Post on 21-Dec-2015
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Hasta el momento hemos hecho planteado una propuesta eminentemente teórica sobre cómo ir
pensando la operatividad del afecto a la luz de suel posible estatuto histórico del afecto. No
obstante, se vuelve necesario también pensar su operatividad en la práctica ya que es ahí, en el
quehacer clínico, uno de los lugares donde probablemente más se pone en evidencia la relevancia
de esta noción del afecto sobrepara el trabajo psicoanalítico. Como se señaló aAnteriormente, se
explicó quedurante el período en el que fue escrito Estudios sobre la histeria (Freud, 1893-95) el
afecto se aborda desdeprima un modelo económico del psiquismo, en donde el afecto éste se
concibe descargándosea privilegiadamente vía expresión corporal. En apartente contradicciónAl
contrario, también aparece también la opción de que al existir una postergación de la expresión
somática sea postergada y, el afecto no descargado se conserva en algún lugar del psiquismo.
Conforme avanza la elaboración de transcurre la práctica clínica de Freud, vemos cómo ocurren se
inscriben cambios en su concepción teórica y por tanto,en su técnica. Desde Inicialmente vemos
un modelo físico-energético, heredado del proyecto de psicología para neurólogos, ligado al uso
del y un método catártico, lentamente ocurre en cambio en la teoría y hacia el predominio de
abandonado, que convive con las técnicas del psicoanalítica álisis propiamente tal. Se concibe
también que lLo traumático es concebido como sea un excesivo monto afectivo, sin terminar de
esclarecer sula causalidad.
Para plantearnos a nivel este abordaje práctico, nos parece atingente tomaremos a modo de
ejemplo un caso expuesto por Freud en Estudios sobre la Histeria (Freud, 1893-95), lo que pues
nos permite no sólo nos permite desplegar la relación entre teoría y práctica, sino que también
intentar entender aún mejor las teorizaciones freudianas al respecto del afecto. Específicamente,
revisaremos tomaremos el caso de Miss Lucy (Freud, 1893-95) ya que en éste se logra entrever
bastante bien luna coexistencia teórica, un punto de encuentro entrede una visión económica y
una dinámica.
Recordemos, que Miss Lucy, de 30 años, es una mujer de 30 años que le es derivada a Freud fines
de 1892. ya que Ppadecíae “una rinitis infecciosa de recurrencia crónica” y “había perdido por
completo la percepción olfativa, y una o dos sensaciones olfatorias que sentía muy penosas la
perseguían casi de continuo” (Freud, Freud, 1893-95, vol. II pg. 124). Inicialmente, Freud supuso
que mantiene la postura de un evento traumático era el como origen de tales síntomas:
“La desazón era acaso el afecto correspondiente al trauma, y debía de ser posible
hallar una vivencia en la cual estos olores, ahora devenidos subjetivos, hubieran sido
objetivos; esa vivencia tenía que ser el trauma, y las sensaciones olfatorias se
repetirían como un símbolo de él en el recuerdo” (Freud, 1893-95, pg. 124).
Sin embargoNo obstante, al indagar más, Freud se encuentra con el hecho de que la sensación
olfatoria recurrente es a a la de pastelillos quemados, lo que lo lleva a “suponer, entonces, que en
la vivencia de eficacia traumática realmente había intervenido el olor de pastelillos quemados.” Al
preguntarle a Miss Lucy por la ocasión en que se había generado por primera vez esta sensación
olfatoria, ella indica
«¡Oh, sí! Lo sé con toda precisión. Fue hace unos dos meses, dos días antes de mi
cumpleaños. Estaba con los niños en el aula, y jugaba con ellos (eran dos niñas) a
cocinar; de pronto traen una carta que acababa de entregar el cartero. Por el sello
postal y la letra manuscrita en el sobre discierno que la carta es de mi madre, desde
Glasgow; quise abrirla y leerla. Entonces las niñas se abalanzan sobre mí, me
arrebatan la carta de la mano y exclaman: "¡No, no puedes leerla ahora, es sin duda
para tu cumpleaños, nosotras te la guardaremos!". Mientras las niñas jugaban así
conmigo, se difundió de pronto un intenso olor. Las niñas habían abandonado los
pastelillos que cocinaban, y se habían quemado. Desde entonces me persigue ese
olor, en verdad está siempre ahí y se vuelve más fuerte cuando estoy emocionada».
(Freud, 1893-95, pg. 131).
Miss Lucy luego pasa a relatar que aquello que la emocionó no era sólo la ternura que
demostraban las niñas, sino que a esto se sumaba la carta de su madre, lo cual que le recuerda su
que tiene el propósito de viajar para visitar a su madre, y el le pesar porba abandonar a las niñas.
¿Por qué abandono? –se pregunta Freud. Porque dado los problemas que tiene para al
relacionarse con otras trabajadoras de la casa (el ama de llaves, la cocinera y la institutriz), había
resuelto decide presentar su renuncia, aunque nte lo cual se le pidióe que reconsiderar tal
decisióne. Esta situación perturba bastante a Miss Lucy:
“En ese período de vacilación me encontraba yo entonces; yo creía que abandonaría
la casa. He permanecido en ella después ». — «Pero, ¿hay algo en particular que la
ate a las niñas, además de la ternura que le muestran?». — «Sí; había prometido en
su lecho de muerte a la madre de ellas, que era parienta lejana de la mía, ocuparme
con todas mis fuerzas de las pequeñas, no abandonarlas, y sustituirles la madre. De
haber dado preaviso habría roto esa promesa» (Freud, 1893-95, pg. 132).
Ahora bien, la sensación olfatoria subjetiva sí tiene un origen objetivo en, a una vivencia en
particular en donde efectivamente sí había olor a pastelillos quemados. Entonces, ¿Qué es lo
traumático de esta escena? La respuesta que da Freud da a ello no alude a es la de grandes
montos afectivos, fórmula con que orma en la cual habría dado explicadoción eal trauma muchas
veces anteriormentees. En vez de hablar Ya no hablamos de montos de afecto medibles que se
mide en términos de un quantum energético, de más o menos energía,. lLo que se resalta Freud
en este caso es el carácter conflictivo que tomarían los afectos en dicha situación:
“(…)escena, en que libraron batalla encontrados afectos1: la lástima por abandonar a
las niñas y las afrentas que empero la empujaban a tomar esa decisión [la de
renunciar]. Es comprensible que la carta de la madre, puesto que ella pensaba irse de
aquí a casa de su madre, le recordara los motivos de esta decisión. El conflicto de los
afectos había elevado ese factor a la condición de trauma, y como símbolo de este
permaneció la sensación olfatoria que se había conectado con él” (Freud, 1893-95,
pg. 132).
A diferencia de lo expuesto en las teorías previas de Freud, el afecto vivenciado por de Miss Lucy
no se expresa escapa a la emocionalidad corporalmente expresada. No hay un cuerpo
reaccionando según patrones de manera predeterminadosa paora la especie. En este caso, la
fisiología del síntoma no explica la complejidad emocional que Freud le reconoce como su
trasfondo anímicoda. Hasta cierto punto, su tiene relación evidente con la fisiología se explica por
la existencia al existirde un catarro previo, pero la persistencia del síntoma olfativo supera y
sobrepasa esta explicación. No hay un afecto buscando la expresión como mera descarga, sino que
unos afectos que se mantienen en movimiento a nivel inconsciente. La y cuya conservación de
estos afectos ya no puede ser explicada con tanta facilidad atribuyéndola a su ligazón ida de
manera estable a un complejo representacional específico o a un suceso traumático particular. En
1 Afectos encontrados vs. afectos opuestos (Referirme a la diferencia de traducción).
estel caso de Miss Lucy, la concepción de lo que es un trauma muta, ya no requiere necesitamos
un origen específico, pues lo traumático no es un suceso biográfico algo en particular, sino que se
refiere a la experimentación de un conflicto: basta con que entren en conflicto la lástima por dejar
a las niñas que tiene a su cargo y las dificultades laborales que la llevan a la decisión de renunciar.
No hay una sola causa para el padecimiento de Miss Lucy, el afecto que experimenta y esta
sobredeterminadonación permite justamente que el afecto, se asocie acon diversos contenidos
representacionales. Así, nunca encontraremos el origen histórico, esto es, las coordenadas
espacio-temporales en que el hecho psíquico ocurrió, pierde relevanciay tampoco es necesario
encontrarlo, pudiéndose encontrar este hecho psíquico en diversas es puede ser una
representacionesón cualquiera.
Hecha estaEn consideración de lo anterior, los afectos de Miss Lucy parecen estar entrarían en
conflicto, llevando a que estos entren en movimiento y se desplacen en el aparato psíquico.
CorrelativamenteEspecíficamente, vemos de qué forma el mismo síntoma mismo cambia, y se
desplazándosea de una representación a otra:
“Cuando volví a preguntarle otra vez por el olor a pastelillos quemados, me anotició
de que había desaparecido por completo, sólo que en su remplazo la torturaba otro
olor similar, como de humo de cigarro. Le parecía que este ya había estado ahí desde
antes, pero como cubierto por el olor de los pastelillos. Me dijo que ahora había
surgido puro” (Freud, 1893-95, pg.135).
De esta forma, un síntoma ese reemplazado fácilmente por otro. El recuerdo símbolo mnémico de
los pastelillos quemados, símbolo mnémico que unificarían los afectos encontrados a modo de
síntoma, es una unión que no tiene uncuyo sentido asociado a lade base, sino que es un conflicto.
Incluso identificando el símbolo mnémico no podemos entenderlo de forma ostensiva, de
señalamiento de un significado específico. El síntoma olfativo de los pastelillos quemados o el del
humo de tabaco, no apunta a algo en particular. Al intentar delimitarlo, nos encontramos con un
evento que levanta afectos encontrados y no con representaciones concretas. En tanto los afectos
de Lucy comienzan a asociarse al síntoma olfativo, no puede identificarse la etiología del afecto.
Así, en el desarrollo que Freud hace del caso, se está hablando de un registro histórico en dónde lo
dinámico y conflictivo se encuentra con lo móvil y económico. Por tanto, en la práctica clínica, la
atención se desvía del origen traumático y es el afecto el que cobra un sentido fundamental, pues
al conservarse su intensidad, aparece indicando huellas de un conflicto psíquico que se arraigó
históricamente.
**Pregunta abierta: ¿Será necesario abordar la repetición? Planteo esto ya que en el caso de Miss
Lucy no calza del todo e implicaría meterse en la temática del deseo.