05157021 CALVIN - El Ideograma

13
1 El ideograma: un vínculo entre retórica e ideología Michael Calvin McGee En 1950, Kenneth Burke, aparentemente siguiendo a Dewey, Mead y Lippmann, anunció su preferencia por la noción de “filosofía del mito”, mejor aún que el entonces prevalente concepto de “ideología”, para explicar el fenómeno de conciencia de masa 1 . Al tiempo que los escritores contemporáneos se han orientado hacia el desarrollo de esta simbólica o drástica alternativa, el concepto de ideología se ha atrofiado. Muchos utilizan el término de manera inocente, casi como un sinónimo de doctrina o dogma en las organizaciones políticas 2 ; otros usan la palabra en un sentido impostado que oscurece o simplemente niega la conexión fundamental entre el concepto y las descripciones de conciencia de masa 3 . El concepto parece haberse trasladado hacia la tontería y la crítica neoaristotélica: como sugirió Bormann, la misma palabra es ampliamente percibida por su incrustación en el “paquete intelectual” del marxismo ortodoxo 4 . Objetar el uso o abuso de cualquier término técnico sería, comúnmente, un signo de excesiva irritabilidad. Sin embargo, en esta instancia, las conceptualizaciones como “filosofía del mito”, “visiones fantásticas” y “escenarios políticos”, que vinieron aparejadas con usos excéntricos y/o estrechos de “ideología”, camuflan problemas irresueltos y significantes. Estamos ante un fenómeno crudo e innegable: en comunidad, los seres humanos se comportan y piensan de modo diferente que en aislamiento. Se dice que la comunidad “tiene una mente propia”, distinta de la del individuo por sí misma individual. Los autores en la tradición de Marx y Mannheim explican esta diferencia observando que la única posibilidad de “mente” yace en el individuo por sí mismo individual, en el organismo humano. Si uno parece pensar y comportarse colectivamente, entonces ha sido estafado, autoengañado o manipulado por aceptar la existencia cruda de fantasías tales como “mente pública”, “opinión pública” o “filosofía pública”. Los simbolistas generalmente quieren decir que este truco es “trascendencia”, un acuerdo voluntario para creer y participar en un “mito”. Los materialistas sostienen que el mito es una forma insidiosa e reificada de “mentira”, un sistema -que se perpetúa a si mismo- de creencias e interpretaciones impuestas a todos los miembros de la comunidad por la clase gobernante. Burke, haciendo énfasis en los individuos engañados, se preocupa más por la estructura del “motivo” que por las condiciones objetivas que afectan y restringen la libertad del individuo para desarrollar una conciencia política. Los neomarxistas, con el foco en los estafadores y en la maquinaria de estafas, dicen que la pregunta esencial es la que localiza precisamente las 1 Kenneth, Burke. Rhetoric of Motives (New York, Prentice Hall, 1950), pp. 197-203; John Dewey. The Public and Its Problems (New York, Henry Holt, 1927); George Head. Mind, Self, and Society (Chicago, Univ de Chicago Press, 1934), Walter Lippmann. Public Opinion (1922; rpt New York, Free Press, 1965) 2 Véase Arthur Schlesinger. “Ideology and Foreign Policy: The American Exprerience”, en George Schwab (ed.) Ideology and Foreign Policy (New York, Cyrco, 1978) y Randall Bytwerk. “Rhetorical Aspects of the Nazi Meeting: 1926-1933”, Quarterly Journal of Speech 61 (1975). 3 Véase William Brown. “Ideology as communication process”, Quarterly Journal of Speech 64 (1978) y Jürgen Habermas. “Technology and science as ‘ideology’” en Toward Rational Society (1968, Boston, Beacon, 1970) 4 Véase Borrmann. “Fantasy Theme Análisis: an exploration and assesment”, S.C.A., 1978 y George Lichtheim. “The concepto of ideology”, en History and Theory 4 (1964-54) y Hans Barth. Truth and ideology. Berkeley, 1976. 1/13

description

Retórica e ideología. Noción de ideograma.

Transcript of 05157021 CALVIN - El Ideograma

  • 1

    El ideograma: un vnculo entre retrica e ideologa

    Michael Calvin McGee

    En 1950, Kenneth Burke, aparentemente siguiendo a Dewey, Mead y Lippmann,

    anunci su preferencia por la nocin de filosofa del mito, mejor an que el entonces prevalente concepto de ideologa, para explicar el fenmeno de conciencia de masa1. Al tiempo que los escritores contemporneos se han orientado hacia el desarrollo de esta simblica o drstica alternativa, el concepto de ideologa se ha atrofiado. Muchos utilizan el trmino de manera inocente, casi como un sinnimo de doctrina o dogma en las organizaciones polticas2; otros usan la palabra en un sentido impostado que oscurece o simplemente niega la conexin fundamental entre el concepto y las descripciones de conciencia de masa3. El concepto parece haberse trasladado hacia la tontera y la crtica neoaristotlica: como sugiri Bormann, la misma palabra es ampliamente percibida por su incrustacin en el paquete intelectual del marxismo ortodoxo4.

    Objetar el uso o abuso de cualquier trmino tcnico sera, comnmente, un signo de excesiva irritabilidad. Sin embargo, en esta instancia, las conceptualizaciones como filosofa del mito, visiones fantsticas y escenarios polticos, que vinieron aparejadas con usos excntricos y/o estrechos de ideologa, camuflan problemas irresueltos y significantes. Estamos ante un fenmeno crudo e innegable: en comunidad, los seres humanos se comportan y piensan de modo diferente que en aislamiento. Se dice que la comunidad tiene una mente propia, distinta de la del individuo por s misma individual. Los autores en la tradicin de Marx y Mannheim explican esta diferencia observando que la nica posibilidad de mente yace en el individuo por s mismo individual, en el organismo humano. Si uno parece pensar y comportarse colectivamente, entonces ha sido estafado, autoengaado o manipulado por aceptar la existencia cruda de fantasas tales como mente pblica, opinin pblica o filosofa pblica. Los simbolistas generalmente quieren decir que este truco es trascendencia, un acuerdo voluntario para creer y participar en un mito. Los materialistas sostienen que el mito es una forma insidiosa e reificada de mentira, un sistema -que se perpeta a si mismo- de creencias e interpretaciones impuestas a todos los miembros de la comunidad por la clase gobernante. Burke, haciendo nfasis en los individuos engaados, se preocupa ms por la estructura del motivo que por las condiciones objetivas que afectan y restringen la libertad del individuo para desarrollar una conciencia poltica. Los neomarxistas, con el foco en los estafadores y en la maquinaria de estafas, dicen que la pregunta esencial es la que localiza precisamente las

    1 Kenneth, Burke. Rhetoric of Motives (New York, Prentice Hall, 1950), pp. 197-203; John Dewey. The Public and Its Problems (New York, Henry Holt, 1927); George Head. Mind, Self, and Society (Chicago, Univ de Chicago Press, 1934), Walter Lippmann. Public Opinion (1922; rpt New York, Free Press, 1965) 2 Vase Arthur Schlesinger. Ideology and Foreign Policy: The American Exprerience, en George Schwab (ed.) Ideology and Foreign Policy (New York, Cyrco, 1978) y Randall Bytwerk. Rhetorical Aspects of the Nazi Meeting: 1926-1933, Quarterly Journal of Speech 61 (1975). 3 Vase William Brown. Ideology as communication process, Quarterly Journal of Speech 64 (1978) y Jrgen Habermas. Technology and science as ideology en Toward Rational Society (1968, Boston, Beacon, 1970) 4 Vase Borrmann. Fantasy Theme Anlisis: an exploration and assesment, S.C.A., 1978 y George Lichtheim. The concepto of ideology, en History and Theory 4 (1964-54) y Hans Barth. Truth and ideology. Berkeley, 1976.

    1/13

    AdministradorCuadro de texto05/157/021 - 13 cop.(Sem. Vitale)

  • 2

    descripciones de la tensin dialctica entre falsa y verdadera conciencia, entre realidad e ideologa5.

    Sin embargo, ninguna de las caras de la controversia cae en error. Ambos, mito e ideologa, presuponen una falsedad fundamental en la metfora comn, la cual alega la existencia de un organismo social. La ideologa asume, sin embargo, que la exposicin de la falsedad es un acto moral: a pesar de que nunca experimentamos una verdadera conciencia, nos es tericamente accesible y, por tanto, somos moralmente negligentes si no nos deshacemos de lo falso y nos enfocamos a lo verdadero. Por otro lado, la falsedad presupuesta por el mito es amoral porque es un fenmeno puramente potico, legitimizado por autorizacin del poeta, una suspensin del descreimiento. Un simbolista que habla de mito tpicamente sostiene un acercamiento al objeto de estudio libre de valor, un acercamiento en el cual uno niega que mito sea sinnimo de mentira y lo considera como una falsedad de una naturaleza peculiar y redentora. Por otro lado, los materialistas parecen utilizar el concepto ideologa expresamente para garantizar proposiciones normativas teniendo en cuenta la explotacin de la clase proletaria por parte de interesados saqueadores. No hay equivocacin en las aparentemente contradictorias concepciones porque fundamentalmente los simbolistas y los materialistas persiguen dos estudios diferentes: los marxistas se preguntan cmo lo dado por el entorno humano impacta en el desarrollo de la conciencia poltica; los simbolistas se preguntan cmo los hombres, usando smbolos y creando realidad en potencia impactan en la realidad material, clasificndola normativamente, mticamente.

    Los errores aparecen cuando se conciben mito e ideologa como contrarios, descripciones tericas alternativas e incompatibles del mismo fenmeno. Los materialistas descuidan los estudios del lenguaje y la consecuente incapacidad de la teora marxista de explicar las realidades construidas socialmente est divulgada6. No tan bien descrito se encuentra el descuido respecto del entorno material y la consecuente incapacidad de la teora simbolista de explicar el impacto de fenmenos materiales en la construccin social de la realidad7. No es mi intencin en ninguna manera menospreciar el estudio de los investigadores que intentan desarrollar la filosofa del mito de Burke; de hecho, me he unido a este esfuerzo en alguna ocasin. Sin embargo, s considero que cada uno de nosotros se ha equivocado en el sentido de que hemos concebido las rbricas del simbolismo ms como una alternativa que como una descripcin complementaria de la conciencia poltica. La afirmacin de que filosofa del mito es una alternativa a ideologa esquiva la pregunta que Marx intent formular. Marx estaba interesado en el poder, la capacidad de una elite de controlar el establishment poltico, econmico y militar del Estado, de dominar los sistemas de informacin del Estado y, an ms, de determinar la conciencia de las masas populares. Estaba comprometido con la causa del proletariado: si una norma era abogada por las clases altas, era en virtud de una seduccin nociva; y si un miembro del proletariado era persuadido por algn argumento, esa persona era poseda por una ideologa, victimizada y explotada. Como es previsible, los simbolistas critican a Marx sus 5 Vase Burke. Permanence and change. Indianpolis, Bobbs-Merrill, 1965), Marx y Engels. The german ideology [1847] (Mosc, Progress Publishers, 1975-77), Kart Manheim. Ideology and Utopia. (New York, Harvest Books, 1952) y Martin Seliger. The Marxist conception of ideology: a critical essay (Cambridge, Cambridge Univ Press, 1977) 6 Vase Williams Mullins. Truth and Ideology: reflections on Manheims paradox, History and Theory 18 (1979), William Shaw. The Handmill gives you the feudal lord: Marxs technological determinism, History and Theory 18 (1979), Jean-Paul Sartre. Critique of dialectical reason (Londres, NLB, 1976) y Jean-Paul Sartre. Search for a method (New Yor, Vintage, 1968). 7 Vese Runciman. Describing, Mind 81 (1972), H. Simons, E. Mechling y H. Schreier. Mobilizing for collective action from the bottom up: the rhetoric of social movements (en prensa).

    2/13

  • 3

    polticas sugiriendo que la suya es una frmula excelentemente conveniente que confunde compromiso con verdad cientfica histricamente. Al concebir la falsedad potica, nos deshacemos de la ilusin de que la interpretacin es cientfica, pero tambin apartamos la probabilidad de que los mitos que estudiamos como una alternativa sean trados hacia nosotros por la fuerza bruta del poder. Mientras Marx sobreestim el poder como una variable para descubrir la conciencia poltica, Burke, Polanyi y otros no buscan discutir la capacidad, an de un estado libre, de determinar la conciencia poltica8.

    Si queremos describir el engao a la mente, el cual nos hace creer que pensamos por, con y a travs de la sociedad a la que pertenecemos, necesitamos un modelo terico que tome en cuenta tanto mito como ideologa, un modelo que no niegue la capacidad humana de controlar el poder a travs de la manipulacin de los smbolos ni deje de lado las preguntas esenciales de Marx en relacin a la influencia del poder para crear y mantener conciencia poltica. Argumentar aqu que tal modelo debe comenzar con el concepto de ideologa y continuar vinculando esta nocin con los intereses del simbolismo.

    Elaborar los siguientes compromisos e hiptesis: si existe conciencia de masa, ella debe estar empricamente presente. Acuerdo con Marx en que el problema de la conciencia es fundamentalmente prctico y normativo, en que esencialmente tiene que ver con describir y evaluar la legitimidad de los motivos pblicos.

    Esa conciencia, creo, es siempre falsa no porque estemos programados como autmatas o seamos propensos a estructurar las percepciones polticas como falsos dramas, sino porque la verdad en la poltica es siempre una ilusin. La falsedad de una ideologa es especficamente retrica porque la ilusin de verdad y falsedad con respecto a compromisos normativos es un producto de la persuasin9. Como el acceso ms claro a la persuasin (y por consiguiente, a la ideologa) es a travs del discurso empleado para producirla, sugerir que en la prctica la ideologa es un lenguaje poltico, preservado en documentos retricos, que tiene la capacidad de tomar decisiones y controlar creencias y comportamientos pblicos. Adems, el lenguaje poltico que manifiesta la ideologa aparece caracterizado por eslganes, un vocabulario de ideogramas, fcilmente confundidos por la terminologa tcnica de la filosofa poltica. Un anlisis de los usos ideogrficos en la retrica poltica creo- revela los sistemas interpenetrables o las estructuras de las intenciones pblicas. Estas estructuras son patrones diacrnicos y sincrnicos de conciencia poltica, capaces de controlar el poder y de influenciar incluso determinar- la forma y la textura de la realidad de cada individuo.

    Caractersticas hipotticas de los ideogramas La tesis de Marx sugiere que la ideologa determina las creencias de las masas y,

    por consiguiente, restringe la libre emergencia de la opinin poltica. Segn esta lgica, los miembros ms libres de una comunidad son aquellos que pertenecen al poder de 8 Vase Burke. The rethoric oh Hitlers battle en The philosophy of literary form (Berkeley, Univ de California, 1973), Burke. Attitudes towards History (1961), E. Cassirer. The philosophy of symbolic forms (New Haven, Univ de Yale, 1953), E. Cassirer. The myth of the State (New Haven, Univ de Yale, 1946) y M. Polanyi. Personal Knowledge: towards a postcritical philosophy (Chicago, Univ de Chicago, 1962). 9 Vase Ch. Perelman y L. Olbrechts-Tyteca. The new rethoric: a treatise on argumentation (Notre Dame, Univ de Notre Dame, 1969), J. M. Ziman. Public Knowledge: an essay concerning the social dimension of science (Cambridge, Cambridge University Press, 1968), G. E. Moore. Principia ethica (Cambridge, Cambridge University Press, 1965) y B. E. Gronbeck. From is to ought: alternative strategies, Central States Speech Journal 19 (1968).

    3/13

  • 4

    una elite. Sin embargo, la imagen de unos titiriteros encapuchados manejando a las masas a voluntad no es convincente ya que la elite misma es prisionera de la misma falsa conciencia comunicada por el sistema de gobierno en toda su extensin. Cuando consideramos el impacto de la ideologa en la libertad y del poder en la conciencia, debemos tener en claro que la ideologa es trascendente como tambin la influencia de las creencias y los comportamientos de los gobernantes y los gobernados. Nada necesariamente restringe a las personas que ejercen el poder de Estado. El gobierno puede castigar a los tiranos y manacos por su tirana y mana pero, en trminos prcticos, la nica manera de dar forma o de ablandar el poder en el momento de su ejercicio es una persuasin anterior. De manera similar, nada necesariamente determina la conducta o la creencia individuales. Un ciudadano puede ser reprendido por su desobediencia o excentricidad luego de haber cometido un crimen; sin embargo, en el momento en el momento del desafo, la nica manera de combatir el impulso criminal es una persuasin anterior. En otros trminos, sugiero que el control social en su esencia es control sobre la conciencia, la influencia a priori de las predisposiciones aprendidas10.

    Parece inapropiado caracterizar a las agencias de control como medios socializantes o condicionantes ya que no hay necesidad de control social. Ningn individuo se encuentra forzado a responder de la misma manera que un perro condicionado es obligado a salivar o que a un nio socializado se le pide que hable espaol. Los seres humanos estn condicionados no directamente por sus creencias y comportamientos, sino por un vocabulario de conceptos que funciona como gua, garanta, razones o excusas de las creencias y los comportamientos. Cuando una proposicin se justifica con trminos como estado de derecho, libertad, tirana, juicio por jurado, entre otros, se presupone que los seres humanos van a reaccionar de manera predecible y automtica. As sucedi cuando una mayora de norteamericanos se sorprendi no cuando unos jvenes presuntamente sanos acordaron en cruzar medio planeta por Dios, su pas, tarta de manzana o cualquier otra mala razn, sino cuando otros jvenes mostraron sentido comn al mudarse a Montreal buscando as no ser visibles en una guerra civil que no era de su incumbencia. El producto final de la insistencia del Estado en algn grado de conformidad con respecto a creencias y conductas -sugiero- es una retrica del control, un sistema de persuasin que se presupone efectivo en toda la comunidad. Hacemos una retrica de la guerra para persuadirnos de la necesidad de la guerra, pero luego olvidamos que es una retrica y evaluamos los juicios populares negativos hacia sta como una cobarda antipatritica.

    No es notorio concebir el control social como fundamentalmente retrico. En el pasado, sin embargo, los trabajos en retrica consideraron la retrica del control como una especie de argumentacin y as asumieron que la unidad de anlisis fundamental era una serie integrada de proposiciones. Creo que esto es un error: argumentar es poner a prueba una afirmacin o una negacin; un argumento es un medio de probar la verdad de unidades gramaticales, oraciones declarativas, que afirman ser una representacin confiable de la realidad. En el vocabulario de la argumentacin, estado de derecho (rule of law) no cobra sentido hasta que se convierte en el sujeto o el predicativo de una

    10 Vase K. Burke. A dramatistic view of the origins of language and postscripts on the negative, en Language as symbolic action (Berkeley, Univ de California, 1966), H. Arendt. What is authority?, en Between past and future (New York, Viking, 1968), H. Arendt. Lying in politics: reflections on the pentagon papers en Crises of the republic (New York, Harcourt, 1972), Jrgen Habermas. Hannah Arendts communications concept of power, Social Research 44 (1977) y J. G. A. Pocock. Politics, Language and time (New York, Atheneum, 1973) y R. Goowin. Laying linguistic traps, Political theory 6 (1977)

    4/13

  • 5

    oracin. Si digo el estado de derecho es un valor cultural primordial en los Estados Unidos o Carlos, fui un cruel y caprichoso tirano, he pronunciado una afirmacin que puede ser probada o quizs criticada con observaciones lgicas. Cuando simplemente digo estado de derecho, por el contrario, estas palabras no pueden ser calificadas lgicamente como una proposicin. An as, considero que libertad y propiedad tienen un significado obvio. Las palabras utilizadas como agencias de control social pueden tener un poder intrnseco y si as es, se puede distorsionar los trminos clave del conflicto social, compromiso y control si se piensa que son partes de una proposicin ms que unidades bsicas de anlisis.

    Sin embargo, las palabras (y no las proposiciones) como propiedad, religin, derecho a la propiedad privada, estado de derecho y libertad son ms significativas de lo que pueden llegar a ser las proposiciones. Ellas son los elementos estructurales, la base sobre la que se construye la ideologa. Por lo tanto, deben ser pensadas como ideogramas, como los smbolos chinos, ya que significan y contienen un compromiso ideolgico nico; aun ms, sugieren presuntamente que cada miembro de la comunidad ver cada matriz compleja como una gestalt. Lo que estado de derecho significa es la serie de proposiciones que pueden ser empleadas para justificar un orden liberal.

    A uno no se le permite cuestionar la lgica fundamental de un ideograma. Todos estn condicionados a pensar que estado de derecho es un compromiso lgico como se le ensea que 186.000 millas por segundo es una descripcin emprica adecuada de la velocidad de la luz an cuando pocos puedan realizar los experimentos para probarlo11.

    Lo importante acerca de los ideogramas es que existen en el discurso real y funcionan clara y evidentemente como agentes de conciencia poltica. No son inventados por los observadores, vienen como una parte de las vidas de las personas, cuyos motivos articulan. As, por ejemplo, estado de derecho es un motivo ms preciso y objetivo que trminos como neurtico, paranoico y petit bourgeois inventados por el observador.

    Los ideogramas plantean un problema metodolgico dada su especificidad: cmo realizamos una generalizacin de estado de derecho a una descripcin de conciencia que comprenda no solo estado de derecho sino tambin otros motivos? Qu describimos con el concepto de ideologa y cmo procedemos en el anlisis cultural especfico prometido con el vnculo conceptual entre retrica e ideologa?

    A pesar de que ambos conceptos virtualmente llegan a la misma conclusin, el argumento esencial parece ser ms til y cuidadoso en la nocin de hombre etimolgico de Ortega que en el concepto poticamente escondido de animal que usa smbolos y logologa, propuesto por Burke:

    El hombre, cuando se pone a hablar, lo hace porque cree que va a poder decir lo

    que piensa. Pues bien, esto es ilusorio. El lenguaje no da para tanto. Dice, poco ms o menos, una parte de lo que pensamos y pone una valla infranqueable a la transfusin de l resto. Sirve bastante bien para enunciaciones y pruebas matemticas. Ya al hablar de fsica empieza a ser equvoco e insuficiente. Pero conforme la conversacin se ocupa de temas ms importantes que stos, ms humanos, ms reales, va aumentando su imprecisin, su torpeza y su confusionismo. Dciles al prejuicio inveterado de que hablando nos entendemos, decimos y escuchamos de tan buena fe que acabamos por malentendemos mucho ms que si, mudos, nos ocupsemos de adivinarnos. Ms an: como nuestro

    11 Vase Burke. A grammar of motives (New York, Prentice-Hall, 1945), Burke. Rhetoric, Cassirer. Languague and myth (New York, Dover, 1953), R. Weaver. The ethics of rhetoric (Chicago, Gateway, 1970) y Coward y Ellis. Language and materialism (Londres, Routledge, 1977)

    5/13

  • 6

    pensamiento est en gran medida adscrito ala lengua -aunque me resisto a creer que la adscripcin sea, como suele sostenerse, absoluta-, resulta que pensar es hablar consigo mismo y, consecuentemente, malentenderse a s mismo y correr gran riesgo de hacerse un puro lo12.

    Este habla genera una serie de usos que nos unen desde que hablamos la misma

    lengua, pero tambin nos separa de otros seres humanos que no aceptan nuestros significados e intenciones13. As, Ortega sostiene que el lmite esencial de las nociones es el uso del lenguaje: esta arquitectura gigante de usos es, precisamente, la sociedad14 y es a travs de estos usos que la sociabilidad particular de un ciudadano existe:

    La lengua, el habla, es lo que la gente dice, es el ingente sistema de usos verbales

    establecido en una colectividad. El individuo, la persona, desde que nace est sometido a la coaccin lingstica que esos usos representan. Por eso es la lengua materna, tal vez, el fenmeno social ms tpico y claro. Con ella penetra la gente dentro de nosotros y se instala all haciendo de cada cual un caso de la gente. La lengua materna socializa lo ms ntimo de nuestro ser y merced a ello todo individuo pertenece, en el sentido ms fuerte del trmino, a una sociedad. Podr huir de la sociedad en que naci y fue educado, pero en su fuga la sociedad le acompaa inexorablemente, porque la lleva dentro. Este es el verdadero sentido que puede tener la afirmacin de que el hombre es un animal social15.

    La referencia de Ortega es, por supuesto, con respecto al lenguaje en general y

    no a un vocabulario particular dentro del lenguaje. De este modo, este autor trabaj con el vocabulario de los saludos para demostrar la cualidad definitiva de los usos lingsticos al concebir la sociedad16. Su razonamiento, sin embargo, invita a la especificacin, a prestar atencin a los componentes de la arquitectura creada supuestamente por los usos.

    Desde el momento en que los usos nos unen y nos separan, parece razonable sugerir que las funciones de unir y separar seran representadas por vocabularios especficos, trminos y palabras. Considerando la unin y la separacin polticas, dichos vocabularios consistiran en ideogramas. Los usos como libertad definen una colectividad, por ejemplo los parmetros externos de una sociedad, porque dichos trminos no existen en otras sociedades o no tienen exactamente los mismos significados. As, en Estados Unidos afirmamos una creencia comn en igualdad, como tambin lo hacen los ciudadanos de la Unin Sovitica, pero igualdad no es la misma palabra en su significado o en su uso. Uno puede definir precisamente la diferencia entre dos comunidades, en parte, comparando el uso de ideogramas definidos.

    Por supuesto, podemos interactuar con los soviticos a pesar de las barreras del lenguaje y del uso. La interaccin es posible por ideogramas de un orden superior paz mundial, distensin, esferas de influencia, etctera, que permiten una unin temporaria17. En otra direccin, es tambin verdadero que hay intereses especiales dentro de los Estados Unidos separados los unos de los otros precisamente por desacuerdos en cuanto a la identidad. De esta manera, estamos divididos en subgrupos

    12 Ortega y Gasset. Man and people (New York, Norton, 1957). 13 Ibid. 14 Ibid. 15 Ibid. 16 Ibid. 17 Ver Murria Edelman. Political Language (New York, Academic Press, 1977) y Franck y Weisband. Word politics: verbal strategy among the superpowers (New York, Oxford university press, 1972).

    6/13

  • 7

    por los usos: capital y trabajo, demcratas y republicanos, yanquis y sureos, estn unidos por los ideogramas que representa la entidad poltica Estados Unidos y separados por el desacuerdo en el significado prctico de dichos ideogramas.

    Se considera el concepto de ideograma describir la condicin esencialmente humana. A diferencia de concepciones generales como Dios, la atencin est puesta ms en lo social que en lo racional o tico. Este vocabulario es precisamente un grupo de palabras y no una serie de smbolos que representan ideas. Claramente, Ortega distingue metdicamente entre uso (lo que podramos llamar idea social o material) e idea (lo que Ortega llamara idea pura). Sugiere, adecuadamente, que el lenguaje entra en la manera de pensar, nos separa de las ideas que podamos tener, las cuales seguramente no pueden ser expresadas, ni an para nosotros mismos. As, mi idea pura acerca de la libertad, religin y propiedad est oscurecida, dificultada, convertida en irrelevante por la existencia en la historia de los ideogramas: Libertad, Religin y Propiedad18. Porque estos trminos son definitorios de la sociedad que hemos heredado, son condiciones de la sociedad en la cual nacimos, ideas materiales que debemos aceptar para pertenecer. Se nos penaliza, en algn sentido, al mismo tiempo que se nos protege al prohibir nuestra apreciacin de un modelo alternativo de significado.

    En efecto, los ideogramas imperativos del lenguaje que dificultan y quizs hacen imposible la idea pura- estn ligados con la cultura que definen. Podemos caracterizar un ideograma diciendo lo que ha significado y significa en el uso, y algunos de nosotros podrn ser capaces de alcanzar un estado imaginario de exilio de la comunidad lo suficientemente prolongado para especular acerca de lo que los ideogramas pueden significar, pero la misma naturaleza del lenguaje nos obliga a mantener las dos operaciones por separado. Entonces, por ejemplo, la idea de libertad puede ser materia de especulacin filosfica, pero los filsofos pueden no estar seguros de que ellos mismos o los lectores entiendan un significado puro, incontaminado por los usos histricos e ideogrficos19. Por otro lado, si observramos estrictamente las nociones materiales de libertad, distorsionaramos nuestras ideas al creer que la racionalizacin de un significado histrico y particular constituye un significado puro, la verdad de la cuestin20. Los ideogramas no pueden ser utilizados para establecer o evaluar la verdad y, viceversa, la verdad en un sentido metafsico ideal es una consideracin irrelevante para la caracterizacin de ideogramas como libertad. En efecto, si los ejemplos de la historia reciente son una gua, los intentos por infundir los usos de significado metafsico o por confundir los ideogramas con la idea pura de la filosofa, resultaron en las pesadillas que Polanyi, entre otros, desech21. El sentido de los ideogramas se da en funcin de la historia concreta de sus usos y no de un presunto contenido.

    El anlisis de los ideogramas Establecemos el significado de igualdad al usar la palabra para describir cierto fenmeno; tiene significado solo en tanto nuestra descripcin es aceptable, verosmil. Si queremos definir el trmino igualdad, estamos obligados a hacer referencia a su

    18 Ortega y Gasset, op. cit. 19 Ortega y Gasset, op. cit. 20 M. Foucault. The archaeology of knowledge (New York, Panten, 1972) y Wilson. The American ideology: science, techonology and organization as modes of rationality in advanced industrial societies (1977) 21 Polanyi y Proshc. Meaning (Chicago, Univ de Chicago, 1975).

    7/13

  • 8

    historia, detallando las situaciones para las cuales la palabra ha sido una descripcin apropiada. Entonces, por medio de comparaciones a travs del tiempo, establecemos una analoga con el uso propuesto para el trmino. Los usos anteriores son precedentes, piedras de toque para juzgar la propiedad de un ideograma en una circunstancia dada. El significado de igualdad no se solidifica porque las situaciones que parecen requerir su uso no son siempre idnticas: como las situaciones varan, el significado de igualdad se expande y se contrae. Las variaciones en el significado de igualdad son mucho menos importantes, sin embargo, que el significado categrico y fundamental, el comn denominador de todas las situaciones en que igualdad ha sido el trmino ms descriptivo. El dinamismo de igualdad es paramrfico ya que cuando un trmino cambia su significacin en circunstancias particulares, retiene un significado formal y categrico, una referencia constante a su historia como ideograma.

    Estos primeros usos estn estructurados verticalmente, relacionados unos con otros de manera formal, cada vez que se le requiere a la sociedad que juzgue si una circunstancia particular debe ser definida ideogrficamente. As, por ejemplo, para protegernos de los abusos del poder, hemos construido en el sistema poltico un ideograma que dice corroborar una acusacin a un lder errante: si el presidente comete actos que pueden ser calificados como delitos y faltas graves, hasta el oficial de mayor rango debe ser echado.

    Pero qu se quiere decir con delitos y faltas graves? Si Peter Rodino quiere justificar los procedimientos de impugnacin en contra de Richard Nixon en el Commitee on the Judiciary of the House of Representatives, debe tener en cuenta los precedentes histricos que le dan sustancia y un aura de precisin al ideograma delitos y faltas graves. Su bsqueda en el pasado se concentra en las situaciones anlogas a las que se enfrenta. El estado de derecho (state of law) emergi como un ideograma contrario y Rodino desarroll un argumento de acusacin desde la tensin entre derecho y delitos graves. Sus pruebas fueron histricas, desde la Carta Magna a la impugnacin de Edmund Burke. l fue capaz de elaborar tal argumento solo porque pudo organizar una serie de eventos similares con un ideograma como principio estructurador. La estructura es vertical por el elemento tiempo, esto es, los significados de derecho y delito grave derivan del conocimiento de la manera en que dichos significados han evolucionado en un perodo de tiempo la conciencia de la manera en que un ideograma puede ser significativo ahora est controlada en buena medida por lo que signific anteriormente22. Todas las comunidades se esfuerzan por registrar y preservar la estructura vertical de los ideogramas. Los diccionarios histricos detallan las etimologas de la mayora de los ideogramas angloamericanos. Y la as llamada historia profesional provee un registro detallado de los eventos alrededor de los primeros usos de los ideogramas de hecho, al ojo del historiador le atraen mayormente aquellas situaciones que tienen que ver con aplicaciones ideogrficas23. El registro ms significativo de estructuras verticales, sin embargo, yace en lo que podramos llamar historia popular. Esta historia, en parte, consiste en novelas, pelculas, obras de teatro y an canciones; pero la verdadera manifestacin influyente es la historia escolar, el primero contacto que la mayora tiene con su existencia y experiencia como parte de una comunidad. Para aprender los significados de los ideogramas libertad y patriotismo, por ejemplo, muchos nos devoramos el cuento del discurso desafiante de Patrick Henry a la Virginia House of Burguesses: No s qu curso otros pueden tomar sino, en cuanto a 22 Vase Peter Rodino. Debate on articles of impeachment, U.S. Congress, House of Representatives, Committee on the Judiciary, Julio de 1974, 23 Ver Collingwood. The idea of History (Londres, Oxford Univ Press, 1972)

    8/13

  • 9

    m, denme libertad o denme la muerte!. Estas palabras especficas, por supuesto, fueron inventadas por el historiador William Wirt y no por el gobernador Henry. La intencin de Wirt era proveer un modelo para los jvenes de Virginia, pidindoles que imitaran las virtudes de Herny y evitaran sus vicios24. Los eventos y las palabras inventadas significan poco, no porque Wirt no estuviera interesado en la verdad de lo que realmente pas, sino ms bien porque lo que l escribi era la definicin de los ideogramas esenciales. La suya fue una tarea de socializacin, un ejercicio de la retrica epidctica que provey a los jvenes de su edad (y de la nuestra) el conocimiento general de las piedras de toque ideogrficas para que puedan realizar o comprender los juicios de los motivos pblicos y de su propia responsabilidad civil.

    A pesar de que tal trabajo fatiga la mente de solo imaginarlo, no hay artificio en averiguar en los documentos pblicos el vocabulario entero de los ideogramas que definen una colectividad particular. Los trminos no se esconden en el discurso, tampoco lo hacen su significado o funcin con un argumento oscuro: podemos disentir metafsicamente acerca de igualdad y podemos emplear el trmino de manera diferente en el discurso prctico, pero creo que podemos casi siempre descubrir el significado funcional del trmino midiendo su contexto gramatical y pragmtico25. Sin embargo, una descripcin completa de las estructuras ideogrficas verticales nos deja un lexicn exhaustivo etimolgica y diacrnicamente y no una explicacin precisa de cmo los ideogramas funcionan en la actualidad. Si encontramos cuarenta situaciones retricas en las que estado de derecho ha sido un trmino organizador, nos queda una simple cronologa de las situaciones como una estrategia de estructurar el destino: el caso uno es distinto del caso cuarenta, y entonces el significado del ideograma se ha contrado o expandido en dicho momento. Sin embargo, el tiempo es una cuestin irrelevante en la prctica. Las secuencias cronolgicas son provedas por los analistas, y ellas reflejan propiamente las preocupaciones de los tericos que intentan describir lo que estado de derecho puede potencialmente significar, ordenando la historia de lo que el trmino ha querido decir. Defensores como Rodino no son escrupulosos en la bsqueda, eligen ocho o nueve de esos cuarenta casos para usar como evidencia, ignoran el resto e imponen un modelo de organizacin de los casos recomendados por las demandas de la situacin. Como argumenta Ortega en relacin al lenguaje en general, los usos clave considerados histrica y diacrnicamente son puramente formales, pero en el discurso real y en la conciencia pblica son fuerzas:

    Todo diacronismo no hace sino reconstruir otros relativos presentes de la lengua segn existieron en el pasado. Nos hace ver, pues, tan slo cambios, nos hace asistir a la sustitucin de un presente por otro presente, a la sucesin de figuras estticas del lenguaje, como el film con imgenes quietas engendra la ficcin visual de un movimiento. En el mejor caso, nos proporciona esto una visin cinemtica del lenguaje, pero no una comprensin dinmica en que se nos hiciese inteligible el hacerse mismo de los cambios. Los cambios son slo resultados del hacerse y deshacerse, son lo externo el lenguaje, y cabe postular una concepcin interna de l, en que descubrimos, no formas resultantes, sino las fuerzas mismas operantes26.

    24 Ver William Wirt. Sketches of the life and character of Patrick Henry (Philadelphia, T. Cowperthwait, 1839). 25 Ver Gadamer. Philosophical hermeneutics. (Berkeley, Univ de Berkeley, 1976). 26 Ortega y Gasset, op. cit.

    9/13

  • 10

    En la terminologa de Burke, describir la estructura ideogrfica vertical produce una gramtica culturalmente especfica y relativamente precisa de un motivo pblico. Este motivo no es capturado, sin embargo, sin no se presta atencin a su retrica. Considerados retricamente, como fuerzas, los ideogramas parecen estructurados horizontalmente porque cuando la gente los usa actualmente, trminos como estado de derecho, chocan con otros ideogramas (por ejemplo, principio de confidencialidad o seguridad nacional) y en ese conflicto pasan a significar en relacin a confrontaciones sincrnicas. Entonces, por ejemplo, comnmente uno no ve una inconsistencia entre estado de derecho y principio de confidencialidad. Un anlisis vertical de ambos ideogramas probablemente revele una relacin basada en el gnero y la especie: la confidencialidad de ciertas conversaciones es un control en el comportamiento del gobierno, un control que funciona para mantener el estado de derecho y evita la tirana preservando un mbito privado para el individuo.

    El conflicto de Watergate entre Nixon y Congress, sin embargo, ilustra cmo esa relacin puede ser reestructurada, quizs quebrada, en el contexto de una controversia particular. Congreso pidi formal y legalmente los documentos de Nixon. l se neg y, de este modo, cre la apariencia de arruinar el valor imperativo de estado de derecho. Intent justificarse acudiendo a un segundo ideograma, principio de confidencialidad, en contra de los significados usuales de estado de derecho. Ante una masa de televidentes, Nixon argument que las conversaciones de un presidente con sus consejeros tenan el mismo privilegio, acordado constitucionalmente, que los intercambios entre sacerdote y penitente, marido y mujer, abogado y cliente. Ningn precedente vertical directo se encontraba disponible para apoyar el uso de Nixon. El argumento peda permiso pblico (y luego jurisprudencial) para expandir el significado de confidencialidad y as alterar su relacin con estado de derecho, haciendo aceptable lo que pareca ser un acto ilegal. Las declaraciones de Nixon fueron epidcticas y no deliberativas o forenses; l ampli confidencialidad elogiando el ideograma como si fuera una persona, intentando alterar su posicin entre otros ideogramas, as como la posicin de un individuo en la comunidad cambia a travs del elogio y la culpa27.

    Los cambios sincrnicos estructurales de la posicin relativa de un ideograma son horizontales por la presunta consonancia de una ideologa; es decir, ideogramas como estado de derecho deben ser considerados como una unidad junto con confianza pblica, libertad de expresin, juicio por jurado, y cualquier otro eslogan caracterstico de la vida colectiva. Si todos los ideogramas usados para justificar un gobierno liberal se ubicaran en un grfico, formaran grupos o agrupaciones de palabras (clusters) que se expanden desde eslganes empleados para racionalizar soberana popular-libertad, religin y propiedad. Algunos trminos estaran consagrados en la constitucin, otros en el derecho, otros meramente en el uso convencional, pero todos seran constitutivos de la gente. A pesar que pueden entrar nuevos usos en la ecuacin, los ideogramas permanecen esencialmente sin cambios. Sin embargo, cuando entablamos un debate ideolgico, cuando hacemos que los ideogramas funcionen para justificar, explicar o guiar la poltica en situaciones especficas, la relacin entre los ideogramas cambia. Por ejemplo, estado de derecho es subestimado, un simple conector entre propiedad y libertad, hasta que una crisis constitucional nos conduce a hacerlo venir primero. En trminos de Burke, se convierte en el ttulo o buen trmino de todos los ideogramas, el centro solar sobre el cual los ideogramas 27 Ver Richard Nixon. Address to the nation on the Watergate investigation, Public papers of the presidents of the United States (Washington, 1975) y Stephen Lucas. Portents of the rebellion: rhetoric and revolution in Philadelphia (Philadelphia, Temple Univ Press, 1976)

    10/13

  • 11

    orbitan. En ocasiones, una circunstancia nos fuerza a notar que la estructura no concuerda, como cuando la conciencia del racismo expone las contradicciones entre propiedad y derecho a la vida en el contexto de la legislacin sobre la vivienda. En otras ocasiones, los oficiales del estado, justificando usos particulares del poder, elaboran una inconsistencia aparente, como cuando Nixon enfrent confidencialidad y estado de derecho. Y otras veces una fuerza aliengena asalta frontalmente la estructura, como cuando Hitler hizo campaa contra las democracias en decadencia. Estas instancias tienen la potencialidad de cambiar la estructura de los ideogramas y, por consiguiente, de la ideologa en la actualidad en este sentido, la ideologa es una fuerza dinmica, siempre resistente, siempre mantenindose en consonancia y unidad, pero no siempre con la misma consonancia y la misma unidad28.

    En apariencia, caracterizar los conflictos ideolgicos como dislocaciones estructurales sincrnicas es una abstraccin injustificada: un argumento ideolgico pudo resultar simplemente de usos mltiples de un ideograma. Superficialmente, por ejemplo, uno puede estar inclinado a describir la controversia del transporte escolar como un desacuerdo entre el mejor significado para igualdad, de un lado optando por igualdad definida en trminos de acceso a la educacin y del otro, en referencia a la meta, a estar educado. Sin embargo, un ideograma es entendido siempre en relacin con otro; se define tautolgicamente al usar otros trminos en su grupo. Si aceptamos que hay tres, cuatro o ms significados para igualdad, cada uno con una vigencia y una legitimidad, distorsionamos la naturaleza de la disputa ideolgica ignorando el hecho de que el ideograma igualdad es significativo con respecto no al choque de mltiples usos, sino a su relacin con libertad. Es decir, igualdad definida como acceso altera la naturaleza de libertad. Uno no querra descartar la posibilidad de desacuerdos ideolgicos, aunque raramente, puedan ser simplemente semnticos, pero es ms probable que nos equivoquemos si asumimos que la disputa es semntica, que si buscamos la dislocacin estructural ms profunda que probablemente produjo mltiples usos, como una enfermedad produce sntomas. Cuando un ideograma est en el centro de una disputa semntica sugerira-, los mltiples usos sern metafsicos o diacrnicos, puramente especulativos o histricos, y en cada evento desprovisto de fuerza y vigencia de un conflicto sincrnico ideolgico29.

    En los trminos de este debate, dos ideologas reconocibles existen en cualquier cultura especfica en un momento. Una ideologa es la gramtica, una estructura diacrnica, definida histricamente, de significados ideogrficos, la cual se expande y se contrae desde el momento del nacimiento de la sociedad al presente. Otra ideologa es la retrica, una estructura sincrnica, definida situacionalmente, de agrupaciones ideogrficas, las cuales se reorganizan constantemente para acomodarse a las circunstancias especficas y al mismo tiempo mantener su consonancia y unidad fundamentales. Una divisin de este tipo es por supuesto una conveniencia analtica para hablar de dos dimensiones (vertical y horizontal) de un mismo fenmeno: ninguna ideologa del presente puede ser separada de su compromiso pasado solamente porque las mismas palabras usadas para expresar dislocaciones presentes tienen una historia que establece la categora de su significado. Y ninguna ideologa diacrnica se puede divorciar del aqu y ahora solamente porque su entera raison d tre consiste en justificar la forma y la direccin del comportamiento colectivo. Ambas estructuras deben ser entendidas y descriptas antes de que uno pueda asegurar que ha construido una explicacin terica precisa de la ideologa de la sociedad, de su repertorio de motivos pblicos. 28 Ver Habermas. Communication and the evolution of society (Boston, Beacon, 1979). 29 Ver Foucault, op. cit.

    11/13

  • 12

    Conclusin Una de las prdidas de la actual moda pluralista en la teora poltica y social ha sido la antigua tesis marxista de que las elites gobernantes controlan a las masas creando, manteniendo y manipulando la conciencia de masa apropiada para la perpetuacin del orden existente. A pesar de que estoy de acuerdo en que Marx probablemente sobreestim la influencia de la elite, es difcil no ver una ideologa dominante que parece ejercer una influencia decisiva en la vida poltica. La pregunta, naturalmente, cambia a encontrar una manera adecuada para definir y describir una ideologa dominante. Los tericos de la tradicin de Dewey, Burke y Cassirer a m juicio se han acercado a la respuesta, pero porque se ven cargados de metforas romnticas, nunca conciben su trabajo como una descripcin de la conciencia de masa. Incluso estos autores esquivan la inevitable pregunta de Marx en cuanto al impacto del poder en la manera en que pensamos. He argumentado aqu que los conceptos retrica e ideologa pueden estar ligados entre s sin emplear metforas romnticas y que ese vnculo debe producir una descripcin y una explicacin de la ideologa dominante, de la relacin entre el poder de un estado y la conciencia de su gente.

    La importancia de los conceptos simbolistas reside en el foco puesto a los medios de la conciencia, al discurso que articula y propaga los sentidos comunes. Retrica, sociodrama, mito, visin fantstica y escenario poltico son importantes no por su ficcin, su conexin con la potica, sino por su verdad, su vnculo con los artificios de la mente, que engaa a los individuos hacindoles creer que piensan por, con y a travs de un organismo social. Al aprender los significados de los ideogramas he argumentado- todos en la sociedad, incluso el ms libre de todos, los que controlan el Estado, parecen predispuestos a respuestas estructuradas de masa. Trminos como libertad constituyen, por el uso que hacemos de ellos en el discurso poltico, una ideologa que gobierna o domina nuestra conciencia. En la prctica, por lo tanto, la ideologa es un lenguaje poltico compuesto por trminos a la manera de eslganes que significan compromiso colectivo.

    He denominado a estos trminos ideogramas. Una definicin formal de ideograma, que se deriva de las razones expuestas a lo largo de este ensayo, consistira en la siguiente lista de caractersticas: un ideograma es un trmino del lenguaje comn que se encuentra en el discurso poltico. Es una abstraccin de alto orden que representa un compromiso colectivo hacia un objetivo particular, pero equvoco e impreciso. Garantiza el uso del poder, justifica conductas y creencias que, de otra de manera, pueden ser percibidas como excntricas o antisociales, y gua a las conductas y las creencias hacia un camino fcilmente reconocida por la comunidad como aceptable y laudable. Los ideogramas como esclavitud y tirana, sin embargo, pueden guiar la conducta y la creencia de manera negativa marcando la conducta como inaceptable. Y muchos ideogramas (libertad, por ejemplo) tienen un uso no ideogrfico, como en la oracin Como resign de mi puesto, estoy en libertad de aceptar tu oferta. Los ideogramas estn ligados a la cultura, aunque algunos trminos son usados con diferentes significaciones a travs de las culturas. Cada miembro de la comunidad se socializa en funcin de un vocabulario de ideogramas como un prerrequisito para pertenecer a la sociedad. Cierto grado de tolerancia es usual, pero se espera que la gente comprenda los ideogramas dentro de un rango de uso considerado aceptable. La sociedad penar a quienes empleen los ideogramas de manera hertica y a quienes se nieguen a responder apropiadamente a las declaraciones sobre su conducta, garantizadas a travs de la agencia de los ideogramas.

    12/13

  • 13

    A pesar de que los ideogramas como libertad, religin y propiedad frecuentemente aparecen como trminos tcnicos en la filosofa social, he argumentado aqu que la ideologa de una comunidad se establece por el uso de dichos trminos en el discurso retrico especfico, por las conductas y creencias especficas hechas por quienes ejecutaron la historia de la que formaron parte. Los ideogramas empleados en el discurso retrico aparece estructurado en dos formas: de manera aislada, cada ideograma tiene una historia, una etimologa, en tanto los significados actuales del trmino estn ligados a sus usos pasados, diacrnicamente. La estructura diacrnica de un ideograma establece los parmetros, la categora, de su significado. Tomados en su conjunto, los ideogramas sugiero- se piensan en cualquier momento especfico como consonantes, relacionados uno con el otro de manera tal que producen una unidad de compromiso en un contexto histrico particular. Entonces, cada ideograma est conectado con todos los otros, como las neuronas estn conectadas por la sinapsis, sincrnicamente en cada contexto en un momento especfico.

    Una descripcin completa de la ideologa he sugerido- consistir en: 1) el aislamiento de los ideogramas de una sociedad, 2) la exposicin y el anlisis de la estructura diacrnica de cada ideograma y 3) la caracterizacin de las relaciones sincrnicas entre todos los ideogramas en un contexto particular. Tal descripcin creo- producira un marco terico con el cual describir los entornos interpenetrantes, materiales y simblicos: desde el momento en que podemos explicar las tensiones diacrnicas y sincrnicas entre los ideogramas sugiero-, podemos tambin explicar la tensin entre cualquier entorno humano dado (realidad objetiva) y cualquier entorno proyectado (realidad simblica o social) latentes en el discurso retrico.

    Traduccin realizada por Camila Lozada para uso exclusivo en el seminario

    Introduccin a los Estudios Retricos, dictado por la Dra. Mara Alejandra Vitale en la carrera de Letras (FFyL, UBA) el segundo cuatrimestre de 2013.

    13/13