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S IND I CAL I SMO Y P ERON I SMO : LO S
OR GENES DEL S I ND I CAL I SMO PERON I STA ( 1 943 1946 )
Asignatura:Sindicalismocontemporneo Alumno:HctorMeleiroSurez
HctorMeleiroSurez
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TABLADECONTENIDOS
Introduccin 3Delsindicalismodecombatealsindicalismoreformista 4
Mapeodelasorganizacionessindicaleshasta1930 4Sindicalismoduranteladcadainfame(19301943):lacreacindelaCGT. 5
YenesollegPern 9LaRevolucinde1943 9PernsehaceconelDNT 9Mejorquedecireshacer.Mejorqueprometeresrealizar 11Laoligarquaserebela:crisispolticadelgobiernoFarrellPern. 12Laredefinicindelenemigo.Delaluchacontralasideologasextraasala
confrontacinconlaoligarqua 16Delaofensivapatronalal17deoctubre 17El17deoctubre:dosinterpretaciones. 20
Conclusiones:peronismoypopulismo. 21Bibliografa. 26
HctorMeleiroSurez
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IntroduccinExiste una asuncin bastante extendida en la literatura sobre el sindicalismo
argentino que entiende los aos que van de 1943 al 1946 como un corte radical que
separara en compartimientos estancos dos etapas del movimiento obrero argentino.
Segn esta versin desarrollada principalmente por autores socialistas y comunistas-
el movimiento obrero argentino habra estado principalmente dominado por una
corriente socialista hasta 1943, adoptando los elementos de inspiracin anarquista y
sindicalista1 una posicin marginal en la historia (Germani, citado en del Campo,
1983). Sin embargo, como defienden algunos historiadores (del Campo, 1983; Doyon,
2006; Senn Gonzlez y Bosoer, 2009) esta versin de la historia del movimiento
obrero argentino no solo est llena de profundos errores fcticos como el hecho de
socialistas y comunistas no adquiriesen una posicin dominante hasta mediados de los
aos 30-, sino que, adems, no permite atender a las importantes continuidades
existentes entre el movimiento obrero pre-peronista (hasta 1943) y el peronista (desde
1943). Segn Hugo del Campo (1983), existen tres caractersticas que se suelen
asociar exclusivamente al sindicalismo de Estado de la dcada peronista pero que son
tambin observables durante la dcada anterior a 1943. Estas caractersticas son: 1) la
burocratizacin de las organizaciones sindicales; 2) la idea de un reformismo
pragmtico; y 3) la vinculacin de las organizaciones del movimiento obrero al poder
poltico.
La idea de este trabajo ser estudiar los orgenes del movimiento obrero
peronista, no centrndonos tanto en las polticas regulatorias de las relaciones
laborales implementadas por Pern desde la Secretara de Trabajo y Previsin Social,
sino sobre todo en el vnculo creado entre las clases trabajadoras y Juan Domingo
Pern; un vnculo que entendemos trasciende la figura del coronel, y que reorden las
identidades previas del movimiento obrero configurando las lealtades polticas en la
Argentina hasta la actualidad. Para ello vemos necesario sintetizar brevemente la
trayectoria del movimiento obrero durante la dcada infame (1930-1943) antes de
meternos en el terreno del sindicalismo peronista. Como hemos dicho anteriormente,
nuestra idea es analizar los orgenes del movimiento obrero peronista. Es por eso que
acotaremos nuestro estudio a los aos del primer peronismo, desde el golpe de Estado
del 43 hasta que Juan Domingo Pern gana las elecciones en 1946. Tambin 1Aquusoelconceptosindicalistaenelsentidodelatradicindelsindicalismorevolucionariovinculadoa
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centraremos nuestra atencin en las distintas interpretaciones que se han dado sobre
los hechos ocurridos el 17 y el 18 de octubre de 1945, sucesos considerados como la
primera manifestacin nacional exitosa del movimiento obrero, y que suponen el hito
fundador del peronismo.
Delsindicalismodecombatealsindicalismoreformista
Segn los historiadores Santiago Senn Gonzlez y Fabin Bosoer (2009), la
historia del sindicalismo argentino se puede dividir en cuatro grandes etapas: 1) la del
sindicalismo de combate (1860-1922); 2) la del sindicalismo reformista (1922-1945);
3) la del sindicalismo de Estado (1945-1983); 4) la del sindicalismo en democracia y
frente a la globalizacin (1983-actualidad). En este epgrafe vamos a tratar de resumir
de la manera ms sucinta posible la poca del sindicalismo reformista. Esta etapa se
caracteriza por la adopcin por parte de las organizaciones sindicales de una posicin
pragmtica frente a los problemas sociales. Una posicin pragmtica que, sin
abandonar los corpus ideolgicos propios de cada corriente, deja de lado la
confrontacin violenta contra el Estado para asumir un papel negociador con el
mismo con el fin de conquistar mejoras en las condiciones de trabajo y un
reconocimiento de los derechos de los trabajadores. Este giro se da de manera general
por parte de todas las organizaciones sindicales, pero es mucho ms patente por parte
de la CGT que desde 1930 hasta 1936 es controlada por una direccin sindicalista que
adopta una actitud complaciente con el gobierno militar de Uriburu, actitud que
criticaran los sectores socialistas de la CGT para confrontar con los sindicalistas. Esto
no significa que durante esta poca no se desarrollen acontecimientos violentos, sino
ms bien un cambio en los repertorios de accin colectiva de los sindicatos y en la
posicin de stos frente a la negociacin con los empleadores.
El movimiento obrero se seguir caracterizando por la extrema fragmentacin
y las eternas disputas entre corrientes ideolgicas (anarquistas, sindicalistas,
socialistas y comunistas), pero la predominancia de anarquistas y sindicalistas dejar
paso poco a poco a una incipiente corriente socialista (y ms tarde comunista) a partir
de la dcada de 1930.
Mapeodelasorganizacionessindicaleshasta1930
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La organizacin ms significativa de los anarquistas sera la FORA
(Federacin Obrera Regional Argentina), fundada en 1901 con el nombre de FOA
(aadira e adjetivo de Regional en su cuarto congreso) tuvo un papel muy destacado
en el movimiento obrero hasta la dcada de los 30, protagonizando las primeras
huelgas generales y los episodios ms violentos del movimiento obrero argentino.
Los socialistas estuvieron organizados en la FORA durante sus primeros aos
de existencia. En 1903, socialistas y algunos sectores sindicalistas de la FORA se
escinden creando la UGT, la cual en 1909 se auto disuelve para crear junto a algunos
sindicatos autnomos la CORA (Confederacin Obrera Regional Argentina). La
CORA, a su vez, se auto disolvera para integrarse de nuevo en la FORA y desplazar
as a los anarquistas en el IX Congreso (1915).
La tradicin sindicalista estuvo tambin organizada al interior de la FORA,
pero en 1915 tras la eliminacin de los documentos oficiales de la referencia al
comunismo anrquico la FORA se divide en dos (la FORA V Congreso, anarquista,
y la FORA IX Congreso, sindicalista). En 1922 la FORA sindicalista crea junto a
sectores socialistas, comunistas y otros gremios autnomos la USA (Unin Sindical
Argentina). Este sindicato, a pesar de heredar todas las discrepancias ideolgicas del
pasado, supone un hito en el sindicalismo argentino estructurando por primera vez el
sindicalismo en base al gremio por industria en vez del viejo sistema por oficio.
En 1926, debido a la decisin de la USA de no permitir a los representantes
sindicales la actuacin poltica algunos gremios dirigidos por socialistas se escinden
creando la COA (Confederacin Obrera Argentina).
Sindicalismoduranteladcadainfame(19301943):lacreacindelaCGT.
Durante la dcada de los 30 en la Argentina se da un proceso de
transformacin de las estructuras econmicas y productivas. Tras la crisis mundial del
29, Argentina vivi un rpido proceso de industrializacin que fue acompaado de un
aumento de la produccin y de las exportaciones. Estas transformaciones tambin
supusieron un ligero aumento de la afiliacin de los trabajadores a organizaciones
sindicales, y una mutacin de la composicin de la clase trabajadora argentina. De
manera progresiva a lo largo de la dcada, el importante peso relativo que haban
tenido los trabajadores del sector servicios y de transportes en las organizaciones
sindicales deja paso a un aumento de la sindicacin de obreros de industrias
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manufactureras. A pesar del aumento de la sindicacin obrera, las tasas de afiliacin
continuaran siendo bastante bajas hasta 1943, llegando a representar en la ms
optimista de las estimaciones un 20% de la fuerza laboral urbana (James, 1988).
En julio de 1928, por iniciativa de la Federacin Obrera Poligrfica Argentina,
se inician conversaciones entre la USA y la COA con el fin de limar asperezas e
iniciar la constitucin de una nica central sindical que ser llamada CGT
(Confederacin General de Trabajo). En septiembre de 1930, casi en paralelo al golpe
de Estado del General Jos Flix Uriburu que derroc a la Unin Cvica Radical de
Yrigoyen, la Federacin Obrera Poligrfica Argentina (FOPA) junto a la USA, la
COA y algunos sindicatos autnomos (sin presencia de anarquistas) constituyen un
Comit Federal que deber convocar un Congreso Constituyente de la CGT; sin
embargo, se tardar seis aos en convocar dicho Congreso Constituyente.
Durante esos seis aos la CGT estar controlada por una mayora sindicalista
que adoptar una posicin moderada y complaciente con el gobierno militar. Como
dice Hugo del Campo (1983), irnicamente, los mismos dirigentes que no haban
movido un dedo para respaldar al gobierno de origen democrtico y popular de
Yrigoyen, salan ahora en defensa del rgimen fraudulento y reaccionario de Justo2.
Esta posicin adoptada por la CGT sindicalista fue recompensada con el
creciente reconocimiento por parte del gobierno militar. Poco a poco se le fue
concediendo a la CGT la posicin privilegiada de interlocutor oficial con las clases
trabajadoras, integrando numerosos organismos estatales junto a los empresarios,
abrindoles las puertas al despacho presidencial, y obteniendo acceso regular a la
radio estatal. Este creciente reconocimiento de la CGT fue interpretado por los
sectores socialistas como la contrapartida a la posicin sumisa de la direccin
sindicalista al gobierno de Justo.
Esta supuesta sumisin, junto a la demora en la convocatoria del Congreso
Constituyente por parte de la direccin de la CGT, y junto al eterno eje de discordia
de la prescindencia poltica del movimiento sindical (esto es, la prohibicin de los
representantes de la CGT de participar en partidos polticos) fueron los principales
motivos de la confrontacin entre sindicalistas y socialistas al interior de la CGT (del
Campo, 1983). 2SerefiereaAgustnPedroJusto,PresidenteelectodelaNacinArgentinaquegoberndesde1932hasta1938. Elegido a travs de mecanismos electorales fraudulentos, apoyado por la dictadura militar y unaalianzaentreelPartidoDemcrataNacional,laUninCvicaRadicalAntipersonalistayelPartidoSocialistaIndependiente,tuvocomooposicinalossectoresyrigoyenistasdelaUninCvicoRadicalderrocadosporelgolpedel30.
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Gradualmente, los socialistas fueron creciendo en nmero de afiliados y en
gremios asociados a la CGT a la vez que los dirigentes sindicalistas fueron perdiendo
bases de apoyo al interior de la central sindical, hasta el punto de depender estos
ltimos de una alianza con la poderosa Unin Ferroviaria (UF) liderada por Tramonti.
Sin embargo, debido a la tardanza en convocar el Congreso Constituyente este cambio
en la correlacin de fuerzas en la CGT no se tradujo a los rganos de direccin. La
confrontacin entre socialistas y sindicalistas, canalizada a travs de artculos en
prensa obrera, fue aumentando de tono hasta que una cesin de algunas conquistas
sociales de los ferroviarios permiti a los socialistas expulsar a Tramonti de la
direccin de la UF, cambiar de este modo a algunos representantes en el Comit
Federal de la CGT y convocar definitivamente en 1936 el Congreso Constituyente
que tradujo la mayora sindical socialista en una mayora en la direccin del sindicato
(del Campo, 1983). Este golpe de mano de los socialistas provoca la divisin de la
CGT, que a partir de ahora se diferenciarn por la direccin de las respectivas sedes:
CGT-Independencia 2880 localizada en la sede de la UF (socialista), y la CGT-
Catamarca 577 localizada en la sede de la FOET (sindicalista).
La CGT-Catamarca, debido a su debilidad, vea ya imposible recuperar la
direccin de la CGT, por lo que opt por refundar la USA en 1937. La CGT-
Independencia, por otro lado, se vera reforzada por la entrada de algunos sindicatos
comunistas y autnomos. A partir de ahora ser la confrontacin entre socialistas y
comunistas el hilo conductor de las luchas internas en la CGT.
Solo desde este ao, 1937, se puede decir que los socialistas se convirtieron en
la corriente mayoritaria del movimiento obrero. Segn Hugo del Campo, fue esta
constante resistencia de la tradicin sindicalista al avance de socialistas y comunistas,
que mantuvo al movimiento obrero independiente de partidos polticos, uno de los
factores decisivos que facilit la tarea al peronismo (del Campo, 1983).
En 1943 se materializ una nueva divisin al interior de la CGT. Esta vez
derivada de la confrontacin entre comunistas y socialistas. Dos listas diferentes se
declararon ganadoras en el Comit Confederal Central dando lugar a la divisin de la
central en la CGT 1, liderada por el socialista Domenech, y la CGT 2 liderada
por otro socialista: Prez Leirs. Esta divisin no durara mucho tiempo debido a que
en 1943 un gobierno militar recin instaurado tras un nuevo golpe de Estado ilegaliz
la CGT N2, ingresando la mayora de sus gremios en la N1, quedando as la CGT
reunificada de facto.
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En resumen, la dcada infame (1930-1943), que comenzaba con la
esperanzadora unidad del movimiento sindical en torno a la CGT (a excepcin de los
ya dbiles anarquistas de la FORA) terminaba con la fragmentacin que haba
caracterizado siempre a este movimiento (los anarquistas en la FORA, los
sindicalistas en la USA, los socialistas en la CGT N1 y una coalicin socialista-
comunista en la CGT N2). A partir de 1943, no cambiara tanto la actitud del
movimiento obrero respecto al poder poltico, sino ms bien la del poder poltico
respecto al movimiento obrero. Si hasta entonces todos sus intentos de acercamiento
y participacin [de los sindicatos] slo haban encontrado una respuesta fra y
displicente en los medios gubernamentales, desde que Pern se hizo cargo de la
poltica social del rgimen militar esos contactos fueron buscados y cultivados con
una intensidad sin precedentes y se convirtieron en la principal preocupacin del
personaje ms importante del rgimen. Ese cambio de actitud inaugurara una nueva
era en la historia argentina (del Campo, 1983).
En esta parte hemos podido comprobar cmo al menos dos de las tres
caractersticas sealadas por Hugo del Campo como caractersticas propias del
sindicalismo peronista se dan tambin en el sindicalismo de los aos 30. En primer
lugar la burocratizacin de las organizaciones sindicales, manifestada a travs de las
continuas disputas entre las distintas facciones al interior de la CGT. En segundo
lugar, una profunda vinculacin de las organizaciones sindicales con el poder poltico
que, a pesar del principio de abstencin poltica propugnado por el sector sindicalista,
se hace patente en los muchos guios que la CGT hizo al rgimen de Uriburu y en su
incorporacin, aunque sea de manera subordinada, en las distintas instituciones
estatales relacionadas con el mundo del trabajo (DNT, difusiones por radio, etc). La
idea de un reformismo pragmtico tambin se da en el sindicalismo de los aos 30,
pero en este trabajo no ha salido a relucir de manera clara.
En la siguiente parte de este ensayo nos dedicaremos a analizar el surgimiento
del sindicalismo peronista, articulado a travs de un vnculo entre Juan Domingo
Pern y las clases trabajadoras, centrndonos sobre todo en los hitos polticos
constitutivos del peronismo que supusieron la unificacin por primera vez del
movimiento obrero en torno a una identidad poltica que reconfigur las lealtades
previas del movimiento obrero basadas en adscripciones a las ideologas obreras
tradicionales (socialismo, comunismo, anarquismo, sindicalismo).
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YenesollegPern
LaRevolucinde1943
En 1943 un grupo proveniente de las Fuerzas Armadas consigue derrocar al
Presidente Ramn Castillo. Este grupo de militares estara compuesto de dos
facciones, por un lado un grupo de altos oficiales nucleados en torno a Arturo Rawson
que, de tendencias liberales y favorables a los aliados, aspiraban a instaurar un breve
gobierno militar que pusiese orden en el pas y convocase unas elecciones limpias.
Por otro lado, un grupo de coroneles agrupados en torno a la logia secreta GOU
(Grupo Obra de Unificacin o Grupo de Oficiales Unidos) de tendencias nacionalistas
y ms proclives a la neutralidad (o incluso algunos a los pases del eje), estaban ms
dispuestos a reforzar el papel del Estado en la economa con fines industrializadores y
con miras hacia la autarqua. Las principales preocupaciones del GOU eran la
percepcin que tenan de la entrega del pas a intereses extranjeros y de la decadencia
del corrupto sistema poltico, hechos que achacaban a las lites polticas instaladas en
el gobierno desde 1930, a las que vean como incapaces de gestionar los graves
problemas del pas (Doyon, 2006).
Aunque de manera publica los militares justificaron su actuacin como una
respuesta a la corrupcin y el fraude electoral imperante en el pas, las razones del
golpe, y de porqu militares de tan distinto signo se unen frente al rgimen
conservador de 1930 que ellos mismos defendieron en sus inicios, son ms bien
geopolticas, y por lo tanto no vemos necesario profundizar en ellas en este ensayo;
sin embargo, s conviene mencionar que tienen que ver con el alineamiento de Brasil
con el bloque aliado y su consecuente rearme que, segn algunos miembros de las
fuerzas armadas, podra suponer la prdida de supremaca de Argentina en la regin.
En un primer momento, todos los partidos polticos, a excepcin de los comunistas y
los conservadores, saludaron la llamada Revolucin del 43.
PernsehaceconelDNTLas primeras medidas sociales del recin instaurado gobierno militar fueron,
entre otras, la fijacin de precios mximos para artculos de primera necesidad, un
aumento de salarios para los empleados pblicos, y la rebaja del precio de los
alquileres (del Campo, 1983). Estas medidas fueron saludadas por la CGT N1. Sin
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embargo, dichas medidas sociales se desarrollaron en paralelo al cierre de peridicos
obreros, a la ilegalizacin de algunos sindicatos (CGT N2), a la intervencin de las
poderosos sindicatos ferroviarios (la Unin Ferroviaria y la La Fraternidad3), y a la
detencin de numerosos militantes comunistas. En estos primeros aos, el gobierno
militar combinara de manera histrinica la adopcin de medidas dirigidas a contentar
a las clases populares y una lnea dura de represin a las organizaciones sindicales
dirigida a la desmantelacin del movimiento obrero organizado. Sin embargo, la
inicial lnea represiva llevada a cabo dej paso a una lnea ms conciliadora e
inteligente a raz del nombramiento de Juan Domingo Pern al frente de la DNT y de
Domingo A. Mercante como interventor de la UF y la LF. Pern, con la ayuda de
Mercante 4 , entabl contactos con importantes cuadros de las organizaciones
sindicales (incluso con militantes comunistas a los que l mismo liber), contactos
que alarmaron a algunos de sus compaeros y rivales del GOU.
Pern consigue transformar el DNT (un organismo anquilosado, sin recursos
ni medios para cumplir sus objetivos) en la Secretara de Trabajo y Previsin Social5,
integrando todas las instituciones con competencias sobre el mundo de las relaciones
laborales (DNT, secciones de la Direccin Nacional de Salud Pblica y Asistencia
Social, de la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones, la Cmara de Alquileres, la
Junta Nacional para Combatir la Desocupacin, etc).
Tras hacerse cargo de la STP, Pern pronuncia su primer discurso de amplio
alcance al ser retransmitido por la red de radios estatales. En dicho discurso Pern
adopta un posicin de total oposicin hacia lo que llama ideologas extraas y sus
falsos apstoles que se introducen en el gremialismo para medrar con el engao y la
traicin de las masas. Hasta aqu nada nuevo viniendo de un militar, de un hombre
de Estado. Sin embargo, en el mismo discurso, Pern critica el abstencionismo
suicida que segn l ha adoptado el Estado con respecto a la cuestin obrera, y que
ha tenido como contrapartida al sindicalismo anrquico (del Campo, 1983). Aqu
empezamos a ver el primer atisbo de un miembro del Gobierno que reconoce que el
Estado debe cambiar su actitud, y empezar a funcionar como mediador en la
negociacin entre trabajadores y empleadores: un primer paso hacia el
reconocimiento de las organizaciones sindicales como interlocutores legtimos de la 3ApartirdeahoramereferiraestossindicatoscomoUFyLFrespectivamente.4DomingoA.Mercante tena un contactoms cercano con las organizaciones sindicales debido a que supadre y su hermano eran obreros ferroviariosmilitantes uno de la Unin Ferroviaria y el otro de la LaFraternidad.5STP a partir de ahora.
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clase trabajadora, organizaciones sindicales hasta entonces ms toleradas que
reconocidas. Segn Pern, el ideal de un Estado no puede ser la carencia de
asociaciones, sino todo lo contrario. Este primer discurso de Pern no fue recibido
con especial entusiasmo por las organizaciones obreras, que saban que una mayor
intervencin del Estado en las relaciones laborales no era necesariamente buena para
los trabajadores.
Lo cierto es que si comparamos numricamente los datos de afiliacin sindical
de la dcada infame (1930-1943) con los de la dcada peronista (1946-1955) debemos
reconocer que las llamadas de Pern a la organizacin de los trabajadores no fue un
simple gesto de cara a la galera. Segn los datos manejados por Daniel James (1988),
mientras que en 1943 se encontraba organizada aproximadamente el 20% de la fuerza
laboral urbana, con una mayora del sector terciario, quedando el proletariado
industrial al margen de toda organizacin sindical efectiva; en 1954 (tan solo un ao
antes del derrocamiento de Pern) la tasa de poblacin asalariada total organizada en
sindicatos ascenda a un 42,5%, oscilando ese dato en la mayora de las industrias
entre el 50% y el 70%. Entre 1946 y 1951 el nmero de afiliados sindicales aument
de 520.000 a 2.334.000. Adems, el desarrollo de las organizaciones sindicales
durante la dcada peronista se extendi a sectores productivos donde nunca antes
haban entrado las organizaciones sindicales, transformando definitivamente el
modelo organizativo basado en oficios a uno ms moderno basado en la unidad de
actividad econmica (James, 1988).
Mejorquedecireshacer.Mejorqueprometeresrealizar
Es precisamente la actividad que realiza Pern desde la STP lo que le granjea
la popularidad entre los sectores populares. El eslogan ms repetido por el coronel
Pern que en poco tiempo se convirti en el lema oficioso de la STP sera el de
Mejor que decir es hacer. Mejor que prometer es realizar. Pern saba que era
necesario demostrar con hechos, no con palabrera, que exista la honesta intencin de
mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, de atender a sus justas
reivindicaciones.
Sin intencin de hacer una enumeracin muy precisa de las medidas tomadas
desde la STP, s que cabe hacer una mencin especial a las polticas de apoyo a los
ferroviarios como la licencia anual incremental, la aprobacin de un plan de asistencia
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y previsin presentado por la UF y la LF que contemplaba la construccin de un
policlnico, de un sanatorio para tuberculosos, de numerosos hospitales y farmacias, el
reconocimiento de la UF como nico representante de los ferroviarios, etc Tambin
es necesario mencionar el Estatuto del Periodista y el del Personal Civil de la Nacin,
trabajadores hasta entonces no sujetos a ningn estatuto concreto. Las medidas
tomadas por la STP resultaron tan crebles entre los trabajadores ferroviarios que el 20
de marzo de 1943 se concentraron en la Plaza de Mayo para apoyar al Presidente
Farrel, repitindose una concentracin parecida el 18 de abril durante la inauguracin
de los consultorios externos de la UF. Sin embargo, esta poltica social llevada a cabo
por el STP no signific que los aspectos autoritarios y represivos del rgimen fueran
inexistentes. Numerosos militantes comunistas continuaban en prisin, y muchos
sindicatos seguan clausurados. En marzo de 1944 se intervino el local de la FGB
(Federacin Grfica Bonaerense) producindose 150 detenidos, y ese mismo ao los
actos del 1 de mayo (ya instaurado como feriado) fueron prohibidos, desarrollndose
una serie de altercados en Plaza Once que tuvieron como resultado varios heridos y
36 detenidos (del Campo, 1983). En general, la oposicin de comunistas y socialistas
a las actuaciones de la STP de Pern tenan que ver con dos asuntos: 1) uno
internacional: la poltica de neutralidad del Gobierno se vea como favorable a los
pases del eje, exigiendo, socialistas y comunistas, una poltica de solidaridad con los
aliados; y 2) socialistas y comunistas vean menguar su fuerza en el terreno sindical
debido al aumento de popularidad de Pern entre los trabajadores. A pesar de las cada
vez ms virulentas acusaciones de socialistas y comunistas al encuadramiento
oficialista de los trabajadores llevado a cabo por Pern, estas crticas no podan
contrapesar la elocuencia de las mejoras concretas que los obreros seguan obteniendo
a travs de la STP (del Campo, 1983).
Laoligarquaserebela:crisispolticadelgobiernoFarrellPern.
En 1944, el creciente apoyo sindical y obrero a la figura de Pern, ya
Vicepresidente de Argentina, se pudo demostrar durante los acontecimientos
posteriores al intento desestabilizador del Departamento de Estado norteamericano. El
gobierno estadounidense dio a conocer una declaracin en la que se denunciaba el
hecho de que Argentina no haba hecho efectiva su ruptura con el Eje y peda por lo
tanto a los pases americanos que se abstuvieran de reconocer al gobierno de Farrell.
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Adems el Gobierno estadounidense se permita opinar sobre la poltica interna
denunciando que la desplazamiento del General Ramrez y sus colaboradores del
gobierno argentino6 era la demostracin de que Argentina estaba ahora tomada por
simpatizantes del eje. Esta denuncia de los Estados Unidos tuvo eco en algunos
sectores de la oposicin argentina al gobierno de Farrell. En estas circunstancias, el
gobierno pudo comprobar cmo eran las organizaciones obreras, las cuales se
manifestaron en las calles y a travs de numerosos comunicados, los nicos apoyos
civiles con los que contaba y que, aunque vacilantes, estaban resueltos a defender las
medidas de la STP. En paralelo a esta accin desestabilizadora del Departamento de
Estado, se empez a notar un aumento de la resistencia de los sectores capitalistas a la
poltica social del gobierno, resistencia que se materializ con la oposicin de la
Bolsa de Comercio al proyecto del STP sobre jubilaciones. Estos hechos suponen un
punto de inflexin. Pern, que haba logrado recabar un importante apoyo de las
clases populares gracias a su actuacin al frente de la STP, ahora vea cmo esta
poltica social le granjeaba la oposicin de sectores capitalistas del rgimen que eran
indispensables para su proyecto basado en la conciliacin de clases y en la unidad
nacional. Pern necesitaba ahora proceder a una progresiva redefinicin de su
enemigo (del Campo, 1983).
En los meses sucesivos se desata una verdadera ofensiva patronal liderada en
el mbito urbano por la Unin Industrial Argentina (UIA) y la Cmara de Comercio
de Buenos Aires (CCBA), y en el campo por la Sociedad Rural Argentina. Esta
ofensiva de las organizaciones patronales correr en paralelo con las crecientes
demandas de los partidos polticos de una vuelta a un rgimen civil 7 que
desembocarn en la convocatoria por parte del gobierno de Farrell de unas elecciones
a finales de 1945 (finalmente seran en febrero de 1946). El 16 de junio de 1945, la
UIA y la CCBA, junto a otras organizaciones patronales menores, publican el
Manifiesto de la Industria y el Comercio en el que hacen una feroz crtica de las
medidas sociales tomadas por el gobierno, denunciando la agitacin subversiva de
la STP (Doyon, 2006). La Sociedad Rural Argentina, das despus, secund con un
comunicado el manifiesto de la UIA y la CCBA, y exigi el retorno de un liberalismo
econmico. La adopcin de estas posturas por parte de las organizaciones patronales 6Se refiere a las consecuenciasdeuna crisis de gobiernoque se sald con el desplazamientode algunosmilitares ms cercanos a los aliados. No hemos visto necesario describir estos sucesos debido a lanaturalezadeesteensayo.7Desdeelgolpedejuniode1943nohabahabidoelecciones,yloscargosdelgobiernoestabanocupadosensuprcticamayorapormilitares.
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supusieron una verdadera declaracin de guerra que obligara al coronel Pern a
consolidar su todava ambigua alianza con las organizaciones sindicales.
Ante esta situacin de creciente polarizacin entre los sectores patronales y los
partidos polticos, por un lado, y el gobierno militar de Farrell y Pern, por el otro, el
movimiento sindical se encontrara ante una encrucijada: por un lado las
organizaciones sindicales apoyaban las medidas adoptadas por Pern desde la STP,
pero por otro se esperaba de ellas la defensa del retorno de un rgimen constitucional.
Ante esta disyuntiva, las organizaciones sindicales organizadas en torno a la CGT
convocan el 12 de julio una concentracin masiva en defensa de las conquistas
obtenidas por los trabajadores gracias a la Secretara de Trabajo (Doyon, 2006). El
discurso principal del acto fue pronunciado por ngel Borlenghi, secretario general
de la Federacin de Empleados de Comercio, y en l se dej entrever la intencin de
los lideres sindicales de adoptar una tercera posicin frente a la creciente
polarizacin: por una lado hizo una defensa frrea de las medidas adoptadas por la
STP, a las que consideraba nuestras conquistas; y por otro, tratando de separarse de
las autoridades militares, dej claro que los sindicalistas no se oponan a priori a la
vuelta del rgimen constitucional, dejando claro, eso s, que los mecanismos de la
democracia liberal no garantizaran de por s las condiciones dignas que los
trabajadores se merecen. Queremos, s, que el pueblo pronto pueda elegir a sus
autoridades; pero no queremos el regreso de los vacunos, de los terratenientes, de los
que han hecho un lema en tener vacas gordas y peones flacos en nuestro pas, deca
Borlenghi (citado en Doyon, 2006).
Como dice Doyon (2006), la CGT fue especialmente cuidadosa en no
mencionar en ningn momento el nombre de Pern, demostrando as los recelos que
los dirigentes sindicales tenan respecto a una completa identificacin del movimiento
sindical con Pern. Adems, el hecho de que los partidos polticos
antigubernamentales todava no hubiesen llegado a grandes acuerdos poltico-
econmicos con los grupos patronales podra haber sido interpretado por los
dirigentes sindicales como una esperanza de llegar a acuerdos con las fuerzas civiles
de la oposicin de cara a las elecciones de finales de 1945 (Doyon, 2006).
Esta vacilacin de la CGT a la hora de mostrar su apoyo a Pern en estos
momentos de grave crisis poltica supuso la imposibilidad del coronel de oponer a las
manifestaciones convocadas por la oposicin alguna muestra de apoyo a su figura en
forma de concentraciones en la calle. Si Pern no forz a los sindicatos su
HctorMeleiroSurez
15
movilizacin en su defensa fue para no quemar la amplia y compleja red de
reciprocidades que haba tejido durante su paso por la STP, por lo que al coronel solo
le quedaban dos opciones: 1) iniciar una campaa de discursos a travs de la Red
Argentina de Radiodifusin en la que se mostrara como un reformador asediado por
las clases propietarias8; y 2) redoblar sus esfuerzos reformistas desde la STP con el
fin de afianzar su popularidad entre los trabajadores. Pern opt por las dos: su
campaa de discursos en las que trat de redefinir al enemigo ser descrita en el
siguiente epgrafe. Con respecto a la segunda opcin, Pern ampli las concesiones
sociales a los sindicatos comunistas, ninguneados hasta entonces, y aprob lo que
sera la clave de bveda de su edificio jurdico basado un sistema de relaciones
laborales supervisado por el Estado: la Ley de Asociaciones profesionales.
La Ley de Asociaciones Profesionales, negociada con las organizaciones
sindicales, y que vena a modificar una ley de 1943, supuso la instauracin de una
amplia proteccin legal de los representantes sindicales respecto de represalias por
parte de los empleadores, se abstena de establecer distinciones artificiales entre
diferentes categoras dentro de una misma actividad (como era propio en otras leyes
parecidas en pases latinoamericanos), proclamaba la libertad de eleccin entre
modelos organizativos, y reconoca el derecho del sindicato a participar en poltica
como entidad independiente. Esto ltimo es especialmente relevante si tenemos en
cuenta que desde el golpe de 1943 haba una especial insistencia por parte de las
autoridades militares de que los sindicatos se abstuvieran de la poltica y se limitasen
a reivindicar sus justas demandas laborales. A partir de entonces, las autoridades
militares viraron su poltica hacia los sindicatos abriendo la mano a comunistas y
socialistas, permitiendo una mayor libertad sindical. Como relata Hugo del Campo
(1983: 203):
Anteeldespliegueopositor,elgobiernohabatenidoquetomarunaseriede
medidasdestinadasaapaciguarlosnimos:el30dejunioanunciabaquehastala
fechahabanrecuperadosulibertad375presospolticos;laCasaRadicalylaCasa
delPueblofuerondevueltasasuspropietarios;elPCfuereconocidolegalmenteyse
permitilareaperturadeloslocalesdelSindicatoObrerodelaAlimentacin(SOA)
y de la FOIC; el decreto que haba disuelto a la FUA [Federacin Universitaria
Argentina]fuederogado. 8PalabrasdePern,citadoen
HctorMeleiroSurez
16
Laredefinicindelenemigo.Delaluchacontralasideologasextraasalaconfrontacinconlaoligarqua
Si durante los primeros nueve meses al frente de la STP (desde diciembre de
1943 hasta agosto de 1944) Pern insista en que mejores eran los hechos que los
discursos, a partir de agosto de 1944 esto cambiara. A partir de entonces los
discursos dirigidos a los trabajadores, retransmitidos por la Red Argentina de
Radiodifusin y difundidos a travs de panfletos, jugaran un papel fundamental.
Segn Hugo del Campo (1983), en esos primeros nueve meses Pern realiz 65
discursos pblicos, durante los dos meses siguientes hasta octubre realizara ms de
100.
Este cambio en su relacin con las masas se desarrollara en paralelo con una
transformacin de los marcos discursivos empleados por el coronel. Si en un principio
el discurso de Pern se basaba en la interpelacin a la unin de los argentinos y en
el carcter armonioso de los intereses de clase que las ideologas extraas y los
agitadores a sueldo pretendan reventar, a partir de ahora veremos cmo los
discursos de Pern estarn guiados por la lucha que enfrenta al Pueblo con la
oligarqua, presentndose a l mismo como un defensor de las clases populares
asediado por una oligarqua que aspiraba a retroceder en todas las conquistas sociales
realizadas por la STP. El mismo Pern se pronunciaba as en agosto de 1945:
La repblica, hoy deca Pern, se halla dividida en dos bandos
perfectamenteclarosyreconocibles.Esadivisinhatenidoorigenenlaaccinde
estacasa(laSTP)yelgobiernohatenidoqueelegirentreparalizarlaaccinsocial
realizadaparahacerleelgustoaaquellosaquieneslesduelennuestrasconquistas,
oseguirrealizandolaobraquenoshemospropuestocontodoslosinconvenientes
queellapresupone[].
De un lado est, claramente determinada, la oligarqua que se haba
entronizadoenelpasdurantetantosaos,[].Param,puebloestodohabitante
de la repblicaque se comportadeacuerdocon lasnecesidadesde lanacin.La
partems importantees laque trabajayproduce,y lamenos importante laque
consumesinproducir[].Cuandosedicepueblo,somosnosotros,ycuandosedice
aristocracia, capitalismo y otras cuantas calificaciones, son ellos (citado en del
Campo,1983).
HctorMeleiroSurez
17
Profundizaremos en esta redefinicin discursiva en epgrafe de conclusiones
del trabajo.
Delaofensivapatronalal17deoctubreDesde la publicacin del Manifiesto de la industria y el comercio en junio
de 1945 y el inicio de la ofensiva patronal contra Pern, las organizaciones sindicales
publican una serie de comunicados defendiendo las conquistas sociales de la STP y
denunciando que se preparaba una operacin poltica para hacer retroceder el avance
de los derechos de los trabajadores (del Campo, 1983: 195-198). En estas
declaraciones se interpelaba a la CGT para que asumiese el papel de direccin del
movimiento obrero unificando la defensa de los derechos adquiridos. La campaa en
apoyo a la STP culmin el 12 de julio con un acto convocado por el Comisin de
Unidad Sindical, y cuyas consignas fueron contra la reaccin capitalista; en defensa
de las conquistas obtenidas; por un aumento de sueldos y jubilacin para los obreros
industriales; por las libertades constitucionales y la pronta normalizacin
institucional (del Campo, 1983: p.198). Como se ve, no hay todava una referencia
explcita a Pern, y la defensa de la STP se combina con la exigencia del retorno de
las libertades constitucionales. Sin embargo, fue la primera vez que desde la audiencia
se core las consignas Pern presidente, Un milln de votos, y ni nazis ni
fascistas, peronistas, esta ltima como respuesta a las crticas de la oposicin que
denunciaban la figura de Pern como filofascista, aprovechando los aires de victoria
del bando aliado en la II Guerra Mundial. Este acto se puede entender casi como el
inicio de la campaa electoral de Pern a las elecciones presidenciales que estaban
convocadas para finales de 1945.
Sin embargo, y a pesar de la apertura de la STP a comunistas y socialistas,
estos ltimos constituan el ncleo de la oposicin en el campo sindical. A travs de
los gremios que controlaban, socialistas y comunistas, junto a otros sectores de lo que
se denominaba sindicalismo libre, se alinearon con la campaa en contra de Pern,
llegando incluso a recibir elogios por parte de la Sociedad Rural Argentina, hecho que
no fue desaprovechado por la prensa obrera peronista como demostracin de su
alianza con los sectores capitalistas (del Campo, 1983). Numerosos actos en oposicin
a la STP fueron convocados por gremios controlados por socialistas y comunistas,
muchos de ellos acabaron con incidentes e incluso tiroteos. La Conferencia Nacional
HctorMeleiroSurez
18
de Gremialistas Socialistas llam a repudiar las actividades de la STP y a desafiliarse
de la CGT, a la que acusaban de colaboracionista. Muchos gremios controlados por
socialistas y comunistas as lo hicieron (la UOT, la SOIC, La Fraternidad, la CGEC).
La presin socialista contra el sindicalismo peronista, que lleg a provocar una crisis
en la CGT, consigui en septiembre de 1945 que los representantes de la CGT en la
OIT fuesen rechazados por esta ltima por representar a un gobierno fascista.
Mientras que el gobierno Farrel-Pern promova tibias medidas conciliadoras,
la ofensiva de la oposicin se incrementaba, exigiendo el inmediato retorno a la
normalidad institucional y la entrega del poder a la Suprema Corte. El frente opositor
agrupaba a una amalgama de organizaciones de lo ms diversas: desde el Partido
Socialista y el Partido Comunista, hasta las organizaciones patronales como la Unin
Industrial Argentina, la Cmara de Comercio de Buenos Aires, o la Sociedad Rural
Argentina, pasando por organizaciones universitarias, o la Asociacin Nacional de
Mujeres, o la prctica totalidad de la prensa. Los estudiantes funcionaban como la
punta de lanza de la oposicin en la calle, protagonizando la mayor parte de los
incidentes violentos.
El 19 de septiembre de 1945 una masiva manifestacin convocada por la
oposicin llamada Marcha de la Constitucin y la Libertad reuna a centenares de
miles de personas. La Cmara de Apelaciones declaraba inconstitucional a los
tribunales de trabajo. Poco despus, un manifiesto firmado por treinta marinos exiga
la renuncia del gobierno; se descubra un complot militar encabezado por Rawson, y
finalmente el entierro de un estudiante asesinado se converta, el 6 de octubre, en un
masivo acto de repudio al gobierno militar. Ante una situacin que se volva
ingobernable el gobierno decret nuevamente el estado de sitio, encarcel a los
presidentes de la SRA, la UIA y la Bolsa de Comercio. Varias universidades fueron
clausuradas y desalojadas, dejando un saldo de 6 profesores y ms de 1500
estudiantes detenidos (del Campo, 1983: 212). A esto se le sum el cese del juez
federal de Crdoba que haba liberado a algunos participantes en el intento de golpe
de Rawson, cese que fue rectificado por la Suprema Corte.
Esta grave tensin poltica se resuelve con la destitucin, el 9 de octubre de
1945, de Juan Domingo Pern de todos sus cargos. El 13 de octubre es detenido y
encarcelado en la prisin de la isla Martn Garca (James, 1987). Tras la dimisin de
Pern el triunfo de la oposicin pareca total. El gobierno fijaba la fecha de las
elecciones, derogaba el polmico estatuto de los partidos polticos, y decretaba la
HctorMeleiroSurez
19
apertura de las universidades, reincorporando a los profesores que haban sido
cesados de sus plazas (del Campo, 1983). Entre las organizaciones sindicales ms
cercanas a la STP se empieza a extender la sensacin de que se prepara una operacin
de retroceso de las conquistas sociales. Se difunden rumores de una posible huelga
general que pocos das despus es convocada para el 17 de octubre por diversos
sindicatos sectoriales (entre ellos, el ms importante fue el Sindicato Autnomo de la
industria de la Carne de Berisso). Numerosas manifestaciones e incidentes ocurren los
das posteriores al 17 de octubre (James, 1987). Dentro de la CGT existe una clara
divisin acerca de la conveniencia de una huelga general, los recuerdos de la semana
trgica, sucesos desembocados tras una huelga general, todava siguen vivos en la
memoria de muchos trabajadores. Adems, se discuta la conveniencia de que una
hipottica convocatoria que se identificase con la figura del coronel Pern y no con la
defensa de los derechos adquiridos. Tras una larga discusin interna que dur ms de
24 horas, la CGT resuelve, la noche del 16, convocar una huelga general para el 18 de
octubre con los siguientes objetivos: 1) la revocacin de la inclusin de miembros de
la oposicin en el gobierno; 2) la formacin de un gobierno que garantizase la
libertad, la democracia y la consulta al movimiento obrero; 3) elecciones inmediatas;
4) la libertad de todos los detenidos civiles y militares que se haban distinguido por la
defensa de los derechos de los trabajadores; 5) el mantenimiento y la ampliacin de
las reformas sociales (Doyon, 2006). La CGT, a pesar de optar por exigir la liberacin
de Pern evita mencionar su nombre directamente.
La concrecin de una huelga general por parte de la CGT para el 18 de
octubre, cuando la gran movilizacin se dio el 17, ha sido leda en ocasiones como un
divorcio entre el movimiento obrero organizado y la jornada del 17 de octubre. De
esta manera, los sucesos del 17 de octubre seran una explosin espontnea de
trabajadores adictos a Pern sin conciencia de clase y escasamente organizados
(Germani, citado en James, 1987). Sin embargo, como dice Doyon (2006: 171), la
concrecin de la huelga con anterioridad a lo planificado confirma que la conduccin
mxima de la CGT no fue la promotora de la movilizacin; ms bien, la movilizacin
le fue impuesta por la presin de un grupo de sindicatos afiliados y autnomos. La
ratificacin por parte de la CGT de la jornada de huelga asegur el apoyo de las
organizaciones sindicales ms poderosas, no pudindose subestimar la importancia de
la decisin de la central en el xito de la jornada.
HctorMeleiroSurez
20
La maana del 17 de octubre decenas de columnas de trabajadores partieron
desde el extrarradio del Gran Buenos Aires para converger en la Plaza de Mayo,
frente a la Casa Rosada. En la mayora de ciudades del interior la movilizacin
tambin se hizo patente. El Comit Nacional de Huelga present sus demandas ante
Farrell y el ministro de Guerra. Las negociaciones se saldan con la sustitucin de
Fentanes9 por el coronel Mercante al frente de la STP, para asegurar la continuidad de
la poltica pro-obrera; y con la liberacin de Pern, el cual se dirigi a la multitud
congregada en Plaza de Mayo. Pern, a pesar de que no ocupara ningn cargo
pblico, se asegur de que la reconfiguracin del gabinete de gobierno le fuese
favorable a su figura, manteniendo as su poder en la sombra hasta las elecciones
presidenciales. El 24 de febrero de 1946, Juan Domingo Pern, aupado por una
coalicin de partidos (Partido Laborista10, Unin Cvica Radical-Junta Renovada11, y
el Partido Independiente), gana las elecciones con un 52,84% de los votos vlidos
frente a la Unin Democrtica, coalicin apoyada por el Partido Socialista y el Partido
Comunista que continuaban viendo en el peronismo la accin manipuladora de un
militar que estimulaba las bajas pasiones de la parte menos instruida de la clase obrera
(James, 1987).
La jornada del 17 de octubre supone la primera movilizacin exitosa de las
clases trabajadores en la historia de la Argentina, y el inicio de un nuevo ciclo en las
relaciones entre el Estado y el movimiento obrero (Doyon, 2006: 172). El desarrollo
de los eventos no se podra haber dado si no hubiese sido por la activa participacin
de parte del movimiento obrero organizado (Torre, citado en James, 1987).
El17deoctubre:dosinterpretaciones.Los hechos acaecidos el 17 octubre han sido profundamente debatidos a travs
de la enorme literatura existente sobre los orgenes del peronismo. Las primeras
interpretaciones relevantes desde la academia seran las de Gino Germani, Rodolfo
Puiggros y Hugo Gambini (citado en James, 1987), las cuales vienen a interpretar el
peronismo como un fenmeno cuya composicin social tena que ver con los 9FentaneshabasustituidoaJuanDomingoPernalfrentedelaSTPtrasladestitucindesteltimo.10El PL fue un intento de crear una estructura partidista de los sindicatos con una vozindependiente.Fundadoen1945 tras lossucesosdel17deoctubre, fuedisueltoen1947paraintegrarseenelPartidoPeronista(luegoPartidoJusticialista).11La UCRJR era una escisin de la UCR que vea en Pern la recuperacin de lo mejor delyrigoyenismo.
HctorMeleiroSurez
21
trabajadores emigrados del interior del pas que de manera inorgnica y por fuera de
las estructuras del sindicalismo organizado protagonizaron los hechos del 17 de
octubre. Esta visin viene a interpretar el 17 de octubre (y al peronismo en general)
como una ruptura entre, por un lado, la vieja clase obrera, compuesta de emigrantes
europeos que llegaron al pas durante la dcada de los 20 y los 30, y que se
mantuvieron fieles a sus respectivas organizaciones e ideologas tradicionales; y, por
otro, la nueva clase obrera, compuesta sobre todo por emigrantes del interior del pas
con quienes el coronel Pern consigui conectar. Esta interpretacin ha sido
ampliamente discutida y criticada por su excesiva simplificacin.
Existe, sin embargo, una interpretacin alternativa, hoy mayoritaria, que surge
como respuesta a estas tesis, y que entiende el peronismo como la evolucin de un
movimiento obrero que, tras las experiencias de represin vividas bajo gobiernos
conservadores, llega a ver en Pern un potencial, aunque ambiguo, aliado (Murmis;
Portantiero, citado en James, 1987). Segn esta interpretacin los sucesos del 17 de
octubre no fueron tanto una manifestacin inorgnica, desorganizada y espontnea de
los nuevos trabajadores emigrados del interior, sino que la accin del sindicalismo
organizado que apoyaba a Pern fue un factor fundamental en el xito de lo que se
convertira en la primera manifestacin nacional del movimiento obrero (Torre, citado
en James 1987). De esta manera, el peronismo no sera tanto un fenmeno basado en
masas obreras pasivas y manipuladas por un sistema de prebendas, sino que sera la
consecuencia de una clase obrera con conciencia de clase que procuraban encontrar
un camino realista para la satisfaccin de sus necesidades materiales (James, 1987).
Conclusiones:peronismoypopulismo.Hasta ahora hemos descrito los orgenes del peronismo desde un punto de
vista historiogrfico, resumiendo los hechos histricos ms importantes desde 1943,
cuando un golpe de Estado expulsa a Ramn Castillo, hasta 1946 cuando el coronel
Juan Domingo Pern gana sus primeras elecciones. En esta parte del trabajo nos
gustara analizar el carcter discursivo del peronismo a travs de la nocin de
populismo.
En este trabajo entendemos el populismo como un tipo de prctica poltica
especfica, de la cual el peronismo sera el ms paradigmtico exponente,
caracterizada por una serie elementos distintivos: el carcter rupturista del populismo
frente a formaciones discursivas sedimentadas, la interpelacin a los de abajo que
HctorMeleiroSurez
22
en la mayora de las ocasiones recurre a la categora de pueblo, y la dicotomizacin
del campo poltico entre dos polos que se entienden como representantes de intereses
antagnicos (Burdman, 2009). A estas caractersticas habra que aadir la de la
cristalizacin de un serie de demandas insatisfechas en torno a un nombre propio, a un
lder que sirve de agregado de voluntades, en el caso del peronismo es, obviamente,
Juan Domingo Pern. Este enfoque es deudor de la obra del intelectual argentino
Ernesto Laclau, quien elabora su propuesta conceptual sobre el populismo partiendo
del fenmeno peronista. Para Laclau, el populismo consiste en la presentacin de las
interpelaciones popular-democrticas como conjunto sinttico-antagnico respecto a
la ideologa dominante (Laclau, citado en Burdman, 2009). Esto, aplicado al
peronismo, podra explicarse de la siguiente manera: la progresiva identificacin de
las histricas demandas del movimiento obrero argentino, insatisfechas en su prctica
totalidad hasta los aos 43-45, con un proyecto poltico representado por Pern que, a
partir de la ofensiva patronal de 1944, se presenta como un proyecto antagnico al del
bloque de poder liberal dominante hasta entonces. El primer problema que se plantea
aqu es que la figura de Pern est vinculada desde el primer momento al poder
poltico, y por lo tanto la articulacin populista se hace desde los aparatos estatales.
Esto significa que, a partir de cierto momento (que podramos concretar en el inicio
de la ofensiva contra Pern que lleva a su cese como vicepresidente y su
confinamiento, y que, a su vez, detona los acontecimientos del 17 de octubre) la
figura de Pern deja de asociarse con el bloque de poder dominante para representar
una oposicin a los poderes tradicionales. Segn Laclau, las articulaciones populistas
pueden servir al desplazamiento de un sector de la clase dominante por otro en lo que
podra denominarse un fenmeno transformista. Es por esto que debemos definir al
populismo en base a la forma de sus interpelaciones y no por los principios
ideolgicos que las articulan (socialista, liberal, conservador, etc). Como dice
Burdman (2009), toda ideologa puede, en este sentido, recurrir a interpelaciones
populistas.
El populismo implica la irrupcin, por un lado, de una serie de demandas
opuestas al orden dominante que se entienden insatisfechas y, por otro lado, de otras
demandas no reconocidas y que hasta entonces haban sido marginadas por el orden
institucional. En la medida en que se genere un vnculo de solidaridad entre estas
demandas, esto es, un entendimiento de que su comn frustracin se debe al orden
poltico existente, podremos decir que se ha construido una cadena o articulacin
HctorMeleiroSurez
23
equivalencial (Laclau, 2013), condicin necesaria para una articulacin populista.
Esta irrupcin es siempre disruptiva del orden institucional vigente. Como dice
Burdman (2009), las interpelaciones populistas del discurso peronista habran
emergido como una forma de aglutinar a las demandas insatisfechas de los sectores
trabajadores urbanos, frente a un rgimen liberal que no las reconoce como tales y a
una serie de discursos contestatarios que no consiguen absorberlas.
En el enfoque de Laclau, el populismo siempre est vinculado a un momento
de irrupcin que es a la vez incorporacin. El peronismo, sin embargo, se caracteriza
por una dislocacin histrica entre el momento de la incorporacin y el de la
irrupcin. El momento populista del peronismo se iniciara con los acontecimientos
del 17 de octubre de 1945, no antes, y llegara hasta la eleccin presidencial de Pern,
para luego ir institucionalizndose en el progresivo desarrollo de la comunidad
organizada (Burdman, 2009). Pero, como se pregunta Burdman, dicha
incorporacin, no es tributaria de una incorporacin previa que, como la de 1943, es
ajena a las interpelaciones tpicamente populistas? Y si es as, no se torna compleja
la ligazn unvoca del discurso populista a un momento especfico determinable de
irrupcin o incorporacin? (Burdman, 2009: 7).
El discurso poltico de Pern sobre la cuestin social se caracteriz, en un
primer momento, por un rechazo de la lucha de clases, por la creencia de que los
intereses de trabajadores y capital eran armonizables; los trabajadores tenan derecho
a exigir sus legtimas y razonables demandas, pero se deban abstener de la lucha
poltica y de los intentos de subversin del orden a los que llevaban las estrategias
comunistas y socialistas. Haba tambin un continuo recurso a diferenciar entre el
capital extranjero, parasitario, y vendepatrias, del capital nacional, productivo,
interesado en el desarrollo del pas. En los primeros discursos de Pern hay un
redefinicin del concepto de ciudadana, una pretensin de integrar a la clase
trabajadora en la comunidad nacional, reconocindoles como un sujeto portador de
derechos; un reconocimiento de los trabajadores no como un conjunto de individuos
atomizados, como lo podan hacer liberales y radicales, sino como una fuerza motora
fundamental para el desarrollo nacional que deba integrarse en el Estado a travs de
sus propias organizaciones (James, 1988).
Esta primera articulacin discursiva de Pern dejar paso, a partir de 1944, al
de las interpelaciones populistas que diferenciarn entre el pueblo trabajador y la
oligarqua que aspira a suprimir la poltica social de la STP. Es as que el momento
HctorMeleiroSurez
24
de la incorporacin de los trabajadores a la comunidad que se da con la poltica social
del 43-45 se realiza a travs de una configuracin discursiva sumamente diferente a la
de las interpelaciones populistas de 1945 en adelante; esto obliga al peronismo a
redefinir el carcter y el sentido de dicha incorporacin (Burdman, 2009). Esto
significa que la incorporacin de las masas se produce en ese momento [1943-1944]
bajo una forma integrista y organicista, que luego es re-interpretada en trminos
confrontativos y antagnicos. Ese desfase entre irrupcin e interpelacin populista
revela que ambos elementos no se producen simultneamente y que, por lo tanto, no
estn restringidos al instante del acontecimiento como sostiene Ernesto Laclau.
Por aclarar, existe la posibilidad de que el populismo no radique necesariamente en
una irrupcin radical de las masas en el orden existente, sino que un proceso de
incorporacin (como el que se dio entre el 43 y el 45) puede ser reledo, construyendo
de manera retroactiva el acontecimiento mtico de la irrupcin.
Otro elemento caracterstico del populismo (y por extensin del peronismo) es
que la articulacin discursiva se da en torno a significantes vacos. En el caso que
estudiamos, la confrontacin poltica entre el peronismo y la oposicin se da en torno
a la nocin de democracia. La oposicin anti-pern, que se organiza en torno a la
Unin Democrtica, trata de asociar a Pern con el fascismo, y la democracia con el
restablecimiento de los derechos y libertades civiles, dejando en un segundo plano las
demandas de la clase trabajadora las cuales se haban convertido ya en demandas
fundamentales para conseguir el consentimiento de los gobernados. Por el contrario,
el peronismo enmarca el concepto de democracia vinculndolo a la justicia social,
incorporando de esta manera las demandas de las clases populares.
Segn Daniel James (1988), el peronismo supuso la ampliacin del sentido
de los lmites, en el sentido que le da Pierre Bourdieu, una ampliacin de los lmites
acerca de lo que se puede o no discutir legtimamente. Supuso, a su vez, una
dislocacin del vocabulario poltico empleado por organizaciones sindicales, las
cuales empezaron asumir la categora de nacin como propia. Del mismo modo,
palabras como descamisado o cabecitas negras, empleadas habitualmente por las
clases altas para denominar de manera despectiva a los trabajadores emigrados del
interior, fueron adoptadas por el lenguaje peronista, resinificndolas, y cargndolas
de un valor positivo.
Daniel James (1988) tambin menciona como factor de gran importancia en la
identificacin de los trabajadores con Pern el carcter concreto y creble del discurso
HctorMeleiroSurez
25
peronista. Lejos de los discursos grandilocuentes y abstractos de las organizaciones
sindicales y partidos obreros, Pern hablaba de lo concreto. La retrica peronista de la
justicia social y la integracin de las masas en la nacin argentina, desarrolladas en
paralelo a reformas y medidas concretas (congelacin de precios mximos para
artculos de primera necesidad, subida de salario, bajada de precios de alquiler,
etc), era mucho ms atractiva y cercana para los trabajadores que las promesas de
reformas estructurales a largo plazo propuestas por las tradicionales ideologas
obreras. Ocurra con el peronismo algo parecido a lo que deca Ernest Bloch acerca de
las simpatas que despertaban los nazis entre la clase obrera: Los nazis hablaban
falsamente, pero a la gente; los comunistas decan la verdad, pero hablaban de cosas
(Bloch, citado en James, 1988: 39). El peronismo funcion as como un vehculo para
la realizacin de las aspiraciones de la clase trabajadora que, articulado en torno a una
forma populista que trastoc todas las identidades polticas previas y reconfigur el
escenario poltico, puso las demandas de los trabajadores en el centro de la poltica.
En la Argentina de la dcada de 1943-1955, la dicotomizacin del campo poltico
derivado del momento populista no logr cristalizar en un orden institucional
estabilizado, fijando las nuevas posiciones polticas. La situacin se fue tensionando
hasta su resolucin violenta, en 1955, a travs de un golpe de Estado y una nueva
dictadura militar, esta vez de claro signo anti-popular y que se dirigir a socavar el
poder que las organizaciones de los trabajadores haban acumulado durante ms de
una dcada de gobiernos peronistas.
HctorMeleiroSurez
26
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