Introducción

Robert Monroe es un cartógrafo. En El viaje definitivo intenta trazar un mapa de la región que está «al otro lado», más allá de los límites del mundo físico. Nos presenta un mapa de la «Intercomarcal», el camino que se abre ante nosotros cuando abandonamos nuestra vida física, con sus accesos y sus salidas, sus señales y sus peligros. Si puede hacerlo es porque él mismo ha recorrido ese camino y se basa en el conocimiento, no en creencias.

El primer libro de Monroe, Journeys out of the Body (Viajes fuera del cuerpo) se publicó en 1971. Desde entonces, según el doctor Charles Tart —uno de los mayores expertos en la conciencia y el potencial humano—, «muchas personas han encontrado consuelo y ayuda en la certeza de que no estaban solas ni locas porque tenían experiencias fuera del cuerpo». Tanto en dicho libro como en su predecesor, Far Journeys (Viajes lejanos), Monroe describió los viajes fuera del cuerpo que realizó durante más de tres décadas, y se ganó la reputación de pionero en la exploración de los terrenos ignotos de la conciencia humana. Ahora, en El viaje definitivo, da un paso más allá en esa exploración; aunque él nunca diría que ha llegado al final.

Hay una diferencia esencial entre este libro y sus predecesores. Hasta ahora, Monroe hablaba exclusivamente de su historia personal y describía sus propias aventuras, encuentros, diálogos, peligros y descubrimientos. En El viaje definitivo nos cuenta cómo encontró el camino —la nueva dirección—, lo recorrió y descubrió la causa y el objetivo de su precursora expedición. Lo más

importante es que aquí Monroe incluye las declaraciones de otras personas que, mediante su programa de entrenamiento, encontraron el mapa, siguieron sus directrices y consiguieron llegar a la meta.

Aquellos que no estén familiarizados con las experiencias fuera del cuerpo podrán encontrar en este libro pistas, sugerencias, indicios o puntos de reconocimiento que les recordarán algo que les ocurrió en sueños, en un estado de semivigilia o en un momento súbito de comprensión o perspicacia, cuando todo parece encajar en su sitio y cobrar sentido. Los que hayan experimentado ese estado comprenderán las dificultades que conlleva la transcripción de dichas experiencias en un lenguaje accesible. Todos descubrirán que cualquiera que esté dispuesto a dejar a un lado su sistema de creencias y abrir su mente conseguirá alcanzar este estado.

Monroe dice que no hay nada en este libro que contradiga a los dos predecesores, «que representan estadios de mi evolución y son fieles a los conocimientos experimentados disponibles en su momento a través de la experiencia personal». Sin embargo, mientras Monroe trabajaba en su tercer libro, su vida tomó un curso triste e inesperado: su esposa, Nancy, enfermó de cáncer. La certeza de que el estado de Nancy no permitía perder el tiempo lo animó a intensificar la búsqueda del Fundamento perdido. Afortunadamente, Monroe completó su expedición y descubrió tanto la nueva dirección como el Fundamento perdido mientras Nancy seguía con él en esta realidad física, de modo que, junto con otras personas, consiguió aplicar los nuevos conocimientos y ayudar a Nancy en su último viaje.