Leonardo Rengifo Espinosa

Crítica de la Educación Pública en Colombia

y el PTA 2.0

Cali, Colombia, América del SurAgosto 2017

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Crítica de la Educación Pública en Colombia y el PTA 2.0

“Hay ciertas extrañas ocasiones y coyunturas en este raro asunto entremezclado que llamamos vida, en que uno se toma el universo

entero por una enorme broma pesada, aunque no llega a discernirle su gracia sino vagamente, y tiene algo más que sospechas de que la

broma no es a expensas sino de uno mismo”.

Moby Dick, H. Melville, Cap. XLIX. La hiena.

“Los colombianos no tienen nada de místico, espiritualo religioso, eso son puras mentiras de los mismos de siempre

con las mismas de antaño.”

La Crítica

0. Introducción.

Con la gran inteligencia de que presume el ser humano ha construido la máquina perfecta que lo lleva a pasos agigantados hacia su propia destrucción. Es la máquina de la civilización occidental, donde Colombia es buen ejemplo, con sus eficientes y oscuros engranajes: el egoísmo, la vanidad, la arrogancia y la ignorancia disfrazada de dignidad, la ambición materialista, la urgencia de conseguir y acumular mucho dinero para comprar bisutería en las tiendas. Con el avance de la globalización, la cultura mundial se ha contaminado con los mismos gérmenes gracias a la educación, la orientación de la inteligencia, y al avance de la tecnología. Algunos tramposos de incógnito, poderosos como dioses o semidioses confundidos, con premeditación engañan a los pueblos para que piensen y actúen de esa manera egoísta, vanidosa, superficial.

Esos tramposos son quienes, merced a su poder económico, tratan de dirigir la evolución de la sociedad hacia el logro y el refuerzo de sus propios beneficios materialistas: los dueños de las corporaciones, las diferentes oligarquías, los banqueros, los políticos profesionales.

Y digo que sólo tratan, porque no lo logran, no lo pueden lograr, nunca podrán ejercer control total sobre la naturaleza, el mundo, los seres humanos, con premisas tan precarias y raquíticas. Si pudieran alcanzar las metas que imaginan, ya vivirían en Marte o en Júpiter. Lo que han logrado, resulta evidente, es la destrucción de las posibilidades de vida como la conocemos en el planeta. Aunque comienzan los primeros inviernos del calentamiento global con lluvias prolongadas, tornados, huracanes y derrumbes que nadie percibió en los viajes psicodélicos de Patmos, para conservar la salud mental debemos permanecer en calma, sosegados, ojalá atrevernos a pensar que tal vez alguna parte del esfuerzo no esté perdido, que algo se puede salvar, para identificarlo, caracterizarlo, evaluarlo y planear una acción correctora.

No hay ningún misterio en esto, no todavía, para las personas bien formadas brilla por la evidencia que de la cultura occidental lo único que nos puede salvar es la educación. Sabemos que Occidente es la evolución social e intelectual originada en la antigua Grecia, en relación histórica con Roma y el pueblo hebreo, con cuyos elementos se construye esta manera de pensar

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que se aleja de las formas de vida y creencias del paganismo antiguo, del animismo, la magia psíquica y ritual, la invocación constante del auxilio de fuerzas invisibles, y produce las corrientes humanistas de pensamiento en las cuales el ser humano se va considerando poco a poco la mayor gracia de la realidad, el pináculo de la maravilla, sobre la Tierra la representación del Dios Creador del Universo. Esto de ponerle mayúsculas a ciertas palabrejas, indica exactamente la intención que señalo (Deconstrucción, Jacques Derrida).

El propósito del texto es el análisis crítico de la educación pública en Colombia, y el último proyecto fallido de los gobiernos colombianos para incrementar los niveles del rendimiento académico de los estudiantes, denominado Programa Todos a Aprender, para hacer de Colombia la más educada en el 2025. La crítica se orienta con los postulados de la filosofía de la hegemonía cultural de Antonio Gramsci, la sociología de Pierre Bourdieu sobre los diferentes campos y capitales sociales, y la pedagogía de Paulo Freire y Lev Vygotsky.

Luego de su origen en Grecia, confrontado en Roma y desarrollado en Europa, el pensamiento occidental llega a nuestro continente en la infausta fecha que tiemblo al recordar, las tres carabelas, los criadores de cerdos expertos en genocidios moros, la cruz y la espada.

Desde la época de las cruzadas contra los musulmanes, iniciada por el año 1180, hasta 1492, cuando los europeos llegan a las costas de América, los cruzados o caballeros templarios pasan de ser defensores y amigos del cristianismo y la Iglesia Católica, a ser declarados sospechosos, investigados, perseguidos, encarcelados y ejecutados por su antigua Iglesia amiga y líder espiritual; las razones: con sus negocios de protección a viajeros, transporte de encomiendas y el saqueo de los poblados invadidos los templarios amasaron grandes fortunas, se volvieron banqueros, presas apetitosas para predadores de colmillos más largos.

Los europeos que llegaron a nuestro continente eran hambrientos pelafustanes que todavía recordaban como hazañas divertidas y de gran valor los ataques traicioneros de los cruzados a los poblados de árabes musulmanes. Cargas de caballería contra mujeres y niños impotentes, ataques de ágiles y veloces espadachines contra personas lisiadas o ancianos enfermos, manifestaciones inmundas de crueldad y sevicia contra comunidades desarmadas, las virtudes silvestres de la bestia. El cristianismo no se impuso en Colombia, América y el mundo por el amor, la bondad, el carisma cultural de los sacerdotes, sino por todas las razones opuestas: la violencia, el terrorismo, la tortura, el genocidio. La cultura de la discriminación, la humillación y la injusticia, floreció sobre océanos de sangre para tratar de ocultar con un manto de olvido esa fundación horrorosa, criminal, canallesca del Nuevo Reino, la Nueva Granada, la República de Colombia y las otras naciones del entorno continental.

Los europeos llegados a nuestro continente dieron a los pueblos indígenas el mismo tratamiento que a los árabes del Islam, decidieron atacar con toda su potencia bélica a estos pueblos generalmente pacíficos y desarmados. Le llamaron a ese crimen “Guerra Justa”, con el argumento de que los indígenas americanos no eran cristianos, no tenían ejemplares de la Biblia impresos en Europa, ni conocían la imagen de Jesucristo. De esas conductas, entre otras cosas, podemos deducir que aquellas personas no eran muy inteligentes, no poseían una capacidad intelectual

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importante, eran más bien quedaditos, todas sus ideas, creencias, argumentos, demostraban ignorancia, poca sal en la mollera, una dudosa potencia mental para guiarse por los tortuosos caminos de la vida.

De aquella época infausta recordamos el papel de “los conquistadores, los encomenderos y los adelantados”. Los primeros cometieron los genocidios de la guerra justa, los segundos fundaron las primeras fincas, haciendas y factorías, que eran las fábricas de entonces donde se producían artesanalmente bienes de consumo; los últimos fundaban ciudades. Nos quedaron algunos nombres de recuerdo: Pedro de Lugo, Pedro de Heredia, Gonzalo Jiménez de Quesada, Sebastián de Benalcázar, Francisco Pizarro, entre otros. Como es sabido, el criterio discriminatorio consistió en considerar a los españoles y blancos europeos, sus ideas y costumbres, sus ocurrencias, como lo correcto, lo aceptable, lo indicado; y desaprobar, perseguir, apresar, robar, secuestrar, torturar y asesinar a los indígenas de piel roja propios del continente, sus costumbres, sus relaciones sociales, sus tierras y bienes, y a los indígenas negros traídos desde África en las horribles circunstancias conocidas. Ahora nos encontramos 520 años después, comenzando el siglo XXI. El Programa Todos a Aprender en Colombia tendrá una duración de 7 años, desde el 2011 hasta el 2018.

1. La fundación: Relaciones sociales ¿o anti-sociales?

El hecho mismo de que la sociedad colombiana se haya formado a las malas con la participación de estas 3 razas ha producido una nación con cuentas pendientes, tensa, desordenada, conflictiva. Con una élite blanca y privilegiada que clama por el amor y el perdón, rodeada por multitudes de mendicantes harapientos de todos los colores que no desaprovechan ocasión propicia para carnear y cocinar semejantes con las últimas sombras de la noche, a primeras de la madrugada, últimamente a mañana y tarde, al mediodía, a cualquier hora. Y el asunto es global. Por todo el planeta. El desprecio y la violencia de los EE UU para los árabes islámicos recrudece el panorama del terrorismo, ya sociólogos, políticos y autoridades en la materia coinciden en aceptar que la guerra no precisa ubicación ni declaración formal, ya es en cualquier parte, a cualquier hora. (Acaba de ocurrir el atropello de la camioneta en Las Ramblas, Barcelona).

Para organizar el desbarajuste actual la raza blanca aportó el conquistador, el encomendero, el adelantado, que hablaban y actuaban con el respaldo de Jesucristo y del rey de España. Cuando observamos nuestra realidad y la estudiamos a fondo, en la cúspide de esta escala de valores no encontramos ningún altruismo, ninguna bondad, o amor, o santidad, un conocimiento verdadero de un dios o de varios dioses, gentileza, sabiduría, no, nada de eso. El norte al que apuntaba esa escala de valores era la conclusión elemental y rastrera del cobarde enfrentando la dureza de la vida: trabajar es muy cansón, muy maluco, yo no quiero trabajar, yo quiero ser un rey, (pero, entiéndanme por favor, yo no quiero preocupaciones, responsabilidad ni administración, ni solucionar problemas de nadie ni entrar en guerra con ejércitos de verdad, dios me libre), es decir, quiero ser un hombre muy adinerado, que tiene tantos caudales que no necesita trabajar. En eso

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se resume toda la cacareada civilización del hombre blanco en su afán católico de dominar la Tierra.

Para conseguirlo contaron con variedad de recursos, desde cuentos y fábulas, mitología, fraudes, estafas, mentiras, hasta horrendos actos de crueldad y violencia, sacrificios humanos, asesinatos de niños, secuestros con fines económicos, masacres, incendios de poblados, descuartizamientos, genocidios. Como noticias de juglares actualizados a yunque y martillo, desde esa época circulan entre nosotros los relatos de trueques de oro y esmeraldas a cambio de gorritos rojos, peines y espejitos, así como de las generosas donaciones de cargamentos de mantas contaminadas con viruela.

El afán de los encomenderos y prácticamente de todos los españoles que llegaban a nuestro continente era hacer fortuna, conseguir muchas riquezas. No cualquier bicoca, aspiraban a conseguir en el mundo material las riquezas de los cuentos de hadas. El antivalor que surge de esta ambición es el trabajo. Que “el trabajo lo hizo un dios como castigo” ya aparece en la Biblia, ¿qué tal la gentecita esta? Amos, reyes, autoridades máximas del universo. A sangre y fuego. No sembraron amistades, yo no los quiero. ¿Quién, con cuatro dedos de frente como yo, podría quererlos? Son los Alvaritos, los Uribitos, los Tom y Jerry de la podredumbre colombiana. Pero los amos no pueden vivir solos, necesitan sus esclavos, su nómina de siervos, su staff. Y, por supuesto, en ese sentido la cultura colombiana tiene también su modelo, es el cuento “Qué pase el aserrador” del santafereño Jesús del Corral.

2. La Educación en Colombia.

Los problemas que nos abruman no tendrán solución mientras sean los mismos blancos cristianos quienes la busquen, eso ya está demostrado, ellos no tienen manera de enfrentar el país actual. La solución la tiene el equipo contrario. Los blancos cristianos son la incultura, la ignorancia, la brutalidad, el materialismo, la ambición ilimitada, la voluntad de poder elevada hasta la aniquilación de la masacre con motosierra, la corrupción política que se da a sí misma la aprobación y se convierte en regla. Triste y confuso, durante toda su vida Borges se preguntó por qué el cristianismo tenía feligreses; era un hombre generoso, esperaba o creía a los seres humanos más inteligentes.

La dirigencia colombiana cree tratar con una masa ignorante y estúpida. La educación que los distintos gobiernos han diseñado, propuesto y aprobado para el pueblo consiste solamente en un grueso catálogo de mala fe, un vademécum de técnicas de manipulación y manejo para desorientar, desinformar, derrotar, cercar, y condenar al pueblo a ser una masa de esclavos, siervos e indigentes, para siempre. En eso mismo consiste el Programa Todos a Aprender, con el cual las oligarquías pretenden empujar a codazos a los docentes para que conviertan por arte de magia a los colombianos en lectores y escritores, cultos y decentes. Pero, ¡ah, que sigan siendo cristianos! Cosa difícil, señor gobierno, así no será, cada persona que comprende 3 libros se vuelve pájaro de largo vuelo.

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Me da mucha pena, empujando a codazos a las profesoras y los profesores no se mejora nada; mientras sigan defendiendo al burdo cristianismo, al cruel capitalismo y a la nefasta corrupción, menos. Ahora que lo he comprobado, también me da rabia: los Golden donkeis del Centro Democrático ya habían denunciado que el tan promocionado PTA era sólo “un poco de mermelada en la educación, la peor estafa que se le ha hecho al pueblo colombiano”. Pero, así y todo, yo vi a la ministra Parodi en la TV anunciando su esperpento, y le creí. Allá me dirigí, por Internet, claro, leí, me inscribí, presenté un examen. Lo pasé y me llamaron, también por Internet.

Aunque ya no recordaba cuánto hacía que abandoné la profesión docente, cansado del desorden, la creciente incultura en colegios, alumnos y familias, para dedicarme solamente a vagar, leer y escribir, me dejé ilusionar y volví a creer, y me dije a mí mismo ve hombre eso parece bacano, parece que al fin alguien se fija en el asunto. Al actual presidente lo llamo “El Príncipe Feliz”. No ahora, después del Nobel, sino desde el principio, desde que ganó las elecciones (yo voté por Petro), por su cara sonriente, sus modales tan diferentes al anterior que más parecía un chofer de bus intermunicipal o un carnicero de pueblito paisa. Al comienzo creí que El Príncipe Feliz era un hombre de mente sana y correcta. Pero al investigar comprendí que respondía al terror de las élites mundiales y sus últimos afanes para evitar la destrucción de su cultura: renovar la educación, superar los fanatismos religiosos mediante la enseñanza de la visión holística de la ciencia, permitir y fomentar la convivencia de diferentes religiones en un mismo territorio para contener conflagraciones de odio e insatisfacción con barreras culturales, y así disimular mejor el desenfreno capitalista y la corrupción de banqueros y políticos.

Hoy día los dueños de los bancos manejan sus propios sistemas financieros al margen de los gobiernos y las leyes: producen sus propios capitales con sólo escribir numeritos en cuadros de Excel, los ciudadanos del pueblo no pueden hacerlo. Hoy día los gobiernos, desde las oficinas de catastro, manipulan y alteran los avalúos de los predios tan arbitrariamente como les da la gana, si el gobierno necesita comprarles algunos predios a los ciudadanos esos predios disminuyen su valor de maneras demasiado tristes e inexplicables. Por el contrario, los avalúos de los predios que pagarán impuestos son elevados irracionalmente cada año. Esta situación, así como está, no puede durar mucho; además del robo continuado al pueblo, Bogotá ya está rodeada por las basuras, no hay más dónde echarlas, de manera muy hedionda el capitalismo salvaje toca fondo.

La educación pública, parte de la estructura de este Estado, sufre todos los vicios, problemas y obstáculos de la sociedad alienada y vencida que sólo existe para enriquecer a los bancos y a los políticos que pasan por los gobiernos. A mí me está entrando la sospecha de que en el núcleo central de la educación pública hay una mala intención. Una intención nefasta de las oligarquías y de los señores que se creen dueños del gobierno y de los destinos del mundo.

La superestructura estatal en Colombia se origina en el pensamiento del encomendero y del adelantado, que ya instalados en nuestro territorio como beneficiarios de las “capitulaciones reales” se dedicaron a tratar de vivir en unas condiciones de privilegio en las cuales no tenían que trabajar. Podían disfrutar del ocio institucional, la fiesta permanente (recordemos el video-guillotina de Vicky Dávila), eran los dueños de todo y de todos en su territorio, y mandaban gozando de todas las prerrogativas y ventajas del poder ilimitado, el autoritarismo y la tiranía

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absoluta, sin necesidad de consenso político, sin rendir cuentas a nadie. Un encomendero en América tenía más poder que el rey en España.

Con el ejemplo que dieron los conquistadores y los encomenderos se enquistó en el espíritu del pueblo la tendencia a omitir y esquivar el esfuerzo organizado y productivo, físico o mental, el no querer estudiar ni trabajar, vivir sin hacer absolutamente nada. Hay una pereza (Unamuno, entre otros, acusa a la persona cobarde de ser también perezosa), hay un rechazo moral, una refracción ética ante la imposición natural de que cada uno se esfuerce por su propia vida. Renuencia que se encuentra en muchos estratos del trabajo productivo, pero, sobre todo, en el sector público. La contradicción entre las imposiciones de la naturaleza y la ideología del encomendero permite y hace que el Estado sea la madre de todas las mafias, el caldo de cultivo ideal para las ambiciones inmorales, la conciencia fraudulenta y refractaria a la crítica, y la asociación ilícita, el concierto para delinquir.

En el contexto de esta sociedad la cultura importa poco, el conocimiento en sí no vale nada, sólo reviste la importancia de la adquisición de herramientas para trabajar, conseguir el dinero. Entonces, para muchos, con sólo llegar a la vida adulta y conseguir dinero, aunque sea sin educarse ni probar nada en ningún sentido práctico y honorable, ya se consideran personas terminadas, acabadas, hechas, sabias, cultas y autónomas. Aunque sólo sepan desarrollar bien dos actividades honestas: peinarse y vestirse. Pero la ignorancia no es buena consejera. En consecuencia, en Colombia sigue siendo muy común la figura del “asno cargado de oro”, la persona sin educación, inculta, ideológica, supersticiosa, que trabajando con ardor lícito o ilícito consigue mucho dinero, propiedades, genera empleo, tiene trabajadores, paga nóminas, reproduce la ideología del siglo XVII porque no tiene más, y nos acaba de organizar el cuadro: el patrón es más que dios, aunque sea un narco, un traqueto, un delincuente victorioso.

Cuando me uní al PTA 2.0 creía que por fin el gobierno trabajaba en la solución de esa locura, ese desorden moral que nos disgusta, esa rapiña de hienas y leones, la inteligencia contra la histeria, la educación contra la grosería y la violencia, la cultura contra la explotación del hombre por el hombre. Pero no fue así. Yo no estuve en el PTA hasta su final en diciembre de 2018, me salí antes, decepcionado y con gran disgusto. De la experiencia me quedaron muchas cosas que decir, y tanto a los colombianos como a los ciudadanos cultos de la Aldea Global les hará bien saberlas, estoy seguro. Procederé a relatar.

3. Mi paso por el PTA 2.0

Es posible que “El Príncipe Feliz” comparta y comprenda los terrores de sus familiares en Europa y los EE UU, pero en Colombia él está solo y una sola golondrina no trae verano. En los colegios públicos encontré, no me lo esperaba, mafias fingiendo trabajar en la educación. Y una ideología que, con la bendición del seudo-sistema, resucita y renueva el poder y la opresión de los encomenderos españoles.

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La estructura del PTA, en las arrogantes pretensiones del gobierno, se describe como una “cascada que derrama conocimiento y sabiduría” desde el MEN hacia el pueblo ignorante de indiecitos y negritos que, como hasta ahora no los hemos autorizado a leer, entonces no han leído y no saben nada. En el ministerio hay un grupo central que se llama “Equipo Misional” (y dele con las misiones), compuesto por unas señoras, han de ser monjas. En el Equipo Misional no hay ni un solo educador varón. Después del Equipo Misional trabajan el grupo de “Formadores”, todos cristianos beatos de camándula y sotana camuflada, quienes a nivel nacional, y con una distribución regional departamental, presentan, explican y dirigen las operaciones del PTA que desarrollan los “Docentes-Tutores”, que son quienes van a los colegios públicos a multiplicar los nuevos métodos, estrategias y tareas que el MEN les envía a los rectores y los docentes. A todos los Tutores, los Formadores nos tratan como si fuéramos niños ignorantes, fáciles de manejar, y cristianos convencidos, no como a profesionales con cultura, experiencia y autonomía. Entre los grupos de Tutores se notan varios judíos de largas patillas crespas. Es la nación pluricultural y multiétnica.

Yo me presenté aspirando al cargo de Docente-Tutor, y trabajé 2 años. Me vinculé en septiembre de 2015 y trabajé con innumerables dificultades hasta agosto de 2017, fecha en que la situación se volvió insostenible. Renuncié con gran disgusto y varias quejas graves que expongo al público de la Aldea Global porque es necesario, los colombianos no podemos seguir viviendo así, soportando este infierno en la tierra, y confiando en que esta casta de políticos junto con los funcionarios del gobierno nos van a ayudar algún día.

Una vez cada 3 meses se reúnen Formadores y Tutores en una “Semana de Formación para Tutores”. Los Formadores dirigen y evalúan el desempeño de los Tutores a partir de comunicados, protocolos y explicaciones que se cumplen por medios electrónicos. Los Tutores trabajan en zonas de difícil acceso y muchas veces en zonas de alto riesgo por la posibilidad de ataques armados de un grupo u otro. Reportan informes escritos, facturación de transporte y evidencias fotográficas de su desempeño cada semana.

A mediados de septiembre de 2015 participé en la primera de mis Semanas de Formación. Nada serio, sólo se dedicaban como a prácticas de socialización para fomentar la amistad y los lazos emocionales entre los Tutores. Aprendí los rudimentos del cargo, analizar problemas pedagógicos en aulas de transición y básica primaria, identificar debilidades y elaborar planes de trabajo con los docentes de las instituciones; y legalizar las agendas semanales, cumplir con los soportes de facturación e informes. La Formadora Susana Paramillo me dio instrucciones para empezar: Ella me daría una carta de presentación firmada por el secretario de educación y me acompañaría la primera vez hasta el colegio IE Veinte de Julio, ubicado en el municipio de Vijes, cerca de Cali, en el Valle del Cauca, porque yo no lo conocía.

Pero, 2 días antes de la fecha escogida para el viaje, la Formadora me puso un correo electrónico en el cual me mandaba un escáner de la carta del secretario de educación para que la imprimiera y me pedía que buscara la dirección del colegio y me presentara yo solo, porque ella no me podía acompañar. Cumplí esas órdenes. Hoy no es difícil encontrar la dirección de ningún predio, guiándose por Google Earth puede uno visitar hasta al diablo si quiere. Me presenté al colegio en

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la fecha indicada. Me habían dicho que los estudiantes entraban a las 7: AM. Alegrándome de cuerpo entero con un gran madrugón llegué faltando 15 minutos para las 7. Y no había nadie.

4. La IE Veinte de Julio, en Vijes.

El lugar se llamaba Villamaría, un corregimiento de Vijes. Cimas de montañas cubiertas de nubes densas, tierra alcalina con tupida vegetación endémica, una quebrada mínima, las casas de los indios y las fincas de los jefes. Esperé sentado bajo un cobertizo hasta las 8:30 AM. Después caminé por los caminos de tierra roja y pregunté en las casitas de mis hermanos que me reconocieron de inmediato: Pishi tag’n, namuy misag, Villamaría may purrundún, Pachammama; yo soy hermano de todos los indios. Me dieron chocolate caliente con pan, realmente hacía mucho frío, me indicaron que a un Km de allí quedaba la casa del profesor Javier Quinayás, docente del colegio, y hacia allá me encaminé.

El profesor se llamaba Javier Hoyos, Quinayás era el segundo apellido, vivía en una finca muy bonita, con portón y letrero: La Cabaña. Pensé en mi hermana Harriet Beecher, Santa Bárbara es Changó y Babalú conmigo anda; yo soy hermano de todos los negros. El profesor era un mestizo de la región con un bigotico graciosito, por sus cruces genéticos se iba quedando sin pelo. La conversación se desarrugó entre la desconfianza y algún temor recóndito en los ojos del docente (los funcionarios públicos, excepto los rectores de los colegios, tienen esa misma mirada temerosa), pero con los minutos entramos en confianza. Me informó que se habían tomado ese día libre, pero que al día siguiente comenzarían las labores de esa semana. No quise preguntar por qué tenían día libre si los demás colegios estaban trabajando, de momento sólo observaba, escuchaba e iba pensando un poco.

Lo siguiente que debo decir es que al otro día sí llegaron a trabajar, aunque un poco tarde, yo estuve esperando más de media hora. Pero nada resultó como me habían dicho en la Semana de Formación, ni como me explicó la Formadora. Todo fue una locura. También debo anotar ahora que nunca me ha gustado la educación pública. Cuando he trabajado con gusto como docente ha sido en la educación privada porque prefiero colaborar en lugares donde las cosas funcionen. Cuando al fin las y los docentes se reunieron conmigo y me les presenté, se dedicaron fue a hacerme chistes, que si yo sabía en qué se parecía la ministra de educación a Cantinflas y a no sé quién más, ideas infantiles y conductas elaboradas para sabotear mi intención de comenzar mi trabajo. Supe, insistiendo, que no tenían ninguno de los documentos que yo debería revisar en esa semana, ni el PEI, ni plan de estudios, diseño curricular, seguimiento al trabajo del Tutor anterior, nada.

En el colegio ya habían tenido 2 Tutores, pero al exponer mis planes para desarrollar los protocolos del PTA no mostraron tener conocimiento de la manera en que trabaja el Programa. Sólo conocían la superficie burocrática del asunto, hay que firmar las copias de las cartas, hay que firmar las planillas de asistencia, hay que firmar las planillas de transporte, y las planillas de… y las otras planillas de… ¡No, para qué hacer ahora una lista de esas planillas! Sin embargo,

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continuaron las bromas y al final de la reunión, cuando me preguntaron cómo me había parecido la charla, yo les dije que muy buena, que al menos nos habíamos reído bastante. Anoto que yo terminé la reunión para irme a efectuar el reconocimiento de la planta física de la institución y ellos siguieron charlando y riéndose casi hasta la hora del recreo. Si informo esto en la educación privada, ruedan cabezas.

Ese día no vi al rector, no fue al colegio. En el curso de esa semana visité otras 3 sedes pertenecientes al circuito de la IE Veinte de Julio. En 2 de los casos la experiencia fue alucinante. En uno, el colegio tenía una planta física enorme, como para 500 estudiantes, con un restaurante elegante, biblioteca, laboratorio para secundaria, canchas de fútbol, pero apenas había una profesora y 7 alumnos matriculados en primaria. Con el tiempo me di cuenta de que ante esa población tan escasa, a la profesora no le importaba mantener cerrado el colegio, y trabajaba solamente 1 o 2 días a la semana. Por supuesto, con la anuencia del rector y la mesada completa. Con el otro colegio, me ocurre lo mismo que con ese cierto lugar de la Mancha, no quiero acordarme.

Mi primer problema serio fue que esa semana no vi al rector el tiempo suficiente para hablar con él y ponernos de acuerdo respecto a mi trabajo, y yo necesitaba su firma en varias planillas. Solamente lo vi el miércoles, fue al colegio y permaneció cosa de media hora. En los últimos minutos de esa media hora lo abordé, lo saludé, le entregué la carta del secretario de educación y le pedí unos minutos para conocerlo, conversar y establecer un punto de partida para mi trabajo. Era la aplicación de los protocolos y las directivas del PTA.

El rector me pareció demasiado obeso para estar en esos trabajos por esas montañas, se notaba enfermo, extenuado, se movía con dificultad. Vestía mal, un jean enorme muy raído y sucio, gastados tenis de los más baratos, vieja camisa rosada y desteñida con delgadas rayas verticales de colores y manchones grandes y viejos como de sangre en la pechera. Largas cerdas irregulares alrededor de la boca empeoraban su aspecto, por la proximidad me di cuenta de que tenía legañas en los ojos. Y allí, en ese momento, vi por primera vez esa mirada, la mirada de los rectores de la pública. Me firmó la copia de la carta, me escuchó como sin ganas, sin prestar atención. Daba la impresión de que si le hubiera preguntado por la información que le estaba comunicando, con suerte él me habría despachado ocultando su descortesía con una fórmula de cortesía. Cuando le di la palabra me dijo: Muy bien, Tutor Leonardo, en estos días hablamos. Y se despidió de todos y se fue.

Yo no sabía que así era la cosa. Por principio de cuentas, en la Semana de Formación para Tutores siempre se dijo que los rectores permanecían en la sede principal, y si no estaban en la sede principal los podríamos buscar en alguna de las otras sedes, porque por ahí andaban. Pero, este señor en esa semana fue al colegio apenas esa media hora del miércoles, y no volvió. Y yo creía ingenuamente que lo volvería a ver el jueves y el viernes, y que el viernes le pediría su firma en las planillas. Fue imposible, la mañana del viernes traté de ubicarlo por teléfono y no respondió, teléfono apagado. La secretaria lo buscó en otro número, y tampoco. Lo estuve buscando en las direcciones donde me decían que podría encontrarlo, sin éxito, nadie sabía dónde estaba el rector. Conversando con la secretaria del colegio ella quedó de conseguirme las firmas

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del rector para el lunes o martes de la semana siguiente; y le dejé las benditas planillas, cosa que me disgustó, yo me encargo de mis propios asuntos.

5. Con el pie izquierdo.

En el sector privado se llama empezar con el pie izquierdo. El problema de las firmas en las planillas fue un infierno todo el año. Aunque, aclaro, estos incidentes sólo fueron desagradables y pesados para mí, para el resto de funcionarios del PTA, incluidos los Formadores, esos detalles no eran significativos, yo no debería ser tan intenso, sino bajarle un poco al acelere, para qué darle tanta importancia a ese detalle. Buscando a ese señor gasté montones de dinero que el gobierno nunca me devolvió, no había como, aunque el trato era que todo lo gastado sería reembolsado; pero sólo nos devolvían gastos de acompañamientos a los colegios, no gastos para buscar ebrios perdidos.

También anoto que en la educación privada nunca a nadie le ha parecido que mi ritmo de trabajo fuera un “acelere”, yo solamente trato de cumplir mis deberes de manera ética y leal con los que sufren y necesitan. Compruebo entonces que hay funcionarios públicos que no comprenden de qué manera el cumplimiento cabal, o mediocre, o el incumplimiento de sus tareas afecta a las comunidades pobres que sufren y necesitan la presencia del Estado. Hay una gran diferencia entre lo que plantea el Presidente, sus intenciones, sus discursos, y lo que reglamenta el Congreso, y lo que entiende, valora, acepta y, según su real voluntad, aplica cada funcionario-encomendero.

Como los Tutores deben presentar informes semanales de sus actividades, desde esa primera semana informé que el rector no iba al colegio. A nadie le interesó. Para este trabajo me correspondió como Formador el licenciado Lucho Concristo, y él me dijo que no buscara más a ese señor y me las arreglara como pudiera. ¡Qué guía! El resto del año la presencia del rector siguió observando la regularidad de los turistas, apenas iba en temporada alta. En el colegio no había oficina de Rectoría. En los colegios suele disponerse de un espacio propio para el rector, para que tenga allí su escritorio, sus diplomas, su computador, sus libros, los escritos por él y los otros, de pedagogía, leyes, su literatura favorita, sus archivos de documentos, donde se lo pueda ver trabajando y reciba a las personas que vayan a buscarlo: padres de familia, egresados, acudientes interesados en información suministrada por la autoridad del establecimiento, vendedores de planes financieros, representantes de los medios de comunicación y de las instituciones que trabajan en forma paralela con la educación, el Icbf, la Cvc, la Alcaldía, entre otras.

En verdad, el rector no brindó ningún apoyo importante al PTA en la versión que yo trabajé. Después de mi primera semana, en la segunda lo volví a ver el martes. Me dedicó 20 minutos, los aproveché para mostrarle los documentos donde el MEN y la SED Valle le asignaban a él funciones y tareas dentro del Programa Todos a Aprender 2.0. Los ojeó, yo creí que estaba leyendo, la lista de trabajo era larga. Cuando sus ojos terminaron de pasearse por la última línea de los documentos, me miró. Y volví a ver esa mirada (como la de cierto pájaro) de los rectores

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de la pública. Y me dijo: Listo, Tutor Leonardo, mañana nos vemos aquí a las 8 en punto, para empezar con esto. Al comentar esta respuesta a los docentes, se reían burlones. El rector no volvió al colegio esa semana, y nunca más se sentó a conversar largo conmigo sobre ningún tema. Cuando nos topábamos por ahí y yo quería mencionar nuestra trunca relación rector-tutor, el ave alzaba vuelo y tardaba días en regresar. En la educación privada, con mi primer informe ese rector habría volado a una playa del Caribe, o a buscar trabajo.

Sin embargo, como las instrucciones del Formador eran avance entre las dificultades, arrégleselas como pueda, a eso me dediqué. Mientras comprobaba la inoperancia del rector como líder activo del proceso curricular, fui ganando la confianza y el apoyo del cuerpo docente, básicamente de las profesoras Rosario Sarria, María del Carmen Huergo, y del profesor Javier Hoyos Quinayás. Con su ayuda organicé la Comunidad de Aprendizaje de los docentes focalizados, y el Equipo Líder del Plan de Integración de Componentes Curriculares PICC, de la herramienta Hacia la Meta de la Excelencia HME. Era el año 2016 y pasó con muchos tropiezos en mi trabajo de Tutor.

La función básica del trabajo era realizar unas jornadas con la Comunidad de Aprendizaje que se llamaban Sesiones de Trabajo Situado STS. Al comienzo del año, los profesores me daban el tiempo necesario para hacer las STS, actividades a partir de las cuales se organizaba el trabajo de las semanas siguientes. A mediados de año, el tiempo y la atención comenzaron a escasear para mí, y hacia septiembre ya el desarrollo del trabajo de los docentes sin ayuda de la rectoría había acumulado tanto detalle pendiente que el estrés era la norma del día y a nadie allí le volvieron a interesar ni las STS ni el PTA. Ante la acumulación de preocupaciones de los docentes y como nadie me prestaba atención, elaboré mi plan para seguir trabajando solo, sin solicitar ayuda de nadie. De esa manera, aprovechando las oportunidades en que ellos se reunían a planear o a evaluar para obligarlos a que me dedicaran un poco de tiempo, trabajamos el PICC-HME, y se pudo comprobar un incremento importante en los resultados de los estudiantes en las pruebas externas de ese año.

En términos generales así fue el proceso de mi tutoría del PTA en la IE Veinte de Julio de Vijes. A final de año, en noviembre, al rector le informaron que el Índice Sintético de Calidad del colegio había subido lo suficiente para ser graduado por el Programa Todos a Aprender. En el Valle sólo 2 colegios alcanzaron tal nivel ese año. Me pareció extraño que le informaran a él, quien según todos mis informes nunca se interesó por ese trabajo, y a mí no me dijeran nada. Pero así resultaron las cosas, le avisaron fue al “Gordito” como lo llama todo el mundo en Vijes. Yo me enteré de esa graduación gracias a que soy duro y difícil, el conflicto es mi zona de confort, y enfrentando una pelea por mis derechos supe de aquel logro que, en adelante, me blindó contra los ataques de cierta madre superiora enfurecida. Enfrentar el conflicto sin orgullo y con valor temerario es una actitud muy útil (se la recomiendo a todos los colombianos que han sido humildes vencidos con esta política desquiciada) porque para el año 2017 el PTA quiso que yo me enfrentara a un verdadero ogro.

Pues bien, a mediados de noviembre de 2016, el rector de la Veinte de Julio de Vijes me puso un correo electrónico. El primero en todo el año, diciendo que necesitaba hablar conmigo. Como no lleva agenda física sino que asegura que todo lo tiene en la mente, la reunión no fue fácil, aunque

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se dio y conocí el objetivo: este gracioso personaje como extraído de una novela de Caballero Calderón, me informó que el colegio se había graduado del PTA, y con una grosería y un cinismo espantosos afirmó que ya no necesitaban mis servicios y que me iba a dar “una última orden”. No me dijo tan bueno que trabaja usté, ni qué chévere su método, ni el colegio se lo agradece, nada de educación. Si yo no fuera tan profesional habría soltado la carcajada (tal vez mi saliva en su cara), porque hartas ganas sí me dieron: Ese señor nunca me había dado ninguna orden. Si antes hubiera tratado de hacerlo se habría llevado una ingrata sorpresa, yo no soy una bestia de carga, no me puede dar trato de silletero como él se imagina, y como, al parecer, el Estado fomenta bajo cuerda entre los colombianos.

Resumiendo, el “Gordito” quería que le presentara un informe donde yo INVENTARA UNA ENORME E IMPORTANTE PARTICIPACIÓN SUYA (en la cual, me imagino, me daba muchas órdenes) en el desarrollo de todas las labores del PTA, y en especial en el proceso del PICC-HME, con el cual se consiguió el importante avance para el colegio. Me afirmó que, según su conocimiento de las leyes de este país, lo mejor para mí era que registrara los datos así, inventando una participación mayor de parte de él, porque él era el rector, y anotando una participación mía pequeña y pálida, porque así eran las cosas. Yo escuchaba toda esa ignorancia, esa ramplonería, las manifestaciones de esa conciencia delincuente, y sólo quería irme lejos de allí, a donde pudiera soltar mis carcajadas sin parecer ofensivo.

En todo caso el hombre se asustó cuando llegó la fecha en que quería, o necesitaba, el tal informe, y se dio cuenta de que yo no se lo hice. Empezó a comprender quién soy yo, el Tutor Leonardo que con tanta confianza ignoraba. Al preguntar, con su rabia y su angustia, por el invento macabro, yo lo paré sin problema: Señor rector, usted no sabe de leyes, nunca ha leído ni la Constitución Política, ni el Código Civil, ni el Código Laboral, ni el Código Penal, no lee ningún documento del MEN, de la SED, ni del PTA, usted no lee nada, y en cambio yo puedo mostrarle con el dedo todas las leyes que viola cuando se inventa sus tonterías. Para hacer didáctica la exposición, a continuación presento los últimos correos electrónicos que envié a la comunidad educativa a cargo de este rector.

Correo No. 1 - Para Los docentes de la IE Veinte de Julio.INFORME SOBRE DIFICULTAD CON EL RECTORFecha: Cali, diciembre 12 de 2016.

Buen día, queridos compañeros:

El pasado viernes 18 de noviembre sostuve una entrevista extraordinaria con el señor rector Lalo Grueso Cota,

a petición suya, a las 11: 00 AM., en el piso 5º del Edificio Comfenalco de Cali. A mí, oficialmente, digo, como

parte de mi trabajo, no me correspondía estar allí.

Estuve allí porque desde el pasado miércoles 16, este señor me venía pidiendo que me reuniera con él, dizque

urgente, para hablar de un problema sobre mi evaluación, la evaluación que le corresponde hacer a él sobre mi

trabajo anual. Ese problema era de él, en términos legales yo ni siquiera debía enterarme. Al final resultó que

yo no era evaluable, por mi condición de Provisional en la nómina.

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Desde el miércoles 16, para reunirnos el rector me puso una cita en su casa, en Vijes, para el viernes 18, a las

11: 00 AM. Cuando me puso esa cita, en mi fuero interno me dije: "Claro, el viejo zángano tampoco asistirá al

taller sobre Experiencias Significativas"; pensé eso porque ya había visto un cronograma donde me enteré de

ese evento para rectores. 

Ese viernes 18 de noviembre ocurrieron los hechos que paso a narrar, entre comillas, en el orden en que

ocurrieron:   

"Antes de salir para Vijes, cerca de las 10 AM, decidí llamar a este señor para confirmar que sí estuviera en su

casa para la reunión, quise confirmar pues como él es tan loco y desordenado, ya lo sabemos, de pronto me

hacía ir hasta allá y perder el viaje, como ya me lo ha hecho otras veces. Y preciso, lo llamo y el irresponsable

estaba en Cali, en la actividad en el Edificio Comfenalco, y no me había avisado. ¿Qué tal? ¿Cómo lo ven ahí?

Yo lo veo muy mal. Faltando 15 minutos para las 11 AM, llegué a la puerta del salón donde se desarrollaba el

evento. El salón del evento estaba lleno, la recepción, un espacio amplio a la entrada estaba vacío, junto a la

puerta del salón había una mesa y le propuse al señor este que conversáramos allí; como yo no tengo nada

que ocultar toda la gente puede escuchar los temas de que hablo, me gusta que me oigan y me pregunten

cosas, mantengo en un estado permanente de agitación política. Pero el presunto rector me dijo: No, aquí no,

vamos y conversamos allá, y me señaló otra mesa retirada unos quince metros del escucha ocasional más

próximo. Allí me dijo que tenía problemas para hacer mi evaluación, que no podía leer los archivos que le

habían enviado, no sabía llegar a esos protocolos, no encontraba el formulario de la evaluación de tutores, y

me dio la orden de que ME HICIERA YO MISMO MI EVALUACIÓN, PERO QUE, PARA QUE ÉL ME LA

FIRMARA, ANOTARA ALLI QUE ÉL RECTOR HABÍA TENIDO UNA GRAN PARTICIPACIÓN EN LAS

LABORES DEL PTA, SUPERIOR A LA MíA COMO TUTOR, PORQUE DE ACUERDO CON LAS LEYES ASí

SE TENíA QUE HACER, ASÍ SON LAS COSAS, dijo. Yo vi la oportunidad de poner este asunto en términos

legales y le respondí, entonces mándeme esos archivos a mi correo electrónico, y él me los envió, en mi

computador los tengo. Y no debería tenerlos, esos documentos son de uso exclusivo y confidencial de los

rectores honestos y decentes. Yo no le hice ninguna evaluación, ni pendejo que fuera, él no es mi jefe, yo no

tengo que recibirle supuestas órdenes; para él, de acuerdo con mi responsabilidad ética, yo soy un vigilante

pisándole la cuerda y respirándole en la nuca."

Pues bien, mis querid@s compañeras y compañeros, ya sabemos que cuando un funcionario público no

cumple con una tarea que le corresponde comete el delito de Prevaricato por Omisión. A este rector no le

importa que el colegio no tenga PEI, ni rendiciones de cuentas, ni archivos organizados, no hace ni el 10% del

trabajo que le correspondería según la gestión de ley.

Sabemos también que cuando un funcionario hace lo que no debe hacer o da órdenes que no debe dar,

comete Prevaricato por Acción. Me dio la orden de que me evaluara yo mismo, inventando la información y

lesionando mis propios intereses. ! Qué inteligencia ¡

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¿Para qué necesitará el presunto rector que yo invente informes que lo beneficien con base en mentiras? Para

quedar como el gran rector sin justicia alguna, ganar indulgencias con padrenuestros ajenos. Tengo en mi

poder los archivos de los correos y las llamadas telefónicas como evidencia, y la Prueba Reina, los archivos

exclusivos y confidenciales de mi evaluación que yo no podía conocer. Este correo puede ser usado como

prueba oficial en la Fiscalía. 

Ustedes, apreciados colegas honestos y decentes, son los "Testigos Naturales" en el caso. Mi único deber es

cuidar, proteger, luchar por la defensa de los Derechos Básicos de Aprendizaje de nuestros niños, y yo no soy

corrupto, yo sí cumplo con mi deber, aunque muchas veces la pereza y la negligencia del rector me lo impiden.

Estoy totalmente seguro de que Ustedes interpretarán con meridiana claridad cuál partido les corresponde.

Cerremos filas contra los zánganos, parásitos y depredadores de nuestra cultura. 

Atentamente,Leonardo Rengifo EspinosaTutor PTA.    

***************

Correo No. 2 - Para Los docentes de la IE Veinte de Julio.PLANTEAMIENTO DEL CONFLICTO CON EL RECTORFecha: Cali, diciembre 13 de 2016.

Un saludo de respeto y consideración para mis queridos colegas honestos y decentes del 20 de julio, insisto,

quienes madrugan cada día a trabajar.

Como Ustedes pueden comprender, el hecho de que el señor rector me haya involucrado en la comisión de 2

delitos de Prevaricato, y con ello me haya dado la oportunidad de enfrentarlo personalmente a los

requerimientos de la Ley, lejos de ser todo el asunto o el meollo del asunto es apenas el Florero de Llorente, el

Centímetro Cúbico de Suerte, la oportunidad de oro.

El conflicto de todos nosotros con el rector consiste en que el rector no va a trabajar al colegio como debería,

como hacen todos los buenos rectores. Hasta que llegué a trabajar como Tutor PTA ese señor tenía

hipnotizada a la comunidad educativa con un tratamiento que "en ocasiones es muy humano".

Paso a dar mi apreciación como tutor sobre el caso de líder comunitario "muy humano". El caso ya lo examinó

Federico Nietzsche en su obra "Humano, demasiado humano". En este, como en todos sus libros, el filósofo

alemán analiza y pulveriza la inmoralidad y falta de ética de líderes como los sacerdotes católicos y los

políticos cristianos, quienes, basados en relaciones verticales de poder donde los amos sabían leer y tenían

libros, mientras para los trabajadores era prohibido acercarse a un lápiz o a un papel, y por tanto eran

fácilmente dominados con amenazas, torturas físicas y terrorismo basado en supersticiones, vivieron en un

mundo donde podían esclavizar a la gente, ponerla a trabajar gratis, y apoderarse de los frutos como si fuera

decente. Como sabemos, Nietzsche sólo reconoce y acepta los valores del paganismo antiguo y la

superioridad de los caudillos griegos y romanos, le pasa de agache el Renacimiento europeo, desprecia y

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detesta todo lo demás, especialmente al cristianismo, cueva donde, según él, dios me libre, se esconden los

tiranos más peligrosos.

Lo lamento mucho, en asuntos como éste con el rector, tengo que estar de acuerdo con Nietzsche. Basado en

su demagogia y descaro, el señor Grueso Cota viene manejando, por su propia cuenta, una interpretación

completamente ilegal de lo que significa su cargo de rector. Ser rector de un colegio es un asunto

importantísimo, muy, pero muy serio.

Sin embargo, en el 20 de Julio de Villamaría, ni siquiera existe un espacio que se llame RECTORÍA, a este

señor no le ha interesado nunca organizar un espacio propio de trabajo. Nunca va a trabajar. Cuando me lo

encuentro en el colegio anda como de turista, a veces he pensado hacerle un chiste sobre eso, pero mejor me

lo reservé para que lo hablemos en serio.

En el 20 de Julio de Villamaría faltan docentes. No han nombrado los profesionales correspondientes en

matemáticas, química e inglés. En los colegios públicos esos problemas se solucionan por la gestión del rector.

El colegio sufre muchos otros graves inconvenientes que no se solucionan, incluso por ubicación en zona de

alto riesgo de derrumbes, y el rector dice que no va a las sedes porque mantiene muy ocupado haciendo la

gestión, labores administrativas. A diario llegan padres de familia con preguntas, dudas, quejas, argumentos

para organizar consulta de veinte minutos y una hora, funcionarios, vendedores y comisionistas de esto y de

aquello. Y no hay quien los atienda.

Durante toda la jornada, cada que llega alguien así, a solicitar atención, los docentes deben abandonar el salón

de clase, hacerle el trabajo al rector, lo que para él es muy correcto, dice: "Son mis amigos, que me quieren

mucho aunque esté gordito". Pero no hay tal, he sido testigo de que esa forma de explotación del cuerpo

docente, a los profesores, las víctimas, les acarrea excesivo trabajo, preocupaciones, angustias que no les

corresponde asumir, ese es trabajo del rector. Como también los conflictos entre estudiantes, las faltas

disciplinarias contra el Manual de Convivencia, y tantas cosas pendientes: El PEI, los ajustes anuales, la

Cátedra de Paz, las Rendiciones de Cuentas. Pero no, nada de esto se hace en el 20 de Julio, el rector no va a

trabajar. Aspectos como las Rendiciones de Cuentas, que en el papel son responsabilidad de todos los adultos

involucrados, y los profesores lo saben y se preocupan, si alguien se los menciona al rector, él muy orondo

responde: “Esas güevonadas no importan, si por eso me fueran a meter preso, hace rato estaría en Villanueva”

(ignora que esa cárcel cambió de nombre hace años).

Entonces, ¿por qué me sacan plata de la que me cobra el gobierno en impuestos para pagarle el mes a este

zángano? Yo no lo admito. ¿Habrá más rectores como él? Esto es para pensarlo. Parece que la actual filosofía

de Estado acepta a estos folclóricos personajes para que den perrero en los barrios bajos y las zonas rurales,

para que infundan terror a niños y ancianos iletrados. Yo creo que el gobierno les enseña a poner esa mirada,

la mirada fulminante de un pájaro de presa: el águila harpía. ¡Qué bajo ha caído el cristianismo!

El rector debe permanecer en la RECTORíA durante el tiempo fijado por la Ley. En un caso como el del 20 de

Julio, el abandono del cargo es una traición a los docentes, a los estudiantes, a la comunidad, que con otra

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clase de rector seguramente ya habrían vencido a la pobreza, porque el conocimiento lo puede todo y la

educación es para eso. Y, por supuesto, el abandono del puesto de trabajo también es un delito penal. Nos

queda pendiente el dato de que yo no voy a renunciar al PTA, ni pienso capitular frente a las armas del señor

Grueso Cota, de quien estoy acumulando pruebas sobre el problema de que no es idóneo para desempeñar el

trabajo de rector.  

Queda mucho por plantear, seguiré con mis mensajes navideños.

Felicidades, su tutor PTA.    

*******************

Correo No. 3 - Para Los docentes de la IE Veinte de Julio.MENSAJES NAVIDEÑOS PTA.Fecha: Cali, diciembre 14 de 2016.

Buen día, estimados compañer@s docentes del 20 de Julio.

Como tutor a mí me corresponde, primero que todo, exponer los planes y estrategias del PTA al rector o a la

rectora del colegio, hacer con el rector, o la rectora, un plan de trabajo, y comenzar a implementarlo, siempre

con la compañía y el apoyo del rector, o la rectora. El primer plan del PTA es un trabajo del tutor con el

Directivo Docente, hombro a hombro, para que el Directivo Docente identifique, comprenda y observe en la

práctica, los cambios que el MEN ha dispuesto para incluir definitivamente en todos los colegios de Colombia y

buscar resultados positivos en los próximos años. 

El segundo plan del PTA es que el tutor observe al Directivo Docente aplicando cuanto le enseñó, corrigiéndolo

donde sea necesario, y preparándolo para que, bajo su dirección, el colegio siga trabajando así, de la nueva

manera.

Comprenderán el tremendo problema que tengo con mi trabajo, por culpa de la negligencia y las deficiencias

del rector.

La primera vez que expuse estas ideas al rector, por allá en noviembre del 2015, me dijo que comprendía todo

claramente, felicitó las propuestas, dijo que las aplaudía, aseguró estar dispuesto a colaborar en todo sentido y

comenzamos a elaborar el plan y el cronograma de actividades. Con este comienzo nos pusimos una cita de

trabajo para una fecha próxima, y él la incumplió. Yo seguí con mis actividades, y la próxima vez que vi al

rector me extrañó que no se disculpara conmigo por el incumplimiento, como haría una persona culta que

trabaja con contrato de funcionario público. Pero, ni lo mencionó, yo concluí que lo había olvidado. ¡El trabajo!

¡Se le olvida trabajar! O le importa muy poco.

Y así ha continuado durante todo el 2016: A veces logro acorralarlo por ahí, recordarle el trabajo con el

Programa Todos a Aprender, él dice que sí, que claro, que cuándo se ha negado. El sujeto no se niega, pero

tampoco lo asume. Señalamos fechas para citas de trabajo que nunca cumple. Después ni habla del asunto, ni

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se disculpa, ni nada. Como tutor del programa nunca he sentido de su parte el más mínimo respeto, me trata

como a un idiota y, pues se acabó el tiempo de la paciencia, la cortesía y las buenas maneras, ahora voy con

la Ley a proteger mis derechos laborales y la estabilidad económica de mi familia. Y miren, qué bonito lo que

está pasando: al actuar de esta manera estoy protegiendo los derechos de los niños y las familias pobres de

Vijes y sus corregimientos.

Felicidades, su tutor PTA.

********************

Como se comprende por la lectura de estos correos, a mí me tocó atestiguar graves fallas en el desempeño del rector de la IE Veinte de Julio, asumí la responsabilidad de reunir y presentar las evidencias, y lo hacía convencido de que ese esfuerzo tendría eco en la administración, la Secretaría de Educación, el MEN. Pero no fue así. A cada evidencia que yo presentaba los jefes respondían con un cinismo que contradice y asesina la intención ética, hacían la vista gorda, me empujaban con actitud arrogante y despectiva a seguir trabajando, pero no se producía solución para el problema. El Formador Lucho Concristo llegó a decirme que esos rectores estaban atornillados en sus puestos por la corrupción política, y que allí nosotros desde el PTA no podíamos hacer nada. Escolio: no inventen más programitas ridículos, la corrupción política es la que manda.

Al 20 de diciembre de 2016, así quedaron las cosas. La IE Veinte de Julio de Vijes fue graduada por el PTA, el rector legañoso no necesitó más mis servicios, a él le reconocieron los logros académicos, lo felicitaron y le dieron el bono económico. Para las profesoras y profesores que hicieron conmigo el esfuerzo no hubo muestra de gratitud. Y me decían que así es siempre, ellos se parten el lomo haciendo su trabajo y el trabajo del rector, y cuando obtienen algún logro a ellos nadie los menciona, y en cambio al rector “de gestión” lo felicitan, lo cubren de medallas y diplomas y le aumentan el sueldo. Este no es un mensaje bueno para nuestra sociedad, eso no es cultura, es la prolongación enfermiza, anacrónica y anquilosada de la ideología del encomendero, el paraíso terrenal de los uribistas, no falta si no que les pongamos silleteros a los rectores de la pública. No entiendo cómo una sociedad puede permitir esto.

Mi vínculo con el PTA era provisional, ya he dicho que no me gusta el gobierno para trabajar, ya sabemos para qué sirve el gobierno. No obstante, yo había comenzado a trabajar en el 2015 y nadie me avisó que quedaba despedido: ¡You are fired!, ni nada por el estilo; yo esperaba sueldo en enero de 2017, por esos días les habían aumentado el sueldo a los congresistas. Pero en enero no me llamaron a trabajar, y tampoco me pagaron. Cuando averigüé cuál era la situación, me mandaron a desarrollar las estrategias del PTA: iluminar y conducir a la excelencia a la comunidad educativa de la IE Cristóbal Colón, en Dagua, también llamado Gimnasio del Dagua Tocotá, a cargo del rector Sócrates García.

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6. La IE Cristóbal Colón, Gimnasio del Dagua-Tocotá.

El PTA tuvo un comienzo aletargado y perezoso en el 2017. A los tutores provisionales no nos llamaron a trabajar en el mes de enero. Se supo después que fue por falta de recursos económicos. Demasiada fiesta de cuello blanco en fin de año. Nos llamaron a finales de ese mes, y en una gran premura y con horrible desorden se improvisó una Semana de Formación para Tutores. Me asignaron a un nuevo grupo, con la formadora Simona Pérez, para trabajar en la Institución Educativa Cristóbal Colón, Gimnasio del Dagua-Tocotá.

En el PTA del Valle el trabajo de la formadora Pérez tiene fama de especial, pronto hube de aumentar la magnitud del acuerdo. La Semana de Formación no se programó en un solo lugar, como se venía haciendo, y que era lo adecuado, sino en 2 hoteles diferentes. Por el desorden con que se inició el evento, en el hotel donde me tocó a los asistentes nos era difícil saber dónde nos correspondía estar, no había mapas, guías, letreros en las paredes, ningún recurso para orientarnos. Buscando los salones de las reuniones encontré uno donde estaba hablando la formadora Pérez, y allí entré y me senté. Minutos después la Formadora salió del salón. Yo me quedé allí, esperando, hasta que otro Formador me indicó que era un error. Cuando llegué al salón que me correspondía, la formadora Pérez me recibió con dos piedras en la mano, me regañó como si yo fuera la oveja negra de su familia, un paria, un sudra, un intocable ingresando ilícitamente en su jardín. Pensé: no me vio en el otro salón. Se lo dije y me miró de manera extraña, esas miradas que lo acusan a uno de mentiroso. Y siguió despotricando en público veinte minutos sobre los Tutores irresponsables que hacen perder tiempo llegando tarde. Ella no era consciente, en el grado de nosotros, del desorden en que estaba comenzando la Semana de Formación. O le gustaba el abuso de la autoridad. Ya se vería.

No le presté atención, busqué una silla y me senté. Lo primero que resaltó evidente: el trabajo de la formadora Pérez no era científico, nunca asumió profundidad epistemológica, fue solamente un trabajo estético, superficial, vano y vanidoso, dependía de recursos como la pintura en el rostro, usar sombreros de utilería y disfraces, y de que en el ambiente la ignorancia y la cruda obediencia fueran superiores. No profundizó en el análisis de los textos que usó como materiales de apoyo, no corrigió evidentes errores de imprenta que distorsionaban el sentido, no demuestra saber.

El primer apodo que le puse en mi mente, porque soy dueño de mi mente y allí nadie me puede prohibir hacer lo que me venga en gana, fue la “doctora Minutero”, un chiste personal que me hago desde hace tiempo recordando a Michel Foucault. En su trabajo de Formación, por el cual le pagan, a muchas preguntas pertinentes de los compañeros tutores y tutoras ella responde: “Yo no sé, hay muchas cosas que yo no sé”. Está bien aceptar que no sepa, pero le pagan para que investigue, aprenda, descubra, y haga un trabajo idóneo. Me recuerda dos cuentos de la literatura colombiana: “Qué pase el aserrador” de Jesús del Corral, y “La señora Yonosé” de Gonzalo Arango. Ahí quedan pintados los portadores de la cultura de la excelencia académica en Colombia.

A la formadora Pérez le colaboraban con entusiasmo un grupo de señoras que mostraban experiencia y versatilidad como amas de casa. El resto de su auditorio se dedicaba a otros temas,

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embelesarse con el celular, trabajar en el portátil, conversar entre amigos. De aquella semana saqué en claro que en la IE Cristóbal Colón, Gimnasio del Dagua Tocotá, había trabajado el año anterior la tutora Consuelo Paz, el nombre del rector: Sócrates García, y la dirección del colegio. Me tocaba presentarme allá el lunes siguiente, a las 7 AM para efectuar la reunión de empalme con la tutora saliente y el rector.

No conocía la zona de Tocotá, Dagua. El sábado en la mañana fuimos con mi señora en mi vehículo hasta el sitio, recorrimos el Km 30, Tocotá, San Antonio, desayunamos en el Km 30 y nos regresamos. Los tutores tenemos prohibido ir a hacer esas tareas en nuestros vehículos particulares. El lunes madrugué más de lo acostumbrado, a las 5 AM estaba en la Terminal de Transportes, en esos casos yo tenía que conocer todas las maneras posibles de llegar a los colegios, y comenzaba por la Terminal. Para llegar a Dagua hay que salir de Cali por la Portada al Mar y subir hasta el Km 18. El servicio de transporte hacia Dagua no era regular. No tenía hora exacta de salida, la buseta salía cuando tuviera cierto número de pasajeros.

A las 5 yo era el único pasajero. Y a las 5 y 30. La buseta arrancó faltando 10 minutos para las 6. Subiendo de Terrón Colorado hacia El Saladito había un trancón monumental, una camioneta que bajaba embistió a 2 motocicletas con pasajeros, aparecía un cadáver en la vía. La carretera es única, es zona montañosa, no hay más acceso al lugar, la gente llamaba a la ambulancia y a la policía, pero no había como, las sirenas de las ambulancias lloraban a lo lejos. Al rato subieron 2 agentes de tránsito en motocicletas y orientaron el movimiento para deshacer el nudo. Llegué muy tarde al Km 30, hablé a un moto-taxista que me llevó, llegué al colegio después de las 8, no me fijé en la hora. El señor Sócrates García era un perro de malas pulgas. Lo supe de inmediato, y así lo traté hasta que se reunieron todas las circunstancias y evidencias para denunciarlo ante las autoridades, y le bajé los humos para que dejara de ser canino y se volviera humano. Hay que verlo ahora, ¡tan laborioso!

7. Un perro de malas pulgas.

Cuando llegué al Cristóbal Colón (¡vaya nombre, puro karma!) la tutora Consuelo Paz y el rector conversaban animadamente, de pie en una especie de balcón en el segundo piso del primer edificio a la derecha, donde quedaban las oficinas. Subí las escaleras, a la altura propicia para establecer contacto visual los miré, les sonreí dulcemente (siempre hay que hacerlo así, aunque el otro no sepa dónde está parado), y los saludé:

– ¡Buenos días, compañeros!, ¿cómo están? –se trataba de saludar, mostrar cortesía, buenos modales, cualquier frase funciona. Tal vez por eso, el rector me paró con un grito:

– ¡¿Usté por qué llega a esta hora?! –vaya, vaya, me dije, si por allá llueve (pensé en la IE Veinte de Julio de Vijes) por acá no escampa. En ese momento brilló sublime bajo el sol ese filo inhumano que tiene, para los subalternos, la mirada del rector de la pública.

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No le di importancia. Sin importancia personal somos invulnerables (don Juan Matus). Le expliqué, siempre sonriendo, lo de la salida del Terminal, y el trancón por el accidente que nos dejó un colombiano menos en la lista. Aquel ser vivo pareció comprender algo recóndito, muy lejos de allí, en algún lugar del páramo, y le bajó al tono. Mostraba exagerada lentitud en la reacción perceptual e intelectual, ¡pan comido, papita pa’ el loro! Cuando acabó de pensar yo ya avanzaba en el empalme con la tutora Consuelo, y examinaba la carpeta institucional del año pasado. Cuando el ser vivo pudo unirse a la actividad le prestamos atención.

La tutora dijo su discurso de despedida, y seguí yo. Para el 2017 el MEN envía a los colegios focalizados, a través del PTA, nuevas metodologías, estrategias y tareas para todos los responsables involucrados, tutores, rectores, docentes y personal auxiliar de sistemas y computación, con el objetivo de subir los resultados de los estudiantes en las pruebas del Estado. Específicamente, luego de las estrategias centrales del año pasado con los Retos Saber, para el 2017 el PTA se propone trabajar en la competencia lingüística de rectores y docentes con el objetivo de darles capacidades para que sean lectores y escritores. Agregué una nota personal, creí que sería conveniente, que ayudaría en el proceso, dije:

–Así como yo lo veo, será algo muy fácil, porque yo soy escritor y he realizado esta clase de trabajos con otras comunidades, despertando el entusiasmo de todos los participantes y obteniendo excelentes resultados.

A lo que el rector respondió, sin saberse de dónde le salía o a cuenta de qué:

–Para algunas cosas no podrá contar conmigo, porque yo soy muy mal amigo y muy mal lector.

Vi que el hueso poroso quería hacerse el duro. Tampoco le presté atención. Si se quiere hacer el chistoso, conmigo pierde el año, yo conozco todos los chistes, ya le dije que soy escritor. Seguí hablando con la tutora sobre el trabajo que había hecho, los acompañamientos, los Retos Saber, el PICC – HME, las pruebas externas. En algún momento, el rector empezó a intervenir con pequeños comentarios anecdóticos, nada profundo, él no sabe de eso, le seguimos la cuerda. De pronto me miró como si me viera por primera vez, y me dijo, poniendo un gesto muy serio:

–Yo soy un rector muy exigente, aquí discutimos cada detalle, no se asuste la primera vez que tenga un choque conmigo.

Se empecinaba en mostrarse belicoso. Yo no entendía su actitud, estábamos trabajando con temas de la educación de niños desde transición hasta 5º de primaria, yo no veía la necesidad de choques ni nada de eso, no estábamos corriendo en piques ilegales de madrugada. Al tipo le gustaba darse importancia, no le presté atención. Conversamos un rato largo de asuntos sin trascendencia, a las 11: AM el rector nos invitó a comer un refrigerio en una casa vecina. Terminamos el refrigerio, el rector acordó una cita conmigo para el día siguiente a las 7 AM. Se ofreció a transportarme hasta Cali en su jeep pues tenía que bajar de inmediato, acepté y se lo agradecí. Él subió a cerrar la oficina, luego bajó y nos fuimos. Mis conclusiones sobre el rector: era bipolar, pasaba sin avisar de estallidos de autoritarismo y rabia inexplicable (para mí, otro

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síntoma de la pereza hacia el trabajo) a momentos de comunicación semi humana, enunciados y gestualización que en cierta forma evocaban al respeto y la cortesía.

En adelante la relación me reveló que trataba con un verdadero ogro. El rector no sabía leer ni escribir. No sabía leer, en el sentido de conocer el gusto de tener en las manos un libro que a uno le guste mucho, diga usted Cien Años de Soledad, Ulisses, Moby Dick, El Proceso, y leerlo desde la primera línea hasta la última, sin pereza, a toda velocidad, porque la curiosidad y el interés, el entusiasmo, la ambición, no permiten otro ritmo. El rector sabía decodificar la escritura del idioma español, pero le daba pereza leer 3 renglones seguidos. No sabía escribir, sobre todo si el texto que debía producir tenía que ser serio, mostrar conocimiento científico en su campo, información precisa sobre los diferentes procesos curriculares en su colegio.

De verdad era mal lector, no le gustaba leer nada. Y como yo soy lector entró en competencia conmigo, se burlaba de la lectura y de los lectores, sostenía y explicaba con argumentos traídos de los cabellos que se podía ser buen profesional sin necesidad de leer nada. Arengaba a los docentes a burlarse de mis esfuerzos cuando insistía con la estrategia del docente lector y escritor enviada para ellos por el MEN y el PTA. Llegó un momento en que esa conducta ya se veía infantil y era un ridículo mal ejemplo. Se me hizo evidente que él creía que todas las metodologías, estrategias y tareas que yo les presentaba, eran diseñadas, ideadas, inventadas por mí, y se propuso la bonita empresa de sabotearlas.

Entre mis deberes con el rector me tocaba analizar los resultados de sus estudiantes en las pruebas del Estado, para esto se ingresa a la página virtual del Icfes, con el nombre del colegio y el código del Dane aparecen las gráficas estadísticas con la información, y las instrucciones para interpretarla. La vez que se lo mencioné, el rector sacó su portátil e hizo algo con él, yo creí que buscaba la página del Icfes, pero tras un rato de mirar algo intangible lo cerró y lo guardó. Seguimos hablando de otros asuntos. Para no presionarlo, sabiendo que era irascible y carecía de autocontrol, 2 días después llevé mi portátil a su oficina y, como sin querer la cosa, llegué a la página con los resultados de los estudiantes, que el Icfes presenta en gráficas estadísticas de barras, y de sectores coloreados que llaman la semaforización, con el rojo como indicativo de menor rendimiento, seguido del anaranjado, el amarillo que es un rendimiento mediano, y el verde que es el superior.

Escogí las gráficas de sectores y, haciéndome el astuto, llamé la atención del rector hacia la pantalla de mi portátil. Traté de explicarle que todos los colegios focalizados por el PTA tenían serios problemas con el rendimiento académico, bajos resultados de los estudiantes en las pruebas del Estado. Me miraba entre enojado e incrédulo. Comencé con el bachillerato, todos los indicadores en rojo y naranja, poco amarillo, poco o nada verde. Seguí con primaria, la misma situación, en algunos casos, peor. Utilizaba la información para tratar de exponerle el tema de las oportunidades de mejora, cuando el señor me detuvo, fuera de quicio, diciendo que yo era muy pendejo si creía que él se iba a dejar confundir con esas tonterías mías, que mirara los salones de clase, los alumnos y los profesores y las profesoras dedicados al trabajo educativo, que él no era tan tonto para ponerse a fijarse en esos dibujitos, que yo podía seguir haciendo los dibujitos que

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quisiera y pintándolos con los colorcitos que más me gustaran, que él sabía muy bien en qué consistía su trabajo.

Desde allí comenzó para mí el desconcierto. Eso de mirar las gráficas del Icfes y hablar de oportunidades de mejora de los estudiantes era tarea de todos los tutores, no una ocurrencia mía. Y el colegio ya había tenido tutores durante varios años, en el 2016 estuvo la tutora Consuelo Paz. Y el rector no conocía la página del Icfes. Nunca había mirado los resultados de sus estudiantes en las pruebas externas, no había tenido ningún acercamiento a estos recursos básicos para la dirección de un colegio. Yo encontraba demasiada tela para cortar, quería investigar la profundidad del desorden.

Este proceso, como todo en la pedagogía, tuvo su continuidad y su seguimiento. Una mañana de lunes en que le enseñaba mi agenda semanal al rector y le comentaba, como siempre, las estrategias involucradas, le hablé sobre los Ambientes Letrados. En una de sus variantes la estrategia consiste en colgar de las paredes del aula de transición y 1º etiquetas de productos conocidos por sus campañas publicitarias, nombres que los niños repiten aún sin conocer los fonemas o los signos del idioma. El hombre siempre fingía interés, su interés no podía ser sincero ni científico porque para eso se necesitan bases que él no poseía. En esta ocasión mostró su poquito de curiosidad, y yo traté de ampliarle la explicación, aprovechar pedagógicamente el hecho de que los niños repiten como un juego Arroz Roa, La Lechera, El Tiempo, El Espectador, Coca-Cola. Hasta ahí llegué. Tan pronto escuchó el nombre de la gaseosa saltó de su escritorio, me lanzó una mirada fulminante de odio, y gritó:

– ¡A mí no me hable de esa mierda! –se oyó hasta en Cali.

– ¿Cómo así, rector? –, le pregunté–, ¿qué pasó, le sucede algo?

– ¡Pues claro que sí – continuó, cada vez más feroz–, para mí la Coca-Cola es igual a la marihuana! ¡Y todo eso es pura mierda!

La estrategia de los Ambientes Letrados tampoco era una ocurrencia mía. Forma parte de los trabajos e innovaciones del PTA a nivel nacional. Ya se practica en varias regiones del país. Pero no pude seguir con la explicación, nada más tomé nota de su grosería.

A los rectores los citan un día en las Semanas de Formación para Tutores. Mientras yo me ocupaba en conocer todas las sedes de la Institución Educativa, el cuerpo docente, y comenzaba una prueba de lectura con los estudiantes, fue programada otra Semana de Formación. A los rectores los citaron para el viernes. En la reunión se presentaron unos funcionarios de la Secretaría de Educación, y les expusieron a los rectores 4 temas relacionados con su gestión: la nueva relación de la SED con el PTA, la continuidad de los Retos Saber, el uso pedagógico de los resultados de las pruebas externas para identificar oportunidades de mejora de los estudiantes, trabajo relacionado con el PICC – HME, y el desarrollo de las STS municipales que se programaron para ese ciclo. Al final, les dejaron a los rectores la tarea de responder 4 preguntas, una por cada tema de la exposición, pero aplicando las herramientas presentadas al análisis del funcionamiento del colegio.

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Las respuestas del rector se llamaban “el producto”. Yo debería recibir el producto de manos del rector y enviarlo al PTA por vía electrónica, antes de una fecha límite. Terminada la Semana de Formación yo me dediqué a hacer mi trabajo. El miércoles de la semana siguiente fui a su oficina y le recordé el producto. No tenía ninguna complicación, lo animé, sólo se trataba de responder 4 preguntas fáciles, y le di un resumen de las ideas a tratar. El rector abrió su computador portátil, buscó el archivo con las 4 preguntas y las miró. Digamos que se quedó leyéndolas un buen rato. Al cabo cerró el portátil, me miró con disgusto y me dijo: ¡Ah, eso lo hace usté!

Yo nunca le dije que lo iba a hacer. Aunque en Colombia no se usa pensarlo, en estos casos aunque sin dinero de por medio, también hay prevaricato. Esa, como muchas otras tareas que le presenté eran para él, se las enviaba su empleador. Hay un sentido totalmente lógico en que sea el rector quien se involucre en ese aprendizaje. Mi trabajo consistía en entender los procedimientos y sus detalles, explicárselos al rector y al cuerpo docente, y vigilar que ellos los aprendieran a aplicar. Una o dos veces a la semana lo buscaba para preguntarle por el producto, pero él nunca lo tuvo listo. Se terminó el tiempo para enviar el producto, se lo dije al rector, y el hombre sin empacho me aseguró que él “no se ocupaba de esas cosas, solamente de la gestión”. Le insistí en que esas tareas eran para él, cuál era su gestión entonces, pero el hombre se cuadró como para pelear y me gritó:

– ¡No, amiguito Leonardo, lo que yo le estoy diciendo es que si usté quiere que ese trabajo se haga lo tiene que hacer usté!

Fue otra de sus salidas en falso, la lista ya era larga. No era que yo quisiera que se hiciera ese trabajo, esa no era la manera más adulta de interpretar el asunto, ¿por qué habría yo de querer eso? Si era un deber del rector era su problema. El rector solía cometer muchos errores, de los cuales me culpaba cada que podía. Por ejemplo, la primera vez en que nos debíamos reunir con los docentes, yo comencé planeando la reunión como estaba prevista desde el PTA, que era sólo para primaria, y a mitad de camino me dijeron del PTA que invitara también a los profesores de secundaria. Le coloqué un mensaje de whatsapp al rector comunicándole el cambio, y él me envió una respuesta en la que decía que esa idea había sido de él, y que ya había invitado a todo el cuerpo docente, incluida secundaria. El mensaje era raro, las directivas del PTA no se consultan de esa manera con los rectores, pero si ya había citado a todo el personal no había problema, se trataba de hacer funcionar las cosas.

Pero, el día de la reunión no llegaron los docentes de secundaria. Alarmado me quejé con él, y delante del auditorio ya presente me echó toda la culpa, que cómo era posible que yo no hubiera citado al personal, y que yo tan irresponsable, y que no, eso no podía ser, no, no, ¡este tutor! Lo invité a un ladito a conversar, traté de recordarle el contenido de su mensaje raro, y lo negó. Le dije: Aquí tengo ese mensaje en la memoria de mi celular, y el hombre salió corriendo como alma que lleva el diablo, no quiso mirar el mensaje aunque lo perseguí con el tema allí, listo para leer. En cambio se encerró en un salón y se dedicó a hacer llamadas. A la media hora comenzaron a llegar los docentes de secundaria. Y así. Las relaciones con los rectores de la pública no son fáciles, ni claras, ni éticas. Después de ese incidente, mi relación laboral con el señor más parecía un bochinche de beatas. Él no entendía de pedagogía, ni de leyes, ni nada serio, era otro de los

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doctores “Minutero”, los expertos en vigilar y regañar, tenía la idea amorfa de que a los profesores, como a los trabajadores, se les debe dar látigo, insultarlos, empujarlos a producir siempre más, y que él estaba contratado para eso.

Para realizar una Sesión de Trabajo Situado STS se necesitan 3 horas. Nos reunimos el tutor y los docentes desde transición hasta 5º de primaria. Los docentes comienzan jornada tipo 4 y 30, 5 de la mañana, para estar a las 7 en el colegio, la mayoría de los docentes tienen sus residencias muy retiradas de la zona rural donde se ubica la institución. Se usa en el PTA que para aprovechar el tiempo, en lugar de hacer una sola STS se juntan 2 o 3, se dedica una jornada y queda listo ese inicio de trabajo para varios meses. Es lo que se hace en todas partes, en la IE Veinte de Julio de Vijes lo hacíamos, aunque, por supuesto, como allá el rector no iba a trabajar tampoco podía estorbar. Manía de la cual extraía gran placer el rector del Cristóbal Colón. La primera vez que le propuse desescolarizar una jornada para hacer 3 STS juntas, me respondió: No, de ninguna manera, mientras yo sea el rector aquí no se desescolariza ninguna jornada.

Entonces, ¿cómo hacemos?, le pregunté. Dijo que podíamos hacer 1 STS después de la jornada escolar. Comenté que eso significaba que los docentes tendrían allí mismo su almuerzo. Para el rector no había problema, se les avisaba para que llevaran su lonchera o encargaran almuerzo donde la vecina. A continuación hablé de la hora, la STS sería resumida drásticamente, se podría trabajar de 1:30 a 2:30, máximo 3: PM. Y, ¿por qué no hasta las 4?, atacó el rector. Por respeto y consideración a las profesoras y los profesores, le dije; ellos a esa hora ya están cansados, no tienen la misma energía, la concentración, las ganas que necesito de su parte. En ese momento, contraatacó el rector esquizoide: ¡Entonces, hasta las 5! ¡Todos trabajan hasta las 5! Cuando le daban esos ataques yo dejaba de prestarle atención, con loquitos sí, mejor el siquiatra.

Aunque traté de obviarlo, ese problema siguió de largo porque la posición del rector no cambió, era real, genuina, adulta. Profesional, no. Yo conversé con las profesoras y los profesores, el rector era exigente, irracional e intransigente, ya lo conocían. Me contaron infinidad de desafíos ilógicos, desplantes absurdos y agresiones verbales del señor, y quedamos en que realizaríamos una STS en contra jornada, un jueves. Después de hacer acompañamiento toda la mañana, esa tarde llegué a la sede escogida para la reunión, y no había profesores. Esperé media hora. Llegó en moto una profesora que vive en una vereda cercana y me informó que los compañeros se habían ido, no querían trabajar en esas condiciones porque si aceptaban esa contra-jornada tendríamos que hacer muchas muy seguido, y me pedían que pensara alguna manera de ayudarles con el rector.

Como algunos, o muchos, rectores de la pública, don Sócrates García a veces también se perdía 3 o 4 días, y su ausencia se notaba por la paz, la alegría y el orden reinantes. El requisito de las pruebas externas fue el detalle que lo llevó al traste conmigo. Se llaman así las Pruebas Saber, Supérate con el Saber, Aprendamos, los exámenes del Estado. Desde las primeras del cambio en febrero se sabía que a finales de abril se deberían presentar las pruebas Aprendamos. Mi deber como Tutor era informarles las fechas, enviarles la documentación pertinente al rector y a los docentes, ayudarles con la inscripción del colegio, la actualización de los datos generales. Al rector y su equipo les correspondía actualizar la matrícula, registrar los estudiantes nuevos y

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excluir los egresados, distribuir los grupos y los docentes, y asignar las fechas. Yo cumplí con mi parte. Aunque el rector se negó de plano a leer cualquier documento sobre el PTA, estos manuales de las pruebas, por ejemplo, se mostró siempre muy seguro de sí mismo. Cuando le mencionaba la proximidad de las pruebas me contestaba como si ya hubiera hablado sobre el tema con su equipo y lo tuvieran todo bajo control. Yo creí eso.

Me extrañaba que cuando le preguntaba sobre el mismo tema a la asistente del rector, ella no parecía tenerlo todo tan claro. No parecía comprenderme y no prestaba atención si le solicitaba evidencias de los avances del proceso. Me entró la sospecha que se comprobó en la hora indicada. Cuando llegó la fecha para la presentación de la prueba confronté a la asistente, de nombre Lucelly, porque ya, al día siguiente, comenzaban las fechas de la presentación, y ella no me había informado los días escogidos por el colegio. Me invitaron a conversar sobre el asunto en la rectoría, prácticamente me sitiaron y, sin que lo pudiera evitar, a mi alrededor se armó un zafarrancho. La asistente Lucelly acusaba al rector, el rector la acusaba a ella. Tras un rato se aburrieron de acusarse mutuamente sin lograr nada, y la tomaron conmigo.

– Y usté, ¿por qué no hizo ese trabajo? –me preguntó de pronto el rector, lleno de ira.

– Porque ese trabajo no le corresponde al Tutor – le respondí, muy tranquilo.

– ¿Cómo que no le corresponde al Tutor, si eso es del PTA? –insistió el hombre.

–Los manuales son muy claros, señor rector –le contesté–, pero si usted ni siquiera los lee nunca va a saber qué es lo que estamos haciendo.

–A mí sus manuales me importan muy poquito, señor –se envalentonó el rector–. Todos los rectores de los colegios públicos sabemos que esos son trabajos del tutor, ya hemos hablado sobre eso y está claro, aquí yo le estoy dando unas órdenes muy precisas…

Y ya no le pude seguir prestando atención, por dentro me atacó la risa, otro rector de caricatura que, de un momento a otro, se pone a hacer sus chistes y, así no se puede. Aunque, por supuesto, el señor continuó su ascensión triunfante hasta la erupción volcánica y ya libre de toda censura social, cultural o de mínima decencia, me llamó inútil, ignorante, zoquete bueno para nada, y me mentó la madre diciendo que yo sí era muchísimo grandísimo. La asistente Lucelly, al principio se mostró tímida, pero ya entrando en materia demostró que también maneja en forma excelente un gran catálogo de insultos y vocablos censurables desde todo punto de vista, y más aún si pensamos que estaban hablando en la rectoría de un colegio público. Pensemos: al ser público era tan de ellos como mío; y ahí siguieron compitiendo un rato a ver cuál era el más boquisucio, hasta que se cansaron.

–Sí, claro, ya me intimidaron, ¡los valientes! –les dije, cuando terminaron–. Ya mismo me dedico a hacer el trabajo de ustedes, me tienen dominado, miren como tiemblo.

Sacudí un poco la mano derecha, por bromear, y me quedé sentado, tranquilo allí en el rincón donde me tenían, leyendo el whatsapp de mi celular. Comprendieron entonces que algo no salía

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bien, y se arrugaron. Ambos me miraron con una duda profunda en los ojos y rompieron el sitio, se movieron de sus lugares. Lucelly se puso pálida, el rector, en cambio, oscuro, como si le hubieran caído por dentro puñados de ceniza en la cara. Me abrieron paso y me dejaron ir. Al señor Sócrates García lo volví a ver así, con la cara de ceniza, semanas después, cuando tuvo que presentarse a rendir cuentas ante las autoridades correspondientes, y yo andaba por ahí, haciéndome el gracioso, dándome el gusto de mirar, para comprobar la lógica del mundo. Lo cierto era que esa situación no se podía prolongar, tras leer el informe de esa semana la formadora Simona Pérez me dijo que no podía volver al Cristóbal Colón. Y que en esos casos el Tutor debe presentarse, en su horario de trabajo, en la oficina de Calidad Educativa, en el piso 8 de la Gobernación.

Allá estuve asistiendo 3 meses largos, desde el 24 de abril hasta el 30 de julio. Conocí a los profesionales de Calidad Educativa, todo el tiempo sostuvimos relaciones cordiales y respetuosas, les ayudé con mis conocimientos cuando me lo solicitaron. Me tocó presenciar desde allá, el octavo piso de la Gobernación, las manifestaciones de los docentes del magisterio público durante todo el Paro Nacional. En varias ocasiones participé en las protestas. Adjunto el informe del caso que presenté al Coordinador del PTA en el Valle.

Cali, abril 24 de 2017.

Señor Coordinador del PTA SED Valle.

Respetado Doctor:

A solicitud de la Formadora Simona Pérez, líder del grupo en el cual soy tutor, en la mañana de

hoy sostuvimos una reunión donde le expuse una situación anómala en mi lugar de trabajo, y a

petición suya redacto este

INFORME

Sobre La IE Cristóbal Colón (Gimnasio del Dagua, Tocotá) y el PTA 2.0

Según los textos que manejamos en el Programa, que la educación en Colombia reclama cambios

urgentes y precisos es una verdad sin discusión. También hay cosas que no se entienden, por

ejemplo, que una persona escoja la carrera de la educación sin gustar de los libros, de la lectura,

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no me cabe en la cabeza. Por mi parte, me guía siempre la intención ética, el gusto espontáneo de

servir al bienestar de todos, o de la mayoría.

El año pasado fui tutor de la IE 20 de Julio de Vijes, que, Usted me informó, fue graduada. Este

año me mandaron focalizar la IE Cristóbal Colón de Tocotá, en Dagua, bajo la rectoría del señor

Sócrates García. La situación anómala consiste en que el rector maneja 2 actitudes diferentes

frente al PTA: una frente al tutor, y otra, frente a las personas que él reconoce como autoridades.

Frente a las autoridades repite y enfatiza su apoyo al PTA, mientras con el tutor sólo demuestra

displicencia y renuencia, actitud que puede variar, en segundos y sin fórmula de cambio, a

estallidos de violencia verbal y conductas arbitrarias, despectivas y conflictivas. El pasado jueves,

20 de abril, con motivo de una solicitud del tutor sobre las pruebas Aprendamos, esa dualidad de

carácter del rector generó una situación insostenible que impide por el momento la continuación

de las tareas de focalización en esta Institución Educativa.

A continuación haré un recuento de los momentos y ejemplos álgidos en la manifestación de esta

dualidad del rector:

1- En la reunión de empalme que sostuve con el rector y la tutora Consuelo Paz, tras una breve

exposición que hice sobre mis deberes con las estrategias del PTA, como la estrategia que se

trabaja este año invitando a los docentes a convertirse en docentes-lectores-escritores, agregué

que ese trabajo me quedaría fácil de asumir porque yo soy lector y escritor, y el rector me

interrumpió, diciendo: “Para algunas cosas no podrá contar conmigo porque yo soy muy mal

amigo y muy mal lector”. Días después necesité recordarle esa expresión suya para hablar sobre

la lectura, y la negó por completo, diciendo: “Usted es un mentiroso, eso se lo inventó”. Aunque

al final reconoció que sí es mal lector, no le gusta leer nada. En este trimestre, durante todo el

proceso me ha tocado inventar trucos y argucias para convencer a los docentes de leer y escribir,

que fracasan porque el rector no lee, no le gusta o no puede leer (puede estar sufriendo algún

desorden orgánico, consecuencia de alguna antigua lesión, o algo así), pero, en lugar de colaborar

con mi trabajo y con el Programa, el rector se ufana de su condición iletrada, dice que para ser un

buen profesional no es necesario estar leyendo nada, trata la estrategia como si fuera una

ocurrencia mía, un invento personal con el que insisto para molestar porque soy escritor, y así su

conducta es mal ejemplo. La estrategia del docente-lector-escritor es real en el Programa.

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2- Con el rector nos reunimos una o dos veces por semana, los lunes para reportar la agenda de

trabajo, y los jueves o viernes para comentar las actividades y firmar documentos. En la semana

del empalme, para explicarle al rector los parámetros de mi trabajo, comencé tratando de

explicarle que todos los colegios focalizados por el PTA mostraban deficiencias en el

rendimiento académico de los estudiantes, lo que para los colegios constituyen sus oportunidades

de mejora. En mi computador portátil le mostré la página del Icfes, creí que la conocía, pero no

sabía cómo llegar hasta los referentes nacionales. Entonces le enseñé los resultados de las pruebas

del Estado, Saber, Supérate, Aprendamos. Como las gráficas estadísticas de la semaforización

indicaban que los resultados académicos de los estudiantes estaban muy bajos, casi todos en rojo

y naranja, y yo traté de explicarle en qué consistían los colores, el rector me detuvo, enojado, y

quiso pasar a otro tema; como le insistí me acusó de estar haciendo o manipulando yo mismo esas

gráficas, y le negó toda importancia al asunto como si él no ingresara nunca a buscar nada en la

página del Icfes y no la conociera. Nunca más me ha aceptado conversación sobre el tema, dice

que su colegio funciona muy bien, y me señala los estudiantes llenando los salones de clase y los

docentes hablando al auditorio. A mí me gustaría debatirle sobre la profundidad del asunto, la

validez del proceso, la evidencia de los resultados, se puede tener a un grupo de estudiantes en un

salón de clase encantado escuchando palabreríos irrelevantes durante horas, semanas y meses,

pero con él no se puede tocar ideas diferentes a las suyas. Sentado a su escritorio su poder es

ilimitado e incuestionable.

3- A la semana siguiente, cuando todavía no lo conocía bien, hablando sobre estrategias de

iniciación a la lectura en transición y 1º, mencioné los “Ambientes Letrados”, las paredes del aula

utilizadas como carteleras para colgar mensajes que les sirvan a los niños como punto de partida

en su iniciación lectora, y algunos ejemplos de experimentos que han hecho diferentes profesoras

a lo largo del país. El rector me pidió que le describiera alguno, y le conté de unas diapositivas

que nos mostraron en una Semana de Formación, y el éxito de una docente que había decorado

las paredes del aula con etiquetas de las marcas comerciales. Y, para hacer didáctica la referencia,

comencé a nombrar algunas marcas de las que vimos en las diapositivas. Arroz Roa, dije, y todo

iba bien. Leche Colanta, seguí, y fue buena la cosa. La Lechera, El País, El Espectador, no

despertaron suspicacias. Pero, llegó un momento en que dije: Coca-Cola, porque estaba en la

dispositiva, y ahí fue Troya. De inmediato, como sufriendo una descarga eléctrica, el rector me

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gritó, de horrible manera: “¡A mí no me hable de esa m…!”. Le pregunté qué pasaba, porque ya

no entendía, y él siguió con la misma actitud, gritando: “¡Para mí la Coca-Cola es igual a la

marihuana y todo eso es pura m…!”. Y, con semejante léxico, ya no pudimos seguir debatiendo

sobre la estrategia de los Ambientes Letrados, no se calmó y yo me fui para otra sede a trabajar.

4- Fui aprendiendo que tratar con el rector era asunto especial. En una Semana de Formación,

invitaron a los rectores para el viernes, se presentó el equipo de la Coordinación del PTA en la

SED, les hicieron una exposición y les dejaron una tarea a los rectores, responder 4 preguntas

sobre los temas que les habían explicado. Como tutor a mí me correspondía reportar ese producto

del rector, enviar sus respuestas al PTA a través de un link. Entonces, cada que veía al rector le

preguntaba por las respuestas, y él me evadía. Hasta que se pasó la fecha para colgar el producto

en el link, y cuando se lo dije, el señor me miró a los ojos con sorna y desprecio, y me dijo: “Eso

lo tiene que hacer usté”. Yo le repliqué, no era así, ese era un trabajo que exigía el manejo de

información que sólo tiene el rector. Ante lo que él, con actitud agresiva, respondió: “No, amigo

Leonardo, lo que le estoy diciendo es que si usté quiere que ese trabajo se haga, lo tiene que hacer

usté”. El producto no se hizo.

5- En la semana anterior, del 17 al 21 de abril, en términos de los cronogramas enviados por el

MEN, y con respecto al trabajo realizado por el tutor, se deberían haber presentado las pruebas

Aprendamos. Desde el 24 de marzo se les envió al rector y a las asistentes de la rectoría los

manuales y comunicados referentes; por mi mucha insistencia, la asistente técnica del rector, de

nombre Lucelly, aceptó ingresar a la página conmigo y actualizar el perfil del colegio, le mostré

las listas, los pasos a seguir, y ella dijo que sabía continuar sola. Dos veces cada semana pasé por

la sede Central a preguntar por el avance del proceso, pero la asistente del rector siempre me dijo

que no podía hablar conmigo, estaba muy ocupada, tenía otras tareas más urgentes. Y llegó el

jueves 20 de abril, y cuando les pedí que me dieran por fin las fechas para la aplicación de las

pruebas, el rector y su asistente reaccionaron de manera brusca, agresiva y vulgar, acusándome de

ser un inepto y un mentiroso, y de ser el culpable de esa falla.

Como tengo evidencias de que yo sí he estado haciendo mi trabajo día a día, aproveché la

circunstancia adversa para darles una lección de ética, interpretación legal, un curso abreviado de

epistemología, ontología, y, por supuesto, pedagogía, actuando como un tutor transformador que

como líder pedagógico afecta a los docentes en el marco del PTA.

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6- Esta era la semana para aplicación de las pruebas Aprendamos en este colegio, pero se

presentaron circunstancias que comuniqué a la Formadora Pérez en la misma tarde del jueves 20,

fecha del incidente que terminó de demostrar que el supuesto apoyo del rector para el Programa

Todos a Aprender era una farsa, una pantomima, una mentira. Este rector no apoya al PTA, no

lee documentos, ni libros, ni instrucciones de trabajo, ni manuales del MEN, nada. Y como él no

es lector, se vanagloria de eso, y su actitud hacia el PTA es burlona y despectiva, los profesores

tampoco quieren asumir la estrategia del PTA en que vengo insistiendo con el asunto del docente-

lector-escritor, y ya se me desarmó el rompecabezas.

7- En estos días, al colegio le ha surgido otro grave problema, la detención policial de un docente

por la presunta violación sexual de varias niñas. Con esta situación, y las propuestas e insistencias

que hago en nombre del PTA y del MEN, esta comunidad ya se me está mostrando adversa,

inmanejable en términos de la cultura, porque ante los problemas que yo les muestro como

oportunidades de mejora ellos asumen la posición de repetir que ese colegio está funcionando

muy bien, que yo debo dejar de molestar y buscar qué hacer por ahí en un rinconcito donde nadie

note mi presencia.

8- En las últimas horas, con su escándalo policial por violación sexual y la no aplicación de las

pruebas Aprendamos, el ambiente del colegio es malsano. Como además de la inconsistente

relación con el rector, también he ganado terreno en la comunicación con los docentes, ellos se

quejan de la actitud dictatorial del rector, que trabaja sin apoyo en ninguna lectura, sólo desde lo

que él imagina, lo que se le ocurre. Y tiene toda clase de ocurrencias, unas sensatas, otras

absurdas, otras descabelladas, pero él también es arrogante e impone su voluntad sin contar con

las disposiciones legales sobre el trato entre seres humanos, entre compañeros, entre

compatriotas. Esta actitud no fomenta el trabajo en grupo, ni el trabajo colaborativo, sólo la

obediencia vertical, y por eso genera malestar; se ha prolongado por todo el tiempo de su

administración y los docentes ya están cansados. Ellos han escogido este momento para protestar

y ya no quieren cumplir las órdenes del rector, por ser un dictador que gobierna desde una

peligrosa posición solipsista, con normas imaginarias de su cosecha.

9- El hecho de que el rector no se gana el cariño de nadie, ni le preocupa en lo mínimo, ha

generado un sentimiento de rechazo hacia su dirección que afecta la realización de reuniones para

celebración de STS. Ya me ocurrió 2 veces, una el 29 de marzo, y otra, el 11 de abril, que el

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rector programa reuniones para que trabajemos con los docentes, y ellos no asisten. Luego me

indican que es una forma de protesta y me piden por favor que lo informe a los jefes. Estoy

cumpliendo con este deber. De esta manera actúo también como un tutor transformador que

afecta a los docentes en el marco del dolor humano, la Aldea Global, el orden jurídico y el PTA.

10- Esta semana la tutoría esperaba que se aplicaran las pruebas Aprendamos, aunque a última

hora el rector salió con que él sabía por conversaciones con los rectores y con no sé quién más,

que esas pruebas las tenía que hacer el tutor, no el rector ni el colegio. Aunque como tutor ya

llevaba más de un mes hablando sobre ellas, explicando, arengando, motivando, hice afiches a

mano alzada: “Y ahora presentamos/ las pruebas Aprendamos” que coloqué en las paredes, con la

dirección electrónica y las fechas. Desde el 24 de marzo les envié los manuales y comunicados

pertinentes, que el rector se negó a leer, hablándome como si fuera yo en calidad de persona

quien le estaba asignando la tarea, y yo pudiera exonerarlo de hacerla: “No, Leonardo, a mí no

me pongás a leer esos manuales”. El rector brinda su total apoyo al PTA, pero no acepta ninguna

tarea que el PTA le asigna.

11- Se concluye por las evidencias que en la IE Cristóbal Colón (Gimnasio del Dagua-Tocotá) no

existe realmente un apoyo serio y decidido del rector para el Programa Todos a Aprender. Porque

yo no les hice todo el trabajo para la aplicación de Aprendamos, cosa que en todo momento les di

a saber, el jueves 20 en la mañana, el rector y su asistente técnica me invitaron cordialmente a

conversar, después me llevaron a un rincón de la rectoría, me acorralaron y durante 2 horas y

media se dedicaron a agredirme verbalmente, a insultarme, a provocarme como si quisieran de mi

parte algún estallido de violencia, cosa que no hice, siempre aclaro que, culturalmente, ante todo

soy un poeta. Sólo me proporcionaron las evidencias de su falta de ética, de cultura, de

humanidad, porque trataron de intimidarme y obligarme a cometer errores vulgares que los

beneficiaran.

En esa trampa en que me encerraron el rector y su asistente Lucelly a mí me pareció percibir los

indicios de una metodología ensayada, una conducta sistemática, un modus operandi. Me resulta

fácil imaginarlos haciendo lo mismo a otras personas, abrumándolas con mentiras inmorales,

acosándolas de manera infame, intimidándolas para imponer su voluntad. A la tutora Consuelo el

año pasado, por ejemplo. Que me parece que sí les hacía todo el trabajo, tal vez no sabía proteger

sus intereses, defender sus derechos, y le dio miedo.

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Como tutor a mí me corresponde interpretar y desempeñar mi trabajo de la manera más seria

posible, no comprendo otra clase de actitud.

Atentamente, Leonardo Rengifo Espinosa Tutor PTA.

************

El personal de Calidad Educativa, los investigadores del PTA en el Valle, el Coordinador del Programa investigaron la situación anómala que denuncié en la IE Cristóbal Colón, Gimnasio del Dagua, Tocotá, con el rector Sócrates García. Fueron comprobados todos los puntos de la denuncia y otros más que aparecieron por el camino. En cierto momento, el Coordinador del PTA en el Valle me preguntó si yo aceptaría volver a trabajar allá, con el mismo señor, ya arregladas las cosas, pues el rector había firmado un acta de compromiso, y yo le respondí que no. Desde mi punto de vista, esas cosas estaban tan arregladas como las amenazas a la señora que el juez de familia envía a su casa para que el marido enfurecido la asesine a traición. Los funcionarios del gobierno confían en la floja idea de que cuando ellos firman un papel ejercen dominio sobre la realidad del mundo, sobre la gente. Ignoran con voluntad persistente la futilidad de ese afán.

8. ¿Por qué no funciona el Estado colombiano?

Me refiero a funcionar en el sentido de ser funcional, no como la IE Cristóbal Colón de Dagua, ser útil de verdad, cumplir con sus objetivos, servir para el propósito que se le encomienda. En términos de la propaganda el Estado debe cuidar la vida, la honra y los bienes de todos los colombianos. En su calidad de organismo rector debe proporcionar soluciones para el desarrollo equilibrando los problemas de las diferentes comunidades, sin inclinarse a favor de ninguna en particular. Pero el Estado colombiano no tiene capacidad para cuidar esos valores señalados y enmarcados como norte cultural. Últimamente sólo puede cuidar, y a duras penas, los valores de los bancos y las propiedades de las familias sobresalientes en el sector, vinculadas también al Estado.

Mencionando como ejemplo de inoperancia otro frente importante en el actual gobierno, respecto a los ires y venires del Proceso de Paz, en lo cual, según Antonio Caballero falla el Estado por lo inepto, la ineptitud podría empezar a describirse como una dicotomía entre la actitud de urgente

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interés del Presidente y el ritmo de trabajo acostumbrado de los demás funcionarios. Que el Estado sea inepto significa que los funcionarios, empleados y trabajadores encargados de llevar a la práctica las decisiones que se firman y las instrucciones que se les envían en los documentos para leer, no realizan cabalmente esas tareas porque no les dan importancia a la lectura de los documentos.

En Colombia, desde su origen como invento traído desde Europa por personas que no sobresalían por la inteligencia y la cultura, el Estado, entidad abstracta, sin cuerpo ni voz, pura representación, no es tratado con respeto porque las personas son incultas y no comprenden el sentido de la representación. Muchas personas ingresan a la política pensando directamente en actuar como hampones, robarse todo lo que puedan. Como actualmente son la gran mayoría, digamos que podríamos meterlos a todos a la cárcel y el daño sería menor que seguir como estamos. Al respecto, y hace unas décadas, el cura Camilo Torres era un poco más exigente. Le preocupaba mucho la saturación de los presidios.

En Colombia se lucha por construir la cultura del libro. Entre nosotros, prácticas básicas de la cultura intelectual como la escritura y la lectura son miradas con desprecio. Los pueblos de Asia, Europa, y Norteamérica desarrollaron relaciones con los libros: la escritura, la lectura, la glosa, el resumen, el dibujo, la pintura, la miniatura, milenios antes de la aparición del computador personal y el smartphone. Por allá los aparatos no pudieron desbancar a los libros. Hoy día nuestros estudiantes de secundaria no saben leer ni escribir, pero son excelentes fotógrafos de selfies. Los resultados de ese desarrollo desigual: a nuestros estudiantes les da pereza leer completo un poema de Rafael Pombo, mientras a los niños de Inglaterra y los EE UU ni la oscuridad de la noche ni el frío les impedía hacer fila frente a las librerías para adquirir los primeros ejemplares de Harry Potter. Y se tomaban selfies haciendo fila. Otro resultado, más peligroso, de esta desigualdad, es que como en nuestra cultura los personajes amados son los burros cargados de oro, estos figurines llegan fácilmente al Senado, a la Cámara de Representantes, a los ministerios, mejor dicho, apague y vámonos.

De antiguo se sabe que estos personajes una vez en sus cargos se dedican a acomodar fichas políticas, las filas de ignorantes desocupados que por su propia cuenta no construyen acomodo en la vida, y constituyen su poder, los seguidores, los electores. Para acomodar una ficha política en Colombia nunca se ha pensado en el conocimiento que se requiere y la responsabilidad que se impone con el cargo, sólo en el peso del “amigo” y el sueldo a devengar: “Ve, Jiménez, este puesto tiene siete millones de sueldo, cójalo para usted, y ese otro de seis y medio, para su señora, ¿cómo la ve? Rica la política, ¿cierto?” Así se nombran médicos para interventoría en construcción de puentes y carreteras, ingenieros en gerencias de hospitales, veterinarios para dirigir el tránsito, vendedores de revuelto como inspectores y choferes de bus como rectores de colegios.

Estos personajes sobresalientes de nuestra “cultura”, los burros cargados de oro, desde su posición individual egoísta y ambiciosa, desarrollan una mentalidad cínica y solipsista desde la

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cual se creen individuos superiores; el pensamiento solipsista le dice a su portador que él es el único existente real y que los otros muñequitos con apariencia humana que aparecen por ahí son producto de su imaginación. El ejemplo típico de esta enfermedad mental, el encomendero eterno, demonio posmoderno, es Álvaro Uribe Vélez. Esta es la ideología instalada en nuestro territorio por los conquistadores europeos, y ampliada, desarrollada y perfeccionada por los encomenderos. De allí brota la actitud negativa hacia el trabajo y el ánimo delincuente, muchos colombianos de talento prefieren de plano ser criminales y morir bajo su propia ley, que elaborar su paciencia sencilla y humilde para esperar con tesón que frente a sus ojos se desenvuelva el profundo misterio de la vida. Los colombianos no tienen nada de místico, espiritual o religioso, esas son puras mentiras de los mismos de siempre con las mismas de antaño.

Hay una grave contradicción entre la “sabiduría” y la “seriedad” con que los altos organismos oficiales redactan documentos, instructivos, manuales, protocolos, y el poco o ningún interés que esos textos reciben en las oficinas y frentes de trabajo por donde pasan esperando eco y respuesta. Consecuencia del odio bíblico al trabajo, en la idiosincrasia de los colombianos hay demasiado gusto por la distracción, el juego, la ebriedad y el baile, el placer, y muy poca seriedad para pensar, decidir y actuar. Yo lo llamo “La cultura de la oreja”: poner música a todo volumen, drogarse, emborracharse, y después matarse con los vecinos a puñaladas o a balazos. También hay mucho orgullo, vanidad y sentimentalismo, el perfil de los monoteístas, completando el cuadro de la inoperancia. El sistema democrático en sí, el menos malo, en Colombia no sirve para nada porque cuando llega un nuevo gobierno trata de destruir todo lo que hizo el anterior, sin consideraciones, por pura vanidad y, a veces, por la ambición de continuar detentando el poder del mangoneo.

Entre nosotros la democracia no es una política común, es apenas la autorización para que cada uno haga lo que pueda o lo que le venga en gana. En los gobiernos colombianos, hasta ahora, los problemas se habían tomado deportivamente. Pensemos en las elecciones mismas. Todos sabemos lo que pasa con ellas. Son la columna vertebral del seudo-sistema, y su funcionamiento es completamente delictivo.

Tratando de parecer un grupo de intelectuales, cuando un gobierno quiere descrestar al pueblo inventa su propia manera de nombrar las cosas, estrategia que se usa sobre todo en la educación. Es casi una payasada, y es todo lo que les vemos hacer, masticar una papilla de la cultura universal y traducirla en balbuceos dizque para educar al pueblo. No vemos que se cumpla. De nada sirve que los gobernantes de turno coloquen a sus hijitos recién graduados a redactar nuevos desvaríos sobre las categorías gramaticales, la sintaxis o la semántica, la suma y la resta, la bahía o el golfo, y cambiarles el nombre a antiguos conceptos que seguiremos utilizando igual que antes, porque los problemas que padecemos son de humanidad: en Colombia nos siguen gobernando con la ideología del conquistar español, el peor asesino de la historia, y con la maldad sin entrañas del encomendero que fue vencido en Audiencia por don Andrés Díaz Venero de Leyva. Desde allí comienza la trampa, hoy debemos identificarla, analizarla, comprenderla.

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9. La profundidad epistemológica.

El Programa Todos a Aprender fue implementado por el gobierno colombiano con el objetivo de aumentar los niveles de aprendizaje de los estudiantes de manera que se pueda evidenciar en los exámenes del Estado. Se desarrolla en el país con lemas como “Hacia la Meta de la Excelencia”, “Somos un equipo de excelencia”, “Colombia la más educada en el 2025”. Pero, en la base de todo este aparente esfuerzo hay un pequeño problema que lo dificulta todo: la educación pública es para los pobres, es el servicio gratuito que los gobiernos de turno organizan para los menos favorecidos. Por esa razón pocos funcionarios se lo toman en serio, los recursos económicos para desayunos y transporte de estudiantes siempre escasean, se los roban las madres de los alcaldes, o las madres de otros funcionarios, o las tías, o los funcionarios si no hay más quien. Como otra consecuencia de la misma debilidad la calidad del servicio deja mucho que desear, el personal docente no está bien preparado, la base cultural del proceso sigue siendo la creencia en el cristianismo, que fue superada en Europa desde el momento en que comprobaron la redondez de la Tierra.

El motor del Programa no es algún problema que las oligarquías del país quieran solucionar, ni de ricos ni de pobres. Es la preocupación mundial de las minorías más privilegiadas porque la situación social se les salió de las manos. Desde Europa y los EE UU llegan propuestas pedagógicas para rencauchar el mundo de la academia, y en el componente espiritual para apoyar la reflexión filosófica y científica la propuesta es la visión holística de la ciencia. En Colombia, a nivel oficial, lo único que se dice sobre la holística es que es una visión integrada de la ciencia, pero sin decir nunca qué cosa se integra con cuál otra. Así se ve en las Semanas de Formación para Tutores. Los Formadores no tienen idea sobre estos adelantos científicos y tecnológicos, culturalmente son cristianos refractarios a esta clase de temas que consideran “malvados”, “satánicos”, “del diablo”.

Holística es una visión integrada de los conocimientos de la humanidad sobre de la naturaleza de los seres vivos, plantas, animales y humanos. Se integran en este conocimiento la descripción física, material, natural y visible del cuerpo, heredada de la tradición greco-latina, con la descripción del campo energético, o el campo electromagnético, o el aura, aportada desde la antigüedad por los pueblos indígenas, y comprobada científicamente desde comienzos del siglo XX, con el invento ruso de la máquina fotográfica Kirlian.

El concepto de holística surgió después de la discusión mundial sobre los reportajes de Carlos Castaneda a don Juan Matus y su grupo de compañeros, quienes afirmaron ser videntes toltecas dedicados a cultivar en el mundo moderno los conocimientos de la Antigüedad sobre la esfera luminosa de la conciencia, el punto de encaje y los anillos de poder. A la primera autora que le conocí el uso del concepto holística fue Bárbara Ann Brennan, doctora norteamericana en Física y en Medicina, mientras hacía un trabajo de divulgación de la Nasa, por allá en la década de los 80.

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Según los instructivos, manuales y protocolos del Programa Todos a Aprender, los Formadores deberían saber o averiguar sobre la evolución de estos conocimientos, conceptos, ideas y prácticas, para explicarlos, difundirlos, socializarlos en todas las direcciones, pero sobre estos avances actuales ellos no saben nada. La base espiritual y epistemológica de los Formadores sigue siendo el cristianismo, y a todas luces ésta si es la mayor estafa que se le puede hacer al pueblo colombiano.

10. ¿Cómo es la formación que da el gobierno a los rectores de la pública?

He dicho y repetido cuanto se puede que no me gusta la educación de la escuela pública. Por los paros, la pérdida constante de tiempo, por la negligencia y la frescura, por la lista interminable de jefes que uno se encuentra cuando tiene que hacer un reclamo, por la mediocridad, la mala preparación de los profesores, por la mala distribución de los recursos, responsable de que, en el mejor de los casos, buenos comienzos no tengan fin. Como docente he trabajado muy poco en colegios públicos, sólo cuando el rebusque se yergue vertical, pero a la primera oportunidad regreso al camino.

Conocí los colegios públicos de la zona rural del Valle por mi trabajo de tutor. Tras 2 años de luchar con esas bregas varias ideas negativas, de alerta, se juntaron en mi mente.

Hace años, por allá en el 2005 y 2006, estuve con mi señora viajando por diversos pueblos de Cundinamarca. Nos ubicamos en El Rosal y desde allí, durante varios meses, recorrimos los poblados cercanos a Bogotá. La ganadería y el cultivo de flores para exportar son las actividades en que se ocupan sus habitantes. Los dueños de la tierra y los negocios son blancos de puro ascendiente europeo. Los trabajadores son indígenas de la región. Ninguno de los indígenas que conocí sabía leer ni escribir, eran completamente analfabetas. Nos estábamos quedando con Margoth en la casa de la señora Amparo Salazar, una mansión estilo californiano que se caía a pedazos, donde vivía y trabajaba una familia de indígenas. La familia tenía 2 hijos, una niña de 12 años y un niño de 7.

Una mañana, cuando ya habíamos entrado en confianza, le pregunté a la mamá, de nombre Aleyda, por qué los niños no estaban estudiando. La señora india entendía el asunto de una manera ilógica, irracional.

–Sí, sí señor, los niños están estudiando –me dijo.

– ¿Cómo así? –le insistí–, yo los he visto aquí todos estos días. ¿A qué hora estudian?

A lo que ella respondió que no, que los niños no lo necesitaban, no iban al colegio, pero sí estaban matriculados. Resumiendo la situación en esa época que los visité, para los niños indígenas sí había una planta física de una especie de escuela, pero allí no había oficina, ni

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pupitres, no iban profesores, los niños permanecían entre la casa y el trabajo y crecían sin estudiar, y alguien les hacía creer que así estaba bien. Al que preguntaba más de la cuenta incluso le daban un certificado de estudio para pasar al grado siguiente. En el que tampoco estudiarían. Lo más doloroso y exasperante para mí fue comprobar una y otra vez que sobre esa base educativa se sostenían entre jefes y trabajadores las mismas relaciones sociales ¿o antisociales? que se dieron entre amos y siervos en el siglo XVII. Y en esas condiciones de respeto a los derechos educativos de los niños, los indígenas crecían con diplomas, pero sin nada en la mente, obligados, ya de adultos, a seguir diciendo sí señor, y bajar la cabeza. He narrado este recuerdo porque al conocer los colegios de la zona rural del Valle descubrí circunstancias demasiado idénticas para ser accidentales.

¿Qué clase de formación les da el gobierno a los rectores de los colegios públicos? Me repito esta pregunta y no entiendo lo que sigue, porque yo también he sido rector, pero de colegios privados, y las exigencias que me hacían los funcionarios de la SED eran demasiado diferentes comparadas con lo que se le exige al rector de la pública.

La planta física tenía que ser de esta manera y de ninguna otra. Cada salón de clase, por ejemplo, debía tener mínimo 4 lámparas de neón de 1.5 m. Por la salud, la vista de los usuarios, los peligros de miopía o ceguera en los estudiantes. Sin embargo, en muchos salones de clase de las escuelas públicas de la zona rural no tienen ni un solo bombillo de 60 vatios, y si alguien lo coloca (yo lo hice) el rector lo quita alegando que no tienen dinero para pagar electricidad. En consecuencia los jóvenes estudian sin iluminación, en penumbras, cuando el día es muy gris los salones quedan oscuros. Recordando los alegatos de salud municipal para mis colegios, no importa para nada si los muchachos de la zona rural se quedan ciegos.

¿En qué consiste la dichosa gestión de los rectores de la escuela pública? Hasta ahora no lo entiendo. He visto rectores que asisten con alguna regularidad a sus puestos de trabajo, bañados, limpios y vestidos con decencia, pero se dedican a hacer vida social, y su trabajo, todo, lo delegan. He visto otros que casi nunca van al colegio, sólo van cuando los visitan personajes importantes o les han anunciado que deben recibir un premio que se han ganado los docentes trabajando. ¿Es esa la gestión del rector de la escuela pública? ¿Lo que le venga en gana? ¿En colegios con tantos problemas? ¿Llevarse los premios por los méritos ajenos? Todo esto me resulta sospechoso, aquí hay gato encerrado.

Las relaciones sociales y profesionales de los rectores de la escuela pública rural con su entorno configuran una continuación muy próxima de la ideología del conquistador español y del encomendero en nuestra tierra. Es como si no hubiera pasado el tiempo. Ya no es el hombre blanco actuando con sevicia contra el indio y contra el negro, ahora son los jefes contra los empleados y los trabajadores. Hay jefes y empleados de todos los colores, el tejido social se tensa en la ignorancia, el pueblo no sabe, no quiere saber, y a los jefes les conviene.

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En el 100% de los casos que me correspondieron como tutor del PTA, los rectores actuaban más como aprendices de gánster que como personajes de la cultura, docentes conocedores de la historia, la ciencia, la filosofía, el arte, los problemas del pueblo y las ambiciones de la sociedad, representantes de la academia. Y, al conocerme, asumieron de inmediato y por completo que yo era o igual o peor que ellos. Aunque les mostré mis libros y se los regalé. Me hablaron de la ley, el orden jurídico, inventando truculencias infantiles y delincuentes como si no existieran los libros de leyes, como si no pudieran imaginar que yo sí los hubiera leído. Y esa fue su perdición. Tras el choque con el rector de la IE Cristóbal Colón, el PTA quiso enviarme a trabajar a otro colegio, pero apenas analicé la primera información sobre el establecimiento decidí renunciar al Programa, ya me quiero dedicar a otra cosa. Con los estadounidenses aterrados porque tienen el demonio adentro, en la Casa Blanca, nuestra ciudad capital sitiada por las basuras y los bancos marchando rumbo a la quiebra, ya el rebusque vuelve a quedar parejito.

Conclusiones.

1. Se encuentran relaciones sociales anacrónicas anquilosadas en los contextos de los procesos pedagógicos y la vida laboral en Colombia. Se persiguen todavía desde la idiosincrasia los ideales morbosos y criminales que los conquistadores y los encomenderos españoles dejaron instalados en nuestro territorio. Las ideas de la cultura no evolucionan, de alguna manera los interesados se las arreglan para hacernos patinar en la charca pútrida de la escolástica medieval europea.

2. El entorno de la escuela pública revela los atrasos más peligrosos si se piensa en la obligación de solucionar los problemas actuales. Se maneja todavía como regla divina la máxima equivocada e hiperbólica de que “el rector es el que manda, aunque mande mal”; muy delicado, no lo debemos permitir más, la actual legislación marcha por otras pistas, ya es hora de superar las taras de la cultura. A la realidad no la manda ningún pinche tirano, la realidad es la que manda.

3. Las diversas creencias que componen el cristianismo no constituyen base epistemológica para instalar, desarrollar o profundizar procesos de adquisición, manipulación y acumulación de conocimiento. El cristianismo ha sido históricamente refractario a los avances de conocimiento de los grupos de pensamiento distinto a ese. El cristianismo y el catolicismo sólo aceptan los adelantos cuando ya se han convertido en mercancías para vender.

4. La Biblia tampoco es base epistemológica, su contenido no demuestra ser la obra de un “Dios omnisciente”, todo el recorrido que muestra sobre la superficie del planeta revela un conocimiento limitado: parte de Europa, parte de Asia y apenas una franja del norte de África, la zona que rodea al mar Mediterráneo. El mundo pequeño y plano que se describe en la Biblia no es para nada este planeta en que vivimos. Sus autores no sabían nada sobre los polos, ni sobre el

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continente americano, sus pueblos y culturas, su fauna y flora. Por eso a Colón la iglesia lo tildó de loco. Cuando uno lee la Biblia por completo, como un libro cualquiera, entiende que fue obra de un grupo de hombres en una etapa precisa de la acumulación de su conocimiento.

5. El Programa Todos a Aprender, que en Colombia se organizó como el esfuerzo de actualización impuesto por el desarrollo mundial, gracias a los milagros de la religión oficial de nuevo terminó en nada, más de lo mismo, discriminación, agresión, violencia de la ignorancia contra la ciencia, victoria de la corrupción política sobre el método científico, el último reciclaje de la cultura colonial.

6. En la actualidad gran parte del desarrollo científico sigue los caminos de la holística, son derivaciones suyas la programación neurolingüística, los diagnósticos y tratamientos médicos bioenergéticos, el empleo de la hipnosis como sucedáneo de la anestesia en intervenciones quirúrgicas, la medicina homeopática que combina métodos occidentales con procedimientos de las culturas indígenas, y la valoración y recuperación misma de estas culturas. Al profundizar en sus consecuencias materiales, este conocimiento se relaciona con la física cuántica y la mecánica cuántica, el mundo mágico de las subpartículas. Hoy vivimos en el centro del misterio, la cultura blanca europea llama holística, o cuántica, a la misma realidad que hace 520 años llamó magia, brujería, obra del diablo.

7. El carácter medianito y poca cosa de la cultura de los colombianos que critico en este texto, también limita a los formadores del PTA, profesionales mediocres que no hacen el esfuerzo de investigar y actualizarse en los temas que les corresponde, pero mandan a otros a hacerlo. Desde el punto de vista de mi experiencia personal puedo sospechar que gran parte del trabajo del PTA se quedará sin hacer, será pura pantalla, fotos y videos con abrazos, besos y felicitaciones, el añejo y tradicional club oficial del mutuo elogio.

8. Para ser rector de un colegio privado es necesario poseer conocimiento, sabiduría, sinceras inclinaciones hacia los procesos de la cultura, la adquisición y desarrollo de la ciencia, talento desarrollado como lector y escritor, sentimientos altruistas, generosos, humanitarios. Para ser rector de un colegio público sólo se necesita saber poner la mirada de águila harpía, y dominar la ingenuidad suficiente para ir por el mundo insultando a la gente y fomentando las relaciones verticales de poder, la cruda obediencia del esclavo.

9. Los árabes musulmanes desarrollan sus ataques terroristas. Pero este problema no tiene ningún misterio. Si aplicamos rudimentos de la deconstrucción de Jacques Derrida a lo que comprendemos de las noticias, queda claro: Si cualquier ejército de la región que sea de la Tierra viniera a mi territorio a destruir las casas, los hospitales, las escuelas, los almacenes, las tiendas, las cocinas, los baños, los tubos del agua, mi deber humanitario, patriótico, ético sería unirme a mis vecinos y entrar en la modalidad de guerra.

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10. Esta crítica no afirma que toda la educación en Colombia esté en crisis o sea una estafa, los ricos pueden mandar sus hijos a los colegios caros de la iglesia, a los privados de alta gama, o a los colegios y universidades del extranjero. La estafa sólo ocurre en la educación de las clases menos favorecidas por la historia de la invasión europea.

11. La ideología del encomendero español no es propiedad exclusiva de los rectores de la escuela pública, el Estado colombiano es democrático, el ánimo de devengar sueldo sin trabajar es común a la gran mayoría de los jefes de las empresas del gobierno.

12. Colombianos, ya es hora de despertar, como Alfonsina Storni les grito: Hemos dormido todos demasiado/ Dormido a plena luz/ Como las estrellas a pleno día. Debemos entrar en acción, vencer y superar, dejar atrás, la cultura colonial basada en la ideología de los conquistadores, los peores asesinos de la historia, y los encomenderos españoles, canallas sin escrúpulos que se creían más que dios. Y es ya. Para mañana es tarde.

Leonardo Rengifo EspinosaEx tutor del PTA 2.0Autor.

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Crítica de la Educación Pública en Colombia y el PTA 2.0

Tabla de Contenido

Nº Título Página

0. Introducción……………………………………………………………. 2

1. La fundación. Relaciones sociales (¿o antisociales?)…………………… 4

2. La Educación en Colombia……………………………………………… 5

3. Mi paso por el PTA……………………………………………………… 7

4. La IE Veinte de Julio de Vijes…………………………………………… 9

5. Con el pie izquierdo……………………………………………………….11

6. La IE Cristóbal Colón de Dagua………………………………………… 19

7. Un perro de malas pulgas…………………………………………………20

8. ¿Por qué no funciona el Estado colombiano?............................................. 33

9. La profundidad epistemológica……………………………………………36

10. ¿Cómo es la formación que da el gobierno a los rectores de la pública?.....37

Conclusiones……………………………………………………………………….39

Fin

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