03-Sueños de Dioses y Monstruos

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    Esta es una traduccin de fans para fans y en ningn momento intenta de-meritar el trabajo original de la autora ni la editorial, por el contrario, intentaexaltar el excelente trabajo de Laini, su traductora al espaol y su equipo puestoque no podamos aguantar ms tiempo para leer la tercera parte de la triloga ennuestro idioma. Como no poseemos ningn tipo de copyright de este texto, ex-hortamos a nuestros lectores a conseguir el libro original si les gust este docu-

    mento, pues pensamos que nunca est de ms tener tesoros como este en la bi-blioteca.

    Con todo el cario del mundo, las damas y caballeros siguientes se placenen presentar humildemente su traduccin fan de Sueos de Dioses y Monstruos:

    Moderadora:AleHerrera

    Traductoras:

    Sol MndezKarine DemonKarina ParedesLety MoonMarhana Rod GonMell KiryuKimi Nicole

    Vane B.Itzel lvaresHada Rabiosa

    Laia GaitnCarolinne Santorinningeles VsquezMeli MontielAnnaMarAlAle HerreraBrenda ArellanoNathalia TabaresBrbara Agero

    Revisoras:

    Ale HerreraAkiva SeraphItzel lvaresHada RabiosaBrenda ArellanoLaia GaitnVane B.

    Arlenys MedinaBrbara AgeroLety MoonMell KiryuNathalia Tabares

    Vernica MartinImgenes & Diseo:

    Itzel lvaresHada RabiosaNathalia Tabaresngel RetamosoBrenda ArellanoAle HerreraKimi Nicole

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    Para Jim, por el medio feliz.

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    rase una vez,Un ngel y un demonio que presionaron sus manos sobre sus corazon

    Y comenzaron el apocalipsis.

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    HELADO PARA LAS PESADILLAS

    Nervios vibrando y sangre que grita, salvaje y revolvindose y persiguiendo y devorando y terribley terrible y terrible...

    Eliza. Eliza!

    Una voz. Luz brillante, y Eliza se despert. As es como se senta: como caer y aterrizar con fuerza.

    Ha sido un sueo se oy decir a s misma. Slo ha sido un sueo. Estoy bien.

    Cuntas veces haba dicho esas palabras en su vida? Ms de las que poda contar. Pero sta era la primevez que se las haba dicho a un hombre que haba irrumpido heroicamente en su habitacin, con un martillo enmano, para salvarla de ser asesinada.

    Estabas... estabas gritando dijo su compaero de piso, Gabriel, lanzando miradas a los rincones y sencontrar ningn rastro de asesinos. Tena el pelo revuelto por el sueo y estaba manacamente alerta, agarranel martillo en alto y preparado. Quiero decir... gritando, gritando de verdad.

    Lo s dijo Eliza con la garganta en carne viva. Hago eso a veces se sent derecha en la cama. El tido de su corazn era como el disparo de un can condenatorio y profundo y reverberando por todo su cuepo, y aunque tena la boca seca y respiraba de manera superficial, intent sonar despreocupada. Siento habedespertado.

    Parpadeando, Gabriel baj el martillo.

    Eso no es a lo que me refera, Eliza. Nunca he odo a nadie sonar as en la vida real. Era un grito de pelcla de terror.

    Pareca un poco impresionado. Vete,quera decir Eliza. Por favor.Le empezaron a temblar las manos. Proto no sera capaz de controlarlo, y no quera un testigo. La bajada de adrenalina poda ser bastante mala despudel sueo.

    Te prometo que estoy bien. Vale? Yo slo...

    Maldicin.

    Temblores. La subida de la presin, el ardor detrs de los prpados, y todo fuera de su control.

    Maldicin, maldicin, maldicin.

    Traduccin: Dominio Correccin: Sol

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    Se dobl y escondi la cara en la colcha mientras los sollozos brotaban y la dominaban. Tan malo como hba sido el sueo y haba sido malolas secuelas eran peores, porque estaba consciente pero segua estanindefensa. El terror el terror, el terrorpermaneca, y haba algo ms. Llegaba con el sueo, cada vez, y no desvaneca con l sino que se quedaba como algo que hubiera trado la marea. Algo horrible un cadver de nivleviatn abandonado para que se pudra en la costa de su mente. Era el remordimiento. Pero Dios, sa era una plabra demasiado ordinaria para aquello. Este sentimiento que le dejaba el sueo, eran cuchillos de pnico y terr

    descansando justo en lo alto de una herida supurante, roja y sustanciosa de culpa.

    Culpa por qu? Eso era lo peor. Era... Dios santo, era innombrable, y era inmenso. Demasiado inmensNada peor se haba hecho jams, en todo el tiempo, y todo el espacio, y la culpa era de ella. Era imposible, y fuedel sueo Eliza poda descartarla como ridcula.

    Ella no haba hecho, ni nunca hara... eso.

    Pero cuando el sueo la enredaba, nada de eso importaba ni la razn, ni el sentido, ni siquiera las leyde la fsica. El terror y la culpa lo ahogaban todo.

    Apestaba.

    Cuando los sollozos por fin se sosegaron y alz la cabeza, Gabriel estaba sentado en el borde de la camcon aspecto compasivo y alarmado. Ah estaba esa descarada urbanidad de Gabriel Edinger que sugera una posilidad ms que justa de pajaritas en su futuro. Tal vez incluso un monculo. Era neurocientfico, probablementepersona ms inteligente que Eliza conoca, y una de las ms amables. Los dos eran compaeros de investigacin el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian el MNHNy haba sido amistoso pero no amigosdurate el ltimo ao, hasta que la novia de Gabriel se mud a Nueva York para su posdoctorado y el necesit un copaero de piso para cubrir el alquiler. Eliza haba sabido que era un riesgo, cruzar horas privadas con horas de tbajo, por esta razn exacta. sta.

    Los gritos. Los sollozos.

    No le hara falta escarbar mucho a una parte interesada para determinar las... profundidades de anormadad... sobre las que haba construido esta vida. Como poner tablas sobre arenas movedizas, pareca a veces. Peel sueo no la haba molestado durante un tiempo, as que haba cedido a la tentacin de fingir que era normacon nada excepto las preocupaciones normales de cualquier estudiante de doctorado de veinticuatro aos con presupuesto pequeo. La disertacin de la presin, un compaero de laboratorio malvado, propuestas para becel alquiler.

    Monstruos.

    Lo siento le dijo a Gabriel. Creo que ya estoy bien.

    Bien. Tras una pausa incmoda, pregunt animado, Una taza de t?

    T. Eso era un bonito destello de normalidad.

    S dijo Eliza. Por favor.

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    Y cuando l sali sin prisa para poner la tetera, ella se compuso. Se puso su bata, se lav la cara, se sonnariz, se contempl en el espejo. Tena la cara hinchada y los ojos inyectados en sangre. Genial. Normalmente na unos ojos bonitos. Estaba acostumbrada a recibir cumplidos de extraos. Eran grandes y con pestaas largaseran brillantes al menos cuando el blanco no estaba rosa de llorary eran varios de marrn ms claro que piel, lo que los haca parecer que resplandecan. Ahora mismo, la dej helada notar que parecan un poco... locos

    No ests loca le dijo a su reflejo, y la declaracin tena el timbre de una afirmacin pronunciada a m

    nudo una confirmacin necesitada, y habitualmente dada. No ests loca, y no vas a estarlo.

    En el fondo corra otro pensamiento, ms desesperado.

    A m no me ocurrir. Soy ms fuerte que los otros.

    Normalmente era capaz de crerselo.

    Cuando Eliza se uni a Gabriel en la cocina, el reloj del horno marcaba las cuatro de la madrugada. El t etaba en la mesa, junto con un cartn de helado, abierto, con una cuchara sobresaliendo. l le hizo un gesto.

    Helado para las pesadillas. Una tradicin familiar.

    En serio?

    S, de verdad.Eliza intent, durante un momento, imaginar el helado como una respuesta de su propia familia al sue

    pero no pudo. El contraste era demasiado duro. Alcanz el cartn.

    Gracias dijo. Se comi un par de bocados en silencio, tom un sorbo de t, todo mientras se preparapara las preguntas que llegaran, como seguro que haran.

    Con qu sueas, Eliza?

    Cmo se supone que voy a ayudarte si no hablas conmigo, Eliza?

    Qu te pasa, Eliza?

    Lo haba odo todo antes.

    Estabas soando con Morgan Toth, verdad? pregunt Gabriel. Con Morgan Toth y sus suaves

    bios?

    De acuerdo, esono lo haba odo. A pesar de s misma, Eliza se ri. Morgan Toth era su archienemigo, y slabios eran un buen tema para una pesadilla, pero no, eso ni siquiera se acercaba.

    La verdad es que no quiero hablar de ello dijo.

    Hablar de qu? pregunt Gabriel, todo inocencia. Qu es este "ello" de lo que hablas?

    Que lindo. Pero lo digo en serio. Lo siento.

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    Est bien.

    Otro bocado de helado, otro silencio interrumpido por otra nopregunta.

    Yo tena pesadillas de nio ofreci Gabriel. Durante un ao. Muy intensas. Or a mis padres contarla vida como la conocamos prcticamente se suspenda. Me daba miedo dormirme, y tena todos estos ritualesupersticiones. Incluso intent hacer ofrendas. Mis juguetes favoritos, comida. Supuestamente me oyeron ofrec

    a mi hermano mayor en mi lugar. No recuerdo eso, pero l jura que fue as.

    Ofrecerle a quin? pregunt Eliza.

    A ellos. Los que salan en el sueo.

    Ellos.

    Una chispa de reconocimiento, esperanza. Esperanza idiota. Eliza tambin tena un "ellos". Racionalmensaba que eran una creacin de su mente y que no existan en ningn otro lugar, pero en las secuelas del sueo,

    siempre era posible permanecer racional.

    Qu eran? pregunt, antes de que considerara lo que estaba haciendo. Si no iba a hablar de susueno debera estar entrometindose en el de l. Era una regla para guardar secretos en la que estaba bien versadNo preguntes, y no te preguntarn.

    Monstruos dijo l, encogindose de hombros, y as, Eliza perdi el inters no a la mencin de motruos, sino a su tono depor supuesto. Cualquiera que poda decir monstruosde esa despreocupada manera, defitivamente nunca haba conocidos a los suyos.

    Sabes?, ser perseguido es uno de los sueos ms comunes dijo Gabriel, y sigui hablndole de elloEliza sigui sorbiendo t y tomando el ocasional bocado de helado para las pesadillas, y asenta en los momentcorrectos, pero en realidad no estaba escuchando. Haba investigado minuciosamente sobre anlisis del suehaca mucho tiempo. No haba ayudado antes, ni ayudaba ahora, y cuando Gabriel lo resumi con "son una manfestacin de los temores que tenemos despiertos", y "todo el mundolos tiene", su tono era apaciguador y pedate, como si acabara de resolverle el problema.

    Eliza quiso decirle, Y supongo que a todo el mundo le ponen un marcapasos a los siete aos porque "lmanifestaciones de los temores que tienen cuando estn despiertos" no dejan de producirles arritmia cardacPero no lo dijo, porque era el tipo exacto de trivialidad recordable que se menciona en fiestas de cctel.

    Sabas que a Eliza Jones le pusieron un marcapasos cuando tena siete aos porque sus pesadillas le prodcan arritmia cardaca?

    En serio? Qu locura.

    Y qu te paso? le pregunt. Qu les paso a tus monstruos?

    Oh, se llevaron a mi hermano y me dejaron en paz. Tengo que sacrificar una cabra para ellos todos Michaelmas, pero es un pequeo precio por una buena noche de sueo.

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    Eliza se ri.

    De dnde sacas las cabras? pregunt, siguindoles la corriente.

    De una pequea granja en Maryland. Cabras certificadas para el sacrificio. Corderos tambin, si lo prefres.

    Quin no? Y qu demonios es Michaelmas?

    No lo s. Me lo he inventado.

    Y Eliza experiment un momento de gratitud, porque Gabriel no se haba entrometido, y el helado y el tincluso su irritacin con su parloteo de erudito haban ayudado a aliviar las secuelas. Se estaba riendo de verdadeso era algo.

    Y entonces su telfono vibr en la superficie de la mesa.

    Quin la llamaba a las cuatro de la madrugada? Lo alcanz...

    ... y cuando vio el nmero en la pantalla, lo solt o posiblemente lo lanz. Con un crackgolpe un armrio y rebot en el suelo. Durante un segundo tuvo la esperanza de que lo haba roto. Se qued ah, en silencMuerto. Y entonces bzzzzzzzzzzzzya no estaba muerto.

    Cundo se haba sentido mal por no romper su telfono?

    Era el nmero. Slo dgitos. Sin nombre. No apareca ningn nombre porque Eliza no haba guardado enmeroen su telfono. Ni siquiera se haba dado cuenta de que lo haba memorizado hasta que lo vio, y fue comsi hubiera estado ah todo el tiempo, cada momento de su vida desde... desde que haba escapado. Estaba todah, estaba todo justo ah. El puetazo en el estmago fue inmediato y visceral y nada disminuido por los aos.

    Todo bien? le pregunt Gabriel, inclinndose para recoger el telfono.

    Casi le dijo No lo toques!pero saba que esto era irracional, y se detuvo a tiempo. En vez de eso, simpmente no lo cogi cuando l se lo tendi, as que tuvo que dejarlo en la mesa, an vibrando.

    Se qued mirndolo. Cmo la haban encontrado? Cmo? Se haba cambiado el nombre. Haba desaprecido. Haban sabido siempre dnde estaba, haban estado vigilndola todo este tiempo? La idea la horrorizQue los aos de libertad pudieran haber sido una ilusin...

    El zumbido se detuvo. La llamada entr en el buzn de voz, y el latido de Eliza volva a ser como disparos

    can: explosin tras explosin estremecindola. Quin era? Su hermana? Uno de sus "tos"?

    Su madre?

    Quin fuera, Eliza slo tuvo un momento para preguntarse si habran dejado un mensaje y si ella se atvera a escucharlo si lo hicieronantes de que el telfono emitiera otro zumbido. No un mensaje de voz. Un mesaje de texto.

    Deca: Enciende la televisin.

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    Enciende la...?

    Eliza levant la mirada del telfono, profundamente inquieta. Por qu?Qu queran que viera en telesin? Ni siquiera tena televisin. Gabriel la miraba atentamente, y sus ojos se encontraron en el instante en qoyeron el primer grito. Eliza casi salt de su piel, levantndose de la silla. De algn lugar en el exterior lleg un lago e ininteligible chillido. O era dentro? Era alto. Estaba en el edificio. Espera. Esa era otra persona. Qu demnios estaba pasando? La gente estaba gritando de... conmocin? Alegra? Terror? Y entonces el telfono

    Gabriel tambin empez a vibrar, y el de Eliza recibi una repentina cadena de mensajes bzzz bzzz bzzz bzzz bzDe amigos esta vez, incluyendo a Taj en Londres, y Catherine, que estaba haciendo trabajo de campo en SudfricVariaban las palabras, pero todos eran una versin de la misma inquietante orden: Enciende la televisin.

    Ests viendo esto?

    Despierta. Televisin. Ahora.

    Hasta el ltimo. El que hizo que Eliza quisiera enroscarse en posicin fetal y dejar de existir.

    Vuelve a casa, deca. Te perdonamos.

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    ***

    Zuzana Novkov y Mikolas Vavra estaban en At Benhaddou, la kasbah ms famosa de Marruecos. Macababa de regatear por un antiguo anillo de plata tal vezantiguo, tal vezde plata, definitivamente un anillocuando el repentino alboroto los alert; se lo meti en el bolsillo, dnde permanecera, en secreto, durante algtiempo.

    En una cocina del pueblo, se apiaron detrs de los lugareos y vieron la cobertura de las noticias en rabAunque no podan entender ni los comentarios ni las exclamaciones jadeantes a su alrededor, slo tenan el cotexto de lo que estaban viendo. Saban lo que eran los ngeles, o ms bien, lo que no eran. Eso no haca menimpactante ver el cielo lleno de ellos.

    Demasiados!

    Fue idea de Zuzana "liberar" la furgoneta parada en frente de un restaurante de turistas. El tejido de readad cotidiano haba cedido ya tanto que el robo eventual de un vehculo pareca ser algo de esperar. Era sencillsaba que Karou no tena acceso a las noticias del mundo; tena que advertirla. Habra robado un helicptero

    hubiera tenido que hacerlo.

    ***

    Esther Van de Vloet, traficante de diamantes retirada, socia de Brimstone durante mucho tiempo y abuesustituta de su protegida humana, estaba paseando a sus mastines cerca de su casa en Antwerp cuando las capanas de Nuestra Seora comenzaron a repicar fuera de plazo. No era la hora, y aunque lo hubiera sido, el etruendo sin meloda era agitado, prcticamente histrico. Esther, que no tena un hueso agitado o histrico en t

    do su cuerpo, haba estado esperando que algo ocurriera desde que una huella de mano negra haba sido quemda en una puerta en Bruselas y la abrasara eliminando su existencia. Concluyendo que esto era ese algo, volvrpidamente a su casa, sus perros enormes como leonesas, siguindola a los lados.

    ***

    Eliza Jones vio los primeros minutos en una conexin en directo en el porttil de su compaero de piso, pro cuando su servidor colaps, se vistieron apresuradamente, saltaron al coche de Gabriel, y condujeron hasta

    museo. Aunque era temprano, no fueron los primeros en llegar, no dejaban de llegar ms colegas tras ellos paapiarse en torno a una pantalla de televisin en un laboratorio del stano.

    Estaban estupefactos y aturdidos con incredulidad, y con una no pequea cantidad de afrenta racional dque tal evento se atreviera a desarrollarse en el cielo del mundo natural. Era un fraude, por supuesto. Si los nglesfueranreales lo que era ridculono se pareceran un poco menos a las imgenes de los libros de texto las escuelas dominicales?

    Era demasiado perfecto. Tena que ser un montaje.

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    Denme un respiro con las arpas dijo un paleo bilogo. Qu exageracin.

    Pero esta certeza exteriorizada estaba socavada por una verdadera tensin, porque ninguno de ellos eestpido, y haba agujeros evidentes en la teora del fraude que se hicieron ms evidentes cuando helicpteros noticias se atrevieron a acercarse a la hueste area, y el metraje emitido fue ms claro y menos equvoco.

    Nadie quera admitirlo, pero pareca... real.

    Sus alas, por ejemplo. Medan fcilmente tres metros de envergadura, y cada pluma era una llama de fugo. Su suave ascenso y descenso, la indescriptible gracia y poder de su vuelo estaba ms all de cualquier tecnloga comprensible.

    Podra ser la emisin lo que es falso sugiri Gabriel. Podra ser todo CG. La guerra de los mundosdsiglo veintiuno.

    Hubo algunos murmullos, pero nadie pareci tragrselo.Eliza se qued en silencio, mirando. Su propio terror era de una variedad diferente al de ellos, y estaba

    mucho ms avanzado. Debera estarlo. Haba estado creciendo toda su vida.

    ngeles.

    ngeles.Despus del incidente en el puente de Carlos en Praga algunos meses antes, haba sido capaz mantener un poco de escepticismo al menos, slo lo suficiente para evitarle caer. Entonces podra haber sido fso: tres ngeles, visto y no visto, sin dejar pruebas. Ahora pareca que el mundo haba estado esperando conaliento contenido una demostracin que estuviera ms all de toda posibilidad de duda. Y ella tambin. Y ahoratenan.

    Pens en su telfono, dejado intencionadamente en su apartamento, y se pregunt qu nuevos mensaj

    almacenara su pantalla para ella. Y pens en el extraordinario poder oscuro del que haba huido por la noche, el sueo.

    El estmago se le tens como un puo mientras senta, bajo sus pies, el movimiento de las tablas que habpuesto sobre las arenas movedizas de aquella otra vida. Haba pensado que poda escapar? Estaba ah, siemphaba estado ah, y esta vida que haba construido encima pareca tan fuerte como un barrio de casuchas en la fda de un volcn.

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    LLEGADA + 3 HORAS

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    3ELECCION DE HABILIDADES PARA LA VIDA

    ngeles! ngeles! ngeles!

    Fue lo que Zuzana grit, saltando de la camioneta mientras esta coleaba al estacionarse y parar en la sucladera. El Castillo de los Monstruos se alzaba frente a ella: este lugar en el desierto marroqu donde un ejrcrebelde de otro mundo se esconda para resucitar a sus muertos. Esta fortaleza de lodo con sus serpientes y hedres, sus grandes soldados bestias, su fosa de cadveres. Esta ruina de la que ella y Mik haban escapado en la nche muerta. Invisibles. Ante la insistencia de Karou.

    La muy asustada y persuasiva insistencia de Karou.

    Porque... sus vidas estaban en peligro.

    Y aqu estaban de regreso, haciendo sonar el claxon y gritando? No eran exactamente acciones de instinde supervivencia.

    Karou apareci, sobrevolando la kasbah a su manera: sin alas, grcil como una bailarina con gravedad ceZuzana estaba movindose, saltando montaa arriba mientras su amiga descenda para interceptarla.

    ngeles exhal Zuzana, exaltada con la noticia. Santo dios, Karou. En el cielo. Cientos. Cientos.mundo. Est. Como locoLas palabras brotaron, pero mientras se escuchaba a s misma, Zuzana estaba viendo

    su amiga. Vindola, y retrocediendo.

    Qu demonios...?

    Cerro la puerta del carro, pies corriendo, y Mik estaba a su lado, viendo a Karou, tambin. No habl. Nadlo hizo. El silencio se sinti como una burbuja de dilogo vaca: ocupaba espacio, pero no haba palabras.

    Karou... La mitad de su cara estaba hinchada y morada, con raspones en carne viva y llena de costras. Su bio estaba roto e hinchado, el lbulo de su oreja mutilado, cosido. En cuanto al resto de ella, Zuzana no poddecirlo. Sus mangas estaban completamente bajadas sobrepasando sus manos, apretadas en sus puos de manerara e infantil. Se sostena a s misma con ternura.

    Haba sido brutalmente agredida. Eso estaba claro. Y slo poda haber un culpable.

    El lobo Blanco. Ese hijo de perra.La furia se ardi en Zuzana.

    Y entonces lo vio. Descenda por la ladera de la colina hacia ellos, una de todas las quimeras alertadas psu salvaje llegada, y las manos de Zuzana se apretaron en puos. Empez a avanzar, preparada para plantarse etre Thiago y Karou, pero Mik la tom del brazo.

    Traduccin: Sol MCorreccin: Akiva S

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    Qu ests haciendo? sise jalndola de vuelta a l. Ests loca? No tienes un aguijn de escorpicomo un verdadero neek-neek.

    Neek-neeksu sobrenombre quimrico, cortesa del soldado Virko. Era una raza de escorpin musaraa Eretz que no le tema a nada, y por ms que Zuzana odiara admitirlo, Mik tena razn. Ella era ms musaraa qescorpin, medio-neekcuando mucho, y ni de cerca tan peligrosa como quera serlo.

    Y voy a hacer algo respecto a eso, decidi en ese momento y lugar. Um. Inmediatamente despus, si es qno morimos aqu.Porque... demonios. Esas eran un montn de quimeras, cuando las veas a todas juntas de emanera, descendiendo por las faldas de una colina. El valor neek-neek de Zuzana se esconda en su pecho. Estaagradecida de que el brazo de Mik la rodearano es que tuviera la ilusin de que su dulce virtuoso del violn pdiera protegerla mejor de lo que ella se protega a s misma.

    Me estoy empezando a cuestionar nuestra eleccin de habilidadesle susurr.

    Lo s. Por qu no somos samuris?

    Hay que ser Samurais dijo ella.

    Est bien dijo Karou, y entonces el Lobo lleg a ellos, flanqueado de cerca por su squito de lugarnientes. Zuzana lo mir a los ojos e intent parecer desafiante. Vio costras de rasguos en sus mejillas y su furia reaviv. Prueba, como si hubiera habido duda de quin fue el atacante de Karou.

    Espera. Acaso Karou acaba de decir Est bien?.

    Cmo poda esto estar bien?

    Pero Zuzana no tuvo tiempo de ahondar en el asunto. Estaba demasiado ocupada jadeando. Porque detrde Karou, tomando forma del aire y llenndolo con todo el esplendor que recordaba, estaba...

    Akiva?

    Bueno, qu estaba haciendo l aqu?

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    Otro serafn apareci a su lado. La que se vea realmente enfurecida en el puente de Praga. Se vea realmente efurecida ahora, tambin, de manera concentrada y en modo acrcate slo un poco ms y te matar. Su mano taba en la empuadura de su espada, su mirada fija en la aglomeracin de quimeras.

    Akiva, sin embargo, slo miraba a Karou, quien... no pareca sorprendida de verlo.

    Ninguno de los todos lo pareca. Zuzana trat de entender la escena. Por qu no estaban atacndose unos a los otros? Crea que eso era lo que hacanlas quimeras y los serafinesespecialmente staquimera y sserafn.

    Que haba pasado en el castillo de los monstruos mientras ella y Mik no estaban?

    Cada soldado quimrico estaba presente ahora, y a pesar de que la sorpresa estaba ausente, la hostilidno lo estaba. El parpadeo inexistente, la concentracin de malicia en algunas de esas miradas bestiales. Zuzana haba sentado en el piso riendo con estos mismos soldados; haba hecho bailar marionetas de huesos de pollo paellos, les haba bromeado y haba sido bromeada de vuelta. Le agradaban. Bueno, algunos. Pero ahora, eran terr

    rficos sin excepcin, y se vean listos para desgarrar a los ngeles de extremidad a extremidad. Sus ojos se posban en Thiago y despus no, mientras esperaban por la orden de matar que saban que tena que llegar.

    No lleg.

    Percatndose de que haba estado conteniendo el aliento, Zuzana lo solt, y su cuerpo entero se relaj letamente de su respingo. Vislumbr a Issa en la multitud y le alz la ceja en clara pregunta de qu demoniosamujer serpiente. La mirada de respuesta de Issa fue menos clara. Detrs de una breve sonrisa de intranquila traquilidad, se vea tensa y muy alerta.

    Qu est pasando?

    Karou dijo algo suave y triste a Akivaen lenguaje quimrico, por supuesto, maldicin. Qu dijo?Akivarespondi, tambin en quimrico, antes de voltearse para dirigir sus prximas palabras al Lobo Blanco.

    Tal vez era porque ella no poda entender su idioma, por lo que estaba mirando sus rostros en busca de ptas, y tal vez era porque ya los haba visto juntos antes, y saba el efecto que tenan en el otro, pero Zuzana entedi todo esto: de alguna manera, en esta multitud de soldados bestia, con Thiago al frente y al centro, el momenles perteneca a Karou y a Akiva.

    Los dos estaban imperturbables, con el rostro ptreo y separados por tres metros, en este momento ni quiera se estaban mirando, pero Zuzana tena la impresin de que eran un par de magnetos pretendiendo no se

    lo.

    Lo cual, ustedes saben, slo funciona hasta que deja de hacerlo.

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    4UN PRINCIPIO

    Dos mundos, dos vidas. Ya no ms.

    Karou haba hecho su eleccin. Soy una quimera le haba dicho a Akiva. Slo haban pasado unas hras desde de que l y su hermana haban "escapado" de la kasbah para volar y quemar el portal de SamarkandHaban tenido que regresar a quemar este portal tambin y de esa manera sellar el paso de la Tierra hacia Erepara siempre. Le haba preguntado qu mundo iba a elegir? Como si hubiera tenido eleccin. Mi vida est ahaba dicho ella.

    Pero no era as. Rodeada por las criaturas que haba creado ella misma y quienes, casi sin excepcin,despreciaban por ser la amante de un ngel, Karou saba que no era vida lo que le esperaba en Eretz, sino debemiseria, hambre y agotamiento. Miedo. Enajenacin. Muerte, no era improbable.

    Dolor, sin duda.

    Y ahora?

    Podemos luchar juntos dijo Akiva. Yo tambin tengo un ejrcito.

    Karou se qued inmvil, sin respirar apenas. Akiva haba llegado muy tarde. Un ejrcito de serafines ya hba cruzado el portallos Dominantes despiadados de Jael, la legin de lite del Imperiopor lo que esto fue uoferta inimaginable que Akiva hizo a su enemigo, ante el asombro de todos, includa su propia hermana. Luchjuntos?Karou vio cmo Liraz le lanzaba una mirada de incredulidad a su hermano. Hacia juego con su propia rea

    cin, porque una cosa era segura: la oferta de Akiva era inimaginable, pero Thiago aceptndola era insondable.

    El Lobo Blanco morira mil veces antes de hacer un trato con los ngeles. l destruira el mundo a su alreddor. Vera el final de todo. Sera el fin de todo antes de que considerara una oferta como esa.

    Karou estaba tan asombrada como los demssolo que por un motivo diferentecuando Thiago asinti

    Un siseo de sorpresa sali de Nisk o Lisseth, sus lugartenientes Najas. Aparte de algunos guijarros vertidcuesta abajo por el azote de una cola, ese era el nico sonido proveniente de sus soldados. En los odos de Karosu sangre lata con fuerza. Qu estaba haciendo? Ella esperaba que l lo supiera, porque ella realmente no tenidea.

    Ech una mirada de reojo a Akiva. No mostraba pena o disgusto, consternacin o el amor que haba motrado en su rostro la noche anterior se puso en evidencia ahora; su mscara estaba en su lugar, tal como lo estala de ella. Toda su confusin tena que permanecer oculta, y ah haba bastante que esconder.

    Akiva haba vuelto. Acaso nadie escapaba de esta condenadakasbah? Era valiente; l siempre lo haba do y tambin imprudente. Pero no era solo l mismo a quien pona en peligro. Sino a todo lo que ella haba estatratando de lograr. La posicin en la que estaba poniendo al Lobo: proponerle todava otra plausible excusa paque no lo matara?

    Traduccin: Karine Correccin: Akiva

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    Y luego estaba su propia posicin. Tal vez eso era lo que la pona ms nerviosa.

    Y aqu estaba Akiva, el enemigo del cual se haba enamorado dos veces, en dos vidas distintas, con un pder que sevsenta como el designio del universo y quiz lo era, y no importaba. Se permaneci al lado de ThiagEste era el lugar que haba hecho para s misma, por el bien de su pueblo: al lado de Thiago.

    Por otra parteaunque Akiva no supiera estoeste era el Thiago que haba hecho para ella: uno con el qpudiera estar. El Lobo Blanco era... no era el mismo en estos das. Haba sellado una mejor alma en el cuerpo qdespreciabaoh, Ziriella le rez a todos los dioses en el infinito de los dos mundos para que nadie lo averiguaEra un secreto desgarrador, y senta en todo momento una granada en sus manos. Sus latidos entraban y salan su ritmo. Sus palmas estaban fras y sudorosas.

    La farsa era masiva, y frgil, y cay fuertemente, con mucho, jalando a Ziri para llevarla a cabo. Engaatodos estos soldados? La mayora haba servido durante dcadas al general, algunos pocos durante siglos, a travde mltiples reencarnaciones, y conocan cada uno de sus gestos, cada inflexin. Ziri tena que ser el lobo, en coportamiento, cadencia y escalofriante, brutalidad contenidaserl, pero, paradjicamente, un mejorl, uno q

    pudiera guiar a su pueblo hacia la supervivencia en lugar de una venganza sin salida.

    Eso slo poda ocurrir gradualmente. El Lobo Blanco simplemente no se despertaba una maana, bostezase estiraba y decida aliarse con su enemigo mortal.

    Pero eso era exactamente lo que Ziri estaba haciendo en ese momento.

    Jael debe ser detenido declar como si esto fuera un hecho. Si tiene xito en la adquisicin de armhumanas y su apoyo, no habr esperanza alguna para ninguno de nosotros. En esto al menos, tenemos una cauen comnmantuvo su voz baja, trasmitiendo absoluta autoridad y no la preocupacin de cmo sera recibida decisin. Era la manera del Lobo, y la suplantacin de Ziri fue impecable. Cuntos son?

    Milescontest Akiva. En este mundo. Habr sin duda, una fuerte presencia militar en el otro lado dportal.

    Este portal?pregunt Thiago con un movimiento de la cabeza hacia las montaas del Atlas.

    Entraron por el otro,dijo Akiva. Pero este podra estar comprometido tambin. Ellos tienen los mdios para descubrirlo.

    No mir a Karou cuando dijo esto, pero sinti un destello de culpa. Gracias a ella, la abominacin de Razg

    era un agente libre, y l fcilmente podra haberles mostrado este portal, como se lo haba enseado a ella. quimera podra quedar atrapada aqu, separada de su propio mundo y sus enemigos los serafines se acercabanellos desde ambos lados. Este refugio al que les haba llevado podra llegar a ser fcilmente su tumba.

    Thiago lo tom con calma.Bueno, Vamos a ver.

    Mir a sus soldados, ellos le regresaron la mirada, cautelosos, analizando todos sus movimientos. Qu etar pensando? estaran preguntando, porque simplemente no podra ser lo que pareca. Pronto pedira la muerde los ngeles. Todo esto pareca parte de alguna estrategia. Seguramente.

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    Oora, Sarsagon,les orden, Elijan equipos para velocidad y sigilo. Quiero saber si los dominantes etn tras nuestras puertas. Si los hay, mantenerlos fuera. Sostengan el portal. Que ningn ngel quede con vida.Una sonrisa lobuna manifest el beneplcito ante la idea de los ngeles muertos, y Karou vio algo de la descofianza en los rostros de los soldados. Esto tena sentido para ellos, todo lo dems no: el Lobo, disfrutando la posilidad de sangre angelical. Enviar a un mensajero, una vez que estn seguros. Vayan , dijo; Oora y Sarsagrecogieron sus equipos con gestos rpidos y decisivos mientras se movan a travs de la recoleccin. Bast, KeitaEiri, los grifos Vazra y Ashtra, Lilivett, Helget, Emylion.

    Todos los dems, de vuelta al patio. Preprense para salir si el informe es favorable. El general se detvo. Y listo para pelear si no lo es.Una vez ms se las arregl, con no ms que la sombra de una sonrisa, painsinuar que preferira el resultado ms sangriento.

    Estaba bien hecho, y un poco de esperanza traviesa entro en la ansiedad de Karou. La accin era mejor, rdenes dadas y las siguieron. La respuesta fue inmediata e inquebrantable. El anfitrin dio la vuelta y regres acolina. Si Ziri podra mantener esta actitud inexpugnable de mando, incluso el ms rudo de las tropas confiara l para contar con su aprobacin.

    Excepto, bueno, no todos estaban siendo engaados. Issa estaba movindose desafiantemente contramarea de soldados que venan colina abajo, y luego estaba el asunto de los lugartenientes de Thiago. A excepcide Sarsagon, que haba recibido una orden directa, la comitiva del Lobo se qued agrupada en torno a l. TeNisk, Lisseth, Rark y Virko. Estas fueron las mismas quimeras que haban conspirado para conseguir que Karou quedara sola en el hoyo con Thiagocon la excepcin de Ten, que haba cometido el error de hablar con Issaahora era Ten como Thiago es ahora Thiagoy ella los odiaba. No tena ninguna duda de que hubieran bajadocelebrar con l si se los hubiese pedido y slo poda estar contenta de que l no lo hubiese credo necesario.

    Ahora su persistencia era de mal agero. No haban seguido las rdenes de Thiago porque se crean exetos de ello. Debido a que esperaban que se les dieran otras rdenes. Y la forma en estaban sobre Akiva y Liraz dej ninguna duda de lo que suponan seria.

    Karou,susurr Zuzana, en el hombro de Karou. Qu diablos est pasando?

    Qu demonios no estaba pasando? Todas las colisiones que haba evitado en los ltimos das haban hcho un efecto boomerang en torno a Karou chocando contra unos y otros aqu.Todo, dijo ella, con los dientapretados. Est pasando de todo.

    Los monstruos Nisk y Lisseth con las manos medio altas, listas para estallar sus hamsas a Akiva y Liraz, delitarlos y matarlos o tratar. Akiva y Liraz, con sus caras inquebrantables y Ziri en medio. Pobre y dulce Ziri, vestidcon la carne de Thiago y tratando de llevar a su salvajismo, tambin, pero slo la en cara de l y no en su coraz

    Ese era su reto ahora. Era algo ms que un desafo. Era su vida, y todo dependa de ello. La rebelin, el futuro habra uno por toda la quimera que an vive, y todas las almas enterradas en la catedral de Brimstone. Este engo era su nica esperanza.

    Los siguientes diez segundos se sintieron tan densos como el hierro doblando.

    Issa lleg en el mismo momento que Lisseth habl. Qu rdenes hay seor, para nosotros?

    Issa abraz a Mik y a Zuzana, le hecho una mirada de reojo a Karou que brillaba con un significado claPareca emocionada, Karou la miro. Se miraba reivindicada.

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    Ya he dado mi orden, dijo Thiago a Lisseth, framente. Fui lo suficientemente claro?

    Reivindicada? Sobre qu? La mente de Karou salt inmediatamente a la noche anterior. Despus de qella haba despedido a Akiva con una despedida fra que sin duda no senta, mandndolo lejos por lo que ella habimaginado sera la ltima vez, Issa le haba dicho: Tu corazn no est mal. No tienes por qu avergonzarte.

    De amar a Akiva, a eso se refera ella. Y cul haba sido la respuesta de Karou? No importa. Haba tentado creer: que su corazn no importaba, que ella y Akiva no importaban, que haba mundos en juego y eso elo que importaba.

    Seor, argument Nisk, la compaera Naja de Lisseth. No puede decir que dejara que estos ngevivan

    Dejar que estos ngeles vivan. Ni siquiera estaba en discusin: la vida de Akiva y de Liraz. Haban vueaqu para advertirles. El verdadero Thiago no habra dudado en destriparlos por su problema. Akiva no saba queste no era el verdadero Thiago, y que volvera de todas maneras. Por su bien.

    Karou lo miro, encontr sus ojos esperando los de ella, y se reuni con ellos con una picara claridad que ela disolucin final de la mentira.

    Importaba. Ellos eran importantes, y lo que fuera que haba hecho que no se mataran entre s en la playde Bullfinch hace tantos aos... que importaba.

    Thiago no respondi a Nisk. No con palabras, de todos modos. La mirada que se volvi contra l seg el reto de las palabras de los soldados en el silencio. El lobo siempre haba tenido ese poder; del cual Ziri se apropsorprendentemente.

    Al patio, dijo suave y amenazadoramente. Excepto Ten. Tendremos unas cuantas palabras sobremis expectativas... cuando hayamos terminado aqu. Lrguense

    Y se fueron. Karou podra haber disfrutado de las caras retradas llenas de vergenza que haba en sus rotros, pero el Lobo volteo su mirada a Issa que estaba junto a ella y en ella. Y les dijo Ustedes tambin

    Como el Lobo lo hara. Nunca haba confiado en Karou, slo la haba manipulado y mentido, y en sta situcin habra sido absolutamente descartada junto con el resto. Y as como Ziri tena que desempear su parte, etena la suya. En secreto ella podra ser la nueva lder, consagrada por Brimstone y con la bendicin del Lobo Blaco, pero a los ojos del ejrcito de las quimeras, ella segua siendo al menos por ahora la chica que haba tpezado y estaba empapada de sangre desde el abismo.

    La mueca rota de Thiago.

    Slo podan trabajar desde el punto de partida que tenan, y esa era la trampa grava, sangre, muermentiras, y ella no tena ninguna otra opcin para mantener la farsa de momento. Asinti con obediencia al Lobsinti cido en la boca del estomago al ver los ojos de Akiva oscurecerse. Por su lado, Liraz era peor. Liraz era depectiva.

    Eso fue un poco difcil de tomar.

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    El Lobo esta muerto! Quera gritarlo. Yo lo mate. No me miris as! Pero por supuesto, no poda. En esmomento, tena que ser lo suficientemente fuerte como para parecer dbil.

    Vmonos, dijo Karou, apurando a Issa, Zuzana y Mik a que la siguieran.

    Pero Akiva no la dejara ir tan fcilmente. Espera. Habl en Serfico, para que nadie entendiera, soKarou. No vine a hablar con l. Quiero hablar contigo si tuviera la oportunidad. Quiero saber qu es lo que quires.

    Lo que quiero? Karou sofoc una ola de histeria que se senta peligrosamente como risa. Como si esta da tuviera alguna semejanza a lo que quera! Pero, dadas las circunstancias, era lo que quera? Apenas haba cosiderado lo que podra significar. Una alianza. Las quimeras rebeldes unindose con los hermanos bastardos Akiva para tomar el Imperio?

    En pocas palabras, era una locura. Incluso unidos, dijo ella, estaramos en inferioridad numrica msivamente.

    Una alianza significa algo ms que el nmero de espadas, dijo Akiva. Y su voz era como una sombra otra vida cuando aadi, en voz baja: Algunos, y luego ms.

    Karou lo mir en un segundo de descuido, entonces lo record, forzndola a bajar la mirada. Algunosluego ms. Era la respuesta a la pregunta de si otros podan ser llevados en torno a su sueo de la paz. Este escomienzo, Akiva haba dicho momentos antes, con su mano en su corazn, antes de pasar a Thiago. Nadie msaba lo que eso significaba, pero Karou si, hacindola sentir el calor revoleteando de su sueo en su propio corzn.

    Somos el comienzo.

    Ella se lo haba dicho a l hace mucho tiempo; ahora l se lo estaba diciendo. Esto era lo que quiso decsobre la oferta de aliarse: el pasado, el futuro, la penitencia, el renacimiento. Esperanza.

    Significaba todo.

    Y Karou no poda reconocerlo. No aqu. Nisk y Lisseth se haban detenido en la colina para mirar hacia elloKarou la "amante de un ngel", y el ngel Akiva, hablando en voz baja en serfico mientras que Thiago se quedall dejando que ellos se fueran? Todo estaba mal. Saban que el Lobo ya tendra sangre en sus garras en esmomento.

    Cada momento era una prueba ms del engao; cada slaba pronunciada hizo indulgencia del Lobo mensostenible. As que Karou baj la mirada, la tierra pedregosa redondeaba sus hombros como la mueca rota quesupona que deba ser. La eleccin es de Thiago,dijo en quimrico, y trat de actuar su papel.

    Ella lo intent.

    Pero no poda dejar las cosas as. Despus de todo, Akiva segua persiguiendo el fantasma de una esperaza. Haba ms sangre y cenizas de lo que haban imaginado alguna vez en sus das de amor, que estaba tratando evocar de nuevo a la vida. Qu otro camino a seguir estaba all? Era lo que ella quera.

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    Tena que darle alguna seal.

    Issa estaba sosteniendo su codo. Karou se inclin hacia ella, girando para que el cuerpo de la mujer serpiete se interpusiera entre ella y la quimera, y luego, con tanta rapidez que ella tema Akiva podra perderse, levanla mano y toc su corazn.

    Se golpe en el pecho mientras se alejaba. Estamos al principio, pens, y fue superado por el recuerdo decreencia. Vena de Madrigal, su yo ms profundo, que haba muerto creyendo, y era aguda. Se inclin hacia Isocultando su rostro para que nadie la viera as.

    La voz de Issa era tan dbil que casi pareca como su propio pensamiento. Ya ves, hija? Tu corazn noequivoca.

    Y por primera vez en el mucho, por mucho tiempo, Karou sinti la verdad de ello. Su corazn no estaequivocado.

    Fuera de la traicin y la desesperacin, en medio de bestias hostiles y ngeles invasores y un engao que

    senta como una explosin a punto de ocurrir, de alguna manera, este era un comienzo.

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    5CONSEGUIRFAMILIARIZARSE

    Akiva no se lo perdi. l vio los dedos de Karou tocar su corazn mientras se alejaba, y en ese instante tovali la pena. El riesgo, el intestinoretorcindose al obligarse a hablar con el lobo, incluso la incredulidad h

    viente de Liraz a su lado.

    Ests loco, dijo ella en voz baja.Tambin tengo un ejrcito? T no tienes un ejrcito, Akiva. eresparte deun ejrcito. Hay una gran diferencia-

    Lo s,dijo. La oferta no era suya para hacer. Sus hermanos Ilegtimos los esperaban en las cuevas rin; esto era cierto. Nacieron para ser armas. No hijos e hijas, o incluso hombres y mujeres, solo armas. Buenahora eran ellos mismos empuando las armas, y aunque se haban reunido detrs de Akiva para oponerse al Iperio, una alianza con su enemigo mortal no era parte del acuerdo.

    Voy a convencerlos, dijo, y en su alegraKarou haba tocado su corazn, l lo crey.

    Empieza conmigo, susurr su hermana. Vinimos aqu para advertirles, no para unirnos a ellos.

    Akiva saba que si poda convencer Liraz, el resto seguira. Como se supona que deba hacer eso, l no saba, y el enfoque del Lobo Blanco adelantndose le previno.

    Con su loba teniente a su lado, l se adelant, y el regocijo de Akiva marchit. l se remont a la primevez que haba visto al lobo. Haba sido en Bath Kol, en el Shadow ofensivo, cuando l mismo era slo un soldaverde, recin salido del campo de entrenamiento. Haba visto la lucha general quimera, y ms que cualquier ppaganda con la que se haba criado, la vista haba forjado su odio a las bestias. Espada en una mano, hacha enotra, Thiago haba surgido a travs de filas de ngeles, arrancando las gargantas con sus dientes como si fuerainstinto. Como si estuviera hambriento.

    La memoria enferm a Akiva. Todo sobre Thiago le enfermaba, sobre todo las marcas de cortes en la cahechos sin duda por Karou en defensa propia. Cuando el general se detuvo delante de l, Akiva hiso todo lo qpudo hacer para no llevar su palma a su cara y lanzarlo al suelo. Una espada en su corazn, como haba sidodestino de Joram, y entonces podran tener su nuevo comienzo, todos los dems, libres de los seores de la muete que haban dirigido a su pueblo contra el otro por tanto tiempo.

    Pero eso no poda hacerlo.

    Karou mir hacia atrs una vez desde la ladera, la preocupacin intermitente a travs de su hermoso rostan distorsionado por cualquier violencia que se haba negado a revelar a l, y luego se alej y fue simplemenThiago y Ten frente Akiva y Liraz, el calor del sol y alto, azul cielo, tierra gris.

    Entoncesdijo Thiago, podemos hablar sin una audiencia.

    Creo recordar que te gusta el pblico, dijo Akiva, sus recuerdos de la tortura eran tan reales comnunca lo haban sido. Thiago abuso de s mismo en su presentacin: el lobo blanco, estrella de su espectculo sagriento.

    Traduccin: Ale HerreCorreccin: Akiva Serap

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    Un pliegue de confusin apareci y se desvaneci en la frente de Thiago. Dejemos el pasado, de acEl presente nos da ms que suficiente para hablar, y luego, por supuesto, est el futuro.

    El futuro no te tendr en l, pens Akiva. Era demasiado perverso pensar que esto de alguna manera acoteci, este sueo imposible, que el Lobo Blanco deba ir a travs de su cumplimiento y todava estar all, todavblanco, todava presumido, y todava de pie en la puerta de Karou despus de que todo fuera peleado y ganado.

    Pero no. Eso estuvo mal. La mandbula de Akiva se contraa y aflojaba. Karou no era un premio a ganar; eno era el por qu l estaba aqu. Ella era una mujer y elegira su propia vida. Estaba all para hacer lo que poda,que pueda, para que ella pudiera tener una vida para elegir, un da. Quien y lo que sea que incluya era asunto syo. As que apret los dientes. l dijo: Hablemos del presente.

    T me has puesto en una situacin difcil, al venir aqu, dijo el Lobo. Mis soldados estn esperanque te mate. Lo que necesito es una razn para no hacerlo.

    Esto irrit a Liraz. Crees que podras matarnos?Pregunt ella. Intntalo Lobo.

    La atencin de Thiago pas a ella, su calma imperturbable. No nos han presentado.

    Sabes quin soy, y s quin eres, y con eso bastara.Tpica brusquedad de Liraz.

    Como lo prefieras, dijo Thiago.

    Todos se ven igual de todos modos, Ten arrastr las palabras.

    Bueno, entonces, dijo Liraz. Esto podra hacer nuestro juego de conseguirfamiliarizarse ms difpara ustedes.

    Qu juego es ese?Pregunt Ten.

    No, Lir, pens Akiva. En vano.

    En el que tratamos de averiguar cul de nosotros mat a cual de ustedes en sus cuerpos anteriores. Estsegura de que algunos de ustedes deben recordarme. Ella levant las manos para mostrar su recuento de mutos, Akiva atrapo la ms cercana a l, cerr su puo marcado sobre ella, y la empuj hacia abajo.

    No hagas alarde de eso aqu, dijo. Qu pasa con ella?Ella realmente quiere que esto termine en bao de sangre? lo que sea que "esto" era, esta tenue y casi impensable pausa en las hostilidades.

    Ten gru una risa cuando Akiva empuj la mano de su hermana de vuelta a su lado. No te preocupBestia de Bane. No es exactamente un secreto. Recuerdo cada ngel que alguna vez me mat, y sin embargo, aqestoy, hablando con ustedes. Puede decirse lo mismo de los muchos ngeles que he matado? Dnde estn tdos los serafines muertos ahora? Dnde est tu hermano?

    Liraz se estremeci. Akiva sinti las palabras como un golpe a una herida el fantasma de Hazael surgio csualmente, con saa, y cuando el calor alrededor de ellos surgi, l saba que era no slo el temperamento de hermana, sino el suyo propio.

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    As fue, entonces, una restauracin del orden natural: la hostilidad.O... no.

    Pero no fue una quimera quien mat a tu hermano, dijo Thiago. Fue Jael. Lo que nos lleva al punto. Akiva encontr el foco de los ojos claros de su enemigo. No haba ninguna burla en ellos, ningn gruido sutilnada de la diversin fra con la que se haba regodeado con Akiva en la cmara de tortura, todos esos aatrs. Haba slo una extraa intensidad. No tengo la menor duda de que todos somos asesinos consumadosdijo en voz baja. Yo tena entendido que nos quedamos aqu por una razn diferente.

    El primer sentimiento de Akiva fue vergenza de ser educados en sangre fra por Thiago?Y lo siguienfue la ira. S. Y no era para defender nuestras vidas. Necesitas una razn para no matarnos? Qu tal esto: Tnes un lugar mejor a donde ir?

    No. No lo tenemos. Simple. Honesto. Y as que estoy escuchando. Esto fue, despus de todo, idea.

    S, lo fue. Su loca idea de ofrecer la paz al Lobo Blanco. Ahora que se puso de pie cara a cara con l, y Karono estaba cerca, vio lo absurdo de la misma. l haba sido cegado por su desesperacin por estar cerca de ella, p

    ra no perderla por la inmensidad de Eretz, enemigos para siempre. As que l haba hecho esta oferta, y fue sahora, tardamente, que vio cuan verdaderamente extrao era que el lobo estaba considerndolo.Que el Lobo estaba buscando una razn para no matarlo?

    Se haba sentido como una agresin, esa declaracin, como provocacin. Pero fue posiblemente, sincro? Podra ser la verdad, que l quera esta paz pero necesitaba justificarse ante sus soldados?

    Los Ilegtimos se han retirado a un lugar seguro, dijo Akiva. A los ojos del Imperio, somos traidres. Yo soy el parricidio y el regicidio, y mi culpa nos mancha a todos . Consider sus siguientes palabras. realmente quieres decir que consideras esto

    Esto no es un truco de mi parte,Thiago interrumpi: Te doy mi palabra.

    Tu palabra.Esto vino de Liraz, servido sobre una masa desnuda de una risa. Vas a tener que hacemejor que eso, Lobo. No tenemos ninguna razn para confiar en ti.

    Yo no ira tan lejos. Estn vivos, no es as? No pido las gracias por ello, pero espero que sea perfectmente claro que no es cuestin de suerte. Ustedes vinieron a nosotros medio muertos. Si hubiera querido termnar el trabajo, lo hubiera hecho .

    No poda haber ninguna discusin a eso. Indiscutiblemente, Thiago los haba dejado vivir. El los haba dej

    do escapar.

    Por qu?

    Por el amor de Karou? Haba ella abogado por sus vidas? Habra ... negociadopor ellos?

    Akiva mir hacia la pendiente por donde se haba ido. Se puso de pie en el arco de entrada a la kasbah, oservndolos, demasiado lejos para leer. Se volvi a Thiago, y vio que su expresin era an carente de la crueldadla duplicidad o incluso de su frialdad habitual. Tena los ojos abiertos, no pesadamente cerrados con arroganciadesdn. Haba un marcado cambio en l. Que podra explicar eso?

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    Una explicacin se le ocurri Akiva, y la odiaba. En la cmara de tortura, la rabia de Thiago haba sido lade un rivalun rival perdiendo. Bajo el odio ancestral de sus razas se haba quemado la ira ms personal de un

    alfa por un retador. La humillacin del no elegido. Venganza por el amor de Madrigal a Akiva.

    Pero eso estaba ausente ahoratan ausente como las razones para ello. Akiva ya no era su rival, ya no euna amenaza. Debido a que Karou haba hecho una eleccin diferente esta vez.

    Tan pronto como esta idea vino a Akiva, la falta de malicia de Thiago parecauna dura prueba de ello. El Lobo Blanco estaba lo suficientemente seguro de su eleccin que ya no ten

    que matar a Akiva. Karou, oh Dioses Estrella. Karou.

    Si no fuera por su sangrienta historia, si Akiva no supiera lo que se esconde en el verdadero corazn Thiago, parecera una coincidencia obvia: el general y la resucitadora, seor y seora de la ltima esperanza dequimera. Pero l conocael verdadero corazn de Thiago, y tambin Karou.

    No era historia antigua tampoco, la violencia de Thiago. Los ojos abatidos de Karou, su incertidumbre tmula. Moretones, cortes. Y sin embargo, la criatura de pie ante Akiva ahora pareca una mejor versin del Lob

    Blanco: inteligente, poderoso y cuerdo. Un aliado digno. Al mirarlo, Akiva ni siquiera saba lo que deba esperar.Thiago era todo esto, entonces la alianza tena una oportunidad, y Akiva sera capaz de estar en la vida de Karoaunque slo en los bordes de la misma. l sera capaz de verla, por lo menos, y saber que ella estaba bien. l sercapaz de expiar sus pecados y ella lo sabra. Sin mencionar, que podran tener una oportunidad de detener a Jael

    Por otro lado, si Thiago fuera estointeligente, poderoso, y en su sano juicioy el estaba parado hobroconhombro con Karou para dar forma al destino de su pueblo, qu lugar haba all para Akiva en eso?ms al punto, podra soportar la idea de esperar y verlo?

    Y hay algo ms, dijo Thiago. Algo te debo. Entiendo que tengo que darte las gracias por las almas algunos de los mos.

    Akiva entrecerr los ojos. No s lo que ests hablando, dijo.

    En las Tierras Postreras. Interviniste en la tortura de un soldado quimera. Se escap y regres a nosotrcon las almas de su equipo.

    Ah. El Kirin. Pero, cmo puede alguien saber que Akiva haba hecho eso? No no se haba dejado ver. Habconvocado a las aves, cada ave en toda la zona. l se limit a sacudir la cabeza, dispuesto a negarlo.

    Pero Liraz lo sorprendi. Dnde est?Le pregunt a Thiago. No lo veo con los otros.

    Lo haba estado buscando? Akiva ech un vistazo a su manera. La mirada de Thiago fluctuaba. Se agudizy se instal en ella. Est muerto, dijo despus de una pausa.

    Muerto. El joven Kirin, ltimo de la tribu de Madrigal. Liraz no respondi. Siento mucho or eso, dAkiva.

    La mirada de Thiago desplaz de nuevo a l. Pero gracias a ti, su equipo va a vivir de nuevo. Y para volva nuestro propsito, no fue su verdugo el ngel al que ahora debemos oponernos?

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    Akiva asinti. Jael. Capitn de los Dominantes. Ahora emperador. Estamos aqu de pie mientras l re

    sus fuerzas, y mientras que tu palabra no significa nada para m, voy a confiar en una cosa: que lo detendrs. Aque si crees que tus soldados pueden distinguir un ngel del otro lo suficiente como para luchar contra los Domnantes de lado de los Ilegtimos, ven con nosotros, y vamos a ver qu pasa .

    Liraz dijo a Ten, aadiendo framente: Llevamos negro, y ellos visten de blanco. Si eso ayuda .

    Todos tienen el mismo sabor, fue la respuesta lacnica de la loba.

    Ten, por favor, dijo Thiago en una voz de advertencia y, a continuacin, a Akiva: S, vamos a verAsinti una promesa, manteniendo los ojos en los de Akiva, y la cordura an estaba all, la crueldad todava ausete, sin embargo, Akiva no pudo evitar recordarlo destrozando gargantas, y se sinti en el precipicio de una mmala decisin.

    Soldados renacidos e Ilegtimos, juntos. En el mejor de los casos, sera miserable. En el peor, devastador.

    Pero a pesar de sus dudas, fue como si hubiera un brillo hacindole seasel futuro, rico en luz, llamnd

    le hacia l. No haba promesas hechas, nicamente esperanza. Y no era slo la esperanza encendida por el sugesto de Karou. Al menos, l no lo crea. Pens que esto era lo que tena que hacer, y que no era estpido, sinaudaz.

    Slo el tiempo lo dira.

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    6XODO DE BESTIAS

    Karou ya haba supervisado una transferencia de este pequeo ejrcito de un mundo al otro, y no haba

    do uno de los mejores momentos. Con una mayora de soldados sin alas y ninguna forma para transportarlos dede Eretz, tuvieron que hacer mltiples viajes, aun cuando Thiago haba optado por liberar a muchos de ellorecogiendo almas y llevndolas en turbulos. Haba considerado a los cuerpos peso mue rto exceptuando, clael suyo y el de Ten, y algunos otros de sus lugartenientes, que haban cabalgado ms grandes y voladores resucitdos.

    Esta vez, Karou estaba aliviada de alinear a todos en el patio y determinar que lo que quedaba de pemuerto poda ser manejado por el resto y no se requera de ninguna liberacin.

    El foso se haba alimentado con su ltimo cuerpo.

    Ella lo vio desde el aire una ltima vez mientras la compaa tomaba el vuelo, y mantena un cierto magntismo en su mirada. Se vea tan pequeo desde aqu arriba, abajo en el sinuoso camino de la alcazaba. Slo uoscura hendidura en la rodante tierra color polvo, con algunos montculos de tierra escavada, palas encajadas ellos como estacas. Ella crey que podra ver las marcas de araazos donde Thiago la atac, e incluso pequereas que podran ser sangre. Y en el lado lejano de los montculos, identificable para nadie ms que para s mma, estaba otra alteracin en el polvo: la tumba de Ziri.

    Era poco profunda y ella se haba ampollado las manos haciendo incluso eso, pero nada podra haberla hcho tirar la ltima carne natural de Kirin en el foso, con sus moscas y putrefaccin. Aunque, ella no pudo escapde las moscas y la putrefaccin tan fcil. Tuvo que inclinarse en la orilla de esa espesa y escurridiza oscuridad co

    el bastn recogedor de Ziri, para recoger las almas de Amzallag y Las Sombras Que Viven, asesinados por el Lobosus secuaces por el crimen de escoger el lado de ella.

    Deseara poder tenerlos a su lado de nuevo en lugar de en un turbulo, escondidos lejos, pero ellos debpermanecer en un turbulo por ahora. Por cunto tiempo? No lo saba. Hasta un tiempo que era imposible aimaginar: un tiempo despus de todo esto, y mejor que todo esto, cuando la mentira ya no importara ms.

    Cmo si ese tiempo fuera a suceder.

    El tiempo suceder si hacemos que pase, se dijo a s misma.

    Los exploradores de Thiago reportaron que no haba presencia de serafines en varias millas de radio alrdedor del portal en Eretz, lo cual era un alivio, pero no uno en el que Karou pudiera confiar. Con Razgut en mande Jael, nada era seguro.

    Aunque con los Ilegtimos de Akiva, al menos tenan una oportunidad.

    Pero claro, estaba su propio problema: la alianza. Vendrsela a las quimeras. Pisando el filo de la navaja dengao para convencer al ejrcito rebelde en actuar en contra de sus ms profundos instintos. Karou saba que ecada paso hacia adelante se encontrara resistencia de un gran nmero de personas en la compaa. Para daforma al futuro, ellos tenan que ganar a cada paso. Y en quines consistan ellos? Adems de ella y Thiago,

    Traduccin: Karina PaCorreccin: Akiva Se

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    solo Issa y Tenque en realidad era Haxaya, una soldado menos malvada pero igual de impulsiva cmo haba sila real Tenconocan el secreto. Bueno, ahora Zuzana y Mik tambin.

    Qu pasa contigo?Pregunt Zuzana incrdula, tan pronto como ellas dejaron a Thiago y Akiva en snegociaciones. Siendo camarada con el Lobo Blanco?

    T sabes lo que carnada es, verdad?Karou respondi, evasiva. Es lanzar sangre al agua para atratiburones

    Bueno, yo me refera a ser camarada, pero estoy segura que debe haber una metfora de eso en alglado. Qu fue lo que te hizo? Ests bien?

    Lo estoy ahoraDijo Karou, y a pesar de que haba sido un alivio desengaar a sus amigos de su nocide camaradera, no haba sido agradable el decirles sobre la muerte de Ziri. Ambos haban llorado, lo que habsido cmo un peso extra para sus propias lgrimas, sin duda aumentando su reputacin de debilidad frente acompaa.

    Y con eso ella poda vivir, pero por todos los dioses y polvo de estrellas, Akiva era otro asunto.

    Dejarlo creer que ella estaba siendo cariosa con el Lobo Blanco? Pero que se supona que ella h icierElla estaba siendo vigilada de cerca por todos los integrantes de las quimeras. Algunos ojos eran solamente cursos Ella todava lo ama?Pero otros eran de sospecha, ansiosos de condenarla y levantar conspiraciones cada mirada que ella daba. No poda darles municiones, as que ella se mantuvo lejos de Akiva y Liraz en la alcazba, y tratando incluso ahora de ni si quiera voltear en su direccin, en el flanco ms alejado de la formacin.

    Thiago montaba a la cabeza de la multitud cabalgando al soldado Uthem. Uthem era un Vispeng, de aspeto mitad dragn mitad caballo, largo y sinuoso. Era el ms grande y sorprendente de las quimeras y en su espaldThiago se vea majestuoso como un prncipe.

    Ms cerca de Karou, Issa montaba Rua, un soldado Dashnag, mientras que en la mitad de todo, incongruetes cmo dos gorriones aferrndose a la espalda de raptores, estaban Zuzana y Mik.

    Zuzana estaba sobre Virko, Mik sobre Emylion, y ambos tenan los ojos muy abiertos, aferrndose a las crreas de cuero mientras los poderosos cuerpos de las quimeras se agitaban debajo de ellos, surcando el aire. PaKaoru, los cuernos de carnero en espiral de Virko le recordaban a Brimstone. Era de cuerpo felino pero inmenscmo un gato agazapado musculoso, como un len con esteroides, y desde la espalda de su grueso cuello se erizba un collar de pas, que Zuzana haba acolchado con una manta de lana de la cual se haba quejado que olapies. As que mis opciones son respirar olor a pies o sacarme los ojos con el collar de pas? Genial.

    Ahora ella ruga, Lo ests haciendo a propsito!Mientras Virko giraba a la izquierda, hacindola dezarse ridculamente en su montura improvisada hasta que l gir hacia el otro lado y la enderez.

    Virko estaba riendo, pero Zuzana no. Ella volte el cuello buscando a Karou, y grit, Necesito un nuecaballo. Este de aqu piensa que es gracioso!

    Estas atrapada con el!Karou le respondi a Zuzana. Vol ms cerca de ella, teniendo que virar alreddor de un par de grifos sobrecargados. Ella misma llevaba mucho peso por una pesada carga de equipo y una larcadena de turbulos enlazados, varias docenas de almas contenidos en ellos. Ella tintineaba con cada movimientonunca se haba sentido tan torpe. l se ofreci.

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    Era verdad, si Zuzana no hubiera sido tan ligera, no habra sido posible traer a los humanos con ellos.

    Virko la estaba cargando en adicin a su completa carga que le asignaron, y en cuanto a Emylion, dos o trsoldados haban aceptado sin palabras el tomar algo de su equipo para que el pudiera llevar a Mik, quien, aunqno muy grande, no era el ligero ptalo que Zuzana era. No haba habido ningn cuestionamiento para dejar el vio

    ln de Mik atrs, tampoco. Los amigos de Karou se haban ganado un afecto de ste grupo que ni si quieKarou haba logrado.

    De la mayora de ellos, de todas formas. Estaba Ziri. l tal vez ya no luzca ms como Ziri, pero eraZiriKarou lo saba

    Ella saba que l estaba enamorado de ella.

    Por qu no tienes un pegaso en esta compaa?Zuzana demand, palideciendo mientras mirabacadavezmsdistante tierra. Un bueno y dcil caballo para montar, con una melena esponjada en lugar pas, cmo flotando en una nube.

    Porque nada infunde ms terror en los enemigos que un pegaso.Dijo Mik.

    Hey, hay ms en la vida que aterrar a tus enemigos.Dijo Zuzana. Como no caerte miles de pies hatu muerte aahh!Grit cuando Virko de repente descendi para pasar debajo del herrero Aegir, que estaba deando con fuerza por llevar el saco con armamento areo. Karou tom una esquina de la bolsa para ayudarlojuntos se levantaron un poco ms mientras Virko sala adelante.

    Mas te vale ser bueno con ella!le dijo a l en Quimera. O la dejar que te convierta en pegaso tu siguiente cuerpo!

    No!Grit el de regreso. En eso no!

    l se enderez y Karou se encontr a s misma en medio de uno de esos momentos en los que su vida apoda sorprenderla. Pens en ella misma y en Zuze, no muchos meses atrs, en sus caballetes en las clases de dibjo de vida, o con los pies arriba en una de las mesasatad en la Cocina Envenenada. Mik haba sido s lo el chdel violn en ese entonces, un enamoramiento, y ahora l estaba aqu con el violn atado a la mochila, montancon ellos hacia otro mundo mientras Karou amenazaba monstruos con una resurreccin de venganza por portarmal?

    Solo por un momento, a pesar del peso de la bolsa de armas y los turbulos, y su mochila sin mencionargran peso de su deber y del engao, y el futuro de dos mundosKarou se senta casi ligera.

    Esperanzada.

    Entonces escuch una risa, alegre con una casual malicia, y desde el rabillo del ojo, alcanz a ver el rpimovimiento de una mano. Era KeitaEiri, una guerrera Sab con la cabeza de chacal, y Karou not a la primera que se trataba. Ella estaba apuntando sus hamsas la pintura del ojo del diablo en su manoshacia Akiva y raz. Rark, al lado de ella, estaba haciendo lo mismo, y se estaban riendo.

    Esperando que los serafines estuvieran fuera del rango, Karou arriesg una mirada en su direccin justotiempo para notar a Liraz quedarse a medio aleteo y girar alrededor, con una notable furia en su postura a pesde la distancia.

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    No fuera del rango, entonces. Akiva la alcanz y contuvo a su hermana se doblar hacia sus atacantes. Mrisas mientras las quimeras hacan un deporte de aquello, y Karou apretaba las manos en puos alrededor de spropias marcas. Ella no podra ser quien detuviera esto solo hara las cosas peor. Apretando los dientes, ella vcmo Akiva y Liraz se alejaban incluso ms lejos, y la creciente distancia entre ellos pareca un mal presagio de esvaliente inicio.

    Ests bien, Karou?Dijo un susurro con acento siseante.

    Karou volte y vio a Lisseth acercndose detrs de ella.BienRespondi.

    Oh? Pareces tensa.

    Aunque de la misma raza Naja que Issa, Lisseth y su compaero Nisk pesaban el doble que Issa gruescomo pitones frente a una vbora, cuello grueso como toro y fuerte, pero aun as mortalmente rpidos y equipadcon colmillos venenosos al igual que la incongruencia de las alas. Todo ello realizado por la propia Karou.

    Estpida, estpida.

    No te preocupes por miLe dijo a Lisseth.

    Bueno, eso va a ser difcil, no crees? Cmo es que no me voy a preocupar por un amante dengeles?

    Hubo un tiempo, un tiempo muy cercano, en que este insulto se senta cmo una punzada. Ya no ms.Tenemos demasiados enemigos, Lisseth.Le dijo Karou, manteniendo una voz tranquila. Muchos de ellos snuestros enemigos por nacimiento, heredado como una obligacin, pero aquellos que hacemos enemigos por nsotros mismos son especiales. Debemos escogerlos con cuidado.

    La ceja de Lisseth se arque. Me estas amenazando?Pregunt.

    Amenazarte? Espera, cmo es que entiendes esode lo que acabo de decir? Yo estaba hablando acerde hacer enemigos, y no puedo imaginar a ningn soldado resucitado ser tan tonto como para hacerse enemigo la resurreccionista.

    As es, ella pens mientras la cara de Lisseth se pona tensa. Interpreta eso como quieras.

    Se estaban moviendo juntos durante todo el camino, firmes en el aire en medio de la compaa, y ahoque la densidad de cuerpos cuando ellos se fueron, revelando a Thiago montando a Uthem, se dobl de nuevo medio de ellos.

    La compaa de volvi a formar alrededor de ellos, yendo ms despacio.

    Mi seor,Lisseth lo salud, y Karou pudo ver prcticamente como se formaban los chismes en sus pesamientos.

    Mi seor, la amantedengeles me amenaz, debemos endurecer nuestro control sobre ella.

    Buena suerte con eso, pens, pero el Lobo no le dio tiempo a Lissethni a nadie msde hablar.

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    En un tono de voz solo lo suficientemente fuerte para ser escuchado, mientras que apenas pareca estsubiendo en tono, l dijo, Realmente crees que porque estoy cabalgando al frente no s cmo se est desevolviendo mi ejrcito?Se detuvo. Son cmo la sangre en mi cuerpo. Siento cada vibracin y suspiro, conozsu dolor y su alegra, y ciertamente los escuch rindose.

    El barri el semicrculo de soldados con una mirada y KeitaEiri, la cabeza de chacal, no se estaba riencuando su mirada lleg a posarse sobre ella.

    Si yo deseara que antagonizaras con nuestros. aliados yo mismo se los dira. Y si sospechan que yo olvidado darles alguna orden, por favor, ilumnenme. En respuesta los iluminar a ustedes. El mensaje era patodos. KeitaEiri era slo el desafortunado foco del escalofriante sarcasmo del general. Qu te parece earreglo a ti, soldado? Es suficiente para tu aprobacin?

    En una voz delgada con mortificacin, KeitaEiri contest, Si, seor.Karou casi se sinti mal por ella

    Me alegra mucho.El Lobo levant su voz esta vez. Hemos peleado juntos, y juntos soportamosprdida de nuestra gente. Hemos sangrado y hemos gritado. Ustedes me han seguido hacia el fuego y hacia

    muerte, y hacia un mundo diferente, pero tal vez nada haya sido tan extrao como esto. Refugiarse con seranes? Puede ser extrao, pero me decepcionara si su confianza fracasara. No hay espacio para discrepar. Cualqura que no pueda acatar nuestro actual curso puede dejarnos en el momento en el que crucemos el portal, y arriegar su suerte por cuenta propia.

    l escane sus caras. Su propia cara estaba endurecida pero iluminada por un brillo interno. Y en cuana los ngeles, no les pido a ustedes ms que paciencia. No podemos combatir con ellos cmo una vez lo hacamoconfiando en nuestros nmeros incluso aunque sangrramos. No estoy pidindoles permiso para encontrar nuevo camino. Si se mantienen conmigo, espero fe. El futuro es sombro, y no puedo prometerles nada ms qesto: Pelearemos por nuestro mundo hasta el ltimo eco de nuestras almas, y si somos lo bastante fuertes y cobastante suerte y muy inteligentes, podramos vivir para reconstruir algo de lo que hemos perdido.

    l hizo contacto visual con cada uno, hacindolos sentir vistos y notados, valorados. Su mirada comunicado su fe en ellos. El prosigui: Slo esto es el plan: Si fallamos en desarmar nuestra amenaza presente, senuestro fin. El fin de las Quimeras.Se detuvo. Su mirada encerrando por completo a KeitaEiri, dijo, con cuiddosa gentileza que de alguna manera hizo la reprimenda mucho ms incriminatoria: Este no es un asunto parerse, soldado.

    Y entonces apresur a Uthem hacia adelante y cortaron su camino entre las tropas para volver a su lugar el frente del ejrcito. Karou observ cmo los soldados se movan en silencio de nuevo hacia su formacin, y esupo que ninguno de ellos lo dejara, y que Akiva y Liraz estaran a salvo de golpes de errantes hamsas por el res

    del camino.

    Eso era bueno. Ella sinti un sonrojo de orgullo por Ziri, y algo de admiracin. En su piel natural, el jovesoldado haba sido tranquilo, casi tmidocontrario a este elocuente megalmano cuya piel estaba ahora llevandObservndolo, ella se pregunt por primera vez y tal vez era estpido que no se lo haya preguntado antes cmo el ser Thiago lo ha cambiado.

    Pero el pensamiento se calm tan pronto como lleg. Este era Ziri. De todas las cosas de las que Karou na que preocuparse, l siendo corrompido por el poder no era una de ellas.

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    Lisseth, sin embargo, lo era. Karou la mir, aun revoloteando cerca en el aire, y vio calculaciones en los ojde la Naja en cuanto vio a su general volver a su puesto.

    En que estaba pensando? Karou saba que no habra una oportunidad ni en un milln de que los lugartnientes dejaran la compaa, pero dios, ella deseaba que lo hicieran. Ninguno lo conoca mejor, y ninguno lo oservara de ms cerca que ellos. En cuanto a lo que le dijo a Lisseth de hacerse enemiga de la resurreccionista, n

    haba sido una broma o una amenaza en vano. Si algo era cierto entre los soldados resucitados, era que si ibanbatalla muy seguido, eventualmente ellos necesitaran de un cuerpo.

    Bovino, pens Karou. Una grande y lenta vaca para ti. Y la siguiente vez que Lisseth le lanz una miradella pens, casi alegre, Muu.

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    7UN REGALO DE LA NATURALEZA

    La quimera ya haba llegado a la cima. Haba dejado atrs la kasbah y tena el portal justo delante, aunqKarou apenas pudo notarlo. Incluso cerrado presentaba una ligera ondulacin y haba tenido que zambullirsetravs de sta en la fe, sintiendo los bordes suaves abrindose a su alrededor. Las criaturas ms grandes hicierlo que pudieron para plegar sus alas y pasar con velocidad, y si ellos fueran solamente una fraccin ms rpidosms lentos ellos no sentiran resistencia alguna y permaneceran justo ah en este cielo. Sin embargo, eso no fueque sucedi. Este contingente saba lo que estaba haciendo, y desaparecieron a travs del pliegue de uno en uno

    Tom algo de tiempo, cada forma inminente parpadeaba hacia el ter.

    Cuando lleg el turno de Virko, Karou grit, Espera! a Zuzana, y ella lo hizo, y sali del corte. EmylionMik seguan, a Karou no le gustaba tener a sus amigos fuera de su vista, asinti con la cabeza al Lobo, que habdado la vuelta para ver atravesar a todos, y con un ltimo suspiro, atraves.

    En contra de su cara, el toque de una pluma de cualquier membrana incognoscible contena dos munddistintos, y ella atraves.

    Estaba en Eretz.

    Aqu no haba un cielo azul, haba un abovedado blanco sobre sus cabezas y un tono metlico oscuro enhorizonte visible, pero el resto se perda sobre la neblina. Debajo de ellos solamente haba agua, y en ausencia dcolor del da, se ondeaba el negro. La Baha de las Bestias. Haba algo aterrador sobre el agua negra. Algo desp

    dado.

    El viento era fuerte, abofeteando a los huspedes conforme volvan a la formacin. Karou tir de su suthacia s y se estremeci. El ltimo atraves el corte, Uthem y Thiago, el ltimo de todos. Las partes equinas y drconianas de Uthem eran indistintamente flexibles, verdes y ondulantes, aparentaban verter el mundo a la nada.raza Vispeng no era alada originalmente, Karou se puso creativa para conservarla lo ms que pudo: dos pares alas, el par principal como velas y las ms pequeas ancladas cerca de sus patas traseras. Se vea genial, si ella sedijera a s misma.

    El Lobo inclin la cabeza a travs del portal, y tan pronto como termin de atravesar, se sent para hac

    un inventario de su tropa circundante. Su mirada se pos rpidamente en Karou, y aunque solamente hizo upausa demasiado breve, ella sinti que era saba que lo erasu principal preocupacin en el mundo, en esteen cualquier otro. Solamente cuando l saba dnde se encontraba ella, y estaba convencido que ella se encontba bien, regresaba a su tarea en cuestin, donde tena que guiar a este ejrcito con seguridad en la Baha de Bestias.

    Karou encontr difcil apartarse del portal y dejarlo ah, donde nadie podra encontrarlo y utilizarlo. Akideba encargarse de cerrarlo y quemarlo detrs de ellos, pero Jael haba cambiado su plan. Ahora lo necesitaran

    Para regresar y comenzar el apocalipsis.

    Traduccin: Lety MoCorreccin: Akiva Ser

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    El Lobo, tom el frente una vez ms, movindolos hacia el este, lejos del horizonte metalizado y hacia lmontaas Adelphas. En un da claro, las cimas podran visualizarse desde all. Pero no era un da claro, y ellos npodan ver nada ms que una gruesa niebla, que tena tanto sus ventajas como sus desventajas.

    Por la parte ventajosa, la niebla los cubra. Ellos no seran vistos desde la distancia por ninguna patrulla srafn.

    En el lado de las desventajas, la niebla le da cobertura a cualquier persona o cosa y no seran visibdesde la distancia.

    Karou estaba en una posicin central en el contingente, acababa de llegar al lado de Rua, para comprobaIssa, cuando sucedi.

    Dulce nia, lo ests soportando?Pregunt Issa.

    Estoy bienreplic Karou. Pero necesitas ms ropa

    No te discutir esoreplic Issa. Ella estaba de hecho, utilizando ropaun suter de Karou con una he

    didura amplia en el cuello para acomodar su capucha de cobra lo que era inusual en Issa, pero sus labios estabazules, y sus hombros prcticamente llegaban a sus orejas cuando se estremecaLa raza Naja proceda de clima caliente. Marruecos le haba sentado a la perfeccin. Pero esta fra niebla no tanto, y su destino helado icluso menos, aunque al menos estaran protegidos de los elementos, y Karou record las cmaras trmicas enlaberinto de cuevas de ms abajo, si todo estaba como lo haba dejado aos atrs.

    Las cuevas Kirin. Ella nunca haba regresado al lugar de su nacimiento, la casa de su antigua vida. Hubo tiempo en el que plane volver. Fue donde ella y Akiva comenzaron a planear su rebelin, cuando el destino tena otras ideas.

    Pero no, Karou no crea en el destino. No fue el destino el que haba aniquilado su plan, sino la traicinno fue el destino el que lo estaba recreando ahorao al menos esta retorcida versin del plan, llena de sospechy animosidadsino que fue la voluntad.

    Te encontrar una manta o algole dijo a Issa o comenz a decrselo. Pero en ese momento, allleg sobre ella.

    O se apoder de ella.

    De todos ellos.

    Una presin en la niebla, y con un arrebato de certeza, Karou se encogi y ech atrs la cabeza para mirhacia arriba. Y no slo fue ella. En todo a su alrededor en las filas, los soldados estaban reaccionando. Dejndocaer, tomando sus armas, girando hacia algo.

    Sobre su cabeza, el cielo blanco pareca estar lo suficientemente cerca como para tocarlo. Era un espacio blanco, pero haba una prisa en la sangre de Karou y un repiqueteo como de un sonido lo suficientemente bapara ser escuchado, y luego, repentina e inminente, rpida y masivamente, los empuj un viento que sacudi a soldados como si se tratara de juguetes en una marea, era algo.

    Grande.

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    Sobre ellos y tapando el cielo, rpidos y pasando, rozando las cabezas del contingente. Tan pronto, tan ceca, tan enorme que Karou no le encontr sentido, y cuando pas, la toc, y el rastro del peso del aire deformadohizo girar. Era como una contracorriente, y las cadenas de sus turbulos, volaron salvajes, enredndola, y por einstantneo giro ella pens en la superficie negra del agua que estaba debajo, y los turbulos salpicndola almconsumidas por la Baha de las Bestias, y luch por su control y justo cuando lo logr, lleg una extraa calma secuelas. Las cadenas se apretaron y enredaron pero no se perdi nada, y todo lo que hizo fue mirar qu eraque pasque era lo que eran, oh. Ohantes de que el denso da blanco se los tragara de nuevo, y ellos se furon.

    Cazadores de tormentas.

    Las criaturas ms grandes de este mundo, excepto por los secretos que el mar esconde. Alas que podrrefugiar o destrozar una casa pequea. Eso fue lo que pudo ver, el ala de un cazador de tormenta. Una parvada esos grandes pjaros haba pasado planeando justo sobre el contingente, y un simple aleteo suave fue suficiencomo para romper la formacin de las quimeras. Antes de que hubiera espacio en la cabeza de Karou para marallarse, hizo un frentico recuento de su ejrcito.

    Encontr a Issa colgndose del cuello de Rua, agitada, pero por dems se encontraba bien. El herrero Aeg

    haba soltado el paquete de armas todas se perdieron en el mar. Akiva y Liraz seguan en su lugar muy por dlante, y Zuzana y Mik estaban delante tambin, no muy lejos, pero claramente a salvo del aleteo. Ellos no se vetan agitados, pero estaban boquiabiertos con la maravilla que Karou segua aplazandoy las filas se fueron cerrado de nuevo, ninguno de ellos la haba abierto despus de que estas enormes figuras se desvanecieran en la nbla. Todos estaban bien.

    Acababan de ser sacudidos por cazadores de tormentas.

    En su vida pasada, Karou haba sido una nia del alto mundo: Madrigal de los Kirin, la ltima tribu de lMontes Adelphas. Entre las cimas se extendan esas enormes criaturas, aunque no eran Kirin, o alguna otra coque Karou haya escuchado, jams se haba visto un cazador de tormentas tan de cerca. Ellos no podan ser cazdos, eran sumamente difciles de alcanzar, demasiado rpidos para perseguir, demasiado astutos para asustar. crea que podan sentir los cambios ms pequeos en el aire y la atmsfera, y cuando era pequea como MadgalKarou haba tenido razones para creerlo. Vindolos de lejos, a la deriva como motas en un sol oblicuo, eiba tras ellos, deseosa de un vistazo ms cercano, pero tan pronto sus alas batan con su intencin las de ellos rponderan y se iban lejos. Nunca haba encontrado un nido, una cscara de huevo, o incluso un cascarn; si lcazadores de tormentas eclosionaban, si los cazadores de tormentas moran, nadie saba dnde.

    Ahora Karou haba tenido su vistazo cercano, y fue emocionante.

    La adrenalina corra a travs de ella, y no poda evitarlo. Ella sonri. La visin haba sido demasiado brev

    pero haba visto que un bello denso cubra los cuerpos de los cazadores de tormentas, que sus ojos eran negrograndes como discos y cubiertos por una membrana parpadeante, como las aves de la Tierra. Sus plumas respladecan iridiscentes, no slo de un color, sino de todos colores, cambiando con el juego de luces.

    Ellos parecan un regalo de la naturaleza, y un recordatorio de que no todo en este mundo estaba definipor la guerra eterna. Se elev en el aire, desenredando la cadena del turbulo de su cuello, y se desliz junto a Zzana y Mik.

    Sonri a sus amigos, todava aturdidos, y dijo, Bienvenidos a Eretz.

    Olvida a Pegaso,declar Zuzana, fervientemente y con los ojos abiertos. Quiero uno de esos!.

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    8MORETONES EN EL CIELO

    Ms cazadores de tormentas, dijo el soldado Stivan desde la ventana, alejndose de Melliel.

    Era la nica ventana de la celda. Llevaban cuatro das en prisin. Tres noches el sol se puso al atardecertres amaneceres se alzaron para iluminar al mundo que cada vez tena menos sentido. Abrazndose a s mismMelliel miro afuera.

    Amanecer. Intensa saturacin de luz: nubes brillantes, un mar dorado, y al horizonte una lnea radiante qera demasiado pura para mirar. Las islas eran como siluetas dispersas de bestias de ensueo y el cie lo el cieestaba como ha estado, que es como decir, el cielo estaba mal.

    Si hubiese sido piel, uno dira que tena moretones. Este amanecer, como los otros, fue revelado para e

    poner nuevos resplandores de color por la nocheo mejor dicho, de descolorido: violeta, ndigo, amarillo plidoel ms delicado azul claro. Eran bastos, los florecimientos o sangrados. Melliel no saba cmo llamarlos. Cubrancielo y se esparcan a cada hora, ms profundos y despus ms plidos finalmente desvanecindose mientras otrtomaban su lugar.

    Era hermoso, y cuando Melliel y su compaa fueron trados aqu por primera vez por sus captores, ellasumieron que era solo la naturaleza del cielo del sur. Esto no era el mundo como ellos lo conocan. Todo acerde las Islas Lejanas era hermoso y bizarro. El aire era tan rico que tena cuerpo, fragancias parecan cargarse encomo el sonido: perfumes, los cantos de las aves, cada briza tan viva con canciones rpidas y olores como el mtena peces. En tanto el mar, era como de mil colores diferentes cada minuto y no todos eran azules y verdes. Larboles eran ms como los dibujos fantasiosos de un nio, de lo que eran sus sombros y rectos primos del hemferio norte. Y el cielo?

    Bueno, el cielo hizo esto.

    Pero Melliel haba descubierto para ese momento que no era normal, y tampoco lo era la reunin de tantcazadores de tormentas que creca con el da.

    Afuera sobre el mar, las criaturas se agrupaban en crculos incesables. Soldados de Sangre de MisbegotteMelliel, segunda portadora de ese nombre, no era tan joven y en el tiempo que haba vivido ella vio muchos cazdores de tormentas, pero nunca ms de media docena en un solo lugar y siempre en el rincn ms alejado del c

    lo, movindose en lnea. Pero aqu haba docenas. Docenas intercalndose con ms docenas.

    Era un espectculo rarsimo, pero aun as, ella pudo haberlo tomado tranquilamente como un fenmenatural, si no hubiese sido por la cara de los guardias. Los Stelians estaban nerviosos.

    Algo estaba pasando aqu, y nadie le deca nada a los prisioneros. No lo que estaba mal en el cielo, ni lo qatrajo a los cazadores de tormentas y tampoco lo que les deparaba el destino.

    Traduccin: Marhana Rod GCorreccin: Akiva Sera

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    Melliel agarro las barras de la ventana, inclinndose hacia adelante para poder tener una vista panormidel mar, del cielo y las islas. Stivan tena razn. En la noche, los cazadores de tormentas, surgieron de nuevo, comsi cada uno de ellos en todo Eretz estuviera respondiendo a un llamado. Girando, girando, mientras el cielo sagraba ms y sanaba por si solo y se contusionaba de nuevo.

    Qu poder podra lastimar al cielo?

    Melliel solt las barras y camino a travs de la celda hacia la puerta. Golpeo y llamo, Hola?, Quiero hblar con alguien!.

    Su equipo lo noto y comenz a reunirse. Aquellos que todava dorman, despertaron en sus hamacas y levantaron. Eran doce en total, todos prisioneros sin heridas aunque no sin un poco de confusin acerca demanera en que fueron capturados: Una estupefaccin parpadeante tan entera que se sinti como una falla enfuncionamiento del cerebro y la celda no era un hmedo y fro calabozo, ms bien era un largo y limpio cuarcon las pesadas puertas cerradas.

    Haba un bao y agua para poder lavarse. Hamacas para dormir y cambios de ropa de tejido ligero porqueran cambiarse los gambesones negros y las agobiantes armaduras cosa que para ahora, todos ya hab

    hecho. La comida era basta y mucho mejor de lo que estaban acostumbrados: pescado blanco, pan aireado, y qfruta! Algunas saban a miel y flores, de piel gruesa y delgada y con varios colores. Haba unas bayas amarillas das y esferas moradas descascarilladas que no tenan idea de cmo abrir, habiendo sido removidos razonablemete de sus espadas. Un tipo de fruta tena espinas puntiagudas que tenan una natilla por dentro, ellos agarraropor ello una primero, y haba una que ninguno pudo soportar: un raro tipo de orbe rosa y carnoso, casi sin sabortan turbio como la sangre. Esas las dejaron casi sin tocar en la canasta cerca de la puerta.

    Melliel no pudo evitar preguntarse cual, si es que haba, era la fruta que haba enfurecido tanto a su padrel emperador, cuando apareci misteriosamente en la punta de su cama.

    No hubo respuesta a su llamado, por lo que volvi a golpear. Hola?, Alguien!Esta vez ella pens aadir a su reclamo un por favor y estaba irritada cuando la llave giro al momento, como si Eidolon por spuesto que era Eidolonhubiese estado ah esperado por supor favor.

    La chica Stelian estaba, como de costumbre, sola y desarmada. Ella traa una simple cascada de tela blanamarrada sobre su hombro moreno, con su cabello negro amarrado con una rama y juntado sobre el otro hombBandas doradas gravadas estaban espaciadas igualmente por ambos delgados brazos. Y sus pies estaban desndos, lo cual impresiono a Melliel por ser algo embarazosamente ntimo. Vulnerable. Esa vulnerabilidad era uilusin por supuesto.

    No haba nada acerca de Eidolon para insinuar que ella era un soldado que cualquiera de los Stelians

    eran, o que ellos siquiera tenan un ejrcitopero esta joven mujer estaba, sin lugar a dudas, en comando cuanel grupo de Melliel fue interceptado. Y por lo que haba pasadoMelliel an no poda envolver su mente alreddor de ellay a pesar de que ellos eran una docena de guerreros de Misbegotten contra una nia elegante, ningpensamiento de intento de escape entro en sus cabezas.

    Haba ms de Eidoloncomo ms de las Islas Lejanasque solo belleza.

    Te encuentras bien?pregunto esa nia elegante en el acento de los Stelian que era suave y filoso palabras. Su sonrisa era clida; sus ojos de fuego de Stelian bailaban mientras los saludaba con un gesto de ofrecy agarrar las manos, un barrido de su brazo con bandas doradas para mostrar la cantidad de ellas.

  • 8/10/2019 03-Sueos de Dioses y Monstruos

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    Los soldados murmuraron respuestas. Hombres y mujeres por igual, ellos estaban en un tipo de fascinacipor esta misteriosa Eidolon de ojos danzantes, pero Melliel observo ese gesto con sospecha. Ella haba visto a lStelian hacer cosas con solo ese gesto agraciado, cosas incontables, y ella deseo que ella mantuviese sus brazen sus lados.

    Estamos bastante bien, ella dijo. Para ser prisioneros. Su propio acento le son vulgar a ella mma, comparado con el de ellos, y su voz hosca y gimoteada. Ella se sinti vieja y desgarbada, como una espada dacero. Qu est pasando all afuera?

    Cosas que no deberan,Eidolon le respondi ligeramente.

    Era ms de lo que Melliel haba logrado sacar de ella antes. Qu cosas?demando. Qu est mcon el cielo?

    Est cansado,dijo la nia con un brillo en sus ojos que era como un resplandor de fuego agitado. Comlos ojos de Akiva, Melliel pens. Cada Stelian que haba visto has