02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

49
02. El Pecado Original. -01- A mi juicio, se trata de un tema en el que la mayoría de los cristianos andamos hoy en día bastante desorientados. No podemos aceptar ya una interpretación ni remotamente “literal” del relato yahvista del Génesis. Sabemos que ese relato tiene que ser una –maravillosa y profunda— alegoría. Pero, ¿una alegoría de qué? Creo que -como tal vez sea evidente para muchos- el pecado original no fue un pecado cometido por unos primeros humanos en el origen histórico de la especie o género humano, fueran los míticos Adán y Eva u otros, pocos o muchos. No se trataría de un “origen” cronológico sino ontológico; es decir que no sería una culpa contraída a partir de un origen histórico, sino de un “origen óntico”, en la base misma de la naturaleza humana. Pues se trataría de la toma de conciencia de la precaria condición humana,

description

Todos participamos, por el mero hecho de existir, de la precariedad del universo. El "pecado original" no es ninguna culpa individual, sino esta participación misma hecha consciente.

Transcript of 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

Page 1: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

02. El Pecado Original.

-01-

A mi juicio, se trata de un tema en el que la mayoría de los cristianos andamos hoy en día bastante desorientados. No podemos aceptar ya una interpretación ni remotamente “literal” del relato yahvista del Génesis. Sabemos que ese relato tiene que ser una –maravillosa y profunda— alegoría. Pero, ¿una alegoría de qué?

Creo que -como tal vez sea evidente para muchos- el pecado original no fue un pecado cometido por unos primeros humanos en el origen histórico de la especie o género humano, fueran los míticos Adán y Eva u otros, pocos o muchos. No se trataría de un “origen” cronológico sino ontológico; es decir que no sería una culpa contraída a partir de un origen histórico, sino de un “origen óntico”, en la base misma de la naturaleza humana. Pues se trataría de la toma de conciencia de la precaria condición humana, la autoconciencia que es connatural a cada individuo humano que se reconozca como tal.

No consiste, pues, en una culpa personal heredada biológicamente de los padres o antepasados, sino de la condición natural compartida, imperfecta e incompleta.“Pues el delito mayor del hombre es haber nacido”. (Calderón de la Barca, “La vida es sueño”).

El individuo humano se experimenta a sí mismo trágicamente, en sus sufrimientos, limitaciones e injusticias. Se siente ínfimo y efímero. Se sabe mortal. Víctima de un tinglado o proceso cósmico, del que sería sólo una pieza minúscula e insignificante.

Page 2: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

Este sentimiento trágico, de ser un proyecto imperfecto e inacabado, pertenece al ORIGEN mismo de la naturaleza humana, pues es consecuencia de la autoconciencia propia de la especie y de cada individuo.

Ante este “sentimiento trágico de la vida” son posibles varias “actitudes” en respuesta:

1. Resignarse a no ser más que una “pasión inútil”, una pequeña parte de esa “historia contada por un idiota, llena de de ruido y de furia, que no significa nada”. Ahogar ese sentimiento angustioso abandonándose a la acción, a la sensación, a la alegría dionisíaca. Intentar volver otra vez, en cierto modo, desde la infeliz autoconciencia humana a la dichosa conciencia meramente animal.

2. Rebelarse para intentar ser “como Dios”. Obtener y aprovechar para sí mismo la “ciencia del bien y del mal”, no para servir sumisamente a un proceso y/o un Dios injusto. Llegar por sí mismo a ser perfecto, feliz e inmortal, por el desarrollo de las potencialidades humanas. Un proyecto de futuro para la especie, pero una triste ilusión para el individuo actual.

3. Someterse a ciegas a la voluntad de Dios, implorando y esperando su misericordia.Pues “bien sé yo que mi Redentor vive, y que él, el Último, se levantará sobre la tierra. Después con mi piel me cubrirá de nuevo, y con mi carne veré a Dios. ¡Yo, sí, yo mismo le veré, le mirarán mis ojos, no los de otro!” (Job 19:25-27).

Todas estas actitudes, excepto la última, constituyen propiamente la culpa personal y social del pecado original. Todas ellas son tentaciones compartidas en alguna medida, personal y socialmente, por todos los seres humanos.

Pero la redención benevolente de Dios se ha adelantado a responder de antemano al individuo angustiado.“Entonces Yahvé dijo: ‘He visto ciertamente la miseria de mi pueblo en Egipto. Los he oído pidiendo ayuda a gritos por culpa de sus capataces. Sí, soy bien consciente de sus sufrimientos. Y he bajado para rescatarlos’”. (Éxodo 3:7-8).

Y nos ha ofrecido la redención mediante su encarnación en Jesucristo.El bautismo es el sacramento que nos hace participar anticipadamente –“prolépticamente”— de esa redención escatológica. “Ya, aunque todavía no”. Borrando ese “pecado/precariedad original” al transformar y completar definitivamente nuestra naturaleza humana. Y creo que a TODOS sin excepción se nos ha dado y se nos dará, en esta vida y en la otra, mediante el Espíritu de Dios, la ocasión de aceptar ese bautismo de Cristo.

---------

Claro que implorar y esperar la misericordia de Dios no es en absoluto incompatible con una vigorosa y entusiasta acción humana en el mundo actual. Comprendo que de algunas frases de mi comentario anterior pudiera deducirse que la fe en el desarrollo de las potencialidades humanas constituye en cierto modo una rebelión contra Dios. Nada más lejos de mi intención. En realidad pienso que Dios ha querido

Page 3: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

crear un universo autónomo y un hombre libre, pese a los tremendos sacrificios que esto implica.

Con su conmovedora y estremecedora kenosis, Él mismo se ha hecho dependiente y ser-vidor nuestro; por eso su acción redentora no es independiente de nuestra acción huma-na. Nos ha hecho –como seres humanos y como cristianos- responsables, aunque sea in-finitesimalmente, de la construcción de su Reino.

Sin embargo, no seremos nosotros, no serán la humanidad ni el universo entero, los autores de la Nueva Creación que “borrará finalmente el pecado original”, sino sólo Él, el Padre benevolente mediante su Espíritu y por Jesucristo, ya que Él “nos amó primero”, “cuando todavía estábamos en nuestros pecados”.

-02-

[Comentario de Pepe B.:]“Lo que no me encaja de esa interpretación del mito del pecado original, es que el descubrimiento de las propias limitaciones, capacidades y circunstancias, el conocimiento de uno mismo, no suele crear desasosiego sino todo lo contrario, paz interior. En mi opinión, el auténtico conocimiento de uno mismo no se vive ni con frustración ni con sentimiento de culpa. Creo que cualquier psicoanalista o psicoterapeuta podría dar fe de ello (y sus pacientes también).Si esa interpretación me cuesta creerla, ¿cuál otra puedo hacer?”

Pepe B.,¿piensas que cuando alguien se angustia pensando en sus limitaciones y en las limitaciones del mundo, como p.ej. Marcel Légaut (en el primer capítulo de su obra “Llegar a ser”):

“Cuantos más conocimientos tiene el hombre sobre el Mundo de la materia y de la vida del que ha salido -mundo que se le revela de una inmensidad sin límites en el espacio y en el tiempo-, tanto más se descubre a sí mismo ínfimo y efímero… ¿no será simplemente un fenómeno accidental de conciencia, extremadamente improbable, un fenómeno privado en sí mismo de sentido en un universo cuya sóla razón de ser es la de existir?… Tal es la duda crucial que todo hombre debe afrontar si tiene el coraje de mirar lo real tal como ahora se manifiesta objetivamente gracias a las ciencias, es decir, lo real caracterizado por una radical inhumanidad y sometido a una ley de hierro que parece serle consustancial como la condición misma de su existencia. Y esta duda, ¿no se le agarra a la garganta de una forma aún más directa cuando se ve envuelto en las convulsiones de la Historia…?Tanto la proximidad de la propia muerte, cuando el hombre la asume conscientemente sin ninguna autodefensa que la atempere -la resignación infinita es una de ellas, la última—, como también la desaparición definitiva de un ser que el hombre ha amado, hasta el punto de haber tomado de él su razón de vivir, le inducen a dar a esta duda la violencia del vértigo que ninguna razón puede dominar.”

Page 4: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

piensas de él -digo- que es un inseguro, un timorato, que debería asumir tranquilamente esas limitaciones al tomar conciencia de ellas, pues el auténtico conocimiento de sí mismo y de la realidad no debería producirle angustia sino paz interior, y que en caso contrario necesita tratamiento psiquiátrico?

---------

[Comentario de Pepe B.]“Gabriel:El haber nacido no es un delito. De lo contrario, Dios, que nos ha dado la vida, sería un criminal impenitente. Efectivamente, si haber nacido es un delito, ¿por que va a ser el delito de cada uno, si no nos pidieron autorización para engendrarnos y nacer? En todo caso, si fuera un delito, lo sería del responsable, Dios, por habernos dado, en el origen, la vida. O, en última instancia, de nuestros padres biológicos, por habernos engendrado y parido. Pero en ningún caso sería nuestro delito, el delito de cada uno.

Si el pecado original , tal como lo interpretas, es real y el bautismo realmente lo borra, entonces Marcel Légaut, ¿no estaba bautizado? Y si lo estaba, ¿por qué tenía entonces ese sentimiento trágico de ser un ser perfecto e inacabado, y el de sospecharse ínfimo y efímero, simplemente un fenómeno accidental de conciencia, extremadamente improbable, un fenómeno privado en sí mismo de sentido? Si todo eso es el pecado original y si el bautismo borra el pecado original entonces, o bien Légaut no estaba bautizado o bien todo eso no tiene nada que ver con el pecado original. Salvo que, naturalmente, no se interprete el Bautismo como un sacramento de eficacia real en el momento de impartirlo sino simplemente como una metáfora, un símbolo de un proceso que tal vez se lleve a cabo a lo largo de la vida del bautizado. Pero esa concepción es absolutamente hereje (imagínatela aplicada al resto de los sacramentos…)

Todavía más.En el caso de que el pecado original no radique en la conciencia de las propias limitaciones sino en una de las dos reacciones [negativas] frente a ellas que describes, mi pregunta sería, ¿cómo es que quien ha sido bautizado puede caer en una de esas dos actitudes? ¿Es el bautismo garantía de no caer nunca en ellas? Si a pesar de haber sido bautizados, caemos en esas actitudes, o bien el bautismo no ha sido eficaz o bien esas actitudes no tienen que ver con el pecado original. O bien, otra vez, admitimos que el bautismo sólo es un símbolo de un proceso vital que se desarrolla a lo largo de la existencia.He sentido muchas veces dolor físico. Y también dolor moral, espiritual, psicológico o como queramos llamarle. Pero nunca he sentido ‘angustia metafísica’.”

Te comprendo, Pepe, créeme que te comprendo. Recuerdo que a mi padre –hace muchos años- le gustaba recitar ese verso de Calderón: “pues el delito mayor del hombre es haber nacido”; lo que a mí me indignaba, y le reprochaba diciendo: “en mi caso, el delito es tuyo, no mío”. Después, con los años, creo que lo he ido entendiendo mejor. No es un delito, efectivamente, ni una culpa, pero puede considerarse como un hecho que abunda en la imperfección, en la gran imperfección en que consiste todo lo finito, lo limitado. Tienes razón también en responsabilizar a Dios. Lo mismo hizo Job:

Page 5: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

Sabed de una vez que es Dios el que me oprimey el que en su red me envuelve.Si grito:¡violencia!, no obtengo respuesta;por más que apelo, no hay justicia.Ha vallado mi ruta para que yo no pase,ha cubierto mis senderos de tinieblas.Me ha despojado de mi gloria,ha arrancado la corona de mi frente.Por todas partes me destruye y desaparezco,arranca como un arbusto mi esperanza.(Job 19, 6-10)

Pero ya sabes cómo acabó la cosa:

Y Job respondió a Yahvé:Sé que eres todopoderoso,ningún proyecto te es irrealizable.Era yo el que empañaba el Consejocon razones sin sentido.Sí, he hablado sin inteligenciade maravillas que me superan y que ignoro.Yo te conocía sólo de oídas,mas ahora te han visto mis ojos.Por eso retracto mis palabras,me arrepiento en el polvo y la ceniza.(Job 42 1-6)

Respecto de lo que dices sobre el bautismo, intentaré aclarar tus dudas haciéndote notar que es un sacramento que nos hace participar anticipadamente –‘prolépticamente’— de esa redención escatológica.

A mí me gusta esta palabreja griega: ‘prolepsis’, que se utiliza en teología. Significa ‘anticipación’. Se habla ‘prolépticamente’ cuando se dice algo en presente, -o incluso en pasado- que se refiere en realidad al futuro. Por ejemplo, cuando –en alguna novela o película de gangsters o del oeste— se dice: ‘eres hombre muerto’. No se le quiere decir, a ese pobre hombre, que esté ahora muerto, sino que llegará a estarlo con toda seguridad en el futuro. O, esa manera de hablar es como la de un náufrago que, debatiéndose entre las olas, al divisar tierra (o un barco) en el horizonte, exclama jubiloso: ¡estoy salvado!

Pienso que en el lenguaje religioso hacemos esto a menudo. Cuando decimos que ‘Jesús nos ha salvado’, que ‘Cristo nos libra del pecado original’, nos estamos refiriendo en realidad a que ‘con toda seguridad, Jesús nos librará en el futuro escatológico de nuestras limitaciones actuales’. Seguimos teniendo ‘un cuerpo de muerte’, pero damos

Page 6: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

ya por hecho que tendremos ‘un cuerpo espiritual’. Seguimos con nuestra vida normal, pero ya nos sentimos resucitados. ‘Ya, aunque todavía no’ (frase usual en la teología actual).

El bautismo, como todos los sacramentos, es un signo anticipatorio de esa realidad escatológica, futura, con que ya contamos. Anuncia y asegura esa realidad futura, que vivimos espiritualmente en el presente. Es tan fuerte esa seguridad que tenemos, que lo anticipado no es una mera suposición, no es solamente una esperanza incierta, sino una certeza total que nos hace sentirlo ya realizado en el presente. Hemos trocado la incertidumbre del futuro por la certeza del presente (o del pasado, incluso: ‘Dios nos salvó’). Y esta certeza tan grande de nuestra fe nos da fuerzas para colaborar, en la medida de nuestras posibilidades, en la preparación del Reino aquí y ahora.

Légaut, como cualquier otro bautizado, está libre de esa manera “anticipada” del pecado original y sus efectos. “Ya, pero todavía no”. Todavía no está libre de experimentar el sentimiento trágico en momentos de debilidad de fe, de duda, o de cavilación retórica previa a su escrito. Y menos lo está la mayoría de los bautizados, que viven su bautismo (y su confirmación) con poca autenticidad, con poca información, con poca fe. La eficacia del bautismo es real, pero es “proléptica”: anticipatoria; es una realidad que todavía es “una vivencia de fe”, lo que no es una mera metáfora, pero tampoco es la vivencia real completa e inmediata que sólo se experimentará escatológicamente, “viendo a Dios cara a cara, en su Reino”.

En mi opinión, el bautismo no puede ser garantía de no caer nunca en actitudes erróneas, pero sí es un “auxilio de fe”, de “gracia”, para no caer en ellas. Creo que esta concepción no está lejos de lo que describes como “un símbolo de un proceso vital que se desarrolla a lo largo de la existencia”, siempre que a la palabra “símbolo” se le dé una eficacia real –no menos real por tratarse de una vivencia de fe.

Los bautizados padecemos, de hecho, el “pecado original”, es decir nuestras limitaciones en cuanto seres humanos -miembros ínfimos y efímeros del proceso cósmico— en nuestra vida presente, a pesar de que el bautismo ha borrado “prolépticamente” ese “pecado original”. Porque ese “borrado” es por ahora, en el presente, sólo una “verdad de fe”, una especie de apuesta, no incierta sino cierta con la “certeza de la fe”, que se refiere al futuro escatológico.

-03-

[Comentario de Juan Luis:]“[Se afirma]…que la naturaleza humana encierra en su Realidad de criatura la capacidad de negarse a un dictamen de la conciencia pero no la de desdecirse después rehabilitándose moralmente. Sólo de Dios recibe tal posibilidad (Redención) (…)después de un pecado se interrumpe su ‘fieri’ y es precisa una salvación, una nueva gratuidad. Demanda una nueva intervención creadora de Dios (la ‘nueva creación’) porque esta vez es de ‘lo sobrenatural’.Esta teoría no lo es de ningún descerebrado, sino de toda la teología tradicional. Parecería, sin embargo, que una vez que los teólogos en general reducen el ‘pecado original’ no a algún acto pecaminoso puntual sino a la simple condición humana

Page 7: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

precaria e indigente podrían haber considerado su capacidad de regeneración sin que nadie la tenga que sanar ni preservar de tal condición indigente.”

A mi modo de ver, es completamente diferente una rehabilitación moral de una persona, después de un pecado personal suyo, de una “regeneración” total que pueda liberarla de su condición finita, imperfecta y mortal. Esta condición “precaria e indigente” la tiene la persona por naturaleza, porque es parte de un proceso cósmico de devenir temporal. La completa regeneración personal –incluso de la muerte— de un individuo concreto, escaparía a la “lógica” del proceso, a sus leyes de devenir natural.

La finitud y contingencia del universo no es consecuencia de ninguna falta moral. El “pecado original” del individuo no es una culpa cometida; es su participación en la precariedad global del universo (el “pecado original” global, digamos). Ninguna contrición puede “regenerar” esa condición finita, de imperfección temporal; el universo sólo llegará a superarla cuando alcance la trascendencia en el Final. Pero, para que en ese Final puedan estar (salvados) los individuos humanos concretos de todos los tiempos, Dios ha querido ejecutar un plan de Redención (que puede considerarse incluido en la Creación o como un “plus” de ella, según cómo queramos definir ésta) para hacer posible, en forma de interactuación y diálogo con la autonomía y la libertad que Él otorgó a sus criaturas, esa “capacidad de regeneración” humana que el proceso natural no incluía porque no la necesitaba en su devenir hacia el Fin.

---------

[De un comentario de Juan Luis:]“Si el pecado original es la simple condición humana precaria y pecadora, la salvación de Jesús no nos ha liberado de ella…”

Aquí es donde entra en juego –donde ha respondido históricamente— la FE cristiana. Jesús es el Ungido; en él se cumplieron las promesas de Dios; Dios le ha resucitado, y a nosotros con él. Esta última afirmación no es aparente para el mundo sino que se realiza en nosotros por el Espíritu. Es una realidad anticipada, “proléptica”, que se manifestará plenamente en el futuro escatológico pero que recibimos en presente por el don del Espíritu. Por lo tanto, aunque no sea aparente aún, creemos anticipadamente –“sin haber visto”— que la salvación de Jesús SÍ nos ha liberado de nuestra condición antigua precaria y pecadora, para dar paso a la condición de “hombre nuevo” en la que desde ahora vivimos por la fe. Esta es la herencia, el núcleo inamovible de la fe cristiana.

.........................................................

Está claro que para la mentalidad moderna es muy difícil creer en una “salvación” que vaya más allá de lo que pueda obtenerse construyendo “un mundo más humanizado”. Pienso que es muy laudable olvidarse del “más allá” -sobre todo de la salvación propia individual— para dedicarse enteramente a obtener un “más acá” verdaderamente justo y verdaderamente humano.

Pero ese humanismo no lo es todo. No puede serlo todo. Lo han visto desde los antiguos judíos hasta Horkheimer: si hemos de creer en la Justicia, es necesario que haya una rehabilitación final de las víctimas inocentes. Este mundo, y su historia, está lleno de víctimas patentemente inocentes, y de verdugos flagrantes. ¿Quedarán esas víctimas sin

Page 8: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

ser jamás resarcidas? ¿Habrán prevalecido para siempre los verdugos? Si existe una verdadera Justicia, no puede ser así. El Amor tiene que prevalecer finalmente sobre la Muerte, y las víctimas ser rehabilitadas.

En el fondo, en un sentido muy básico y “original”, TODOS somos víctimas inocentes. Pues TODOS participamos, por el mero hecho de existir, de la “precariedad global del universo”. Y esto no se debe a ninguna culpa, ni individual ni colectiva, ni ancestral ni actual. Es verdad que la precariedad es provisional, pues el mundo –y con él el Hombre— está en proceso de construcción, de creación. El proceso cósmico alcanzará tal vez (yo así lo creo) una “salvación” final, en una Plenitud trascendente. Pero ¿qué pasará con los individuos humanos concretos de todos los tiempos? ¿Podrán estar salvados en ese Final universal?

Yo creo que el llamado “pecado original” es la “participación del individuo de la precariedad global universal”, y que la Redención consiste en que los individuos humanos conscientes –las personas de todos los tiempos— puedan participar también de esa salvación final universal. Pero eso no se ve posible según las leyes del proceso cósmico; al contrario, las personas parecen ser meros instrumentos –valiosos y necesarios, pero ínfimos y efímeros— del proceso. La muerte del individuo no es un mal absurdo sino un bien conveniente según las leyes del proceso. Por eso, si tiene que haber Justicia final para las personas -para las víctimas inocentes del proceso-, si tiene que vencer el Amor a la Muerte, es necesaria una Redención que vaya más allá del proceso cósmico.

La idea del “pecado original” y la idea de “redención” han sido conceptualizadas erróneamente a partir de símbolos y mitos primitivos, tales como una “transgresión primordial que exige reparación mediante un chivo expiatorio”. Los símbolos y mitos suelen reflejar una verdad profunda, y creo que así es el caso, pero no es la que brota de su conceptualización literal. Es lógico que nuestra mentalidad moderna, más madura, lo rechace. Pero rechazar ese concepto erróneo de “pecado original de Adán y Eva”, que difundió Agustín de Hipona a partir, seguramente, de una lectura fundamentalista del Génesis y de una interpretación equivocada de San Pablo, rechazar esto, digo, no debe llevarnos a abrazar un neo-pelagianismo que niegue el “pecado original” en cualquier sentido y consiguientemente la Redención.

La fe en la Redención por la encarnación de Dios en Jesucristo es la herencia que recibimos a partir de la experiencia de los primeros cristianos del siglo I. Significa la acción solidaria de Dios en la historia humana, sin atropellar la autonomía del mundo ni la libertad, para, compartiendo nuestra vida y nuestra muerte, llamarnos a hacernos partícipes a TODOS, voluntariamente, de su Resurrección, del Fin trascendente, de su Vida eterna.

...........................................................

Sofía:Para ser tú alguien que “no se ha entendido nunca demasiado bien con Pablo”, como has expresado, demuestras tenerlo sin embargo muy presente al citarlo hablando de “esperar contra toda esperanza”.

Page 9: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

Así es como Pablo describió la actitud de fe de Abraham, en Romanos 4, 18. Dice Pablo que esta fe “le fue reputada como justicia, igual que a nosotros, que creemos en Aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús”.

Ya sabes cual es mi interpretación de esta fe/esperanza de Abraham, demostrada al aceptar sacrificar a su amado hijo Isaac en el altar de Dios: se trata, a mi parecer, de aceptar las penurias, limitaciones, maldades, imperfecciones, enfermedades, desamor, muerte… de que está llena nuestra vida (aunque haya también mucha alegría, felicidad y bondad en ella), en esta precaria existencia ínfima y efímera en el proceso evolutivo cósmico que persigue como fin a Dios, confiando en que Dios mismo detendrá al fin nuestro sacrificio con su brazo benevolente ya manifestado en Jesucristo, el resucitado.

-04-

Si no me equivoco, la noción de “Inmaculada Concepción” de María tiene su origen en el saludo del ángel Gabriel en la Anunciación: “¡Salve!, llena de gracia” (Lucas 1, 28). Pues si María estaba “llena de la gracia de Dios” -y no era posible dudar de las palabras del ángel (ni de Lucas)- entonces no podía haber estado en pecado; en ningún tipo de pecado, ni siquiera en pecado original.

Debía ser así aunque todavía no se hubiese cumplido la redención por su hijo Jesucristo. Tenía que tratarse de un hecho excepcional, milagroso, por el cual María había recibido anticipadamente la gracia redentora capaz de borrar el pecado original propio de la naturaleza de todo ser humano.

Y puestos a pensar en qué momento podía haber recibido María esa gracia –un momento que debía ser previo al saludo del ángel— era natural suponer que la recibió en el momento de su concepción (la de María, no la de Jesús), puesto que ese era el momento en que se “transmitía” dicho pecado, según la creencia tradicional.

Tal como dice el dogma: “la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano”.

Se trataría, pues, de una cuestión eminentemente “temporal”: una anticipación, una retroactividad del hecho bautismal que brotó de la muerte/resurrección de Jesucristo, aplicada exclusiva y excepcionalmente a la concepción de María, su madre.

Estaría implícito en el saludo del ángel, y por otra parte, correspondería a una suposición ciertamente natural y lógica: que el “seno” de María había sido dispuesto así, puro e inmaculado, para acoger al hijo de Dios dignamente.

Pero, obviamente, la manera de ver estas cosas ha cambiado en nuestra época. Ya no se puede razonar así. Tanto la Anunciación -y el saludo del ángel en ella-, como el “pecado original” admiten actualmente interpretaciones muy diferentes.

Page 10: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

¿Cómo sería una interpretación de la “Inmaculada Concepción” para los tiempos actuales? Voy a exponer brevemente la que a mí me convence, sin pretender presentarla como interpretación “oficial” de ninguna manera.

María es figura simbólica de la Iglesia, y propiamente de la Iglesia en su plenitud total, en su perfección al fin de los tiempos. Porque María, la madre de Cristo por obra del Espíritu Santo, representa simbólicamente en los evangelios al “resto fiel de Israel”, que fue –por obra del Espíritu Santo- “madre” de la Iglesia cristiana histórica, cuya plenitud –también por obra del Espíritu- será la Iglesia universal al fin de los tiempos: la Iglesia escatológica.

El “pecado original” es la participación de la imperfección del universo temporal finito, y es borrado por la Redención de Jesucristo, de modo que no existirá ya, y tampoco cualquier tipo de pecado, en la Iglesia escatológica.

Pero a Dios no se aplican los criterios temporales. Ese final estaba previsto por Dios “desde toda la eternidad”. La idea de la perfección final, de la plenitud universal, precedió en la “mente de Dios” (“ontológicamente”) a su realización histórica, al proceso de la creación. “Lo último en la ejecución fue lo primero en la concepción de Dios”.

La Redención estaba ya anticipada y cumplida en la concepción divina primigenia de la Iglesia universal: la concepción plena, perfecta e inmaculada de la Iglesia escatológica, simbolizada por la “Inmaculada Concepción” de María.

“Dios nos eligió en Cristo, antes de la creación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor”. (Efesios 1, 4)

.................................................................

[Comentario de Juan Luis:]“Cuando tamizamos la compleja mitología ‘redentora’ -en sus diferentes versiones- con la que hemos entendido la función mesiánica de Jesús, nada importante queda suprimido: queda despejada e intacta la construcción del reino que es a lo que él nos invitó. Lo sacrificado es tan sólo magia y mitología.(…)Sólo la ortopraxis es definitiva y definitoria de la identidad cristiana: “no el que dice ‘Señor, Señor’…” y “lo que hicisteis a uno de estos hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis” (Mt. 25). Ése es el corazón del ser cristiano. En cambio, afirmar o negar de Jesús que sea Dios es muy aleatorio dado que el supuesto doctrinal que lo sustentaba se ha esfumado: no ha existido aquel pecado original, ofensa infinita a Dios y esclavitud de todos los seres humanos que quedarían privados de él… El pecado original, el de los ‘primeros padres’ es sólo un mito. No es necesario ningún redentor que nos libre de tan triste herencia. Los males que nos aquejan forman parte inexorable de la condición humana limitada pero ésta está provista por el Creador de lo necesario para superarse y caminar hacia su plenitud. Por decirlo de otra manera, en una teología tan razonable o más que la tradicional han desaparecido todas las razones por las que se postuló que Dios debía encarnarse. Dios sigue habitando las profundidades de toda realidad creada y eso basta para afirmarla ‘salvada’.”

Page 11: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

Repito que, a mi parecer, en el fondo, en un sentido muy básico y “original”, todos somos víctimas inocentes. Pues todos participamos, por el mero hecho de existir, de la precariedad global del universo. Y esto no se debe a ninguna culpa, ni individual ni colectiva, ni ancestral ni actual. Es verdad que la precariedad es provisional, pues el mundo –y con él el Hombre- está en proceso de construcción, de creación. El proceso cósmico alcanzará tal vez (yo así lo creo) una “salvación” final, en una plenitud trascendente. Pero ¿qué pasará con nosotros, los individuos humanos concretos de todos los tiempos? ¿Podremos estar salvados en ese Final universal?

Todos aspiramos a ser felices, a ser eternamente felices. Pero una cosa es desear… y otra cosa es que la realidad se ajuste a nuestros deseos. Necesitamos la felicidad eterna; necesitamos ser redimidos de nuestras limitaciones. Estos sentimientos nos sirven de acicate para nuestro esfuerzo de colaborar a conseguir ese fin último del universo; los individuos humanos podemos entendernos como instrumentos útiles del fin universal, aunque no podemos aspirar naturalmente a ser los beneficiarios últimos de ese fin. Los individuos pereceremos en el interior del proceso. El proceso necesita (infinitesimalmente) de nuestra colaboración, pero no necesita nuestra felicidad eterna, nuestra redención. Los que necesitamos redención somos nosotros.

La fe en la Redención obrada por Dios mediante Su encarnación en Jesucristo es la herencia que recibimos a partir de la experiencia de los primeros cristianos del siglo I. Significa la acción solidaria de Dios en la historia, sin atropellar la autonomía del mundo ni la libertad humana, para, compartiendo en Jesús nuestra vida y nuestra muerte, llamarnos a hacernos partícipes TODOS, voluntariamente, de su Resurrección al Fin trascendente, a su Vida eterna.

El Reino de Dios tiene una consumación plena futura que es un regalo gratuito de la gracia de Dios, pero ese Reino –que es una Nueva Creación— no se realiza a partir de la nada (ex-nihilo), como ocurre con la Creación actual. El Reino de Dios está creándose a partir de la Creación antigua (ex-vétere), es una “re-creación”, un “hacer nuevas todas las cosas”.

Por eso, todo lo que ocurre en el universo, en el mundo, en la historia –grande o pequeña-, es preparación (u obstáculo) de la llegada del Reino. Participar del proceso histórico, construir el mundo, conseguir sociedades humanas justas y pacíficas, es crear junto con Dios; y también es redimir junto con Él: preparar y comenzar a construir el Reino que sólo alcanzará su realización plena en Dios mismo, más allá del universo pero no independientemente de él sino como culminación suya, aunque inmensamente aumentada por el don libérrimo y gratuito de Dios.

-05-

Pienso que en el evangelio de S. Juan, la enfermedad y la muerte de Lázaro simbolizan la precariedad y la muerte que padece la humanidad –cada ser humano concreto en particular— durante el proceso cósmico universal.

Page 12: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

Jesús, al comunicársele que su querido amigo Lázaro estaba mortalmente enfermo, respondió:“Esta enfermedad no tiene como finalidad la muerte, sino la gloria de Dios”.La enfermedad y la muerte de Lázaro ha sido permitida –aunque Jesús tenga que llorar por ella— en vistas a un bien mayor: la manifestación de la gloria de Dios, que proporcionará nueva vida a Lázaro y fe a los que crean por ello.

Asimismo, la precariedad de la creación y de la humanidad, en el proceso cósmico, ha sido permitida por Dios –aunque Dios tenga que sufrir por ella—, no por un defecto de Su providencia creadora, sino en vistas a un bien mayor: Su gloriosa obra redentora por/con/en Jesucristo, que proporcionará a la humanidad –concretamente a cada ser humano de cualquier tiempo y lugar— y a la Creación entera, Su Vida eterna.(Ya, aunque todavía no).

---------

Si pretendiéramos juzgar el comportamiento de Dios, debiéramos esperar que, puesto que es todopoderoso, hubiese creado algo completamente perfecto, sin imperfección de ningún tipo. ¿Por qué no hizo que la “Plenificación” fuera inmediata, ya de una vez, sin un proceso creativo intermedio largo y doloroso? Especulaciones de este tipo conducen a un callejón sin salida, o –en el mejor de los casos- a conclusiones como la de que “vivimos en el mejor de los mundos posibles” (Leibniz) o por el contrario, “en el peor de los mundos posibles, atendiendo a la imperfecta realidad” (Schopenhauer).A mi parecer, si Dios hubiera querido evitar todo sufrimiento, lo razonable hubiera sido que no crease nada. Visto de otra manera, si el proceso le tiene a Él como final, y Él es el principio, ¿para qué recorrer el complicado camino intermedio?

Pero no. Es mejor no especular y aceptar que existe un mundo con imperfección y sufrimiento. Lo que puede esperarse es que ese sufrimiento quede plenamente justificado al final.La Creación, y la Persona humana, están necesitadas de Redención porque son una Creación autónoma y una Persona libre, queridas así por un Amor inmenso, de un Dios verdaderamente Grande, dispuesto a correr el riesgo de la libertad, a pesar de las heridas, con el propósito de obtener para ellas un final mucho más realizado y feliz.

No se trata de crear un ser humano sufriente y consciente de su sufrimiento para sufrir con él. Tuvo que crear un ser consciente como parte del proceso –porque la conciencia es un nivel necesario, imprescindible, de ese proceso autónomo— y sufriente, porque la imperfección provisional del proceso, la limitación, cuando es experimentada conscientemente tiene que causar sufrimiento y padecimiento de muerte al individuo en cuanto tal, para permitir el progreso evolutivo general.

Pero el sufrimiento de sus criaturas es también sufrimiento de Dios. Porque Dios es Padre y es Amor. Y aunque ese sufrimiento y muerte del individuo consciente pudiera haberlo considerado Dios ya justificado como parte indispensable del “funcionamiento” de su Creación, ha querido que se justifique también con la salvación de ésas sus criaturas haciéndolas partícipes de Sí mismo (!). Para eso tuvo que solidarizarse con ellas haciéndose como ellas –no porque sufriendo Él sufrieran menos ellas sino— porque Su anonadamiento, su muerte, al ser “de Dios”, conlleva necesariamente una Restauración que las “arrastra” a ellas en virtud de Su solidaridad con ellas, y que ellas

Page 13: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

nunca habrían podido recibir de otra manera. Así, el sufrimiento queda mucho más que justificado, infinitamente más que justificado, por Su inmenso Amor.

---------

Por supuesto que yo no he querido afirmar que “Dios quiere el dolor para después sanarlo”. He dicho que pienso que Dios quiere una creación autónoma y libre, porque es “un Dios verdaderamente Grande, dispuesto a correr el riesgo de la libertad, a pesar de las heridas, con el propósito de obtener para ellas [las criaturas] un final mucho más realizado y feliz”, con la colaboración de esas mismas criaturas.

Estoy totalmente de acuerdo en negar rotundamente que “Dios quiera positivamente el sufrimiento humano” y suscribo que “El sufrimiento existe (lamentablemente) por la misma condición de creaturas”, ya que la creación es un proceso de perfeccionamiento evolutivo en que interviene el azar, la autonomía del universo y la libertad humana.

En el proceso creativo cósmico querido por Dios, es inevitable la imperfección provisional, y “todo lo que no es perfecto, entonces, es necesariamente imperfecto y por eso es limitado, carente, necesitado, falible… Ese es el único fundamento de cualquier sufrimiento.” Totalmente de acuerdo.

Esa imperfección de lo creado es inevitable, por su finitud, y de aquí nace inevitablemente el sufrimiento. Por eso dije –argumentativamente, en una hipótesis manifiestamente absurda— que “si Dios hubiera querido evitar todo sufrimiento, lo razonable hubiera sido que no crease nada”.

Por todo lo cual es tan importante saber que, (como afirmé):La idea de la perfección final, de la plenitud universal, precedió en la “mente de Dios” a su realización histórica, al proceso de la creación y la redención. Decidió ejecutarlo con la colaboración, “co-creadora y co-redentora”, de sus criaturas, que Él creó libres para eso, aunque el otorgarles esa libertad costara sufrimientos.

Esto me parece saberlo con seguridad, pero no por tener “línea directa con Dios” sino por creer en Su revelación histórica que nos cuentan las Escrituras.

---------

Es obviamente muy diferente decir que “Dios habría decidido hacer sufrir a la humanidad” a decir que “la precariedad de la creación y de la humanidad, en el proceso cósmico, ha sido permitida por Dios –aunque Dios tenga que sufrir por ella”.

Permitir el sufrimiento (sin desearlo ni quererlo), un sufrimiento inherente a la finitud y la libertad (esta sí deseada y querida), a costa del propio sufrimiento del mismo Dios, para obtener un BIEN MAYOR (para la humanidad): Su gloriosa obra redentora por/con/en Jesucristo (que fue glorificado en la cruz), ¿verdad que no es lo mismo que “decidir hacer sufrir a la humanidad para manifestarse en su gloria”?

--------

Page 14: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

La gloria de Dios es la vida del ser humano”(San Ireneo, Adv. haer. IV, 20, 7)

--------

Siempre he pensado que la gloria de Dios –el Dios-Abbá de Jesús- es la vida y la felicidad del Ser Humano, y la plenitud de su Creación. Porque así nos lo ha revelado.

Lo he comentado con la frase de S. Ireneo porque me ha parecido que esto no se me entendía.A mi parecer, no hay ninguna contradicción con lo que he comentado anteriormente, así que no creo haber dado la vuelta al tema, desde mi punto de vista. Los que hayan pensado en otra concepción de la Gloria son los que tienen que “darle la vuelta” para entender lo que he querido decir.

Precisamente en eso: que no hay realmente ninguna contradicción entre el genuino concepto de la Gloria y lo que he dicho, está la gracia del tema, bien entendido.

--------

Respecto del milagro de la resurrección de Lázaro, dice John P. Meier (en su “Un judío marginal” tomo II/2, cap. 22):“La primera interpretación ‘teológica’ de todo este relato la hace Jesús en el v.4b, donde, al comunicársele que Lázaro está enfermo, responde: ‘Esta enfermedad no tiene como finalidad la muerte, sino la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado a través de ella’. Aunque el Jesús joánico sabe desde el principio que Lázaro morirá de esa enfermedad, afirma con seguridad que la enfermedad no tendrá como resultado definitivo la muerte, sino que ha sido permitida para un bien mayor, la revelación de la gloria de Dios, que, a su vez, proporcionará vida eterna a los que creen.”

Yo tomé de aquí mis palabras. E hice el símil siguiente:Asimismo, la precariedad de la creación y de la humanidad, en el proceso cósmico, ha sido permitida por Dios –aunque Dios tenga que sufrir por ella-, no por un defecto de Su providencia creadora, sino en vistas a un bien mayor: Su gloriosa obra redentora por/con/en Jesucristo, que proporcionará a la humanidad –concretamente a cada ser humano de cualquier tiempo y lugar- y a la creación entera, Su Vida eterna.

El bien mayor perseguido es, claramente, la vida eterna de la humanidad y de la creación entera.

No pretendo de ninguna manera “resolver el problema de la teodicea” (¡!), pero me parece que la “gloria de Dios”, si es –como dice S. Ireneo y yo repito- la vida definitiva, plena y feliz de la humanidad, justifica que Dios haya permitido la libertad, y el consiguiente inevitable sufrimiento como circunstancia provisional del proceso creativo.

Lo que NO significa en modo alguno que el ser humano, en cada momento de ese proceso, haya de aceptar o soportar el sufrimiento sin luchar contra él con todas sus

Page 15: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

fuerzas; de hecho, esa lucha es motor del desarrollo creativo impulsado y querido por Dios. La eliminación total del sufrimiento, en una vida plena definitiva, es el propósito y la genuina gloria de Dios, lo que persigue y consigue con su acción creadora y redentora, y con nuestra colaboración.

-06-

Todos sabemos que el mal puede clasificarse en mal físico y mal moral.El mal moral es consecuencia de un comportamiento inadecuado a los principios éticos (tomemos los principios éticos más universales: la ‘regla de oro’ y el respeto a la naturaleza).

Sería mal físico cualquier hecho de la naturaleza que perjudique a alguna vida humana (¿y/o no humana?): por ejemplo, enfermedades, terremotos, inundaciones, incendios, etc. Los sufrimientos y carencias humanos, tales como el dolor, la pobreza, el hambre, la tristeza, y en especial la muerte, pueden derivarse de males físicos tanto como de males morales.

Pienso que el relato mítico del Génesis sobre el ‘pecado original’, es un intento de explicación del origen del mal. Se remonta a una situación primigenia imaginaria en la que no hay mal de ninguna clase. Explica la aparición del mal físico por la previa aparición del mal moral, culpando así al ser humano del origen del mal físico, y disculpando a Dios.

El ser humano, por poseer conciencia, es capaz de tener principios éticos (discernir el bien del mal) pero debe hacerlo ateniéndose a la voluntad de Dios, que puede conocer por su consciencia capaz de sacar las consecuencias lógicas de la ‘regla de oro’ (‘tratar a los demás como quiero ser tratado’, reconocer a los demás una dignidad igual a la propia, amar al prójimo como a sí mismo) y el respeto a la naturaleza.

Pero cuando permite que su propia voluntad, o supuesta conveniencia individual –distinta en conciencia de la voluntad universal de Dios—, se erija en árbitro del bien y el mal ‘privado’ de sus acciones (cuando, míticamente, ‘come el fruto del árbol del bien y del mal’), entonces comete (‘aparece’, en el mito primigenio) el mal moral. Y de ese mal moral piensa que se deriva el mal físico que le sobreviene, en especial el sufrimiento y la muerte (interpretados como castigo divino).

Que el mal físico se derive en general del mal moral es algo que hoy en día rechazamos. Es cierto que las malas acciones humanas pueden ocasionar hechos que constituyen también males físicos: la muerte de un ser humano puede ser provocada por la acción de otro(s). Pero también es cierto que los males físicos no provienen necesariamente de males morales. Aunque no hubiera mal moral, habría males físicos.

Consideramos actualmente -al revés del mito primigenio- que los males físicos son en general independientes de los males morales; y esto resulta patente cuando pensamos en el mundo pre-humano, en el que existían las catástrofes, las enfermedades y la muerte de los seres vivos antes de la emergencia de la conciencia.

Page 16: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

La aparición de la conciencia explica la aparición del mal moral, pero no la del mal físico. La muerte del ser humano individual es como la de cualquier ser vivo: no es fruto de una culpa en su conciencia, sino de su naturaleza finita. Que se recupere por sus propias fuerzas, o no, de sus males morales, no altera la inevitabilidad de sus males físicos, en especial la inevitabilidad de su muerte.

Claro que en la Antigüedad no se pensaba así. Se pensaba que cualquier mal físico era consecuencia –castigo- de algún mal moral. Por eso, cuando los antiguos (judíos, p.ej.) se planteaban preguntas acerca del origen de los males físicos –en especial de la muerte— lo achacaban lógicamente a un mal moral, a una culpa humana, a una infracción ética, a un “pecado” previo: ‘original’(‘¿Quién pecó, él o sus padres, para que naciera ciego?’). Si el mal físico de un pecador podía quizá explicarse por su pecado personal, el mal físico de un inocente (como Job) se explicaba por el pecado “original” general, “heredado” juntamente con su condición natural de ser humano.

Hoy eso ya no puede parecernos lógico. Sabemos que el mal físico, en particular la degradación y la muerte de los individuos vivos, incluidos los individuos humanos, proviene de la naturaleza de las cosas finitas, de la precariedad global del universo que está sometido al proceso evolutivo, creador. La participación del ser humano en esa precariedad universal, como parte que es del universo, explica su mal físico –en especial su muerte— al margen de su condición moral personal o social; de manera que (empalmando con la concepción mítica bíblica mediante una fácil analogía metafórica) viene a ser su “pecado original”.

La salvación de Dios por/con/en Jesucristo viene a redimirnos de esa precariedad general original junto con nuestros pecados individuales; nos redime, a TODOS los individuos conscientes que queramos aceptarlo, tanto del mal físico universal como del mal moral personal y social. Ya, aunque todavía no.

----------

“Salvación del pecado original que si atendemos a su eclosión teológica responde a una justificación a la medida de la divinización de Jesús”, se obstina en afirmar Juan Luis, pese a que ya leímos, en las páginas de A. Torres Queiruga sobre el pensamiento cristológico de E. Schillebeeckx, que:

El núcleo del cristianismo está en la experiencia de la “salvación-de-Dios-en-Cristo”. El profeta escatológico es, con toda evidencia, la primera versión cognoscitiva de esa experiencia. Tendríamos entonces la siguiente secuencia: 1) La experiencia fundamental cristiana de la “salvación-de-Dios-en-Cristo”, que 2) se identifica espontáneamente a sí misma en el título de “Jesús, el profeta escatológico”, y 3) se tematiza primigeniamente en la cristología parusíaca. Con lenguaje más concreto, el autor mismo [Schillebeeckx] formula así el resultado: “El credo fundamental de los primeros cristianos era: Jesús de Nazaret es el Cristo, esto es, el completamente lleno del Espíritu escatológico de Dios. Él es la revelación final y definitiva de Dios y, en ella, al mismo tiempo, el paradigma de la humanidad escatológica”.(…)introduce [Schillebeeckx] una distinción fundamental: un primer momento espontáneo en el que la salvación en Jesús es vivida e interpretada directamente tal como en él se

Page 17: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

manifiesta y expresa; y un segundo momento reflexivo en el que se plantea la cuestión por el ser de ese Jesús que trae la salvación. Esta cuestión era inevitable: la evidencia del “Dios de Jesús”, del abbá, ‘mi Padre’, tenía que suscitar la pregunta por el “Jesús de Dios”, ‘ mi Hijo’, ‘ mi Siervo’, ‘ mi Santo’, etc.

Lo que nos confirma con rigor que la salvación de Dios no fue atribuida “convenientemente” a un Jesús previamente divinizado, no fue “una justificación a la medida de la divinización de Jesús”, sino que esa “eclosión teológica” fue justamente al revés.

----------

La salvación plena implica vencer tanto al mal físico como al mal moral que hay en el mundo. El mal físico no depende del mal moral; no puede anularse simplemente por el comportamiento según la “regla de oro”. El triunfo sobre todo mal, físico y moral, requiere del proceso evolutivo cósmico y del auxilio especial de Dios. Para que TODAS las víctimas concretas de todos los tiempos y lugares puedan beneficiarse finalmente del triunfo sobre todo mal, es imprescindible que esto sea la voluntad de Dios realizada históricamente por su Palabra al fundirse con la condición humana en Jesús, es decir al ser el hombre-Jesús Dios-Hijo; así la vida divina de Dios-hecho-víctima se comunica por solidaridad a TODAS las víctimas, con la libre colaboración de las que quieran acogerla y ayudar a dispensarla.

-07-

“A la mujer [Dios] le dijo: ‘Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará’.”(Génesis 3, 16)

Con esta terrible frase, el autor del Génesis parece estar describiendo el castigo que impuso Dios a la primera mujer, Eva, como consecuencia de haber cometido el “pecado original”. Esta sería la lectura literalista, fundamentalista.

Pero, en realidad, la frase refleja el reconocimiento del mal que padecen todas las mujeres, representadas por la figura mítica de Eva. Y refleja la búsqueda de la explicación de este mal, como castigo de una imaginaria “culpa original” de la mujer, y no como culpa del propio Dios creador.

En efecto, todo el relato mítico del Génesis sobre el “pecado original” es un intento de explicar el origen de los males físicos –en este caso de los sufrimientos asociados a la condición femenina— como castigos merecidos por una supuesta culpa original. Porque en la mentalidad del autor del Génesis –como en cualquier mentalidad de la Antigüedad— cualquier mal físico (enfermedad, sufrimiento, catástrofe, trabajo arduo, muerte) tenía que ser consecuencia de un mal moral (culpa, pecado), ya que un Dios justo no podría consentirlo de otra manera.

Conocido el efecto –en este caso los sufrimientos y las dominaciones a que están sometidas, al parecer inevitablemente, las mujeres por su condición y función natural de

Page 18: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

madres y esposas— el autor del Génesis ha buscado y encontrado la causa en la culpa “original” de Eva, una “primera mujer” mítica pensada como símbolo de todas las mujeres, a la que achaca patentemente la secuencia culpa-castigo, y de lo cual hace herederas a todas sus futuras descendientes.

Pero la intención última del autor no es explicar solamente estos males físicos, sino, a partir de esta explicación, anunciar su remedio. Porque su relato es el preludio lógico de la profecía de un plan de salvación por parte de Dios, que reparará todos los males físicos y morales.

Sin necesidad de aceptar la explicación mítica requerida por la mentalidad antigua, y desechando una lectura literalista (fundamentalista) acrítica del Génesis, podemos entender todo el pasaje como un anuncio de que Dios va a eliminar los sufrimientos padecidos por las mujeres a causa de la precariedad y la injusticia del mundo. De que se instaurará un “reino de Dios” por la acción redentora del mismo Dios, a la que están llamadas a colaborar todas las personas bien dispuestas, donde (cuando) no habrá ya “fatigas”, ni “trabajos”, ni “dominaciones” que tenga que padecer ninguna mujer.

“Enemistad pondré entre ti [la serpiente: el mal] y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza [destruirá el mal] mientras acechas tú su calcañar.”

Colaboremos, pues, todos y todas, a eliminar la “dominación” que se hace padecer a la mujer, denunciada en este pasaje del Génesis.

-----------

En mi opinión, no hay ningún machismo intencionado en el autor del Génesis. Sólo una visión mítica propia de su tiempo –que puede suponer machismo desde nuestro punto de vista actual— pero que intenta únicamente explicar el mal físico por un supuesto mal moral original, culpa de la humanidad considerada en general (Adán y Eva, figuras míticas en representación de todos los varones y mujeres, culpables por igual).

Pero creo que nuestra visión actual, apartada ya de la mentalidad de la Antigüedad y de una lectura literalista fundamentalista, no necesita ni debe concebir ninguna “culpa original”, porque -como ya comenté antes- la participación del ser humano en la precariedad universal, como parte que es del universo, explica su mal físico –en especial su muerte— al margen de su condición moral personal o social; de manera que (empalmando con la concepción mítica bíblica mediante una fácil analogía metafórica) esa participación consciente en la precariedad universal viene a ser su “pecado original”.

Visión mítica a partir del autor del Génesis:Dios está realizando un plan de salvación para eliminar todo sufrimiento y limitación humanos.Entonces, quiere decir que Dios no creó a los humanos con sufrimiento y limitación, sino que eso vino por otra causa.Pero no hay otra causa creadora aparte del Dios único. La causa tiene que achacarse pues a la propia humanidad, por una culpa original suya merecedora de tal castigo. El plan de salvación de Dios consiste en reparar su creación expiando la culpa original de sus creaturas para justificar levantarles el castigo.

Page 19: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

Visión actual nuestra:Dios está realizando un plan de salvación para eliminar todo sufrimiento y limitación humanos.Entonces, quiere decir que Dios ha tenido que admitir inevitablemente la limitación y el sufrimiento en su proceso evolutivo creador, como precio ineludible de la autonomía y la libertad.El plan de salvación de Dios completa su proceso creador con un proceso redentor, capaz de eliminar todo el sufrimiento y la limitación de sus criaturas sin interferir con su autonomía y libertad, sino reforzándolas y contando con ellas al hacerlas solidarias y colaboradoras de su plan.

----------

A mi parecer, la superación del fundamentalismo en la lectura bíblica no debe consistir en una simple negación. Por ejemplo, en este caso, en rechazar que el relato del Génesis sea “inspirado por Dios”, en negar que el concepto de “pecado original” signifique algo real en algún sentido, en ver sólo machismo y absurdo en las formas del relato.

No. No debe ser una simple (simplista) negación. Debe ser una auténtica superación, basada en la comprensión crítica de las verdaderas intenciones del autor y de su circunstancia. Y abierta al profundo significado que pueden tener, y tienen sin duda, sus inspiradas palabras para nuestra mentalidad creyente actual.

---------

--Entrevistadora: Usted afirma que la Iglesia «aún no ha dado el salto al presente». ¿Qué quiere decir?

--Cardenal Ratzinger: Existe todavía por hacer un gran trabajo de traducción de los grandes dones de la fe al lenguaje de hoy, al pensamiento de hoy. Las grandes verdades son las mismas: el pecado original, la creación, la redención, la vida eterna... Pero muchas de estas cosas se expresan aún con un pensamiento que ya no es el nuestro, y es necesario hacerlas llegar al pensamiento de nuestro tiempo, hacerlo accesible para que el hombre vea verdaderamente la lógica de la fe. Es un trabajo aún por hacer.

(Entrevistado por Antonella Palermo, de Radio Vaticana, el año 2001, en entrevista redifundida por RV el 14 de Mayo de 2005)

---------

Miguel Ángel:Acepto que incluso el lenguaje actualizado tiene que seguir siendo inevitablemente mítico, como dice Lenaers. Pero eso no puede eximirnos de intentar expresar los mitos (entiéndase en sentido positivo) de una manera más aceptable para nuestra mentalidad (y fe) moderna, como también dice Lenaers.

Me objetas que:

Page 20: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

“Según tu visión nueva, resulta que Dios idea un plan salvífico antes del creativo/evolutivo. O sea, que sabe que este plan creativo/evolutivo le va a salir mal, y pone ya la vacuna antes de que llegue la enfermedad.Al final el plan redentor, según esta nueva visión, va a calmar el dolor y el sufrimiento. Pero ¿en qué parte de la galaxia el dolor y el sufrimiento no existen ya?”

Si hubieses leído anteriores aportaciones mías sobre el tema, comprenderías que estas objeciones tuyas no tienen ningún sentido para mí.No tiene sentido aplicar conceptos temporales ni espaciales a la acción de Dios.El plan creativo/evolutivo no “le sale mal” a Dios aunque quiera complementarlo “de antemano” con un plan redentor, pues sus objetivos son diferentes, aunque complementarios.El final de la redención no existe “en una parte de la galaxia” (la Vía Láctea, supongo), y ni siquiera del universo entero en estado procesual. El final está… al final. En la Omega que trasciende al universo, al espacio, al tiempo, a la multiplicidad y a la finitud, gracias al proceso evolutivo de emergencia creadora. En la Omega, y ésta en Dios, para todas las personas resucitadas gracias a Jesucristo.

-08-

Me parece que lo “natural”, casi por definición, es lo que puede conocerse empíricamente, a través de los sentidos y/o de la elaboración mental a partir de los datos proporcionados por ellos. Es lo que estudian las ciencias naturales, y lo que se explica por las leyes naturales descubiertas por ellas.

Pienso que el ser humano es un ser natural, provisto de capacidades y tendencias naturales. Y creo que la ética es una tendencia natural del ser humano, junto con las tendencias estética y cognitiva, que le impulsan y le guían para cumplir su misión de servir a su especie y colaborar al progreso del proceso cósmico.

Mediante esas tendencias éticas puede ir construyendo históricamente a la larga –penosamente, tentativamente, dando muchas vueltas y revueltas— una sociedad humana justa y pacífica, que constituya el estado pleno de lo humano, la plenitud de la humanidad.

El ser humano individual, siguiendo sus tendencias éticas, contribuye pues a la “plenificación”, a la “salvación” de la humanidad. Pienso que la humanidad plenificada emergerá como un nuevo nivel de realidad, con emergencia de unos seres humanos (ya sobre-humanos) mucho más perfectos y felices, en camino de conseguir un nuevo nivel de emergencia aun más elevado.

Pero, ¿ha conseguido así cada ser humano individual su propia salvación personal? En cierto sentido quizá sí, porque ser bueno y útil trae paz interior, sabiduría y satisfacción. Sin embargo, nadie estaría de acuerdo con la aseveración de que los buenos son más felices necesariamente que los malos, por regla general.

Si ser bueno sirviera también para no sufrir accidentes, desgracias ni calamidades, para no enfermar, para no ser objeto de injusticias y abusos, y hasta para no morir ni ver

Page 21: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

morir a los seres queridos… entonces estaría claro que la ética sirve también a la salvación individual.

¿Por qué el bueno tiene que sufrir mientras el malo disfruta? Algo así era lo que se planteaban los antiguos –los judíos entre ellos— y se respondían achacándolo a castigos de culpas antiguas contraídas por esos mismos (aparentemente) “buenos” o por sus antepasados. De ahí la conocida concepción antigua del “pecado original ancestral”, y la conocida pregunta hecha a Jesús: “¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?” (Juan 9, 2) .

Ahora sabemos que existen males físicos naturales que no son castigo de ninguna culpa personal, sino producto de la precariedad de un universo finito e imperfecto que se encuentra en evolución hacia su perfección. De esto participa cada ser humano individual.

La persona tiene, por supuesto, la capacidad natural de perfeccionarse, y en caso de fracasar ocasionalmente, de rehabilitarse por cuenta de su propia conciencia ética y contrición naturales, sin duda. Así que tal vez logrará proseguir su plenificación moral personal natural, posiblemente hasta un grado muy elevado, si es esforzada, sincera consigo misma y tenaz.

Pero su perfección está limitada por su participación de la precariedad global del universo. Su perfeccionamiento moral, por grande que sea, no puede evitarle ser víctima de los males físicos y sociales de que hemos hablado, el más conspicuo de los cuales es la muerte. Al menos esto es lo que resulta aparente para el conocimiento empírico, “natural”.

No es fácil conformarse con esa limitación del individuo. No es consuelo suficiente pensar en la plenificación futura de la humanidad y del universo, si en esa plenitud final no puede estar presente nuestra persona, por buena y esforzada que consiga ser. Por eso, muchos han buscado descubrir y comprender otro aspecto oculto de la realidad, no aparente al conocimiento empírico, en que ese grave problema esté resuelto.

Muchas soluciones se han ideado o encontrado, para permitir la salvación de la persona. Una puede ser la de asignar a la tendencia ética natural la facultad de ir construyendo una “corporeidad espiritual”, un “alma inmortal” que perviva a la muerte física. De ese modo, los “buenos” acabarían obteniendo al fin justicia, al desarrollar un alma más perfecta y obtener así un inmortalidad más plena, que los “malos”. Parece justo, y por eso parece plausible, aunque no pueda constatarse empíricamente de manera alguna.

Pero lo que no proviene del conocimiento empírico, ni puede contrastarse con él de manera alguna, no debe llamarse “natural” sin forzar las cosas, so pena de comportarse como un Humpty Dumpty cualquiera. Mi fe no es ésa, sino en la salvación personal en que creyeron los discípulos de Jesucristo, ofrecida por Dios mediante su encarnación y su resurrección, con él/por él/y en él. No me parece lógico rechazarla por “sobrenatural” para adoptar una fe en la inmortalidad basada en puros “buenos deseos”, argumentando falazmente que ésta sí que es “natural”.

----------

Page 22: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

[Juan Luis:] “Como si la propia creación ‘natural’ no fuese la gran encarnación de Dios, su emergencia, su kénosis y su prolepsis...”

He aquí que la palabra “creación” se ha vuelto.........un contenedor de “palabros”(“flatus vocis”).

- Cuando uso una palabra –dijo Humpty Dumpty- ésta quiere decir lo que quiero que diga, ni más ni menos.- La pregunta es –insistió Alicia- si se puede hacer que las palabras puedan decir

tantas cosas diferentes.- La pregunta –dijo Humpty Dumpty-, es saber quién es el que manda… eso es todo.

(Lewis Carroll, “Alicia a través del espejo”).

-----------

Acertijo:

Era un hombrecitotorpe y regordete;era Humpty Dumpty,sentado en un muro.

Se cayó muy duro,con tan mala suerte,que ni cien caballosdel rey, con jinetes,pudieron a Humptyreunirlo junto.

Solución: el huevo. (Y otros.)

-----------

Seguro que no nos engañamos al suponer -atendiendo a nuestros más íntimos anhelos y convicciones- que debe haber justicia, que el odio, el mal y la muerte no pueden vencer finalmente al amor, al bien y la vida, y que las personas estamos destinadas por Dios a alcanzar la Plenitud.

Pero, ¿tenemos que atribuir ese logro sólo a nuestro propio esfuerzo ético personal? ¿No puede ser que –sin excluir nuestra contribución particular— recibamos como regalo lo mucho que pueda faltarnos para conseguir esa Plenitud? ¿No es cierto que la inmensa mayoría de las personas no conseguimos ni de lejos un progreso espiritual como el de los “hombres y mujeres de Dios”, para no hablar del modelo de Jesús?

Al conformarnos con la idea de que una realización ética personal correspondiente al ejemplo de Jesús podrá llevarnos a la Plenitud, ¿no estamos sobrevalorando nuestras propias fuerzas y nuestros posibles logros? ¿Y no estamos dejando sin esperanza a muchísimas personas que son –han sido y serán— incapaces de realizarse de ese modo?

Page 23: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

¿No es muchísimo más satisfactorio, para nuestras posibilidades humanas y para nuestra confianza en la bondad de Dios, aceptar el mensaje recibido de que Dios nos ha querido regalar a todos nuestra salvación, con el solo requisito –respetuoso de nuestra libertad- de la libre aceptación?

¿Que esto ha querido ofrecérnoslo Dios de la manera más digna de nuestra condición de personas, mediante un diálogo “de tú a tú” establecido por y con Él a nuestro nivel? ¿Y que Jesús, mucho más que un ejemplo ético, es “el rostro humano de Dios” que dialoga con nosotros para hacernos ese regalo? ¿Por lo que la ética cristiana va mucho más allá, puesto que no es una ética “para” obtener la salvación sino “por” haberla recibido?

¿Podemos compatibilizar que esto no es contrario al esfuerzo de la creación y a la consecución de la justicia en este mundo, sino que es complementario de ello, porque cuenta con ello, parte de ello, lo impulsa y le da sentido?¿Podemos compatibilizar que esto no es contrario al auténtico ser de Dios, sino que es la más grandiosa y maravillosa manifestación de él?

----------

Dice Juan Luis: “el ser humano se salva de su pecado por su esfuerzo ético personal Y por la gracia de Dios, ‘causa’ inmanente la primera y trascendente la segunda.”

Estoy de acuerdo. Desde luego, si se suma la GRACIA de Dios a nuestro esfuerzo, es seguro que podemos lograr la Plenitud. Pero, ¿cómo se nos otorga la gracia? En sentido estricto, TODO es gracia, por supuesto. Todo cuanto existe, todo cuanto somos y seremos, es don de Dios. Dios nos “ayuda” en lo bueno que somos, que tenemos y que hacemos.

Sin embargo, somos en gran medida malos, hacemos el mal y padecemos el mal. ¿Por qué, si todo es gracia? Porque hay un proceso en el que interviene el azar, la autonomía de la naturaleza, la libertad humana. La gracia no nos es otorgada “de golpe” en su totalidad, sino a través de un proceso creador, que tiene luces y sombras, alegrías y dolores, avances y retrocesos, vueltas y revueltas, éxitos y fracasos. Y precisamente por eso está la gracia, para impulsar y sostener, para conferir la capacidad de avanzar y de recuperarse de las caídas, pero respetando siempre la autonomía de las cosas creadas y la libertad de la voluntad consciente.

En este sentido pues, la gracia –la acción del espíritu de Dios- acompaña tan íntimamente al proceso de la naturaleza y al esfuerzo ético personal que –sin dejar de reconocer esta acción de Dios— podemos decir que la naturaleza experimenta el proceso creativo “por sí misma” y que el progreso ético lo logra la persona “por sí misma”.

Pero son un proceso y un progreso paulatinos, tentativos, que admiten la imperfección. Esta precariedad, esta imperfección, si bien es provisional, tiene un efecto trágico. Se traduce en la presencia del mal, del dolor, de la injusticia, de la muerte. ¡Cómo no advertirlo en esa conmovedora pregunta de los discípulos a Jesús: “¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?”, y en el sufrimiento de tantas y tantas

Page 24: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

víctimas inocentes de la historia! ¿Es pues insuficiente la gracia, ya que permite esto? La respuesta la da Jesús: “Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios”.

Las obras de Dios pueden realizarse de múltiples modos. Para hablar de esto volveré a utilizar la analogía que propuso Jesús, la que compara a Dios con un padre (o madre) de familia.Un buen padre de familia ayuda a su hijo de varias maneras diferentes:-con el don de la vida y las capacidades que le transmitió al concebirlo dándole el ser,-con la educación, la formación y el ejemplo que le dio,-con sus encargos y consejos concretos y ocasionales, que indican al hijo cuándo y en qué puede ser útil a la familia,-y también con algún apoyo específico para enseñarle y facilitarle realizar su tarea, sin que eso signifique coartar o ahogar las habilidades, las iniciativas y las aportaciones del hijo.

Sabemos que sería absurdo exigir que toda la ayuda del padre se redujera a las capacidades que transmite por la vía genética, dejando al hijo solo con sus dones innatos, para que actúe “por sí mismo”. Frente a las vicisitudes de la vida, y dada la posibilidad de que el hijo no sepa administrarlas correctamente, esas capacidades pueden resultar insuficientes. Entonces el padre –sabiéndolo y previéndolo de antemano- añadirá la educación, el ejemplo, el consejo, el apoyo, cuando y como sea conveniente, sin forzar al hijo. Esto lo aceptamos como racional y lógico, excepto quizá cuando hayamos tenido la traumática experiencia de un padre maltratador e injusto.

Es verdad que Dios –en su bondad infinita y su omnisciencia- ha querido desde el principio otorgarnos la gracia suficiente para que alcancemos la Plenitud. Pero no tiene por qué haberlo hecho de una manera única, “por la vía genética solamente”. Igual que ese buen padre de familia, seguro que ha previsto dialogar con sus hijos para ayudarlos en las contingencias concretas de su vida… y de su muerte.Aceptémoslo, pues ha venido a estar con nosotros, se ha hecho Dios-con-nosotros, para que se manifiesten en nosotros las obras de su gracia.

-09-

El capítulo 7 del libro de Roger Lenaers “Otro Cristianismo es posible” termina con una inquietante pregunta.

La teonomía de Lenaers ha buscado basarse en la Sagrada Escritura y en la tradición para su imagen de Dios; no ha pretendido “abandonar el Dios de la Biblia por el de los filósofos”, sino mantenerse fiel al mensaje cristiano. Afirma Lenaers que: “El mensaje cristiano se edifica sobre las experiencias de Israel y principalmente de Jesús de Nazaret”, y “la imagen teónoma de Dios permanece arraigada en la tradición que comienza en Jesús”.

Sobre esta firme base, “la teonomía confiesa que lo esencial de la evolución que hace brotar todas las cosas es el amor que nos dice tú a nosotros, y que éste es el ardor del

Page 25: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

que vivimos” y ha llegado a afirmar que “desde el comienzo, Dios ha tenido en vista a los seres humanos y quiere su perfección y los atrae, mucho antes de que ellos vengan hacia él, y que él es el Dios de su salvación”.

Pero si “salvación significa el cumplimiento de las necesidades humanas más profundas”, entonces: “¿Cómo puede Dios ser el amor, cómo puede amar sin límites a la humanidad y querer su perfección, si ve el sufrimiento que desgarra a la humanidad, sin que parezca hacer nada por prevenirlo o sanarlo? Por mucho que la mayor parte de todo eso corra por cuenta de la mala voluntad humana y de sus fallos y errores evitables, sin embargo, ¿qué pasa con la marea de dolor del que no se puede culpar al ser humano, como las catástrofes naturales y todo tipo de enfermedades? ¿Y con la muerte? ¿Y con lo que más agita el entendimiento: la pregunta de dónde viene la mala voluntad y todo el mal en el cosmos, si todo es la revelación de un amor y una bondad perfecta?”

Esta inquietante pregunta nos devuelve a examinar “lo que se nos anuncia en la Sagrada Escritura y la tradición como la buena nueva sobre Dios”, porque parece que algo muy importante “nos estaría faltando”.

En efecto, esa pregunta se plantea y busca responderse en la Sagrada Escritura desde sus comienzos. El relato mítico del Génesis sobre el ‘pecado original’ es un intento de explicación del origen del mal. Se remonta a una situación primigenia imaginaria en la que no hay mal de ninguna clase. Explica la aparición del mal físico por la previa aparición del mal moral, culpando así al ser humano del origen del mal físico, y disculpando a Dios.

Pero hoy, en la modernidad, eso ya no puede parecernos lógico, porque sabemos que el mal físico, en particular la degradación y la muerte de los individuos vivos, incluidos los individuos humanos, proviene de la naturaleza de las cosas finitas, de la precariedad global del universo que está sometido al proceso evolutivo, creador. La participación del ser humano en esa precariedad universal, como parte que es del universo, explica su mal físico –en especial su muerte- al margen de su condición moral personal o social.Entonces, ya no nos sirve la respuesta que se da en el Génesis. Creo que por eso dice Lenaers que “tampoco la tiene [la respuesta para esta pregunta] la heteronomía”.

Y sin embargo admite Lenaers que “la teonomía no tiene una respuesta” tampoco.

Pero si la cuestión tiene que ver con la precariedad universal de la que participa la humanidad en el proceso creativo, la conclusión a que ha llegado el cristianismo, completando “lo que se nos anuncia en la Sagrada Escritura y la tradición como la buena nueva sobre Dios”, es adecuada y válida:Que la salvación de Dios por/con/en Jesucristo viene a redimirnos de esa precariedad general original junto con nuestros pecados individuales; nos redime, a TODOS los individuos conscientes que queramos aceptarlo, tanto del mal físico universal como del mal moral personal y social. Con nuestra libre colaboración. Ya, aunque todavía no.

..........................................................................

Después de haberse superado acertadamente una explicación mítica ‘proto-lógica’ de la precariedad universal (el llamado “pecado original” en su forma bíblica tradicional),

Page 26: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

una corta visión ‘arti-lógica’ (presentista) prescinde lógicamente de la redención ‘escato-lógica’ cristiana (la re-suscitación de todas las víctimas de la historia el “último día” para triunfar al fin de toda precariedad o mal físico y moral por/con/en Jesucristo),

y rechaza la ‘fe pro-léptica’ cristiana en esa salvación (anticipo vivenciado gracias al Espíritu),

para abrazar un simplista ‘neo-pelagianismo’ basado en puros buenos deseos (“wishful thinking”), en vez de adherir a la experiencia espiritual histórica de revelación cristiana (que, no obstante haber sido gravemente deformada, no ha perdido vigencia).

Es lógico… pero lamentable.

----------

Lo que llamo “neopelagianismo” no es lo mismo que el “pelagianismo”, aunque se le parece. El pelagianismo histórico no tiene hoy sentido ni utilidad, en mi opinión, porque hoy no podemos ya aceptar las concepciones tradicionales acerca del “pecado original”. No hay una culpa en el origen del mal físico, sino la precariedad natural de un universo en proceso de evolución. El “neopelagianismo”, a mi juicio, consiste en pensar que ese proceso evolutivo incluye la salvación plena de las personas concretas de todos los tiempos, sin necesidad de redención.

Yo no creo que haya “herejías” que merezcan condenación. No soy dogmático. Admito que quien quiera piense de esa forma “neopelagiana”, aunque yo no pienso así. Yo, como cristiano que soy, no considero acertado este “neopelagianismo” porque rechaza la redención obrada por Dios por/con/en Jesucristo.

No me parece acertado el “neopelagianismo” porque, a mi juicio, se basa en un puro “buen deseo” (‘wishful thinking’) y desecha la revelación histórica de la salvación de Dios.Por un lado, estimo que ver la salvación plena entrañada en el proceso natural que conocemos, tal como lo conocemos, sin más, es una mera ilusión sin fundamento objetivo.Por otro lado, pienso que desechar el testimonio de revelación de la salvación, heredado de la experiencia de las primeras comunidades cristianas del siglo I, es un grave error, aunque este testimonio haya sido deformado en su transmisión hasta nosotros. Lo acertado es depurarlo y reformularlo, sin desechar su esencia sino restaurándola.

---------

[Comentario de Rodrigo:]“Estimado Gabriel[Dices:]’No hay una culpa en el origen del mal físico, sino la precariedad natural de un universo en proceso de evolución’Si me permites el sentido del humor, eres reo de pelagianismo de conformidad con el canon I del Concilio de Cartago (concilio dedicado precisamente a la doctrina de Pelagio).

Page 27: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

‘Quienquiera que dijere que el primer hombre, Adán, fué creado mortal, de suerte que tanto si pecaba como si no pecaba tenía que morir en el cuerpo, es decir, que saldría del cuerpo no por castigo del pecado, sino por necesidad de la naturaleza, sea anatema’Así que de pelagiano a pelagiano… Saludos”.

Efectivamente, estimado Rodrigo.Gracias al Espíritu Santo y a la Ciencia, el no-neopelagiano-de-hoy (yo mismo) es pelagiano-de-ayer en el sentido de no aceptar ya las concepciones tradicionales acerca del “pecado original”, pero sin que eso signifique no aceptar la “precariedad original” natural de las personas como miembros de un universo en evolución, motivo de la redención.Así es como debemos ir afinando, opino: avanzando en el “repensamiento hondo”, rechazando la “repetición de estereotipos tradicionales”, pero sin caer en la “disolución total” (según la afortunada expresión de Torres Queiruga).Saludos, de pelagiano no-neopelagiano a pelagiano ¿no-neopelagiano?

-10-

Pienso que el pecado, y la culpa, es un lujo de la conciencia, de la libertad humana. Puesto que tenemos voluntad propia, podemos sentirnos culpables de no hacer la voluntad de Dios. Y su voluntad es: “amaos unos a otros como yo os he amado”. Cuando actuamos en contra de esa voluntad, pecamos. Y si somos conscientes de nuestro pecado, somos culpables. Y si tenemos en cuenta su gran amor, nos arrepentimos. Pero es una “feliz culpa”, pues mereció tan grande redención. “Si tu corazón te condena, Dios es más grande que tu corazón”.

Una trampa para la conciencia es ignorar su culpa, negar su libertad, autojustificarse. Efectivamente, existen falsas culpas, escrupulosidades y responsabilidades producto de morales cerradas equivocadas. Pero no hay confusión posible en el Evangelio: la verdadera culpa consiste en la ofensa hecha a Dios al ofender a los demás. Sólo Dios es quien nos puede justificar –no nosotros mismos— si tenemos fe y le pedimos que perdone nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden, y pedimos perdón –reparando el daño en lo posible— a quienes hemos ofendido.

Pero el “pecado original” no es una culpa, sino nuestra participación, personal y consciente, de la precariedad del universo en proceso de evolución creadora. Sólo Dios nos puede redimir plenamente también de esta precariedad, mediante Jesucristo. Y este es su inmenso amor que nos ha puesto de modelo, para amarnos compasiva y solidariamente unos a otros.

----------

[De un comentario de Pepe B.:]“Mucho se ha hablado en este foro sobre el pecado original. Con frecuencia se interpreta como precariedad original del ser humano. (...)- Según el diccionario, “precario” significa: 1) De poca estabilidad o duración; 2) Que no posee los medios o recursos suficientes.

Page 28: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

- Por tanto, la supuesta precariedad del ser humano debe tener que ver o con la longitud de su vida o con su incompletitud.- ¿Es precaria la vida del hombre por su duración? Algunos pensarán que sí, pero esa respuesta no es tan obvia, sino relativa. El espacio del universo es inmenso en relación al tamaño de los humanos. Pero los humanos son inmensos en relación al tamaño de los neutrinos. Con los tiempos sucede algo parecido: la vida de un humano es una millonésima del tiempo del universo, pero 80 años de vida humana pueden considerarse el infinito en relación a los tiempos de los procesos subatómicos. Si pudiéramos hablar con un neutrino y nos quejáramos ante él de nuestra vida fugaz, nos llamaría soberbios y estúpidos.- ¿Es precaria la vida del hombre por su incompletitud, porque le falta algo? La respuesta a esta pregunta exige, probablemente, una declaración de principios.La respuesta positiva, el hombre es un ser precario, remite al idealismo, a la creencia que postula la existencia ideal de un hombre completo, perfecto, un modelo ideal que unos situarán al comienzo de los tiempos y otros al final de ellos.La respuesta negativa, a la que me adhiero, postula la no precariedad del hombre: el ser humano es un ser completo que posee todos los medios y recursos que precisa para desarrollar su humanidad. Pues si imagináramos que puede ser dotado de más medios y recursos, entonces ese ser humano ya no sería tal, sería otra cosa distinta, dejaría de ser un ser humano. Sería como manipular genéticamente una paloma para que pudiera bucear: dejaría de ser una paloma.”

Si supiéramos que una paloma desea intensamente poder llegar a bucear, es posible que modificáramos nuestra concepción de lo que significa “ser paloma”.

Y si además estamos seguros de que una paloma no podrá nunca llegar a bucear por su naturaleza o circunstancia vital, a pesar de desearlo tan intensamente, entonces consideraríamos que “ser paloma” es algo bastante precario.

Quizá le diríamos entonces, para eliminar esa precariedad absurda:¡Tú no eres una paloma, porque no aceptas tu naturaleza de paloma!¡Una paloma no debe soñar bucear!¡Una paloma no puede pensar en ir más allá de su naturaleza prefijada!¡Eso es cosa de seres humanos!

--------

Como sabemos que un ser humano desea intensamente poder llegar a ser feliz eternamente, debemos aceptarlo en nuestra concepción de lo que significa “ser humano”.

Y si además estamos seguros de que un humano no podrá nunca llegar a ser feliz eternamente por su propia naturaleza o circunstancia vital, a pesar de desearlo tan intensamente, entonces consideraremos que un ser humano es algo bastante precario.

Quizá nos diremos entonces, para eliminar esa precariedad absurda: ¡No es humano quien no acepta su naturaleza humana! ¡Un ser humano no debe soñar ser feliz eternamente! ¡Un ser humano no puede pensar en ir más allá de su naturaleza prefijada! ¡Eso es cosa de dioses!

Page 29: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

U optaremos por negar alegremente esa precariedad, suponiendo que un humano SÍ puede llegar a ser feliz eternamente por su propia naturaleza y circunstancia vital, según estaría contemplado de alguna manera (?) en el proceso evolutivo creador, sin necesidad de redención.

Hay, según Sartre, un proyecto básico que pertenece a la estructura misma del para-sí. El para sí es, según queda dicho, un huir del pasado hacia el futuro, un huir de sí mismo como algo ya hecho, yendo hacia sus posibilidades, hacia el ser que será. Es, pues, un huir del ser al ser. Pero el ser que el para-sí busca y por el que se afana, no es simplemente el en-sí, carente de conciencia. Puesto que el para-sí trata de conservarse. En fin, el hombre aspira al proyecto ideal de llegar a ser el en-sí-para-sí, ser y conciencia en uno. Y este ideal coincide con el concepto de Dios, ser consciente autofundado. Podemos, pues, decir que “ser hombre es tender a ser Dios; o, si se prefiere, el hombre es fundamentalmente deseo de ser Dios”. “Así mi libertad es la elección de ser Dios, y todos mis actos, todos mis proyectos, traducen esta elección y la reflejan de mil y un modos, pues hay una infinidad de maneras de ser y de tener”. Desafortunadamente, la idea de Dios es contradictoria. Porque la conciencia es precisamente la negación del ser. De ahí que Sartre saque la conclusión tan pesimista de que “el hombre es una pasión inútil”. El para-sí aspira a la divinidad; pero recae inevitablemente en la opacidad del en-sí. Su huida acaba, no en la realización de su proyecto básico, sino en la muerte.(Sobre Sartre - Historia de la Filosofía de Coplestonhttp://galetel.webcindario.com/id53.htm )

-11-

En mi opinión, el “pecado original” es una manera mítica y metafórica de referirse a la “precariedad física y moral” de la que participamos todos, a la que estamos inevitablemente sometidos como seres humanos en el proceso cósmico.

Creo que, según la fe recibida en herencia reflejada en el NT, Jesús vivió y murió para hacer posible nuestro triunfo definitivo sobre esa precariedad original universal. No obstante que haya muerto concretamente, y consecuentemente, por enfrentarse a los poderosos de su tiempo. No es lo mismo el “por-qué-lo-mataron” que el “para-qué-murió”. Una cosa no excluye a la otra.

Ese “para-qué” NO ha sido sólo para darnos ejemplo de rebelión contra los poderosos, como han hecho otros muchos héroes y heroínas de la historia. Si así fuese, confiaríamos en Jesús sólo para inspirarnos ejemplarmente en nuestras luchas de “esta vida”, y seríamos entonces “los más desgraciados [ilusos y equivocados] de los hombres”.

----------

‘Ninguna acción de Dios es necesaria para conducir la creación a su plenitud; la autonomía del mundo y del ser humano es autosuficiente.’

Page 30: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

He aquí el “axioma neopelagiano” en que se quiere basar un “nuevo paradigma” que equivale a la “disolución total” de la fe cristiana en la acción redentora de Dios por/con/en Jesucristo.

Pero yo, por mi fe cristiana, creo que la acción de Dios por/con/en Jesucristo es posible y necesaria.

Existe, y es perfectamente conciliable con la autonomía del mundo y del ser humano (“axioma teónomo”).

Y corresponde al auténtico mensaje del Jesús histórico y al pensamiento de los grandes teólogos cristianos, incluídos los más modernos y progresistas.

----------

Jesús no fue primordialmente un maestro de moral, sino un profeta escatológico.El mensaje de salvación de Jesús no es un mensaje moral, sino un mensaje escatológico: la acción redentora de Dios por/con/en él, en solidaridad con todas las víctimas de la historia, para salvarlas de la precariedad original universal.Creo esto sin darle ningún significado expiatorio ni propiciatorio, sólo solidario.

La fe cristiana es en este mensaje escatológico, y la praxis cristiana es su repercusión moral. Es muy comprensible que, ante el escándalo de la deficiente y escasa repercusión moral que ha tenido y tiene el mensaje escatológico de Jesús, se tienda ahora a poner esa necesaria consecuencia moral en el lugar primordial, y a desestimar lo escatológico. Pero para enfatizar la necesidad de consecuencia moral, no es necesario, sino absolutamente injusto y contraproducente, alterar el sentido del mensaje cristiano. Negar la posibilidad y la necesidad de la acción histórica de Dios por/con/en Jesucristo, es promover la disolución total de la fe cristiana, desde luego.

------------

¡Claro que “no es cosa nuestra, sino de Dios”!¡¡Nuestro cristianismo NO trata sólo de lo que nosotros hacemos o podemos hacer, sino de lo que DIOS hace por nosotros y nos invita a hacer con Él!!

Creo que Jesús vivió/murió/resucitó en representación plena de Dios precisamente para hacer posible la rehabilitación de todas las víctimas de la historia, y la eliminación final de toda la precariedad física y moral del mundo.Este significado lo hemos recibido como herencia de los primeros cristianos, quienes llegaron a comprenderlo así en su experiencia pascual: La muerte/resuscitación de Jesús ha sido “por nosotros”, para hacer posible la re-suscitación y la salvación final definitiva de TODOS nosotros.

Es de lo que se trata en la cita que puso Javier (extrayéndola del enlace que yo sugerí):“Pannenberg sostiene que es a partir del Espíritu de Dios que el mundo cristiano espera el cumplimiento escatológico de los creyentes, que consistirá en el cambio de nuestra vida mortal para un nueva vida de la resurrección de los muertos (Ro. 8.11);y la espera por parte de la creación de la manifestación de los hijos de Dios (v. 19)

Page 31: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

sugiere que su propia corruptibilidad será conquistada por el poder de la vida creadora del Espíritu como el mundo es transformado en una nueva creación de los cielos nuevos y la tierra nueva, tal como la primera creación fue creada por el poder del Espíritu”

Nuestro impulso humanista, producto de la recta conciencia humana antes que de la fe, puede y debe llevarnos a esforzarnos por construir “en un tiempo prudente, aquella comunidad humana liberada con la que Dios sueña: una sociedad verdaderamente humana, justa, amorosa, feliz” hasta donde nos sea humanamente posible.La fe cristiana colabora a eso siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesús, pero lo complementa con la esperanza imprescindible de una rehabilitación universal, creyendo firmemente que Dios se ha hecho víctima en Jesucristo para re-suscitar a todas las víctimas de la historia, haciéndose solidario Él de su sufrimiento y muerte, para hacerlas solidarias a ellas de su gloriosa resurrección.

El significado de Jesús NO debe reducirse a ser sólo un ejemplo (entre otros) para lo primero, ¡negando lo segundo!

----------

Teniendo en cuenta que TODOS somos víctimas en algún grado, y que NADIE tiene una vida del todo satisfactoria, puesto que aún la vida más feliz se trunca por la enfermedad y la muerte,

y que CUALQUIERA que se detenga a pensarlo sabe que no puede esperar para sí y los suyos una vida perfectamente plena en algún futuro previsible que pueda servirle,

el problema de la rehabilitación de las víctimas del pasado (que es a fin de cuentas el de la rehabilitación de TODOS, una vez que lleguemos, próxima e inevitablemente, a formar parte del pasado), es y ha sido siempre de interés primordial.

Verlo de otro modo es sólo una ilusión. La que yo llamaría “la ilusión presentista”.

En cita de Javier:“El error de los marxistas se encuentra, más bien, en LA ILUSIÓN DE QUE LA SOCIEDAD VERDADERAMENTE HUMANA PUEDA SER REALIZADA DEFINITIVAMENTE POR LOS HOMBRES y, ciertamente en un proceso histórico relativamente corto”.

Debemos tener ilusión, claro, pero de otra manera: en el sentido de esperanza basada en la fe en que Dios, en su benevolencia, nos ha hecho partícipes de su obra como co-creadores y co-redentores.

---------

La “ilusión presentista” corresponde teológicamente a lo que he llamado “neopelagianismo”.La ‘ilusión cristiana’, en el sentido de ‘esperanza basada en la fe en Jesucristo’, es muy otra cosa.

Page 32: 02. El Pecado Original - Comentarios de Teología Emergentista

El cristianismo influye –o debiera influir— por su moral basada en el “mandamiento nuevo” de Jesucristo: “amaos unos a otros como yo os he amado”. ¡Qué duda cabe de que sería enormemente más justa nuestra sociedad si este “mandamiento” se practicara universalmente! Podríamos pensar, con razón, que aquí está la clave de todo. Esto nos lo dice la teología cristiana; y creo que lo dice cualquiera sea su modelo, protológico, presentista o escatológico. Quizá resulte más evidente en la orientación presentista, que al enfatizar lo presente parece urgir en mayor medida a la práctica social del amor cristiano. Incluso esta orientación presentista puede llegar a coincidir casi totalmente con la ética humanista, que es el impulso fundamental del esfuerzo social humano. Y es posible que las otras orientaciones, de tanto pensar en el pasado o en el futuro, pierdan de vista los problemas actuales urgentes, y se dediquen más al “sábado” que al hombre. Lo comprendo muy bien. Pero no tiene por qué ser necesariamente así.

La teología escatológica puede, y debe, recordar la dignidad infinita, la vocación eterna de cada persona. Puede, y debe, destacar la forma en que nos ha amado Dios, y lo que nos ha ofrecido, como esperanza que nos anime a triunfar sobre las dificultades y nos impulse a aplicar todos nuestros esfuerzos; pues lo escatológico no es independiente, en modo alguno, de nuestra labor presente. Y no cabe duda de que esta esperanza cristiana escatológica, bien conducida y proyectada sobre la “realidad espaciotemporal (política, económica, religiosa)”, es el motor que da, y ha dado, tanta fuerza a nuestra fe.