TEMA-06 - espa_ol -

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I. EL TRABAJO DEL ESPÍRITU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.” Juan 7:39 ¿En qué sentido se puede decir que el Espíritu Santo no había sido dado? ¿Qué cambió y qué no cambió en la obra del Espíritu Santo a partir de la glorificación de Cristo?

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I. EL TRABAJO DEL

ESPÍRITU SANTO

EN EL ANTIGUO

TESTAMENTO

“Esto dijo del Espíritu que habían de

recibir los que creyeran en él, pues

aún no había venido el Espíritu Santo,

porque Jesús no había sido aún

glorificado.”

Juan 7:39

¿En qué sentido se puede

decir que el Espíritu Santo

no había sido dado?

¿Qué cambió y qué no

cambió en la obra del

Espíritu Santo a partir de

la glorificación de Cristo?

“Durante la era patriarcal la

influencia del Espíritu Santo se

había revelado a menudo en forma

señalada, pero nunca en su

plenitud.”

Hechos de los Apóstoles, p. 31

El Espíritu Santo siempre

existió, pero la plenitud de

su poder se manifestó

después de la muerte y

ascensión de Jesucristo.

“Cuando Cristo entró por los portales

celestiales, fue entronizado en medio

de la adoración de los ángeles. Tan

pronto como esta ceremonia hubo

terminado, el Espíritu Santo descendió

sobre los discípulos en abundantes

raudales, y Cristo fue de veras

glorificado con la misma gloria que

había tenido con el Padre desde la

eternidad…

“...El derramamiento pentecostal era la

comunicación del Cielo de que el

Redentor había iniciado su ministerio

celestial. De acuerdo con su promesa,

había enviado el Espíritu Santo del

cielo a sus seguidores como prueba de

que, como sacerdote y rey, había

recibido toda autoridad en el cielo y en

la tierra y era el Ungido sobre su

pueblo.”

Hechos de los Apóstoles, p. 32

II. EL SIGNIFICADO

DEL PENTECOSTÉS

Y LAS NUEVAS

FUNCIONES DEL

ESPÍRITU SANTO

El Pentecostés fue una

señal del cielo en la tierra

de que el Padre aceptó el

sacrificio de Jesús y que

este fue a ocupar su lugar

a la diestra de Dios

(Hechos 2:32 y 33) con sus

plenas prerrogativas de

Sumo Sacerdote y Rey.

Aunque el Espíritu Santo

existía antes, ese día él

inició sus nuevas

funciones en la tierra,

funciones hasta

entonces imposibles.

¿Qué obra especial del

Espíritu Santo comenzó

en el Pentecostés?

¿Qué nueva orden de

cosas se inauguró en la

relación entre la

Divinidad y el hombre?

¿Qué cambió y qué no

cambió en la función y

manifestaciones del

Espíritu Santo a partir

del Pentecostés?

Las palabras de Jesús

sobre la promesa del

Espíritu Santo en los

Evangelios lanzan luz

sobre estas importantes

preguntas:

¿Qué descubrimos

cuando observamos los

detalles de las promesas

sobre la venida del

Consolador?

1. Jesús imprime un

nuevo carácter del Espíritu Santo

Cuando Jesús prometió “otro

Consolador” después de su

partida (S. Juan 14:16), estaba

realmente proclamando dos

cosas:

(1)Que él era un Consolador, el

primero (1. S. Juan 2:12) y,

(2) Que el Espíritu Santo sería

una persona igual a él.

En el Antiguo Testamento la

acción del Espíritu Santo se

describe como una fuerza

sobrenatural que viene desde

afuera.

Los Evangelios introducen al

Espíritu Santo como una

persona y revestida con la

personalidad y el carácter de

Jesús.

La identidad entre Jesús y el

Espíritu Santo difícilmente

podría destacarse más clara

que cuando dijo: “No os

dejaré huérfanos, volveré a

vosotros.” (S. Juan 14:18).

Después del Pentecostés el

Espíritu Santo se identifica

con el carácter de Jesús y

su obra es Cristo céntrica.

Solo el Espíritu Santo puede

aplicar los resultados del

sacrificio de Cristo haciendo

efectivo en nosotros lo que

Jesús hizo por nosotros.

Después del Pentecostés el

Espíritu Santo se revela con

el carácter de Jesús. En

verdad se lo puede llamar

“Espíritu de Jesús” (Hechos

16:7).

2. Lo declara como su representante

En San Juan 16:7 Jesús

declara que el Espíritu Santo

fue designado para ocupar

su lugar.

En el Pentecostés el Espíritu

Santo tomó su posición

como representante de

Cristo en la tierra e inauguró

su obra especial, la que

continuará hasta la segunda

venida de Cristo.

“El Espíritu Santo es el representante de

Cristo, pero despojado de la personalidad

humana e independiente de ella… Por lo

tanto, convenía a sus discípulos que

fuese al Padre y enviase el Espíritu como

su sucesor en la tierra.”

DTG, p. 622-623

En síntesis, el Espíritu Santo

manifiesta universalmente la

presencia personal de Cristo

en los corazones de sus

seguidores.

“En toda ocasión y lugar, en todas las

tristezas y aflicciones, cuando la

perspectiva parece sombría y el

futuro nos deja perplejos y nos

sentimos impotentes y solos, se

envía el Consolador en respuesta a la

oración de fe…

...Las circunstancias pueden separarnos

de todo amigo terrenal, pero ninguna

circunstancia ni distancia puede

separarnos del Consolador celestial.

Dondequiera que estemos, dondequiera

que vayamos, está siempre a nuestra

diestra para apoyarnos, sostenernos y

animarnos.”

DTG, p. 623.

3. El Espíritu Santo

universaliza la

persona de Cristo y sus enseñanzas

El Espíritu Santo

revestido de la

personalidad de Cristo,

no sólo universaliza la

persona de Jesús en los

futuros creyentes,

también hace lo que

Jesús hizo en el mundo

incrédulo, convencerlo

de sus errores (San Juan

16:8-11).

El Espíritu Santo es el

“otro”. Fue enviado para

reemplazar a Jesús entre los

discípulos y hacer por ellos

lo que Jesús hacía en la

tierra.

El Espíritu Santo capacitó a

Jesús en la misión que tenía

que realizar en la tierra. Y

ahora vino para capacitar a

los seguidores de Jesús, en

su misión final de preparar

al mundo para la

restauración final de todo lo

que el pecado destruyó.

Este es el elemento nuevo

introducido en el

Pentecostés, el Espíritu

Santo que habilita a cada

uno para la misión. Tanto

Hechos 2:16 y 38, como S.

Juan 7:38 y 39 hablan de un

cambio en el Pentecostés.

Primero veamos lo que

cambió en el Pentecostés:

No cambió el método de la

salvación, el creyente en

Cristo continúa recibiendo

el Espíritu Santo para

salvación (fruto) y para la

misión (don).

La pregunta entonces es:

¿Qué cambió en el

Pentecostés?

Cambió el método de

misión. En el Antiguo

Testamento el método era

corporativo, étnico, nacional

y local.

A partir del Pentecostés la

misión es privilegio de

todos. Ahora todos son

sacerdotes, “para anunciar

las virtudes de aquél que

nos llamó de las tinieblas a

la luz admirable.” (1 Pedro

2:9 y 5).

A partir del Pentecostés el

plan de Dios es que el

Espíritu Santo opere a

través del individuo para

alcanzar al pecador. En S.

Juan 16:7, Jesús les dice a

los discípulos que él les

estaba enviando otro

Consolador.

“El Espíritu Santo no se manifestaba

plenamente porque Cristo todavía no

había sido glorificado. La comunicación

más abundante del Espíritu no se efectuó

hasta después de la ascensión de

Cristo…

...En tanto los discípulos no lo habían

recibido, no podían cumplir la misión de

predicar el evangelio al mundo. Pero ahora

el Espíritu les fue dado para un fin especial.

Venida del Consolador – Dr. Wilson H. Endruveit,

PhD.

“Antes que los discípulos pudiesen

cumplir sus deberes oficiales en relación

con la iglesia, Cristo sopló su Espíritu

sobre ellos. Les confiaba un cometido muy

sagrado y quería hacerles entender que

sin el Espíritu Santo esta obra no podía

hacerse.”

DTG, p. 745

Nadie puede hacer la obra

de Dios sin el Espíritu

Santo. Por eso cada

creyente necesita recibir la

capacitación del Espíritu

Santo para realizar la misión

evangélica.

El creyente en Cristo no

debería ir simplemente con

el mensaje del evangelio,

sino debería ir con el poder

del Espíritu Santo.

En el Pentecostés se

cumplió la promesa de la

capacitación por medio del

Espíritu Santo y comenzó el

sacerdocio de todos los

creyentes como un nuevo

método de misión otorgada

por Jesucristo. (1 Ped. 2:5 y

9; 2 Cor. 5:18-20; Apoc. 5:9-

10; 1:5-6).