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TIERRA GRANDE
Revista en honor de Miguel N. Lira
OCTUBRE. AÑO III -- No. 20
TLAXCALA -- 2015
DIRECTOR: RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ
La herencia artística y cultural que
legaron los hermanos Rosete
Aranda a la historia de México, se
encuentra resguardada en el
Museo Nacional del Títere,
municipio de Huamantla, Tlaxcala.
Toda esa magia que marionetas
tan controvertidas desarrollaron a
lo largo y ancho de la república por
varios lustros, tiene en esta sede
un refugio seguro y decoroso; en el
que se han conjuntado varios
cientos de diferentes figuras que
por lustros fueron el deleite del
pueblo mexicano, incluyendo
muchos y connotados personajes
de diferentes estados de la
república mexicana.
Un valioso recuento de ello, nos
lo comparte el Mtro. Edwin Corona
y Cepeda, a quien agradecemos
tan valiosa aportación, misma que
incluimos en estas páginas.
Imagen: Una escena cotidiana, en el Museo Nacional de Títere.
foto: Rafael García Sánchez / Tierra Grande
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enviada: LUNES 7 DE SEPTIEMBRE
Julieta Fierro Gossman y Rafael García Sánchez.
Postal no. 4
Con especial dedicación para la DRA. JULIETA
FIERRO GOSSMAN, por distinguirme con su
amistad.
Catedrática, Historiadora, Investigadora,
Astrónoma, Ensayista; UNAM; D.F. México.
El Favorito. colección particular: Grupo.Donceles
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En todas las culturas se habla de dioses, que descendieron de los cielos para convivir con los seres
humanos. Son relatos hermosos ya que de esa unión nacen los semidioses, mencionados en la
mitología. Mitad divino, mitad humano, con poderes que les hicieron superiores a cualquier terrestre.
EL ASTRONAUTA DE LOS MAYAS.
FRANK BARRIOS GÓMEZ La Biblia y demás libros sagrados, no escapan de este tipo de narración. En el Génesis (6. 1,4) “Viendo los hijos de Dios
que las hijas de los hombres eran hermosas, las apartaron y se casaron con algunas de ellas”
¿Cuál habrá sido el resultado de esta unión, un dios con un mortal? También menciona la Biblia, que en ese
entonces caminaban sobre la Tierra, gigantes. Esto fue lo que surgió de ese tipo de uniones, los héroes conocidos
mitológicamente, quienes gozaron de la protección de sus padres, los dioses.
No es descabellado este tipo de narraciones, ya que entre los aborígenes también se habla de algo similar, y se
supone que ellos desconocían los relatos mitológicos, tan famosos en estos momentos.
Quetzalcóatl, el rey azteca, ayudó a su pueblo a que se levantara hasta formar un gran imperio. Hoy se sabe que
era blanco y barbado, cuando los aztecas fueron lampiños y morenos.
Los zulúes, en África, dicen provenir de las estrellas, donde un día regresarán convertidos en polvo. Cuando los
antropólogos comenzaron a platicar con ellos, curiosamente descubrieron que en su poder tenían mapas que marcaban la
existencia de las lunas marcianas, las cuales fueron descubiertas hasta el año 1877 por el astrónomo estadounidense,
Asaph Hall.
Esto indica que los dioses adorados en la antigüedad, fueron tan humanos como lo somos nosotros. Sólo que
ellos gozaban de una tecnología, la cual en ese entonces superaba cualquier cosa conocida en la Tierra, llevando un
adelanto de muchos milenios y hasta millones de años.
No es nada descabellado hablar sobre visitantes de otros planetas a la Tierra. Como venían de lo alto, los
aborígenes los adoraron como dioses y ellos, auxiliaron en su evolución a esas etnias. Las distancias se van acortando y el
hombre, en estos momentos ha salido al espacio exterior, diría yo al patio de su casa, cosa que no es nada trascendental,
comparado con lo que han logrado los viajeros espaciales, al visitarnos desde otras galaxias, ubicadas a años luz de
distancia de la Tierra.
Los mayas en su momento, cuando estaban en el apogeo de su civilización, superaban a cualquier cultura
conocida por un millar de años. Se fueron estando en la cúspide, en el año 820 d. C. ¿Dónde se fueron? Conocedores de lo
que se aproximaba para México, se llevaron lo más selecto y sagrado, dejando aquí vestigios para que el hombre no
pudiera negar su existencia, y unos pocos guardianes que sirvieron de custodios de esas reliquias. Los españoles se
encargaron de matar a esos vigilantes para poner en su lugar títeres, manipulados por ellos, y destruir casi toda la historia,
como lo atestigua los más de 3 mil códices quemados en una tarde por los ignorantes españoles.
El arqueólogo, Alberto Ruz Lhuillier, en 1949, descubre en el templo maya “Las Inscripciones”, de Palenque, bajo
una escalera de 45 escalones, un sello oculto que daba a una gran piedra triangular. Al remover los escombros, se encontró
con una enorme tapa, sobre un sarcófago. La lápida mide 3.80 metros de largo, por 2.20 metros de ancho, con un espesor
de 25 cms, y un peso aproximado de 5 toneladas.
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Imagen: Internet. En el interior se encontraba un esqueleto, con ricos
atuendos que utilizaban los mayas para enterrar a sus
reyes. La osamenta medía 1.70 metros, cuando la estatura
media de los mayas era de 1.50 metros. Desde aquí
empieza lo que no checa con el momento de la época.
Además, la osamenta perteneció a un individuo de rasgos
caucásicos, lo cual no tiene nada que ver con los habitantes
del Mayab.
Los mayas se incrustaban piedras preciosas en
sus dientes, y la dentadura de la calavera carecía de ellas,
además de no tener deformado en la parte frontal su cráneo,
como era la costumbre. Pero las ricas joyas que se
apreciaban en su entorno, indicaban que se trató de un rey y
se le llamó “Pakal”.
La antropología dice que se trató de un viajero
espacial, como lo narra el científico ruso, Alexander
Kazantev, quien al analizar el relieve que aparece en la tapa
que cubre la lápida, dijo que se trató de un astronauta.
Lo demuestra su posición reclinada, sentado en un asiento, con un cinturón de seguridad sobre la cintura. Los pies se
apoyan sobre unos pedales, con controles al frente, una gran cantidad de tornillos, resortes, caños, tableros y palancas de
mando.
Erich Von Daniken (escritor suizo), quien siempre ha defendió la hipótesis de que fuimos visitados por seres del
espacio exterior, describe a “Pakal” como “el ser que está sentado e inclinado sobre unos mandos, como un astronauta en
su cabina de pilotaje”. El extraño ser lleva en su cabeza un casco, del que salen hacia atrás 2 tubos flexibles. Frente a su
nariz, se aprecia un balón de oxígeno. Con ambas manos manipula unos controles. Con la mano superior abierta, parece
hacer girar un botón para sincronizar algo con precisión, mientras que la mano inferior, está manipulando una palanca. Y el
pie izquierdo, descansa sobre un pedal de varios niveles.
En 1969, la NASA hizo un análisis comparativo entre el relieve de la lápida de Pakal, con una nave espacial de la
actualidad, y encontró 16 puntos similares, lo que no deja en duda que Pakal está tripulando una nave, bastante adelantada
para su época. No cabe duda que por más que se quiera tapar al sol con un dedo, es imposible esconder una verdad que a
leguas se vislumbra. Los dioses que adoraron nuestros antepasados, fueron visitantes espaciales que desde hace milenios
nos está visitando.
Para poder esculpir la lápida maya, quien lo hizo necesitó tener enfrente un modelo, y eso fue lo que plasmó en
ese auto relieve, lo que estaba viendo en ese momento, la nave que utilizaba su dios para realizar sus viajes. Algo debió
sucederle, ya que no pudo regresar a su casa, muriendo en la Tierra y siendo enterrado bajo la pirámide de Palenque, con
todos los honores de un rey de la época.
TG
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Opinión
Miguel N. Lira, la fragilidad de los sueños
RAFAEL GARCÍA SANCHEZ (1)
El 14 de octubre de 2015, se cumplen 110 años del natalicio de Miguel N. Lira.
Esta revista, TIERRA GRANDE, la fundé, e inicié (en honor de Lira) hace casi tres años, desde el ámbito independiente.
Bajo esta premisa, considero necesario reflexionar un poco en torno al polígrafo tlaxcalteca desde otro ámbito al
que tradicionalmente lo conocemos: escritor, dramaturgo, poeta, ensayista, cuentista, es decir, polígrafo; pero también
distinto al de tipógrafo, oficio en el que logró sentar importante precedente en la tipografía mexicana del siglo XX,
ampliamente reconocido como tal, por personajes de la talla de los contemporáneos, de los académicos, de escritores y
dramaturgos mexicanos de talla internacional, desde luego, de poetas universales como Pablo Neruda, Xavier Villaurrutia,
Salvador Novo, Octavio Paz, y Alfonso Reyes por citar algunos de ellos. Todos ellos, de la primera mitad del siglo XX
(conocemos algunas fotografías de Lira, con ellos, por separado).
A pesar de haber sido un “provinciano hasta las cachas”, como lo señaló alguna vez su amigo de toda la vida
Manuel González Ramírez, y a pesar de radicar como 36 años en el Distrito Federal, Lira supo conservar esa afabilidad
para con sus familiares, colegas y amigos. También supo ganarse el cariño y respeto de grandes literatos, artistas (de la
farándula y del mundo cultural), académicos, políticos y empresarios, entre otros. El resultado de esas amistades,
sembradas y cultivadas a lo largo de la vida, lo podemos corroborar en la magnífica obra “Epistolario”, que editó la UAT
hace varios lustros; obra que la misma Universidad Autónoma de Tlaxcala, en coordinación con el albacea y propietario de
los derechos de las obras de Miguel N. Lira, Rubén García Badillo, pudieran coordinar una segunda edición.
Digresión. Me parece que son algunas instituciones de la entidad tlaxcalteca relacionadas con el quehacer
artístico y cultural las indicadas para proponer y generar este tipo de actividades (me refiero a la reedición de “Epistolario”, y
a la creación y difusión de revistas como Tierra Grande por citar solo dos ejemplos), obras que enaltecen a personajes a los
que ES necesario reconocer, en razón de la importantísima actividad que realizaron en beneficio de Tlaxcala. Es bueno, lo
reconozco, que se haga una guardia de honor ante el busto de ellos, que se les coloque una ofrenda floral de 600 u 800
pesos; que se tomen “la foto” y ya. Pero me parece que eso y nada es lo mismo para una comunidad ávida de conocimiento
cultural; sobre todo en una entidad tlaxcalteca donde las expresiones artísticas, históricas y culturales son abundantes, y
son tenazmente abordadas –sorpresivamente– por estudiosos no-tlaxcaltecas, e incluso extranjeros. En este sentido puedo
anotar quince o veinte ejemplos al respecto (en base a recuento editorial que tengo ya elaborado), pero no es el motivo de
este trabajo; eso será para otra ocasión. Esta revista nace de esa plena convicción: de difundir con orgullo primero lo
nuestro, lo propio, lo regional; y enriquecerla con aspectos de talla nacional.
1 Presidente del Colegio Cultural Evolutivo, A.C.
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A este trabajo se han sumado mexicanos (hombres y mujeres) de otras entidades federativas, como se puede apreciar en
cada número; pero también se han incorporado ocasionalmente investigadores de otros países. Increíblemente a este
trabajo editorial no se ha sumado ninguna institución local. Eso no ha sido, ni será impedimento, para que esta trabajo
editorial continúe su edición cada mes, con igual o mejor calidad en cada número.
Y ya que he citado el apoyo para lograr esta edición mensual, desde el ámbito independiente, es decir de
estudiosos, investigadores, coleccionistas privados, etcétera, he recibido valioso, importante –válganme la redundancia–
apoyo para generar y completar cada uno de estos números.
En especial (con relación a esta revista) he recibido confianza plena y respaldo total a estas actividades por parte
del presbítero Rubén García Badillo. Desde el número uno, hasta éste No. 20, el actual; lo he molestado constantemente
con el afán de solicitarle materiales diversos que he incluido en esta revista, y materiales fotográficos que han visto la luz
pública por primera vez. Incluso y como gestión personal, me permitió presentar hace un par de años más o menos, una
exposición titulada Frida Kahlo, homenaje a Miguel N. Lira, en la que expuse desde el Museo dedicado al poeta, la totalidad
de las cartas originales que Frida escribió a Lira, así como otros objetos de similar importancia y de gran valor histórico para
México (evento que, hasta hoy, no se ha repetido y menos aún superado). Siendo aquella la primera y la única vez que las
citadas cartas se han expuesto en Tlaxcala (cabe señalar que anteriormente se habían exhibido en el Palacio de Bellas
Artes, como parte del Centenario del natalicio de la pintora nacida en Coyoacán). Termina digresión.
En esas cartas, publicadas en Epistolario, nos damos cuenta del crecimiento emocional, artístico y profesional del
autor de “Una mujer en soledad”. Ciertamente se ocuparon “algunas cuantas” nada más, del total, que suman varios miles
de misivas, pues nos trataba de “inundar al lector en un mundo de papel”, como escriben los compiladores. Pero también de
las misivas que no se incluyeron, que son las más, he tenido oportunidad de consultar varias de ellas, y realmente es un
mundo de literatura, letras y situaciones que gradualmente fueron enriqueciendo la vida profesional y artística del poeta.
De aquel mundo de cartas, a resguardo del presbítero García Badillo, algunas de ellas fragmentadas, otras
ilegibles, otras más incompletas, etcétera, he armado una secuencia de estudio para abordar la figura de Lira desde el
ámbito de las aspiraciones, de los deseos y de las metas, lo que ha dado pié a la conferencia charla que el viernes 16 de
octubre habré de compartir con los amables asistentes.
La faceta Epistolar no ha tenido -en general- investigación constante en Tlaxcala. Material hay, de diferentes
personajes. Quizá no en la abundancia que generó Miguel N. Lira a partir de su adolescencia y juventud, que son las
primeras que hemos podido revisar; así como los artículos, aunque breves, que en esa misma etapa publicaba en diversos
periódicos de la época, y de los cuales también ya presenté una exposición, en donde se han citado los créditos
correspondientes necesarios, como atención al propietario de dichos materiales.
Esperamos alcanzar en la citada charla del día viernes 16 de octubre las expectativas trazadas, en torno a las
primeras aspiraciones que mantuvo Lira, como lejana meta que pretendía alcanzar. Con lo anterior, seguiremos cumpliendo
nuestro propósito socio-cultural de presentar a la sociedad tlaxcalteca eventos que necesariamente son primordiales
transmitir, especialmente a nuestra juventud.
TG
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Articulo STADIUM JALAPEÑO,
una historia de esfuerzo, energía y decisión.
(1/3) Vicente Espino-Jara
Presidente de la Unión Cívica Xalapeña, e
integrante del Consejo de la Crónica.
Este artículo describe la primera etapa de la creación del "Stadium Jalapeño" entre los años 1921-22; se
enriquece con ilustraciones de la época que nos dan cuenta de este importante acontecimiento cultural de la
sociedad Xalapeña. En dos textos más, el autor desarrollará el proceso constructivo, la inauguración y su valor
cultural para el deporte nacional e internacional.
Las primeras cinco fotografías, son de la "Colección Boone-Canovas" y que 4 corresponden a la construcción
del Nuevo Hospital Civil, auspiciado por la Cámara de Comercio y a cargo del Ing William K. Boone, donde se
aprecian el lago, las hortalizas sembradas de legumbres justo en el entorno cenagoso regado por el arroyo San
Miguel, terreno que se acondicionaría en ese mismo año para el Stadium Jalapeño.
El pasado domingo 20 de septiembre, se conmemoró el 90 aniversario de la inauguración de la construcción del
Estadio Xalapeño “Gral. Heriberto Jara Corona”. Tan significativo acontecimiento, compromete a la sociedad
veracruzana a conocerlo y reflexionar en torno a su origen, historia, grandeza artístico-deportiva y replantear en el
tejido social, académico y político las cualidades arquitectónicas, estéticas y el valor cultural de este extraordinario
espacio público.
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La idea de crear un estadio deportivo en Xalapa, se remonta a la década de los años veinte del siglo pasado, cuando
el norteamericano originario de Ohio USA, residente y benefactor de la ciudad, el ingeniero electricista, William K.
Boone, a la sazón gerente de la compañía de luz y presidente de la cámara de comercio, con una estupenda visión
proyectó rellenar una depresión pantanosa dentro del lomerío sur de la ciudad, para transformarlo en un gran campo
deportivo –Stadium Jalapeño– donde la población de la ciudad pudiera ejercitarse físicamente en condiciones
adecuadas, llevar a cabo los eventos escolares, bailables, juegos de atletismo, beisbol, futbol, basquetbol entre
preparatorianos y normalistas, incluso encuentros de box, así como, promover en ese mismo sitio la convivencia
familiar los fines de semana, disfrutando del idóneo entorno natural de liquidámbares y encinos que daban paso a los
bosques de Pacho, así como la hermosa vista panorámica hacia la antigua ciudad.
Su esfuerzo contó con el apoyo ciudadano, además del sector empresarial y la inestimable simpatía del
gobernador Ingeniero y Coronel Adalberto Tejeda Olivares, quien dio facilidades para el cometido que consistió en
nivelaciones de tierra para afianzar el terraplén y aprovechar las características topográficas con que se pudieron
definir las pendientes, así como adecuar las hondonadas y lomas adyacentes para lograr la perspectiva del foro
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abierto tal y como concibieron los antiguos griegos en la conformación de sus colosales anfiteatros naturales; trabajos
que culminaron con la inauguración del funcional Stadium, el viernes 5 de mayo de 1922, para festejar durante tres
días el sesenta aniversario de la Batalla de Puebla, evento en el que por primera vez se llevó a cabo una carrera de
carácter olímpico de la que resultó triunfante el joven Julio Luengas, así como, el espectáculo que ofreció el domingo
siete, el piloto norteamericano Frank Hawks, que habiendo partido de la vecina población de Tepeyahualco, Pue,
descendió con un biplano causando gran admiración entre los asistentes, además, de la apertura de las calzadas para
ascender en automóvil al cerro del Macuiltepec y disfrutarlo recreativamente.
Los hermanos Carmen y William Boone Cánovas, en su ensayo “Inauguraciones xalapeñas conmemorando
el 5 de Mayo de 1922”, publicado en la revista CONTRAPUNTO de la Editora del Gobierno de Veracruz, Núm. 15. Vol.
5. Sept-Dic 2010, pp 82-92, entre otros interesantes datos nos relatan que al estadio lo antecedió la construcción de la
rampa que comunicó a las calles de I. Allende con I. Zaragoza y la construcción del nuevo Hospital Civil en la loma
adyacente, donde actualmente se localizan instalaciones de la clínica de especialidades del IMSS, debido a los graves
daños que presentó el viejo edificio ubicado en el centro de la ciudad, con motivo del violento sismo ocurrido en enero
de 1920.
Dos años más tarde, el 20 de septiembre de 1924, fue declarado electo gobernador constitucional del
estado, el revolucionario veracruzano Gral. Heriberto Jara Corona, quien inició su función pública en forma
verdaderamente pujante y se empeñó en mejorar la imagen urbana de la capital, transformando el apacible carácter
de Xalapa en el de una ciudad moderna, por la que empezó a correr con mayor auge el automovilismo, dotándola de
mejores servicios públicos; drenajes, pavimentaciones, avenidas, radiodifusora, sala de conciertos y contagiado por el
entusiasmo popular que demandaba erigir un colosal campo para el deporte, como el recientemente inaugurado
Estadio Nacional de la ciudad de México, el 5 de mayo de 1924 por el Presidente A. Obregón y José Vasconcelos.
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Frente a esta sentida demanda el general
Jara no dudó y aprovechando la bella
disposición del terreno que un par de años
atrás se había acondicionado y cumplía
con una importante función social, instruyó
al director de obras públicas de su
gobierno, el Ing. Modesto C. Rolland, para
proyectar, calcular y edificar en setenta y
nueve días ( 28 de junio-14 de septiembre)
el magnífico estadio, con un techo volado
monolítico y parabólico de concreto
armado de 3.000m2 y simultáneamente
con la visión filosófico-democrática de la
ciudad ideal y moderna, se planeó levantar
también las ciudades “escolar nueva” y la
“jardín” con acceso a través de su
hermosa pérgola, obra del ingeniero
xalapeño Alberto Muñoz Casas y el
conjunto escultórico de las águilas para
decorar el viejo dique que se habilitó como
puente “Atenas” sobre la laguna, con lo
que se facilitó el acceso hacia el innovador
desarrollo urbano a través de la “Gran
El entonces Gobernador Gral. Heriberto Jara Corona (1924-1927).
Avenida Estadio” inaugurada el 12 de octubre de 1926, además de haber colocado solemnemente el primero de mayo
de ese mismo año, la primera piedra de la futura Universidad Veracruzana, que tardó casi dieciocho años en
materializarse formalmente y a la postre desplantando sus edificios escolares en esos mismo predios.
En esta quinta fotografía de la
colección Boone-Canovas,
aparece Julio Luengas, que
obtuvo el triunfo en la competencia
olímpica de atletismo, y fue
tomada el 7 de Mayo de 1925 y
además del campeón se
identifican, de izquierda a derecha:
Sr Carvallo, Dr. García Luna,
William K, Boone, Sr Guillermo
Tamborell, Guillermo Lecuona, Sr
Ochoa y Prof Reyes, miembros del
Comité Organizador.
(…fin de la primera parte, de tres)
TG
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Opinión
¿Le Vale, al Vale Coyote?
RAFAEL GARCÍA SANCHEZ (2)
El Vale Coyote. Museo del Títere, Huamantla, Tlaxcala, México
Mi estimado y querido amigo Rafael,
El presente es con el fin de agradecer tus finas
atenciones durante mi estancia en Tlaxcala y muy
en especial tu mención en tu prestigiada revista
Quorum, No. 58, de septiembre, sobre el
sensacional encuentro con El Vale Coyote y que en
su oportunidad me permitirá realizar una
remembranza sobre la importancia que cobró la
compañía de títeres de Rosete Aranda, no solo en la
guerra contra la Intervención y el Imperio y
posteriormente en los inicios del proceso
revolucionario, sino en su gran proyección artística y
cultural, cuya tradición persiste a través del Museo
Nacional del Títere y que, gracias a tu oportuno
apoyo y gentileza tuve la oportunidad de conocer.
Debo señalar que del folleto que me obsequiaron en dicho espacio, considero que existen algunos errores de los
que te hago mención, con el fin de enriquecer dicho opúsculo con alguna Fé de Erratas, ya que, por ejemplo se señala la
presencia de un italiano a quien llamaban Margarito o Margaraje, pero no se explica la relación de este con los hermanos
Aranda, cuyos nombres no se mencionan y tal parece y lo voy a investigar que el mencionado italiano nada tiene que ver
con el apelativo Rosete, ya que es en 1858 cuando Luz María Aranda contrae nupcias con Antonio Rosete y de allí surge el
nombre de Compañía de Muñecos Autómatas Rosete Aranda, mismo que cobra gran trascendencia nacional al ser
invitados a dar una función ante la presencia del presidente Benito Juárez en el Palacio Nacional.
2 Presidente del Colegio Cultural Evolutivo, A.C.
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Así mismo se menciona que había tomado el país Valentín Gómez Farías y el pulso social de la época… creo que debería
decir …“había ocupado la presidencia provisional de la República el Dr. Valentín Gómez y el impulso social de la época
---, que los liberales intentaban sacudirse de las cadenas educativas heredadas del colonialismo”, razón por la cual el 18
de abril de 1833 de un simple plumazo acabó con el atavismo de la educación clerical colonial y dio paso a la Dirección
General de Enseñanza y a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
Por tanto la cita que señala “Desde 1933…” sin duda alguna debe decir: “Desde 1833 ….”
Foto 21x15 cms., propiedad y cortesía de Carlos Gerardo Ibarra Herrera / Tierra Grande
“Señala también que en 1909 muere Leandro Rosete Aranda, sin mencionar que fue en san Pedro
de las Colonias, Coahuila donde conoció a don Francisco I. Madero, quien, al enterarse del
deceso, envió un mensaje telegráfico de condolencia a su esposa María de la Luz Résendiz”
Resulta conveniente aclarar también que la palabra cuico, actualmente en desuso, era la forma coloquial de identificar al
policía, y que, precisamente antes del fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo a fines de 1866 se efectúo una función de
títeres de la compañía de Rosete Aranda en San Luis Potosí, a la que acudieron, entre otros, Benito Juárez, Ignacio Manuel
Altamirano, Guillermo Prieto y otros liberales, con el fin de escuchar la proclama del “Vale” (sinónimo en aquel tiempo de
fiador, avalador, compañero o valedor) Coyote, títere que representaba a un negrito que exaltaba, desde la carpa de los
titiriteros, el valor patrio de los mexicanos ante la imposición de un Imperio extranjero.
Se señala también que el biógrafo de los Rosete Aranda cuenta del gran éxito de la compañía titiritera al referir
que daban funciones de tres tandas (seguramente y como era usual las llamadas moda, tarde y noche) en un mes
seguido… es decir, 15 representaciones diarias durante 30 días. Y por más que le he echado lápiz al asunto, tomando en
cuenta un mes de 31 días, con tres representaciones diarias, sin tomar en consideración descansos y tiempos de traslado
de la compañía de un sitio a otro, a lo máximo que he llegado es a 93 representaciones POR MES, con lo que me resulta un
déficit de 357 representaciones mensuales.
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Señala también que en 1909 muere Leandro Rosete Aranda, sin mencionar que fue en san Pedro de las Colonias, Coahuila
donde conoció a don Francisco I. Madero, quien, al enterarse del deceso, envió un mensaje telegráfico de condolencia a su
esposa María de la Luz Résendiz, clara muestra de la relación amistosa del Apóstol de la Democracia y el empresario
titiritero. Sera interesante saber si está sepultado y aún existe su tumba en esa población. En fin, que de esto hay mucho
más que contar y en fecha próxima te enviare algún reportaje para que sea consignado en tu especial edición editorial.
Sin más por el momento y deseando que te encuentres con bien, con mi agradecimiento te envío un abrazo.
Edwin.
* * * Hola mi estimado Edwin,
Tu acuciosa apreciación es interesante; pero déjame decirte que me parece has sido breve en las imprecisiones que has
detectado, en el citado folleto (folleto que tiene algunos años distribuyéndose entre todos los visitantes al Museo del Títere,
de cuanto país te imagines). Es loable tu intención de proponer una Fé de Erratas, pero me parece que tal corrección
compete, primero, al autor del citado folleto (como se apunta) Martín Letechipía Alvarado (a quien no tengo el gusto de
conocer), y/o segundo, al propio Museo Nacional del Títere, por ser el sitio en que se sigue distribuyendo tal folleto.
Desafortunadamente no pudimos encontrar el pasado sábado 29 de agosto a mi buen amigo don Armando Rosete, Director
del citado Museo, para saludarlo, charlar, y comentarle esto que tú has detectado, en una primera leída en el breve
contenido del citado folleto.
FOTOGRAFÍAS: RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ / TIERRA GRANDE
Hace un mes (más menos) hablé telefónicamente con
él, para comentarle la necesidad, si no es que la
urgencia, de elaborar un trabajo de investigación
histórica relacionada con los Títeres de los Rosete
Aranda, en razón de que (hasta hoy, septiembre del
2015) no tenemos en Tlaxcala un libro acorde a la
importancia mundial, de los títeres iniciados por los
Rosete Aranda, y promovidos ahora a través del
Festival Internacional del Títere (de periodicidad
anual). Se tienen, ciertamente, algunos folletos,
semblanzas, crónicas y hasta opiniones aisladas de
improvisados funcionarios para únicamente salir al
paso; pero carecemos de un trabajo serio y relevante
al respecto.
En la primera línea te comenté que has sido
breve en tus apreciaciones, y te diré porque. Para ello,
habré de citar algunos fragmentos del citado folleto
(fragmentos que subrayaré también) y posteriormente
haré un comentario del mismo.
Edwin Corona y Cepeda, de visita en el Museo del Títere, Huamantla.
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La guerra de Independencia a nivel nacional había llegado a su fin… hasta donde tengo entendido y cuando se habla de la
Independencia de México, es de carácter nacional; no he conocido un solo caso de Guerra de Independencia de México… a
nivel Estatal.
Lo congruente sería escribir “la guerra de independencia había
llegado a su fin…”: en otro apartado leemos y luchas internas donde
se gestaba nuestra nacionalidad. ¿se “gestaba” nuestra nacionalidad?
¿en 1835? Me parece que el término Nacionalidad es demasiado
amplio y complejo para ocuparlo como un simple sinónimo de
Consolidar. Como tú bien sabes estimado Edwin, en septiembre de
1821, se firma el Acta de Independencia, y para octubre de 1824, es
promulgada nuestra Primera Constitución Política, la que a partir (de
1824), ha consolidado esa Independencia de México. Entonces, yo
preguntaría al autor de esas líneas: ¿en qué fecha se “consolidó” la
nacionalidad que él cita?
Otro apartado menciona: dado que era paso obligado de las diligencias que iban de México a Veracruz. De hecho,
más que diligencias, fueron –principalmente- los Contingentes y/o las Delegaciones, que iban de Veracruz hacia la ciudad
de México, y en este punto puedo citarte 10 ó 15 de ellos. Una frase que abarque ambos criterios, pudiera ser: “dado que
era paso obligado de las diligencias que iban de Veracruz a la ciudad de México, y viceversa”.
Ya has señalado, Edwin, ese pequeño error de 100 años: dice 1933, y debe decir 1833. Por otra parte, se escribe:
“El jarabe, los juegos de mesa, los gallos, los maromeros y los titiriteros constituían la diversión principal de los marginados”.
Me parece que los marginados estaban alejados, o por mejor decir MUY alejados de “los juegos de mesa”. Si conocemos
cuáles eran éstos, entenderemos que básicamente eran los apostadores de gran solvencia económica los que podían
participar en los mismos. Tú conoces bien aquellos juegos, a los que tenían acceso los marginados (como la rayuela y
similares) quienes apenas si obtenían lo necesario para medio sostener a su familia; ya parece que iban a jugar baraja
española en mesas de cedro. ¡¡Vaya…!!
Entiendo que es un folleto; pero a pesar de ser un simple folleto, creo debe dar certidumbre en los contenidos. El
citado músico, Miguel Islas, hasta donde tengo entendido, había arribado procedente de San Antonio Acuamanala,
municipio al sur del estado; personaje que optó por radicar en las cercanías de Huamantla.
En fin, que es un tema demasiado interesante, y que creo necesita mayor atención, dada la importancia que
representó en la segunda mitad del siglo XIX para el pueblo mexicano, y sobre todo el precedente que sentaron los Rosete
Aranda, para lo que es, hoy, el festival internacional del títere. De ahí mi comentario en el sentido de que urge la integración
de un trabajo profesional, digo.
Ya tendremos oportunidad mi buen Edwin, de platicar al respecto; y espero que en esta ocasión sí tengamos
oportunidad de charlar con don Armando Rosete, excelente persona y buen amigo también; descendiente, de los Rosete
Aranda.
TG
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enviada: LUNES 14 DE SEPTIEMBRE
Los Sres. Rafael García Sánchez, José Narro Robles y Julio Zamora Bátiz.
Postal no. 5
Con especial dedicación para el Dr.
JULIO ZAMORA BATIZ, por distinguirme
con su amistad.
Catedrático, Ensayista, Investigador,
Economista, Conferencista; UNAM;
D.F. México.
Obelisco del Templo del Sol en la antigua Heliópolis colección particular: Grupo.Donceles
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LIBROS Alebrijes y otros poemas
REVELACIÓN
COMENTARIO: VÍCTOR GARCÍA MOTA
Julio Moguel, un señorón de muchas tablas y de múltiples caminos y oficios nos ha entregado su libro de POESÍA “Alebrijes y otros poemas” es una REVELACIÓN.
Un libro que es una Alforja polisémica ahí están los utensilios, las herramientas, los papeles que marcan el itinerario, un mapa temática, croquis simbólicos, una cartografía de signos. En la Alforja trae todo para transitar para hacer gozosa la travesía y llegar a esa Ítaca de los sueños imposibles, el Poeta con esta obra, hace la revelación frente a nosotros soy poeta y deseo ser poeta.
Imagen: Internet
Un libro de poesía, espléndidamente editado de más de 100 páginas con 43 poemas.
Ahí está el poeta con sus tiempos, evocando su memoria, desatando las amarras, están todos sus tiempos, uno sobre sale. El Poeta escribe parado en presente, con elegancia y suavidad transcurren los poemas. Es la voz del poeta que en el presente va nombrando, designa a la gama de sus objetos que mostrarán su poesía.
El lenguaje, las palabras, cuerpo de sus poemas, signos. No se inquieta su escritura equilibrada muestra su manejo del decir y mencionar con cada palabra. Es el paisaje y la atmosfera poética. La mirada del poeta se despliega sobre un universo infinito de signos, polisemia, palabras, que el poeta significa con soltura, jugando, mostrando su libertad.
Lo que el poeta nos ha entregado son poemas que nos muestran sus ejercicios, su talento, sensibilidad e inteligencia. Instrumentos para hacer poesía. En la gama de los poemas, juega con el monologo interior, con el dialogo imaginario. Un ejercicio entre otros prometedor de poemas porvenir. Abiertamente se divierte las palabras lo llenan y muestra su gozo le gusta como dibuja el poema colocando cada palabra.
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En esa extensa gama de poemas (Amanece, Ventana, Libros, etc.), muestra con talento sus líneas, rutas, abre camino temático, anuncia que por ahí puede avanzar.
Estamos ante un surtidor de gran poder imaginativo: Amor, erotismo (Tocar (Te), Cactáceas, Madera, Silencio, Viaje, etc.
En este largo recorrido el Poeta nos permite percatarnos de su arsenal y nos comparte sus gustos y sus entrañables, haciendo un homenaje a escritores y poetas: Pessoa, Juan Rulfo, Paul Celan, Kafka, Artaud, Arendt entro muchos otros. En ese punto el poeta nos muestra el mapa el sitio del que proviene y marca la ruta que desea transitar y con mojoneras nos revela esa cartografía histórica, Cuba, África, hechos, acontecimientos, memoria de presencia. No hay dispersión, hay una elección sensible de objetos poéticos, un desprendimiento de ese mapa y esa cartografía de signos y lenguaje anuncia su partida.
Julio Moguel de cuerpo entero posee la base nutriente para hacer poesía, nos ha dado a probar, a visualizar el universo de signos que desea desplegar. Estamos asistiendo con el Poeta a una ruptura, un cambio, ha potencializado su madurez en esta entrega y no se mide como como Poeta Mayor o menor. Será el tiempo de su quehacer poético, la proeza y la audacia para significar el tamaño de su empresa poética en esta hazaña Julio Moguel no está solo en su REVELACIÓN.
La poesía en México es una tradición que viene de Alfonso Reyes, Ramón López Velarde y antes de él, José López Ortiza, Efraín Huerta, Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde, Alí Chumacero, Gabriel Zaid, Rubén Bonifaz Nuño, David Huerta, Ramón Xirau, Francisco Hernández, Homero Aridjis, Coral Bracho, Juan Bañuelos, Evodio Escalante, Marco Antonio Camps, Eligio Calderón, Marcos García Caballero. Destaco en esta larga lista a José Vicente Anaya un poeta, ensayista, traductor y periodista cultural mexicano que del año 1997 al 2008 fundó y codirigió Alforja una Revista de Poesía por sus páginas circularon más de una centena de poetas y se difundió en Europa, Así, América Latina y Vicente Anaya formó parte del movimiento poético del infrarrealismo.
A lo largo del siglo XX se formaron varios grupos culturales, los que vertebraron debates de amplias repercusiones para la tradición hispánica en la estética y la cultura. A ellos se deben obras clásicas de la literatura en México y un extenso repertorio de libros de poesía y ensayos sobre cultura en general. La literatura se asumió como una ética, una estética, una política y un medio para desacralizar y transformar el mundo. Una extensa gama de líneas temáticas en poesía: la relación de la naturaleza y el hombre, las posibilidades significativas del lenguaje, la fascinación por los opuestos, el tiempo o los temas metafísicos.
Quiero agradecer al Poeta Julio Moguel la entrega de esta REVELACIÓN y pronuncio el poema de Octavio Paz, LAS PALABRAS:
LAS PALABRAS Octavio Paz
Dales la vuelta, Cógelas del rabo (chillen, putas),
Azótalas, Dales azúcar en la boca a las rejegas,
Ínflalas, globos, pínchalas, Sórbeles sangre y tuétanos,
Sécalas, Cápalas,
Písalas, gallo galante, Tuérceles el gaznate, cocinero,
Desplúmalas, Destrípalas, toro, Buey, arrástralas,
Hazlas, poeta, Haz que se traguen todas sus palabras.
TG
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CONFERENCIA
Breves trozos de la historia del rebozo, la piel de México
LUPITA ZEPEDA
A partir de algunos códices como el Mendocino y el Florentino, sabemos que en Mesoamérica existía una prenda tejida en
telar de cintura con forma de bandas alargadas que servían para cargar a los niños pequeños sobre la espalda, pero que
también se usaban para labores domésticas y para aligerar el peso de la carga.
Con la llegada de los españoles, las antiguas mantas y ayates sufrieron transformaciones. Las ordenanzas de la
Real Audiencia de toda Nueva España en 1582 prohibieron a la mujer negra, mulata o mestiza el uso de indumentaria
indígena como los lienzos que antecedieron al rebozo. Como consecuencia, las mujeres rediseñaron la prenda.
Una de las causas de la transformación se debió a los misioneros, ya que prohibían a las mujeres que entraran a la iglesia
con la cabeza descubierta. Otra fue la influencia de los mantones y mantillas españoles que introdujo el Galeón de Manila
en el siglo XVII, así como de otras prendas traídas de la India.
Las aportaciones mesoamericanas, al conjugar en la Nueva España su colorida experiencia textil, con las
aportaciones y técnicas peninsulares, dan a luz al REBOZO MEXICANO. Prenda singular en forma e imagen, caliente en el
invierno y fresca sombra en el verano, que no es más que lo que es: Rebozo.
El rebozo teje sentimientos, recuerdos y costumbres de todos los mexicanos. Enlaza con amor a las familias,
proporciona afecto, calor y seguridad.
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El rebozo es algo más que "una tela funcional y ornamental larga y angosta, con anudados y flecos en cada extremo" es
cuna que arrulla, abrigo que cobija, sombra que refresca, vestimenta que corona y elegancia que distingue.
En la época prehispánica usaban pelos y plumas de animales para hacer sus chales. La palabra rebozo fue
usada hasta muy avanzado el periodo colonial, tanto que se convirtió en símbolo de la indumentaria femenina no podemos
concebir una “adelita” o una “china poblana” sin rebozo.
Siempre se fabricó aisladamente, fuera del sistema de obrajes y en las cárceles.
El rebozo ya en el siglo XIX era una prenda distintiva de la indumentaria mexicana en general y con rapacejos
cada vez más elaborados.
Procedimiento para hacer un rebozo:
La elaboración de los rebozos es una actividad familiar.
En un armazón de madera hacen las madejas con la cantidad de hilos necesarios. Se estira la madeja y les hacen amarres
que consisten en cubrir con atados de nuditos las partes del hilo donde no se desea que penetre la tinta, de manera que el
jaspe queda de diferente color al del resto del cordón.
Posteriormente se tiñe utilizando productos naturales y de manera artesanal.
Se deja secar. Al hacer el tejido muestran los dibujos que según su estilo se denominan con una infinidad de nombres:
“calabrote”, “rosita”, “culebrilla calado”.
Por cierto que los rebozos “de bolita”. Y se llaman de bolita porque el algodón con que se elaboraban venía en bolitas
pequeñas. En la actualidad se llaman “rebozos de bolita” todos aquellos que tienen jaspe en su trama, (no son círculos).
Se acomodan los hilos en el telar, que puede ser de cintura, de pedales o mecánico.
FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA SMGE-CORRESPONSALÍA EN GUADALAJARA / TIERRA GRANDE
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Cuando están tejiendo la trama en el
telar, si el clima está húmedo los hilos
se aflojan, es entonces que tienen que
tensarlos y muchas veces se llega a
romper alguno y tienen que hacer un
remate. Entendemos todos que no se
puede tirar a la basura todo este
material y trabajo. Sin embargo
cuando vemos una prenda con alguna
imperfección decimos que está
defectuoso, cuando en realidad es la
prueba de que es una prenda única
hecha a mano.
Una vez terminado el proceso les toca el turno a las empuntadoras que tejen a mano, a base de nudo, el rapacejo o punta;
tarea complicada y minuciosa que ha sido colocada por algunas personas en la categoría de los encajes.
La elaboración de cada rapacejo les toma muchos días, algunos llegan a tardar hasta 45 días, depende de las medidas del
rebozo.
Existen varios tipos de rapacejo: de jarana, de rejilla, de petatillo, etc.
Los rebozos de algodón también tienen nombres diversos como: bombilla, brinco, cordón, chilaquil, fraude, garrapata, lluvia,
pasamano, tablero y veta ciega.
Cada región de México elabora su propio estilo de rebozos, con diferentes materiales y puntas.
El rebozo es solo un ejemplo de las manos por las que tiene que pasar una artesanía antes de llegar a las nuestras
No cabe duda que somos parte de un pueblo que tiene en sus manos el don de transformar las fibras, la madera y los
metales en verdaderas obras de arte.
Tenemos en México:
Artesanos.- Quien domina un procedimiento para la producción con las manos y herramienta.
Artífices.- Quien conoce y domina todas las posibilidades de la herramienta y de la materia.
Artistas.- Quien hace de la creación humana un nuevo orden.
Solo que en México acostumbramos mucho a regatear, a pedir que nos bajen el precio, cuando el artesano está vendiendo
su trabajo para comprarle comida a su familia.
Cuando vamos a una tienda de marca nunca pedimos que nos hagan descuento, aún cuando sabemos que mucho de lo
que pagamos es publicidad. Yo los invito a que el trabajo lo valoremos y paguemos lo justo porque están entregando su
vida en cada una de sus obras. El arte popular vale en verdad mucho más de lo que cuesta. Pensemos en las horas de
trabajo que lleva cada pieza.
Tenemos la oportunidad de proteger nuestras artesanías, ojalá y lo hagamos de manera tal que no se nos vaya de las
manos. En Paño de Sol estamos convirtiendo el arte en moda.
Gracias.
TG
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Columna: Reflexión Matutina
Los títeres de Rosete Aranda
EDWIN CORONA Y CEPEDA.
Miércoles 2 de septiembre del 2015.
RESULTA CASI INNEGABLE QUE LA APARICIÓN DEL TÍTERE EN EL TERRITORIO MESOAMERICANO DE LA ÉPOCA
PRECORTESIANA, SE INICIA EN TLAXCALA, COMO LO DEMUESTRAN LAS FIGURILLAS DE BARRO ARTICULADO EN BRAZOS Y
PIEDRAS ENCONTRADAS EN LAS RUINAS DE CACAXTLA. DE ELLO SE OCUPAN TAMBIÉN ALGUNOS CRONISTAS E
HISTORIADORES DE LA COLONIA, QUIENES LOS DENOMINAN COMO CHISGARABISES, ZASCANDILES O SIMPLEMENTE
TITIRITEROS.
Parte I Y nada mejor para empezar esta historia que la tradicional frase de:
Había una vez…. , a principios del Siglo XIX, allá por el año de 1835, en un pintoresca población llamada Huamantla muy
cercana a las faldas del volcán dedicado a la diosa azteca Matlalcueyetl y que hoy se conoce como el Cerro de la Malinche,
cuatro hermanos de apellido Aranda, dos de ellos varones, uno de nombre Julián quien por ser el primogénito se convertiría
en el Director de la compañía tititritera, Hermenegildo a quien cariñosamente llamaban Gildo, cuya habilidad manual era
sorprendente, María de la Luz (Luchita), quien tenía la facilidad de confeccionar trajes y vestidos y finalmente Buenaventura
a quien cariñosamente sus hermanos llamaban “Venturita”, quien pronto se haría famosa por su buen trato y extraordinaria
voz de soprano.
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Los cuatro hermanos Aranda, eran muy pobres y para
subsistir las hermanas trabajaban en la fábrica de textiles
de la localidad, mientras que sus hermanos Julián y Gildo,
aprovechando que Huamantla era paso obligado de las
diligencias que iban a Veracruz o a México se dedicaban a
la venta de pastura para caballos, subsistiendo con estos
pingües ingresos.
Los cuatro eran fervientes católicos y no había
domingo en que no estuviesen presentes en los oficios de
la iglesia y Gildo, que como ya anoté tenía extraordinaria
destreza manual en una ocasión fue invitado por Don
Diego, cura franciscano y párroco de la Basílica de
Nuestra Señora de la Caridad, para que en la Navidad de
1835 montaran en el interior de esa iglesia el tradicional
Belén o Nacimiento a los que los cuatro hermanos con
gran gusto y alegría celebraron esta invitación poniendo a
trabajar su caletre con el fin de que la presentación fuese,
como lo fue, inolvidable, ya que los muñecos, elaborados
con cara, manos y pies de barro y cuerpo de tela que
adquirían el movimiento por medio de alambres y su
vestuario tan bien confeccionado por Lucha y Ventura
causó la admiración de los feligreses lugareños.
Y tanto los huamantlecos como el sacerdote se
mostraron tan satisfechos que les solicitaron que para el
año siguiente, aparte del Nacimiento, realizaran la
presentación de una “Pastorela”, a los que los hermanos
Aranda accedieron pues les daba tiempo de elaborar, no
solo el conjunto de campesinos que irían al pesebre a
adorar al niño Jesús y a sus padres, la Virgen Marías y el
Señor San José , sino las figuras articuladas del burro, la
vaca, el Arcángel, el Diablo y hasta el Cometa que guiaría,
en esta primera función titiritera a los Reyes Magos.
Esta pastorela tuvo tal éxito que motivó a los
hermanos Aranda a llevar a cabo el montaje de pequeñas
obras basadas en cuentos tradicionales y en personajes
célebres y conocidos en la población, como los
inevitables borrachines, la chismosa del pueblo, los
cuicos o policías de la época y para ello, como local de
acceso al público utilizaban el patio de su casa,
mientras la escenografía y el telón se improvisaban
bajo la dirección de Luchita.
Asistió a una de estas funciones un
acaudalado filántropo italiano de nombre Margarito de
Aquino, quien ocupaba una vieja casona del siglo XVIII
ubicada en el centro de Huamantla, exactamente
donde actualmente se aloja el Museo Nacional del
Títere Rosete Aranda, inmueble que al igual que la
cercana casa en la que en 1865 se alojaría el
Emperador Maximiliano de Habsburgo, está
considerada como Patrimonio Histórico de Tlaxcala.
Fue en esta casona en la que Margarito de
Aquino a quien el populacho bautizó como Magarejo
por su peculiar acento, donde por consejo del italiano
los Aranda sustituyeron los alambres por hilos que
colocaron sobre una cruceta de madera, la cual es
conocida dentro del mundo de los titiriteros como la
cruceta mexicana ya que consiente contener hasta 19
hilos que permiten la articulación, no solo de brazos,
pierna y cabeza, sino también de ojos y boca, con lo
que pronto estos muñecos articulados serían
adoptados rápidamente por quienes practicaban la
ventriloquía.
Pronto Aquino se dio cuenta de las
posibilidades que ofrecía este espectáculo y puso a la
disposición de los Aranda un gran corral donde se
llevaban a cabo las tradicionales funciones de tarde,
moda y noche, en las que se presentaban obras que
bajo la luz decadente del sol y la iluminación de los
candiles de petróleo llevándose a cabo las primeras
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“Tandas” en las que se presentaron, para regocijo del
público asistente, cuentos infantiles, acróbatas, peleas
de gallos, corridas de toros, zarzuelas, polichinelas o
bufones y un sinfín de diálogos cómicos.
Todo esto, llevaría muy pronto a los
hermanos Aranda a iniciar su primera gira artística
titiritera, de la que me ocupare en la parte II, no sin
antes mencionar que a los títeres también se les ha
adjudicado el nombre de “Marionetas”, vocablo que
proviene de la Edad Media en el que los títeres
representaban pasajes bíblicos, teniendo a la Virgen
María como personaje principal y de allí su
procedencia.
Parte II
El Siglo XIX representa un firme pilar dentro de la historia de nuestro país, pues en su primera década se inicia y 11 años
después se consolida la lucha por la independencia y el 18 de abril de 1833 el presidente interino Valentín Gómez Farías
decreta la creación de la Dirección de Educación Pública, con lo que de un plumazo da fin a la educación clerical heredada
de la Colonia.
Este hecho, por demás significativo, tendrá un importante desenlace en el desarrollo científico, cultural y artístico
del país pues se da origen a la educación laica y se inicia un proceso de origen liberal y republicano con el que se conforma
la esencia de nuestra nacionalidad.
Abundan, en esta época las carpas en las que los llamados “cómicos de la legua”, compañías de artistas
ambulantes, son quienes dan los primeros pasos para conformar lo que a partir de 1910 será el teatro de revista y en la que
se incluía la burla, la danza, la sátira, la ridiculización, así como la crítica a la política de la época y que en su momento
constituyeron la principal diversión del pueblo de la que no escaparon las funciones de las compañías de títeres de esta
etapa como lo fueron los títeres de José Soledad Ayacardo y de Eustacio Flores establecidas en el centro del país.
Mientras tanto, los Aranda, asentados en Huamantla iniciaron sus primeras representaciones en el corral prestado
por don Margarito de Aquino, en donde elaboraron la escenografía correspondiente a cada cuadro titiritero presentado,
mientras el respetable permanecía sentado en rústicas bancas de madera y consumía, bajo la luz de las farolas de petróleo
que circundaban el escenario, los deliciosos tamales y el atole que preparaba Luz María.
Poco después y ya separados de Aquino, los Aranda se presentaron en una temporada de más de 6 meses en el
Teatro Viejo de Huamantla, teniendo tal éxito en estas funciones que pronto la fama de los Aranda traspaso los límites de la
apacible población tlaxcalteca y los rancheros y hacendados cercanos empezaron a pagarles las funciones que, con el
pretexto de cualquier festividad, se llevaban a cabo en estos lugares.
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Esto obligo a los Aranda a ampliar su repertorio ya que,
además de los cuentos infantiles y las alegorías
religiosas, el público solicitaba otro tipo de
representación, a todas luces más popular y pronto
fueron complacidos con corridas de toros, peleas de
gallos, carreras de caballos, y personajes femeninos que
en la bellísima voz de Venturita interpretaban zarzuelas
y coplas de operetas.
La ya para entonces Compañía de Títeres de
Julián Aranda realizó su primera gira artística,
trasladando escenografía, vestuario y títeres en rústicos
carromatos hacia la cercana ciudad de Puebla, de
donde, posteriormente partirían rumbo a Jalapa, donde
tras otra temporada de presentación continuaron su gira
hacia Oaxaca, actuando en el Teatro Principal de la
Verde Antequera.
Esta gira fue un éxito para los cuatro
hermanos, por lo que decidieron dedicarse de pleno al
maravilloso mundo del teatro de los títeres. Y tras una
breve estancia de descanso en su natal Huamantla,
decidieron trasladarse y probar suerte en la Ciudad de
México, desplazándose a esta a finales de 1840.
Al principio los Aranda daban sus funciones en
los mesones donde se alojaban, luego acudieron a los
corrales donde se presentaba el teatro de comedia,
logrando alrededor de 1842 presentarse en el Callejón
del Venero que era donde más funciones de titiriteros
había. Fue tal el éxito que obtuvieron en este espacio
que lograron un contrato para presentar una temporada
en el teatro Nuevo México, que por aquel entonces era
el teatro más popular de la Ciudad de México.
Ya para entonces escritores de la talla de
Ignacio Manuel Altamirano les dedicaban parte de sus
escritos y a decir de sus palabras, don Ignacio estaba
fascinado por los artistas de Tlaxcala: “La novedad, en
nuestro concepto, la única que puede llamar la atención
en estos días de noviembre y en los de diciembre, se
haya - ¡quien lo creyera!- en ese lugar, en los altos del
antiguo Seminario, en el viejo y destartalado salón al que
se sube por tres escaleras empinadas e incómodas. ¡Los
títeres!, ¿Lo oís?, ¡los títeres!... los que hay de todo tipo,
pero lo sorprendente, es la habilidad suma con que son
imitados los movimientos humanos y los de los animales.
Hay, entre otros cuadros, el de una pelea de gallo que
rivaliza con la realidad. Con razón la numerosísima
concurrencia de todas las noches pide siempre la pelea
de gallo. Las pobres aves, enfurecidas, alzan golilla,
combaten como si un pequeño demonio interior las
agitara...” Y es allí, en ese teatro donde se presenta uno
de los cuadros más sobrecogedores del repertorio de los
Aranda, titulado “La Tempestad” donde un grupo de
marinos en su barco se ve atrapado por un huracán
mientras en el fondo del mar, rodeado de tiburones se
encuentra un buzo clásico equipado, como los hombres
del Capitán Nemo, con el casco Siebe O´Gorman, lo que
demuestra que los Aranda estaban plenamente
informados de los últimos inventos del ser humano en la
conquista del Sexto Continente.
Fue en esta temporada donde los Aranda
lograron juntar algún dinero y decidieron armar su propia
carpa en la calle del Calvario en San Agustín de las
Cuevas (actual Tlalpan) en donde recibieron la visita del
entonces presidente Antonio López de Santa Anna,
aficionado a presenciar las peleas de gallos en el
palenque de ese lugar, por lo que los Aranda le
ofrecieron una representación de este espectáculo con
sus títeres y del que el dictador quedó complacido.
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La compañía de Títeres de Julian
Aranda llegó a alcanzar tal popularidad
que el entonces presidente de la
República Mexicana, (1858) Lic. Benito
Juárez García, los contrató para
montar un espectáculo en el Palacio
Nacional que conmemorará el XLVIII
Aniversario del Grito de la
Independencia efectuado por Don
Miguel Hidalgo. El desarrollo de esta
función se inició con la Obertura de
Guillermo Tell, tal vez como
reconocimiento simbólico al nombre
masónico adoptado por el Benemérito
de las Américas en su iniciación.
Acto seguido las marionetas
manejadas por las expertas manos de
los Aranda y sus ayudantes realizaron
la representación del Grito del Cura
Hidalgo, para culminar con un magno
desfile en el que participaron más de un centenar de títeres vestidos de soldado de caballería, representación que fue
aplaudida y celebrada por los más importantes personajes de la política mexicana y el cuerpo diplomático acreditado en
nuestro país.
Esta misma función fue representada a finales del Siglo XIX en Palacio Nacional, solo que en dicha ocasión se le
agregó la figura de Porfirio Díaz y se suprimió la Obertura de Guillermo Tell.
Es en 1858 cuando Luz María Aranda se enamora de Antonio Rosete y de su matrimonio nacen cinco hijos:
Leandro, Adrián, María, Felipe y Tomás, con lo que se da principio a la famosa dinastía de los Rosete Aranda.
Parte III
Tras esta memorable función, a fines de 1858 contrae nupcias María de la Luz Aranda con Antonio Rosete, quienes un año
después bautizan en Huamantla a su primogénito con el nombre de Leandro Rosete Aranda, con lo que se inicia el nombre
de la más famosa dinastía mexicana de titiriteros. De esta afortunada unión, nacen también Adrián, Felipe, Tomás y María
Macedonia, todos de apellido Rosete Aranda.
Luego del nacimiento de Leandro, la compañía de titiriteros continúa su vida trashumante, a la que se incorpora un
conjunto musical denominado como “Orquesta Mexicana”, conformado por 7 ejecutantes nativos de Huamantla bajo la
dirección de Miguel Islas en los que cada uno de ellos tocaba un instrumento diferente, violín, clarinete, salterio, bajo y
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contrabajo y un exolofon, instrumento de viento inventado
por uno de los músicos huamantlecos que tenía un sonido
muy parecido al del saxofón. Esto hace que Gildo
practique nuevamente sus habilidades y se presente en el
escenario, por primera ocasión en la historia del mundo
titiritero, una orquesta compuesta por cerca de medio
centenar de títeres, los cuales llegaban al escenario
cargando sus instrumentos, se colocaban en sus
respectivas sillas, arrimaban su atril y a una señal del
director iniciaban un verdadero concierto que hacia las
delicias del respetable y cuya presentación siempre
terminaba con el consabido ¡Otra!, ¡otra!, ¡otra!.
Sin embargo, negros nubarrones se cernían
sobre el cielo de la Patria y de los que no serían ajenos los
Rosete Aranda, pues en 1861 y con el consabido “debo,
no niego, pago, no tengo” Benito Juárez anuncio la
suspensión de los pagos a la deuda externa, lo que dio
motivo a que Francia, Inglaterra y España conformasen
una alianza cuyas tropas desembarcaron en Veracruz en
1862 y tras las pláticas de La Soledad con D. Manuel
Doblado como representante del gobierno juarista,
Inglaterra y España se retiraron, permaneciendo el ejército
francés para dar origen a la II Intervención y
posteriormente apoyar a Maximiliano de Habsburgo en lo
que sería el efímero Segundo Imperio.
Es en esta época de vicisitud y desconcierto,
cuando la compañía de los Hermanos Rosete Aranda
empieza a cobrar fuerza y vigor en el pensamiento liberal
mexicano y surgen personajes que se volverán, no
solamente inolvidables, sino hasta legendarios, como el
caso de “El Vale” Coyote, el Comandante Panza de Res,
El Chicuelo Dinamita, el capitán Gallo Verde o doña
Pascarroncita Mastuerzo de Berdegay, simpática viejecita
que presumía de que en su juventud había sido cantante
de ópera y que en la notable voz de Venturita
entonaba para sus hijas Glicerina y Bicicleta las coplas
en boga, como las coplas de Don Simón o aquellas
donde por lo general se ridiculizaba a los invasores,
como en el caso del “Adiós Mamá Carlota” o los
famoso versos de Guillermo Prieto dedicados a “Los
Cangrejos”.
Especial mención merece en esta etapa de
defensa del territorio nacional “El Vale” Coyote,
simpático títere que representaba a un negrito de pelo
ensortijado, camisa y calzón blanco de manta y faja
roja, quien en un encendido discurso exaltaba los
valores de dignidad y patriotismo, contra los
“gabachos” invasores, arrancando de los asistentes al
final de su arenga un sonoro ¡Viva México! que hacia
vibrar la carpa de la que pronto será conocida como
Compañía Nacional de Autómatas Hermanos Rosete
Aranda, misma que fue registrada como tal hasta
1880.
Pese a estos tiempos de turbulencia que culminan
con el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo en el
Cerro de las Campanas de Querétaro y la entrada
triunfal de Don Benito Juárez a la Ciudad de México el
15 de julio de 1867 y la Restauración de la República,
los hermanos Rosete Aranda se refugian en su tierra
natal Huamantla, donde establecen una imprenta para
imprimir su propio boletaje, sus anuncios y hasta los
encendidos discursos liberales del “Vale” Coyote.
Tampoco son reacios a los avances del progreso
y cambian sus antiguos carromatos por el uso del
ferrocarril, pues ya desde el 19 de agosto de 1856 se
había otorgado la concesión a los señores Antonio y
Manuel Escandón para construir el ferrocarril en
Tlaxcala.
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El historiador Niceto de Zamacois escribe que el 8 de
septiembre de 1867 ya corrían los trenes en el tramo
Apizaco–Perote y el 1 de junio de 1868 se inauguró el
tramo Apizaco – Santa Ana Chiautempan, cuya
estación terminal aún subsiste. Finalmente la ruta del
ferrocarril México-Apizaco-Santa Ana Chiautempan,
Tlaxcala y Puebla fue inaugurada el 9 de septiembre
de 1867 por el presidente Benito Juárez.
Con este adelanto, la empresa titiritera, que
para ese entonces ya contaba con más de dos
millares de títeres, cada uno de ellos de cerca de 60
centímetros de alto, con caras talladas en madera de
ayacahuite y tronco del cuerpo en madera de colorín,
mientras que su vestimenta, tanto femenina como
masculina, cuidadosamente diseñada, se apegaba
estrictamente a las características del personaje.
Allí en su feudo de Huamantla, los hermanos Rosete Aranda montaron una especie de escuela de titiriteros en la
que los aspirantes, futuros titiriteros, tenían que practicar durante dos años para lograr manipular la marioneta a la
perfección, sea que los movimientos fueran de seres humanos o animales
Parte IV
La aparición del ferrocarril, promovida por Benito Juárez y ampliada por Sebastián Lerdo de Tejado y Porfirio Díaz, favoreció
el desarrollo de la “Compañía Nacional de Autómatas Hermanos Rosete Aranda”, nombre, aunque ya conocido desde
tiempo atrás, se registró como tal en 1888.
Cinco años más tarde, en 1893, la Compañía de los Rosete Aranda realizó en los Estados Unidos su primera y
única gira internacional, que fue todo un éxito, ya que independientemente de mover un repertorio de más de 1,500 títeres,
más la tramoya, vestuario y operadores, el presentar un espectáculo en español en lugares donde solo se hablaba el inglés
resulto algo fuera de lo común.
Allí los Rosete Aranda estrenaron la representación de la Zarzuela “El Matrimonio de Cuerdos”, cuyo éxito solo fue
superado por el sobrecogedor cuadro de “La Tempestad” en la que un buque, con un buzo de cabezote dentro del agua se
ve atrapado por un huracán. Y era tanto el realismo que padres e hijos sufrían la angustia por la que estaban pasando
marinos y buzo.
Fue también en ese año, cuando apenas habían cruzado la frontera de retorno a su México Lindo, cuando reciben
la fatal noticia de la muerte de Adrián Rosete Aranda, acaecida en su natal Huamantla, donde estaba al cargo de la Escuela
de Titiriteros.
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Pero, la noche del 6 de agosto de 1896, habría de ejercer
notable influencia en el destino del teatro de títeres en
México, pues en esa fecha el Presidente Porfirio Díaz,
interesado en los descubrimientos científicos de esa
época, recibe en el mismo salón del Castillo de
Chapultepec en que se efectúo cinco años atrás, la
función de títeres de la Compañía Rosete Aranda a dos
franceses, que con la representación de los hermanos
Lumiere, muestran al presidente Díaz, a su familia y a su
gabinete las imágenes en movimiento que a través de un
aparato llamado cinematógrafo se proyectaban en una
blanca pantalla. Tanto el presidente como todos los
presentes quedaron asombrados y una semana más
tarde, los enviados de Lumiere, de apellidos Bernard y
Vieyre, proyectaban en el sótano de la Droguería Plateros
en la calle de ese nombre (actual Madero) de la Ciudad de
México ese mismo espectáculo. El público abarrotó el
local y la exhibición fue todo un éxito, con lo que se inicia
el comienzo de las salas de cine en el territorio nacional y
tal vez, la decadencia de las carpas de titiriteros y de los
“cómicos de la legua y sus bataclanas”, cómo los
calificaba la gente “decente” de esa época.
Aunque los Rosete Aranda no resienten todavía
la brutal competencia que serían las salas
cinematográficas, el deceso de Felipe, ocurrido en 1905,
entristece a la compañía titiritera, quien, bajo la dirección
de Leandro continua su trashumante recorrido por los
estados del Norte, llegando en 1909 a Casas Grandes
(Coahuila) donde su presentación es tan brillante que uno
de sus más asiduos concurrentes era el acaudalado
hacendado Francisco I. Madero a quien acompañaba su
esposa Sarita. Fue en esa lejana región donde La Parca
sorprende una noche a Leandro, llevándolo consigo en su
viaje al Eterno Oriente. Al enterarse de esta noticia, Don
Francisco I. Madero quien ya se encontraba en su
campaña antirreeleccionista, le envía a su viuda, Doña
Luz María Reséndiz un telegrama en el que le
expresa sus más sentidas condolencias.
La compañía de titiriteros y su viuda
elaboran su féretro, en algo que se antoja más que
simbólico, pues lo fabrican con tablas del foro,
colocan el cadáver y el ataúd lo forran con un telón
que representaba La Gloria.
Y aquí, abro un paréntesis en mi narración
para sugerirle a mi amigo Rafael García Sánchez,
director de las revistas Quórum y Tierra Grande, a
los Gobernadores de Coahuila y de Tlaxcala, al
Director del Museo Nacional del Títere de Huamantla
y a los Presidentes Municipales de Huamantla y
Casas Grandes, cuan conveniente y significativo
sería, tanto para Huamantla, como para Casas
Grandes, el hermanamiento de ambos municipios,
donde nacieron estos dos grandes hombres que
tanto aportaron a nuestro país con su indiscutible
amor a la Patria.
31
Prosigo tras esta petición con el fallecimiento del último de los hermanos Rosete Aranda, Tomás, quien es sepultado en
1911. Pero no solo estos fallecimientos afectaron a la Compañía de los Hermanos Rosete Aranda, cuya dirección había
recaído en la viuda de Leandro, doña María de la Luz, sino que la situación del país, en plena Revolución y la crisis
económica que este conflicto social acarreó, obligo a Doña María, primero a rentar sus títeres y posteriormente, para poder
subsistir con su numerosa prole, pues Leandro y ella habían procreado ocho hijos, se vio obligada a vender títeres, utilería y
escenografía.
Y aunque se han hecho varios intentos por reanudar estos espectáculos a los que Guillermo Prieto califico como “de una
profunda raíz del folclore mexicano”, con el avance de los nuevos espectáculos, con una arrolladora tecnología que ha
desvirtuado el humanismo, con una filosofía del entretenimiento totalmente diferente, el espectáculo de los títeres al estilo
de Rosete Aranda han quedado olvidados.
Por ello les recomiendo a mis lectores y amigos, que no dejen de visitar el Museo Nacional de Títere ubicado en
Parque Juárez # 25 en el mero Centro de Huamantla, Tlaxcala, el cual se encuentra abierto de martes a domingo desde las
10 de la mañana. Y como colofón de estos pergeños, les aconsejo que dispongan de un par de días, ya que aparte del
Museo Nacional de Títere, Huamantla será toda una sorpresa realmente inolvidable.
FOTOGRAFÍAS: RAFAEL GARCÍA / TIERRA GRANDE
TG
32
enviada: LUNES 21 DE SEPTIEMBRE
Postal no. 6
Con especial dedicación para el Dr. RAYMOND
BUVE, por distinguirme con su amistad.
Catedrático, Historiador, Investigador,
Especialista en Historia de México S.XIX;
Leiden; Holanda.
Rafael García Sánchez y Raymond Buve.
Termas de Caracalla colección particular: Grupo.Donceles
33
Ensayo
Duelo por la Patria, el día de difuntos en 1847
FABIÁN ZAMORA ROSAS (3)
Para inicios del siglo XIX, la conmemoración de los difuntos era una de las mayores fiestas de la Ciudad de los Palacios, la
Plaza de Armas (ahora llamada de la Constitución…de Cádiz), se convertía en una gran romería y numerosos puestos de
dulces, entre los que no podía faltar el alfeñique, se instalaban en el Portal de Mercaderes.4
Décadas de inestabilidad política y la consiguiente decadencia de las actividades comerciales tuvieron un marcado
efecto en las festividades. Para 1836 la otrora opulenta Metrópoli se encontraba arruinada y la pobreza significó una
conmemoración de difuntos deslucida. Al respecto El Mosquito Mexicano publicó:
“El día de la Conmemoración de los fieles difuntos ha presentado México el triste estado de su decadencia
pecuniaria. Pocos pleitos parece que hubo; sea enhorabuena: apreciamos la quietud y orden que reinó; pero
lamentamos las causas que lo motivaron, cual es la pobreza general que reina y que creemos aumentará de día
en día…”5
El Diario del Gobierno de la República Mexicana, en su número del 6 de noviembre refutó la afirmación de El Mosquito
Mexicano, diciendo que el orden que existió durante la conmemoración de los difuntos se debió a la mejora en las
costumbres del pueblo y no a la pobreza, para sustentar su dicho argumentó que la población, a pesar de hacer fuertes
gastos en esos días, no recurrió al robo para proveerse del circulante necesario, puesto que en los días previos no se
registraron robos. En el mismo artículo llamó la atención sobre el peligro que acechaba a la patria desde la frontera norte,6
peligro que pronto crecería como una mancha de tinta hasta ensombrecer a la orgullosa Ciudad.
La conmemoración de los difuntos atrajo la atención de los más destacados literatos, de todas las épocas, entre
ellos el entonces joven Francisco Zarco, que en 1843 tomó la pluma para escribir un artículo titulado “El Día de Muertos”:
“Hoy cesa un tanto el bullicio de las ciudades: hoy es el día del corazón; hoy es el día que escita (sic.) recuerdos
de los que ya no ecsisten (sic.). Los rostros se ven hoy llorosos por el dolor. Todo muestra un triste luto. El ronco
clamor de las campanas conmueve el corazón, y cada uno de esos toque despierta un recuerdo triste y
melancólico.”
“Se oye allí, en el cementerio, la voz de los sacerdotes que rezan los sufragios por las almas de los muertos.”7
La descripción de Zarco contrasta notablemente con la de otro joven, Luis Martínez de Castro, quien en 1845, con el
pseudónimo de Malaespina, describió el aspecto de la Plaza de la Constitución:
3 Vocal de Historia Regional del Colegio Cultural Evolutivo, A.C.
4 AGN, Indiferente Virreinal, Caja 4650, Expediente 009 5 EL MOSQUITO MEXICANO, Tomo III, número 61, Viernes 4 de Noviembre de 1836. 6 “México 6 de Noviembre de 1836”, DIARIO DEL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA MEXICANA, Tomo IV, número 556, México, Domingo 6 de Noviembre de 1836. 7 Zarco, Francisco, “El Día de Muertos”, EL MUSEO MEXICANO, Tomo II, Segunda Época, México, 1843.
34
“El día en que la Iglesia entona sus lúgubres cantares en conmemoración de los difuntos, aniversario solemnísimo,
en que no quisiera yo que me incluyeran ni mentaran, por ahora, es cuando más señales de vida acostumbra a
dar este cristiano vecindario. No parece sino que entonces se propone hacer más marcada y perceptible la línea
divisoria que hay entre vivos y muertos, el contraste de la Iglesia que gime, y un pueblo entero que rebosa de
contento.”
“A un mismo tiempo había doble general, capaz de poner melancólico a un hijo del Sena, y resonaban en la plaza
de las Constituciones las seductoras armonías de una selecta banda militar. De manera que las campanas
estaban diciendo:
„Cristianos! Gemid y llorad‟
Y la música era de tal naturaleza, que claramente decía:
„Muchachos! Venid y gozad.”
“Por esa razón, y porque lo que le pasa en cementerios y otros lugares de „recreo‟, que en día de Muertos visitan
los aficionados a ese y todos los demás géneros de entretenimiento, merecería una descripción más menuda y
especial, si no se resistiese el corazón a mezclar lo más profano que hay debajo del sol, que es la sátira, con lo
más sagrado del mundo, que es la morada de los difuntos, me abstengo de hablar de otra cosa que no sea el
paseo nocturno del Portal.”8
Tal como lo refirió Malaespina, los cementerios se convertían en animados centros de reunión, en los que se
mezclaba la embriaguez y lo festivo con el sagrado deber de orar por las ánimas.
Ilustración: Fabián Zamora Rosas
Para la década de 1840, la costumbre de sepultar en los templos era un recuerdo, y algunos cementerios como el
del Hospital de Indios o el de San Juan de Letrán eran crónica de siglos pasados. Entonces los cementerios más
importantes eran: el de Nuestra Señora de Guadalupe, San Pablo, San Fernando, la Santa Veracruz, de Nuestra Señora de
los Ángeles y Santa Paula. Éste último era considerado el más grande y suntuoso, allí fue donde, bajo una columna blanca,
se sepultó la pierna que perdió el general Santa Ana en Veracruz.9 El 8 de abril de 1843, el mismo dictador, decretó que los
restos de los insurgentes Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero se trasladaran al panteón de Santa Paula, en donde debía
erigirse un monumento a cada uno, para que la patria les tributara los honores debidos.10
8 Malaespina, “El Portal en Día de Muertos”, MUSEO MEXICANO, Tomo I, Segunda Época, México, 1845. 9 Payno, Manuel, “Los Cementerios”, EL MUSEO MEXICANO, Tomo II, Segunda Época, México, 1843. 10 Gobierno provisional, COLECCIÓN DE DECRETOS Y ORDENES DE INTERÉS COMÚN, Imprenta de J. M. Lara, México, 1850, p.
394.
35
La magnífica pluma de Manuel Payno describió el cementerio de Santa Paula en 1843:
“La entrada es por un puente angosto de madera, echado al través de una acequia cenagosa; pero desde allí se
descubre una calzada enlosada, con unos hermosos balaustrados de piedra a los costados; y allá en el fondo de
la calzada, se divisa la capilla mortuoria donde la religión reza sus últimas y tristes plegarias por las almas de los
difuntos. Penetrando a esta calzada se miran a uno y otro lado naranjos, rosales, mirasoles, jazmines y violetas,
que embalsaman este recinto de la muerte.”
“Al derredor del jardín que rodea a la capilla hay una espaciosa galería, en cuyo fondo están los nichos de los
muertos. Cada nicho está cubierto con una lápida de mármol o de metal, y en las lápidas hay grabadas con letras
de oro, de plata y de esmalte, epitafios y poesías, entre las cuales se notan algunas dignas de atención.”11
Esas poesías que mencionó Payno, fueron comunes en todos los cementerios de la capital y no pasaron
desapercibidas. En el panteón de San Fernando, más pequeño, pero ya de un refinado gusto, se encontraban numerosos
versos dedicados al recuerdo de los difuntos.12 El primero de noviembre de 1846, el Diario del Gobierno anunció la
publicación de un folleto de 17 páginas, se vendía al “reducido precio de un real” y contiene diversas poesías tomadas de
las lápidas del Panteón del Colegio Apostólico de San Fernando.13 Una de ellas dice:
“Leocadia Rosa Peza. Niña de 3 años, murió el día 13 de Abril de 1842: sus desgraciados padres le dedican este.
Venid, cercad esta losa
Que sabeis es de dolor,
Bajo ella una hija reposa
Que de una madre dichosa
Fue el encanto y el amor.
Tres primaveras de vida
No mas te dio la fortuna,
Y vió cual flor abatida,
Su existencia reducida
A un sepulcro y una cuna.
¡Hija! Llegue mi lamento
Hasta el trono celestial
En donde tienes ya tu asiento,
Y mitigue mi tormento
Tu sonrisa angelical.14
Pero, la Ciudad pronto se vería presa del terror, de la miseria y de la humillación más grande que pudiera
imaginar.
El Gobierno mexicano había declarado en forma terminante que la anexión de Texas a los Estados Unidos se
consideraría como una declaración de guerra. Cuando, en diciembre de 1845, Texas fue anexado al país del norte, el
Gobierno mexicano se vio orillado a declarar la guerra, lo que finalmente ocurrió en junio de 1846. 15
Es posible que en 1846 la población, y aún el Gobierno, creyeran en la posibilidad de ganar la guerra, o cuando
menos obtener una salida favorable, pero, al paso de los acontecimientos, las esperanzas fueron cediendo terreno a la
desesperación.
11 Payno, Manuel, “Los Cementerios”, EL MUSEO MEXICANO, Tomo II, Segunda Época, México, 1843. 12 “Los Sepulcros”, MUSEO MEXICANO, Tomo I, Segunda Época, México, 1845. 13 “Panteón de San Fernando”, DIARIO DEL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA MEXICANA, Tomo II, número 87, México, Domingo 1 de
Noviembre de 1846. 14 INSCRIPCIONES Y POESÍAS QUE SE LEEN EN EL PANTEÓN DE SAN FERNANDO DE MÉXICO, sin pie de Imprenta, México, 1846, p. 9. 15 Vigil y Robles, Guillermo, LA INVASIÓN DE MÉXICO POR LOS ESTADOS UNIDOS, Tip. E. Correccional, México, 1923, p. 16.
36
Para el verano de 1847 el ejército invasor se encontraba a las puertas de la Capital y los actos de heroísmo de los
defensores mexicanos no serían suficientes para evitar el terrible desenlace. El 14 de septiembre de 1847 el ejército del
general Scott ocupó la Ciudad de México y la bandera estadounidense ondeó en el Palacio Nacional. La guerra fue
sumamente cruel, se engañan quienes piensan que el invasor mantenía el orden de sus tropas, en las poblaciones
ocupadas hubo infinidad de robos, saqueos, homicidios y violaciones. La ciudad no saldría bien librada de la ocupación,
algunos elementos invasores se dedicaron al pillaje, y el resto cuando menos causaba frecuentes desmanes que alteraban
el orden público. Las calles pronto se convirtieron en muladares y los centros de reunión de la aristocracia capitalina fueron
convertidos centros de vicio.16
Ilustración: Fabián Zamora Rosas
Una situación tan inusual no podía menos que alterar la conmemoración de los fieles difuntos. A mediados de
octubre de 1847, el cementerio de san Francisco fue convertido en mercado por los invasores:
“…hemos visto puestos de fruta y cazuelas con comida, que parecen destinadas al ejército americano, porque
custodiadas las puertas por centinelas de ellos, a puerta cerrada se manejan, y solo, según ayer hemos
observado, permiten la entrada y salida a los traficantes.”17
16 Ibidem. pp. 111 17 EL MONITOR REPUBLICANO, Segunda Época, número 887, México, 15 de octubre de 1847.
37
El 29 de octubre se publicó, en varios periódicos, un decreto del Gobernador del Distrito Federal, que por
ministerio de ley era don Manuel Reyes Veramendi, decreto que tenía por objeto evitar roces o conflictos con las fuerzas de
ocupación. El preámbulo dice:
“…que en las circunstancias actuales es más imperiosa que en otras, la necesidad de precaver toda ocasión que
pudiera ser de resultados funestos, porque comprometiese a la capital con cualquiera imprudencia que no sería
remoto se cometiera, produciendo algún choque con individuos pertenecientes al ejército americano…”18
Las disposiciones tendientes a lograr el orden consistían en limitar la venta de bebidas alcohólicas, especialmente
pulque; prohibir el paseo acostumbrado en los puntos denominado Retama, Pradera y otros, e impedir que se establecieran
puestos de comida o pulque en los lugares cercanos a los cementerios.19
El periódico El Mexicano del primero de noviembre publicó una nota que demuestra que el día de difuntos de 1847
fue, posiblemente, la conmemoración de difuntos más triste de nuestra historia. En muchos hogares había luto por algún
familiar, y las familias que no perdieron alguno de sus integrantes debieron estar embargadas por el dolor de ver a la patria
humillada. La misma patria que veinticinco años antes se soñó un Imperio llamado a regir todo el hemisferio ahora lloraba la
más vil humillación:
“¡Qué espantoso cuadro presenta a nuestra consideración el día de difuntos de 1847! ¡Cuántas viudas! ¡Cuántas
huérfanas! ¡Cuántas familias desamparadas, sumidas en la indigencia, rodeadas de la miseria más espantosa,
llorando la pérdida del padre o del hermano que las sostenía, del hijo en quien fundaban sus esperanzas y su
orgullo! Luto por todas partes, lágrimas en todas las casas, desolación en todas las familias: he aquí la ofrenda
que tenemos a la vista el día de difuntos de 1847.”20
Aquel primero de noviembre debió transcurrir en relativo silencio, pues las campanas no pudieron ser tocadas, por
orden del invasor, que, sabiendo que los mexicanos podían comunicarse por medio de ellas, las prohibió desde su entrada
en la Capital. La campana mayor de la Catedral, nombrada Santa María de Guadalupe, que solo se hace sonar en algunas
festividades, como el día de Todos Santo, debió estar inusualmente callada.21
Las previsiones del Gobierno parecen haber rendido frutos y el 3 de noviembre en el Daily Amerian Star, periódico
de los invasores que se editaba en México, apareció la siguiente nota:
“Ayer se celebró la conmemoración de los difuntos y hemos visto en los parages más concurridos las tumbas de
diversas y curiosas formas, y las calaveras y huesos hechos de dulces, todos según las costumbres del país. No
hemos sabido que hubiese ocurrido ninguna desgracia, y hemos tenido el gusto de ver por las calles y en las
cadenas muchas señoritas hermoseando aquellos sitios sin temor ni sobresalto alguno.”22
El mismo periódico afirmó que el Ejército invasor se condujo con gran respeto en aquellos días y que las
diversiones como el teatro estuvieron muy concurridas y que se efectuó un gran baile en el Callejón de Betlemitas, pero no
podemos perder de vista que se trata de una publicación dirigida por el invasor.23 Cierto es también que los cementerios
debieron estar concurridos, y que una buena parte de la población, especialmente la clase menos favorecida se entregaba a
18 “Gobierno del Distrito Federal”, EL MONITOR REPUBLICANO, Segunda Época, número 903, México, Domingo 31 de octubre de 1847;
DAILY AMERICAN STAR, Volumen I, número 27, México, Domingo 31 de Octubre de 1847. 19 Idem. 20 Reproducido en EL MONITOR REPUBLICANO, Segunda Época, número 907, México, Jueves 4 de Noviembre de 1847. 21 Saavedra, Joaquín, “La Iglesia Catedral de Méjico”, REPERTORIO DE LITERATURA Y VARIEDADES, Número 2, México, 1840. 22 DAILY AMERICAN STAR, Volumen I, número 29, México, Miércoles 3 de noviembre de 1847. 23 “Diversiones”, DAILY AMERICAN STAR, Volumen I, número 29, México, Miércoles 3 de noviembre de 1847.
38
las diversiones in recato aún en compañía de elementos de las fuerzas invasoras, pero no es probable que haya existido
una alegría general.24
Lo más probable es que, como afirmó El Mexicano, la conmemoración de los fieles difuntos de 1847 fuera la más
triste que se hubiera visto. Una de las muchas pérdidas fue la del literato Luis Martínez de Castro, Malaespina, a quien
Guillermo Prieto llamó “joya y decoro de la juventud mexicana”, y que con tanto humor y elegancia describiera el día de
muertos de 1845, diciendo que en dicha festividad no le gustaría ser incluido, no imaginó entonces, que solo dos años
después se contaría entre los ausentes. Malaespina murió como vivió, siendo una joya de la juventud mexicana, ofrendando
su vida por la patria el 26 de agosto de 1847, a consecuencia de heridas recibidas en la Batalla de Churubusco.25
El dos de noviembre de aquel año, en la ciudad de Querétaro, mientras doblaban las campanas por los difuntos,
se instaló en Congreso con setenta y dos diputados. Arrebatada la Capital, el Gobierno tuvo que refugiarse en tierra no
ocupada.26 Aquellos dobles más que recordar a los difuntos debieron anunciar el fin de los sueños de grandeza mexicana.
Tristísimos dobles por la patria mutilada.
Ilustración: Fabián Zamora Rosas
La invasión estadounidense y la pérdida de más de la mitad del territorio nacional son uno de los acontecimientos
más terribles de nuestra historia, la nación traicionada, herida, vendida por aquellos que más debían defenderla. En la
historia universal se encuentran pocos hechos tan llenos de traiciones como aquél, y sin embargo, el pueblo se mantuvo
firme, defendiendo lo que los gobernantes no quisieron defender.
24 Vigil y Robles, Guillermo, Op. Cit., p. 77-81. 25 Campos, Marco Antonio, “Luis Martínez de Castro: el Moralista que Prefirió ser Héroe”, Estudio introductorio a Martínez de Castro, Luis,
LA VISITA INESPERADA, UNAM, México, 2003, p 7. 26 “Querétaro, Noviembre 2 de 1847”, EL MONITOR REPUBLICANO, Segunda Época, número 908, México, Viernes 5 de Noviembre de
1847.
39
Cuando en mayo de 1848, finalmente, las tropas invasoras salieron de la Capital, y en el Palacio Nacional volvió a
izarse la bandera mexicana, muchos mexicanos derramaron lágrimas de alegría.27
La población poco a poco volvió a la normalidad. Para 1849 la conmemoración de los difuntos había recuperado
buena parte de su esplendor:
“Varios días antes del día de finados, se recomponen las lápidas de los sepulcros, cosa muy del agrado de los
doradores y grabadores, y comerciantes en mármoles; se agolpan las gentes a la casa de la señora Audifredi,
mandando hacer coronas y arcos para los sepulcros de los niños; se hacen a gran prisa los preparativos para la
plaza de muertos, y los enjambres de indios de los alrededores, se agrupan en báquico-meeting a las puertas de
las cererías, por sus velas escamadas, amarillas y negras, que colocarán en unos palos y llevarán en señal de
triunfo al son de tambor y chirimía hasta su parroquia.”
“La parroquia y el vasto cementerio es el lugar de reunión; apíñase la gente en remolino turbulento: el gentío se
agrupa y se dispersa en busca de los sepulcros de los antepasados; encienden sobre el sepulcro las bujías y
ostentan sus ofrendas, que consisten en frutas, bizcochos, dulces, y a veces el refocilador aguardiente, que atiza
el fuego lúgubre de los fieles.”
“Desde el amanecer las iglesias están llenas de gente, que se dirige en familia a orar por los que ya no ecsisten
(sic.)…”
“En algunas esquinas se ven los anuncios de varias diversiones populares, entre las que sobresalen la Retama…
…fandangos insurgentes, peleas de gallos y cuanto puede distraer a los dolientes de sus recuerdos de
amarguras.”28
Pocas celebraciones han acompañado por tanto tiempo y de forma tan cercana al pueblo como la conmemoración
de los difuntos. Desde los primeros años que siguieron a la conquista, la veneración religiosa de los mesoamericanos y
mayas por los difuntos se adaptó al mundo católico, no sin escándalo de los religiosos. Desde entonces cada
acontecimiento de nuestra historia ha tenido su repercusión en la festividad, al grado que bien podría escribirse una historia
de México solo a través del día de muertos. En dicho día se reflejan las desgracias y alegrías; las miserias y bonanzas; los
placeres y las tristezas; y aún las aspiraciones de todo un pueblo.
HEMEROGRAFÍA DAILY AMERICAN STAR DIARIO DEL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA MEXICANA EL MONITOR REPUBLICANO EL MOSQUITO MEXICANO EL MUSEO MEXICANO EL SIGLO DIEZ Y NUEVE REPERTORIO DE LITERATURA Y VARIEDADES BIBLIOGRAFÍA INSCRIPCIONES Y POESÍAS QUE SE LEEN EN EL PANTEÓN DE SAN FERNANDO DE MÉXICO, sin pie de Imprenta, México, 1846, p. 9. Pp. 17.
Martínez de Castro, Luis, LA VISITA INESPERADA, UNAM, México, 2003,pp. 178.
Vigil y Robles, Guillermo, LA INVASIÓN DE MÉXICO POR LOS ESTADOS UNIDOS, Tip. E. Correccional, México, 1923, pp. 111.
Gobierno provisional, COLECCIÓN DE DECRETOS Y ORDENES DE INTERÉS COMÚN, Imprenta de J. M. Lara, México, 1850, pp. 548.
TG
27 Vigil y Robles, Guillermo, Op. Cit., p. 100. 28 “El Día de Difuntos”, EL SIGLO DIEZ Y NUEVE, Cuarta Época, año nueve, Tomo II, número 311, México, Miércoles 7 de Noviembre
de 1849.
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5 Lun 14 Sep Dr. Julio Zamora Batiz Obelisco del Templo del sol en la …. publicada en: Tierra Grande-20
6 Lun 21 Sep Dr. Raymond Buve Termas de la Caracalla publicada en: Tierra Grande-20
7 Lun 28 Sep Dr. Miguel León Portilla Grecia. Micenas. publicada en: Tierra Grande-20
41
Libros Las trampas de la belleza
(III/III)
Víctor García Mota / Coyoacán, Marzo/15
Novela / Ed. MAPorrúa
Presentada: Centro cultural Jesús Reyes Heroles:
Gerardo Estrada, Julio Moguel, Carlos Martínez Assad y el autor. / Febrero/15
Un universo romántico de signos y significados que no se agotan en que el amor sea inocente, delicado, sugerente,
revelador, adolescente, juvenil, maduro, erótico, platónico, atrevido; o que sea un amor fatal o simplemente una trampa de
la belleza real o ilusoria. Octavio Paz lo expresó en “La llama doble” y nos muestra estos signos, dramáticos, trágicos,
cómicos, confrontados.
Sergio Zermeño, se inscribe con esta obra “Las trampas de la belleza” en la generación de ruptura dando un paso
más sobre la generación literaria del 68 y de las anteriores cuyos valores fueron paradigmáticos como el de la tradición, la
tierra, el terruño, las costumbres; tampoco es la pura realidad concreta, ni la revolución mexicana, ni la patria, ni el
nacionalismo, ni la revolución mundial, ni el 68, ni el genocidio, ni sus daños colaterales.
Sergio Zermeño, expresa un movimiento estético interno de resonancias psíquicas poderosas a favor de la
subjetividad y la libertad individual, frente al poder dominante, como de las ideologías que privilegian el colectivismo social,
el principio de la realidad y la bestialización generalizada presente de las bandas y tribus asumiendo el poder como botín.
El relato acontece teniendo como telón de fondo, el momento histórico del 68 y sus antecentes de México, la
Revolución Mexicana alcanzó un clímax, la lucha social y política que es fuerte, pues se vive la intensidad del nacionalismo
en todas sus expresiones, la Educación Socialista, las batallas políticas, culturales y pictóricas de muchos artistas: Rivera,
Siqueiros, Frida Kahlo, entre otros, cruzados por los hechos históricos de la nacionalización del petróleo, y la reforma
agraria que transformaron al país en un país moderno.
Esta intensa experiencia estética a la que se enfrentó Sergio Zermeño, encuentra plena resonancia en la obra de
Raquel Tibol, “Diego Rivera, Luces y Sombras”, y desde luego en Willebaldo Herrera, con su obra, “Jorge Cuesta y la
manzana francesa”. Evodio Escalante en su libro deslumbrante Metafísica y delirio. El Canto a un dios mineral de Jorge
Cuesta, da cuenta de que Jorge Cuesta es un escritor imprescindible en las letras mexicanas; porque Jorge Cuesta
encarnó anticipadamente la generación de la ruptura frente al nacionalismo reinante de esos años. El arte, la poesía, la
novela y la cultura en general han anticipado los grandes cambios del porvenir.
No hay duda, Sergio Zermeño, se adelanta, rescata al amor romántico de la vorágine de la Historia, anticipando
una nueva manera de significar el romanticismo, en su novela “Las trampas de la belleza”. Traza una realidad simbólica
cuya intensidad y vivacidad remueven todo el edificio de nuestra apariencia, estrujan el silencio de nuestros sentimientos, lo
que somos, lo que fuimos, lo que podemos ser y hacer, el pasado que nos cubre, pero, también el futuro. Ahí está la
memoria de nuestra huella, el sueño, el ensueño y la sombra o la pesadilla que nos asedia. Su actualidad es un soplo de
esperanza. La frescura del que habla y el que escucha y el que responde.
Asombroso, Sergio Zermeño hace el milagro, descorre el velo de nuestra ignorancia y nos invita a Ver, y podemos
escuchar la sinfonía atonal, que envuelve a los enamorados, que baña toda la atmósfera para reconocernos y cubre todos
los objetos que pueblan este instante eterno.
42
Sergio Zermeño, va desplegando todo el tiempo en el tiempo, este instante mismo, ayer, los años y los días, la
misma fugacidad de nuestros deseos, nuestros años ardientes. Épocas que son siglos, siglos que son un instante.
En la obra de Sergio Zermeño, como expresa Roland Barthes en su libro, “El grado cero de la escritura”; nos
revela que: "Texto significa tejido...el texto se hace, se elabora en un perpetuo entretejimiento". Añade que "el objetivo de la
obra literaria (...la novela en este caso) consiste en hacer del lector no un consumidor, sino un productor del texto (Invitación
a leer con nuestra experiencia amorosa). El lector no queda atrapado por ninguna organización ni jerarquía..."; y desde
luego su otra obra “Fragmentos de un discurso amoroso”. Esta expresión referida a la literatura resulta asombrosamente
vigente para lo que Sergio Zermeño nos dice en su Novela. Esta es la invitación de Sergio Zermeño: Que hable el Amor
iluminando la mirada, en ti, en ti también, en todos, y en cada uno de ustedes; para no ser atrapados por las trampas de la
belleza, o simplemente entregarse a la belleza, y ponerse a escuchar:
¡Silencio!, Un haz de luz ilumina los rostros. El público centra sus miradas sobre el proscenio:
“Tú lo sabes, siempre lo has sabido. Sabes que te deseo intensamente. Sabes que deseo hacerte el amor, ahora y aquí
mismo. Veme a los ojos. . .y dímelo. . . De la mirada que ilumina el rostro, brotan las palabras de La insoportable levedad
del ser, de Milan Kundera. Su sonido, resuena en el texto Flaubert: Madame Bovary; llegan hasta aquí en las confesiones
de Nell Kimball, en las Memorias de una madame americana; flota la libertad entre Las palabras y las cosas de Michel
Foucault; y desde luego, está presente en la obra de Denis Rougemont “Los Mitos del Amor”.
Son los años de entreguerras. La primera guerra mundial (1914-20) destrozó todas las certezas de una época que
se creía superada. La segunda guerra mundial (1939-45) agudiza la incertidumbre y el desasosiego se apoderan de las
muchedumbres ante el ascenso del Fascismo y el Nazismo, los hechos históricos en curso revelan que todos los sistemas
de creencias reinantes estaban por entrar a los campos de concentración.
La vida frenética de los años locos de los veintes era ya nostalgia y evocaciones literarias que Hemingway nos
había entregado en su Novela, Paris era una fiesta. Ahora ya no, Paris ha caído, las fuerzas hitlerianas avanzan por Les
Champs-Elysées. Paris ya no es una fiesta, les maquis, los guerrilleros de la resistencia del partido comunista se aprestan a
dar la batalla contra la entrada de Hitler a Paris. En pleno apogeo la Segunda Guerra Mundial.
El Mayo francés es entregado en bandeja de plata por los comunistas a la derecha francesa. El planeta arde, las
cárceles se llenan de presos políticos, ocurren los genocidios, las matanzas, las represiones, la Noche de Tlatelolco parece
eterna. Al despertar la bestialización nos rodea por todas partes, la corrupción es la pandemia que invade todo.
El paralelismo histórico está aquí. “Las trampas de la belleza” como en la película Casa Blanca, de Michael Curtiz,
se narra dramáticamente el entorno bélico en que se produce el fin del Amor Romántico, la protagonizan Humphrey Bogart
e Ingrid Bergmann como Rick e Ilsa respectivamente, se conocieron y se enamoraron en París antes de que entraran los
alemanes. En el film existe una permanente tensión entre opuestos, el ying y el yang, el amor y la gloria, el bien y el mal, la
resistencia y el nazismo, pasado y futuro. El 68 coloca ardiendo sus dilemas. Reflejo de una época compleja, en la cual
comienza la crisis de los valores, el sistema de creencias hasta ese momento vigentes: La pérdida del romanticismo,
representada a través de la pareja principal, arquetipo del amor perfecto que está destinado a separarse, al modo de
Píramo y Tisbe. En otras palabras, se dejan atrás los finales felices. Ilsa presagia este final cuando los alemanes entran a
invadir París, y expresa la tragedia:--"El mundo se desmorona, mientras nos enamoramos"-- La guerra trae a su paso la
necesidad de lo concreto e inmediato, los ideales se diluyen en la realidad. El amor se pospone, el deseo es reprimido, la
mirada se pierde, no se reconoce. La racionalización y la justificación de los actos por doquier, el dolor y el sufrimiento
ahogan al deseo y niegan al placer. El drama y la tragedia están en todas partes. El tiempo ha volado, apenas 40 años más
tarde, en el Paris de 1968, Marcuse en su obra, Eros y Civilización, expondrá como ese capitalismo de la modernidad
ocultó a Eros, para justificar sus valores. Marcuse argumenta: El principio de la realidad se impuso frente al principio del
placer.
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¿En qué tiempo estamos? Es el año 1938 o en 1968 y este es el telón de fondo histórico de signos ominosos para
la vida humana, el contexto en que Sergio Zermeño nos entrega, su Novela “Las trampas de la belleza”. Su entorno, un
mundo que se consumía entre las llamas del infierno de la guerra o de la revolución planetaria del 68 No hay lugar para el
amor, ni el romanticismo, las pasiones se escinden, ocurren los suicidios, hay psicosis por todas partes, la mirada se siente
perseguida, la paranoia se expande, la vida cotidiana en una perpetua incertidumbre, se disparan la locura y las
enfermedades, el mundo en pleno desasosiego, la vida cotidiana inserta en la vorágine de los combates, ansiedad,
incertidumbre, el caos dominando todo. Sergio Zermeño rescata y anticipa un orden romántico, para que yo, tú, El y Ella, el
otro, ellas, todos, los demás, y cada uno de ustedes puedan decir y decirse SÍ con los Ojos.
El Romanticismo a contrapelo de las fuerzas oscuras desatadas hacia mediados del siglo XX. Sergio Zermeño, no
está solo, hay una sintonía espiritual en la búsqueda estética de no pocos artistas contemporáneos que se anticipan a los
acontecimientos; en el otro extremo del planeta, en Europa, uno entre muchos es Denis de Rougemont que también en
1938, publica la que será una obra clásica y obligada “El amor y Occidente”.
Zermeño repite lo que expresa Denis de Rougemont al referirse a su obra, la que solo “me ha exigido una hora de
trabajo, y toda la vida. . .”
A Sergio Zermeño, su obra le exigió apenas unos minutos de trabajo y toda su vida y todo el 68. Y por eso
podemos expresar que en “Las trampas de la belleza” como en “El amor de Occidente” Es más que una Historia de los
modelos de amor, es más que una investigación sobre la pasión y los mitos del amor, es el espejo de la conducta amorosa
cuyas luces perduran en quien se acerca a estas páginas.
Así como Denis de Rougemont nos dice en su texto podemos decirlo de la obra de Sergio Zermeño: “…Si esto no
es poesía, es por lo menos todo lo que hay de popular, de universalmente conmovedor en nuestras literaturas, y en
nuestras más viejas leyendas, y en nuestras más bellas canciones. Lo que exalta el lirismo occidental no es el placer de los
sentidos, ni la paz fecunda de una pareja. No es el amor logrado. Es la pasión de amor. Y pasión significa sufrimiento. He
ahí el hecho fundamental”
ATENCIÓN ¡Silencio! El proscenio se oscurecerse tenuemente:
“¡Lástima que sea puta!”
ESCÁNDALO
John Ford, 1642 contemporáneo de Shakespeare, sigue estrujando las pequeñas conciencias morales de nuestro
mundo desde el siglo XVIII, al poner en el centro de su teatro isabelino, el cuerpo de la sensualidad que corre todos los
velos del Rostro de cara de inocencia. Es un dialogo entre muchos, que se cruzan con Sergio Zermeño en “Las trampas de
la belleza”: Se desata las resonancias, signos y significados, que se siguen reflejando en el espejo de la Mirada. Juan
García Ponce en su Obra, “La inmaculada o los placeres de la inocencia”, nos revela la realidad de esa sensualidad y su
mundo simbólico; y cómo ignorar a la “Lolita”, de Nabokov, y desde luego, a la obra clásica del Ulysses, de Joyce y “El
Manual de urbanidad para jovencitas”, de Pierre Louÿs; y desde luego, y claro a Octavio Paz sobre el erotismo, “LA LLAMA
DOBLE”
Sergio Zermeño, ha puesto en el centro de su Alegato la nueva manera de entender el romanticismo. El amor
romántico ha sido considerado como un sentimiento diferente y superior a las meras necesidades fisiológicas, como el
deseo sexual o la lujuria, y generalmente implica una mezcla de deseo emocional y sexual, otorgándole, eso sí, más énfasis
a las emociones que al placer físico, a diferencia del amor platónico, que se centra en lo espiritual. La resonancia de los
reflejos, todos están aquí, y nos evocan directamente a Stendhal, quien funda el origen de este sentimiento con su obra,
“Ernestina o el nacimiento del amor”.
En la obra de Sergio Zermeño encontramos que un aspecto del amor romántico es la aleatoriedad de los
encuentros que conducen al amor. En el centro el drama y la tragedia. No el Amor logrado, nos recuerda Rougemont. “Es la
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pasión de amor. Y pasión significa sufrimiento. He ahí el hecho fundamental” Jaime Sabines, ilumina nuestra desmemoria,
con su Poética y nos dice en:
“Los Amorosos
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar.
no encuentra, buscan.
…”
La revelación de Sergio Zermeño, es que el amor absoluto del romanticismo desaparece, queda la pasión, la
búsqueda. Es el encanto, el ensueño, la posibilidad, la esperanza, el universo infinito de las ilusiones pasionales. Quien nos
asiste en este hallazgo es Rilke con un poema revelador a Lou Andreas Salomé, en el que brota el Amor sobre las llamas
de la pasión a una mujer cuyo belleza sensibilidad e inteligencia atrapó a no pocos de sus amantes. El poema Rilke es éste:
“Apágame los ojos: puedo verte;
Tápame los oídos: puedo oírte,
y sin pies, en tu busca puedo andar;
Sin boca, aún te puedo conjurar.
Arráncame los brazos, y te abrazo
Con el corazón, tal como una mano;
Párame el corazón, y mi cerebro
Saltará; pega fuego a mi cerebro:
Te llevaré en mi sangre.”
Es Freud el que habla, en una carta de 1916, elogiaba a Salomé llamándola como como la Maga de Cortázar “una
‛entendedora’ por excelencia”. La bruja, la hechicera, o la mujer fatal para Nietzsche quien inició una fugaz relación en
Enero de 1882 que llamó el comienzo de un tiempo de esperanza que duraría unos cuantos meses. En Génova, rodeado de
un clima benigno favorable a su delicada salud, escribe su conocido Sanctus Januarius, a Lou Andreas Salomé incluido en
el Libro Cuarto de La gaya ciencia:
Tú que con una lanza de fuego
Has roto el hielo de mi alma
Y la empujas hacia el mar espumoso
De sus más altas esperanzas,
Cada día más claro y más sano,
Libre en una sujeción amable,
Por eso ella celebra tus milagros
¡Oh, mes de Enero, el más hermoso!
Así experimentó Nietzsche las trampas de la belleza.
Permítanme cerrar este largo periplo en torno a las ideas estéticas del romanticismo de Sergio Zermeño, cuya
argumentación central, es el desprendimiento de todas las externalidades (J.P. Sartre en la Critica de la Dialéctica), códigos,
instituciones, formas y formalidades, en las que como mosca sobre la telaraña queda atrapada la pasión amorosa; abona a
favor de la pasión, asumiendo todas las consecuencias de su libertad y elección, cuando se formula una pregunta, “¿Qué
cosa es el Amor?” y se responde: “Mi eterno y constante drama”. Gana el novelista frente al poeta y todos los poetas nos
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devuelven la incesante búsqueda del Amor, el eterno recomienzo, ni acostumbrarse a vivir, ni acomodarse a la existencia.
Vive ahora intensamente el Amor, inicia en este instante la búsqueda.
Aquí, Sergio Zermeño cobra toda actualidad en la resonancia de la Novela, que nos ha entregado recientemente
Rosa Beltrán, Alta infidelidad, quien formula la central cuestión en los tiempos que corren de la Globalización galopante, con
sus nichos de mercado del placer y sus entretenimientos provocando y ahondando la ausencia y el vacío, la anomia, al
lanzar la pregunta: “¿Quién es más infiel, el que Ama, o el que cree amar?”. Frente a los sistemas de creencias y la crisis de
identidad, en el centro el lenguaje del cuerpo que representa el 55% de la comunicación humana, frente al 7% de la
comunicación verbal y 38% las palabras. Zermeño frente a estos escenarios del mercado del placer se desprende de todo
romanticismo sobre el amor y nos coloca su fórmula matemática: LGBTTTI o sea: Lésbico, gay, bisexual, transgénero,
travesti, transexual e intersexual.
Sergio Zermeño, con su Novela, dejó asentado este hecho. La Historia real y concreta sigue su curso, ahora
despojada de sus mitos, sus utopías, sus ideologías. Hemos dejado de creer que la verdad está localizada en un lugar
específico y por lo tanto esa utopía ya no puede venir de la religión, ni de la trascendencia, ni de ninguno de estos lugares
que antiguamente eran el lugar natural para superar nuestra humanidad limitada. Vivimos con la esperanza de ese pequeño
paraíso que es la sorpresa del encuentro amoroso, cuando alguien, en el cruce de nuestra vida, nos dice: con los ojos, Sí
MUCHAS GRACIAS POR SU PRESENCIA Y ATENCIÓN
GRACIA SERGIO
COYOACAN, 26/Feb/2015
VICTOR GARCÍA MOTA
COMENTARIO A ESTE No. 20 DE TIERRA GRANDE:
Los contenidos, reunidos en este número 20, han rebasado un poco el número promedio de páginas;
pero también es cierto que se ha conjuntado un excelente material procedente de diferentes partes
de la república mexicana. Así pues, tenemos que:
Desde Veracruz, el Mtro. Frank Barrios Gomez nos envía su artículo “El Astronauta de los Mayas”;
De Xalapa, el Mtro. Vicente Espino-Jara comparte “Stadium Jalapeño, una historia de esfuerzo,
energía y decisión”; De Guadalajara, Lupita Zepeda aporta “Breves trozos de la historia del Rebozo,
la piel de México”; Desde Querétaro, el Mtro. Edwin Corona y Cepeda colabora con “Los Títeres de
Rosete Aranda”; De Coyoacán, el Mtro. Fabián Zamora Rosas enriquece esta revista con el ensayo
“Duelo por la Patria, el día de difuntos en 1847”; y también desde Coyoacán, nuestro buen amigo,
Mtro. Víctor García Mota nos presenta la 3ra y última parta de su reflexión “Las trampas de la
Belleza”; además nos comparte la opinión del libro “Alebrijes, y otros poemas”.
Con lo anterior, se demuestra -con hechos y resultados- que el trabajo de equipo que se ha
venido conjuntando en estas revistas, es como se logran resultados, de calidad, para todos.
A todos ellos, mi especial AGRADECIMIENTO; invitándolos a que sigan compartiendo sus
conocimientos y esfuerzo intelectual en favor de las personas que leen Quórum, Tierra Grande y,
ahora también, ParaDigma.
Rafael García Sánchez / Director
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enviada: LUNES 28 DE SEPTIEMBRE
Miguel León Portilla y Rafael García Sánchez.
Postal no. 7
Con especial dedicación para el DR.
MIGUEL LEÓN PORTILLA, por
distinguirme con su amistad.
Catedrático, Historiador,
Investigador, Nahuatlato,
Conferencista; UNAM; D.F. México.
Grecia. Micenas colección particular: Grupo.Donceles