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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’O S S E RVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Año XLVII, número 11 (2.406) Ciudad del Vaticano 13 de marzo de 2015 El Ángelus del 8 de marzo en la plaza de San Pedro y la visita pastoral a la parroquia romana de Tor Bella Monaca Sin mujeres un mundo estéril La razón de ser de la Iglesia Una comunidad de la periferia entrevista al Papa El punto de vista de Magallanes PÁGINA 2 Coloquio con el obispo Carrasco de Paula Más ancianos, más preciados PÁGINA 3 El Pontífice en la parroquia romana de Todos los Santos Liturgia y vida A los cincuenta años de la pri- mera misa celebrada por el Papa Pablo VI en italiano, según las re- novadas normas litúrgicas esta- blecidas por el Vaticano II, el Santo Padre Francisco quiso visi- tar, el sábado 7 de marzo, por la tarde, la parroquia de Todos los Santos para conmemorar el ani- versario. PÁGINA 5 A la Academia para la vida Enfermos de abandono PÁGINA 3 GIOVANNI MARIA VIAN Mientras inicia el tercer año de pontificado de Francisco no dismi- nuye el interés mediático hacia el Papa, es más, se multiplican desde diversas partes las intervenciones, a menudo interesantes, con la inten- ción de comprender su figura, po- pularísima incluso más allá de los confines visibles del catolicismo. El Papa mismo indicó en más de una ocasión cuál es su preocupación principal, o sea la necesidad de tes- timoniar y anunciar el Evangelio, motivo conductor permanente en la Iglesia de Cristo, incluso llevan- do la marca de las imperfecciones inevitables de toda dinámica hu- mana. Hace precisamente dos años, en las reuniones preparatorias del cón- clave quien presentaba con claridad la cuestión era el mismo arzobispo de Buenos Aires, en una interven- ción breve que, una vez elegido Pa- pa, entregó al cardenal Ortega y Alamino y fue inmediatamente di- vulgada. «Es la razón de ser de la Iglesia» dijo Bergoglio acerca de la evangelización, añadiendo una de- finición de Pablo VI —«la dulce y confortadora alegría de evangeli- zar»— que significativamente reto- mó en el título (Evangelii gaudium) del documento programático del pontificado. La misión, por lo tanto, es la clave que permite comprender la intención del Papa, coherente con una historia larguísima. Desde los orígenes de la predicación cristiana, que se movió al inicio por la senda del vivaz proselitismo judío, hasta la expansión misionera moderna y la simultánea dramática toma de conciencia de una difundida des- cristianización incluso en el cora- zón de Europa. Y, así, mientras el alcance del ca- tolicismo llega a ser mundial, des- de la mitad del siglo XIX se abre camino con dificultad la aspiración a una renovación de la presencia de la Iglesia en el mundo; hasta la víspera del Concilio, cuando el cristianismo «parecía perder cada vez más su fuerza eficaz», como es- cribió Benedicto XVI. Por ello el arzobispo Montini quiso en 1957, en Milán, una mi- sión dirigida en especial a los «her- manos alejados», desde el comien- zo se adhirió al Vaticano II y lue- go, como Papa, guió su desarrollo, las conclusiones y la primera apli- cación. «La Iglesia —decía hace dos años el cardenal Bergoglio— está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no sólo geo- gráficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, de la injusti- cia, las de la ignorancia y prescin- dencia religiosa, las del pensamien- to, las de toda miseria». Para la Iglesia el peligro mortal y cada vez más frecuente, advertía Bergoglio: es el de la autorreferen- cialidad, es decir, de mirarse a sí misma y no a Cristo, que es el úni- co verdadero centro, como no se cansa de repetir el Papa Francisco. Bajo esta luz es posible compren- der su pontificado, verdaderamente planetario, y su obra diaria de re- novación, que es el deber de quien- quiera ser fiel a la Palabra del úni- co Señor. Angela Dalmau de Grau «Mujer hacendosa» (1922) Un mundo que margina a las muje- res es «un mundo estéril». Porque «las mujeres no sólo traen la vida, sino que nos transmiten la capacidad de ver más allá» y «de comprender el mundo con ojos diversos, de sen- tir las cosas con corazón más creati- vo, más paciente, más tierno». Lo dijo el Papa Francisco en el Ángelus del 8 de marzo, al expresar su agradecimiento a «todas las mu- jeres que cada día tratan de cons- truir una sociedad más humana y acogedora» y reafirmar «la impor- tancia y la necesidad de su presencia en la vida». A los fieles reunidos en la plaza de San Pedro el Pontífice renovó su «gracias fraterno» en es- pecial a las mujeres «que de mil mo- dos testimonian el Evangelio y tra- bajan en la Iglesia». Y recordó igualmente que el tiempo cuaresmal es un período propicio para dejar que Jesús haga «limpieza» en el co- razón de cada uno a través del «láti- go» de su misericordia. Una invitación que repitió tam- bién durante la tarde transcurrida en la parroquia romana de Santa María Madre del Redentor en Tor Bella Monaca, donde celebró la misa y se reunió con la comunidad, denun- ciando «la injusticia de la desocupa- ción o de la discriminación» y lan- zando una severa advertencia contra «los mafiosos» que «explotan a la gente pobre». PÁGINAS 8 Y 9

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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00

L’O S S E RVATOR E ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Año XLVII, número 11 (2.406) Ciudad del Vaticano 13 de marzo de 2015

El Ángelus del 8 de marzo en la plaza de San Pedro y la visita pastoral a la parroquia romana de Tor Bella Monaca

Sin mujeres un mundo estérilLa razón de ser de la Iglesia

Una comunidad de la periferiaentrevista al Papa

El punto de vistade Magallanes

PÁGINA 2

Coloquio con el obispoCarrasco de Paula

Más ancianos,más preciados

PÁGINA 3

El Pontífice en la parroquia romana de Todos los Santos

Liturgia y vidaA los cincuenta años de la pri-mera misa celebrada por el PapaPablo VI en italiano, según las re-novadas normas litúrgicas esta-blecidas por el Vaticano II, elSanto Padre Francisco quiso visi-tar, el sábado 7 de marzo, por latarde, la parroquia de Todos losSantos para conmemorar el ani-versario.

PÁGINA 5

A la Academia para la vida

Enfermosde abandono

PÁGINA 3

GI O VA N N I MARIA VIAN

Mientras inicia el tercer año depontificado de Francisco no dismi-nuye el interés mediático hacia elPapa, es más, se multiplican desdediversas partes las intervenciones, amenudo interesantes, con la inten-ción de comprender su figura, po-pularísima incluso más allá de losconfines visibles del catolicismo. ElPapa mismo indicó en más de unaocasión cuál es su preocupaciónprincipal, o sea la necesidad de tes-timoniar y anunciar el Evangelio,motivo conductor permanente enla Iglesia de Cristo, incluso llevan-do la marca de las imperfeccionesinevitables de toda dinámica hu-mana.

Hace precisamente dos años, enlas reuniones preparatorias del cón-clave quien presentaba con claridad

la cuestión era el mismo arzobispode Buenos Aires, en una interven-ción breve que, una vez elegido Pa-pa, entregó al cardenal Ortega yAlamino y fue inmediatamente di-vulgada. «Es la razón de ser de laIglesia» dijo Bergoglio acerca de laevangelización, añadiendo una de-finición de Pablo VI —«la dulce yconfortadora alegría de evangeli-zar»— que significativamente reto-mó en el título (Evangelii gaudium)del documento programático delp ontificado.

La misión, por lo tanto, es laclave que permite comprender laintención del Papa, coherente conuna historia larguísima. Desde losorígenes de la predicación cristiana,que se movió al inicio por la sendadel vivaz proselitismo judío, hastala expansión misionera moderna yla simultánea dramática toma deconciencia de una difundida des-cristianización incluso en el cora-zón de Europa.

Y, así, mientras el alcance del ca-tolicismo llega a ser mundial, des-de la mitad del siglo XIX se abrecamino con dificultad la aspiracióna una renovación de la presenciade la Iglesia en el mundo; hasta lavíspera del Concilio, cuando elcristianismo «parecía perder cadavez más su fuerza eficaz», como es-cribió Benedicto XVI.

Por ello el arzobispo Montiniquiso en 1957, en Milán, una mi-sión dirigida en especial a los «her-manos alejados», desde el comien-zo se adhirió al Vaticano II y lue-go, como Papa, guió su desarrollo,las conclusiones y la primera apli-cación. «La Iglesia —decía hacedos años el cardenal Bergoglio—está llamada a salir de sí misma eir hacia las periferias, no sólo geo-gráficas, sino también las periferiasexistenciales: las del misterio delpecado, las del dolor, de la injusti-cia, las de la ignorancia y prescin-dencia religiosa, las del pensamien-to, las de toda miseria».

Para la Iglesia el peligro mortaly cada vez más frecuente, advertíaBergoglio: es el de la autorreferen-cialidad, es decir, de mirarse a símisma y no a Cristo, que es el úni-co verdadero centro, como no secansa de repetir el Papa Francisco.Bajo esta luz es posible compren-der su pontificado, verdaderamenteplanetario, y su obra diaria de re-novación, que es el deber de quien-quiera ser fiel a la Palabra del úni-co Señor.

Angela Dalmau de Grau «Mujer hacendosa» (1922)

Un mundo que margina a las muje-res es «un mundo estéril». Porque«las mujeres no sólo traen la vida,sino que nos transmiten la capacidadde ver más allá» y «de comprenderel mundo con ojos diversos, de sen-tir las cosas con corazón más creati-vo, más paciente, más tierno».

Lo dijo el Papa Francisco en elÁngelus del 8 de marzo, al expresarsu agradecimiento a «todas las mu-jeres que cada día tratan de cons-truir una sociedad más humana yacogedora» y reafirmar «la impor-tancia y la necesidad de su presenciaen la vida». A los fieles reunidos enla plaza de San Pedro el Pontíficerenovó su «gracias fraterno» en es-pecial a las mujeres «que de mil mo-dos testimonian el Evangelio y tra-bajan en la Iglesia». Y recordóigualmente que el tiempo cuaresmales un período propicio para dejarque Jesús haga «limpieza» en el co-razón de cada uno a través del «láti-go» de su misericordia.

Una invitación que repitió tam-bién durante la tarde transcurrida enla parroquia romana de Santa MaríaMadre del Redentor en Tor BellaMonaca, donde celebró la misa y sereunió con la comunidad, denun-ciando «la injusticia de la desocupa-ción o de la discriminación» y lan-zando una severa advertencia contra«los mafiosos» que «explotan a lagente pobre».

PÁGINAS 8 Y 9

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L’OSSERVATORE ROMANOEDICIÓN SEMANAL

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página 2 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de marzo de 2015, número 11

Una parroquia de la periferia entrevista al Papa

El punto de vistade Magallanes

JOSÉ MARÍA DI PAOLA

Usted habla mucho de periferia. Esuna palabra que usa muchas veces.¿En qué piensa cuando habla de peri-ferias? ¿En nosotros, en la gente de lavilla?

Cuando hablo de periferia hablode límites. Normalmente nosotrosnos movemos en espacios que de al-guna manera controlamos. Ése es elcentro. Pero a medida que vamos sa-liendo del centro vamos descubrien-do más cosas. Y cuando miramos elcentro desde esas nuevas cosas quedescubrimos, desde nuestras nuevasposiciones, desde esa periferia, ve-mos que la realidad es distinta. Unacosa es ver la realidad desde el cen-tro y otra cosa es verla desde el últi-mo lugar a donde vos llegaste. Unejemplo. Europa, vista desde Madriden el siglo XVI era una cosa, perocuando Magallanes llega al fin delcontinente americano y mira Europa,desde ahí entiende otra cosa. La rea-lidad se ve mejor desde la periferiaque desde el centro. También la rea-lidad de una persona, de las perife-rias existenciales e incluso la reali-

¿Quién tiene que defendernos? ¿Y noso-tros, cómo podemos defendernos?

Es verdad, avanza y no se detiene.Hay países que ya son esclavos de ladroga y nos preocupa. Lo que másme preocupa es el triunfalismo delos traficantes. Esta gente ya cantavictoria, han vencido, han triunfado.

ha llegado lo más importante queun padre y una madre les puedendar: la fe.

Usted cree que siempre existe la posibi-lidad de un cambio, tanto en situacio-nes difíciles de personas que han sidomuy probadas por la vida, como en si-tuaciones sociales o internacionales queson causa de grandes sufrimientos parala población. ¿De dónde saca ese opti-mismo, incluso cuando habría que de-s e s p e ra rs e ?

Toda persona puede cambiar, in-cluso las muy probadas. Yo conozcogente que estaba tirada en la exis-tencia de su vida, y hoy día se hancasado, tienen su hogar. Esto no esoptimismo, esto es certeza en doscosas. Primero, en el hombre, en lapersona. La persona es imagen deDios, y Dios no desprecia su ima-gen, siempre la rescata de algunamanera. Y segundo en la fuerza delmismo Espíritu Santo, que va cam-biando la conciencia. No es optimis-mo, es fe en la persona, porque eshija de Dios. Dios no abandona asus hijos. Me gusta repetir la fraseque nosotros, los hijos de Dios, me-temos la pata a cada rato, nos equi-vocamos, pecamos, pero cuando pe-dimos perdón, Él siempre nos per-dona. No se cansa de perdonar. So-mos nosotros que, cuando nos cree-mos importantes, nos cansamos depedir perdón.

¿Cómo se puede llegar a estar seguros yser constantes en la fe? Quiero decir:uno vive altos y bajos, en algunos mo-mentos es consciente de la presencia deDios, de que Dios es un compañero decamino, pero en otros, uno se olvida deeso y se porta como de Dios no existie-ra. ¿Se puede alcanzar una estabilidaden un tema como el de la fe?

Sí, hay altos y bajos. En algunosmomentos somos conscientes de la

presencia de Dios, otras veces nosolvidamos de eso. La Biblia dice: lavida del hombre, de la persona so-bre la tierra es una milicia. Es decirque tenés que estar en paz y luchan-do. Preparado para no desfallecer,no bajar la guardia, y, por otro lado,gozando de todas las cosas hermosasque te da Dios en la vida. Es decir,hay que estar alerta. No ser derrotis-ta, no ser pesimista.

¿Cómo ser constante en la fe? Sino te negás a sentirla, la vas a sentirmuy cerca, la vas a encontrar en tucorazón. Otro día puede ser que nosientas nada. Y sin embargo la feestá, ¿no? Es necesario acostumbrar-se a que la fe no es un sentimiento.A veces el Señor nos da la gracia desentirla, pero la fe es algo más. La fees mi relación con Jesucristo, yo creoque Él me salvó. Ése es el punto jus-to de la fe. Andá buscando vos losmomentos de tu vida en los que teencontrabas mal, donde andabasperdido, donde no la pegabas, y ob-servá cómo Cristo te salvó. Abrazatea eso, ésa es la raíz de tu fe. Cuandote olvidás, cuando no sentís nada,abrazate a eso, porque ésa es la basede tu fe. Y siempre con el Evangelioen la mano. Llevate un Evangeliochiquito en el bolsillo. Tenelo en tucasa. Esta es la Palabra de Dios. Ahíse alimenta la fe. Después de todo lafe es un regalo, no es una actitudpsicológica. Y si te hacen un regalotenés que recibirlo ¿no? Recibí, en-tonces, el regalo del Evangelio y leé-lo. Leélo y escuchá la Palabra deD ios.

Su vida ha sido intensa, rica. Nosotrostambién queremos vivir una vida ple-na, intensa. ¿Cómo se hace para no vi-vir inútilmente? ¿Y cómo puede saberuno que no vive inútilmente?

Bueno, yo viví mucho inútilmente,¿eh? No fue tan intensa y tan rica.Yo soy un pecador como cualquiera.Pasa que, simplemente, el Señor mehace hacer cosas que se ven, perocuántas veces hay gente que no seve, ¡y el bien que hacen! La intensi-dad no es directamente proporcionala lo que la gente ve. La intensidadse vive por dentro. Y se vive alimen-tando la misma fe. ¿Cómo? Hacien-do obras de fecundidad, obras deamor para el bien de la gente. Qui-zás el peor pecado contra el amorsea renegar de una persona. Hayuna persona que te ama, y vos rene-gás de ella haciendo como que no laconocés. Te está amando y vos rene-gás de ella. El que más nos ama esDios. Renegar de Dios es uno de lospeores pecados que hay. San Pedrocometió ese pecado, renegó de Jesu-

Edición de 1570 del planisferiode Vopel impresopor Bernard van den Putte

De La Cárcova a Santa MartaLa revista de una villa miseria argentinaentrevista al Papa, y él responde. Se trata de laVilla La Cárcova, en la localidad de LeónSuárez, una aglomeración que surgió hacemedio siglo en torno a la última estación de laferrovía que llevaba al gran Buenos Aires. Enenero pasado, al término de una procesiónreligiosa con su séquito de fiesta popular, fuelanzada la propuesta de entrevistar al Papa para«La Cárcova News», una revista escrita por losjóvenes de la villa. Las preguntas recogidasentre la gente fueron entregadas directamente alPapa a través de José María Di Paola, mejorconocido como el padre Pepe, a quien recibió el7 de febrero pasado en Santa Marta. El PapaFrancisco respondió inmediatamente y «alpadre Pepe —explica Alver Metalli en su sitiow w w. t e r re d a m e r i c a . c o m — le fue suficienteencender una pequeña grabadora y la entrevistase realizó».

Y eso es una realidad.Hay países o zonasdonde todo está bajoel dominio de la dro-ga. Con respecto a Ar-gentina, puedo decirsólo esto: hace 25 añosera un lugar de pasode la droga, hoy endía se consume. Y notengo la certeza, perocreo que también sefabrica.

¿Qué es lo más impor-tante que debemos darlea nuestros hijos?

La pertenencia, lapertenencia a un ho-gar. La pertenencia seda con amor, con cari-ño, con tiempo, lle-vándolos de la mano,escuchándolos, jugan-do con ellos, dándoleslo que necesitan en ca-da momento para sucrecimiento. Sobre to-

dad del pensamiento. Vos podés te-ner un pensamiento muy armado,pero cuando te confrontás con al-guien que está fuera de ese pensa-miento de alguna manera tenés quebuscar las razones del tuyo, empezása discutir, te enriquecés desde la pe-riferia del pensamiento del otro.

Usted conoce nuestros problemas. Ladroga avanza y no se detiene, entra enlas villas y ataca a nuestros jóvenes.

do dándoles lugar para que se ex-presen. Si vos no jugás con tushijos, les estás privando de la dimen-sión de la gratuidad. Si vos no ledas lugar para que él diga lo quesiente y pueda incluso hasta discutircon vos, porque se siente libre, no loestás dejando crecer.

Pero lo más importante es la fe. Amí me duele mucho cuando encuen-tro chicos que no saben hacerse laseñal de la cruz. A esos chicos no les SIGUE EN LA PÁGINA 4

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número 11, viernes 13 de marzo de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

A la Academia pontificia para la vida el Santo Padre habla de asistencia a los ancianos y cuidados paliativos

Enfermos de abandono

Queridos hermanos y hermanas:Os saludo cordialmente con oca-

sión de vuestra asamblea general,llamada a reflexionar sobre el tema«Asistencia al anciano y cuidadospaliativos», y agradezco al presiden-te sus amables palabras. Me compla-ce saludar especialmente al cardenalSgreccia, que es un pionero… ¡gra-cias!

Los cuidados paliativos son expre-sión de la actitud propiamente hu-mana de cuidarse unos a otros, espe-cialmente a quien sufre. Testimonianque la persona humana es siemprevaliosa, aunque esté marcada por laancianidad y la enfermedad. Enefecto, la persona, en cualquier cir-cunstancia, es un bien para sí mismay para los demás, y es amada porDios. Por eso, cuando su vida sevuelve muy frágil y se acerca la con-clusión de su existencia terrena, sen-timos la responsabilidad de asistirlay acompañarla del mejor modo.

El mandamiento bíblico que nospide honrar a los padres, en sentidolato, nos recuerda que debemos hon-rar a todas las personas ancianas. Aeste mandamiento Dios asocia unadoble promesa: «Para que se prolon-guen tus días» (Ex 20, 12) y —laotra— «seas feliz» (Dt 5, 16). La fi-delidad al cuarto mandamiento nosólo asegura el don de la tierra, sinosobre todo la posibilidad de disfru-tar de ella. En efecto, la sabiduríaque nos lleva a reconocer el valor dela persona anciana y a honrarla, esla misma sabiduría que nos permiteapreciar los numerosos dones que re-cibimos diariamente de la mano pro-vidente del Padre y ser felices. Elprecepto nos revela la fundamentalrelación pedagógica entre padres ehijos, entre ancianos y jóvenes, conreferencia a la custodia y a la trans-misión de la enseñanza religiosa ysapiencial a las generaciones futuras.Respetar esta enseñanza y a quienesla transmiten es fuente de vida y deb endición.

Al contrario, la Biblia reserva unasevera advertencia a quienes descui-dan o maltratan a los padres (cf. Ex21, 17; Lv 20, 9). Este mismo juiciovale hoy cuando los padres, siendoancianos y menos útiles, permanecenmarginados hasta el abandono; y te-nemos muchos ejemplos.

La Palabra de Dios es siempre vi-va, y vemos bien cómo el manda-miento tiene apremiante actualidadpara la sociedad contemporánea, enla que la lógica de la utilidad preva-lece sobre la de la solidaridad y lagratuidad, incluso en el seno de lasfamilias. Por lo tanto, escuchemoscon corazón dócil la Palabra deDios que nos viene de los manda-mientos, los cuales, recordémoslosiempre, no son vínculos que apri-sionan, sino palabras de vida.

«Honrar» hoy también podría tra-ducirse como el deber de tener má-ximo respeto y cuidar a quien, porsu condición física o social, podríaser abandonado para morir o «dejar-lo morir». Toda la medicina tieneuna función especial dentro de la so-ciedad como testigo de la honra quese debe a la persona anciana y a to-do ser humano. Evidencia y eficien-cia no pueden ser los únicos criteriosque orienten la actuación de los mé-dicos, ni lo son las reglas de los sis-temas sanitarios y el beneficio eco-nómico. Un Estado no puede pensaren obtener beneficio con la medici-na. Al contrario, no hay deber másimportante para una sociedad que elde cuidar a la persona humana.

Vuestro trabajo durante estos díasexplora nuevas áreas de aplicaciónde los cuidados paliativos. Hastaahora han sido un valioso acompa-ñamiento para los enfermos oncoló-gicos, pero hoy las enfermedadesson muchas y variadas, a menudo

relacionadas con la ancianidad, ca-racterizada por un desmejoramientocrónico progresivo, y para las quepuede servir este tipo de asistencia.Ante todo, los ancianos tienen nece-sidad del cuidado de sus familiares,cuyo afecto ni siquiera las estructu-ras públicas más eficientes o losagentes sanitarios más competentes ycaritativos pueden sustituir. Cuandono son autosuficientes o tienen en-fermedades avanzadas o terminales,los ancianos pueden disponer deuna asistencia verdaderamente hu-mana y recibir respuestas adecuadasa sus exigencias gracias a los cuida-

dos paliativos ofrecidos como inte-gración y apoyo a la atención presta-da por sus familiares. Los cuidadospaliativos tienen el objetivo de ali-viar el sufrimiento en la fase final dela enfermedad y al mismo tiempogarantizar al paciente un adecuadoacompañamiento humano (cf. Cartaencíclica Evangelium vitae, 65). Setrata de un apoyo importante, sobretodo para los ancianos, que, a causade su edad, reciben cada vez menosatención de la medicina curativa y amenudo permanecen abandonados.El abandono es la «enfermedad»más grave del anciano, y también lainjusticia más grande que puede su-frir: quienes nos han ayudado a cre-cer no deben ser abandonados cuan-do tienen necesidad de nuestra ayu-da, nuestro amor y nuestra ternura.

Por lo tanto, aprecio vuestro com-promiso científico y cultural para ga-rantizar que los cuidados paliativospuedan llegar a todos los que los ne-cesitan. Animo a los profesionales ya los estudiantes a especializarse eneste tipo de asistencia, que no tienemenos valor por el hecho de que«no salva la vida». Los cuidados pa-liativos realizan algo igualmente im-portante: valoran a la persona. A to-dos los que, de diferentes modos, es-tán comprometidos en el campo delos cuidados paliativos, los exhorto aponer en práctica este compromiso,conservando íntegro el espíritu deservicio y recordando que el conoci-miento médico es verdaderamenteciencia, en su significado más noble,sólo si se considera un auxilio convistas al bien del hombre, un bienque jamás se alcanza «contra» su vi-da y su dignidad.

Esta capacidad de servicio a la vi-da y a la dignidad de la persona en-ferma, aunque sea anciana, mide elverdadero progreso de la medicina yde toda la sociedad. Repito la ex-hortación de Juan Pablo II: «¡Respe-ta, defiende, ama y sirve a la vida, atoda vida humana! ¡Sólo siguiendoeste camino encontrarás justicia, de-sarrollo, libertad verdadera, paz y fe-licidad!» (ibídem, n. 5).

Deseo que continuéis el estudio yla investigación, para que la obra depromoción y defensa de la vida seacada vez más eficaz y fecunda. Queos proteja la Virgen Madre, Madrede la vida, y os acompañe mi bendi-ción. Por favor, no os olvidéis de re-zar por mí. Gracias.

«Asistencia al anciano y cuidados paliativos» fue el tema de la asamblea gene ra lde la Academia pontificia para la vida que se celebró en el Vaticano del 5 al 7de marzo. El jueves 5, por la mañana, el Papa recibió en la sala Clementina alos participantes en el encuentro. Dirigiéndose a él, el presidente, el obispo IgnacioCarrasco de Paula, recordó, entre otras cosas, que en su trabajo la Academiaprocura conjugar «el rigor de los razonamientos con la misericordia y la tern u radel corazón». A los presentes, el Pontífice les recordó que «el abandono es laenfermedad más grave del anciano, y también la injusticia más grande que puedesufrir: quienes nos han ayudado a crecer no deben ser abandonados».

Coloquio con el obispo Carrasco de Paula

Más ancianos, más preciadosMARIO PONZI

Un millardo y medio de ancianosen 2025, más de dos mil millonesen 2050. Los números no dejandudas: la sociedad mundial enve-jece rápidamente. Y, sin embargo,como destacó el Papa Francisco,precisamente el miércoles 4 demarzo durante la audiencia gene-ral, no está, en absoluto, prepara-da para reconocer el papel y ladignidad de las personas ancia-nas; es más, tiende a consideralesun peso molesto para la comuni-dad, sobre todo si están enfermasy, por lo tanto, a «descartarlas».La Iglesia «no puede y no quiereconformarse con una mentalidadde intolerancia —destacó el PapaFr a n c i s c o — y mucho menos de in-diferencia y desprecio respecto ala vejez». Y haciendo eco de laspalabras de Benedicto XVI, aña-dió: «Donde no hay honor paralos ancianos, no hay futuro paralos jóvenes». Hemos hablado deello con el obispo Ignacio Carras-co de Paula, presidente de la Aca-demia pontificia para la vida, queprecisamente al tema «La asisten-cia a los ancianos y los cuidadospaliativos» dedicó el w o rk s h o p delviernes 6 de marzo en el ámbitode la plenaria que tuvo lugar del5 al 7 en el aula nueva del Síno-do.

El seminario de estudio no podía te-ner mejor viático que las palabras

pronunciadas el miércoles por elPontífice.

Fue una coincidencia, feliz ymuy significativa. Al Papa Fran-cisco, por lo demás, siempre le hapreocupado mucho la situaciónde los ancianos, desde que era ar-zobispo de Buenos Aires. Por suparte, la Academia pontificia estámuy atenta a los ancianos, a lacalidad de su vida y busca los ca-minos para estimular a la socie-dad hacia una plena asunción dela responsabilidad con respecto aellos, considerándoles, como efec-tivamente son, personas con ple-na dignidad, dotadas de una sabi-duría madurada a través de nu-merosas experiencias vividas.

Usted habla de calidad de vida.¿En qué consiste?

Evidentemente cuando se hablade calidad de vida no nos referi-mos a la cantidad de vida por vi-vir. Sería un error considerar losprogresos de la medicina en esteámbito sólo en cuanto factores deprolongación de la vida. Si acaso,se trata de una oportunidad paraaprovechar precisamente para vi-vir una vida de calidad, en cuantoque dé frutos. Así pues, a los an-cianos se les debe ofrecer las con-diciones para poder continuardando su preciosa aportación. Nopor casualidad el Papa Francisco

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El punto de vistade Magallanes

VIENE DE LA PÁGINA 2

cristo… ¡y lo hicieron Papa! ¿Enton-ces qué me queda para mí? Así queno… ¡Adelante!

¿Usted tiene cerca a personas que noestán de acuerdo con usted?

Sí, por supuesto.

¿Cómo se comporta con ellas?

A mí nunca me fue mal con escu-char a las personas. Cada vez quelas escucho, siempre me va bien. Lasveces que no las escuché me fuemal. Porque aunque no estés deacuerdo, siempre, siempre te van adar algo o te van a poner en una si-tuación en la cual vos tenés que re-pensar tus cosas. Y eso te enriquece.Es la manera de comportarse con losque no estamos de acuerdo. Ahora,si yo no estoy de acuerdo con aquely dejo de saludarlo, le cierro la puer-ta en la cara o no le dejo hablar, nole pregunto nada, es evidente queme anulo a mí mismo. Esta es la ri-queza del diálogo. Dialogando, es-cuchando, uno se enriquece.

La moda de hoy empuja a los jóveneshacia las relaciones virtuales. En la vi-lla también pasa eso. ¿Cómo se puedehacer para que salgan de su mundo defantasía y ayudarlos a vivir la reali-

dad y las relaciones verdaderas?

Yo distinguiría entre el mundo dela fantasía y las relaciones virtuales.A veces las relaciones virtuales noson de fantasía, son concretas, sonde cosas reales y muy concretas. Pe-ro evidentemente lo deseable es larelación no virtual, es decir la rela-ción física, afectiva, la relación en eltiempo y en el contacto con las per-sonas. Y creo que el peligro que no-sotros corremos ahora es el de teneruna capacidad de información muygrande, de poder movernos virtual-mente dentro de toda una serie de cosas que nos puede llevar a conver-tirnos en jóvenes-museo. Un joven-museo está muy bien informado,¿pero qué hace con todo lo que tie-ne? La manera de ser fecundo en lavida no pasa por acumular informa-ción o mantener solamente comuni-caciones virtuales sino por cambiarlo concreto de la existencia. En últi-ma instancia quiere decir amar.

Vos podés amar a otra persona,pero si no le estrechás la mano, nole das un abrazo, no es amor; si amás a alguien como para casarte, esdecir con el deseo de entregartecompletamente, y no le abrazás, nole das un beso, no es verdaderoamor. El amor virtual no existe.Existe la declaración de amor vir-tual, pero el verdadero amor preveeel contacto físico, concreto. Vayamos

a lo esencial de la vida. Y lo esenciales eso. Entonces, no jóvenes-museoque solamente estén informados delas cosas virtualmente, sino jóvenesque sientan y que con sus propiasmanos —acá está lo concreto— llevenadelante su vida. Me gusta hablar delos tres lenguajes: el lenguaje de lacabeza, el lenguaje del corazón y ellenguaje de las manos. Tiene quehaber armonía entre los tres. De talmanera que vos pienses lo que sentísy lo que hacés, sientas lo que pensásy lo que hacés, y hagas lo que sentísy lo que pensás. Eso es lo concreto.Quedarte solamente en el plano delo virtual es como vivir en una cabe-za sin cuerpo.

¿Hay algo que quiera sugerirle a losgobernantes argentinos en un año deelecciones?

Primero, una plataforma electoralclara. Que cada uno diga: nosotros,si somos gobierno, vamos a hacer«esto». Bien concreto. La platafor-ma electoral es muy sana, y ayuda ala gente a ver lo que piensa cadauno. En una de las elecciones de ha-ce muchos años, hubo una anécdotaimportante sobre lo que hicieronunos periodistas vivos. Más o menosa la misma hora se encontraron contres candidatos. No recuerdo si erancandidatos a diputados o a inten-dentes. Y le preguntaron a cadauno: ¿qué piensa usted sobre tal co-sa? Cada uno dió su propia respues-ta, y a uno de ellos un periodista ledijo: «pero lo que usted piensa noes lo mismo que lo que piensa elPartido que usted representa. Vea laplataforma electoral de su Parti-do…». A veces los mismos candida-tos no conocen la plataforma electo-ral. Un candidato tiene que presen-tarse a la sociedad con una platafor-ma electoral clara, bien estudiada,diciendo explícitamente: «Si yo sal-go elegido diputado, intendente, go-bernador, voy a hacer “esto”, porquepienso que “esto” es lo que hay quehacer».

Segundo, honestidad en la presen-tación de la propia postura. Y terce-ro —es una de las cosas que tenemosque lograr, ojalá la podamos lograr—una campaña electoral de tipo gra-tuito, no financiada. Porque en lasfinanciaciones de las campañas elec-torales entran muchos intereses quedespués «te pasan factura». Enton-ces, hay que ser independientes decualquiera que me pueda financiar

una campaña electoral. Es un ideal,evidentemente, porque siempre hacefalta dinero para los afiches, para latelevisión. Pero en todo caso que lafinanciación sea pública. De estemodo yo, ciudadano, sé que financioa este candidato con esta determina-da cantidad de dinero. Que sea todotransparente y limpio.

¿Cuándo viene a la Argentina?

En principio, en el ’16, pero toda-vía no hay nada seguro porque hayque armar con otros viajes, con otrospaíses.

Escuchamos por televisión noticias quenos duelen, que hay fanáticos que loquieren matar. ¿No tiene miedo? Y no-sotros que lo queremos, ¿qué podemoshacer?

Mirá, la vida está en manos deDios. Yo le dije al Señor: Vos cuida-me. Pero si tu voluntad es que yome muera o que me hagan algo, tepido un solo favor: que no me due-la. Porque yo soy muy cobarde parael dolor físico.

Más ancianos, más preciadosVIENE DE LA PÁGINA 3

El padre Pepe delante de la iglesia de la Villa 21

dijo que los ancianos no son aje-nos. Y no son tampoco un «optio-nal». Son personas que siguensiendo tales, con toda su dignidad,hasta el último instante de sus vi-das. Y nosotros, como Iglesia y co-mo sociedad, debemos ser capacesde acompañarles, de estar a su la-do, sobre todo en la fase final desu existencia.

¿Por qué ciertas políticas inspiradasen lo que el Papa Francisco llama«cultura del descarte» tienden aidentificar al anciano con el enfermo?

Esto nace esencialmente del he-cho que la sociedad no está prepa-rada para el aumento del númerode los ancianos. Al no saber cómoafrontar la cuestión, con frecuenciaidentifica al anciano con el enfer-mo. Ciertamente hay ancianos en-fermos, pero incluso antes de losancianos enfermos, sería necesariohablar de los ancianos que sufren.Muchos ancianos comienzan a su-frir mucho antes que, como es ine-vitable, sobrevenga la enfermedad.Sufren por las violencias que cadavez con mayor frecuencia padecen;sufren por el desprecio del que sonobjeto; sufren porque son abando-nados. Pero aquí entra en juego eldiscurso acerca del papel de la fa-milia. Hasta cuando sea posible elanciano debe ser acompañado porsu familia, a la cual se entregó porentero durante su vida y que ahoraestá llamada a acompañarlo en lafase final de la existencia.

¿Usted se refiere también a la faseterminal de la enfermedad?

Sí. Es el momento en el que haymás necesidad de amor, calor y cer-canía.

Pero ha llegado el momento en el queen torno a las personas que sufren secontraponen diversas visiones de lamedicina y de la vida.

Es el momento en el que se en-cienden infinitas y continuas polé-micas. Polémicas que atacan lacuestión de la oportunidad de loscuidados, de los gastos considera-dos inútiles. Es el momento en elque se proponen insinuaciones ins-piradas en la cultura de la muerte,desde hace años denunciada por laIglesia, que busca camuflar la euta-nasia con una presunta muerte dul-ce. La muerte dulce es sólo la na-tural. Es la realización de una vidaque se apaga entre gente que ama,que se hace cargo del sufrimiento,consciente de la inutilidad de con-tinuar suministrando medicinasque hoy en día se revelan ineficaceso de intervenir con otros mediostambién inútiles. Y que busca sóloaliviar el sufrimiento con cuidadospaliativos y sin hacer que falte,además del afecto, el alimento ne-cesario del cuerpo así como del al-ma. La eutanasia no alivia los sufri-mientos. Anticipa la muerte provo-cándola.

¿Cuál puede ser el mensaje de vuestroseminario?

Uno solo: nunca olvidar a lapersona anciana, su dignidad, sup re c i o s i d a d .

Confiadas al obispo Corti

Las meditacionesdel Vía crucis

del Papaen el Coliseo

Será monseñor Renato Corti,obispo emérito de Novara, el au-tor de los textos de las meditacio-nes para el Vía crucis que cadaaño se reza en el Coliseo el Vier-nes santo por la noche. El esque-ma seguido por el prelado será elclásico tradicional con catorce es-taciones.

Después de monseñor Giancar-lo Maria Bregantini, arzobispo deCampobasso-Boiano, autor de lasmeditaciones del año pasado, laelección del Papa Francisco cayópor segunda vez en un obispoitaliano. Por lo demás, monseñorCorti hace exactamente diez años,en febrero de 2005, predicó losejercicios espirituales para la Cu-ria romana en los últimos días delpontificado de Juan Pablo II.

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número 11, viernes 13 de marzo de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 5

Homilía del Pontífice en la parroquia romana de Todos los Santos

Liturgia y vidaCincuenta años después de la primera misa celebrada por Pablo VI en italiano

«La liturgia no es algo extraño» o«lejano»: debe existir, en cambio,«correspondencia entre liturgia yvida». Lo recordó el Papa Franciscoen la homilía de la misa que celebró elsábado 7 de marzo, por la tarde, en laparroquia romana de Todos los Santos.El Pontífice quiso volver, exactamentedespués de cincuenta años, a la iglesiadonde Pablo VI celebró por primera vezen italiano según las renovadasnormas litúrgicas establecidas por elConcilio Vaticano II.

Con ocasión de la fiesta de la Pas-cua judía, Jesús va a Jerusalén. Alllegar al templo, no encuentra genteque busca a Dios, sino gente quehace sus propios negocios: los mer-caderes de animales para la ofrendade los sacrificios; los cambistas,quienes cambian dinero «impuro»que llevan la imagen del emperadorcon monedas aprobadas por la auto-ridad religiosa para pagar el impues-to anual del templo. ¿Qué encontra-mos nosotros cuando visitamos,cuando vamos a nuestros templos?Dejo la pregunta. El indigno comer-cio, fuente de ricas ganancias, provo-

ca la enérgica reacción de Jesús. Élvolcó los bancos y esparció el dineropor el piso, echó a los vendedoresdiciéndoles: «No convirtáis en unmercado la casa de mi Padre» (Jn 2,16).

Esta expresión no se refiere sólo alos negocios que se realizaban en lospatios del templo. Se refiere másbien a un tipo de religiosidad. Elgesto de Jesús es un gesto de «limpie-za», de purificación, y la actitud queÉl desautoriza se la puede sacar delos textos proféticos, según los cua-les Dios no soporta un culto exteriorhecho de sacrificios materiales y ba-sado en el interés personal (cf. Is 1,11-17; Jer 7, 2-11). Este gesto es la lla-mada al culto auténtico, a la corres-pondencia entre liturgia y vida; unallamada válida para todos los tiem-pos y también hoy para nosotros.Esa correspondencia entre liturgia yvida. La liturgia no es algo extraño,allá, lejano, y mientras se celebra yopienso en muchas cosas, o rezo elrosario. No, no. Hay una correspon-dencia con la celebración litúrgicaque luego llevo a mi vida; y en estose debe aún ir más adelante, se debe

llama a tener y promover una vidalitúrgica auténtica, a fin de que pue-da haber sintonía entre lo que la li-turgia celebra y lo que nosotros vivi-mos en nuestra existencia. Se tratade expresar en la vida lo que hemosrecibido mediante la fe y lo que he-mos celebrado (cf. S a c ro s a n c t u mConcilium, 10).

El discípulo de Jesús no va a laiglesia sólo para cumplir un precep-to, para sentirse bien con un Diosque luego no tiene que «molestar»demasiado. «Pero yo, Señor, voy to-dos los domingos, cumplo..., tú note metas en mi vida, no me moles-tes». Esta es la actitud de muchoscatólicos, muchos. El discípulo deJesús va a la iglesia para encontrarsecon el Señor y encontrar en su gra-cia, operante en los sacramentos, lafuerza para pensar y obrar según elEvangelio. Por lo que no podemosilusionarnos con entrar en la casadel Señor y «encubrir», con oracio-nes y prácticas de devoción, com-portamientos contrarios a las exigen-cias de la justicia, la honradez o lacaridad hacia el prójimo. No pode-mos sustituir con «honores religio-

sos» lo que debemos dar al prójimo,postergando una verdadera conver-sión. El culto, las celebraciones litúr-gicas, son el ámbito privilegiado pa-ra escuchar la voz del Señor, queguía por el camino de la rectitud yde la perfección cristiana.

Se trata de realizar un itinerariode conversión y de penitencia, paraquitar de nuestra vida las escoriasdel pecado, como hizo Jesús, lim-piando el templo de intereses mez-quinos. Y la Cuaresma es el tiempofavorable para todo esto, es el tiempode la renovación interior, de la remi-sión de los pecados, el tiempo en elque somos llamados a redescubrir elsacramento de la Penitencia y de laReconciliación, que nos hace pasarde las tinieblas del pecado a la luzde la gracia y de la amistad con Je-sús. No hay que olvidar la granfuerza que tiene este sacramento pa-ra la vida cristiana: nos hace creceren la unión con Dios, nos hace re-conquistar la alegría perdida y expe-rimentar el consuelo de sentirnospersonalmente acogidos por el abra-zo misericordioso de Dios.

Queridos hermanos y hermanas,este templo fue construido gracias alcelo apostólico de san Luis Orione.Precisamente aquí, hace cincuentaaños, el beato Pablo VI inauguró, encierto sentido, la reforma litúrgicacon la celebración de la misa en lalengua hablada por la gente. Os de-seo que esta circunstancia reavive entodos vosotros el amor por la casade Dios. En ella encontráis una granayuda espiritual. Aquí podéis experi-mentar, cada vez que queráis, el po-der regenerador de la oración perso-nal y de la oración comunitaria. Laescucha de la Palabra de Dios, pro-clamada en la asamblea litúrgica, ossostiene en el camino de vuestra vi-da cristiana. Os encontráis entre es-tos muros no como extraños, sinocomo hermanos, capaces de darse lamano con gusto, porque os congregael amor a Cristo, fundamento de laesperanza y del compromiso de cadac re y e n t e .

A Él, Jesucristo, Piedra angular,nos estrechamos confiados en estasanta misa, renovando el propósitode comprometernos en favor de lapurificación y la limpieza interior dela Iglesia edificio espiritual, del cualcada uno de nosotros es parte vivaen virtud del Bautismo. Así sea.

Pablo VI en la iglesia de Todos los Santos el 7 de marzo de 1965

aún recorrer mucho camino.La constitución conciliar

Sacrosanctum Concilium definela liturgia como «la primera ymás necesaria fuente en la quelos fieles beben el espíritu ver-daderamente cristiano» (n.14). Esto significa reafirmar elvínculo esencial que une la vi-da del discípulo de Jesús y elculto litúrgico. Esto no es an-te todo una doctrina que sedebe comprender, o un ritoque hay que cumplir; es natu-ralmente también esto pero deotra forma, es esencialmentedistinto: es una fuente de viday de luz para nuestro caminode fe.

Por lo tanto, la Iglesia nos

El Papa Montini y la celebración eucarística en la lengua del pueblo

Para llevar a Cristo a todosGIUSEPPE MIDILI*

«¿Qué estamos haciendo? (…) No-sotros estamos actuando una reali-dad (…) Se inaugura, hoy, la nuevaforma de la Liturgia en todas lasparroquias e iglesias del mundo».Estas palabras llenas de emociónpronunciadas por el Papa Pablo VIdurante la primera misa en italianocelebrada el 7 de marzo de 1965 enla parroquia romana de Todos losSantos —a la que el vicariato deRoma dedicó el viernes 27 de febre-ro un congreso: «Unidos en la ac-ción de gracias»— revelan una aten-ción hacia el pueblo de Dios, queexigía un especial cuidado pastoralpara hacer renacer la vida espiri-tual. El paso del latín a la lenguaviva fue uno de los signos más evi-dentes del cambio introducido porel Vaticano II y testimonia que elcriterio pastoral animó todos los

trabajos del Concilio y caracterizóla reforma litúrgica. «Es un granacontecimiento que se deberá recor-dar como principio de una lozanavida espiritual, como un compromi-so nuevo en la correspondencia algran diálogo entre Dios y el hom-bre». Pablo VI el 7 de marzo de1965 también durante el Ángelusquiso recordar el sentido de estecambio: la Iglesia consideraba nece-sario introducir la lengua de los fie-les en la oración, para hacerla com-prensible. Se sacrificaba así el latíny «la unidad de lenguaje en los di-versos pueblos en honor de estamayor universalidad, para llegar atodos». Se grababa de este modo«una fecha memorable en la histo-ria espiritual de la Iglesia».

Cuando los padres conciliaresempezaron a reflexionar sobre la re-forma y promoción de la liturgia,entendieron «adaptar mejor a las

necesidades de nuestro tiempo lasinstituciones que están sujetas acambio» (Sacrosanctum Concilium,1). La participación plena, activa yconsciente de los fieles en la litur-gia tiene su fundamento en el dondel bautismo y constituye uno delos pilares de la reforma y un crite-rio de revisión de los ritos y los tex-tos. Cuando en la asamblea conci-liar se llegó a tratar el uso del latínen la liturgia, se estableció que lalengua viva —siendo que puede serde gran utilidad para el pueblo—encontrase un espacio más amplioen las celebraciones litúrgicas. Enlos años inmediatamente sucesivos,comisiones especiales estudiaron laposibilidad de introducir en lapráctica de la celebración los prin-cipios teológicos surgidos duranteel Concilio. Pablo VI decidió apro-

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página 6 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de marzo de 2015, número 11

El Pontífice al Camino Neocatecumenal

Despertad la fe«Despertad la fe» llevandonuevamente el anuncio evangélico amuchos «no cristianos» que hoy, acausa de la secularización, hanolvidado quién es Jesús. Fue lainvitación que el Papa Franciscodirigió a los miles de miembros delCamino Neocatecumenal queabarrotaron el aula Pablo VI el viernes6 de marzo por la mañana.

Queridos hermanos y hermanas:¡Buenos días a todos! Y gracias,

muchas gracias por haber venido aeste encuentro.

La tarea del Papa, la tarea de Pe-dro, es la de confirmar a los herma-nos en la fe. Así, vosotros tambiénhabéis querido con este gesto pediral Sucesor de Pedro que confirmevuestra llamada, que sostenga vues-tra misión y bendiga vuestro caris-ma. Y hoy confirmo vuestra llama-da, sostengo vuestra misión y bendi-go vuestro carisma. Lo hago no por-que él [señala a Kiko] me pagó, !no!Lo hago porque quiero hacerlo. Iréisen nombre de Cristo a todo el mun-do a llevar su Evangelio: Que Cristoos preceda, que Cristo os acompañe,que Cristo lleve a su realización lasalvación de la que sois portadores.

Junto a vosotros saludo a todoslos cardenales y obispos que osacompañan hoy y que en sus dióce-sis apoyan vuestra misión. En espe-cial saludo a los iniciadores del Ca-mino Neocatecumenal, Kiko Argüe-llo y Carmen Hernández, junto conel padre Mario Pezzi: también aellos expreso mi aprecio y mi aliento

por todo lo que, a través del Cami-no, están haciendo en beneficio dela Iglesia. Yo digo siempre que elCamino Neocatecumenal hace ungran bien en la Iglesia.

Como dijo Kiko, nuestro encuen-tro de hoy es un envío misionero, enobediencia a lo que Cristo nos pidióy escuchamos en el Evangelio. Y es-toy particularmente contento de queesta misión vuestra se lleve a cabogracias a familias cristianas que, reu-nidas en una comunidad, tienen lamisión de entregar los signos de lafe que atraen a los hombres hacia labelleza del Evangelio, según las pa-labras de Cristo: «Amaos como yoos he amado; de este amor conoce-rán que sois mis discípulos» (cf. Jn13, 34-35), y «sean todos uno y elmundo creerá» (cf. Jn 17, 21). Estascomunidades, llamadas por los obis-pos, están formadas por un presbíte-ro y cuatro o cinco familias, conhijos incluso mayores, y constituyenuna «missio ad gentes», con un man-dato de evangelizar a los no cristia-nos. Los no cristianos que jamás es-cucharon hablar de Jesucristo, y mu-chos no cristianos que olvidaronquién era Jesucristo, quién es Jesu-cristo: no cristianos bautizados, aquienes la secularización, la munda-nidad y muchas otras cosas les hicie-ron olvidar la fe. ¡Despertad esa fe!

Por lo tanto, incluso antes quecon la palabra, es con vuestro testi-monio de vida como manifestáis elcorazón de la revelación de Cristo:que Dios ama al hombre hasta en-tregarse a la muerte por él y que fue

tiana, vivido en pequeñas comunida-des, donde habéis descubierto denuevo las inmensas riquezas de vues-tro bautismo. Este es el Camino Neo-catecumenal, un auténtico don de laProvidencia a la Iglesia de nuestrostiempos, como ya afirmaron mis pre-decesores; sobre todo san Juan Pa-blo II cuando os dijo: «Reconozco elCamino Neocatecumenal como unitinerario de formación católica, váli-da para la sociedad y para los tiem-

pos de hoy» (Carta Ogniqualvolta, 30de agosto de 1990). El Camino sebasa en esas tres dimensiones de laIglesia que son la Palabra, la Litur-gia y la Comunidad. Por ello, la es-cucha obediente y constante de laPalabra de Dios, la celebración euca-rística en pequeñas comunidadesdespués de las primeras Vísperas deldomingo, la celebración de Laudesen familia en el día domingo con to-dos los hijos, y el compartir la pro-pia fe con los demás hermanos estánen el origen de tantos dones que elSeñor os prodigó, así como las nu-merosas vocaciones al presbiterado ya la vida consagrada. Ver todo estoes un consuelo, porque confirma queel Espíritu de Dios está vivo y ope-rante en su Iglesia, también hoy, yque responde a las necesidades delhombre moderno.

En diversas ocasiones insistí sobrela necesidad que la Iglesia tiene depasar de una pastoral de simple con-servación a una pastoral decidida-mente misionera (cf. Exhort. ap.Evangelii gaudium, 15). Cuántas ve-ces, en la Iglesia, tenemos a Jesúsdentro y no lo dejamos salir...¡Cuántas veces! Esto es lo más im-portante que hay que hacer si noqueremos que las aguas se estanquenen la Iglesia. El Camino desde haceaños está realizando estas missio adgentes entre los no cristianos, parauna implantatio Ecclesiae, una nuevapresencia de Iglesia, allí donde laIglesia no existe y ya no es capaz dellegar a las personas. «¡Cuánta ale-gría nos dais con vuestra presencia ycon vuestra actividad!», os dijo elbeato Papa Pablo VI en su primeraaudiencia con vosotros (8 de mayode 1974). Yo también hago mías es-tas palabras y os aliento a seguiradelante, confiándoos a la santísimaVirgen María que inspiró el CaminoNeocatecumenal. Ella intercede porvosotros ante su Hijo divino.

Queridísimos, que el Señor osacompañe. ¡Id con mi bendición!

Audiencia a los reyes de Bélgica

relaciones bilaterales entre Bélgicay la Santa Sede. Se centraron lue-go en cuestiones de común interés,como la cohesión social, la educa-ción de los jóvenes, el fenómenode las migraciones y la importancia

del diálogo intercultural e interreli-gioso. Se trató también sobre algu-nas problemáticas de carácter inter-nacional, con especial referencia alas perspectivas futuras del conti-nente europeo.

El Papa, el lunes 9 demarzo, por la maña-na, recibió en audien-cia, en el palacioapostólico, al rey delos belgas, su majes-tad Felipe y la reinaMatilde, quienes su-cesivamente se reu-nieron con el carde-nal Pietro Parolin, se-cretario de Estado,acompañado por elarzobispo Paul Ri-chard Gallagher, se-cretario para las Rela-ciones con los Esta-dos. Durante los cor-diales coloquios, sedestacaron las buenas

resucitado por el Padre paradarnos la gracia de dar nues-tra vida a los demás. El mun-do de hoy tiene extrema nece-sidad de es este gran mensaje.Cuánta soledad, cuánto sufri-miento, cuánta lejanía de Diosen tantas periferias de Europay América y en muchas ciuda-des de Asia. Cuánta necesidadtiene el hombre de hoy, en to-do lugar, de sentir que Dioslo ama y que el amor es posi-ble. Estas comunidades cris-tianas, gracias a vosotros, fa-milias misioneras, tienen la ta-rea esencial de hacer visibleeste mensaje. Y ¿cuál es elmensaje? «¡Cristo ha resucita-do! ¡Cristo vive! ¡Cristo estávivo entre nosotros!».

Vosotros habéis recibido lafuerza de dejar todo y partirhacia tierras lejanas gracias aun camino de iniciación cris-

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número 11, viernes 13 de marzo de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 7

El Papa al movimiento Comunión y Liberación

Como la flor del almendro

Queridos hermanos y hermanas:¡Buenos días! Os doy la bienveni-

da a todos y os agradezco vuestroafecto caluroso. Dirijo mi saludocordial a los cardenales y obispos.Saludo a don Julián Carrón, presi-dente de vuestra fraternidad, y leagradezco las palabras que me ha di-rigido en nombre de todos; y tam-bién le agradezco, don Julián, lahermosa carta que usted escribió atodos, invitándolos a venir. Muchasgracias.

Mi primer pensamiento se dirige avuestro fundador, monseñor LuigiGiussani, recordando el décimo ani-versario de su nacimiento al cielo.Estoy agradecido a don Giussanipor varias razones. La primera, máspersonal, es el bien que este hombreme hizo a mí y a mi vida sacerdotala través de la lectura de sus libros yde sus artículos. La otra razón esque su pensamiento es profunda-mente humano y llega hasta lo másíntimo del anhelo del hombre. Sa-béis cuán importante era para donGiussani la experiencia del encuen-tro: encuentro no con una idea, sinocon una Persona, con Jesucristo. Así,él educó en la libertad, guiando alencuentro con Cristo, porque Cristonos da la verdadera libertad. Ha-blando del encuentro, me viene a lamemoria «La vocación de Mateo»,ese Caravaggio ante el cual me dete-nía largamente en San Luis de losFranceses cada vez que venía a Ro-ma. Ninguno de los que estaban allí,incluido Mateo, ávido de dinero, po-día creer en el mensaje de ese dedoque lo indicaba, en el mensaje deesos ojos que lo miraban con miseri-cordia y lo elegían para el segui-miento. Sentía el estupor del en-cuentro. Así es el encuentro conCristo, que viene y nos invita.

Todo en nuestra vida, hoy comoen tiempos de Jesús, comienza conun encuentro. Un encuentro con es-te hombre, el carpintero de Nazaret,un hombre como todos y, al mismotiempo, diverso. Pensemos en elevangelio de san Juan, allí donde re-lata el primer encuentro de los discí-pulos con Jesús (cf. 1, 35-42). An-drés, Juan y Simón: se sintieron mi-rados en lo más profundo, conoci-dos íntimamente, y esto suscitó enellos una sorpresa, un estupor que,inmediatamente, los hizo sentirseunidos a Él… O cuando, después dela resurrección, Jesús le pregunta aPedro: «¿Me amas?» (Jn 21, 15), yPedro le responde: «Sí»; ese sí noera el resultado de la fuerza de vo-luntad, no venía sólo de la decisióndel hombre Simón: venía ante todode la gracia, era el «primerear», elpreceder de la gracia. Ese fue el des-cubrimiento decisivo para san Pablo,para san Agustín, y para tantos otrossantos: Jesucristo siempre es el pri-mero, nos p r i m e re a , nos espera, Jesu-

cristo nos precede siempre; y cuandonosotros llegamos, Él ya nos estabaesperando. Él es como la flor del al-mendro: es la que florece primero yanuncia la primavera.

Y no se puede comprender estadinámica del encuentro que suscitael estupor y la adhesión sin la mise-ricordia. Sólo quien ha sido acaricia-do por la ternura de la misericordiaconoce verdaderamente al Señor. Ellugar privilegiado del encuentro esla caricia de la misericordia de Jesu-cristo a mi pecado. Y por eso, algu-nas veces, me habéis oído decir queel puesto, el lugar privilegiado delencuentro con Jesucristo es mi peca-do. Gracias a este abrazo de miseri-cordia vienen ganas de responder ycambiar, y puede brotar una vida di-versa. La moral cristiana no es el es-fuerzo titánico, voluntarista de quiendecide ser coherente y lo logra, unaespecie de desafío solitario ante elmundo. No. Esta no es la moral

para ir a buscar a los lejanos en las“p eriferias” esenciales de la existen-cia; es el de adoptar integralmente lalógica de Dios», que es la de la mi-sericordia (Homilía, 15 de febrero de2015: L’Osservatore Romano, ediciónen lengua española, 20 de febrero de2015, p. 10). También la Iglesia debesentir el impulso gozoso de conver-tirse en flor de almendro, es decir,en primavera como Jesús, para todala humanidad.

Hoy recordáis también los sesentaaños del comienzo de vuestro Movi-miento, «que no nació en la Iglesia—como os dijo Benedicto XVI— deuna voluntad organizativa de la je-rarquía, sino que se originó de un

normas de conducta. Comporta cier-tamente fidelidad a la tradición, pe-ro fidelidad a la tradición —decíaMahler— «significa mantener vivo elfuego y no adorar las cenizas». DonGiussani no os perdonaría jamás queperdierais la libertad y os transfor-marais en guías de museo o en ado-radores de cenizas. Mantened vivo elfuego de la memoria del primer en-cuentro y sed libres.

Así, centrados en Cristo y en elEvangelio, podéis ser brazos, manos,pies, mente y corazón de una Iglesia«en salida». El camino de la Iglesiaes salir para ir a buscar a los lejanosen las periferias, para servir a Jesúsen cada persona marginada, abando-nada, sin fe, desilusionada de laIglesia, prisionera de su propioegoísmo.

«Salir» también significa rechazarla autorreferencialidad en todas susformas, significa saber escuchar aquien no es como nosotros, apren-diendo de todos, con humildad sin-cera. Cuando somos esclavos de laautorreferencialidad, terminamos porcultivar una «espiritualidad de eti-queta»: «Yo soy CL». Esta es la eti-queta. Y luego caemos en las miltrampas que nos presenta la compla-cencia autorreferencial, el mirarnosen el espejo que nos lleva a deso-rientarnos y a transformarnos en me-ros empresarios de una ONG.

Queridos amigos: Quiero terminarcon dos citas muy significativas dedon Giussani, una de los comienzosy la otra del final de su vida.

La primera: «El cristianismo no serealiza jamás en la historia comofijación de posiciones que hay quedefender, que se relacionan con lonuevo como pura antítesis; el cristia-nismo es principio de redención, queasume lo nuevo, salvándolo» (Portala speranza. Primi scritti, Génova1967, p. 119). Esta será en torno a1 9 6 7.

La segunda, de 2004: «No sólonunca pretendí “fundar” nada, sinoque creo que el genio del movimien-to que he visto nacer consiste en ha-ber sentido la urgencia de proclamarla necesidad de volver a los aspectoselementales del cristianismo, es de-cir, la pasión por el hecho cristianocomo tal, en sus elementos origina-les y nada más» (Carta a Juan PabloII, 26 de enero de 2004, con ocasióndel 50° aniversario de Comunión yLib eración).

Que el Señor os bendiga y la Vir-gen os proteja. Y, por favor, no osolvidéis de rezar por mí. Gracias.

A los diez años de la muerte del fundador don Luigi Giussani, el movimientoComunión y Liberación fue recibido por el Papa Francisco el sábado 7 de marzo,por la mañana, en la plaza de San Pedro. Retomando cuanto don Giussanidecía sobre la centralidad del encuentro con Cristo, «encuentro no con una idea,sino con una Persona», el Papa recordó a los presentes que Jesús nos precedesiempre: «Él es como la flor del almendro: es la que florece primero y anuncia laprimavera». El Pontífice también invitó a todos a «rechazar laautorreferencialidad» y a «ser brazos, manos, pies, mente y corazón de unaIglesia “en salida”» para ir «a buscar a los lejanos».

encuentro renovadocon Cristo y así, pode-mos decir, de un im-pulso derivado, en de-finitiva, del EspírituSanto» (Discurso a laperegrinación de Comu-nión y Liberación, 24 demarzo de 2007: : L’Os-servatore Romano, edi-ción en lengua espa-ñola, 30 de marzo de2007, p. 6).

Después de sesentaaños el carisma origi-nario no ha perdidosu lozanía y vitalidad.Pero recordad que elcentro no es el caris-ma, el centro es unosolo, es Jesús, Jesu-cristo. Cuando pongoen el centro mi méto-do espiritual, mi cami-no espiritual, mi mo-do de actuarlo, mesalgo del camino. To-da la espiritualidad,todos los carismas en

cristiana, es otra cosa. La moral cris-tiana es respuesta, es la respuestaconmovida ante una misericordiasorprendente, imprevisible, incluso«injusta» según los criterios huma-nos, de uno que me conoce, conocemis traiciones y me quiere lo mismo,me estima, me abraza, me llama denuevo, espera en mí, espera de mí.La moral cristiana no es no caer ja-más, sino levantarse siempre, graciasa su mano que nos toma. Y el cami-no de la Iglesia es también este: de-jar que se manifieste la gran miseri-cordia de Dios. Decía días pasados alos nuevos cardenales: «El caminode la Iglesia es el de no condenar anadie para siempre y difundir la mi-sericordia de Dios a todas las perso-nas que la piden con corazón since-ro; el camino de la Iglesia es precisa-mente el de salir del propio recinto

la Iglesia deben ser «descentrados»:en el centro está sólo el Señor. Poreso, cuando Pablo en la primeraCarta a los Corintios habla de loscarismas, de esta realidad tan hermo-sa de la Iglesia, del Cuerpo místico,termina hablando del amor, es decir,de lo que viene de Dios, de lo quees propio de Dios, y que nos permi-te imitarlo. No os olvidéis nunca deesto, de ser descentrados.

Y tampoco el carisma se conservaen una botella de agua destilada. Fi-delidad al carisma no quiere decir«petrificarlo», es el diablo quien«petrifica», no os olvidéis. Fidelidadal carisma no quiere decir escribirloen un pergamino y ponerlo en uncuadro. La referencia a la herenciaque os ha dejado don Giussani nopuede reducirse a un museo de re-cuerdos, de decisiones tomadas, de

Caravaggio, «Vocación de san Mateo» (1600)

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número 11, viernes 13 de marzo de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO páginas 8/9

El Papa Francisco en la parroquia romana de Santa María Madre del Redentor

Con el látigo de la misericordia

Ángelus del 8 de marzo en la plaza de San Pedro

Sin mujeres un mundo estéril

En diálogo con los jóvenes

En este pasaje del Evangelio que he-mos escuchado, hay dos cosas que meimpresionan: una imagen y una pala-bra.

La imagen es la de Jesús con el láti-go en la mano que echa fuera a todoslos que aprovechaban el Templo parahacer negocios. Estos comerciantes quevendían los animales para los sacrifi-cios, cambiaban las monedas... Estabalo sagrado —el templo, sagrado— y estosucio, afuera. Esta es la imagen. Y Je-sús toma el látigo y procede, para lim-piar un poco el Templo.

Y la frase, la palabra, está ahí dondese dice que mucha gente creía en Él,una frase terrible: «Pero Jesús no seconfiaba a ellos, porque los conocía atodos, y no necesitaba el testimonio denadie sobre un hombre, porque Él sa-bía lo que hay dentro de cada hombre»(Jn 2, 24-25).

Nosotros no podemos engañar a Je-sús: Él nos conoce por dentro. No sefiaba. Él, Jesús, no se fiaba. Y esta pue-de ser una buena pregunta en la mitadde la Cuaresma: ¿Puede fiarse Jesús demí? ¿Puede fiarse Jesús de mí, o tengouna doble cara? ¿Me presento como ca-tólico, como uno cercano a la Iglesia, yluego vivo como un pagano? «Pero Je-sús no lo sabe, nadie va a contárselo».Él lo sabe. «Él no tenía necesidad deque alguien diese testimonio; Él, enefecto, conocía lo que había en el hom-bre». Jesús conoce todo lo que estádentro de nuestro corazón: no pode-mos engañar a Jesús. No podemos, an-te Él, aparentar ser santos, y cerrar losojos, actuar así, y luego llevar una vidaque no es la que Él quiere. Y Él lo sa-be. Y todos sabemos el nombre que Je-sús daba a estos con doble cara: hipó-critas.

Nos hará bien, hoy, entrar en nuestrocorazón y mirar a Jesús. Decirle: «Se-ñor, mira, hay cosas buenas, pero tam-bién hay cosas no buenas. Jesús, ¿tefías de mí? Soy pecador...». Esto noasusta a Jesús. Si tú le dices: «Soy unpecador», no se asusta. Lo que a Él loaleja es la doble cara: mostrarse justopara cubrir el pecado oculto. «Pero yovoy a la iglesia, todos los domingos, yyo...». Sí, podemos decir todo esto. Pe-ro si tu corazón no es justo, si tú no vi-ves la justicia, si tú no amas a los quenecesitan amor, si tú no vives según elespíritu de las bienaventuranzas, noeres católico. Eres hipócrita. Primero:¿Puede Jesús fiarse de mí? En la ora-ción, preguntémosle: Señor, ¿Tú te fíasde mí?

Segundo, el gesto. Cuando entramosen nuestro corazón, encontramos cosasque no funcionan, que no están bien,

«¿Sabéis cuál es el látigo de Jesús para limpiar nuestra alma? La misericordia. Y siabrimos nuestro corazón a la misericordia de Jesús, para que limpie nuestro c o ra z ó n ,nuestra alma, Jesús se fiará de nosotros». Así, el Papa Francisco comentó el Evangeliodel tercer domingo de Cuaresma —tomado del capítulo 2 de san Juan (13-25)— en lamisa celebrada el 8 de marzo, por la tarde, en la parroquia romana de Santa MaríaMadre del Redentor en Tor Bella Monaca. Publicamos la traducción de la homilíaque el Pontífice pronunció espontáneamente.

Johannes Vermeer Van Delft«La joven de la perla» (1660 - 1665)

Una invitación a dejar entrar a Jesúsen el corazón para permitir que «hagalimpieza» y «expulse a los ídolos» dirigióel Papa Francisco a los fieles presentesen la plaza de San Pedro duranteel Ángelus del domingo 8 de marzo.

Queridos hermanos y hermanas, ¡bue-nos días!

El Evangelio de hoy (Jn 2, 13-25) nospresenta el episodio de la expulsión delos vendedores del templo. Jesús «hizoun látigo con cuerdas, los echó a todosdel Templo, con ovejas y bueyes» (v.15), el dinero, todo. Tal gesto suscitóuna fuerte impresión en la gente y enlos discípulos. Aparece claramente co-mo un gesto profético, tanto que algunosde los presentes le preguntaron a Jesús:«¿Qué signos nos muestras para obrarasí?» (v. 18), ¿quién eres para hacer es-tas cosas? Muéstranos una señal de quetienes realmente autoridad para hacer-las. Buscaban una señal divina, prodi-giosa, que acreditara a Jesús como en-viado de Dios. Y Él les respondió:«Destruid este templo y en tres días lolevantaré» (v. 19). Le replicaron: «Cua-renta y seis años se ha costado cons-truir este templo, ¿y tú lo vas a levantaren tres días?» (v. 20). No habían com-prendido que el Señor se refería al tem-plo vivo de su cuerpo, que sería destrui-do con la muerte en la cruz, pero queresucitaría al tercer día. Por eso, «entres días». «Cuando resucitó de entrelos muertos —comenta el evangelista—,los discípulos se acordaron de que lohabía dicho, y creyeron a la Escritura ya la palabra que había dicho Jesús» (v.22).

En efecto, este gesto de Jesús y sumensaje profético se comprenden ple-namente a la luz de su Pascua. Segúnel evangelista Juan, este es el primeranuncio de la muerte y resurrección deCristo: su cuerpo, destruido en la cruzpor la violencia del pecado, se converti-

rá con la Resurrección en lugar de la citauniversal entre Dios y los hombres. Cristoresucitado es precisamente el lugar dela cita universal —de todos— entre Diosy los hombres. Por eso su humanidades el verdadero templo en el que Diosse revela, habla, se lo puede encontrar;y los verdaderos adoradores de Dios noson los custodios del templo material,los detentadores del poder o del saberreligioso, sino los que adoran a Dios«en espíritu y verdad» (Jn 4, 23).

En este tiempo de Cuaresma nos es-tamos preparando para la celebraciónde la Pascua, en la que renovaremos laspromesas de nuestro bautismo. Camine-mos en el mundo como Jesús y haga-mos de toda nuestra existencia un sig-no de su amor para nuestros hermanos,especialmente para los más débiles ylos más pobres, construyamos para Diosun templo en nuestra vida. Y así lo hace-mos «encontrable» para muchas perso-nas que encontramos en nuestro cami-no. Si somos testigos de este Cristo vi-vo, mucha gente encontrará a Jesús ennosotros, en nuestro testimonio. Pero—nos preguntamos, y cada uno de no-sotros puede preguntarse—, ¿se siente elSeñor verdaderamente como en su casaen mi vida? ¿Le permitimos que haga«limpieza» en nuestro corazón y expul-se a los ídolos, es decir, las actitudes decodicia, celos, mundanidad, envidia,odio, la costumbre de murmurar y«despellejar» a los demás? ¿Le permitoque haga limpieza de todos los com-portamientos contra Dios, contra elprójimo y contra nosotros mismos, co-mo hemos escuchado hoy en la primeralectura? Cada uno puede responder a símismo, en silencio, en su corazón.«¿Permito que Jesús haga un poco delimpieza en mi corazón?». «Oh padre,tengo miedo de que me reprenda». Pe-ro Jesús no reprende jamás. Jesús harálimpieza con ternura, con misericordia,con amor. La misericordia es su modo

de hacer limpieza. Dejemos —cada unode nosotros—, dejemos que el Señor en-tre con su misericordia —no con el láti-go, no, sino con su misericordia— parahacer limpieza en nuestros corazones.El látigo de Jesús para nosotros es sumisericordia. Abrámosle la puerta, paraque haga un poco de limpieza.

Cada Eucaristía que celebramos confe nos hace crecer como templo vivodel Señor, gracias a la comunión consu Cuerpo crucificado y resucitado. Je-sús conoce lo que hay en cada uno denosotros, y también conoce nuestro de-seo más ardiente: el de ser habitadospor Él, sólo por Él. Dejémoslo entraren nuestra vida, en nuestra familia, ennuestro corazón. Que María santísima,

morada privilegiada del Hijo de Dios,nos acompañe y nos sostenga en el iti-nerario cuaresmal, para que redescubra-mos la belleza del encuentro con Cris-to, que nos libera y nos salva.

Al término de la oración mariana elPontífice saludó de manera especial «atodas las mujeres», recordando que «unmundo donde las mujeres son marginadases un mundo estéril».

Queridos hermanos y hermanas:Doy una cordial bienvenida a los fie-

les de Roma y a todos los peregrinosprovenientes de varias partes del mun-do.

Durante esta Cuaresma tratemos deestar más cerca de las personas que es-tán viviendo momentos de dificultad:cercanos con el afecto, con la oración,con la solidaridad.

Hoy, 8 de marzo, un saludo a todaslas mujeres. Todas las mujeres que cadadía tratan de construir una sociedadmás humana y acogedora. Y tambiénun gracias fraterno a las que de milmodos testimonian el Evangelio y tra-bajan en la Iglesia. Y esta es para noso-tros una ocasión para reafirmar la im-portancia y la necesidad de su presen-cia en la vida. Un mundo donde lasmujeres son marginadas es un mundoestéril, porque las mujeres no sólo traenla vida sino que también nos transmi-ten la capacidad de ver más allá —venmás allá de ellas—, nos transmiten lacapacidad de comprender el mundocon ojos diversos, de sentir las cosascon corazón más creativo, más pacien-te, más tierno. Una oración y una ben-dición particular para todas las mujerespresentes aquí, en la plaza, y para to-das las mujeres. Un saludo.

A todos os deseo un feliz domingo.Por favor, no os olvidéis de rezar pormí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!

como Jesús encontró en el Templo esasuciedad del comercio, de los vendedo-res. También dentro de nosotros haysuciedad, hay pecados de egoísmo, desoberbia, de orgullo, de codicia, de en-vidia, de celos... ¡tantos pecados! Pode-mos incluso continuar el diálogo conJesús: «Jesús, ¿Tú te fías de mí? Yoquiero que Tú te fíes de mí. Entonceste abro la puerta y tú limpia mi alma».Y pedir al Señor que así como limpióel Templo, venga a limpiar el alma. Eimaginamos que Él viene con un látigode cuerdas... No, con eso no limpia elalma. ¿Vosotros sabéis cuál es el látigode Jesús para limpiar nuestra alma? Lamisericordia. Abrid el corazón a la mi-sericordia de Jesús. Decid: «Jesús, miracuánta suciedad. Ven, limpia. Limpiacon tu misericordia, con tus palabrasdulces; limpia con tus caricias». Y siabrimos nuestro corazón a la misericor-dia de Jesús, para que limpie nuestrocorazón, nuestra alma, Jesús se fiará den o s o t ro s .

Tres preguntas, formuladas por vocesfemeninas de la parroquia, iniciaron eldiálogo del Papa con los jóvenes du-rante el encuentro en el campo de de-portes. Una niña, una scout y una jo-ven le preguntaron qué experimentócuando fue elegido, cómo es qué existeel infierno y cómo vivir cristianamentela sexualidad.

El Papa Francisco definió «muy im-portante», la pregunta sobre el infier-no, recordando «el ángel muy orgullo-so e inteligente» que «tenía envidia deDios» y «quería ocupar su lugar». Sibien Dios hubiese «querido perdonarlo—continuó— él decía: “Yo no necesito elperdón, yo me basto a mí mismo”».

Como consecuencia, el infierno es«decir a Dios: “Arréglate tú, que yo melas arreglo solo”. Al infierno —aclaró—no te mandan: vas tú, porque tú eligesestar allí. El infierno es querer alejarsede Dios, porque yo no quiero el amorde Dios». Por ello «el diablo está en elinfierno, porque él lo quiso».

El Papa Francisco pidió que se pen-sara «en un gran pecador, con todoslos pecados del mundo», que al sercondenado «a la pena de muerte» yencontrarse en el patíbulo, siguierablasfemando e insultando, pero luego,inmediatamente antes de morir, mira al

cielo y dice: «¡Señor!». En ese caso,dijo, «se salva». Precisamente como elladrón, que fue «crucificado cerca deJesús». Así, pues, a un cierto punto, re-cordó el Papa, «algo se movió dentro ydijo: “Señor, ten piedad de mí”». Y Je-sús le respondió: «Hoy estarás conmi-go en el Paraíso». En efecto, «va al in-fierno sólo quien dice a Dios: “No tenecesito, me arreglo solo”, como hizo eldiablo, el único de quien estamos segu-ros que está en el infierno».

Sobre el tema moral, el Papa Fran-cisco explicó que «vivir moralmente, esuna gracia, es una respuesta al amorque Dios te da en primer lugar. Si noeres consciente que Él te ama, no pue-des hacer nada. Y el modo moral de vi-vir es una respuesta a ese encuentrocon Jesús. Si no habrás encontrado aJesús, jamás podrás vivir una vida cris-tiana. Y es Jesús quien ayuda a seguiradelante, y si caes Él te levanta y hacecontinuar y caminar. Pero si piensasque la vida moral es sólo “hacer esto,no hacer esto”, eso no es cristiano. Esuna filosofía moral, pero no es cristia-no. Cristiano es el amor de Jesús quenos ama Él primero». Por eso, «cuandotengamos tentaciones de envidia, celos,debemos «mirar a Jesús y decir: “Se-ñor, no me dejes solo”». Y si luego

«caes, levántate», añadió citando uncanto de los alpinos según el cual «enel arte de subir a los montes, lo impor-tante no es no caer, sino no permane-cer» en el suelo. En efecto, concluyó,«la moralidad cristiana es esto: ¿Túcaes? Levántate inmediatamente y ade-lante. Pero siempre con Jesús». Porquesin Él «no podrás hacer nada».

Por último, a la pregunta sobre laelección el Papa Francisco respondió

sonriendo: «Me han cambiado de dió-cesis. Yo era feliz en una diócesis yahora soy feliz en otra».

Así, pues, concluyó resumiendo suspalabras en una triple enseñanza:«Nunca caminar sin Jesús. Nunca bus-car la salvación sin Dios, de este modono vamos al infierno. Y nunca lamen-tarse cuando la vida te cambia de si-tio».

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página 10 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de marzo de 2015, número 11

Misa del Santo Padre en Santa Marta

Sin nombre

Ser mundanos significa perder elpropio nombre hasta tener los ojosdel alma «oscurecidos», anestesia-dos, hasta el punto de ya no ver alas personas que nos rodean. Sobreeste «pecado» el Papa Francisco pu-so en guardia en la misa que celebróel jueves 5 de marzo, por la mañana,en Santa Marta.

«La liturgia cuaresmal de hoy nospropone dos historias, dos juicios ytres nombres», destacó inmediata-mente el Papa Francisco. Las «doshistorias» son las de la parábola delrico y del mendigo Lázaro, narradapor san Lucas (16, 19-31). En espe-cial, afirmó el Papa, la primera his-toria es «la del hombre rico que ves-tía de púrpura y de lino finísimo» y«se concedía placeres», en tal medi-da que «banqueteaba cada día». Enrealidad el texto, precisó el PapaFrancisco, «no dice que haya sidomalo»: más bien «era un hombre devida acomodada, se daba a la buenavida». En el fondo «el Evangelio nodice que se divirtiera en abundan-cia»; su vida era más bien «una vidatranquila, con los amigos». Tal vez«si tenía a los padres, seguramenteles enviaba bienes para que tuviesenlo necesario para vivir». Y quizá«era también un hombre religioso, asu estilo. Recitaba, tal vez, algunaoración; y dos o tres veces al año se-guramente iba al templo para ofrecerlos sacrificios y daba grandes donati-vos a los sacerdotes». Y «ellos, conesa pusilanimidad clerical le agrade-cían y le hacían tomar asiento en elsitio de honor». Esto era «social-mente» el sistema de vida del hom-bre rico presentado por san Lucas.

Está luego «la segunda historia, lade Lázaro», el pobre mendigo queestaba ante la puerta del rico. ¿Có-mo es posible que ese hombre no sediese cuenta que debajo de su casaestaba Lázaro, pobre y hambriento?Las llagas de las que habla el Evan-gelio, destacó el Papa, son «un sím-bolo de las numerosas necesidadesque tenía». En cambio, «cuando elrico salía de casa, tal vez el cochecon el que salía tenía los cristales os-curos para no ver hacia fuera». Pero«seguramente su alma, los ojos desu alma estaban oscurecidos para nover». Y así el rico «veía sólo su viday no se daba cuenta de lo que suce-día» a Lázaro.

Al fin de cuentas, afirmó el PapaFrancisco, «el rico no era malo, esta-ba enfermo: enfermo de mundani-dad». Y «la mundanidad transformalas almas, hace perder la concienciade la realidad: viven en un mundoartificial, construido por ellos». Lamundanidad «anestesia el alma». Y«por eso, ese hombre mundano noera capaz de ver la realidad».

Por ello, explicó el Papa, «la se-gunda historia es clara»: hay «mu-chas personas que conducen su vidade forma difícil», pero «si yo tengoel corazón mundano, jamás com-prenderé esto». Por lo demás, «conel corazón mundano» no se puedencomprender «la carencia y la necesi-dad de los demás. Con el corazónmundano se puede ir a la iglesia, sepuede rezar, se pueden hacer mu-chas cosas». Pero Jesús, en la ora-

ción de la última Cena, ¿qué pidió?«Por favor, Padre, cuida a estos dis-cípulos», de modo «que no caiganen el mundo, no caigan en la mun-danidad». Y la mundanidad «es unpecado sutil, es más que un pecado:es un estado pecaminoso del alma».

«Estas son las dos historias» pre-sentadas por la liturgia, resumió elPontífice. En cambio, «los dos jui-cios» son «una maldición y unabendición». En la primera lectura,tomada de Jeremías (17, 5-10) se lee:«Maldito quien confía en el hombre,y busca apoyo en las criaturas, apar-tando su corazón del Señor». Peroesto, puntualizó el Papa Francisco,es precisamente el perfil del «mun-dano que hemos visto» en el hom-bre rico. Y «al final, ¿cómo será» es-te hombre? La Escritura lo define«como un cardo en la estepa: no ve-rá llegar el bien, “habitará en un ári-do desierto” —su alma es desierta—“en una tierra salobre, donde nadiepuede vivir”». Y todo esto «porquelos mundanos, en verdad, están so-los con su egoísmo».

En el texto de Jeremías está luegotambién la bendición: «Benditoquien confía en el Señor y pone enel Señor su confian-za. Será un árbolplantado juntoal agua»,

claramente: ese es el camino». Pero«al final hay una palabra de consue-lo: cuando ese pobre hombre mun-dano, en los tormentos, pidió quemandasen a Lázaro con un poco deagua para ayudarle», Abrahán, quees la figura de Dios Padre, responde:«Hijo, recuerda...». Así, pues, «losmundanos han perdido el nombre»y «también nosotros, si tenemos elcorazón mundano, hemos perdido elnombre». Pero «no somos huérfa-nos. Hasta el final, hasta el últimomomento existe la seguridad de quetenemos un Padre que nos espera.Encomendémonos a Él». Y el Padrese dirige a nosotros diciéndonos«hijo», incluso «en medio de esamundanidad: hijo». Y esto significaque «no somos huérfanos».

«En la oración al inicio de la misa—dijo por último el Papa Francisco—hemos pedido al Señor la gracia deorientar nuestro corazón hacia Él,que es Padre». Y así, concluyó,«continuamos la celebración de lamisa pensando en estas dos histo-rias, en estos dos juicios, en los tresnombres; pero, sobre todo, en la

hermosa palabra que siemprese pronunciará hasta el últi-

mo momento:hijo».

mientras que el otro «era como uncardo en la estepa». Y, luego, heaquí «el juicio final: nada es más fal-so y enfermo que el corazón y difí-cilmente se cura: ese hombre tenía elcorazón enfermo, tan apegado a estemodo de vivir mundano que difícil-mente podía curarse».

Después de las «dos historias» ylos «dos juicios» el Papa Franciscovolvió a proponer también «los tresnombres» sugeridos en el Evangelio:«son los del pobre, Lázaro, Abrahány Moisés». Con una ulterior clavede lectura: el rico «no tenía nombre,porque los mundanos pierden elnombre». Son sólo un elemento «dela multitud acomodada que no nece-sita nada». En cambio un nombre lotienen «Abrahán, nuestro padre, Lá-zaro, el hombre que lucha por serbueno y pobre y carga con numero-sos dolores, y Moisés, quien nos dala ley». Pero «los mundanos no tie-nen nombre. No han escuchado aMoisés», porque sólo necesitan ma-nifestaciones extraordinarias.

«En la Iglesia —continuó el Pontí-fice— todo está claro, Jesús habló

«Jesús predica en la sinagoga» (siglo X I V, monasterio de Dečani, Kosovo)

Nadade espectáculo

El estilo de Dios es la «sencillez»:inútil buscarlo en el «espectáculomundano». También en nuestra vidaÉl obra siempre «en la humildad, enel silencio, en las cosas pequeñas».Esta es la reflexión cuaresmal que elPapa Francisco quiso proponer en lahomilía de la misa celebrada en San-ta Marta el lunes 9 de marzo.

Como de costumbre, el Pontíficepartió de la liturgia de la palabra enla que, observó, «existe una palabracomún» en las dos lecturas: «la ira;la indignación». En el Evangelio desan Lucas (4, 24-30) se narra el epi-sodio donde «Jesús vuelve a Naza-ret, va a la sinagoga y comienza ahablar». En un primer momento«toda la gente lo escuchaba conamor, feliz» y estaba asombrada delas palabras de Jesús: «estaban con-tentos». Pero Jesús prosigue con sudiscurso «y reprende la falta de fede su pueblo; recuerda cómo estafalta es también histórica» haciendo

referencia al tiempo de Elías (cuan-do —recordó el Papa— «había tantasviudas», pero Dios envió al profeta«a un viuda de un país pagano») ya la purificación de Naamán el sirio,narrada en la primera lectura toma-da del segundo libro de los Reyes(5, 1-15).

Inicia así la dinámica entre las ex-pectativas de la gente y la respuestade Dios que estuvo en el centro dela homilía del Pontífice. En efecto,explicó el Papa Francisco, mientrasla gente «escuchaba con gusto loque decía Jesús», a alguien «no legustó lo que decía» y «quizá algúnhablador se alzó y dijo: ¿pero estede qué viene a hablarnos? ¿Dóndeestudió para que nos diga estas co-sas? Que nos haga ver su licenciatu-ra. ¿En qué universidad estudió? Es-te es el hijo del carpintero y lo cono-cemos bien».

Explotan así «la furia» y «la vio-lencia»: se lee en el Evangelio que«lo echaron fuera de la ciudad y lollevaron hasta un precipicio delmonte» para despeñarlo. Pero, sepreguntó el Pontífice, «la admira-ción, el estupor» ¿cómo pasaron «ala ira, a la furia, a la violencia?». Eslo que sucede también al general si-rio de quien se escribe en el segundolibro de los Reyes: «Este hombre te-nía fe, sabía que el Señor lo curaría.Pero cuando el profeta le dice “ve,báñate”, se indigna». Tenía otras ex-pectativas, explicó el Papa, y enefecto pensaba en Eliseo: «Al estarde pie, invocará el nombre del Señorsu Dios, agitará su mano hacia laparte enferma y me quitará la le-pra... Pero nosotros tenemos ríosmás hermosos que el Jordán». Y asíse marcha. Sin embargo, «los ami-gos le hacen entrar en razón» y, trasregresar, se cumple el milagro.

Dos experiencias distantes en eltiempo pero muy similares: «¿Quéquería esta gente, estos de la sinago-ga, y este sirio?» preguntó el PapaFrancisco. Por una parte «a los dela sinagoga Jesús les reprende la fal-ta de fe», tanto que el Evangelio su-braya cómo «Jesús allí, en ese lugar,no hizo milagros, por la falta de fe».Por otro, Naamán «tenía fe, perouna fe especial». En cualquier caso,destacó el Papa Francisco, todosbuscaban lo mismo: «Querían el es-pectáculo». Pero «el estilo del buenDios no es hacer espectáculo: Diosactúa en la humildad, en el silencio,en las cosas pequeñas». No por ca-sualidad, al sirio, «la noticia de laposible curación le llega de una es-clava, una joven, que era la criadade su mujer, de una humilde joven-cita». Al respecto comentó el Papa:«Así va el Señor: por la humildad.Y si vemos toda la historia de la sal-vación, encontraremos que siempreel Señor obra así, siempre, con lascosas sencillas».

Para hacer comprender mejor esteconcepto, el Pontífice hizo referenciaa otros diversos episodios de las Es-crituras. Por ejemplo, observó, «enla narración de la creación no se di-ce que el Señor cogiera la varita má-gica», no dijo: «Hagamos al hom-bre» y el hombre fue creado. Dios,en cambio, «lo hizo con el barro ysu trabajo, sencillamente». Y, así,«cuando quiso liberar a su pueblo,lo liberó a través de la fe y la con-fianza de un hombre, Moisés». Delmismo modo, «cuando quiso hacer

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caer la poderosa ciudad de Jericó, lohizo a través de una prostituta». Y«también para la conversión de lossamaritanos, pidió el trabajo de otrap ecadora».

En realidad, el Señor desplazasiempre al hombre. Cuando «invitóa David a luchar contra Goliat, pa-recía una locura: el pequeño Davidante aquel gigante, que tenía una es-pada, tenía muchas cosas, y Davidsolamente la honda y las piedras».Lo mismo sucede «cuando dijo a losMagos que había nacido precisa-mente el rey, el gran rey». ¿Qué en-contraron? «Un niño, un establo».Por lo tanto, destacó el obispo deRoma, «las cosas simples, la humil-dad de Dios, este es el estilo divino,nunca el espectáculo».

Por lo demás, explicó, la del «es-pectáculo» fue precisamente «unade las tres tentaciones de Jesús en eldesierto». Satanás le dijo, en efecto:«Ven conmigo, subamos al alero deltemplo; tú te tiras y todos verán elmilagro y creerán en ti». El Señor,en cambio, se revela «en la sencillez,en la humildad».

Entonces, concluyó el Papa Fran-cisco, «nos hará bien en esta Cuares-ma pensar en nuestra vida sobre có-mo el Señor nos ayudó, cómo el Se-ñor nos hizo seguir adelante, y en-contraremos que siempre lo hizo concosas sencillas». Incluso podrá pare-cernos que todo sucedió «como sifuera una casualidad». Porque «elSeñor hace las cosas sencillamente.Te habla silenciosamente al cora-zón». Resultará útil, por lo tanto, eneste período recordar «las numerosasveces» que en nuestra vida «el Señornos visitó con su gracia» y hemosentendido que la humildad y la sen-cillez son su «estilo». Esto, explicóel Papa, vale no solamente en la vi-da diaria, sino también «en la cele-bración litúrgica, en los sacramen-tos», en los cuales «es bello que semanifieste la humildad de Dios y noel espectáculo mundano».

Puerta abierta«Pedir perdón no es un simple pedirdisculpas». No es fácil, así como«no es fácil recibir el perdón deDios: no porque Él no quiera dár-noslo, sino porque nosotros cerra-mos la puerta no perdonando» a losdemás. En la homilía de la misa enSanta Marta del martes 10 de marzo,el Papa Francisco añadió una teselaa la reflexión sobre el camino peni-tencial que caracteriza la Cuaresma:el tema del perdón.

La reflexión partió del pasaje dela primera lectura, tomada del librodel profeta Daniel (3, 25.34-43), don-de se lee que el profeta Azarías «pa-saba un momento de prueba y recor-dó la prueba de su pueblo, que eraesclavo». Pero, puntualizó el Pontífi-ce, el pueblo «no era esclavo por ca-sualidad: era esclavo porque habíaabandonado la ley del Señor, porquehabía pecado». Por ello Azarías rezaasí: «Por el honor de tu nombre, nonos desampares para siempre, norompas tu alianza, no apartes de no-sotros tu misericordia... Ahora, Se-ñor, somos el más pequeño de todoslos pueblos; hoy estamos humilladospor toda la tierra a causa de nues-tros pecados. Hoy pedimos miseri-cordia». Es decir, Azarías «se arre-piente. Pide perdón por el pecadode su pueblo». Así, pues, el profeta«no se lamenta ante Dios en laprueba», no dice: «Pero tú eres in-justo con nosotros, mira lo que suce-de ahora...». Él, en cambio, afirma:«Hoy estamos humillados por todala tierra a causa de nuestros pecadosy nos merecemos esto». He aquí eldetalle fundamental: Azarías «teníaconciencia de pecado».

El Papa hizo notar luego tambiénque Azarías no dice al Señor: «Dis-culpa, nos hemos equivocado». Enefecto, «pedir perdón es otro cosa,es algo distinto que pedir discul-pas». Se trata de dos actitudes dife-rentes: el primero se limita a pedirdisculpas, el segundo implica el re-conocimiento de haber pecado.

El pecado, en efecto, «no es unsimple error. El pecado es idolatría»,es adorar a los «numerosos ídolosque tenemos»: el orgullo, la vani-dad, el dinero, el «yo mismo», elbienestar. He aquí porqué Azaríasno pide simplemente disculpas, sinoque «pide perdón».

El pasaje del evangelio de sanMateo (18, 21-35) llevó al Papa Fran-cisco a afrontar la otra cara del per-dón: del perdón que se pide a Diosal perdón que se ofrece a los herma-nos. Pedro plantea una pregunta aJesús: «Señor, si mi hermano meofende, ¿cuántas veces tengo queperdonarlo?». En el Evangelio «noson muchos los momentos en losque una persona pide perdón», ex-plicó el Papa, recordando algunosde estos episodios. Está, por ejem-plo, «la pecadora que llora sobre lospies de Jesús, lava los pies con suslágrimas y los seca con sus cabe-llos»: en ese caso, dijo el Pontífice,«la mujer había pecado mucho, ha-bía amado mucho y pide perdón».Luego se podría recordar el episodioen el que Pedro, «tras la pesca mila-grosa, dice a Jesús: “Aléjate de mí,que soy un pecador”»: allí él «se dacuenta de que no se había equivoca-do, que había otra cosa dentro de

él». También, se puede volver a pen-sar en el momento en el que «Pedrollora, la noche del Jueves santo,cuando Jesús lo mira».

En todo caso, son «pocos los mo-mentos en los que se pide perdón».Pero en el pasaje propuesto por la li-turgia Pedro pregunta al Señor cuáldebe ser la medida de nuestro per-dón: «¿Sólo siete veces?». Jesús res-ponde al apóstol «con un juego depalabras que significa “s i e m p re ”: se-tenta veces siete, es decir, tú debesperdonar siempre». Aquí, subrayó elPapa Francisco, se habla de «perdo-nar», no simplemente de pedir dis-culpas por un error: perdonar «aquien me ha ofendido, a quien mehizo mal, a quien con su maldad hi-rió mi vida, mi corazón».

He aquí entonces la pregunta paracada uno de nosotros: «¿Cuál es lamedida de mi perdón?». La respues-ta puede venir de la parábola relata-da por Jesús, la del hombre «aquien se le perdonó mucho, mucho,mucho, mucho dinero, mucho, mi-llones», y que luego, bien «conten-to» con su perdón, salió y «encontróa un compañero que tal vez teníauna deuda de 5 euros y lo mandó ala cárcel». El ejemplo es claro: «Siyo no soy capaz de perdonar, no soycapaz de pedir perdón». Por ello«Jesús nos enseña a rezar así al Pa-dre: “Perdona nuestras ofensas asícomo nosotros perdonamos a losque nos ofenden”».

¿Qué significa en concreto? El Pa-pa Francisco respondió imaginandoel diálogo con un penitente: «Pero,padre, yo me confieso, voy a confe-sarme... —¿Y qué haces primero deconfesarte? —Pienso en las cosas quehice mal. —Está bien. —Luego pidoperdón al Señor y prometo no vol-ver hacerlo... —Bien. ¿Y luego vas alsacerdote?». Pero antes «te falta unacosa: ¿has perdonado a los que tehan hecho mal?». Si la oración quese nos ha sugerido es: «Perdonanuestras ofensas así como nosotrosperdonamos a los demás», sabemosque «el perdón que Dios te dará»requiere «el perdón que tú das a losdemás».

Como conclusión, el Papa Fran-cisco resumió así la meditación: antetodo, «pedir perdón no es un simplepedir disculpas» sino que «es serconsciente del pecado, de la idola-tría que construí, de las muchas ido-latrías»; en segundo lugar, «Diossiempre perdona, siempre», pero pi-de que también yo perdone, porque«si yo no perdono», en cierto senti-do es como si cerrase «la puerta alperdón de Dios». Una puerta, encambio, que debemos mantenerabierta: dejemos entrar el perdón deDios a fin de que podamos perdo-nar a los demás.

Corazonesp etrificados

Ninguna componenda: o nos deja-mos amar «por la misericordia deDios» o elegimos el camino «de lahipocresía» y hacemos lo que quere-mos dejando que nuestro corazón«se endurezca» cada vez más. Es lahistoria de la relación entre Dios y elhombre, desde los tiempos de Abelhasta nuestros días, en el centro dela reflexión propuesta por el PapaFrancisco durante la misa en SantaMarta el jueves 12 de marzo.

El Pontífice partió de la oracióndel salmo responsorial —«No endu-rezcáis vuestro corazón»— y se pre-guntó: «¿Por qué sucede esto?». Pa-ra comprenderlo hizo referencia antetodo a la primera lectura tomada dellibro del profeta Jeremías (7, 23-28)donde está, por decirlo así, sintetiza-da la «historia de Dios». Y nos po-dríamos preguntar: ¿Cómo, «Diostiene una historia?». ¿Cómo es posi-ble visto que «Dios es eterno»? Esverdad, explicó el Papa Francisco,«pero desde el momento en queDios entró en diálogo con su pue-blo, entró en la historia».

Y la historia de Dios con su pue-blo «es una historia triste» porque«Dios lo dio todo» y a cambio «só-lo recibió cosas malas». El Señor ha-bía dicho: «Escuchad mi voz. Yo se-ré vuestro Dios y vosotros seréis mipueblo. Seguid el camino que os se-ñalo, y todo os irá bien». Ese era el«camino» hacia la felicidad. «Peroellos no escucharon ni hicieron ca-so» y, es más, «caminaron según susideas, según la maldad de su obsti-nado corazón»: es decir, no querían«escuchar la Palabra de Dios».

Esta opción, explicó el Papa, ca-racterizó toda la historia del pueblode Dios: «pensemos en el asesinato,en la muerte de Abel, asesinado porsu hermano, corazón malvado de en-vidia». Sin embargo, a pesar de queel pueblo haya continuamente «da-do la espalda» al Señor, Él afirma:«Yo no me he cansado». Y envía«con asidua atención» a los profetas.Aun así, sin embargo, los hombresno lo escucharon. Es más, se lee enla Escritura, «endurecieron la cervizy fueron peores que sus padres». Y«la situación del pueblo de Diosempeoró, a través de las generacio-nes».

El Señor dijo a Jeremías: «Yapuedes repetirles este discurso, segu-ro que no te escucharán; ya puedesgritarles, seguro que no te responde-rán. Aún así les dirás: “Esta es lagente que no escucha la voz del Se-ñor, su Dios, y no quiso escarmen-tar». Y luego, destacó el Papa, aña-dió una palabra «terrible: “Ha desa-parecido la fidelidad... Vosotros nosois un pueblo fiel”». Aquí, comentóel Papa Francisco, parece que Diosllorase: «Te he amado tanto, te hedado tanto y tú... todo en contra demí». Un llanto que recuerda el deJesús «contemplando Jerusalén».Por lo demás, explicó el Pontífice,«en el corazón de Jesús estaba todaesta historia, donde la fidelidad ha-bía desaparecido». Una historia deinfidelidad que atañe «nuestra histo-

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página 12 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de marzo de 2015, número 11

Colegio episcopalRENUNCIAS:

El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la archidiócesisde Sens (Francia) y de la prelaturaterritorial de la «Mission de France»o Pontigny que monseñor YVES PA-TENÔTRE, le había presentado enconformidad con el canon 401 § 1del Código de derecho canónico.

Yves Patenôtre nació en Troyes el23 de enero de 1940. Recibió la or-denación sacerdotal el 29 de juniode 1965. Juan Pablo II le nombróobispo de Saint-Claude el 1 de di-ciembre de 1994; recibió la ordena-ción episcopal el 29 de enero de1995. El mismo Papa le promovió aarzobispo coadjutor de Sens y prela-do coadjutor de la prelatura territo-rial de la «Mission de France» o

Pontigny el 30 de julio de 2004. Pa-só a ser arzobispo residencial de di-cha sede el 31 de diciembre sucesivo.

El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la diócesis deDíli (Timor oriental) que monseñorALBERTO RICARD O DA SI LVA , le ha-bía presentado en conformidad conel canon 401 § 2 del Código de de-recho canónico.

Alberto Ricardo da Silva nació enAileu, diócesis de Díli, el 24 de abrilde 1943. Recibió la ordenación sacer-dotal el 15 de agosto de 1972. JuanPablo II le nombró obispo de Díli el27 de febrero de 2004; recibió la or-denación episcopal el 2 de mayo delmismo año.

El Papa ha aceptado la renuncia a lafunción de auxiliar de Roma (Italia)que monseñor PAOLO SC H I AV O N ,obispo titular de Trevi, le había pre-sentado en conformidad con los cá-nones 411 y 401 § 1 del Código dederecho canónico.

Paolo Schiavon nació en Padua el1 de septiembre de 1939. Recibió laordenación sacerdotal el 5 de juliode 1964. Juan Pablo II lo nombróobispo titular de Trevi y auxiliar deRoma el 18 de julio de 2002; recibióla ordenación episcopal el 21 de sep-tiembre del mismo año.

EL PA PA HA NOMBRAD O:

— Arzobispo de Sens (Francia) yprelado de la prelatura territorial dela «Mission de France» o Pontignya monseñor HERVÉ GI R AU D , hastaahora obispo de Soisson.

Hervé Giraud nació en Tournon,diócesis de Viviers, el 26 de febrerode 1957. Recibió la ordenación sacer-dotal el 22 de septiembre de 1985.Juan Pablo II le nombró obispo titu-lar de Silli y auxiliar de la archidió-cesis de Lyon el 15 de abril de 2003;recibió la ordenación episcopal el 25de mayo sucesivo. Benedicto XVI lenombró obispo coadjutor de Sois-sons el 13 de noviembre de 2007. Pa-só a ser obispo de dicha diócesis el22 de febrero de 2008.

—Arzobispo metropolitano de Maltaa monseñor CHARLES JUDE SCICLU-NA, hasta ahora obispo titular deSan León y administrador apostólicode dicha archidiócesis.

Charles Jude Scicluna nació enToronto (Canadá) el 15 de mayo de1959. Recibió la ordenación sacerdo-tal el 11 de julio de 1986, incardina-do en la archidiócesis de Malta. Be-nedicto XVI le nombró obispo titularde San León y auxiliar de la archi-diócesis de Malta el 6 de octubre de2012; recibió la ordenación episcopalel 24 de noviembre sucesivo. Desdeoctubre de 2014 era administradorapostólico de la archidiócesis deMalta.

—Obispo de Waterford y Lismore(Irlanda) al presbítero ALPHONSUSCU L L I N A N.

Alphonsus Cullinan nació en elcondado de Clare el 7 de mayo de1959. Recibió la ordenación sacerdo-tal el 12 de junio de 1994, incardina-do en la diócesis de Limerick. Obtu-vo el doctorado en teología moral enla Academia Alfonsiana de Roma.Ha sido docente, vicario parroquialy párroco.

—Obispo de Shinyanga (Tanzania) amonseñor LI B E R AT U S SA N G U, hastaahora oficial en la Congregación pa-ra la evangelización de los pueblos.

Liberatus Sangu nació en Mwa-zye, diócesis de Sumbawanga, el 19de febrero de 1963. Recibió la orde-nación sacerdotal el 9 de julio de1994. Se licenció en teología sacra-mental en el Pontificio Ateneo SanAnselmo de Roma. En su ministerioha sido, entre otras cosas, formadoren el seminario menor, párroco, di-rector diocesano para las vocacionesy responsable de la pastoral juvenil.Desde 2008 presta servicio en laSanta Sede como oficial en la Con-gregación para la evangelización delos pueblos.

—Obispo de Wewak (Papúa NuevaGuinea) al padre JÓZEF ROSZYNSKI,S.V.D.

Józef Roszynski, S.V.D., nació Nid-zica, diócesis de Warmia (Polonia),el 18 de agosto de 1962. Ingresó enla Sociedad del Verbo Divino, don-de recibió la ordenación sacerdotalel 30 de abril de 1989. Como misio-nero en Papúa Nueva Guinea ha de-sempeñado su ministerio como vica-rio parroquial y párroco en diversas

Audiencias pontificiasEL SANTO PADREHA RECIBID O EN AU D I E N C I A :

Jueves 5 de marzo

—Al cardenal Beniamino Stella,prefecto de la Congregación parael clero.

—A monseñor Thomas YehSheng-nan, arzobispo titular deLeptis Magna, nuncio apostólicoen Argelia y en Túnez.

—A monseñor Eugene MartinNugent, arzobispo titular de Dom-nach Sechnaill, nunció apostólicoen Haití.

—A monseñor Marek Solczyński,arzobispo titular de Cesarea deMauritania, nuncio apostólico enGeorgia, en Armenia y en Azer-baiyán.

Viernes, día 6

—Al cardenal Gerhard LudwigMüller, prefecto de la Congrega-ción para la doctrina de la fe.

—Al presidente de la Repúblicade Azerbaiyán, Ilham Aliyev, consu esposa y el séquito.

—A monseñor Fernando NatalioChomalí Garib, arzobispo de Con-cepción, administrador apostólico«sede vacante» de Orsono (Chile).

Sábado, día 7

—Al cardenal Marc Oullet, P.S.S.,prefecto de la Congregación paralos obispos.

Lunes, día 9

—A sus majestades el rey Felipey la reina Matilde de Bélgica, conel séquito.

A los obispos de la Conferenciaepiscopal de Corea, en visita «adlimina Apostolorum»:

—Cardenal Andrew Yeom Soo-jung, arzobispo de Seúl y adminis-trador apostólico «sede vacante etad nutum Sanctae Sedis» deP’yŏug-yang, con los auxiliares:monseñor Basil Cho Kyu-man,obispo titular de Elefantaria diProtoconsolare; monseñor TimothyYu Gyoung-chon, obispo titular de

Puppi; y monseñor Peter ChungSoon-taek, obispo titular de Tama-zuca.

—Monseñor Hyginus Kim Hee-joong, arzobispo de Gwangju, conel auxiliar: monseñor Simon OkHyun-jin, obispo titular de Perero-diana.

—Monseñor Peter Kang U-il,obispo de Cheju.

—Monseñor Vincent Ri Pyung-ho, obispo de Jeonju.

—Monseñor Luke Kim Woon-hoe, obispo de Ch’unch,ŏn, admi-nistrador apostólico «sede vacanteet ad nutum Sanctae Sedis» deHamhŭn g.

—Monseñor Lazzaro YouHeung-sik, obispo de Daejón, conel auxiliar: monseñor AugustinusKim Jong-soo, obispo titular deS u f a s a r.

—Monseñor Boniface Choi Ki-san, obispo de Incheon, con el au-xiliar: monseñor John Baptist JungShin-chul, obispo titular de Cui-cul.

—Dom Blasio Park Hyun-dong,O.S.B., administrador apostólico«ad nutum Sanctae Sedis» de laabadía de Tŏkwon.

R e p re s e n t a c i ó np ontificia

El Santo Padre ha nombradonuncio apostólico en Hondurasa monseñor NO VAT U S RUGAM-B WA , arzobispo titular de Taga-ria, hasta ahora nuncio apostóli-co en Angola y en Santo Toméy Príncipe.

Novatus Rugambwa nació enBukoba (Tanzania) el 8 de octu-bre de 1957. Recibió la ordena-ción sacerdotal el 6 de julio de1986. Benedicto XVI le nombróarzobispo titular de Tagaria ynuncio apostólico en Angola yen Santo Tomé y Príncipe el 6de febrero de 2010; recibió la or-denación episcopal el 18 de mar-zo sucesivo.

Nombramientosp ontificios

El Santo Padre ha confirmadopresidente del Comité pontificiopara los Congresos eucarísticosinternacionales a monseñor PIEROMARINI, arzobispo titular deMartirano.

Su Santidad, además, ha nombra-do miembros de dicho Comité alos cardenales: STA N I S ŁAWRYŁKO , presidente del Consejopontificio para los laicos; ROBERTSARAH, prefecto de la Congrega-ción para el culto divino y la dis-ciplina de los sacramentos; y BE-NIAMINO STELLA, prefecto de laCongregación para el clero; y alpadre JUA N JAV I E R FLORES AR-CAS, O.S.B. (España), rector mag-nífico del Pontificio Ateneo SanAnselmo de Roma.

COMUNICACIONES

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número 11, viernes 13 de marzo de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 13

Cien años de la facultad teológica de la Universidad católica argentina

Estudiosos de fronteraCon ocasión de los cien años de la facultad de teología de la Universidad católica,el Papa Francisco envió una carta al gran canciller, el cardenal arzobispo de BuenosAires, Aurelio Poli, en la que recuerda: «teología significa vivir en una fro n t e ra ,esa en la que el Evangelio encuentra las necesidades de las personas a las que seanuncia, de manera comprensible y significativa».

Al estimado hermanocardenal MARIO AURELIO POLI

Gran cancillerde la Universidad católica argentina

Querido hermano:La celebración de los 100 años de la

facultad de teología de la Universidadcatólica es un momento importantepara la Iglesia en Argentina. El aniver-sario coincide con el de los cincuentaaños de la clausura del Concilio Vati-cano II, que ha sido una puesta al día,una relectura del Evangelio en la pers-pectiva de la cultura contemporánea.Ha producido un movimiento irrever-sible de renovación que viene delEvangelio. Y ahora es preciso seguiradelante.

Pero, ¿cómo seguir adelante? Ense-ñar y estudiar teología significa viviren una frontera, esa en la que el Evan-gelio encuentra las necesidades de laspersonas a las que se anuncia, de ma-nera comprensible y significativa. De-bemos guardarnos de una teología quese agota en la disputa académica o quecontempla la humanidad desde un cas-tillo de cristal. Se aprende para vivir:teología y santidad son un binomio in-separable.

Por tanto, la teología que desarro-llan ha de estar basada en la Revela-ción, en la Tradición, pero también de-be acompañar los procesos culturales ysociales, especialmente las transicionesdifíciles. En este tiempo, la teologíatambién debe hacerse cargo de losconflictos: no sólo de los que experi-mentamos dentro de la Iglesia, sinotambién de los que afectan a todo elmundo y que se viven por las calles deLatinoamérica. No se conformen conuna teología de despacho. Que el lu-

gar de sus reflexiones sean las fronte-ras. Y no caigan en la tentación depintarlas, perfumarlas, acomodarlas unpoco y domesticarlas. También losbuenos teólogos, como los buenos pas-tores, huelen a pueblo y a calle y, consu reflexión, derraman ungüento y vi-no en las heridas de los hombres.

Que la teología sea expresión deuna Iglesia que es «hospital de cam-po», que vive su misión de salvación ycuración en el mundo. La misericordiano es sólo una actitud pastoral, sino lasustancia misma del Evangelio de Je-sús. Les animo a que estudien cómo,en las diferentes disciplinas —dogmáti-ca, moral, espiritualidad, derecho,etc.—, se puede reflejar la centralidadde la misericordia.

Sin misericordia, nuestra teología,nuestro derecho, nuestra pastoral, co-rren el riesgo de caer en la mezquin-dad burocrática o en la ideología, quepor su propia naturaleza quiere do-mesticar el misterio. Comprender lateología es comprender a Dios, que esa m o r.

¿Quién es entonces el estudiante deteología que la U.C.A. está llamada aformar? Ciertamente no un teólogo«de museo», que acumula datos e in-formación sobre la Revelación, perosin saber muy bien qué hacer con ello.Y tampoco un «balconero» de la his-toria. El teólogo formado en la U.C.A.ha de ser una persona capaz de cons-truir en torno a sí la humanidad, detransmitir la divina verdad cristiana enuna dimensión verdaderamente huma-na, y no un intelectual sin talento, uneticista sin bondad o un burócrata delo sagrado.

Pido a la Virgen María Sede de laSabiduría y Madre de la Divina Gra-cia, que nos acompañe en la celebra-ción de este centenario. Te pido quesaludes a los alumnos, los empleados,profesores y autoridades de la facultady, por favor, que no se olviden rezarpor mí. Que Jesús te bendiga y la Vir-gen Santa te cuide.

Fr a t e r n a l m e n t e ,

Vaticano, 3 de marzo de 2015

En la presencia del Papa Francisco

El juramentodel cardenal camarlengo

El Papa Francisco recibió delcardenal Jean-Louis Tauran, pre-sidente del Consejo pontificiopara el diálogo interreligioso, eljuramente del cargo de camarlen-go de la santa Iglesia romana. Elmismo tuvo lugar en la capillade Urbano VIII del palacio apos-tólico, el lunes 9 de marzo, porla mañana.

Al término del juramento, elcardenal Tauran dirigió un brevesaludo al Pontífice, dándole lasgracias por haberlo nombradocamarlengo: signo —dijo— de«una ulterior manifestación deconfianza por parte de vuestra

que «Ubi Petrus, ibi Ecclesia».Al término, el Papa Francisco

invitó a la asamblea a recitar unAvemaría. Estuvieron presentes,entre otros, el arzobispo Giam-piero Gloder, vicecamarlengo, elobispo Giuseppe Sciacca, auditorgeneral, y monseñor AssuntoScotti, decano de la Cámaraapostólica. El rito lo dirigiómonseñor Guido Marini, maestrode la celebraciones litúrgicaspontificias. El Pontífice habíallegado a la capilla Urbano VIIIacompañado por el arzobispoGeorg Gänswein, prefecto de laCasa pontificia.

Para llevar a Cristo a todos

bar una primera aplicación de lareforma, que ya era posible tra-ducir en la práctica sin tener queesperar los nuevos libros litúrgi-cos, como por ejemplo el uso dela lengua viva.

En estos cincuenta años losprincipios teológicos y los crite-rios pastorales contenidos en laSacrosanctum Concilium han sidoel alma que guió la reforma, perotodo lo establecido no siempre sepuso en práctica. Traducir a lalengua hablada las fórmulas olos textos de la Sagrada Escriturafue el inicio de un largo itinera-rio. Queda todavía un gran tra-bajo por realizar: ayudar a losfieles a entrar más profundamen-te en la experiencia del encuen-tro con Cristo, que se realiza enla liturgia. Partiendo de una au-téntica propuesta de fe y conver-sión, es necesario desarrollar unproyecto de pastoral litúrgica queencarne en la celebración de lavida diaria la teología y la pasto-ral que surgieron del Vaticano II,dirigiéndose principalmente a lascomunidades parroquiales.

La celebración pierde fuerzacomunicativa si usa un lenguajey algunos signos que no son cla-ros para los hombres de hoy oque no se explican. Por ello elPapa Francisco en la Evangeliigaudium escribe que «la Iglesiaevangeliza y se evangeliza a símisma con la belleza de la litur-gia» (24). Pastores y bautizadosentrarán en la experiencia litúrgi-ca de la Iglesia para redescubrirla verdadera fuente de la vidacristiana e identificar en las pro-puestas de los nuevos libros li-túrgicos un camino idóneo parauna participación plena en elmisterio pascual de Cristo. Unitinerario de pastoral litúrgicaconfirmará el sentido de la refor-ma, en continuidad con lo queproféticamente declaró Pablo VIen el Ángelus del 7 de marzo de1965: «Esto es para vosotros, fie-les, para que podáis uniros mejora la oración de la Iglesia, paraque podáis pasar de un estadode simples espectadores al de fie-les partícipes y activos».

*Director de la Oficina litúrgicadel vicariato de Roma

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Santidad». El purpuradole aseguró en nombre delos miembros de la Cáma-ra apostólica, «preladosque tienen como únicaambición servir a la Igle-sia», la intención de com-prometerse «en respetar elderecho, obrar con sobrie-dad y colaborar con todoslos miembros de la Curiaro m a n a » .

«Todos —continuó esta-mos dispuestos a dar lomejor de nosotros mis-mos, para que en cadacircunstancia los derechosde la Santa Sede sean tu-telados», manteniendosiempre la consciencia«de los deberes que nosincumben hoy y mañana.Recemos para que nuestrainteligencia nunca ocultela imagen y el testimoniode esta Sede apostólica,esta Iglesia de Roma quepreside en la caridad». Elpurpurado, por último,afirmó su convicción de

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página 14 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de marzo de 2015, número 11

Fue arzobispo de Nueva York del 2000 al 2009

La muerte del cardenal EganEl cardenal Edward Michael Egan,arzobispo emérito de Nueva York, falle-ció el juves 5 de marzo, por la tarde,en el hospital universitario LangoneMedical Center. En menos de un meshabría cumplido 83 años.

Nueva York tributa un ferviente ho-menaje al pastor que, aún más trasel atentado a las torres gemelas del11 de septiembre de 2001, se convir-tió en el guía espiritual y punto dereferencia no sólo para los católicosde Estados Unidos. «Quisiera ser re-cordado como un sacerdote que cui-dó bien el pueblo de Dios, al menosen lo que podía, y como pastor, portranscurrir el mayor tiempo posibleen las parroquias», dijo en una oca-sión. Y no por casualidad, tambiéncomo arzobispo emérito, permanecióen Manhattan, precisamente paracontinuar su relación directa con lagente.

Su concreta atención a las perso-nas, caracterizada por la acogida y lacaridad —especialmente con los po-bres e inmigrantes—, surgía de unafe recibida en su familia profunda-mente católica. El purpurado nacióen Oak Park, archidiócesis de Chica-go, el 2 de abril de 1932. Tras conse-guir el diploma en filosofía en elSaint Mary of the Lake seminary, fueenviado a Roma en 1954 a completarsus estudios. En 1958 obtuvo la li-

cenciatura en teología en la Pontifi-cia Universidad Gregoriana. Des-pués de su ordenación sacerdotal enRoma, el 15 de diciembre de 1957, re-gresó a Estados Unidos donde, porun breve período, fue vicario de lacatedral del Santo Nombre y secre-tario del cardenal Albert GregoryMeyer. En 1960 fue nombrado vice-rrector de la facultad de teología y

derecho canónico en el PontificioColegio Norteamericano.

En 1964, inmediatamente despuésde obtener la licenciatura en derechocanónico en la Pontificia Universi-dad Gregoriana, regresó a EstadosUnidos, donde se le encomendó elcargo de secretario del cardenal JohnCody. En 1971 volvió a Roma comojuez del Tribunal de la Rota romana,función que desempeñó hasta su

nombramiento como obispo titularde Allegheny y auxiliar de NuevaYork el 1 de abril de 1985; recibió laordenación episcopal el 22 de mayosucesivo.

Como auxiliar de Nueva York, elcardenal arzobispo John J. O’Con-nor le encomendó la tarea de vicariopara la educación. Tres años despuésfue nombrado obispo de Bridgeport,el 5 de noviembre de 1988; y el 11 demayo de 2000, fue promovido a ar-zobispo de Nueva York. Juan PabloII le creó cardenal, del título de lossantos Juan y Pablo, en el consisto-rio del 21 de febrero de 2001. En ju-lio del mismo año el Santo Padre lenombró relator general de la décimaasamblea general ordinaria del Síno-do de los obispos, en programa del30 de septiembre al 27 de octubresobre el tema del obispo «servidordel Evangelio de Jesucristo para laesperanza del mundo», pero a causadel atentado a las torres gemelas,prefirió volver a Nueva York antesde la conclusión del Sínodo. Su tra-bajo en el ámbito de la asamblea fuedesempeñado por el cardenal Bergo-lio, a quien el Papa le encomendó lafunción de relator general adjunto el4 de octubre.

Defensor de los derechos de losinmigrantes, durante el episcopadoen Nueva York fue artífice de nume-rosas iniciativas en el ámbito de laformación, la caridad, la educaciónescolar y sanitaria. Se comprometiótambién en el campo de las comuni-caciones sociales, dando un nuevoempuje a la prensa diocesana y alapostolado a través de la televisión.Por último, el 23 de febrero de 2009,Benedicto XVI aceptó su renuncia algobierno pastoral de la archidiócesisde Nueva York .

Fue, además, miembro del Conse-jo de cardenales para el estudio y laorganización de los asuntos econó-micos de la Santa Sede; del Tribunalsupremo de la Signatura apostólica;de la Congregación para las Iglesiasorientales; de la Prefectura para losasuntos económicos de la Santa Se-de; del Consejo pontificio para la fa-milia y de la Comisión permanentepara la protección del patrimoniohistórico y artístico de la Santa Se-de.

Pésame del PapaEl Santo Padre Francisco apenas tuvo noticia de la muerte del cardenalEdward Michael Egan, se recogió en oración. Después envió al cardenalTimothy M. Dolan, arzobispo de Nueva York, el telegrama de pésame eninglés del que publicamos la siguiente traducción.

Al recibir con tristeza la noticia de la muerte del cardenal Edward M.Egan, arzobispo emérito de Nueva York, doy mi más sentido pésame austed y a los fieles de la archidiócesis. Me uno a vosotros al encomendarla noble alma del difunto cardenal a Dios, Padre de misericordia, congratitud por los años de ministerio episcopal en medio del rebaño deCristo en Bridgeport y en Nueva York, por su eminente servicio a la Sedeapostólica y su experta contribución en la revisión del derecho de la Igle-sia en los años sucesivos al Concilio Vaticano II. A todas las personasreunidas en la catedral de San Patricio, con ocasión de la misa de funeral,y a todos los que lloran al cardenal Egan con la esperanza cierta de laResurrección, imparto de corazón mi bendición apostólica como prendade consuelo y de paz en el Señor.

Colegio episcopal

parroquias, miembro del consejoprovincial de los misioneros verbi-tas, superior de un distrito, superiorprovincial y miembro de la comi-sión para la gestión financiera ypastoral de la sede vacante de We-wak.

—Obispo de Luz (Brasil) al presbí-tero JOSÉ ARISTEU VIEIRA .

José Aristeu Vieira nació en RioVermelho, diócesis de Guanhães, el14 de julio de 1952. Recibió la orde-nación sacerdotal el 13 de octubrede 1979, incardinado en la archidió-cesis de Diamantina. En su ministe-rio ha sido, entre otras cosas, admi-nistrador y vicario parroquial, pá-rroco en diversas parroquias, forma-dor en el seminario diocesano ycoordinador de la pastoral vocacio-nal y de las obras para las vocacio-nes de Diamantina.

—Obispo de Três Lagoas (Brasil) alpresbítero LUIZ GO N Ç A LV E S KN U P P.

Luiz Gonçalves Knupp nació enMandaguari, archidiócesis de Ma-ringá, el 29 de noviembre de 1967.Recibió la ordenación sacerdotal el24 de abril de 1999. En su ministe-rio ha desempeñado los siguientescargos: administrador parroquial,párroco en diversas parroquias yformador en diversos seminarios dela archidiócesis de Maringá.

—Obispo de Colatina (Brasil) amonseñor JOAQUIM WLADIMIR LO-PES DIAS, hasta ahora obispo titularde Sita y auxiliar de Vitória.

Joaquim Wladimir Lopes Diasnació en Cafelândia, diócesis deLins, el 23 de octubre de 1957. Reci-bió la ordenación sacerdotal el 12de diciembre de 1997, incardinadoen la diócesis de Jundiaí. BenedictoXVI le nombró obispo titular de Si-ta y auxiliar de la archidiócesis deVitória el 21 de diciembre de 2011;recibió la ordenación episcopal el 4de marzo de 2012.

—Obispo titular de Legia y auxiliarde Onitsha (Nigeria) a monseñorDENIS CHIDI ISIZOH, hasta ahoraoficial del Consejo pontificio parael diálogo interreligioso.

Denis Chidi Isizoh nació en Og-bunike, archidiócesis de Onitsha, el24 de enero de 1956. Recibió la or-denación sacerdotal el 28 de sep-tiembre de 1985. Obtuvo el docto-rado en teología bíblica en la Pon-tificia Universidad Gregoriana deRoma. En su ministerio ha sido for-mador en el seminario menor, vica-rio parroquial, capellán, secretario yasistente del cardenal Francis Arin-ze. Desde 1995 presta servicio en laSanta Sede como oficial del Conse-jo pontificio para el diálogo interre-ligioso.

—Obispo titular de Ressiana y auxi-liar de Liubliana (Eslovenia) amonseñor FRANC ŠUŠTA R .

Franc Šuštar nació en Liublianael 27 de abril de 1959. Recibió la or-denación sacerdotal el 29 de juniode 1985. Se doctoró en teología enla Pontificia Universidad Gregoria-na de Roma. Ha desempeñado suministerio como vicario parroquialy párroco en diversas parroquias,

rector del seminario mayor, miem-bro del consejo presbiteral, del co-legio de consultores, del consejopastoral y de la comisión de perso-nal.

—Obispo titular de Regie y auxiliarde Campo Grande (Brasil) al padreJANUSZ DANECKI, O.F.M.C O N V.

Janusz Danecki, O.F.M.C O N V., na-ció en Sochaczew, diócesis deŁowicz (Polonia), el 8 de septiem-bre de 1951. Ingresó en la Orden deFrailes Menores Conventuales, don-de recibió la ordenación sacerdotalel 19 de junio de 1977. Antes de sumisión en Brasil desempeñó su mi-nisterio sacerdotal en diversas pa-rroquias franciscanas de Polonia.En Brasil ha sido formador de pos-tulantes y superior de una comuni-dad, rector de un seminario francis-cano, guardián en diversos conven-tos, vicario provincial y párroco endiversas parroquias.

—Obispo titular de Lentini y auxi-liar de Ło dź (Polonia) a monseñorMAREK MARCZAK.

Marek Marczak nació en Piotr-ków Trybunalski, el 17 de febrero de1969. Recibió la ordenación sacer-dotal el 11 de junio de 1994. Obtu-vo el doctorado en teología dogmá-tica en la Pontificia UniversidadGregoriana de Roma. En su minis-terio ha sido vicario parroquial; do-cente y, más tarde, rector en el se-minario mayor de Ło dź; presidentede la comisión para el apostoladode los laicos; visitador para la cate-quesis; colaborador pastoral ymiembro del consejo presbiteral.

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número 11, viernes 13 de marzo de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 15

En dos años de pontificado

El bien que todospueden realizar

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Audienciaal presidente de Azerbaiyán

En los cordiales coloquios se expresó satisfacción por el desarrollode las relaciones bilaterales. En especial, se centraron en temas referi-dos a la vida de la comunidad católica en el país y a algunas iniciati-vas en ámbito cultural, destacando el valor, en el mundo contempo-ráneo, del diálogo intercultural e interreligioso para favorecer la paz.

Se hizo luego referencia a la actualidad regional e internacional,afirmando la importancia de las negociaciones en la resolución de losconflictos, así como la educación para promover las bases de unaconvivencia pacífica entre las poblaciones y los diversos grupos reli-giosos.

ria personal», porque «nosotroshacemos nuestra voluntad. Perohaciendo esto, en el camino de lavida seguimos una senda de endu-recimiento: el corazón se endurece,se petrifica. La palabra del Señorno entra. El pueblo se aleja». Porello, dijo el Papa, «hoy, en este díacuaresmal, podemos preguntarnos:¿Escucho la voz del Señor, o hagolo que yo quiero, lo que me gus-ta?».

El consejo del salmo responso-rial –«No endurezcáis vuestro cora-zón»– se vuelve a encontrar «mu-chas veces en la Biblia» donde, pa-ra explicar la «infidelidad del pue-blo», se usa a menudo «la figurade la adúltera». El Papa Franciscorecordó, por ejemplo, el pasaje fa-moso de Ezequiel 16: «Toda unahistoria de adulterio, es la tuya.Tú, pueblo, no fuiste fiel a mí, eresun pueblo adúltero». O tambiénlas muchas veces en que Jesús «re-prochaba a los discípulos ese cora-zón endurecido», como hizo conlos de Emaús: «¡Qué necios y tor-pes sois!».

El corazón malvado –explicó elPontífice al recordar que «todostenemos un pedacito»– «no nosdeja entender el amor de Dios.Nosotros queremos ser libres», pe-ro «con una libertad que al finalnos hace esclavos, y no con la li-bertad del amor que nos ofrece elSeñor».

Esto, subrayó el Papa, sucedetambién en las «instituciones»: porejemplo, «Jesús cura a una perso-na, pero el corazón de estos docto-res de la ley, de estos sacerdotes,de este sistema legal era muy duro,siempre buscaban excusas». Y, así,le dicen: «Pero, tú arrojas a los de-monios en nombre del demonio».Tú eres un brujo demoníaco. Sonlos legalistas «que creen que la vi-

da de la fe se regula solamente porlas leyes que hacen ellos». Paraellos «Jesús usa esa palabra: hipó-critas, sepulcros blanqueados, muyhermosos por fuera pero por den-tro llenos de podredumbre y de hi-p o cresía».

Lamentablemente, dijo el PapaFrancisco, lo mismo «ocurrió en lahistoria de la Iglesia». Pensemos«en la pobre Juana de Arco: hoyes santa. Pobrecita: estos doctoresla quemaron viva, porque decíanque era herética». O incluso máscercano en el tiempo, pensemos

Paul David Bond,«Corazones de piedra con cuerdas»

MAU R I Z I O GRONCHI

El segundo aniversario de la eleccióndel Papa suscita muchos pensamientosde gratitud al Señor por haber dado ala Iglesia y al mundo un providencialsigno de confianza y esperanza, en unmomento histórico surcado por crisis ymiedos globales. Sin embargo, es pre-cisamente gracias a este período com-plejo en el que debemos leer como sig-no del cielo el nuevo tiempo que vivi-mos. Época nueva, cargada de contra-dicciones, densa de expectativas, an-siosa de ponerse en marcha hacia laestación primaveral, pero también untiempo amenazado por repentinostemporales y desórdenes.

En la vida de la Iglesia, las sucesio-nes a la sede de Pedro tienen siempreel doble rostro de la continuidad y lanovedad. El cambio suscita al mismotiempo temores y esperanzas, la incer-teza de nuevos caminos y el deseo deconservar todo lo bueno que tenemosa nuestras espaldas. Por lo tanto, to-mar conciencia de esta ambivalencia,constitutiva de la rotación, puede ayu-dar a valorar de modo más equilibradolo que estamos viviendo.

El Papa Francisco es un hombre lle-no de vigor, que lleva sobre sus hom-bros una vida entregada sin reservas,en nombre de Cristo, entre la gente,especialmente pobre y creyente, que enArgentina como en toda América Lati-na es la mayoría. Él se encontró, sinalguna voluntad propia, viviendo untrasplante radical, que leyó como vo-luntad de Dios. Por esa razón se enco-mendó con serenidad y profunda con-fianza a Aquel que lo llamó a guiar asu pueblo. Esta sencilla constataciónse podría hacer con cada Papa, imagi-nando sus sentimientos más íntimos.Sin embargo, lo que la hace real, enFrancisco, es su transparencia: quien-quiera que se lo encuentre de cerca o através de los medios de comunicaciónes capaz de percibir la transparenciade los sentimientos.

Se podrá hablar de estilo comunica-tivo, de inmediatez, de espontaneidad.En todo caso tenemos delante a unhombre desarmado, que no se escon-de. Todo esto podría confirmar la ver-dad efectiva que marca la existencia decada Papa: la soledad. En cambio, pa-radójicamente, el hombre que se pre-senta sin protecciones aparece como elmás cercano a cada uno. A esto debe-mos estar atentos, para tratar de com-prender algo no sólo de la persona, si-no también del actual gobierno de laIglesia.

¿Qué sorprende verdaderamente dela figura de Francisco? La atenciónplanetaria a cada uno de sus gestos y acada una de sus expresiones habla dela profunda necesidad de escuchar queel Papa tiene comportamientos norma-les, cotidianos. En efecto, si el Papa secomporta como yo, significa que yopuedo comportarme como él. Nadamás sorprendente y eficaz para enta-blar familiaridad y confianza, estimu-lando a cada uno a ser mejor. Cuandolas palabras resultan coherentes conlos gestos, ya no se está ante actos dedeber y frases de circunstancia, sinoante la autoridad de quien alienta ahacer lo que se debe hacer. En una pa-labra, se trata del buen ejemplo. Y noes poco.

Necesitamos del buen ejemplo, delEvangelio practicable, hecho de fe sen-cilla, de esperanza cotidiana, de cari-dad de todos los días. Esto es lo queel Papa Francisco hace posible, y estambién lo que desconcierta, en laIglesia y en la sociedad civil, porque laescala está invertida. El que está másarriba ha acortado la distancia respectoa quien está más abajo, no con el po-pulismo del lamento, que para cam-biarse a sí mismo espera la transforma-ción del mundo, sino con la banalidaddel bien: el bien que todos puedenre a l i z a r.

Dos años como Papa no son sólo elpreámbulo de un pontificado, sinotambién la intensidad de una vida y laquinta esencia de un amor derramadoen el corazón de esta Iglesia que, alelegir a un sucesor de Pedro que optópor llamarse Francisco, está caminan-do con el lento paso de la acogida, lacompañía y la misericordia. Por el ca-mino de Jesús Señor, miserando atqueeligendo.

Misa Santa Martaniño, el joven santo, el sacerdotesanto, la religiosa santa, el obisposanto...»: es decir, los «que no tie-nen el corazón endurecido», sino«siempre abierto a la palabra deamor del Señor», los que «no tie-nen miedo de dejarse acariciar porla misericordia de Dios. Por esolos santos son hombres y mujeresque comprenden tantas miserias,tantas miserias humanas, y acom-pañan al pueblo de cerca. No des-precian al pueblo».

Con este pueblo que «perdió lafidelidad» el Señor es claro: «Elque no está conmigo, está contramí». Alguien podría preguntar:«¿Pero no existirá otro camino decomponenda, un poco de aquí yun poco de allá?». No, dijo elPontífice, «o estás en la senda delamor, o estás en la senda de la hi-pocresía. O te dejas amar por lamisericordia de Dios, o haces loque quieres según tu corazón, quese endurece cada vez más por estasenda». No existe, afirmó, «unatercera senda posible: o eres santo,o vas por el otro camino». Y quien«no recoge» con el Señor, no sólo«deja las cosas», sino «peor: des-parrama, arruina. Es un corruptor.Es un corrupto, que corrompe».

Por esta infidelidad «Jesús llorapor Jerusalén» y «por cada uno denosotros». En el capítulo 23 de sanMateo, recordó el Papa concluyen-do, se lee una maldición «terrible»contra los «dirigentes que tienen elcorazón endurecido y quieren en-durecer el corazón del pueblo».Dice Jesús: «Así recaerá sobre vo-sotros toda la sangre inocente de-rramada sobre la tierra, desde lasangre de Abel. Serán culpables detanta sangre inocente, derramadapor su maldad, su hipocresía, sucorazón corrupto, endurecido, pe-trificado».

El viernes 6 de mar-zo, por la mañana, elpresidente de la Re-pública de Azerbiyán,Ilham Aliyev, con laesposa, fue recibidoen audiencia por elPapa Francisco. Suce-sivamente se reuniócon el secretario deEstado, el cardenalPietro Parolin, queestaba acompañadopor el subsecretariopara las Relacionescon los Estados,monseñor AntoineCamilleri.

«en el beato Rosmini: todos sus li-bros al Índice. No se podían leer,era pecado leerlos. Hoy es beato».Al respecto el Pontífice destacóque así como «en la historia deDios con su pueblo, el Señor en-viaba a los profetas para decir queamaba a su pueblo», así «en laIglesia, el Señor envía a los san-tos». Son ellos «los que llevanadelante la vida de la Iglesia: sonlos santos. No son los poderosos,no son los hipócritas». Son «elhombre santo, la mujer santa, el

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página 16 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de marzo de 2015, número 11

El Papa Francisco habla del papel de los abuelos en la familia

Poetas de la oración

Continuando la catequesis iniciada elmiércoles anterior, el Papa Francisco,en la audiencia general del 11 demarzo en la plaza de San Pedro, hablódel papel de los abuelos en la familia.Siguiendo el ejemplo de Simeón y Ana—fue la invitación del Pontífice—descubrimos «una nueva fuerza, parauna nueva tarea» y «llegamos a sertambién nosotros un poco poetas de lao ra c i ó n » .

Queridos hermanos y hermanas,¡buenos días!

En la catequesis de hoy continua-mos la reflexión sobre los abuelos,considerando el valor y la importan-cia de su papel en la familia. Lo hagoidentificándome con estas personas,porque también yo pertenezco a estafranja de edad.

Cuando estuve en Filipinas, elpueblo filipino me saludaba dicien-do: «Lolo Kiko» —es decir, abueloFr a n c i s c o —, «Lolo Kiko», decían.Una primera cosa es importantesubrayar: es verdad que la sociedadtiende a descartarnos, pero cierta-mente el Señor no. El Señor no nosdescarta nunca. Él nos llama a se-guirlo en cada edad de la vida, ytambién la ancianidad contiene unagracia y una misión, una verdaderavocación del Señor. La ancianidad esuna vocación. No es aún el momen-to de «abandonar los remos en labarca». Este período de la vida esdistinto de los anteriores, no cabeduda; debemos también un poco«inventárnoslo», porque nuestras so-ciedades no están preparadas, espiri-tual y moralmente, a dar al mismo, aeste momento de la vida, su valorpleno. Una vez, en efecto, no eratan normal tener tiempo a disposi-ción; hoy lo es mucho más. E inclu-so la espiritualidad cristiana fue pi-llada un poco de sorpresa, y se tratade delinear una espiritualidad de laspersonas ancianas. Pero gracias aDios no faltan los testimonios desantos y santas ancianos.

Me emocionó mucho la «Jornadapara los ancianos» que realizamosaquí en la plaza de San Pedro el añopasado, la plaza estaba llena. Escu-ché historias de ancianos que se en-tregan por los demás, y también his-torias de parejas de esposos, que de-

cían: «Cumplimos 50 años de matri-monio, cumplimos 60 años de matri-monio». Es importante hacerlo ver alos jóvenes que se cansan enseguida;es importante el testimonio de losancianos en la fidelidad. Y en estaplaza había muchos ese día. Es unareflexión que hay que continuar, enámbito tanto eclesial como civil. ElEvangelio viene a nuestro encuentrocon una imagen muy hermosa, con-movedora y alentadora. Es la ima-gen de Simeón y Ana, de quienes sehabla en el Evangelio de la infanciade Jesús escrito por san Lucas. Eranciertamente ancianos, el «viejo» Si-meón y la «profetisa» Ana que tenía84 años. Esta mujer no escondía suedad. El Evangelio dice que espera-ba la venida de Dios cada día, congran fidelidad, desde hacía largosaños. Querían precisamente verlo esedía, captar los signos, intuir el ini-cio. Tal vez estaban un poco resig-nados, a este punto, a morir antes:esa larga espera continuaba ocupan-do toda su vida, no tenían compro-misos más importantes que este: es-perar al Señor y rezar. Y, cuandoMaría y José llegaron al templo paracumplir las disposiciones de la Ley,Simeón y Ana se movieron por im-pulso, animados por el Espíritu San-to (cf. Lc 2, 27). El peso de la edady de la espera desapareció en unmomento. Ellos reconocieron al Ni-ño, y descubrieron una nueva fuerza,para una nueva tarea: dar gracias ydar testimonio por este signo deDios. Simeón improvisó un bellísi-mo himno de júbilo (cf. Lc 2, 29-32)—fue un poeta en ese momento— yAna se convirtió en la primera predi-cadora de Jesús: «hablaba del niño atodos lo que aguardaban la libera-ción de Jerusalén» (Lc 2, 38).

Queridos abuelos, queridos ancia-nos, pongámonos en la senda de es-tos ancianos extraordinarios. Convir-támonos también nosotros un pocoen poetas de la oración: cultivemosel gusto de buscar palabras nuestras,volvamos a apropiarnos de las quenos enseña la Palabra de Dios. Laoración de los abuelos y los ancianos esun gran don para la Iglesia. La ora-ción de los ancianos y los abuelos esdon para la Iglesia, es una riqueza.Una gran inyección de sabiduríatambién para toda la sociedad hu-mana: sobre todo para la que estádemasiado atareada, demasiado ocu-

pada, demasiado distraída. Alguiendebe incluso cantar, también porellos, cantar los signos de Dios, pro-clamar los signos de Dios, rezar porellos. Miremos a Benedicto XVI,quien eligió pasar en la oración y enla escucha de Dios el último períodode su vida. ¡Es hermoso esto! Ungran creyente del siglo pasado, detradición ortodoxa, Olivier Clément,decía: «Una civilización donde yano se reza es una civilización dondela vejez ya no tiene sentido. Y estoes aterrador, nosotros necesitamosante todo ancianos que recen, por-que la vejez se nos dio para esto».Necesitamos ancianos que recen por-que la vejez se nos dio precisamentepara esto. La oración de los ancia-nos es algo hermoso.

Podemos dar gracias al Señor porlos beneficios recibidos y llenar elvacío de la ingratitud que lo rodea.Podemos i n t e rc e d e r por las expectati-

vas de las nuevas generaciones y dardignidad a la memoria y a los sacri-ficios de las generaciones pasadas.Podemos recordar a los jóvenes am-biciosos que una vida sin amor esuna vida árida. Podemos decir a losjóvenes miedosos que la angustia delfuturo se puede vencer. Podemos en-señar a los jóvenes demasiado ena-morados de sí mismos que hay másalegría en dar que en recibir. Losabuelos y las abuelas forman el «co-ro» permanente de un gran santua-rio espiritual, donde la oración desúplica y el canto de alabanza sostie-nen a la comunidad que trabaja ylucha en el campo de la vida.

La oración, por último, purifica in-cesantemente el corazón. La alabanza yla súplica a Dios previenen el endu-recimiento del corazón en el resenti-miento y en el egoísmo. Cuán feo esel cinismo de un anciano que perdióel sentido de su testimonio, despre-cia a los jóvenes y no comunica unasabiduría de vida. En cambio, cuánhermoso es el aliento que el ancianologra transmitir al joven que buscael sentido de la fe y de la vida. Esverdaderamente la misión de losabuelos, la vocación de los ancianos.Las palabras de los abuelos tienenalgo especial para los jóvenes. Yellos lo saben. Las palabras que miabuela me entregó por escrito el díade mi ordenación sacerdotal aún lasllevo conmigo, siempre en el brevia-rio, y las leo a menudo y me hacebien.

¡Cuánto quisiera una Iglesia quedesafía la cultura del descarte con laalegría desbordante de un nuevoabrazo entre los jóvenes y los ancia-nos! Y esto es lo que hoy pido alSeñor, este abrazo.

Jan van’t Hoff,«Simeón y Ana»

Los tuits en@Pontifex_es

5 MAR [9.30 AM] Si estamos de-masiado apegados a las riquezas,no somos libres. Somos esclavos

7 MAR [11.00 AM] Construyamosnuestra vida de fe sobre la roca,que es Cristo

9 MAR [12.00 PM] La humildadsalva al hombre; la soberbia lehace errar el camino

10 MAR [10.00 am] En los mo-mentos más terribles, recordad:Dios es nuestro Padre; Dios noabandona a sus hijos

El Pontífice en la cárcel de Rebibbiapara la misa «in cena Domini»

El Papa Francisco visitará la cárcel romana de Rebibbia el Jueves santo, 2de abril, por la tarde. El Pontífice irá al centro penitenciario «Nuevocomplejo Rebibbia» para mantener un encuentro con los detenidos. Lue-go, a las 17.30, en la iglesia «Padre nuestro» celebrará la misa «in cenaDomini», durante la cual lavará los pies a algunos detenidos y algunasdetenidas del cercano centro penitenciario femenino. Continúa para elPapa Bergoglio la tradición de celebrar el Jueves santo en una realidadcon especiales dificultades de la diócesis de Roma: en 2013 fue entre losjóvenes detenidos en el centro de menores de Casal del Marmo y el añopasado entre los discapacitados asistidos por la fundación Don Gnocchi.