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En el mejor de los
mundos posiblesConcha R oldn
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L E I B N I Z
C O N C H A
R O L D N
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G Concha Roldn, 2015
G de esta edicin, Batiscafo, S. L, 2015
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Diseo de portada: Vctor Fernndez y Natalia Snchez para Asip, SL
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Leibnizel mejor de los mundos posiblesConcha Roldan
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CONTENIDO
Introduccin. Leibniz, ese gran desconocido 7
La forja de un racionalista crtico 13Un hurfano educado por los clsicos 13
Formacin filosfica en la Universidad de Leipzig 18
TI paseo por el bosque de 'RosenthaL mecnica y metafsica 21
Com binando matem ticas y derecho. De Leipzig
a Altdorf, pasando por Jena 22
Viajero hacia la interdisciplinariedad, entre la ciencia
y la poltica 27
De jurista a diplomtico. Decisiva estancia en Mainz 27
De la diplomacia a la verdadera poltica: de Mainz
a Pars 32
TI proyecto de expedicin a Tgipto 35
Pars bien vale... otra filosofa 39
Ta carrera por el clculo infinitesim al 43Haciendo de la necesidad virtud: bibliotecario
e historiador 47
Una ven tana para mirar el mundo: ltimos aos
entre Berln y Hannover 54
Ta investigacin en la 'Repblica ideal 58
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Los pilares de su filosofa 63
Tres principios fundamentales. Verdades de hecho
y verdades de razn 63Evidencia y verdad. Leibniz contra Descartes
y Locke 70
La mnada: armona preestablecida y armona
universal 74
l a metfora de b s rebjes 76
Mundos posibles: hay otros mundos, pero estn
en este 80
Theoria cum praxi: el triunfo de la complejidad 91
Creador del trmino teodicea: sentando a Dios
en el banquillo 91
TI pes imismo volteriano: Cndido se equivocaba 96
La Caracterstica Universal 98
l a intuicin del esperanto 98
Federalismo y paz: la reunificacin de las iglesias 103
Ponerse en el lugar del otro: hacia una idea
de tolerancia positiva. Leibniz y China 110
El papel de la ciencia en la consecucin del bien
comn: mejorando el mejor de los mundos 117
Actualidad del pensamiento de Leibniz: anticipndose
a su tiempo 123
Obras principabs 129
Cronologa 133
Indice de nombres y de conceptos 139
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Introduccin. Leibniz, ese gran
desconocido
(Re-conociendo a Leibniz en su contexto histrico-poltico y
cultural)
Una de las tesis de Leibniz ms citadas y peor comprendidas es. sin
duda, la que da ttulo a este libro y que ha contribuido a calificar de
optimista la filosofa leibniziana. Esta interpretacin se la debemos
sobre todo a Voltaire, quien, en su ensayo (publicado bajo seudnimo)
Cndido o el optimismo(1759), ridiculiza a Leibniz poniendo en boca
del doctor Pangloss la afirmacin de que vivimos en el mejor de los
mundos posibles. El terremoto de Lisboa (1755) haba sacudido lite-
ralmente al filsofo francs; por este motivo, junto a otros ilustrados,
Voltaire ironiza sobre la providencia divina que haba perm itido morir
a cien mil personas en la catstrofe, y para ello ceba su sarcasmo en
una mxima que el pensador alemn haba dirigido medio siglo antes
contra el voluntarismo de Descartes, quien sostena que Dios, en suomnipotencia, podra haber creado a su libre arbitrio el mundo que
hubiera querido, independientemente de su perfeccin. Para Leibniz,
bien al contrario, si Dios existe, nunca podra dejarse llevar por su
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H 'l.ritmiz
poder o capricho al crear, sin dejarse guiar por la razn suficiente y la
conveniencia en su obra, pues siempre hay razones que rigen tan to
el comportamiento divino como el humano.
En descargo de Voltaire debe advertirse que Leibniz no era una fi-
gura de la que sus coetneos tuvieran un buen conocimiento. Algunas
de sus ideas fueron transmitidas por un discpulo, Christian Wolff,
que las ajust a su medida en lo que en la poca se conoci como filo-
sofa leibnizowolffiana, lo cual le hizo poca justicia a nuestro autor,
que haba publicado muy poco en vida. Aparte de algunos artculos
en latn que salieron en revistas acadmicas recin creadas, Leibniz
solo dio a la imprenta en francs, para un pblico ms amplio, sus
"Ensayos de Teodicea(1710), ya que no quiso sacar a la luz losNuevos
ensayos sobre el entendimiento humano (1705), tras la muerte de su
contrincante, Locke, y el libro apareci medio siglo despus, postu-
mamente. Pero no vaya a pensarse el lector que Leibniz escribi poco.
Bien al contrario, es uno de los autores ms prolficos de la historia dela filosofa; se calcula que lleg a escribir una media de quince folios
diarios, entre los que se incluyen las cartas que dirigiera a ms de mil
cien corresponsales de diecisis pases diferentes entre los que se
encontraban ms de doscientas mujeres eruditas, y tambin cientos
de ensayos sobre las ms diversas materias. Tanto sus manuscritos,
redactados en latn, francs y alemn fundamentalmente, aunque tam-
bin en ingls e italiano, como su biblioteca privada fueron depositados
en la Biblioteca Real de Hannover, actualmente la Biblioteca Nacio-
nal de la Baja Sajonia, donde se encuentra la sede central del Archivo
Leibniz, encargado de custodiar su obra y, desde 1901, de dirigir su
edicin cannica. Desde que el prim er volumen vio la luz en 1923, han
aparecido cincuenta volmenes repartidos en ocho series diferentes
que abarcan escritos polticos, histricos, matemticos, filosficos,lingsticos, cientficos y tcnicos (vaseseccin Obras principales).
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'Introduccin. Leibtuz. c.ic irnn desconocido 9
Se trata de una obra importante por su
variedad, sus dimensiones y el hecho nada
desdeable de que se haya mantenido intac-ta a pesar de haber pasado por dos guerras
mundiales; una obra que, conforme se va pu-
blicando, descubre un pice ms del enorme
iceberg que oculta y del que hasta pleno siglo
xx no se conoca ms que una pequea mues-
tra, de la mano de ediciones crticas llevadas. Retrato de Gottfried Wilhelm
a cabo por grandes especialistas y bien traba von leibniz. realizado hacia o
jadas en lengua espaola (vase Q. W. lebniz. aft01700
Obras filosficas y cientficas[OFC], editadas
por la Sociedad espaola Leibniz [SeL]).
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que lo mejor del pen-
samiento de Leibniz se forja en el dilogo con los otros, al hilo de las
controversias y correspondencias mantenidas con sus coetneos.
Todo est relacionado con todo, y en cada sistema, hiptesis, expli-
cacin o argumento hay una parte de verdad que cada uno expresa
desde su punto de vista (perspectivismo) y que es compatible con la
verdad universal que no absoluta y nica en su conjunto.
En estas pginas encontraremos explicadas algunas de las teo-
ras que sobre Leibniz aprendimos en la enseanza secundaria su
racionalismo, el eclecticismo, las mnadas sin ventanas, el princi-
pio de razn suficiente, el mejor de los mundos, pero tambin nos
aventuraremos en el mar ignoto de ese Leibniz ms desconocido y
que fue acaso el ltimo genio universal, lo que en expresin de
nuestros das equivaldra a decir que fue un acrrimo defensor de
la pluralidad y la interdisciplinariedad. Todas las ciencias, todos
los saberes, todas las tcnicas fueron objeto de su curiosidad y su
atencin, lo que se traduce en una gran complejidad y riqueza de
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un pensam iento que siempre quiere apor tar algo a la sociedad, a la
humanidad.
Por eso en su filosofa de ah su lema Theoria cum praxi lateora exige convertirse en prctica y la prctica no puede subsistir
sin la teora; es decir, una mentalidad poltica (en el genuino sentido
aristotlico) a cuyo abrigo se dan la mano los ideales de saber y justi-
cia universal, bajo el propsito de una aproximacin gradual y conti-
nua hacia una armona universal. De ah que nuestro autor se sumerja
a fondo en todos los saberes y se esfuerce por poner en conexin las
distintas ciencias para que cada una se enriquezca gracias a las de-
ms, formando una especie de retcula en la que todo tiene que ver
con todo, superando esa barrera de las especializaciones inconexas
que tan to lamentan hoy en da los filsofos de la ciencia y los historia-
dores de las ideas; pero, sobre todo, haciendo de la actividad humana,
de su transformacin de la realidad y de las instituciones en aras de la
consecucin de una mayor felicidad, la meta de toda sabidura.
Para comprender la relevancia de la propuesta filosfica de Leib
niz en toda su intensidad, hemos de representarnos por un momento
las coordenadas histricas en que surge, la situacin de Europa des-
pus de la guerra de los Treinta Aos. La antigua unidad de Occidente
se haba deshecho por completo y Europa, sobre todo Europa central,
estaba devastada. Leibniz tendr que enfrentarse con la realidad de
un emperador debilitado, de una Alemania dividida en numerosos
estados soberanos y de una Francia poderosa que quera expandir
sus dominios absolutistas con una agresiva poltica exterior. En este
contexto, las propuestas federalista y de reunificacin de las iglesias
que har nuestro autor surgirn, por un lado, de la nostalgia de una
unidad interna de Europa, con todas sus premisas religiosas, y, por
otro, de la certeza de que el Imperio ("Reich) como encarnacin delcristianismo en el sentido medieval ya no se poda restaurar. La Paz
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'Introduccin, 'l.ethniz, car gran desconocido 11
de Westfalia (1648) haba acabado con la era de los principios confe-
sionales en la poltica y, con ello, con el dominio de una concepcin
cristiana del Estado.
Por otra parte, no podemos olvidar que la agricultura era an la
ocupacin ms importante, y que los campesinos arrendatario s so-
brecargados con el pago de impuestos ms que propie ta rios suma-
ban las tres cuartas partes de la poblacin en Europa. Poco a poco, las
pequeas poblaciones amuralladas y hervideros de enferm edades
fueron dando lugar a ciudades ms grandes en las que la mayora delos habitantes se ganaba la vida trabajando como servicio domstico
de las familias ms prominentes, y fue la demanda de artculos de
lujo lo que promovi el comercio, la industria y el desarrollo de una
clase media, as como una mayor reparticin de la riqueza. La burgue-
sa emergente estaba compuesta tanto por comerciantes y maestros
artesanos como por profesionales (mdicos, maestros, funcionarios
pblicos y abogados) y el costo que supona la formacin de estos
profesionales haca que la educacin superior y universitaria fuera un
verdadero privilegio; uno con el que las mujeres, desde luego, no po-
dan ni soar.
Leibniz viene al mundo justo en una poca que Paul Hazard ca-
racteriz como el origen de la crisis de la conciencia europea, esto
es, la quiebra del orden establecido en la Antigedad y el surgimiento
pujante de la nueva ciencia. La primera parte del siglo xvn haba esta-
do determinada por las revoluciones filosficocientficas de Kepler,
Galileo y Bacon, as como por la invencin y el perfeccionamiento de
los instrumentos cientficos que nos aproximaban al macromundo
(telescopio) o a los micromundos (microscopio). Y lo que sin duda
har ms atractivo a nuestro autor es su capacidad eclctica y con-ciliadora entre la tradicin heredada y las novedades de la Moderni-
dad emergente. En ese momento crucial, que ha sido denominado
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La forja de un racionalista crtico
Un hurfano educado por los clsicos
Gottfred Wilhelm Leibniz vino al mundo en Leipzig (Alemania) el 21
de junio de 1646, durante los ltimos coletazos de la guerra de los Trein-
ta Aos, en el seno de una familia acomodada. Su padre, Friedrich Leib
ntz, luterano de origen eslavo, era notario y profesor de moral en la
Universidad de Leipzig y se haba casado en terceras nupcias (1644) con
Catharina Schmuck, hija de un jurista muy respetado en la ciudad. Su
hermana, Anna Catherina, naci dos aos despus (1648), de la mano
de la Paz de Westfalia. El hijastro de Anna, Friedrich Simn Ldffler
(1669), se convertir en el heredero universal de la familia a la muerte de
Leibniz (1716). Los antepasados de Leibniz haban sido funcionarios,
maestros y telogos, pero tambin tcnicos de minas y comerciantes,
y parece que nuestro pensador dedic algunos esfuerzos durante su ju-
ventud tan to a fijar la grafa de su apellido alemn como a encontrar sus
orgenes eslavos y nobiliarios: desde 1671 le vemos firmar como Leib-
niz y desde 1676 utilizar como sello el escudo herldico de su antepa-
sado Paul von Leubnitz, capitn ennoblecido en 1600 por sus servicios.
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Lector insaciable de historia, poesa y literatura, supo sacar parti-
do a la biblioteca paterna, que su madre puso a su disposicin cuando
tena ocho aos, para ayudarle a superar el golpe adverso de la prema-
tura muerte de su padre (1652). Poco inclinado a los juegos propios
de su edad, forj su mundo buceando entre libros, de modo que a los
doce aos haba aprendido no solo a balbucear el griego, sino tambin
a leer correctamente en latn, algo que pudo demostrar a la edad de
trece aos cuando compuso en solo tres das un poema de trescientos
versos hexmetros latinos, que tuvo la oportunidad de leer pblica-
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'l,a forja to un racionalista crtico 15
mente en 1659 con motivo de una fiesta escolar en la que se le haba
pedido sustituir a otro alumno enfermo. En su refugio de la biblioteca
paterna aprendi a compensar de manera autodidacta las enseanzasrecibidas en la escuela de San Nicols de Leipzig (16531661). alter-
nando la lectura de los clsicos con la de los padres de la Iglesia, que
le sirvieron de fundamento tan to para la lgica aristotlica como para
la metafsica escolstica.
El propio Leibniz, en un retra to autobiogrfico que titul Wilhelm
Tacidius(epgrafe donde juega con las etimologas de la paz y la divi-nidad), relata as esos primeros pasos que marcaran la avidez intelec-
tual e interdisciplinaria de toda su vida:
Despus de la muerte demasiado prematura de su padre, ese gua de
la vida, se dedic a cultivar las letras con la misma libertad con que
se entregaba a su estudio, hacia el cual lo impulsaba una especie de
ardor espiritual. En efecto, a los ocho aos, contando con la facilidad
que significaba la biblioteca familiar, sola recluirse das enteros en
ella. Y aunque apenas balbuceaba el latn, tan pronto tomaba los li-
bros que tena a mano como los volva a dejar, y entonces abrindolos
y cerrndolos al azar, extraa algo de ellos o bien pasaba a otros, si
la claridad de la expresin o la amenidad del argumento atraan suinters. Se hubiera credo que adoptaba al azar como preceptor y que
consideraba que aquel dicho de tolle, lege(toma, lee) haba sido pen-
sado para l. En efecto, la temeridad, actitud que suele ser favorecida
por Dios,1resultaba la indispensable reaccin de quien estaba priva-
do de consejo ajeno en virtud de las circunstancias y careca de juicio
propio por su edad. Y quiso la casualidad que se encontrara primero
Se refiere al audentes fortuna iuvat de Virgilio (Eneida, X, 284).1
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16 'Lcibniz
con los antiguos. En un comienzo le fue imposible comprenderlos,
pero gradualmente pudo hacerlo hasta que por ltimo consigui do-
minarlos plenamente. Y como todo el mundo que camina bajo losrayos del sol adquiere poco a poco un tinte bronceado, aunque haga
incluso otra cosa, as haba llegado l a adquirir un cierto barniz no
ya solo en la expresin, sino tambin en los pensamientos. Por eso al
frecuentar los escritores ms modernos, se le haca insoportable su
estilo enftico e hinchado, caracterstico de quienes no tienen nada
que decir, y que entonces predominaba en las escuelas (escolstica),
como tambin le resultaban insoportables los centones heterclitosde los simples repetidores de ideas ajenas. Ante esa falta de gracia,
nervio, vigor y utilidad para la vida de esos escritos, caba pensar que
sus autores escriban para un mundo diferente (al que llamaban Re-
pblica de las Letras o Parnaso). En efecto, tena plena conciencia de
que tanto los pensamientos vigorosos, vastos y elevados de los anti-
guos, que parecan cernirse sobre la realidad, como asimismo la vida
humana en su total desarrollo que se vea reflejada en una especie de
cuadro complejo, acertaban a difundir sentimientos muy distintos
en los espritus. Pensaba sin embargo que todo ello era el resultado
de un modo de expresin, claro, fluido y a la vez conforme con la
realidad. Y le concedi tanta importancia a esa unidad diferenciada
de claridad y conformidad que a partir de entonces se impuso dos
axiomas: buscar siempre la claridad en las palabras y en los demssignos del espritu, y buscar en las cosas la utilidad. Despus apren-
di que el primer aspecto constitua la base de todo juicio, el segundo
la base de la invencin y que casi todos los hombres haban cado en
el error porque no se haban propuesto una explicacin suficiente-
mente distinta de sus propios vocablos ni los haban descompuesto
en sus ltimos elementos, y otros hombres tampoco haban sabido
utilizar las experiencias que estaban a su disposicin por no poseerel arte combinatorio de los medios y de los fines.
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17Im jorja ile un racionalista critica
En estas lneas, jun to a una veneracin por los clsicos, encontra-
mos apuntados gran parte de los conceptos que marcarn la obra de
nuestro autor, entrelazados con su propio desarrollo biogrfico. Ahvemos la importancia de que el pensamiento no d la espalda a la
realidad, de que la teora camine de la mano de la utilidad prctica,
a la par que descubrimos que la deseable complejidad no debe estar
reida con la claridad. El verdadero conocimiento tiene as para Leib
niz una doble base: el juicio y la invencin, que son el origen de lo que
llegar a tematizar en sus escritos como arte de juzgar (ars iudican-
di)y arte de descubrir (ars inveniendi).que en una traduccin ms
actual no distara mucho de lo que denominamos innovacin. La
principal herramienta del a rte de juzgar ser el anlisis o descompo-
sicin de los conceptos en sus elementos ms simples; la del arte de
descubrir ser la sntesis o combinacin de los conceptos, orientada o
guiada por la prctica, en un justo equilibrio de medios y fines.
Su admiracin por los antiguos contrasta con el desdn que
muestra por la filosofa y la teologa escolsticas (en el texto citado
antes, los ms modernos), a las que calificaba de superficiarias
(trmino jurdico) e intiles para el progreso humano; Leibniz recor-
daba en especial haber ledo la ingente obra la tina de Francisco Su
rez quien, sea dicho de paso, le influy bastante de corrido, con
tanta facilidad como si se trata ra de una novela. De ah la im portan-
cia de que llegaran a las manos del adolescente las opiniones acerca
del progreso de las ciencias de Francis Bacon, as como fragmentos
escogidos de las obras de Kepler, Galileo y Descartes. Pero sobre este
mom ento que le anima a criticar a Platn, Aristteles, Arqumedes y
otros maestros de la Antigedad, volveremos ms adelante. Leibniz
no encontraba respuesta en sus maestros a algunas de sus nuevaspreguntas, pues no saba an que lo que buscaba cuando quera es-
tablecer una nueva serie de categoras para ordenar las expresiones
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complejas era, en realidad, la nocin de demostracin matemtica.
Cuando estaba profundizando en sus estudios escolares se le ocurri
la idea extraordinaria de que tal vez pudiera encontrarse un alfabe-to del pensamiento humano que permitiera descubrir y demostrar
todo lo dems a pa rtir de combinaciones de las letras de ese alfabeto
y el anlisis de las palabras constru idas con l. Ms tarde intentara
hacer realidad esas anotaciones tomadas a los catorce aos y que
constituiran el sueo de una Caracterstica Universalque le acom-
paara durante toda su vida. El estudio de las lenguas clsicas (latn
y griego) y modernas (francs, ingls e italiano, jun to al alemn na ti-
vo) trabajaba tambin en esta direccin, lo mismo que el estudio de
los famosos polemistas protestantes y catlicos. Porque reflexionar
es asimismo criticar, establecer controversias o argumentar. Ana-
lizamos para comprender mejor, pero adems desarrollamos argu-
mentos para explicar o defender algo. Por eso el estudio conjunto de
las matemticas, la lgica, la filosofa y el derecho jugarn un papeltan importante en la formacin del joven Leibniz, al menos hasta
que descubra el nuevo mtodo de Gassendi y Descartes que preten-
de explicar el mundo natural en trminos de m ateria y movimiento
(mecanicismo). Vemoslo.
Formacin filosfica en la Universidad de Leipzig
En 1661, Leibniz ingresa en la Universidad de Leipzig para seguir las
clases de filosofa que imparta Jakob Thomasius, en especial sobre
Aristteles, y atender a la introduccin a Euclides que imparta Johann
Khn, junto con el estudio de la poesa griega y latina. Mucho apren-
di del filsofo, mientras que toda su vida se lament de la confusin
de las clases de matemticas con Khn; lamentaba no haber podido
pasar su juventud en Pars como Pascal, pero para encontrar a los gran-
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l forja de un racionalista critico l
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Leibniz recrea al final de sus das este episodio, que haba quedado
grabado en su memoria como una iluminacin, como el hiato en tre un
antes y un despus, pero el camino hacia la filosofa monadolgica nofue tan sencillo como ah se presenta. Entre la tesis del bachiller sobre
el principio de individuacin y la carta escrita a Rmond transcurre
medio siglo de estudio y de diversos viajes por Europa, de polmicas
con los autores ms representativos de la modernidad, de miles de in-
tercambios epistolares y borradores sobre sus teoras. Esta evolucin
filosfica es lo que intentarem os presentar en este libro, subrayando la
importancia de los mltiples intereses disciplinarios de nuestro autor
en esa ardua gestacin de su original pensamiento, en el que sin duda
la matemtica y la metafsica juegan un papel fundamental pero no
nico: como muy bien ha sabido subrayar Javier Echeverra. Leibniz
es el pensador de la pluralidad, jus tam ente lo contrario de un pensa-
miento nico.
Mucho se ha hablado del eclecticismo leibniziano. Este hace pie
ju stamente en la bsqueda de la armona a que alude al final de su
carta: armona entre distintas corrientes filosficas, entre los reinos
de la naturaleza y de la gracia, entre las distintas religiones, entre in-
tereses nacionales y cosmopolitas, entre partidos polticos y familias
reales enfrentadas... Toda la filosofa de Leibniz es una bsqueda de
armona, de reconciliacin de los elementos opuestos, un GuilelmusPacidius que contempla la crisis espiritual de Europa y se arroga la
tarea de restablecer la paz que salve a Europa, conciliando los avances
modernos con la antigua cultura. Un programa que consigui en gran
medida, pues no en vano Christian Thomasius le denominaba la bi-
blioteca viviente de Europa, aunque Leibniz, al final de sus das, se
dola de no haber podido resolver alguna de sus apuestas y tareas (por
ejemplo, el desarrollo de una Caracterstica Universal o la reunifica-
cin de las iglesias, sobre lo que volveremos despus), por no haber
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El paseo por el bosque de Rosenthal:
mecnica y metafsica
Habindome emancipado de las escuelas triviales, me encontr con los mo
dernos y recuerdo que me paseaba solo por un bosque cercano a Leipzig,
llamado Rosenthal, a la edad de quince aos, deliberando si conservaba las
formas sustanciales. Al fin prevaleci el mecanicismo y me llev a dedicar
me a las matemticas [.]. Pero cuando investigu las ltimas razones del
mecanicismo y de las leyes mismas del movimiento, fui sorprendido totalmente al ver que era imposible encontrarlas en las matemticas y que haba
que retomar a la metafsica Es lo que me encamin a las entelequias y de lo
material a lo formal y me hizo por fin comprender, despus de muchas pro
puestas y correcciones de mis nociones, que las mnadas, o las sustancias
simples, son las nicas sustancias verdaderas y que las cosas materiales no
son ms que fenmenos, pero bien fundados.
Encontr que la mayor parte de las doctrinas filosficas tienen razn en
buena parte de lo que afirman, pero no tanto en lo que niegan. Tanto los
formalistas como los platnicos y los aristotlicos tienen razn al buscar
la fuente de las cosas en las causas finales y formales; pero se equivocan
al descuidar las eficientes y las materiales, infiriendo de ah que existen
fenmenos que no se pueden explicar mecnicamente. Por el contrario, los
materialistas o los que se muestran partidarios solo de la filosofa mecnica
se equivocan al rechazar las consideraciones metafsicas y querer explicarlo
todo por lo que depende de la imaginacin.
Por lo que a m respecta, estoy satisfecho de haber penetrado la armona
de los diferentes reinos y de haber visto que los dos partidos tienen razn,
mientras que no se enfrenten; puesto que todo sucede en los fenmenos
de la naturaleza de manera mecnica y metafsica al mismo tiempo, aunque
la fuente de la mecnica est en la metafsica
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22 'Leibniz
encontrado un equipo de intelectuales comprometidos que se entu-
siasmaran por ellas. Esa es la finalidad que Leibniz haba conferido a la
creacin y la promocin de sociedades y academias cientficas desdesu juventud, pues nicamente con la cooperacin cientfica puede un
intelectual aproximarse al ideal del sabio clsico. Pero sus coetneos
no supieron adelantarse con l a su poca, y Leibniz solo consigui
pasar a la posteridad como el ltimo genio universal, cuya comple-
jidad de pensamiento intentamos ahora reivindicar.
Combinando matemticas y derecho. De Leipzig
a Altdorf, pasando por Jena
La reflexin llevada a cabo en el bosquecillo de Rosenthal confront a
Leibniz con la realidad de que tena que profundizar en el estudio de
las matemticas, que, como hemos visto, no eran el fuerte de la Uni-
versidad de Leipzig. Por este motivo, durante el semestre de verano
de 1663 se traslada a la Universidad de Jena, donde imparta docen-
cia Erhardt Weigel, un matemtico de renombre, adems de filsofo
moral y del derecho, que en sus clases intentaba dar respuesta a las
contradicciones de los escolsticos con demostraciones matemticas.
Weigel ejerci una gran influencia en Leibniz tambin con sus escri-tos, en los que, basndose en el mtodo demostrativo de Euclides,
acometa una reforma de la filosofa y de la ciencia, proponiendo la
reconciliacin en tre Aristteles y los modernos como Bacon, Hobbes
y Gassendi bajo la idea de una scientia generalis(ciencia general); hay
que subrayar aqu que Weigel solo se perm ita hacer en sus clases al-
gunos comentarios crticos sobre Descartes, que estaba proscrito de
las universidades alemanas sobre todo en las facultades de teologa,
tan to catlicas como protestantes, por lo que ningn profesor osaba
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La forja de mi racionalista critico 23
defender las ideas cartesianas en pblico so pena de ser expulsado
de su ctedra. Esto favoreci que surgieran sociedades ms o menos
secretas en las que se poda discutir con libertad sobre lasideas fi-losficas; este era el caso de la Societas quaerentium, presidida por
Weigel en Jena y que reuna semanalmente a estudiantes y profesores.
A partir de este momento, Leibniz aprendi a frecuentar este tipo de
asociaciones, en las que era posible intercambiar de verdad el saber,
una actividad que repetira en las diversas ciudades europeas que vi-
sit a lo largo de su vida.
En el semestre de invierno de 1663 regres nuestro auto r a Leip-
zig para iniciar su especializacin en derecho. Siguiendo los pasos
paternos, y fiel a su lema, compaginaba el estudio de la teora jur-
dica con la aplicacin prctica que le brindaba un juez ayudante del
Alto Tribunal de su ciudad natal con el que el joven Gottfried tena
amistad; la figura del juez, que tambin jugar un papel importante
en su filosofa, siempre atrajo a Leibniz, quien, por el contrario, des-
confiaba de las argucias de los abogados. En febrero de 1664 obtuvo
el grado de Maestro en Filosofa con una disertacin que pretenda
tender un puente entre la filosofa y el derecho, buscando el respeto
de los jur istas hacia un saber que constitu a la base del suyo; el texto
llevaba por ttulo Specimen quaestionum philosophicarum ex iure co-
llectarum,y en la introduccin consta un agradecimiento explcitoa Weigel. Unos das despus de la defensa de su disertacin, muri
su m adre de una neumona, por lo que se vio obligado a ausentarse
durante unas semanas a Braunschweig para arreglar las cuestiones
de la herencia.
Sin solucin de continuidad, Leibniz se puso a trabajar en un es-
crito de habilitacin para la Facultad de Filosofa; titulado Disputado arithmetica de complexionibus, este termina convirtindose en la parte
introductoria del primer gran escrito original de Leibniz: Vissertatio de
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24 'Leibniz
arte combinatoria(Disertacin sobre el arte combinatorio), donde
desarrolla su idea de un alfabeto del pensamiento humano en el que
todos los conceptos seran combinaciones ms o menos complejas deun pequeo nmero de conceptos simples; Leibniz se haba inspirado
en elArs magna de Ramn Llull, pero iba ms all del mtodo mec-
nico del cataln, que desconoca las leyes de la aritmtica combina-
toria, apuntando las lneas maestras de su arte de inventar y de una
escritura o lenguaje universal similar a la escritura de signos egipcia
o ch ina que aos ms tarde desarrollara en su sistema de la Carac-
terstica Universal; como curiosidad, sealar que como apndice de
la obra aparece una demostracin de la existencia de Dios en la que
desarrolla el argumento ontolgico de san Anselmo segn un modelo
de demostracin euclidiana, anticipando la tesis metafsica sobre la
que volver aos despus de que si el ser necesario es posible, existe
necesariamente. Este ensayo sobre el arte combinatorio se public
en 1666 sin hacer referencia alguna a la Universidad de Leipzig, que lehaba negado el grado de Doctor en Derecho, al parecer para que no
pudiera obstaculizar a otros candidatos ms veteranos en la posterior
obtencin de una ayudanta.
Sin embargo, Leibniz decide hacer de la necesidad virtud y se ma-
tricula en Altdorf, pequea ciudad universitaria situada a escasos ki-
lmetros de Nremberg, donde un ao despus (1667) obtendr porunanimidad el ttulo de Doctor en Derecho con la tesis titulada Ve
casibus perplexis in iure(Sobre los casos difciles en derecho), que
ya haba elaborado en Leipzig. Casi medio siglo despus, en una car-
ta al telogo Adam Rechenberg (1708) mencionar irnicamente esa
ancdota para explicar el rechazo sufrido en su ciudad natal, a pesar
de su reputacin acadmica. Parece que Johann Georg von Eckhart, su
secretario, daba otra versin de los hechos, al explicar que se le haba
hurtado el doctorado en Leipzig por la antipa ta que hacia l senta la
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La forja de un racionalista crtico 25
mujer del decano. En cualquier caso, sern pocas las veces que volver
a Leipzig. Tras obtener su promocin, se le ofrece a Leibniz la opor-
tunidad de optar a una ctedra en la Universidad de Reichtadt, pero
declina la posibilidad de desarrollar una carrera acadmica porque
su espritu se mova en una direccin completamente diferente, im-
pregnado del deseo de conocer mundo y de obtener una mayor gloria
en las ciencias.
Leibniz se queda an medio ao en Nremberg, tiempo que apro-
vecha para tomar contacto con una sociedad alquimista, de la quelleg a ser secretario; esta experiencia no solo le permiti leer libros de
alquimia, que aos despus calificara de oscurantistas, sino tambin
tener acceso a numerosos experimentos cientficos de la naciente qu-
mica de la poca. Pero una vez agotados sus ahorros, decide comenzar
a viajar en busca de fortuna. As, parte con destino a Holanday hace una
escala en Frankfurt, donde visita a un pariente lejano de quien obtiene
un prstamo (eran habituales los pagars entre familiares y amigos)
para poner en marcha sus proyectos. Convencido de que el perfeccio-
namiento de las ciencias no poda promoverse desde un recinto uni-
versitario, por la frrea estructura que le impeda desplegar todas sus
capacidades, decide cortar las races y dedicarse a viajar por el mundo,
lo que sin duda cambi la vida de nuestro autor, quemando las naves
de una existencia provinciana como la que vivir, por el contrario,
aos despus Kant en Knigsberg y abrindole unas miras interdis-
ciplinarias y cosmopolitas que se reflejarn en el desarrollo de su obra.
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Viajero hacia la
interdiscip iinariedad, entre la
ciencia y la poltica
De jurista a diplomtico. Decisiva estancia en Mainz
Durante su estancia en Frankfurt, nuestro autor aprovecha para tra-
bar relaciones con personalidades influyentes que puedan ayudarle a
abrirse camino entre la ciencia y la poltica, pues sin el apoyo de los
gobernantes no poda poner en prctica la reforma de las ciencias de
cara a una mejor enseanza de las mismas que ten a en mente; la acti-
vidad de Leibniz se encaminaba a algo que hoy denominaramos go
bernanza de la ciencia y poltica cientfica. Con esta finalidad, en
otoo de 1667 visita en Mainz al consejero ulico Hermann Andreas
Lasser, quien le participa el proyecto de la Corte de acometer una
nueva edicin del cuerpo jurdico. Para Leibniz, semejante tarea se
presenta como una clara oportunidad de meter la cabeza y se pone
a ultimar a toda prisa dice haberlo redactado por las posadas y sin
ayuda de otros textos un escrito que ya haba concebido en Leipzig
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28 iMbinz
sobre la reforma para el aprendizaje y la enseanza de la jurispruden-
cia: 'Nova Methodus discendae docendaque jurisprudentiae.Se trata
de una obra que incluye tanto un anlisis filosfico de los principiosdel derecho como la propuesta de una nueva asignatura que ayudara
a los alumnos a adquirir una base terica de la mano de la com peten-
cia prctica; asimismo, se atreve a rechazar la primera regla de Des-
cartes (aquello que se percibe clara y distintamente es verdadero) por
ser inductora a error. Leibniz fue a presentar personalmente el texto
al prncipe elector de Maguncia, Juan Felipe de Schnborn, a quien se
lo haba dedicado con la esperanza de obtener un puesto en la Corte,
y este, efectivamente, le invit a trabajar con el consejero Hermann
Andreas Lasser a cambio de un salario semanal en la reforma del
cdigo civil romano. Nuestro joven jurista residira en el domicilio de
Lasser en Mainz durante la realizacin de un proyecto que el elector
pagaba tarde y mal, pero gracias al cual pudo estrechar su relacin con
el barn Christian de Boineburg. Si bien las circunstancias de su pri-
mer encuentro an son desconocidas, est documentado que Leibniz
empez a desem pear ocasionalmente tareas de secretario, asistente,
bibliotecario, abogado y consejero al servicio del barn, y adems de-
sarroll una amistad personal con quien se convertira en su maestro,
pro tector e impulsor de su carrera diplomtica en sus inicios. En este
perodo, Boineburg pondr en contacto a Leibniz con otros pensado-
res y cientficos importantes, entre los que cabe destacar a HeinrichOldenburg, secretario de la Royal Society de Londres, corresponsal
de Spinoza y que servira como intermediario en la correspondencia de
Leibniz con los matem ticos ingleses; Leibniz mantendra un intenso
intercambio epistolar con Spinoza hasta la muerte de este en el ao
1677. Tampoco hay que menospreciar la importancia de la nutrida
biblioteca del barn, que Leibniz se encarg de catalogar. Aunque sin
duda lo ms relevante de esta etapa es la actividad diplomtica, que
le permitir a nuestro autor tomar parte activa en la poltica del
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Viajar a hacia la intcrdisaplinarioilail antro la ciencia y la poltica M
momento, por ejemplo en la eleccin del nuevo rey de Polonia tras la
abdicacin de Juan Casimiro. El conde Federico Guillermo de Neu
burg, que contaba con el apoyo del elector de Maguncia, haba pedidoa Boineburg que se hiciera cargo de una misin en Polonia en apoyo
de su candidatura; as pues, Leibniz dedic el invierno de 1668 a ela-
borar un documento que llev por ttulo Specimen demonstrationum
politicarum pro rege Volonorum eligendo (Modelo de indicaciones
polticas para la eleccin del rey de Polonia), donde un noble polaco
ficticio aplicaba el mtodo de demostracin matemtico introduci-
do en la ciencia por Galileo, Descartes, Hobbes y Bacon al problema
poltico de la eleccin y acababa resolvindolo en favor del conde de
Neuburg. La obra se public en Knigsberg y no en Vilna, como fi-
gura en la portada en junio de 1669, una vez que ya se haba tom a-
do la decisin; aunque sirviera de argumentario para las infructuosas
gestiones de Boineburg, lo ms importante de este texto son sin duda
las argumentaciones ticopolticas que cobran la formulacin de un
clculo de probabilidades, aspecto que Leibniz desarrollar con pos-
terioridad.
Por otra parte, y para que Leibniz no olvidara sus estudios de teo -
loga y filosofa, Boineburg le pidi que compatibilizara la preparacin
del proyecto polaco con la respuesta a una antigua carta que haba
recibido en 1665 del polaco Andrzej Wiszowaty sociniano unitario,
y por tanto hereje que critica el dogma de la Trinidad y que le vino a
la memoria con este motivo. La respuesta, titulada Vefensio Trinitatis
per nova reperta lgica(Defensa de la Trinidad a partir de nuevos
argumentos), reviste una particular importancia porque seala los
puntos de friccin fundamentales contra los enemigos comunes del
cristianismo y la religin, en los que coincidan tanto el catlico con-verso Boineburg como el luterano Leibniz, ambos convencidos de la
importancia de la reunificacin de las iglesias en Alemania. El perodo
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de estancia en Manz resulta, por lo dems, fundamental para desa-
rrollar los intereses multidisciplinarios de Leibniz, que toma parte
activa en todas las cuestiones candentes de la poca, ya fueran teol-gicas, cientficas o polticas, y tambin encuentra tiempo para escri-
bir pequeos ensayos, bien sobre controversias religiosas o filosficas,
bien sobre problemas filolgicos, histricos, fsicos o matemticos.
Adems, se encarga de difundir estas cuestiones a travs de una red
creciente de corresponsales (ms de 1.100 en diecisis pases diferen-
tes, al final de su vida), y para mayor repercusin en la opinin pblica,
solicita al kiser la posibilidad de fundar una revista cientfica. Todo
ello sin dejar de desarrollar la reforma jurdica y de trabajar como le-
trado al servicio de la familia Boineburg.
De esta poca data la redaccin de 7iypothesisphysica nova(Nue-
vas hiptesis fsicas), una de sus obras ms importantes, que revisara
un ao despus a la vista de su estudio intensivo de Hobbes para pu-
blicarla annimamente (bajo las iniciales G.G.L.L.) en 1671 y que. final-
mente, dara a conocer como suya en la forma de dos ensayos comple-
mentarios: Theoria motus concreti(Teora del movimiento concreto)
y Theoria motus abstracti (Teora del movimiento abstracto), que
dedicara, respectivamente, a la Royal Society de Londres y a la Acad
mie Royale des Sciences de Pars, en las que quiso ingresar como socio.
Leibniz se distancia de Descartes y encuentra inspiracin para la ex-plicacin del movimiento en esta obra temprana en la idea del conatus
(tendencia) de Thomas Hobbes, y que tambin adoptar Spinoza en su
filosofa: una idea mecnica que Leibniz definir, sin embargo, como
comienzo del movimiento. Pero la mayor originalidad de Leibniz en
este punto se encuentra, sin duda, en haber considerado en sus investi-
gaciones el problema del continuo, un antiguo problema en la historia
de la filosofa, que se retrotrae a las paradojas de Zenn: puesto que
el continuo es divisible hasta el infinito, existiran realmente una in
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'Via/ern fineta la interdisciplinariedad. entre la ciencia y la pntUica MI
Anidad de partes, mientras que para Descartes lo indefinido sera una
idea sin correspondencia con la realidad. La defensa del movimiento
continuo significaba para Leibniz frente a Gassendi quemo estaba
interrumpido por intervalos de reposo, pues todo lo que se mueve dirige
su conatustotal cuyo efecto ser la velocidad virtual contra cualquier
obstculo hasta el infinito. Aun as, todas estas paradojas referentes a
los indivisibles no se pudieron resolver hasta ms tarde gracias al des-
cubrimiento del clculo infinitesimal.
A finales de 1669 y a instancias del embajador de Suecia en Frank
furt, el duque Juan Federico invit a Leibniz a Hannover, pero este de-
clin la invitacin para seguir trabajando con Lasser en la reforma del
cdigo civil y continuar asistiendo a Boineburg en sus tareas, a la espera
de que se le pudiera otorgar un puesto en la Corte de Mainz. Finalmen-
te, en verano de 1670 recibi un gran reconocimiento por sus desvelos
al servicio del prncipe elector Juan Felipe, quien le nombr juez delTribunal Supremo de Apelacin, el ms alto tribunal del electorado y
la archidicesis, a pesar de ser protestante. No obstante, junto a este
trabajo remunerado continu desarrollando proyectos polticos y di-
plomticos con el barn de Boineburg, entre los que cabe destacar el
de formar una Liga entre los prncipes del Imperio alemn para poder
equilibrar as los grandes poderes crecientes de Francia y Austria, un
proyecto que se materializ en el ensayo alemn titulado 'Bedencken
welchergestalt Securitas publica interna et externa und Status praesens
im 'Reich auffesten Tuss zu stellen(Consideraciones acerca de las for-
mas de seguridad interna y externa y la manera de llevarla a cabo en
el Imperio). Esta idea de conseguir una balanza de poder en la vieja
Europa le acompaar durante toda su vida; para conseguirla, Leibniz
traza los fundamentos de una Academia Universal de las Ciencias, que
a pa rtir de 1700 le servirn de base para la consecucin de las acade-
mias de Berln, Dresde y Viena, y. por ltimo, el desarrollo ms concreto
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32 'l.fibm:
de un plan poltico para desviar del suelo europeo la agresiva poltica
expansionista francesa; esto es, el plan de expedicin a Egipto.
De la diplomacia a la verdadera poltica: de Mainz
a Pars
El verdadero motivo del viaje de Leibniz a Francia, que culmina en Pars
en marzo de 1672, es una misin diplomtica muy concreta. A la vista
de la ocupacin francesa de la Lorena en septiembre de 1670 y de la
amenaza de Holanda, Boineburg, que tambin tena motivos perso-
nales para querer buscar el favor del rey francs, haba encargado a
Leibniz presentar personalmente en la Corte francesa un memorn-
dum que convenciera a Luis XIV de renunciar a declarar la guerra
a Holanda (el Flandes espaol), en aras de una especie de cruzada
contra el reino musulmn de Egipto. Ms de un ao trabaj Leibniz
en secreto redactando algunos borradores y otros tantos resmenes
del proyecto. El plan de conquista de Egipto era un proyecto que ve-
na de antiguo, pues ya a comienzos del siglo xiv el veneciano Marino
Canto haba hecho al Papa la sugerencia de emprender una cruzada
contra los infieles para alejar de suelo europeo los conflictos internos,
pero solo term inar materializndolo Napolen (1798), aunque notodos los estudiosos de Leibniz defienden que el emperador francs
conociera el escrito leibniziano antes de llevar a cabo su campaa.
Con todo, la originalidad del plan de Leibniz consista en demostrar
a Francia que con la conquista de Egipto conseguira su verdadero
objetivo, la destruccin de Holanda, solo que en lugar de atacarla di-
rectamente, iniciando una guerra costosa y de resultados inciertos, se
trataba de arruinar al pas vecino paralizando su comercio, que era su
principal fuente de riqueza; al conquistar Egipto, pasara a controlar
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Viniera hacia tu interdtscipUnanedad. entre la ciencia y la puUlica 31
la nica va de comercio entre Asia y frica, que era fundament al para
el emporio econmico holands, sin perder de vista la posibilidad de
apertura de un canal, que facilitara el comercio de Asia con Europa:aunque el sueo de abrir un paso desde el mar Rojo hasta el mar Me-
diterrneo se remonta a la poca faranica, en la que se abri un pri-
mer paso entre el ro Nilo y el mar Rojo (canal de los faraones), solo
a mediados del siglo xix fue acom etida tam aa empresa de manos de
Ferdinand de Lesseps. El resultado fue el canal de Suez, inaugurado
en 1869. Leibniz propona una estrategia m ilitar y comercial bastan-
te innovadora para la poca, respaldada, adems, con mltiples argu-
mentos metafsicos y teolgicos; pero el punto dbil de su propuesta
co mo el propio Leibniz reconoce est en el hecho de que para llevar
a cabo su empresa haca falta una marina fuerte, de la que Luis XIV
careca. Adems de contribuir a otro objetivo poltico, como era obli-
gar a Turqua a que desplazara su fuerza militar del escenario europeo
al africano, el proyecto tena sobre todo una virtualidad filosficopoltica: Leibniz conceba la accin europea sobre otros continentes
como una forma de progreso y de contribucin a un mayor bienest ar
general. En un apartado posterior volveremos sobre la cuestin de la
pugna en la obra leibniziana entre eurocentrismo y cosmopolitismo.
Al fracaso de la misin diplomtica de Leibniz contribuy, sin
duda, la dilacin de la Corte maguntina en su ejecucin. Desde co-mienzos de 1671, el elector de Maguncia haba entrado en negociacio-
nes con Francia, pero los obstculos para que Boineburg y Leibniz via-
jaran a Francia se iban sucediendo: la muerte del m inistro de Asuntos
Exteriores galo oblig a posponer el viaje hasta que Simn Arnauld
de Pomponne4ocupara su cargo en enero de 1672; pero para entonces
4 Sobrino del filsofo jansenista Antoine Arnauld, con quien Leibniz mantendr ms
adelante una fructfera correspondencia epistolar (1686-1690) con motivo de su
Discurso de Metafsica.
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l.rthmz
la visita diplomtica del barn era superflua, pues Luis XIV haba en-
viado ya en diciembre de 1671 un embajador a Mainz para comunicar
su intencin de atacar Holanda y solicitar permiso del elector paraque sus barcos pudieran circular libremente por el Rin, as como su
influencia sobre el emperador y los prncipes de los estados alemanes
de no interferir en la contienda. A pesar de todo, Boineburg decidi
que Leibniz presentara secretamente el proyecto en la Corte francesa,
al tiempo que se aseguraba del pago de las rentas y la pensin que se le
deban, y con este fin Leibniz envi una breve nota al rey el 20 de enero
de 1672 exponindole las ventajas que podra obtener de una cierta
empresa que el autor del proyecto se sentira feliz de poder discutir
personalmente con un representante nombrado por el rey.
Este plan de expedicin a Egipto, que supuso el prim er encargo y
fracaso diplomtico de Leibniz, debi de revestir mucha importan-
cia para nuestro autor, pues a pesar de lo adverso de la situacin, no
abandon la causa, centrando ahora sus miras en la salvacin de Ale-mania de la contienda m ediante una resolucin de paz con Holanda,
y en octubre de 1672 elabor un documento m s detallado, que titul
Consilium aegiptiacum,con el fin de que Boineburg lo discutiera con
el elector de Maguncia.
Algunos intrpretes han escrito que un plan de conquista pare-
cera contradecirse con la intencin filosfica de buscar la armona,
de la reconciliacin de los elementos opuestos que venimos comen-
tando. Otros autores han sostenido que la verdadera y noble finalidad
del plan egipcio era la paz perpetua, una paz como resultado de la
guerra santa contra el infiel que posibilitaba el avance de los pueblos
cristianos de Europa; segn esto, la finalidad de la guerra habra de
entenderse como mensaje de salvacin cristiano, como anuncio de la
paz:pax cristiana universalis perpetua, en el sentido de la tradicinagustiniana: hacer la guerra para conquistar la paz. En cambio, si
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Viajero hacia la interdisciplinariedad. mitre la ciencia y la poltica 35
El proyecto de expedicin a Egipto
Egipto comunica Asia con frica; separa el mar Mediterrneo del Rojo (los
grados y minutos de longitud y latitud no convienen a la brevedad del pre
sente proyecto).
De aqu se sigue que sea un istmo o tierra entre dos mares, es decir, ha
de considerarse como una de las vas de acceso que permiten y pueden
impedir el trnsito por tierra
Todas las vas terrestres entre frica y Asia pasan por Egipto. Por con
siguiente, quien por su flota sea seor del mar, y posea adems Egipto,
controlar todo el comercio entre Asia y frica
Igualmente, quien posea Egipto puede cortar la lnea ms recta de comer
cio martimo entre Oriente y Occidente, entre el polo rtico y e l Trpico de
Cncer.
As, prcticamente, controlar el com ercio de un terc io del orbe terrestre, yeste tercio es el ms rico. Ciertamente, se ver dueo absoluto [-1- Por ello,
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36 'Lelbniz
\* \
es lgico que, antes de que los turcos obtuviesen Egipto, comerciaran con
nosotros India Oriental y Persia, a travs de l; que las Repblicas martimasde Italia, sobre todo Venecia y los genoveses, llegaran precisamente por
esto a su mximo esplendor, y que muchas ciudades alemanas, que no eran
importantes ms que por este motivo, hubieran levantado cabeza (-], pues
a travs de ellas llegaban las mercancas de Oriente a las ciudades ms
alejadas. De donde se deduce que, si los turcos se dieran cuenta, podran
en poco tiempo paralizar el comercio oriental de portugueses, ingleses y
alemanes.
El dueo de Egipto puede ocasionar al mundo un inmenso bien o un inmenso mal. Pues el mundo entero experimenta la ruina o la prosperidad de su
parte ms desarrollada As, quien domine Egipto no solo puede ocasionar
gran dao a otros estados, como ciertamente ha hecho la nacin turca al
impedir el comercio, sino tambin convertir a la humanidad en deudora suya
si uniese, mediante un canal, el mar Rojo con el Nilo o el Mediterrneo, de
manera anloga a como Francia en beneficio propio, ha unido a Europa
mediante canales construidos bordeando los Pirineos. Que el mar Rojo sea
ms alto que Egipto es digno de fb ula pero, aun si lo fuera no constituira
motivo para que la apertura de un canal inundase Egipto.
Quien sea dueo de Egipto puede arruinar el comercio holands con India
Oriental. Pues el comercio con India Oriental, Persia y China podra deter
minar que franceses, italianos y espaoles frecuentasen el Mediterrneo. A
estos les llegaran las mercancas de manera rpida y segura a travs de
Egipto, mientras que los holandeses tendran que circunnavegar frica en
tera Gracias a esto, el precio sera ms bajo. Ya es sabido que quien recibelas mismas mercancas que otro a un precio ms bajo, aun si la diferencia
es pequea -sin embargo, en este caso sera grande-, puede arruinar de
manera infalible a los dems.6
6 G. W. Leibniz, El proyecto de expedicin a Egipto, en Escritos pohlicos,traduccin de Jaime de Salas, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales,
1979, pp. 67 -72.
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Viajera hacia la interdisciplinariedail. entre la ciencia y la pulftica .17
nos ceimos al punto de vista estrictamente poltico, no podemos ver
en el plan egipcio otra cosa ms que el intento de apartar a Luis XIV de
las escaram uzas europeas por la va de ofrecerle una presa digna para
su ambicin (una empresa que, como todos recordamos, ms tarde
llevara a cabo Napolen).
A mi entender, para poder arrojar luz sobre esta aparente con-
tradiccin, hay que distinguir en Leibniz dos niveles. Por una parte,
como diplomtico que est al servicio de los intereses de sus prncipes
y del Imperio; desde esta perspectiva, su realismo poltico le impide
creer en la realizacin de una paz perpetua sobre la unidad entre dis-
tintos estados, pues sus respectivos intereses polticos y econmicos
enfrentados conducirn siempre al conflicto. Por otra, como filsofo
y cientfico que cree en la universalidad del saber; desde este pun-
to de vista, Leibniz sostendr que el nico vehculo posible para una
paz y un entendim iento duraderos entre las naciones tiene que ser denaturaleza espiritual, una armona de intereses que se extender al
universo entero si las diversas culturas son capaces de reconocer lo
que de comn descansa en su fondo. En este sentido, como veremos a
continuacin, la tarea del filsofo ser lograr que los monarcas se in-
teresen por promover y difundir la ciencia (fundacin de academias),
aunque para ello haya que tentar a su ambicin con ganancias pol-
ticas, pues la armona no se consigue sin contar con las disonancias.
As, mientras las manipulaciones polticas de la Xabinettspolitikde
Leibniz se ocupaban de conseguir alianzas transitorias, su intencin
albergaba una finalidad universalista, que no se cifraba en un cosmo-
politismo sin rostro, en cuanto que prevea que las d is tintas culturas
conservasen su carcter individual (como mnadas indestructibles),
a la vez que componan un orden ms complejo que acabara con las
discordias de los hombres. Esta distincin de niveles nos permite, de
esta manera, ver a Leibniz como el primer patrio ta que se opone al
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expansionismo francs, como europesta y como pensador cosmopo-
lita, todo ello al mismo tiempo; un pensador que fue capaz de plantear
el problema de la paz en toda su complejidad, sin obviar muchos delos escollos que hoy lo siguen marcando e impidiendo su realizacin,
a saber: la conciliacin de confederaciones internacionales y naciona-
lismos, o la propuesta de una unidad cosmopolita compatible con la
diversidad m ulticultural y religiosa.
En cualquier caso, el sentido de la teora y la actividad polticas
leibnizianas implica reconocer su fundamento en una tica (o ju-
risprudencia universal) cuya finalidad no sera otra que perseguir la
utilidad general o el bien comn, ta l y como han sabido poner de ma-
nifiesto autores de renombre internacional, como Patrick Riley, Andr
Robinet o Werner Schneiders. Dicho con otras palabras, el verdadero
poltico debe esforzarse por ajustar su tarea al ideal del sabio, apli-
cando razn y orden en el discurrir contingente de la historia, tal y
como escribi en 1701 a Thomas Burnett de Kemney: El fin de laciencia poltica debe ser hacer florecer el imperio de la razn. Esto,
aplicado al caso concreto de la construccin de la Europa moderna o,
si lo preferimos, de una comunidad europea, se traducir en los es-
critos leibnizianos en subrayar el papel mediador de una comunidad
tal entre el deseado desarrollo de Alemania como una nacionalidad
fuerte en el mbito europeo (que pudiese contrarrestar el dominio
francs) y los intereses claramente universales de los proyectos cien-
tficofilosficos del pensador de Leipzig, que subyacen a sus activida-
des polticas.
El 15 de diciembre de 1672, el barn de Boineburg muri sbita-
mente. lo que supuso para Leibniz un debilitamiento an mayor de su
misin diplomtica, al perder el apoyo de su protector, a la vez que un
revs personal; aos ms tarde, Leibniz describira a Boineburg comouno de los ms grandes hombres de este siglo, que me honr con una
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Vii /w i hacia la interdmciplinariedad. entre la ciencia y la poltica :w
amistad muy especial. Puesto que la misin poltica en Francia haba
fracasado, se decidi que Melchior Friedrich von Schnborn (sobrino
del prncipe elector y yerno de Boineburg) viajara a Londres, acom-paado de Leibniz, para presenta r la misma propuesta de un Con-
greso de Paz. Estaba previsto que despus de esta reunin regresaran
a Mainz pasando p or Holanda, pero Leibniz recurri a prstam os di-
versos para poder prolongar su estancia en Pars hasta 1676, dado el
provecho intelectual que obtena en esta ciudad.
Pars bien vale... otra filosofa
Leibniz prolongar su estancia en Pars durante casi cuatro aos, has-
ta octubre de 1676. Tanto sus bigrafos como sus intrpretes coin-
ciden en subrayar la importancia de este perodo para el desarrollo
cientfico y filosfico de nuestro autor. En esta ciudad devor los ma-
nuscritos de Descartes y Pascal, y conoci personalmente a Antoi
ne Arnauld, al bibliotecario real Pierre Carcay, a Malebranche con
quien mantendr una importante correspondencia a lo largo de su
vid a y a diversos cientficos y matemticos com o M ariotte, Rober
val, Tschirnhaus y, sobre todo, Huygens, quien le ayud a profundizar
en el conocimiento de las matem ticas; ya en la visita que en otoo
de 1672 realizara Leibniz a Huygens, este le haba recomendado leer
las obras de Pascal, Fabri, la geometrade Descartes, laArithmetica
infinitorum de John Wallis y el Opus Qeometricum de G rgoire de
St. Vincent, y le haba planteado un problema matemtico (que Hu-
ygens haba resuelto ya en 1665) para poner a prueba al joven alemn:
encontrar la suma de la serie infinita de los nmeros triangularesrecprocos. En Leipzig y Jena, Leibniz haba estudiado fundamental-
mente aritmtica (propiedades de los nmeros y combinatoria), pero
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era consciente de sus lagunas en los niveles superiores de la mate-
mtica y la geometra, por lo que profundizar en ellas era una de sus
prioridades. Del aprovechamiento intensivo de sus estudios parisinos
dan fe su descubrimiento del clculo de las diferencias y de la cuadra*
tura aritmtica, tan relevantes ambos en la polmica para establecer
la prioridad en el descubrimiento del clculo infinitesimal, sin olvidar
la construccin de la mquina de calcular, que Leibniz present a la
Academia de Ciencias de Pars para solicitar su admisin en ella. El
artefacto de Leibniz poda multiplicar, dividir y extraer races cuadra-
das, por lo que superaba la mquina aritmtica de Pascal (la pascalina, que solo poda sum ar y restar), y en su construccin gast sus
ahorros.
Otro encuentro importante para Leibniz fue el que mantuvo con el
sajn E. Walter von Tschirnhaus, quien lleg a Pars a finales de agos-
to de 1675 con cartas de presentacin de Oldenburg para Huygens y
Leibniz. Este joven cartesiano, buen conocedor de las doctrinas deSpinoza, vena de visitar a Wallis y Collins en Inglaterra e intercam-
bi con Leibniz conocimientos y resultados matemticos, llevando a
cabo algunos estudios en comn, como el examen de los manuscritos
dejados por Pascal, que nunca llegaron a publicarse, a pesar de la in-
sistente recomendacin de Leibniz; de esos manuscritos solo se con-
serva en la actualidad el resumen que hizo nuestro autor de su con-
tenido. Leibniz ya estaba en posesin de los principios y la notacin
del clculo infinitesimal en las primeras conversaciones que mantuvo
con Tschirnhaus sobre matemticas en noviembre de 1675, tal y como
muestra una nota manuscrita de este perodo. Pero el sajn no era
capaz de apreciar en ese momento la importancia y el significado del
mtodo infinitesimal de Leibniz, calificando su notacin de smbo-
los intiles que solo servan para oscurecer las cosas. Como seala el
bigrafo estadounidense Eric J. Aitn, esta ancdota tiene im portan
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Via/cro luica la interdUcipltnarwdnd. en tre la ciencia y la poltica II
Mecanismos de la mquina
de calcular de Leibniz, la
ms avanzada de su tiempo.
Poda sumar, restar, multi
plicar, dividir y sacar raleescuadradas.
cia para en tender la posterior disputa por la prioridad entre Leibniz y
Newton, pues parece improbable dada su falta de comprensin que
Tschimhaus pudiera informar a Leibniz de datos recogidos en Lon-
dres sobre los trabajos que estaban llevando a cabo los matemticos
ingleses. En el verano de 1676, Tschirnhaus recibir de Collins infor-
macin relativa al mtodo infinitesimal ingls, incluida la regla de latangente de Newton, pero est claro que en aquellos mom entos ya era
tarde para que esta informacin le fuera til a Leibniz en su invencin
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42 'Unbntz
del clculo infinitesimal. Sin embargo, esta correspondencia se utiliz
como evidencia contra Leibniz por el simple procedimiento de poner-
le fecha de un ao antes, como seal Hofmann en 1974.
Como ha puesto de manifiesto Javier Echeverra, el clculo infi-
nitesimal fue para Leibniz otra ejemplificacin ms de su Caracte-
rstica Universal (sobre la que volveremos ms adelante) y desarroll
sus investigaciones independientemente de Newton. Por otra parte,
hoy en da parece establecido tambin que el ingls haba descubierto
algunas ideas bsicas de dicho clculo (en particular, su mtodo defluxiones) ya en 16671668, es decir, con anterioridad a Leibniz, si bien
tard mucho en publicar sus resultados. Pero la polmica en s no data
de los aos en que Leibniz estuvo en Pars, sino que fue muy posterior
y se entabl al final de su vida con los discpulos de Newton (y, anni-
mamente, el propio Newton), desatndose con la publicacin en 1712
del Commercium Epistolicumde Collins, que recoga una variada co-
rrespondencia relativa al tema y que haba sido apoyada por la Royal
Society, y donde queda claro que en la carrera por el clculo infinitesi-
mal, si bien Leibniz haba ido ms rezagado en algunos aspectos, en
otros, como, por ejemplo, la invencin y utilizacin de las diferenciales
segundas (de ah que a veces se llame tambin diferencial al clculo
infinitesimal), fue por delante de Newton. Sea como fuere, lo que est
claro es que la polmica, que constituye un importante captulo de la
historia de las matemticas, fue larga y estuvo muy influenciada por
cuestiones de prestigio nacional, pues los ingleses no queran dejarse
arrebatar la primaca en el campo de las m atem ticas y de la fsica.
Leibniz solicit en octubre de 1675 su entrada en la Academia
de Ciencias de Pars presidida por Huygens a la muerte de Gi-
les de Roberval, enemigo manifiesto de Descartes y conocido por sus
trabajos en la cuadratura de las superficies y el mtodo de los in-
divisibles (que tambin inventara independientemente su coetneo
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Viajero hacia la intcnlisciplinarwdad, mire, la ciencia y la poltica
La carrera por el clculo infinitesimal
La solucin de un problema de importancia propuesto por el seor Joan
Bernoulli, que el seor marqus de l'Hpital ha publicado en las Mmoires
de l'Acadmie Royale des Sciences,y todo lo que han tenido la bondad
de decir all a favor de mi clculo, que sinre para estas cosas, me compro
mete a comentar algo para animar a los gemetras a perfeccionarlo. Hay
que reconocer que el anlisis ordinario es todava bastante imperfecto: el
pblico no tiene medios de hallar las races de quinto grado y superiores,
y todava no tiene un mtodo general para el clculo que se hace al modo
de D iofanto para resolver las cuestiones con nmeros. As que no hay que
sorprenderse si nuestro nuevo c lculo de las diferencias y de las sumas,
que envuelve la consideracin del infinito y se aleja por consiguiente de
lo que la imaginacin puede alcanzar, no ha llegado desde el principio a
su perfeccin.
Pero como es mucho ms til que el clculo de las ecuaciones de quinto
grado y superiores, o que el c lculo de Diofanto, aunque yo haya encontra
do el medio de hacerlos servir tambin para el nuestro, es importante que
nos apliquemos a l. Los seores Bernoulli han sido los primeros que han
dado testimonio pblicamente, con un gran xito, de la forma en que lo
haban encontrado apropiado para resolver problemas fsico-m atemticos,
cuyo acceso pareca cerrado hasta entonces.
Tambin el seor marqus de l'Hp ital le ha tomado gusto y ha dado bellas
muestras de ello, en fin, el seor Huygens mismo ha reconocido y aprobado
su importancia Hay que hacer justicia al seor Newton (a quien la geome
tra, la ptica y la astronoma deben mucho), que tiene algo semejante de su
cosecha tambin en esto, segn lo que hemos sabido despus. Es verdad
que se sirve de otros caracteres, pero como la caracterstica misma es, por
as decir, una gran parte del acto de inventar, creo que los nuestros dan ms
oportunidades. En cuanto a aquellos que no se sirven ms que del anlisis
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II 'Luilmu
ordinario, y piensan quizs que les basta con l, sera bueno proponerles
problemas semejantes al timo del seor Bernoulli.
6 G. W. Leibniz Consideraciones sobre la diferenc ia que hay en tre el Anlisis
ordinario y el nuevo clculo de los trascendentes, Jou rna l des Sgavants
(1694, 404-406), en OFC, Escritos matemticos,pp. 351 -35 2, trad. de Mary
Sol de Mora.
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italiano, Bonaventura Cavalieri), a la vez que ofreca sus servicios al
ministro Colbert. A toda costa quera encontrar un medio de subsis-
tencia que le permitiera prolongar su estancia en la capital francesa,
pero la administracin parisina era presa de una cierta intolerancia
religiosa y no muy proclive a proporcionar cargos a intelectuales no
catlicos; por tanto, ante la negativa a entrar en la Academia de Cien-
cias y a obtener cualquier puesto remunerado en la Corte, Leibniz sever obligado a aceptar en enero de 1676 la oferta del duque de Han
nover para trabajar all como consejero y bibliotecario. Juan Federico
le haba hecho a Leibniz esta oferta repetidas veces durante su es-
tancia en Pars, pues vea en l a un diplomtico til en su poltica de
conciliacin religiosa, pero Leibniz se las ingeniar para dem orar su
presencia en Hannover hasta mediados de diciembre de 1676.
Otro de los encuentros fructferos en suelo parisino fue Nicols
Malebranche, a quien Leibniz conoci al margen del crculo de la Aca-
demia. Adems de matemtico reconocido, Malebranche, que acaba-
ba de publicar su 'Recherche de la Vrit,era en ese mom ento el filso-
fo cartesiano ms im portante, con dos aportaciones fundamentales a
la filosofa de Descartes: la teora de las causas ocasionales, como un
intento de resolver los problemas creados por el dualismo cartesiano,
y el desarrollo de la materia sutil cartesiana como constituida p or pe-
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Vntic.ro hacia la interdisciplinaricdad. cutre la ciencia y la poltica 45
queos vrtices elsticos, lo que le permita dar una explicacin plau-
sible de los fenmenos de la luz y el calor. Las primeras conversaciones
entre Leibniz y Malebranche versaron sobre la doctrina cartesiana dela extensin como esencia de la materia, pero la correspondencia con
Malebranche (de la que se conservan ocho cartas entre 1674 y 1711)
ocupar registros ms amplios, refirindose tambin a la dinmica y
la teodicea, originales de Leibniz.
Ya en febrero de 1676 se le comunica a Leibniz que el duque le
quera en Hannover tan pronto como fuera posible, sealando quele pagara su salario con efecto de 1 de enero; sin embargo, Leibniz
ruega que se le concedan dos o tres semanas ms para dejar cerrados
sus asuntos en Pars. Aun as, un mes despus todava se encontraba
all, convencido de que obtendra mejores resultados para la ciencia
en beneficio de la humanidad sin cambiar de domicilio. Pero ni siquie-
ra en estos difciles momentos interrumpi su correspondencia con
matemticos y filsofos acerca de temas diversos. Por fin abandona
Pars en octubre, apremiado por el duque, pero todava se demorar
en su viaje de vuelta diez das en Londres donde se entrevist con
Collins, consult algunos escritos de Newton y, finalmente, mostr a
Oldenburg su mquina de calcular y en dist intas etapas en Holanda.
A finales de noviembre envi desde Holanda una carta a Johann
Karl Kahm, funcionario de la Corte de Juan Federico de Hannover,
dndole cuenta de sus viajes y actividades desde que haba dejado
Pars. Por esta misiva sabemos que Leibniz escribi el famoso dilogo
Vacidius Thilalethi prima de mota philosophiaen una incmoda tra-
vesa por el Tmesis camino de Rotterdam, donde Leibniz retoma uno
de sus temas favoritos y que ms tarde le llevara a su teora metaf-
sica de las mnadas: el laberinto del continuo. Leibniz afirma que sinadentrarse en este laberinto no es posible conocer la naturaleza del
movimiento; la composicin del continuo se revela como uno de los
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'Lvtbttiz16
problemas fundamentales que deben resolverse antes de poder cons-
truir una teora racional del movimiento, pues el espacio no puede
ser simplemente un agregado de puntos ni el tiempo un agregado deinstantes. Desde Rotterdam viaj hasta Amsterdam, donde conoci
al microscopista Jan Swammerdam, famoso por sus investigaciones
sobre los insectos, y al matem tico Johannes Hudde. Despus realiz
una pequea travesa por Haarlem, Leyden y Deft, donde conoci a
Antn van Leeuwenhoek, cuyo estudio de los microorganismos po-
dra haber influido en el desarrollo de la teora de las mnadas, en
tanto que las investigaciones del holands parecan confirmar la idea
de preformacin que esta teora requera.
Finalmente visitar a Baruch Spinoza en La Haya. Recordemos que
el pensador judo se ganaba la vida en la ciudad holandesa puliendo
lentes, por lo que no es de extraar que lo que ms inters despertara
en Leibniz fueran sus trabajos de ptica, tal y como muestra la nica
carta que le escribiera a finales de octubre para solicitar una entre-vista. Leibniz crea que era posible construir un tipo de lentes con las
que pudiera medirse desde cualquier posicin la verdadera distancia
y tamao de un objeto, algo que Spinoza pona muy en duda. Nuestro
autor escribir una carta a Oldenburg desde Amsterdam a finales de
noviembre relatando los detalles matemticos de la entrevista, pero
es obvio que durante la misma tambin encontraron tiempo para ha-
blar de cuestiones metafsicas (sobre todo del otro gran laberinto, el
de la libertad), de la Caracterstica Universal y de la demostracin de
la existencia de Dios, tal y como testifica una carta dirigida a Gallois
en 1677 tras la muerte de Spinoza: Tiene una metafsica extraa, lle-
na de paradojas. Entre otras cosas, cree que el mundo y Dios son la
misma cosa, que Dios es la sustancia de todas las cosas y que las cria-
turas no son ms que modos o accidentes de la misma. Pero ya hesubrayado que algunas de las demostraciones que me mostr no son
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'Viajvro hacia la intcrdisciplinariedati m ire la dunda y la poltica 47
exactas. Leibniz haba tenido ya noticia del Tratado teolgico-pollti
code Spinoza en 1670, a travs del fillogo Graevius, con quien man-
tena correspondencia. En Amsterdam conoci tambin a Schller.
quien le facilit tres cartas de Spinoza que son un buen reflejo de
sus posiciones metafsicas (podemos encontrarlas en el volumen I
de los Vhilosophischen Schriftende Gerhardt). y a comienzos de 1678
le envi un ejemplar de la Opera Tosthum ade Spinoza. En el Leibniz
Archiv de Hannover podemos hallar los ejemplares del tratado V e in-
tellectus emendationey de la ticaque Leibniz subrayara y sobre losque escribi sendos com entarios. A pesar de las divergencias filosfi-
cas, a Leibniz le tuvo fascinado la demostracin geomtrica de la tica
que Spinoza acomete y que l mismo relaciona con sus intereses por
revelar la existencia de una Caracterstica Universal a la base de los
pensamientos y lenguajes humanos, tal y como escribe en una carta a
Tschimhaus en 1678.
Vemos as cmo la estancia parisina termina con un fin de fiesta
multidisciplinar, aunque tambin queda claro que durante los cuatro
aos pasados en Pars los problemas filosficos nunca abandonaron
su mente, a pesar de que sus esfuerzos se centraran en el cultivo de las
matemticas. En realidad, como muy bien ha sabido mostrar el inves-
tigador francs Michel Serres, la filosofa leibniziana se apoya siempre
en sus modelos matemticos y su matem tica se fundam enta en prin-
cipios lgicos y metafsicos. Todo conspira.
Haciendo de la necesidad virtud: bibliotecario e
historiador
Leibniz llegar en diciembre de 1676 a Hannover, y all permanecer
salvo pequeos viajes espordicos durante los cuarenta aos que le
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48 'l.nbni:
restaban de vida. En esta ciudad comienza su nueva actividad como
bibliotecario de palacio, exponiendo al duque su plan de trabajo, que
consista en ampliar el nmero de adquisiciones con vistas a transfor-mar los 3.310 volmenes y 158 manuscritos ex istentes en una colec-
cin inigualable que cubriera los campos de conocimiento ms im-
portantes, obtenidos por medio del intercam bio de correspondencia
con los estudiosos de Italia, Francia, Inglaterra, Holanda y Alemania
que conoca. Adems, Leibniz proyectaba elaborar un nuevo tipo de
ndices y catlogos que permitieran una bsqueda ms rpida de las
referencias. Con todo, su etapa al servicio del duque Juan Federico
hasta finales de 1679 le permiti compatibilizar su trabajo con sus
investigaciones, as como ampliar su red de corresponsales. De forma
que en estos tres aos se dedic a sistem atizar y desarrollar las ideas
y proyectos que fue acumulando durante su etapa de viajero autodi-
dacta e interdisciplinario, aunque los grandes escritos que le hicieron
clebre son posteriores a 1684.
Cuando lleva un mes al servicio del duque, Leibniz le recuerda su
alta cualificacin y experiencia recordemos su nombramiento como
juez del Alto Tribunal de apelacin de Mainz, y le solicita que sea
nombrado consejero privado, cargo que se hace efectivo a finales de
1677, y se con trata a Jobst Dietrich Brandshagen como ayuda de cmara
y secretario; en sendas cartas de comienzos de 1678 a Gallois y Conring,
Leibniz muestra su satisfaccin por estar al servicio del duque, por su
puesto y por el aumento de salario percibido. Es esta tambin una poca
de entrevistas impulsadas por las negociaciones irenistas para propug-
nar la paz, bajo cuyo signo conoci a Gerhard W. Molanus o al obispo
Cristbal de Rojas Spnola, pero tambin relacionadas con la filosofa
y la matem tica cartesianas (como Arnold Eckhart, a quien conoce a
travs de Molanus), con la qumica y la alquimia (como la visita de Jo
hann Daniel Crafft) o con la teologa (como la discusin mantenida con
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'Viajera hacia la inlerdisciphnartedad. mitra la a m id a y la mlltlca
el dans Nicolaus Steno acerca del tema de la libertad humana, a la que
Leibniz dar forma literaria en elDialogue entre 'Poliandre et Thophile,
donde Tefilo, que representa a Leibniz, convence a Poliandro de que laexistencia de las cosas est determinada por la eleccin que hace Dios
del mejor de todos los mundos). Durante esta poca realizar tambin
su primer estudio puramente histrico, consistente en una investiga-
cin genealgica (sobre los antepasados de los condes de Lwenstein)
para Henri Justel, secretario del rey de Francia.
A comienzos de 1679, Leibniz le propuso al duque de Hannover quefinanciara su gran proyecto de la Caracterstica Universal (al que me
referir en el cuarto captulo de este libro), en el que se requera la cola-
boracin de varios cientficos para llevarlo a cabo con xito, pero no ob-
tuvo su beneplcito, y en cambio le mand que se encargase de escribir
distintos memorndums sobre la forma de mejorar la administracin
pblica, la organizacin de archivos, la prctica de la agricultura, el tra-bajo en las granjas y la explotacin de las minas. Precisamente durante
un viaje de inspeccin a los trabajos de extraccin de carbn en el Harz,
a comienzos de enero de 1680, recibi Leibniz la noticia de la muerte del
duque, a quien sucedera su hermano Ernesto Augusto (16801698), lla-
mado a convertirse en uno de los ms im portan tes seores de la Casa
de Hannover, quien pondr a prueba la pericia de Leibniz como inge-
niero en los montes del Harz (16801684) y le encargar un estudio
histrico sobre los orgenes de su familia (BraunschweigLneburg),
trabajo que nuestro autor aceptar en 1685 a cambio de una renta vi-
talicia (en lugar del sueldo de 600 tleros que vena percibiendo). As.
a partir de agosto de ese ao se estableci un contrato por el que Lei-
bniz alcanzaba su ansiada estabilidad econmica, pero que tambin le
condenaba a un trabajo largo y pesado del que se lament durante el
resto de su vida, pues le impeda dedicar ms tiempo a sus investiga-
ciones filosficas y cientficas, y a sus actividades polticoreligiosas.
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50 l.cihniz
nicamente los inicios de su trabajo como historiador le apasiona-
ron verdaderamente, ya que tuvo que remontarse a la prehistoria,
incluyendo estudios geolgicos (de esta poca data suVrotoge),
elorigen de la lengua alemana, las relaciones en tre los pueblos primi-
tivos, etc.
Con todo, es imposible resumir en unas pginas la gran cantidad
de proyectos y escritos de los ms diversos temas que vieron la luz en
este perodo, en el que tambin se ocup intensam ente de cuestiones
polticas, persiguiendo, por una parte, la reunificacin de las iglesias
en suelo alemn y, por otra, la prosperidad del ducado de Hannover.
El primero de sus propsitos fracas, como veremos en el penltimo
captulo; sin embargo, consigui algunos xitos importantes en su
gestin diplomtica cerca del emperador, como, por ejemplo, que el
ducado de Hannover pasase a ser electorado, lo que supuso un cam-
bio importante en la Corte de la Baja Sajonia. Convencido de que el
equilibrio y la prosperidad de los lnder alemanes eran necesariospara crear una potencia cultural y cientficamente relevante en Eu-
ropa, Leibniz se dedic tambin a propiciar la creacin de revistas
acadmicas, en las que investigadores y pensadores pudieran dar a
conocer sus reflexiones y descubrimientos; en este sentido, incentiv
a Otto Mencke a fundar en 1682 elActa 'Eruditorum,revista mensual
interdisciplinaria que deba seguir los pasos delJournal des Savants
francs y que, efectivamente, en poco tiempo se puso a su altura y ala de la revista inglesa Transactions,auspiciada por la Royal Society.
Lo que Leibniz persegua en realidad era conseguir el apoyo de los go-
bernantes para la creacin de academias de ciencias en suelo alemn.
Durante estos aos se gest tambin la estrecha relacin de Leibniz
con la duquesa Sofa, esposa de Juan Federico de Hannover, con quien
com parta paseos y conversaciones filosficas por los jardines de Herrenhausen e iniciara una rica correspondencia en francs, que solo
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'Viajara luira la mtcrdisdptinarir.dad. rn lrii la a ra da y la po llina ri
concluira con la tan lamentada muerte de Sofa en mayo de 1714.
Leibniz haba encontrado en la duquesa una interlocutora sensible a
las cuestiones teolgicas, polticas y filosficas, como anteslo habasido su esposo Juan Federico, pues su hermano Ernesto Augusto, al
sucederle en el ducado, solo se interes por el tema de la reunifica-
cin de las iglesias por las implicaciones polticas que esto reportaba
al poder de su dinasta; po r esta razn tampoco invirti en la biblio-
teca durante todo su mandato ms que un veinte por ciento de lo
que invirtiera su antecesor. As pues, ser Sofa quien, muerto ya suesposo, alentar a Leibniz a que inicie en 1690 una correspondencia
con Paul PellisonFontanier, famoso abogado y miembro de la Aca-
demia francesa, que tuvo un importante papel en las cuestiones de
la reunificacin de las iglesias; paralelamente, Leibniz tambin man-
tendr una relevante correspondencia con matemticos destacados
de la poca (los hermanos Jean yjakob Bernoulli, Christian Huygens
y el marqus de l'Hospital) sobre las posibilidades del clculo infini-
tesimal, lo que le permitir construir en 1694 una mquina de cal-
cular ms especializada y en 1695 publicar su Specimen dynamicum
y el Systme nouveau de la nature,donde expresar su teora de las
sustancias simples, que ser criticada por el filsofo francs Pierre
Bayle en su famoso Diccionario; una teora que, como veremos, ser
desarrollada unos aos despus en libros como la Teodicea(1710) o
laMonadologa(1714).
Por otra parte, cabe sealar que, gracias a su encargo histrico.
Leibniz pudo recobrar el placer de viajar. As, entre 1687 y 1690 tuvie-
ron lugar una serie de viajes por el sur de Alemania (Mainz, Ausburg),
Austria, el norte de Italia, Venecia, Ferrara, Bolonia, Roma y Npoles,
para investigar la historia de los Welfos (o Gelfos, antigua Casa de
Baviera). Liberado de las tareas cotidianas, se dedica a renovar y es-
trechar el trato con personalidades del momento. En Viena consigue
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Friso en el ayuntamiento de Hannover donde se puede ver a la duquesa Sofa de Hannover
colocar la corona de laurel a Leibniz.
cumplir en 1688 uno de los sueos de toda su vida: ser recibido en
audiencia por el emperador Leopoldo I, a quien le transmite sus pla-
nes de reforma monetaria, de manufactura y de comercio, para poder
financiar una ofensiva del Imperio contra los turcos, sus proyectos
de construccin de un Archivo imperial, etc. En Roma le nombraron
miembro de la Academia fsicomatemtica (Academia linceara)y
asiste a la eleccin del nuevo papa Alejandro VIII, donde se le ofrece
ser el custodio de la Biblioteca Vaticana a cambio de convertirse al
catolicismo, a lo que Leibniz se niega. Aunque no pudo encontrarse
con Cristina de Suecia (mecenas de Descartes), como tena proyec-
tado, pues a la reina le alcanz la muerte en abril de 1689, s que se
entrevist en las ciudades del norte de Italia con cientficos, filsofos
e historiadores prominentes, con los que luego mantendr el con tac-
to por carta en los aos siguientes. Quiero resaltar aqu el encuentrocon el misionero jesuta italiano Claudio Filippo Grimaldi a punto
de partir hacia Pekn por su importancia para los planteamientos
leibnizianos sobre el intercambio cultural entre Europa y China, as
como para sus estudios lingsticos. El seguimiento de los estudios
histricos condujeron a Leibniz final