Post on 27-Jul-2015
Terapia de pareja
El objetivo de las terapias de pareja es evaluar de forma conveniente las dificultades de la
relación, como pueden ser los déficits en la comunicación en la solución de conflictos y buscar
nuevas opciones alternativas de relación, según las peculiaridades y necesidades de cada
pareja y de cada entre los miembros que la componen. Aunque la terapia de pareja ha pasado
por una fase de impasse (Jacobson & Addis 1993; Gottman 1998 ), en el intento de superación
de estas limitaciones, se han ido añadiendo factores en las intervenciones, incorporándose
últimamente elementos básicos en la relación interpersonal como son la amedrentad y la
emoción (Christensen, Jacobson, Babcock, mil novecientos noventa y cinco, Jacobson,
Christensen, 1996, Cordova y Scott, dos mil uno).
Hasta hace poco la inmensa mayoría de las parejas estaban constituidas por un par de
personas de distinto sexo que en función de diferentes razones decidían compartir su cuerpo,
apoyarse mutuamente en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la
alegría y en la tristeza, hasta que la muerte los apartase.
Por ejemplo la exclusividad en el momento de compartir el tiempo de ocio ha cambiado
notablemente; si bien no ha sido jamás determinante para el hombre, ahora cada vez es
menor la demanda y mayor la libertad de cada miembro de la pareja para tener sus instantes
de ocio independientes.
Las necesidades y objetivos que cada miembro quiere solucionar con el dinero se explicitan en
la comunicación y comprensión mutua y debe existir un método para fijar las prioridades a las
que se va a aplicar la cantidad disponible.
La solución de los inconvenientes que se presentan a la pareja debe partir de que los 2 son
capaces de comunicarse y precisan también tener capacidad de generar alternativas y
valorarlas para la consecución del fin propuesto.
No obstante, desde la psicología clínica poco se ha investigado sobre estos 2 conceptos y hasta
hace pocos años no se habían incorporado de forma esencial a los tratamientos (’ Leary y
Smith, mil novecientos noventa y tres).
Si el enamoramiento nos lleva a actuar se realizan acciones para hacer feliz al otro, nos
abrimos y comunicamos con él y establecemos una serie de nudos que dan como desenlace un
intercambio de conductas reforzantes que hace que la relación se mantenga de manera
armoniosa de forma indefinida.
Si bien el enamoramiento como emoción nos predispone a la aceptación incondicional del
objeto de nuestro amor, cuando el enamoramiento se hace más enclenque, la aceptación se
ve mediada por los usos y normas sociales, por las influencias externas y por los criterios
personales.