Tema 9. El espacio urbano

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1. El concepto de ciudad.

El concepto de ciudad o poblamiento urbano resulta de la combinación de criterios cuantitativos (municipios de más de 10.000 habitantes) y cualitativos (morfológico, funcional, sociológico y espacial).

Según su forma (criterio morfológico) una ciudad presenta poblamiento concentrado, alta densidad de edificación y población y predominio de pisos. Según un criterio funcional en la ciudad predominan actividades de industria y servicios. Según un criterio sociológico la ciudad es más diversa y con relaciones más anónimas. Y según un criterio espacial la ciudad organiza su entorno.

2. El proceso de urbanización.

Llamamos proceso de urbanización a la progresiva concentración en la ciudad de la población y sus actividades económicas. El principal factor que ha transformado a la ciudad ha sido la industrialización, por lo que lo utilizamos como criterio de clasificación temporal.

2.1 La urbanización preindustrial (hasta el siglo XIX).

La tasa de urbanización no superó el 10 % y el tamaño medio de las ciudades estuvo entre 5.000 y 10.000 habitantes.

Los factores de urbanización principales fueron estratégico-militares, político-administrativos, económicos, religiosos y culturales.

En la Antigüedad aparecen las primeras ciudades españolas fruto de la colonización fenicia y griega a partir de los siglos IX y VII a.C. El resto de asentamientos peninsulares indígenas, se clasifican como protourbanos (Tartessos, Numancia).

Entre los siglos III a.C y III d.C la romanización dio lugar a la creación de muchas ciudades en la península ibérica con funciones político-militares, administrativas o económicas, creándose una red urbana mediante calzadas.

Muchas de las ciudades actuales tienen origen romano (Barcelona, Tarragona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Toledo, Segovia, Astorga, Mérida, León, Lugo,...).

Las invasiones germánicas a partir del siglo III d.C. condujeron a una fase de desurbanización, desapareciendo muchas ciudades (proceso de ruralización).

En la Edad Media la urbanización fue distinta entre la zona musulmana y la cristiana. Así, en el espacio musulmán tras la invasión de la península ibérica en el año 711, se crearon ciudades nuevas (como Madrid o Badajoz) y aprovecharon asentamientos anteriores (Córdoba, Toledo, Málaga, Zaragoza), que revitalizaron.

En el espacio cristiano, reducido al principio a la zona montañosa cantábrica, la vida urbana fue escasa, pero se expandió con la “Reconquista” y la repoblación del territorio al norte con muchos núcleos de pequeño tamaño al norte y al sur con pocos núcleos de gran tamaño. El comercio y las peregrinaciones impulsaron las ciudades a partir de lo siglos XII y XIII.

En la Edad Moderna la urbanización evolucionó en función de la demografía y la economía. Así, en el siglo XVI la prosperidad demográfica y económica basada en el comercio con América impulsó un crecimiento urbano continuado.

En el siglo XVII el crecimiento urbano se estancó debido a la crisis demográfica y económica, así como a las importantes guerras en Europa. Se consolidaron las ciudades portuarias.

En el siglo XVIII con la llegada de la nueva dinastía de los Borbones, el proceso de urbanización se reanimó, gracias al fortalecimiento del poder real y la recuperación demográfica y económica.

2.2 La urbanización industrial (1800-1975).

En esta etapa la tasa de urbanización experimentó un gran crecimiento (la población urbana llegó a superar a la rural).

Los factores de urbanización principales fueron económico-sociales (desarrollo industrial y éxodo rural) y administrativos (división provincial de 1833).

Se distinguen cuatro etapas. Entre 1800 y 1850 la concentración de la población en las ciudades sólo se vio favorecida por el desarrollo de las capitales provinciales.

Entre 1850 y 1936 (inicio de la guerra civil) el crecimiento urbano se dobló por el desarrollo industrial, ferroviario,...

Entre 1936 y 1959 la guerra civil y la posguerra frenaron el crecimiento urbano, por los bombardeos de las ciudades y el desabastecimiento.

Entre 1960 y 1975 el importante desarrollo industrial y turístico de España junto con el baby boom generó el mayor crecimiento urbano de España (Madrid y su entorno, Barcelona y el eje mediterráneo, el eje cantábrico y del Ebro, los polos de desarrollo - eje gallego, triángulo andaluz y arco castellano -, Sevilla y los archipiélagos.

2.3 La urbanización postindustrial (desde 1975).

La tasa de urbanización ha desacelerado su crecimiento debido al menor crecimiento demográfico, la crisis industrial y la flexibilización del sistema productivo.

Entre los factores de la urbanización la industria ha perdido peso, mientras las actividades terciarias han ganado importancia.

Se diferencian dos etapas: en la década de 1980 las grandes ciudades llegaron a decrecer ante el estancamiento demográfico, mientras que en la década de 1990 y 2000 la inmigración extranjera especialmente ha vuelto a impulsar el crecimiento urbano, destacando la difusión de la urbanización difusa.

3. La morfología urbana.

La morfología de una ciudad es el aspecto exterior de esta, que está condicionado por el emplazamiento, la situación, el plano, la construcción y los usos del suelo.

El emplazamiento es el espacio concreto sobre el que se asienta la ciudad. Depende de la topografía y de la función para la que se creó.

La situación es la posición relativa de una ciudad respecto a un entorno geográfico amplio, relacionándose con la principal función de la ciudad.

El plano está formado por las superficies libres y construidas de una ciudad. Se diferencia un plano irregular (con calles estrechas y tortuosas), un plano radiocéntrico o circular (con calles radiales a partir de un centro y sucesivos círculos concéntricos) y un plano ortogonal, en cuadrícula o en damero (con calles perpendiculares).

La construcción incluye la trama o disposición de edificios (cerrada o abierta) y la edificación o forma de los edificios (colectiva y en altura o individual y baja).

Los usos del suelo son las utilizaciones del espacio urbano según sus funciones comerciales, residenciales, industriales, de equipamiento,...

4. La estructura urbana.

La estructura urbana divide la ciudad según su diversidad morfológica y funcional, distinguiéndose entre el casco antiguo, el ensanche y la periferia.

4.1 La ciudad preindustrial: el caso antiguo.

El casco antiguo es la parte ocupada por la ciudad desde su origen hasta mediados del siglo XIX. Suele ocupar poco espacio, pero presenta gran valor al albergar monumentos.

El casco antiguo se caracteriza por estar o haber estado rodeado de murallas, por tener un plano frecuentemente irregular (aunque también puede ser radiocéntrico, lineal o en cuadrícula), por una trama urbana cerrada y edificaciones unifamiliares de baja altura y por tener unos usos de suelo y una sociedad diversas, aunque se distinguían calles y barrios.

Los cascos históricos han evolucionado a lo largo de las etapas históricas. Así, la ciudad romana se caracterizó por el plano regular conservado en algunas ciudades como Zaragoza.

En la Edad Media se configuraron la mayoría de los actuales cascos antiguos españoles. La ciudad musulmana se articuló mediante un plano irregular en torno a la mezquita y al zoco (en la medina), quedando fuera los arrabales.

La ciudad cristiana se articuló en torno a iglesias y castillos, adoptando planos diversos: irregulares, radiocéntricos, lineales, en damero,...

En el Renacimiento aparecieron barrios de plano regular y se construyeron plazas mayores uniformes. En el Barroco y la Ilustración la ciudad se embelleció con edificios monumentales, calles amplias, plazas, jardines,...

Ya en época industrial, los cascos históricos sufrieron múltiples modificaciones. Así, su plano sufrió reformas (creación de nuevas plazas, nuevas vías y nuevos trazados urbanos).

La trama del casco antiguo se densificó y se modificaron edificios (reutilizándolos o sustituyéndolos), o se abandonaron y deterioraron.

En la sociedad se ha acrecentado la segregación social en el casco antiguo, concentrándose los grupos populares en barrios degradados.

Por último, en la época postiundustrial los cascos antiguos intentan ser rehabilitados para hacer frente a problemas actuales. Así, respecto al trazado de las calles se ha promovido su peatonalización, en la edificación se ha impulsado la rehabilitación sin generalizarse, en los usos del suelo se busca recuperar usos tradicionales y promover otros usos y en la sociedad se fomenta la instalación de clases medias para reducir la polarización.

4.2 La ciudad industrial: el ensanche.

El ensanche es el crecimiento de la ciudad en época industrial (entre mediados del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX) más allá de las murallas preindustriales derribadas en muchos casos. Engloba ensanches burgueses, barrios industriales obreros y barrios jardín.

El ensanche burgués obedece a los deseos de la burguesía, la nueva clase dominante en el siglo XIX, de habitar una nueva ciudad con amplios servicios, planos regulares y buen transporte.

Los primeros ensanches en España fueron los de Barcelona (Ildefonso Cerdá) y Madrid (Carlos María de Castro), que adoptaron un plano regular ortogonal, con baja manzanas abiertas, palacetes y usos residenciales.

Sin embargo, los ensanches sufrieron modificaciones: se densificaron y verticalizaron y empezaron a recibir funciones terciarias. En la actualidad, se promueven obras de modernización que atraen actividades terciarias especializadas.

Los barrios industriales obreros surgieron en la periferia, alrededor de los ensanches, donde se instaló la industria buscando las principales vías de comunicación. Los campesinos que emigraron a las ciudades se instalaron en estos nuevos barrios que en ocasiones de instalaron en patios internos del ensanche burgués.

En sus orígenes, estos barrios tenían un plano irregular de trama cerrada y densa, con viviendas pequeñas y de escasa calidad. La falta de higiene fue una constante y los usos del suelo mezclaban los residenciales, con los industriales.

En la actualidad, estos barrios obreros industriales se han revalorizado al haberse producido un vaciado industrial y mantener una posición bastante céntrica. En aquellos casos que estos barrios han sufrido remodelaciones se han revalorizado, pero también en ocasiones han sobrevivido como espacios marginales.

Los barrios jardín se crearon entre el siglo XIX y el XX al llegar a España las ideas naturalistas e higienistas partiendo de la idea de ciudad – jardín con viviendas unifamiliares desarrollada por Ebenezer Howard.

La Ley de Casas Baratas en España buscó promover viviendas unifamiliares baratas que acabaran con las viviendas insalubres periféricas, orientándose finalmente hacia las clases medias (como la Colonia Manzanares).

Un tipo específico de ciudad – jardín fue la Ciudad Lineal de Arturo Soria, que preveía una gran calle con servicios básicos y transporte, bordeada de casas unifamiliares con jardín. El proyecto se instaló en la periferia de Madrid, siendo construido parcialmente.

4.3 La ciudad postindustrial: la periferia.

Desde 1955 y especialmente en la década de 1960 las ciudades españolas se expandieron gracias al baby boom y al éxodo rural creando nuevas extensas áreas urbanas (periferias), uniéndose a veces la trama urbana de los núcleos vecinos a las grandes ciudades.

En la actualidad, la ciudad sigue extendiéndose dando lugar a áreas periurbanas o rururbanas en las que se mezclan usos del suelo del campo y de la ciudad.

En las periferias se diferencian tres áreas diversas (residencial, industrial y de equipamiento) en función de los usos del suelo. Los barrios residenciales incluyen infraviviendas o chabolas, viviendas de promoción pública de trama abierta, bloques de promoción privada con forma de H en muchos casos, viviendas de manzana cerrada y viviendas unifamiliares.

Las áreas industriales incluyen viejos polígonos planificados o desorganizados y nuevos parques empresariales y tecnológicos.

Las áreas de equipamiento son fruto de la descentralización de las actividades económicas, destacando los centros comerciales, escolares, sanitarios, administrativos,...

4.4 Las aglomeraciones urbanas.

Las aglomeraciones urbanas se forman al crecer las ciudades y conectarse unas con otras. Existen cuatro tipos fundamentales: áreas metropolitanas, conurbaciones, regiones urbanas y megalópolis.

El área metropolitana está formada por una ciudad principal (ciudad central), y varios municipios de su entorno que mantienen relaciones socioeconómicas de dependencia. Las áreas metropolitanas se estructuran a través del transporte mediante coronas concéntricas o de forma radial.

En España se distinguen dos etapas en la evolución de las áreas metropolitanas: en la época industrial entre 1900 y 1975 se crearon (Madrid, Barcelona, Bilbao,...) y en la época postindustrial desde 1975 hubo una primera fase de estancamiento (hasta 1995) y después una nueva fase de crecimiento (desde 1995) gracias a la inmigración extranjera.

La conurbación es un área urbana continua formada a partir del crecimiento paralelo de dos o más ciudades hasta unirse. En España se deben al turismo (Málaga-Marbella), a la conexión ciudad-puerto (Pontevedra-Marín) o a la fusión de ciudades especializadas (Alicante-Elche-Santa Pola).

La región urbana es un área urbana discontinua, integrada por ciudades dispersas. Suele crearse por el crecimiento paralelo de varias ciudades con tamaño y funciones distintas (como Oviedo, Gijón y Avilés, en el centro de Asturias).

La megalópolis es una extensión urbana suprarregional, constituida por áreas metropolitanas, conurbaciones, regiones urbanas,... En España podría considerarse como tal el eje mediterráneo Gerona - Cartagena (que incluiría las áreas metropolitanas de Barcelona, Valencia y Alicante).

5. Problemas de las ciudades españolas.

Las ciudades presentan múltiples problemas que tratan de ser solucionados mediante una adecuada política urbanística desarrollada por los ayuntamientos. Destacan los problemas debidos a la aglomeración y difusión de la población: densificación demográfica y constructiva y presión urbana sobre el espacio no urbanizado, elevado precio de la vivienda, necesidad de abastecimientos y equipamientos y problemas de tráfico y aparcamiento.

Para solucionar los problemas de aglomeración se potencian ciudades medias, se promueve el alquiler y la vivienda pública, se invierte en servicios públicos y se promueve una movilidad sostenible.

Las ciudades presentan también problemas económicos por la excesiva terciarización, que se intenta paliar diversificando la economía (potenciando actividades agrarias e industriales).

Para hacer frente a los problemas sociales de las ciudades (estrés, aislamiento, hacinamiento, desempleo y desarraigo que puede generar delincuencia y marginación) se hacen campañas de prevención e integración.

En el ámbito ambiental las ciudades crean una isla de calor, generan contaminación atmosférica y acústica, generan inmensas cantidades de residuos, y eliminan espacios verdes. Para evitar estos problemas se promueve el transporte colectivo, el control del ruido, la reducción de los residuos, y la creación de zonas verdes.

6. El urbanismo.

6.1 El espacio urbano y su ordenación.

En el espacio urbano intervienen diversos agentes sociales: propietarios del suelo que buscan especular, promotores e inmobiliarias con intereses constructivos, empresarios industriales que quieren industrias, ciudadanía con intereses colectivos y el poder público que tiene la potestad de la planificación urbana.

La ordenación del espacio urbano es desarrollada por el urbanismo, que tiene una dimensión teórica, la teoría urbanística, y otra práctica, el planeamiento urbano.

6.2 Evolución del urbanismo español.

Los primeros intentos de planificación urbana en España tuvieron lugar a finales del siglo XIX e inicios del XX y se centraron en los ensanches, los barrios de la burguesía. Estos barrios tuvieron un plano regular, saneamiento y equipamientos urbanos.

En la autarquía (1939-1960) la planificación urbana se centró en la reconstrucción de ciudades dañadas por la Guerra Civil, en la elaboración de leyes sobre vivienda y en la organización del crecimiento urbano (destacando la Ley del Suelo y Ordenación Urbana de 1956).

En el desarrollismo (1960-1975) se aplicaron las leyes urbanísticas, la edificación aumentó su altura y densidad, siendo de escasa calidad, y se eliminaron elementos valiosos del patrimonio. Como consecuencia aumentó la congestión urbana y la alta de equipamientos, problemas que intentaron resolver sin éxito los polígonos de descongestión.

En la época postindustrial (desde 1975) el urbanismo español muestra la implantación del estado de las autonomías (pues estas tienen competencias urbanísticas), la democratización social (planeamiento desde abajo y por piezas), y la globalización (competencia entre ciudades para atraer inversiones).

Actualmente la planificación urbanística se concreta en el ámbito municipal mediante los Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU) y los Planes Parciales, que estipulan los usos del suelo de la ciudad, la edificabilidad, la red viaria, los equipamientos,...

7. El sistema urbano español.

Hablamos de sistemas o redes urbanas para referirnos a las relaciones entre unas ciudades y otras y su entorno. En cada sistema cada ciudad se diferencia por su tamaño y sus funciones, relacionándose entre sí según el área de influencia que tenga y la jerarquía urbana.

7.1 Características del sistema urbano español.

El tamaño de las ciudades las diferencia, destacando en España quince aglomeraciones urbanas con más de medio millón de habitantes, sobresaliendo Madrid y Barcelona que dan lugar a un sistema bipolar.

Las funciones urbanas muestran las actividades más destacadas en cada ciudad, por lo que se distingue entre ciudades primarias, secundarias y terciarias según el sector económico en el que sobresalgan.

El área de influencia es la zona dependiente de una ciudad. En España se observan ciudades de influencia nacional (todo el estado), regional (una comunidad autónoma), comarcal (una provincia) o local (un municipio).

La jerarquía urbana clasifica las ciudades según su importancia demográfica, económica y su influencia. En España destacan las metrópolis nacionales (Madrid y Barcelona), seguidas de las regionales (Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza) y las subregionales. Por debajo se encuentran las ciudades medias (entre 50.000 y 250.000 habitantes) y pequeñas (de menos de 50.000 habitantes).

Las relaciones urbanas varían según la dirección e intensidad de los flujos entre las mismas. Pueden ser unidireccionales (relaciones de dominio) o bidireccionales (basadas en la integración y competencia). Madrid y Barcelona encabezan relaciones unidireccionales, mientras que en el nordeste de España cinco metrópolis interaccionan más entre sí.

7.2 Evolución del sistema urbano español.

Durante la época industrial (hasta 1975) el sistema urbano español estuvo encabezado por Madrid como núcleo principal y una serie de ejes urbanos periféricos, quedando al margen el interior peninsular y las islas.

Entre los ejes urbanos periféricos destacan el atlántico gallego (comercial), el cantábrico (tradicionalmente industrial), el mediterráneo (que combina industria y turismo), el del Ebro (equilibrado) y el andaluz (con dos subejes que combina agricultura, turismo y otras actividades).

En la época postindustrial (desde 1975) el sistema urbano español se ha visto afectado por las comunidades autónomas, la integración europea y la globalización económica.

Las comunidades autónomas han impulsado sistemas urbanos regionales que pueden ser monocéntricos primados (encabezados sin discusión por una ciudad), monocéntricos jerarquizados (en la que una ciudad encabeza el sistema, pero existen ciudades intermedias) y policéntricos (cuando dos o más ciudades protagonizan por igual las relaciones regionales).

Dentro de la Unión Europea, las ciudades españolas ocupan una posición periférica respecto al eje urbano central (Gran Dorsal), destacando Madrid y Barcelona como locomotoras europeas, así como la consolidación del arco mediterráneo europeo.

La globalización económica ha transformado la economía europea y española, impulsando la terciarización y priorizando el transporte y las comunicaciones. Esto ha provocado el declive de ciudades con industrias maduras (eje cantábrico) y la mejora de la posición de ciudades medias como Valencia y Sevilla.