Post on 19-Jan-2016
SATANAS ,¿ COSA O PERSONA?.
La Summa Daemoniaca es el título en latín de un libro publicado en el año 2004 por el padre José
Antonio Forcea cuyo contenido trata sobre el Demonio, los casos de posesión y los ritos de
exorcismo para liberación de los posesos. Así mismo, la iglesia católica ha decidido entrenar a
mas sacerdotes que se dediquen especialmente a combatir a Satanás y sus huestes, por otra parte,
en el sector protestante y aun más específico en los movimientos evangélicos, pentecostales y neo
pentecostales las labores de liberación y de combate contra Satanás y sus demonios ocupan un
lugar preponderante en la actividad de dichas iglesias.
Lo anterior es un reflejo de cuan extendida o mejor aun cuan vigente es en pleno siglo XXI la
creencia en un ser maléfico, cruel, que personifica el mal y que se dedica a causar toda suerte de
daño a quienes sirven Dios. Dicha creencia no es nueva sino mas bien es la herencia recibida de
siglos de enseñanzas religiosas sobre un ser malévolo que reina en el mundo de los espíritus pero
que afecta la vida concreta y el cual se ha designado con distintos títulos como Satanás, el Diablo,
el Demonio, Lucifer, Belial, entre otros. Aun más, toda una industria en el sector del
entretenimiento se ha desarrollado en torno al tema en forma de películas, libros, canciones y
demás moviendo miles de millones de dólares en ganancias mostrando esto el gran interés que
produce en las personas. No obstante no es una creencia única en la fe Cristiana, ya que se puede
rastrear su presencia en las religiones de cierta importancia en la población mundial, como por
ejemplo, el judaísmo, el islamismo y religiones de origen oriental. También, su presencia la
encontramos en sistemas de creencia de corte tribal y africanas Por otra parte, debido a la
secularización de la sociedad miles de personas aun creyentes en un Dios ya no creen en la
existencia de un Demonio o por lo menos no como lo enseñan gran parte de las denominaciones
cristianas a las que asisten. Así mismo con el auge del pensamiento científico y del ateísmo
muchos mas no creen en la existencia de Dios y de paso mucho menos en la de un ser encarnado
en el mal. Todo esto ha llevado a cuestionamientos de parte y parte sobre la existencia o no
existencia de un ente del mal responsable de los sufrimientos, las calamidades y desgracias de
todo tipo que aquejan a la humanidad. Aun mas, millones consideran que dependiendo de su
forma de vivir en la tierra su destino podría ser el encuentro con Satanás en un Infierno de fuego
por toda la eternidad. Por ello es pertinente, el presente análisis sobre este fenómeno que ha
ocupado y ocupa aun un lugar importante en los sistemas de creencias de la mayoría de la
población mundial, pero nos centraremos especialmente en el lugar que tiene en la fe Cristiana.
SATANAS Y LA BIBLIA.
Basta consultar en una concordancia Bíblica como para percatarnos de que la presencia de
Satanás hace su presencia a lo largo de toda la Biblia, encontramos su mención tanto al principio
de la misma en el comienzo del relato del Génesis como al final de los escritos sagrados en el
libro de Apocalipsis o revelación, hace su aparición en libros Bíblicos llamados históricos como
los libros de Los Reyes o de Crónicas así mismo en libros sapienciales como el de Job También
lo encontramos en los Evangelios tentando a jesus, como su mención en los escritos Paulinos
como agente de oposición a la labor de los primeros cristianos.
Todo lo anterior, refleja que desde la antigüedad el pueblo de Dios en su historia de salvación
ha contado con la presencia de este ser maligno, como también ha evolucionado su concepción
sobre el mismo, es decir, no es lo mismo el Diablo o Satanás que se pinta en el Antiguo
Testamento con el que se representa en el Nuevo Testamento. Si tomamos como punto de partida
y referencia la historia del pueblo de Israel Dicho imaginario se ha desarrollado también a la par
con su formación como nación la cual pasó de ser una pequeña semi nómada liga tribal en la
que cada tribu aportaba su cuota de creencia en varios dioses buenos y malos, a convertirse
posteriormente en una Nación bien organizada y conformada con su único Dios nacional Yawe
acompañado a su vez de la figura de un incipiente ser maligno llamado Diablo. Aun mas, cuando
vemos el desarrollo de la personificación del mal podemos ver distintos matices en la literatura
veterotestamentaria, pues no es el mismo Satanás de Job que el señalado por los profetas como
Ezequiel o Isaías. Así pues, para una mayor aproximación a este asunto debemos desaprender
todos los imaginarios heredados sobre el Diablo y emprender una búsqueda sistemática y a la
vez crítica sobre esta figura a través de las escrituras que como ya hemos dicho ocupa un lugar
relevante en la historia de la salvación de la fe tanto Judía como cristiana y que a su vez a
impactado gran parte de las creencias de millones de fieles en todo el mundo.
BREVE DESARROLLO TEOLÓGICO ACERCA DEL DIABLO.
Lo primero que debemos advertir es que la Biblia no expresa una enseñanza sistemática acerca
del Diablo. Solo encontramos ocasiones contadas en los relatos Bíblicos en los que este participa
y de los cuales debemos inferir su naturaleza y accionar, por ello debemos además tener en
cuenta las creencia y literaturas en torno a él que no conforman el cuerpo de escrituras canónicas
pero que nos ayudan a tener un cuadro de comprensión más completo, en la historia de su figura
encontramos que la elaboración de creencias en torno al Diablo obedece más a elucubraciones
teológico-filosóficas que hemos heredado y repetido, que a información Bíblica directa, dichas
reflexiones obedecen a su vez a intentos de conciliar la información escasa que arroja la Biblia
con la historia de la salvación. Por ejemplo, vemos esto cuando consideramos que era impensable
para los padres de la iglesia relacionar un ser del mal creado por Dios que contendiera contra su
creador al mejor estilo de la religión persa Mazdeista, por eso, se llegó a la solución que Dios
creó al Diablo como un ángel bueno que después se auto transformó en un ser malo tal como se
expresa ya en Ireneo, que en realidad era un ángel principal o querubín como lo explica Gregorio
Magno y que lo repite en la Edad Media Tomas de Aquino. De hecho se justifico dicha reflexión
basándose en el capítulo 28 del libro del profeta Ezequiel en el cual se indica como Satanás se
apartó de Dios porque había pecado, sin embargo, una solución teológica conlleva a más
dilemas, pues la pregunta que le sigue es ¿cual fue ese pecado que lo convirtió en Satanás?, las
explicaciones no se hicieron esperar y se pensó que fue debido a la mala ejecución de una tarea
encomendada por Dios la cual según Ireneo consistió en venerar al Hombre a lo cual el Diablo y
otros ángeles se opusieron trayendo sobre si su condena divina, dicha explicación penetro en el
islam y también fue difundida en la cristiandad por Francisco Suarez , Jesuita y teólogo del siglo
XV. Así mismo, yendo un poco más allá se propuso por parte de no pocos autores como
Orígenes, Gregorio Nacianceno y el mismo Agustín que el verdadero pecado de Satanás fue la
soberbia y para ello arbitrariamente se pusieron en boca de él las palabras registradas en Isaías
14,12-13 de donde surge a su vez el titulo Lucifer o lucero de la mañana llegando así a
constituirse en el ángel rebelde que se opone a Dios y sus planes cuya imagen está bastante
difundida en esta era contemporánea.
Por otra parte, muchos ángeles siguieron al Diablo en su proceder. Fueron Ireneo y Clemente
de Alejandría entre otros quienes empleando Génesis 6,2-4 concluyeron que el pecado de estos
consistió en a tener relaciones sexuales con mujeres, aunque no todos los teólogos de ese tiempo
estuvieron de acuerdo con semejante conclusión y propusieron más bien que su caída fue por
motivo de una tarea divina mal ejecutada lo cual conllevó a que dichos ángeles se transformaran
en Demonios. Como etapa final, el Diablo junto con los Demonios según lo explica Apoc.12,
7.11-13 sufren un castigo temporal al ser arrojados a la tierra a la espera de su destrucción
definitiva en el juicio universal, mientras tanto se entiende que se hallan en la confinidad de la
tierra para tentar y desbaratar los proyectos de los que siguen a Cristo.
UNA APROXIMACION BIBLICA.
Todo lo anterior deja en evidencia que nuestros imaginarios acerca de Satanás, el Diablo y los
Demonios han sido configurados por la influencia que nos dejó todo la elaboración teológica,
filosófica y cultural desde la era patrística pasando por toda la edad media hasta bien adentrada la
modernidad. Así mismo, observamos que se trata de sustentar dichas elaboraciones en
interpretaciones sin mayor trabajo exegético y hermenéutico de ciertos pasajes, relatos y
expresiones sacadas tanto del antiguo como del nuevo testamento. Por otra parte, desde la
Reforma Protestante se ha iniciado una revisión de todo el andamiaje teológico referente al tema
sumándose a ello nuevos aportes e investigaciones Bíblicas que ayudan a una mejor
aproximación a la comprensión del texto Bíblico en lo referente a este asunto.
Por ello, tomemos como ejemplo unos de los pasajes clásicos del Antiguo Testamento que
tiene como personaje central al Diablo y que se ha tomado como base para las construcciones de
conceptos sobre este mismo, nos referimos al libro de Job. Pues bien, en esencia se explica de
antaño que este relato evidencia entre otras cosas la existencia de un ser maligno que se empeña
en oponerse a Dios y acusar a sus siervos leales infligiéndoles sufrimientos para quebrantar su
integridad. Sin embargo nuevas perspectivas causadas por serios estudios realizados a este texto
perteneciente al canon Bíblico veterotestamentario nos invitan a reflexionar nuevamente sobre su
mensaje, propósito y significado. Por ejemplo ya no debemos apresurarnos a tomar el relato de
forma literal pues ya desde la antiquísima obra judía El Talmud se consideraba el libro de Job
como una parábola con una enseñanza clara para los lectores y el mismo Job como personaje
ficticio.asi mismo, Maimónides erudito, medico, rabino de la edad media afirmaba que en esencia
este libro era una ficción para aleccionar sobre la providencia Divina. Se comprende estas
afirmaciones si se tiene en cuenta que su lugar en el canon Bíblico nunca estuvo en los libros de
género Histórico como Reyes o Crónica, antes por el contrario siempre se le ubicó en las
colecciones sapienciales y poética así, vemos como prueba de ello que en el canon Hebraico-
masorético aparece después de salmos y antes de proverbios, aun mas, en la Septuaginta está
después de salmos, proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares, pero antes de la Sabiduría
del Sirácida y los salmos de Salomón ubicándose en pleno centro de dicha colección Poética-
sapiencial. Todo lo anterior resta vigor a un abordaje histórico del texto y más bien nos señala
hacia una consideración metafórica del relato y por lo tanto de sus personajes incluyendo a
Satanás. Si a esto le sumamos la Critica Redaccional encontramos tres etapas de Redacción que
comprenden una primera que abarca solamente los dos primeros capítulos confeccionada en el
siglo VIII a.e.c. después, tenemos un segundo momento redaccional que va del capítulo 2 al 31
el cual fue elaborado mucho tiempo después en el siglo V a.e.c. por último tenemos el bloque
final que está emparentado con los dos primeros capítulos y que desarrolla la teología que
pretende comunicar. Lo anterior nos indica que la redacción total del libro está anclada y se nutre
de los cuentos de pueblos circundantes reflejando sentencias éticas y morales lo que nos mueve
por el peso de la prueba a realizar una relectura de la figura del Diablo en la literatura del A.T.
RELECTURA DE LA FIGURA DE SATANAS EN EL LIBRO DE JOB.
Primero esbocemos el postulado central en la teología del libro de Job En esencia es una
refutación a la tesis de la Retribución, es decir, solo si somos justos delante del creador podremos
contar con su bendición de lo contrario sino guardamos lealtad a Dios entonces sufriremos su
castigo, pero detrás de esto está un esfuerzo por explicar el sufrimiento de parte de un pueblo que
dice servir al Dos todopoderoso, más aun, este dilema se trata de resolver no solo en el plano
colectivo, comunitario sino además a un nivel puramente individual. Entonces, lo que aquí
tenemos es un tema netamente forense donde se sopesa la justicia divina versus la justicia
humana mediadas por el sufrimiento y el dolor que acaece la humanidad. Por lo tanto leyendo el
libro en clave jurídica podemos entender mejor la escena de Job 1,6-12.
Así pues, tengamos en cuenta que Job tiene su tradición narrativa pero editada de los relatos
babilónicos y egipcios de tipo sapiencial. Por ello cuando leemos la porción citada estamos
contemplando la típica imagen de un monarca oriental el cual se sienta en su trono a recibir los
informes de sus ministros y a la vez impartir órdenes según lo que él decida conveniente, la
naturaleza de dichos informes pueden ser positivos como también contener motivos acusatorios
para con algunos individuos que no obran justicia. Entonces, en nuestro relato tenemos una
antropomorfización de Dios sentado con sus ángeles o ministros reunidos en asamblea rindiendo
informe, el acento se coloca entonces no en dichos mensajeros sino en la labor que están
realizando y el contenido de la misma, no existe una valoración ni ética ni moral sobre ellos en el
sentido de malo o bueno pues lo importante es el informe que presentan. Por eso, ¿quién o qué es
el Satanás y qué función cumple?
“Entre ellos se cuenta el «Adversario» (el «Satán»; no ha de entenderse como un nombre propio), el
fiscal que espía las malas acciones de los hombres para informar después a su señor (cf. Zac 3,lss). No es
aún el «demonio» del judaísmo posterior y de la teología cristiana; identificarlo como tal supondría una
distorsión de su significado en este libro….Sin embargo, es un personaje ingrato, cuya actitud cínica
frente a las posibilidades humanas para el bien se opone a la idea optimista de Yahvé. (San jerónimo,
p.231, 1971)
De todo esto se colige que es un personaje de una obra dramática, metafórica que desempeña
el papel forense de acusador del hombre y su capacidad para el bien, su existencia es una excusa
en la creación del autor o de los autores para argumentar teológicamente aspectos de la teodicea
divina; no pretende exponerse en la obra como postulado doctrinal la existencia de un ser que
contiene toda la esencia de la maldad per se. No existe razón alguna para realizar una lectura
literal de esta figura o de seguir sosteniendo la imagen tradicional sobre Satanás. Por lo menos el
anterior análisis nos debe alentar a revisar nuestra comprensión de la presencia de este ser en los
diversos relatos siquiera en lo que respecta al Antiguo Testamento.
SATANAS EN EL NUEVO TESTAMENTO.
En lo que atañe al Nuevo Testamento y la figura del Diablo acogeré la pericopa contenida en
Mateo 4,1-11 por ser típica o representativa en la argumentación bíblica para probar la existencia
literal de Satanás o el Diablo. Dicho relato es conocido como la o las tentaciones de jesus donde
los actores principales son nuestro señor Jesús y el Tentador o Satanás quien pretende quebrantar
su integridad. Iniciaremos señalando que el relato en cuanto a genero es mítico y hay varios
elementos que así lo indican como por ejemplo la dinámica progresiva de las tentaciones en
orden ascendente, es decir, del desierto pasa a una cúspide indeterminada del Templo, de ahí
ascienden a una gran montaña donde se puede observar el planeta entero y sus reinos, la pericopa
concluye con una asistencia de parte de ángeles que descienden a bridar ayuda; tales
descripciones a todas luces resultan ilógicas de realizar si se asumen de forma literal. Más aun la
génesis de este tipo de relatos encuentra su resonancia en la tentación de personajes religiosos
relevantes como Buda, Zaratustra, Hércules entre otros. Por otra parte, este relato es previo a
Mateo porque se haya presente en la fuente Q que a su vez es una elaboración tardía de la
comunidad cristiana quien refleja sus interés particulares que le dan centralidad al tema del relato,
dicho tema no es el hostigamiento del Diablo al señor sino la demostración evidente de la
filiación divina del Señor como Hijo de Dios, vesr.3 y 6. Por ello se han ofrecido distintas
interpretaciones de tipo parenético al texto .Así que, ¿cuál es el lugar que ocupa la figura del
Diablo en todo esto? Pues ateniéndonos a lo ya considerado podemos discernir que no se trata de
un Diablo personal, mas bien, representa la presencia y experiencia del mal como tentación
permanente que pretende sabotear el proyecto divino del Reino de Dios a través de actos de
desobediencia y deslealtad.
“El «diablo» significa la experiencia de que el mal no radica simplemente en el libre albedrío del
hombre, sino que puede ejercer un dominio sobre él. La dimensión mitológica de nuestro texto implica
que los ángeles sirvieron a Jesús (v. 11). Ellos ocupan el puesto que ha dejado el diablo. Ellos son Una
expresión mítica de la presencia y la ayuda de Dios. Y la dimensión mitológica implica, por último, el
hablar, no de tentaciones cotidianas, sino de tentaciones radicales del Hijo de Dios. El relato no aborda
experiencias humanas cotidianas, sino la cuestión de quién ejerce la soberanía en el mundo: el diablo, al
que Jesús no se somete y que por eso tiene que ceder el puesto, o Dios, que envía a sus ángeles.”(Ulrich,
p.226,1993).
Una vez mas lo que pretendemos no es desvirtuar la fe , creencias o convicciones acogidas y
heredadas sino mas bien estimular a nuevas perspectivas y formas de leer los relatos donde esta
figura del mal es referenciada con el objetivo de que también podrá suministrar elementos
enriquecedores a nuestra espiritualidad.
EL DIABLO EN EL PENSAMIENTO DE PABLO
Como ya mencionamos Satanás hace su aparición en distintos lugares de la palabra de Dios de
principio a fin esto incluye también las cartas autenticas de pablo, en ellas se hace alusión a esta
figura del mal asignándole distintos nombres. A manera de ejemplo, encontramos en 2 Cor. 4,4
una referencia al dios de este mundo que se opone a Cristo cegándoles las mentes a los
incrédulos. No podemos lograr un verdadero acercamiento a lo que pablo tenía en mente al
expresar dichas palabras si no salvamos la distancia espacial y temporal que nos separa del
mundo del apóstol y el nuestro. De hecho, dos cosas son imprescindibles para entender no solo
este texto sino todo el pensamiento de Pablo expresado en sus cartas autenticas a saber, el culto al
Emperador y el sistema de patronazgo.
Ahora bien, el culto al emperador fue verdadera fuente de conflicto, controversia, persecución
y por lo tanto sufrimientos para la fe cristiana. La razón es que todo el imperio Romano se
sustentaba en la creencia proclamada de la divinidad del Emperador al cual se le debía rendir
culto y obediencia incondicional por ser hijo de Dios, princeps como titulo político, Emperador
como titulo militar, Cesar que es la latinización del griego Kyrios, es decir Señor de Señores,
Theós o dios en la tierra. Todo ello mediado por una propaganda imperial de buenas noticias o
evangelio que pregonaba las bondades ofrecidas en torno al emperador. No obstante, este
aparente orden del mundo conocido era bajo la superficie aparente de estabilidad un verdadero
desorden mundial, pues el imperio Romano se forjó a base de conquistas, despojos, masacres,
esclavitud destrucción e incendio de ciudades enteras. Aun más, para mantener el status quo se
diseñó una estructura social de sometimiento llamado patronazgo, el cual consistía en lo básico
en la instalación por parte del imperio de reyes o gobernantes vasallos y señores clientelares
encargado de regentar y recoger los altos tributo e impuestos para Roma, velar por el debido culto
al emperador y aplacar por la espada cualquier tipo de revuelta o inconformidad.
Así pues cuando leemos expresiones como las de 1 Cor. 4,4 podemos comprender que el dios
de este mundo del mundo de pablo no es un ser espiritual maléfico, abstracto, en realidad era una
entidad del mal que regentaba el poder político, económico y militar cuyos planes iban todos en
oposición al proyecto de Dios para la humanidad o Reino de Dios. La expresión política de ese
dios se centraba en la figura del Cesar, el emperador Romano o dios de ese mundo conocido. Es
en el pensamiento paulino donde se identifica el mal de manera concreta en estructuras
socioeconómicas y políticas anti-vida que tienen como único fin la abolición de la condición
humana y su dignidad.
EL DIABLO HOY.
“Miren, yo creo que los primeros ciudadanos que deberían leer este libro (Hegemonía o Supervivencia.
La estrategia imperialista de Estados Unidos de Noam Chomsky) son los ciudadanos hermanos y
hermanas de los Estados Unidos, porque la amenaza la tienen en su propia casa, el Diablo está en casa
pues. El Diablo, el propio Diablo está en casa. Ayer vino el Diablo aquí, (risas y aplausos) ayer estuvo el
Diablo aquí, en este mismo lugar. Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar. Ayer
señoras, señores, desde esta misma tribuna el Señor Presidente de los Estados Unidos, a quien yo llamo
“El Diablo”, vino aquí hablando como dueño del mundo. Un psiquiatra no estaría de más para analizar el
discurso de ayer del Presidente de los Estados Unidos. Como vocero del Imperialismo vino a dar sus
recetas para tratar de mantener el actual esquema de dominación, de explotación y de saqueo a los pueblos
del mundo. Para una película de Alfred Hitchcok estaría buena, incluso yo propondría un título: “La receta
del Diablo”. Es decir, el Imperialismo norteamericano, y aquí lo dice Chomsky con una claridad
meridiana y profunda, está siendo desesperados esfuerzos por consolidar su sistema hegemónico de
dominación. Nosotros no podemos permitir que eso ocurra, no podemos permitir que se instale la
dictadura mundial, que se consolide pues, que se consolide la dictadura mundial.”(Chávez, O.N.U., 2006).
En Esta intervención del fallecido presidente de La República de Venezuela, Hugo Chávez
Frías ante la asamblea de la O.N.U. en el año 2006 se compara el Diablo con la persona del
presidente de los EEUU J. Bush. Esto es representativo de la relectura que se está haciendo sobre
el Diablo en estos tiempos. Cada vez más desde el campo de la teología pasando por el eclesial
y aterrizando en áreas del quehacer humano como la economía, la sociología y la política se está
revisando los símbolos religiosos y su articulación con vida concreta. Aunque como
mencionamos la imagen clásica de un Diablo personal como se comprendía antaño todavía se
mantiene muy arraigada en lo imaginarios de gran parte de las religiones del mundo incluyendo
la cristiana. Es cierto también que poco a poco y en particular desde los aportes de la Teología de
la Liberación se ha desmitificado la figura de este y se logrado una mayor aproximación al
significado original que emplearon los autores de los escritos sagrados tanto del Antiguo como
del Nuevo Testamento. De hecho, no es una exageración la mención anterior del presidente de
Venezuela acerca de la existencia de un imperio vigente, el de los Estados Unidos de
Norteamérica quien como si fuera la nueva Roma a asumido una actitud endiosada de creerse
dueño de este mundo, su auto concepción expresada en declaraciones como la del Destino
Manifiesto, implican una especie de misión divina en la que este imperio es el agente de dios para
implantar su ideología, cultura, religión, política y lo que es peor aun su sistema económico a
todos los países bajo su dominio. So pena esto en caso de desobediencia se llega al extremo de
castigar a cualquier nación que no se acoja a su voluntad, castigos que pueden ir desde sanciones
económicas como en el caso a Cuba hasta sangrientas intervenciones militares como en el caso de
Irak. Así pues, al encontrar un paralelo de actitudes imperialistas entre el tiempo de Jesús y Pablo
con el imperio Romano y nuestro tiempo con el imperio Estadounidense no podemos menos que
desde los ojos de la fe interpretar quien está ocupando hoy la figura del Diablo en el escenario
mundial. Hoy por hoy se hace preciso identificar los reales y concretos agentes demoniacos que
pretenden traer solo muerte, opresión y desolación; apoyar la manifestación concreta del Reino
de Dios mediante el cual se pueda producir una autentica liberación del cautiverio de las fuerzas
Diabólicas imperantes hoy.
Al igual que en el pasado existe también una propaganda ideológica que va en dirección
opuesta al proyecto divino, tal propaganda promueve el culto al mercado, a la mercancía y al
dinero. La idolatría entorno a esto trata de imponerse por la fuerza a veces o de manera sutil en
otras repercutiendo en la explotación de los recursos a países subyugados como la América
Latina. A diez años de la confesión de Accra se hace pertinente la unión de os hermanos
cristianos y demás fes para de manera decidida expulsar de esta planeta el actual Dios de este
mundo.
INTRODUCCION.
El presente ensayo tiene como propósito analizar el desarrollo teológico de la figura del Diablo en la fe
cristiana, pretendo hacer una lectura crítica de diversos pasajes Bíblicos tanto del Antiguo como del
Nuevo testamento con el fin de estimular una revisión de los imaginarios que hemos heredado de la
cultura y fe cristiana para así lograr que el empleo de esta misma se haga vigente, concreta y responda a
los nuevos desafíos que plantea la sociedad actual a nuestra fe en torno al tema. No es la intención analizar
cada uno de los relatos donde aparece la figura del Diablo, más bien para ello he elegido algunos textos y
pasajes que a mi juicio resultan representativos para abordar el tema
BIBLIOGRAFIA.
Ulrich, L (1993). El Evangelio según san Mateo. Salamanca: Ediciones Sígueme.
Brown, R (1971). Comentario Bíblico San Jerónimo tomo II y III. Madrid: Ediciones Cristiandad.
Ribla 52.
Alfaro, J. (1979). “Diablos” en Conceptos fundamentales de teología, Tomo I, dirigido por Heinrich Fries. Madrid, España: Editorial Cristiandad.
Jeremías. (1974). Las parábolas de Jesús. Navarra, España: Editorial Verbo Divino.
Ribla 20.
COORPORACION UNIVERSITARIA REFORMADA.
PROGRAMA DE TEOLOGIA.
TEOLOGIA SISTEMATICA II.
PREPARADA POR:
FRANKLIN BARRAZA G..
BARRANQUILLA, COLOMBIA.
2014.