Post on 13-Aug-2015
UNA LUCHA POR
SEGUIR EXISTIENDO
Hace décadas los luchadores tenían
muchos mas beneficios que el
poder mantenerse solo de cobrar por
combates.
En ese tiempo, un luchador era alguien que daba autógrafos. No era difícil imaginar por que era que estos
hombres y estas mujeres aguantaban
golpes e insultos.
Un grupo, a pesar de todo, sigue firme. Ellos son los
mantienen viva la actividad. Este trabajo recorre un retazo de esas vidas que aun luchan.
En la lucha libre hay un código, una especie de regla que casi nunca
encuentra excepciones: • El bien siempre triunfa sobre el
mal, pero antes tiene que ver sufrimiento.
En la actualidad, los domingos son días de luchas, un evento que
pasa sin pena ni gloria en el centro capitalino.
En un espectáculo, el publico, el ambiente y la comida son claves.
Desde la entrada, los carros parqueados daban la aprensión de que adentro aunque no con
lleno total, alguien había llegado a presenciar ese espectáculo
que ya poco suena en la farándula nacional.
En 1963 la lucha llenaba cine, gimnasios y
estadios. Entonces un luchador podía mantener
se o mantener a su familia solo cobrando lo
de los combates.
Lo primero que sonó en los altos parlantes fue una reseña de la épica lucha del bien contra el mal. Un abstracto de lo
que debió suceder cientos de años atrás para que en la tierra
los buenos formaran un grupo para luchar contra los malos.
Los entrenos y los riesgos valen
la pena si los luchadores
logran captar la atención de lo
presente