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LA RUEDA DEL TIEMPO Volumen 9 El Corazón del Invierno Robert Jordan

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LA RUEDA DEL TIEMPO

Volumen 9

El Corazn del Invierno

Robert Jordan

Diseo de cubierta: Als Comunicaci Grfica S.L.

Ttulo original: Winter's Heart

Traduccin: Mila Lpez

2000 by the Bandersnacht Group, Inc

Grupo Editorial Ceac, S A, 2002

Paseo Manuel Girona, 71 bajos - 08034 Barcelona (Espaa)

Timun Mas es marca registrada por Grupo Editorial Ceac, S.A.

www.editorialceac.com

1 edicin: septiembre, 2002

ISBN: 84-480-3117-2 (Obra completa)

ISBN: 84-480-3286-1 (Volumen 14)

Depsito legal: B. 17.665-2002

Siempre para Harriet,siempre

Los sellos que frenan la noche se debilitarn,

y en lo ms crudo del invierno nacer el corazn del invierno

entre gemidos y rechinar de dientes,

porque el corazn del invierno cabalgar en un corcel negro,

y su nombre es Muerte.

Fragmento de El Ciclo Karaethon:Las Profecas del Dragn

PRLOGO

Nieve

Tres linternas irradiaban una luz titilante, ms que suficiente para alumbrar el pequeo y austero cuarto con las paredes y el techo pintados en blanco, si bien Seaine mantena la mirada prendida en la pesada puerta de madera. Saba que era ilgico, un comportamiento estpido en una Asentada del Ajah Blanco. El tejido de Saidar que haba extendido alrededor del marco de la puerta le llevaba de vez en cuando el distante rumor de pisadas en el laberinto de corredores de all arriba, un rumor que se apagaba casi en el mismo instante de orse. Era un tejido sencillo que le haba enseado una amiga en sus lejanos das como novicia, pero que le advertira de la presencia de alguien mucho antes de que se acercara all. De todos modos, eran contadas las personas que bajaban a tanta profundidad, al segundo stano.

Su tejido capt lejanos chirridos de ratas. Luz! Cunto haca que haba ratas en Tar Valon, en la propia Torre? Seran algunas de ellas espas del Oscuro? Se lami los labios con nerviosismo. En eso la lgica no contaba para nada. Cierto. Aunque ilgico. Le entraron ganas de echarse a rer. Merced a un gran esfuerzo consigui controlarse para no caer en la histeria. Tena que pensar en otra cosa que no fuesen ratas. Algo distinto... Un chillido amortiguado son en el cuarto, a su espalda, y se convirti en un llanto apagado. Intent hacer odos sordos. Concentracin!

En cierto modo, lo que haba llevado a sus compaeras y a ella hasta ese cuarto era que las cabezas de los Ajahs parecan estar reunindose en secreto. Ella misma haba atisbado a Ferane Neheran hablando en voz baja con Jesse Bilal en un rincn apartado de la biblioteca, y, si bien Jesse no diriga a las Marrones, s ocupaba un puesto muy relevante en su Ajah. Crea que pisaba terreno ms firme respecto a Suana Dragand, de las Amarillas. Eso crea. Pero por qu Ferane haba ido a pasear con Suana por una zona retirada del recinto de la Torre, ambas envueltas en capas corrientes? Las Asentadas de diferentes Ajahs an hablaban abiertamente unas con otras, aunque con frialdad. Las dems haban visto cosas por el estilo; no mencionaban nombres de sus propios Ajahs, naturalmente, pero dos haban mencionado a Ferane. Todo aquello era un enigma perturbador. Actualmente la Torre era un pantano en ebullicin; cada Ajah se llevaba como el perro y el gato con todos los dems y, sin embargo, las cabezas de stos se reunan en los rincones. Nadie que no perteneciese a un Ajah saba con certeza quin era la que lo diriga, pero por lo visto ellas s se conocan entre s. Qu se traeran entre manos? Qu? Por desgracia no poda preguntrselo a Ferane as, sin ms; aun en el caso de que Ferane fuese tolerante con las preguntas de cualquiera, no se habra atrevido. Ahora no.

Por muy concentrada que estuviera, Seaine no poda apartar de su mente aquella pregunta. Saba que, si tena la mirada fija en la puerta y le daba vueltas y vueltas a incgnitas que no poda resolver, era slo para no mirar a su espalda. A la fuente de aquellos sollozos ahogados y gemidos amortiguados.

Como si pensar en esos sonidos la obligase a hacerlo, mir lentamente hacia atrs, a sus compaeras, y a medida que giraba la cabeza centmetro a centmetro, su respiracin se torn ms irregular. Estaba nevando copiosamente sobre Tar Valon, pero la atmsfera del cuarto pareca inexplicablemente calurosa. Se oblig a mirar, a ver.

Con el chal de flecos marrones echado sobre los antebrazos, Saerin se encontraba de pie, los pies bien plantados y toqueteando la empuadura de la daga altaranesa que llevaba metida en el cinturn. Una fra clera le ensombreca la tez olivcea, hasta el punto de que la cicatriz de su mandbula resaltaba como una lnea plida. A primera vista, Pevara pareca ms tranquila, pero asa prietamente la falda de bordados rojos con una mano mientras que en la otra sostena la lisa y blanca Vara Juratoria como si fuese un garrote que estuviera dispuesta a utilizar como tal. Quiz lo estaba realmente; Pevara era mucho ms dura de lo que sugera su complexin regordeta y lo bastante resuelta para que Saerin pareciese apocada en comparacin.

Al otro lado de la Silla del Arrepentimiento, la diminuta Yukiri se cea fuertemente con los brazos; los largos flecos gris plateados de su chal se sacudan, denotando los temblores de su cuerpo. Yukiri echaba miradas preocupadas a la mujer que estaba de pie a su lado, Doesine. Esta, que ms pareca un chico guapo que una hermana Amarilla de considerable renombre, no mostraba reaccin alguna por lo que hacan. De hecho era la que manejaba los tejidos que se extendan hacia la Silla, y miraba fijamente el ter'angreal, concentrada en su trabajo con tal intensidad que el sudor le perlaba la frente. Todas ellas eran Asentadas, incluida la mujer alta que se retorca en la Silla.

Talene estaba empapada de sudor, con el dorado cabello apelmazado y la ropa interior tan hmeda que se le pegaba al cuerpo. Sus otras ropas se amontonaban en un rincn. Sus prpados cerrados aleteaban y la mujer emita una incesante sucesin de gemidos, lloriqueos y splicas masculladas. Seaine sinti revuelto el estmago, pero fue incapaz de apartar los ojos de ella. Talene era una amiga. Haba sido una amiga.

A despecho de su nombre, el ter'angreal no se pareca en absoluto a una silla; era simplemente un bloque rectangular que semejaba mrmol gris. Nadie saba de qu estaba hecho, pero el material era duro como el acero excepto la inclinada parte superior. La escultural Verde se hunda un poco en esa superficie que, de algn modo, se amoldaba a su cuerpo por mucho que se retorciese. El tejido de Doesine entraba por la nica irregularidad de la Silla, un hueco rectangular del tamao de la palma de una mano, en un lateral, con diminutas muescas repartidas de manera irregular a su alrededor. A los delincuentes atrapados en Tar Valon se los conduca all abajo para someterlos a la Silla del Arrepentimiento y hacerles experimentar las consecuencias de sus actos, cuidadosamente seleccionadas. Cuando se los liberaba, abandonaban invariablemente la isla. En Tar Valon se cometan pocos delitos. Conteniendo la nusea, Seaine se pregunt si el uso que le daban a la Silla guardara alguna relacin con el que tena en la Era de Leyenda.

Qu est... viendo? La pregunta le sali en un susurro a despecho de s misma. Ver no sera lo nico que Talene estara experimentando; para ella, todo parecera real. Gracias a la Luz que no tena Guardin, algo inusitado en una Verde. Haba argumentado que una Asentada no lo necesitaba, pero ahora eran otras las razones que justificaban su proceder.

La estn flagelando unos jodidos trollocs respondi Doesine con voz ronca. Un cierto dejo cairhienino haba aparecido en su acento, cosa que rara vez ocurra salvo si se encontraba en tensin. Cuando haya acabado... ver la olla de los trollocs con agua hirviendo sobre la lumbre, y a un Myrddraal observndola fijamente. Sabr que lo siguiente que le pasar ser lo uno o lo otro. Maldicin, si ahora no se desmorona... Doesine se limpi el sudor de la frente con gesto irritado e inhal entrecortadamente. Y deja de distraerme. Ha pasado mucho tiempo desde la ltima vez que hice esto.

Ya es la tercera intentona rezong Yukiri. Hasta el soldado ms duro se viene abajo al cabo de dos, aunque slo sea por la propia culpa! Y si es inocente? Luz, es como robar ovejas a la vista del pastor! Aunque temblorosa, se las arreglaba para tener un aire regio, si bien siempre hablaba como lo que haba sido: una pueblerina. Dirigi una mirada iracunda a las dems, un tanto malograda por la sensacin de nusea que se reflejaba en su semblante. La ley prohbe utilizar la Silla con iniciadas. Nos destituirn a todas como Asentadas! Y, si expulsarnos de la Antecmara no es suficiente, probablemente nos exilien. Y antes nos flagelarn con la vara, para mayor escarmiento! Maldita sea, si nos hemos equivocado, nos podran neutralizar a todas!

Seaine se estremeci. De eso ltimo escaparan si sus sospechas resultaban ser ciertas. No; sospechas no. Certezas. Tenan que estar en lo cierto! Pero, aun as, Yukiri tena razn en lo dems. La ley de la Torre rara vez tena en cuenta situaciones de necesidad o cualquier supuesto fin con ms altas miras. Sin embargo, si lo que crean era verdad, merecera la pena pagar el precio. Oh, por favor, quisiera la Luz que estuvieran en lo cierto!

Ests ciega o sorda? espet Pevara mientras sacuda la Vara Juratoria ante Yukiri. Rehus prestar de nuevo el Juramento de no decir una palabra que no fuese verdad, y no puede achacarse simplemente al estpido orgullo del Ajah Verde una vez que todas lo habamos hecho ya. Cuando la escud, intent acuchillarme! Acaso eso clama su inocencia? Lo hace? Que ella supiera, intentbamos simplemente hablar hasta que se nos secara la lengua! Qu razones tena para esperar que hubiese algo ms?

Gracias a ambas por exponer lo que es obvio intervino Saerin en tono seco Demasiado tarde ya para dar marcha atrs, Yukiri, as que mejor ser que sigamos adelante con ello. Y yo que t, Pevara, no le gritara a una de las cuatro mujeres en toda la Torre en las que s que puedo confiar.

Yukiri enrojeci y se ajust el chal, mientras que Pevara pareca un tanto avergonzada. Un tanto. Todas eran Asentadas, pero no caba duda de que Saerin haba tomado el mando, y Seaine no estaba segura de lo que pensaba al respecto. Unas cuantas horas antes, Pevara y ella haban sido dos viejas amigas embarcadas en una peligrosa bsqueda, dos iguales que tomaban decisiones juntas; ahora tenan aliadas. Debera sentirse agradecida de contar con ms compaeras. Sin embargo, no estaban en la Antecmara y en ese asunto no podan acogerse a sus derechos como Asentadas. Ahora lo que contaba era el orden jerrquico de la Torre, con todas las distinciones sutiles y no tan sutiles de quin estaba dnde respecto a quin. A decir verdad, Saerin haba sido novicia y Aceptada el doble de tiempo que casi todas ellas, pero cuarenta aos como Asentada, mucho ms de lo que nadie haba ocupado ese cargo, tenan mucho peso. Seaine tendra suerte si Saerin le peda opinin, cuanto menos consejo, antes de tomar una decisin. No obstante, y aun comprendiendo que era una estupidez, saberlo la molestaba como una espina clavada en el pie.

Los trollocs la arrastran hacia la olla dijo de pronto Doesine con voz chirriante. Un dbil quejido escapaba entre los dientes prietos de Talene; la mujer se sacuda con tal violencia que pareca trepidar. Yo... No s si puedo... Mierda, no s si soy capaz de...

Hazla volver a la realidad orden Saerin sin molestarse siquiera en mirar a nadie para ver qu opinaban. Deja de enfurruarte, Yukiri, y estte preparada.

La Gris le lanz una mirada feroz, pero cuando Doesine solt el tejido y los azules ojos de Talene se abrieron, el brillo del Saidar envolvi a Yukiri, que sin pronunciar palabra escud a la mujer tendida en la Silla. Saerin tena el mando y todas lo saban, punto. S, una espina muy afilada.

El escudo no era realmente necesario. Talene, con el rostro convertido en una mscara de terror, temblaba y jadeaba como si hubiese corrido kilmetros y kilmetros a toda velocidad. Segua hundida en la suave superficie; pero, ahora que Doesine no encauzaba en ella, el ter'angreal no se adaptaba a su cuerpo. Talene mir fijamente el techo, con los ojos desorbitados, y despus los cerr fuertemente, aunque enseguida los volvi a abrir. Fuesen cuales fuesen los recuerdos que surgan tras sus prpados, no deseaba enfrentarse a ellos.

Salvando en dos zancadas la distancia que la separaba de la Silla, Pevara present la Vara Juratoria a la angustiada mujer.

Renuncia a todos los juramentos que te atan y presta de nuevo los Tres Juramentos, Talene inst duramente.

La Verde se apart de la Vara como si sta fuese una serpiente venenosa, y luego se volvi bruscamente hacia el lado opuesto cuando Saerin se inclin sobre ella.

La prxima vez, Talene, es la olla lo que te espera. O las tiernas atenciones del Myrddraal. El semblante de Saerin era implacable, pero en comparacin su tono haca que pareciese suave. Nada de despertar antes de que ocurra. Y, si con eso no basta, habr otra vez, y otra ms. Tantas como sea necesario, aunque tengamos que quedarnos aqu hasta el verano.

Doesine abri la boca para protestar, pero la cerr con una mueca. Era la nica del grupo que saba cmo hacer funcionar la Silla, pero su posicin era tan baja como la de Seaine.

Talene segua mirando fijamente a Saerin. Las lgrimas arrasaron sus grandes ojos, y la mujer rompi a llorar con sollozos hondos y desconsolados. Cegada por las lgrimas, extendi la mano y tante hasta que Pevara le puso la Vara Juratoria entre los dedos. A continuacin, Pevara abraz la Fuente y encauz un fino flujo de Energa en la Vara. Talene la agarraba con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos, pero aun as no hizo otra cosa que sollozar.

Me temo que hay que volver a dormirla, Doesine dijo Saerin mientras se pona derecha.

El llanto de Talene se redobl, pero entre sollozo y sollozo farfull:

Re... renuncio... a todos los juramentos... que me atan. No bien acab de pronunciar la ltima palabra, empez a aullar.

Seaine dio un brinco de sobresalto y luego trag saliva con esfuerzo. Saba por propia experiencia el dolor que conllevaba retractarse de un nico juramento, y haba intentado imaginar el espantoso sufrimiento que sera renunciar a ms de uno a la vez, pero ahora la realidad se mostraba ante ella. Talene grit hasta que no le qued aliento, y despus cogi aire y volvi a chillar de tal modo que Seaine casi esper que la gente bajase corriendo de la Torre para ver qu pasaba. La alta Verde se sacudi, agitando brazos y piernas, y luego su cuerpo se arque hasta que slo los talones y la cabeza tocaron la gris superficie, los msculos agarrotados y todo el cuerpo contrado por violentos espasmos.

De manera tan repentina como se haba iniciado el ataque, Talene se desplom flojamente, desmadejada, y yaci sollozando como una nia perdida. La Vara Juratoria escap de su mano flccida y rod por la inclinada superficie gris. Yukiri murmur algo que son como una ferviente plegaria. Doesine musitaba una y otra vez, con voz temblorosa: Luz, Luz, Luz.

Pevara recogi la Vara y cerr los dedos de Talene sobre ella de nuevo. En la amiga de Seaine no haba atisbo de compasin; no en aquel asunto.

Ahora presta los Tres Juramentos inst.

Durante un momento pareci que Talene iba a negarse, pero la mujer repiti lentamente los juramentos que las convertan en Aes Sedai y las mantenan unidas: no decir una sola palabra que no fuese verdad; no fabricar un arma con la que un hombre matase a otro; no utilizar jams el Poder nico como arma, salvo en defensa de su propia vida o de su Guardin o de otra hermana. Al final, empez a llorar en silencio, sacudindose sin emitir sonido alguno. Quizs eran los juramentos, mientras se cean a ella. Nada ms haberlos prestado se experimentaba una sensacin desagradable. Quiz.

Entonces Pevara le dijo el otro juramento que se le exiga. Talene se encogi, pero pronunci las palabras en un tono de total desesperanza:

Juro obedeceros a las cinco sin reservas. Sus ojos miraban al frente con fijeza, vidriosos, mientras las lgrimas rodaban por sus mejillas.

Respndeme con la verdad le dijo Saerin. Eres del Ajah Negro?

Lo soy. Las dos palabras sonaron rechinantes, como si Talene tuviese la garganta oxidada.

La respuesta dej paralizada a Seaine de un modo que jams habra imaginado. Al fin y al cabo, se haba lanzado a la caza del Ajah Negro y, a diferencia de muchas otras hermanas, crea en su existencia. Haba puesto las manos en otra hermana, en una Asentada; haba ayudado a conducir a Talene por los desiertos pasillos del stano, envuelta en flujos de Aire; haba roto una docena de leyes de la Torre; haba cometido graves delitos. Y todo para escuchar una respuesta de la que casi haba estado segura antes de que se hiciese la pregunta. Ahora ya la haba odo. El Ajah Negro exista. Ante ella tena a una hermana Negra, una Amiga Siniestra que llevaba el chal. Y el hecho de creerlo resultaba ser una plida sombra del hecho de afrontarlo. Apret las mandbulas hasta que casi se le quedaron encajadas, para que los dientes no le castaetearan. Se esforz por recobrar el control de s misma, por pensar de un modo racional. Pero las pesadillas haban despertado y caminaban por la Torre.

Alguien exhal con fuerza, soltando de golpe el aire, y Seaine comprendi que no era la nica que se encontraba con su mundo vuelto del revs. Yukiri se sacudi y despus clav los ojos en Talene, como decidida a mantenerla escudada por pura fuerza de voluntad si era preciso. Doesine se lama los labios y se alisaba la falda de color dorado oscuro con aire vacilante. Slo Saerin y Pevara parecan tranquilas.

Bien dijo suavemente Saerin. Quiz dbilmente fuera ms apropiado. Bien. El Ajah Negro. Inhal hondo, y su tono adquiri un timbre enrgico. Ya no es necesario el escudo, Yukiri. Talene, no intentars escapar ni presentar ningn tipo de resistencia. No tocars la Fuente sin antes tener permiso de una de nosotras. Aunque supongo que sern otras quienes se ocupen de esto una vez que te entreguemos. Yukiri...

El escudo que aislaba a Talene se disip, pero el brillo del Saidar sigui envolviendo a Yukiri, como si la mujer no se fiara de la eficacia de la Vara en una hermana Negra.

Antes de entregrsela a Elaida, Saerin, quiero sacarle todo lo que podamos adujo Pevara, fruncido el ceo. Nombres, lugares, cualquier dato. Todo lo que sabe!

Unos Amigos Siniestros haban acabado con toda la familia de Pevara, y Seaine estaba convencida de que la Roja se exiliara con tal de dar caza, personalmente, a todas y cada una de las hermanas Negras. Todava acurrucada en la Silla, Talene solt lo que era en parte una risa amarga y en parte un sollozo.

Cuando hagis eso, estaremos todas muertas. Muertas! Elaida es del Ajah Negro!

Eso es imposible! barbot Seaine. La propia Elaida me dio la orden.

Tiene que serlo musit Doesine. Talene ha vuelto a prestar los juramentos, y acaba de pronunciar su nombre!

Yukiri asinti con vehemencia.

Utilizad la cabeza gru Pevara con un gesto de desdn. Sabis tan bien como yo que si creis en una mentira podis decirla como si fuese verdad.

Y eso sin duda es cierto manifest firmemente Saerin. Qu pruebas tienes, Talene? Has visto a Elaida en vuestras... reuniones? Asi con tanta fuerza la empuadura del cuchillo que llevaba en el cinturn, que los nudillos se le pusieron blancos. Saerin haba tenido que esforzarse con ms empeo que la mayora para alcanzar el chal y quedarse en la Torre. Para ella, la Torre era ms que su hogar, ms importante que su propia vida. Si Talene daba la respuesta equivocada, tal vez Elaida no viviese para ser sometida a juicio.

No celebramos reuniones mascull hoscamente Talene. Excepto el Consejo Supremo, supongo. Pero tiene que serlo. Estn enteradas de todos los informes que recibe, incluso los secretos, hasta la ltima palabra que se habla con ella. Conocen todas las decisiones que toma antes de que se anuncien. Das antes, a veces semanas. Cmo podran saberlo a menos que se lo cuente ella? Se sent incorporada con esfuerzo e intent clavar una mirada intensa en cada una de las mujeres, pero slo consigui que pareciera que sus ojos iban de una a otra con ansiedad. Tenemos que huir, hemos de encontrar un sitio donde ocultarnos. Os ayudar, os contar todo lo que s, pero, a menos que huyamos, nos matarn!

Curioso, pens Seaine, la rapidez con que Talene haba pasado a referirse a sus anteriores compinches como ellas e intentaba identificarse con el grupo. No. Fijarse en esos detalles era una excusa para eludir el verdadero problema, y hacer tal cosa era una estupidez. Realmente Elaida le haba ordenado rastrear al Ajah Negro? No haba mencionado el nombre en ningn momento. Se habra referido a otra cosa? Elaida haba arremetido siempre contra cualquiera que mencionase el Ajah Negro. Casi todas las hermanas haran lo mismo, pero...

Elaida ha demostrado que es una necia manifest Saerin, y en ms de una ocasin he lamentado haberle dado mi apoyo, pero no creo que pertenezca al Ajah Negro; no sin tener ms pruebas.

Prietos los labios, Pevara asinti mostrndose de acuerdo. Como Roja que era, exigira algo ms contundente que una suposicin.

Quiz sea como dices, Saerin intervino Yukiri, pero no podemos retener a Talene mucho ms antes de que las Verdes empiecen a preguntarse dnde est. Por no mencionar a las... las Negras. Ms vale que decidamos enseguida qu hacer, o seguiremos cavando el fondo del pozo cuando descarguen las lluvias.

Talene dirigi a Saerin una dbil sonrisa que probablemente tena intencin de ser obsequiosa, pero se borr ante el ceo de la Asentada Marrn.

No podemos contarle nada a Elaida antes de que estemos en condiciones de inutilizar de un golpe a las Negras adujo finalmente Saerin. No discutas, Pevara; sabes que tengo razn. Pevara alz las manos y su expresin se tom testaruda, pero no abri la boca. Si Talene est en lo cierto continu Saerin, el Negro est al tanto de la misin de Seaine, o lo estar muy pronto, de modo que tenemos que velar por su seguridad todo lo posible. No resultar una tarea fcil, siendo slo cinco. Pero no podemos confiar en ninguna otra hasta estar seguras de su inocencia! Al menos tenemos a Talene, y quin sabe lo que descubriremos antes de haberle sacado toda la informacin que tenga?

Talene intent adoptar una expresin de estar ms que dispuesta a que le sacaran lo que quisieran, pero nadie le prestaba atencin. A Seaine se le haba quedado seca la garganta.

Puede que no estemos totalmente solas coment Pevara de mala gana. Seaine, cuntales tu pequeo ardid con Zerah y sus amigas.

Qu? Seaine dio un respingo. Oh. Pevara y yo descubrimos un pequeo nido de rebeldes aqu, en la Torre empez en voz baja. Diez hermanas enviadas para sembrar la discordia. De modo que Saerin iba a asegurarse de que estuviera a salvo, no? Sin preguntarle siquiera. Ella tambin era Asentada, y haca casi cincuenta aos que era Aes Sedai. Qu derecho tena Saerin o cualquiera para...?. Pevara y yo hemos empezado a poner fin a eso. Ya hemos hecho que una de ellas, Zerah Dacan, preste el otro juramento, el mismo que prest Talene, y le hemos ordenado que lleve a Bernaile Gelbarn a mis aposentos esta tarde, sin levantar sus sospechas. Luz, cualquier hermana fuera de ese cuarto poda ser una Negra. Cualquiera. Despus utilizaremos a las dos para atraer a otra, hasta que las hayamos hecho jurar obediencia a todas. Por supuesto, les haremos la misma pregunta hecha a Zerah, la misma que le hemos hecho a Talene. El Ajah Negro poda conocer su nombre ya, saber que se le haba encargado darles caza. Cmo poda mantenerla a salvo Saerin?. A las que den la respuesta equivocada se las interrogar, y las que den la correcta podrn resarcirse en parte de su traicin persiguiendo al Negro bajo nuestra direccin. Luz, cmo?

Cuando hubo acabado, las otras discutieron el asunto durante un rato, lo que slo poda significar que Saerin no tena claro qu decisin tomar. Yukiri insisti en entregar inmediatamente a Zerah y a sus cmplices a la ley, si es que podan hacerlo sin poner al descubierto su propia situacin con Talene. Pevara argument a favor de utilizar a las rebeldes, aunque sin demasiado entusiasmo; la discordia que haban sembrado se centraba en repugnantes historias concernientes al Ajah Rojo y falsos Dragones. Doesine pareca sugerir que raptasen a todas las hermanas de la Torre y las obligaran a prestar el juramento extra, pero las otras tres apenas le prestaban atencin.

Seaine no tom parte en la discusin. Su reaccin al aprieto en el que estaban fue la nica posible, pens. Tambalendose, fue hacia un rincn y vomit ruidosamente.

Elayne intent no rechinar los dientes. Fuera, otra ventisca azotaba Caemlyn, oscureciendo el cielo de medioda de tal manera que hubo que encender todas las lmparas de las paredes de la sala de estar.

Fuertes rfagas de aire sacudan los cristales de las ventanas en arco. Los relmpagos alumbraban el exterior y los truenos retumbaban en lo alto. Una tormenta de nieve, la peor borrasca de invierno, la ms violenta. En la sala no haca fro precisamente, pero... Con las manos extendidas delante de los chisporroteantes leos del ancho hogar de mrmol, an poda sentir el helor traspasando las alfombras que cubran el suelo, y tambin a travs de sus escarpines de grueso terciopelo. El ancho cuello y los puos de piel de zorro negro que adornaban su vestido rojo y blanco eran bonitos, pero no estaba segura de que le procurasen mucho ms calor que las perlas de las mangas. Rehusar que el fro la afectase no significaba que no fuese consciente de l.

Dnde se habra metido Nynaeve? Y Vandene? Sus pensamientos bramaban como la tormenta en el exterior.

Ya deberan estar aqu! Luz! Yo deseando ser capaz de aguantar sin dormir, y ellas tomndoselo con toda la calma del mundo! No, eso era injusto. Haban pasado slo cinco das desde su reclamacin formal al Trono del Len, y para ella todo lo dems tena que quedar en un segundo plano de momento. Nynaeve y Vandene tenan otras prioridades; otras responsabilidades, a su modo de entender. Nynaeve estaba muy ocupada con Reanne y las dems componentes del Crculo de Labores de Punto para encontrar un modo de sacar a las Allegadas de las tierras controladas por los seanchan antes de que stos las descubrieran y les pusieran el collar. Las Allegadas eran expertas en pasar inadvertidas, pero los seanchan no las dejaran en paz por ser espontneas, como las Aes Sedai haban hecho siempre. Aparentemente, Vandene segua conmocionada por la muerte de su hermana, apenas coma y no estaba en condiciones de dar consejos de ninguna clase. Lo de comer apenas, era apropiado, pero descubrir a la asesina de su hermana la obsesionaba. Se supona que caminaba por los pasillos sumida en el dolor a horas intempestivas, si bien en realidad buscaba el rastro de la Amiga Siniestra infiltrada entre ellas. Tres das antes, la mera idea habra hecho temblar a Elayne; ahora, era un peligro ms entre muchos otros. Ms prximo que la mayora, cierto, pero no el nico.

Se estaban ocupando de tareas importantes, aprobadas y respaldadas por Egwene, pero Elayne segua deseando que se diesen prisa aunque pensar as fuese egosta por su parte. Vandene era una excelente consejera, con la ventaja de su larga experiencia y sus conocimientos, y los aos que Nynaeve haba pasado tratando con el Consejo del Pueblo y el Crculo de Mujeres en Campo de Emond haban desarrollado en ella una gran intuicin en asuntos de poltica, por mucho que la antigua Zahor lo negase. Demonios, tengo cientos de problemas, algunos aqu mismo, en palacio, y las necesito! Si las cosas salan como quera, Nynaeve al'Meara se convertira en la consejera Aes Sedai de la prxima reina de Andor. Necesitaba toda la ayuda que pudiera tener; ayuda de personas que gozaran de su confianza.

Serenando el gesto, se volvi de espaldas al crepitante fuego. Trece sillones de respaldo alto, de talla sencilla aunque realizada con pericia, formaban una herradura delante de la chimenea. Paradjicamente, el lugar de honor, donde la reina se sentara si reciba all, era el ms alejado del calor del hogar. O del supuesto calor; porque, aunque la espalda empez a calentrsele inmediatamente, tambin el fro se dej sentir enseguida por delante. Fuera, la nieva caa, el trueno retumbaba y el relmpago relumbraba. Igual que dentro de su cabeza. Calma. Una dirigente necesitaba tener tanta calma como una Aes Sedai.

Hay que recurrir a los mercenarios dijo, sin poder evitar que en su voz sonase una nota de pesar.

Los mesnaderos de sus heredades empezaran a llegar en el transcurso de un mes, en cuanto se enteraran de que segua viva, pero ya habra entrado la primavera para cuando se hubiese reunido un nmero de hombres significativo, y los que Birgitte estaba reclutando necesitaran medio ao o ms para ser capaces de cabalgar y empuar una espada al mismo tiempo.

Y a Cazadores del Cuerno, si es que hay alguno que quiera firmar y jurar lealtad aadi. Haba muchos, tanto de los unos como de los otros, atrapados en Caemlyn por culpa del mal tiempo. Demasiados, a juicio de la mayora de la gente, jaraneando, armando camorra y molestando a las mujeres que no queran tener nada que ver con sus atenciones. Al menos los tendra ocupados en algo provechoso, en poner fin a problemas en lugar de ocasionarlos. Ojal no pensara que an intentaba convencerse a s misma de eso. Ser costoso, pero las arcas cubrirn el gasto. Al menos durante un tiempo. No estara de ms empezar a recibir pronto ingresos de sus heredades.

Maravilla de maravillas, las dos mujeres que se encontraban de pie ante ella reaccionaron de un modo muy parecido.

Dyelin solt un gruido irritado. En el alto cuello de su vestido verde llevaba prendido un alfiler de plata, grande y redondo labrado con el Bho y el Roble, emblema de la casa Taravin, la nica joya que luca. Una exhibicin de orgullo quiz demasiado por su casa; la Cabeza Insigne de la casa Taravin era una mujer absolutamente orgullosa. Hebras grises le surcaban el cabello dorado y unas finas arrugas se marcaban en el rabillo de sus ojos, pero su rostro era firme y su mirada penetrante. Tena una mente agudsima, como el filo de una navaja de afeitar. O quiz de una espada. Era una mujer franca, o eso pareca, que no se guardaba sus opiniones.

Los mercenarios conocen bien su trabajo dijo, displicente, pero son difciles de controlar, Elayne. Cuando necesitas el toque ligero de una pluma, es probable que sean como un martillo, y cuando necesitas un martillo seguramente estn en cualquier otra parte, y robando por si fuera poco. Son leales al oro, y slo hasta que el oro dure. Eso, si no traicionan antes por ms oro. A buen seguro que en esta ocasin lady Birgitte estar de acuerdo conmigo.

Cruzada de brazos y con los pies bien plantados, Birgitte torci el gesto, como haca siempre cuando alguien utilizaba su nuevo ttulo. Elayne le haba concedido un predio tan pronto como llegaron a Caemlyn, donde poda registrarse a su nombre. En privado, Birgitte rezongaba constantemente por ello, y por el otro cambio que haba sufrido su vida. Los pantalones azul celeste tenan el mismo corte que los que llevaba habitualmente, anchos y ajustados a los tobillos, pero la chaqueta corta, de color rojo, tena cuello alto y puos blancos, ribeteados con trencilla dorada. Era lady Birgitte Trahelion y capitn general de la Guardia Real, y poda rezongar y quejarse todo lo que quisiera, siempre y cuando lo hiciera en privado.

Lo estoy gru de mala gana, y lanz una mirada, no tan de soslayo, a Dyelin. El vnculo de Guardin le transmiti a Elayne lo que haba estado percibiendo durante toda la maana: frustracin, irritacin, determinacin. Sin embargo, parte de aquello podra ser un reflejo de s misma. Desde la vinculacin, la una era el reflejo de la otra en un modo realmente sorprendente, tanto en lo emocional como en otras cosas. Vaya, pero si hasta sus maldiciones haban cambiado para ser ms acordes con las de la otra mujer!

La renuencia de Birgitte a aceptar la segunda alternativa en discusin era obviamente casi tan grande como su renuencia a manifestar su acuerdo con Dyelin.

Los malditos Cazadores no son mucho mejor, Elayne mascull. Prestan el juramento como Cazadores del Cuerno para vivir aventuras y tener un lugar en la historia si es posible, no para sentar cabeza y hacer respetar la ley. La mitad son unos mojigatos altaneros que miran con arrogancia a todo el mundo, y el resto no se conforma con correr los riesgos que sean necesarios, sino que los va buscando. Y con que slo surja un rumor sobre el Cuerno de Valere, tendrs suerte si nicamente dos de cada tres desaparecen de la noche a la maana.

Dyelin esboz una ligera sonrisa, como si le hubiese ganado una baza. El aceite y el agua no estaban a la altura de esas dos; tanto la una como la otra se entendan bien con casi todos los dems, pero por alguna razn podan ponerse a discutir sobre el color del carbn. Podan y lo hacan.

Adems, Cazadores y mercenarios, casi todos son forasteros. Y eso no sentar muy bien ni a las clases altas ni a las bajas. Nada bien. Slo nos faltaba iniciar una rebelin.

Resplandeci un relmpago que ilumin fugazmente los cristales de las ventanas, y el retumbo de un trueno particularmente alto subray sus palabras. En el transcurso de un milenio, siete reinas de Andor haban sido derrocadas por una rebelin, y las dos que haban sobrevivido probablemente desearon no haberlo hecho.

Elayne reprimi un suspiro. En una de las mesitas auxiliares taraceadas, colocadas a lo largo de las paredes, haba una pesada bandeja de plata labrada en la que haban dispuesto unas copas y una jarra de vino caliente con especias. Vino templado, a estas alturas. Encauz brevemente Fuego, y un fino hilillo de vapor se alz de la jarra. Recalentar el vino daba a las especias un sabor ligeramente amargo, pero vala la pena con tal de sentir en las manos el calor de la copa de plata. Slo merced a un gran esfuerzo resisti la tentacin de caldear el aire de la sala con el Poder, y solt la Fuente; en cualquier caso, la temperatura no habra durado mucho a menos que mantuviese los tejidos. Haba superado su renuencia a interrumpir el contacto con el Poder cada vez que utilizaba el Saidar bueno, hasta cierto punto, pero ltimamente el deseo de absorber ms se volva ms intenso cada vez. Todas las hermanas tenan que enfrentarse a ese peligroso deseo. Con un gesto invit a las otras a servirse la bebida en sus propias copas.

Conocis bien la situacin les dijo. Slo un necio no la considerara apurada, y ninguna de vosotras es necia. La Guardia Real era un mero vestigio de su pasada gloria, reducida a un puado de hombres aceptables y el doble de camorristas y matones, ms apropiados para echar de las tabernas a los borrachos o para que los echaran a ellos. Y, con la marcha de los saldaeninos y los Aiel, los actos delictivos estaban cundiendo con la pujanza de la hierba en primavera. Cualquiera habra imaginado que el fro y la nieve habran sofocado su desarrollo, pero cada da traa nuevos robos, incendios provocados y cosas peores. La situacin iba empeorando de da en da. A este paso, tendremos disturbios en cuestin de semanas. Tal vez antes. Si soy incapaz de mantener el orden en la propia Caemlyn, la gente se volver contra m. Si no poda mantener el orden en la capital, sera tanto como anunciar que no estaba capacitada para gobernar. No me gusta recurrir a ellos, pero hay que hacerlo, y se har. Las otras dos mujeres abrieron la boca para seguir discutiendo, pero Elayne no les dio la oportunidad. Y se har repiti, con firmeza en la voz.

La larga trenza de Birgitte se meci cuando la mujer sacudi la cabeza, mas a travs del vnculo se transmiti una aceptacin a regaadientes. Tena un extrao concepto de la relacin de ambas como Aes Sedai y Guardin, pero haba aprendido a reconocer cuando Elayne no admitira que la presionara. Lo haba aprendido a su manera, claro. Estaba lo del predio y lo del ttulo. Y lo de dirigir la Guardia Real. Y otros cuantos asuntillos.

Dyelin inclin ligersimamente la cabeza, y quiz dobl un tanto las rodillas; podra haberse interpretado como una reverencia, pero su expresin era ptrea. No estaba de ms recordar que muchos de los que no queran a Elayne Trakand en el Trono del Sol s queran en l a Dyelin Taravin. La mujer le haba prestado todo su apoyo hasta ese momento, pero haba pasado muy poco tiempo, se encontraban en los primeros compases de la lucha por el trono, y una vocecilla insistente no dejaba de susurrar en la mente de Elayne. Estara Dyelin esperando simplemente a que lo hiciera rematadamente mal antes de intervenir para salvar Andor? Alguien lo bastante prudente, lo bastante taimado, podra seguir esa tctica y quizs incluso tener xito.

Elayne alz la mano para frotarse la sien, pero rectific e hizo como si se arreglase el cabello. Cunto recelo, qu poca confianza. El Juego de las Casas haba infectado Andor desde que ella lo haba abandonado para ir a Tar Valon. Agradeca los meses que haba pasado entre Aes Sedai por ms razones que la de aprender a manejar el Poder. Para la mayora de las hermanas el Da'es Daemar era un elemento tan esencial en sus vidas como respirar y comer. Tambin agradeca las enseanzas de Thom. Sin lo uno y lo otro seguramente no habra sobrevivido tanto tiempo tras su regreso. Quisiera la Luz que Thom estuviese a salvo, que l, Mat y los otros hubiesen escapado de los seanchan y se encontraran de camino a Caemlyn. Desde que se haba marchado de Ebou Dar haba rezado a diario para que fuese as, pero esa breve oracin era para lo nico que tena tiempo actualmente.

Tom asiento en el centro del arco, en el silln de la reina, e intent parecerlo, recta la espalda, la mano libre apoyada levemente en el brazo del silln. Parecer una reina no es suficiente le haba dicho a menudo su madre, pero una mente lcida, un conocimiento slido de los asuntos y un corazn valeroso no dejarn de dar fruto si la gente no te ve como reina. Birgitte la observaba con intensidad, casi con recelo. A veces el vnculo era en verdad un inconveniente! Dyelin se llev la copa de vino a los labios.

Elayne respir profundamente. Haba enfocado este asunto desde todas las perspectivas que conoca, y no vea otro modo de abordarlo.

Birgitte, para la primavera quiero que la Guardia Real sea un ejrcito que iguale a los que puedan reunir diez casas juntas, sean cuales sean, en un campo de batalla. Seguramente no podra conseguirse, mas el simple hecho de intentarlo significaba conservar a los mercenarios que firmasen ahora y buscar ms, incorporar a cualquier hombre que mostrase la ms mnima inclinacin. Luz, qu enredo tan horroroso!

Dyelin se atragant y los ojos se le desorbitaron; una rociada del oscuro vino sali de entre sus labios. Todava tosiendo, sac un pauelo de puntillas de la manga y se enjug la barbilla.

Una oleada de pnico surgi impetuosa a travs del vnculo.

Oh, as me abrase, Elayne, no dirs en serio que...! exclam Birgitte. Soy arquera, no un general! Es lo nico que he sido siempre, no lo entiendes? Slo hice lo que tena que hacer, obligada por las circunstancias! De todos modos, ya no soy ella. Slo soy yo, y...! No acab la frase al comprender que haba dicho ms de la cuenta. Y no era la primera vez. Su rostro enrojeci, y Dyelin la mir con curiosidad.

Haban hecho correr la voz de que Birgitte era de Kandor, donde las mujeres llevaban ropas parecidas a las suyas, pero aun as saltaba a la vista que Dyelin sospechaba que era mentira. Y cada vez que Birgitte tena un lapsus, ms cerca estaba de revelar su secreto. Elayne le asest una mirada que prometa un rapapolvo cuando estuviesen solas.

Nunca habra imaginado que Birgitte pudiera ponerse ms colorada, pero se equivocaba. La vergenza ahog todas las otras sensaciones que le llegaban a travs del vnculo, y fluy hacia Elayne hasta que sta sinti enrojecer su propia cara. Rpidamente adopt una expresin severa, confiando en que su sonrojo se achacara a cualquier otra cosa excepto a un intenso deseo de que se la tragara la tierra por la humillacin de Birgitte. La reaccin refleja del vnculo poda ser ms que un simple inconveniente!

Dyelin no distrajo su atencin en Birgitte ms que un momento. Volvi a guardar el pauelo en su sitio, dej la copa en la bandeja con cuidado y se puso en jarras. Ahora su expresin era tormentosa.

La Guardia Real ha sido siempre el ncleo del ejrcito de Andor, Elayne, pero esto... Por la Luz bendita, es una locura! Podra dar lugar a que todo el mundo se volviera contra ti, desde el ro Erinin hasta las Montaas de la Niebla!

Elayne se concentr en la calma. Si se equivocaba, Andor se convertira en otro Cairhien, otro pas inmerso en un bao de sangre y sumido en el caos. Y ella morira, desde luego, un precio que no bastara para resarcir el dao causado. Sin embargo, no intentarlo quedaba descartado y, en cualquier caso, las consecuencias para Andor seran las mismas que con el fracaso. Calma, serenidad fra, imperturbable, frrea. Una reina no poda exteriorizar miedo, aun cuando estuviera asustada. Especialmente si lo estaba. Su madre haba dicho siempre que haba que evitar explicar las decisiones todo lo posible; cuanto ms explicaciones se daban, ms y ms eran necesarias, hasta que llegaba el momento en que no haba tiempo para nada ms. Por su parte, Gareth Bryne era de la opinin de que uno deba explicarse si era posible, que la gente lo haca mejor si saba el porqu adems del qu. Hoy seguira el consejo de Gareth Bryne. Eran muchas las victorias conseguidas por seguir su parecer.

Tengo tres rivales declarados. Y quizs otro sin declarar. Se oblig a buscar los ojos de Dyelin. No con ira; slo las miradas encontrndose. O quiz Dyelin la tomase como iracunda a causa de las mandbulas prietas y la rojez de las mejillas. Pues que as fuera. Por s misma, Arymilla es insignificante, pero Masin ha unido la casa Caeren a la suya, y, tanto si es sensato como si no, su apoyo significa que hay que tenerla en cuenta. Naean y Elenia estn encarcelados; sus mesnaderos no. La gente de Naean podra titubear y discutir hasta que encuentre un lder, pero Jarid es Cabeza Insigne de Sarand, y se arriesgar para sustentar las ambiciones de su esposa. La casa Baryn y la casa Anshar coquetean con ambos; lo mejor que puedo esperar es que una se decante por Sarand y la otra por Arawn. Diecinueve casas andoreas son lo bastante fuertes para que las menores sigan sus directrices. Seis estn en mi contra, y dos a mi favor. Seis hasta el momento, y quisiera la Luz que pudiese contar con dos! No iba a mencionar las tres grandes casas que se haban declarado a favor de Dyelin; al menos Egwene las tena inmovilizadas en Murandy por ahora.

Seal un silln junto al que ocupaba, y Dyelin tom asiento en l y se arregl cuidadosamente los pliegues de la falda. Las nubes tormentosas haban desaparecido en el rostro de la mujer. Estudi a Elayne sin dar el menor indicio sobre sus preguntas ni sus conclusiones.

S todo eso tan bien como t, Elayne, pero Luan y Ellorien unirn sus casas contigo, as como Abelle, estoy segura. Tambin puso cuidado en que su tono fuera comedido, pero fue adquiriendo vehemencia a medida que hablaba. Entonces, otras casas entrarn tambin en razn. Siempre y cuando no las asustes y las hagas cambiar de idea. Luz, Elayne, sta no es otra Sucesin. Una Trakand sucede a otra Trakand, no a otra casa. Ni siquiera una Sucesin ha llegado alguna vez a una guerra abierta! Convierte la Guardia Real en un ejrcito, y lo arriesgars todo.

Elayne ech la cabeza hacia atrs, pero su risa no era una manifestacin de alborozo, sino que encajaba perfectamente con el retumbo del trueno.

Lo arriesgu todo el da que regres, Dyelin. Dices que Norwelyn y Traemane se unirn a m, y quiz Pendar. Estupendo. Entonces tengo cinco para enfrentarme a seis. No creo que otras casas entren en razn, segn tus palabras. Si cualquiera de ellas da el paso antes de que est tan claro como el agua que la Corona de la Rosa es ma, entonces lo har en mi contra, no a mi favor.

Con suerte, esos lores y ladys esquivaran asociarse con los compinches de Gaebril, pero no le gustaba depender de la suerte. Ella no era Mat Cauthon. Luz, la mayora de la gente estaba convencida de que Rand haba matado a su madre y muy pocos crean que lord Gaebril haba sido uno de los Renegados. Enmendar el mal ocasionado por Rahvin en Andor poda llevarle toda la vida aun en el caso de que llegara a vivir tanto como las Allegadas! Algunas casas no se decantaran a su favor a causa de los ultrajes perpetrados por Gaebril en nombre de Morgase, y otras porque Rand haba manifestado su intencin de darle el trono. Amaba a ese hombre con todo su ser, pero as se abrasara por haber dicho pblicamente tal cosa! Aunque hubiese sido ese comentario lo que haba refrenado a Dyelin. Hasta el granjero ms pequeo de Andor empuara su guadaa para quitar a una marioneta del Trono del Len!

Quiero evitar que los andoreos se maten unos a otros si es posible, Dyelin, pero ni que esto sea una Sucesin ni que no, Jarid est dispuesto a luchar, a pesar de que Elenia est prisionera. Naean tambin est dispuesto a luchar. Lo mejor sera traer cuanto antes a Caemlyn a esas dos mujeres; existan muchas probabilidades de que pudiesen enviar mensajes y rdenes desde Aringill. Y la propia Arymilla est dispuesta, con los hombres de Masin respaldndola. Para ellos, esto es una Sucesin, y el nico modo de pararlos para que no luchen es ser tan fuerte que no se atrevan a hacerlo. Si Birgitte es capaz de convertir la Guardia Real en un ejrcito para la primavera, mejor que mejor; porque, si no tengo un ejrcito antes de esa fecha, necesitar uno. Y, si eso no te parece suficiente, recuerda a los seanchan. No se contentarn con Tanchico y Ebou Dar; lo quieren todo. No les permitir que se apoderen de Andor, Dyelin, como no se lo permitir a Arymilla.

El trueno retumb sobre sus cabezas. Girndose un poco para mirar a Birgitte, Dyelin se humedeci los labios. Sus dedos toquetearon la falda en un gesto inconsciente. Haba pocas cosas que la asustaran, pero las historias sobre los seanchan lo haban hecho. Pero lo que murmur, como si hablase consigo misma, fue:

Haba confiado en evitar una guerra civil declarada.

Y eso podra no significar nada o significar mucho! Tal vez un pequeo sondeo esclarecera si era lo uno o lo otro.

Gawyn dijo de repente Birgitte. Su expresin era mucho ms animada, al igual que las emociones que fluan a travs del vnculo. El alivio sobresala con mucho. Cuando llegue, tomar el mando. Ser tu Primer Prncipe de la Espada.

Por los pechos de una madre lactante! barbot Elayne, y un relmpago alumbr las ventanas, dando nfasis a sus palabras. Por qu tena que cambiar de tema precisamente ahora?

Dyelin dio un respingo, y de nuevo se sonrojaron las mejillas de Elayne. A juzgar por la boca abierta de la otra mujer, saba exactamente lo ordinaria que era esa imprecacin. Result extraamente embarazoso; no debera tener importancia que Dyelin hubiese sido amiga de su madre. En un gesto automtico bebi un buen trago de vino, y casi sufri una arcada por el amargor de la bebida. Borr rpidamente de su mente la imagen de Lini amenazndola con lavarle la boca con jabn, y se record que era una mujer adulta, una que se propona ganar un trono. Dudaba que su madre se hubiese sentido como una necia tan a menudo.

S, lo har, Birgitte continu, ya ms tranquila. Cuando llegue.

Tres correos iban camino de Tar Valon. Aun cuando ninguno de ellos consiguiera pasar la informacin sin que Elaida la interceptara, Gawyn acabara por enterarse de que haba presentado su reclamacin al trono, e ira a Caemlyn. Necesitaba desesperadamente a su hermano. No se haca ilusiones respecto a sus propias dotes como general, y Birgitte tena tanto miedo de no estar a la altura de la leyenda sobre ella que a veces pareca tener miedo hasta de intentarlo. Enfrentarse a un ejrcito, s; dirigir un ejrcito, ni pensarlo!

Birgitte era muy consciente de la maraa que era su propia mente. Justo en ese instante su expresin era impertrrita, pero por dentro rebosaba rabia y vergenza, y la primera se impona ms y ms por momentos. Con un atisbo de irritacin, Elayne abri la boca para continuar con el asunto de la guerra civil mencionada por Dyelin, antes de que empezara a reflejarse en ella la ira de Birgitte.

Sin embargo, antes de que hubiese pronunciado una palabra, las altas puertas rojas se abrieron. Su esperanza de que fuesen Nynaeve o Vandene se borr de un plumazo con la entrada de dos mujeres de los Marinos, descalzas a pesar del tiempo desapacible.

Una oleada de perfume almizcleo las preceda, y por s mismas constituan un espectculo de brillante seda brocada, dagas enjoyadas y collares de oro y marfil. Y otro tipo de alhajas. El liso y negro cabello, con aladares blancos, casi ocultaba los diez aros pequeos y gruesos que adornaban las orejas de Renaile din Calon, pero la arrogancia en sus oscuros ojos era tan evidente como la dorada cadena con medallones que una una de las orejas con el anillo de la nariz. Su semblante mostraba un gesto inflexible y, a despecho del grcil contoneo en sus andares, la mujer pareca dispuesta a caminar a travs de una pared. Casi un palmo ms baja que su compaera y de tez ms oscura que el carbn, Zaida din Parede luca sobre su mejilla izquierda un cincuenta por ciento ms de medallones dorados que Renaile, y su actitud no denotaba arrogancia sino autoridad, una certeza absoluta de que se la obedecera. Las canas salpicaban su negro cabello ensortijado, pero aun as era deslumbrante, una de esas mujeres que se volvan ms bellas con la edad.

Dyelin se encogi al verlas e hizo intencin de llevarse la mano a la nariz instintivamente, si bien reprimi el gesto. Era una reaccin muy habitual en la gente que no estaba acostumbrada a los Atha'an Miere. Elayne torci el gesto, y no precisamente por los anillos de la nariz. Hasta se plante el pronunciar otra maldicin an ms... custica. A excepcin de los Renegados, no saba de ninguna otra persona a la que tuviera menos deseos de ver en ese momento que a esas dos mujeres. Se supona que Reene deba procurar que aquello no ocurriera!

Disculpadme dijo mientras se levantaba despacio, pero estoy muy ocupada ahora. Asuntos de estado, ya sabis, o de otro modo os recibira como vuestro rango merece.

Los Marinos eran muy estrictos en la ceremonia y las normas, al menos en cuanto a su propio sistema. Seguramente haban conseguido pasar a la seora Harfor limitndose a no decirle que queran ver a Elayne, pero era ms que probable que se dieran por ofendidas si las reciba sentada antes de que la corona fuera de ella. Y, as la Luz las cegara a las dos, ella no poda permitirse el lujo de ofenderlas. Birgitte apareci a su lado e hizo una reverencia formal antes de cogerle la copa. Siempre se mostraba cautelosa en presencia de las mujeres de los Marinos; tambin haba hablado ms de la cuenta delante de ellas.

Os ver ms tarde, en el transcurso del da acab Elayne, que aadi. Si la Luz quiere.

Tambin eran fanticos del intercambio de frases solemnes, y sa demostraba cortesa y dejaba abierta una salida. Renaile no se par hasta encontrarse delante de Elayne, y demasiado cerca. Su mano tatuada gesticul bruscamente dndole permiso para sentarse. Permiso!

Has estado evitndome. Su voz era profunda para una mujer, y sonaba tan fra como la nieve que caa sobre el tejado. Recuerda que soy la Detectora de Vientos de Nesta din Reas Dos Lunas, Seora de los Barcos de los Atha'an Miere. Todava tienes que cumplir el resto del acuerdo que hiciste en nombre de tu Torre Blanca.

Las mujeres de los Marinos estaban enteradas de la divisin de la Torre a estas alturas, lo saba hasta el ltimo mono, pero Elayne no haba considerado oportuno incrementar sus problemas haciendo pblico de qu lado estaba. Todava no.

Hablars conmigo, ahora! termin Renaile con un timbre imperioso, y al diablo con la ceremonia y las normas.

Creo que es a m a quien ha estado evitando, no a ti, Detectora de Vientos. En contraste con Renaile, Zaida hablaba como si slo estuviesen manteniendo una charla. En lugar de cruzar la sala a grandes zancadas, deambul sin prisa por la estancia, detenindose para tocar un jarrn alto de fina porcelana verde, y luego ponindose de puntillas para atisbar a travs de un caleidoscopio de cuatro tubos que haba encima de un pedestal. Cuando mir hacia Elayne y Renaile, un brillo divertido surgi en sus negros ojos. Al fin y al cabo, el acuerdo fue con Nesta din Reas, en representacin de los barcos. Adems de Seora de las Olas del clan Catelar, Zaida era embajadora de la Seora de los Barcos. Ante Rand, no ante Andor, pero su acreditacin la autorizaba a hablar y a alcanzar compromisos en nombre de la propia Nesta. Cambiando de un tubo cincelado en oro a otro, sigui de puntillas para atisbar de nuevo por el ocular. Prometiste a los Atha'an Miere veinte maestras, Elayne. Hasta ahora, nos has facilitado slo una.

Su entrada haba sido tan repentina, tan histrinica, que Elayne se sorprendi al ver a Merilille volverse hacia la sala despus de cerrar las puertas. Ms baja an que Zaida, la hermana Gris luca un elegante vestido de pao azul oscuro, ribeteado con piel gris y el corpio adornado con pequeas piedras de la luna; sin embargo, poco ms de dos semanas de impartir sus enseanzas a las Detectoras de Vientos haban originado cambios. La mayora de stas eran mujeres poderosas, sedientas de conocimientos, ms que dispuestas a exprimir a Merilille como un racimo de uvas en el lagar, exigiendo hasta la ltima gota de zumo. Antao, Elayne haba tenido a la Gris por una persona duea de s misma y a la que no sorprenda nada, pero ahora Merilille tena los ojos muy abiertos constantemente, los labios siempre un tanto separados, como si acabara de llevarse una sorpresa tal que la hubiera dejado aturdida y esperase otro sobresalto en cualquier momento. Enlaz las manos sobre la cintura y esper junto a la puerta, al parecer aliviada de no ser el centro de atencin.

Emitiendo un sonido gutural y desaprobador, Dyelin se puso de pie y asest una mirada ceuda a Zaida y a Renaile.

Tened cuidado con el modo en que hablis gru. Ahora estis en Andor, no en uno de vuestros barcos, y Elayne Trakand ser reina de Andor! Vuestro acuerdo se cumplir a su debido tiempo. En estos momentos tenemos asuntos ms importantes de los que ocuparnos.

Por la Luz que no hay ninguno ms importante replic a su vez Renaile mientras se volva hacia ella. Decs que el acuerdo se cumplir? As que sals como garante. Bien, pues sabed que tambin habr sitio para colgaros por los tobillos en los aparejos si...

Zaida chasque los dedos. Eso fue todo, pero un temblor sacudi a Renaile, que asi una de las cajitas de perfume doradas que colgaban de uno de sus collares, se la llev a la nariz e inhal profundamente. Sera la Detectora de Vientos de la Seora de los Barcos, una mujer con gran autoridad y poder entre los Atha'an Miere, pero ante Zaida... no era ms que una Detectora de Vientos. Lo que crispaba en exceso su orgullo. Elayne estaba convencida de que tena que haber un modo de utilizar aquello para quitrselas de encima, pero todava no haba dado con ello. Oh, s, para bien o para mal, ahora llevaba el Da'es Daemar metido en la sangre.

Pas junto a Renaile, que herva de rabia en silencio, como si pasara junto a una columna, un mueble cualquiera de la sala, pero no en direccin a Zaida. Si en la habitacin haba alguien que estaba en su derecho de actuar de un modo despreocupado, era ella. No poda permitirse el lujo de dar ni la ms mnima ventaja a Zaida, o la Seora de la Olas tendra su cabellera para que la utilizaran los fabricantes de pelucas. Se par delante de la chimenea y extendi las manos frente al fuego de nuevo.

Nesta din Reas confiaba en que cumpliramos el acuerdo, o jams lo habra ratificado dijo con calma. Habis recuperado el Cuenco de los Vientos, pero reunir otras diecinueve hermanas para que vayan con vosotras requiere tiempo. S que te preocupan los barcos que estaban en Ebou Dar cuando llegaron los seanchan. Haz que Renaile abra un acceso a Tear. All hay cientos de naves Atha'an Miere. Todas las noticias as lo indicaban. Podris enteraros de lo que saben y reuniros con los vuestros. Os necesitarn, contra los seanchan. Y as se librara de ellas. Enviaremos a las otras hermanas tan pronto como sea posible.

Merilille no se movi de la puerta, pero su cara adquiri el tinte verdoso del pnico ante la posibilidad de encontrarse sola entre los Marinos.

Zaida dej de mirar a travs del caleidoscopio y observ a Elayne de soslayo. Una sonrisa asom a sus turgentes labios.

Tengo que quedarme aqu, al menos hasta que hable con Rand al'Thor. Si es que viene algn da. La sonrisa se torn tensa un instante antes de florecer de nuevo; Rand lo iba a pasar mal con ella. Y de momento Renaile y sus compaeras seguirn conmigo. Un puado ms o menos de Detectoras de Vientos no supondr una gran diferencia contra esos seanchan, y aqu, si la Luz quiere, pueden aprender cosas que sern tiles.

Renaile resopl con desdn, justo lo bastante alto para que se la oyese. Zaida frunci el ceo fugazmente y empez a toquetear el visor que estaba a la altura de su cabeza.

Hay cinco Aes Sedai aqu, en tu palacio, contndote a ti continu con aire pensativo. Quizs alguna de vosotras podra unirse a las enseanzas.

Como si la idea acabara de ocurrrsele. Y, si as fuera, Elayne podra levantar a las dos Atha'an Miere con una mano!

Oh, s, sera maravilloso exclam Merilille al tiempo que adelantaba un paso. Entonces mir a Renaile y su entusiasmo se esfum a la par que un fuerte sonrojo le coloreaba las plidas mejillas. Enlazando de nuevo las manos, asumi un aire humilde que la envolvi como si fuese una segunda piel. Birgitte sacudi la cabeza con sorpresa. Dyelin miraba de hito en hito a la Aes Sedai como si no la conociese.

Quiz pueda arreglarse algo, si es la voluntad de la Luz contest con cautela Elayne. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no frotarse las sienes. Ojal pudiese achacar el dolor de cabeza al incesante tronar. Nynaeve se pondra hecha una furia si le sugera que enseara a las Atha'an Miere, y Vandene ni siquiera lo tomara en cuenta, pero Careane y Sareitha quiz se avendran a hacerlo. Pero slo durante unas horas al da, comprenderis. Cuando tengan tiempo.

Evit mirar a Merilille. Hasta Careane y Sareitha podran rebelarse a que las pasaran por la prensa de vino. Zaida se toc los labios con los dedos de la mano derecha.

Queda acordado con la Luz por testigo.

Elayne parpade. Eso no auguraba nada bueno; al parecer, para la Seora de las Olas acababan de hacer otro trato. Su limitada experiencia en cuanto a negociar con los Atha'an Miere era que uno tena suerte si sala de ello sin perder hasta la ropa interior. Bien, pues esta vez las cosas iban a ser diferentes. Por ejemplo, qu ganaban a cambio las hermanas? Tena que haber un toma y daca para que hubiese un trato. Zaida sonri como si supiese lo que Elayne estaba pensando y pareca divertida. El hecho de que se abriese una de las puertas otra vez fue casi un alivio, ya que le daba una excusa para apartarse de la mujer de los Marinos.

Reene Harfor entr en la sala con aire deferente pero sin servilismo, y su reverencia fue comedida, apropiada para la Cabeza Insigne de una casa poderosa a su reina. Claro que cualquier Cabeza Insigne que se preciara de tal saba de sobra que deba tratar con respeto a la doncella primera. La mujer llevaba recogido el canoso cabello en un moo alto, como una corona, y luca una gonela escarlata sobre el vestido rojo y blanco, con la cabeza del Len Blanco de Andor reposando sobre el generoso seno. Reene no tena voz ni voto respecto a quin ocupara el trono, pero se haba puesto el uniforme completo de su cargo el da que Elayne lleg, como si la reina ya estuviese en palacio. La expresin de su cara redonda se endureci momentneamente al ver a las Atha'an Miere, que la haban evitado para colarse all, pero sa fue la nica seal de atencin que les prest. De momento. Iban a averiguar el precio que acarreaba incurrir en la animosidad de la doncella primera.

Mazrim Taim ha venido por fin, milady. Reene se las arregl para que aquello sonara muy parecido a mi reina. Le digo que espere?

Ya iba siendo hora!, rezong Elayne para sus adentros. Lo haba mandado llamar haca dos das!

S, seora Harfor. Ofrecedle vino. El tercero mejor, creo. Informadle que lo recibir tan pronto como...

Taim entr en la sala como si el palacio le perteneciese. Elayne no necesit que le dijeran que era l. Unos dragones azules y rojos se enroscaban en torno a las mangas de la negra chaqueta, desde los puos hasta los codos, a imitacin de los dragones grabados en los brazos de Rand. Aunque sospechaba que al hombre no le hara gracia esa observacin. Era alto, casi tanto como Rand, con nariz aguilea y ojos oscuros como un mal presagio, un hombre de fuerte constitucin que se mova con algo de la mortfera gracia de un Guardin, pero las sombras parecan seguirlo, como si la mitad de las lmparas de la sala se hubiesen apagado; no eran sombras reales, sino ms bien un aire de violencia inminente que pareca lo bastante palpable para absorber la luz.

Otros dos hombres con chaquetas negras lo seguan de cerca, un tipo calvo, con barba larga y canosa y ojos azules de expresin lasciva, y un hombre ms joven, delgado como una serpiente y de cabello oscuro, con la sonrisa arrogante que los jvenes adoptan a menudo antes de que la vida les haya dado unas cuantas lecciones. Ambos lucan el alfiler de plata en forma de espada y el esmaltado en rojo, con forma de dragn, prendidos en los picos del cuello alto de la chaqueta. Ninguno de los tres llevaba espada al cinto, sin embargo; no las necesitaban. De repente la sala pareci ms pequea, como si se encontrara abarrotada.

Instintivamente, Elayne abraz el Saidar y se abri para coligarse. Merilille entr en el crculo con facilidad; cosa sorprendente, tambin lo hizo Renaile. Una rpida ojeada a la Detectora de Vientos disminuy su sorpresa. Con la cara cenicienta, Renaile asa con tanta fuerza la daga metida en el fajn que Elayne pudo sentir el dolor de sus nudillos a travs del vnculo. La mujer llevaba suficiente tiempo en Caemlyn para saber muy bien lo que era un Asha'man.

Los hombres supieron que alguien haba abrazado el Saidar, por supuesto, aunque no pudiesen ver el brillo que rodeaba a las tres mujeres. El tipo calvo se puso en tensin, y el joven delgado apret los puos. Las miraron con enfado. Sin duda tambin haban asido el Saidin. Elayne empez a lamentar haberse dejado llevar por el instinto, pero ahora no pensaba soltar la Fuente. Taim irradiaba peligro del mismo modo que un fuego irradia calor. Elayne absorbi profundamente a travs de la coligacin, hasta ese punto en que la abrumadora sensacin de vida se tornaba punzante, una especie de molestos pinchazos de advertencia. Incluso eso resultaba... gozoso. Con tanto Saidar dentro de ella podra arrasar el palacio, pero se pregunt si sera suficiente para igualar a Taim y los otros dos. Dese con todo su ser tener uno de los tres angreal que haban encontrado en Ebou Dar, ahora guardados a buen recaudo con el resto de las cosas del alijo, hasta que tuviese tiempo para ponerse a estudiarlas de nuevo.

Taim sacudi la cabeza con desdn y un atisbo de sonrisa asom a sus labios.

Para qu tenis los ojos? Su voz sonaba sosegada, pero dura y burlona. Hay dos Aes Sedai aqu. Tenis miedo de dos Aes Sedai? Adems, no querris asustar a la futura reina de Andor, verdad?

Sus compaeros se relajaron visiblemente y despus intentaron emular su actitud de dominio innato.

Reene no saba nada de Saidar ni de Saidin; se haba vuelto hacia los hombres, ceuda, tan pronto como entraron. Ni que fuesen Asha'man ni que no, esperaba que la gente se comportase debidamente. Mascull algo entre dientes, aunque no lo bastante bajo, y se oyeron las palabras ratas furtivas.

La doncella primera enrojeci cuando se dio cuenta de que todos los presentes la haban escuchado, y Elayne tuvo la oportunidad de ver a Reene Harfor aturullada. Lo que significaba que la mujer se puso muy erguida y anunci, con una gracia y una dignidad que habran sido la envidia de cualquier dirigente:

Perdonadme, milady Elayne, pero me han informado que hay ratas en los almacenes. Muy inusitado, en esta poca del ao, y son muchas. Si me disculpis, he de asegurarme de que mis rdenes para los exterminadores de plagas y los cebos envenenados se estn llevando a cabo.

Quedaos le dijo framente Elayne, con calma. El asunto de esos bichos podr solucionarse a su debido tiempo. Dos Aes Sedai. Taim no se haba dado cuenta de que Renaile poda encauzar, y haba puesto nfasis en que eran dos. Ser tres representara alguna ventaja? O haran falta ms? Obviamente, los Asha'man conocan alguna ventaja para las mujeres en crculos de menos de trece. De modo que se presentaban ante ella sin siquiera un simple con vuestro permiso, verdad?. Podrs acompaar fuera a estos buenos hombres cuando acabe con el asunto que tengo con ellos.

Los compaeros de Taim se pusieron ceudos al or que los llamaba buenos hombres, pero el propio Mazrim se limit a insinuar otra de aquellas sonrisillas. Era lo bastante agudo para saber que pensaba en l cuando habl de bichos. Luz! Quiz Rand haba necesitado a ese hombre antao, pero por qu lo mantena a su lado ahora, y adems en una posicin de tanta autoridad? Bien, su autoridad no contaba para nada all.

Sin prisa, volvi a tomar asiento y emple unos instantes en arreglarse los vuelos de la falda. Los hombres tendran que rodear el silln para situarse delante de ella como peticionarios, o en caso contrario hablarle de lado mientras ella rehusara mirarlos. Durante un momento se plante el pasar la direccin del pequeo crculo. Sin duda los Asha'man centraran su atencin en ella. Pero Renaile segua desencajada, dividida entre la rabia y el miedo; podra atacarlos tan pronto como tuviera la coligacin en su poder. Merilille estaba algo asustada, un miedo controlado por poco y entremezclado con una intensa sensacin de... erizamiento, que encajaba con sus ojos muy abiertos y sus labios separados; slo la Luz saba lo que podra hacer ella teniendo la coligacin.

Dyelin se desplaz hasta ponerse al lado del silln de Elayne, como para protegerla de los Asha'man. Fuera lo que fuese lo que la Cabeza Insigne de la casa Taravin sintiera por dentro, su semblante se mostraba severo, sin asomo de miedo. Las otras mujeres no haban perdido tiempo en prepararse lo mejor posible. Zaida permaneca muy quieta junto al caleidoscopio, procurando parecer diminuta e inofensiva, pero tena las manos a la espalda y la daga haba desaparecido de su fajn. Birgitte se hallaba al lado de la chimenea, con la mano izquierda reposando en la jamba, aparentemente tranquila, pero la vaina de su cuchillo se encontraba vaca; y, por el modo en que su otra mano descansaba a su costado, estaba lista para lanzar el arma en un movimiento de abajo arriba. El vnculo transmita... concentracin. La flecha encajada en la cuerda, la cuerda tensa contra la mejilla, presta para disparar.

Elayne no hizo el menor esfuerzo en inclinarse para mirar a los hombres por detrs de Dyelin.

Primero habis sido demasiado tardo en obedecer mi llamada, maese Taim, y despus os presentis de un modo excesivamente repentino. Luz, estara asiendo el Saidin? Haba mtodos de interferir en el encauzamiento de un hombre que no distaban mucho de escudarlo, pero era una habilidad difcil, arriesgada, y ella saba poco ms que la teora.

El hombre rode el silln hasta situarse delante de Elayne, a varios pasos de distancia, pero no pareca un peticionario. Mazrim Taim saba quin era, conoca su vala, aunque obviamente la situaba ms alta que el cielo. Los destellos de los relmpagos a travs de las ventanas arrojaron luces extraas sobre su rostro. Mucha gente se sentira intimidada por l, incluso sin aquella llamativa chaqueta ni su infame nombre. Ella no. No! Taim se frot la mejilla con gesto pensativo.

Tengo entendido que habis quitado los estandartes del Dragn en todo Caemlyn, seora Elayne. Haba jocosidad en su voz profunda, si bien no en sus ojos! Dyelin sise con rabia ante el desaire a Elayne, pero sta hizo caso omiso. He odo que los saldaeninos se han retirado al campamento de la Legin del Dragn, y que muy pronto los Aiel tambin estarn en campamentos fuera de la ciudad. Qu dir l cuando se entere? No caba duda alguna sobre a quin se refera. Y despus de que os ha enviado un regalo. Desde el sur. Har que os lo traigan despus.

Establecer una alianza entre Andor y el Dragn Renacido a su debido tiempo repuso Elayne con frialdad, pero Andor no es una provincia conquistada, ni por l ni por ningn otro. Se oblig a dejar las manos relajadas sobre los brazos del silln. Luz, persuadir a los Aiel y a los saldaeninos de que abandonaran la ciudad haba sido el mayor logro hasta el momento. Y, a pesar del recrudecimiento de la criminalidad en la ciudad, haba sido necesario. En cualquier caso, maese Taim, no sois quin para pedirme cuentas. Si Rand tiene objeciones que hacer, lo resolver con l!

Taim enarc una ceja, y aquella extraa curvatura en sus labios reapareci un poco ms marcada que antes.

Maldita sea pens Elayne, indignada. No debera haber utilizado el nombre de Rand! Resultaba obvio que el hombre crea saber exactamente cmo resolvera el tema de la ira del puetero Dragn Renacido! Y lo peor era que, si poda ponerle la zancadilla para tenderlo en una cama, lo hara. No para eso, no para tratar ese asunto con l, sino porque lo deseaba. Qu regalo le habra enviado?

La ira le endureci la voz. Ira por el tono de Taim. Ira porque Rand llevase tanto tiempo lejos. Ira contra s misma, por ponerse colorada y pensar en regalos. En regalos!

Habis levantado un muro de seis kilmetros acotando territorio de Andor. continu, airada. Luz, era una superficie la mitad de grande que la Ciudad Interior! Cuntos de esos hombres poda albergar? La mera idea hizo que se le pusiera carne de gallina. Con permiso de quin, maese Taim? No me digis que del Dragn Renacido. l no tiene derecho a dar permiso para nada en Andor. Dyelin rebull a su lado. Ningn derecho, pero suficiente fuerza poda drselo. Elayne mantuvo la atencin en Taim. Habis negado a la Guardia Real la entrada a vuestro... recinto. Tampoco lo haban intentado antes de que ella llegase. La ley de Andor es vigente en todo el pas, maese Taim. La justicia ser la misma para nobles o granjeros... o Asha'man. No dir que forzar la entrada all. l empez a sonrer de nuevo, o casi. No me rebajara a eso. Pero, a menos que se le permita entrar a la Guardia Real, os prometo que tampoco pasar ni una sola patata a travs de vuestras puertas. S que podis Viajar. Pues bien, que vuestros Asha'man empleen los das Viajando para comprar vituallas.

La sonrisilla desapareci para dar paso a una leve mueca; sus pies se movieron ligeramente. Pero la irritacin del hombre slo dur un instante.

La comida es un problema menor dijo suavemente mientras extenda las manos. Como decs, mis hombres pueden Viajar. A cualquier lugar que les ordene. Dudo que pudieseis impedirme comprar lo que quisiera incluso a quince kilmetros de Caemlyn, pero no me quitara el sueo si pudieseis hacerlo. Con todo, estoy conforme con permitir visitas cuando quiera que lo solicitis. Visitas controladas, con escolta en todo momento. La preparacin es dura en la Torre Negra. Mueren hombres casi a diario. No querra que ocurriese un accidente.

Estaba irritantemente acertado respecto hasta qu distancia de Caemlyn llegaba su mandato. Pero no era ms que eso: irritante. Sin embargo, sus comentarios sobre que los hombres Viajaran a cualquier parte que l ordenara y sobre un posible accidente, eran amenazas veladas? A buen seguro que no. Una oleada de rabia la asalt al darse cuenta de que su seguridad de que no la amenazara era a causa de Rand. No pensaba esconderse detrs de Rand al'Thor. Visitas controladas? Cuando lo solicitase? Debera reducir a cenizas a ese hombre all mismo!

De pronto fue consciente de lo que le llegaba a travs del vnculo con Birgitte: ira, un reflejo de la suya unida a la de la propia Birgitte, reflejndose de Birgitte a ella, rebotando de ella a Birgitte, nutrindose de s misma, acrecentndose. La mano con la que Birgitte sostena el cuchillo temblaba con el deseo de arrojarlo. Y ella? La furia la colmaba! Una pizca ms y soltara el Saidar. O arremetera con l.

No sin esfuerzo, se oblig a ahogar la clera y sustituirla por algo parecido a la calma. Una semejanza apenas esbozada, todava en ebullicin. Elayne trag saliva y breg para mantener la voz impasible.

Los soldados de la Guardia Real harn una visita diaria, maese Taim. Y no saba cmo iba a conseguir tal cosa con el tiempo que haca. Puede que vaya yo en persona, con unas cuantas hermanas. Si la idea de tener Aes Sedai dentro de su Torre Negra molestaba a Taim, el hombre no lo puso de manifiesto. Luz, su intencin era imponer la autoridad de Andor, no provocar a ese hombre. Llev a cabo con presteza un ejercicio de novicia, el ro contenido por las mrgenes, buscando la calma. Le funcion... un poco. Ahora slo deseaba arrojarle todas las copas de vino. Acceder a vuestra peticin de llevar escolta, pero no se ocultar nada. No admitir delitos tapados por vuestros secretos. Me he explicado con suficiente claridad?

La reverencia de Taim fue burlona burlona! pero cuando habl haba tirantez en su voz.

Os entiendo perfectamente. Sin embargo, entendedme a m. Mis hombres no son granjeros que agachan la cabeza cuando pasis. Presionad demasiado a un Asha'man y quiz descubris cun fuerte es exactamente vuestra ley.

Elayne abri la boca para contestar cun fuerte era exactamente la ley en Andor.

Es la hora, Elayne Trakand dijo una voz de mujer desde la puerta.

Rayos y centellas! rezong Dyelin. Es que todo el mundo va a entrar aqu sin llamar?

Elayne haba reconocido la nueva voz. Haba estado esperando esa llamada sin saber cundo tendra lugar, pero consciente de que haba que obedecerla al instante. Se puso de pie, deseando para sus adentros disponer de un poco ms de tiempo para dejar muy claras las cosas a Taim. El hombre observ con el entrecejo fruncido a la mujer que acababa de entrar y luego a Elayne; era obvio que no saba qu pensar de aquello. Bien. Que se cociera en su propia salsa hasta que ella tuviese tiempo para aclararle qu derechos especiales tenan los Asha'man en Andor.

Nadere era tan alta como cualquiera de los dos hombres que se encontraban junto a la puerta, con una constitucin lo ms parecida a corpulenta que haba visto en cualquier Aiel. Sus verdes ojos examinaron a los dos hombres un momento antes de desestimarlos como alguien sin importancia. Los Asha'man no impresionaban a las Sabias. En realidad, pocas cosas las impresionaban. Mientras se ajustaba el oscuro chal sobre los hombros, en medio del tintineo de los brazaletes, se adelant hasta detenerse delante de Elayne, dndole la espalda a Taim. A pesar del fro, slo llevaba el chal encima de la fina blusa blanca aunque, curiosamente, portaba una capa de gruesa lana doblada sobre un brazo.

Debes venir ahora le dijo a Elayne, sin demora.

Las cejas de Taim se arquearon de forma pronunciada; sin duda no estaba acostumbrado a que se hiciese caso omiso de l tan inequvoca y absolutamente.

Luz bendita! exclam Dyelin mientras se frotaba la frente. No s de qu se trata, Nadere, pero tendr que esperar hasta que...

Elayne le puso la mano en el brazo.

No, no lo sabes, Dyelin, y de ningn modo puede esperar. Dar permiso para que se retiren todos e ir contigo, Nadere.

La Sabia movi la cabeza con gesto desaprobador.

Una criatura que est a punto de nacer no puede perder tiempo diciendo a la gente que se marche. Sacudi la gruesa capa. Traje esto para proteger tu piel del fro. Quiz debera dejarlo y decirle a Aviendha que tu recato es mayor que tu deseo de tener una hermana.

Dyelin dio un respingo al comprender de repente. El vnculo de Guardin se estremeci con la indignacin de Birgitte.

Slo haba una alternativa. En realidad, no tena eleccin. Elayne dej que se disolviese la coligacin con las otras dos mujeres y a continuacin solt el Saidar. No obstante, el brillo sigui rodeando a Renaile y a Merilille.

Quieres ayudarme con los botones, Dyelin?

Elayne se sinti orgullosa de lo firme que sonaba su voz. Haba estado esperando aquello. Slo que no con tantos testigos!, pens con cierto desmayo. Le dio la espalda a Taim al menos no tendra que verlo mientras la observara! y empez a desabrochar los diminutos botones de las mangas.

Dyelin, por favor. Dyelin!

Al cabo de un momento, la noble se movi como una sonmbula y empez a soltar los botones de la espalda mientras mascullaba entre dientes en tono conmocionado. Uno de los Asha'man que aguardaban junto a la puerta solt una risita burlona.

Media vuelta! espet Taim, y el golpe de botas son cerca de la puerta.

Elayne ignoraba si l se haba vuelto tambin estaba segura de que poda sentir sus ojos sobre ella pero de repente Birgitte se encontr a su lado, as como Merilille y Reene, y Zaida e incluso Renaile, pegadas hombro con hombro, ceudas mientras formaban un muro entre ella y los hombres. No un muro muy adecuado, ya que ninguna de las presentes era tan alta como ella, y Zaida y Merilille slo le llegaban al hombro.

Concentracin se exhort. Estoy serena. Estoy tranquila. Estoy... Me estoy quedando en cueros en una habitacin llena de gente, eso es lo que estoy haciendo! Se desvisti tan deprisa como le fue posible, dejando caer el vestido y la ropa interior al suelo, soltando los escarpines y las medias encima del montn de ropa. La piel se le puso de gallina por el fro; hacer caso omiso de la baja temperatura significaba simplemente que no tiritaba. Y no crea que el ardor de sus mejillas tuviese nada que ver con eso.

Qu locura! rezong Dyelin en voz baja mientras recoga la ropa con brusquedad. Qu disparate!

Qu pasa? De qu se trata todo esto? susurr Birgitte. Puedo acompaarte?

Debo ir sola contest Elayne, tambin en un susurro. Y no discutas!

No es que Birgitte hubiese dado seales externas de que pensara hacerlo, pero con lo que transmita el vnculo sobraba todo lo dems. Elayne se quit los aros de oro de las orejas y se los tendi a Birgitte; vacil un poco antes de hacer lo mismo con el anillo de la Gran Serpiente. Las Sabias haban dicho que deba ir igual que un beb llegaba a su nacimiento. Le haban dado muchsimas instrucciones; la primera, que no le contase a nadie lo que iba a pasar. A decir verdad, a ella le gustara saberlo. Pero un beb naca sin tener conocimiento previo de lo que iba a ocurrir. Los rezongos de Birgitte empezaron a sonar como los de Dyelin.

Nadere se adelant con la capa, pero se limit a sostenerla, y Elayne tuvo que cogerla y envolverse en ella a toda prisa. Todava estaba segura de sentir los ojos de Taim. Sujet la prenda para mantenerla bien cerrada; aunque el instinto la empujaba a salir corriendo de la sala, adopt una postura erguida y se gir con lentitud. No pensaba escabullirse cubierta de vergenza.

Los hombres que haban ido con Taim estaban firmes, de cara a las puertas, y el propio Mazrim contemplaba la chimenea, cruzado de brazos; entonces, sentir la mirada del hombre haba sido imaginacin suya. A excepcin de Nadere, las otras mujeres la observaban con mayor o menor grado de curiosidad, consternacin y conmocin. Nadere pareca simplemente impaciente. Elayne intent adoptar su tono ms regio.

Seora Harfor, ofreced vino a maese Taim y a sus hombres antes de que se vayan. Bueno, por lo menos la voz no le temblaba. Dyelin, por favor atiende a la Seora de la Olas y a la Detectora de Vientos, y prueba a ver si puedes disipar sus temores. Birgitte, espero que me presentes tu plan para el reclutamiento esta noche.

Las mujeres a las que nombr parpadearon asombradas y luego asintieron en silencio. Entonces Elayne sali de la sala, seguida de Nadere, deseando para sus adentros haberlo hecho mejor. Lo ltimo que escuch antes de que la puerta se cerrara a sus espaldas fue la voz de Zaida.

Extraas costumbres, las que tenis los confinados en tierra.

En el corredor intent ir ms deprisa, aunque no resultaba fcil al tener que caminar y sujetar cerrada la capa al mismo tiempo. Las baldosas rojas y blancas estaban muchsimo ms fras que las alfombras de la sala. Unos cuantos criados, clidamente envueltos en uniformes de buena lana, se quedaron mirndola de hito en hito al verla pasar y despus reanudaron rpidamente sus tareas. Las llamas de las lmparas de pie titilaban; siempre haba corrientes en los pasillos. De vez en cuando, el aire se mova con bastante fuerza para hacer que un tapiz se meciese perezosamente.

Eso fue a propsito, verdad? le dijo a Nadere, sin preguntar realmente. Cuando fuera que me llamaseis, tenais que aseguraros de que hubiese mucha gente para mirarme. Para cercioraros de que adoptar a Aviendha como hermana era lo bastante importante para m. Le haban dicho que deba ser ms importante que cualquier otra cosa. Qu le habis hecho a ella?

A veces Aviendha pareca tener muy poco pudor; a menudo iba y vena por sus aposentos desnuda, con despreocupacin, sin darse cuenta siquiera cuando entraban sirvientes. Obligarla a desnudarse rodeada de un montn de gente no habra probado nada.

Eso tiene que ser ella quien te lo cuente, si quiere respondi con suficiencia Nadere. Eres muy perspicaz, ya que te has dado cuenta. Muchas no lo pillan. Su generoso busto se alz en un gruido que podra ser una risa. Esos hombres, volvindose de espaldas, y esas mujeres, protegindote. Lo habra impedido si el hombre de la chaqueta bordada no hubiese dejado de echar ojeadas por encima del hombro para admirar tus caderas. Y si tu sofoco no hubiese demostrado que sabas que lo estaba haciendo.

Elayne dio un traspi y tropez. La capa se abri, dejando escapar el poco calor corporal que se haba acumulado debajo antes de que pudiera cerrarla de nuevo.

Ese asqueroso puerco! gru Le...! Le...! Maldicin, qu poda hacer? Contrselo a Rand? Dejar que se encargara l de Taim? Jams!

Nadere la mir socarronamente.

A la mayora de los hombres les gusta contemplar el trasero de una mujer. Deja de preocuparte por ellos y empieza a pensar en la mujer que quieres por hermana.

Sonrojndose de nuevo, Elayne se centr en Aviendha. Hacerlo no contribuy a calmar su nerviosismo. Haba cosas especficas en las que le haban dicho que pensara antes de la ceremonia, y algunas la intranquilizaban.

Nadere mantuvo el paso marcado por Elayne, que llev mucho cuidado para que las piernas no asomaran por la abertura de la capa haba servidumbre por todas partes, de modo que tardaron un rato en llegar a la habitacin donde se haban reunido las Sabias, ms de una docena, vestidas con sus amplias faldas, blusas blancas y oscuros chales, engalanadas con collares y brazaletes de oro y plata, piedras preciosas y marfil, y sujetos los largos cabellos con pauelos doblados. Se haban retirado todos los muebles y alfombras, dejando desnudas las blancas baldosas, y no haba fuego encendido en el hogar. All, muy en el interior del palacio, sin ventanas, el retumbo de los truenos apenas se escuchaba.

Los ojos de Elayne fueron de inmediato hacia Aviendha, que se encontraba al otro lado de la habitacin. Desnuda. Sonri a Elayne con nerviosismo. Nerviosa! Aviendha! Elayne se despoj rpidamente de la capa y le devolvi la sonrisa. Tambin ella con nerviosismo, comprendi. Aviendha solt una queda risa y, al cabo de un momento, Elayne hizo otro tanto. Luz, qu fro haca! Y el suelo estaba helado!

No conoca a la mayora de las Sabias que haba en el cuarto, pero uno de los rostros atrajo de inmediato su atencin. El cabello prematuramente blanco de Amys, combinado con los rasgos propios de una mujer que an no haba entrado en la madurez, le daban cierta semejanza al aspecto de una Aes Sedai. Deba de haber Viajado desde Cairhien. Egwene haba estado enseando a las caminantes de sueos para corresponder a sus enseanzas sobre el Tel'aran'rhiod. Y para saldar una deuda, afirmaba, aunque nunca aclar qu deuda era.

Esperaba que Melaine estuviese aqu dijo Elayne. Le gustaba la esposa de Bael, una mujer afectuosa y generosa. No como otras dos que reconoci en la habitacin, la huesuda Tamela, con su cara angulosa, y Viendre, un guila hermosa de ojos azules. Ambas eran ms fuertes en el Poder que ella, ms que cualquier hermana que conoca, a excepcin de Nynaeve. Se supona que tal cosa no tena importancia entre las Aiel, pero a Elayne no se le ocurra otro motivo para que adoptasen un aire despectivo y altanero cada vez que la vean.

Haba supuesto que Amys tendra el mando siempre lo haca, al parecer, pero fue una mujer baja, llamada Monaelle, con el cabello rubio con toques rojizos, la que se adelant. En realidad no era baja, pero aun as era la nica en el cuarto a la que Elayne superaba en estatura. Y tambin la ms dbil en el poder, apenas lo suficiente, si hubiese ido a Tar Valon, para haberse ganado el chal. Quiz tal cosa no contaba realmente entre las Aiel.

Si Melaine estuviese aqu dijo Monaelle en tono enrgico pero no desagradable, los bebs que lleva en su vientre formaran parte del vnculo entre t y Aviendha si los flujos los rozaban. Si es que sobrevivan, claro; los nonatos no son lo bastante fuertes para esto. La cuestin es lo sois vosotras? Gesticul con las manos, sealando dos lugares en el suelo, no lejos de ella. Venid aqu las dos, al centro de la habitacin.

Por primera vez, Elayne comprendi que el Saidar iba a ser parte de aquello. Haba pensado que sera slo una ceremonia, un intercambio de compromisos, tal vez prestar juramentos. Qu iba a pasar? No importaba, salvo que... Se dirigi despacio hacia Monaelle.

Mi Guardin... Nuestro vnculo... Esto la... afectar?

Aviendha, que haba fruncido el entrecejo al advertir su vacilacin, dirigi una mirada sobresaltada a Monaelle. Obviamente, aquello era algo en lo que no haba pensado. La Sabia sacudi la cabeza.

Los flujos no pueden tocar a nadie fuera de esta habitacin. Es posible que sienta algo de lo que compartis las dos, debido al vnculo que os une, pero slo un poco.

Aviendha solt un suspiro de alivio, coreado por otro de Elayne.

Bien continu Monaelle. Hay que seguir unos procedimientos. Venid. No somos jefes de clan discutiendo compromisos de agua entre copa y copa de oosquai.

Riendo, haciendo lo que parecan chistes sobre jefes de clan y el fuerte licor Aiel, las otras mujeres formaron un crculo alrededor de Aviendha y Elayne. Monaelle se sent grcilmente en el suelo, cruzada de piernas, a dos pasos de las jvenes desnudas. Las risas cesaron cuando su tono se torn ceremonioso.

Nos hemos reunido porque dos mujeres desean ser primeras hermanas. Comprobaremos si son lo bastante fuertes y, si lo son, las ayudaremos. Se encuentran sus madres presentes?

Elayne dio un respingo, pero al momento Viendre se situaba detrs de ella.

Yo acto como la madre de Elayne Trakand, que no puede estar aqu. Con las manos en los hombros de Elayne, Viendre la empuj hacia adelante y hacia abajo hasta que la joven se encontr de rodillas en las fras baldosas, delante de Aviendha, y a continuacin se arrodill ella. Ofrezco a mi hija para su prueba.

Tamela apareci detrs de Aviendha y la empuj hacia abajo hasta que las rodillas de sta tocaron las baldosas, casi pegadas a las de Elayne, y luego se arrodill detrs.

Yo acto como la madre de Aviendha, que no puede estar aqu. Ofrezco a mi hija para su prueba.

En otro momento Elayne habra soltado una risita. Ninguna de las dos mujeres pareca tener media docena de aos ms que Aviendha y ella. En otro momento. No en se. Las Sabias que se haban quedado de pie mostraban un gesto solemne. Las observaban a Aviendha y a ella como si las sopesaran y no estuviesen seguras de que daran la talla.

Quin sufrir los dolores del parto por ellas? pregunt Monaelle, y Amys se adelant.

Otras dos la siguieron, una pelirroja llamada Shyanda, a la que Elayne haba visto con Melaine, y una mujer canosa a la que no conoca. Ayudaron a desnudarse a Amys. Orgullosa en su desnudez, Amys se volvi hacia Monaelle y se palme el terso y duro vientre.

Yo he dado a luz. He dado de mamar dijo, rodeando con las manos unos pechos que no parecan haber hecho tal cosa. Me ofrezco.

Tras el circunspecto gesto de aceptacin de Monaelle, Amys se puso de rodillas a dos pasos, al otro lado de Elayne y Aviendha, y se sent sobre los talones. Shyanda y la canosa Sabia se arrodillaron flanquendola, y de repente el brillo del Poder rode a todas las mujeres de la habitacin, salvo a Elayne, Aviendha y Amys.

Elayne respir profundamente y vio que Aviendha haca lo mismo. De vez en cuando, un brazalete tintineaba contra otro entre las Sabias, el nico sonido en el cuarto aparte de las respiraciones y el dbil y lejano trueno. Fue casi un sobresalto cuando Monaelle habl.

Las dos haris lo que se os ordene. Si flaqueis o tenis dudas, vuestra devocin no es lo bastante fuerte. Os mandar salir y se ser el final de esto, para siempre. Har preguntas, y responderis con sinceridad. Si rehusis contestar, se os mandar salir. Si alguna de las presentes cree que ments, se os mandar salir. Y podis marcharos en cualquier momento que queris, desde luego. Lo cual pondr fin a est