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TODOS DEBERAN AMARLA

En 1540, un resonante suceso dej un recuerdo perdurable en la memoria de los habitantes de Lubli, un pueblo cercano a Jasna Gora. Marcin Lanio, pen de una gran carnicera, fue al pueblo de compras. Su mujer, Malgorzata, dej momentneamente la cocina para pedir prestado a unos vecinos un poco de levadura para hornear en un gran horno.Malgorzata dej en su casa a dos nios. Poitrus, de cuatro aos, que haba visto a menudo a los carniceros matando animales, no tuvo mejor idea en su mente infantil que imitarlos y tomar como vctima de sacrificio a su hermano Casio, de dos aos, que dorma pacficamente en un jergn.Poitrus agarr un afilado cuchillo y taje la garganta de su pequeo hermano. Viendo cmo brotaba sangre a borbotones, Poitrus se dio cuenta de que algo malo haba sucedido, y abrumado por el miedo se escondi dentro del gran horno que su madre dej abierto.Al poco rato regres la madre, que no sospechaba nada de todo esto y, al no escucharlos, pens que ambos estaran durmiendo.Termin la preparacin que estaba batiendo y comenz a encender el horno a lea donde Poitrus yaca escondido. El pobre chico, dndose cuenta de repente de lo terrible que estaba pasando empez a gritar de agona. A la pobre madre se le hel la sangre al ver que era el nio y lo sac a tirones, pero ste, sofocado ya en el horno humeante, yaca sin vida en sus brazos. Mir alrededor, paralizada por esta sbita tragedia y sus ojos fueron a posarse sobre el otro hijo que yaca en su cama. Este doble impacto ya era demasiado para la pobre mujer. Empez a golpearse la cabeza contra la pared, tirndose de los cabellos, rasgando sus ropas, como una verdadera loca. Cuando entr el esposo, que nada imaginaba, se encontr con todo este cuadro espantoso y vio la forma en que estaba su esposa entre los dos cadveres de sus hijos. No pudo tomarse un tiempo para entender y, bajo el alto impacto emocional, creyendo que ella haba matado a los nios, agarr un hacha que haba cerca y le dio un hachazo en la cara a su mujer.Tras unos momentos, la mente de Marcin empez a aclararse y se dio cuenta de lo que haba hecho, aterrado y lleno de remordimientos. Entre tanto, amigos y vecinos se le fueron uniendo, entre exclamaciones mezcladas de conmocin y consejos piadosos.Marcin pareci tener una inspiracin celestial y cambi de la desesperacin a la esperanza puesta en Nuestra Seora de Czestochowa, de quien siempre haba sido devoto. A todo esto, ya todos los vecinos haban llegado y permanecan ah atnitos y espantados al ver la triple tragedia.El asombro creci cuando vieron a Marcin, silencioso pero decidido, alzar los tres cuerpos en un carro, hacer la seal de la cruz, y dirigir los caballos hacia Jasna Gora, lo cual fue contemplado con temor por algunos, y con lgrimas por otros.Sigui el viaje silencioso de Marcin hacia Jasna Gora, con la gente agolpada a lo largo del camino viendo y oyendo esta extraa vista de un hombre llevando al parecer a su propia esposa e hijos muertos en un carro abierto.Cuando Marcin lleg al Santuario, algunas buenas personas haban improvisado tres atades y as los llevaron a la capilla. Pero Marcin permaneca en la puerta, postrado, suplicando con toda su fe a Mara por su familia. Quiz l se senta demasiado culpable para atreverse a entrar.En la capilla, el Beato Stanislaw Oporowski, un devoto sacerdote, estaba consagrando el Santsimo Sacramento. El cuadro de la Virgen negra, alto sobre el altar principal, pareci brillar con un esplendor celestial. El Beato Stainslaw y toda la congregacin se unieron a rogar por el pobre marido y su familia. Las tres personas muertas estaban delante de todos, la madre y los dos nios; toda la congregacin cant el Magnficat. Una sensacin sobrenatural invadi la capilla. Ante las palabras "Porque l que es Poderoso ha hecho grandes cosas por m, y Santo es Su Nombre", se produjo una conmocin en la congregacin: los tres cuerpos regresaron a la vida.Pronto la fama de este espectacular milagro se irradi por todo el mundo. El emperador quiso una copia del cuadro milagroso de Nuestra Seora de Czestochowa para ser colocado en la Catedral de Viena. Otras copias fueron puestas en santuarios hogareos y en sitios pblicos. As como los polacos aman a Nuestra Seora de Jasna Gora, todos deberan amarla. P. Javier Andrs Ferrer, mCR