera de Dios. (Apo. 16,1.) y la operacin se hizo de la manera siguiente : El Primer ngel da su golpe sobre la tierra; y una lcera maligna y dolorosa golpea a los hombres que tenan la marca de la bestia. El segundo ngel da su golpe en el mar ; y el mar se convirti en sangre. El tercer ngel da su golpe en los ros y las fuentes de las aguas ; y las aguas se cubrieron de sangre. El cuarto ngel da su golpe sobre el sol y le fue dado quemar a los hombres por el fuego. El quinto ngel da su golpe sobre el trono de la bestia ; su reinado fue hundido en las tinieblas. El sexto ngel da su golpe sobre el gran ro ufrates ; y el ro se sec. El sptimo ngel da su golpe en el aire ; y una voz salida del Templo dijo : Est hecho ! y hubo relmpagos, truenos y un temblor de tierra tal como jams hubo. (Apo. 16,2-18.) Se ve que la misin de los ngeles puede ser de las ms terribles.

    SECCIN VI: Los ngeles han servido al Cristo antes y durante su encarnacin, luego tras la resurreccin. 1. Los ngeles servidores de Cristo. Nosotros hemos ya expresado que en el Salmo 91, David hizo alusin para custodiar a los ngeles ; se recuerda que l dijo esto : El Eterno ordenar a sus ngeles protegerte... Ellos te llevarn sobre sus manos, de modo que tu pie no se lastime contra una piedra. Este tema ha sido tomado por Satn cuando l tienta al Cristo durante su ayuno en el desierto. En Mateo 4,6, leemos en efecto: Luego de haber transportado a Jess sobre lo alto del templo, el diablo dijo al Cristo : Si t eres hijo de Dios, arrjate al piso ; porque est escrito : l dar a sus ngeles rdenes sobre esto ; ellos te llevarn sobre sus manos, de modo que tu pie no se lastime con una piedra. Jess respondi :Est tambin escrito: T no tentars al Seor tu Dios . La continuacin del relato de Mateo completa la tabla de la misin de los ngeles en relacin con Jess (v. versos 8-11): El diablo transporta al Cristo sobre una alta montaa ; l le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dijo : Yo te dar todos estas cosas, si te prosternas delante mo, y me adoras . Entonces Jess le dijo :Retrate, Satn! Porque est escrito : T adorars al Seor , tu Dios, y tu no rendirs culto mas que a l solo . Entonces el diablo lo deja ; y he aqu que los ngeles se aproximaron y le sirvieron. Marcos, ms conciso, relata el mismo incidente e insiste muy especialmente sobre la misin de servicio de los ngeles : Jess pasa cuarenta das en el desierto, tentado por Satn; l estaba con las bestias salvajes, y los ngeles le servan. (Marc 1,13.) Entonces el Cristo estaba en oracin sobre el monte de los Olivos y peda que la copa amarga se apartase de sus labios y que l manifestaba su sumisin

  • diciendo : Sin embargo que tu voluntad sea hecha y no la ma! Un ngel le apareci del cielo que lo fortificaba. (Luc 22,43.) En Juan (1,51) encontramos relatada esta afirmacin de Jess: En verdad, en verdad, yo te declaro, t vers el cielo abierto, y los ngeles de Dios subiendo y bajando sobre el hijo del hombre. Ms an, Jess estaba perfectamente consciente de esta asistencia constante de los ngeles que l le era suficiente pedir al Padre. En la poca del arresto de Jess en el jardn de Getseman, se recuerda el episodio de un partidario de Jess que saca su espada y corta la oreja del servidor del gran sacerdote. Entonces Jess le dijo :Vuelve tu espada a su lugar; porque todos aquellos que matan por la espada, perecern por la espada. Crees t que yo no podra invocar a mi Padre, quien me dara tantos ms de doce legiones de ngeles. (Mat.. 26,51-54.) 2. El ltimo da los ngeles separarn los justos de los malvados. En relacin a esto, la parbola del sembrador que se encuentra en Mateo (13,37-50), es fructfera en enseanzas ; los discpulos han pedido al Maestro que les explique ms claramente la parbola del sembrador en el campo; l le respondi :Aquel que siembra la buena semilla, es el hijo del hombre ; el campo, es el mundo ; la buena semilla, estos son los hijos del Reino ; las cizaa, estos son los hijos del Maligno; el enemigo que la ha sembrado, es el Diablo ; la cosecha, es el fin del mundo; los cosechadores, estos son los ngeles. Y como se arranca la cizaa y como se la quema al fuego, as ser lo mismo en el fin del mundo. El hijo del Hombre enviar sus ngeles, que harn desaparecer de su Reino todos los escndalos y aquellos que cometen la iniquidad... As ser lo mismo en el fin del mundo; los ngeles vendrn, y ellos quitarn los malvados de en medio de los justos. Luego ellos los arrojarn en el horno. Mateo (24,30,31), Marcos (13,26,27), los dos, en trminos idnticos, hacen alusin al fin de los tiempos ; cuando el signo del hijo del Hombre aparecer en el cielo, todas las tribus de la tierra se golpearn el pecho, y ellas vern el hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con una grande potencia, y una grande gloria. l enviar sus ngeles, quien, al son explosivo de la trompeta, reunirn a sus elegidos... 3. Existe gozo entre los ngeles por un solo pecador arrepentido. Las parbolas de la oveja perdida, de la dracma perdida y aquella del hijo prdigo tienden a ilustrar la misma leccin de Cristo quien dir : Asimismo yo te digo, hay ms gozo en el cielo por un solo pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento. (Luc 15,7.) Igualmente, luego de haber hablado del comportamiento de la mujer que ha perdido su dracma y que se regocij de haberla reencontrado, el Cristo concluy : Lo mismo yo te digo, hay gozo, ante los ngeles de Dios, por un solo pecador que se arrepiente . (Luc 15,10.)

    SECCIN VII: Los ngeles hacen conocer la voluntad de Dios y de Cristo.

  • Cuando l fue conducido a Roma para comparecer delante de Csar, Pablo haba dicho a sus guardias de no poner las velas y de no salir del Puerto donde ellos se encontraban actualmente, porque l vea que la navegacin no sera sin grandes peligros tanto para las personas, como para el cargamento y para el navo ; el capitn no quiso tener en cuenta esta sabia advertencia ; y, desde que ellos estuvieron en alta mar, una furiosa tempestad se desencaden ; cuando el navo estaba desamparado, y el cargamento tena que ser arrojado fuera de abordo, todos los pasajeros estaban desesperados y crean que su ltima hora vino; sin embargo Pablo los conforta y dijo:Yo los exhorto a tener coraje ; ninguno de ustedes perecer, y no habr prdida del navo. Esta noche, en efecto, un ngel del Seor, a quien yo pertenezco y que yo sirvo, se me apareci y me dijo :Pablo no te preocupes ; es necesario que comparezcas delante Csar; y he aqu que Dios te ha acordado la Vida de todos aquellos que navegan contigo. (Actos 27,14-25.) Desde el principio del Apocalipsis el autor declara : Revelacin de Jess Cristo para mostrar a sus servidores aquello que pronto suceder ; l lo hizo conocer enviando su ngel a Juan, su servidor. Para apresurar la conversin de Cornelio, centurin de la cohorte Itlica, un ngel del Seor le fue enviado. Este hombre tuvo una visin; un da, hacia la novena hora (cerca de tres horas despus del medioda ), l percibi claramente un ngel de Dios que lleg a l diciendo: Cornelio ! Atemorizado, los ojos fijados sobre la aparicin, l respondi :Qu hay, Seor ? El ngel respondi : Tus oraciones y tus plegarias han llegado justo hasta Dios... Y ahora enva hombres a Jopp y haz venir un cierto Simi que se llama Pedro... El ngel habindole hablado se retira. Adems, Pedro tuvo una visin, y como l reflexionaba, el Espritu (ngel) le dijo ; Hay all tres hombres que te reclaman. Ve por ellos sin temor : soy yo quien los ha enviado. (Actos 10, 1-21.) Cornelio describi al ngel que se le apareci, como un hombre en vestimentas resplandecientes . (Actos 10,30.) La conversin de un oficial etope sobrevino luego de la intervencin de un ngel cerca de Felipe ; en Actos (8,26-40), est relatado : Un ngel del Seor habla a Felipe para enviarlo hacia el oficial etope que lea, sentado sobre su carroza, el libro del profeta Isaas. El Espritu (ngel)dijo a Felipe : Aproxmate y acrcate a ese carro . El oficial fue convertido por la Palabra de Felipe y l fue bautizado. Entonces Felipe desapareci a sus ojos. Luego del nacimiento de Jess, por dos veces, Jos recibi la visita de un ngel de Dios ; la primera vez fue para darle la orden de huir a Egipto para escapar a la masacre de los nios, decretada por el rey Herodes ; a la Muerte de este ltimo, el ngel reapareci para anunciar el suceso a Jos y para incentivarlo a regresar a Israel. (Mat.. 2,13-20.) Daniel relata tres episodios de su vida donde l fue gratificado de la visin y de la asistencia de un ngel: Mientras que yo, Daniel yo contempl esta visin y que yo busqu comprenderla, yo vi, de pie delante mo, como una figura humana. Y yo escuch la voz de un hombre que se elevaba de en medio del ro Oula; l llam y dijo : Gabriel explcale la visin. (Dan. 8, 16-17.) En una otra ocasin, Daniel or y confes sus pecados ; Yo habl entonces de nuevo en mi oracin, cuando Gabriel, el ser que me haba aparecido en visin anterior, vino a m con un vuelo rpido, hacia la hora de la oblacin de la

  • tarde. Afn de instruirme, l me habla y me dijo : Yo he venido ahora para hacerte sabio e inteligente . Daniel, desde que tu has comenzado a orar, el Eterno ha pronunciado una palabra y yo he venido a hacrtela conocer... S entonces atento en esta palabra. (Dan. 9,20-23.) Luego de haber estado ayunando durante tres semanas, Daniel dijo:Yo levant los ojos y yo vi un hombre vestido de lino, que tena alrededor de los riones un cinturn de oro fino. Su cuerpo era como de crisolita ; su rostro brillaba como un relmpago y sus ojos como llamas ardientes, sus brazos y sus pies tenan el aspecto del bronce pulido, y el sonido de su voz retumbaba como el ruido de una multitud. Yo, Daniel, yo fui el solo en ver esta aparicin y aquellos que estaban conmigo no la vieron, pero un gran temor se apoder de ellos, ellos huyeron para ir a ocultarse....Yo escuch el sonido de las palabras de este hombre. l me dijo : No te preocupes, Daniel... Tus palabras han sido garantizadas y es por causa de tus palabras que yo he venido. El jefe (ngel) del Reino de Persia me ha resistido durante veintin das ; pero Miguel, uno de los principales jefes ha venido en mi ayuda. (Dan. 10,5-14.) En los Actos (5,20), se dijo que el gran sacerdote haba hecho arrestar a los apstoles y los haba encarcelado en la prisin pblica. pero un ngel del Seor le abri, durante la noche, las puertas de la prisin, los hizo salir y les dijo:Id a presentaros en el templo y anunciad al pueblo las palabras de vida. Nosotros hemos ya expresado que Juan, el visionario, estaba en comercio constante con los ngeles y que al fin de su Apocalipsis, l afirma que el ngel de Dios le haba asegurado que todas sus palabras eran ciertas y verdaderas.

    Captulo Primero Secciones Ocho a Quince SECCIN VIII: Naturaleza de los ngeles. 1. Los ngeles son inmortales. Es el Cristo mismo quien har mencin de esta cualidad de los ngeles de ser inmortales ; cuestionado por los saduceos sobre las modalidades de la resurreccin, el Maestro respondi :Aquellos que han sido juzgados dignos de tener parte en el siglo por venir y en la resurreccin de los muertos, no morirn y no sern dados en matrimonio. Por que ellos no pueden morir mas, porque ellos son semejantes a los ngeles y porque ellos son hijos de Dios, siendo hijos de la resurreccin. (Luc 20,35-36.) 2. Los ngeles son poderosos. Se dijo en el salmo 103 (20): Bendicin al Eterno, ustedes sus ngeles fuertes y valientes ! Hablando de los falsos doctores por venir, Pedro dir: Audaces y arrogantes estos hombres corrompidos no temen hablar injuriosamente de las Glorias,

  • mientras que los ngeles, sus superiores en fuerza y potencia, no pronuncian contra ellos, delante del Seor, juicios injuriosos . (II Pedro, 2,11.) al principio de la segunda Epstola de San Pablo a los Tesalonicenses (1,7-8), el apstol hizo alusin a Jess quien aparecer, viniendo del cielo, con los ngeles de su potencia, en medio de llamas de fuego, para hacer justicia de aquellos que no conocen a Dios y que no obedecen al Evangelio de nuestro Seor Jess-Cristo. 3. Los ngeles son santos. Los cristianos han incrementado verdaderamente todo el valor de la seria advertencia del Maestro que se encuentra registrada en trminos similares en Marcos (8,38) y Lucas (9,26); he aqu la Palabra de Jess: Si cualquiera est avergonzado de m y de mis palabras, en medio de esta generacin adltera y pecaminosa, el hijo del Hombre tendr tambin verguenza de l, cuando l vendr en la gloria de su Padre con los santos ngeles. l dijo esto que aquel que ha adorado la Bestia, ser atormentado en el fuego y el azufre en presencia de los santos ngeles y del Cordero . (Apo. 14,10.) Hubo, nosotros ya lo hemos mencionado, un Santo ngel que transmiti la orden a Pedro de tomar contacto con Cornelio. 4. Los ngeles son sabios. En el Antiguo Testamento, encontramos esta preciosa indicacin : La mujer, inspirada por Joab, dijo al rey: pero mi Seor, quien es sabio como un ngel de Dios, conoce todo lo que sucede sobre la tierra. (II Samuel 14,20.) 5. Los ngeles son ejemplos de moderacin y de dulzura. lo mismo en la ms fuerte de sus luchas contra el Maligno, los ngeles no maldicen ni condenan jams, dejando el juicio a Dios de quien ellos ejecutan las rdenes. En Jude (5,9), leemos : el Arcngel Miguel mismo , cuando l luchaba con el diablo y le disput el cuerpo de Moiss, no os pronunciar contra l una sentencia injuriosa. l dijo solamente : Que el Seor te castigue ! 6. Los ngeles son innumerables. Los videntes de todos los tiempos, una vez elevados en xtasis, habiendo podido contemplar las maravillas de los cielos, estn todos de acuerdo en sealar las multitudes de ngeles que componen el ejrcito celeste. Job dir: A Dios pertenecen el imperio del mundo y la potencia formidable... sus ejrcitos no son ellos innumerables . (Job 25, 2-3.) misma indicacin dada por David, en el salmo 68, 18: Las carrozas de Dios se cuentan por veinte mil, por miles de miles . Lo mismo, podemos de nuevo leer en Daniel 7,10: Cien mil ngeles servan al Anciano de los das y miradas de miradas estaban delante de l.

  • Nosotros tenemos ya registrada la Palabra de Jess al momento de su arresto ; si l hubiese querido ser liberado, l no habra tenido mas que invocar la asistencia de su Padre quien le hubiera dado tantos ms de doce legiones de ngeles. (Como en esta poca una legin estaba compuesta de alrededor de seis mil hombres, eso haca ya un ejrcito de setenta y dos mil ngeles.) al nacimiento de Jess, sabemos que una multitud del ejrcito celeste alababa a Dios. (Luc 2,13.) en su Epstola a los Hebreos, San Pablo dijo a sus fieles : Ustedes se han aproximado a la montaa de Sin, ciudad del Dios viviente, Jerusaln celeste, donde se encuentran miradas de ngeles. (Hb. 12,22.) Volvamos de nuevo una vez mas al testimonio de Juan puesto en xtasis : Yo escuch las voces de una multitud de ngeles. Haba miradas de miradas, miles de millares . (Apo. 5,11.) y estas visiones revelando la multitud de los ejrcitos celestes no conciernen solamente los fieles de los tiempos apostlicos, pero ellas son de nuevo producidas todo a lo largo de las edades hasta nuestros das, dnde, como nosotros lo veremos ms tarde, el P. Po nos da indicaciones muy circunstanciadas a este sujeto. Mencionamos esta visin de ngela de Foglino puesta en xtasis : Yo vi a Jess Cristo descender del cielo rodeado de innumerables tropas llameantes... su nmero era tal que el ojo y el Espritu se perdan. 7. Los ngeles son de diferentes rdenes. Hay en efecto las nueve rdenes o coros, agrupados en tres jerarquas de las que nos ocuparemos ms en detalle en el curso de nuestra exposicin. La Biblia contiene numerosas alusiones a las diferentes rdenes de ngeles; tenemos Serafines, Querubines, Dominaciones, Potestades y Arcngeles, teniendo cada una funciones bien determinadas; hay entonces una jerarqua en el numeroso ejrcito de los ngeles. Isaas habla de los Serafines que estaban por encima de Dios ; ellos tenan cada uno seis alas, dos cubrindose el rostro, dos cubrindose los pies, dos sirvindole para volar... (Isaas 6,2.) Jess Cristo tiene jurisdiccin sobre los diferentes rdenes de ngeles: Jess, habiendo subido al cielo, est a la derecha de Dios y le estn sometidos los ngeles, los principados y las Potencias . (I Pedro 3,22.) Jude (5,9) hizo mencin del Arcngel Miguel que lucha con el Diablo. Ya se ha hablado de la misin del Arcngel Gabriel al momento de la concepcin del Salvador. Es por la voz de un arcngel que el Cristo descender del cielo al son de la trompeta. (I Ths. 4,16.) 8. Los ngeles pueden cometer faltas. El nico perfecto es Dios y los ngeles a los cuales el Seor ha dejado el libre arbitrio pueden en ocasiones cometer faltas, y las ms graves fueron aquellas de Lucifer y de los ngeles rebeldes. Un pasaje de Job es muy explcito en la materia ; l dijo:El Hombre puede ser justo ante Dios ? El Hombre ser puro enfrente de su Creador ? Puesto que

  • Dios no se confa de sus servidores y que l encuentra faltas en sus ngeles mismos . (Job 4,17-18.) Dios, en efecto, no alej a los ngeles que haban pecado (por orgullo ), l los ha precipitado en el abismo. (II Pedro 2,4.) En el Apocalipsis (12,7), vemos a Miguel y sus ngeles combatir contra el dragn y sus ngeles (rebeldes ) que fueron abatidos.

    SECCIN IX: Rol de los ngeles en relacin con Cristo. El rol que han jugado los ngeles en relacin del Seor es de una tal importancia que es bueno retomar ciertos pasajes de los Evangelios que dan claras luces a este sujeto. 1. Los ngeles han anunciado la concepcin de Jess-Cristo. Cuando Jos se preguntaba si repudiar a Mara, un ngel del Seor le apareci y le dijo que l no tena nada que temer, porque el nio que Mara llevaba en su seno haba sido concebido por el Espritu Santo. (Mat.. 1,20-21.) En cuanto a la anunciacin a Mara por el ministerio del Arcngel Gabriel, la escena es muy conocida, nosotros no la trataremos ; es suficiente releer a Lucas 1,26-38. Y no se debe perder de vista la misma afirmacin que fue hecha a Jos : la concepcin se hara por la fuerza todo poderosa del Espritu Santo. 2. Los ngeles han anunciado el nacimiento de Jess-Cristo. quien no conoce y no comparte el gozo de Nol, jbilo proclamado desde el principio porque la multitud de las cohortes celestes. La gloria del Seor resplandeci sobre los pastores que estaban, en ese instante, atemorizados por esta luz esplendorosa, pero ellos escucharon la voz del ngel que dijo:No temas, porque yo te anuncio una buena nueva, que ser por todo el Pueblo un gran gozo... Hoy, un Salvador les ha nacido. (Luc 2,10-12.) Fig. 5 La Anunciacin, por Martin Schongauer (vers 1445-1488) 3. Los ngeles han anunciado la resurreccin del Seor. Encontramos el relato de la resurreccin del Salvador en Mateo, Marcos y Lucas; como los relatos se complementan, es interesante ponerlos en paralelo : Hubo un gran temblor de tierra, porque un ngel del Seor descendi del cielo, hizo rodar la piedra y se sent encima. l brillaba como un relmpago, y su vestimenta era blanca como la nieve. Por el temor que l les caus, los guardias fueron todo agitados y ellos se pusieron como muertos. Pero el ngel tomando la Palabra dijo a las mujeres : a vosotras no temas, porque yo s que ustedes buscan a Jess, que ha sido crucificado. l no est aqu ; l ha resucitado como l haba dicho. (Matt. 28,2-7.)

  • Las mujeres vieron un joven hombre sentado del costado derecho, vestido de una ropa blanca. Ellas fueron espantadas, pero l dijo :No teman ! Ustedes buscan a Jess de Nazareth que ha sido crucificado, l ha resucitado. l no est aqu... Id a decir a sus discpulos y a Pedro que Jess los precede en Galilea. (Marc 16,5-7.) Algunas mujeres fueron de maana a la tumba ; luego no habiendo encontrado el cuerpo, ellas vinieron a decirnos que los ngeles se les haban aparecido y les haban declarado que l estaba vivo. (Luc 24,23.) 4. Los ngeles han anunciado la Ascensin y la segunda venida del Seor. Cuando los discpulos teniendo los ojos levantados al cielo y viendo a su Maestro elevarse en los cielos, dos hombres en vestimentas blancas, se presentaron delante de los apstoles y les dijeron : Hombres de Galilea, por qu se molestan en mirar el cielo ? Es Jess, quien, de en medio de vosotros, ha sido elevado en el cielo, volver de la misma manera que ustedes lo han visto subir. (Actos 1,11.) Los tres evangelistas concuerdan para anunciar el retorno de Cristo en su gloria, rodeado de las cohortes celestes. El hijo del Hombre vendr en su gloria y en aquella del Padre y de los Santos ngeles. (Luc 9,26.) porque el hijo del Hombre debe venir en la gloria de su Padre, con sus ngeles... (Mat.. 16,27.) Cuando el hijo del Hombre vendr en su gloria, con todos los ngeles, l se sentar sobre su trono de gloria. (Mat.. 25-31.) Cuando el Cristo vendr en la gloria del Padre con los santos ngeles... (Marc 8,38.) El Seor Jess aparecer, viniendo del cielo, con los ngeles de su potencia, en medio llamas de fuego, para hacer justicia... (II Ths. 1,7.) 5. Los ngeles han tambin anunciado la concepcin de Juan el Bautista. El ngel del Seor se presenta a Zacaras y le dijo :Yo soy Gabriel que estoy ante Dios ; yo he sido enviado para hablarte y anunciarte una buena nueva : tu mujer te dar un hijo que tu llamars Juan. l ser grande delante del Seor, l no beber ni vino ni cerveza, y l estar lleno del Espritu Santo desde el seno de su madre . Y el mismo ngel dir a Mara : He aqu que Elizabet, tu pariente a tambin concebido un hijo . (Luc 1,13-36.) SECCIN X: ngeles guardianes y ngeles exterminadores. La misin del ngel guardin de los hombres es una de las funciones ms importantes confiadas a estas entidades del Ms All. Se conoci la historia de Daniel arrojado en la fosa de los leones de la que sali indemne, los animales no le hicieron ningn mal ; y Daniel dice al rey que estaba feliz de verlo de nuevo en vida: 0 rey, puedas t vivir eternamente! mi Dios ha enviado su ngel; l ha cerrado la boca de los leones y ellos no me han hecho ningun mal, porque yo he sido encontrado inocente ante Dios . (Daniel 6,22.)

  • Que se retenga bien esta ltima frase, es la inocencia, la pureza mental y moral del sujeto y que abre la puerta a todas las intervenciones benficas del ngel guardin. Y ahora, si nosotros queremos beneficiarnos de su asistencia constante, sabemos que este debe ser nuestro comportamiento de todos los das. San Pablo no necesit ensear a sus discpulos y a los fieles la existencia de estos ngeles protectores. Los ngeles, dijo l, no son todos Espritus al servicio de Dios, enviados por l para ejercer un ministerio en favor de aquellos que deben recibir en herencia la salud? (Hbr. 1,14.) Los ngeles tienen por misin principal vigilar sobre los hijos de los hombres ; el hecho surge netamente de muchos pasajes del Antiguo Testamento : Dos ngeles protegieron a Loth y su familia. (Gen. 19,12.) Abraham dijo a su servidor : El Eterno enviar su ngel delante tuyo y tu tomars all una mujer para mi hijo . (Gen. 24,7-8.) Jacob bendijo los dos hijos de Jos y dijo:Que el Dios que ha sido mi pastor desde mi nacimiento, justo hasta este da, que el ngel que me ha librado de todo mal, bendiga estos nios . (Gen. 48,16.) La promesa que se encuentra en el salmo 34,8 debe retener nuestra atencin : El ngel del Eterno acampa alrededor de aquellos que le temen. Y l los empuja al peligro. Nosotros hemos ya mencionado el Salmo 91 (10-12), donde se nos asegura que el Eterno ordena a sus ngeles de cuidar al justo en todos sus empresas. la Vida del pecador est librada a los ngeles exterminadores, pero si l se encuentra por este hombre un ngel intercesor, que le haga conocer su deber, entonces Dios tiene piedad de l. (Job 33,23-24.) SECCIN XI: Los fieles han recibido la visita de los Santos ngeles. Los casos de fieles gratificados por apariciones anglicas son numerosos en la Biblia ; nosotros hemos ya relatado mltiples ejemplos. Es fcil prolongar de nuevo la lista: Agar la Egipcia, la esclava de Sara, mujer de Abraham, debi huir en el desierto para escapar de las persecusiones de Sara. Un ngel del Seor apareci a la sirvienta entonces cuando ella descansaba al borde de una fuente hacia la cual el ngel la haba guiado ; l le revela en otra cual ser su posteridad, l le dijo entre otras: He aqu que tu estas encinta ; tu tendrs un hijo, y tu lo llamars Ismal. (Gen. 16,1-11.) una segunda vez Agar fue socorrida por el ngel del Seor entonces cuando ella tuvo de nuevo que huir con su Hijo Ismal (Gen. 21,1-20). tres hombres , es decir tres ngeles aparecieron ante Abraham en su tienda y le anunciaron un prximo embarazo de Sara quien, al escuchar de esta prediccin ri, porque ella era muy anciana as como su marido, pero ella es reprendida severamente por el ngel que dijo esta palabra fuerte de sentido : Hay algo que sea imposible para el Eterno ? (Gen. 18,2-16.) para colocar a prueba la fe de Abraham, l le fue ordenado ofrecer en sacrificio a su Hijo Isaac; al momento donde Abraham se aprestaba a ejecutar la orden, el ngel del Eterno lo llama de los cielos diciendo: Abraham! Abraham! l respondi :Heme aqu ! El ngel le dijo :No coloques la mano sobre el nio! (Gen. 22,1-12.)

  • Dos ngeles visitaron a Loth; ellos le anunciaron la destruccin de Sodoma, adems ellos golpearon fuertemente a unos energmenos que queran invadir la casa de Loth para apresar a estos luminosos extranjeros. (Gen. 19,1-20.) por haber sido muchas veces ilustrado por la pintura, se conoci la lucha de Jacob con el ngel (Gen. 32,24-32). Sucede lo mismo por la famosa visin de Jacob percibiendo una escalera que se elevaba justo hasta los cielos y a lo largo de la cual los ngeles suban y descendan sin cesar (Gen. 28,11-12). Moiss hizo pastar la tropilla de Jthro sobre el monte Horeb, el ngel del Eterno le apareci en una llama de fuego, en medio de un arbusto ardiente (xodo 3,2). Por otra parte, l le ha recomendado bastante, como nosotros ya lo hemos sealado, escuchar la voz del ngel y de estar seguro lo mismo cuando l est en su presencia (xodo 23,21-22). Y el ngel de Dios marchaba delante del campo de los Israelitas (xodo 14,19). Y su tarea completa, el ngel les dijo:Yo los har salir fuera de Egipto . (Jueces 2,1-5.) Se dice que los animales son con frecuencia ms sensibles y perciben mejor los espritus que la mayora de los humanos ; la historia de la mula del profeta Balaam es un ejemplo de esto ; por tres veces ella vio al ngel del Eterno que le impeda continuar con su espada. Balaam la golpe rudamente para hacerla avanzar, pero en vano; la tercera vez sin embargo el Profeta, l tambin, vio al ngel que estaba en medio del camino con su espada desnuda en la mano; entonces el ngel del Eterno dijo a Balaam: Ve con estos hombres, pero t no dirs lo que yo te dir . (Nombres 22,22-35.) Jos cuando l estaba cerca de Jricho vio un hombre que estaba de pie, su espada desnuda en la mano; preguntado, l respondi : Yo soy el jefe del ejrcito del Eterno, yo llegu ahora . (Jos. 5,13-15.) El ngel del Eterno apareci a Gdon bajo el terebinto de Ofra y le dijo :Valiente guerrero, el Eterno est contigo ! Le es dado a Gdon la seguridad que l vencer los Madianitas ; entonces Gdon prepara un sacrificio de viandas y de pan sin levadura; l lleva estas ofrendas cerca de la roca, el ngel lo toca con su bastn, el fuego sale de la roca y los consume. Y Gdon dice : Yo he visto el ngel del Eterno . (Jueces 6, 11-22.) La historia de Manoha y de su mujer estril es instructiva en mas de un aspecto. Un da un ngel del Eterno apareci a la esposa de Manoha y le anuncia un embarazo ; ella ser la madre del futuro Samson que librar Israel de la mano de los Filisteos. Y el ngel le dio a la futura madre esta importante regla de eugenesia : Gurdate bien entonces, desde ahora, de no beber ni vino, ni bebida enervante, y de no comer nada impuro . La mujer se ocupa de contar su visin a su marido y aquel ora al Eterno que le acuerde el favor de ver l tambin su ngel. Una segunda vez, entonces cuando ella estaba sentada en el campo, el ngel apareci a la mujer y le repiti las mismas reglas de eugenesia que ella deba aplicar durante su embarazo. Entonces la mujer fue a buscar a su marido que l tambin vio al ngel ; este ltimo da por la tercera vez las mismas recomendaciones de eugenesia que deba seguir su esposa ; y el ngel especifica : Tu mujer observar todo eso que yo le he prescrito . (Jueces 13,3-21.) Nosotros hemos ya mencionado el reencuentro del ngel de Dios cerca del lugar de Aravna por David que confiesa su falta y ora que el ngel interceda

  • para que la epidemia de peste que se haba abatido sobre Israel tenga fin. Episodio consignado en II Samuel 24,16-17 y 1 Crnicas 21,16. Elas, habiendo hecho una jornada de marcha en el desierto, se extendi exhausto y dijo:Eterno, retoma mi alma ! Entonces l se durmi y he aqu que un ngel lo toca y le dijo :Levntate y come! l observa y ve en su cabecera una torta cocinada sobre la braza y una jarra de agua. l comi, l bebi, luego l se recuesta. El ngel del Eterno vino una segunda vez y lo toca diciendo : Levntate, come, porque el camino es muy largo para t . l se levanta por lo tanto, l comi y l bebi. Luego con la fuerza que le dio esta comida, l marcha durante cuarenta das y cuarenta noches (I Reyes 19,5-8). El rey Achazia, habiendo cado de la cmara alta de su palacio, en Samaria, estaba muy enfermo a causa de esta cada ; l enva mensajeros a consultar a Baal-Zbub, para saber si l se recuperara de esta enfermedad. Pero el ngel del Eterno dijo a Elas : Levntate, ve al encuentro de los mensajeros del Rey de Samaria y diles : No hay Dios en Israel para que t vayas a consultar a Baal-Zbub? y el Profeta predice la muerte prxima del Rey ; los mensajeros dan cuenta del incidente y Achazia realiza que esta advertencia eman del profeta Elas; l enva cincuenta hombres, comandados por un capitn que tena orden de traer a Elas ; este ltimo se encontraba actualmente en la cima de una montaa. l llama el fuego del cielo sobre estos hombres que quieren violentar su libertad y a su vida. El rey no toma cuenta de esta seria advertencia ; l enva cincuenta otros hombres con la misma misin, pero ellos sufrieron una suerte idntica ; una tercera tropa fue de nuevo enviada por el rey. El capitn suplica a Elas que no llame el fuego del cielo sobre l y sobre sus hombres. En este momento, el ngel del Eterno dijo al profeta : Desciende con l sin nada que temer de su parte. (II Reyes 1,13-16.) El libro de Tobas, suprimido en las versiones protestantes de la Biblia, subsiste en la Vulgata y en las versiones catlicas ; ese libro es rico en escenas donde el Arcngel Rafael se manifiesta al joven Tobas, lo acompaa durante su viaje y lo protege al momento de peligro, dirigindolo por sus sabios consejos. El libro de Judith no se encuentra igualmente en las versiones protestantes. Se muestra un episodio donde se relata que un ngel protege a Judith en el campo de los Asirios (Judith 13,20). El rey Nabucodonosor habiendo hecho levantar una estatua de oro, prescribi que al son del cuerno, al momento de la inauguracin, todos los asistentes deberan prosternarse delante ella ; tres Judos, Sadrac, Msac y Abed-Ngo, propuestos por el rey para la direccin de Babilonia, rechazaron prosternarse. El rey los condena a ser lanzados en el horno ardiente. Sin embargo, el rey vi cuatro hombres en el horno que marchaban sin cuerdas y sin tener ningun mal. El cuarto personaje tena el aspecto de un hijo de los Dioses. Ellos salieron sanos y salvos del brasero ardiente; y el rey dice : Bendito sea el Dios de Sadrac, de Msac y de Abed-Ngo! Este Dios ha enviado su ngel y ha liberado a sus servidores que han confiado en l . (Daniel 3,1-30.) Daniel habiendo tenido una visin simblica sobre los tiempos por venir, el Arcngel Gabriel recibi de Dios la misin de explicar el sentido. (Dan. 8,1-27.)

  • Daniel, adems, relata la realizacin de sus splicas ; cuando l estaba en oracin, el ngel Gabriel, el ser que se le haba aparecido antes, vino a l con un vuelo rpido afn de instruirlo. l le dijo :Yo he venido ahora para hacerte sabio... (Dan. 9, 21-22.) En la poca de una otra visin, Daniel tuvo el Privilegio de ver un hombre resplandeciente (un ngel de Dios ) y de or una serie de revelaciones sobre el porvenir (Dan. 10,5-13). Zacaras, el Profeta, vi no solamente el ngel de Dios en muchas apariciones, pero de nuevo l le revela el futuro y el sentido de las visiones que l haba tenido en sueo (Zacaras 1,1-14). En esta seccin deben figurar de nuevo las Visiones y las conversaciones de Jos y de Mara con el Arcngel Gabriel, de misma que aquellas de Zacaras, el sacrificador ; nosotros hemos ya hablado en detalle, no lo haremos otra vez. Sucede lo mismo por la aparicin de los ngeles a los pastores, a Mara Magdalena y a las otras mujeres, en la tumba de Cristo. para recordar volvamos las numerosas visiones de ngeles han aportado un mensaje o un socorro a los apstoles : Juan, Pablo, Pedro, Felipe. como modo de intervencin de un ngel del Seor en favor de un apstol, veamos el caso tpico de Pedro que haba sido arrojado en prisin por orden del Rey Herodes. Pedro, nos dice el texto de los Hechos (12,1-18), estaba cargado de dos cadenas ; l dorma entre dos soldados. Centinelas estaban en formacin delante de las puertas de la prisin. De golpe apareci un ngel del Seor, y una luz resplandeci en el calabozo. El ngel despierta a Pedro golpendolo de un costado, y le dijo :Levntate rpido! y las cadenas cayeron de sus manos. El ngel le dijo luego : Ponte tu cinturn y tus sandalias ! Pedro obedeci. El ngel aade : Toma tu manto y sgueme . Pedro sali y lo sigui. l no pens que la intervencin del ngel era real, pero l crey tener una visin. Cuando ellos hubieron pasado la primer guardia, luego la segunda, ellos llegaron a la puerta de hierro que da sobre la ciudad. Esta puerta se abri delante de ellos ella misma, y, habiendo salido, ellos avanzaron por un camino. Entonces el ngel se retir... Entonces Pedro se volvi hacia l y dijo:Ahora yo reconozco verdaderamente que el Seor ha enviado su ngel y que l me ha librado de la mano de Herodes ! Luego de haber reflexionado, l se dirigi a la casa de Mara ; l golpea en la puerta. La sirvienta toda gozosa reconoci la voz de Pedro y fue a anunciarlo ; se lo trata de loco, pero como l persisti en sus dichos, se dijo:Es su ngel. Pedro continu golpeando, se abri finalmente y todos se asombraron al ver que este era bien Pedro en carne y en hueso. SECCIN XII: Estado de los fieles tras la resurreccin. Por tres veces se encuentra anotado en los Evangelios que tras la resurreccin los fieles sern semejantes a los ngeles : Los resucitados sern como los ngeles del cielo (Mat.. 22,30). Los resucitados son como de los ngeles en los cielos (Marc 12,25). Aquellos que han sido juzgados dignos de tener parte en el siglo por venir y en la resurreccin... no pueden morir mas porque ellos son semejantes a los ngeles (Luc 20,36).

  • Los malvados no creen en la existencia de los ngeles, tal como surge de los Hechos (23,8) donde se lee : En efecto, los saduceos dicen que l no ha resucitado, y que en l no existe ni ngel ni espritu, mientras que los fariseos profesan esta creencia.

    SECCIN XIII: Satn y los ngeles rebeldes. Nosotros hemos ya anotado que los ngeles en virtud de su libre arbitrio pueden cometer faltas ; la mas grande fue aquella de Lucifer, el ngel de luz quien, vctima de su inmenso orgullo, crey poder igualarse a Dios. l lleva en su cada los ngeles que escucharon sus falsas propuestas. En Mateo (25,41), leemos : En el juicio final, el hijo del Hombre dir: Retrate de m malditos, id en el fuego Eterno, preparado por el diablo y por sus ngeles. Los buenos ngeles estn en oposicin constante y en luchas continuas contra los malos : El Arcngel Miguel y sus ngeles combaten y vencen el dragn (el Diablo ) y sus cohortes... El diablo est lleno de furor (Apo. 12,7-12). El orgullo es el Pecado mayor ; es la puerta por la cual se deslizan en el Hombre todas las otras faltas ; San Pablo estaba perfectamente consciente cuando l dijo : De modo que yo no fuese inflado de orgullo por la extraordinaria grandeza de estas revelaciones, me ha sido impuesta una espina en la carne, un ngel de Satn para insuflarme e impedirme de enorgullecerme (II Cor. 12, 7-8). Satn y sus cohortes de ngeles rebeldes combaten contra los santos ngeles, combate siempre renovado, pero sin victoria final posible por el Maligno. En el libro de Daniel (10,13), se nos revela que Miguel, el valiente arcngel, jefe del ejrcito celeste, combati durante veintin das el ngel rebelde, protector de la Persia. misma leccin en Jude (9): El Arcngel Miguel lucha con el Diablo. En el Apocalipsis (12,7-9), aprendemos que el campo de accin del Diablo es la tierra y su ambiente : La serpiente antigua, denominada el diablo y Satn, aquel que sedujo el Mundo entero fue precipitado sobre la tierra y sus ngeles con l. Venimos de ver que la suerte final de Satn y de sus ngeles no es envidiable ; el ltimo da el Cristo les enviar el fuego eterno y purificador. Pedro lo confirmar (II Pedro 2,4): Dios no alej a los ngeles que haban pecado, l los ha precipitado en el abismo, donde las tinieblas los tienen prisioneros y donde ellos estn guardados por el juicio . Encontramos de nuevo la mencin de este terrible juicio del Seor contra los ngeles rebeldes y su jefe en la Epstola de Jude (5-6): Yo les voy a recordar, bien que ustedes ya estn instruidos de todo aquello, que el Seor... Ha reservado por el juicio del gran da, encadenar eternamente en las tinieblas a los ngeles que no han guardado su rango y que han abandonado su propia morada . SECCIN XIV:

  • De la prctica de la caridad y de la hospitalidad. Una sola cita servir para hacer comprender la necesidad, o an la utilidad de la prctica de la caridad y de la hospitalidad. La afirmacin de San Pablo (Hbr. 13,2) es clara y breve, pero llena de consecuencias : No olvides la hospitalidad ; es practicndola que algunos han recibido, en ellos, de los ngeles sin saberlo. SECCIN XV: Los ngeles del Juicio Final. Nosotros hemos ya mencionado la existencia de estos ngeles del Juicio Final en seccin V, pero es necesario retornar a los veintids captulos del Apocalipsis para darse cuenta del rol importante que ciertos miembros de la cohorte de los ngeles deben jugar al momento del Juicio Final. Es el Arcngel San Miguel, que ha vencido al Maligno, quien est de nuevo encargado de la tarea de pesar las almas. Yo veo, dijo el autor del libro, los siete ngeles en formacin ante Dios a los cuales se da a cada uno una trompeta ; hay de nuevo el ngel de los perfumes que balancea su incensario de oro. (Apo. 8,2-3.) al captulo X, se produce de un otro ngel vigoroso que desciende del cielo. Al ms fuerte de la tribulacin ltima, estos son tres ngeles que predicen la victoria. (Apo. 14,6-9.) En respuesta a la iniquidad de los pueblos, se ha ordenado a los siete ngeles verter sobre la tierra sus copas llenas de la indignacin divina (Apo. 16). Llegado al trmino de nuestro estudio que tena por objeto presentar una vista sinttica de la naturaleza y de la misin de los ngeles, segn las Enseanzas de la Biblia, nosotros pensamos que el lector atento habr ganado una comprensin ms clara de estas entidades luminosas y confiables del Ms All, constituidas por las cohortes de los Santos ngeles. Va de suyo que esta tabla no tendr valor que para aquellos que miran las Santas Escrituras como siendo la real y verdadera expresin de la voluntad de Dios. En cuanto aquellos que piensan hacer obra til, analizando y disecando por el menu, los textos de la Biblia y que estiman poder esclarecerlos con las pobres luces de la inteligencia humana, ellos sern llevados muy naturalmente a criticar nuestra tabla de los ngeles lo mismo que aquella de sus misiones, como siendo tachadas de error porque se apoyan sobre los textos cuyo valor es discutible. Sosteniendo puntos de vista tan diferentes, es bien difcil de encontrar un terreno de entendimiento. En relacin a esto, nosotros creemos til citar de nuevo una enseanza del Maestro Felipe, enseanza de naturaleza a hacer reflexionar a los escpticos endurecidos : Nosotros vamos, todos aquellos que tienen fe a los palabras del Evangelio, en tropilla hacia la luz, pero infeliz aquel que no pueda ni ver ni entender, que rechace las palabras de Cristo ; este morir, es decir quedar rezagado, por miles de siglos, en las tinieblas, y ser forzado a esperar de nuevas generaciones.

  • Captulo segundo Los ngeles tal como ellos estn definidos por los Diccionarios Una incursion a travs de los Diccionarios de diferentes pocas nos dar vistas interesantes sobre la manera de dfinir la naturaleza de los ngeles y sobre la comprensin de su misin en la poca de la aparicin del Diccionario. Nosotros comenzaremos por reproducir los detalles circunstanciados que encontramos en el gran Diccionario histrico de L. Moreri, sacerdote y Doctor en teologa. Esta importante creacin en seis volmenes in-folio, apareci en Baie en 1731, refleja bien las nociones de angelologa de esta poca, nociones heredadas de la Edad Media y del Renacimiento. Estudiemos entonces la enseanza dada por este sabio Doctor sobre los ngeles: ngel, nombre comn a todos los espritus celestes. Se le atribuye particularmente a aquellos del ltimo orden de la tercera Jerarqua. Esta palabra viene del griego Aggelos que significa mensajero o enviado. Se hace de nuevo una otra diferencia de los ngeles a los Arcngeles, en eso que los ngeles son enviados para las cosas ordinarias, y los Arcngeles para las cosas ms importantes. Se dice que en general los ngeles estn divididos en tres Jerarquas y cada Jerarqua en tres rdenes. La primera Jerarqua es la de los Serafines, Querubines y Tronos. La segunda Dominaciones, Virtudes y Potestades. Y la tercera o ltima, Principalidades, Arcngeles y de los ngeles. Los Serafines son Espritus ardiendo de un amor ms ardiente que los otros. Los Querubines son ms esclarecidos que los otros, porque ellos comunican su luz y su ciencia. Los Tronos son Espritus que sirven como trono en la majestad de Dios. Las Virtudes exceden en fuerza, para operar cosas milagrosas. Las Potencias detienen el Poder y la malicia de los demonios. Las Dominaciones tienen ascendencia sobre los hombres. Los Principados tienen poder sobre los Reinos para cuidarlos y defenderlos. Nosotros hemos notado la diferencia de los ngeles y Arcngeles.

    Los filsofos paganos, y sobre todo los Platnicos, han enseado que hay seres espirituales por encima de la soberana divina, que tenan parte en el gobierno del mundo. Ellos han admitido buenos y malos genios : es eso que se denomina ngeles y Demonios. Los Samaritanos mismos y los Caraitas no negaron que los hubiese. Los Mahometanos los admitieron. Jess Cristo y los apstoles han dado testimonio en la existencia de los ngeles y de los demonios. Toda la antiguedad cristiana ha credo que existan. Pero la mayora de los antiguos Padres han supuesto que ellos tenan cuerpos, aunque sutiles. Los Telogos han sostenido, segn la definicin del Concilio de Letran, que ellos eran seres puramente espirituales, que Dios haba creado antes de crear el Mundo corporal o al mismo tiempo. Ellos han agitado muchas cuestiones sobre el nombre, la orden, la naturaleza y las facultades ; cuestiones que no tienen ninguna solidez, y que no pueden la mayora ser decididas, ni por la Biblia, ni por la tradicin. El autor de los libros de la Jerarqua celeste, que a escrito en el fin del V siglo y que no es San Dionisio, el Areopagita, es el primero que ha distinguido los ngeles en tres Jerarquas, y en nueve rdenes. Los Judos distinguen tambin diferentes rdenes de los ngeles, y ponen a la cabeza de los ngeles, un primer ngel que ellos llaman Metraton, quien es el

  • San Miguel de los Cristianos. Ellos reconocan a los ngeles tutelares de las naciones, y le atribuan el gobierno de los astros ; ellos han honrado los ngeles; ellos del mismo modo pusieron este culto muy lejos : los Judos modernos los honran adems, y les dirigen sus oraciones... Los cristianos crean que los ngeles son, como dijo San Pablo, los Ministros de Dios, que l envia para tener cuidado de las cosas aqu abajo, y que no solamente los reinos y las provincias, sino aun todos los cristianos en particular tienen ngeles guardianes. Este sentimiento no es universal. Ellos ensean que todos los ngeles han sido creados santos y perfectos, muchos son cados de este estado por orgullo, y que ellos han sido precipitados en el infierno, y condenados a penas eternas, mientras que los otros han sido confirmados en gracia, y que ellos son bienaventurados por siempre... En relacin con los buenos ngeles, uno est persuadido que ellos no trabajan mas que al bien y a la salud de los hombres, a menos que Dios no les ordene castigar a los malvados... Los Catlico Romanos no honran mas que tres ngeles: Miguel, Rafael y Gabriel, de los que se hace mencin en las Santas Escrituras. Por Uriel su culto es equivocado. en el Diccionario enciclopdico teolgico de Migne, encontramos, debido a la pluma del Abate Bertrand, un artculo detallado sobre la naturaleza y el comportamiento de los ngeles. Tenemos all una tabla de las creencias de los religiosos hacia 1848, fecha de la aparicin de este estudio. NGELES: : Mensajeros, porque Dios se ha servido muchas veces de ellos para comunicarse con los hombres y hacer conocer a estos su voluntad. Hay nueve rdenes o Coros dispuestos en tres Jerarquas Y he aqu la disposicin :

    Serafines Querubines Tronos

    Dominaciones Virtudes Potencias

    Principados Arcngeles ngeles

    Segn San Dionisio, tales son sus cualidades y atribuciones : Los Serafines exceden por su amor. Los Querubines exceden por su silencio. Sobre los tronos reina la majestad divina. Las Dominaciones tienen autoridad sobre los hombres. Las Virtudes encierran la fuerza de los milagros. Las Potencias se oponen a los demonios. Los Principados vigilan sobre los imperios. Los Arcngeles y los ngeles son los mensajeros de Dios. Las misiones ms importantes estn reservadas a los Arcngeles. Miguel es considerado como el Prncipe de la milicia celeste, el ms formidable adversario de los demonios. Gabriel anuncia lo que tiene relacin con la encarnacin. Rafael significa curacin de Dios. Los ngeles toman forma para presentarse a los hombres. Apariciones en cuerpos : Abraham lava los pies de los tres ngeles bajo el roble de Mambr.

  • Jacob lucha cuerpo a cuerpo con un ngel que lo lastima para demostrar que la lucha haba sido real. Rafael vive y come durante tres meses con Tobas. Manifestaciones en apariencia de un cuerpo que no se puede ni agarrar ni tocar. Manifestaciones sin cuerpos, por el sonido o la Palabra ; tal fue el caso de Moiss que escuch el ngel del Seor hablarle en nombre de Dios en el arbusto ardiente. Otras veces los ngeles hablan en ocasiones de visiones extticas o en un sueo durante la noche. Pero ellos no se aparecen con alas, pero se los pinta con alas en sus representaciones pictricas, esto ya es un smbolo para mostrar la rapidez con la cual ellos ejecutan la voluntad de Dios. en cuanto al ngel guardin, todo cristiano tiene uno ; Orgenes dijo que este ngel es dado al momento del bautismo, mientras que San Gregorio afirma que todo hombre viniendo al mundo tiene su ngel guardin. La Iglesia celebra el 29 septiembre la fiesta de San Miguel y de todos los ngeles y el 2 octubre aquella de los ngeles guardianes. Los cristianos orientales tienen otra clasificacin de los ngeles : NGELES: Arcngeles Dominaciones Magistrados Tronos Principados Potencias Querubines Serafines Los Judos ensean que cuatro ngeles rodean sin cesar el trono de la Majestad Divina: Miguel se encuentra a la derecha, Uriel a izquierda, Gabriel y Rafael detrs. Los Judos igualmente reconocan diez clases de ngeles: Khayoth Animales Ophanim Roues Erlim Poderosos lohim Ellos Bn-lohim Hijos de Dios Chrubim Khaschmalim Ardientes Sraphim Melachim NGELES: Ischim Hombres Los Musulmanes profesan las mismas creencias en cuanto a los ngeles que los Cristianos. He aqu eso que dijo a este sujeto el Catecismo musulman: En relacin de eso que nosotros debemos creer a los ngeles, nuestra fe ser completa si nosotros creemos de corazn y si confesamos de boca que el Dios Muy Alto tiene servidores o ministros a los cuales se da el nombre de ngeles, que son perfectamente nacidos sin pecado, que asisten continuamente ante Dios , que ejecutan puntualmente sus rdenes y jams las desobedecen. Los ngeles son cuerpos sutiles y puros, formados de luz... Es necesario de creer en estos ngeles... Y es tambin una de las condiciones absolutas de la fe para amarlos. Aquel que no cree en ellos y no los ama, que l sea tenido por infiel ! Se debe saludar los ngeles tras la oracin dndose vuelta de derecha a

  • izquierda, y diciendo : Que la paz sea contigo! o: Que la paz y la misericordia de Dios sea contigo! Los Arcngeles son en nmero de seis: Gabriel, Miguel, Azral, srafil, Mounkir, Nkir. Si consultamos en la vasta enciclopedia teolgico de Migne la creacin consagrada en la Liturgia catlica, encontramos un til complemento de instruccin sobre los ngeles: La veneracin por los ngeles remonta a los primeros siglos de la Iglesia. Leemos en los escritos de los santos Padres, que estos espritus bienaventurados son nuestros intercesores y nuestros abogados cerca de Dios... No hay nada de inconsecuente en orar a los ngeles, para instituir Fiestas en su honor. Es verdad que en los cuatro primeros siglos de la Iglesia, no encontramos ninguna solemnidad establecida para rendirles un culto. Este culto ha sido reglamentado luego de diversas apariciones del Arcngel San Miguel : La primera aparicin de San Miguel tuvo lugar en Colosses, en Frigia. Un templo fue elevado y un culto establecido por el emperador Constantino en Constantinopla siguiendo esta aparicin. La segunda aparicin tuvo lugar sobre el monte Gargan, en Italia. La tercera aparicin, en 709, sobre el monte Saint-Miguel tuvo por testigo Antebert, Obispo d'Avranches. Al sujeto de los ngeles, San Gregorio, Papa, se expresa as : Sabemos por las Santas Escrituras, que hay nueve rdenes de ngeles, a saber: los ngeles, los Arcngeles, las Virtudes, las Potencias, los Principados , las Dominaciones, los Tronos, los Querubines y los Serafines. Casi todas las pginas sagradas atestiguan que hay ngeles y Arcngeles. Los libros de los profetas hablan con frecuencia, como se dijo, Querubines y Serafines. San Pablo a los Efesios enumera cuatro tipos de jerarquas anglicas, cuando l dijo:Por encima de toda Principalidad, de toda Potencia, de toda Virtud y de toda Dominacin . El mismo escribiendo a los Colonienses dijo: sean los Tronos, sean las Dominaciones, sean los Principados , sean las Potencias . As cuando a estas cuatro rdenes se unen las Virtudes, se encuentran cinco, y finalmente cuando a los ngeles y Arcngeles, se unen Querubines y Serafines, se encuentra necesariamente nueve rdenes o Coros. El trmino ngel expresa menos la naturaleza que la funcin por la cual estos espritus fueron creados ; a los Arcngeles estn reservados los mensajes ms importantes, y esto segn su naturaleza: Miguel Gabriel Rafael En un otro volmen de la Enciclopedia de Migne, tratando de los Ritos sagrados, encontramos el texto de un Himno y de una Oracin en honor de los Santos ngeles; es interesante de reproducirlos aqu: 0 Jess, que estn la gloria y la virtud del Padre Eterno, as que la Vida de nuestros corazones, te alabamos con los ngeles que te asisten reunir los orculos que salen de tu boca.

  • Millones de ngeles se presentan alrededor de vosotros, en numerosos batallones ; a su cabeza avanza Miguel, desplegando el estandarte de la cruz. Miguel hace retroceder hasta el fondo del abismo la cabeza del dragon infernal, y golpea con sus complices al jefe de los ngeles rebeldes. Ubiqumonos bajo la bandera del jefe de la milicia celeste, y combatamos con l al Prncipe del orgullo, afn de recibir la corona de gloria al trono del Cordero. Gloria es decir por siempre, como ella ha sido siempre, al Padre, al hijo y a vosotros, o Espritu Santo! Amen. Ant. Acurdate de nosotros, glorioso arcngel San Miguel ; ruega al hijo de Dios por nosotros, en todas partes y siempre ! Rp. Yo cantar himnos en la presencia de los ngeles, o mi Dios ! Oracin Angele Dei, que custos es mei, me tibi commissum pietate superna, illumina, custodi, rege y guberna. Amen. ngel de Dios, que eres mi guardin y a los cuidados del cual yo he sido confiado por la bondad divina, ilumname, cudame, condceme, gobirname. As sea. Si luego de haber ledo estas notas detalladas nosotros abrimos el gran Diccionario enciclopdico de Trousset, en seis volmenes, aparecido hacia 1890-1900, vemos que los redactores de esta enorme obra, reflejan el pensamiento racionalista de esta poca, no han credo til consagrar a la cuestin de los ngeles ms de algunas lneas muy breves : ngel. s. M. (gr. Aggelos, mensajero ; lat. Anglus). Creatura puramente espiritual intermediaria entre Dios y el Hombre y que se la representa bajo la figura humana con alas. Hay all bien el reflejo de una poca teida por sus descubrimientos cientficos y poco ansiosa por cuestiones espirituales, desinteresndose de los problemas del Ms All y seres que l