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©AlonsoIbarrolaPrimeraversiónenformatolibroelectrónico:mayode2013

ISBN:84-245-0672-3Cubiertayrealización:Tantamount

Edita:TantamountQuedanrigurosamenteprohibidas,sinlaautorizaciónescritadelostitularesdelCopyright,bajolassancionesestablecidasenlasleyes,lareproduccióntotaloparcialdeestaobraporcualquiermediooprocedimiento,conocidooporconocer,comprendidaslareprografía,eltratamientoinformático,yladistribucióndeejemplaresdeellamediantealquileropréstamopúblico.

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Contenido

ElautorysuobraDepetris(Historiasdeltren)

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Elautorysuobra

El año 1961 salía a la luz pública el primer libro deAlonso Ibarrola,Depetris, retrato y confesiones de un burgués anónimo que terminaperdiéndoseenuntúnelinterminable...Algunoscríticosacogieronellibrocomo “algo insólito, nuevo y original” dentro de la joven narrativaespañola, y uno de ellos afirmó: “El humorismo de Alonso Ibarrola noproducehilaridad,enelsentidoestrictodelapalabra.Esunamezcladeabsurdo, humano y patético, que algunas veces provoca una levesonrisa. El autor juega con la sorpresa, con el retorcimiento delretorcimiento, y aún el lector menos inteligente queda alelado con lasorpresayserinde”.

De todos modos, “el libro — señalaría un crítico en su segundaedición,diezañosmástarde—notuvotodalafortunaquesusméritosycalidades requerían, yaque supublicación coincidió conel augede lallamada literaturasocial, queensombreció losbrotesdeotrasmanerasdehacer,como ladeAlonso Ibarrola,cercanasa lamoderna literaturadel absurdo”. Del mismo, Jaime Azpilicueta llevó a cabo una versiónteatral, y Eduardo Delgado una versión para Televisión Española, conrealizacióndeLuisMaríaGüell, incluídaenlaserie“Escritoresdehoy”,conCarlosVelatal frentedel reparto,yemitidael13denoviembrede1977coneltítulodeHistoriasdeltren.

En1963, laeditorial italianaRizzoli seleccionay traduceunodesuscapítulosparasuAntologíadehumoristascontemporáneos,dondefigurapor razones de abecedario entre Helmut Heissenbüttel y EugeneIonesco;unabecedarioqueincluyeensuúltimaletraaCesareZavattini,elfamosoescritoryguionistacinematográficoitaliano,que“descubre”deesta manera al autor —”en una bellísima narración..., la primera queconocídeél”—ysebrindaaprologarsusegundo libro,Historias paraburgueses (1971), que obtiene una crítica excepcional y conoce

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traduccionesalportuguésyparcialmentealitalianoyfrancés.

Las historias, aparentemente abstractas, registran y descubren enparte las frustraciones, contradicciones e inquietudes de un pequeñomundo burgués que no consigue insertarse en la realidad, al mismotiempo que—como si quisiera darnos un respiro en su lectura— nostransporta,agolpesdeimaginaciónyfantasía,a“otrosmundos”,aotrassituacionesremotas,pasadas, lejanas,en lasque“loabsurdo” tambiénhaceactodepresencia,reclamandonuestropresente.

En1975reúneensulibroFlorecillasparaciudadanosrespetuososconlaley,relatosbrevísimos,publicadosenelsemanarioHermanoLobo,enuna celebrada columna titulada “Episodios de la vida nacional” yfirmados con el pseudónimo de Nemorino. El crítico literario EduardoTijerasseñaló:

“Alonso Ibarrola agita las convenciones, los pragmatismos, lashipocresías,el“buentono”,loque“selleva”,enelámbitodelacursileríaburguesa y las imágenes edificantes y moralizadoras instituidasejemplarmente para adoctrinar a los ignaros plebeyos. Su deliberadomatiz superficial obligaa Ibarrola a sustentarseno sólo en la vertientesatírica, sino en otras actitudes de la misma familia, tales como elsarcasmo, la ironía,elabsurdoyelhumornegro,hasta inmiscuirseenuna líneaquevedescayesperpéntica(dichoestoamododereferenciaaproximada), que, bien mirada, es característica de una dimensiónprivativade laculturaespañola, lacual incluiríanombresconsagrados,como los de Valle-Inclán, Solana, Cela, Buñuel. No es que AlonsoIbarrola, obviamente, pertenezca de lleno a la escuela del chafarrinónesperpéntico,perosuafándemostradoporerosionarla“buenaimagen”—esa que se crea a fuerza de idealismo y publicidad—, la “buenaimagen” que la gente —las instituciones, mejor— construyepenosamentedesímisma, legarantizaunpuestoentre todosaquellosescritores que pretenden curar una herida a base de cauterizarla con

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fuego o, lo que es lo mismo, deformándola para que nos resulteintolerableapartirdeesemomentoydelanuevaperspectivabrindadaporelgoteodeladisección.Peseavenirencápsulasmínimas,endosishomeopáticas, las Florecillas para ciudadanos respetuosos con la leyreclamanunlugarenlaculturaliteraria”.

Basándoseen“historias”entresacadasdeestostreslibros,ydeotrosautores, la compañía teatral “Duodeno” representaenEspaña,Cuba yVenezuela, dos obras teatrales de notorio éxito: Voyeur y Pasen ymueran.

En1988,publicaPormigrandísimaculpa,abandonandolamodalidaddelcuentocortoparaadentrarseenunrelatoque,aunqueseestructurasobre breves flashes, desarrolla una trama novelesca. Por otra parte,hay un abandono deliberado del humor irónico y candoroso paraadentrarseenun lenguajeyenunassituacionespatético-cómicas,quehacen del protagonista un anti-héroe moderno a la búsqueda de unmundoque,unayotravez,seleescapadelasmanosparallevarleaunfinalinexorable.

En años sucesivos, sigue colaborando en numerosos medios decomunicación, nacionales e internacionales. Desde la famosa revistaitalianaIlcavallodiTroiaalossuplementosdelosdiariosnacionalesdetiradasmillonarias,pasandoporelPlayboy italianoy los librosde textoescolares deHachette, en Francia. En un arco de treinta años (1961-1991) se ofrece toda una muestra peculiar del llamado “humor negroespañol”,quesuperafelizmenteelpasodeltiempo.

Puede decirse que en esta antología se encuentra, como en uncatálogo, un amplio repertorio de los aspectos más ricos del humormoderno:elusodelaparadoja,delrazonamientollevadoalabsurdo,delascontradicciones,deljuegoentreelyodelnarradorylaobjetividaddelrelato, incluso la misma forma literaria de cuento o relato seguida

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implacablemente.Todoelloconunestilorapidísimo,casideteletipo,alamisma velocidad de los media pero cuajado de matices, que lleva allector,sinrespiro,porlosmúltiplesaspectosdelavidamoderna.

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PRIMERRETRATODELAUTOR

Elautordeestealeccionador libroes rico, inmensamente rico,culto,guapo y tiene muchas admiradoras. Que nadie trate de ver en élintencionesmorales,niambicionesliterariasocrematísticas.Lavanidadfueelúnicomotivoqueleimpulsóaescribirlo.

Meheacercadoalaventanillayconmireciayvaronilvoz,altamentepersuasiva,hedicho:

—Unbillete,porfavor,paramañana,día15,trenexpresodelas22,30horas...

Alpararme,lavozairadadeltaquilleromedice:

—Pero,¿adónde?

Heolvidado indicareldestino.Pasoenmicasa lashorasrepasandolos detalles, repitiendo a cada instante los datos; dejo de saludar a laportera por culpa de la clase de billete. Dos terceras partes de laHumanidadpasanhambre,heleídorecientemente.Pediré“unsegunda”.Al llegar a la ventanilla pido “un primera”. Pasan hambre, pero no losveo.

Ciertodíaolvidédecirlasegundaindicación:“Porfavor”.Aqueldíanohubo rectificación posible. El funcionario me espetó a la caratriunfalmente:“Nohaybilletes”.

Trasdemíunindividuo,acercándosealaventanilla,exclamó:

—Quieroirme.

Esdecir,seolvidódedecir:porfavor,hora,categoríadeasiento,clasedetren,etcétera.Elhombredelataquillanodabacabidaasuasombro:

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—¿Hadichousted?

—¡Quequieroirme!¡Quieroirme!

Elhombrecillogolpeabarabiosamenteconlaspalmasdesusmanoselmármoldelmostrador,mientrassollozanteproseguíadiciendo:

—¡Quieroirme!¡Quieroirme!

Ledetuvieronante lamismaventanilla.Habíamatadoasumujerenun raptode locurayelpobrepretendíaescaparse.Uncrimenperfectoprecisademuchosdetalles...

Según los altavoces, muy pronto va a llegar mi tren. Junto a mí lagentesearremolina,nerviosaeimpaciente.¿Quésecreeránqueesuntren?

Contemplo las vías. Siempre me suscitan las mismas dudas.¿Llegarán a unirse alguna vez, en algún kilómetro? No llego aconvencerme de que jamás se unan. Pongamos diez mil kilómetros.Bueno, cienmil kilómetros. Sonmuchos kilómetros. ¿No creen que alfinal de estos kilómetros terminarán uniéndose? Una vez a Maggy leasaltaron las mismas dudas en una ocasión semejante. Y ni corto niperezosodejósusmaletasen“consigna”ysepusoaandarporlasvías.Estaba dispuesto a esclarecer, de una vez para siempre, aquellacuestión.Anduvomuchosdíasymuchasnoches,descansandotansólounosminutosenlasestacionesqueencontrabaalpaso,comomandaelReglamento.Siveíajuntoalavíaunletreroconlaindicación“Silbar”,élsilbabacualquiermarchadeóperaairosaparadarseánimo.(Siemprehepensadolocómicoqueresultarácontemplaralmaquinistayalfogonerosilbando los dos cumpliendo el Reglamento. Y qué penoso resultaráhacerlo cuando se les hamuerto un hijo, por ejemplo.Claro que peorseríaqueelletreroanunciase:“cantar”,“rezar”o“bailar”.Sobretodoesto

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último,enlargostrayectos,resultaríamuyfatigoso).

PorfinMaggy,aloscuatrodías,divisóelfinal.Ciertoquelasvíasnoseunían—comopudocomprobarlo—peroalmenosterminabanallíenun lugar desierto, donde alguien había colocado unas macetas conflores.Unaniñalasestabaregandoenaquelmomento.Maggysellevóun terribledisgustocuandodescubrióque lavíaseguíaporotro ladoyque en la estación anterior le habían engañado pues el guardagujascambiólamanivelaylemetióenvíamuerta.(Fuelaúnicaideaqueselesocurrióasusfamiliarespararecuperarlo).

Llega por fin el tren, rápido y jadeante. Una enorme locomotora,chorreandohumo,hacesuirrupciónenlosandenes.

Los fogoneros se asoman a la ventanilla de la locomotora y miranaltivos a la gente. ¡Pobres fogoneros! Experimentamos gran disgustocuando el tren no llega a la hora, sufrimos mil angustias y pesarescuando no se sabe el paradero del tren en que vienen nuestrosfamiliares, amigos..., y una vez que llegan, una vez que les hemosbesado y saludado, no se nos ocurre ir a la locomotora, subir a ella ydecir al maquinista, abrazándole: “Gracias”. Por nuestra culpa seconviertenenunosresentidosysevenganconlosretrasos.

Eltrensehaparadoylagentetratadesubiralosvagones,almismotiempo, aun teniendo sus asientos reservados.No sé por qué, pero lagentecuantomenosdinero tienemáschillayprotesta.Desprecianesedon de la humildad. Incomprensible. A los cinco minutos todos losviajerossehancolocadoensusrespectivosasientos,asícomotambiénsusmaletas.

Yotambiénheinstaladolasmías—yono,mimaletero,seentiende—yobservo losandenes.No tengoanadieparadespedirmedeél.Odiolas despedidas familiares. Prefiero pagar a dos o tresmaleteros, para

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que agiten sus pañuelos y lloren mientras me voy. Esto me hacesentirmemuyimportante.

Todavíaquedandiezminutosparaqueeltrenparta.Losquesevan,asomadosasusventanillascontemplanalosquesequedan,depieenelandén.

—¿Escribirás?

—Descuida,yasabesquesí.—Cuídate.

—Descuida.

—¿Hascogido?...

—Sí.

Unlargosilencio.Faltansieteminutos.Tehatocadounbuenasiento.Así parece. Si tienes sed, compras cualquier cosa, pero sin bajar deltren, ya sabes lo que le pasó... Sí. Claro. Cinco minutos. Se miranmudos, de arriba abajo, sin saber qué decirse. Hay un silencio total,embarazoso. Cuatro minutos. El que se asoma a la ventanilla pareceotear el cielo. Los que están en los andenes, cansados de tener lacabezaerguida,curioseanasualrededor.

Unpitidorasgaelaire.Eltreniniciasumarcha.Ahoratodoelmundocomienzaagritar,ahablar,almismo tiempo.Parececomosi todosseacordaranderepente,deunmontóndecosasydeencargos.

—Oye,acuérdatede...

—Adiós.

—Oye...

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Una señora llora. Dos se estrechan a duras penas lasmanos. Otraseñoragruesachilla,desesperada,tratandodehacerseoír:

—¿Cogisteelcepillodedientes?...

Eltrenmarchalentamente,abarrotadodeviajeros,queinundantodoslosdepartamentosypasillosdelosvagones.Mac,ensudepartamento,había repartido lápicesypapelensilencio,a suscompañerosdeviajequelemirabanasombrados.Explicósucaso:

—Soyelrepresentantedeunaimportantesociedadfilantrópica.Desdehace veinte años recorro el mundo tratando de entregar un millón depesetasalsuicidaqueescribalamejorcartadedespedida...,peronadieseanimaahacerlo—terminódiciendoamargamente.

Todos empezaron a devolverle el instrumental, menos un señor degafas, pequeño. Escribía y escribía. Al cabo de una hora entregó trescuartillas aMac.Este comenzó a llorar emocionado, nadamás leer lamitaddelaprimeracuartilla.

—¡Porfin—exclamóalterminarsulectura—,heaquíunacartadignadepremio!Claroestá—comenzóadecirlentamente—queparaque...elpremio pueda adjudicarse, es necesario... — miraba al hombrecillofijamente—. En fin usted ya comprende... falta un requisito esencial...ustedestávivoy...

El hombrecillo comprendió perfectamente. Se quitó las gafascuidadosamenteylasintrodujoenelbolsillodesuchaqueta.Sedirigióala ventanilla, la abrió condulzura yexhibiendounasonrisa vanidosaasuscompañerosdeviaje,selanzóalexterior,contraviniendoclaramentelaordendeunletreroquedecía:“Prohibidoasomarsealexterior”.

Mac,conungestoairado,selamentó:

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—¡Siempremeocurrelomismo,quédesgracia!

Yabriendolaportezueladeldepartamento,exclamó:

—¡Pase,señora,hayunasientolibre!

Enotrodelosdepartamentos,losviajeros,apretujados,hablan.

—Undía—cuentauntalBob—mepregunté:“¿Llegaréasanto?Nofumo. No bebo. Tengo novia formal. Me acuesto temprano. Rezo. Elúltimo domingo, precisamente, recuerdo que me asaltó la mismapreguntaen la iglesia, al veraunsantoensunicho,a laderechadelaltarcentral.¿Yyoporquéno?,medije. ¡Sino fuera tan tímido!...—yBobcallómientrassuscompañerosdeviaje,indiferentes,contemplabanelpaisaje.

Alcabodeunrato,otroviajerocontó:

—Adayyoestábamosprofundamenteenamorados.Youndíalehabíadicho:“Nojoyas,sinohijostedaré”.Ellaseemocionómuchísimo.Aldíasiguientemerogó le repitiera lomismo.Yyodije: “Deningunamanerajoyas, cuestan mucho”. Se enfadó. Nuestras relaciones terminaroncuando yo un día imaginé: “Tú, paralítica, en una silla de ruedas y yosiempreatulado”.“No,no—decíaella—,nopodríaresistirlo.Terogaríaque me dejaras”. La muy imbécil no supo darme una contestaciónsatisfactoriaasuspalabras,porqueseechóallorar.Ladejéporegoísta.

Trasunosminutosdesilencio,Bobselevantóatropelladamentedesuasientoyabriendolapuertadeldepartamento,balbuceó:

—Señora,aquíhayunpuestolibre.

Laseñorafueadeciralgunacosa,peroBobleatajódiciendo:

—Nosepreocupepormí,noesningunamolestia,porqueyobajoen

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lapróximaestación.

Ydiciendoésto,Bobdesapareciórápidamente.Recorriótodoeltrenycontinuó de pie su viaje en el pasillo, muy lejano a su departamento.Todavíalefaltabandiezhorasparallegarasudestino.

Elvagónesde“primeraclase”.Saltaalavista,porquesusocupanteshablanmuypocoonohablan.Sialguienalentrardice:“Buenosdías”alo sumo se oye un gruñido proveniente de un señor grueso (en losdepartamentos “de primera” hay siempre un viajero grueso). El quecorrespondeaestecompartimientoestáhablando:

—Puedo afirmar categóricamente que los pobres no son felices,aunqueellossesuelenempeñarenquererdemostrarnoslocontrario.Lohacentansóloparafastidiarnosanosotros,losricos.“Eldineronodalafelicidad”,suelenexclamarconunavozquequieresersuave,tranquilaycalmosa.Enelfondo,ellossonlosprimerosennocreerenlamáxima.Sólo lo dicen para consolarse. ¡Hipócritas! Yo mismo he comprobadopersonalmente,muchasveces,lasfalaciasyfalsoorgullodelospobres.Un día, enmi residencia, llamé a uno de los individuos ami servicio.¡Quevengamichófernúmerotres!Cuandoestuvoantemipresencia,ledije:¡Quedadespedido!¡Nomegustasuformadeconducir!Elchóferseasombró,peroviendomigestodecidido,sediolamediavuelta,mientrasdecíaorgullosamente:“¡Losiento,peronotengootra!”.Alcabodeunosminutos, a través de mis pasillos subterráneos, me apresuré aacercarmehastasuhabitaciónparamiraratravésdeunamirillasecretay oculta. Allí estaba el desgraciado, sentado en la cama, llorando,mientrasenelsuelosumaletayacíaamediohacer...¡Falsos!

—Yo creo—comentó otro viajero— que los pobres no serán nuncafelicesporquelesfaltalaesperanza.Unopuedevivirenlamiseriamásabsoluta, sabiendo que con los años llegará a tener dinero. Pero unpobre, generalmente, muere en la pobreza. Dios lo quiere así. Yo

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particularmente, tengounsistemainfalibleparaelevarmimoralcuandoatraviesounaetapadedesánimoytristeza.Enunadelasestanciasdemi residencia he hecho raspar las bellas pinturas que la embellecían,retiré sus muebles y tapices y en su lugar coloqué una camadesvencijada y una silla apolillada, que poseía en casa de sus padresuno de mis criados. Una pequeña bombilla ilumina débilmente lahabitación.

Cuandomesientodeprimidomeintroduzcoenlahabitación,queafindecuentaspodríaserlahabitacióndeunpobre.Meencierroconllaveymepongoapensaryaexclamarenaltavoz:“¡Soypobreyestoysolo!¡Parasiempre,parasiempre...!”,ycuandoyanopuedomás,cuandoladesesperacióninundatodomiserylaslágrimassurcanmirostro,salgocorriendode la horrible habitación y comienzoagritar por los pasillos:“¡Soyrico!¡Soyrico!...”,mientrasbesolasmejillasamiscriados,quememiranconciertoasombro...

Elseñordeenfrente,nohapronunciadounapalabradurante todoelviaje.

—¿Fuma?—lehedicho.

—Oh,no.Fumaramisaños...—meha respondido casi en susurro,mientrasseechacansadamentehaciaelrespaldo,conunsuspiro.

Mentira, señor,mentira,piensomientras lecontemplo, sinvalorparaexpresarle lo que mi mente maquina. Mírese usted al espejo. Conatención.Detalladamente.¿Quéve?Sucara,su radiante rostro.Ustedes joven. ¿Una arruguita? No, hombre, es un defecto de la piel, denacimiento. Usted es joven; no hace falta más que mirar sus ojosradiantes.Quizánoseamuyguapo,peroresultainteresante.

Grite,griteunpoco.Cante.Ahoradoblelasrodillasconlasmanosen

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lacintura.Uno,dos.Uno,dos.¿Lovequébien?¿Molestias?Eslafaltade costumbre. Quizá si hubiera hecho un poco de deporte... Pero noimporta.Otrasflexiones.Respireprofundo.Estupendo.Estupendo.¡Quémúsculos!¡Cómofuncionan!

Grite,gritemás.¡Quégarganta!¿Canta?Ah,sí,estácantando.Buenoído.Bonitavoz.Perfecto.Todolefuncionaalaperfección.

Usted no es viejo, señor. Nadie se muere de viejo. Se muereatropelladoporuncoche.Muchossemuerenporquenoponenempeñoenvivir.

¿Cuántosañostieneusted?¿Cincuenta?Mentira.¿Quiénlehadichoaustedquetienecincuentaaños?Elhechodequesumujerysushijosleregalentodos losañosundíadeterminado,unacorbata,nosignificanada.

Abraustedel armario.Cuente sus corbatas.Una, dos..., cinco, y nohaymás.¿Dóndeestáel resto?Supongamosquesuhijo leharobadouna.¿Ylasdemás?Nomedigaquesumujerlashatirado.Lasmujeresnunca tiran las corbatas, ymenos si las han comprado ellas. En todocaso las limpian.Luegoesmentira.Luegoustedsólo llevacasadoa losumoseisaños.Nopuedeserciertoquesecasóhaceveintiséisaños.¿Dónde están las diecinueve corbatas restantes? No sabe ni quécontestarme.Lefaltaexperiencia,amigo.Vida.Lefaltanaños.Yaverá,yaveráluego;todavíaesjoven...

Uniforme impecable, limpio, con la rayade lospantalonesdelineadaconesmeroporlaplanchadesumujer.Rígido,conlamiradaincrustadaenlasvías,lamanoderechaenlamaniveladefrenoylaizquierdaenlanariz,Puckconduceel“convoy”.

Puckescorrecto,demasiadocorrecto.Saluda,quitándoseelgorro(a

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sabiendas de que infringe el Reglamento), a todo el mundo. Cuandollegaauntúnel,dicesiempre:“Permiso.¿Puedoentrar?”Y,trashaberlodicho,sonríe,yconunaleveinclinacióndecabezapenetraenél...

Detodasmaneras,Pucknoesfeliz.Ytodoporculpadeunavaca.Nopudo impedirlo, resultó inevitable, pero un día Puckmató a una vaca.(Porunmomentopenséescribir,“quenodijonimu”,pero,ciertamente,elrecursoesmuyfácil).Lavacaveníaporelsenderoquecruzalavía.“Ojoal tren”,decíael letrero.Peronicaso.Puckvenía lanzadoconsumáquina.Vioalavaca,peroenvezdefrenar,solamenteacertóadecirmuynervioso:“Ustedprimero,señora...”Yelgolpefuemortal.Noquisoparar para no ver el espectáculo. Cuando llegó a la primera estacióntodavía lloraba. Los días siguientes se negó a hacer aquel recorrido.Luegohubodeabandonar aquella línea, porque cada vezquepasabaposteriormenteporaquelsenderoquecruzabalavía,parabaelconvoy,sebajabade lamáquinagorraenmano, y trasmirardetenidamenteaambos lados del sendero, volvía a reanudar la marcha. Luego el trenllegabaalpuntodedestinoconquinceminutosde retraso,yal jefedeestación le daba vergüenza escribir en el tablero de anuncios: “Por lavaca”.

EnellibrodereclamacionesdelaEstaciónCentralhayescritasunaslíneasquedicen:“¡Quevivanlasvacas...!Firmado,Puck”.

Contemplo el paisaje. Maravilloso. Hay paisajes que uno quisieracogerlos, besarlos, abrazarlos, estrujarlos, como a la mujer amada ydecirles:“Eresmío”.

Quisieracaminarporahí,porenmediodeesepradoverde.Sóloungesto,unmovimiento,unaspalabrasalmaquinista,unapropina... y talvez,enunossegundos...beso,besoconfurialahierba,loscolores,lasflores, losolores.Brinco.Salto.Doyunavoltereta.Grito: “¡Yupiiiiii...!”Elinterventor,respetuoso,gorraenmano,tratadedecirme...:“Señor”.Otra

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volteretamás.“Señor...”Sutonocadavezesmásenérgico.Meagarraporlassolapas.Mesubedenuevoaltren.Grito.Peroeltrenyaestádenuevoenmarcha...

Portodoellodaría,daría...mediavida.Sí.Mediavida.Más.Digoquemás.Lavidaentera.Moriríafelizsobremiasiento,mientrasalgúnviajerosomnolientomusitaría:“¿Quéestacióneralaúltimaparada?...”

Penetramoseneltúnel.Laslucesdeldepartamentonoseencienden.Laoscuridades total.Recuerdoel juegopreferidodemi lloradoamigoTic en circunstancias análogas: Se pegaba una bofetada. Todos loscompañerosdeviajepercibíanelchasquidoacusador.Y tras laesperaansiosadelaluzdeldía,Tic,consudelatorcarrilloenrojecido,sesentíamuycomplacidoalobservarelrubordesucompañeradeviaje,víctimadelasmiradascuriosasyuntantomalsanas,delrestodelosviajeros...

Eltúneleslargoylaslucesnoseencienden.Unaterribledudaasaltamimente.Bienpudierahabermequedadociego.Noseríaelprimercaso.Loheleídoenlaprensa.Finasgotasdesudorbrotandemifrente.Abrolosojos,lospongoredondoscomoplatos,peronoalcanzoavislumbrarningunabriznadeluz.Comoúltimorecurso,exclamoconvoztrémula:

—¡Estosmalditostrenes!

Todosmiscompañerosdeviaje,respondenacoro:

—¡Estosmalditostrenes...!

Misoplodetranquilidadseesparceporeldepartamento.

Unaclaridadpercibidaatravésdelaventanilla,meindicaquelasalidadel túnelestámuypróxima.Cierro losojos.Ciego,ciegoparasiempre.Trato de imaginármelo, trato de verme: alto, apuesto, erguido, unahermosacorbata,unelegantebastónblanco.Misojos,misbellosojos,

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sin fondo, sin vida y sin luz, no necesitan la protección de unas gafasahumadas.Lasmujeresmemiranalpasar.Lasbellasmujeresmemiran.¿Amor? ¿Piedad? Amor, amor. Pero las aparto dulcemente con mismanos.“Nopuedeser,nopuedeser”,musito...

Ycuandoyalaslágrimasestánapuntodebrotardemisojos,cuandoya la desesperación y la impotencia corroenmi ánimo, pienso que yo,conunactodemipropiavoluntad,demipropiapotencia,puedollegaraver...Y cuando ya el rojo demis cerradosojosme indica queel túnelquedóatrás, losabrode improviso. ¡Quémaravilla!El campo,el cielo,los hombres, mis compañeros de viaje. Quisiera abrazarles uno poruno...Trataríadeexplicarles...¡Pobresciegos!

Prontovendrálanoche.Comienzoadivisar lasprimerasluces.Unasluces diminutas, pequeñitas, provenientes de casas que mis ojos nolleganapercibir.Ylosquevivendentroseráncomoyo,pensaráncomoyoyquizátenganlasmismasilusionesqueyo.

Mis compañeros de viaje comienzan a arrellanarse en sus asientos,buscando una adecuada postura para pasar la noche lomás cómodaposible.Yoprontollegaréamidestino,poresoprefieronodormirme.

Nosoportounanochepasadaenel tren,aunqueseaenun “coche-cama”.Unaccidente.“Salgantodos”.¿Cómo?¿Así?.Yconmipijamaarayasverticalesverdesyblancas,yzapatillasdenoche,contemplo loscadáveres mientras rezo por las desgraciadas víctimas. Jamás helogradohilvanarunaoracióncompletaenpijama.Precisomásropa.

Otrotúnel.Corto.Otrotúnel.Menoscorto.Otro.Máslargo.Otro...yeltúnelparecenotenerfin.

El tren prosigue su viaje. Mis ojos se cierran. El sueño coge mispárpadosconsusmanosdehadaycierramisojoscomosibajarauna

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persiana:rasss...

Unamortecinabombillaazuladailuminadébilmenteelcompartimiento.Estamosenuntúnel.Consultomireloj.Faltanveinteminutosparaquellegueamidestino.Eltúneleslargoylaoscuridadexteriortotal.

Hanpasadocasi losveinteminutosy laoscuridadsiguesiendo totalenelexterior.Quisieraverunasluces,unaslucecitas,almenosuna,meconformoconuna,tansólounaquemedijeraquevoyallegarprontoamidestino.Quenomeequivoquédecamino.Y lo terribledel casoesqueestosólomeincumbeamí.Elrestodeloscompañerosnoquierensabernada.Duermen.Unoestásolo...

Enel fondo,al final todosayudan, “todosnosnecesitamos”.Mentira,esoesmentira.Puedodespertaraesteseñor,puedozarandearaaquelotro, gritar, despertar a todos: ¿Sabe en qué estación me apeo?¿Conocemiestacióndedestino?

No,nonosengañemos.Nadiemeresponderíanada.

Memiraríana los ojos, comosi estuviese loco.Yalguno llamaría alrevisor,queespeor...

Miroalpasillodelvagón.Estáiluminado,perototalmentevacío.Todoslos viajeros duermen o semidormitan en sus respectivoscompartimientos. Veo aparecer al fondo del pasillo al revisor. Caminaapresuradamente. Se seca el sudor de su frente con un pañuelo. Lecortoelpasomientrasintento(hedichointento)decirle:“Oiga,estetrendebíahaber llegado...”Tratadeesquivarmepor laderecha.Lecortoelpaso.Sesecaelsudor.“...hacemediahora...”Tratadeesquivarmeporla izquierda. Le corto el paso. Se sigue secando el sudor. “...podríaindicarme qué es lo que...” Me es imposible completar la frase. Elinterventor,enunalardedepreparaciónprofesional,semehaescurrido

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entremispiernasentreabiertas.

Pero cuando reacciono el interventor ya me lleva diez metros deventaja y corre como un desesperado. Comienzo a correr tras él.Atravesamos todo el vagón. Abre la portezuela y penetra en otro. Lesigo.Atravesamoselpasillodelsegundovagón.Comocorroafavordela marcha, al menos pienso que la carrera me servirá de algo:recuperaréunosminutosenelretrasonoprevisto.

Enelpasillodel tercervagóndosmetrosmeseparandel interventor.Este resopla fuertemente. Su cansancio es bien visible. Jamás unfuncionarioestatal,asueldo,hapodidoresistirelímpetudeunrentista.El diverso régimen alimenticio sólo es posible apreciarlo en estasfugaceseinesperadasconfrontaciones.

Estoyyapisándole los talones.Dentrodeunmomentoextenderémibrazo y... De improviso, el revisor, con un gesto, a la vez decidido ydesesperado,meespeta:

—¡Subillete!

Yotambiénmeheparadodebrucesyjadeando,untantosorprendido,palpo mis bolsillos. Una sonrisa indica que lo he hallado a la terceratentativa.Selodoycongestotriunfal.Melocoge,loexamina.

—Esde“primera”yestevagónesde“segundaclase”.

Sorprendido,noséquéresponder.Impertérritocontinúadiciéndome:

—Deberéabonarleladiferencia.

—Escierto—musitoasombrado,sinsaberexactamenteloquedigo.

—¿Tieneustedcambiodemil?

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Observoelbilletequemeofreceelinterventor.

—Cójalo,cójalo—mediceconvoztrémula.

—Nosé...

Miroenmicartera,enlosbolsillos...

—Nosési...

Esinútilquesigaexcusándome.Elinterventornomeoirámásporquecorre de nuevo. La treta le ha dado resultado. Corre de nuevo, perocuando llego a la puerta del último vagón compruebo queprecavidamentelahacerrado.Esinútil.Nopodréabrirla.Eltrenaminorasumarcha.Continuamoseneltúnel.Observoatravésdelacristaleradela portezuela. Diviso la locomotora. Veo al interventor. Parece discutiracaloradamenteconPuck,elmaquinistaysuayudante.

Puck gira una manivela hasta el fondo y el convoy termina pordetenerse.

Ahorael interventormuestra unmapaa losmaquinistas.Golpeo loscristales.Lostreslevantansuvistadelmapaydirigensusmiradasamipersona.Elinterventorsedirigealapuertacongestodecidido,laabreymedicecontonoautoritario:

—¡Venga!

Untantoasombradomedirijoalgrupo.

—Ustedqueríasaberalahoraenqueibaallegaralaestaciónde...¿noesasí?

—Ciertamente,eraasí.

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—Puesloveodifícil—terminadiciéndome.

No sé qué responder. La situaciónme parece un tanto extraña. Unconvoydetenidoenmediodeuntúnelinterminable,yoenlalocomotora,junto a los maquinistas, el interventor, un mapa y en el techo unassombras extrañas, reflejo de las llamas que el fogón de la máquinadespideintermitentemente.Perosientofrío.

—Loquenocomprendo—hablaPuck—esporquésilaCompañíahaconstruidounnuevotúnelnonosloadvierte.

Ademásestetúneleslarguísimo.Llevamosyatreshorasdentrodeél.Lamáquinallevaunavelocidaddeochentakilómetrosalahora.Luego...

El interventor realiza unas operaciones aritméticas en un bloc.Despuésdirigesumiradaalmapa.

—Diosmío—musita—estamosenmediodelAtlántico.

Recuerdoquenosénadar.

—No puede ser—les digo—, no puede ser. Tiene que existir algúnerror.

No llego a imaginarme los titulares a toda plana del periódico: “Sehundeuntren.Todoslosviajerosahogados”.Imposible.Noseríalógico.

Peromiasertonotranquilizaanadie.

Elinterventordecide,convoztrémula:

—Adelante. Agotemos todo el carbón. Y usted vaya a sucompartimiento.Le ruegonocomenteconnadieesta imprevisiónde laCompañía...

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LossucesivosabrazosdedespedidaquemedanPuckysuayudantemeproducenciertaangustia.“Noesnormal—pienso—.Unapretóndemanoshubiesesidosuficiente”.

Esextraño.Medirijoamicompartimiento.Esextraño.

El tren renueva de nuevo su marcha. Ninguno de los viajeros delconvoy—salvoyo—parecenhabersepercatadodelextrañosuceso.

Mesientodenuevoenmilugarcorrespondiente.“Esextraño—pienso— muy extraño”. Pero el sueño me vence. Cierro los ojos. El trencontinúasumarcha...

Lasvocesagitadasdemiscompañerosmedespiertan.Laoscuridaden el exterior sigue siendo total y el convoy está detenido. Estodesgraciadamenteindicadoscosas:quecontinuamoseneltúnelyquese les ha agotado el combustible a los maquinistas. Tampoco en elinteriorde losvagoneshay luz.Sehabránagotado las reservasde lasbaterías.Laconfusiónes total.Todosmiscompañeros,puestosenpie,seagitandeunladoaotrodelcompartimiento.Algunoasomasucabezaalexterior,perocomonoveabsolutamentenada,vuelveaintroducirlaenel interior, para continuar profiriendo su sarta particular de improperioscontralaCompañía.

Otrosseaventuranasaliralpasilloparaunirsuvozalcorogeneraldeimproperios.

Nadieadviertemipresencia.Nadiesepercatadequeyosoyelúnicoviajeroquenomemuevo.¿Paraqué?.Enunamilésimadesegundomimentelohavistotodoclaro.Lohecomprendidotodo.

Ahoraséquenosolamenteyo,sinoquenadie,absolutamentenadie,llegaráasudestino.Ahoralocomprendotodo.Unadulcecalmainvademiespíritu.Lassombrasdel túnel,son lassombrasde lamuerte,pero

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noquierencomprenderlo.

Con sendas antorchas en sus manos, el interventor, Puck, elmaquinista y su ayudante tratan de explicar a los viajeros la extrañasituación...

Como primera medida nos han hecho descender a todos losanonadados viajeros a las vías. Formando grupos de diez y docepersonas, sentados en los raíles y traviesas, alrededor de pequeñasfogatas —ya que el frío reinante en el túnel es considerable—, losviajerossededicana lasmáspintorescasactividades:unomusitaunaoración,otrohaceel testamentoenaltavoz.El interventorsededicaacobrarbilletedobleaunviajero remordidopor laconcienciaen lahorapostrera...

Puck y su ayudante discuten acaloradamente con varios señoresgruesosde “primera”.Pretendenque losmaquinistassigan recorriendoeltúnelapiehastallegaralasalidaparadarlavozdealarma.

Puck,enelparoxismodel terror,comienzaadesvariaryadecirqueno. Que su puesto está allí, junto a su querida máquina, su viejalocomotora, y que—como los conscientes capitanes de buques—, sehundiránosesalvaránlosdosjuntos.Peroquejamássesepararán.YdadoquePuck se pusomuy pelmazo con sus llantos y no cesaba deacariciarlasbielasdelalocomotoralodejaronporimposible.

Lacomisióndeseñoresgruesossedirigióestavezal interventor.Setrataba de mandar un voluntario. Nadie respondió a la llamada. Losseñores gruesos pretendieron que se verificase un sorteo entre losviajeros de “segunda clase” y que el designado por la suerte partiera,pero vivas protestas surgieron de la clase perjudicada, mientras elinterventor trataba de localizar en el Reglamento algún artículo quedilucidaralacuestión...

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Hantranscurridoyacincohoras,lasfogatascomienzanaextinguirse.Yanadiepiensaquevayaasalirconvidadel túnel.Hasta losseñoresgruesos de “primera clase” han comenzado a repartir puros habanos,billetes, el carné de conducir y a preguntar: «¿Quién le amamás queyo?»Nadie les responde.Al final terminaron liándoseapuñetazosconunprójimode“segunda”quepretendíaamarlesmás,a“pesarde...”

Paracomplicarmás lasituación,un individuocomenzóaexplicarenvozalta,sentadosobreunraíl,apoyandosubarbillasobresusrodillas:

«Hubiese preferido morir como me lo había imaginado: una camalimpia, una colcha azul, una naranjada en mi mesilla de noche. Elmédico, los parientes, los amigos..., ¡Qué maravilloso cuadro! Yo nohablaría,nopronunciaríapalabraalguna.Cualquierfraseintrascendentepodría romper el encanto de la escena y, desgraciadamente, habíadejado transcurrir mi vida sin haber preparado “la frase”, la célebre“última frase”.Ahorayaera tarde.Ahorasólomerestamirara losquemerodean,conlasuperioridadquedasentirseelcentrodeatraccióndelasmiradas.Ydespuéselefectoseguro,elchoque,lasorpresafinal:

—Eldisco...

—Hijo,¿quédices?—preguntasuavementelamadre.

—El disco, el disco... —trato de dar a mis palabras una suaveentonación,acompañadasdeunintermitentejadeo.Perfecto.Elmédicoasienteconlacabezayalcabodeunosminutoselgramófonoreproducea duras penas las notas de la vieja romanza de ópera: “Che gelidamanina...”. Las lágrimas asoman a los rostros de parientes y amigos.Puccinicausaunefectoseguro.¡Quémuertemásbella!—diránmañanacomentandoelhechoenelcafé.

Ycuandoelbrazodeltocadiscosterminedegiraryhaga“tac”,quizá

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mi corazón se pare también. Tiemblo ante la idea de que lasincronizaciónnoresulteperfecta...»

La fúnebre narración del individuo ha suscitado favorablescomentariosparasuautorentrelosviajeros.Variosdeellosleaplaudenconcalor.

—Bis,bis—pedíauno,desesperadoyaporlasituación.

Comotodosestánalbordedelamuerte,nadiesepreocupadeocultarsussentimientoshaciaelprójimo,comocuandovivíanalláfuera,dondeluceelsol...

—Esprecisoquehable,esprecisoquedigaalgo.

Esahoraotroindividuodeaspectountantotímidoelquesehapuestoenpieyhacomenzadoadiscursear.Loscompañeroscallan.Elsilencioflotaenelaire.

—He podido amar a Mac, he podido querer a Guss, pero a fin decuentassólocontabamiodio.Mirabalaspalmasdemismanosenbuscadelsignofatal:no,aquínoestán,medecíaamímismo,confuerza,paraconvencermeyllegabaapensarquelavidaesbellaporqueaúnexistenmargaritas en el mundo y niñas rubias con coletas en Los Grisones.María,yonoquieromorir.Yoamolavida.María,¿dóndeestás?...—eldesgraciado miraba, como hipnotizado, a un punto lejano del oscurotúnel—. Quisiera saberlo todo. Romper este silencio de años. Dímelotododeunavez.Puedoponermederodillasatuspies,puedoabrir lasventanasdelpatioygritar:Maríanoesfeliz.Puedoirdondemijefedeoficinaycontarletucaso,perotú,María,seguirásenlacocina.Cuandotú faltes, María, esa cocina quedará vacía para mí y, lo que es peor:nadiesepreocuparádeponerleunpapelblancoyfuertea laencimeradel fogón.María,venaquí.María,dimequenoestáshartademí.Que

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me quieres. ¡María, si yo pudiera! ¡Calla, tontín!, y tus manos meacaricianloscabellosylanariz.Ennuestrodormitoriosilencioso,sóloseoyeelrumordeuncochequepasaporlacalleysusfocosencendidossereflejaneneltecho...

Cuando el individuo terminó y se sentó sobre el raíl, los aplausosproducíanunextrañoymacabroeco.

Aprovechando la disposición de ánimo general, un individuo seincorporóde la traviesasobre laqueestabasentadoyexclamóenvozqueda:

—Unmomento.

Sehizoelsilencio.

—Yoquisierapedirlesunfavor.

Quisieraquemedijeran...

El individuo se mostraba nerviosísimo y no acertaba a proseguir.Varios del grupo que le rodeaban comenzaron a animarle. Por fin serehízoycontinuódiciendo:

—Quisiera que me respondieran a una cuestión que jamás me heatrevidoaformularlaanadie.Algoqueanadieseloheconfesado...

Y cerrando los ojos y abriendo la boca, se acercó resueltamente alcompañeromáspróximodiciéndole:

—¿Huelemalmialiento?

Elcompañero,sorprendidoantelabocanadadeaireprovenientedelaboca tanpróximaasunariz,nopudo reprimirunespontáneogestodedesagrado.

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—Sí,huelemal—exclamóconvozgruñona—.Muymal...

—No,noesposible...—laspalabrasmusitadasporelindividuocasinoseentendían—.Noesposible...

Ycadavezquepronunciabaestaspalabrasseibaalejandodelgrupo,mirándolesdefrente.Movíanerviosamentesusdedos.Nodabacréditoalaverdad.

—No,nopuedeser.

Derepentegirósobresustalonesycomenzóacorrerhaciael fondodeltúnel,pronunciandopalabrasininteligibles.Suscompañerosdeviajecontemplabanensilenciosufigura,quedesaparecióenelfondooscurodel túnel, entre las tinieblas. Llegó unmomento en que se oía lo quedecía:

—Noesposible,noesposible...

Susdesgarradoresgritosadquiríanextrañasresonanciasalolargodelprofundoyoscurotúnel.

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