05 El desafío del Saltimbanqui

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sdb valencia www.salesianos.edu Desafío del Satimbanqui 1. Juegos cooperativos Por grupos, inventad juegos coope- rativos en los que puedan partici- par todos los compañeros de la cla- se o del grupo. 2. Inventar nuevos juegos Haced un concurso de juegos nue- vos inventados por vosotros. Para inventar un juego, podéis par- tir de un objeto común: Una cuer- da, una escoba, un trozo de tela... 3. Revisamos nuestros juegos Jugar es algo muy importante, pero hay que jugar bien... Esto quiere decir que en nuestros juegos debemos procurar varias cosas: - No excluir a nadie - No enfadarnos en los juegos - Aprender a ganar y a perder Hacemos una reflexión sobre nuestra forma de jugar. · ¿En qué debemos mejorar? · ¿Cómo integrar a todos?

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Desafío del Satimbanqui

1. Juegos cooperativos

Por grupos, inventad juegos coope-rativos en los que puedan partici-par todos los compañeros de la cla-se o del grupo.

2. Inventar nuevos juegos

Haced un concurso de juegos nue-vos inventados por vosotros.Para inventar un juego, podéis par-tir de un objeto común: Una cuer-da, una escoba, un trozo de tela...

3. Revisamos nuestros juegos

Jugar es algo muy importante,pero hay que jugar bien...Esto quiere decir que en nuestrosjuegos debemos procurar variascosas:- No excluir a nadie- No enfadarnos en los juegos- Aprender a ganar y a perder

Hacemos una reflexión sobrenuestra forma de jugar.· ¿En qué debemos mejorar?· ¿Cómo integrar a todos?

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El desafío del saltimbanqui

Sucedió por entonces que algunos levantaban hasta las nubes a cierto saltimbanqui que habíadado un espectáculo público de carrera a pie, recorriendo la ciudad de Chieri de una punta a otraen dos minutos y medio, casi el mismo tiempo que emplea un tren a gran velocidad. Sin medir lasconsecuencias de mis palabras, dije que yo me desafiaba con el charlatán. Un compañero impru-dente fue a contárselo a él, y héteme metido en un desafío: !Un estudiante desafía a un corredorde profesión!El lugar escogido fue la alameda de la Puerta de Turín. La apuesta era de 20 francos. Como yo notenía tal cantidad, varios amigos que pertenecían a la Sociedad de la Alegría me ayudaron. Asistíauna enorme multitud. Comenzó la carrera, y mi rival me cogió algunos pasos de ventaja. Pero enseguida gané terreno y le dejé tan atrás, que se paró a la mitad de la carrera, dándome porganada la partida.

- Te desafío a saltar-; pero hemos de apostar cuarenta francos, o más, si quieres.Aceptamos el desafío, y como le tocase a él la elección del lugar, fijó el salto: consistía en saltar uncanal hasta el muro de contención. Saltó él primero, y llegó a poner los pies junto al muro justa-mente. De esta manera, al no poder saltar más allá, yo podía perder, pero no ganar. Mas elingenio vino en mi ayuda. Di el mismo salto, pero apoyé las manos sobre el parapeto o muro y caíde la otra parte. Me dieron un gran aplauso.

-Te desafío otra vez. Escoge el juego de destreza que prefieras.Acepté y elegí el de la varita mágica, apostando 80 francos. Tomé, pues, una varita, puse unsombrero en su extremo y apoyé la otra extremidad en la palma de la mano. Después, sin tocarlacon la otra, la hice saltar hasta la punta del dedo meñique, del anular, del medio, del índice, delpulgar; la pasé por la muñeca, por el codo, sobre los hombros, ala barbilla, a los labios, a la nariz,a la frente; luego, deshaciendo, el camino, volvió otra vez a la palma de la mano.- No creas que voy a perder -dijo el rival-; éste es mi juego.Tomó la misma varita, y con maravillosa destreza la hizo caminar hasta los labios, en donde chocócon la nariz, un poco larga, y, al perder el equilibrio, no tuvo más remedio que cogerla con lamano porque se le caía al suelo.

El infeliz, viendo que le volaba su dinero, exclamó casi furioso:-Paso por todo, menos por que me gane un estudiante. Pongo los cien francos que tengo. Losganará aquel de los dos que coloque sus pies más cerca de la punta de aquel árbol. Señalaba unolmo que había junto a la alameda. Aceptamos también esta vez. En cierto modo hasta noshubiese gustado que ganase, pues nos daba lástima y no queríamos arruinarlo. Sube primero él,olmo arriba; llega con los pies a tal altura, que a poco más que hubiera subido se hubiese dobladoel árbol, cayendo a tierra el que intentase encaramarse más arriba. Todos convenían en que noera posible subir más alto. Lo intenté. Subí cuanto fue posible sin doblar el árbol; después, aga-rrándome en el árbol a dos manos, levanté el cuerpo y puse los pies un metro más arriba que micontrincante. ¿Quién podrá nunca expresar los aplausos de la multitud, la alegría de mis compa-ñeros, la rabia del saltimbanqui y mi orgullo por haber resultado vencedor, no de unos condiscí-pulos, sino de un campeón de charlatanes?

En medio de su gran desolación, quisimos proporcionarle un consuelo. Compadecidos de la des-gracia de aquel infeliz, le dijimos que nosotros le devolvíamos su dinero si aceptaba una condi-ción: pagarnos una comida en la fonda de Muletto. Aceptó agradecido. Fuimos en número deveintidós: !tantos eran mis partidarios! La comida costó 25 francos, y 215 fueron los que ledevolvimos.

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Fue aquel un jueves de gran alegría y yo me cubrí de gloria por haber ganado en destreza a todoun profesional. Los compañeros, contentísimos, porque se divirtieron a más no poder con elespectáculo y el banquete final. También debió de quedar contento el charlatán, que volvió a veren sus manos casi todo su dinero y gozó de la comida. Al despedirse, dio las gracias a todosdiciendo :-Devolviéndome el dinero me evitáis la ruina. Os lo agradezco de corazón. Guardaré de vosotrosgrata memoria. Pero en la vida me volveré a desafiar con un estudiante.

Memorias del Oratorio, nº 23

Nos hallamos ante una de las narraciones típicas que Don Bosco debió contar muchas veces a loschicos del Oratorio. Es una narración didáctica que pretende mostrar cómo era el estilo de vida deaquellos jóvenes que formaban La Sociedad de la Alegría, modelo primitivo del Oratorio. La na-rración muestra una serie de valores que van desde la destreza física hasta la generosidad y mag-nanimidad con el charlatán profesional. Don Bosco, al narrar, cuenta experiencias personales ycomunica sus sentimientos de forma comprensible para aquellos jóvenes que, sin duda asistían aferias, espectáculos y desafíos como el narrado.

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