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Un texto indito de Lorca para guiol: "Cristobical"Author(s): Piero MenariniSource: Anales de la literatura espaola contempornea, Vol. 11, No. 1/2, Special Issue in Honorof Federico Garcia Lorca (1986), pp. 13-37Published by: Society of Spanish & Spanish-American StudiesStable URL: http://www.jstor.org/stable/27741743 .Accessed: 04/05/2014 00:33
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UN TEXTO IN?DITO DE LORCA PARA GUI?OL: CRISTOBICAL
PIERO MENARINI Universidad de Bolonia, Italia
El inter?s activo de Lorca para el teatro de gui?ol se est? revelando, como ya sospechaba,1 todo menos marginal dentro de su tan vasta cuanto
poli?drica producci?n. A los dos textos conocidos ya desde hace tiempo? la Tragicomedia de Don Crist?bal y la se?a Rosita y el Retablillo de Don Crist?bal?, al Di?logo del poeta y Don Crist?bal y a los numerosos pro yectos deducibles del epistolario de los a?os 1921-1923, se han a?adido re cientemente nuevos documentos, como la publicaci?n de una copia meca
nografiada de La ni?a que riega la albahaca y el pr?ncipe pregunt?n,2 y el
hallazgo de la versi?n manuscrita aut?grafa del Retablillo para la adapta ci?n realizada en Buenos Aires en 1934.3 Esta ?ltima demuestra como la vi
si?n lorquiana de los mu?ecos se ha modificado en los a?os treinta y ha su
frido una evoluci?n en un sentido m?s ?gui?olesco?. Por lo que se refiere a La ni?a que riega la albahaca, aun reconociendo
que el texto reproducido en la copia mecanografiada est? plagado de erro
res y debe de haber sufrido no pocas alteraciones, no cabe duda de que se
trata fundamentalmente de una obra lorquiana, a pesar de algunas incon
gruencias que resultan de la comparaci?n con la reconstrucci?n hecha por el hermano del poeta, Francisco, con la ayuda de su hermana Concha.4
Adem?s se puede a?adir que esta puesta en escena de un cuento de ni
?os, realizada, como se sabe, el d?a de Reyes de 1923, no fue fruto de una
decisi?n extempor?nea y ocasional sino, m?s bien, una de las metas de un
proyecto iniciado desde hace tiempo y largamente meditado. Lo demues
tra, por ejemplo, el hecho de que ya desde el 1 de Enero de 1922, en carta a
Salazar, Lorca escribe que Falla?entusiasmado por la idea de crear un
?teatro de cachiporra???se compromete a hacer m?sica [...] para otras
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cosas, y asegura que Don Igor y Ravel har?an inmediatamente cosas?.
Strawinsky y Ravel son precisamente dos de los compositores cuyas m?si
cas acompa?ar?n, exactamente un a?o m?s tarde, la escenificaci?n fami
liar.
Igualmente es imposible no notar que en carta a Fern?ndez Almagro de finales de julio o primeros de agosto de 1921, despu?s de haber aludido al ?asunto precioso con Falla? (es decir, al proyecto de hacer revivir los ?t?
teres de cachiporra?), Lorca a?ade: ?Bordar y bordar..., zapatero, tero, te
ro, ?y nada!?.6 Al poseer ahora el texto de La ni?a que riega la albahaca,
sabemos que tal afirmaci?n es parcialmente parafraseada en los versos si
guientes:
?Ehhh! Zapatero, tero, tero,
?clava la lezna en el agujero!
que ser?n retomados, con una leve variante (clava/mete), en la Tragicome dia (Cuadro quinto).
Sin embargo, los nuevos textos y datos que se han ido acumulando
hasta hoy no han agotado las sorpresas que nos reserva la incansable ac
tividad del poeta. En el Archivo de los herederos de Garc?a Lorca se conser va, en efecto, un fragmento de una ?Burla? titulada Cristobical, escrita ex
presamente para gui?ol e interrumpida al final del segundo cuadro.7
Se trata de 7 hojas manuscritas de cm. 16.2 x 21.7, escritas a tinta y nu
meradas de [1] a 4 (escenas I y II) y de 1 a 3 (?Intermedio?). Como se apre cia en la reproducci?n facsimilar, en el centro de la hoja [1] hay un precioso bosquejo de Lorca que representa el teatrillo con el fondo y los laterales. A pesar de los numerosos lapsus calami diseminados en el primer estadio de la
redacci?n?evidentemente escrita deprisa y casi de una tirada?, los dos
cuadros parecen en s? mismos completos, y las abundantes tachaduras y va
riantes revelan que Lorca los ha elaborado y revisado con cuidado.
Desgraciadamente el manuscrito no est? fechado. Sin embargo, consi
derando diversos indicios internos y externos al texto, no es imposible re
montarse a la ?poca de su redacci?n, si bien con la necesaria flexibilidad.
En efecto, se constata a partir del epistolario que el inter?s de Lorca por los
mu?ecos tiene un primer per?odo de m?xima concentraci?n y entusiasmo
desde agosto de 1921 (carta a Salazar) hasta finales de julio de 1923 (carta a Ciria y Escalante), extensible a enero-febrero de 1924, es decir cuando el
poeta quiere hacer representar la Tragicomedia, revisada, en el Teatro Esla
va.8
En estos dos a?os comunica, en varios momentos, a sus amigos el pro
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yecto de dar vida a un teatro de ?T?teres espa?oles? con el cual viajar por Europa y Am?rica; intenta hacerlos part?cipes activos, poniendo por enme dio a Falla, encendiendo su entusiasmo, hablando del posible repertorio, tradicional y no, etc.9 Y es precisamente en estos dos a?os cuando compo ne la Tragicomedia?por lo menos la parte fechada y correspondiente a los
actuales Cuadros primero, quinto y sexto?y La ni?a que riega la albahaca.
El mismo Cristobical es, a mi entender, anterior por muy poco a la
Tragicomedia: diversos elementos textuales y de otro orden contribuyen a
sugerir tal hip?tesis. Por ejemplo, hasta enero de 1922 Lorca denomina re
petidas veces a los mu?ecos, e incluso a los textos para gui?ol, Cristobital.
Desde julio de 1922, por el contrario, sustituye definitivamente tal forma por la de Cristobical que, en efecto, adopta tambi?n en el t?tulo de nuestro manuscrito.
Por otra parte, ciertas afinidades textuales inducen a considerar que esta farsa inacabada sea la primera en absoluto emprendida por Lorca para el teatro de cachiporra, r?pidamente abandonada a favor de la redacci?n de
la Tragicomedia, en la cual confluyen algunos elementos, pero ya de una
forma netamente m?s desarrollada. Veamos algunos ejemplos. Entre los personajes de Cristobical, tal como nos ha llegado, est?n
Do?a Rosita, Don Crist?bal, Currito, un grupo de muchachas y otro de muchachos. En la Tragicomedia, adem?s de los dos personajes tradiciona
les, encontramos de nuevo a Currito el del puerto, a las mozas, a los mozos
(indicados en la acotaci?n como ?varios j?venes?) y a Cocoliche, cuyo nombre en Cristobical se repite en toda la hoja 2, tachado y luego sustitui do por el de Currito.
Pero m?s importante para probar el posible paso de uno a otro texto, me parecen los siguientes casos:
CRISTOBICAL LAS MUCHACHAS
El rio Guadalquivir tiene una estrella escondida.
Mi amante la va buscando
el Guadalquivir arriba.
(Hj. 3)
DO?A ROSITA
Por el aire
TRAGICOMEDIA VARIOS J?VENES
Mi amante siempre se ba?a
en el r?o Guadalquivir, mi amante busca pa?uelos con la seda carmes?.
(Cuadro segundo)
ROSITA
Por el aire van
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van los suspiros los suspiros de mi amante,
de mi amante. por el aire van,
(Hj. 4) van por el aire. (Cuadro primero)
Tambi?n es muy significativa la analog?a entre las dos descripciones de Crist?bal casi como un aut?mata. En Cristobical el irascible personaje bus
ca a Don Le?ador-Coraz?n porque habiendo ?tirado [su] porra? y habi?n
dose roto ?sta, ?l ahora se encuentra mal: ?apenas si puedo andar?. (La po rra es, por lo tanto, una parte casi anat?mica del mu?eco.) ?l desea que ese
?hombrecillo encorvado? que vive en el bosque ?le d? cuerda a [su] reloj?: Crist?bal, en efecto, tiene una ?rueda? que ?no funciona? y casi se ?queda
parado?. Lo mismo ocurre en la Tragicomedia, donde tambi?n la p?rdida de la porra determina la rotura del mecanismo que mantiene vivo a Crist?
bal:
(La porra se le cae de la mano y se siente un gran estr?pito de mue
lles.) ?Ay mi barriguita! ?Ay mi barriguita! ?Por vuestra culpa me he roto, me he muerto!
(Cuadro sexto)
Las analog?as son evidentes:
CRISTOBICAL TRAGICOMEDIA
he tirado mi porra ..
se ha roto ...
quedando parado ...
rueda ... reloj ...
.. La porra se le cae
.. me he roto ...
.. me he muerto ...
.. muelles ...
Quiero indicar finalmente que tambi?n el nombre Don Le?ador-Cora
z?n se incluye parcialmente en el area sem?ntica de los nombres que apare cer?n en la Tragicomedia, como Espantanublos y Cansa-almas, si bien
?stos son ?apodos aplicados a personas de Fuente Vaqueros?.10 A partir de las comparaciones realizadas se advierte claramente no s?
lo que entre los dos textos ?primitivos? para gui?ol existen afinidades tex
tuales (y por tanto no meramente de g?nero), sino tambi?n que la Tragico media es posterior a Cristobical, como demuestra la evoluci?n de todos los
elementos comunes. Tal evoluci?n?si bien rapid?sima seg?n la cronolog?a anteriormente establecida?se encuentra tambi?n en la estructura general
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de las dos obras, al menos por lo que podemos deducir a partir del frag mento que poseemos (un acto y medio, quiz? dos).
No cabe duda, en efecto, que si ya la Tragicomedia nos planteaba per
plejidades sobre su adherencia dram?tica y ling??stica al teatro para gui?ol, a?n m?s perplejos nos deja este Cristobical, cuyo ?nico dato especifica mente gui?olesco es Crist?bal. El sabor popularizante de sus dos primeras
escenas, por ejemplo, no es suficiente para introducirnos en ese ?mbito tea
tral que es popular, s?, pero por su esencia y no por motivos ambientales
(iconogr?ficos y escenogr?ficos) que corren el riesgo de resultar elementos exteriores.
Concretamente, pienso en la acotaci?n que concluye la escena I y en la
que abre la II:
Van saliendo una a una las doce de la noche. Son mujeres vestidas de
moar? negro a la manera de mediado del siglo pasado: polis?n, larga cola con volantes y un sombrerito cala??con barbuquejo. Llevan in
mensos abanicos morados [...]. Ir?n abriendo lentamente los abani
cos hasta colocarlos en forma de cola de pavo real sobre los poliso nes.
Creo que cualquier titiritero, por muy equipado y h?bil que fuese, se echar?a las manos a la cabeza ante la idea de tener que realizar una escena
del tipo: vestuario muy complejo, coreograf?a coordinada de los movimien
tos del grupo en sincron?a con la m?sica, canto con voces solistas y coro,
etc. Pero hay que advertir tambi?n que a ese titiritero no le quedar?an ma
nos libres, puesto que, echadas las cuentas, ser?an necesarias por lo menos
13 (en efecto est? tambi?n en la escena el Ciego con la guitarra): es decir, tantas como para ocupar contempor?neamente a 7 personas.
Por otra parte, como demuestra la tachadura de la indicaci?n ?Acto
segundo? que precede al segundo cuadro, esta escena no es m?s que la in
troducci?n de un gui?n que ten?a que ser mucho m?s amplio. El comienzo
verdadero de un texto para gui?ol es en realidad lo que Lorca denomina, al
hacer la correcci?n, ?Intermedio?: es decir, el di?logo entre Crist?bal y
Don Le?ador-Coraz?n.
En efecto, ?ste nos introduce de forma m?s directa dentro de un reper
torio para gui?ol, si bien profundamente renovado respecto a la tradici?n
por la incidencia preponderante de la m?sica y el canto. Es decir, estamos
en el ?mbito de lo que Lorca escribe a Falla en julio de 1922:
Ya sabe V. la ilusi?n tan grande que tengo de hacer unos Cristobical
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llenos de emoci?n andaluza y exquisito sentimiento popular. Creo
que debemos hacer esto muy en serio: los t?teres de cachiporra se
prestan a crear canciones original?simas. Hay que hacer [...] algunas otras farsas de nuestra invenci?n.11
?Parece la descripci?n de nuestro fragmento! En resumen, creo que se puede afirmar, en primer lugar, que Cristobi
cal representa el primer ejemplo conocido de teatro para gui?ol de Lorca, referible por tanto a la primera fase lorquiana de este g?nero teatral
? la
segunda est? constituida obviamente por el Retablillo (1931 y 1934) y por el Di?logo del poeta y Don Crist?bal (1934).
En segundo lugar, as? como el Retablillo es, en un sentido amplio, una
segunda versi?n de la Tragicomedia, Cristobical es una primera versi?n de
la misma (al menos por lo que se puede deducir del fragmento de la ?burla?). El hecho de que Crist?bal insiste para que le den cuerda porque, dice, ?me caso ma?ana? y que, ya arreglado, exclame satisfecho: ??Qu? diantre! ?Nadie adivinar? nada!? (es decir, nadie se dar? cuenta de que es un mu?eco), nos lleva inevitablemente a las situaciones inicial y final de la Tragicomedia. Tambi?n all?, una vez acordado con el padre de Rosita el
matrimonio, Cristobita decide fijar la boda para el d?a siguiente:
De manera que ma?ana a la tarde quiero tener echadas las bendicio
nes.
(Cuadro segundo)
Y tambi?n all?, originando una preciosa ficci?n esc?nica, Cocoliche y Rosita se dan cuenta de que Cristobita era un mu?eco s?lo cuando ?ste, ya
muerto, empieza a deshacerse dejando ver los mecanismos internos (los ya recordados muelles). Cocoliche comenta, dirigi?ndose a la joven:
Oye: ?no tiene sangre! [...] ?Mira lo que le sale por el ombliguillo! [...] ?Sabes una cosa? [...] ?Cristobita no era una persona!
(Cuadro sexto)12
Por todo lo dicho antes, pues, y por muchas razones m?s, la publica ci?n de este in?dito es imprescindible para el estudio de esa aut?ntica pa
si?n/vocaci?n lorquiana, cuyo origen remonta a 1905 cuando su madre, Vicenta Lorca, le regal? un teatrico de t?teres.13
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PIERO MENARINI 19
Plan del aparato cr?tico
Se reproducen entre corchetes las tachaduras del Ms. (versos, l?neas,
palabras o simplemente letras), precedidas del n?mero de la l?nea tipogr?fi ca a la que se refieren y de la ?ltima palabra del contexto no afectada por la
correcci?n del autor. Ej.: soportales [emocional]. El n?mero de la l?nea entre corchetes, indica el lugar del texto paradig
m?tico donde estaban previstos el verso o la l?nea tachados. Ej.: [49] [Mi amante].
Dos palabras separadas de una raya oblicua indican respectivamente la
redacci?n del Ms. y mi correcci?n. Ej.: hoy /hora. Entre par?ntesis van las conjeturas. Ej.: g(arbanzos). He limitado al m?nimo mi intervenci?n con respecto a la puntuaci?n,
restableciendo unos cuantos puntos finales y a?adiendo comas s?lo cuando
resultaban imprescindibles. Todo ello no se se?ala en el aparato, pero s? to
da supresi?n o variaci?n de la puntuaci?n presente en el Ms.
NOTAS
1. Cf. mis estudios ?Il teatro per burattini di F.G.L.?, en Quadernidi Teatro (Fi
renze), II, No. 8 (1980), 41-53, y ?Les deux versions de P 'idylle sauvage de don Cris
tobal et de la se?a Rosita'?, en Europe (Paris), LVIII, No. 616-617 (Ao?t-Septem bre 1980), 83-95.
2. Cf. el texto editado por primera vez en la revista T?tere (Madrid), No. 23 (ene ro 1982), y luego en Anales de la Literatura Espa?ola Contempor?nea, vol. 9,
(1984), a cargo de Luis T. Gonz?lez-del-Valle (separata de la Society of Spanish and
Spanish-American Studies, 1985). 3. El Ms., que es propiedad del Ayuntamiento de Granada, se publicar? pronto a
cargo de Mario Hern?ndez.
4. Francisco Garcia Lorca, Federico y su mundo (Madrid: Alianza Tres, 19812),
pp. 269-275 (anteriormente publicado en el Suplemento literario de El Pa?s, [24 de
diciembre de 19771, p. V). 5. F.G.L., Epistolario (Madrid: Alianza Editorial, 1983), I, p. 50, ed. de Christo
pher Maurer.
6. Epistolario, I, p. 44.
7. Agradecemos a los herederos de Garc?a Lorca, y especialmente a Manuel Fer
n?ndez Montesinos, la autorizaci?n para publicar por primera vez en esta revista el
Ms. de Cristobical.
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8. Cf. J. Mora Guarnido, F.G.L. y su mundo. Testimonio para una biograf?a
(Buenos Aires: Losada, 1958), p. 148.
9. V?anse, entre otras, las cartas a: Salazar, 2 de agosto de 1921; Fern?ndez
Almagro, principio de agosto de 1921; Salazar, 1 de enero de 1922; Falla, julio de
1922?; Fern?ndez Almagro, finales de diciembre de 1922; Falla, 2 de marzo de 1923;
Ciria y Escalante, 30 de julio de 1923.
10. Feo. Garc?a Lorca, ob. cit., p. 279.
11. Epistolario, I, p. 56.
12. En el Ms. de la Tragicomedia fechado 5 de agosto de 1922 se lee: ?Cristobita
era un mu?eco?; la variante de la versi?n publicada en 1946 expresa la misma mara
villa de Cocoliche, pero al rev?s, mediante una negaci?n: ??Cristobita no era una
persona!? (Cf. Fco. Garc?a Lorca, ob. cit., p. 278). 13. Cf. I. Gibson, F.G.L. 1. De Fuente Vaqueros a Nueva York, 1898-1929 (Bar celona-Buenos Aires-M?xico: Ediciones Grijalbo, 1985), p. 54.
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28 ALEC, 11 (1986)
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PIEROMENARINI 29
CRISTOBICAL
BURLA
Escena I
En el tel?n del fondo hay pintado un pueblo andaluz con soportales melanc?licos. Una gran monta?a color ocre intenso sirve de fondo, coronada por una azul negro en donde brillan estrellas de oro vivo. A
5 derecha e izquierda dos palmas amarillas.
[DIBUJO]
Es la feria de la ma?ana de San Juan en un pueblo andaluz. Hay un grupo de muchachas esperando las doce de la noche para lavar su ca
ra con el agua embrujada.
UN VIEJO CON UNA GUITARRA (Canta.) 10 Flor amarilla,
flor de todos los d?as.
1 Escena I falta en Ms.: he a?adido esta indicaci?n por analog?a con Escena II de la hj. 4.
2 andaluz [en miniatu(ra)] soportales [emocional]
3 fondo. [mas]/fondo,
4 negro./negro
palmas amarillas
5 dos [casitas blancas como garitas de perro]
Es la feria 6 [Es el amanecer]
7-8 esperando [ver la salida del sol y mirar como ?sta da vueltas en
memoria de la rueda de Santa Cata(t)lina.]
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30 ALEC, 11 (1986)
EL LAZARILLO
Sol, 15 caracol, caracol,
clavellina.
CURRITO (Con un traje azul y un sombrerito plano y capa. Canta.)
Nos iremos
una ma?anita
20 en un p?talo tuyo, flor de todos los d?as.
LAS MUCHACHAS
?Ay ma?ana de San Juan! 25 ?Ay ma?ana fr?a!
LOS MUCHACHOS
?Ay ma?ana de mi amor
camino de Sevilla!
El lazarillo 13 [El]
[17] [con un frac color g(arbanzo)]
currito
17 [Cocoliche.] (canta) [con un frac color garbanzo y las manos llenas de sortijas.]
24 ?Ay!/?Ay
25 ?Ay!/?Ay
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PIERO MENARINI 31
CURRITO
30 ?Cu?ndo abrir?s tu ventana, Do?a Rosita? ?Antes que estalle
la flor amarilla?
35 EL CIEGO DE LA GUITARRA
?Flor de todos los dias!
EL LAZARILLO
Sol, 40 caracol, caracol,
clavellina.
CURRITO
Te lavar?s a las doce
con un chorro de agua limpia. 45 ?Ay gotas las que se pierdan
en tu camisa!
LAS MUCHACHAS
El rio Guadalquivir tiene una estrella escondida.
50 Mi amante la va buscando el Guadalquivir arriba.
curri(to) 29 [Cocoli(che)]
31-[32] Cuando abrir?s//[tu ventana] tachado y desplazado al verso anterior.
se pierdan 45 [resbalen] [48] [Mi amante]
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32 ALEC, 11 (1986)
LOS MUCHACHOS
El Guadalquivir abajo.
LAS MUCHACHAS
55 El Guadalquivir arriba.
UN T?O QUE TOCA LAS CARRA?ACAS
A la carra?aca, ?aca, carra?aca de las ni?as
sin amor y sin ventana.
60 UN GITANO (Inm?vil.)
?Ay luna, luna, lunica!
CURRITO
?Al agua clara, muchachas!
LAS MUCHACHAS
65 Agua cristalina, agua en que nace la flor
de la canelita.
(Van saliendo una a una las doce de la noche. Son mujeres vestidas
de moar? negro a la manera de mediado del siglo pasado: polis?n, 70 larga cola con volantes y un sombrerito calo?? con barbuquejo. Lle
van inmensos abanicos morados. Son morenas cobrizas.)
58 car[a]ra?aca
en 66 agua que [cria] nace
68 doce la de [laJNoche /doce de la noche tachado el segundo la por equivocaci?n; sustituyo Noche con noche por analog?a con los dem?s
casos.
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PIERO MENARINI 33
Escena II
Danza de las doce de la noche. Ir?n abriendo lentamente los abanicos hasta colocarlos en forma de
75 cola de pavo real sobre los polisones.
EL CIEGO DE LA GUITARRA
El viajero se aparta de los olivares.
Los candiles se apagan. 80 ?Ay coraz?n sin sangre!
DO?A ROSITA (Dentro.)
Por el aire,
por el aire...
EL CIEGO DE LA GUITARRA
85 Quedan desiertas las cuatro esquinas que tiene C?diz. Se duerme el agua en Granada.
?Ay coraz?n sin sangre!
DO?A ROSITA (Dentro.)
90 Por el aire van los suspiros de mi amante.
(Van saliendo las doce cerrando lentamente sus abanicos. Salen tam
bi?n los dem?s personajes... menos CURRITO y el CIEGO.)
cola de
77-78 forma de pavo real sobre [sob]
Do?a Rosita 81 [Una much(acha)]
93 [sejlentamente
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34 ALEC, 11 (1986)
95 EL CIEGO DE LA GUITARRA
?Tirad un lim?n por alto!
TODOS (Dentro.)
Un lim?n...
INTERMEDIO
100 Bosque en primavera; las flores llegan a lo alto de los ?rboles. En el lado izquierdo hay una cabana como un coraz?n boca abajo; la habi ta Don Le?ador-Coraz?n. Es un hombrecillo encorvado, vestido de
rojo, con la cabeza coronada de amapolas. Ante ?l arde una lumbre
entre rosas. M?sica.
105 VOCES LEJANAS
El que invente un aparato
para medir el amor
ver? que muy pocos tienen coraz?n.
110 DON LE?ADOR-CORAZ?N
?Tienen raz?n esas gentes sencillas! Hay hombres que tie
[99] [Acto Segundo]
100 alto do/alto de
101 [enjcomo
102 encorvado [con la ca(beza)]
105 lejanas (/lejanas quito el par?ntesis, que adem?s no se cierra, por
analog?a con los dem?s casos.
111 Hay[po(cos)]
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PIERO MENARINI 35
nen un ?rbol dentro, otros un ojo, otros tienen una boca. ?Nada m?s
que una boca! ?Pero coraz?n! Jajaj?... ?Hay qui?n est? relleno de serr?n! ?Serr?n de corcho! Jajaj?.
115 VOCES LEJANAS
La tierra es un cruce de caminos,
?de caminos grises! La tierra es un cruce de caminos, el abeto lo dice.
120 DON LE?ADOR-CORAZ?N
?Demasiado lo s?! Yo he debido incendiar mi cabana hace tiempo... Pero me dicen: ??Todav?a sirves! ?Todav?a sirves, viejecillo, siquiera
limpias el bosque de plantas venenosas!
VOCES LEJANAS
125 Sol, caracol, caracol,
?sobre el pecho de mi amor! Luna, lunita, lunita,
?en los ojos de mi ni?a!
112 ojo[s]
113 [rajcoraz?n!
est? relleno de ?hay qui?n [e(l)cha por la nariz] [?] serr?n
121 ?De masiamo/ ?Demasiado caba?[e]a
122 sirves!/sirves,
123 [l]de
128 mi mi/mi
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36 ALEC, 11 (1986)
DON LE?ADOR-CORAZ?N
130 Me turban las ra?ces de los ?rboles y las lucecillas de la noche. Me turba la sinfon?a de los insectos y la vida de las corolas.
CRIST?BAL (Por la derecha.)
?Caramba, apenas si puedo andar! ?Esto no puede seguir as?! ?Ay, si
yo pudiera con ?ste! ?Caramba! (Cojeando.) ?Caramba!
135 DON LE?ADOR-CORAZ?N
A qu? vienes, hombre de la porra?
CRIST?BAL
Ya s? que no quieres mi plata ni mi oro, pero ?ya he tirado mi porra! Ha ?chas! y se ha roto.
140 DON LE?ADOR-CORAZ?N
?Vete!
CRIST?BAL
Me caso ma?ana y me estoy quedando parado. Esta rueda sobre to
do no funciona y me ha dicho mi director: ?Ves a que le d? cuerda a 145 tu reloj aquel hombre, ?sabes?? y he venido.
130 ?[l]rboles
130-131 Me turb[an]a l[as]a sinfon?a de los [ajinsectos y l[os]a ruidos] vida
133 ?ay se/?Ay, si [lio] yo
143 cas[a]o
144 a
PIERO MENARINI 37
DON LE?ADOR-CORAZ?N
Ac?rcate por ?ltima vez, ?lo oyes?
CRIST?BAL
?Por ?ltima vez!
150 (El LE?ADOR le da cuerda.)
VOCES LEJANAS
El viento por el monte. El viento va por el mar, por el llano,
155 por el cielo.
CRIST?BAL
?Qu? bien estoy! (Irritado.) Pero aligera, ?ya es tarde! Se acerca la hora que tengo que vestirme. ?Adi?s! ?Qu? diantre! ?Nadie adivinar? nada! ?Caramba! ?Adi?s! ?Adi?s! (Se va.)
160 (El LE?ADOR aviva su hoguera.)
(M?sica.)
147 oyes [?]
157 alijera/aligera,
158 hoy/hora [y?] qu?
159 ?a[l]di?s!
[161-162[ Voces El coraz?n est? entre el rio y el olivar.]
163 (Mus?a)/(M?sica.)
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Article Contentsp. 13p. 14p. 15p. 16p. 17p. 18p. 19p. 20p. 21p. 22p. 23p. 24p. 25p. 26p. 27p. 28p. 29p. 30p. 31p. 32p. 33p. 34p. 35p. 36p. 37
Issue Table of ContentsAnales de la literatura espaola contempornea, Vol. 11, No. 1/2, Special Issue in Honor of Federico Garcia Lorca (1986), pp. 1-213Front MatterCarta de los Editores [pp. 11-12]Un texto indito de Lorca para guiol: "Cristobical" [pp. 13-37]Perspectivas Criticas"Lirio" and "azucena" in Lorca's Poetry and Drama [pp. 39-59]La "Oda a Salvador Dal": significacin y trascendencia en la vida y creacin de Lorca y Dal [pp. 61-78]Nueva indagacin en "Doa Rosita la soltera" [pp. 79-90]El lenguaje del silencio en el teatro de Garca Lorca [pp. 91-110]La esttica expresionista en "El pblico" de garca Lorca [pp. 111-127]The "Austere Abode": Lorca's La casa de Bernarda Alba" [pp. 129-141]Los paisajes del amor: iconos centrales en los "Sonetos" de Lorca [pp. 143-159]
Lorca a lo vivo: teatro, cine, msicaGarca Lorca en la Espaa democrtica: la temporada teatral 1984-1985 [pp. 161-175]George Crumb's Lorca Settings [pp. 177-192]Lorca/Gades/Saura: Modes of Adaptation in "Bodas de sangre" [pp. 193-204]A Concept of Land: Jos Luis Gmez, Lorca, and Bodas de sangre" [pp. 205-213]
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