007 Un Gran Violinista

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UN GRAN VIOLINISTA Hace muchos años vivió un gran violinista llamado Paganini. Algunos decían que era muy extraño. Otros, que era sobrenatural. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo. Una noche, el palco de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquestra entró y fue aplaudida. El maestro fue ovacionado. Más cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró. Paganini colocó su violín en el hombro y lo que comenzó a escucharse fue indescriptible. Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecían tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados. De repente, un sonido extraño interrumpe el solaz de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe. El maestro para. La orquestra se detiene. El público para. Pero Paganini no se detiene. Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas. El maestro y la orquesta, exaltados, vuelven a tocar. Antes de que el público se serenara, otro sonido perturbador derrumba la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro para nuevamente. La orquesta se detiene nuevamente, pero Paganini no para. Como si nada hubiese sucedido, él olvidó las dificultades y avanzó sacando sonidos de lo imposible. El maestro y la orquesta, impresionados volvieron a tocar. Pero el público no podía imaginar lo que estaba por suceder. Todas las personas, atónitas, exclamaron OH!. Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro se paraliza. La orquesta se detiene. La respiración del público se detiene. Pero Paganini continúa. Como si fuese un contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que le quedaba a su violín destruido. Ninguna nota musical fue olvidada. El maestro se anima. La orquesta se motiva. El público parte del silencio hacia la euforia, de la inercia hacia el delirio. Paganini alcanza la gloria. Su nombre corre a través del tiempo. No es apenas un violinista genial. Es el símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible. LO QUE NOS ENSEÑA LA HISTORIA DE PAGANINI: No sabemos el tipo de problemas que se nos pueda presentar. Puede ser un problema personal, conyugal, familiar, no sabemos si puede afectar nuestra estima o desempeño profesional. Pero una cosa si sabemos. No todo está perdido. Todavía existe una cuerda y es tocando con ella que ejerceremos nuestro talento. Tocando con ella es que vibraremos. Aprendamos a aceptar que la vida siempre nos dejará una última cuerda. Cuando estemos desanimados, nunca desistamos. Aún existirá la cuerda de la persistencia inteligente, del “intentar una vez más", del dar un paso más con un enfoque nuevo. Despertemos el Paganini que existe dentro de nosotros y avancemos para vencer. Victoria es el arte de continuar, donde los otros resuelven parar. Cuando todo parece desmoronarse, hay que brindarnos una oportunidad y continuar hacia adelante. Toquemos la cuerda de la motivación y arranquémosle sonidos de resultados positivos. Pero antes preguntémonos: ¿Quién motiva al motivador?. Esto es: ¿Quién motiva nuestro cerebro, quien motiva a nuestra mano, quien motiva a nuestro violín? No nos frustremos, no nos desesperemos, recordemos que aún existe la última cuerda. La cuerda del aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones. Nunca la vida nos romperá todas las cuerdas. Si los resultados están mal, es nuestra oportunidad de tocar la última cuerda, la de la imaginación que reinventa el futuro con innovación continua. Es siempre la cuerda olvidada que nos dará el mayor resultado. Pero, por si acaso, estuviéramos en el fondo del pozo, esta es nuestra oportunidad de tocar con la mejor cuerda del universo: Creer en nosotros mismos. PREPARADO POR EL DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD DE TECNOMIN DATA S.R.L.

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una lectura de reflexiones.

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UN GRAN VIOLINISTA

Hace muchos años vivió un gran violinista llamado Paganini. Algunos decían que era muy extraño. Otros, que era sobrenatural. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo. Una noche, el palco de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquestra entró y fue aplaudida. El maestro fue ovacionado. Más cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró. Paganini colocó su violín en el hombro y lo que comenzó a escucharse fue indescriptible. Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecían tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados. De repente, un sonido extraño interrumpe el solaz de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe. El maestro para. La orquestra se detiene. El público para. Pero Paganini no se detiene.Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas. El maestro y la orquesta, exaltados, vuelven a tocar. Antes de que el público se serenara, otro sonido perturbador derrumba la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro para nuevamente. La orquesta se detiene nuevamente, pero Paganini no para. Como si nada hubiese sucedido, él olvidó las dificultades y avanzó sacando sonidos de lo imposible. El maestro y la orquesta, impresionados volvieron a tocar. Pero el público no podía imaginar lo que estaba por suceder. Todas las personas, atónitas, exclamaron OH!. Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro se paraliza. La orquesta se detiene. La respiración del público se detiene. Pero Paganini continúa. Como si fuese un contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que le quedaba a su violín destruido. Ninguna nota musical fue olvidada. El maestro se anima. La orquesta se motiva. El público parte del silencio hacia la euforia, de la inercia hacia el delirio. Paganini alcanza la gloria. Su nombre corre a través del tiempo. No es apenas un violinista genial. Es el símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible.LO QUE NOS ENSEÑA LA HISTORIA DE PAGANINI:No sabemos el tipo de problemas que se nos pueda presentar. Puede ser un problema personal, conyugal, familiar, no sabemos si puede afectar nuestra estima o desempeño profesional. Pero una cosa si sabemos. No todo está perdido. Todavía existe una cuerda y es tocando con ella que ejerceremos nuestro talento. Tocando con ella es que vibraremos. Aprendamos a aceptar que la vida siempre nos dejará una última cuerda. Cuando estemos desanimados, nunca desistamos. Aún existirá la cuerda de la persistencia inteligente, del “intentar una vez más", del dar un paso más con un enfoque nuevo. Despertemos el Paganini que existe dentro de nosotros y avancemos para vencer. Victoria es el arte de continuar, donde los otros resuelven parar. Cuando todo parece desmoronarse, hay que brindarnos una oportunidad y continuar hacia adelante. Toquemos la cuerda de la motivación y arranquémosle sonidos de resultados positivos. Pero antes preguntémonos: ¿Quién motiva al motivador?. Esto es: ¿Quién motiva nuestro cerebro, quien motiva a nuestra mano, quien motiva a nuestro violín? No nos frustremos, no nos desesperemos, recordemos que aún existe la última cuerda. La cuerda del aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones. Nunca la vida nos romperá todas las cuerdas. Si los resultados están mal, es nuestra oportunidad de tocar la última cuerda, la de la imaginación que reinventa el futuro con innovación continua. Es siempre la cuerda olvidada que nos dará el mayor resultado. Pero, por si acaso, estuviéramos en el fondo del pozo, esta es nuestra oportunidad de tocar con la mejor cuerda del universo: Creer en nosotros mismos.

PREPARADO POR EL DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD DE TECNOMIN DATA S.R.L.

UN GRAN VIOLINISTA

Hace muchos años vivió un gran violinista llamado Paganini. Algunos decían que era muy extraño. Otros, que era sobrenatural. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo. Una noche, el palco de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquestra entró y fue aplaudida. El maestro fue ovacionado. Más cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró. Paganini colocó su violín en el hombro y lo que comenzó a escucharse fue indescriptible. Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecían tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados. De repente, un sonido extraño interrumpe el solaz de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe. El maestro para. La orquestra se detiene. El público para. Pero Paganini no se detiene.Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas. El maestro y la orquesta, exaltados, vuelven a tocar. Antes de que el público se serenara, otro sonido perturbador derrumba la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro para nuevamente. La orquesta se detiene nuevamente, pero Paganini no para. Como si nada hubiese sucedido, él olvidó las dificultades y avanzó sacando sonidos de lo imposible. El maestro y la orquesta, impresionados volvieron a tocar. Pero el público no podía imaginar lo que estaba por suceder. Todas las personas, atónitas, exclamaron OH!. Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe. El maestro se paraliza. La orquesta se detiene. La respiración del público se detiene. Pero Paganini continúa. Como si fuese un contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que le quedaba a su violín destruido. Ninguna nota musical fue olvidada. El maestro se anima. La orquesta se motiva. El público parte del silencio hacia la euforia, de la inercia hacia el delirio. Paganini alcanza la gloria. Su nombre corre a través del tiempo. No es apenas un violinista genial. Es el símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible.LO QUE NOS ENSEÑA LA HISTORIA DE PAGANINI:No sabemos el tipo de problemas que se nos pueda presentar. Puede ser un problema personal, conyugal, familiar, no sabemos si puede afectar nuestra estima o desempeño profesional. Pero una cosa si sabemos. No todo está perdido. Todavía existe una cuerda y es tocando con ella que ejerceremos nuestro talento. Tocando con ella es que vibraremos. Aprendamos a aceptar que la vida siempre nos dejará una última cuerda. Cuando estemos desanimados, nunca desistamos. Aún existirá la cuerda de la persistencia inteligente, del “intentar una vez más", del dar un paso más con un enfoque nuevo. Despertemos el Paganini que existe dentro de nosotros y avancemos para vencer. Victoria es el arte de continuar, donde los otros resuelven parar. Cuando todo parece desmoronarse, hay que brindarnos una oportunidad y continuar hacia adelante. Toquemos la cuerda de la motivación y arranquémosle sonidos de resultados positivos. Pero antes preguntémonos: ¿Quién motiva al motivador?. Esto es: ¿Quién motiva nuestro cerebro, quien motiva a nuestra mano, quien motiva a nuestro violín? No nos frustremos, no nos desesperemos, recordemos que aún existe la última cuerda. La cuerda del aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones. Nunca la vida nos romperá todas las cuerdas. Si los resultados están mal, es nuestra oportunidad de tocar la última cuerda, la de la imaginación que reinventa el futuro con innovación continua. Es siempre la cuerda olvidada que nos dará el mayor resultado. Pero, por si acaso, estuviéramos en el fondo del pozo, esta es nuestra oportunidad de tocar con la mejor cuerda del universo: Creer en nosotros mismos.

PREPARADO POR EL DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD DE TECNOMIN DATA S.R.L.