037 Los Avatares Del Reconocimiento Veron

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pra bien, el camino seguido por esta reflexión só- ativa. En efecto, es inútil buscarla respuesta del i sido (en tanto social), separado de la natura- Jeterminación natural del signo lingüístico, ya ico hay solución por el lado de la naturale- tfón, como decía Comte: la lengua es involun- lividuos no tienen ninguna participación activa. En testas del pensamiento clásico, hacía ya mucho tiempo ; habían vuelto imposibles; en todo caso, el Cours les da el golpe de gracia: la lengua no tiene ningún fundamento racional. Resulta, pues, inútil buscar por el lado del "espíritu". Quedaba una sola respuesta po- sible, un solo lugar donde podía situarse la legalidad de la lengua: en el nivel del sistema. La necesidad, perdida en el plano de las unidades (los signos) puede ser reencontrada en el conjunto. Un principio se impone, en el cual algunos han querido reconocer lo esencial del saussurismo: el de la naturaleza puramente diferencial del signo lingüístico. Considerado en producción, este principio aparece como la conclu- sión necesaria de la orientación positivista, que inspira y funda el Cours. Es, sobre todo, el resultado obligado de la noción de arbitrario: "Ya que no existe imagen vocal que responda más que otra a lo que tiene a su car- go decir, es evidente, aun a priori, que jamás se podrá fundar un fragmen- to de lengua, en último análisis, sobre otra cosa que no sea su no coinci- dencia con el resto. Arbitrario y diferencial son dos cualidades correla- tivas" (CLG, 163). Del mismo modo que lo eran "arbitrario" e "involun- tario". En suma: la noción saussureana de valor, proclamado a posterio- ri (en reconocimiento) como uno de los pilares sobre los cuales se pudo construirla lingüística contemporánea, es el resultado, a través de un te- jido conceptual complejo y contradictorio, del camino ideológico del po- sitivismo. El impulso que sostuvo esta reflexión a todo lo largo de su re- corrido no es otro que el que provenía de la cuestión más candente, aque- lla que movilizó buena parte de las obsesiones intelectuales del siglo XDC: ¿Cómo el orden social capitalista es moralmente posible? 72 7 Los avatares del reconocimiento Los trabajos que se podrían considerar inspirados o estimulados, en grados diversos, por el Cours de Linguistique Générale son, como se sa- be, innumerables. Hacia los afios cincuenta, por otra parte, la influencia del Cours comenzó a extenderse mucho más allá del campo propiamen- te lingüístico, expansión del reconocimiento que fue consagrada de una manera explícita por el surgimiento de la semiología o semiótica. Den- tro de este proceso cuyo impulso dista aún de haberse agotado, hay que determinar por lo tanto el punto de vista que aquí nos interesa. En campos muy distintos (filosofía, sociología, psicología social, , antropología y más tarde, sin duda alguna, en la semiología), no faltan los desarrollos teóricos que se reclaman de una manera u otra, de la inspiración saussureana. Vamos a dejarlos de lado por completo, para li- mitamos a la producción textual propiamente lingüística. Esta exclusión nos parece justificada por el hecho de que es a través del trabajo lingüís- tico que tuvo lugar esta expansión del saussurismo. Dicho de otra manera: semejante expansión de la influencia saussureana no es el resul- tado directo del Cours de Linguistique Générale-, es ya un efecto (segun- do) de los efectos que el Cours había producido instaurando la práctica concreta de los lingüistas; se trata, si se quiere, de un efecto diferido. Aun sin salir de la literatura propiamente lingüística, la producción es enonne. Quizá se podría considerar que es tan heterogénea y diversi- ficada que resulta imposible todo esfuerzo por encontrar allí una orien- tación más o menos definida, un mínimo de unidad en las múltiples re- sonancias del reconocimiento. Y la proximidad temporal no facilita las cosas. Ahora bien, es evidente ante todo que el nivel en el que tenemos que colocamos no es el de la multiplicidad de una producción textual cuyo volumen y variedad crecen cada vez a mayor velocidad en la primera mi- tad de nuestro siglo. Porque esta producción tiene lugar en un marco nue- vo en relación con la producción de discursos sobre el lenguaje en el si- glo XIX, y este marco es precisamente el efecto principal de la primera fundación, a saber, la existencia misma de la lingüística como campo científico particular, con su especificidad propia. Es este espacio de Iden- 73

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Los Avatares Del Reconocimiento

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  • pra bien, el camino seguido por esta reflexin s-ativa. En efecto, es intil buscarla respuesta del

    i sido (en tanto social), separado de la natura-Jeterminacin natural del signo lingstico, ya

    ico hay solucin por el lado de la naturale-tfn, como deca Comte: la lengua es involun-

    lividuos no tienen ninguna participacin activa. En testas del pensamiento clsico, haca ya mucho tiempo

    ; haban vuelto imposibles; en todo caso, el Cours les da el golpe de gracia: la lengua no tiene ningn fundamento racional. Resulta, pues, intil buscar por el lado del "espritu". Quedaba una sola respuesta po-sible, un solo lugar donde poda situarse la legalidad de la lengua: en el nivel del sistema. La necesidad, perdida en el plano de las unidades (los signos) puede ser reencontrada en el conjunto. Un principio se impone, en el cual algunos han querido reconocer lo esencial del saussurismo: el de la naturaleza puramente diferencial del signo lingstico.

    Considerado en produccin, este principio aparece como la conclu-sin necesaria de la orientacin positivista, que inspira y funda el Cours. Es, sobre todo, el resultado obligado de la nocin de arbitrario: "Ya que no existe imagen vocal que responda ms que otra a lo que tiene a su car-go decir, es evidente, aun a priori, que jams se podr fundar un fragmen-to de lengua, en ltimo anlisis, sobre otra cosa que no sea su no coinci-dencia con el resto. Arbitrario y diferencial son dos cualidades correla-tivas" (CLG, 163). Del mismo modo que lo eran "arbitrario" e "involun-tario". En suma: la nocin saussureana de valor, proclamado a posterio-ri (en reconocimiento) como uno de los pilares sobre los cuales se pudo construirla lingstica contempornea, es el resultado, a travs de un te-jido conceptual complejo y contradictorio, del camino ideolgico del po-sitivismo. El impulso que sostuvo esta reflexin a todo lo largo de su re-corrido no es otro que el que provena de la cuestin ms candente, aque-lla que moviliz buena parte de las obsesiones intelectuales del siglo XDC: Cmo el orden social capitalista es moralmente posible?

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    Los avatares del reconocimiento

    Los trabajos que se podran considerar inspirados o estimulados, en grados diversos, por el Cours de Linguistique Gnrale son, como se sa-be, innumerables. Hacia los afios cincuenta, por otra parte, la influencia del Cours comenz a extenderse mucho ms all del campo propiamen-te lingstico, expansin del reconocimiento que fue consagrada de una manera explcita por el surgimiento de la semiologa o semitica. Den-tro de este proceso cuyo impulso dista an de haberse agotado, hay que determinar por lo tanto el punto de vista que aqu nos interesa.

    En campos muy distintos (filosofa, sociologa, psicologa social, , antropologa y ms tarde, sin duda alguna, en la semiologa), no faltan los desarrollos tericos que se reclaman de una manera u otra, de la inspiracin saussureana. Vamos a dejarlos de lado por completo, para li-mitamos a la produccin textual propiamente lingstica. Esta exclusin nos parece justificada por el hecho de que es a travs del trabajo lings-tico que tuvo lugar esta expansin del saussurismo. Dicho de otra manera: semejante expansin de la influencia saussureana no es el resul-tado directo del Cours de Linguistique Gnrale-, es ya un efecto (segun-do) de los efectos que el Cours haba producido instaurando la prctica concreta de los lingistas; se trata, si se quiere, de un efecto diferido.

    Aun sin salir de la literatura propiamente lingstica, la produccin es enonne. Quiz se podra considerar que es tan heterognea y diversi-ficada que resulta imposible todo esfuerzo por encontrar all una orien-tacin ms o menos definida, un mnimo de unidad en las mltiples re-sonancias del reconocimiento. Y la proximidad temporal no facilita las cosas.

    Ahora bien, es evidente ante todo que el nivel en el que tenemos que colocamos no es el de la multiplicidad de una produccin textual cuyo volumen y variedad crecen cada vez a mayor velocidad en la primera mi-tad de nuestro siglo. Porque esta produccin tiene lugar en un marco nue-vo en relacin con la produccin de discursos sobre el lenguaje en el si-glo XIX, y este marco es precisamente el efecto principal de la primera fundacin, a saber, la existencia misma de la lingstica como campo cientfico particular, con su especificidad propia. Es este espacio de Iden-

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  • resultado de una primera fundacin, es ste el que nos hrtjp/^blai' justamente de "literatura propiamente lingstica", es tnTatmarco que podemos afirmar que Chomsky hace hoy lo

    t]u" Saussure haba hecho, es decir, lingstica. La produccin de un espWcio de identificacin como marco de una ciea prctica es lo que

    de especfico en el efecto de reconocimiento de una primera funda-cin; porque otras fundaciones podrn retocar este marco, definirde otra manera sus lmites y las metas de la prctica que all se elabora, despla-zar sus fundamentos, pero el marco mismo no ser ya cuestionado: aun para negarle toda validez, hay que suponer su existencia. Naturalmente, la constitucin histrica de estos marcos (la "lingstica", la "antropolo-ga", la "sociologa", etctera...) jams es resultado de un solo texto. El espacio de identificacin no procede nunca, de manera automtica y fa-tal, de la difusin de un cieno discurso; es el producto de un desarrollo muy complejo en el que ciertos textos (que llamamos "de fundacin") juegan un papel particularmente decisivo. Se puede decir que estos tex-tos (reconocidos despus como fundadores) contienen la posibilidad de abrir tal espacio. Pero en cada dominio, esta posibilidad presenta carac-tersticas particulares y se manifiesta de una manera especfica que hay que describir.

    I Hablar de esta posibilidad como de algo que est en un texto es, ade-ms, una forma incorrecta de formularla cuestin; pues la apertura deese espacio de identificacin es el resultado de la relacin compleja entre la produccin y el reconocimiento, es el producto de una lectura de ciertos textos que no era la nica lectura que se poda hacer de esos textos. Des-cribir el papel de un cierto texto en una primera fundacin es por lo tan-to describir el desajuste entre produccin y reconocimiento en relacin con el efecto de apertura del espacio de identificacin de la prctica que, de esta manera, emerge.

    Hemos tratado de describir, en produccin, el camino seguido por el Cours de LinguistiqueGnrale. Ya hemos sealado la precariedad del equilibrio conceptual al que llega el Cours. El reconocimiento en tanto efecto de apertura del espacio de identificacin, ha trabajado la sntesis saussurearia en el sentido de una desagregacin; la lectura en reconoci-miento desarticul de inmediato este equilibrio precario para guardar de l ciertos elementos y olvidar otros. Me limitar aqu a sealarlas gran-des lneas que convergen en esta transformacin.

    En primer lugar, la cuestin de la especificidad de la lengua como objeto. Y a hemos visto que el instmmento ideolgico para fundaresta es-pecificidad fue, dentro del pensamiento positivista, la nocin dclosocial. En reconocimiento, se retendr la especificidad no natural del objeto, neutralizando, por decirlo as, su fundamento social. Se trata, en efecto,

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    ms bien de una neutralizacin que de un rechazo. No se dir que la len-gua no pertenece al orden de lo social, a veces se repiten las frmulas generales de Saussure, pero la afirmacin de este carcter social no tendr ninguna consecuencia: el sociologismo saussureano no produjo efectos tericos en la lingstica contempornea nacida de la primera fundacin. Por lo dems, t i resultado concreto ms importante de esta lingstica, la fonologa, es completamente indiferente a toda problem-tica sociolgica.

    En segundo lugar, el problema del sustrato de este objeto lengua. Este problema expresaba la tendencia a la reificacin propia del discurso positivista. Est asociado, como vimos, a la ambigedad de la nocin de "psicologa" tal como aparece en los textos de Saussure y de Durkheim: una conciencia (ya que era necesario determinar un sustrato) pero que no es individual. Es por ello que en Saussure, por ms que se trate de un obje-to "construido" antes que "encontrado" en lo real, la lengua es al mismo tiempo algo concreto. El reconocimiento deja completamente en sus-penso la cuestin del sustrato: en la prctica, ya no ser ms necesario plantear una cuestin de este tipo. Esto reforzar las virtualidades de for-malismo contenidas en el texto saussureano: se retendr el momento constmctivo del objeto, neutralizando el momento de la reificacin.

    En tercer lugar, la cuestin de la definicin del signo como entidad psquica. Ya hemos tratado de situar este aspecto del discurso saussure-ano en el contexto de la economa ideolgica del positivismo; dicha defi-nicin era la conclusin necesaria del esfuerzo por desprenderla lengua de la naturaleza. Pero mientras que en produccin este esfuerzo resultaba del movimiento de legitimacin deontolgica del orden social, en reco-nocimiento produce un efecto que se sita en un nivel diferente: la natu-raleza psquica del signo se convierte en la expresin de la autonoma del lenguaje en relacin con la naturaleza en tanto universo referencial. La lingstica adquiere su autonotnano porque se haya tenido xito en mos-trar que la lengua no lonna parte de la naturaleza, sino porque la lengua no designa directamente a la naturaleza en su funcin referencial: el sig-nificado no es la cosa sino el concepto de la cosa. Aqu tambin el reco-nocimiento retiene la conclusin aislndola de sus fuentes, para volver a colocarla en un contexto ideolgico ya nuevo. Volveremos sobre esto. En todo caso, las dos fases del signo saussureano cumplirn, si se pue-de decir, dos funciones diferentes: mientras que el significado como con-cepto permitir legitimarla autonoma de la lingstica, el significante como imagen acstica (y no como el sonido material en s mismo) liar posible la teora fonolgica (en oposicin a la fontica que se desarrolla-r en los Estados Unidos, como estudio emprico de los sonidos del len-guaje).

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  • 9 En cuarto lugar, el principio del carcter diferencial del signo lin-gstico: la lengua es slo un sistema de distancias, de diferencias. Ya he sugerido que Saussure lleg a este principio partiendo de la necesidad de definir el status de la lengua en tanto dominio sometido a leyes. Pero se ve claramente por qu todas las lneas de fuerza del reconocimiento se orientan a "leer" este principio reforzando las virtualidades formales que contena, lectura que dio como resultado la nocin de estructura (no se debe olvidar, en este contexto, el desarrollo de la reflexin sobre los fun-damentos de las matemticas, que es contemporneo con el proceso de reconocimiento de la primera fundacin de la lingstica).

    Todos estos componentes, que operan simultneamente, contribu-yen a producir, por decirlo as, una "precipitacin": la lingstica. Subra-yemos de inmediato el trmino contribuyen. La lingstica no naci s-lo como resultado de la lectura en reconocimiento que estamos esbozan-do. Este esbozo no es la descripcin completa del nacimiento de la lin-gstica contempornea, sino la determinacin del rol, probablemente crucial, de un texto (el Cours) en tanto texto de fundacin.[41]

    La puesta en marcha prctica de estas dimensiones de lectura que acabamos de enumerar (demasiado esquemticamente), lleva como se salie un nombre: fonologa. La fonologa, primer producto cientfico de la lingstica contempornea, no es otra cosa que la aplicacin sistem-tica de estos principios de lectura a la materia significativa del lenguaje. Y no es por azar que el surgimiento oficial de la fonologa coincide con la institucionalizacin formal del nuevo campo: el Primer Congreso In-ternacional de Lingistas, que tuvo lugar en La Haya en 1928. El espa-cio de identificacin quedaba as definitivamente estructurado.

    En el interior de este espacio y sobre el fondo de una teora saussu-reana ya convenientemente desarticulada, las contradicciones se multi-plican, los problemas se descomponen, las orientaciones se separan unas a otras. De esta manera se despliega el abanico de esta primera etapa de la lingstica contempornea. Pero el espacio de identificacin era la pre-condicin necesaria de tal expansin y es a causa del rol que jug en la constitucin de ese espacio que se puede considerar al Cours de Linguis-tique Gnrale un texto de fundacin.

    En el despus de una fundacin, ya lo hemos dicho, existe tanta ide-ologa como en el antes; slo que ya no es la misma. Entre la produccin y el reconocimiento, en la medida en que distinguimos precisamente es-tos dos momentos dentro del proceso productivo de los textos sociales, aparece un cambio en lo ideolgico. Es, pues, necesario ir ms all de Ja apariencia de heterogeneidad y diversidad que caracteriza el proceso de produccin textual que procede de una fundacin, para interrogarse acer-ca de la estructura de lo ideolgico que alimenta este proceso.[42] Ya lo

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    hemos dicho: pese a esta apariencia de multiplicidad, en el despus de-una fundacin (y hasta la siguiente) el desajuste entre produccin y re-conocimiento tiende a disminuir. El espacio intermedio entre ambas fun-daciones implica por lo tanto una suerte de proceso de acumulacin: se empiezan a producir conocimientos en relacin con un cierto efecto de cientificidad estabilizado transitoriamente y en el marco de un horizon-te ideolgico que es, en el nivel profundo, relativamente homogneo. Ahora bien, los grandes ejes ideolgicos que definieron lo esencial del reconocimiento de esta primera fundacin pueden hoy ser identificados con bastante claridad.

    Esto no es ajeno a lo que tal vez sea una segunda fundacin: la ten-sin producida en la red textual de la lingstica por el concepto de gra-mtica generativa contribuy en gran medida a iluminarlos hilos con los cuales se haba tejido la herencia saussureana. Sea cual fuere el status de la obra de Chomsky y de sus consecuencias (que no abordaremos aqu), hay que subrayar que una segunda fundacin siempre contiene un efec-to de reconocimiento de la primera; ella forma parte (considerada en produccin) del proceso de reconocimiento de la primera fundacin. Los discursos de una segunda fundacin son siempre, en parte, metadiscur-sos de reconocimiento.

    Esta nocin de "metadiscurso de reconocimiento" exige una acla-racin. Ya la hemos utilizado con anterioridad, a propsito del discurso de Canguilhem sobre Claude Bematd. Ella designa aquellos textos que no producen conocimientos especficos en el interior de una fundacin, es decir, que no tienen relacin prctica de reconocimiento con los tex-tos fundadores, sino que ms bien reflexionan sobre la fundacin en s misma, produciendo interpretaciones sobre el surgimiento y sus conse-cuencias. En el despus de una fundacin, esos textos son siempre pro-ducidos al lado de otros; tienen una gran importancia, porque trabajan di-rectamente en el nivel del horizonte ideolgico de la prctica de produc-cin de conocimientos, cuyo contorno siguen, a la vez que comentan sus etapas. En el caso de la lingstica, lo que sobre lodo nos interesa es la principal orientacin nacida de la primera fundacin, la que ha sido re-conocida durante mucho tiempo como orientacin dominante bajo el nombre de lingstica estructural. El llamado "estructuralismo en lin-gstica" cristaliza el conjunto ideolgico que estructur el proceso de reconocimiento del Cours.

    Oswald Ducrot public en 1968 un texto que es un excelente me-tadiscurso de reconocimiento: identificaba all con claridad el ncleo ideolgico de la lingstica estructural nacida del saussurismo[43] ("saussurismo" designa aqu, por supuesto, los principios de la lectura que se hizo del Cours, es decir, los principios de un proceso de recono-

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  • cimiento, y no una teora que estara en el discurso saussureano encara-do "frontalmente", es decir, sin tener en cuenta la distincin entre pro-duccin y reconocimiento). La confusin entre ambas lecturas es propia de la mayor parte de los metadiscursos de reconocimiento, y esto tambin ocurre con el texto de Ducrot al que acabamos de hacer alusin. En efec-to, Ducrot muestra bien un punto esencial: la caracterstica fundamental de la lingstica estructural heredera de Saussure es la de ser una lings-tica ele la comunicacin. Ducrot describe es ta perspectiva conmucha pre-cisin, pero comete el errorde atribuirla al propio Cours; presenta su an-lisis, en otras palabras, como la buena lectura del discurso saussureano, la interpretacin "correcta". Ya sabemos que esto 110 es as: una lectura en produccin muestra que la nocin de comunicacin es completamen-te ajena al Cours. La "lengua" del discurso saussureano no tiene nada que ver con un modelo de intercambio de significaciones. El abordaje del Cours a partir de una perspectiva comunicacional es, por lo contrario, el fenmeno esencial del reconocimiento en el nivel ideolgico: La "lin-gstica de la comunicacin" es la tnatriz ideolgica en la que el Cours fue recibido; es con una materia trabajada conceplualmente por una con-cepcin comunicacional que se llenaron los contornos de este dominio perfilado "en negativo" en el texto saussureano. En la culminacin de es-te trabajo, un concepto fundamental del saussurismo postsaussureano: el de cdigo. Es la asimilacin de la lengua a un cdigo (asimilacin ala que contribuyeron lingistas como Jakobson) la que marca el desfasaje m-ximo entre la produccin del Cours y su reconocimiento. He tratado en otra parte de analizar las implicaciones ideolgicas de la nocin de "c-digo", subrayando sobre lodo sus relaciones con una concepcin instru-mental del lenguaje.[44] Este aspecto instrumental es inseparable, en efecto, del punto de vista comunicacional: la lengua es el medio que ase-gura, gracias a los elementos y a las reglas de un cdigo comn al des-tinador y al destinatario, el intercambio de significaciones. Aqu nos encontramos ya en un universo muy distinto del positivismo. Pero es de esta diferencia que naci la lingstica (como la sociologa, el psicoan-lisis y la antropologa). Saussure, Durkheim, Morgan, Freud, pertenecen todava a un proyecto ideolgico para el cual el conocimiento del hom-bre es la coronacin de la misma reflexin que permiti comprender el funcionamiento del hgado. Del mismo modo en que la fisiologa haba hecho progresar la medicina, en pocas dcadas, mucho ms de lo que ha-ba avanzado en los tres o cuatro siglos precedentes, igualmente el estu-dio de la vida mental y el anlisis de la organizacin social deban con-ducir a una respuesta que permitira fundamentar las decisiones clnicas, es decir, una deontologa. Ya hemos visto que ese proyecto era intrnse-camente contradictorio: sea en el nivel sustancial para el primer positi-

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    vismo o en el nivel del mtodo para el ltimo, se trataba de reconocer la especificidad del orden humano, separndolo del orden de la naturaleza. En este doble movimiento, intentado por el positivismo varias veces y bajo diversas formas, es la separacin la que se impuso: es esta separa-cin lo que llamamos "ciencias humanas" o "ciencias sociales". Ellas se constituyen renunciando a la meta que se les haba fijado: un conoci-miento emprico del hombre es posible, pero de este conocimiento nun-ca derivar una deontologa. La "lucha" constante de las ciencias socia-les durante la primera mitad del siglo xx ser pues la de convencer que ellas tienen que ver con hechos y no con valores, que se limitan a cons-tatarfuncionamientos. La nueva "gramtica" ideolgica es, en efecto, la del funcionalismo, y la concepcin comunicacional-instrumental que sostiene el cstructuralismo no es otra cosa que la versin lingiislica del funcionalismo. Troubetzkoy es funcionalista. Malinowski tambin. Y la obra de Freud (l lo presinti, porque su vida atraviesa este cambio) se trasmut en una teraputica de la adaptacin. El nuevo positivismo (l-gico) consagrar esta solucin trabajando en todos sus detalles la diferen-cia entre "enunciados descriptivos" y "juicios de valor". Las sociedades industriales de Occidente (a ambos lados del Atlntico) admiten ya esta niplura explcita entre el conocimiento emprico y los valores. A travs de sus transformaciones que ocupan, precisamente, el paso de un siglo al otro (consolidacin de las cstnicturas industriales, comienzo de la con-centracin monoplica, desarrollo acelerado del imperialismo) ellas ya han articulado el lugar reservado para los valores: el orden poltico de la democracia industrial, el campo de la opinin pblica, en un. sociedad pluralista. Como ciudadanos, los sabios pueden tener algo que decir. Pero como hombres de ciencia, los socilogos, los antroplogos, los lingistas, se instalan confortablemente en los sillones nuevos que se les ofrecen aqu y all, en las universidades, proclaman el inters por la exploracin de nuevos territorios e inauguran sus asociaciones profesio-nales. En suma: habiendo abandonado definitivamente loda pretensin de fundamentar la deontologa de los dems, se dedican a codificar su propia deontologa.

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