Dios permite circunstancias desagradables en nuestras vidas para llevarnos a la madurez espiritual. ...

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Dios permite circunstancias desagradables en nuestras vidas para llevarnos a la madurez espiritual.

Estas circunstancias pueden venir en forma de pruebas y sufrimientos, que todos experimentamos.

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› Examinemos algunos tipos diferentes de pruebas.

› General: (Romanos 8:35-36)› Persecución: (Mateo 5:11-12) La

mayoría de nosotros no hemos experimentado ni conocemos lo que es la verdadera persecución. Pero Jesús, quien fue clavado en la cruz, quien se dio por nosotros, de cierto sabe lo que significa sufrir persecución real.

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La persecución puede asumir muchas formas. Nos pueden escupir, maldecir, disparar, o podemos experimentar alguna otra forma de insulto que entendamos como persecución.

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Aflicciones: Pueden afligirnos muchas cosas que Dios permita para evitar que nos exaltemos a nosotros mismos. Pablo experimentó esto en carne propia. (2 Corintios 12:7) Dios quiere mantenernos humildes, contritos y mansos, para que escuchemos su voz y dependamos de El. Cuando estamos en posición de mansedumbre y humildad ante el Señor, estamos bien atentos. Desafortunadamente, echamos hacia atrás y hacia adelante entre la humildad y el orgullo. Las aflicciones logran el buen propósito de ponernos de rodillas delante de El.

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Castigos: Cuando Dios nos castiga o disciplina, lo hace para nuestro bien. (Hebreos 12:5-6). De otra manera, El nos dejaría seguir nuestro camino sin corrección ni dirección. Las pruebas vienen, pues, porque Dios nos ama.

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La Gente: La gente – individuo o grupos – pueden ser nuestra principal fuente de pruebas.

Circunstancias: Las pruebas también pueden surgir de las circunstancias que nos rodean, sea en nuestros trabajos, en nuestras comunidades, o ciudades, o aun en nuestros hogares.

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El Yo: A veces nosotros somos nuestro peor enemigo. Luchamos con nosotros mismo cuando Dios quiere que nos amemos a nosotros mismos. El nos creó, y nuestros cuerpos son el templo del Espíritu Santo.

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¿Qué rasgo de carácter quiere Dios desarrollar en nosotros por medio de las pruebas? (1 Pedro 2:20-21)

Muchos cristianos creen que no tenemos que sufrir, pero eso es contrario a lo que Dios nos enseña en su Palabra. El sufrimiento es parte de la Escritura. Y, de acuerdo con la palabra de Dios, es parte de nuestras existencia humana. Jesús sufrió y murió por nosotros. Nosotros también sufrimos.

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Dios quiere que superemos cada prueba o circunstancia difícil. Pablo nos mostró como él respondió a las pruebas. (2 Corintios 4:8-12; Hebreos 13:5; Romanos 8:38-39)

Podemos pedirle a Dios que nos saque de las circunstancias difíciles. Pero sólo El sabe cuándo estamos listos, y cuándo ha cumplido su propósito en esas pruebas.

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Dios desea que respondamos de una manera piadosa a las pruebas que enfrentamos día tras día. Cuando nos encontramos con gente difícil de amar, Dios quiere que les amemos. El puede dirigirnos a que vayamos a alguien a pedirle perdón. Nuestra actitud sin amor puede impedir la obra de Dios en la vida de esa persona, en tanto que el amor puede ayudar a llevarla al conocimiento salador de Cristo.

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Otra razón por la cual Dios nos permite pasar por estas experiencias es edificar en nosotros la fortaleza del Espíritu Santo. En su poder aprendemos a vivir como triunfadores de modo tal que podemos experimentar y mostrar sus gozo en medio e la pena; su paz en medio de la confusión; su generosidad en tiempo de necesidad; su flexibilidad cuando estamos incómodos; su perdón aun cuando somos usados a despecho; su fortaleza cuando somos tentados, porque Dios es el Creador del universo, nada toca nuestras vidas que antes no haya pasado por sus manos.

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Job, en el Antiguo Testamento, ilustra este hecho. Satanás no tuvo libertad en la vida de Job sino hasta cuando Dios levantó el cercado y le dio permiso. Cuando enfrentamos responsabilidades desagradables, Dios quiere desarrollar la confiabilidad en nosotros, para que se pueda confiar en nosotros cualquier cosa que El traiga a nuestro camino.

Si no aprendemos una lección la primera vez, Dios permitirá más y más pruebas en nuestras vidas hasta cuando aprendamos.

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Santiago explica el propósito de Dios en las pruebas (Santiago 1:2-4)

Cuando miramos a Dios, ponemos nuestra mira “en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:2), superamos las pruebas. Cuando nos fijamos en la prueba misma, nos desanimamos y quedamos derrotados.

Dios ha prometido en el Salmo 34:19: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas la librará Jehová”

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De las pruebas viene el sufrimiento. Pablo le escribió a la iglesia filipenses: “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en El, sino también que padezcáis por El” (Filipenses 1:29)

Cuando un creyente falta a veces en su andar con Dios, Dios en su amor a veces encuentra necesario disciplinar y castigar a ese creyente con el fin de producir “el fruto de justicia” en su vida (Hebreos 12:11).

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Podemos sufrir en un área tal como las finanzas, lo cual puede resultar en una pérdida de ingresos, pérdida de trabajo, o aún en las pobreza.

Algunos de los sufrimientos más severos pueden ocurrir en nuestras familias. La esposa, los hijos, los padres o los parientes pueden sufrir enfermedad, muerte, divorcio, pérdida de la fe, rebeldía contra Dios, dificultades económicas, u otros problemas relacionados con la familia.

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(1 Pedro 5:10) Perfección indica terminación,

de estar completos en Cristo, así como el sufrimiento confirma o verifica nuestra relación con El.

(1 Pedro 4:12-14)

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Las pruebas y el sufrimiento pueden ser nuestras más grandes motivaciones al crecimiento espiritual – o nuestras más mortales causas del desánimo.

Las pruebas y el sufrimiento pueden efectuar los siguientes resultados espirituales inapreciables:

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Revelar nuestra debilidad (1 Corintios 1:26-29)

Revelar el amor de Dios para con nosotros (Hebreos 12:6)

Nos hacen examinar nuestros corazones (Salmo 129:23-24)

Nos ayudan a superar el orgullo (Santiago 4:6)

Cambian nuestro enfoque (Salmo 25:1-2) Nos hacen buscar a Dios (Salmo 86:3) Nos ayudan a reconocer la lucha espiritual

(Efesios 6:12) Purifican nuestra fe (Santiago 1:3-4)

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Nos hacen odiar el mal (Proverbios 8:13) Nos recuerdan orar por nuestras

autoridades (1 Tesalonicenses 5:12-13) Nos hacen reevaluar nuestras prioridades (2

Corintios 4:18) Ponen a prueba nuestra obra (1 Corintios

3:12-15) Cambian y evalúan nuestras amistades

(Proverbios 17:17) Nos ayudan a identificarnos con Cristo

(Gálatas 2:20) Revelan nuestra responsabilidad (Proverbios

16:6)

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Nos motivan a confrontar a otros (2 Corintios 1:3-5)

Confortémonos y animémonos nos a otros, con la comprensión de que Dios está al control tanto de las pruebas del sufrimiento, hasta el punto en que podamos crecer en madurez de espíritu.