003 Pastores marzo

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Para recordar y reflexionar Que la llama del amor vivo que es el Espíritu Santo nos sumerja en el Misterio Trinitario y nos vaya comunicando esa realidad maravillosa del amor de las Divinas Personas; así viviremos nuestro “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”, que debe ser verdaderamente el gran programa de nuestras vidas. Ahora , al final de mi vida, quiero renovar la entrega que desde niño hice al Señor, pedirle que me colme de su amor, me unja cada vez más plenamente con su Santo Espíritu y me dé la fortaleza, la paz, todo lo que Él sabe que necesito en este momento cuando Él ha querido unirme más a su Hijo. Mi anhelo en este momento es que Él apresure, si es su voluntad santísima, el encuentro con Él. El encuentro del hijo con mi Padre celestial que tanto me ha amado; mi encuentro esponsal con Cristo, el Amado de mi vida, el Amado de mi corazón; y mi encuentro con el Espíritu Santo, el dulce Huésped de mi alma, que tanto amor me ha dado y tantas bendiciones ha derramado sobre mí a lo largo de mi vida. Anhelo también ese momento maravilloso de la muerte para poder tener el encuentro con María, mi madre amadísima, a quien amé desde niño, a quien consagré también mi vida y cuyo amor he procurado difundir; el encuentro con todos los hermanos que me han precedido… mis amigos que han sido tantos; y ese encuentro maravilloso con los santos que han desempeñado un papel muy importante en mi vida… He tenido como lema de mi vida: “In laudem Sacerdotti Christi” – “En alabanza del Sacerdocio de Cristo” -. Lema que ha sido desde el seminario el que he procurado inculcar en muchas personas. Solamente en el cielo conoceremos lo que debemos a este Sacerdocio adorable del Señor, a su sacrificio redentor, a su acción constante a través de su Espíritu en cada uno de nosotros… Del Testamento Espiritual de Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo Acompañamos con nuestra oración a los sacerdotes que han sufrido quebrantos de salud. • Rogelio Orlando Álvarez G. • Rodolfo Salazar Z. • Elkin Mosquera I. • Gilberto Valencia V. Presentamos nuestro saludo de condolencia a nuestros hermanos sacerdotes que han estado de duelo. Pbro. Gustavo Alonso Carvajal Duque, por la muerte de su madre Blasmina. Mons. Luis Javier Muñoz Mora, por la muerte de su hermano Rogelio. Acompañamos en la oración y cercanía espíritual a las familias de los sacerdotes que han fallecido en este mes. • Pbro. Luis Carlos Orozco Cardona. Ocurrida el 13 de febrero de 2011. • Pbro. Pablo Emilio Luna Osorio. Ocurrida el 19 de febrero de 2011 Sociales

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Para recordar y reflexionar

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Para recordar y reflexionarPara compartir ...Que la llama del amor vivo que es el Espíritu Santo nos sumerja en el Misterio Trinitario y nos vaya comunicando esa realidad maravillosa del amor de las Divinas Personas; así viviremos nuestro “Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”, que debe ser verdaderamente el gran programa de nuestras vidas.

Hablar de vocación es un tema apasionante y signi�cativo para todo sacerdote, por cuanto se siente él mismo involucrado en tan hermosa experiencia. Basta entrar en el contexto de la palabra, o participar de una fructífera conversación sobre el tema para que nuestro pensamiento nos lleve a recordar el momento en que sentimos por primera vez, en el corazón las palabras del Maestro: “Ven y sígueme”.

El signi�cado de estas dos palabras, y el susurro que nos llegó al alma, nunca se olvidan, dado que la experiencia de aquel momento fue protagonizada por el autor de nuestra vocación “el Señor”, y en un momento en que cada uno estaba esperando ver u oír cuál era la ruta que debía emprender en la vida para ser feliz; en ese momento se acercó el Señor y nos trazó la más hermosa senda que una persona puede trasegar. “El camino del reino”, “la vocación sacerdotal”.

En toda vocación, la iniciativa ha partido de Jesús que llama, que elige y convoca; es la gracia interior que pone al vocacionado a caminar felizmente tras las huellas del Sumo Sacerdote. Pero igualmente se trata de una correspondencia personal, una respuesta libre, y gozosa: “En la vocación brilla a la vez el amor gratuito de Dios y la exaltación de la libertad del hombre; la adhesión a la llamada de Dios y su entrega a Él” (PDV 36).

Esta respuesta no es cuestión de palabras, “si” o “no” sino de entrega, de donación y abandono en las manos de quien nos necesita: Jesús para servirle en su Iglesia. Dicha respuesta exige siempre fe, amor, �delidad, alegría y sacri�cio. De tal manera, que con el pasar de los días el vocacionado se va enamorando cada vez más de aquel compañero que se ha hecho su amigo e inseparable. El Maestro.

“El que no lleve su cruz y no venga en pos de mí no puede ser discípulo mío” (Lucas 14,27).

En nuestra Diócesis, hay Sacerdotes con apenas unos meses, otros con veinticinco, con cincuenta, sesenta y uno y más años de ordenados Sacerdotes. Cada uno con sus propias experiencias y vivencias; en diversas circunstancias, viviendo una etapa concreta, en lugares muy diversos de la Diócesis, más allá de las fronteras diocesanas, fuera del país y en otros continentes. A todos los hermanos Sacerdotes los invito a reanimar nuestras fuerzas, apoyados en las palabras del Santo Padre durante la homilía de la inauguración del año sacerdotal: “Dejarse conquistar totalmente por Cristo”. Esta es una tarea de todos los días y lo logramos, en la medida de nuestra amistad profunda con Él, expresada en la oración constante, única y más perfecta comunicación que el Sacerdote tiene con el Señor.

Hermanos Sacerdotes, que nuestra historia vocacional sea verdaderamente una historia de diálogo entre nosotros y Dios.

Ahora , al �nal de mi vida, quiero renovar la entrega que desde niño hice al Señor, pedirle que me colme de su amor, me unja cada vez más plenamente con su Santo Espíritu y me dé la fortaleza, la paz, todo lo que Él sabe que necesito en este momento cuando Él ha querido unirme más a su Hijo.

Mi anhelo en este momento es que Él apresure, si es su voluntad santísima, el encuentro con Él. El encuentro del hijo con mi Padre celestial que tanto me ha amado; mi encuentro esponsal con Cristo, el Amado de mi vida, el Amado de mi corazón; y mi encuentro con el Espíritu Santo, el dulce Huésped de mi alma, que tanto amor me ha dado y tantas bendiciones ha derramado sobre mí a lo largo de mi vida.

Anhelo también ese momento maravilloso de la muerte para poder tener el encuentro con María, mi madre amadísima, a quien amé desde niño, a quien consagré también mi vida y cuyo amor he procurado difundir; el encuentro con todos los hermanos que me han precedido… mis amigos que han sido tantos; y ese encuentro maravilloso con los santos que han desempeñado un papel muy importante en mi vida…

He tenido como lema de mi vida: “In laudem Sacerdotti Christi” – “En alabanza del Sacerdocio de Cristo” -. Lema que ha sido desde el seminario el que he procurado inculcar en muchas personas. Solamente en el cielo conoceremos lo que debemos a este Sacerdocio adorable del Señor, a su sacri�cio redentor, a su acción constante a través de su Espíritu en cada uno de nosotros…

Del Testamento Espiritual de Monseñor

Alfonso Uribe Jaramillo

Acompañamos con nuestra oración a los sacerdotes que han sufrido quebrantos de salud.

• Rogelio Orlando Álvarez G.• Rodolfo Salazar Z.• Elkin Mosquera I. • Gilberto Valencia V.

Presentamos nuestro saludo de condolencia a nuestros hermanos sacerdotes que han estado de duelo.

• Pbro. Gustavo Alonso Carvajal Duque, por la muerte de su madre Blasmina.

• Mons. Luis Javier Muñoz Mora, por la muerte de su hermano Rogelio.

Acompañamos en la oración y cercanía espíritual a las familias de los sacerdotes que han fallecido en este mes.

• Pbro. Luis Carlos Orozco Cardona. Ocurrida el 13 de febrero de 2011.

• Pbro. Pablo Emilio Luna Osorio. Ocurrida el 19 de febrero de 2011

Sociales

“La historia de toda vocación sacerdotal,… Pbro. Robin Sadid Argel Bravo es la historia de un inefable diálogo

entre Dios y el hombre” (PDV N°36)