00. La Iturbidiada

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2 RESUMEN Hablar de Agustín de Iturbide es sin duda no sólo biografiar a un héroe, sino también explicar una de las perspectivas de la guerra de independencia. Biografiar no es únicamente buscar entender a un hombre, sino también “implica la revisión de los sucesos políticos y sociales importantes, de la relación que guardaron entre sí sus personajes principals Índice Introducción; biografía, ¿para qué?................................................... ... p. 4 Un elemento promedio Allegro - La primavera…………………………….. p. 9 Un vallisoletano en Michoacán………………………………………… p. 9 La gran oferta miliciana y un matrimonio de bien………………….. p. 13 Las reacciones de 1808, los primeros brotes de sedición……….. p. 15 Una bizarra conspiración……………………………………………….. p. 18 El azote monárquico Presto - L’estate………………………………………. p. 25 La contrainsurgencia y el ascenso hacia el reconocimiento…….. p. 26 Versus Morelos…………………………………………………………... p. 29 Un “proceso” y una ¿absolución?.. ............................................. p. 31 Desatar el nudo sin romperlo Adagio - L’autunno………………………... . p. 34 Una de mil revoluciones y el hijo pródigo regalista……………….. p. 35 El Pacto de Iguala……………………………………………………….. p. 39

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LA VIDA DE ITURBIDE

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RESUMENHablar de Agustn de Iturbide es sin duda no slo biografiar a un hroe, sino tambin explicar una de las perspectivas de la guerra de independencia. Biografiar no es nicamente buscar entender a un hombre, sino tambin implica la revisin de los sucesos polticos y sociales importantes, de la relacin que guardaron entre s sus personajes principals

ndice

Introduccin; biografa, para qu?................................................... ... p. 4

Un elemento promedio Allegro - La primavera.. p. 9

Un vallisoletano en Michoacn p. 9

La gran oferta miliciana y un matrimonio de bien.. p. 13

Las reacciones de 1808, los primeros brotes de sedicin.. p. 15

Una bizarra conspiracin.. p. 18

El azote monrquico Presto - Lestate. p. 25

La contrainsurgencia y el ascenso hacia el reconocimiento.. p. 26

Versus Morelos... p. 29

Un proceso y una absolucin?.. ............................................. p. 31

Desatar el nudo sin romperlo Adagio - Lautunno.... p. 34

Una de mil revoluciones y el hijo prdigo regalista.. p. 35

El Pacto de Iguala.. p. 39

De Iguala a Crdoba.. p. 45

Solemne y pacfico: el da ms fausto de

la regin ms transparente.. p. 54

El Cataclismo Allegro non molto - Linverno.. p. 58

En nombre de la nacin?..................................... .................... p. 58

Por la Divina Providencia, y por nombramiento del Congreso.. p. 63

Los problemas con el congreso.. p. 69

El vendaval vino desde Veracruz, y ved la estrella. p. 72

2Del exilio a cadalso.. p. 75

Eplogo; Iturbide reivindicado ... p. 79

Consideraciones finales; si Morelia fuera Iturbidia.. p. 87

Anexos . p. 95

Anexo I. Relacin formada por el seor Michelena de lo ocurrido en Valladolid, (Morelia) en 1809, y los preparativos para larevolucin de 1810...................................................................... p. 95

Anexo II. La segunda? carta de Iturbide a Guerrero.... p. 99

Anexo III. Plan de Independencia de la Amrica Septentrional.

Iguala, Febrero 24, 1821.. p. 100

Anexo IV. Tratados celebrados en la Villa de Crdova el 24 del presente entre los Seores D. Juan O Donoj, Teniente general de los Ejrcitos de Espaa, y D. Agustn de Iturbide, primerJefe el Ejrcito Imperial Mejicano de las tres Garantas p. 102

Anexo V. Acta de Independencia del Imperio Mexicano, pronunciada por su Junta Soberana congregada en la Capital de l en 28de septiembre de 1821. p. 106

Anexo VI. Plan de Veracruz. Cuartel general de Veracruz, diciembre

3 de 1822 p. 107

Anexo VII. Plan de Casa Mata (1 febrero, 1823) p. 109

Anexo VIII. Exposicin del ex emperador al Congreso Nacional.. p. 111

Anexo IX. Cronologa de Agustn de Iturbide p. 113

Bibliografa. .. p. 127La Iturbidiada

Canta, oh diosa, la clera del Plida

Aquiles; clera funesta que caus infinitos

males a los aqueos

Introduccin; biografa, para qu?

Homero. La Ilada

la memoria es el deseo satisfecho sobrevive con la memoria, antes que seademasiado tarde,

antes que el caos te impida recordar

Carlos Fuentes, La muerte de Artemio Cruz

sta es la exposicin de las investigaciones para que no se desvanezcan con el tiempo los hechos de los hombres, y para que no queden sin gloria grandes y maravillosas obras

Herdoto de Halicarnaso

La biografa es la forma en que se estudia a una persona, pero no para descontextualizarlo y llevarlo fuera de su tiempo, y verlo como alguien que particularmente no tiene igual en el mundo (estoy seguro de la unicidad radical de cada hombre sobre la tierra); sino para tratar de explicar un proceso histrico, un momento en la vida de las naciones o el hito coyuntural de transformacin de la mundial. No podra entenderse la historia de Grecia sin Alejandro Magno, ni de Roma sin Julio Csar, a la revolucin francesa sin Robespierre o Rousseau, o la gnesis de la Sudamrica sin Bolvar o de Cuba sin Guevara. De ese mismo modo, tampoco se podra entender el nacimiento de la nacin mexicana sin entender cmo y por qu surgi del modo en que lo hizo en 1821.As, hablar de Agustn de Iturbide es sin duda no slo biografiar a un hroe, sino tambin explicar una de las perspectivas de la guerra de independencia. Biografiar no es nicamente buscar entender a un hombre, sino tambin implica la revisin de los sucesos polticos y sociales importantes, de la relacin que guardaron entre s suspersonajes principales.1 As pues, no slo intentar en las pginas siguientes el

estudio particular de su persona (y su actuar poltico, que sera en todo caso en lo que buscar posarme mayormente), sino de todo el proceso vivido desde (en menor medida) el reformismo borbnico y hasta la cada del Primer Imperio Mexicano, incluso tocando temporalmente a la Repblica Federal Mexicana.

Pero, por qu escribir sobre alguien en cuyo honor se han escrito al menos una docena de biografas, no todas tan dignas de ser ledas? La razn es que, como seala Franois Dosse respecto a las biografas (y que yo pensara extensivo a la ciencia histrica en general), se reescriben constantemente las mismas vidas, vuelven a analizarse las mismas figuras, porque siempre surgen lagunas documentarias,nuevas preguntas y nuevos enfoques,2 y yo quisiera responder a mis nuevas

preguntas, desde un nuevo enfoque; es decir, no hacer ni apologa ni diatriba, sino un estudio histrico que ms all de satanizar o ensalzar a Iturbide, me permita entender los motivos que lo hicieron actuar de la manera en que lo hizo.

La figura de Iturbide se presenta como algo muy apetecible, que est en espera de reubicarse dentro de los temas ms socorridos, dado el inters que una vida y una actuacin tan ambigua y contradictoria nos presenta. Y es que as como la traduccin de Robertson regresa un par de dcadas atrs, donde los estudios de Anna fueron pioneros, el actual estado de euforia sobre el tema hace ver que se pone de nuevo en boga el estudio del libertador; para muestra, los trabajos de Arenal Fenochio, vila Rueda y Moreno Gutirrez. Quizs el motivo de ello sea la inminente llegada del futuro, que en nada menos que ocho nos regresar al tiempo de festividad, siendo elcaso el Bicentenario de la (realmente) Independencia de Mxico, y no ya del grito de

1 Carmen Vzquez Mantecn, La palabra del poder. Vida pblica de Jos Mara Tornel, 1795-1853, 2edicin, Mxico, IIH; UNAM, 2008. P. 21.2 Franois Dosse, El arte de la biografa, entre historia y ficcin, Mxico, Universidad Iberoamericana,1990. P. 15.Dolores.3

Desde los aos posteriores a la gesta revolucionaria, incluso durante ella misma, se han escrito ingentes cantidades de papel para hablar de dicho proceso emancipatorio. Desde un Mier que intentaba legitimar a la insurgencia, hasta un Abad y Queipo que vea a sta llevarse al hoyo a un prspero reino; ha habido dos caras de la moneda que buscan cada una imponerse ms por las vsceras que por los argumentos. Cada personaje que transit a travs del proceso ha tenido tanto sus despiadados detractores como sus romnticos apologetas. Pero quizs el actor que mayormente ha visto su balanza inclinarse al infierno histrico ha sido sin duda Agustn de Iturbide (claro, si hablamos nicamente del proceso independentista).

Muy pronto y de mala manera encontr Iturbide los que velaron por hacer de l un ser despreciado y desvirtuable hombre; un Bustamante, que a pesar de tanto ataque habla de l en los trminos siguientes: por qu, pues, no he de guardar la misma imparcialidad respecto a Iturbide, a quien adems estim en lo personal, conocindonos de tiempo atrs, y a quien siempre agradecer el bien que hizo a mi patria?; un Zavala, un Mier y hasta un Rocafuerte, los que vieron a un hombre de claroscuros, pero en quien pesaron ms las pasiones que su faceta de Libertador. Pero injusto y ventajoso sera omitir una cuestin de suma relevancia: que stos, a excepcin de Rocafuerte, fueron diputados al primer congreso constituyente, al congreso imperial, y que hacia 1822 fueron paulatinamente o encarcelados por conspirar contra el emperador, o que simplemente vieron mal la dicha actuacin por su espritu liberal. Incluso Rocafuerte escribe su Bosquejo para argumentar en la Unin americana sus rencillas hacia el entonces emperador y su sistema absolutista.

En otro tenor, Alamn, aunque ms objetivo, tambin no alcanza a salvar del

todo la versin del Libertador, y se acaba inclinando ms hacia verlo como tirano;

3 Para un estudio somero aunque actualizado del tiempo de bicentenarios de 2008 a 2012, vase el captulo 8, Los bicentenarios y las revoluciones hispnicas, del libro de Roberto Brea, El imperio de las circunstancias. Las independencias hispanoamericanas y la revolucin liberal espaola, Mxico, Colmex / Marcial Pons, 2013. P. 229-237.

17claro, ello desde un punto de vista un poco ms separado en lo poltico, y compartiendo su condicin de antiinsurgente. Luego teniendo a Tornel y Mendvil, quien, adscrito a las posturas dependiendo de la conveniencia, escribe una obra que tanto ensalza al Libertador como a su admirado Santa Anna.

Poco a poco se fue escribiendo historia sobre el proceso, olvidndose las rencillas y llegando el Mxico a travs de los siglos, que busc ser la obra totalizadora de la historia de Mxico hasta pasada la Reforma. El libro III, del proceso de independencia, no fue sino prcticamente un copiar y pegar de los tres autores clsicos, que dio un Iturbide equitativamente hroe y emperador; ah hubo un empate.

Con el nuevo siglo y con el positivismo porfiriano se comenz a hacer ms pragmtica la historia, y tanto Justo Sierra en su participacin en Mxico, su evolucin social, como Francisco Bulnes con La guerra de independencia tratan de legitimar la consumacin como un proceso de pacificacin y de dialogo poltico en que las ideas se antepusieron a las armas, y en cierta medida intentan adaptarlo al momento que vivan ellos, convirtiendo la imagen en una bandera de la pax.

Digno es de mencionar que, pasada la revolucin, y como un cmulo marginal, han aparecido una cantidad comentable de obras sobre l, que no han hecho sino, en la mayora de las ocasiones, autodescalificarse al ser obras apologticas y superficiales, repetitivas y banales, que no van ms all de la panfletera partidista; tales como El dragn de fierro, El trueno, Varn de Dios y un sinnmero de obras que llevan en su ttulo Agustn de Iturbide, Iturbide tal, Iturbide y, El Libertador (rescatando el libro de Ezequiel A. Chvez), incluso las ltimas obras de Jaime del Arenal, Un modo de ser libres y Unin, Independencia, Constitucin. Todas ellas son tanto de difusin como de defensa ante un tribunal de la historia intransigente, pero tambin inexistente.

Tampoco, ya como colofn, se debe de hacer caso omiso a obras de mayor envergadura, y que han servido a dejar rastros y algo de luz en la maraa que la historiografa liberal nacionalista ha echado sobre el tema; tanto rescatar por supuesto la hasta hoy an mejor biografa, Iturbide of Mexico, de Robertson, los trabajos de Timothy Anna, pero sobre todo The Mexican Empire of Iturbide, aportaciones quesobre el perodo ha dado Alfredo vila, y por supuesto las aportaciones documentales que dejaron el padre Mariano Cuevas, Jos Gutirrez Casillas y Vito Alessio Robles.

Aqu, as como Borges deca que el acomodo de una biblioteca era tambin una crtica literaria, busco hacer una interpretacin incluso desde el capitulado, donde propongo cuatro grandes etapas. En la primera, Un elemento promedio, pretendo hacer un recuento de los primeros aos de vida de Agustn, en los que de manera (me parece) determinante, se gest su forma de pensar y marc lo que postreramente sera su actuar, as como los acontecimientos que lo marcaron (o no) antes del hito trascendental que sera el Grito de Dolores y que marcara, no slo a l, sino a ms de una generacin; y estudiar del 27 de septiembre de 1783 a 1809. El segundo captulo, El azote monrquico, est dedicado al perodo en que se dio a conocer, como un frreo realista, y es el de segunda duracin temporal en su estudio (1810 a 1819), y aborda sus campaas militares contra los insurgentes, en particular Hidalgo, Albino Garca y Jos Mara Morelos, hasta llegar al momento en que es separado por el virrey Apodaca de su mando y las consecuencias de esto. El tercero y ms breve apartado (1820-1821), Desatar el nudo sin romperlo, es el perodo de mayor apogeo en la vida de Iturbide, donde vir del realismo a la campaa gloriosa de Iguala a Crdoba, independizando el reino en ocho mese de manera fcil, incruenta y definitiva; la etapa en que ms brill su figura. El ltimo captulo, El Cataclismo, es el perodo en que el auge de su imagen y su estrella comenzaron a venirse en picada, y aunque fue cuando ascendi al trono, tambin fue el momento en que revoluciones y enemigos comenzaron salir por todos lados, obligndolo a abdicar, exiliarse, para luego volver a su patria a encontrar la muerte; ir de 1822 al 19 de julio de 1824. Como parte adicional, presento un eplogo, Iturbide reivindicado, en que trato sobre los avatares que sus restos y su estampa vivieron desde su muerte y hasta el centenario de su hazaa.

Dejo as pues la mesa puesta para deleitarse, si no con la prosa, s con los acontecimientos que un hombre tuvo por vida, y que sin igual se nos presentan, dentrode un momento de crisis, que acabara arrojando a la vida a un pas que hoy, menguado, se contina llamando Mxico.

Un elemento promedio

Allegro - La primavera

Como hijo de un prspero terrateniente en una regin donde las extensas haciendas determinaban grandemente la vida de la intendencia el joven teniente lleno de aspiraciones naturalmente tena un agudo inters en la conservacin del sistema socioeconmico existente

William Spence Robertson

Muchos aos despus, frente al pelotn de fusilamiento, en la lgubre Villa de Padilla, el coronel Agustn de Iturbide, Generalsimo Almirante de mar y tierra, Libertador y ex Emperador de Mxico, habra de recordar sin duda aquel 27 de septiembre de 1821, su cumpleaos nmero 38, en que entrara solemne y pacficamente a la ciudad de Mxico al frente de su mtico Ejrcito Trigarante, dndose por consumada la independencia de lo que se conoca como Amrica Septentrional, bajo el nombre de Imperio Mexicano.

En esta primera de cuatro partes se pretende reconocer el tiempo y circunstancias en que se dio el nacimiento y florecimiento de la vida de Agustn de Iturbide, quien nacido en la capital del hoy estado de Michoacn tuvo mucho a bien bendecir el orden existente de las cosas, siendo amante del statu quo, y por tanto luego defensor, si no tanto de la dependencia hacia la vieja Espaa, s del orden y la paz en el reino que lo vio nacer.

Un vallisoletano en Michoacn

Iturbide no era un simple hombre, sino lapersonificacin de la clase criolla, militar, con pretensiones al dominio perpetuo de la nacin que deba formar la independencia

Francisco Bulnes

Cuando el 27 de septiembre de 1783 naciera el vstago del matrimonio de Jos Joaqun de Iturbide y Arregui con Mara Josefa de Armburu y Carrillo de Figueroa, ninguno de ellos se imagin que treinta y ocho aos despus sera l mismo el que encabezara el desfile de un ejrcito triunfal que penetraba en la ciudad de Mxico, antes cede de los poderes del expirado Virreinato de la Nueva Espaa, ahora convertida en capital del naciente Imperio Mexicano. Se comenzaban ese da a escribir las historias de hombres que sin duda cambiaron su tiempo y a sus naciones; naca en Caracas el Libertador de gran parte de la Amrica Meridional, Simn Bolvar, y en Valladolid el de la Amrica central y Septentrional.

Por supuesto, en poco resultan comparables las condiciones de Caracas, capital de la Capitana General de Venezuela, con las de Michoacn, a pesar de ser sta capital de Intendencia (Valladolid), sede de obispado y una de las ciudades ms opulentas de Nueva Espaa;4 pero es menos despreciable de lo que pudiera pensarse. Pues ah, el mismo Jos Joaqun de Iturbide [padre de Agustn] haba prosperado [pues] frtiles planicies haban sido labradas en haciendas que pertenecan a terratenientes prsperos y eran cultivadas por campesinos vasallos,5 siendo de su pertenencia dos casas amuebladas en Valladolid y otra ms en Quirio, ascendiendo su riqueza a 100,000 pesos.

El navarro haba venido a Nueva Espaa con el mismo objetivo que muchos de los espaoles que residieron en la Amrica colonial y que llegaron con el deseo de hacer fortuna. Nacido en la Villa de Peralta hacia 1739, en la Provincia de Navarra, enEspaa, Jos Joaqun de Iturbide y Arregui fue hijo de Jos de Iturbide y Mara Josefa

4Ernesto de la Torre Villar, La independencia de Mxico, Mxico, FCE, 2010. Tambin mencionar que, como parte de las mejoras administrativas borbnicas, desde 1786 el territorio se reparti en doce circunscripciones llamadas intendencias [] Mxico, Puebla, Guadalajara, Veracruz, Oaxaca, Valladolid, Zacatecas, Guanajuato, San Luis Potos, Mrida, Durango y Arizpe, Ibd., p. 42.5 William S. Robertson, Iturbide de Mxico, Mxico, FCE, 2012. P. 45.de Arregui. Lleg a Amrica con su pariente Pedro Antonio de Iturbide (que se asienta en Real de Minas de Sombrerete, en Zacatecas), en tanto Jos Joaqun va a Valladolid, y se ampara en la figura de su to paterno, el cannigo Arregui (esto, hacia1760-1766), donde se vuelve administrador de ranchos y haciendas de la Iglesia, tales como la de Irapeo (en Morelia) y las de Toredn y Taretn (unas de ellas pertenecientes a los agustinos de la Provincia de San Nicols de Tolentino de Valladolid). El estado privilegiado de Michoacn le permita cumplir su objetivo al emprendedor viajero espaol.

Y es que Valladolid era parte de la zona que se conoce como el Bajo, rea que tuvo un gran auge a partir de mediados del siglo XVIII, al grado de ser el principal centro econmico del virreinato. Era, por un lado, impulsado fuertemente por la presencia de centros mineros en Guanajuato, que redituaba en aumento del bienestar de vida de los vecinos de esa ciudad; y por el otro, esto haba devenido tambin en una explosin demogrfica que acrecentaba el mercado y la demanda de bienes y productos. As, se comenz el viraje de las haciendas y ranchos de su antigua ocupacin ganadera y de pastoreo, hacia la siembra de productos agrcolas (trigo y cebada), convirtindose en una especie de corredor hacia Michoacn.

Otra de las cuestiones dignas de mencionarse respecto a la peculiaridad vallisoletana es sin duda que como capital que era y siendo a la vez sede de obispado, tambin tena con su propio centro de estudios; el Colegio de San Nicols, que contaba con su seminario teolgico. Todo ello se reflejaba en el alto grado de ilustracin (en la medida de su condicin) de los pobladores del lugar. Menciona Torre Villar que se da una renovacin cultural [dado] el paso de cannigos y obispos, de oidores, funcionarios y militares de un sitio a otro [lo que] favorece la transmisin de nuevas ideas y representa un fermento en distintos sectores ya abonados para elcambio.6 En resumen, era una provincia con fuerte sabor a ciudad capital, sin

peregrinidad en sus hombres.

A esta realidad fue a la que vino a encajar perfectamente el navarro Iturbide. Tanto as que, al poco de llegar, cas con una natural michoacana, de orgenes

6Torre Villar, La independencia, p. 32.vascos, en el pueblo de Santa Clara de los Cobres (hoy Villa de Escalante). Ella era Mara Josefa de Armburu, hija de Sebastin Armburu y de Micaela Carrillo, ligados a los Villaseor de Huango, de la misma forma que lo estaba Ana Mara Gallaga, madre de Miguel Hidalgo. De ese matrimonio florecieron Agustn, Mariano y Francisco (ambos muertos en la infancia y adolescencia), Josefa y Nicolasa (sta ltima no casada nunca).7

Agustn, nuestro hombre, tiene historia que ha de contarse desde su nacimiento y su propio nombre. l, como muchos de su tiempo, tiene un nombre cuya tarjeta de presentacin bien podra tener el tamao de una cartulina. Antes que nada, nombrado segn su santoral bajo San Cosme y San Damin, que lo son del 27 de septiembre (de1783 para este caso). La situacin de su nacimiento tambin fue determinante para ser nombrado, pues dado que el parto se complic y se daban por muertos a la madre y al producto, se mand traer la capa y el sombrero de fray Diego de Baselenque, santo de la regin, cuyo cadver momificado se encuentra en la iglesia de San Agustn, orden de la que fue miembro. El mito cuenta que al posar las reliquias sobre la madre, el alumbramiento se efectu sin mayor inconveniente. Fue tanta la devocin del padre por el santo, que decidi llamarlo Diego, en su honor. Y al final, como era igualmente devoto y amigo de la corte de los agustinos de la ciudad, dio a su hijo el nombre por el que mejor se le conoci durante su vida: Agustn. Los apellidos son menos anecdticos, dado que obviamente tom el De su padre, Y el de su madre, siendo De Iturbide y Armburu. Pero, tambin como se estilaba en la poca, se le dot de los apellidos que los padres llevaban por segundo, por sus madres, siendo stos el de Arregui, Carrillo y Villaseor, sacados a flote slo como signo de alcurnia, por aludir a sus antepasados. En fin, el resultante nombre con que se bautiz y cristianiz el 1 de octubre de 1783 al que luego sera Libertador de la Amrica Septentrional por los 40aos que vivi, es el de Cosme Damin Diego Agustn de Iturbide y Armburu, Arregui,

7 Josefa por su parte se cas con Jos Manzanera, procreando tres hijos, de los que slo Josefa de Manzanera e Iturbide se cas, toda vez con Jos B. de Landa, naciendo una hija de ellos, Concepcin de Landa y Manzanera, que cas con Juan Manuel de Icaza. As la familia de Iturbide que difcilmente sobresali y que poco estudiada y conocida est. Ver, Jess Romero Flores, Iturbide pro y contra, Morelia, Balsal Editores, 1971.Carrillo y Villaseor.

Perteneciente entonces a una rancia y econmicamente solvente familia de la capital provincial de Michoacn, le fue permitido acceder a estudios a los que la gran mayora de la gente no poda. Aunque los pocos vestigios de la formacin de Agustn dejan abierta la puerta para zambullirse en los archivos michoacanos para ahondar mejormente en ella, se especula que la instruccin primaria la recibi de algn preceptor en su propia casa, pero ello ms bien es una conjetura derivada de la generalizacin que se hace de los de su clase socio-econmica por aquella poca. Josefa Vega afirma que ya desde joven prefera la accin a la lectura y a las discusiones intelectuales, pero hay que tomar en cuenta que ella se nutre de latradicin historiogrfica nacionalista mexicana ms que de la documentacin.8

Por el tiempo en que Iturbide se nutra en el Colegio de San Nicols (hoy de Hidalgo, donde el mismo cura de Dolores ense filosofa), se aleccionaba en latn, retrica, filosofa, teologa y sagradas escrituras. Robertson da cuenta de que los escritores catlicos que han estudiado los oscuros anales del Seminario Teolgico de Valladolid han asegurado que el nombre de Iturbide se situ alto entre sus estudiantesque llegaron a ser distinguidos eclesisticos, publicistas o revolucionarios.9 El mismo

bigrafo asevera que seguramente Iturbide fue muy influenciado dentro de las paredes del claustro por la prevalente atmsfera religiosa, sentir que trascenda a todo el Reino novohispano. Tambin aprendi la religin de sus padres por ellos mismos, cuestin que se ve en sus escritos y sobre todo en el Plan de Iguala.

Sus estudios no fueron ms all del curso en el seminario teolgico. Opt por una accin ms prctica, que iba de la mano de los caballos (no por nada le llamaban Dragn de fierro refirindose a su forma de cabalgar) y a las armas, etapa en la que ms fuertemente se dio a conocer.

La gran oferta miliciana y un matrimonio de bien

Yo no soy europeo ni americano: soy

8 Josefa Vega, Agustn de Iturbide, Madrid, Ediciones Qurum, 1987.9 Juan B. Butrn, El seminario de Michoacn, Morelia, 1940, p. 8; citado por Robertson, Iturbide, p. 43.cristiano; soy hombre; soy partidario de la razn.

Agustn de Iturbide

Al igual que muchos de su clase y su condicin en aquella poca, Agustn de Iturbide era un criollo que ingres a la milicia provincial vallisoletana, siendo, al igual que el insurgente Ignacio Allende, sobre todo militares de su poca, estrechamente aristcratas por donde no podra pasar el ms delgado hilo democrtico.10 Pero, perteneciente a una rancia y econmicamente solvente familia de una provincia como Michoacn, tan cercana al Bajo, le fue permitido acceder estudios que al menos la gran mayora del vulgo no poda obtener.

Las reformas de los Borbn llegaron a Amrica de manera no siempre pronta, pero sin duda se debieron volver ms rpidas, dado que tras la guerra de los siete aos, Inglaterra tom La Habana en su poder en 1762, lo que podra haber provocado que, cayendo la gran fortificacin, tambin lo hicieran el resto de los puntos indefendidos; es decir, Amrica continental.11

Se necesitaba un cambio, pero no haba hombres ni recursos; de modo que se opt por crear (con oficialidad espaola) una serie de milicias americanas que defendieran sus propios territorios. Aunque la decisin era sin duda trascendental, dado que se deba hacer buen juego de equilibrios en el que el patriotismo deba ganar sobre los mpetus de la gente (los americanos) armada.

Para los hijos de gente relativamente acomodada era un escaparate importante, si vemos que definitivamente podra significar una mejora en las condiciones ms que econmicas (si bien haba una paga bajo ciertas circunstancias) s sociales y hasta polticas; pues los criollos que no tenan sus intereses defendidos, por estar los privilegios con los peninsulares, vean al fin una defensa posible en su provecho (sibien a nivel personal) ante la justicia: el fuero. Aunque no se encontr con una

10 Francisco Bulnes, La guerra de Independencia: Hidalgo-Iturbide, Mxico, Talleres linotipogrficos deEl Diario, 1979. P. 312.11 Christon I Archer, El ejrcito en el Mxico borbnico, 1760-1810, traduccin de Carlos Valds, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1983.abundantsima carga de inscritos, s reditu para algunos en una excelente oferta para escalafonear en tiempos de paz en la escalera social de cada provincia.

As, Iturbide entr a los catorce aos a la infantera del cuerpo miliciano de la provincia de Valladolid, bajo las ordenes del Conde de Rul, dirigindose directamente al cargo de teniente segundo, lo que implica que no fue reclutado desde el lugar del soldado raso o cabo, sino que dio alguna cantidad monetaria para entrar directamente a un puesto medianamente superior.

Pocos aos pasaron para que comenzara, si bien no a tomar importancia, dado que en tiempo de paz es la disciplina la que sobresale a algn elemento; s a ascender en el rango militar. Como sentencia Robertson, Agustn era un cadete atltico y garboso, pues tambin la suerte social y amorosa mejoraba para los muchachos que entraban al ejrcito. Tanto as que, slo en 1805, a 8 aos de haber ingresado y contando con slo 21, cas con una muchacha (ms joven que l) en la ciudad de donde provenan ambos, ni ms ni menos que en la Catedral misma de Valladolid, a fecha del 27 de febrero (mes que tantas sorpresas depararan para el michoacano). Diecinueve aos de edad contaba entonces la hurfana de madre Ana Mara Huarte, ahora, De Iturbide.

Hija de Isidro Huarte, personaje importante de la provincia, que tena bastante peso poltico (Robertson asevera que era intendente provincial para entonces) y de buena fortuna. Ella, al igual que nuestro personaje, haba estudiado las primeras letras en su ciudad, pero en la Academia de Santa Rosa Mara. Sin dejar de mencionar su belleza, y conociendo un tanto el devenir de la relacin, es probable que no slo haya Iturbide observado en Ana Mara su belleza e ilustracin (que no muy extensa pudo haber sido), sino quizs la numerosa dote y prestigio que su matrimonio le legara, as como el favor de su ahora suegro.

Las reacciones de 1808, los primeros brotes de sedicin

El golpe de mando del 15 de septiembre de

1808 realizado por los peninsulares y

comerciantes en nombre de el pueblo nohizo sino dar ms de qu hablar a ese mismo pueblo.

Alfredo vila

El pueblo mexicano, es decir los habitantes de la Nueva Espaa, haban sido fuertemente influenciados por la independencia de Estados Unidos de Amrica y el reconocimiento solemne del derecho de insurreccin por parte de los reyes espaoles, lo cual asest rudo golpe a su secular y respetada autoridad.12 No slo esta desventaja haba tenido la forzosa alianza de la Metrpoli con Francia y Napolen I, sino que lo peor estaba por venir. Napolen Bonaparte, proclamado emperador francs, estaba resuelto a dominar Europa, y para ello tena que dominar la pennsula ibrica tambin, pero de una forma que, al menos, habra de honrar al Imperio, pues el hombre que haba vencido a las ms grandes naciones de Europa, atacndolas de frente, prefiri la falsa y el engao para acometer contra Espaa,13 y no precisamente por miedo. Principiando 1808, Napolen ya estaba dentro del Imperio, y dominaba Murat la principal plaza de guerra. Hacia el 17 de marzo de aquel ao, una muchedumbre se volc sobre Godoy, ala derecha de Carlos IV, y dos das despus (cuando lo encontraron) lo redujeron a prisin, al tiempo que el Rey realizaba sus dos ltimas acciones como rey: destituir a Godoy para ver si as calmaba a la multitud, y abdicar la corona en su hijo Fernando VII, todo en Aranjuez. Ya en abril, ahora en Bayona, Bonaparte hizo traer a ambos, causando que Fernando devolviese la corona, para que luego los dos la ostentaran a los pies de francs; la cabeza del Imperio msgrande de la cristiandad pareca haber renunciado a su dignidad y a su orgullo; pero ante el vaco de la monarqua, se revela dnde reside la verdadera nacin espaola;14 el pueblo se levantaba.Las malas noticias legaron, siempre es as, pronto a odos de los novohispanos, los que al ver que el pueblo se eriga entre los restos de su pas, organizndose,

12 Julio Zrate, La guerra de Independencia, en Mxico a travs de los siglos. Mxico, Cumbre, 1958, tomo III. P. 35.13 Ibdem., p. 33.14 Luis Villoro, La revolucin de independencia, en Historia General de Mxico, Coso Villegas, Daniel(Comp.). Mxico, El Colegio de Mxico, 1981. P. 503.buscaron tambin la forma de tener una representacin; queran crear su propia Junta. Unos, los del Ayuntamiento de la Ciudad, liderada por los licenciados Francisco Primo de Verdad y Francisco Azcrate, buscaban, junto al mercedario peruano Melchor de Talamantes, la concesin de ms autonoma de Espaa; aunque al menos Alamn observa una bsqueda de la independencia, pero disfrazada tras de las juntas que en esta Nacin se organizaban, pues este plan no poda presentarse a las claras, porestar muy arraigada en los nimos del pueblo la fidelidad del monarca;15 mas tenan a

su favor un gran aliado: el virrey Jos de Iturrigaray, que sera, hecha la independencia, el primer rey de la Nueva Espaa hecha independiente. Pero no estaba el camino libre, pues la Real Audiencia, que era el rgano representativo de los peninsulares, estaban resueltos a defender el antiguo rgimen, guardndole a Fernando VII su lugar. Al final, la Audiencia cedi, bajo protesta, y la Junta fue celebrada el 9 de agosto, a modo de reunin preparatoria.

Pero, amenaza Alamn, no se espere encontrar en la relacin que voy a hacer de esta y las siguientes juntas, una deliberacin arreglada y luminosa sobre los graves asuntos que iban a debatirse [pues] todos eran extraos al arte de seguir sin confusin una discusin complicada.16 No obstante el licenciado Verdad tom la palabra, y seal que por la falta del monarca la soberana haba vuelto al pueblo, y se deba formar gobierno provisional, as como jurarse lealtad a Fernando VII. Hubodiscordias, pero al final imperaron los sndicos; pareca que haban triunfado.

Se llevaron a cabo tres juntas ms, en algunas de las cuales estuvieron presentes representantes de la junta de Sevilla, mientras tanto la agitacin popular, tanto en la capital como en las provincias, se esparca. Los espaoles se daban cuenta que al dominar el virrey, ellos perderan sus grandes ventajas, y sus mentes comenzaron a maquinar la forma de erradicar el mal que era para ellos Iturrigaray. Y fue Gabriel Joaqun de Yermo el cabecilla que, dicen algunos, decidi ir contra el virrey por cuestiones personales entrambos.

Se plane ganar a los oficiales de la guardia de Iturrigaray, y echarse sobre la

15 Alamn, Historia de Mjico, 3 edicin, t. I, Mxico, Ed. Jus, 1986. P. 121.16 Ibdem, p. 129.persona del virrey con un nmero suficiente de los conjurados bien armados.17 As ocurri, se soborn al oficial, y, demorados hasta el 15 de septiembre (Oh, historia de Mxico, que bien podras encajar con una historia novelada, de eternos retornos, de cclicas etapas; debas elegir la madrugada de 15 a 16 de septiembre!), se irrumpi en Palacio Nacional pasada la medianoche que una ambos das, el virrey al saber que era Yermo el que haca tal escndalo se entreg por la buena, y fue llevado ante el Santo Oficio, de donde se llev a su mujer al convento de monjas de San Bernardo; la sangre no corri esa noche, las cosas salan a Yermo como las plane. A la par de stos hechos, fue nombrado Pedro Garibay sucesor de Iturrigaray; as como que se redujeron a prisin a Azcrate (que pronto sera liberado), Verdad (que pocos das despus morira) y Talamantes (siendo llevado al convento de San Fernando y luego ante la Inquisicin, que lo envi a San Juan de Ula, donde muri). Iturrigaray tambin morira al poco tiempo.

A los pocos das, para el 21 de septiembre, al lado de Feliz Mara Calleja, muchos militares se manifestaron pblicamente para ayudar a sostener el nuevo rgimen, encontrndose entre ellos al mismo Agustn de Iturbide y Armburu, reconocido por teniente (primero ya),18 claramente en la primera aparicin pblica que tendra Agustn, el que luego sera mucho ms conocido, pero que ahora slo se ofreca a los servicios del ilegtimo nuevo virrey, en calidad de completo desconocido.

Una bizarra conspiracin

Alguno de los criollos que aunque nos trataba continuamente entonces justamente nos era sospechoso y despus sirvi decisivamente a la independencia nos hizo grande dao

Mariano Michelena

Valladolid fue una de las provincias de las Nueva Espaa que enseguida tom

17 Ibdem, p. 159.18 Gaceta de Mjico, 21 de septiembre de 1808, p. 701-702.

19cartas en el asunto. Se realizaron reuniones que podemos conocer tambin como juntas, que tenan las caractersticas de buscar ser y asumirse por soberanas, pues tenan la intencin de conocer el destino de su monarca; fidelistas porque reconocen que su rey es Fernando VII, al cual le juran lealtad y separatistas, ya que son independientes de Espaa sin ningn lazo que no sea el reconocimiento del rey, aun ligada a la corona. Tambin se puede agregar que slo fueron realizadas con la idea de ser temporales, hasta el retorno del rey cautivo por los franceses; es decir, sonprovisionales.19 Es de suma importancia sealar que las diversas juntas de la Nueva

Espaa tenan diferentes objetivos, pues, como sabemos, Valladolid y toda la Nueva Espaa estaba conformada por diversos grupos, como espaoles peninsulares, criollos, indgenas, etc. As que las juntas eran de diversas ndoles, dependiendo la clase social a la que se perteneca. Principalmente las juntas las hacan los espaoles peninsulares y los criollos, obviamente, los temas que se trataban, variaban, sin embargo, el principal era el del invasor Napolen hacia Espaa. En las reuniones de los peninsulares asistan personas como Francisco Muoz, Jos Mara de la Puente, Antonio del Haya, Jos de Mier y Pea, etc.; las plticas eran sobre sus enemigos los criollos, y cmo poder aprehenderlos, pero sobre todo, como se mencion anteriormente, lo principal eran los problemas que ocurran en Espaa. A estas reuniones asistan comerciantes y polticos espaoles, y se realizaban en la casa del europeo Francisco Palacios y Francisco Sierra.

Mientras tanto, en las de los criollos asistan personas como Nicols Michelena, su hermano Jos Mariano Michelena (llegado poco tiempo antes, con la misin de enganchar gente para su cuerpo; siendo ste el quien convirti en un plan formal de conspiracin lo que hasta entonces no haba sido ms que meras conversaciones),20Jos Mara Garca Obeso (llegado a Valladolid a causa de la disolucin del

acantonamiento de Jalapa, a lo que su regimiento de infantera haban sido devueltos a la ciudad vallisoletana),21 Jos Antonio Soto Saldaa, Jos Mara Abarca y Len, elpadre Vicente de Santa Mara, entre otros como Manuel Ruiz de Chvez, cura de

19 Moiss Guzmn Prez, La conspiracin de Valladolid, 1809, Mxico, INEHRM, 2010. P. 1011.20 Alamn, Historia de Mxico, p. 203.21 Zrate. La guerra, p. 75.Huango; el comandante Mariano Quevedo, a ms del apoyo cmplice de los capitanes Mier y Muiz. El tema principal que se abordaba era sobre el futuro de Espaa y qu hacer en caso de que los franceses no cedieran el reino a Fernando VII. Estas ltimas discusiones tuvieron lugar en la casa del licenciado Nicols Michelena o del capitnGarca Obeso.22 Es curioso conocer cmo estos grupos se informaban acerca de los

que ocurra a kilmetros de distancia de su hogar, pues no teniendo los medios con que informarse al momento, la Gaceta de Madrid, embarcada desde Espaa, al llegar a la casa del licenciado Michelena o del coronel Garca Obeso, se lea en grupo y despus se debata acerca de los acontecimientos ocurridos.23

Por el contexto revolucionario que pasaba la Monarqua espaola, estas reuniones se prohiban ya que se podan prestar para organizar movimientos revolucionarios dentro de la colonia. Estas asambleas se hacan en las noches y con un alimento en la mesa, pues se merendaba y se discuta. Es notable resaltar este aspecto, ya que cuando la asamblea de los criollos fue descubierta y acusada de ser una conspiracin, se aprehendieron a sus integrantes, sin embargo, las de los peninsulares no fueron confirmadas, debido a que se justificaron diciendo que eran reuniones entre amigos para cenar, no para conspirar. En tanto, la Gaceta de Mxico del 23 de Septiembre de 1809 defina la funcin de la junta de seguridad y orden, consultiva, formada por Garibay, realizada del 21 de Septiembre de 1809, la cual se compona por: el regente de audiencia Catani, un oidor (oidores Caldern y Blaya), un alcalde de corte y un fiscal (Robledo). Dicha junta fue definida publicando que: todos los que tratasen de alterar la paz y fidelidad del reino, o manifestasen adhesin alpartido francs por medio de papeles, conversaciones o murmuraciones sediciosas,24

sera perseguidos.

En estas reuniones se habl por primera vez de una independencia de la NuevaEspaa. Esta mencin con frecuencia la hacia el capitn Garca de Obeso cuando las reuniones eran en su casa. Cabe sealar un punto de suma importancia, y aclarar que

22 Guzmn Prez, La conspiracin, p. 37 y 43.23 Ibd., p. 40.

24 Alamn. Historia de Mxico, p. 202.20debemos entender la independencia slo si Espaa se renda ante la invasin francesa, no independencia haca la corona espaola.25 Esta idea de independencia surgi por diversas razones: 1) por el contenido de las gacetas, que demostraban a una Espaa sometida ante Napolen y su ejrcito; 2) la existencia del rumor de que las tropas extranjeras se aproximaban a la Nueva Espaa para invadirla y si se llegaban a aliar a los enemigos gachupines, los criollos y sus familias pereceran rpidamente. Como sabemos, el primer punto no era tan descabellado, pues Fernando VII se vea sometido frente a las tropas francesas; mientras que el segundo s se puede ver que es ms especulativo que verdadero. El temor que tenan los criollos de una posible invasin causaba temor e incertidumbre, as que el trmino de independencia tomms fuerza y fue cuando se empez a hablar de una posible revuelta.26 Los dos puntos

fundamentales en que se basaba la conjura eran que sucumbiendo Espaa podran resistir conservando al pas para Fernando VII, no entregndoselo a Napolen; y que si quisieran perseguirlos, para su defensa, deberan sostenerse en el patriotismo.

Es necesario mencionar la relacin formada por Michelena sobre los acontecimientos, pues en sta es aludida una curiosa peculiaridad, pues ya que los contrarios a Iturrigaray y al Ayuntamiento, queriendo probar que stos lo que queran hacer era la independencia, cosa que poda muy sostenerse, fueron los primeros que nos hicieron comprender la posibilidad de la independencia []; las ideas nos servan de base,27 de modo tal, que la idea surgi de los ataques que contra los supuestos independentistas haba.

Se hicieron tipos de comisiones, mandando a los mismos aliados a destinos diversos, con el fin de expandir su germen en el pas; quedando gente como Jos Mara Izazaga, Francisco Chvez, Rafael Solchaga, Lorenzo Carillo, el mismo Michelena (enviado a Ptzcuaro y Quertaro con Allende); teniendo por resultado elque devolvieron sus comisionados Zitcuaro (Luis Correa), Ptzcuaro (Jos Mara

25 Guzmn Prez. La conspiracin, p. 60.26 Ibd., p. 5356.27 Relacin formada por el seor Michelena de lo ocurrido en Valladolid, p. 1.

30Abarca), San Miguel (Mariano Abasolo e Ignacio Allende).28

El capitn Garca Obeso haba sido el electo para ejercer la autoridad poltica, as como la militar, por su comunicacin con cada parte de la conjura. l era el corazn del aguacate: pues la Junta es como un aguacate: tiene cscara, carne y hueso. Las cscaras son los soldados de tu batera, los feligreses de mi parroquia... La carne son los que van a la casa del Reloj [a las reuniones]. Unos das ensayan una comedia, otros traman una revolucin, pero siempre creen que dirigen la msica. Saben que hay cscara pero no que hay hueso. El hueso fue lo que conociste aquella noche:;29 que seran Garca Obeso, los Michelena, Santa Mara y Soto Saldaa, en la novela de Ibargengoitia.

La revolucin deba estallar el 21 de diciembre de 1809, sorprendiendo primero al intendente Jos Alonso de Tern y al comandante de armas Lejarza,30 pero el primero, mando reducir a prisin, en la maana del 21 de diciembre, al padre Santa Mara, llevado al convento del Carmen;31 habiendo dos posibilidades de la denuncia: que, como queda asentado en la relacin de Michelena, un criollo que aunque nos trataba continuamente entonces justamente nos era sospechoso,32 lo que apunta a sealar que podra ser ste el denunciador; mas no es un ataque directo el que hace Michelena sobre dicho criollo, es slo un juicio el que hace, acertando que justamente nos era sospechoso, ms no dice que fue el denunciador, ni que fue culpable, y por chistoso que parezca, dice nos era, ms no justifica como nos es, recordando que la relacin de Michelena fue escrita muy posteriormente, incluso despus de 1821, cuestin verificada al hablar del mismo criollo, pues contina el relato diciendo de l que despus sirvi decisivamente a la independencia, lo que apunta (viendo hacia la historia) que fue Agustn de Iturbide, el libertador de Mxico, que ocupaba el cargo deteniente providencial de Valladolid; el criollo que nos hizo grande dao.33 Lucas

28 Ibd., p. 2.29 Jorge Ibargengoitia, Los pasos de Lpez, Mxico, Ed. Joaqun Mortiz, 1991. P. 58.30 Alamn, Historia de Mxico, p. 315.31 Zrate, La guerra de Independencia, p. 76.32 Relacin formada por el seor Michelena, p. 3.33 Ibdem.Alamn defiende fuertemente a Iturbide en su Historia, pues a ms de creerse que denunci la conspiracin por que los jefes no le dieron el alto grado que l pretenda, ya que los grados se daban conforme al plan de empleos y sueldos encontrado en la documentacin de los conspiradores, en la causa no solo no se halla indicio alguno de tal complicidad y denuncia de Iturbide, que asienta por cierta D. Carlos Bustamante en su Cuadro Histrico, fundado en una instruccin que le dio el general Michelena, sinoque se hallan pruebas de todo lo contrario.34 Una de ellas es que, en cambio, el

asesor Tern escribe al arzobispo recomendando a Iturbide en enero de 1810, por su eficacia en la aprehensin de Correa, por cabalgar veinticinco leguas; en agradecimiento Iturbide escribi una nota dndole las gracias por lo que es muy claro que si hubiese sido el denunciante de la conspiracin, el asesor en una comunicacin reservada no hubiera omitido hacer mrito de ello, cuando recomendaba un servicio demenor importancia,35 hubiera sealado su eficacia en el descubrimiento de la

conspiracin. A ms de eso, el mismo Michelena le hubiera recriminado ms acremente su traicin en su Relacin.

Otra de las posibilidades es una simple y llana versin de que las autoridades se percataron de las irregularidades, pues en la misma relacin queda dispuesto que a ms de la circunspeccin mayor de la que se poda esperar de su novatez, no fue suficiente para que los espaoles no se apercibiesen de ellas, aunado a lo exaltado de Santa Mara, que picndolo los europeos, se explic fuertemente sobre laindependencia,36 lo que sigui de la parte al gobernador, reduciendo a prisin al fraile

e iniciando averiguaciones contra los dems. Pero tampoco es imposible el pensar que se pudiera ya dar una especie de vigilancia anterior por parte de las autoridades, pues Michelena asienta que los atacantes de Iturrigaray y de la independencia, al ver que haban provocado la idea de luchar por ella, buscaron corregir su error en septiembre de 1809, empezando a vigilarnos e intimidarnos". Pero Alamn deja claras las cosas,dado que denuncia que un herrero declar que un sargento de Nueva Espaa le

34 Alamn, Historia de Mxico, p. 205.35 Ibdem.36 Relacin formada por el seor Michelena, p. 3.haba mandado hacer porcin de puales para matar los europeos,37 lo que deja preclaro que las autoridades estaban enteradas. Ms an, contina diciendo sobre la conspiracin, que fue delatada por el cura de sagrario de la catedral de don Francisco de Concha a quien lo comunic en conciencia de cura de Celaya, residente en Valladolid, que lo saba por D. Luis Correa, uno de los asistentes a las juntas, mand prender al P. Santa Mara y en seguida los dems.38

La justificacin dada por parte de los aprehendidos fue siempre firme y vehemente: ser partidarios de los que queran que no se entregase el pas a los franceses; tanto Garca Obeso, Michelena y el resto de los concurrentes a casa de Lejarza, no se opusieron a la detencin, y cooperaron con ella. Fueron al llamamiento, y slo en caso necesario (el que no se present) se resistiran al arresto y aprehenderan al comandante, so pretexto de ser partidario de los que queran entregarse a Francia y Napolen. A los acusados se les culp de crear un plan poltico que agitaba a la sociedad, que la milicia del rey, encargada de salvaguardar y proteger los intereses del rey, estaban de lado de los criollos, y, por ltimo, que no era slo unmovimiento de lites sino que contaban con apoyo de diversos poblados.39 Se envi a

Garca Obeso y a Nicols Michelena a San Luis, a Mariano Michelena a Jalapa, los dems quedaron en libertad, hasta ser denunciados en Quertaro, ahora estando a la cabeza el corregidor Domnguez y el cura Hidalgo y el capitn Ignacio Allende.40Michelena fue llevado a San Juan de Ula, Garca Obeso estuvo hasta 1812 aprehendido, Santa Mara se fug de San Diego, de donde escap, para ir a morir en el sitio de Acapulco, luchando al lado de Morelos.41 Casi todos murieron por la gesta, slo vimos la independencia dos Antonio Cumplido, don Antonio Castro, don JosMara Izazaga, don Jos Mara Abarca, don Lorenzo Carillo y yo [Mariano Michelena] y

37 Alamn, Historia de Mxico, p. 20338 Ibd., p. 204.39 Guzmn Prez, La conspiracin, p. 7475.40 Relacin formada por el seor Michelena, p. 5.41 Carlos Mara de Bustamante, Cuadro Histrico de la revolucin mexicana, Mxico, Instituto CulturalHelnico / Fondo de Cultura Econmica, 1985. V. I. P. 1718.no s si alguno otro, han muerto despus Abarca y Carrillo.42

Hasta aqu el relato de los aos privados de Agustn de Iturbide. Que si bien, como vimos, apareci pblicamente por primera vez en septiembre de 1808 y mencionado probablemente como denunciante de la conspiracin de Valladolid (de la que ms bien aprehendi a sus integrantes ms que denunciarlos), se podra decir que es el tiempo en que definitivamente menos inters se ha puesto. Pocos hablan de l en sus estudios sobre dicha conspiracin, y casi nada habra de decirse acerca de su importancia determinante para el desarrollo del proceso de independencia respecto a su actuacin.

El azote monrquico

Presto - Lestate

Si tom las armas en aquella poca, no fue por hacer la guerra a los americanos sino a los que infestaban el pas.

Agustn de Iturbide

Tras el grito del cura Miguel Hidalgo en el pueblo de Dolores la madrugada del 16 de septiembre de 1810 en que se funda lo que conocemos como insurgencia (la primera de sus etapas), el gobierno virreinal comenz a apearse para contener la insurreccin. Para este momento Agustn ya estaba, como vimos, enlistado en las filas de los cuespos milicianos provinciales que, si bien no era lo que conocemos como ejrcito realista, stas estaban y estarn en adelante al servicio del Rey.

Agustn tom una fuerte reaccin en contra de los americanos que estaban a las rdenes del cura, de una manera frrea. Y aunque es un tema desbordante en s mismo, que develara el actuar de muchos de los americanos que como l se enfilaroncomo realistas, aqu no toca ver cul fue el motivo de que tuviera tal vehemencia al

42 Relacin formada por el seor Michelena, p. 6.contraatacar, lo que bien podra ser objeto de un tratado de mentalidades. Ms bien slo he de puntualizar dos cuestiones fundamentales que han de tomarse en cuenta: primero, que para este momento cuando aquello aconteci, l ya estaba integrando el cuerpo de defensa del reino, y que tuvo la obligacin de hacer la guerra a los que (como segundo punto) estaban rompiendo el orden, al que ya vimos era altamente susceptible. Y si bien se haba manifestado a favor del golpe dependentista en 1808, ahora ya no slo se manifestaba por la defensa del orden, sino que tomaba las armas, y de qu forma. Como l mismo afirma, no se levant (insisto que ya tena un compromiso previo con la milicia) por atacar a los americanos, sino a los queinfestaban el pas.43

La contrainsurgencia y el ascenso hacia el reconocimiento

La Revolucin de todos modos correr

siempre el riesgo de caer en la rutina

Michel Foucault

Cuando Hidalgo comenz su lucha, andando de Dolores a Guanajuato, se aprest a volcarse sobre Valladolid. Iturbide, prefiriendo defender tanto a su familia como a los vallisoletanos, emprende un gnesis michoacano, y traslada exitosamente a muchos naturales a la ciudad de Mxico. Luego, con Flix Mara Calleja y Torcuato Trujillo, participa en Monte de las Cruces contra 80,000 insurgentes, siendo sta su primera aparicin en una batalla formal, dado que antes a ninguna haba concurrido, siendo Valladolid su oportunidad vedada. Atac por el costado izquierdo en aquella batalla, pero se repleg al caer Bringas por el otro lado. Ayud bien a la retirada, con tino y honor, y al ser herido Mendvil, lo sac del fuego y en su caballo lo llev consigo. Heroico, fue reconocido por sus subalternos. Aquella batalla es difcil saber a ciencia cierta quin fue el vencedor; pero al retirarse ambos, Iturbide sobresali.

Importante de mencionar es que, segn el propio jefe militar, por octubre del

mismo ao de diez, se me ofreci un salvoconducto para mi padre y para mi familia

43 Agustn de Iturbide, Manifiesto al mundo o sean apuntes para la historia, Mxico, Fideicomiso Teixidor/ Libros Umbral, 2001. P. 39.[] con sola la condicin de que me separase de las banderas del rey y permaneciese neutral,44 cosa que aunque algunos autores creen ciegamente, a m me es de difcil digestin. Ello en dos sentidos; siendo el primero que no hay nota alguna que haga referencia a esta comunicacin, nadie contemporneo (ni Robertson) ponen la fuente documental de aquello. Ahora bien, se debe de ver que fue necesariamente anterior a la primera batalla de Agustn (mencionamos Monte de las Cruces, del 30 de octubre), lo que nos deja ver que antes de esa fecha el teniente era prcticamente nulo en experiencia, aunque no desconocido, al menos por Hidalgo, dado el parentesco familiar entrambos. As, es difcil pensar que alguien de tan poca experiencia (ninguna)haya sido invitado a slo mantenerse neutral, lo que nos dice que significara un peligro para el que disuade.

Despus de aquella batalla (nica en que se encontr con Miguel Hidalgo, luego muerto el 30 de julio de 1811), lo que sigui a tal hecho fue su mencin honorifica y ascenso a capitn de fusileros. Se le destin a la persecucin de las gavillas, yendo a Taxco con el Batalln de Tula, pero la tierra caliente le cae psima y casi le mata. Regresa a Valladolid con el coronel Castillo Bustamante, para luego, encabezando a estos soldados de Tula, ponerse a las rdenes del general Diego Garca Conde, marchando 1,500 leguas, y llegando a donde se encuentra por vez primera de cerca con Calleja y Pedro Celestino Negrete, un jurado Trigarante despus. Su misin era que enviase a Mxico las platas existentes en el mineral de Guanajuato, pero con peligro de ataque de Albino Garca. Logra empresa y se da a la misin de pillar a Garca: una noche en Valle de Santiago lo sorprendieron, asesinando a cerca de 300 elementos, entre muertos en batalla y fusilados. Asciende por ello a Teniente Coronel. Aqu es donde ya gana el renombre militar dada su osada para asaltar a tan odiado bandolero insurgente.

Torna a su cuartel a Valle de Santiago y vence a Liceaga; se retir a la isla de Yuriria, donde lo embisti en 19 ocasiones, todas fracasadas, a lo largo de alrededor de 40 das. Garca Conde pareca desistir, pero Iturbide insisti en el asalto, atacandoprimero a las guerrillas, logrando alcanzar la playa el 20 de octubre (de 1812, ya).

44 Iturbide, Manifiesto, p. 40Llev entonces canoas y construy balsas, efectuando el ataque el 1 de noviembre, y venciendo sin perder a un solo hombre. Luego de la victoria, cita Navarro y Rodrigo, mencion que: Miserables, ellos habrn conocido su error en aquel lugar terrible en que no podrn remediarlo! (Iturbide crea condenados a los insurgentes a todas las penas del Infierno como excomulgados) Quizs su catstrofe triste servir de escarmiento a los que estn an en disposicin de salvarse!.45 Su piedad (entendida por religiosidad) y su conviccin anti insurgente es clarsima y Navarro lo deja ver muy bien.

Para febrero de 1813, en Zacapu, Valladolid, vence un fuerte insurgente, ganando el mismo ao al frente del Ejrcito del Norte a un oficial, Njar, en Xauxilla, de donde hizo huir al enemigo sin llevarse ni armas ni municiones. En Salvatierra, ese mismo ao, se encontraba Ramn Rayn, defendiendo la ciudad por su posicin, y el viernes santo, 16 de abril de 1813, Iturbide fue a reconocer el sitio, pero al verse atacado se retir y provoc que se vinieran imprudentemente sobre l, perdiendo los insurgentes su artillera y la ciudad. Se le ascendi a Coronel, dndole el regimiento de infantera de Celaya y la comandancia general de la provincia de Guanajuato y Quertaro.

En Irapuato estableci su cuartel, y contino su poltica antiinsurgente: se manifest inexorablemente en el castigo de los insurgentes que caan en su poder, dice Navarro.46 Incluso con mujeres que buscaban seducir a la tropa, como Mara Tomasa Estvez. Era, confirmando lo dicho por Robertson, valiente, audaz y temerario.

El sitio de Cporo le dio foro de acreditar su previsin y prudencia. Era un cerro spero slo accesible por el frente, flanqueado por 4 baluartes, 3 bateras en intermedios, un foso y una trinchera; defendida por 700 hombres. Iturbide iba a las rdenes del brigadier Llanos, que tena 3,000 hombres. Agustn argument que debaatacar de frente en 3 columnas y no por la vereda lateral; no se lo tom en cuenta

45 Carlos Navarro Rodrigo, Vida y memoria de Agustn de Iturbide, Madrid, Editorial Amrica, 1919. P.27. Las cursivas son mas.46 Ibd., p. 28.Llanos y fueron vencidos. Iturbide se volvi a Guanajuato, quiz por represalia.

Agustn, con ansias de crecer (y, por qu no, de acabar con la insurgencia) propuso un plan al virrey en que acabara por sorpresa con el Congreso entero. Dividira en pequeas fuerzas a sus partidas, y para pasar inadvertidas marcharan separadas a un punto cercano de Ario (donde estaba el congreso y gobierno), para emboscarlos. Pero se frustr el propsito al perderse y llegar tarde al punto de encuentro algunas de las partidas; siendo descubiertos por los insurgentes.

As pues, Agustn tena grandes ganas de convertirse en alguien. Quizs por dinero, quizs por reconocimiento social; pero ms probablemente por llegar a tener poder cual si fuera un peninsular, poder poltico, y que su voz valiera ante el gobierno; as como reconocimiento. El hecho es que su reaccin ante la insurgencia, sobre todo la que dej a su paso Hidalgo, es decir a las gavillas rebeldes, fue altamente violenta. Y por un momento pareca que se estancaba y que, dentro de los realistas, el mayor mrito sera haber enfrentado con tesn a Miguel Hidalgo; pero a finales de 1813 dara el ms grande golpe que traz en toda su carrera al servicio regalista.

Versus Morelos

No puede considerarse un fracaso de Iturbide no haber capturado a Morelos; simplemente no le correspondi hacerlo

Jaime del Arenal

Michoacn nunca vivi un da ms curioso y contrastante a travs de sus siglos jams. No al menos como cuando, casi terminando 1813, Morelos se lanzaba sobre Valladolid, posesionndose rpidamente de l. En reaccin, el ahora virrey Calleja enva al general Del Llano a combatirlo. Es menester apuntar que para este momento la cabeza fuerte de la insurgencia estaba en Morelos (Galeana, los Bravos, Matamoros, Guerrero y Victoria) y que vena de algunas grandes victorias sobre todo de Cuautla, cuyo sitio soport ante el mismo Calleja que lo mand atacar.

Entonces, a Del Llano le ordenaron formar junto a Iturbide el Ejrcito del Norte, y tras la llegada el 22 de diciembre del insurgente frente a Valladolid, tras instar a larendicin, prepara a los suyos, pintando sus caras de negro. Galeana y Matamoros estaban listos para el ataque, pero los emboscaron antes los realistas, lo que provoca que de los de Morelos recularan el 24 (la Nochebuena), en la Loma de Santa Mara. Iturbide, enviado al reconocimiento, decide pasar rpidamente por entre los insurgentes, y siendo ya muy de noche, aquel sale ileso, pero provocando una enorme confusin, haciendo que los segundos se matasen entre s, viniendo mucho a menos las huestes insurgentes, pudiendo apenas huir el cura de Carcuaro.

Fue su gran triunfo. Pues la fuerza de su paisano se fue viniendo a menos tras aquel encuentro. Y por el contrario, Iturbide fue cuesta arriba, haciendo incluso la peticin de que le fuese concedida la Orden Nacional de San Fernando, que las Cortes haban creado para reconocer a los generales victoriosos en 6 batallas. No le fue dada, aunque la peticin fue constante. Ella ni siquiera lleg a Espaa, dado que era el virrey el que habra de promoverla. As, entre esta disputa y otras, Iturbide festej en su cuartel general en Irapuato, hacia el 15 de octubre de 1814, la vuelta de Fernando VII al trono, liberado al fin por Napolen.

Lo que viene a continuacin es quizs una de las pruebas mayores que hay sobre la flexibilidad del sentir de Agustn, quien poda hacer las caravanas necesarias para que se le tuviera en cuenta como alguien fiel. Es decir, que era capaz de hacer cualquier pantomima o artilugio lo ms servicial o adulador que fuera, para conseguir alguna cosa deseada o el favor de un superior. Pues slo dos das despus de festejar la vuelta del rey, el 17 de octubre, rememora el da (que no el mes) en que haca tres aos y algunos meses, en enero de 1811, Calleja venci a Hidalgo en Puente de Caldern. Llev a cabo todo el detall realizado de aquella batalla, en que Calleja mismo (aos despus Conde de Caldern) dej la noticia de aquel acontecimiento.47

No hubo alguno que fuera Hidalgo o Allende, pero claro alguien habra de ser el victorioso Calleja, y qu mejor que el lisonjero Iturbide, dado que la peticin y la organizacin, as como la exaltacin, eran suyas. Por supuesto no hubo de maneraalguna la opcin a cotejar versiones, sino que llev al dedillo lo que Calleja mismo dej

47 Vid. Carmen Vzquez Mantecn, La batalla simulada, en Puente de Caldern: las versiones de un clebre combate, Mxico, IIH; UNAM, 2010. P. 73-79.por testimonio. La misin era una, y estaba clara: ensalzar al virrey para que diera el fallo favorable a su candidatura.

Un proceso y una absolucin?

Los aos de 1816 a 1820 forman un interludio entre dos perodos de la vida de Iturbide.

William Spence Robertson

Iturbide prest ayuda a los espaoles contra los insurgentes, con crueldad y expoliaciones.48 En Guanajuato, Iturbide tena la custodia de los cargamentos de azogue, y los retrasaba para vender ms caros sus productos convenientemente llevados a tiempo. Nadie lo denunciaba pues podra ser difamado de insurgente y se le castigara. Pero lo hicieron, Calleja le relev del mando y lo llamaron a la ciudad de Mxico. Se pidi informes de naturales y ante el miedo de que el cmplice virrey los evidenciara, slo el cura de Guanajuato, Labarrieta, antiguo compaero de colegio de Iturbide, se mantuvo en la denuncia. Calleja y, su padrino, el auditor de guerra Bataller, lo absolvieron, pues al ser no de lnea sino del cuerpo provincial, poda ejercer elcomercio; el artificio para liberarlo surti fcil efecto.

Es innegable que durante las campaas contra los insurgentes haba estado llenando su bolsillo privado.49 Ya fuera que hurtara los productos y los vendiera, o ya que no protega a los comerciantes o les detena sus productos, mientras los suyos llegaban apropiadamente a tiempo. Y no era una cosa anmala, sino ms bien la regla de lo que hacan los jefes realistas fuertes en sus zonas de influencia, dado que haban alcanzado incluso hasta poder poltico-administrativo. En Guanajuato particularmente haban arrasado con pueblos, haciendas y comercios, lo mismo los realistas que los insurgentes.Ya para abril 10 de 1816 le es notificado (aunque Robertson prueba que desde antes saba que se le investigaba) que debe ir a la ciudad de Mxico a testificar,

48 Navarro y Rodrigo, Vida, p. 50.49 Robertson, Iturbide, p. 96.

31dejando en manos del coronel Jos de Castro su mando.

Iturbide tena, por alguna razn, el favor Calleja, aunque puede argumentarse que no el suficiente, dado que para la promocin a la Orden que mencionamos no haba tenido su apoyo. Lo mismo con Miguel Bataller. De modo que ambos (autoridades a quienes competa el asunto) haran lo imposible para expiarlo. Y, segn Robertson, si procedieron a actuar fue por ya no estar tan activa la insurgencia; es decir (aunque no lo mencione el norteamericano) que ya Iturbide no era tan necesario sobre las armas. Ello pudiera llevar a un par de posibilidades; o ya queran desecharlo (lo que me es ms difcil de creer, dada la cercana de esas autoridades a l) o queran limpiar su nombre a la vez de denotar que no se quedaban impasibles ante las denuncias.

El hecho es que el virrey pidi informes sobre lo acaecido a los de Guanajuato, teniendo por resultado reportes benficos, dado el miedo a las rencillas que pudiera tomat Agustn. Salieron incluso algunos amigos personales a su defensa, como Jos Solano, Basilio Peralta, Antonio Sota y Manuel Iruela. El nico que se mantuvo en la denuncia fue Antonio de Labarrieta, un ex insurgente que despus chaquete al realismo. ste mantuvo la versin de que Iturbide haba castigado gente injustamente, apresndolos sin motivo, maltratando a las esposas e hijos de insurgentes de forma desalmada. A ms de ello, destruy la industria y el comercio en la zona, quem tierras y monopoliz l mismo ciertos productos como azcar, lana, aceite, cigarros y otros, salvaguardando sus productos por los militares (usando de ellos cual si fuera para el servicio real), adems de extraer un milln trescientos mil pesos del tesoro,teniendo su tropa mal organizada e indisciplinada.50

Iturbide, en llegando a la capital, renuncia en el acto a sus cargos, slo quedndose con el que tena en el Regimiento de Celaya, y tambin escribe una carta al virrey para defenderse. Negaba el despotismo, y argumentaba lo poco confiable que era el cura; que nunca saque y que si encerraba a las mujeres era para salvarlas del desorden y la guerra, as como que todo lo que haca se lo reportaba al mismo Calleja.El mismo Iruela y Pedro Yandiola salieron a su defensa de nuevo.

50 Informe de Antonio Labarrieta, citado y parafraseado en Robertson, ibd., p. 90 y ss.

32Para el 20 de septiembre llega a Nueva Espaa a tomar posesin de su cargo de virrey Juan Ruiz de Apodaca, nombrado tal desde inicios de ese mismo ao de 1816. Labarrieta haba vuelto a escribir acusando a Agustn de tortura y enriquecimiento, ya que argumentaba que ahora tena propiedades en Quertaro y en Irapuato, as como trescientos mil pesos por botines y transacciones comerciales (tena una tienda de venta de cebo, aceite y azcar).51 Pero Bataller, consejero del virrey a la sazn de auditor de guerra, pensaba que su posicin de miliciano le permita el comercio, y pareciera que Robertson ve en Calleja un consentimiento de tales actividades ilcitas.

Iturbide por su parte nuevamente se defendi apelando a sus servicios a la Corona, y tras ello, Calleja publica un bando donde declara que el juez consider injustificadas las acusaciones, y por tanto no era ni necesario que compareciera.

Tomando por aquellos das el mando Apodaca, Iturbide se rehsa a reasumir el mando y pide que el (nuevo) virrey agote el proceso, hasta declararlo inocente y lo absuelva. Pero contrario a eso, Apodaca lo que hizo fue ordenar que traspasara sus papeles del Ejrcito del Norte al coronel Orranta: lo sustitua en su mando. Lo mismo en la intendencia de Guanajuato.

Argument ms an, diciendo (justificando) que los rebeldes haban intrigado para que se le destituyera. Y esta versin es algo posible, dado que Labarrieta haba sido insurgente, y que posiblemente estaba coludido con ellos para lograr el objetivo que verificaron; el alejamiento de Iturbide.

Tras ello, como queran, estaba ya lejos, mudado a la ciudad capital con esposa e hijos, y aun apareciendo nominalmente en las listas como coronel del Regimiento de Celaya. As se hall luego en 1818, retirado y sin goce de sueldo, mudndose a su vez a Chalco hasta 1820. Se cuenta que dilapid en gran parte su fortuna en casa de la Ignacia Rodrguez, La Gera, en la ciudad de Mxico.

Sin duda, ms all de la denuncia y todo aquello, lo que cal definitivamente en su persona y sus emociones fue que se le socav su autoridad. Se vino abajo dado

51 Ibd., en Ibdem.

46que el gobierno, al que senta servir de inmejorable modo, le dio la espalda y le trat como a un cualquiera. Todo lo hecho por su patria (la espaola) en los aos de Hidalgo y Morelos ahora de nada le servan; pues se le haba relegado en sus grados y cargos, y su firgura estaba denostada hasta pegar con el suelo. Los agravios en su contra al no absolvrsele de los cargos fueron los que menguaron sus ganas de defender se orden, el virreinal, para tratar de volcarse hacia uno nuevo, en que se le respetara en particular a l, y pudiera seguir ascendiendo en la milicia o ejrcito, cosa que ya no poda en el orden imperial espaol, dado que los puestos estaban para los peninsulares, y que su figura haba venido siendo excesivamente maltratada y dejada ya casi totalmente alejada de donde pudiera brillar. Esta fue la etapa en que se dio a conocer primeramente, pero de forma tal que, los aos posteriores, los por insurgentes, haran objetivo este perodo para denostarlo en su persona y desconfiar de l.

Desatar el nudo sin romperlo

Adagio - Lautunno

Si a la lid contra hueste enemiga, nos convoca la trompa guerrera, de Iturbide la sacra bandera, mexicanos, valientes seguid.

Himno Nacional Mexicano

Tras el largo parntesis que signific el retiro forzoso al que se le indujo desde 1816, Agustn reaparecera en la escena pblica luego de que Gabriel de Armijo dejara su comisin de acabar con el guerrillero Guerrero en el sur. Aunque se conoce una larga tradicin historiogrfica acerca de la llamada Conjura de la profesa, aqu se mencionar de pasada, y se tratar de demostrar su inviabilidad.

Sin duda, el captulo que est comenzando, y que abarca precisamente denoviembre de 1820 a septiembre de 1821 es (a la vez que el ms breve en temporalidad) el ms brillante y sobresaliente de toda la vida de Iturbide (de esta biografa). Salido de las cenizas, resurge su figura, pero ahora para hacer ya no el servicio al orden anterior, cualquiera que ste fuera, sino ahora para (por razones que se han explicado y que se vern) libertar a su patria, que, muy opuesto a la etapa recin revisada, le dar su lugar (aunque sea de pasada en la actualidad) en la historia de Mxico; figura que aunque debiera estar en las Amricas al lado de los Washingtons, los Bolvares y los San Martines, est dentro de nuestra patria a la sombra al igual que personajes tales como Santa Anna y Porfirio Daz.

Una de mil revoluciones y el hijo prdigo regalista

Muy pronto deban estallar mil revoluciones, mi patria iba a anegarse en sangre, me cre capaz de salvarla y corr por segunda vez a desempear deber tan sagrado.

Agustn de Iturbide

La noticia de la vuelta de la constitucin gaditana fue tomada de muy diversas formas; y mientras unos estaban por la monarqua absoluta, otros (pocos en realidad) se manifestaban por la repblica; unos la pedan a gritos, y otros vean en ella su perdicin. Por todas partes se hacan juntas clandestinas que trataban del sistema de gobierno que deba adoptarse [] unos trabajaban por consolidar la constitucin []otros pensaban en reformarla [] otros suspiraban por el gobierno absoluto.52 Se

busc hasta lo imposible el evitar la necesidad de proclamar y jurar la Pepa, y se trabaj intensamente por los grupos ultra conservadores.

Captulo oscuro y desconocido, lo que se denomina como Conjura de la Profesa, nombre con que se conoca la Casa de los oratorianos de Mxico, segn historiadores contemporneos al hecho, fue una serie de juntas que se hacan entrelos ms absolutistas y conservadores de la poca, tales como Matas de Monteagudo,

52 Agustn de Iturbide, Memorias escritas desde Liorna, Mxico, UNAM, 2007. P. 56.Miguel Bataller y Jos Tirado, as como quizs hasta el propio virrey Apodaca. Y los planes que se fraguaban eran con el objetivo principal de evitar que la constitucin de Cdiz tuviera vigencia en el reino, argumentando la falta de libertad de Fernando VII para jurar la constitucin y, en consecuencia, facultar al virrey para continuar con elgobierno de Nueva Espaa,53 quedando el control bajo la mano del virrey Apodaca,

que gobernara sobre las Leyes de Indias; era, en resumen, un golpe de Estado que dara el virrey para salvaguardar los intereses de sus allegados y de s mismo. Para la realizacin de sus fines, se lleg al acuerdo de que fuera el ex realista de entonces 36 aos, quien se encargara de la empresa. Se eligi a un criollo porque no podan fiarse de un peninsular, dado que ellos ya estaban infestados del liberalismo por medio de la masonera, y no eran dignos de confianza. El elegido, tras conferenciar con el virrey, aparent ofrecer sus servicios para la realizacin del plan,54 segn palabras de Jaime del Arenal, en las que puede aducirse que llegado el momento, Iturbide no respondera al compromiso contrado con los de la Profesa. Pero nunca se vio en la obligacin de cumplir su supuesta palabra o dejar de hacerlo, pues el 31 de mayo el virrey, antetantas manifestaciones del pueblo y de la gente del gobierno a favor de ella, jur la Constitucin. Ya no haba forma de que se omitiera obedecer a Cdiz, y el ahora Jefe Poltico Superior deba volver a sus asuntos administrativos, y a pacificar al Reino. Y para ello deba acabar con Guerrero... o unirlo.

As como se hizo esa reunin en la casa de oratorianos, haba muchas, alentadas en pro o en contra de la Constitucin, que se daban en el reino; aparte de las juntas que organizaban los diputados provinciales y las hechas entre los Ayuntamiento, tambin se realizaban tertulias, y una de ellas, a la que constantemente asista el mencionado Agustn de Iturbide, eran las realizadas en casa de Mara Ignacia Rodrguez de Velasco, la Gera Rodrguez, de quien se dice apoy a los insurgentes, y que muy cercana estara en adelante a Agustn, al que el 9 de noviembre Apodaca puso al frente del Ejrcito del Sur, no por recomendacin de losclrigos, como sus antagonistas dicen, sino por los pocos militares de confianza con

53 Jaime del Arenal, Un modo de ser libres. Independencia y Constitucin en Mxico, Zamora, El Colegio de Michoacn / INEHRM, 2010. P. 19.54 Arenal, Un modo, p. 20.que an contaba la Corona, siendo l sin duda el mejor.

Unos dicen que para este momento tena ya medio forjado en la cabeza su plan; ya quizs, aun escrito.55 Y posiblemente esta idea tenga coherencia, dado que si quera llevar a cabo sus planes, necesitaba poder militar, el que pidi el 15 de ese mes a la Corte, exigiendo se le nombrara brigadier, y se pusiera a sus rdenes su antiguo Regimiento de Celaya. Al da siguiente, victorioso en esa peticin, Iturbide sali de la Ciudad de Mxico. Y contradictorias son las percepciones de sus contemporneossobre el hecho, pues mientras Alamn dice que no sera extrao que andando el tiempo fuera l mismo el que hubiese de efectuar la independencia de su patria, 56Zavala se preguntaba Quin podra haber pensado jams, que el oficial mexicano que haba derramado ms sangre de sus ciudadanos para sostener la dependencia y la esclavitud de su patria, fuese el destinado para ponerse la cabeza de un gran movimientoque destruyese el poder de los espaoles para siempre? Qu se hubiera pensado del que en 1817 hubiese dicho que Iturbide ocupara el lugar de Morelos, que sustituira a Mina?.57

Un mes despus de lo dicho, en Tlatlaya, el 28 de diciembre, fue atacado y casi arrasado por Pedro Ascencio, cuestin que dejaba claro que ste y Guerrero no estaban dispuestos a pactar; aunque tambin se ve la posible incapacidad del realista por contener y vencer a los insurgentes. Creo justificado mencionar que por esa fecha, tras de salir de Mxico, Iturbide perdi a su madre, lo que pudo tener un fuerte impacto emocional en el jefe realista; aunque podra estarse sobrevalorando este dato.

De diciembre de 1820 a febrero de 1821 dice Rodrigo Moreno, Iturbide se mantuvo en aparente campaa militar coordinada desde la regin de Teloloapan, y aqu es ya imposible negar que tena bien fijada la idea de libertar al reino; en estos das Iturbide trabaj incesantemente por llevar a cabo el plan llamado de Iguala, que sil mismo no trabaj en todas sus partes, a lo menos lo redact y enmend, como lo he

55 Ezequiel A. Chvez, Agustn de Iturbide: Libertador de Mxico, Mxico, Editorial Jus, 1962. P. 59.56 Citado por Chvez, Ibd., P. 40.57 Lorenzo de Zavala, Ensayo histrico de las Revoluciones de Mxico desde 1808 hasta 1830, Mxico, Instituto Cultural Helnico / Fondo de Cultura Econmica, 1985. Tomo I. P. 87.visto y tenido en mis manos original tachado de su letra, dice Bustamante.58 Tambin es importante decir que ya era casi unnime la peticin de independencia. La Nueva Espaa se encontr al borde de una guerra civil, y no se puede negar que el temor a sta fue lo que llev a Iturbide a tomar la iniciativa para elaborar su proyecto Trigarante, no la pretendida obediencia a los dictados de un grupo de conjurados refractarios del nuevo orden constitucional,59 es decir, los de la Profesa.

Entonces Iturbide tena muy claro lo que deba hacer para defender a su patria, y darle el mayor servicio; ya haba estado en contacto con muchas personas de todos los procederes y credos, y decidido a actuar, pidi consejo a personas de influencia de la ciudad de Mxico, quienes lo disuadieron del plan inicial de capturar al virrey,60 y que participaron en la creacin y clarificacin de lo que se volvera el Plan de Independencia de Iguala. Iturbide cambi: la fiereza dio paso a la conciliacin, el ataque a la diplomacia y las armas a las letras. Supo impedir, a toda costa, el derramamiento de sangre entre todos los habitantes del inmenso reino, se mostr paciente, diplomtico, conciliador y prudente.61 Cambiando, en efecto, y por completo los medios violentos y de falsa y fiereza de que se hace uso en las guerras, sirvise para vencer a todos, del convencimiento y de la razn; habl, escribi, argument.62Se atrajo a s a notables como, cierto, el mismo Matas de Monteagudo, rector de la universidad y cannigo de la catedral metropolitana (que se piensa particip en la conjura de la Profesa); Antonio Joaqun Prez, antiguo diputado a las cortes de 1812, persa, y a la sazn obispo de Puebla; y los prominentes abogados Juan Jos Espinosa de los Monteros, Juan de Azcrate, Jos Zozaya Bermdez y Juan Gmez Navarrete;entre muchos, muchos otros ms.

58 Carlos Mara de Bustamante. Cuadro histrico de la revolucin mexicana de 1810. Mxico, InstitutoCultural Helnico / Fondo de Cultura Econmica, 1985. T. V. P. 108.59 Arenal. Un modo, p. 139. Las cursivas son mas.60 Jaime Rodrguez, La transicin de colonia a nacin: Nueva Espaa, 1820-1821, en HistoriaMexicana, Vol. XLIII: Nm. 2 (170), Oct-dic. 1993. P. 298.61 Jaime del Arenal, Agustn de Iturbide. Mxico, Editorial Planeta Mexicana, 2002. P. 43.62 Chvez, Agustn, p. 90.El Pacto de Iguala

Y, de Iguala, la ensea querida

a su espada sangrienta enlazada, de laurel inmortal coronada, formar de su fosa una cruz.

Himno Nacional Mexicano

Algunos historiadores y cronistas del siglo XIX escribieron sobre el plan de Iturbide y si ste desde un inicio estuvo abierto y a la espera de aliarse con los insurgentes sobrevivientes. Uno de ellos, y acaso el ms reciente, es Jaime del Arenal, quien cree que primero deba acabar con ellos para luego poner en prctica sus planes, pero al ver que no poda vencer a Guerrero, y tras la derrota ante Ascencio, decidi hacerlos participes de la empresa. La misma idea tiene Jaime Rodrguez, que cree que primero pacificara la zona de insurrecciones, para luego dar el golpe certero. Por el mismo tenor va Bulnes, quien dice que acabara con las pretensiones otras, para luego imponer una aristocracia militar criolla, pero vir de su modo de actuar por la mencionada derrota. El que dice que sali de la ciudad de Mxico con la idea de pactar con los insurgentes es Lorenzo de Zavala.

Y aqu es menester mencionar un descubrimiento del mencionado Jaime del Arenal, que podra esclarecer un poco esta situacin. Realizado el hallazgo segn l en 2005 en Teloloapan, en la Galera Histrica de ese Municipio, el documento nos da un valiossimo testimonio de lo que pasara despus: una segunda carta de Iturbide a Guerrero, firmada en el cuartel general del realista, en Teloloapan (hoy dentro del Estado de Guerrero), el 26 de noviembre de 1820! El ella responda a una todava anterior del insurgente.63 La escrita por Guerrero, presumiblemente del 22 de noviembre, perdida, y slo conocida hoy por la referencia que de ella hace la de Iturbide, sealaba que el remitente no estaba dispuesto a abandonar su lucha, cuestin que quizs es mencionado por iniciativa propia de Guerrero, ya que quizsste estaba prevenido de que Iturbide lo intentara disuadir en su lucha, y se

63 Jaime del Arenal, La segunda? carta de Iturbide a Guerrero, en Relaciones, Nm. 110, primavera2007, p. 146.adelantaba a cualquier intento suyo por intentar negociar. La encontrada, de Iturbide, fechada en 26 de noviembre, deja entrevera que Iturbide buscaba un cese a la lucha, pero sin hablar abiertamente de los posibles planes que tendra; aunque quizs aqu tambin se vea, ms all de lo que hay escrito, lo que nos gustara que estuviera ah.

Con el testimonio que cito, y que bien s que puede prestarse a interpretaciones, creo que queda demostrado que el objetivo y los medios estaban dados en su cabeza; deba hermanarse con Guerrero y los insurgentes si quera lograr algo, y si se dieron ciertas luchas en que perdi, fue dada la negativa al armisticio que le propuso a Guerrero a travs de los enviados que portaban las cartas, por medio de quienes seguramente le manifestaba ms proposiciones de las que pudiramos encontrar en mil fojas de cartas.

Y de este modo fue como convenci al tan reacio Guerrero a unirse, quizs invitando el realista al insurgente a entrevistarse, lo que no consta sino por referencias de contemporneos como el mismo Zavala, que dice que fue el mismo Guerrero quien se lo cont, que las tropas de ambos caudillos estaban a tiro de can una de otra: Iturbide y Guerrero se encuentran y abrazan,64 etctera. En todo caso, si se dio (el encuentro, dado que el abrazo como tal es casi imposible que se haya verificado) no supondra que haya sido en Acatempan, sino ms seguramente en Teloloapan, donde estaba el cuartel general de Iturbide, el que me sera difcil pensar saliera de su zona de seguridad para entrevistarse con el todava enemigo. Si bien es imposible conocer si hubo abrazo o no, la historia, con mucha imaginacin, y para formar el primer lazoentre el Plan de Iguala y Guerrero, tratando de volver a ste el consumador de la independencia, ha hecho su parte.

El plan, ya con la aceptacin de Guerrero, quien slo se unira si se inclinaban a la independencia absoluta, y con aprobacin de Juan Jos Espinosa de los Monteros, Juan Gmez Navarrete, Jos Zozaya (ex Guadalupe), Manuel Gmez Pedraza y Pedro Celestino Negrete, es proclamado y jurado entre el 1 y 2 de marzo ante la tropa, y mediante exclamaciones de jbilo y de redobles para Iturbide, estabatransportada de gozo la asamblea, [luego] dejando sus asientos los seores oficiales,

64 Zavala, Ensayo histrico, p. 91.[y] se acercaban a su general para felicitarlo, renovando cada uno las protestas de morir a su lado en defensa de tan noble causa Viva la religin! exclamaban llenos de entusiasmo, Viva la independencia de la Amrica Septentrional! Viva la unin entre americanos y europeos! Viva el seor Iturbide!... Viva!... Viva!....65 Ahora slo tena que echarse a andar la maquinaria independentista.

El Plan sera conocido ahora por todo el pas, y la convocatoria que Iturbide lanz en l al pueblo novohispano era para que se rebelara en contra del gobierno espaol siendo generado un movimiento de nuevo tipo, distinto al iniciado en 1810. No se trataba de una revuelta desorganizada y virulenta cuyos fines fueran el saqueo y las venganzas personales entre europeos y americanos, sino de un plan poltico-militar que invitaba a todos los habitantes a participar de manera organizada como miembros del ejrcito libertador.66El Plan de Independencia de la Amrica Septentrional,67 constado de 23 artculos, es una oda a la fraternidad y a la hermandad hispano-mexicana, resaltando y salvando las ms primigenias tradiciones nacionales, como eran la religin y la monarqua, a la que necesariamente estaba arraigada la sociedad mexicana, y en l, Iturbide tuvo la certeza de no mezclar la forma de gobierno con la emancipacin, de esta manera los pueblos quedaran tranquilos porque no se les tocaba en la forma degobierno apegada a sus tradiciones, costumbres y necesidades,68 al menos en

apariencia. Del mismo modo, como lo asienta Bulnes, con la promesa de independencia, Iturbide halagaba legtimamente a todos los nativos del pas. Con la promesa de una monarqua constitucional [] satisfaca las aspiraciones fundamentales de los insurgentes y de gran parte de realistas.69 Tambin llamaba a la forma de organizacin en el naciente Imperio, el que sera monrquico templado poruna constitucin anloga al pas, dejndolo mientras sujeto a la constitucin vigente de

65 Bustamante, Cuadro histrico, p. 112-113.66Juan Ortiz Escamilla, Guerra y gobierno. Los pueblos y la independencia de Mxico, Sevilla, Colmex / Instituto Mora / Universidad Internacional de Andaluca / Universidad de Sevilla, 1997. P. 147.67 Hay otra versin, pero ello se ver ms adelante.68 Ortiz Escamilla, Guerra y gobierno, p. 146.69 Bulnes, La guerra, p. 345.Cdiz, en lo que no se opongan a este plan. Se llamaba a uno de la familia Borbn a gobernar, y mientras l llegaba, una Regencia se encargara de ejecutar la ley. A la vez, se formara una Junta Gubernativa, que haran efectivo el plan, mientras se reunan las Cortes, las que tendran por funcin fundamental la elaboracin de la Constitucin del nuevo pas. Y a la vez manifestaba que su ejrcito, el denominado de las Tres Garantas, sostendra la independencia tras conseguirla.

Pero algo sorprendera al mundo, incluso al mundo liberal espaol, pues al declarar que todos los habitantes seran sin otra distincin que su mrito y virtudes, ciudadanos, que a ms de rememorar los Sentimientos de la Nacin, demostraba un liberalismo y una modernidad no vistas ni en Cdiz. Se peda la unin entre todos los habitantes (que eran iguales), y se deca que los espaoles estaran garantizados en su seguridad.

No es verdad, pues, que [Iturbide] encabezara un movimiento anticonstitucional y reaccionario; por el contrario, busc y encontr con el Plan de Iguala el camino para una independencia incruenta, como haba sido y era el deseo de tantos mexicanos,70 por el contrario, buscaba una constitucin, no la de Cdiz, sino una que fuera propia,anloga, y no creada para otra realidad alejada a un ocano de distancia. Si bien estaba basada en un par de cuestiones supuestamente como anti modernas, tales como la intolerancia religiosa y la monarqua constitucional, era ese su valor, pues adaptaba lo que Cdiz dictaba, pero mexicanizado, vuelto a las costumbres y tradiciones locales; y nada era ms arraigado a Mxico que el catolicismo y la monarqua;71 claro, como primera paso hacia la independencia total. Y era en la independencia absoluta en el punto en que ms fundamentalmente estaba ligada a la insurgencia.

Pero la verdad es que atenda a todas las necesidades e intereses, ofreciendo

una tercera va que prometa ms para todos, excepto para los amantes del poder

absoluto, de la intolerancia poltica y de las viejas ideas. Su proyecto fue an ms

70 Arenal, Un modo, p. 23.71 Cfr. Rafael Rojas, Indicios de un imaginario imperial, en La escritura de la independencia. El surgimiento de la opinin pblica en Mxico, Mxico, Taurus / CIDE, 2010. P. 65-85.audaz, moderno, realista, inteligente, conciliador y adecuado que los previstos antes y despus.72 Haciendo callar delante de este inmenso beneficio las pretensiones particulares de los que queran la repblica, y de los que deseaban la monarqua absoluta.73 S era verdaderamente la tercer y mejor [quizs nica ya] opcin.

Y aunque incluso se dice que los postulados eran del dominio pblico, supuestamente influenciados por el Plan Michelena, del que habla ampliamente Jaime Rodrguez en el artculo que aqu tratamos y por Alfredo vila en algn captulo del libro tambin mencionado,74 y por los escritos del abate Domenique de Pradt,75 nadie logr ni intent siquiera lo que l se empe en realizar.

En Iguala se deseaba, a ms de conciliar los intereses y unir a los ciudadanos, el independizar al reino para regirlo con una constitucin ad hoc, dentro del liberalismo moderno, mexicanizado, como ya se mencion. As, se descarta de manera clara la posibilidad de que el plan fuera tanto un artilugio autonomista cuanto una rplica del Plan Michelena,76 siendo ms bien un pacto en que se aunaban a todos los sectoresdel reino, es decir para este momento aun los gremios,77 en que se prometa la

independencia absoluta del reino de Nueva Espaa, creando una nueva nacin en que lo ms que se prometa a la vieja Espaa era el nombramiento del regente oemperador, pero siempre y cuando acatara la constitucin que las Cortes mexicanas

72 Ibd., p. 153.73 Zavala, Ensayo histrico, p. 89. Las cursivas son del autor.74 Sobre la clara relacin entre el llamado Plan Michelena o Exposicin presentada a las Cortes por los diputados de Ultramar con el Plan de Iuala, vase Joaqun E. Espinosa, Proposicin alternativa a la Independencia del Septentrin, en el blog Independencia Nacional Mexicana; http://joaquineespinosa.wordpress.com/2013/05/08/joaquin-e-espinosa-proposicion-alternativa-a-la- independencia-del-septentrion/75 Para mejor informacin sobre los escritos de este ilustrado, y su relacin con la consumacin de la independencia en Mxico y el Plan de Iguala, cfr. Estela Guadalupe Jimnez Codinach. Mexico en 1821: Domenique de Pradt y el Plan de Iguala. Mxico, Ediciones El Caballito / Universidad Iberoamericana,1982.76 Jaime Rodrguez, La i