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~ 1 ~ EL TESORO LO LLEVO DENTRO EXPERIENCIA DE UNA BÚSQUEDA APASIONANTE DESDE LA OSCURIDAD A LA LUZ Fernando Negro, Sch.P. Washington DC

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~ 1 ~

EL TESORO LO LLEVO

DENTRO

EXPERIENCIA DE UNA BÚSQUEDA APASIONANTE

DESDE LA OSCURIDAD A LA LUZ

Fernando Negro, Sch.P.

Washington DC

~ 2 ~

Dedico este trabajo a mi familia, a la Escuela Pía, y a los que me brindan su cercanía y amistad, su oración y su apoyo,

mientras juntos nos empeñamos en ayudar a la Gracia

a transformar el mundo a imagen del Reino inaugurado en Jesús.

~ 3 ~

INTRODUCCION

Los astrónomos calculan que en el universo puede haber billones de planetas

similares al nuestro, conteniendo civilizaciones con las que un día podremos

conectarnos. Sin embargo vives encerrado, distraído, apático, vagabundo, sin

rumbo ni dirección. Así te vas perdiendo la gran aventura de tu vida en la que

estás llamado a participar, no como espectador, sino como actor principal. ¿Qué

te pasa?

Lo que te pasa no es que tú estés deprimido, sino victimizado. Andas obsesionado

con mil y una preocupaciones que no te dejan en paz, porque aún no has

descubierto que hay dentro de ti un manantial de agua fresca para fortalecerte

mientras caminas obsesionado por sendas que te llevan a la tierra de ningún lugar.

La sociedad tiende a crear tipos de personalidad hiperactivas, pero paralizadas

por dentro, obsesionadas, adictas a cosas que llegan de afuera, mientras el yo

real, esa cámara profunda, llena de luz, que todos llevamos, la hemos encerrado

en un cofre de siete llaves. Vivimos con la auto percepción de seres oscuros

llamados a la nada, cuando en realidad somos fuego y luz, manantial y pozo,

explosión de vida en abundancia.

Tú no estás atareado, sino despistado; no estás apasionado, sino obsesionado; no

tienes un hobby, sino una adicción. Has perdido el sentido de la amistad porque

te han inyectado en la mente que sólo puedes ser tú mismo si te aíslas en el

mundo de tus intereses. ¡Equivocación garrafal!

Has dejado de creer en el amor sin condiciones, porque te han anestesiado con

valores subalternos que te hacen sentir un robot sin corazón, tales como la

belleza cosmética divorciada de la hermosura estética, el narcisismo como

religión que te idolatra y construye por doquier criptas sagradas a tu ego

encerrado, el deseo de poder por encima de todo y de todos, el arribismo, la

ilusión virtual de los videojuegos, la vida sin el Dios auténtico que te sostiene.

Te invito a caminar en este recorrido de búsqueda apasionante desde la

oscuridad a la luz que habita dentro de ti.

DIA UNO

~ 4 ~

Comienzas este viaje hacia adentro en el que irás descubriendo en ti mismo la belleza de

un mundo desapercibido porque no te has parado a pensar lo grande y formidable que

eres. Los humanos pasamos gran parte de nuestra vida sin mirar hacia adentro para

luego mirar, con mirada transformada, hacia el exterior.

Te invito a hacer de este proceso de tres meses -90 días- una auténtica peregrinación al

reducto sagrado de tu ser, al arca sagrada donde se esconde un fuego ardiente que no

acaba de incendiar tu ser entero, porque no eres consciente de que está ahí, desde

siempre, esperándote.

No te tengas miedo, no temas caminar hacia adentro. Los místicos hablan de subir al

monte para descubrir la belleza que es Dios mismo a quien uno se une por y en el amor.

Esos escaladores a lo divino –los místicos- nos dicen que para subir hay que descender a

lo más profundo del ser. Subir, entonces, es descender.

¡Qué hermosa oportunidad se te presenta en este proceso! Al acabar tu peregrinación

verás que valió la pena. Te lo aseguro en nombre de la vida, en nombre del Dios de la vida

que apasionadamente te busca y desea que tengas vida en abundancia1, para que seas

lo que Él soñó para ti antes de la creación del mundo2. No vale la pena vivir a medias,

sumergidos en la mediocridad, paralizado por los miedos, desorientado por la angustia.

Hoy te basta con que te ‘decidas’ a meterte ahí adentro, en ese viaje que alguien lo ha

llamado ‘el viaje más largo’. Sí, dura toda una vida. ¡En marcha!

“Señor Dios, enséñame cómo y dónde buscarte,

dónde y cómo encontrarte...Tú eres mi Dios,

Tú eres mi Señor, y yo nunca te he visto.

Tú me has modelado y me has remodelado,

y me has dado todas las cosas buenas que poseo,

y aún no te conozco... Enséñame cómo buscarte,

porque yo no sé buscar a no ser que Tú me enseñes,

ni hallarte si Tú mismo no te presentas a mí.

Que te busque en mi deseo. Que te desee en mi búsqueda.

Que te busque amándote. Y que te ame cuando te encuentre.”

(San Anselmo de Canterbury)

DIA DOS

1 Jn 10. 10 2 Ef 2, 10 ss.

~ 5 ~

En esto consiste la plenitud de la vida: en alimentar un deseo. Los Padres del Desierto3

decían que la experiencia religiosa era sobre todo vivir de un ‘santo deseo’. Por eso te

propongo algo muy concreto y simple en este segundo día de este proceso de

crecimiento: que trates de fijarte en el deseo fundamental que mueve tu vida en este

momento y que lo identifiques. Como si fuera un objeto delante de ti, trata de responder

a estas preguntas:

- ¿Qué es lo que realmente me motiva a seguir viviendo?

- ¿Qué es lo que realmente me hace feliz en plenitud?

- ¿Me dejo llevar por ese deseo que me apasiona, o lo dejo dormido y olvidado?

- ¿Cómo me siento cuando realmente me dirige el deseo fundamental que se

identifica con yo ser real, sin máscaras ni tapujos?

El deseo es el combustible que alimenta tus sueños. Y si no hay sueños en tu vida, es que

estás dormido. Una persona sin un sueño, sin ningún deseo, está muerta aunque

vegetativamente parezca vivir.

El deseo fundamental de nuestra vida, el que nos apasiona, hace que vivamos todo, hasta

las cosas sencillas, de manera distinta; nos libera de nuestros miedos y da sentido a lo

que hacemos. Puedes acabar tu reflexión con este texto:

“¿Cuál es mi nombre? En medio de las prisas y los ruidos quiero saber

quién soy. No soy un juguete automático, soy mucho más que un

número. Mi mente quiere encontrar el sentido de mi vida, mi corazón

ansía el amor. ¿Quién soy? ¡Dímelo, hermano, dime quién soy yo! Yo

sé que ‘tú eres tú’. Juntos buscaremos y encontraremos nuestro

nombre en medio del caos de la ciudad impersonal. Pararemos los

motores y saldremos de los autobuses y de los taxis… y chocaremos

nuestras manos y, mirándonos a los ojos, celebraremos la vida.”

DIA TRES

Para encontrar la pasión que energiza nuestras vidas, debemos preguntarnos primero

acerca de la dirección que vamos a tomar. En otras palabras, hemos de descubrir lo que

la escuela de psiquiatría llamada “Logoterapia”, fundada por el Dr. Viktor Frankl, llama

3 Se trata de una generación de cristianos aparecida hacia el siglo IV d.C,, que buscaban volver al sentido

martirial de un cristianismo que por aquel entonces había perdido la pasión de los primeros tiempos cuando la

Iglesia era perseguida. Para ello decidieron marchar al silencio y convertirse así en bandera que proclamaba el

cambio del corazón para así cambiar todo lo demás en la sociedad y en la Iglesia.

~ 6 ~

“El Sentido de la Vida”. El sentido de la vida es la dirección fundamental que decide cuál

es mi opción fundamental de acuerdo al plan de Dios.

Hay quien dedica demasiado tiempo a las lamentaciones del pasado y se siente

prisionero de los acontecimientos, sin posibilidad de mirar al futuro con esperanza.

Muchos se olvidan de que su vida es mucho más que la suma de los acontecimientos

pasados.4

Muchas depresiones y tristezas, a las que en el pasado se llamaba ‘melancolía’, no son

más experiencias de falta de sentido y dirección.5 Cuando una persona percibe que su

vida está abocada al rumbo que las circunstancias externas le imponen, cuando no se

trabaja de dentro afuera, siente el vacío existencial que le causa desidia, falta de interés,

miedo, y encerramiento en sí mismo.

Pero cuando esa misma persona, en proceso ascendente de redención, sin importar la

edad ni las circunstancias, se plantea y descubre su sentido fundamental, se desata en él

un dinamismo creador que le hace pasar del ser mero espectador a ser el auténtico autor

y actor de su vida. Jamás volverá a ser esclavo de un guión que otros le imponen, sino el

guionista, autor y actor de su propio guión.

Haber encontrado el sentido de la vida, es decir, la propia identidad y la dirección de la

existencia, es el secreto de una vida feliz, es la base para que todo tenga sentido y

conexión desde lo que llamamos “principio esperanza”.

El principio esperanza consiste en estar siempre conectados con el yo real para, desde

ahí, aun en medio de las oscuridades, las frustraciones y los obstáculos que siempre

encontramos, caminar hacia nuestra meta, renovando en todo momento el ferviente

deseo de caminar, aunque sea entre la niebla y el viento.

Por eso nos preguntamos hoy acerca de la dirección de la vida. ¿Adónde voy? ¿Cómo y

por qué quiero vivir y seguir viviendo desde la bondad y la esperanza? ¿Cuál es el sueño

que desde siempre he querido vivir desde mi ser real? Te propongo la lectura de este

poema-canción que escribí a los 16 años, en el Colegio de Cristo Rey (Zaragoza):

“La luna rielando en el mar

Un susurro en el aire

Y en el centro una barca

4 Robin Sharma, “El Monje que Vendió su Ferrari. Una Fábula Espiritual”, Harper Collins, Barcelona, 2014,

P. 192 5 Viktor Frankl llama a estos estados emocionales “depresión noética”

~ 7 ~

Que comienza a navegar

¿Adónde vas barquichuela, sin rumbo ni dirección?

¡Te sostiene la esperanza, te sostiene la ilusión!

¡Comienza tus velas a alzar!

¡Ondea tu blanca bandera!

¡Aprieta tus marchas forzadas!

¡Que se oiga tu dulce cantar!

¿Adónde vas barquichuela, sin rumbo ni dirección?

¡Te sostiene la esperanza, te sostiene la ilusión!

Nada teme al huracán

Sigue apacible y tranquila

Construyendo la esperanza

La fe, la ilusión y la paz.

¿Adónde vas barquichuela, sin rumbo ni dirección?

¡Te sostiene la esperanza, te sostiene la ilusión!

¿Adónde vas, barquichuela?

- Me sostiene la esperanza

¿Adónde vas, barquichuela?

- Me sostiene la ilusión

¿Adónde vas barquichuela?

- ¡Voy hacia Dios!”

DÍA CUATRO

Cuando la persona no tiene clara su dirección existencial, el rumbo total de su vida, corre

el peligro de la desorientación y el desbalance. Esa inseguridad le lleva a la ansiedad y la

depresión. En lugar de interpretar su vida como un bello recorrido en el mar de la vida

hacia el puerto esperado, la percibe como si fuera un barco a la deriva.

Entonces surge la llamada tramposa de la ilusión llamada regresión. Consiste en buscar

la seguridad en el pasado, por miedo a afrontar el presente, y encaminarlo al futuro. La

regresión es un camino sin salida, una negación de sí mismo, una amputación existencial

del propio ser. La regresión nos hace vivir un presente iluso basado en la represión, el

miedo y la frustración.

Querer asegurar la vida a base de aferrarse regresivamente al pasado es una forma de

superstición, un fetiche, una forma “mágica” de encerrar el proceso dinámico de la vida

~ 8 ~

en la pequeñez de un bolsillo emocional deprimente. Por el contrario la ley de la

naturaleza es el devenir incesante.

Querer evitar el peligro no es más saludable que afrontarlo. “La vida, o es una aventura

apasionante, o no es vida”, decía Helen Keller6 (1880-1968). El mayor premio que una

persona CONSIGUE a través de sus fatigas no es lo que recibe, sino la clase de persona

que puede llegar a ser.

Nos proponemos confrontar nuestra tentación a caer en las regresiones, esas trampas

que nos impiden crecer. Pueden ser regresiones por las que nos adherimos a la ley y la

norma, a aquello de que “más vale malo conocido que bueno por conocer”, a personas,

circunstancias, lugares, maneras de hacer, etc., a las que idolatramos, a las que nos

sometemos, mientras vamos perdiendo la belleza y la pasión de ser lo que podemos ser.

Nombramos nuestras regresiones y les decimos “adiós” para siempre. Reflexionemos

acerca de este texto:

“Tú, Señor, que conocías la profundidad del corazón humano, no

encontraste mejor imagen para hablar de la belleza oculta, que la

presencia de un niño o de una niña. En su mirada transparente se

refleja la pureza y la libertad del deseo espontáneo de amar y de ser

amado, de conocer y de ser conocido. Y por eso nos retaste con una

condición absoluta: ‘Si no cambiáis y os hacéis como niños…’ Señor,

despierta en mí al niño que llevo dentro, y dime ‘talita kumi’. Y

entonces me despertaré del letargo y mi vida será alegría y gozo.

Amén.”

DIA CINCO

No existe la buena o la mala suerte. Las personas que viven despiertas son aquellas que

tienen todo su ser preparado para recibir las muchas oportunidades que tarde o

temprano les depara la vida. Por el contrario, las personas apagadas y rutinarias que han

perdido el sentido de la sorpresa y del encanto, dejan pasar oportunidades de oro, y a

todo lo que les pasa le llaman “mala suerte”.

Recordemos y memoricemos: “la llamada buena suerte no es sino una actitud positiva

cuando se conecta con una oportunidad.” Esto tiene un precio: vivir despiertos.

6 Hellen Keller (1880-1968) fue la primera mujer ciega y muda que sacó un título universitario en Norte América, ayudada de su mentora Ana Sullivan. Es famosa por el libro “El Milagro de Hellen Keller”.

~ 9 ~

Hemos de perder el miedo a tomar decisiones desde la autonomía del ser. Aprender a

decidir es aprender a arriesgar sin miedo a equivocarse. ¡En caso de equivocación,

rectificar! Y así, una y mil veces, ¡siempre!

La persona que no arriesga queda anclada en el pasado, pierde conexión con la realidad,

se deja guiar por los miedos, se aísla de relaciones significativas, y acaba siendo una isla

en la que sólo su ‘ego’ permanece como amigo eternamente rutinario, obsesionado y

cansino.

Hoy examinemos las adherencias y los miedos que nos paralizan y esclavizan. ¿De qué

manera me dejo guiar por mis miedos más que por la certeza que me dan mis

convicciones?7 ¿Cuáles son las convicciones por las que estaría dispuesto a darlo todo?

Proponemos el siguiente pensamiento para reforzar lo aprendido:

“Ser puro, trasparentar amor,

Irradiar la gloria,

Ser simple,

Derramar la fragancia divina,

Crear belleza,

Ser honesto,

Construir el cielo

Aquí en la tierra.

Vivir aquí y ahora,

Luchar y esforzarme,

Vivir el presente,

Mirar hacia delante,

Caminar hacia el futuro,

Vencer el mal,

Participar en la carrera de la vida.

Confiar siempre en el amor,

Aprender a ser conducido por Él,

Decir adiós al pasado,

Aprender la libertad de los pájaros,

Consultar a los sueños y los deseos

Ser un canal de ternura.”

7 El papa Juan XXIII decía que más que consultar a nuestros miedos y temores, deberíamos consultar a

nuestras certezas, nuestras convicciones y fortalezas.

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DÍA SEIS

Cuando reprimimos nuestra capacidad de amar, cuando no expresamos lo que sentimos

hacia las personas que amamos, el amor se convierte, por medio de la frustración, en

odio. Y el odio consume lo mejor de nosotros mismos.

En esas circunstancias, la mente se ciega y se obsesiona, haciendo crecer más y más

nuestro odio que, a la larga, nos aprisiona y entumece. ¿Qué hacer entonces? La única

salida que nos dignifica es la de decidir amar y hacerlo saber con nuestras palabras y

nuestras acciones.

Para tomar esta decisión hemos de vencer una primera resistencia: la de creer que nunca

podremos salir de esa prisión que nosotros mismos hemos construido y en la que

estamos encerrados.

Sin embargo sabemos que esa forma de pensar es una trampa, pues todo cambio se da

cuando hay una decisión secundada por un acto de la voluntad. Hemos de decir: “aquí y

ahora, puedo y quiero.” La sucesión de acciones positivas, y la renovación permanente

de esta decisión, darán como producto la belleza de nuestra transformación total.

Recordemos que la libertad que ha sido reprimida, cuando la liberamos, emerge más

asertiva y fecunda que aquella libertad que jamás nos atrevimos a vivir, víctimas de

nuestros miedos y prejuicios.

No tenemos que pedir permiso a nadie para levantarnos una y otra vez de nuestro lodo.

Hemos de estar despiertos y recibir la bondad que ya está dentro de nosotros, para

ponerla a trabajar en nuestras relaciones, aunque voces negativas del pasado quieran

convencernos de que ya no tenemos solución.

Proponemos el siguiente texto para la reflexión:

“Somos libres de ser auténticos o de vivir de manera ilusa. Podemos

ser verdaderos o falsos; eso es parte de una decisión personal.

Podemos usar una máscara ahora y liego cambiarla por otra, para

jamás parecer tal y como somos. Pero no podemos actuar así con

impunidad. Toda causa tiene su efecto, y si nos mentimos a nosotros

mismos y a los demás, nunca podremos encontrar la verdad y la

realidad cuando queramos encontrarla. Si elegimos el camino de la

falsedad no deberíamos sorprendernos de que la verdad se nos

~ 11 ~

esconda, precisamente cuando más la necesitamos.” (Thomas

Merton)

DIA SIETE

Carl Jung decía que la iluminación no llega a la persona a través de imágenes que le llegan

de afuera, sino por medio de la consciencia de nuestra oscuridad. ¿Te has percatado de

que gracias a la oscuridad de la noche podemos descubrir la existencia de las estrellas

que brillan y titilan?

Efectivamente, sólo cuando nos atrevemos a confrontar la oscuridad interior (lo que la

psicología llama ‘zonas oscuras’) comenzamos a saborear el regalo de la luz que

paulatinamente amanece dentro de nosotros.

El miedo a confrontarnos con lo que realmente somos suele impedirnos el viaje más largo

de la vida: el viaje hacia adentro. Nos horroriza tener que aceptar nuestras

incongruencias, nuestras faltas de coherencia y consistencia, nuestros fallos,

debilidades, obsesiones, heridas, adicciones, etc. Pensamos que dentro de nosotros sólo

existe esa realidad oscura; por eso tratamos de evitarla o reprimirla.

Olvidamos lo más importante: toda esa oscuridad no pertenece a nuestra esencia, sino

que es ‘basura’ que hemos ido acumulando en el jardín de nuestro interior, que ha

llegado a ser un auténtico basurero.

Pero si de verdad bajamos ahí, al centro de nuestro ser, descubrimos la más preciosa

belleza que podemos imaginar: el ser real que por naturaleza (pues somos imagen viva

de un Dios Bueno, Bello y Verdadero) es bello, el ser real colmado de luz que

persistentemente intenta salir a la superficie.

Es hora de decir ¡basta!, y de comenzar a vivir con una nueva convicción, una nueva

actitud de renovada y ascendente autoestima. Es hora de hacer verdad las palabras de

Gandhi: “No permitiré que nadie se pasee por mi mente con los pies sucios.”

Leemos y meditamos este texto:

“Me he bañado, Señor, en el río de tu amor. Me he atrevido a

sumergirme en las aguas de tu misterio y me he convertido en una

‘nueva creación’. Has destruido mis resistencias a tu acción y, sellado

~ 12 ~

por tu Espíritu, me has hecho tu hijo querido. Y sé que todos mis

miedos ya no tienen sentido; son solamente una sombra que se

derrite bajo el Océano de tu amor. He vuelto mis ojos hacia el Este y,

ya para siempre, avanzaré hacia el lugar donde Tú siempre

amaneces… Un viaje sin retorno.”

DIA OCHO

Todos hemos nacido con una brújula invisible que, si estamos atentos, nos irá señalando

la dirección a seguir en la vida. Esa brújula es la luz interior que nos indica lo que es bueno

0 malo para nosotros, lo que nos construye o nos destruye. Cuando seguimos su

dirección, damos pasos de gigante hacia la autorrealización. Lo notamos porque nos

sentimos libres, fortalecidos, consolados, armonizados por dentro.

Del mismo modo que un objeto metálico puede alterar el campo magnético de la brújula,

el campo magnético interno puede ser igualmente alterado cuando nos mentimos a

nosotros mismos, cuando tomamos actitudes negativas hacia los demás, cuando caemos

en pensamientos obsesivos, apegos, adicciones, etc.

El cambio de dirección puede ser de un grado solamente, o quizás de medio grado. Pero

la dirección de nuestra vida, a base de alterar el campo magnético de la sabiduría interior,

si no nos cuidamos, puede terminar como barco a la deriva.

¿Qué hacer entonces? ¡Reorientar una y otra vez nuestro ser interior! Sólo desde la

humildad y la honestidad de reconocer la verdad y de confesarla, podemos rehacer la

dirección fundamental de nuestra vida.

El obstáculo mayor que deberemos salvar es el de la culpa obsesiva, que atrofia nuestra

libertad; es la culpa maligna que se nos mete en las entrañas y nos hace creer que ya no

tenemos solución y que todo está perdido. A esa voz no debemos darle nuestra atención,

pues es nuestra enemiga.

Vamos a hacernos las siguientes preguntas: ¿Adónde se dirige mi vida? ¿Me gusta o me

disgusta el destino que voy fraguando con mis actitudes y mis acciones? Cuáles son las

interferencias que se interponen en el campo magnético de mi sabiduría interior? ¿Qué

puedo hacer para liberarme de él?

“¡Ven y únete a la danza!

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¡Ven y danza con nosotros, no tengas miedo! Únete a nosotros en la

danza de la vida. Tú tienes algo original que ofrecer; nadie en el

mundo puede sustituirte.

Ven al festival de las diferencias mientras la misma música del amor

guía nuestros pasos rítmicamente, mientras los ojos de nuestro Dios

gozan y se regocijan en nuestra bondad.

No digas ‘Yo no sé danzar’. Ven y únete siguiendo el ritmo de la

melodía que te habita. Sigue los movimientos del amor que se

esconde en ti. Ven y danza con nosotros y disfruta plenamente de

estar vivo.”

DÍA NUEVE

“Mi fe me hace comprender que no son las circunstancias las que dan la felicidad ni la paz

interior” (Denzel Washington). Esta frase es contracultural si nos fijamos en la cantidad

de mensajes que recibimos a diario asegurándonos que seremos felices si compramos

éste o ése producto, si volamos a tal o cual lugar del mundo… La realidad es muy

diferente. Todo lo que necesitamos para ser felices lo llevamos dentro desde el mismo

momento de nuestra concepción. El problema es que, si no vivimos despiertos,

moriremos sin haberlo descubierto.

Cuando vivimos desconectados de nosotros mismos, vivimos las circunstancias como

parte de un plan fatalista y enemigo del que no tenemos control. Interpretamos todo

como algo que “nos sucede”, no como algo que “hacemos que suceda”.

Es verdad que no tenemos control de la mayoría de las cosas, pero la felicidad no está en

querer controlar, sino en dejarse llevar como un barco sobre el agua de la vida, guiado

por la brújula invisible de la intuición que se fía de que al final “todo estará bien”. Carl

Jung decía una gran verdad: “cada vez que una situación interna no se hace consciente,

emerge en forma de fatalismo.”

Escuchar la propia melodía, conectarse con el deseo profundo, descubrir el sentido de la

vida, son aspectos que están al alcance de todos y cada uno de nosotros. El problema es

que generalmente preferimos vivir dormidos, porque le tenemos miedo a la verdad.

Miedo a lo que somos, pero sobre todo miedo a lo que podemos ser.

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Vivir despiertos es vivir congruentemente conectados8 con nuestros pensamientos,

nuestros sentimientos, y la expresión transparente de lo que realmente somos, sin

máscaras, añadiduras, ni sustracciones. Ser uno mismo es el arte que requiere la

aceptación de un riesgo: confiar en la bondad que llevamos dentro.

“Pero la sabiduría que viene de arriba es pura y apacible, suave,

abierta a la razón, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial

y sincera.” (St. 3, 17)

“Cuenta conmigo, mi Dios, cuenta conmigo. Yo sé que mi piel está

manchada y oscurecida. Yo sé que no soy digno. A pesar de todo,

cuenta conmigo. Cuenta conmigo para que yo pueda bañarme una y

mil veces en las aguas de tu amor. Cuenta conmigo y haz de mí lo que

quieras. Cada día renovaré mi decisión de ser sólo para ti y para tu

gente. Y bien sé que tu mirada me limpiará y entonces seré radiación

viva de tu imagen dentro de mí.”

DÍA DIEZ

El fatalismo no es la causa, sino el efecto de nuestra actitud indolente. La indolencia es

el arte de no actuar, o de actuar sin pasión por nada ni por nadie. Por medio de la

indolencia decidimos que las circunstancias, las personas, los acontecimientos, etc.

tomen las riendas de nuestra vida.

El fatalismo crea dentro de nosotros una mentalidad de cerebro plano, sumiso,

discapacitado para la creatividad, frustrado y preparado para repetir hasta el infinito los

errores del pasado, sin propósito de la enmienda. Una persona fatalista a lo más que

aspira es a ser ‘espectador’ pasivo que ve pasar las oportunidades que le brinda la vida

como signo de mala suerte.

Cuando por el contrario salimos del fatalismo, nos convertimos en actores, antenas

abiertas a posibilidades siempre nuevas, catalizadores que convierten lo negativo en

algo bello y hermoso. Se desata de dentro de nosotros la creatividad y no permitimos

que nadie nos reprima ni nos pisotee. Y todo eso lo hacemos desde la verdad de nosotros

mismos; una verdad que nos hace libres; con una libertad que nos invita a amar.

8 Carl Rogers enseñaba que los tres elementos que un buen acompañante necesita son: la congruencia

personal, la capacidad de empatía, y la capacidad para aceptar al otro de manera total e incondicional.

~ 15 ~

Piensa si de verdad eres tú quien vive, o quizás son las circunstancias externas las que

dominan tu destino. Quizás vives sometido a una percepción negativa de ti mismo.

Puede ser que hayas dado demasiado poder a alguna persona que coarte la libertad de

ser tú mismo.

Si después de observarte sobre éstos u otros aspectos, concluyes que efectivamente no

llegas a actuar desde la autonomía de tu ser real, es hora de que despiertes y decidas

caminar en un proyecto de vida nuevo que quizás suponga un ‘nuevo nacimiento’. Todo

nacimiento conlleva dolores de parto.

“Quiero ser transparente como el agua del lago, reflejando la

realidad circundante sobre su superficie apacible. Quiero ser tan

diáfano, que a través de la calma y la paz de mi mirada se pueda ver

la belleza que me habita; belleza hecha de algas, de piedras coloridas,

de variedad fantástica de peces en mi seno… Quiero reflejar el cielo

en la superficie de mi vida.

… ¿Sueño imposible?

Prefiero soñar lo imposible a permanecer dormido en el letargo de la

muerte anticipada por mi desidia y mis miedos.”

DIA ONCE

La felicidad no es un regalo que se nos otorga. Tampoco es futo de la ‘buena suerte’, ni

de las circunstancias externas. Soy yo quien determino y decido ser feliz en cualquier

circunstancia en la que me encuentre.

Lo que determina mi felicidad o mi infelicidad, en gran medida, es mi disposición o actitud

interna. Si no fuera así, no podríamos explicarnos cómo ante una misma situación, dos

personas pueden reaccionar de maneras diametralmente distintas.

Y lo que es más interesante aún es que, como ha sucedido a los grandes personajes de

la historia, las oportunidades más significativas y más cruciales para el cambio personal,

suelen darse en medio de los más severos sufrimientos, en medio de tremendas

dificultades.

Esto sucede porque tenemos una gran capacidad de resilencia que nos lleva a

reponernos desde dentro y a rehacernos con renovado espíritu, como si el mito del Ave

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Fénix se hiciera realidad en cada persona que se empeña en mirar al futro desde la

esperanza.

Para los que creemos en un Dios Bueno que se alía con nosotros cuando somos débiles

y nos sentimos necesitados, recurrir a Él es una ayuda tremenda. Conectados con la

fuerza que nos visita de lo Alto se fortalece nuestra humanidad y se eleva a nuevas

dimensiones de sabiduría y fortaleza que de otra manera no experimentaríamos.

Recordemos: en momentos de oscuridad y desolación interior, es cuando, precisamente

a causa de la experiencia de la oscuridad, como podemos apreciar el gran regalo de la

luz.

“El Señor luchará por ti mientras tu tarea es simplemente

permanecer silencioso” (Ex 14,14)

Además nos alegramos en nuestros sufrimientos al darnos cuenta de

que el sufrimiento produce templanza” (Rm 5,3)

“La persona alegre es la que maneja los problemas de cada día con

fidelidad y obediencia, viendo en sus dificultades oportunidades para

ser feliz.” (Elizabeth George)

DÍA DOCE

A veces nos sentimos enterrados por nuestros errores, con un sentimiento de culpa que

nos resulta aterrador. Noches en blanco pensando en los aspectos más trágicos de

nuestra vida se vuelven pesadillas que marcan una especie de futuro sin salida, sin lugar

para la esperanza.

Pero eso no es más que una ilusión, pues los seres humanos estamos llamados –todos- a

causas nobles y elevadas que pueden romper (y de hecho las rompen) las ataduras de

nuestros sentimientos de culpa.

Es verdad que muchos de nuestros errores no tienen excusa alguna, no pueden ni deben

justificarse, si realmente somos honestos y verdaderos con nosotros mismos.

Sostenemos que cada persona tiene en sí misma un valor positivo, un sentido vital, que

supera el peso de la culpa, por pesada que ésta sea.

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No nos definen los errores cometidos, tampoco los triunfos si sólo los conseguimos a

base de quemar el propio ser. Lo que realmente nos define es lo que poco a poco

aprendemos en la vida, sobre todo de nuestros propios errores.

Por eso defendemos que cada persona debe conectarse con sus raíces, por humildes que

éstas sean. Ahí está el caldo de cultivo para su grandeza si, fiel a sus deseos más

profundos, se abre incansablemente a la construcción de sí mismo desde el ADN

espiritual que le identifica.

Nada se nos de de gratis, o mejor dicho, todo se nos da gratuitamente si estamos

abiertos a la sorpresa, a la bondad y a la belleza que nos rodea por doquier y nos habita

por dentro. Somos maravillosos y todavía no lo hemos descubierto. El día que los

descubramos habremos comenzado a VIVIR.

“Tú, Señor, que conocías la profundidad del corazón humano, no

encontraste mejor imagen para hablar de la belleza oculta, que la

presencia de un niño o de una niña. En su mirada transparente se

refleja la pureza y la libertad del deseo espontáneo de amar y de ser

amado, de conocer y de ser conocido. Por eso nos retaste con una

condición absoluta: ‘Si no cambiáis y os hacéis como niños…’ Señor,

despierta en mí al niño que llevo dentro, y dime ‘talita kumi’.

Entonces me despertaré del letargo y mi vida será alegría y gozo.

Amén.”

DÍA TRECE

En la vida siempre se nos ofrecen dos caminos a seguir, como respuesta a esta pregunta

esencial: ¿Tiene sentido mi vida en este preciso momento?

El primero nos invita a explorar caminos nuevos, a conocer personas que antes no

conocíamos, a permitirnos experiencias nuevas, a sanar las heridas que llevamos dentro,

a desarrollar una avalancha de vida que armonice nuestro ser dentro, a comenzar de

nuevo a pesar de todos los pesares, a creer definitivamente en nuestra valía y en nuestra

bondad, a decir adiós a la autodestrucción y la negatividad persistente…

El segundo camino nos lleva a la arrogancia que deja prisionera a la sencillez, a la

victimización que nos hace permanentemente niños carentes de responsabilidad sobre

nuestra vida, a la negación del sentido de la vida, al rechazo a perdonarnos, a no querer

aprender la sabiduría nueva que nace de nuestro interior, a rechazar la convicción de que

~ 18 ~

las cosas no tienen por qué repetirse si aquí y ahora decido que mi vida siga una dirección

completamente nueva, marcada por el signo del amor…

En el fondo ambos caminos responden a dos actitudes que podemos tomar desde

nuestra libertad: afirmar la vida o negarla. El punto de partida de esta convicción,

compartida por la escuela existencialista de psiquiatría fundada por Viktor Frankl es éste:

“podemos controlar el estado personal de nuestra mente.”

Preguntémonos: ¿Soy reactivo o proactivo en mis relaciones con las personas y los

acontecimientos de cada día? ¿Domino mi grado de ansiedad, o me hago esclavo de la

misma? ¿Creo armonía con mis palabras y acciones, o más bien soy causa de desasosiego?

¿Qué decisión concreta quiero tomar ahora mismo para crecer y ayudar a crecer a los

demás?

“Tú eres el Creador de todo lo que existe y, por efecto de tu

persistente gracia, haces que la sinfonía de tu Creación se convierta

en Perfección Cósmica.

Miles de años hasta que las aguas esculpan sobre la roca los caprichos

de las olas fluviales… Tu gracia, persistentemente acaricia mi

corazón y así me enseña el arte de amar.

Vas creando en mí una personalidad nueva, un corazón que se hace

capaz de irradiar la imagen divina que me habita. Y así tu belleza se

expande y derrama la belleza por doquier.

Señor, continúa haciendo tu trabajo en mí, y en todas tus criaturas,

Tú, Artista Supremo del Universo.”

DÍA CATORCE

A propósito de la re-actividad y la pro-actividad, hablemos hoy de la asertividad. Una

persona asertiva es aquella que dice lo que piensa y siente sin pedir permiso y sin

justificarse acerca de lo que dice. La asertividad es el arte de manifestar hacia fuera lo

que de verdad tenemos dentro.

La persona asertiva no busca herir al otro, sino liberar la energía vital que le habita,

aunque a veces tenga que afrontar conflictos de relación interpersonal. Es mejor haber

cometido un error tratando de expresarse verbalmente, que callar a base de reprimir el

~ 19 ~

verdadero yo. Tarde o temprano las represiones trabajan en contra de nuestro

crecimiento.

Una persona asertiva, invita al diálogo y la relación interpersonal. Además, la persona

asertiva crea unidad y confianza, pues todos saben dónde se encuentra a nivel

emocional (sentimientos), intelectual (pensamientos) y de preferencias (voluntad y

deseo).

Sin embargo la mayor parte de las veces escondemos nuestro propio ser detrás de una

máscara porque tememos ser asertivos y manifestar quiénes somos de verdad. Las

causas que nos llevan a tal funcionamiento disfuncional pueden ser variadas:

- Miedo a perder la amistad o la buena reputación que hemos ganado a base de

esfuerzo, especialmente con ciertas figuras de autoridad.

- La baja autoestima que nos lleva a creer que nuestras aportaciones son

insustanciales y de poca valía.

- Miedo al conflicto. De esa manera callamos y asentimos con ideas y posturas que

son contrarias a las nuestras, aunque esta dinámica nos haga sufrir

inmensamente.

- Falta de claridad intelectual a la hora de exponer de manera lógica y sólida lo que

querríamos decir.

- Miedo a la verdad. La verdad es una luz que puede condenarnos. Por eso, a veces,

preferimos callarla. Nos perdemos así la experiencia de que de verdad “la verdad

nos hace libres”.

Tratamos de preguntarnos acerca de nuestras relaciones interpersonales para ver si de

verdad somos asertivos, en qué circunstancias lo somos y cuáles no lo somos, por qué

ocurre todo esto, cómo afecta a nuestra manera de ser y de relacionarnos honestamente

o enmascaradamente.

“La Vida es un proceso. El amor es su origen. Este proceso se desarrolla en el

amor, y es guiado por el amor. Como la larva se convierte en mariposa, así mi

vida ha de transformarse y transfigurarse. Pero el sufrimiento y el dolor son

ingredientes esenciales para que esto suceda. Amor y Vida sin pena son sólo

una ficción que nos lleva a ninguna parte.

Estoy dispuesto a vender todo para así ganar la vida en abundancia. Quiero

vivir enamorado, amar para vivir en plenitud. Quiero convertirme en

mariposa, libre para amar.”

~ 20 ~

DIA QUINCE

Hoy hacemos un ejercicio que lleva por título “A PESAR DE TODO”. Se trata de una

dinámica por medio de la cual podamos experimentar que a pesar de las dificultades,

grandes o pequeñas, que hemos encontrado en la historia de nuestra vida, realmente

ésta es hermosa y vale la pena vivirla y seguir adelante, con el convencimiento de que

todo está bien y que todo estará bien.

Este ejercicio se desarrolla de esta forma:

- Trato de centrarme en esos factores de mi vida que hacen verme limitado,

descorazonado, frustrado, pesimista, etc. Trato de centrarme en ellos. Escribo

algo de los mismos en mi cuaderno.

- ¿Cuáles son las dificultades externas e internas por las que he tenido que pasar a

los largo de mi vida hasta el día de hoy...? Nuevamente reflexiono y escribo.

- Ahora me centro en cómo cada una de las dificultades se han convertido en algo

positivo. La aparente “desgracia” ha llegado a ser una auténtica “gracia” porque

a través de ella he llegado a superarme o me estoy superando a mí mismo y a

comprender que la vida “no la dominamos”, sino que sobre todo la “recibimos”

y cooperamos con ella.

- Trato de escribir un poema o una reflexión en el que le diga a Dios y a la vida

“gracias” absolutamente por todo.

- ¿De qué manera descubro que Dios ha estado siempre en mi vida, especialmente

en momentos de dolor, de fracaso y/o de pecado? Leo y oro con: Lc.17, 11-20

- Leo y contemplo el canto GRACIAS A LA VIDA de Violeta Parra9:

“Gracias a la vida que me ha dado tanto

Me dio dos luceros que cuando los abro

Perfecto distingo lo negro del blanco

Y en el alto cielo su fondo estrellado

Y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto

Me ha dado el sonido y el abecedario

Con él las palabras que pienso y declaro

Madre amigo hermano y luz alumbrando,

La ruta del alma del que estoy amando.

9 Violeta del Carmen Parra Sandoval fue una compositora y cantante folclórica chilena ( Octubre de 1917-Febrero de 1967)

~ 21 ~

Gracias a la vida que me ha dado tanto

Me ha dado la marcha de mis pies cansados

Con ellos anduve ciudades y charcos,

Playas y desiertos montañas y llanos

Y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto

Me dio el corazón que agita su marco

Cuando miro el fruto del cerebro humano,

Cuando miro al bueno tan lejos del malo,

Cuando miro al fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto

Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,

Así yo distingo dicha de quebranto

Los dos materiales que forman mi canto

Y el canto de ustedes que es el mismo canto

Y el canto de todos que es mi propio canto.”

DÍA DIECISÉIS

Somos muchísimo mejor de lo que creemos ser; muchísimo mejor de lo que otros

piensan o nos hacen creer. El problema es que no acabamos de creérnoslo. Somos

severos, muy severos para con nosotros mismos aunque, en el fondo, lo que realmente

buscamos es dejar claro que realmente somos buenos, que somos mucho más que

nuestras meteduras de patas, que nuestros errores y debilidades.

Debemos clarificar de una vez por todas que hacemos cosas malas, pero que en el fondo

del ser real hay siempre una fuente inagotable de bondad que nos define: ¡somos

buenos!

Cuando esta evidencia pasa a formar parte de nuestra consciencia, avanzamos a pasos

de gigante y afectamos positivamente a las personas que se cruzan en el camino de la

vida, porque el amor y la bondad son las dos energías que de verdad cambian al mundo.

Esta mañana caminaba por la 125 Street en New York (Harlem). Me ha adelantado un

señor moreno con pantalones vaqueros y una cazadora marrón. Yo lo seguía a dos pasos

y enseguida me he percatado que saludaba de forma muy respetuosa a los trabajadores

~ 22 ~

y dependientes que estaban a las puertas de sus negocios. Por un instante he creído que

era el propietario que inspeccionaba los negocios; pero, no, él seguía su curso y saludaba

a un padre con un niño, a una señora que acababa de pasar un semáforo; a todos los

deseaba un “Have a good day!” Atraído por su actitud he decidió seguirlo hasta que se

ha metido en la boca del metro. Mientras bajaba las escaleras y pasaba a las personas

que bajaban más despacio que él les iba deseando un “buen día”.

He pensado que esa persona anónima para mí era ‘mi ángel de la guarda’ que me invitaba

a vivir despierto, alerta, disponible para amar. A veces nos concentramos tanto en

nuestros problemas, que acabamos obsesionados por las menudencias de nuestras

percepciones disfuncionales. Nos perdemos lo mejor de la vida: la bondad que nos habita

y que grita constantemente “¡LIBERTAD!”

“Cuando Tú me miras

Nunca me condenas.

Tu mirada penetra mi corazón

Y me llenas del Océano de tu amor

Y tiernamente me enamoras.

Tus ojos reflejan tu amor

Y me inundan de tu luminosidad

Transformándome en tu imagen.

Y cuanto más me expongo a ti,

A tus divinos rayos de amor

Más tú destruyes mis adherencias

Y los límites de mi pecado.

Y así avanzo, paso a paso,

Hacia tu divina presencia.

Y sé que un día,

Al atardecer de mi vida,

Mis ojos te verán un día

Contemplando tu eterno amanecer.”

DÍA DIECISIETE

Aprendemos a liberarnos de los sentimientos malignos de culpa y ansiedad por medio

de la decisión de vivir en el aquí y ahora, concentrando nuestra atención no en lo

negativo que nos obsesiona, sino en aquellos aspectos hermosos que nos habitan.

~ 23 ~

No se trata de engañarnos a base de vivir una ilusión, sino de desactivar el virus maléfico

de la falta de amor por nosotros mismos. Cada vez que concentramos nuestra atención

en nuestras limitaciones nos hacemos más limitados; si nos concentramos en la adicción

que nos esclaviza, aún más la alimentamos; si ponemos la atención en nuestras heridas,

las hacemos más sangrantes.

Si aprendemos a alimentar las cualidades que la naturaleza nos ha concedido, si de

verdad aprendemos a cuidar del jardín interior que todos llevamos, se da en nosotros el

milagro de la transformación. No es que evadamos la realidad de nuestras miserias,

errores, limitaciones, etc. sino que, poco a poco, irán perdiendo su capacidad dañina que

impide nuestro crecimiento.

En el fondo es poner en práctica la parábola que el Maestro nos enseñó: saber que existe

la cizaña en el campo de la vida, pero no alimentarla.¨ Gradualmente irá perdiendo

importancia y energía. La última palabra la tendrá el amor y la bondad.

No se trata de negar la verdad acerca de lo que soy, sino aceptarla para, desde mis

miserias, ir creando gradualmente la persona que de verdad estoy llamado a ser. ¡Nunca

definirnos con preconceptos que otros nos han inyectado! Soy yo el que dice a los demás

quién soy verdaderamente.

Nunca hemos de aceptar que otros nos definan o nos pongan etiquetas, por muy

“santas” o “malas” que sean. Tampoco deberíamos poner etiquetas ni definir a los

demás. Toda idea preconcebida nos ofusca y ensombrece nuestra mirada. Por el

contrario, cuando nos miramos a nosotros mismos con ojos puros, libres de prejuicios,

descubrimos que somos esencialmente buenos, verdaderos y amorosos. Y desde ahí,

desde el centro, se desata la verdad, la bondad y el amor, no como conceptos

intelectualmente desconectados, sino como experiencia.

Es bueno preguntarse mirándose por dentro: ¿Qué observo primero? ¿La bondad? ¿Los

fracasos, los errores, mis partes oscuras? ¿La cizaña o la espiga de trigo que va

floreciendo y madurando? Es cuestión de perspectiva. Cambiando la perspectiva,

cambiamos nuestra visión y descubrimos la auténtica misión para la que hemos sido

puestos en esta tierra.

“Cuando Tú miras la obra maestra de la Creación, Dios, sonríes

desde el cielo porque ‘todo está bien hecho’. Te complaces en cada

~ 24 ~

molécula salida de tu mano (herramienta eficiente de tu corazón)

porque refleja tu poder creativo.

Cuando contemplas desde arriba tanta belleza, infundes en

nuestros labios (herramienta expresiva de nuestros corazones) un

canto de alabanza y de gloria a tu nombre.

Y cuando ves que el ‘enemigo’ ha plantado cizaña que crece

en forma de guerras fratricidas, venganzas, resentimientos,

enemistad, intolerancia, fanatismo,… en lugar de arrepentirte de la

obra bien hecha, Tú, Dios Bueno, armas de sabiduría y de fuerza

nuestra vida para vencer al enemigo sin resistirlo, sino siguiendo

plantando semillas de vida nueva: el perdón, la reconciliación, la

amistad, el amor, la tolerancia, la verdad…”

DÍA DIECIOCHO

Decirnos la verdad acerca de nosotros mismos sin máscaras ni resistencias, es duro. Pero

es la única manera de salir airosos del círculo vicioso en el que tramposamente nos

metemos una y mil veces. Vivir desde la verdad de lo que somos nos hace libres, aunque

por un momento nos parezca estar agonizando.

Confesar quién soy es el primer paso para comenzar a cambiar mi forma de pensar. Al

cambiar mi forma de pensar comienzo a elaborar una nueva percepción de mí mismo

basada en la bondad que me habita. Como consecuencia se va operando, gradualmente

la transformación del ser.

Esta transformación puede convertirse en un momento trascendental en la vida de una

persona en el que se da un antes y un después. Desde esta experiencias de auto

observación y auto exploración, vamos descubriendo posibilidades dormidas que nos

estaban esperando desde el mismo día de nuestra concepción en el vientre materno, y

no sabíamos que existían.

Decirnos la verdad acerca de lo que somos, es aprender a valorarnos incluso cuando

otros piensen lo contrario. Decirnos la verdad, confesar la verdad de nuestra esencia es

aprender a no permitir que nadie pisotee nuestra valía, y a comprometernos en levantar

la valía de los demás.

Confesando la verdad de nuestra identidad, a pesar de nuestros fallos, incongruencias y

pecados, es aprender a amarnos y a amar. Pues descubrimos que hay un reducto, un

~ 25 ~

océano inmenso de belleza que nada ni nadie puede destruir. Es la imagen de Dios dentro

de nosotros mismos.

En esta confesión se da una liberación emocional por la que aprendemos una nueva

sabiduría, una especie de intuición por la que el pensamiento meramente racional se

queda corto para definir la esencia de las personas y de las cosas. Aprendemos a abrir la

ventana del espíritu que nos hace libres.

Practicando constantemente esta autoconciencia y auto-observación progresamos en

nuestro crecimiento personal de autonomía, pues llegamos asimilar existencialmente

que nuestro pasado no representa lo que de verdad somos, nos liberamos de la

culpabilidad malsana, y aprendemos que lo que de verdad nos define es la esperanza de

lo que está por venir.

¿Cómo vivo todo esto? ¿Me dejo estrangular por la culpa malsana? ¿Ofrezco resistencias

a la verdad absoluta de lo que soy auténticamente? ¿Soy fiel a los deseos más hondos

que puedo escuchar al nivel de mis tripas?

EL PRISIONERO

“Señor, te estoy llamando

Pues eres tú mi único rescate.

A ti te llamo, Iahvé, Alá,

Dios, God, Brahma, Nwie-ngong…!

Devuélveme la identidad

Tú que siempre usas mi nombre

Con amor infinito.

Que pueda mirar al cielo

Y libremente llamarte ‘Abba, Padre’.”

DÍA DIECINUEVE

“No podemos transformar nuestras vidas a no ser que nos dejemos tocar por

la gracia. Y eso no sucederá mientras estemos forzando la situación, y

tampoco sucederá si, en nuestra autocomplacencia, pensamos que no la

necesitamos. La gracia nos toca sobre todo cuando estamos profundamente

apenados y nos sentimos ansiosos; nos toca cuando, año tras año, pareciera

que el ideal de perfección no aparece, cuando la desesperación destruye

nuestra alegría y entusiasmo. A veces, en esas situaciones, una luz irrumpe

~ 26 ~

en nuestra oscuridad y escuchamos algo parecido a una voz que nos dice: ‘tú

vales, eres amado… No trates de hacer nada ahora… no hace falta que

hagas nada... Simplemente acepta el hecho de que de verdad eres aceptado

y amado”. Eso es la experiencia de la gracia. Sentimos a veces el poder de

decir ‘sí’ a nosotros mismos, y la paz entra dentro de nosotros y sentimos la

plenitud, y desaparece la auto condena y la autodestrucción; nos sentimos

reconectados nuevamente con nuestro verdadero ser.”10

Cuando nos decimos la verdad aparecemos vulnerables, muy vulnerables. Pero es

entonces como aprendemos a ser fuertes; ya no vivimos desde las máscaras, sino desde

la verdad. Esto puede resultar ser muy duro. El texto que encabeza la dinámica de hoy

nos da las pistas de cómo podemos vivir seguros de que para valer no hay que hacer,

sino ser.

La gracia, entendida como la fuerza de Dios que actúa en mí, es la que me ayuda a

reconocer mi valía, incluso en momentos en que pareciera que no encuentro nada

valioso dentro de mí. Es precisamente entonces cuando puedo escuchar el susurro de

esa “gracia” (fuerza de Dios que actúa gratuitamente en mí) que me dice: ‘vales más que

tus errores, mucho más que tus miserias. Eres precioso a mis ojos y te amo.11

Quien ha sentido alguna vez algo parecido, ya ha tenido una experiencia del cielo aquí

en la tierra. Experiencias como ésas, aunque duren un segundo, pueden transformar

para siempre el curso de una vida.

¿He sentido alguna vez algo parecido a lo que Paul Tillich expresa en su texto? ¿De qué

manera ha afectado a mi manera de verme a mí mismo, de relacionarme con los demás

Y con Dios? ¿Soy tan voluntarista que no me permito tener experiencias de gracia?

¿Debería cambiar en algo mi actitud existencial?

“Conforme vamos creciendo en la presencia de Dios nos vamos

dando cuenta de que no sabemos dar dos pasos sin caer al suelo,

cuando dejamos a mirar a Dios, nuestro Padre… Por eso debemos

aprender a comportarnos como niños de dos años que sin guía caen

una y otra vez. Hemos de aprender a desconfiar de nuestras solas

10 Paul Tillich (1886-1965) fue un teólogo y filósofo existencialista alemán-americano 11 Is 43, 1-5

~ 27 ~

fuerzas mientras invocamos el nombre de Dios para que venga a

auxiliarnos.” (José de Calasanz)

DIA VEINTE

Desde nuestra concepción en el vientre materno, se nos han dado tres herramientas que

son parte de nuestro ser humano: una brújula, una antena parabólica y una linterna. Las

tres herramientas nos ayudan nos solamente a descubrir quiénes somos de verdad, sino

la dirección que estamos llamados a seguir si de verdad queremos ser felices.

La brújula es ese sentido por el que buscamos incansablemente la verdad de todo, en

todas partes. Es como un fuego interior que no nos deja descansar hasta que poco a

poco se va haciendo claridad la verdad de lo que somos y de lo que estamos llamados a

ser.

Agustín de Hipona pasó la primera parte de su vida en una búsqueda constante de esa

verdad, pero la buscaba fuera de sí mismo y se equivocaba constantemente. Hasta que

finalmente se dio cuenta de que esa verdad coincidía con su ser real, donde habitaba la

Verdad que le estaba esperando.

La brújula interior marca impertérritamente la dirección de la felicidad auténtica incluso

cuando nos empeñamos en seguir una dirección distinta. Esa brújula despierta en

nosotros una pasión por un sueño que es siempre más grande que nosotros mismos. Por

eso Agustín exclamaba: “Señor, nos has hecho para Ti, y mi corazón ya nunca reposará

hasta que descanse en Ti”.

La antena parabólica es la capacidad de recibir los mensajes secretos que

constantemente nos dirige la vida, desde la realidad, para conectarnos con lo que nos

rodea y con las personas. La antena parabólica es, en el corazón humano, la capacidad

de discernir en las situaciones concretas, aquello que más nos conviene, evitando o

abandonando lo que nos hace daño.

Así que la antena parabólica interior nos ayuda a salir de nuestras adicciones malignas,

de nuestros hábitos y pensamientos autodestructivos, a reconocer los dones que

llevamos dentro y que quizás todavía no habíamos explorado ni descubierto. La antena

parabólica aparentemente es un elemento pasivo, pero cuando está conectada con

nuestro ser “despierto” y “atento” nos señala el camino que nos llevará a la cima de que

podemos ser.

~ 28 ~

La linterna sirve para alumbrar en la oscuridad a corta distancia. Haciendo un traspaso

simbólico al mundo de nuestra interioridad, la linterna interior es ese mundo de

convicciones profundas que vamos descubriendo a base de errores cometidos, de

intuiciones regaladas gratuitamente, de conclusiones a las que llegamos, en un proceso

de elaboración racional y existencial, a construir el tejido de nuestra existencia.

La linterna interior no puede llevarnos a contemplar el final feliz de nuestra vida, aunque

lo intuye. Nuestra tarea fundamental es fiarnos de esa luz tenue pero real que nos

alumbra por dentro y nos hace transparentes hacia afuera. Vamos caminando en medio

de las sombras, guiados por las luces que en la noche recibimos, mientras éstas son el

augurio de un hermoso amanecer.

La brújula, la antena parabólica y la linterna nos hablan simbólicamente de la

profundidad de las cosas y de nosotros mismos, sabedores de que a fin de cuentas “las

cosas importantes sólo se ven con los ojos del corazón”.

“Buscarte, Señor, buscarte

Entre la sombra y el viento;

Y finalmente encontrarte

En el Amor de tu Cielo.”12

“-Adiós -le dijo.

-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple :

“sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.

-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.

-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con

ella.

-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para

recordarlo.

-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes

olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres

responsable de tu rosa...

-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo.”13

DÍA VEINTIUNO

12 Poema que e3scrubí a la muerte de mi hermana Maria de los Ángeles, el 24 de mayo de 2013 13 Tomado del libro “El Principito”de Antoine de Saint-Exupéry (Junio de 1900-Julio de 1944)

~ 29 ~

En nuestro proceso de crecimiento interior no es de extrañar que sintamos, de vez en

cuando, lo que llamaremos “auto-dudas”. Las auto-dudas provienen de nuestra

inseguridad, o de nuestra prudencia, cuando ponemos un interrogante a la validez de

nuestras opciones o cuando otros las cuestionan.

No debemos extrañarnos. Por el contrario, hemos de ponernos alerta, ya que tarde o

temprano tendremos que revisar la dirección de nuestra trayectoria vital a través de

cuestionamientos que nacen de dentro de nosotros, de las circunstancias que nos

rodean, e incluso de las actitudes que otras personas toman hacia nosotros.

Cuando las auto-dudas lleguen, deberemos enfrentarlas sin miedo. Así es como llegamos

a convicciones sólidas sobre las que cimentamos nuestro futuro. Veamos qué puede

suceder cuando tomamos la actitud de enfrentamiento valiente de estas auto-dudas, o

cuando nuestra opción es la evasión compensatoria.

Cuando las enfrentamos, aprendemos:

- A madurar, pues el cuestionamiento de la dirección vital que sostiene nuestra

vida nos lleva a conectarnos con el ser auténtico y real, desenmascarado. Puede

que nos sintamos muy vulnerables. Pero, curiosamente, nuestra fortaleza se

construye sobre la conciencia de nuestra vulnerabilidad.

- A ser más flexibles, ya que todo cuestionamiento nos invita a ponernos en

relación con la vida y con los demás. Aprendemos que, sin necesidad de claudicar

de nuestras ideas, otros tienen el derecho de pensar diferente. Siempre teniendo

en cuenta que nadie tiene el derecho de traspasar la frontera invisible pero real

de mi dignidad.

- A enmendar lo que haga falta, pues el conocimiento propio me ayuda a practicar

el arte de la humildad por el que aprendo que la obra de arte que soy yo,

comenzada por Dios sin mi colaboración desde mi engendramiento, no llegará a

su perfección más que con Él, ayudado de mi colaboración libre y decidida.

- A confrontar asertivamente a quien nos acecha para amenazar o minar nuestro

mundo personal de convicciones.

Cuando elegimos la vía de la evasión, en realidad estamos compensando, por el atajo de

la evasión, nuestra falta de responsabilidad asertiva. Entonces ocurre que:

- Nos evadimos de la responsabilidad que supone encontrar las raíces sólidas de

nuestra vida. De esa forma perdemos capacidad de solidez personal y de

credibilidad ante los demás.

~ 30 ~

- Nos exponemos a la búsqueda de subterfugios, a manera de compensaciones y

adicciones, que nos esclavizan. Hacemos depender nuestra seguridad de

circunstancias externas a nosotros mismos.

- Paralizamos nuestra capacidad de crecer en autoestima y en convicciones.

- Nos ponemos a merced de las expectativas que otros tienen sobre nosotros.

Vivimos para agradar a los demás, en lugar de buscar el ser fieles a lo que

realmente somos y a lo que podemos ser.

- Aumentan nuestras auto-dudas y vamos construyendo una personalidad

inseguridad con un patrón de comportamiento dubitativo, incapaz de tomar

decisiones transcendentales.

Podemos preguntarnos acerca de qué tipo de personalidad concreta vamos

construyendo cuando aceptamos o evadimos confrontar las auto-dudas que de vez en

cuando nos visitan.

“Dios es una Madre que disfruta viendo a sus hijos felices.

Cada acontecimiento de mi vida es parte del juego de Dios

conmigo, es un juego de amor.

‘Como un niño en las manos de su madre…’ Sí, así es el

corazón y el rostro de Dios, como el de una Madre que abraza

y acaricia a su hijo con ternura infinita.

¡Y que el mundo entero se desplome si quiere! El Señor está

de nuestra parte, ¿Quién estará contra nosotros? Estamos

para siempre ‘condenados’ a la felicidad por el Dios que nos

ama de una manera loca; Él ha venido a nuestra ribera y ha

muerto de amor por nosotros. ¿Alguien da más por otro dios?

¡Imposible! Alegrémonos siempre en el Señor, sí,

¡alegrémonos!”

DÍA VEINTIDÓS

Si es importante escuchar la voz de nuestras auto-dudas para llegar a profundizar la

realidad de lo que de verdad somos, más importante aún es la escucha de nuestras

convicciones y certezas, es decir, de aquellas seguridades que poco a poco hemos ido

construyendo no tanto a nivel intelectual, sino a nivel de experiencia.

La madurez no es un estado al que se llega por la mera reflexión o clarificación

intelectual, sino sobre todo por la integración de las experiencias vitales que forman

parte de la intrahistoria personal.

~ 31 ~

Una persona sin convicciones es un edificio construido sobre arena; tarde o temprano

caerá por su propio peso, incapaz de sostenerse, incapaz de ser autónomo, incapaz de

encontrar el sentido de su vida.

Las convicciones nos dan seguridad, ya que la experiencia de haber confiado en ellas nos

lleva a nuevos horizontes de búsqueda, a nuevas certezas que, a su vez, nos llevan a

nuevas preguntas, y así sucesivamente

Toda persona necesita de una zona de confort dentro de la cual pueda sentir la

autonomía y la libertad de ser ella misma.

El problema es cuando esas zonas de confort se convierten en muros de defensa contra

los demás, para consolidar nuestros fundamentalismos, o para atacar a quienes no

piensan igual que nosotros. Contra toda esta problemática sólo hay una salida: la de

ampliar nuestras zonas de confort, abriéndonos a otras miradas, otras culturas, otras

posiciones, otras opiniones, etc

No se trata de absorber acríticamente todo, sino de ser capaces de contrastar lo que

somos, lo que pensamos, lo que hacemos y lo que decimos, para ponerlo en perspectiva

y así enriquecernos con la pluralidad, y contribuir a la misma con nuestra singularidad, a

cambiar cuando haga falta, y a relativizar lo que, pareciéndome tan ‘fundamental’,

finalmente descubro que es verdaderamente ‘relativo’.

Podemos preguntarnos acerca de:

cuáles son las tres prioridades esenciales de mi vida en estos momentos

Por qué valor estaría dispuesto a morir

Qué convicciones que antes tenía han cambiado en los últimos meses

Qué aspectos creo ( si se da el caso) que los vivo de forma fundamentalista

“¡Todos a por agua! El agua es la vida. Por eso, Señor, Tú elegiste el

agua para simbolizar la fuerza de tu gracia dentro del alma. Todos

vamos a por agua a la fuente o al pozo. Y es de ti, fuente de agua viva,

de donde sacamos la fuerza para seguir creyendo, para seguir

amando. Y tú llenas el alma con el agua de tu gracia. Y nos

convertimos en pozos, en auténticos aljibes que ofrecen agua a otros.

Y así nos hacemos solidarios y cómplices contigo. Así es la vida que de

ti recibimos y que con todos compartimos. Amén.”

~ 32 ~

DÍA VEINTITRÉS

La vida es un proceso de auto-conquista autodominio, en el que aprendemos a ser felices

siendo cada día más conscientes de nuestra valía, de los regalos con que cada uno hemos

nacido y de los cuales muchas veces no somos conscientes, pues otros (o nosotros

mismos) nos han metido en la mente que no valemos, que no podemos, que no somos

dignos…

Hay que decir “basta” a la basura que hemos permitido acumular en nuestro

subconsciente con la que construimos un futuro si esperanza. Para ello hemos de

liberarnos de las personas que, como decía Gandhi, quieren pasearse por nuestra mente

con los zapatos sucios. Somos esencialmente buenos, gente maravillosa.

Si queremos liberarnos de las voces negativas que nos han instalado semejante ‘virus

mental’, deberemos guardar una cierta distancia mental, para trabajar la asertividad. Es

decir, deberemos trabajar nuestra valía para no dejar que habiten en la ‘tierra santa’ que

es nuestra interioridad, en la que habita nada menos que la imagen divina.

Desde ahí –sin ninguna duda- nacerá el perdón hacia ellos. ¿Sabes por qué nacerá el

perdón? Porque cuando nos conectamos con esa ‘tierra santa’ aprendemos a vivir desde

la bondad y el amor. Y así – sin perder para nada nuestra fidelidad a la verdad- hasta nos

compadecemos de esas personas porque las vemos como lo que realmente son:

personas equivocadas que viven dirigidas por un mapa y una brújula equivocados, que

les lleva a la tierra de la nada.

Hoy nos preguntamos acerca de nuestra valía. Acerca del proyecto vital que realmente

queremos vivir para sentirnos ‘vivos’. Solamente quien sueña vive de verdad. Los sueños

despiertan en nosotros cosas grandes que nos hacen vibrar con una energía que nos

libera del odio, instalan en nosotros actitudes constructivas que nos liberan del odio,

armonizan nuestro interior, y nos disponen a cosas cada vez más grandes y nobles.

Lo más importante es que aprendamos a perder el miedo a ser nosotros mismos, pues

así diremos nuestra verdad sin pedir permiso, sin pedir perdón. Simplemente, estaremos

aprendiendo a ser lo que Dios soñó que podemos y estamos llamados a ser, desde antes

de la creación del mundo. Esto es lo que Él soñó para ti y para mí:

~ 33 ~

“Pues nosotros somos su obra de arte, creados en Cristo Jesús

para hacer las obras buenas que Dios había dispuesto que

hiciéramos desde antes de la creación del mundo.”14

DÍA VEINTICUATRO

Asentar nuestro crecimiento personal sobre las bases de convicciones profundas,

requiere de nosotros dos cosas importantes: poner a trabajar nuestra voluntad en la

dirección de las mismas y conectarnos con personas que viven los mismos valores y

semejantes convicciones.

Somos débiles, enseguida nos llega el desánimo, y podemos claudicar fácilmente de la

dirección vital que da sentido a nuestra vida. En momentos de oscuridad y de desánimo

existencial es importante ser coherentes con aquello que un día se nos manifestó como

luz y guía. Tarde o temprano volverá la luz a la mente, se calentará el motor del corazón

y saldrá robustecido nuestro convencimiento.

Ser fieles a la luz del ayer, aún viviendo hoy en la oscuridad aparente, nos traerá un nuevo

grado de madurez y afianzamiento existencial. Pero si tiramos la toalla, iremos de

desánimo en desánimo, y correremos el peligro de caer en el cinismo por el que

acabamos no creyendo en nada ni en nadie; ni siquiera en nosotros mismos.

Debemos además unirnos a otras personas, conectarnos con aquellos que viven valores

parecidos a los nuestros, para compartir con ellos esperanzas, luchas, fracasos, deseos

de superación, y así salir, una vez más, confirmados en la validez de un estilo de vida que

hemos asumido y que nos lleva a la felicidad entendida como trabajo de dentro afuera.

No cansarnos nunca cuando nos veamos derrotados por los fracasos o por la falta de

resultados evidentes. Caminamos entre la bruma y el viento, apenas divisando el

horizonte vago del sentido vital. Nos guía la luz que ilumina nuestro ser profundo y que

nos certifica y asegura que no nos equivocamos.

Es bueno que nos preguntemos hoy acerca de las luces ‘sabias’ que vamos recibiendo a

lo largo de nuestra vida. ¿Somos capaces de hacer una lista de todas las cosas bellas,

buenas y verdaderas que la vida nos ha enseñando? Podríamos hacer esa lista

comenzando por este encabezamiento: “Esto es lo que la vida me ha enseñado, y esto

14 Efesios 2, 10

~ 34 ~

es lo que guardo como un tesoro precioso del que nunca estoy dispuesto a

desentenderme…”

Otro ejercicio que podemos hacer es éste: preguntémonos quiénes son esas personas

concretas con quienes puedo ser yo mismo, personas o grupo de personas que son

referencia de apoyo y que me ayudan a crecer en autonomía, libertad y verdad en el

amor.

“Las semillas del Reino de los Cielos están plantadas aquí, en

la Tierra. Son semillas cristianas pero no necesariamente

cuidadas sólo por los seguidores explícitos del Señor

Resucitado. Hombres como Gandhi supieron también cuidar

bien del ‘jardín’ de las semillas del Reino aunque no hubieran

confesado abiertamente al Señor del Jardín, al Resucitado.

Pero su palabra y su vida confesaron, incluso con el martirio,

que ‘no estaban lejos del Reino de los Cielos’.”

DÍA VEINTICINCO

“¿Lo presientes? Lucha y contemplación tienen una sola y única

fuente: Cuando muchos cristianos han perdido la alegría,

la llamada a reconciliarnos nos interpela más que nunca.

Solos, separados, ¿cómo podríamos avanzar durante toda la vida

en una espera contemplativa? ¿Cómo perseverar en las

responsabilidades que hemos asumido por los demás? ¿Nos

olvidaríamos de que nunca estamos solos? En el Cuerpo de Cristo

hay una comunión en constante devenir que se llama la Iglesia.

Una libertad interior puede crecer en nosotros cuando la Iglesia

mantiene abiertas las puertas a una alegría y a una gran sencillez.

Incluso con casi nada, se hace acogedora, cercana a las penas

humanas, presentes en la historia, atenta a los más necesitados.

Cuanto más nos acercamos a la alegría y a la sencillez del

Evangelio, más se transmite la confianza de la fe. Elegir la sencillez

sostienen en el mundo una comunión universal en Cristo. Y lo

asombroso es que Cristo, el resucitado, no excluye a nadie, ni de su

perdón ni de su amor. Entonces pedimos la mayor alegría: "una

misma espera, un mismo amor, una sola alma". Es ante todo con un

testimonio de vida como podemos hacer creíble esta comunión de

~ 35 ~

amor con el Espíritu Santo. Y si Cristo nos preguntara: "¿Quién decís

que soy yo?" Quisiéramos responderle: Cristo, tu no has venido al

mundo para condenarlo, sino para que todo ser humano encuentre

un camino abierto por tu compasión. Tú eres quien me ama hasta en

la vida que no tienen fin. Tú lo sabes todo de mí, mi deseo de

comprender y ser comprendido, de amar y ser amado. Tú me abres el

camino del riesgo. El "no" en mí lo transfiguras, poco a poco, en un

"sí" de eternidad.

Cristo, presencia Misteriosa, tu rezas en mí, de día y de noche, sin

que yo sepa cómo. Encomendando mi espíritu a tus manos, no me

inquieto si mi oración es a menudo tan torpe. Tú me has buscado

incansablemente. Tú me sugieres: Vive lo que has comprendido del

Evangelio. Ven y sígueme" ¿Por qué he estado indeciso tanto

tiempo? No obstante, sin haberte visto, te amaba. Y, un día, me di

cuenta: tú me llamas a una decisión sin retorno. Quisiera ser

transparente contigo, no ocultarte nada de mi corazón, darte no

solamente una etapa, sino toda mi vida. El Evangelio nunca mira con

pesimismo al ser humano. Jamás invita a la melancolía. Al contrario,

despierta a una apacible alegría. Y cuando hay un sufrimiento, el

corazón puede estar roto, pero no endurecido.” (Hermano Roger de Taizé)

El autor de este bello texto es el hermano Roger Schutz, fundador de la comunidad

ecuménica en Taizé, Francia. Durante la guerra mundial, cansado de las divisiones

nacionalistas y confesionales, se asentó en un pueblecito no lejos de Lyon, en Taizé,

adonde iba acogiendo a personas que venían heridas no sólo físicamente, sino

moralmente.

En ese contexto, gradualmente, fue surgiendo un grupo de personas que, como él,

buscaban la reconciliación más allá de toda frontera marcada por el prejuicio, la cultura,

la nacionalidad, o la confesión religiosa. Así surgió la hoy llamada “Comunidad ecuménica

de Taizé”, donde monjes de diferentes confesiones cristianas experimentan la parábola

de la unidad.

Releyendo el texto del hermano Roger, analicemos qué es lo que más nos llama la

atención. ¿Por qué? ¿Cuáles son mis resistencias ante los retos que el texto nos propone?

¿Sentimos la llamada a vivir con un estilo parecido al que el hermano Roger apunta para

el mundo contemporáneo?

~ 36 ~

“Llévame al Desierto y háblame al corazón. Dime la verdad

acerca de mí mismo y dime quién eres Tú, Dios de todos los

nombres y sin nombre.

Y en diálogo de amor dime cuáles son mis errores y mis

pecados y también mis compulsiones; sedúceme una vez más

y para siempre. Que toda mi vida experimente la fragancia de

tu amor.

Sácame al Desierto de mi corazón y, en silencio, fijaré toda mi

atención sólo en ti y así aprenderé a volar por encima de mis

miras estrechas y conoceré la Belleza desde arriba.

Y en el encuentro amoroso y amistoso contigo aprenderé a

luchar contra la maldad dentro y fuera de mí, y me alegraré

para siempre en la Victoria que Tú ya has ganado para mí.”

DÍA VEINTISÉIS

Dime lo que lees y te diré quién eres. Somos aquello de lo que alimentamos nuestra

mente y nuestro corazón. Si alimentamos la mente de basura que nos autodestruye no

culpemos de ello a nadie más que a nosotros mismos. No hemos nacido para vivir presos

de nuestra negatividad, sino para gozar de la vida disfrutándola desde dentro. Nadie ni

nada puede arrebatarnos la libertad de escoger ser felices, a no ser que les demos

permiso a los pensamientos autodestructivos.

Les damos permiso cuando emocionalmente nos sometemos a ellos porque

inconscientemente hemos aprendido que pueden dominarnos. Pero eso es pura ilusión.

Dentro de nosotros habita la energía del yo real que clama constantemente por ser lo

que podemos ser.

Por eso hay que leer mucho, incansablemente; pero que nuestras lecturas nos ayuden a

clarificar las zonas oscuras que nos habitan, que nos abran creativamente a nuestra

posición en el mundo; lecturas que nos ayuden a encontrar paz y a ser responsables de

nuestro crecimiento y del de los demás.

Hoy pues nos atrevemos a preguntarnos cosas concretas, como por ejemplo: ¿Qué libro

estoy leyendo?, ¿qué estoy aprendiendo a través de mis lecturas?, ¿Leo algo que me esté

haciendo daño?, ¿qué es lo que me gustaría leer que todavía no he leído?, ¿de qué manera

conecto con mi vida los conceptos que retengo de mis lecturas?

~ 37 ~

Éstas y otras preguntas nos ayudan a darnos cuenta de que la mente es como un jardín

en el que puedo plantar flores hermosas y árboles que llenen de belleza mi interior, o por

el contrario puedo llenar ese jardín de abrojos y cardos secos que me llevan a la inercia

intelectual, a la pasividad, a un mundo ilusorio de vanidades, etc.

La mente y el corazón están en constante sintonía, de modo que lo que habita en mi

mente desata en mi mundo emocional sentimientos y afectos diversos, de acuerdo lo

que hay en mi atalaya mental. La verdad es que somos lo que pensamos. Si pensamos

limitadamente, creamos un ser, una vida limitada por efecto de nuestras convicciones

enanas. Pero si pensamos alto, ancho y profundo acabaremos siendo águilas que se

elevan a las alturas.

Leer, pensar, sentir y, finalmente, actuar. Quien no actúa con coherencia, según sus

convicciones, termina siendo a lo sumo un teórico, y nada más. Por eso hay que poner a

trabajar, de manera consistente e interconectada, lo tres elementos constitutivos de

nuestro proceso de crecimiento: pensar (inteligencia), sentir (emocionalidad) y decidir o

actuar (la voluntad).

¿Soy una persona integrada? ¿Domino mis emociones cuando paso por momentos de

desbalance o de cierta depresión? ¿Me dejo llevar de los meros sentimientos y actúo de

manera desbocada, sin contar con la razón? ¿Soy coherente en mis decisiones de vivir de

una cierta manera, de acuerdo a mis convicciones?

“Quiero ser, mi Dios, el perfecto danzarín de tu música. Así

pues ábreme el oído a tu sinfonía y prepara todo mi ser

(cuerpo, mente, corazón y espíritu) para actuar en la Danza

Divina de la Vida. Y los espectadores (aquellos con quienes

entraré en contacto) se alegrarán y te aplaudirán. Y entonces,

cuando mi actuación haya terminado, me retiraré en silencio

mientras el público (tuyo y mío, mi Dios) continua

aplaudiendo para ti, maestro de la sinfonía del mundo y

director de mi danza. Amén”

DÍA VEINTISIETE

Hace unos días entré en el Metro de Nueva York, de regreso a nuestra comunidad en el

barrio de Harlem. Me senté cerca de una persona de unos 40 años de edad. En mi

espontaneidad, pensando que era hispano, lo saludé en español y enseguida me

~ 38 ~

respondió en un inglés con acento asiático y me dijo que era de Siria, país en medio de

una guerra sangrienta.

Tomando ese hecho como punto de partida me presté a seguir la conversación y me di

cuenta de que había dejado su país hacía un año; un país, según él, muy bello y lleno de

riqueza de todas clases. Finalmente me confesó que era un actor de cine, que salió

huyendo de su país, y que ahora estaba establecido en los USA, donde de momento

trabaja como cocinero.

A punto de despedirme de él al llegar a la estación de la calle 125, me escribió su nombre

por si quería saber de é en internet. Efectivamente lo chequeé y allí estaba él como actor;

su nombre: ADHAM. Adham me dijo en los últimos segundos de nuestra conversación:

“hace un año dejé todo en mi país, incluidos mis seres queridos; pero soy fuerte y sé que

triunfaré en este país.”

¿De dónde brotaba la energía de Adham? Me confesó que seguía siendo musulmán, pero

de una corriente que respeta la libertad y sobre todo la igualdad de los seres humanos.

Se le notaba triste pues acababa de divorciarse en los USA de la mujer con quien estaba

casado; mujer siria con nacionalidad estadounidense. Me enseñó en su i-pad unos platos

árabes que había cocinado hacía poco. Se le notaba orgulloso de lo que hacía, y miraba

al futuro con esperanza.

Ahí está la lección: valorar lo que somos y lo que hacemos, no lamentarnos por lo que

hemos dejado de hacer ni por lo que otros han hecho o dejado de hacer por nosotros, e

incluso en contra de nosotros.

Por eso nos preguntamos acerca de las cosas que hemos hecho en la vida de las que nos

sentimos bien, orgullosos y satisfechos; acerca de los logros que hemos realizado y de

los que todavía están al alcance de ser realizados. Para ello alimentaremos nuestra

mente con pensamientos positivos; nuestra ascesis será no permitir nunca ni el mínimo

pensamiento negativo acerca de nuestra valía.

Y desde ahí, debemos poner a trabajar nuestra voluntad en aquellas cosas, grandes o

pequeñas que la vida nos vaya deparando, como posibilidad de crecimiento personal. En

definitiva, cuando encontramos el sentido de nuestra vida, todos los elementos de la

misma, incluso nuestros fracasos, frustraciones, caídas y desasosiegos, se convierten en

plataforma para recrearnos y levantarnos como las águilas en el cielo.

~ 39 ~

“Crecer y ser capaz de mirar al futuro con esperanza,

convencido de que no cualquier tiempo pasado fue mejor…

Haber perdonado todo y haber quemado el resentimiento y la

venganza… Aproximarme a la meta, ser capaz de verme

rodeado de niños que ríen y gozan conmigo... Ser un poco

aquel Nelson Mandela que consiguió el Premio Nobel de la Paz

y sin embargo reconoció que había fracasado como esposo y

como padre… ¡Todos somos tan grandes y tan débiles…!

Cada uno de nosotros somos hijos de un sueño imposible en

el que estamos condenados a ser fieles. Estamos llamados a

ser profetas de nuestro tiempo.”

DÍA VEINTIOCHO

Llevamos dentro una fortaleza inmensa que nos levanta una y mil veces de nuestras

propias cenizas. Generalmente descubrimos que está ahí, no por razonamientos

intelectuales, sino por experiencias límites por las que de vez en cuando pasamos. Son

experiencias amalgamadas por el dolor que creíamos insuperable. Pero ha sido ahí

precisamente donde descubrimos lo mejor de nosotros mismos.

Las personas que admiramos y a las que llamamos “grandes”, porque han contribuido al

ennoblecimiento de la humanidad (Juan de la Cruz, Gandhi, Martin Luther King, Nelson

Mandela, Oscar Romero, Helder Camara, etc.), no nacieron héroes o santos en el vientre

de sus madres. Las experiencias de pobreza, de rechazo y opresión, de tortura y

encarcelamiento, les sirvieron de plataforma para transformarse como las orugas en

mariposas que ayudaron y siguen ayudando a muchos en el mismo proceso.

El mayor enemigo de nuestro crecimiento lo llevamos dentro: es el miedo a ser lo que

podemos ser; es la trampa del victimismo por el que nos auto-limitamos y nos reducimos,

creando esquemas mentales que nos oprimen y nos arrinconan como bolsas llenas de

basura, cuando en realidad somos gente maravillosa.

Hemos de poner a trabajar la fuerza de la voluntad para no permitirnos el lujo del auto-

victimismo narcisista que busca llamar la atención de los demás hacia nosotros, quizás

como compensación emocional a nuestra falta de criterio, de autoestima y de fe en la

fuerza ilimitada que Dios ha puesto en nosotros para que la trabajemos en dirección de

la belleza, la verdad y la bondad que está dentro de nosotros.

~ 40 ~

Los mensajes de la sociedad postmoderna y narcisista nos quieren convencer de que lo

importante es triunfar a toda costa, aunque sea pisoteando al que vive con nosotros.

Quieren convencernos de que lo inmediato es lo que vale, de que el sufrimiento no es

necesario para el triunfo. Eso no es más que una ilusión.

Sin embargo la realidad es muy distinta: “si quieres ser feliz, vive desde dentro,

conectado con el yo real, destruye las máscaras que te oprimen, no tengas miedo de ser

lo que eres, pero sobre todo orienta tus energías profundas en dirección de lo que

puedes y quieres ser.”

Cuando nos tomamos en serio este estilo de vida, surge de dentro la energía del amor

que transfigura nuestro ser, inteligencia, emocionalidad y voluntad. Incluso el estado

físico y fisiológico comienza a mejorar. Llevamos dentro de nuestras venas el ADN del

heroísmo y de la santidad. Sin embargo no lo sabemos, porque vivimos la mayor parte

de nuestra existencia adormilados.

Me pregunto: ¿cuál es el aspecto más sólido de mi manera de ser, de mi carácter, de mi

personalidad?, ¿Lo activo o lo dejo aparcado, especialmente en momentos difíciles? ¿qué

experiencias concretas de sufrimiento he tenido a lo largo de la vida por las que hoy doy

gracias a Dios, al ver cómo he aprendido con ellas aspectos importantísimos para

conocerme y para vivir mejor?

“Me he bañado, Señor, en el río de tu amor. Me he atrevido a

sumergirme en las aguas de tu misterio y me he convertido en

una ‘nueva creación’. Has destruido mis resistencias a tu

acción y, sellado por tu Espíritu, me has hecho tu hijo querido.

Sé que mis miedos ya no tienen sentido; son solamente una

sombra que se derrite bajo el Océano de tu amor. He vuelto

mis ojos hacia el Este y, ya para siempre, avanzaré hacia ese

lugar donde Tú siempre amaneces… ¡Un viaje sin retorno!”

DÍA VEINTINUEVE

Tomar responsabilidad de uno mismo es transcendental para el crecimiento personal.

Cuando tomamos responsabilidad, a pesar de lo que otros hayan hecho o dejado de

hacer, estamos creciendo en asertividad. Podemos analizar las circunstancias del pasado

sabiendo que no podemos alterarlas, mientras a la vez aprendemos a sacar de nuestra

~ 41 ~

fuente nuevos modos de pensar que ayudan a nacer nuevas actitudes y, por ende,

nuevas maneras de actuar en beneficio de nuestro propio crecimiento.

La vida es lo que es y tal y como es. El pasado hay que revisitarlo no para quedarnos

anclados emocionalmente a él ni a las personas o circunstancias con lo vivimos.

Revisitamos el pasado para comprenderlo y, sobre todo, para comprendernos a

nosotros mismos, abrazar nuestras heridas, y mirar al futuro con esperanza. Sabemos

que lo que realmente somos no viene definido por lo que hicimos o dejamos de hacer,

sino sobre todo por lo que podemos ser. Y eso viene escrito en el ADN espiritual con el

que fuimos creados, como marca divina de facturación.

Vivir anclados en el resentimiento hacia las circunstancias, personas, acontecimientos,

etc., denota falta de madurez e integración personal. La gran andadura de la vida

consiste en vencerse a sí mismo demostrándonos a nosotros mismos y a los demás que

nuestra valía profunda nace de dentro y no nos viene regalada desde fuera por nada ni

nadie.

¿Cómo sanamos el pasado? Fundamentalmente observándolo tal y como es, diciéndonos

la verdad de lo vivido, abrazándolo como algo muy particularmente nuestro,

integrándolo en el aquí y ahora del momento presente. Ello requiere mucha valentía y un

grado enorme de compasión hacia uno mismo.

Hace falta compasión para perdonarse y para perdonar; para tocar las heridas con

dulzura y aplicarles el bálsamo de la comprensión; para aceptar que hay siempre un duelo

irreparable por la mala gestión de nuestra vida o por lo que otros nos impidieron ser o

hacer.

Cuando tomamos responsabilidad damos el mensaje de que la dignidad con la que

fuimos creados, no se debe a lo que hayamos hecho como fruto de nuestro esfuerzo, ni

regalo a causa de nuestros logros. Estamos proclamando con la vida que existe el yo real,

esa parte sagrada de ADN espiritual que llamamos ‘imagen divina’ que nada ni nadie

podrá jamás vulnerar.

Tomando responsabilidad aparcamos la excesiva emocionalidad y aprendemos a ver las

cosas, las personas y las circunstancias tal y como son. Ésta es la puerta para aprender a

verlo todo, principalmente nuestro propio ser, con los ojos misericordiosos con que Dios

nos ve.

Desde ahí nace la esperanza de lo que podemos y debemos ser. Llorar nuestras pérdidas

mientras abrazamos nuestras posibilidades. Mientras hay vida, la esperanza tiene la

última palabra.

~ 42 ~

“Tú eres el Creador de todo lo que existe y, por efecto de tu

gracia permanente, haces que la sinfonía de tu Creación se

convierta en Perfección Cósmica. Miles de años se precisan

para que las aguas esculpan sobre la roca los caprichos de las

olas fluviales… Tu gracia, persistentemente acariciando mi

corazón, me enseña igualmente el arte de amar.

Y así Tú creas en mí una personalidad nueva cuyo corazón se

hace capaz de irradiar la imagen divina que me habita. Y así tu

belleza se expande y derrama la belleza alrededor. Señor,

continúa haciendo tu trabajo en mí, y en todas tus criaturas,

Tú que eres el Artista Supremo del Universo.”

DÍA TREINTA

Aprender a confrontarse con uno mismo antes de confrontar a los demás es lo que

realmente ayuda a la hora de solucionar conflictos. Cuando no nos hemos confrontado

y perdonado a nosotros mismos, cuando la impaciencia nos carcome por dentro de

manera puramente emocional, los miedos toman la delantera, y desatan en el enfado

que presentamos como escaparate que oculta nuestro auténtico ser.

Como consecuencia no logramos conectarnos con los demás, pues nuestras palabras

despiden agresividad impositiva que crea en nuestro interlocutor miedo y

distanciamiento.

Antes de confrontar deberíamos hacer un acto de fe en que lo que queremos decir tiene

validez no solamente emotiva (digna de ser acompañada de nuestras emociones

profundas) sino razonable, que se puede defender con argumentos que apelan a la

dignidad personal, tanto nuestra, como de la persona que confrontamos. Desde ahí

seremos consistentes en nuestro razonamiento, más allá de los miedos, defendiendo

nuestra postura y abriéndonos a la del otro.

No hay nada más feo e hiriente que dejar la conversación a medias y, más aún, responder

con el silencio, que ofende a quien honestamente busca el acercamiento mutuo y la

verdad. En todo conflicto y confrontación, lo que realmente vale es la capacidad

empática para acompañar incluso al enemigo, en el camino hacia la verdad.

~ 43 ~

No es tarea fácil; solamente quienes se trabajan a fondo pueden comprender que se

trata del arte de ser puentes, de establecer lazos que sanan y refrigeran el alma de

quienes sufren a causa de la soledad, el rechazo, la injusticia y la incomprensión.

¿Cómo suelo afrontar los conflictos? ¿Me dejo llevar por el miedo que se manifiesta en

agresividad hacia el otro? ¿Creo en mí mismo y en los argumentos que tengo a la hora de

defender lo que creo y pienso?

Hay una regla de oro: dejemos de tener miedo a nosotros mismos, dejemos de tener

miedo al mismo miedo. Entonces surgirá de dentro de nosotros un manantial de paz en

el que se dará el acercamiento profundo con el otro, corazón a corazón.

“Y cuando Tú acabaste el trabajo fantástico de la creación,

Dios, dijiste: ‘Ahora vamos a crear las familias para que sean

capaces de irradiar amor por todos lados’. Y así sucedió que

insuflaste en cada ser humano -hombre o mujer- la capacidad

inmensa de amar. Y así, la atracción amorosa de un hombre y

una mujer hace posible el milagro de dos que se hacen uno. Y

su amor se convierte en fuerte de vida nueva… Y porque Tú

quieres que todos y cada uno vivamos felices, dijiste una vez

más al final de la creación: ‘Todo está bien hecho’.”

DÍA TREINTAIUNO

Somos seres compuestos de un alma que coincide con lo que en la Biblia se denomina el

corazón. Por tanto llevamos un componente “divino” que es constitutivo de nuestro ser

ontológico, de nuestra esencia.

Cuando lo negamos o lo reprimimos, dejándonos guiar de un prejuicio muy común en

nuestra cultura postmoderna, caemos en la fragmentación de nuestra propia

autoconsciencia, y nos perdemos la posibilidad del sentido existencial de nuestra vida.

Sin embargo hay que afinar bien qué significa eso del componente divino que nos habita

y cuál es la imagen esencial que tenemos de Dios. El componente divino deriva

precisamente de la narrativa que encontramos en las primeras páginas del Génesis

donde se nos dice que Dios creó al hombre hecho de barro, le insufló su espíritu y así

salió un ser –hombre y mujer- hecho a su imagen y semejanza. Ése es el componente

divino de nuestro ser real: la imagen divina dentro de nosotros.

~ 44 ~

Ahora bien, ¿en qué Dios creemos? Porque si el Dios en el que creemos es un policía,

nuestra conducta y nuestra actitud esencial estará basada el cumplimiento de un orden

establecido; si ese Dios es un espía, nos pasaremos todo el día temblorosos al

imaginarnos ese ojo tremendo y dictatorial que nos observa metido en un triángulo que

flota sobre las nubes. ¡Hay tantas imágenes distorsionadas de Dios!

Nos quedamos sin embargo con el Dios bueno y misericordioso, lento a la ira y leal; el

Dios que por definición es sólo amor. El Dios que nos da la libertad absoluta para que

aprendamos la voluntad obsoletísima que consiste en sólo querer el bien que Él quiere.

Guiados de esta verdad concluimos que la imagen divina que nos habita está compuesta

de los elementos del Dios en el que creemos: libertad, verdad, bondad, misericordia,

compasión y, sobre todo, AMOR.

Cada vez que desatamos de dentro de nosotros energías que fluyen de esas realidades,

estamos viviendo desde la esencia de lo que somos, sin dejarnos llevar por las máscaras

ni los prejuicios, las conveniencias ni las apariencias. Es así como se desarrolla el tejido

de nuestra personalidad en una integración armoniosa de lo humano con lo divino.

Me pregunto cómo estoy viviendo toda esta realidad. Me cuestiono mi concepto de lo

que significa ser ‘humano’, de manera que por nada en el mundo excluya de mi vida el

elemento espiritual. Me examino para ver si cuando me relaciono con los demás soy

demasiado materialista o reduccionista.

EL RUIDO EN LA CIUDAD

“¿Cuál es mi nombre? ¿Cómo me llamo? En medio de las prisas

y los ruidos quiero saber quién soy yo. Yo no soy un juguete

automático, soy mucho más que un número. Mi mente quiere

encontrar el sentido de mi vida, mi corazón ansía el amor.

¿Quién soy yo? ¡Dímelo, hermano, dime quién soy yo! Yo sé

que ‘tú eres tú’. Juntos buscaremos y encontraremos nuestro

nombre en medio del caos de la ciudad impersonal.

Pararemos los motores y saldremos de los autobuses y de los

taxis… y chocaremos nuestras manos y, mirándonos a los

ojos, celebraremos la vida.”

DÍA TREINTAIDÓS

~ 45 ~

El silencio por parte de quienes tienen una posición de autoridad hacia personas que

quieren ser escuchadas, causa desasosiego y se convierte a lo largo del tiempo en una

auténtica tortura psíquica que afecta la moral del agredido.

Por eso jamás deberíamos tomar actitudes de arrogancia y de poder por medio de las

cuales podríamos ocultar el miedo a la verdad y a la fragilidad, a la vulnerabilidad y al

riesgo de perder autoridad y prestigio.

Las personas más débiles e inseguras son en muchas ocasiones impositivas y autoritarias,

precisamente porque se esconde dentro de ellas alguien inseguro y falto de un mapa

interior que les lleve a la verdad razonadamente acertada.

Hay silencios que construyen relación; por ejemplo el silencio de quien se regocija en la

experiencia de estar junto al amigo; otro ejemplo de silencio constructivo es cuando uno

deja que el otro se equivoque para aprender de la experiencia un principio nuevo de

sabiduría, etc.

Pero hay silencios, sin embargo, que suenan a condena, a rechazo del otro, a no querer

complicarse demasiado, a no querer ser transparente. Esta clase de silencios

torturadores crean en las otras personas que reclaman la justicia de sentirse escuchadas

y aceptadas una rabia contenida que a la larga es una auténtica bomba de relojería que

tarde o temprano estallará.

Por eso podemos preguntarnos acerca de nuestra experiencia al respecto: ¿soy causa de

desasosiego por mis silencios sistemáticos cuando hay personas que piden de mí

explicaciones por mi conducta injusta o poco convincente? ¿vivo resentido hacia esas

otras personas que se expresan con silencios que dañan mis derechos a saber, que dañan

mi dignidad personal?

En el fondo todo silencio intencionado y sistemático se convierte en una auténtica

mentira existencial que perpetúa la injusticia y victimiza a muchos inocentes, llegando a

concebirlos como culpables y reos de castigo, cuando la realidad es totalmente

diferente.

Por otro lado hay ciertos silencios que, gestionados desde el autoritarismo de quienes

ostentan un cierto poder, crean cortocircuitos mentales que desvirtúan la verdad pues

en el fondo llenan de culpabilidad a las víctimas con presiones y amenazas simplemente

por pensar diferente.

Nosotros hemos de comprometernos en ser abiertos, transparentes, buscadores de la

verdad, aunque ésta sea a veces una píldora de tragar para nosotros mismos.

~ 46 ~

Recordemos que todo proceso guiado por la sed de verdad nos llevará siempre por el

camino de la libertad, que coincide siempre con el mismo camino de Dios.

“Me he bañado, Señor, en el río de tu amor. Me he atrevido a

sumergirme en las aguas de tu misterio y me he convertido en

una ‘nueva creación’. Has destruido mis resistencias a tu

acción y, sellado por tu Espíritu, me has hecho tu hijo querido.

Y sé que todos mis miedos ya no tienen sentido; son

solamente una sombra que se derrite bajo el Océano de tu

amor. He vuelto mis ojos hacia el Este y, ya para siempre,

avanzaré hacia el lugar donde Tú siempre amaneces… Un

viaje sin retorno.”

DÍA TREINTAITRÉS

El secreto del crecimiento personal radica fundamentalmente en la toma de

responsabilidad sobre la propia vida. Tomar responsabilidad implica la autoconciencia y

la auto-aceptación. Si no llegamos a estos dos niveles básicos, viviremos en una mentira

permanente acerca de lo que realmente somos, o estaremos toda la vida acusando a

otros por las cosas que nos han podido suceder.

Aceptarse es observarse, darse cuenta de lo que realmente somos, sin máscaras, sin

adiciones ni substracciones. Es simplemente decirse a sí mismo: ‘ésta persona soy yo,

con mis zonas de luz y de oscuridad, con estas experiencias que me han ayudado y las

otras que me han dañado; esta persona soy yo, que he llegado a lo que aquí y ahora soy,

y estoy abierto a lo que puedo llegar a ser’.

Es desde ahí desde donde uno toma responsabilidad y decide caminar hacia la luz. Nadie

camina hacia las tinieblas, a no ser que, guiado por una cultura ambiental de muerte, por

una mentalidad auto-víctimista y auto-destructiva, decide caminar por un camino

erróneo abocado a la nada.

La vida está siempre abierta a la esperanza. Si no fuera así no se llamaría ‘vida’ sino

‘muerte’. La vida es siempre proceso que nos lleva al crecimiento permanente e

ilimitado, abierto al infinito.

Me pregunto acerca de mí mismo, acerca de la manera que confronto mi experiencia

pasada, mis relaciones con los demás, mis zonas oscuras, incluso aquellas experiencias

traumáticas por las que he podido pasar. ¿Qué voy a hacer con ellas? ¿Me dejaré llevar

~ 47 ~

por el negativismo y la desesperación? ¿Decidiré ser como el ave fénix que se levanta de

sus cenizas?

Todo depende de unos poco sí o no. Cada uno de ellos va en caminando la aguja de mi

brújula en dirección a la luz o en dirección a la oscuridad. El libro del Éxodo, nos habla de

cómo Yahvé habló al pueblo de Israel en esta diatriba, camino de la Tierra Prometida, en

el desierto: “Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto

ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas,

tú y tu descendencia, 20amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote a Él;

porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró

dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.”15

Hemos nacido para la VIDA, una vida abundante, una manera de experimentarnos a

nosotros mismos con una dignidad que nadie nos regala, sino que viene de Dios mismo,

pues somos ante Él reflejo de su amor para siempre. Juliana de Norwich, mística inglesa

del siglo XIV, dice al respecto estas bellas palabras: “Debemos alegrarnos inmensamente

pues Dios mismo vive dentro de nosotros; sobre todo deberíamos alegrarnos porque

vivimos dentro de Él. Nuestro espíritu es la morada donde descansa Dios; y nuestro ser

profundo descansa en Dios. ¡Qué grande es saber que Dios, el que nos hizo, descansa en

nuestro espíritu.”

“He nacido para darme totalmente al servicio de la bondad y

de la belleza. He sido llamado a reflejar en mí y a través de mí

la gloria del Dios que es pura transparencia de amor eterno.

Pero si me enredo en la mediocridad, la mentalidad

calculadora o la autocomplacencia, yo sé muy bien que

entonces no seré feliz ni ayudaré a abrir un canal de gracia a

través del cual Dios vuelva al mundo que tanto anhela y

suspira por Él.

He nacido con un fin y quiero llevarlo a cabo aunque me cueste

la vida. Y el fin de mi vida es la plenitud de la vida en el amor.

Señor, soy un mero aprendiz

Pero con tu Espíritu,

Artista Supremo de la Creación,

Alcanzaré el más alto grado

Del Arte de Amar.”

15 Ex 30, 19

~ 48 ~

DÍA TREINTAICUATRO

Vivimos solos siempre, aunque acompañados por una multitud de personas que pueden

ser significativas y cruciales para nuestro crecimiento personal, mientras que hay otras

que nos resultan simplemente indiferentes y, a veces, podemos encontrar personas que

se convierten en detrimento para nuestro crecimiento.

Hemos de aprender a lo largo del tiempo a descubrir los tesoros de nuestro crecimiento

que son las personas amigas, mientras a su vez identificamos la hojarasca de quienes no

nos ayudan en el proceso.

Pero para llegar ahí hemos de trabajarnos hacia adentro, hacia la conquista de nuestro

ser real. Esto implica un proceso permanente de ascensión que, en el fondo, es un

descenso al interior, desbrozando nuestra falsa identidad que nos hace funcionar como

marionetas, como seres encorsetados, como figurines al servicio de las expectativas de

los demás, como retratos de lo que otros quieren que seamos.

Cuando nos descubrimos a nosotros mismos, nos abrimos a la libertad de ser lo que

somos, aprendemos el sano orgullo de ser lo que Dios ha soñado que seamos, y

recobramos la pasión por lo que podemos ser. Así vamos descubriendo que la vida es en

verdad una apasionante aventura hacia la bondad, la belleza y la verdad que nos habita.

Solamente desde ahí, nada ni nadie nos tocará en negativo, pues aunque lo intenten,

habremos aprendido la lección del Maestro, Jesús de Nazaret: “ser sencillos como

palomas y astutos como serpientes”16 La libertad de ser lo que somos y de manifestarlo

asertivamente es un arte que se aprende con el correr de los años y con mucho

entrenamiento.

Un buen día, después de meses y años, nos levantamos y nos damos cuenta de que el

miedo desaparece, de que las personas que resultaban enemigas las vemos como

pequeños enanos que a quienes ya no tememos; más bien despiertan en nosotros

conmiseración y pena, pues las vemos necesitadas incluso de nuestro amor.

Éste es la cima del amor que estamos llamados a conquistar. Éste es el largo pero

gratificante camino hacia adentro. Éste es el camino en el que cada paso dado en

confianza, se convierte en meta de llegada. Y a este proceso estamos todos llamados. Se

16 Mt 10, 16

~ 49 ~

trata de vivir a fondo, según los criterios del Buen Pastor, Jesús de Nazaret, que dice:

“He venido para que tengáis vida, y la tengáis en abundancia.”17

Señor, tu gracia se derrama

como lluvia torrencial

Siempre y sobre todos,

buenos y malos.

Tu gracia da vida

Y nos despierta a la esperanza

Sacándonos de la rutina,

Del miedo, de la somnolencia, y del hastió.

Tu gracia vale más que la vida.

¡Te alabarán mis labios!

DÍA TREINTAICINCO

La persistencia de la verdad18 es esencial para la liberación interior. Una liberación que

irremediablemente afectará positivamente nuestro ámbito exterior. Por eso, cuando

sintamos que alguien se está metiendo en la zona sagrada de confort, tendremos que

hacerle a saber que hay un límite y que dentro de esa zona sólo se entra con los pies

descalzos, pues es “tierra sagrada”19

Ser persistentes en la verdad requiere un entrenamiento y un dominio especiales, pues

se trata de ser conscientes de la emocionalidad que muchas ocasiones nos llena de

miedos, ansiedad y parálisis. Poco a poco, atreviéndonos a ser lo que de verdad somos,

aprendemos a liberarnos del temor, y así contribuimos a no solamente a defendernos,

sino a contribuir con nuestros dones y regalos.

Hemos de aprender a pensar diferente acerca de la persona que tenemos delante y que

creemos que es más fuerte o que nos puede hacer daño. De esa forma, a través de la

persistencia de la verdad, le haremos entender que si viene a nosotros con las armas del

desprecio, no tiene nada que hacer ya, pues no nos afectará.

17 Jn 10, 10 18 Gandhi usaba como método no violento para el cambio social en la India, el método de la “satya graha” o

método de la “persistencia de la verdad”, que consistía en no redrar ante las amenazas ni los miedos,

defendiendo no violentamente, pero persistentemente, lo que defiende la dignidad humana. 19 Alusión al encuentro de Moisés con Iahveh alrededor de la zarza ardiendo. Dios le ordenó que entrase en

ese reciento con los pies descalzos, pues era lugar sagrado. (Ex 3,5)

~ 50 ~

De esa forma, además, desarrollaremos la táctica no violenta de hacer entender que ellos

están equivocados, que se equivocan de persona, pues ya no somos los mismos que

antes dejábamos palpitar de miedo nuestro corazón delante de ellos. Estamos

cimentados en adelante sobre la roca del ser, donde en lo más profundo, brota el agua

limpia y serena que erosiona toda violencia áspera que otros quisieran infligirnos.

Jesús de Nazaret nos invita a la libertad de lo que encuentran la verdad te es la que va

más allá del fundamentalismo, que libera el corazón hasta hacerlo capaz de amar en un

proceso de permanente ensanchamiento donde el límite es precisamente la ausencia de

límites.

Si esperamos de los demás que respeten esa zona sacra, también nosotros haremos lo

mismo; no precisamente guiados de normas morales, pues el amor no es una “obligación

moral”, sino impulsados por el deseo genuino de pasar haciendo el bien.20

Como vemos, vivir es un arte, pues nadie actúa de la misma manera. No somos robots

creados para la uniformidad, sino personas libres de donde nace la bondad. Para eso nos

diseño Dios antes incluso de la formación de todo lo creado.21

“Por todo el mundo huele a Mundo Nuevo. Por eso hemos de

escuchar y hacer caso al grito de los jóvenes. Por lo menos

que, escuchándoles, ellos nos enseñen a dudar. Aprender a

dudar requiere una gran dosis de humildad y es el principio de

la sabiduría en la que se sostendrá el Mundo Nuevo.

Lo nuevo se mide con lo nuevo. Por eso el Señor Jesús no tiene

compasión con el viejo Nicodemo: ‘Nicodemo, tienes que

nacer de nuevo’.

Nuestro Mundo en cuanto tal está sustentado sobre bases

políticas y estructurales envejecidas: globalización al servicio

de los más ricos, dictaduras al servicio del prestigio

personalista y de la ambición, monarquías obsoletas…

¡Que los jóvenes tengan su palabra en el fórum de un futuro

con esperanza! Los jóvenes no son solamente un proyecto de

futuro, sino la garantía y el avance que Dios nos da del futuro

que debe ser construido en el amor.”

20 Hech 10, 38 21 Ef 2, 10

~ 51 ~

DÍA TREINTAISEIS

Cuando nos miramos a nosotros en el fondo del ser, ¿qué es lo que vemos? Dos cosas: el

estiércol que nos hemos echado o hemos recibido de otros a lo largo de la vida y, más en

el fondo, un mar inmenso de belleza, de verdad y de bondad.

Es verdad que hay basura y estiércol, pero no nos pertenecen. Hay basura configurada

en baja autoestima, complejos de culpa malsana, complejos de inferioridad, elementos

que alimentan nuestra disfuncionalidad para relacionarnos sanamente con los demás,

heridas todavía no curadas, represiones, etc.

También es verdad que ahí adentro podemos ver y aceptar como nuestro la

configuración del yo real. Ahí está el ADN o tarjeta de identidad existencial con la que

fuimos traídos a la vida. Jamás deberíamos dudar de éste que tendría que convertirse en

el dogma básico de nuestra fe en un Dios Bueno.

La tarea humanamente más noble consiste en comenzar el viaje más apasionante y más

largo, que consiste en conectarnos con el yo real en el que descubrimos que somos no

solamente polvo de estrellas, sino creación divina dentro de la cual transportamos

nuestra dignidad de seres buenos, bellos, libres, creativos, transparentes, amorosos,

pacíficos y pacificadores.22

Conectados con esa realidad, llegamos a ser fuertes y atrevidos, imaginativos y

pacientes. En este estado de consciencia somos como las águilas: el águila no se escapa

de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para levantarse más alto. Se levanta por

medio de los vientos que trae la tormenta. De igual modo, cuando las tormentas de la

vida nos vienen –y todos nosotros vamos a pasar por ello- podemos levantarnos por

encima, poniendo nuestras mentes, nuestros corazones y nuestra fe en Dios. Dios, a su

vez, inyecta en nosotros la fe en nosotros mismos.

Quien llega a hacer esta experiencia, a pesar de sus inadecuaciones y fragmentaciones

interiores, llega a ser dueño de su vida, solamente sometida a al Dueño Supremo que no

nos quiere humillados ni abatidos, sino plenamente vivos.23

Quien llega a esa experiencia no permite que nadie denigre su valía ni su sentido ético y

estético, no busca hacer daño a otros, se respeta por lo que es y abre la puerta a lo que

22 “Una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será

semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia.” Papa Francisco, “Evangelii Gaudium”, 219 23 Jn. 10, 10; San Ireneo de Lyon (del II al III siglo d.C.) escribió que “La gloria de Dios consiste en que el

hombre viva en abundancia y la vida del hombre consiste en la visión de Dios.”

~ 52 ~

puede ser. Esa persona se ha auto anestesiado contra el rencor, el narcisismo, y la

revancha. En adelante hondeará por doquier la bandera de la paz y trabajará por la paz.

A veces sentirá el miedo, claro está, pero lo mismo que águila confronta la tormenta para

ganar altura, también él confrontará los miedos que quieren paralizarle y, exorcizándolos

con el agua de su dignidad divina, se demostrará y demostrará a los demás que él está

siempre por encima. Se trata de una experiencia psico-espiritual al alcance de todos y

cada uno de los seres humanos.

Puedo observarme a mí mismo para ver si de verdad soy águila o reptil, si soy mariposa

o gusano. La llama vital escrita en nuestro DNA espiritual dice que estamos llamados a

grandes aventuras, a ser lo que podemos ser.

“Tú eres el Creador de todo lo que existe y, por efecto de tu

gracia permanente, haces que la sinfonía de tu Creación se

convierta en Perfección Cósmica.

Miles de años se precisan para que las aguas esculpan sobre la

roca los caprichos de las olas fluviales… Tu gracia,

persistentemente acariciando mi corazón me enseña,

igualmente ,el arte de amar.

Y así Tú creas en mí una personalidad nueva cuyo corazón se

hace capaz de irradiar la imagen divina que me habita. Y así tu

belleza se expande y derrama la belleza alrededor.

Señor, continúa haciendo tu trabajo en mí, y en todas tus

criaturas, Tú que eres el Artista Supremo del Universo.”

DÍA TREINTAISIETE

Hay momentos en la vida en los que nos llega la duda no solamente acerca de nuestra

valía personal, sino acerca del camino emprendido. Es entonces cuando miles de

preguntas nos asaltan y nos vemos en una crisis. Crisis es un elemento vital al que no

deberíamos tener miedo. Toda crisis se da en momentos en los que somos invitados a

dejar ciertas seguridades del pasado para embarcarnos en algo nuevo, en una respuesta

a una voz que nace de dentro y no nos deja tranquilos, ni nos dejará, a no ser que

respondamos a ella.

~ 53 ~

Para los chinos la palabra crisis tiene un doble significado: peligro y oportunidad. Peligro,

pues si no la gestionamos ben puede que acabemos rotos o perdidos en la maraña de la

vida. Oportunidad, porque si la gestionamos adecuadamente, escuchando la voz

interior, conectándonos con la verdadera dirección de nuestra vida, saldremos no

solamente airosos, sino crecidos, madurados y fortalecidos.

Dudar es de sabios, poner en cuestión lo que hasta la fecha nos parecía obvio, es

necesario; sólo así avanzaremos seguros por la senda que sólo nosotros podemos

transitar. El poeta León Felipe (1884-1968) lo expresa bellamente en este poema:

“Nadie fue ayer,

ni va hoy,

ni irá mañana

hacia Dios

por este mismo camino

que yo voy.

Para cada hombre guarda

un rayo nuevo de luz el sol...

y un camino virgen

Dios.”

Es importante que aprendamos a despejar paulatinamente la niebla acerca de lo que

queremos y deseamos ser y hacer, para liberarnos de todo aquello que de manera

consciente o inconsciente dirige nuestra vida por derroteros de los cuales no acabamos

de tomar control ni autonomía.

Para esta tarea tan importante necesitamos tomar riesgos, hemos de confiarnos a la voz

que nos dicta lo que de verdad somos y, hemos de conectarnos a su vez con la voz divina

que nos define no solamente por lo que hemos sido sino, sobre todo, por lo que estamos

llamados y podemos ser.

¿Soy yo quien va tomando poco a poco control de la dirección de mi vida, o dejo que las

circunstancias o la sumisión a personas o a voces negativas que me destruyen sean mis

guías? Dependiendo de nuestra respuesta a estas preguntas, podríamos comenzar a

pensar de forma diferente, recargando la batería de nuestra autoestima, y decir de una

vez: ‘¡Éste soy yo, y en adelante voy a tomar las riendas de mi vida con autonomía,

confiado en que Dios tiene un plan único para mí, que ningún otro puede cumplir en mi

lugar! ¡Nada ni nadie podrá interrumpirlo!’

~ 54 ~

“Compro y vendo sueños para un mundo mejor. En el

mercado de la vida disfruto mirando al futuro sin olvidarme

del presente. Pero me gusta siempre apretar el detonador de

esos sueños que me transportan a una nueva dimensión.

Mis sueños, hechura humana, me revisten de divinidad, me

divinizan, no me engañan. Son sueños basados en una

hermosa realidad: la Resurrección de Aquel a quien amo con

todo mi ser.

Cada mañana salgo con mi cesta repleta de sueños y los vendo

a precio de trueque: cada sueño vale por otro sueño, por otra

fantasía amasada en el amor creativo.

Todo sueño requiere compromiso. No basta con soñar los

sueños; hay que vivirlos, hacerlos carne de la propia carne. Y

cuando me comprometo enteramente con mis sueños, me

siento realmente ‘humano’, en permanente ascensión hacia lo

‘divino’.

Vivimos una vez, y nuestra vida vale el precio de lo que nos

atrevemos a soñar.”

DÍA TREINTAIOCHO

La resolución de conflictos implica búsqueda de la verdad. Sin verdad no hay sanación

de las heridas del pasado. Para ello deberemos salir de nuestras zonas de confort, zonas

que nos domestican cuando cerramos filas y nos parapetamos en la mediocridad

existencial.

¿Qué es mediocridad existencial? Básicamente es esa actitud por la que aceptamos sin

más que soy lo que soy como producto de factores que han rozado mi vida: traumas,

relaciones mal gestionadas, enganches afectivos, negación de la realidad, etc. Cuando

decidimos consciente o inconscientemente vivir parapetados de esta forma, estamos

negando la vida en plenitud. Negamos que el yo real viva con la dignidad de la libertad.

¿Qué hacer entonces? Revisitar todo aquello aún no resuelto con la valentía de los santos,

que supieron bajar a los infiernos para salir luego victoriosos y transfigurados,

resucitados. Mientras sucede esta transformación, que consiste en una lenta

metamorfosis, aprendemos a integrar los contrarios, a hacer emerger nuestros dones

escondidos, y a ponerlos finalmente al servicio de los demás. En el fondo, este proceso

~ 55 ~

se puede resumir como un “ser sanadores heridos”. Mientras nos conectamos con la

pena y el dolor del otro, mi pena y mi dolor quedan sanados también.

En nuestras relaciones personales sucede lo mismo: es preferible revisitar el pasado para

que todo quede bien planchado y dialogado, de manera que podamos restablecer una

relación no basada en el miedo, en la distancia desconfiada, o en el silencio torturador

que excita la imaginación hacia la consciencia trágica del desamor.

Sobre todo habremos de cuidar nuestra salud mental y emocional. Cultivar la salud

mental implica no barrenarnos con pensamientos irracionales y fantasiosos acerca de lo

que no está a nuestro alcance controlar. Cultivar nuestra salud emocional implica dar

cauce a nuestras emociones de manera que no sean como agua a la deriva que nos

destruye. Las emociones –por el contrario- pueden ser energía que alimente nuestra

creatividad.

Resumiendo, podemos decir que la Verdad es lo único que nos libera. Esa Verdad hay

que buscarla a toda costa, aunque no obsesivamente. Una vez encontrada, o mientras la

descubrimos, deberemos exponerla sin miedos ni agresión. Para llegar a este estadio

tendremos que trabajarnos la asertividad y la comunicación no violenta. Así llegaremos

a ser dueños y señores de nuestra vida, conectada con los demás desde la bondad. Sólo

en libertad es posible el amor.

Deberíamos trabajarnos permanentemente a nosotros mismos, de manera que todo lo

que es bueno, bello, honrado, agradable, noble y justo, vaya emergiendo, a nivel de la

consciencia, con transparencia, sinceridad y claridad. Viviendo así es como damos gloria

a Dios, pues la gloria de Dios es que las personas, cada persona, vivamos en la plenitud

que nuestra dignidad reclama.

“Un día, más allá de la luna,

Más allá de los planetas y las estrellas,

Mucho más allá de las galaxias…

Yo te veré, Dios mío, cara a cara.

Y para que esto sea verdad

Me despojaré de máscaras y disfraces

De botellas de oxígeno…

Y te veré cara a cara.

Te veré corazón a corazón,

A Ti, Dios de mi vida.

~ 56 ~

Mientras tanto permíteme

Tener ansia de ti como tierra reseca.

Ya estás dentro de mí

Y sin embargo aún tan lejano…

Tú eres como una luz que me impregna

Y a la vez como la noche…

Tú eres todo para mí.

Y sin embargo sigo tan vacío…

Pero sé que un día te veré

Y para siempre estaré contigo…

¡Para siempre!”

DÍA TREINTAINUEVE

Según los autores Travis Bradberry y Jean Greaves24, la inteligencia emocional es un

factor no solamente importante sino esencial en la vida de quienes se abren camino en

medio de los avatares de la vida y de la profesionalidad. La inteligencia racional, la

experiencia, e incluso la educación recibida, son factores necesarios, pero si no van

acompañados de la capacidad de empatizar y conectar con el corazón, la persona

quedará al descubierto en su inadecuación para seguir adelante.

Emociones y pensamientos deben conectarse de tal manera que uno de ellos llene de

energía al otro, en permanente retroalimentación mutua. Naturalmente, la voluntad

debe ponerse a trabajar asimismo para que los procesos vayan adelante y no se queden

estancados en el barranco de los buenos deseos y de las visiones o pensamientos más o

menos nobles.

La inteligencia emocional es un componente de nuestra personalidad que está siempre

llamado a crecer –y de hecho tiene el potencial de crecer- a niveles y posibilidades

ilimitadas. Todo tipo de personalidades tienen esa capacidad. El primer paso en esta

dirección de crecimiento es la autoconsciencia.

La autoconsciencia se va adquiriendo poco a poco a base de ejercicios de auto

observación, dándose uno cuenta de sus pensamientos, emociones, reacciones o

movimientos internos que se dan cita en el interior de modo espontáneo.

24 Travis Bradberry & Jean Greaves, Emotional Intelligence, Jean Smart, San Diego, CA, 2009

~ 57 ~

A través de la autoconsciencia nos damos cuenta de que las emociones no viene del aire,

sino que tienen sus raíces profundas de dentro de nosotros, pues son movimientos

espontáneos producidos por instancias de las que muchas veces no somos conscientes

porque simplemente no les ponemos la atención que requieren.

Junto a la autoconsciencia hemos de trabajarnos el automanejo. Este automanejo

consiste en tratar de canalizar todas nuestras energías de cara a unas conductas que

sean positivas tanto para nosotros como para aquellos con quienes nos relacionamos

pues son parte de nuestra vida o de nuestro trabajo.

El automanejo es mucho más que evitar reacciones explosivas que incitan a conductas

problemáticas. Para ello deberemos en muchas ocasiones poner nuestras necesidades

momentáneas a un lado (sin reprimirlas) de manera que obtengamos beneficios más

abundantes en aras a objetivos nobles que fomenten el diálogo, la colaboración, la

verdad dicha asertivamente, la comunicación no violenta, y el crecimiento personal y

relacional.

¿Qué tipo de relaciones establezco a través de mi trabajo, mis diálogos o mis conexiones

personales con los demás? ¿Qué áreas necesitan mejorar, y cómo? Nadie puede decir

haber llegado a la meta. Pero estar en camino hacia ella es señal de madurez.

“Lo que importa en la vida no son los triunfos, las riquezas, los

amigos, la fama… No estamos aquí para ser siempre trepas

triunfadores. Hemos nacido para amar y ser amados.

No importa haber conocido el fracaso, el dolor, la soledad, la

frustración, el aislamiento o las noches oscuras. Sobre todo y

por encima de todo, lo que importa es amar.

Cuando tenemos esta clara visión y actuamos en

consecuencia, sin compromisos, es como si hubiéramos

encontrado ‘el tesoro’ por el que vendemos todo. Porque el

amor es la fuente de la vida bajo cuya luz vemos la luz.”

DIA CUARENTA

Otro aspecto importante en nuestro crecimiento relacional con otros es el de la

consciencia social. Se trata de hacernos conscientes del mundo emocional de las

personas con quienes interactuamos. Ello requiere o presupone la autoconciencia del

~ 58 ~

mundo emocional nuestro. De hecho podemos decir que solamente puedo encontrarme

con un tú si previamente me he encontrado con el yo que todos llevamos dentro

No se trata de mimetizarse con el mundo de sentimientos y pensamientos de la otra

persona, sino de percibirlo intuitivamente, aunque mi mundo personal para nada

coincida con el suyo. Ello requiere una gran dosis de observación de las reacciones y las

interacciones que otros tienen con sus semejantes.

Cuando aprendemos el arte de la consciencia social, podemos desarticular el mundo de

nuestras dependencias adictivas hacia personas que, creyendo que nos ayudan, en el

fondo obstruyen nuestro campo de autonomía. Además aumenta en nosotros la

capacidad de comprender a quienes sufren, de animarlos y de motivarlos para que, s su

vez, crezcan en autonomía y asertividad emocional.

A través de la consciencia social valoramos más hondamente al otro y somos más

capaces de escuchar con el corazón, dándoles no solamente más cantidad de nuestro

tiempo cuando lo necesitan, sino también más calidad en la percepción de su mundo.

Hay mucha gente que se siente frustrada al experimentar que generalmente no son

escuchadas ni honradas por aquellos que deberían prestarles más atención. Es el caso de

doctores que caen en la rutina, de sacerdotes que son más administradores que

pastores, de líderes que han caído en la mediocridad de la maquinaria burocrática, de los

amigos que han desgastado su capacidad de conectarse corazón con corazón, etc.

Es bueno que nos examinemos acerca de la capacidad de simpatía y empatía en la vida

ordinaria. ¿Qué suelen decir otros acerca de la calidad de nuestra escucha? ¿Me involucro

realmente en la narrativa de aquellos que vienen a contarme sus historias de vida? La

respuesta a estas y otras preguntas revelan mi capacidad o incapacidad para la

consciencia social.

Jesús de Nazaret fue la persona por antonomasia capaz de meterse en los otros hasta el

punto de marcar un antes y un después en sus vidas. Haberse encontrado implicaba una

nueva revelación de la valía personal. Esa revelación originaba la revolución de una auto

percepción personal desde el amor incondicional, y así se desataba el milagro que en

muchas ocasiones iba acompañado de una sanación física o fisiológica.

PALOMA DE LA PAZ

~ 59 ~

“Aquí estoy, una pobre paloma de la paz, enviada a la tierra

para una misión imposible. Pero no tengo miedo de posar

para las cámaras, cerca de donde posan los desfiles militares.

Sé muy bien que un día las armas serán silenciadas con el

poder del amor. Mi nombre es ‘Libertad’… ‘Libertad’ es mi

estilo de vivir. Busco el ramo de olivo olvidado en algún lugar.

Quiero devolverlo al Arca de cada corazón humano. Esta es mi

‘misión imposible’. Posando cerca de los soldados quiero decir

al mundo entero que es posible ‘un mundo nuevo’ si de

verdad nos atrevemos con el sueño imposible”.

DÍA CUARENTAIUNO

No basta con la consciencia social. Hay que dar un paso más, el del manejo de las

relaciones personales. Este manejo es acerca de cómo usar nuestra consciencia de las

emociones y pensamientos del otro en aras a crear unas relaciones sanas que ayuden a

todos a integrarse más y más, sin nunca perder la identidad personal, es decir, sin caer

en el gregarismo.

Hay dos polos negativos en los que podemos caer con cierta facilidad cuando no somos

capaces de gestionar bien nuestras relaciones: el gregarismo y el legalismo. El

gregarismo es la tendencia a quedar absorbido por la masa, mientras poco desaparece

la identidad original. En el gregarismo el liderazgo lo lleva el grupo amorfo que, tarde o

temprano tiene como meta la mediocridad dictada por los menos cualificados. El

legalismo se impone por medio de la ley que busca la uniformidad a costa de vender la

propia identidad al perfeccionismo en un corazón de piedra.

Las personas que saben gestionar apropiadamente las relaciones sociales sacan de

dentro de sí mismas una autoridad carismática que no se impone ni apabulla, sino que

propone y libera. Y a ese liderazgo todos se acogen como los polluelos debajo de las alas

de la madre águila.

En medio de los conflictos, la persona que sabe manejar bien las relaciones personales,

gestiona bien los asaltos de ansiedad que puedan visitarle, consciente de que el

autodominio acarrea una gran dosis de sentido común y de buen hacer que crean el

bienestar ambiental.

~ 60 ~

Por el contrario, la persona que no gestiona bien la interrelación y que carece de

capacidad empática, se deja llevar de los impulsos de la ansiedad causada por el estrés,

y desata conexiones personales afectadas por la disfuncionalidad. Esta disfuncionalidad

puede darse de diferentes formas: la sospecha sistemática, el complejo de persecución,

la falta de confianza, etc.

Mientras que las personas bien capacitadas para la gestión de relaciones humanas crea

unidad y desarrolla motivaciones de liderazgo y autonomía en los demás, aquellos que

son disfuncionales en sus relaciones, se fijan en lo negativo, condenan, y son incapaces

de aceptar con paz las críticas de los demás. Este tipo de personas no responden

creativamente, sino que reaccionan a la defensiva, generalmente contraatacando.

Tratar de ver con honestidad dónde estamos cada uno de nosotros en este punto,

aceptar nuestras debilidades, asumirlas e integrarlas, es el punto de partida para nuestro

crecimiento al servicio de quienes entran en contacto con nosotros.

“Ayúdame, mi Dios,

A amarlo todo,

A amar a todos.

Y cuando la realidad

Aparezca fea,

Limpia el ojo de mi corazón

Para apreciar la belleza interior

En cada persona

Y en cada circunstancia.

Que nada en el mundo

Me quite la paz

Ni la serenidad de tu presencia.

El camino puede aparecer

Solitario e interminable…

¡Acompáñame, Buen Dios

Y camina dentro

De mis mocasines!

Entonces mi viaje

Me hará tan divino como Tú

Y tan humano como debo ser.”

~ 61 ~

DÍA CUARENTAIDÓS

Para que todo lo que venimos diciendo se dé en la vida de una persona, ésta deberá ir

cimentando bien su personalidad sobre valores que le construyan y le guíen en la

dirección del sentido de la vida. La persona que no ha descubierto desde sí misma el ‘para

qué’ está aquí y el ‘hacia dónde’ encamina sus pasos existenciales, será como un barco a

la deriva de sus emociones y le resultará difícil, por no decir imposible, armonizar los tres

ámbitos esenciales de su raciocinio, emocionalidad y voluntad.

Quien ha encontrado la razón de vivir, ha encontrado a su vez la causa por la que se es

capaz de morir. Ha encontrado la pasión que le hará vivir hasta los más pequeños detalles

de la vida, dirigidos hacia esa dirección existencial.

Entonces, ¿por qué la inmensa mayoría de la gente vive sin dirección y sin pasión por lo

que hace? La respuesta es simple: porque no han buscado; y, lo que es más triste, porque

les da miedo meterse dentro de sí mismos. Temen conocerse a sí mismos, pues

consideran que lo que van a encontrar es basura, y un mundo desarticulado que les

complicaría la vida.

La verdad es bien diferente, pues ahí adentro, a pesar de la desarticulación y de la basura

acumulada por una vida no reflexionada e integrada, hay un océano de bondad, de

belleza y de verdad que está esperándonos. Muchos tratan de reprimirlo con

autoengaños y conductas que enmascaran sus complejos de culpa, de superioridad, de

incapacidad, de superman, etc. y así deciden vivir día a día en la mediocridad y el

anonimato, aunque lleven dentro de sí mismos un héroe, un santo, un artista, una

estrella, o cielo que nunca brillará.

El enemigo número uno de nuestro crecimiento, ya lo hemos dicho de una u otra forma,

somos nosotros mismos cuando tenemos miedo a aceptar la corrección que nos dicta

nuestra propia conciencia, o cuando nos viene de los demás. Nos falta humildad para

entender que no se trata de ser perfectos, sino de crecer gradualmente, paso a paso, día

tras día.

Interferimos nuestro crecimiento así mismo cuando tenemos miedo a lo que de verdad

somos –una obra de arte salida de la mano de Artista Supremo- y a lo que podemos ser

si de verdad nos conectamos con nuestro océano interior. En el fondo, no somos mejores

porque nos falta asumir responsabilidad de nosotros mismos y dejamos que las

~ 62 ~

circunstancias, los otros, nuestra emocionalidad, los miedos, complejos, etc. tomen el

volante del coche de nuestras vidas.

“Lo contrario del miedo es el amor. Si poco a poco nos vamos

liberando del temor, entonces emergerá de dentro de

nosotros la capacidad infinita que Dios nos ha dado para amar

y ser amados. El Evangelio está lleno de frases como éstas:

“No tengáis miedo..., no os aflijáis..., no os preocupéis...” Pero

si lo que hacemos con Evangelio es teorizarlo y llevarlo a nivel

de pensamiento, entonces, el miedo es nuestro ídolo, y

hacemos un Dios a imagen del ídolo del miedo. Así, el Dios en

que acabamos creyendo, se llama temor y castigo.”

DÍA CUARENTAITRÉS

En nuestras relaciones humanas hemos de observar cuales son los ‘botones’ que nos

hacen saltar emocionalmente por encima de la razón y del respeto hacia nosotros

mismos y los demás. Esto es esencial para evolucionar y crecer en la inteligencia

emocional, que es la que nos lanza a una vida integral e integrada.

Hay personas que conocen precisamente esos ‘botones’ que nos hacen perder el control

y, consciente o inconscientemente, dominan nuestra personalidad a base de ‘tocar’ esas

teclas, pues saben que ahí no tenemos nada que hacer, ya que actuamos desde la ira y la

ausencia de control emocional y racional.

Por eso es tan importante que observemos quienes son las personas, los

acontecimientos y situaciones que nos enervan, nos sacan de nuestras casillas, y nos

llevan a ciertas actuaciones irracionales e irascibles. Solamente desde ahí podremos

comenzar a tomar control de nosotros mismos y a controlar esas situaciones que nos

juegan malas pasadas.

Los ‘botones’ emocionales pueden ser causados por elementos externos como por

ejemplo: los comentarios de ciertas personas dirigido a nosotros sabiendo que nos

molestan, las actuaciones o tics de otras personas que espontáneamente nos sacan de

nuestras casillas, ciertos ruidos que nos desconciertan precisamente cuando más

atención necesitamos, ciertos miedos o fobias que experimentamos, etc.

~ 63 ~

Siendo conscientes de estos ‘botones’ o ‘detonadores’ emocionales, aprendemos a

manejarlos adecuadamente, de manera que no nos destruyan. Mira lo que dice la Palabra

de Dios al respecto: “No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro

enojo. No dejéis lugar al diablo.”25

El enojo, la ira o el enfado son generalmente emociones originadas por conexiones

personales, o de recuerdos, acontecimientos, etc, que tocan nuestros ‘botones’ o

emocionalmente débiles y nos llevan a la explosión o la pérdida de control. Hemos de

estar en guardia para que cuando veamos que esto va a suceder, pongamos como

defensa el autocontrol.

No entendemos por autocontrol la represión de nuestras emociones, sino la canalización

de las mismas por medio del raciocinio que, buscando la verdad, la defiende desde la

asertividad y la persistencia, tratando de no herir ni herirnos a nosotros mismos. Esto es

un verdadero arte por medio del cual hacemos crecer a nuestra inteligencia emocional

(IE).

FRANCISCO DE ASÍS Y LA PAZ

“Asís… bañado

Por el sol hermano

Como novia desposada

Con su amado.

Late la serena caricia

De una tierra en gozoso parto

Tejida de pájaros en vuelo.

Y la voz mística del “poverello”

Se esconde por las callejuelas.

“Alabado seas mi Señor

Con todas las criatura

Especialmente con el hermano sol”.

… Y aquel sentimiento inefable

Que atrapó a Francisco en torrentera

Late todavía en el seno

Del que a Asís se acerca.

Es el canto enamorado:

Alegría gozosa y vibrante,

Sabor del Cristo desnudo

25 Ef 4,26-27

~ 64 ~

Pobreza niña de lirios,

Nostalgia, libertad,

Canto de amor hilvanado… ¡Paz!

Asís, tu serena claridad

Me enseña a abrir las manos

Como dos alas de paloma

En la espesura del mundo.

…Intento de acercar

la tierra al cielo.

Y un grito resuena

En la rueda de la Historia

Atravesando mentes

Y conquistando infiernos:

“Hazme instrumento de tu Paz.

Que yo sea del perdón manantial

Y que busque siempre la Verdad”.

Francisco… amigo de los lirios,

Soñador entre amapolas,

Hermano de la brisa y el viento.

Todavía sigues modelando

Los versos que cantaban tu vida.

Todavía sigues clamando

Que lo esencial de las cosas

Se deriva del verbo “amar”.

Clara y serena vaga la tarde

Bañada por los últimos

Rayos sumisos del sol.

Y enseguida madrugarán las estrellas

Y la luna saldrá como novia

A jugar en el telar

Oscuro del Universo.

Y el Lobo de Gubbio

Aullará derrochando lágrimas,

Aquellas lágrimas que le negaron

Quienes le condenaban a la maldad.

Y con el sueño del gorrión

Y el arrullo último de la tortolica…

¡Amanecerá la Paz!

~ 65 ~

Francisco… ¡Vuelve!,

Danos un poco de tu poesía

Para el agobio de tanta pena;

Un poco de tu fiesta

Y de tu mirada serena

Para nuestra guerra.

¡Vuelve, Francisco! Mira

Que todavía el campo

Se viste de fantasía;

Todavía resuena

el chasquido de la lumbre

En el fuego del hogar;

Todavía, Francisco, sueñan los hombres

Con un Mundo en Paz;

Todavía es tiempo de Libertad.

La valentía de tu “tugurio”

Contiene más fuerza oculta

Que el Rockefeller Centre.

Asís… la tarde va muriendo

Empolvando la serena caricia

De un sol en plena fiesta.

Y el coro franciscano de la humanidad renovada

Repite desde el corazón:

“Sólo dando se recibe,

Perdonando se es perdonado.

Y aquel que muere mientras vive

Amanecerá transformado”

Asís… ¡Luz de luna!…

Océanos de trigo… ¡Tierra gestando la Paz!

Y nuestra hermana Clara,

Mirada azul sin límites ni fronteras,

Cabellos de oro y ternura femenina

Se mece al viento del Espíritu

Junto a Francisco

Acariciando la nostalgia

De una Paz maltratada y negada…

Pero el futuro ya está en marcha

Y nadie lo detendrá.

~ 66 ~

El futuro se llama Evangelio-Francisco- Noticia Buena.

¿Recuerdas?

Ya está entrada la noche…

Asís duerme sobre los grillos

Que cantan invisibles

Al son de la brisa

Al ritmo del agua

Que gorjea entre las peñas.”

DÍA CUARENTAICUATRO

“Una vida que no sea auto-examinada no merece ser vivida”, decía Aristóteles.

Observarse a sí mismo a vista de águila, en perspectiva, es un ejercicio que nos ayuda a

conocernos para moldear nuestras acciones y reacciones.

También nos ayuda a crecer el dejarnos criticar por los demás, ya que hay aspectos de

nosotros mismos que damos por hecho y otros de los que todavía no nos damos cuenta

que están ahí. Por eso tener un amigo, un confidente que nos ayude es un verdadero

tesoro.

Pero lo que de verdad nos moldea es la consciencia personal y el convencimiento

adquirido acerca de los valores que queremos que configuren nuestra vida. Los valores

son esos pilares invisibles que potencian nuestro ser para que seamos en plenitud lo que

realmente estanos llamados a ser.

Por eso, hacernos conscientes de este mundo de valores nos ayuda a tomar posesión y

a hacernos responsables de nuestra vida y de la dirección hacia la que queremos dirigirla.

De lo contrario somos marionetas en manos de las circunstancias o de personas que nos

manejan a su arbitrio.

Los valores son como las flores que crecen, porque las alimentamos, en el jardín de esa

tierra sagrada que somos cada uno de nosotros. En esa tierra sagrada no todo vale. Por

eso no debemos aceptar aquellos pensamientos que nos destruyen, tampoco esas voces

negativas que otros quieren meternos en nuestro cerebro, ni esos abrojos ocultos que

nacen de dentro de nosotros y nos dicen persistentemente que ‘no podemos’, que ‘no

valemos’.

~ 67 ~

Para hacernos conscientes de los valores que sostienen el engranaje de nuestra vida

camino de la felicidad, es bueno que tengamos un diario donde plasmemos la lista de los

mismos. Esta lista nos es cerrada en sí misma, ya que, según las circunstancias, podremos

reelaborarla y nos sorprenderemos al ver que, ante nuevos retos, deberemos asumir la

vivencia de nuevos valores.

Una persona sin valores camina a la deriva. Para un creyente, la fuente de los valores es

Cristo mismo. Él nos invita a vivir un sinfín de estos valores que llamamos “evangélicos”.

Éstos nunca niegan nuestra humanidad sino que –a pesar de que a veces resultan difíciles

de practicar- la elevan y la dignifican hasta el infinito. Alguno de esos valores son el

perdón, la verdad a toda costa, la libertad como fruto de la verdad, la amistad, la belleza

que nace dentro, la misericordia, el amor incondicional y universal, la paciencia, etc.

La vida es un viaje más o menos largo; no se mide por los años vividos sino por lo vivido

a lo largo de los años. Pasan los días y lo que realmente va quedando como poso es la

calidad esencial que nos da la vivencia de valores. Y a fin de cuentas uno llega a la

conclusión de que, parafraseando a San Juan de la Cruz, “al final de la vida seremos

examinados en el amor”.

Por eso es bueno que hoy haga una evaluación acerca de la calidad de los años vividos

hasta el día de hoy. Con la mirada puesta en los años, es bueno que me adentre en el

cómo los voy viviendo desde los valores que sostienen mi engranaje vital. Quizás sienta

una llamada de dentro que me invita al cambio, al crecimiento, a la acción de gracias, al

perdón, a la reconciliación… quizás a todo eso, un poco.

Trato de ver las motivaciones más hondas que han guiado mi vida hasta hoy:

1. Intento descubrir en mis “evidencias”, en el “pozo” de mis cualidades, lo que

ha desatado mi manera de actuar y de comportarme

2. También hago presentes mis heridas y el dolor que ha consolidado en mí una

línea concreta de actuación

3. Y finalmente trato de ver de qué manera han influido en mi vida las falsas

imágenes que he tenido de Dios

Comparo mis discursos con la realidad de mi vida:

1. ¿Quién digo que soy y quién soy de verdad?

2. ¿Qué digo que quiero y qué deseo y anhelo de verdad?

3. ¿Qué digo que me mueve y qué es lo que acciona realmente, mi vida?

~ 68 ~

4. La historia de mis justificaciones, racionalizaciones y autoideologías. ¿Cómo

he podido sobrevivir con mi disfraz o máscara?

5. Así como soy, me dejo ver, abrazar y amar por el Señor

Recapitulación de la historia de mi libertad y de mi compromiso y amor:

1. Mis deseos de querer, de amar y de ser amado

2. Mis batallas por ser libre, por ser mejor, por cambiar

3. Verme en mis incongruencias, en mis luchas, en mis derrotas

4. Cómo todo ello ha hecho huella en mi proceder

5. Colocarme así, humildemente ante el señor que me conoce y me llama

Definición y formulación del principio y fundamento de mi existencia:

1. ¿Qué es lo que rige mi vida?

2. ¿Cuál ha sido el principio y fundamento de mi vida?

3. ¿Cómo he justificado y dado razón de ello?

4. Todo ello como preparación para que el señor me deje contemplarme con

sus propios ojos, ojos de verdad, sí, pero sobre todo de cariño.

DÍA CUARENTAICINCO

Las imágenes y los símbolos son importantes para comprendernos a nosotros mismos y

a los demás. La imágenes son conceptos plásticos que todos llevamos dentro.

Dependiendo de la calidad positiva o negativa de los mismos, la dirección de nuestras

vidas tomará un rumbo determinado que, a su vez, será positivo o negativo.

Por ejemplo, si considero que el matrimonio es una casa en llamas adonde todos quieren

entrar antes de casarse y todos desean salir tras la noche de boda, estoy construyendo

un concepto del matrimonio y de la familia que me hará daño si llego a casarme. Pero si

asumo el matrimonio como el jardín que juntos plantamos y cuidamos a pesar de las

tormentas, entonces aseguro una vida muy feliz si llegara a casarme.

Lo mismo sucede en las relaciones interpersonales. Hay quienes piensan que cada uno

de nosotros somos individualidades difíciles de conectarse con los otros. Así que hay

quien asimila las relaciones humanas al conjunto de erizos llenos de púas y que deben

guardar una distancia prudencial para no molestarse ni dañarse.

~ 69 ~

Quienes tienen este concepto simbólico de las relaciones humanas, obviamente parten

de un prejuicio en el que queda descartada la empatía, el cobijo humano, la misericordia,

el acompañamiento amistoso, el abrazo amoroso cuando la vida se hace cuesta arriba.

Personas con esta concepción de lo que son las personas y la comunidad humana, serán

incapaces de crear sentido de grupo, de fiesta y reconciliación.

La Palabra de Dios por el contrario nos habla de la comunidad en términos del águila que

cuida de los polluelos. Dios fue para su pueblo el águila que los protegía y les hacía

sentirse seguros:

“como un águila que revolotea sobre el nido

y anima a sus polluelos a emprender el vuelo,

así el Señor extendió sus alas,

lo tomó y lo llevó sobre sus plumas.”26

Las personas que perciben el mundo simbólico de la comunidad desde esta imagen son

aquellas capaces de empatía, personas que dan más importancia a la relación que a la

acción. Quizás no estén conectados con muchos, pero saben crear relación con aquellos

con quienes vive y a quienes sirve. Estas personas crean confianza y despiertan en los

otros un deseo secreto de ser mejores y de progresar en el camino del amor.

¿Dónde nos situamos?, ¿en el lado de los erizos o en el de las águilas? Quizás nos situemos

en una zona ambigua, dependiendo de las circunstancias en que nos toca vivir. Una cosa

es cierta: la VIDA auténtica está del lado de las águilas. Ser como ellas debería ser nuestro

empeños existencial permanente.

Los pasos para el perdón:

a. Reconocer la equivocación. Nadie que esté enfermo podrá curarse a no ser

que previamente acepte que en efecto está enfermo. El salmo 50 lo dice claro: “pues

yo reconozco mi culpa, tengo siempre mi pecado, contra ti yo pequé...”

b. Querer perdonar. El perdón es un acto de la voluntad a través del cual yo

salgo de mis zonas o límites de confort para acercarme al otro

c. Pensar en la persona a quien quieres perdonar. Es un ejercicio de

misericordia, de compasión. Pensando en esa persona tan necesitada de “vida”, yo

me convierto en su “re-creador” a través del perdón que le ofrezco.

26 Deut 32, 11

~ 70 ~

d. La sanación interior: cuando el perdón es absoluto y sin condiciones es como

decirle a la otra persona: “no te preocupes. Todo ha pasado. La vida sigue adelante.

Lo que sucedió entre nosotros ya ha pasado y voy a intentar que para nada mediatice

emocionalmente nuestro presente”

Hay ocasiones en las que la persona no acepta el perdón. Solamente queda en

semejantes situaciones poner esa persona delante del Señor en oración, ya que

quien se niega a aceptar ser perdonado seguramente se siente anclado en la falta de

libertad a causa de su orgullo personal. Necesitaría una auténtica “conversión” para

sentirse amado.

De la misma manera que nos herimos a veces por lo que decimos o hacemos,

también podemos administrarnos la sanación interna por medio del perdón. A veces

las heridas sufridas en la vida nos hacen anclarnos en el pasado, en cuanto que su

recuerdo nos llevan al resentimiento y muchas veces a una falta de libertad para vivir

el presente con libertad y amando. Podemos decir que sólo vivimos realmente

cuando amamos. Y sólo amamos cuando estamos reconciliados. Hasta físicamente

podemos curarnos unos a otros por medio del perdón. Algunos problemas

fisiológicos provienen de resentimientos o falta de misericordia con nosotros

mismos o con Dios y los demás.

DÍA CUARENTAISEIS

Hay personas que se montan fácilmente un guion desde la ignorancia y, a veces, desde

la mentira. Intentan vivirlo como si fuera verdad, pero la vida misma les va demostrando

que esa ficción de nada sirve. El guion preestablecido sirve para las películas, pero la vida

no tiene otro guion más que el del día a día, vivido en momentos consecutivamente

‘presentes’.

Por eso Jesús de Nazaret dice que a cada día le basta su afán, que basta con vivir un día

a la vez, sin tratar de apoderarse de lo que será mañana, ni de tergiversar lo que fue ayer.

La verdad y sólo la verdad, nos hace libres.

Intentar ser ‘reales’, de carne y hueso, aunque a veces perdamos el control emocional,

es más bellamente humano que el querer guardar las formas y obligar a otros a callar,

cuando en realidad son víctimas de guiones preestablecidos.

~ 71 ~

Por eso atreverse a ser lo que uno realmente es, a ser ‘real’, lleva en sí mismo un

componente de liberación no solamente personal, sino social. Lo que soy afecta a

quienes me rodean, para bien o para mal.

Los componentes de ese ser ‘real’ son: la sinceridad, la transparencia, la sencillez, la

espontaneidad, la verdad. Sin ellos el amor se convierte en ideología desencarnada, o en

verborrea aprendida que cansa a quien la escucha y engaña a quien la proclama.

Todos de alguna manera ‘nos montamos la película’ de alguna manera. ¿Qué películas

me he montado y cómo puedo bajarme de ese guión que tanto daño me hace a mí y a

quienes me rodean? Responder a estas preguntas requiere un grado enorme de valentía

y humildad. Pero solamente desde ahí puedo ayudar a que la libertad de ser yo mismo,

mi ‘yo real’, vaya poco a poco amaneciendo como un regalo de Dios para el mundo.

No somos actores pasivos al servicio de un guión preestablecido, sino artistas que,

basados en las vivencias cotidianas, ayudamos a Dios a hacer de nosotros esa obra de

arte que ya somos pero que no será perfecta sin nuestra colaboración. ¡Todo es gracia,

sí, también la ayuda que yo brindo a la misma gracia!

“¿Quiénes son mis enemigos?

No, no son soldados con metralletas,

Ni terroristas con explosivos de alto calibre.

Los auténticos enemigos

Los llevo dentro.

Son mis prejuicios heredados

Que me hacen ver

El rostro de mi hermano borrosamente;

Son mis miedos que me hacen vivir a la defensiva;

Son mis impertinencias infantiles

Que me hacen patalear

Cuando no consigo mis deseos inmediatos;

Son mis fobias a todo lo que desestabiliza

Mis seguridades.

Mis auténticos enemigos son

Mis tapaderas ocultando la verdad y la belleza.

La raíz de todo ello es mi “incompetencia original”

Para disfrutar del amor recibido,

Para crecer compartiéndolo.

¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí!”

~ 72 ~

DÍA CUARENTAISIETE

Es un hecho que el crecimiento personal no se da solamente por medio de la auto-

observación o la auto-reflexión. Necesitamos además dejarnos mirar, como en un

espejo, por otras personas de confianza, para que nos ayuden a vernos en perspectiva.

Ello requiere que seamos abiertos y humildes para acoger y practicar las

recomendaciones que nos den, aunque a veces nos cueste aceptarlas.

Las impresiones externas que pueden darnos amigos, familiares, colaboradores, etc. son

importantes para ver cómo otras personas nos perciben y nos experimentan. Así

aprendemos el arte de ser pulidos como los cantos rodados por el agua de los ríos.

Hay personas que cuando son advertidas de errores o de formas incorrectas de actuar –

no digamos de formas inmorales- en lugar de aceptar la advertencia como posibilidad,

arremeten contra la persona, y se toman el asunto como ‘personal’, pues no tienen la

capacidad para el auto-análisis y la auto-crítica.

Esas personas no crecerán, sino que se quedarán anidadas en el rincón de sus

seguridades narcisistas, resentidos contra aquellos que intentaron ayudarles a ser más

humanos.

Por el contrario, las personas abiertas al cambio y al crecimiento progresivo, no

solamente aceptarán los consejos e incluso la corrección cuando sea necesaria, sino que

la buscarán, pues saben que hay un área de sí mismos que queda siempre cerrada para

la autoconsciencia, a no ser que alguien de afuera abra la puerta para entrar en ella.

Es bueno reflexionar acerca de este tema y ver dónde nos situamos a este respecto. El

rechazo y la negación ante la tentativa de otros para ayudarnos a crecer seguramente

nos habla de una incapacidad existencial alimentada desde el ego entendido como

soberbia y orgullo. Deberemos pues hacer algo al respecto. De lo contrario, con los

mismos métodos, daremos frutos semejantes o aún peores.

“Mientras no aceptemos lúcidamente lo que somos, con nuestras

debilidades y limitaciones, estamos abocados a la frustración. Dios se

acuerda de que somos barro. Conoce nuestra masa. No se trata de pactar con

la flaqueza, sino de conocerla, aceptarla, compartirla y comunicarla. Sólo así

se cura. La herida cura muy bien cuando está abierta, limpia y oreada. No se

trata de cerrarla en falso y menos aún de luchar desesperadamente por no

~ 73 ~

tenerla; entonces nunca seremos sanadores en el seguimiento de Jesús, sino

hombres y mujeres que luchan patéticamente contra su propia condición

humana.

Podríamos evitarnos mucho sufrimiento inútil si aceptáramos con calma que

lo de la perfección nos ha hecho mucho daño. Nuestra precariedad y

vulnerabilidad no es “debilidad” psicológica sino capacidad para mirar la

propia vida desde dentro, sin autoengaños, y asumir de entrada que vivimos

humanos entre humanos. La experiencia del Crucificado es sanadora, porque

la salud no consiste en la lucha por no tener ninguna herida sino en EL

CONVIVIR RECONCILIADOS CON LAS PROPIAS HERIDAS.

Cuando Pedro experimenta su precariedad delante del Señor (“apártate de

mí, que soy un pecador” – Lc 5,1-11) es cuando acepta sin temores el encargo

de ser pescador de hombres. No se trata de andar a vueltas con el propio yo,

sino qué hago con lo que soy; qué hago por Cristo y qué debo hacer por

Cristo.

Sólo analizando procesos podemos llegar a conocer nuestros límites y

errores sin autoengaños. Y para esto hemos de atender a lo cotidiano, a la

expresión relacional de mi yo, a mi modo de estar en la realidad, en el modo

de realizar mi trabajo en el sentido de complicación y modificación de la

realidad.”

DÍA CUARENTAIOCHO

A lo largo de una jornada cualquiera, una persona cualquiera establece un diálogo

invisible y permanente consigo mismo a través de los pensamientos espontáneos que se

dan cita en nuestro cerebro. Se calcula que esos pensamientos vienen a ser como unos

50.000 al día.

Sabemos que somos lo que pensamos, es decir, que son nuestros pensamientos los que

inician el proceso de lo que seré. Si pienso en negativo permanentemente, esos 50.000

pensamientos diarios harán de mí una persona limitada, temerosa, incapaz de afrontar

la vida con esperanza. Si pienso en positivo, la construcción de lo que puedo llegar a ser

queda bien fundamentada sobre el ADN de la esperanza, y seguramente, aún a pesar de

los sufrimientos, llegaré a ser la persona que Dios soñó que fuera antes de la creación

del mundo.

Lo peor de los pensamientos negativos infiltrados permanentemente en nuestro

cerebro es que arraigan una personalidad autodestructiva que arrasa no sólo consigo

~ 74 ~

misma, sino con todo lo que le afecta de una manera más o menos indirecta. Por eso es

importante pararse muy de vez en cuando para analizarse y ver qué tipos de

pensamiento van dirigiendo la barca de nuestra vida sobre las aguas más o menos

turbulentas de nuestro viaje existencial.

Los pensamientos negativos nacen de estar obsesionados con la cizaña en lugar de

poner toda nuestra atención en el trigo, es decir en la belleza, la bondad y la verdad en

la que fuimos creados por el Dios bueno y misericordioso. Nuestros pensamientos

negativos nos devoran y saltan las barreras de la racionalidad y la ecuanimidad.

Los pensamientos negativos quieren hacer nos creer que somos basura, y para ello

actúan de la siguiente manera:

- Tienden a ser absolutistas, presentándonos los vocablos del siempre, nunca,

todos: “siempre caigo en lo mismo”, “Nunca voy a mejorar”, “Todos están en

contra mía”…

- Sacan una conclusión totalitaria de una simple experiencia: cuando he cometido

un error, me digo “soy un idiota”, cuando en realidad simplemente “he cometido

un error”.

- Tiende a culpar a otros de mis desgracias, y así nunca tomo responsabilidad de mi

vida; acabo siempre en la victimización de mi “pobre yo”.

Por eso vamos a cambiar la manera de mirarnos y de mirar la vida. Deberemos asumir

que la vida no es tan perfecta como la imaginamos en nuestra mente. Aprenderemos el

arte de ser personas no tanto ‘perfectas’, cuanto ‘completas’, es decir, personas que

saben integrar todos los aspectos, incluso las zonas oscuras y los pecados, para que

nazca el hombre nuevo, libre desde la verdad, al servicio del amor.

“Dios Amado,

enséñame a encarnar los ideales

que quisiera transmitir a mis hijos.

Ayúdame a encontrar palabras sabias

para comunicarme con ellos,

a fin de que su corazón se llene

de bondad, de honradez y de verdadera sabiduría.

Dios Amado,

haz que no transmita a mis hijos

más que el bien;

haz que encuentren en mí

~ 75 ~

los valores y la conducta

que yo espero ver en ellos.”

(Rabí Nachman de Breslau)

DÍA CUARENTAINUEVE

En nuestras relaciones humanas, lo que realmente cuenta es la presencia no interesada,

sino generosa, por medio de la cual transmitimos si palabras que la otra persona vale, es

apreciada y querida. Para llegar a este objetivo, por medio del cual potenciamos el valor

propio y el de los demás, se requieren tres valores fundamentales: la transparencia, la

presencia y la gratuidad.

Por medio de la transparencia le ofrezco a la otra persona el regalo de la libertad por

medio del cual le permito ser ella misma, sin agendas preconcebidas ni protocolos

preestablecidos. Le estoy diciendo de alguna manera: “he venido a encontrarme contigo

y tú conmigo tal y como eres; no necesitas aparentar otra cosa distinta a lo que ya

realmente eres.

La presencia es el factor por medio del cual expreso mi generosidad por el encuentro

interpersonal. En esta presencia quiero hacer saber a la otra persona que mis móviles no

son para nada utilitaristas; en el fondo, por medio de mis gestos y mis palabras, transmito

este mensaje: “he venido a encontrarme contigo no porque yo te necesito, sino porque

tú me necesitas.”

La gratuidad es el factor por medio del cual rompo mis límites meramente calculadores

de ganancias, y me centro en la acción de gracias por el regalo que eres tú para mi vida

en este momento. Es como si le dijera al otro: “No quiero que me des nada a cambio de

lo que yo te doy o te transmito.”

Así pues transparencia, presencia y gratuidad son ejes transversales que hacen de

nuestras relaciones momentos de identidad transpersonal po la que llego a comprender

que el ser en relación es más importante que el hacer cosas juntos. No somos islas, sino

seres en relación que complementariamente, caminamos hacia la nueva humanidad.

¿Vivo mis relaciones desde esta perspectiva? Puede darse el caso de que tenga muchas

conexiones y muy pocas relaciones. ¿Es éste mi caso? Estar conectados es muy fácil, basta

con estar yuxtapuestos física o virtualmente uno junto a otro. Estar relacionados implica

~ 76 ~

poner en funcionamiento activo los tres factores que venimos explicando: la

transparencia, la presencia y la gratuidad.

“Sólo voy a pasar una vez por este mundo

Todo el bien que pueda hacer,

Toda la realidad que pueda cargar,

Toda la amabilidad que pueda mostrar

A cualquier ser humano,

He de hacerla ahora

Y no dejarla pasar para más tarde.

Porque no voy a pasar otra vez por aquí.”

(Stephen Gullet)

DÍA CINCUENTA

Todos en la vida hemos sido de alguna forma maltratados, criticados injustamente, e

incluso condenados o abusados. En definitiva, todos hemos sido –quizás todavía lo

seamos- víctimas de personas que nos han hecho sentir inferiores e incluso rechazados

y olvidados.

En circunstancias semejantes deberemos saber sacar fuerzas de nuestra debilidad para

levantarnos, agarrados de la verdad, a la altura de nuestra dignidad; una dignidad que

nadie nos concede a modo de conmiseración. Dios nos la ha dado desde el principio y

para siempre.

Indaga en la verdad, busca la verdad y construye sobre ella la más bella aventura: eres

una persona buena y bella; habita en ti la presencia de la imagen divina en la que fuiste

creado para hacer cosas bellas y hermosas.

En este proceso ascendente seguirás sintiendo a veces el odio y la rabia hacia quienes

truncaron parte de tu historia sagrada de crecimiento. Te voy a contar un secreto:

desactiva la rabia con la verdad y añádele la bondad que está dentro de ti. No te tengas

miedo y, por favor, no respondas a tus verdugos con la misma moneda con que ellos te

trataron.

~ 77 ~

Quizás te escandalizan mis palabras e instintivamente las rechazas, pero recuerda que

quienes hacen avanzar la historia son aquellos que han decidido romper la cadena de la

violencia, el ciclo de la retaliación.

Las grandes personas supieron hacer de su sufrimiento el laboratorio existencial para un

mundo nuevo. Te hablo de Jesús de Nazaret sobre todo, pero en este grupo puedes

encontrar también a Juan de la Cruz, José de Calasanz, Gandhi, Martin Luther King, Oscar

Romero, Nelson Mandela, y muchas otras personas que supieron dar a su vida un sentido

nuevo desde la persecución, la tortura o la muerte.

Inténtalo, amigo. Te lo prometo en nombre del Dios de la vida: la verdad te hace libre, sí.

Pero que la libertad conquistada esté al sólo servicio del amor. Ésta es la piedra filosofal

que convierte el pedernal en pepitas de oro, el corazón de roca en uno lleno de energía

amorosa y misericordiosa. La energía que de verdad hace cambiar al mundo.

“Eterno Señor de todas las cosas,

yo hago mi oblación con tu favor y ayuda,

delante de tu infinita bondad,

y delante de tu Madre gloriosa

y de todos los santos y santas del cielo,

para imitarte y pasar por todas las injurias,

todo vituperio y toda pobreza,

actual o espiritual,

con la sola condición de que sea para tu gloria

y tu servicio; y de acuerdo

a la elección o modo de vida

que tú has elegido para mí.”27

DÍA CINCUENTAIUNO

El título inicial de este proceso es “El Tesoro lo Llevo Dentro”. Es importante que una

vez más reenfoquemos todo nuestro trabajo pues es una verdad absoluta el

convencimiento de que he nacido con todo lo que necesito para ser feliz. Ese equipaje

con las herramientas para la felicidad y la libertad de ser lo que Dios quiere que seas, está

dentro de nosotros. El problema es que o no las conocemos o no sabemos cómo

utilizarlas. ¿Cuáles serían esas herramientas? Veamos algunas de ellas:

27 Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales, No. 98

~ 78 ~

- La herramienta de la autoestima: partir siempre del convencimiento de que soy

una persona buena y de que tengo el derecho de estar aquí por una razón

superior a la que a veces me dictan ciertas voces negativas que vienen de fuera

de mí, pues otros o yo mismo, las he introyectado y me las he creído. Pero no me

pertenecen; por eso he de desecharlas fuera de mí.

- La herramienta del sentido de la vida: estoy aquí para algo hermoso, para un

proyecto mucho más grande que mí mismo. No estoy aquí por casualidad ni por

accidente. Lo sé porque hay dentro de mí una voz que despierta en todo

momento el deseo de algo más grande y mejor.

- La herramienta de mi capacidad de conectarme con los demás desde la decisión

de amar. El amor no es una obligación moral, sino la respuesta a un amor

previamente recibido. Sin embargo es una constatación universal el ver que, casi

en todos los casos, hemos sido amados menos de lo que realmente

necesitábamos y merecíamos. Pero, aún en esos casos, sigue siendo verdad la

frase convencida del místico Juan de la Cruz: “Donde no hay amor, pon amor y

encontrarás amor.”

- La herramienta de la asertividad: Porque valemos más de lo que podemos

imaginar y concebir, tenemos el derecho e incluso el deber de aportar nuestro

grano de arena diciendo lo que pensamos con claridad meridiana, obrando con

transparencia y libertad, sin pedir permiso para existir y decirles a lo demás

quiénes somos de verdad: personas buenas y bellas que buscan la verdad.

- La herramienta del deseo: Los deseos son energías profundas que nos llevan a

crear imaginarios acerca de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea. El deseo

mueve la imaginación, pero sobre todo energiza la voluntad para ponerla al

servicio de nuestros más nobles sueños, sobre todo cuando éstos se conectan

con el gran sueño de Dios para nosotros y para el mundo.

- La herramienta del discernimiento: Discernir es cribar, aprender a separar la paja

del grano; en términos de experiencia personal, discernir es aprender a situarse

limpio ante el mundo, con la claridad que nos da la sabiduría del Espíritu, para

aprender lo que es bueno o malo para nuestro crecimiento, lo que nos conviene

o nos hace daño, lo que nos recrea y unifica o nos destruye y fragmenta. Una vez

~ 79 ~

discernido (proceso permanentemente en marcha) el discernimiento nos lleva a

la acción a favor de la gracia que actúa dentro de nosotros.

Este tesoro tiene una capacidad ilimitada, aliada de nuestro crecimiento global; es similar

al poder que tienen las raíces ocultas que dan vida y sostienen la vida de esos árboles

centenarios que se levantan erguidos como testigos de la vida en constante proceso de

ascensión hacia la luz.

Deberíamos acostumbrarnos a mirarnos por dentro si miedos ni aprehensiones,

sabedores de que lo que vamos a encontrar es mucho mejor y más valioso que lo que

podemos imaginar. ¿Cómo utilizo la herramienta de la autoestima? ¿Cómo me sirvo del

sentido de la vida cuando me siento desorientado? ¿Tengo capacidad de conectarme con

los demás desde el amor incondicional? ¿Soy claro y asertivo en mis relaciones? ¿Cuáles

son mis motivaciones (deseos) para salir de la mediocridad ambiental? ¿Imploro la

sabiduría de lo alto para encontrar luz antes de tomar una decisión?

“El pequeño espacio dentro del corazón

es tan grande como el inmenso universo.

Allí están los cielos y la tierra,

el sol, la luna y las estrellas;

allí están el fuego, el relámpago y el viento;

y todo lo que ahora es y todo lo que no es;

pues el universo entero está en Dios

y Dios habita en nuestro corazón.”28

DÍA CINCUENTAIDÓS

Mirar hacia atrás para hacer memoria que sana las heridas y motiva para seguir haciendo

lo que de verdad comenzó siendo bueno, es parte del proceso de crecimiento. La

memoria no solamente recuerda el pasado, sino que lo presenta delante de nuestros

ojos en toda su profundidad para que, dejándola expuesta ante la mirada amorosa de

Dios, que es sólo amor, pueda ser curada, purificada, moldeada en algo nuevo, bello y

hermoso.29

28 Chandogya Upanashad, 8, 1 29 F. Roosevelt dejó escrito “Los hombres no son prisioneros del destino, sino tan solo de su propia mente.”

~ 80 ~

Así pues esta actitud no tiene nada que ver con la nostalgia del que se deja llevar del

complejo de Peter Pan para no crecer o para regodearse en el dolor del pasado, haciendo

las heridas aún mayores de lo que en realidad son. No se trata de pasar factura contra

uno mismo ni contra nadie. Lo que fue es. Y lo que sucedió, marcado por el dolor que

otros nos infligieron, hay que aceptarlo, ser comprensivo con uno mismo y con los otros,

y así seguir adelante liberados y sanados.

Muchas veces la mirada obsesiva al pasado está teñida de culpa malsana, de rencor y de

deseo de revancha contra uno mismo o contra los que nos hicieron sufrir, aunque ellos

no lo advirtieran en su momento.

Mirar hacia adelante como un profeta que proclama buenas noticias acerca de uno

mismo y de su crecimiento global y espiritual es parte de la vida de una persona que se

precie de estar ‘viva’. Pero mirara hacia adelante cargados de ansiedad por lo que será o

pueda ser, forma parte de una manera disfuncional de verse uno a sí mismo, a los demás

y a la vida misma en general.

Cuando miramos positivamente el futuro estamos invocando al Espíritu del Dios Bueno

que nos dice que todo está bien y que todo estará bien, aunque nos empeñemos en lo

contrario. Esta actitud conecta perfectamente con la fe y la confianza en el Dios de

Jesucristo, quien nos dice en el evangelio hablando sobre la oración: “Si crees en tu

corazón, le dirás a este árbol que se arranque de cuajo y se transporte en el mar, y te

obedecerá.”

Quienes más han creído y se han fiado del Dios Bueno, los santos, han acabado haciendo

cosas que desde el punto de vista humano eran imposibles y utópicas. Pero pusieron

toda su persona al servicio de Aquel que les inspiraba, y así lograron empresas mucho

más grandes que ellos mismos. Consideraban siempre que no eran más que ‘siervos

inútiles’.

Mirar al presente aprisionados por la culpa malsana del pasado y la ansiedad por el

futuro, es no vivir. Es la negación de la vida. Culpa y ansiedad, obsesivamente vividas,

cristalizan en lo profundo de una persona en forma de culpa.

Por eso deberemos siempre meternos en cada minuto, en cada segundo de nuestra vida

a fondo, con el coraje de quien ha encontrado una pasión que da sentido total a su vida.

Es ahí donde de verdad aprendemos a experimentar la razón de ser todo el evangelio y

de la vida de Jesús: “que tengamos vida y la tengamos en abundancia.” (Jn 10,10)

~ 81 ~

“El mundo de la cosmética, de la moda, de las tendencias, de

las pasarelas, de los fans y de las estrellas nos deslumbra. Se

cotiza más la cáscara que el corazón... Tenía razón Ortega y

Gasset cuando decía: “la vida humana es en su propia

sustancia y en todas sus irradiaciones creadora de modas, o,

dicho en otro giro, es esencialmente “modi-ficación”. ¿La vida

humana?... Acaso toda vida”.30 Algo huele a trivial en el

ambiente. Nuestro mundo está en seria necesidad de una

alternativa que nazca del corazón. Debemos decirle al hombre

agitado: “no te engañes, la bombilla es importante pero lo

que necesitas es la luz”. ¡Reconstruyamos desde dentro este

puzle en el que vivimos! “No se ve bien si no es con los ojos del

corazón”. Para ver bien con el corazón debes verte tal y como

eres, limitado, sí, pero con un universo de posibilidades

infinitas que te invitan a crecer.

Ahora que el hombre ha llegado a Marte, también debe llegar

a su corazón... ¡el viaje más largo!”

DÍA CINCUENTAITRÉS

Solamente somos fuertes cuando tocamos el más profundo centro del ser y

constatamos que somos indigentes, que somos personas necesitadas de un nuevo

renacer y de personas que nos ayuden en el proceso.

Quien no experimenta la indigencia existencial jamás crecerá desenmascarado. Porque,

repetimos lo que ya hemos dicho en alguna ocasión, nuestra fortaleza reside

precisamente en nuestra fragilidad existencial.

A veces aparentamos controlar nuestra vida, y manifestamos esta ilusión por medio de

sub-personalidades, patrones de comportamiento aprendidos, y máscaras; pero tarde o

temprano se derrumba el ensamblaje artificial y comprendemos que vale la pena ser

auténtico, ser ‘real’.

30 Ortega y Gasset, “Estudios sobre el amos”, Alianza Editorial, Madrod, 2002, p. 164

~ 82 ~

Nos dice la parábola del hijo pródigo que, habiendo gastado toda la fortuna del padre,

habiendo experimentado lo que significa vivir hacia afuera, cuando ni siquiera podía

llevarse a la boca lo que los cerdos comían, “entró en sí mismo”. Ese ‘entrar en uno

mismo’ es esencial para comenzar el viaje de la autenticidad.

La misma parábola nos indica el camino a seguir desde esta experiencia de indigencia:

“Me levantaré e iré a mi padre…” En otras palabras, es volver a la fuente de la vida que

es el amor recibido y amor compartido.

Por eso sentirse indigente, desenmascarado, es elemento esencial. Quienes se sienten

autosuficientes y autocomplacientes jamás darán el salto bello y hermoso del

crecimiento hacia lo que pueden llegar a ser. Su vida parapetada les impide formular el

verdadero sueño, el ideal para el que fueron creados. Se quedan para siempre anclados

en el quedar bien, en las apariencias, el arribismo y un sinfín de trampas que se

encuentran por doquier.

Todo esto lo podemos aplicar a nuestra relación con el Misterio al que llamamos Dios.

Recuerda que estanos haciendo un proceso de integración y armonización del ser, en el

que contamos como esencial que somos espíritu encarnado, huella de Dios trazada en

nuestra humanidad.

Quien nunca se ha sentido pecador, sanamente culpable, necesitado de un salvador,

jamás podrá experimentar la alegría profunda de saberse y sentirse amado a pesar de

uno mismo o, mejor, precisamente por ser uno mismo, perfectamente humano,

perfectamente imperfecto. Es el amor quien nos embellece. Y Dios es solamente amor.

EL ESCONDITE

“Yo no sé si te conozco

Lo suficiente para quererte

Pero sí sé que te amo

Y apasionadamente te busco

Escondido entre la vida

Caminando hacia la muerte.

Y muy a menudo te encuentro

Y, como por arte de magia,

De pronto desapareces.

Es como un simple juego

De niños al escondite:

~ 83 ~

Yo te busco, tú me encuentras

Para yo buscarte de nuevo.

Y así voy descubriendo, Señor,

Que no eres Tú el ausente

Sino yo quien desaparece.”

(Fernando’ 08. New Delhi, Enero de 2008)

DÍA CINCUENTAICINCO

Cuando aprendemos a pensar diferente acerca de nosotros mismos, en otras palabras,

cuando aprendemos a tener una nueva percepción de lo que somos y valemos, es

entonces y solamente entonces, cuando comenzamos a cambiar en dirección de

crecimiento hacia lo que podemos ser.

En el camino, como decíamos en otra ocasión, vendrán las ‘noches oscuras’ que nos

comunicarán con voces de sirenas que es tiempo de desistir del empeño, que no vale la

pena complicarse la vida. Es precisamente en esos momentos cuando, si somos fieles al

camino de transformación emprendido, se asentarán de verdad las raíces de nuestro

nuevo nacimiento.

El ejemplo del águila, reina de todas las aves, puede ser una inspiración en momentos de

duda y tiniebla: “El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para

levantarse más alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta. Cuando las tormentas

de la vida nos vienen -Y todos nosotros vamos a pasar por ello- podemos levantarnos por

encima, poniendo nuestras mentes, nuestros corazones y nuestra fe en Dios.”

Es en el dolor donde de verdad se forja nuestro carácter. No el dolor masoquista infligido

para calmar oscuros y escondidos sentimientos de culpa malsana, sino el dolor necesario

mientras se va forjando la novedad de lo que de verdad somos. Las dificultades de la vida

pueden convertirse en elementos, trabajados en el laboratorio de la vida, den como

resultado una belleza nueva que nace del interior.

Teresa de Calcuta sufrió una “noche oscura” atroz, de nada menos que 50 años; junto a

esta experiencia de sentirse lejos y abandonada de Dios, Madre Teresa sufrió de

interpretaciones y críticas malignas. Escribió en su diario íntimo: “Me parece que hay

quienes dicen que no tiene sentido que trabajemos entre los más abandonados, que los

grandes, los intelectuales y los ricos están dispuestos a todo y que es mejor estar con ellos…

~ 84 ~

Me llaman la monja de los suburbios, y me siento feliz de serlo por amor suyo y para su

gloria”. Desgranemos algunas de las expresiones salidas del corazón mismo de Teresa

de Calcuta en las que presenta su estado interno de desolación:

- “¡Qué tortura y qué soledad tan intensa he sentido hoy! Me pregunto por

cuánto tiempo podrá mi corazón sufrir todo esto (año 1949)

- “Por favor, monseñor, rece por mí especialmente para que yo no destruya

el trabajo del Señor y para que Él se me manifieste, porque tengo dentro de mí una

oscuridad terrible, como si todo a mi alrededor estuviera muerto. Más o menos esta

situación ha sido permanente desde el comienzo de “la obra”. Pida al Señor que me de

fuerza (año 1953)

- Mi alma está en una profunda noche y desolación. No, no me quejo. Que Él

haga lo que le parezca mejor (año 1954)

- No entiendo nada, pero es que hay una soledad tan grande en mi corazón

que no puedo ni describirla… ¿Hasta cuándo estará ausente Nuestro Señor? (año 1955)

- Rece por mí pues lo que llevo dentro es puro frío congelado. Sólo la fe ciega

me conduce ya que todo en mí es oscuridad. En realidad hasta que el Señor quiera yo no

cuento para nada (año 1955)

- Por favor, rece por mí que ojalá Dios levante esta oscuridad de mi alma

aunque sea por unos pocos días. Porque a veces siento una agonía de desolación tan grande

y a la vez un deseo tan profundo del Ausente que la única oración que puedo hacer es ésta:

“Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Quiero saciar tu sed de almas” (año 1956)

- En “la llamada” Tú me dijiste que iba a sufrir mucho. Han pasado diez años,

mi Jesús, y se ha cumplido en mí tu deseo” (año 1959)

- Si supiera cómo ansío encender el fuego de amor y paz en todo el mundo.

Pida por mí para que Él me use a fondo (año 1969)

- No es la tuberculosis ni el cáncer las auténticas enfermedades. Creo que el

mayor mal es el no ser deseado ni amado. La pena que esta gente sufre es muy difícil de

comprender y penetrar (Madre Teresa al Sínodo de los Obispos en octubre de 1980)

DÍA CINCUENTAISÉIS

Ayúdame, Señor,

A no tomarme demasiado en serio

Las vicisitudes de la vida.

Que aprenda a mirarme en perspectiva

De manera que, mi mirada panorámica interior

Comprenda que soy esencialmente bueno

~ 85 ~

Y que las zonas salpicadas de oscuridad

Son producto de mi ignorancia

Más que de mi maldad.

No permitas que el huésped de la desesperación

Anide en la torre de mi alma.

Alivia mi culpabilidad malsana y la ansiedad que me oprime.

Pero sobre todo, Señor,

Dame sentido del humor

Para reírme de mí mismo y de mis ocurrencias.

Sólo así saltaré de gozo en tu presencia

Y en la de los que me rodean.

La verdad acerca de mí mismo

Es más hermosa que yo imagino ser.

Mirando dentro de mí, con tus mismos ojos,

Con la misma mirada infinita sobe mí,

Descubro el océano de tu Belleza

Que ocupa los espacios interiores

De mi corazón.

Ése soy yo, Señor.

Y, con tu ayuda, ¡ése siempre quiero ser!

Leyendo este poema acerca de la Belleza que nos habita, trata de memorizarlo todo

entero, o al menos parte del mismo; quizás las frases que más te han tocado. Luego

llévalo a la vida y trata de vivir de acuerdo a ese mensaje. Te aseguro que te sorprenderás

al ver que, efectivamente, al limpiar el ojo interior la vida es más bonita, incluso en medio

del dolor. Te darás cuenta de que, además de la belleza que te habita, “estamos

rodeados de belleza” por todos los lados.

“¡Es formidable este amor entre Dios y el hombre! Es realmente

maravilloso lo que Dios ha hecho al crear al hombre. Es verdad que

tenemos mucho en común con los minerales, con las piedras...

También con los vegetales: los árboles respiran, se alimentan,

crecen... Y nosotros también. Y no puede negarse que somos, por así

decirlo, “hermanos” de los animales. Pero además, a un nivel

superior a nosotros, participamos de la naturaleza de los ángeles y

del propio Dios... ¡Qué aventura, qué audacia, reunir en una misma

criatura tantos y tan diferentes caracteres! Por eso le es tan difícil al

hombre conservar tal equilibrio: hay tantos mundos que nos atraen

~ 86 ~

desde dentro de nosotros... Y es Cristo quien nos proporciona la

unidad. Es Cristo quien unifica todos esos mundos que hay en

nosotros... Me parece que sería tan ridículo pensar que únicamente

hay vida en la tierra, habiendo como hay miles de millones de

planetas... El día en que el hombre llegue a Saturno –y llegará algún

día- verá que aún no ha llegado al final del universo, sino tan sólo al

final del comienzo.”31

DÍA CINCUENTAISIETE

Hay personas que viven atormentadas por el concepto que otros tienen de ellas. Viven

el drama interno de los dimes y diretes que otros han dicho o han podido decir, y así

experimentan el presente bajo la mancha del otro, y no desde la claridad de sí mismos.

¿Cómo actuar entonces? Es muy simple: el ser real y auténtico, la esencia de lo más

profundo del corazón humano, está siempre lleno de luz. Es la luz con la que fuimos

creados, una luz que nada ni nadie, ni siquiera el mismo Dios, jamás opacará. Estamos

hablando en términos de ‘la imagen divina’ en la que fuimos creados.

Por tanto, conectarse con ella, actuar desde ella, llena nuestro espacio vital de una paz y

una esperanza que nos ayuda a relativizar todo lo demás. ¿Quién no ha sido víctima de

chismes y habladurías? Pero la solución no está en quedarse obsesivamente anclados en

esos conceptos negativos que otros han vertido acerca de nosotros mismos y de nuestra

valía.

Por el contrario, la solución estriba en ganar espacios para la libertad. ¿Qué hubieran

hecho, si no, personas como Jesús de Nazaret, José de Calasanz, Gandhi, Teresa de

Calcuta, Nelson Mandela, y un sinfín de personas que han aportado un plus enorme de

calidad humana al mundo? Sin ninguna duda, si se hubieran dejado intimidar por el

concepto ajeno acerca de sus personas y proyectos, a este mundo le faltaría un poco del

sabor de la sal que ellos fueron, un poco de la luz que ellos llevaban dentro.

Crecer hacia dentro, para luego crecer desde dentro, es el arte de conectarse con lo

mejor de nosotros mismos, fomentando no solamente el consciente que nos dicta lo que

somos, sino sobre todo haciendo florecer el supra-consciente, que es el nivel de

componente humano que nos dicta lo que podemos ser, la ruta más noble de nuestra

31 Dom Helder Camara, “El Evangelio Según Dom Helder”, Sal Terrae, Santander, 1985, pp. 16-17

~ 87 ~

vida, la que muchos dejan de transitar por dos razones: por pura ignorancia de la misma,

o por miedo a transitarla, pues podría complicarles la vida.

¡Qué bueno si hacemos un examen acerca de nuestras fijaciones negativas creadas al

asumir el concepto limitado y distorsionado que otros tienen acerca de nuestras

motivaciones y acciones! Haciendo este ejercicio desarrollaremos un mayor grado de

asertividad que nos lanzará hacia arriba, buscando desde dentro las mayores cotas de

excelencia vital.

“La piedra filosofal para transformar nuestras vidas en el oro del Resucitado

está dentro de nosotros. Hay personas que ya la han descubierto. Y ésta es la

prueba de que la descubrieron:

- Son personas corrientes y normales que se empeñan en vivir la

“universalidad”

- Personas que generan vida, esperanza, ganas de vivir

- Personas entusiasmadas, que no es lo mismo que “fanáticas”

- Personas que se han perdonado a sí mismas porque el Resucitado les

perdonó antes. Por eso perdonan siempre

- Personas que saben escuchar, que ‘pierden’ el tiempo con los otros

pues saben que la relación vale más que la acción

- Personas que mientras crecen en amistad con Dios, se van liberando

del miedo, principal enemigo del amor. Cristo Resucitado nos dice: “No

tengáis miedo, soy yo”

- Personas que crean comunidad, no atrayendo a los demás hacia su

persona o su proyecto sino hacia el Resucitado y su causa

- Personas que no se escandalizan ni critican. No necesitan demostrar

nada para que los demás les valoren. Se sienten amados por Dios y por ciertas

personas significativas

- Ponen su afán en el amor desinteresado e incondicional.”

DÍA CINCUENTAIOCHO

En las relaciones humanas, lo que realmente nos bloquea y separa son los miedos que

merman nuestra capacidad de confiar en el otro. Tememos ser rechazados e

incomprendidos. Por eso mismo se pueden dar al menos tres reacciones disfuncionales

en nuestras relaciones humanas:

~ 88 ~

- La del silencio. Permanecemos a distancia sin hablarnos, mientras se va llenando

de pensamientos de frustración y de ira nuestro subconsciente que, tarde o

temprano requerirá una reacción explosiva.

- La del diálogo a la defensiva. Nos acercamos a la otra persona con el monólogo

de nuestra convicción que no se deja criticar ni moldear por el punto de vista del

otro. Nos convertimos en víctimas que desean a toda costa vencer.

- La de la falsificación. Consiste en aparecer con el miedo en el centro del

estómago; un miedo que nos lleva a la derrota antes de la pelea; es decir, nos

atenaza la libertad de expresión y sólo buscamos, una vez más, asentir

externamente para luego volver a nuestro rincón existencial con las pilas

recargadas de ira.

No cabe duda de que, una vez más, la solución está dentro de nosotros mismos. Consiste

en continuar creciendo en grados de asertividad personal y de convencimientos sólidos

por medio de los cuales nos decimos a nosotros mismos y a los demás que efectivamente

tenemos derecho a decir nuestra verdad, asintiendo cuando haga falta y disintiendo

cuando sea necesario. Y todo ello con mucha paz.

Porque no tiene razón el que más grita, sino el que demuestra más capacidad de

coherencia mientras respeta al interlocutor, asegurándose a su vez de que también él

merece todo el respeto del mundo.

Cuando alguien nos saca de nuestras casillas al sacar ciertos puntos que nos ponen al

límite de la emocionalidad, hemos de aprender a nunca victimizarnos, sino a decirnos a

nosotros mismos: “no permitiré que nada ni nadie me quite la paz. Simplemente trataré

de ser yo mismo, abierto a la relación antes que al querer a toda costa tener la razón.”

¿Y cuándo al terminar el diálogo yo considero que tengo la razón? Me quedaré con ella,

pues es mi derecho ser fiel a la verdad que descubro como camino cierto. Pero lo haré

con paz y con la satisfacción de saber que el otro sabe exactamente como pienso.

Vivir así implica una vivencia plena en la alegría de ser quien soy y manifestándolo no

tanto como una imposición hacia los otros, sino como un don.

“Uno de los aspectos que debemos trabajarnos es el de la autoestima. Un

problema en la estructura personal desintegrada, es la carencia de una firme

~ 89 ~

y saludable autoestima. De ahí que la persona baja en autoestima esté

tratando de compararse y competir con los demás, balanceando así su auto-

percepción de “poca-cosa” que le lleva a cerrarse en sí misma y a criticar y

rumorear acerca de los demás, pues sólo así pueden demostrar su valía. Pero

al final se encuentran solos con su propia soledad y aislamiento. Cuando dejo

de compararme con otros, mi auténtico yo comienza a emerger en toda su

fragilidad y belleza a la vez.

En el campo de la autoestima, somos nosotros quienes la obstruimos si

admitimos en nuestro subconsciente palabras y mensajes negativos que nos

destruyen, por ejemplo: ‘soy un fracaso’, ‘nunca haré nada bien’, ‘jamás

saldré de este problema’, ‘Siempre estoy me encuentro cansado’… Mucha

gente vive en una prisión interior creada por ellos mismos. Es la prisión de los

auto-límites. Ignoran que ellos mismos tienen la llave para liberarse. La

mayor limitación humana está en la mente. No hay limitación para la mente,

excepto aquella que nosotros mismos queremos imponerle. Cada cual decide

vivir a la medida de sus pensamientos y decisiones.”

DIA CINCUENTAINUEVE

Las zonas oscuras de nuestra vida, sobre todo las heridas, dirigen nuestras vidas de

manera inconsciente a no ser que las confrontemos desde la compasión y la misericordia,

como elementos esenciales para llegar a la verdad. Ambos elementos deben estar

siempre presentes como peldaños para llegar a la luz sobre nosotros mismos y los

demás. Leamos atentamente el siguiente texto, y lo comprenderemos mejor:

‘Llegar a ser uno mismo plenamente y auténticamente consiste en que a través de las

diferentes etapas de la vida vamos integrando la capacidad de relacionarnos con los otros,

fijando nuestros propios límites y nuestra propia autoestima, actuando de forma creativa,

desarrollando nuestra propia aceptación personal, una visión holística de la sexualidad, en

apertura y diálogo, dejando aflorar el inconsciente. Estamos continuamente metidos en

este viaje y cada etapa nos ofrece una oportunidad para desprendernos de nuestra

identidad falsa o parcial que hemos ido creando a lo largo de nuestra vida.

Asumimos nuestras sombras, nuestro yo no vivido, integrándolas conscientemente en cada

elección que tomados y aceptando humildemente nuestras limitaciones y nuestra

necesidad de Dios y de los otros. La fe nos recuerda que la encarnación de Cristo se completó

en el sufrimiento humano. Las heridas sicológicas nos empujan pues no sólo a la búsqueda

de sanación, sino a la búsqueda de Dios mismo. Pareciera, como si fuera una paradoja, que

~ 90 ~

Dios se revelara más nítidamente en nuestras propias heridas.’ (Don Visón, Hermano

Marista).

Alguien ha escrito, tomado de la sabiduría china, algo muy hermoso: ‘Dios te dice cada día:

con tus propias heridas te sanaré.’

Lo hemos dicho antes y lo volvemos a repetir: el auténtico terapeuta lo llevamos dentro.

Gastar energías afuera, culpabilizando a la mala suerte o a otras personas, es una trampa

que nos vacuna contra la responsabilidad que estamos llamados a asumir. Quedamos así

estancados en el mar alborotado de la frustración y la ira.

Estamos invitados a salir del estancamiento a base de vivir centrados en el aquí y ahora

que nos dicta una nueva sabiduría de comprendernos, mirando al futuro con esperanza

y desde la esperanza.

“Para Sócrates toda vida que no se reflexiona es una vida que no merece ser vivida.

Debemos tener esto en cuenta para reflexionar constantemente acerca de nuestra

identidad y nuestro proceso de integración personal, de manera que nuestra vida

no caiga en la rutina que es como la sal a la que se le ha quitado el sabor.”

“Es importante que vayamos poco a poco moviéndonos del punto de apoyo de lo

que hacemos hacia el del por qué lo hacemos. Para ello tenemos que preguntarnos:

“¿Quién soy yo?”. Y aquí topamos con la exhortación socrática del “conócete a ti

mismo”.

“El libro de la mística inglesa del siglo XIV, “La nube del no saber”, hace una curiosa

definición de lo que es la humildad en relación al autoconocimiento: “Una persona

es humilde cuando camina en la verdad conociéndose y apreciándose realmente por

lo que es. Y de hecho cualquiera que se vea y se aprecie de sí mismo tal cual es, no

tendrá dificultad alguna en ser humilde, ya que dos cosas resultarán evidentes para

él: en primer lugar se hará patente la degradación, miseria y debilidad de la

naturaleza humana como resultado del pecado original. De los efectos del pecado

original nadie quedará completamente libre en esta vida por muy santo que llegue

a ser. En segundo lugar esta persona descubrirá la inmensa grandeza del amor de

Dios tal y como Él es y su superabundante amor por cada persona. Frente a

semejante amor y bondad los sabios se quedan balbucientes como locos, y los

ángeles y los santos se quedan ciegos de gloria. Así de poderosa es esta revelación

de la naturaleza de Dios.”

~ 91 ~

DÍA SESENTA

El estado normal de la persona debería ser el de la felicidad, pues para eso hemos sido

creados. Lo cual no significa que debamos oponer sufrimiento a la alegría de vivir. La

experiencia concreta de nuestras vidas y de la totalidad de seres humanos nos manifiesta

que el sufrimiento es parte del paquete que se nos dio desde el comienzo de nuestra

concepción en el seno materno.

Cuando alguien ha descubierto el sentido fundamental de su vida (y esta tarea implica

acción movida por la voluntad de encontrarlo) sabrá a su vez encontrar el sentido que su

sufrimiento tiene.

Analiza cuáles son tus sufrimientos y examina si son de verdad parte del paquete de tu

vida o fruto de tus obsesiones, adicciones, tendencias de auto-victimismo, o de auto-

destrucción.

En caso de que tus sufrimientos tengas ahí su fuente y su recarga energética malsana,

tendrás que desalojar de tu mente tus obsesiones, adicciones, victimismos, y actitudes

auto-destructivas. No hay otro camino para tu liberación interior y para la libertad que

de verdad te mereces.

Nombra tus adicciones y/u obsesiones. Nómbralas sin miedo, confróntalas y recíbelas

como parte de esa sub-personalidad que van creando en ti y que en realidad no te

pertenece, pues nunca te perteneció. El problema es que un día, sin saber cuándo ni

cómo esa sub-personalidad o planta parásita que devora tu ser real, se quedó inyectada

en tu subconsciente. Es hora de exorcizarla, sacarla afuera y decirle: ¡basta!

Nombra de qué maneras concretas te auto-victimizas y te autodestruyes con

pensamientos negativos, pesimistas y desesperanzados. Sabes que no te hacen bien,

pero persistes en ellos, quizás para así llamar la tención de los demás y llenar de manera

disfuncional tus necesidades emocionales de afecto y cariño. Obrando así no dejas que

nadie te conozca tal y como eres. Además siembras ansiedad en tu corazón y en el de

todos aquellos que te quieren bien. En el fondo te has convertido en un ‘manipulador’.

Es hora de ser tú mismo, de cantar tu propia canción, de conducir tu coche, de

experimentar la autonomía y la alegría de ser lo que eres mientras avanzas

comprometido con lo que debes ser.

Sufrirás al principio, es verdad. Pero vale la pena subir a la montaña de tu propio ser, que

se encuentra dentro de ti. No temas. Verás cómo renace en ti una alegría profunda y

~ 92 ~

genuina que brota de ti mismo, y no de afuera. Es la alegría espontánea y genuina del

niño que llevas dentro, que clama y grita ‘libertad’.

Ser feliz... ¡Qué amplio y abstracto parece ser este término! La felicidad no se compra en

el mercado, nadie puede venderla. La felicidad está dentro. Somos seres llamados a la

felicidad, que siempre es menor de lo que de verdad merecemos, siempre más pequeña

de lo que soñamos. Feliz es aquel que se goza en lo que es y tiene, aquel que incluso en

el dolor encuentra constantemente razones para la confianza, la bondad, la verdad...

¿Crees en la felicidad? ¿Qué clase de felicidad?

¿Cómo definirías esa felicidad a la que tú aspiras incesantemente?

A la felicidad se llega en un vehículo llamado “valores”... Trata de identificar los tres

valores fundamentales que están rigiendo tu vida en el actuar concreto... ¿Te llevan

realmente a la felicidad?

¿Es comprensible para ti el que cada persona ya estamos predestinados para un final

feliz o desgraciado de nuestra vida? A esto lo llamamos “fatalismo”. ¿En qué medida

concreta tú te ves atado al fatalismo?

Describe los rasgos que, según tu parecer, caracterizan a una persona feliz

¿Cuál es tu reacción y cómo te sientes ante la pregunta, aquí y ahora: “Eres feliz?

Mira, de parte de Dios, aquí te presento una manera muy concreta de ser feliz a lo divino:

Mt 5,3-12

Escribe una carta que se podría titular: ¡BIENVENIDA, FELICIDAD!

DÍA SESENTAIUNO

La verdad nos hace libres. Pero no cualquier tipo de verdad, sino la Verdad que nace d

una experiencia pura que libera de nosotros lo mejor que llevamos dentro. Es la misma

verdad que deberemos pedir, incluso exigir, de los demás.

Si nos dejamos manipular por la mentira, nos hacemos cómplices de la mentira. Y aunque

no seamos los autores de la misma, llevamos la carga de la culpa por no ser valientes de

~ 93 ~

denunciarla. Solamente quien denuncia la mentira, del tipo que sea, puede erigirse en

profeta que anuncia la luz de la verdad.

Será bueno pues que ‘planchemos’ nuestro pasado para ver qué pliegues llevamos

dentro que no nos dejan ser libres en plenitud. Ni la apariencia de verdad es auténtica

‘verdad’, pues esa apariencia es mera fachada para ocultar algo de lo que un día se llegará

a saber. Pues la luz no se oculta, por mucho que nos empeñemos en ello.

Dentro de nosotros llevamos un tesoro por el que, una vez descubierto, no lo daríamos

‘todo’, como nos dice Jesús en el Evangelio. Ese tesoro es el Reino, la perla preciosa que

brilla resplandeciente con sus tres bellas facetas con las que Jesús se define a sí mismo:

la verdad, la belleza y la bondad.

De la verdad dice Jesús que Él es la Verdad, y que si la buscamos la encontraremos; y una

vez encontrada, esa Verdad nos hará plenamente libres. No es la libertad del que se

escapa de su centro, sino la libertad del que encuentra en su interior la fuerza para se

feliz en plenitud.

Jesús es el Pastor Bueno (agathós), que en griego se identifica como Bello (kalós). Así

pues Jesús en bello y hermoso, bueno por excelencia. ¿Por qué? Porque ama hasta el

final, hasta ser capaz de dar su vida por aquellos a quienes ama. La belleza cambiará al

mundo; pero en verdad la Belleza (el amor incondicional del Pastor Bello) ya lo cambió y

lo sigue cambiando en mí y en ti si decidimos hacer lo mismo que Él hizo.

La verdad inyecta en nosotros el deseo siempre insatisfecho de entrar más a fondo en la

espesura de la sabiduría ante la que nuestra mente se queda chiquita. La belleza nos hace

vivir henchidos de la luz que brilla desde dentro de nosotros mismos, iluminando el

camino hacia la verdad no sólo para nosotros mismos, sino para aquellos que se

conectan con nosotros. La belleza es el imán que atrae a otros hacia nosotros aunque

más exactamente no es hacia nosotros, sino, desde nosotros, hacia Él, fuente de de toda

belleza.

Podemos decir que la persona que se llena de estas tres tonalidades, ha descubierto el

tesoro de su vida, la auténtica brecha mágica desde donde renace como el ave Fénix y

ayuda a otros a hacer lo mismo.

radiografía de la persona “tocada” por el Resucitado y sus expresiones

principales:

. Hay un crecimiento de confianza ilimitada en la vida, porque sabe que es en

Él en quien vivimos, nos movemos y existimos

~ 94 ~

. Se ve invadido por esa presencia gozosa del resucitado que le ama tal y

como es y ahí donde se encuentra

. Se despierta en él un dinamismo entusiasta que le lanza a ser testigo de la

alegría, del perdón sin límites y de la paz

. Poco a poco esta persona se va integrando en todas sus capacidades,

limitaciones, errores y pecados, de tal manera que su vida entera adquiere

un nuevo sentido que se manifiesta en la armonía y la paz con todo y con

todos

. Se opera un deseo por la contemplación, la alabanza, la gratitud y la fiesta,

entendida ésta última como “celebración” cotidiana de todo lo sencillo

. La mente se simplifica al constatar que lo más esencial de la vida consiste

en amar y ser amado. Y por eso él hace de su vida un proyecto de amor que

renueva cada mañana

. El hombre nuevo resucitado sabe perder de sí mismo porque ha aprendido

a relativizar toda ideología, toda concepción meramente cultural y toda

percepción del mundo y del otro, basada únicamente en prejuicios.

. No trata de vencer a nadie, pero su convencimiento se impone por la

claridad, la transparencia y la asertividad que proceden de la presencia del

Resucitado que constantemente le lanza este mensaje: “No temas, soy yo”

. Confronta todos los miedos, dialoga con ellos y los vence a base de

confianza ilimitada en Dios y en los demás

. Desata una extraña creatividad interior desde la pobreza de medios, de tal

manera que para él sólo el testimonio de la vida cualifica toda acción y todo

apostolado.

. Relativiza la salud y la enfermedad, porque sabe que Dios ama la realidad ya

sea en momentos eufóricos y triunfales, como en momentos de decadencia.

DÍA SESENTAIDOS

YO DECLARO…

~ 95 ~

Declaro que la vida está a mi favor, que todo lo que he vivido desde mi concepción en el

seno materno es como agua de un río que se va abriendo cauce hacia la única dirección

para la que fui creado: La Felicidad.

Declaro que llevo dentro un tesoro por el que, una vez descubierto, seré capaz de dejarlo

todo. La capacidad de ser feliz no está en las circunstancias externas, tampoco en otras

personas. Esa capacidad es el ADN espiritual con el que fui creado.

Declaro que, habiéndome dado cuenta de mis imperfecciones, mis meteduras de pata, y

de mi pecado, y habiendo confesado ante Dios y aquellos a quienes herí, consciente o

inconscientemente, sé que Dios me declara inocente.

Por eso declaro hoy que no tengo enemigos. Si alguien quisiera hacerme daño, también

a él lo declaro inocente. Jamás podrá dañar la profundidad de mi ser real.

Declaro que mi vida tiene un sentido, una dirección definida de amor, por medio de la

cual todo cobra valor, incluso el sufrimiento y la muerte. En esta condición de sentido

vital me libero del miedo, de la frustración existencial y del odio hacia mí mismo y hacia

los demás.

Declaro que la vida es una obra de arte en la que aprendo a usar la materia prima de mis

errores e imperfecciones para que la imagen divina que me habita vaya haciéndose

progresivamente más transparente.

Declaro que estamos rodeados de belleza, aunque muchos no se dan cuenta. Así pues

también declaro que la belleza sólo se descubre afuera, cuando me conecto con ella

dentro de mí.

Declaro que el Dios que me sostiene es Bueno y Misericordioso, exuberante de Belleza,

Bondad y Verdad. Declaro que, hasta que un día lo vea cara a cara, ahora lo busco y lo

encuentro entre la niebla y el viento.32

Declaro que hoy vuelvo a nacer. Ayer ya pasó, y mañana vendrá con sus afanes y

ansiedades. Hoy es el primer día del resto de mi vida. También declaro pues que, en mis

relaciones interpersonales, dejo atrás todo prejuicio o preconcepto, pues también el

otro tiene derecho a cumplir ‘hoy’ su aniversario de nacimiento.

Declaro que solamente la fuerza y la belleza del amor pueden cambiar el mundo. De

hecho ya está cambiado cuando me abro al Resucitado que libera de dentro de mí la

32 El 24 de Mayor de 2013, un día después de la muerte de mi hermana María de los Ángeles, escribí este

poema-oración para su recordatorio: “Buscarte, Señor, buscarte/ entre la niebla y el viento/ y finalmente

encontrarte/ en el Amor de tu Cielo.”

~ 96 ~

Belleza del Padre, la Verdad del Espíritu, y la Bondad sin fronteras nacida en la Pascua del

día de mi bautismo.

Quiero, Señor, tener tu mente y

Pensar como Tú piensas;

Llegar a saber lo que Tú quieres.

Quiero tener tu corazón

Y sentir lo que Tú sientes,

Y amar lo que Tú amas.

Deseo, Señor, nacer de nuevo.

Quiero mirar y ver las cosas como Tú las ves.

… Pero me asusta contemplar la inmensa distancia,

El inabarcable abismo que me separa de ti.

Eres Tú quien me llama a este ‘sueño imposible’.

Por eso me dejaré hacer por Ti,

Abandonándome confiado

En los brazos de tu misericordia.

Tú me darás lo que necesite y cuando lo necesite. Amén.

DÍA SESENTAITRÉS

Sólo desde la experiencia de nuestra indigencia podemos llegar con toda certeza a la

auténtica excelencia escrita en el ADN existencial acerca de lo que de verdad somos y

podemos ser.

Experimentar nuestra indigencia es sentirnos tal y como somos, sin máscaras ni poses

postizas que nos hacen entrar en el mundo narcisista de la mentira. Sentirnos indigentes

es estar en contacto con todo aquello que forma parte de nuestra fractura y

fragmentación que constantemente necesita ser redimida.

Cuando tocamos esa parte esencial de nosotros mismos, paradójicamente entramos en

la experiencia bella y liberadora de nuestra transformación por obra y gracia de la

GRACIA. En esa experiencia no tenemos nada de qué enorgullecernos, pues sentimos

que desde nuestra impotencia e incapacidad, surge una “energía divina” que desde toda

la eternidad nos ha estado esperando.

~ 97 ~

Una muchacha judía, Etty Hillesum (1914-1943) que durante el nazismo experimentó un

proceso hermoso de transformación desde su más completa indigencia y desorientación

existencial, dejó plasmado en su Diario, antes de morir en la cámara de gas, el efecto de

la GRACIA en ella de manera profunda y transparente:

- “En el fondo, todas esa aventuras y relaciones me hicieron muy desgraciada y me

desgarraron. Pero yo no hacía ningún esfuerzo consciente por resistir; la

curiosidad terminaba siempre apoderándose de mí. Ahora que mis fuerzas se han

organizado, empiezan a luchar contra mi deseo de aventuras y mi curiosidad

erótica, que me hace sentirme atraída por muchos hombres”33

- “En sus esporádicas visitas, la gracia ha de encontrar una técnica muy

preparada.”34

- “Hay en mí un pozo muy profundo. Y en ese pozo está Dios.”35

- “He tenido que recorrer un camino difícil para encontrar este gesto de intimidad

con Dios y para decir por la noche en la ventana: ‘Te doy gracias, Señor’”.36

- “Voy a quedarme todo el día en un rincón de esa enorme sala de silencio que hay

en mí… Permanezco inmóvil, ligeramente cansada, en un rincón de mi silencio,

sentada y con las piernas cruzadas como un Buda, y con la misma sonrisa, una

sonrisa interior, por supuesto.”37

- “La ausencia de odio no implica necesariamente la ausencia de una elemental

indignación moral. Yo sé que quienes odian tienen buenas razones para ello. Pero

¿por qué vamos a escoger siempre el camino más fácil y más trillado? En el campo

he sentido con todo mi ser que el más pequeño átomo de odio que se añada a

este mundo lo hace aún más inhóspito.”38

Hemos de tener en cuenta que quien escribe todo esto es una muchacha que había vivido

despistada, fuera de sí misma y del sentido vital que, poco a poco fue recuperando en

medio de la dureza de la persecución nazi. Es ahí donde llega experimentar la gran misión

de su vida: “ser el corazón pensante del barracón”, de todos los barracones; el corazón

atento, a la vez libre de la menor ilusión e insumiso a la desesperanza reinante.39

33 Sylvie Germain, “Etty Hillesum, Una Vida”, Sal Terrae, Santander, 2004, p. 23 34 Idem, p. 22 35 Idem, p. 34 36 Idem, p. 35 37 Idem, p. 51 38 Idem, p. 68-69 39 Idem, p. 90-91

~ 98 ~

Si de verdad queremos crecer, hemos de hacerlo usando en barro de nuestra indigencia

para con ella continuar la obra de arte que Dios ha iniciado en nosotros y a través de

nosotros desde el mismo día en que fuimos concebido en el vientre de nuestra madre.

“El diamante Kohinor es uno de los más espectaculares del mundo.

Pasó a formar parte de la Joya de la Corona de Inglaterra cuando fue

presentado como un regalo a la Reina Victoria por uno de los Rajás de

la India cuando éste era solamente un muchacho.

Unos años más tarde, el mismo Rajá, ya adulto, visitó a la Reina

Victoria de Inglaterra. En presencia de la Reina pidió que le trajeran

inmediatamente aquella perla preciosa que estaba ahora en la Torre

de Londres. La Reina accedió a la petición.

Tomando el diamante en sus manos, el Rajá se arrodilló ante la Reina

y le presentó el diamante con estas palabras: ‘Majestad, le ofrecí esta

joya cuando era solamente un niño, demasiado joven para saber lo

que estaba haciendo. Hoy se lo vuelvo a dar en la plenitud de mis

fuerzas, de todo corazón, con afecto y gratitud, y para siempre,

plenamente consciente de lo que hago.’”

DÍA SESENTAICUATRO

Todos hemos sido heridos de una u otro forma en la vida; todos hemos tenido la

experiencia del rechazo del mal trato, de la separación abrupta del grupo que nutría

nuestra seguridad familiar, laboral, etc.

Cada podría escribir su historia de herido en la batalla de la vida ordinaria. Las heridas

que llevamos grabadas no deberían, sin embargo, ser los dueños y conductores de la

carreta de nuestra vida.

Volviendo a la enseñanza existencial de Hetty Sillesum, de la que hablamos ayer, ella dejó

escrito en su Diario, una noche de junio de 1942: “Para humillar hacen falta dos: el que

humilla y aquel a quien se quiere humillar; pero sobre todo aquel que quiere dejarse

humillar. Si falta éste o, en otras palabras, si la parte pasiva está inmunizada contra toda

forma de humillación, las humillaciones se desvanecen como el humo… De vez en

cuando tenemos derecho a estar tristes o abatidos por aquello que nos hace sufrir; ello

~ 99 ~

es perfectamente humano y posible. Sin embargo el verdadero expolio nos lo infligimos

nosotros mismos. A mí la vida me resulta bella, y me siento libre.”40

¿De dónde le nacía esa mirada que sintonizaba con la belleza de la vida, en medio de la

destrucción que suponía vivir en un campo de concentración? Etty Hillesum estaba

conectada consigo misma, con el ‘núcleo de su ser, como ella decía, donde descubría la

presencia del Otro. Ese Otro, Dios, al que San Agustín definía como “El Afuera que está

dentro”.

Con esa misma Lógica agustiniana, escribía Etty en su Diario: “Hay en mí un pozo

profundo. Y en ese pozo está Dios.”41

Si queremos ser personas bien estructuradas, personas armoniosas y armonizadas desde

dentro, hemos de conectarnos con ese océano de autoestima que consiste en sabernos

amados por lo que somos, incluso en medio de nuestras fracturas y heridas. Nadie puede

dañarnos si nosotros no nos dejamos. La belleza de la vida consiste en conectarnos con

el pozo profundo del ser de donde mana la fuerza contra la que nada ni nadie puede

hacer nada.

Nos han podido intimidar, adoctrinar, desacreditar, degradar, aislar, marcar. Aislar,

ignorar, olvidar, explotar, insultar, atacar, gritar, etc. Es el momento de recibir esas

experiencias como9 parte de nuestra vida, pero no para quedarnos en el trauma y el

dolor que nos hayan podido infligir esas experiencias, sino para liberar desde dentro la

bondad que nos espera para sanar y aprender a ser felices.

Recordemos que aquella persona que nos hizo daño no deja de ser un pobre hombre, o

una pobre mujer que no es más fuerte que nosotros. Simone Weil (1909-1943), filósofa y

mística francesa con una gran capacidad de empatía con el sufrimiento ajeno, lo decía de

esta forma: “El inocente que sufre sabe la verdad de su verdugo; el verdugo en cambio

no la sabe. El mal que el inocente siente en sí mismo está en el verdugo, pero el verdugo

no es sensible a ello. El inocente sólo puede conocer el mal como sufrimiento, A lo que

el criminal no es sensible es al crimen.”42

Vamos pues a mirarnos con ojos de misericordia, recordando que las heridas que otros

nos hayan infligido, son en el fondo las heridas que ellos llevan por dentro y no lo saben.

Que descubramos la verdad de aquel trozo de sabiduría china que dice: “Dios me dice

cada día: ‘con tus propias heridas yo te sanaré.’”

40 Sylvie Germain, “Etty Hillesum, Una Vida”, Sal Terrae, Santander, 2004, p. 88 41 Idem, p. 34 42 Simone Weil, « La pesanteur et la Grâce », Presses-Pocket, Plon, Paris 1988, p. 85

~ 100 ~

ASÍ HABLA UN SANADOR HERIDO: “Tengo la firme convicción de que

somos muy sensibles y muy sanos a nivel mental y espiritual; pero las

relaciones alteradas, de desconfianza y de falta de sensibilidad de

unos y otros, han creado lo que la sociedad actual llama

“enfermedades” de la mente. Es el gran negocio de nuestro mundo

occidental a través de una psiquiatría que hace su negocio con

píldoras que nos hacen vivir encarcelados en una auto-percepción

denigrante de nosotros mism0s.

Pero en realidad nuestra conducta en solamente disfuncional.

Alterada por las circunstancias externas que crean un alboroto

mental y emocional. Llego a la conclusión de que la auténtica

sanación de esta disfuncionalidad es el decidir sanarnos mutuamente

con nuestras propias heridas, mirándonos a los ojos desde el corazón

y sentir que cada uno de nosotros somos héroes que hemos tratado

de hacer lo mejor, aunque hayamos errado la forma.

Quiero deciros que contéis conmigo en la empresa de construir

puentes para que sobre mí todos podáis encontrar la seguridad de un

camino de paz y de acogida. Perdonar y pedir perdón, ésa es la gran

tarea de la vida.”

DIA SESENTAICINCO

El largo camino de la libertad interior necesita de un valor enorme para saber estar a

solas con uno mismo, con el ser interior donde se procesan la verdad, la belleza y la

bondad que constantemente bullen y claman salir al intemperie de la vida.

La libertad interior requiere de un entrenamiento a prueba de noches oscuras en las que

aprendemos a domesticar el silencio y la soledad para hacerlas amigas nuestras,

especialmente cuando somos víctimas rechazadas, usadas o incomprendidas.

Es la soledad el laboratorio para procesar nuestro crecimiento personal. Aprender a estar

solo cuando hay que defender la verdad, o cuando hay que darle voz y vida a quien no la

tiene o se la arrebataron, es el grado más noble de nuestro ser personas únicas e

irrepetibles.

Es el caso del teólogo protestante Dietrich Bonhoeffer (1906-1945) que bajo el régimen

nazi aprendió el arte de la soledad en medio de una sociedad cegada por un líder nefasto

~ 101 ~

que llevó a Alemania a la más absurda de las ideologías que pretendía crear una

soberanía mesiánica, basada en la supremacía de la raza aria. Encarcelado y finalmente

ejecutado la horca, tuvo en la cárcel la fuerza para escribir cartas y poemas que han

quedado como legado de su valentía ante la soledad sonora de una ‘presencia’ –Dios-

que la llenaba de un susurro de paz y armonía interior. He aquí este poema que habla de

su experiencia:

¿Quién soy?

–me preguntan a menudo–,

que salgo de mi celda,

sereno, risueño y firme,

como un noble en su palacio.

¿Quién soy?

–me preguntan a menudo–,

que hablo con los carceleros,

libre, amistosa y francamente,

como si mandase yo.

¿Quién soy? –me preguntan también–

que soporto los días de infortunio

con indiferencia, sonrisa y orgullo,

como alguien acostumbrado a vencer.

¿Soy realmente lo que otros dicen de mí?

¿O bien sólo soy lo que yo mismo sé de mí?

Intranquilo, ansioso, enfermo,

cual pajarillo enjaulado,

pugnando por poder respirar,

como si alguien me oprimiese la garganta,

hambriento de olores, de flores,

de cantos de aves,

sediento de buenas palabras

y de proximidad humana,

temblando de cólera ante la arbitrariedad

y el menor agravio,

agitado por la espera de grandes cosas,

impotente y temeroso por los amigos

en la infinita lejanía,

cansado y vacío para orar, pensar y crear,

~ 102 ~

agotado y dispuesto a despedirme de todo.

¿Quién soy? ¿Éste o aquel?

¿Seré hoy éste, mañana otro?

¿Seré los dos a la vez?

¿Ante los hombres, un hipócrita,

y ante mí mismo, un despreciable

y quejumbroso debilucho?

¿O bien, lo que aún queda en mí

se asemeja al ejército batido

que se retira desordenado

ante la victoria que creía segura?

¿Quién soy?

Las preguntas solitarias se burlan de mí.

Sea quien sea, tú me conoces,

tuyo soy, ¡oh, Dios!43

La enfermedad más profunda de nuestra sociedad postmoderna es el tedio a la soledad,

a la confrontación desenmascarada con uno mismo, a la responsabilidad de tomar las

riendas de la propia vida encaminada a la VIDA.

EL ESCONDITE

“Yo no sé si te conozco

Lo suficiente para quererte

Pero sí sé que te amo

Y apasionadamente te busco

Escondido entre la vida

Caminando hacia la muerte.

Muy a menudo te encuentro

Y, como por arte de magia,

De pronto desapareces.

Es como un simple juego

De niños al escondite:

Yo te busco, tú me encuentras

Para yo buscarte de nuevo.

43 Michael Van Dyke, Radical Integrity, “The Story of Dietrich Bonhoeffer”, Barbour Publishing,

Uhrichsville, 2001, pp. 194-196

~ 103 ~

Así voy descubriendo

Que no eres Tú el ausente

Sino yo quien desaparece.”

DIA SESENTAISEIS

Entrando en el mundo del silencio interior, lo primero que descubrimos es que ahí

adentro hay mucho ruido. Es el ruido de las heridas no sanadas, de las voces reprimidas,

del niño que todos llevamos dentro y que ha sido condenado a ser mayor antes de

tiempo, etc.

Ante semejante ruido interior, uno se pregunta si será posible encontrar la paz y la

serenidad, la armonía y la consolidación del ser real que grita libertad. La Biblia habla de

corazón roto o corazón literalmente hecho añicos. Es la experiencia del dolor del alma

que tarde o temprano, con mayor o menos intensidad todos hemos sentido o seguimos

sintiendo.

Declaramos abiertamente que el corazón roto y abatido puede ser sanado, pero se

requiere un acto noble de valentía para descender a los infiernos y dejarlos liberados no

solamente por medio de nuestro esfuerzo, sino sobre todo por acción de la gracia dentro

de nosotros.

Muchos nunca se curarán porque sistemáticamente evitan confrontarse con el dolor y la

pena. Lo hacen a través de la negación, de la represión de la memoria y del bloqueo

emocional y racional. De esa forma crean en su inconsciente un fango de dolor oscuro

que les hace ver la vida desde la derrota y la frustración.

Bajar a los infiernos del dolor es un acto sanador que nos libera y desata la verdad, la

bondad y la belleza que están esperándonos como tesoros ocultos por los que

vendemos todo para ganarlo todo. En ese proceso descendente-ascendente deberemos

trabajarnos las siguientes actitudes:

- Dejar a Dios y a la acción de su gracia, el campo libre para que hagan en nosotros

lo que, por nuestras solas fuerzas, es imposible.

- No dramatizar nuestro sufrimiento, sino ser conscientes de que es parte del

sendero de la vida.

- Buscar la verdad acerca de las causas de nuestros sufrimientos y de las soluciones

que nos vienen de la sabiduría que viene de lo Alto.

- Darse cuenta de las necesidades emocionales básicas (sentirse amado, ser

significativo y sentirse seguro) y tratar de darles solución.

~ 104 ~

- Recordar que la auténtica autoestima procede de verse a sí mismo con los

mismos ojos compasivos con los que nos mira Dios.

- Conectarse con nuestros propios sentimientos y la auto-percepción que nuestros

sufrimientos originan dentro de nosotros.

- Dar a nuestros sentimientos palabra y expresión verbal, mientras los exponemos

delante de un Dios que nos ama tal y como somos.

- Si nos sentimos víctimas de abusos, darnos cuenta de que somos “víctimas” y no

permitir que la culpa malsana se instale dentro de nosotros.

- Hacer una lista de los abusos de los que somos víctimas y decidir perdonar a quien

nos hizo daño, analizando los elementos de la lista, uno a uno.

- Permitirse llorar por todo lo que nos ha hecho daño, escribiendo por cada una de

nuestras penas la palabra: “se acabó”.

- Recordar que toda sanación es un proceso, no un acontecimiento puntual. Lo

importante es haber tomado la decisión de perdonar incondicionalmente.

- Prepararse adecuadamente para convertirse en agentes de perdón y sanación

para los demás. Ser sanadores heridos nosotros mismos.44

No hemos nacido para la frustración ni para la infelicidad crónica. Nuestra vida ha estado

concebida por el Creador para ser vivida en plenitud45 y para disfrutarla en al ámbito de

la libertad y la felicidad. Es verdad que el dolor nos visita con frecuencia. Pero una cosa

es el dolor como parte de nuestra naturaleza efímera y limitada, y otra l sufrimiento que

nos infligimos a nosotros mismos de manera cruel y autodestructiva.

“Nos deslumbra el mundo de la cosmética, la moda, las tendencias en

las pasarelas, de los fans y de las estrellas. Se cotiza más la cáscara

que el corazón... Tenía razón Ortega y Gasset cuando decía: “la vida

humana es en su propia sustancia y en todas sus irradiaciones

creadora de modas, o, dicho en otro giro, es esencialmente “modi-

ficación”. ¿La vida humana?... Acaso toda vida.”46 Algo huele a trivial

en el ambiente. Nuestro mundo está en seria necesidad de una

alternativa que nazca del corazón. Debemos decirle al hombre

agitado: “no te engañes, la bombilla es importante pero lo que

necesitas es la luz”. ¡Reconstruyamos desde dentro el puzle en el que

vivimos! “No se ve bien si no es con los ojos del corazón”. Para ver

bien con el corazón debes verte tal y como eres: limitado, sí, pero con

44 June Hunt, “Verbal and Emotional Abuse, Victory Over Verbal and Emotional Abuse”, Rose Publishing,

Torrance (California), 1984, pp. 71 & 75-79 45 “He venido para que tengáis vida y la tengáis en abundancia.” (Jn 10, 10 46 Ortega y Gasset, “Estudios sobre el Amor”, Alianza Editorial, Madrid, 2002, p.164

~ 105 ~

un universo de posibilidades infinitas que te invitan a crecer. Ahora

que el hombre ha llegado a Marte, debería aspirar a llegar al

corazón... ¡el viaje más largo!”

DÍA SESENTAISIETE

Desde un abismo te invoco,

Desde el acantilado de mi soledad.

Busco en la noche tu luz

Y no diviso más que las tinieblas.

Mis certezas parecen árboles

Escondidos entre la niebla.

No sé adónde encontrar refugio

Cuando todo a mi alrededor

Parece tambalearse al ritmo de un terremoto.

Quisiera incluso maldecir mi persona.

Pero desde dentro me visita un susurro

De ángeles que se pasean por doquier

Y dejan escrito el mensaje

De que ya todo está bien,

Aunque mi impertinencia

Se empeñe en negarlo.

Un armonía invisible flota

Anunciando la paz en mi cacofonía

Y en mi desorden fragmentado.

¡Ven y sálvame, Dios mío,

Y tiéndeme tu mano!

Que yo me acerque a tu altar,

Al altar de tu señorío,

Al altar del Dios vivo

Que alegra y renueva mi juventud.

Acepta el sacrificio de mi densa noche

Y abraza con tu ternura

El regalo total de mi alma desnuda.

Al leer y releer este poema-oración, pensemos en la realidad que expresan esas palabras.

Porque antes o después, tarde o temprano, todos pasamos por ciertas pruebas y crisis a

~ 106 ~

través de las cuales nuestras certezas se desvanecen, y las dudas se posan sobre el

horizonte de nuestra esperanza.

En momentos así debemos redoblar, a base de voluntad activada por la fe, el deseo que

en el pasado dio sentido a nuestra vida. Crecer no es dejar de sufrir, sino darle sentido al

sufrimiento, tomarlo como la materia prima con la que ayudamos a Dios a hacer de

nosotros la obra de arte que Él soñó que podemos ser desde la creación del mundo.47

Para salir del atolladero hay que nombrar el dolor, la crisis, sus causas, las dudas, las

razones que tengo para seguir creyendo y esperando, y las certezas que en otro tiempo

alimentaron mis ganas de vivir. Todo esto es parte de nuestra experiencia existencial con

la que ayudamos a Dios a desarrollar en nosotros y a través nuestro lo que de Él recibimos

en cada momento de nuestra vida. Solamente así seremos de verdad personas bien

integradas, totalmente humanas y totalmente ‘divinas’.

“La filosofía griega estaba guiada por el mito del “ciclo de eterno

retorno” por el que todo, en la naturaleza y la historia humana y

personal, está sometido a la repetición. Sorpresivamente también el

Qohelet parece hablar en esos términos: “nada hay nuevo bajo el

sol... lo que fue eso será, lo que se hizo, se hará. Nada nuevo hay bajo

el sol.” (1, 9) Pero este autor quiere decirnos que no nos sometamos

a un fatalismo que nos lleve a la pasividad, sino que confiemos en el

Dios que es el único que nos sacará de esa rutina fatalista: “Basta ya

de palabras. Todo está dicho. Teme a Dios y guarda sus

mandamientos, que eso es ser hombre cabal. Porque toda obra la

emplazará Dios a juicio, también todo lo oculto, a ver si es bueno o

malo.” (12, 13)

Contrariamente al Dios fatalista de los griegos y de muchos pueblos

paganos, el Dios de la Biblia revelado en Jesucristo, es el Dios de las

sorpresas, no de las repeticiones pasivas, fatalistas y rutinarias.

Siempre manifiesta un más allá, un horizonte nuevo, un nuevo nivel

de conocimiento, de capacidad de amar y de generosa entrega.

Jesús nos presenta a un Dios Padre de todos que nos anima a estar

siempre confiados en su Providencia.48 El Dios de Jesucristo da

47 Cfr. Ef. 2, 10 48 Mc 6,25; Lc 12, 22-34

~ 107 ~

respuesta al deseo humano, enraizado en el corazón, de vencer el

mal. De hecho ya ha sido vencido en nuestro Bautismo.49 El Dios de

Jesucristo da respuesta a ese deseo humano de vencer a la misma

muerte, y ya la hemos vencido.” 50

DÍA SESENTAIOCHO

Alguien escribió este texto: “He vivido siempre buscando la perfección en mí y en los

demás. Jamás lo he logrado, a pesar de los esfuerzos realizados. Al querer ser yo

perfecto, sólo consigo estar disgustado conmigo mismo. Al buscar la perfección en

otros, creyendo que es por su bien, sólo logro que se vuelvan contra mí, ya que no

aceptan críticas. Y cuando lo hago me creo que es por su bien que lo hago, pero es muy

posible que l0o haga por mi propia comodidad en mis relaciones con los otros.”

“No he aprendido todavía a vivir con las imperfecciones y limitaciones que habitan

dentro de mí y en los demás. Señor, dame claridad de pensamiento para comprender

esto, tenerlo siempre presente en mi vida, para no exigirme a mí mismo ni al resto del

mundo perfección; porque sólo Tú, Señor, eres perfecto.”51

El perfeccionismo es la trampa de los inseguros que viven intranquilos por

experimentarse a sí mismos y al resto de las personas y de las circunstancias, desde el

ángulo de lo finito, limitado, inacabado, imperfecto.

Desafortunadamente la moral cristiana ha hecho mucho daño al inyectar en el corazón

humano la perfección como categoría moral, requerimiento esencial para se amado por

el Dios Perfecto, que pide perfección.

Pero la perfección no es un estado, sino una tarea. No es una obsesión, sino una meta

que coincide con el proceso mismo de crecer.

Cuando Jesús habla de que debemos ser perfectos, lo hace en el contexto de la

misericordia y la bondad del Dios Bueno que hace bajar la lluvia y los rayos del sol sobre

todos, buenos y malos. Por tanto, el concepto de perfección no tanto moral, cuanto de

actitud esencial por la que llegamos a armonizar y unir los contrarios por medio de la

bondad.

49 Rm 6, 11 50 Rm 6, 4 51 Memo de Goerge Busse, 1975

~ 108 ~

Muchos problemas de ira, resentimiento, incapacidad de perdonar, etc., provienen del

pensamiento irracional según el cual solamente es digno de ser amado lo que es perfecto

y cabalmente acabado. Obviamente semejante concepción se chocará persistentemente

contra la realidad evidente de la imperfección.

Por eso deberemos aprender a gozar de la vida tal y como es, anclados en cada

momento, viviendo la rutina con grados elevados de capacidad de soñar, disfrutando de

las cosas sencillas, de la amistad, de la alegría de vivir simplemente porque estanos vivos

y podemos seguir caminando abiertos a la esperanza.

Los perfeccionistas deben tomarse en serio las palabras del Maestro que nos invita a ser

sencillos, espontáneos y confiados, como niños en brazos de sus padres y madres. En

definitiva, hemos de identificar el perfeccionismo como idolatría que nos impide adorar

al Dios Vivo que nos ama no porque seamos perfectos, sino porque somos sus hijos. Es

su amor, persistentemente ofrecido y permanentemente recibido, el de verdad nos va

acercando a la perfección.

“Un discípulo se dirigió al Abba Josafat: Padre, yo acostumbro a ayunar,

rezo y medito frecuentemente, intento vivir en paz con los demás, trabajo

para purificar mi pensamiento, ahora dime, ¿qué más puedo hacer?

Entonces Josafat se puso en pie, levantó sus manos al cielo y sus dedos se

convirtieron en diez llamas y dijo: ‘Si tú quieres, puedes prenderte fuego’”

“Dios no es un concepto filosófico, ni una idea teórica, ni un sistema de

pensamiento. Dios no es esa fuerza cuasi-mágica a la que puedo domesticar

a mi capricho. Dios es ante todo una experiencia vital que remueve en mí

todo mi ser transformando mi humanidad en su luz. Es el fuego

incandescente por el que prendemos fuego a nuestro ser, matamos lo que es

hojarasca, y resurgimos como criaturas nuevas, como el ave Fénix que renace

de sus cenizas.”

DÍA SESENTAINUEVE

Estamos en medio de un cambio de época; no solamente en medio de ciertos cambios

de una época llamada postmoderna. En la postmodernidad se han perdido los grandes

relatos que nos dieron consistencia y sentido de continuidad en los diferentes eslabones

de la historia tanto social como personal.

~ 109 ~

Por eso asistimos a la fragmentación como manera de percibir la realidad y de

percibirnos a nosotros mismos. Nos quedamos con trocitos de la realidad y no acabamos

de conectarlos con la gran narrativa que los llena de sentido y dirección.

Ante semejante análisis, no podemos quedarnos en la fragmentación desarmonizada

como si se tratase del punto de llegada a ningún lugar, que es lo mismo que abogar por

el nihilismo. Por el contrario, el proceso de crecimiento, sobre todo el personal, deberá

tener como guía y meta el de la armonización integral, fluyendo desde el yo real,

desenmascarado y vulnerable.

Una de las máscaras más herméticamente aferrada a las personas contemporáneas es la

del narcisismo tenaz que vive en la “con-centración” absoluta en la ilusión de una imagen

que hay que alimentar a toda costa, aunque sea el precio de vivir de cara a la galería,

escondiendo lo que realmente somos.

El narcisismo acaba finalmente haciendo un ídolo de la ilusión del ser a base de

pensamientos megalómanos, irreales y desconectados de la realidad personal, social o

cultural.

Algunos signos de narcisismo más o menos enraizado en la persona pueden ser:

- Negación a toda costa de la realidad personal o circundante

- Negación de la necesidad de ayuda, de consejo, de dirección

- Negación de los defectos personales y de los fracasos personales

- Echar la culpa a de los males y fracasos a las circunstancias o a otras personas

- Necesidad casi compulsiva de exhibirse ante los demás

- Aparentar tener amigos por todas partes, aunque uno se sienta solo

- Necesidad de estar conectado, aunque no necesariamente “relacionado”

- Necesidad de obnubilar a otros a base de contar la realidad de modo exagerado

- Rechazo casi compulsivo de cualquier llamada de atención o corrección

- Desconexión irresponsable de lo que es realmente nuestra responsabilidad

Obviamente hay muchos otros signos de narcisismo que cada uno de nosotros podría

añadir a la lista. Lo que importa es aprender a autoevaluarse, a ponerse en perspectiva

para examinar nuestras acciones y actitudes, nuestros hábitos y patrones de conducta,

de manera que amanezca desde dentro el yo real y desenmascarado.

~ 110 ~

La autentica verdad – por paradójico que parezca- es que nuestra fortaleza radica en la

vulnerabilidad. Es ahí donde aprendemos a conquistar el narcisismo y todo lo que, dentro

y fuera de nosotros mismos, llamamos “el mal”.

Analizarse, observarse, tener la valentía de tomar decisiones dolorosas, desaprender los

hábitos y actitudes viciadas por el tiempo y la rutina aprendida, atreverse a confrontar

las tinieblas con la luz de la sabiduría… Eso es vivir de verdad, tner vida en abundancia.

“Aunque existe en mí el deseo de hacer el bien, no puedo;

Hago lo que no deseo y omito aquello que realmente deseo

hacer. Así que no soy yo quien actúa sino el mal que habita en

mí. Así que encuentro esta regla: que siempre que quiero

hacer el bien, es el mal quien me somete. Dentro de mi

corazón amo intensamente la ley de Dios, pero me doy cuenta

de que actúa en mí otra ley opuesta. Y ambas están en lucha.

Y así me siento dentro de la ley que me somete porque está

dentro de mi naturaleza. ¡Qué desgraciado soy! ¿Quién me

librará de esta naturaleza inclinada a la muerte? Dios, gracias

sean dadas a Él por medio de Cristo Jesús nuestro Señor. Así

que con mi mente obedezco la ley de Dios pero en mi

naturaleza desordenada obedezco a la ley del pecado.” 52

DÍA SETENTA

Comenzamos co0n esta experiencia: “El divorcio de mis padres concluyó el fin de semana

que me gradué en la universidad. Traté de pasar la siguiente década de mi vida tratando de

comprender lo que había perdido, y sintiendo como si tuviera que comenzar cada encuentro

personal con un descargo de responsabilidades: estoy herida, estoy destruida, no puedo

más. Gradualmente descubrí mi verdadera identidad a través de las enseñanzas de la Iglesia

Católica y el amor de Dios, que generosamente Él me compartió a través de otros. Aprendí

que después de todo no son mis heridas las que me definen, sino el amor.”53

Todos hemos sido heridos. Posiblemente todos hemos herido a otros. Es parte de la

dinámica del encuentro personal que, tarde o temprano, se ve salpicado por los

conflictos.

52 Rm 7, 18-25 53 Revista COLUMBIA de los Caballeros de Colón, Agosto 2014. Artículo de Shaina Tanguay-Colucci,

“Curar las Heridas”.

~ 111 ~

En todo conflicto hay siempre un aspecto doloroso que debemos confrontar con el

bálsamo de la comprensión. La huida del conflicto, en lugar de solucionarlo, lo que hace

es aumentarlo y hacer que las heridas sean cada vez mayores. Tan grande pueden llegar

a ser que podemos llegar a percibir que soy lo que las heridas me dictan: una mala

persona, alguien rechazado, basura abandonada en un rincón del universo,. Etc.

Sólo el “des-centramiento” de nosotros mismos y la experiencia de ser amados sin

ningún mérito personal, solamente por lo que somos, nos devuelve la alegría de ser lo

que de verdad somos y, más importante aún, de lo que podemos y estamos llamados a

ser.

Hoy asistimos a la elaboración ambiental, en nuestra sociedad postmoderna, de una mal

llamada “terapia del silencio”. Según esta terapia, el silencio acerca de problemas,

conflictos, etc. elimina el dolor y sana las heridas en el transcurso del tiempo. Pero eso

es una quimera, una actitud cobarde ante la vida, pues nos repliega sobre nosotros

mismos y nos lleva a aumentar la herida y el dolor que ella produce por efecto de la

imaginación que se vuelve enfermiza.

Sólo la seguridad de saberse amado incondicionalmente, y de dar ese amor a los demás,

nos lleva a la vida plena.

Alguien puede objetar con toda razón: ‘yo no he sido amado lo que de verdad hubiera

necesitado’. Es una objeción justa si partimos de la convicción de que el amor no es teoría

sino una experiencia. Sin embargo tenemos una convicción aún más profunda: ‘la

decisión continuada y persistente, produce amor’. Juan de la Cruz lo decía de forma

poética: “Allí donde no hay amor por amor y encontrarás amor”.

“Un sacerdote predicaba a una asamblea. Era domingo. La lectura del

evangelio hablaba de la invitación de Jesús a estar reconciliados con

todos antes de venir a la Iglesia para ofrecer un sacrificio. El

sacerdote, con voz segura y firme decía: “Hay que perdonar hoy

porque mañana puede ser tarde”. Mientras repetía con todo el

énfasis eso de “hoy, hoy”, vio que uno de los feligreses, conocido

suyo y que frecuentaba cada domingo la Eucaristía, dejó su asiento y

sin hacer siquiera la genuflexión ,salió de la Iglesia avanzando por el

pasillo desde los primeros bancos hasta la puerta. El sacerdote quedó

perplejo, pensando qué podría haber dicho que molestara a este

~ 112 ~

hombre. Al día siguiente decidió llamarle personalmente y

preguntarle acerca de lo ocurrido. Entonces el feligrés, llamado

Francisco le dijo: “Lo que ocurrió fue que cuando usted gritaba con

fuerza aquello de “hoy, porque mañana puede ser tarde”, me vino a

la mente un hermano mío con quien he estado enemistado desde

hace 15 años a causa de un conflicto. Así que decidí salir de la Iglesia,

me acerqué a la primera cabina telefónica, hablé con él y quedé en

viajar aquella misma tarde 200Kms para vernos. Cenamos juntos,

hablamos de nuestras cosas y hoy me siento feliz. Nos hemos

reconciliado”.

DÍA SETENTAIUNO

Para que una persona esté bien integrada a nivel psico-espiritual es necesario que esté

en búsqueda de su centro y de su dirección existencial. Quien ha encontrado su centro y

su dirección, podemos decir que ha encontrado la piedra filosofal con la que hará posible

la obra de arte de su transformación gradual en aquello que está llamado a ser, aquello

que puede llegar a ser.

La persona sin conexión vital con su centro está abocado a la inseguridad, la indecisión y

una serie de inconsistencias que tarde o temprano le pagarán malas pasadas. La persona

sin sentido vital será un vagabundo sin destino. Pero si llega al menos a vislumbrarlo se

convertirá en un peregrino con clara visión de su destino.

Cuando nos fallan los recursos interiores, nuestra espiritualidad queda anestesiada e

inmovilizada. Es entonces cuando “es grande el riesgo de ceder a la tentación más radical

del odio, del deseo de venganza o de la desesperación más radical; el riesgo de

transformar el sufrimiento en violencia y, por tanto, de reproducir indefinidamente el

mal, de entrar en su juego sin darse cuenta.”54

Solamente quien está bien asentado en el yo real saca las fuerzas y la sabiduría necesarias

para vencer el mal a fuerza del bien. Etty Hillesum, la muchacha que supo convertir el

sufrimiento del campo de concentración de Auschwitz en obra maestra de belleza y

bondad, escribía en su diario: “Tendré que hacer mucho bien a mi alrededor para

compensar todos estos atropellos.” (I, p. 173) Es así como ella iba buscando el sentido

de su vida y ayudando a otros a encontrar el suyo, en medio de aquel caos de noche

oscura.

54 Sylvie Germain, “Etty Hillesum”, Sal Terrae, Santander, 2004, p. 120

~ 113 ~

Para Etty Hillesum aquella experiencia de aparente sinsentido se fue convirtiendo en una

auténtica experiencia espiritual y mística por medio de la cual dedujo que su vocación

era ayudar a Dios a ser Dios: Adoptaré como principio ayudar a Dios en lo posible, y si lo

consigo, pues entonces también estaré disponible para los demás.” (I, p. 161) Ella lo

transformó todo de arriba abajo, transmutando el sufrimiento en alegría, transfigurando

el mal en bondad, en amor, en esperanza.55

Es bueno que reflexionemos acerca de hasta qué punto estamos bien consolidados en

nuestro mundo interior de convicciones que sostienen nuestra vida. Y también es bueno

reflexionar acerca de cuál es la dirección que está tomando nuestra existencia, para ver

si realmente está bien acompasada con la vocación o llamada interior por la cual

estaríamos dispuestos a venderlo todo para ganarlo todo

“Necesitamos la concentración y la disposición para hacer lo

pequeño de manera sublime, poniendo mucho amor, al estilo de

Teresa de Lisieux. Un discípulo preguntaba a su Maestro: “Maestro,

¿qué es el zen?” Y el Maestro respondió: “¡limpia el jardín!” A veces

nos perdemos en palabras y disquisiciones bonitas, pero no

acabamos de aterrizar y empezar a “limpiar el jardín”.

Los japoneses tienen el arte floral llamado “ikebana”, que consiste en

disponer armoniosamente flores en un jarrón y mantenerlas bellas y

con vida. Esto debería ser imagen de nuestra ascesis entendida como

superación del egoísmo, dando muerte al hombre viejo para que

nazca la belleza interior. Hemos de estar atentos a las oportunidades

de la vida sencilla y ordinaria.

Deja de lamentarte, vive el presente, desenchúfate emocionalmente

del pasado, vive el “age quod agis” el “aquí y ahora”. Éste es el

camino de la madurez. Dios habita en la realidad. Dejemos pues de

soñar despiertos. El gesto de contraer los labios y sonreír es también

un hermoso gesto ascético si lo hacemos con amor.”

DÍA SETENTAIDOS

Uno de los enemigos de nuestro crecimiento personal es la negación de la realidad, la

negación de la verdad. Es interesante ver cómo personas hechas y derechas, a veces

incluso personas de representatividad religiosa, se esconden en la mentira tratando de

55 Sylvie Germain, “Etty Hillesum”, o.c. p. 125

~ 114 ~

ocultar la verdad a base de máscaras y pseudo-personalidades aprendidas a lo largo de

su desarrollo humano.

La verdad nos hace libres, y sólo crecemos hacia la verdad cuando somos humildes. Por

eso Teresa de Jesús tenía toda la razón cuando definía la humildad como “caminar en la

verdad”. La verdad es siempre amiga de nuestro crecimiento, aunque el aceptarla resulte

doloroso.

La humildad nos devuelve siempre al realismo, a la realidad de lo que somos, para ir

integrando cada aspecto de nuestra personalidad. La humildad se convierte así en

plataforma para nuestro proceso de crecimiento, de vuelta a casa, al centro del yo real.

Ello requiere simplificar las actitudes, ser más humanos, llegar a ser tan simples como un

niño en las manos de su madre.56

Para negar la realidad usamos ciertos mecanismos de defensa tales como:

- La racionalización de lo que sabemos no es correcto. De esa manera aparentamos

calmar nuestra conciencia, aunque tarde o temprano debemos confrontar la

mentira que nos habita.

- La idealización de la realidad, intentando convencernos de que efectivamente

todo está bien y no hay nada que cambiar. Esta idealización es una forma de

narcisismo megalómano que construye una pantalla de supermán frente a

aquellos que cuestionan ciertos aspectos de nuestra vida o de la realidad que nos

afecta.

- La negación por medio de la cual tapamos el ojo del corazón para no ver

realidades que nos condenan o ponen en entredicho nuestras convicciones

equivocadas.

- La persecución de aquellos que intentan descubrir la verdad, sea cual sea el

ámbito en que ésta se encuentre.

- La evasión a base de consumir drogas, alcohol, adicciones variadas y maneras de

compensar la inseguridad que nos causa la verdad en sí misma.

- La penalización y victimización de los que creemos culpables de la verdad que nos

hace sufrir. De esa manera nos convertimos en verdugos insensibles a dolor

ajeno, con tal de que nuestro “ego” quede a salvo.

La triste realidad es que las apariencias y las máscaras queman la vitalidad de las

personas; nada de ser humanos como los demás. Por eso deberíamos volver una y otra

vez al punto de partida socrático: “gnosce te ipsum” (“conócete a ti mismo”). Para

56 Salmo 130

~ 115 ~

Sócrates la Verdad está dentro de cada persona. El educador sería pues una especie de

partera o comadrona que ayuda a dar a luz la verdad. Cada persona estaría como preñada

de verdad. Lo que podemos aprender de él es que, en efecto, la verdad acerca de quién

soy yo está dentro y no fuera de mí mismo. Solamente con mirada profunda y amorosa

podré encontrarla. Una vez encontrada, como dice Jesús en el Evangelio, conoceré la

verdad y la verdad me hará libre.

Una santa de nuestros días habla de la humildad en esto términos: “El conocimiento de

Dios produce el amor y el conocimiento de sí mismo produce la humildad. La humildad es la

verdad. ¿Qué tenemos que no hayamos recibido? Si estamos convencidos de ello nunca

alzaremos la cabeza con orgullo. Si sois humildes nada os alterará; ni la alabanza ni el

oprobio ya que sabéis lo que sois. Si os censuran no os desanimaréis por ello. Si dicen que

sois santos, no os pondréis sobre el pedestal. El conocimiento de ti mismo te lleva a

arrodillarte.” 57

“Una persona es humilde cuando camina en la verdad conociéndose

y apreciándose realmente por lo que es. Y de hecho cualquiera que se

vea y se aprecie de sí mismo tal cual es, no tendrá dificultad alguna

en ser humilde, ya que dos cosas resultarán evidentes para él: en

primer lugar se hará patente la degradación, miseria y debilidad de la

naturaleza humana como resultado del pecado original. De los

efectos del pecado original nadie quedará completamente libre en

esta vida por muy santo que llegue a ser. En segundo lugar esta

persona descubrirá la inmensa grandeza del amor de Dios tal y como

Él es y su superabundante amor por cada persona. Frente a

semejante amor y bondad los sabios se quedan balbucientes como

locos, y los ángeles y los santos se quedan ciegos de gloria. Así de

poderosa es esta revelación de la naturaleza de Dios”. (Tomado de “La

nube del no saber”)

DÍA SETENTAITRES

Gabriel García Márquez escribió esta bella historia que nos habla de la urgente tarea que

cada uno de nosotros tenemos en la vida: la de salir de nuestra fragmentación y ruptura

interior para llegar a la reconstrucción armónica de lo que somos, comenzando por lo

más profundo del ser. Solamente desde la sencillez de un niño que se empeña en buscar

las conexiones aparentemente desconectadas, podemos llegar a la meta final de brillar

57 Teresa de Calcuta y Roger de Taizé, “La Oración, Frescor de una Fuente”, PPC, Madrid, 1992, p.84

~ 116 ~

desde la esencia más pura para que todo a nuestro alrededor sea también armónico y

bien estructurado. Leamos y saquemos las consecuencias

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a

encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de

respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a

ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a

jugar a otro lado.

Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo

de distraer su atención. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa

con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y

junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: "como te gustan los

rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie".

Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así.

Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente.

- "Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo".

¡Al principio el padre no creyó en el niño! Pensó que sería imposible que, a su edad hubiera

conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico

levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.

Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus

debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el

padre preguntó con asombro a su hijo:

- Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?

- Papá, respondió el niño; yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el

mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un

hombre. Así que di vuelta A los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí

sabía cómo era. "Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que

había arreglado al mundo".

MORALEJA: “para arreglar el mundo, hay que arreglar al hombre”. ¿Qué áreas de mí

mismo necesitan ser revisitadas y redimidas? Cuáles son los miedos que me impiden

hacer ese viaje hacia adentro? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para que mi ser real se ponga

de pie y reclame ante el mundo su dignidad a veces perdida o avasallada por los demás

o por mí mismo?

~ 117 ~

DÍA SETENTAICUATRO

Hoy nos regalamos esta bella mediación acerca de la integración de nuestro ser esencial,

guiados por el gran maestro de almas que fue Gandhi a quien se le llamaba Mahatma,

que significa “Alma Grande”. ¡Aprendamos a tener un alma grande!

Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal.

Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato.

Haz tiempo para todo,

y todo lo que es tuyo vendrá a tus manos en el momento oportuno.

Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas.

Espera con paciencia a que maduren los frutos para apreciar debidamente su dulzura.

No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes. No revuelvas una herida cicatrizada.

No rememores dolores y sufrimientos antiguos. ¡Lo que pasó, pasó!

De ahora en adelante procura construir una vida nueva,

dirigida hacia lo alto, y camina hacia delante, sin mirar hacia atrás.

Haz como el sol que nace cada día, sin acordarse de la noche que pasó.

Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla.

No te detengas en lo malo que has hecho; camina en lo bueno que puedes hacer.

No te culpes por lo que hiciste, más bien decídete a cambiar.

No trates que otros cambien; sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.

Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.

Vive cada día, aprovecha el pasado para bien y deja que el futuro llegue a su tiempo.

No sufras por lo que viene. Recuerda que “cada día tiene su propio afán”.

Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad;

una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella.

Si tu felicidad y tu vida dependen de otra persona,

despréndete de ella y ámala, sin pedirle nada a cambio.

Aprende a mirarte con amor y respeto, piensa en ti como en algo precioso.

Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti.

Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de los que te rodean.

La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido,

iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros.

Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría,

todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz.

Trabajo es sinónimo de nobleza. No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida.

~ 118 ~

El trabajo ennoblece a aquellos que lo realizan con entusiasmo y amor.

No existen trabajos humildes; sólo se distinguen por ser bien o mal realizados.

Da valor a tu trabajo, cumpliéndolo con amor y cariño y así te valorarás a ti mismo.

Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo.

Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos,

quizás necesitemos hacer un alto en el camino y un cambio radical en nuestras vidas.

Así, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo haremos.

No te des por vencido. Si Dios te ha dado la vida, es porque sabe que tú puedes con ella.

Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros,

y esas decisiones son de lo que se trata la vida.

Que este día sea el mejor de tu vida. (Mahatma Gandhi)

DIA SETENTAICINCO

En medio de la alegría de vivir y de crecer, experimentamos el dolor de las heridas y de

esa “ausencia” inmensa del Otro con letras mayúsculas, al que llamamos Dios.

La ausencia de Dios en nuestra vida es un dato que, de forma más o menos continuada,

todos experimentamos. No es que Dios juegue al escondite para hacernos sentir mal,

pues Él es el “siempre presente” cuya morada principal está en cada persona, pues

somos su obra de arte por excelencia. ¿En qué consiste pues la ausencia de Dios?

Los místicos nos hablan de la noche oscura, de la ausencia, de ese aparente vacío

existencial en el que pareciera que se difuminan las grandes convicciones y se tambalean

los cimientos del ser. La experiencia de abandono que tuvo Jesús en la Cruz, es

significativa en este sentido, pues era a la vez ser humano e Hijo del mismo Dios.

Hablar de ausencia de Dios no es lo mismo que hablar de su desaparición. Se trata más

bien de nuestra incapacidad de entender sus senderos, de descifrar el sueño que tiene

para cada uno de nosotros desde antes de la creación del mundo.

La ausencia de Dios, la noche oscura, son conceptos que nos hablan de la cercanía de

Aquel que es por antonomasia ‘presencia infinita’. San Agustín define a Dios como ‘El

Afuera que está dentro’. Por tanto la ausencia o la noche no son más que categorías de

nuestra percepción limitada del que es siempre mayor, el Misterio al que llamamos Dios.

~ 119 ~

El libro bíblico de Ester, del siglo II a.C., habla de la noche profunda del pueblo de Israel

en un momento dado, cuando el rey Asuero de Persia estaba dispuesto no solamente a

perseguir sino a exterminar al pueblo judío, lo cual supone un precedente de lo que en

la primera parte del siglo XX ocurriría con el Nazismo. Ester significa ‘la escondida’, en

clara referencia al Dios escondido en aquellos momentos cruciales.

El libro de Ester en ningún momento nombra a Dios, es el gran ausente nominal; y sin

embargo todo el relato está como abrazado por la presencia luminosa pero oscurecida

en medio de los avatares histórico; y al final vence el Bien.

Algo parecido sucedió con los judíos en tiempos de Hitler. La resistencia de quienes se

opusieron al mal, en medio de la aparente noche oscura de la humanidad y de la ausencia

de Dios, hizo que finalmente se demostrara que el Bien, el Amor y la Verdad son las que

tienen la última palabra, que es la Palabra del Dios de Jesucristo.

Esta experiencia de ausencia divina se da también en nosotros, no precisamente como

castigo, sino como incapacidad de adecuar nuestra fragilidad con su fortaleza, nuestra

vista con su luz infinita, nuestra ignorancia con su sabiduría sin límites, nuestro pecado

con su misericordia sin ocaso.

En esos momentos de ausencia, lejos de tirar la toalla y apartarnos del primer amor, lo

que estamos llamados a hacer es alimentar la llama de fuego que ardió en el pasado

como claridad, e invocar en la noche la fuerza del aparentemente Ausente. Porque al

final brillará su luz.

Ésta fue la experiencia de un judío anónimo que pasó la guerra escondido en una cueva

de Colonia y que escribió en una de las paredes de su escondite: “Creo en el sol aunque

no brille. Creo en el amor aunque no me rodee. Creo es Dios aunque esté callado.”58

Una cosa es experimentar el silencio de Dios, y otra tratar de silenciarlo

sistemáticamente. La sociedad occidental ha caído precisamente en la trampa de querer

silenciarlo, intentando apagar su voz que nos habla en la conciencia. Pero esa voz, tarde

o temprano, será más fuerte que la represión infligida a su nombre. La última palabra le

corresponde a su Amor.

“Pocos días después de los atentados del 11 de Marzo de 2004 en

Madrid, aparecía en los medios de comunicación un padre de origen

58 Citado en el libro de Sylvie Germain, o.c., p. 160

~ 120 ~

ecuatoriano, apenado y lloroso. Le habían matado a su hijo todavía

muy joven. Me impresionó la actitud del padre ante las cámaras,

abrazando en su pecho una cartera azul con los enseres de su hijito

en el momento del atentado, el reloj, unos cuadernos... como si ella

personalizara el abrazo que ya no podrá dar aquí en la tierra al hijo de

sus entrañas. En medio de ese escenario, el padre decía: “Mi hijito era

todo lo que yo tenía, él quería ser un artista y por eso nos vinimos a

España; quería ayudarle, le estaba dando mi propia vida... pero me lo

han matado esos asesinos”. Y mientras decía eso la emoción le subía

del corazón hasta la boca.

Pensé que esa escena es perfecta imagen del amor de nuestro Dios

para nosotros en su Hijo Jesucristo. Dios se hubiera gozado en que no

hubieran matado a su Hijo. Lo envió no para morir en la cruz, sino

para que fuera la manifestación perfecta de su amor por cada uno de

nosotros, pero el final fue dramático: murió en la Cruz. Ahí estaba el

Padre amándonos en el Hijo... La cruz fue consecuencia del amor sin

límites; y el amor venció a la muerte. Por eso ocurrió lo inevitable: la

Resurrección. Si Jesús hubiera muerto con odio y rencor hacia sus

adversarios, la resurrección no hubiera sucedido. La resurrección nos

habla del triunfo final del amor.”

DÍA SETENTAISEIS

Llenamos la mente de pensamientos irreales y fantasiosos que se convierten en

obsesiones autodestructivas. No todo vale, ya que hay pensamientos que son como los

virus dentro del disco duro de una computadora: nos dejan la mente dañada y todo lo

que de ella sale es disfuncional, distorsionado y fragmentado.

Depende de nosotros mismos pensar de una manera positiva o negativa. La vida nos

regala a diario experiencias, acontecimientos, personas, alegrías y penas, como la

materia prima para una obra de arte que consiste en ser la persona que estoy llamado a

ser. Y para ello hay que tener visión, hay que dejarse llevar de un paradigma que enfoque

la mirada de mi ojo interior para descubrir y ser fiel al sentido de mi vida, pase lo que

pase.

“Un paradigma no es más que un modo de ver una circunstancia o la vida en general.

Algunas personas ven el vaso de la vida medio vacío. Lo optimistas lo ven medio lleno.

~ 121 ~

Interpretan la misma circunstancia de manera distinta porque han adoptado un

paradigma distinto. Un paradigma es, básicamente, la lente a través de la cual ves los

acontecimientos de la vida, tanto internos como externos… Para mejorar drásticamente

la calidad de tu vida debes cultivar una nueva interpretación de por qué estás aquí en la

tierra.”59

Lo hemos repetido hasta la saciedad: no habrá cambio, transformación o conversión,

mientras siga pensando de la misma forma, mientras siga anquilosado, anclado en mis

miedos, mis resentimientos del ayer o mis ansiedades por una mañana que no está en

mis manos controlar.

Jesús de Nazaret es bien claro en su discurso, cuando los judíos se ponían nerviosos ante

su postura de libertad interior ante las leyes y las tradiciones: “Nadie pone un remiendo

de tela nueva en un vestido viejo, porque entonces el remiendo al encogerse tira de él,

lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor. Y nadie echa vino nuevo en odres

viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierde el vino y también los odres;

sino que se echa vino nuevo en odres nuevos.”60

Para crear un paradigma nuevo acerca de nosotros mismos hemos de descentrarnos

imaginariamente de lo que somos, como si nos estuviéramos viendo desde fuera, y tratar

de ser amablemente críticos acerca de nuestros pensamientos, nuestras actitudes,

nuestras reacciones, nuestras acciones y hábitos.

Desde ahí, hemos de pedir la luz del Espíritu para que nos dé una mente y una actitud

nueva que nos conecte con lo que podemos ser, con lo que de verdad Dios quiere que

seamos. En otros palabras, se trata de conectarnos con el sueño que Dios ha trazado

para cada uno de nosotros desde antes de la creación del mundo. Ese sueño divino será

nuestro paradigma, guiados por estas palabras: “Porque yo sé los planes que tengo para

vosotros--declara el Señor-- `planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro

de esperanza.” 61

Una vez centrados en el nuevo paradigma, hemos de ponernos manos a la obra por

medio de la voluntad y la autodisciplina, que son regalos del Espíritu santo para quienes

creen, según lo que dice San Pablo: “En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz,

59 Robin Sharma, “El Monje que Vendió Su Ferrari, Una Fábula Espiritual”, Harper Collins Publisher,

Barcelona, 2014, p. 188 60 Mc 2, 21-22 61 Jer 29, 11

~ 122 ~

paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que

condene estas cosas.”62

Hablando de la disciplina y el dominio de sí mismo, podemos aprender algo importante

de este texto: “Mediante el acero de la disciplina, forjarás un carácter colmado de coraje

y de paz. Mediante la virtud de la voluntad, estás destinado a alcanzar el más alto ideal

de la vida y a vivir en una mansión celestial llena de cosas buenas, de vitalidad y alegría.

Sin ello, estás perdido como un marino sin brújula, ese marino que al final se hunde con

su barco.”63

Vivir en plenitud es una decisión que tomamos cada vez que examinamos nuestro ser

profundo y decidimos encaminarlo hacia la luz.

“Cuando me siento feliz y contento, reconciliado conmigo mismo,

puedo decir que mi batería existencial está bien recargada. Entonces

me siento a gusto con mi trabajo y mis relaciones humanas derrochan

vitalidad, alegría, comprensión y amor. Incluso mi aspecto externo

cambia y tiendo a mostrarme transfigurado con una luz que nace de

dentro.

Las personas a las que llamamos “felices” raramente tienen que

demostrar nada a nadie, ni defenderse de nada, justificarse o

competir, ni tendrán la más ligera inclinación al suicidio.

No se trata de buscar que la vida nos sonría siempre, ignorando que

el dolor o la dificultad existen. Pero cuando dejamos en libertad la

alegría de ser lo que realmente somos, entonces llegamos a

comprender que Dios puede pedirnos cosas difíciles; pero jamás

quiere de mí la depresión, la ansiedad, o el negativismo.”

DÍA SETENTAISIETE

Aprender a agradecer es comenzar a sanar las heridas del pasado. Dar gracias no es un

sentimiento, sino una decisión que se convierte en un sentimiento cósmico de gratitud

por todo y en todo momento.

Ser agradecido no se improvisa. Hay palabras huecas de acción de gracias que en realidad

no son sino expresiones de cortesía por medio de las cuales podemos salir al paso para

62 Gal 5, 22-23 63 Robin Sharma, o.c. p. 160

~ 123 ~

quedar bien, pero nada más. Pero ¿cómo aprendemos a ser agradecidos? Y la respuesta

es tan simple como ésta: desarrollando la memoria histórica por todo aquello que forma

parte de lo mejor que somos hoy, gracias a lo que, doloroso o agradable, fuimos ayer.

Hacer una lista de las cosas bellas, tratando de ir lejos, muy lejos en el tiempo, desde el

momento de nuestro nacimiento, e incluso desde nuestra concepción, nos abre a una

sensibilidad nueva que conecta con la belleza que nos habita y nos rodea por doquier.

El Salmo 139 está cargado de la gratitud por lo que somos como producto de lo que

fuimos en el seno de nuestra madre:

“Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo

y me entretejiste en el vientre de mi madre.

¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!

Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.

Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,

mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.

Me viste antes de que naciera.

Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.

Cada momento fue diseñado

antes de que un solo día pasara.

Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí,[b] oh Dios.

¡No se pueden enumerar!

Ni siquiera puedo contarlos;

¡suman más que los granos de la arena!

Y cuando despierto,

¡todavía estás conmigo!

Si de verdad limpiamos el ojo del corazón para verlo todo, empezando por nosotros

mismos, desde la gratitud, podremos avanzar a la sanación profunda de todo nuestro

ser.

El enemigo de la acción de gracias es el orgullo y el narcisismo prometeico. El orgullo nos

centra en un yo demasiado pesado que hace depender el valor de la vida en el triunfo a

toda costa, aún a costa de sacrificar la propia felicidad en aras al dios de la egolatría

absoluta.

~ 124 ~

El narcisismo nos centra en la idolatría de nuestra imagen como el absoluto que hay que

defender a toda costa. La persona narcisista no permite que nada ni nadie se atreva a

hacer observaciones que puedan implicar un cambio de actitud, la búsqueda de un nuevo

paradigma o percepción de sí misma.

Por eso, tanto el orgulloso como el narcisista no se arrodillan ante la gratitud, pues todo

le parece poco para saciar su egolatría. La falta de vulnerabilidad les anestesia contra lo

que significa humanidad revestida del sentido de indigencia. Sólo quien ha tocado el

fondo de su indignidad puede derrochar gratitud, pues percibe que en realidad “todo es

gracia”.

Tanto los narcisistas como los orgullosos se mueven a golpe de sus ambiciones. Una

ambición es una obsesión de grandeza desconectada del yo real. Ambición y deseo se

diferencian en algo esencial: mientras la ambición nos lleva a una ilusión, por nos estar

cimentada en la estructura del ser real, el deseo arde desde el ADN personal como llama

de amor viva que no cesa de invitarnos a la excelencia de lo que podemos ser, siempre

basada en la experiencia de lo que somos en el aquí y ahora.

Las grandes personas, por supuesto los santos, lo fueron desde la experiencia de su

limitación desde el aprendizaje del ritual de la reflexión personal para conocerse a fondo

y aprender a renacer de sus propias cenizas. “La fortaleza presupone la vulnerabilidad;

sin vulnerabilidad no hay posibilidad de fortaleza. Un ángel no puede ser valiente, porque

no es vulnerable. Ser vulnerable significa, en efecto, ser capaces de sufrir heridas.”64

Aristóteles decía que “Una vida no reflexionada no es digna de ser vivida.” Y todo

autoconocimiento comienza con un acto de humildad y vulnerabilidad.

Es precisamente desde esta experiencia de la fragilidad como aprendemos a ser fuertes

y sólidamente fundamentados en lo que somos y hacemos. “Todos estamos aquí por una

razón especial. Medita sobre tu propia vocación y sobre cómo puedes darte a los demás.

Hoy mismo prende la chispa de la vida y déjala arder. Sé todo lo que puedas ser. Llegará

un momento en que también tú probarás los frutos del nirvana.65 Empezarás a notar la

santidad en todo lo que te rodea: la divinidad de un rayo de luna, el encanto de un

64 J. Pieper, “The Four Cardinal Virtues: Prudence, Justice, Fortitude, Temperance”, Notre Dame Press, Ind.

1966, p. 117 65 “En realidad el Nirvana, más que un lugar físico, es un estado que transciende todo lo conocido. En el

nirvana todo es posible. No hay sufrimiento y la danza de la vida se ejecuta con perfección divina. Alcanzar el

nirvana es para los sabios es entrar en el cielo sin abandonar la tierra. Ésta es la meta de la vida.” (Robin

Sharma, o.c., p. 207)

~ 125 ~

deslumbrante cielo azul en pleno verano, el fragante capullo de una margarita o la risa

de un niño travieso.”66

“Si quiero ser auténtico conmigo mismo he de reconocer mi patrón de

comportamiento aprendido, mis máscaras con las que busco ser aceptado y

venderme a los demás. Máscaras como las siguientes:

a) El sabe-lo-todo que no admite las limitaciones de su saber

b) El supermán que no admite sus propios límites existenciales

c) El salvador, siempre disponible a salvar los casos perdidos

d) El imprescindible sin el cual este mundo estaría perdido

e) El víctimista que siempre culpa a los demás de sus desgracias

f) El activista para quien descanso y fiesta son materia de confesión

g) El payaso, que oculta su tristeza tras su máscara alegre

h) El piadoso y espiritualista para evitar la auto-confrontación

i) El altavoz o hablador locuaz para huir de la soledad y el silencio

j) El perfeccionista, insatisfecho y culpable por no ser perfecto

Podemos seguir la lista de máscaras que hemos usado o usamos en nuestras

relaciones interpersonales e incluso con Dios. Las máscaras son expresión de

un patrón de comportamiento de auto-protección para ser aceptados. Pero

en el fondo nos dejan insatisfechos y vacíos pues no permiten el auténtico

encuentro de tú a tú, el que nos permite establecer relaciones de calidad que

llenen nuestras vidas con la energía del amor.”

DIA SETENTAIOCHO

A veces el optimismo tiene mala prensa, pues se le califica de falta de profundidad vital,

de escapismo y frivolidad. Sin embargo la persona optimista sabe que el optimismo nace

de una actitud que hay que trabajar a diario, muchas veces a costa de actos de fe en la

pequeña y tenue lámpara de diminutas intuiciones que, como las estrellas en la noche,

anuncian el claro amanecer.

El optimismo va de la mano con el sentido del humor, del buen humor, queremos decir.

Hay quienes piensan que optimismo y buen humor es un derroche de tiempo que podría

ser invertido en negocios y tareas que produzcan algo sustancioso. Por eso la tendencia

de algunos es a concebir que optimismo sea igual a “vivir en la luna”, desconectado de

la realidad.

66 Idem, pp. 207-208

~ 126 ~

Pero la verdad es otra: el auténtico optimista capitaliza lo bueno, e incluso lo malo, del

pasado “para fortificar su presente y proyectarse con esperanza hacia el futuro.”67 Pero,

claro está, su mundo de valores no coincide exactamente con lo puramentre material. El

siguiente relato del libro de “El Principito”68 no da la clave:

El cuarto planeta estaba ocupado por un hombre de negocios. Este hombre

estaba tan abstraído que ni siquiera levantó la cabeza a la llegada del

Principito.

− ¡Buenos días! −le dijo éste−. Su cigarro se ha apagado.

− Tres y dos cinco. Cinco y siete doce. Doce y tres quince. ¡Buenos días! Quince y siete

veintidós. Veintidós y seis veintiocho. No tengo tiempo de encenderlo. Veintiocho y tres

treinta y uno. ¡Uf! Esto suma quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos

treinta y uno.

− ¿Quinientos millones de qué?

− ¿Eh? ¿Estás ahí todavía? Quinientos millones de... ya no sé... ¡He trabajado tanto! ¡Yo soy

un hombre serio y no me entretengo en tonterías! Dos y cinco siete...

− ¿Quinientos millones de qué? −Volvió a preguntar el Principito, que nunca en su vida había

renunciado a una pregunta una vez que la había formulado.

El hombre de negocios levantó la cabeza:

− Desde hace cincuenta y cuatro años que habito este planeta, sólo me han molestado tres

veces. La primera, hace veintidós años, fue por un abejorro que había caído aquí de Dios

sabe dónde. Hacía un ruido insoportable y me hizo cometer cuatro errores en una suma. La

segunda vez por una crisis de reumatismo, hace once años. Yo no hago ningún ejercicio,

pues no tengo tiempo de callejear. Soy un hombre serio. Y la tercera vez... ¡la tercera vez es

ésta! Decía, pues, quinientos un millones...

− ¿Millones de qué?

El hombre de negocios comprendió que no tenía ninguna esperanza de que lo dejaran en

paz.

− Millones de esas pequeñas cosas que algunas veces se ven en el cielo.

− ¿Moscas?

− ¡No, cositas que brillan!

− ¿Abejas?

− No. Unas cositas doradas que hacen desvariar a los holgazanes. ¡Yo soy un hombre serio y

no tengo tiempo de desvariar!

67 Bernabé Tierno , “Hoy, Aquí y Ahora. Tu única Misión: Ser Feliz”, Booklet, Barcelona, 2013, p. 143 68 Antoine de Saint-Exupéry, « El Principito », Salamandra, Madrid, 2008

~ 127 ~

− ¡Ah! ¿Estrellas?

− Eso es. Estrellas.

− ¿Y qué haces tú con quinientos millones de estrellas?

− Quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno. Yo soy un

hombre serio y exacto.

− ¿Y qué haces con esas estrellas? - ¿Que qué hago con ellas?

− Sí

− Nada. Las poseo.

− ¿Que las estrellas son tuyas?

− Sí.

− Yo he visto un rey que...

− Los reyes no poseen nada... Reinan. Es muy diferente.

− ¿Y de qué te sirve poseer las estrellas?

− Me sirve para ser rico.

− ¿Y de qué te sirve ser rico?

− Me sirve para comprar más estrellas si alguien las descubre

− ¿Y cómo es posible poseer estrellas?

− ¿De quién son las estrellas? −contestó punzante el hombre de negocios.

− No sé. . . De nadie.

− Entonces son mías, puesto que he sido el primero a quien se le ha ocurrido la idea.

-¿Y eso basta?

-Naturalmente. Si te encuentras un diamante que nadie reclama, el diamante es tuyo. Si

encontraras una isla que a nadie pertenece, la isla es tuya. Si eres el primero en tener una

idea y la haces patentar, nadie puede aprovecharla: es tuya. Las estrellas son mías, puesto

que nadie, antes que yo, ha pensado en poseerlas.

− Eso es verdad –dijo el Principito− ¿y qué haces con ellas?

− Las administro. Las cuento y las recuento una y otra vez

−contestó el hombre de negocios. Es algo difícil. ¡Pero yo soy un hombre serio!

El Principito no quedó del todo satisfecho.

− Si yo tengo una bufanda, puedo ponérmela al cuello y llevármela. Si soy dueño de una flor,

puedo cortarla y llevármela también. ¡Pero tú no puedes llevarte las estrellas!

− Pero puedo colocarlas en un banco.

− ¿Qué quiere decir eso?

− Quiere decir que escribo en un papel el número de estrellas que tengo y guardo bajo llave

en un cajón ese papel.

− ¿Y eso es todo?

− ¡Es suficiente!

"Es divertido", pensó el Principito. "Es incluso bastante poético. Pero no es muy serio".

~ 128 ~

El Principito tenía sobre las cosas serias ideas muy diferentes de las ideas de l0s mayores.

− Yo −dijo aún− tengo una flor a la que riego todos los días; poseo tres volcanes a los que

deshollino todas las semanas, pues también me ocupo del que está extinguido; nunca se

sabe lo que puede ocurrir. Es útil, pues, para mis volcanes y para mi flor que yo las posea.

Pero tú, tú no eres nada útil para las estrellas...

El hombre de negocios abrió la boca, pero no encontró respuesta. El Principito abandonó

aquel planeta.

"Las personas mayores, decididamente, son extraordinarias", se decía a sí mismo con

sencillez durante el viaje.

Saquemos las conclusiones pertinentes a través de la lectura de esta sencilla parábola;

pero sobre todo aprendamos de la realidad del Evangelio que nos dice: “Por tanto, no os

preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo.

Bástele a cada día sus propios problemas.”69

DÍA SETENTAINUEVE

Para orientarnos bien en la vida y conseguir el máximo rendimiento del tesoro escondido

dentro de nosotros mismos, necesitamos elaborar a conciencia las prioridades que van

a regir nuestro caminar diario. Jesús de Nazaret dice que allí donde está nuestro tesoro

estará también nuestro corazón.70

Las personas que no han elaborado bien sus prioridades por falta de orden interior, o

que las tienen invertidas, cuando están a cargo de alguna institución o grupo humano,

son un factor de conflicto permanente, pues tienden a vivir desgajados de los objetivos

fundamentales de la organización o del grupo y tienden a vivir las fantasías propias de

sus prioridades narcisistas que hacen que en lugar de servir, se sirvan a sí mismos.

Proponemos un ejercicio muy simple a través de una anécdota más o menos imaginaria

que puede darnos luz acerca de las prioridades actuales que rigen el rumbo de nuestra

existencia.

UN DILEMA: Estás conduciendo tu carro en una noche de tormenta terrible. Pasas por una

parada y ves a 3 personas esperando el bus

1.- Una anciana que está a punto de morir.

2.- Un viejo amigo que te salvo la vida una vez.

69 Mt 6, 34 70 Mt 6, 21

~ 129 ~

3.- El hombre perfecto o la mujer de tus sueños.

¿A cuál llevarías, sabiendo que solo puedes llevar a un pasajero en tu automóvil?

Piensa antes de seguir leyendo...Este es un problema ético-moral que una vez se utilizó en

una entrevista de trabajo. Podrías llevar a la anciana porque va a morir y por tanto deberías

salvarle primero; o podrías transportar primero al amigo ya que el te salvo la vida una vez y

ésta sería la oportunidad perfecta de devolverle el favor. Sin embargo tal vez nunca vuelvas

a encontrar al hombre o la mujer de tus sueños...Piensa antes de seguir leyendo...

Piensa...Piensa.

El aspirante que fue contratado (de entre 200 aspirantes) no dudó al dar su respuesta. Me

encantó y espero poder utilizarlo después en alguna entrevista. ¿Qué dijo? Simplemente

contestó: “Le daría las llaves del coche a mi amigo y le dejaría que llevara a la anciana al

hospital. Yo me quedaría y esperaría el autobús con la mujer de mis sueños”.

Debemos superar las aparentes limitaciones que nos plantean los problemas y aprender a

pensar creativamente.

¿Cuáles son las conclusiones que podemos sacar de esta historia? ¿Cuáles son las cinco

prioridades que, dispuestas en orden de jerarquía, rigen hoy mi vida? ¿De qué manera

concreta han afectado los la manera de vivir los acontecimientos que he vivido hoy?

DÍA OCHENTA

“Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando los que te rodean

la han perdido y te culpan a ti.

Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,

pero también aceptar que tengan dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;

o si, siendo engañado, no respondes con engaños,

o si, siendo odiado, no dejas lugar al odio

Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;

Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;

~ 130 ~

Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre,

y tratar a esos dos impostores de la misma manera.

Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,

tergiversada por villanos para engañar a los necios.

O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,

y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Si puedes apilar todas tus ganancias

y arriesgarlas a una sola jugada;

y perder, y empezar de nuevo desde el principio

y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.

Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,

a cumplir con su deber mucho después de que estén agotados,

y así resistir cuando ya no te queda nada

excepto la Voluntad, que les dice: "¡Resistid!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.

o caminar junto a Reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.

Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.

Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.

Si puedes llenar el implacable minuto,

con diligente labor por valor de sesenta segundos

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: ¡serás un Hombre, hijo mío!”71

Leamos de nuevo atentamente este texto y saquemos las conclusiones pertinentes.

Dejemos que lo que nos reta se clave dentro de nosotros en forma de pasión hacia lo que

aspiramos llegar a ser; que lo que nos define se asiente como raíz que se clava en lo más

hondo de nuestro ser, que lo que nos acusa nos invite al cambio y a la transformación.

DÍA OCHENTAIUNO

LOS SENTIMIENTOS Y EMOCIONES NOS ENFERMAN Y NOS PUEDEN LLEVAR HASTA LA

MUERTE. RELATO DEL PADRE IGNACIO LARRAÑAGA.72

71 Colección de poemas y relatos de Rudyard Kipling (1910) 72 http://brigittebibisi.files.wordpress.com/2011/04/043_ignaciolarranaga.jpg

~ 131 ~

Ceci tiene 2 hijos varones, el mayor de 10 años y el menor Facundo de 7. El menor comenzó

hace unos años con una patología neurológica que no puedo definir, pero por la que tenía

frecuentes convulsiones. Me llamó la atención que cuando yo atendía a Ceci, ella nunca se

desprendía de su celular, estaba siempre atenta por si la llamaban del colegio por alguna

convulsión del nene, motivo por el cual salía corriendo de donde ella estuviese.

El neurólogo les dijo que lo que tenía su hijo solamente podía ser operado en Canadá,

previos estudios también en Canadá. Los estudios eran de por sí complicados porque eran

a cerebro abierto y dependía de los resultados de los mismo para ver si podía ser operado o

no. Viajó toda la familia a Canadá, estuvieron 1 mes, se hizo todo lo que se debía y pusieron

fecha para la operación: septiembre /octubre de 2010.

Costo de la operación: U$S 190,000.

Alguien le habló a Ceci del Padre Ignacio de Rosario, y llevada por la desesperación (cada

día convulsiones más seguidas) y en búsqueda por lo menos de algún consuelo viajó a

Rosario. El padre le dijo que le relatara algo de la vida del nene, cómo fue la circunstancia de

su nacimiento, su vida, etc. Ceci comienza diciéndole que cuando ella quedó embarazada

no fue una alegría, en realidad no quería tener ese bebé, pero al final decidió seguir adelante

con el embarazo y que ahora lo adoraba, que lo mejor que hizo en su vida fue seguir

adelante.

El Padre le dijo que esa noche se acostara con su hijo y le contara todo esto que le relató a

él. Ella espantada le dice: "¡¡Pero Padre, sólo tiene 7 años!!" y el Padre insistió: "Cuéntale" y

después le vas reduciendo la medicación.

Así lo hizo, se acostaron juntos y Ceci poco a poco fue dirigiendo el tema a ese punto.

Comenzó contándole desde que se conoció con su papá, que se amaron mucho, que nació

el primer nene y que todo era felicidad, pero que cuando quedó embarazada de él no estaba

muy contenta porque la circunstancia era distinta, ella era muy joven y no podía con 2

chicos, etc., pero que ahora estaba muy feliz de tenerlo y que lo amaba más que a nada en

su vida, que estaba muy arrepentida de haber tenido ese sentimiento. El chiquito la

escuchaba muy atentamente sin decir palabra y cuando Ceci terminó sólo dijo: “¡Gracias

mami, volví a nacer!"

Facundo nunca más tuvo convulsiones. Ni una sola. Fueron a la visita programada con

anterioridad al neurólogo y sólo le dijeron que Facu ya no tenía convulsiones. Como el

médico no salía de su asombro, entonces Ceci le confesó que fue a ver al Padre Ignacio y que

~ 132 ~

ella por su cuenta se había atrevido a quitarle la medicación a la mitad de la dosis. Como ya

estaba todo contratado en Canadá y hasta los pasajes sacados, el médico les dijo:

"Devuelvan los pasajes. Estas cosas ocurren".

No sé qué decirles, más allá de este milagro maravilloso y puntual esto me lleva a pensar en

las enfermedades. Las enfermedades son absolutamente del alma, no de otra cosa.

Los síntomas son físicos pero el origen es espiritual.

El padre Ignacio no hace milagros ni cura, sólo (y no es poco) ayudó a ver el origen.

Es un ser maravilloso con una sensibilidad y percepción especial.

También resalto lo que hizo Ceci, no es fácil hablar así con un hijo. Me la imagino, ya que

la conozco, con su voz temblorosa pero segura de que era el bien para Facu.

"Sonríe siempre para no dar a los que te odian el placer de verte triste..." (Padre Ignacio)

Somos seres espirituales viviendo la realidad humana de nuestro ser. Por tanto el centro

profundo de cada uno de nosotros es el espíritu que, conectados con él por medio del

silencio, la oración, la toma de conciencia o la liberación interior de su energía por medio

del amor, puede transformarnos y convertirnos en personas nuevas que, a modo de la

mariposa que es el producto de la metamorfosis gradual de un mero gusano que se

arrastra, lleguen a ser lo que realmente estamos llamados a ser.

Lo que llamamos enfermedades de la mente, suelen tener el origen en algunas

disfuncionalidades originadas por no estar conectados, desde el yo real, con la fuente de

la vida que es el espíritu.73 Es curioso que la mentalidad postmoderna lleva a las personas

a los psiquiatras y a las consultas de psicólogos, que a los maestros o acompañantes

espirituales.

La mentalidad postmoderna concibe además a la persona, la historia, la concepción de

la realidad, etc, desde la fragmentación y, de manera acrítica, asume que debe ser así.

Sin embargo dicha concepción acaba destruyendo la identidad personal e inyecta en el

alma el sentido trágico de la desesperanza e incluso de la desesperación.

73 ‘Quien no tiene el hábito de superar las dificultades vive constantemente en una situación de tedio, de

fragilidad interior, y cuando se presenta un obstáculo, un contratiempo o un fracaso, la situación puede

fácilmente degenerar, con resultados dramáticos: en ese momento, el fracaso se convierte en un desastre tan

terrible que parece imposible seguir viviendo.” (Gionanni Cucci, SJ, “La Fuerza que Nace de la Debilidad,

Aspectos Psicológicos de la Vida Espiritual”, Sal Terrae, Santander, 2010, p. 368)

~ 133 ~

Será bueno que hagamos un examen sincero de conciencia para ver en qué medida esto

es así en mi vida concreta. Y mejor aún será el ver con claridad cómo reorientar nuestra

vida desde la nueva consciencia espiritual, y ponernos a trabajar en todo ello. La

auténtica sanación de la persona comienza desde dentro y, a la manera de círculos

concéntricos, abarca todo el ser.

DÍA OCHENTAIDÓS

Devolverle a la persona la claridad de su destino en el marco del amor incondicional: éste

es el gran trabajo que cada uno de nosotros estamos llamados a realizar a lo largo de

nuestra existencia. Es ahí donde la espiritualidad juega su papel importante e

imprescindible. La espiritualidad no solamente me pone en contacto con mi realidad

física y psíquica, sino con la realidad supra personal que me dicta quién soy realmente

desde lo que puedo ser.

Pero para caminar hacia ese “poder ser”, la persona necesita de una condición

imprescindible: la de saberse y sentirse plenamente amada por ser ella misma, más que

por lo que hace o realiza. La persona que se siente plenamente, incondicionalmente

amada se convierte en águila del universo a la que le salen las alas del espíritu y vuela en

libertad.

Liberar a las personas de la culpa malsana es una tarea tan hermosa o más que la de

limpiar un terreno minado de explosivos peligrosos. El amor incondicional nos hace libres

para amar. Y sólo el amor vale la pena. Pues al final nada nos llevamos, más que el amor

recibido y el amor compartido.

Somos nosotros los responsables, en cierto modo, de la felicidad de los demás. No es

que la fabriquemos, pues la felicidad es un trabajo desde dentro de cada uno, sino que

la favorecemos y la motivamos cuando a nuestro alrededor compartimos confianza,

apertura, aceptación inc0ondicional del otro.

Hay personas que, consciente o inconscientemente, se pasan la vida culpabilizando a los

demás de las causas que han sido creadas por ellas mismas de modo que a su alrededor

exista el conflicto y la infelicidad.

Solamente una mente clara y abierta, capaz de criticar situaciones ambiguas por medio

del uso de la inteligencia emocional y de la inteligencia espiritual, será capaz de

~ 134 ~

desenmascarar a semejantes agentes de dolor, no para castigarlos, sino para ayudarles

a encontrar la luz de la verdad que comienza a abrirse camino por medio de la culpa sana

y liberadora.

Quien nunca ha sentido esa clase de culpa jamás, podrá ser capaz de sentir la pena y el

dolor de quienes sufren, víctimas de su narcisismo. El narcisista no siente el dolor ajeno,

porque está totalmente reconcentrado en sí mismo, en su propia ganacia, en el cálculo

obsesivo de su publicidad.

El narcisista solamente se libera de su máscara y de su pseudo-personalidad, desde la

conversión, es decir, desde el cambio radical de visión de sí mismo y de la realidad

circundante. El narcisista se redime a sí mismo a base de des-centrarse para ir a las

periferias del sufrimiento ajeno y, en cierto modo, atreverse a compartirlo hasta

personalizarlo y hacer suyo.

Para ello se necesita no solamente capacidad intelectual racional, sino un grado elevado

de inteligencia emocional. Pero, ante todo, se necesita que actúe la gracia, la que pone

en marcha la inteligencia espiritual por medio de la cual nuestro espíritu se eleva a la

altura del mismo Espíritu de Dios. Es Él quien nos enseña a mirar en el silencio, a

contemplarnos tal y como somos, a ver las cosas con los mismos ojos de Dios.

TERESA DE JESÚS (1515-1582): “Nada te turbe, nada te espante, todo

se pasa, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta,

sólo Dios basta.”

IGNACIO DE LOYOLA (1491-1556): “Señor, toma y recibe toda mi

libertad, mi memoria, mi inteligencia y toda mi voluntad, todo lo que

tengo y llamo “mío”. Todo me lo has dado Tú. A Ti, Señor, te lo

devuelvo. Haz con ello lo que quieras. Me conformo con tu amor y tu

gracia. Con eso me basta.”

CARLOS DE FOUCAULD (1858-1916): “Padre, me abandono en tus

manos. Haz de mí lo que quieras. Por todo te doy gracias. Estoy

dispuesto a todo y lo acepto todo. Que tu voluntad se cumpla en mí

y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. En tus manos

encomiendo mi alma. Te la doy con todo el amor de que soy capaz.

Porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos sin medida.

Porque Tú eres mi Padre.”

~ 135 ~

PEDRO CASALDALIGA (1928-): “No tener nada, no llevar nada, no

poder nada, no pedir nada. Y de pasada no matar nada, no callar

nada. Solamente el Evangelio como una faca afilada. Y el llanto y la

risa en la mirada. Y la mano extendida y apretada, Y la vida, a caballo,

dad. Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada, para testigos de la

revolución ya estallada. ¡Y mais nada!

LA NUBE DEL NO SABER (s. XIV): “Todo lo que soy, con todos mis

dones de naturaleza y de gracia, Tú me lo has dado. Señor, Tú eres

todo eso. A Ti te lo ofrezco, sobre todo para alabarte, para ayudar a

mis hermanos y para ayudarme a mí mismo.”

DÍA OCHENTAITRES

No permitas que la basura mental guíe tus pasos en la vida.

Aliméntate cada mañana de pensamientos bellos, buenos y verdaderos.

Acepta tus errores, y toma responsabilidad sobre ellos.

Recuerda que el enemigo de tu crecimiento eres tú mismo:

Porque estás de lleno del orgullo que te impide aceptar tu fragilidad

O porque no llegas a creerte lo que realmente eres: una maravilla divina.

Aunque el pasado es hermano y compañero de tu camino,

Quédate con lo mejor que de él recibes cada día.

Empéñate en vivir el aquí y ahora, anclado en el presente.

No te define lo que otros dicen acerca de ti,

Ni lo que tú introyectas basado en creencias erróneas.

Quien de verdad te define es el Aquel que te creó, Dios.

Él tiene guardado para ti un futuro lleno de esperanza.

Busca la paz, no como ausencia de conflictos y contradicciones,

Sino la que implica serenidad absoluta desde el más profundo centro de tu ser.

No tomes decisiones en medio de la tormenta que agita tu corazón,

Ni del torbellino que llena de ansiedad tus días desde fuera.

Mantente sereno y no des la bienvenida a pensamientos autodestructivos.

Que ninguna acción personal, por pequeña que sea, destruya la menor de tus células.

Di tu verdad con valentía delante de los fuertes.

~ 136 ~

Sin la verdad, ellos son siempre más débiles que tú,

Aunque aparenten ser invencibles.

Conserva la calma y el buen humor.

No tomes demasiado en serio tus asuntos.

Recuerda que hay un tiempo para cada cosa

Y que cada cosa requiere tu atención y tu presencia.

Invita en tu presente a la ‘Presencia’ de quien rige tus designios:

Dios que te creó por amor,

te sostiene en su amor,

mientras caminas hacia su Amor.

Que el fracaso de ayer no sea un paréntesis que intentas reprimir,

Sino una lección de la que aprendes a vivir.

Cuando a causa de tus convicciones la gente te deje solo,

Considera que tu soledad te redime y te hace aún más libre.

Tu libertad ayudará a otros a buscar su camino original e irrepetible.

Quien ha encontrado el sentido de su vida,

Aquello por lo que vale la pena darlo todo, incluso la vida,

Ha encontrado el tesoro escondido del que habla el Evangelio

Mira adelante, no te detengas, que nada te quite la paz,

Que todo lo que tocas, gustas, ves, sientes, oyes y experimentas,

Llegue a ser el mejor aliado de tu crecimiento.

Camina sereno entre la multitud sacando de tu centro

La melodía que añade ese algo único e irrepetible

Que hace que la sinfonía del universo sea más bella y armoniosa.

Confía en ti y ámate a ti mismo.

No desesperes nunca y busca razones para la esperanza

Aunque sea debajo del colchón de tu cama,

O en la repisa donde guardas los boletos de la lotería.

Recuerda que hay Alguien que te conoce, que te ama locamente,

Y te ayuda a ser cada día lo que mejor que puedes ser.

¡Vive, ama, danza, juega, llora, esfuérzate, confía, apasiónate, canta, grita…!

~ 137 ~

Porque tú eres de Cristo, y Cristo es de Dios.

Una oración

“Te doy gracias, Señor, Dios de la Vida,

por toda mi existencia.

Porque todo lo he recibido de tu mano y de tu ternura.

Gracias por toda mi historia personal,

por lo que me has ayudado a crecer.

Gracias por tu cercanía en el dolor.

Gracias porque te has fiado de mí,

porque me has amado y he podido sentir tu amor

a través de personas concretas.

Gracias por cada miembro de mi familia,

por los amigos y amigas, por toda la gente

que encuentro en el camino de la vida.

Gracias por hacerme responsable de mis hermanos.

Te pido por aquellos cuya existencia

resulta dura y dolorosa,

por los pobres y los maltratados.

Dame un corazón cercano y generoso

para no ser indiferente a la dureza de la vida ajena.

Transforma mi vida en principio de Vida en abundancia.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén”.

DÍA OCHENTAICUATRO

A veces caminamos en las tinieblas, avanzando a tientas hacia la luz. En momentos de

oscuridad es bueno pensar que gracias a la noche percibimos la existencia de las

estrellas, que nos hablan de un espacio infinito por descubrir. Los astrónomos trabajan

en la noche porque es precisamente en la oscuridad donde aprecian con mayor precisión

la posición de los satélites, los planetas, los sistemas solares y las galaxias.

A nivel espiritual podemos decir que nuestras experiencias de finitud, de fragilidad, de

fracaso y de pecado, son la mejor plataforma para descubrir que la espiritualidad es la

respuesta a nuestros anhelos infinitos de plenitud. El Dios que es luz sin resquicio de

oscuridad, nos atrae irremediablemente, y rompe nuestros miedos, para que

aprendamos a confiar en Él.

~ 138 ~

El proceso personal de crecimiento desde dentro en el que estamos inmersos desde hace

cerca de tres meses, nos invita a dejarnos llevar por la intuición esencial de que somos

más que lo que creemos, y de que, pase lo que pase, hay siempre un anhelo insaciable

de felicidad infinita que será colmado cuando estemos con Él en el abrazo defintivo de

su Amor.

Por el hecho de ser humanos, estamos marcados por el Misterio de una presencia divina

que nos hiere y cuya dolencia es dolencia de amor, o mejor, herida de amor que anhela

ser sanada. Juan de la Cruz (1542-1591) lo expresa bellamente en esta estrofa de su obra

“Llama de Amor Viva”:

¡ Oh cauterio suave !

¡ Oh regalada llaga !

¡ Oh mano blanda !

¡ Oh toque delicado !

que a vida eterna sabe

y toda deuda paga ;

matando, muerte en vida la has trocado.74

Y lo vuelve a repetir con tonos lingüísticamente diferentes pero igualmente profundos,

en su “Cántico Espiritual”:

Descubre tu presencia,

y máteme tu vista y hermosura;

mira que la dolencia

de amor, que no se cura

sino con la presencia y la figura.75

No debemos temer pus a vernos pecadores, vulnerables, heridos e indigentes. Cuando

abrazamos nuestra realidad finita e inacabada estamos en cierto modo haciéndonos

dignos de recibir el regalo divino de un Amor sin condiciones que nos hace libres para

amar. Así lo entendió Agustín de Hipona (354-430), y así lo explica bellamente el Papa

Benedicto XVI, en su Audiencia General del 30 de enero de 2008:

“De niño había aprendido de su madre, santa Mónica, la fe católica. Pero siendo adolescente

había abandonado esta fe porque ya no lograba ver su racionalidad y no quería una religión

que no fuera también para él expresión de la razón, es decir, de la verdad. Su sed de verdad

74 Juan de la Cruz, “Lama de Amor Viva”, Canción 2 75 Juan de la Cruz, “Cántico Espiritual”, Canción 11

~ 139 ~

era radical y lo llevó a alejarse de la fe católica. Pero era tan radical que no podía contentarse

con filosofías que no llegaran a la verdad misma, que no llegaran hasta Dios. Y a un Dios que

no fuera sólo una hipótesis cosmológica última, sino que fuera el verdadero Dios, el Dios

que da la vida y que entra en nuestra misma vida. De este modo, todo el itinerario intelectual

y espiritual de san Agustín constituye un modelo válido también hoy en la relación entre fe

y razón, tema no sólo para hombres creyentes, sino también para todo hombre que busca

la verdad, tema central para el equilibrio y el destino de todo ser humano.

San Agustín experimentó con extraordinaria intensidad esta cercanía de Dios al hombre. La

presencia de Dios en el hombre es profunda y al mismo tiempo, misteriosa, pero puede

reconocerse y descubrirse en la propia intimidad: no hay que salir fuera —afirma el

convertido—; "vuelve a ti mismo. La verdad habita en lo más íntimo del hombre. Y si

encuentras que tu naturaleza es mudable, trasciéndete a ti mismo. Pero, al hacerlo,

recuerda que trasciendes un alma que razona. Así pues, dirígete adonde se enciende la luz

misma de la razón" (De vera religione, 39, 72). Con una afirmación famosísima del inicio de

las Confesiones, autobiografía espiritual escrita en alabanza de Dios, él mismo subraya:

“Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti"

La lejanía de Dios equivale, por tanto, a la lejanía de sí mismos. "Porque tú —reconoce san

Agustín (Confesiones, III, 6, 11)— estabas más dentro de mí que lo más íntimo de mí, y más

alto que lo supremo de mi ser" ("interior intimo meo et superior summo meo"), hasta el

punto de que, como añade en otro pasaje recordando el tiempo precedente a su conversión,

"tú estabas, ciertamente, delante de mí, mas yo me había alejado también de mí, y no

acertaba a hallarme, ¡cuánto menos a ti!" (Confesiones, V, 2, 2).

«¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y he aquí que tú estabas

dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas

cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo.

Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no serían. Llamaste y

clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera; exhalaste

tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, y

abraséme en tu paz».

¿Cómo resuena todo esto en mi interior? ¿Soy capaz de hacerme preguntas que buscan

más allá de lo puramente racional? ¿Cómo respondo de manera existencial a las mismas?

DÍA OCHENTAICINCO

~ 140 ~

No hay nada más destructivo que el ‘autoengaño’. El autoengaño es el juego mental por

medio del cual llegamos a justificar nuestras actitudes y acciones mediante un proceso

intelectual, bien elaborado, intentando dejar claro que lo malo es bueno, lo trial como

imprescindible, lo oscuro como claro, lo inauténtico como verdadero.

Hay personas que parecen estar siempre trabajando mentalmente para preparar su

autodefensa, incluso cuando nadie le pide explicaciones. Implícitamente demuestran su

sentimiento de culpabilidad. La antigua sabiduría, escrita en latín, lo manifiesta así:

“excusatio non petita, accusatio manifesta”, es decir, que cuando sin razón alguna pido

excusas y perdón, será porque llevo dentro de mí la caga de una acusación, de una culpa.

Vivir con la conciencia bien descargada, reconciliado con uno mismo, habiendo sacado

fuera el virus letal de la culpa malsana, eleva la calidad de nuestra vida a un potencial

ilimitado. La reecinciliación con uno mismo trae como consecuencia la paz entendida

como armonía a integración de polos opuestos.

Integrar los polos opuestos de nuestra interioridad es el arte del crecimiento psico-

espiritual en el que estanos embarcados. Se trata de un proceso siempre inacabado, que

requiere del deseo de llegar a ser lo realmente podemos ser.

Para ello hemos de integrar el instinto y el autodominio, la seriedad de nuestras

responsabilidades con el sentido del humor y de la fiesta, el trabajo con el ocio, la

interioridad con la afabilidad y al amistad, la introversión con la extraversión, el silencio

con la palabra, los momentos de oscuridad con el deseo de la claridad, el conocimiento

con la sabiduría, la intuición con la elaboración racional, nuestro cuerpo con nuestro

espíritu, etc.

En este proceso hemos de dejar que el potencial que nos construye en nuestra totalidad

esté alimentado por actitudes positivas. A veces nos dejamos llevar por ciertas

tendencias autodestructivas de las que no nos damos cuenta, pero que actúan en

nuestro inconsciente de maneras eficientes. Por ejemplo:

- Alimentamos pensamientos negativos y autodestructivos

- Aparecemos como víctimas ante los demás, sin razón ninguna

- Mostramos espontáneamente que los demás son más y mejores que nosotros

- Nos mordemos las uñas, fumamos, bebemos alcohol, etc. sabiendo que todo eso

nos hace daño

- Ponemos en peligro nuestra vida o nuestra salud sin necesidad ninguna

~ 141 ~

- Pasamos horas en actividades que sabemos nos degradan o nos desconectan de

nuestro ser real (el ordenador, la TV, el chateo.etc.)

¡Qué bueno si al comienzo de cada año hiciéramos nuestro proyecto de vida! Un

proyecto de vida es una manera concreta de enfocar y dirigir todo nuestro potencial

hacia aquello que es nuestro sentido vital, aquello que da sentido a lo que somos y

hacemos.

Propongo un método muy sencillo para hacer este proyecto de vida:

1. En un momento de silencio, a solas contigo mismo, piensa y escribe hacia dónde

quieres que se dirija tu vida.

2. Busca un pasaje de la Escritura que refuerce tu deseo profundo.

3. Escribe brevemente, bajo la luz de ese texto, cuál es el credo de tu vida en este

momento de tu desarrollo humano.

4. Escribe cuáles son tus DEBILIDADES internas.

5. Escribe cuáles son tus FORTALEZAS internas.

6. Escribe cuáles son las AMENAZAS externas que puedes encontrar en este

momento de tu proceso.

7. Escribe cuáles son las POSIBILIDADES externas que te pueden facilitar el camino

en este año.

8. Escribe ahora, concretamente, las decisiones que vas a tomar para que tus

objetico lleguen a realizarse. Que sean decisiones concretas, evaluables, y con

capacidad de ser reelaboradas y perfeccionadas a lo largo del año.

Los impulsos de la gracia

- Todos, al nacer, llevamos con nosotros un mapa de ruta interior que nos

facilitará el conocer y el poner en práctica la dirección de nuestra existencia.

Cuanto más conozcamos y transitemos nuestra, por así decirlo, “hoja de

ruta” personal, más y mejor llagaremos a ser imagen acabada de Dios, un

Dios que es por definición Amor.

- Llegamos a conocer esta hoja de ruta cuando percibimos los “signos de

Dios”, es decir, cuando somos tocados por su gracia.

- La gracia de Dios es el poder de su amor, que se me manifiesta a través de

atracciones (hacia valores, personas, proyectos, modelos de identificación,

etc.), tendencias (a ser mejores, Más justos, más comunitarios, más amables,

etc.) y poderes (carismas especiales y dones que revitalizan y renuevan mis

opciones por la vida)

~ 142 ~

- Concluimos diciendo que así como sabemos que alguien ha pasado por la

arena de la playa por las huellas que dejó, también descubrimos la huella de

Dios por sus manifestaciones en nosotros, por sus atracciones, tendencias y

poderes.

- Estamos habitados por el Espíritu Santo. Su presencia desata en nosotros

un movimiento de gracia que, si lo identificamos y lo seguimos, nos lleva a

tener los mismos impulsos de Jesús, a ser más como Él es, a vivir en plenitud

como Él lo hizo (Él, que fue una persona humana) disfrutando de nuestra

identidad, creciendo, sirviendo, compartiendo con los demás.

DÍA OCHENTAISEIS

Vamos a repasar brevemente algunos aspectos importantes a tener en cuenta en el

proceso de nuestra integración psico-espiritual. Son conceptos que seguramente han ido

apareciendo como semillas esparcidas en todo lo que venimos diciendo, que buscan

germinar para dar frutos de vida en abundancia desde nuestro interior.

La ruta de la excelencia, no el camino de la mediocridad: la mayoría de las personas

morirán sin haberse dado cuenta de la belleza, la verdad y la bondad que llevan dentro.

Muchas veces por temor y otras por la inercia de la vida, nunca se atrevieron ni se

atreverán a descubrir el jardín existencial que llevan dentro. A este jardín se llega por

medio de la observación, la reflexión, la oración y el deseo hecho fuerza de voluntad.

Vivir, no sobrevivir: cuando los jugadores de fútbol salen a la hierba para vérselas con su

contrincante, lo hacen pensando en que la vitoria es posible. Hay personas que en la

mayoría de las ocasiones, se declaran derrotadas sin haber comenzado a luchar. Quien

se programa para la derrota acabará derrotado.

Vivir en la alegría: No hemos nacido para la insensatez, para el sufrimiento y el

sinsentido. Estamos aquí como parte de un proyecto cósmico que comenzó en la mente

de Dios antes de la creación del mundo. Por muy minúscula que parezca nuestra vida,

podemos contribuir a la realización de este proyecto de felicidad, si dejamos que el

Espíritu de Cristo Resucitado actúe en nosotros.

Guiados por lo esencial: Muchas veces nos fijamos en el árbol y así perdemos la vista de

la hermosura del bosque. A fuerza de preocupaciones, de ansiedades y desasosiegos por

lo accidental, perdemos de vista lo más importante: AMAR. Sí,. Amar de corazón a las

personas, las circunstancias, los acontecimientos, y sobre todo amar a Dios.

~ 143 ~

Decisiones: Solamente cuando ponemos a trabajar la voluntad en la dirección de

nuesTros mejores sueños, aprendemos a crecer. Las buenas voluntades so solamente,

eso, deseos no madurados en el árbol de la voluntad que nos hace persistentes en el

bien, la verdad y la bondad. Quien no decide, no crece.

La mirada: Se dice, y con toda la razón, que los ojos son el espejo del alma, que cuando

miramos a través de ellos, descubrimos la profundidad del corazón del otro. Para que la

mirada esté sana, hay que limpiar primero el cristal del corazón propio, hasta que se

convierta en puro amor. Decía Juan de la Cruz que ‘el mirar de Dios es amar’; cuando nos

dejamos mirar por Dios, quedamos bañados en su amor, y aprendemos a amar como Él

nos ama.

La familia: La familia es el elemento primero y esencial para aprender a vivir amando. Es

en medio de ella como aprendemos a relacionarnos los unos con los otros y con Dios.

Somos por lo general piedras con muchas aristas que se van suavizando con el roce

permanente que supone hacernos cargo de las diferencias de caracteres, de

pensamiento, diferencias generacionales, etc. Podemos perderlo todo, pero no hay duda

de que al final queda el resultado de que somos familia y lo seguiremos siendo para

siempre, a pesar de todos los pesares.

La amistad con A mayúscula: Amistad es una palabra derivada de ‘amor’. Tener un amigo

es haber encontrado ese lugar sin límites ni fronteras en el que puedes ser tú mismo

delante del amigo o de la amiga sin tener que recubrir tu propio ser con máscaras o

patrones de comportamiento aprendidos. Por eso haber encontrado a un amigo es

haber encontrado el mayor de los tesoros.

Ser héroes de la claridad: No dejes que tu cerebro sea un basurero donde se acumulan

pensamientos mediocres, auto limitadores, oscuros y destructivos. Aprende a ser una

persona de mente pura, clara y transparente; una persona con una intención clara en tus

propósitos, como la flecha que vuela en libertad hacia la diana. Sé un héroe de la pureza

que te ennoblece y alimenta tus sueños de verdad, de bondad y de belleza.

Restablecer una relación rota: En el proceso de las relaciones humanas aparecen

siempre las crisis y las meteduras de pata. ¿Quién no ha experimentado esa sensación de

haber roto una relación y sentirse culpable de que ello haya pasado? Proponerse

restaurar las relaciones familiares, de amistad, de trabajo, etc. es una tarea hermosa que

requiere de mucha humildad para comenzar; de mucha paciencia y de una gran dosis de

~ 144 ~

espiritualidad. Lo que no podemos hacer por nuestras propias fuerzas, Dios los hará en

nosotros y a través de nosotros con su gracia, si le dejamos actuar.

El secreto de la santidad: Ser santos no es una ilusión ni una aventura inalcanzable. La

santidad tiene mucho que ver con la humanidad. Santidad en definitiva no es más que

dejar que Dios sea Dios en uno mismo, aceptarnos tal y como somos, y dejarnos hacer

por el Espíritu santo. El resultado de este proceso debería ser una humanidad transida

desde dentro por la fuerza del amor. El santo no se escapa de la realidad, sino que la

transforma mientras él mismo va quedando transformado en el proceso.

Programa de santidad: Claro que la santidad es un proyecto, más que una acción puntual

o una programación bien calculada. El programa de la santidad consiste en tener claro el

punto de salida, nuestra realidad vulnerable y fragmentada, y nuestro punto de llegada:

revestirse de Cristo y tener su misma mente. Todo lo demás será cuestión de apertura

permanente a la voz del Espíritu que susurra por doquier lo que más nos conviene según

el plan de Dios para nuestra vida concreta.

Ser testigos: El testigo anuncia una sabiduría que da sentido a su vida, proclama aún sin

palabras una verdad y una experiencia arraigada en sus entrañas. El testigo no intenta

vencer en sus argumentaciones, sino que convence con su manera de ser. Hay maestros

que enseñan los conceptos intelectuales o mecánicos de la vida, pero los que de verdad

ayudan a que el mundo cambie y sea mejor son los testigos que aparecen como el más

claro y convincente argumento de lo que enseñan a los demás. El ideal es que el maestro

sea un testigo, y que el testigo aprenda el arte didáctico de los valores que vive.

Vencer la tentación: Las tentaciones no son solamente movimientos que ponen en

peligro la integridad de lo que somos y queremos vivir como ideal de vida en relación a

la sexualidad. Hay tentaciones o movimientos internos que ponen en peligro nuestra

identidad, llevándonos a los acantilados del narcisismo, de la egolatría, el deseo de

amontonar, de que todos hablen bien de nosotros, del qué dirán, de quedar dominados

por los miedos, etc. Deberemos estar atentos para no caer en la tentación, pidiendo a

Dios que permanezcamos de una pieza, sin vender nuestra alma al diablo de las

apariencias.

La confesión: Confesarse entra dentro de la dinámica de la transformación. El

sacramento de la confesión nos devuelve la alegría de vivir, rompe nuestros sentimientos

malsanos de culpabilidad, nos asegura de que Dios nos ha perdonado y ha olvidado para

siempre nuestro pecado. Cuando nos confesamos sacramentalmente recobramos una

~ 145 ~

vez más la consciencia de un amor que nunca se fue de nosotros; fuimos nosotros

quienes nos apartamos de él. Es la experiencia de volver a casa y sentirse seguro en el

cobijo del Padre y el abrazo de los hermanos en la Iglesia.

El orgullo espiritual: El orgullo espiritual consiste en la autoconciencia de perfección

ganada a base del trabajo personal. El orgulloso espiritual cae en el pelagianismo,

doctrina errónea de los primeros tiempos del cristianismo, según la cual la persona tiene

poder para redimirse a sí misma sin necesidad de un salvador. Naturalmente, quienes

caen en esta forma desfigurada de pensar caen en considerarlo todo como blanco o

negro, bueno o malo. Se olvidan que lo que realmente me salva es la gracia que actúa en

mi debilidad. Es la gracia la que me libera para que pueda salir de las tinieblas y siga

avanzando soin descanso hacia la libertad del amor.

La oración constante: Orar es más que ‘hacer oraciones’. Quien se conecta con la

realidad asombrosa que llamamos Misterio o Divinidad. La oración cristiana tiene un

componente hermoso de gratuidad: antes de que desee encontrarme con Él, Él ya me ha

encontrado. Es Él quien siempre toma la iniciativa y yo quien le responde. En la oración

cristiana no soy yo quien ora, sino Cristo que ora en mí, desde mí, al Padre. Cristo vive en

mí por el Espíritu que recibí en el bautismo y que jamás se retirará de dentro de mí.

DÍA OCHENTAISIETE

En un mundo donde todo se mide desde el valor material, donde las personas son

tratadas según el concepto del usar y tirar, hay que levantarse y declarar que la persona

es el centro y la medida de todas las cosas, que su valor absoluto reside en su naturaleza

que lleva el sello indeleble de su Autor. Y su Autor es el Amor.

La nueva mentalidad que debemos introducir en los corazones es la de que Dios ama la

vida de las personas tanto en la juventud como en la vejez. De hecho la vejez no es de

ninguna manera el naufragio de la vida, sino la llamada a testimoniar el don de la fidelidad

a pesar de las heridas de las batallas de la vida.

Nunca deberemos dejar que nuestra autoestima sea pisoteada por nadie. Somos hijos

de la vida y en ella estamos llamados a sentirnos como en nuestra casa, libres y liberados

de todo temor.

~ 146 ~

En la vida social, cuanto más las precauciones para la seguridad externa, tanto más

aumenta el miedo y la ansiedad, que manifiestan la fragilidad y la inseguridad en que se

vive. De igual modo, cuando necesitamos revestirnos de máscaras y alimentar ciertas

sub-personalidades parásitas, es que nos sentimos amenazados y no hemos superado la

fuerza que supone, aunque parezca una aparente contradicción, permanecer en la roca

firme de nuestras debilidades y fragilidades.

Teresa de Jesús exorcizó de alguna manera sus miedos con aquel célebre poema que se

encontró entre las páginas de su breviario:

Nada te turbe,

nada te espante;

todo se pasa,

Dios no se muda;

la paciencia todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene,

nada le falta.

Sólo Dios basta.

Cuando nos sentimos pecadores e inadecuados en la presencia de un Dios que es Luz y

Claridad sin ocaso, es bueno abandonarse a Él sabiendo que para Él siempre somos

importantes y especiales. Cuando sentimos que los demás nos dejan en la estacada, o

sentimos el atisbo de una traición, ¡qué bueno abandonarse a Él sabiendo que Él es

nuestro refugio!

El aliado número uno de nuestro crecimiento psico-espiritual es Aquel que nos diseñó

para la vida y la felicidad, no para la miseria ni la muerte. Habrá momentos en que

sintamos que desde dentro hay una herida que supura mientras es sanada. Se trata de la

intervención quirúrgica espiritual que Él hace a través de su Espíritu Santo.

Todo esto no es un cuento de ciencia ficción, sino la manera explícita de cómo actúa Él a

través de la fe que, a su vez, activa nuestras capacidades para amar como somos amados

por Él. La belleza inigualable de su presencia está dentro de nosotros. Buscarla fuera es

perder el tiempo y andar despistados, como vagabundos errantes. No somos

vagabundos sino peregrinos que saben de dónde vienen y adonde van.

“Aunque existe en mí el deseo de hacer el bien, no puedo; Hago lo

que no deseo y omito aquello que realmente deseo hacer. Así que no

soy yo quien actúa sino el mal que habita en mí. Así que encuentro

~ 147 ~

esta regla: que siempre que quiero hacer el bien, es el mal quien me

somete. Dentro de mi corazón amo intensamente la ley de Dios, pero

me doy cuenta de que actúa en mí otra ley opuesta. Y ambas están en

lucha. Y así me siento dentro de la ley que me somete porque está

dentro de mi naturaleza. ¡Qué desgraciado soy! ¿Quién me librará de

esta naturaleza inclinada a la muerte? Dios, gracias sean dadas a Él

por medio de Cristo Jesús nuestro Señor. Así que con mi mente

obedezco la ley de Dios pero en mi naturaleza desordenada obedezco

a la ley del pecado.”76

DÍA OCHENTAIOCHO

Hay un tiempo para cada cosa en el proceso de crecimiento personal. Las diferentes

etapas de la vida traen consigo aspectos diferentes que henos de saber gestionar para

la maduración ascendente. El problema está en que a veces nos agarramos emocional y

obsesivamente a uno de esos tiempos vividos y la rémora del sentimiento nos impide

vivir en libertad el presente. Hay un texto en la Sagrada Escritura que describe el

desenlace de la vida en sus diferentes etapas:

Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:

un tiempo para nacer,

y un tiempo para morir;

un tiempo para plantar,

y un tiempo para cosechar;

un tiempo para matar,

y un tiempo para sanar;

un tiempo para destruir,

y un tiempo para construir;

un tiempo para llorar,

y un tiempo para reír;

un tiempo para estar de luto,

y un tiempo para saltar de gusto;

un tiempo para esparcir piedras,

y un tiempo para recogerlas;

un tiempo para abrazarse,

y un tiempo para despedirse;

76 Rm 7, 18-21

68 Eclesiastés, 3, 2-8

~ 148 ~

un tiempo para intentar,

y un tiempo para desistir;

un tiempo para guardar,

y un tiempo para desechar;

un tiempo para rasgar,

y un tiempo para coser;

un tiempo para callar,

y un tiempo para hablar;

un tiempo para amar,

y un tiempo para odiar;

un tiempo para la guerra,

y un tiempo para la paz.

Hay ocasiones en que vendemos el presente a la añoranza de lo que pasó, a la

culpabilidad por lo que hicimos mal, a la frustración por lo que dejó de suceder, a la

ansiedad por lo pudiera ocurrir, a la tristeza por lo que podría haber sido y no fue… Así

nos perdemos la vida, mientras vemos pasar delante de nosotros las oportunidades que

nos regala Dios en la vida cotidiana.

¿Cómo libertarnos de la esclavitud emocional a este apego en desarrollo humano?

Solamente lo lograremos si entendemos que la vida es una danza armónica que requiere

constante movimiento. Pararse mientras suena la música, simplemente porque hice un

paso mal, es lo mismo que negarse a aprender a danzar.

Lo importante no es no haberse equivocado nunca, sino haber aprendido de las caídas y

las equivocaciones las grandes lecciones de las que aprendemos una sabiduría nueva que

no se esconde escrita en los libros de texto ni en las grandes enciclopedias.

“Yo conozco mis designios para vosotros: designios de prosperidad, no de

desgracia, pues les daré un porvenir y una esperanza. Me invocaréis,

vendréis a rezarme y yo os escucharé; me buscaréis y me encontraréis, si

me buscais de todo corazón; me dejaré encontrar y cambiaré vuestra

suerte –dice el Señor–. Os reuniré en todas las naciones y lugares adonde os

arrojé –dice el Señor– y os volveré a traer al lugar de donde os desterré.”

(Jer 29, 11-14)

~ 149 ~

“Y ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob; el que te formó, Israel: No

temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres

mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo, la corriente no te anegará;

cuando pases por el fuego, no te quemarás, la llama no te abrasará. Porque

yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. Como rescate tuyo

entregué a Egipto, a Etiopía y Sabá a cambio de ti; porque te aprecio y eres

valioso y yo te quiero, entregaré hombres a cambio de ti, pueblos a cambio

de tu vida: no temas, que contigo estoy yo; desde oriente traeré a tu

descendencia, desde occidente te reuniré.” (Is 43, 1-5)

“No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo

nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto,

ríos en el arenal” Is 43, 18-19).

DÍA OCHENTAINUEVE

Hemos dicho repetidamente que Dios es el mejor aliado de nuestro crecimiento. Si esto es así,

entonces ¿por qué reside una aversión casi visceral en la mente de tantas personas en relación a

la idea o la imagen de Dios? La respuesta es simple: porque la imagen divina que han introyectado

a lo largo de las etapas de su vida ha creado en ellos una percepción de Dios distorsionada y

dañina, como si fuera su enemigo y contrincante. Por eso hay que comenzar por identificar las

falsas imágenes que todos hayamos podido almacenar en el inconsciente, desactivarla y

sustituirla por la auténtica imagen que se nos revela en Jesús Resucitado, el Salvador.

Herederos de la falsa imagen de Dios son los miedos, los sentimientos de culpa, los escrúpulos,

el masoquismo destructivo, las obsesiones pseudo espirituales, el espiritismo, las creencias

fetichistas, y un sinnúmero de otras tergiversaciones que influyen en los comportamientos

disfuncionales de mucha gente. En el trasfondo de esas variaciones se esconde el denominador

común llamado ‘miedo’. El miedo es un componente espiritual o una dimensión que toca la

naturaleza espiritual del hombre. Y sólo desde ahí, desde una experiencia espiritual, podremos

liberarlo.

~ 150 ~

“El efecto principal del miedo consiste en levantar una barricada contra el poder del amor y de

la fe en Dios. El miedo y la desconfianza en Dios eran para Jesús los grandes enemigos del

hombre; Baste recordar el episodio de la tempestad calmada, donde Jesús no reprocha a los

discípulos su escasa virtud, sino su miedo, para caer en la cuenta de hasta qué punto pretendía

con su enseñanza, desde el punto de vista psicológico, alejar al hombre precisamente del

miedo.”77

Solamente la imagen amable del Dios de Jesucristo que es Padre Amoroso puede liberar al

hombre del miedo a Dios.78 La frase más repetida en la Biblia de parte de Dios es “No tengáis

miedo”. Aparece 365 veces, tantas como los días del año. Porque Dios nos lo susurra siempre al

oído: “No tengas miedo”. Jesús lo repite constantemente directa o indirectamente, para que

poco a poco nos vayamos conectando con la imagen divina que llevamos dentro. Dios no es sólo

amor. El miedo nos enjaula. Jesús ha venido a librarnos del temor absurdo que en lugar de

ayudarnos a centrarnos en la gratuidad y la espontaneidad, nos conduce a la sospecha y la

condena sistemática de nosotros mismos y de los demás. Por eso el mensaje de Jesús nos parece

demasiado hermoso para ser verdad. Él quiere que vivamos despiertos. Desea que vivamos para

amar, que nos demos cuenta de que del amor salimos, en el amor caminamos y hacia la plenitud

del amor nos dirigimos.

La imagen que tengo de Dios y de mí mismo alimenta y nutre las opciones fundamentales que

tomo en la vida. No es lo mismo, por ejemplo, ser un religioso enseñando en una escuela con la

imagen distorsionada de Dios como juez, y de sí mismo como reo, que ser un religioso con una

alta autoestima, que confía en la misericordia de Dios como Padre. En el segundo supuesto la

acción educativa será agradable y positiva, generadora de amor y vitalidad. He aquí algunas de

las imágenes distorsionadas de Dios que pueden habernos influido:

• El dios perfeccionista: implacable con aquellos que no son perfectos.

77 P. Ionata, “I guai del perfezionismo religioso”, Cittá Nuova 2 (1990) pp. 44-45. Citado por Giovanni Cucci,

SJ, “La Fuerza que Nace de la Debilidad, Aspectos Psicológicos de la Vida Espiritual”, Sal Terrae,

Santander,2, pp. 359-360 78 “¿Qué decir del concepto Dios? Los cristianos hemos de apearnos de los conceptos de Dios, como los

ateos, que en eso nos llevan ventaja. Conceptos, todos podemos tenerlos, con tal de que no los confundamos

con la realidad. El concepto de Dios no deja de ser un concepto de una realidad inefable, y si tienes ese

concepto, por lo menos, que sea un concepto de un Dios bueno, generoso, magnánimo y llenos de verdadero

amor. Pero, por favor, que no sea un concepto tan raquítico que lo convierta en un Dios justiciero, poderoso

y vengador. Hagamos por lo menos un Dios más grande y generoso que nosotros.” ( Tony de Mello, “Auto-

liberación interior”, Ed. Lumen, Argentina, 1999, pp. 209-210)

~ 151 ~

• El dios sádico: cuya presencia nos aplasta, exigente hasta la sangre

• El dios negociante: exige obras, guardar la imagen. Mercantilista: doy para que me des.

• El dios intimista: hecho a mi pobre medida, de mi propiedad, a mi semejanza

• El dios manipulable: a través de los ritos, oraciones, conocimientos esotéricos…

• El dios juez implacable: listo para juzgarnos y condenarnos

• El dios todopoderoso: lo hacemos responsable de todas las potencias del mal y de los desastres que ocurren

• El dios de la falsa paz: aunque sea sin justicia. No exige radicalidad. Es el dios del “estado del bienestar”

La gran revolución sobre el concepto cristiano de Dios consiste en atrevernos a llamarle Abbá,

Padre, igual que el niño que se dirige con confianza ilimitada a su padre. Esta enseñanza la hemos

recibido de nuestro Salvador Jesucristo. La enseñanza quedó tan firmemente arraigada en las

primeras comunidades que Pablo fundó. Él no conoció físicamente al Señor, y sin embargo

escribe: en la carta a los Romanos: “En efecto, todos los que son guiados por el espíritu de Dios,

son Hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavitud para recaer en el temor; antes bien,

recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El espíritu mismo

se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también

herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con Él para ser también

glorificados con Él.”79

DÍA NOVENTA

Llegamos por fin a la meta prometida. Hoy acabamos nuestra andadura de crecimiento según las

pautas almacenadas en este escrito, pero la verdad es que la vida de cada persona es una

peregrinación sagrada que nunca acaba, hasta el día en que por fin nos encontramos abrazados

por el Amor que no tiene límites.

Es hora de salir afuera desde el centro de nuestro ser; salir a las periferias con la intención de ser

sanadores a pesar de nuestras heridas. Es hora de compartir lo mucho que hemos recibido

aunque nos sintamos eternos mendigos de amor y cercanía. Todo lo que compartimos no se

79 Rm 8, 14-17

~ 152 ~

agota ni se extingue. Como la energía física, el amor se transforma, se multiplica y nos

transforma.

Es verdad que la pobra de arte que somos cada uno de nosotros no está terminada. La fuerza del

Espíritu sigue su trabajo creador desde dentro de nosotros mismos. Una cosa es cierta:

ayudamos al Espíritu en su trabajo cada vez que nos hacemos disponibles para que otros se

beneficien de lo que nosotros ya estamos gozando.

Un gran hombre, bien integrado, –Francisco de Asís- nos enseña cómo hacerlo de manera

admirable, en el siguiente texto:

“Pero, Dónde comenzar, padre. Dímelo. Preguntó Tancredo.

- La cosa más urgente, dijo Francisco, es desear tener el espíritu del Señor. Él solo

puede hacernos buenos, profundamente buenos, con la bondad que es una sola cosa

con nuestro ser más profundo.

-

Se calló un instante y después volvió a decir:

- que les haga sentir que son amados de Dios y salvados en Jesucristo’.

‘El Señor nos ha enviado a evangelizar a los hombres. Pero piensa por un momento lo que

es evangelizar. Mira, evangelizar a un hombre es decirle: ‘Tú también eres amado en el

Señor Jesús. Y no sólo decírselo sino pensarlo realmente. Y no sólo pensarlo sino portarse

con este hombre de tal manera que sienta y descubra que hay en él algo de salvado, algo

más grande y más noble de lo que él pensaba y que se despierte así una nueva consciencia

de sí. Eso es anunciarle la buena nueva y eso no podemos hacerlo más que ofreciéndole

nuestra amistad; una amistad real, desinteresada, sin condescendencia, hecha de confianza

y estima profundas. Es preciso ir hacia los hombres. La tarea es delicada. El mundo de los

hombres es un inmenso campo de lucha por la riqueza y el poder, y demasiados sufrimientos

y atrocidades les ocultan el rostro de Dios. Es preciso, sobre todo, que al ir hacia ellos no

aparezcamos como una nueva especie de competidores. Debemos ser medio de ellos

testigos pacíficos del Todopoderoso, hombres sin avaricias ni desprecios, capaces de hacerse

realmente sus amigos. Es nuestra amistad lo que ellos esperan, una amistad que les haga

sentir que son amados de Dios y salvados en Jesucristo.”

~ 153 ~

… El sol había caído detrás de los montes y bruscamente había refrescado el aire, el viento

se había levantado y sacudía los árboles, era ya casi de noche y se oía subir de todas partes

el canto ininterrumpido de las cigarras”.80

Fernando Negro Marco, Sch. P.

80 Eloi Leclerq, ‘Sabiduría de un pobre’, ed. Morova, Madrid, 1987, pp. 163-164