Post on 28-Jan-2016
Reflexión para la Reflexión para la esperanzaesperanza
AdvientoAdviento
Aunque era otoño, quiso el jardinero adornar de flores una pequeña parte de su
jardín, que había quedado agostada en el verano.
“No conseguirás nada”, le dijeron los robustos
robles del camino.
“Caerán lluvias, soplarán vientos y se llevarán las
diminutas semillas al mar o a los ríos, donde nada
germina”, continuaron.
El jardinero encaprichado no se
resignaba con la franja amarillenta, que desmerecía la
belleza de su jardín.Seleccionó las semillas de flores, tomándolas de colores y especies
variadas. Las introdujo, una a una, después de mullir la tierra, y las
tapó con suavidad con la palma de su mano.
No se sentó a esperar, pues un
jardinero nunca está ocioso , pero plantó
también en su corazón otra semilla, llamada esperanza.
Elevó interiormente una súplica a la Madre Naturaleza, para que fuera
benévola e hiciera germinar sus flores; pidió a la tierra que diera suave acogida en su seno a las pequeñas semillas, que las despertara con su toque húmedo y
les dejara posar su raíces...
Pidió a la lluvia...
... Que cayera lentamente
para empapar la tierra.
Pidió al sol...
... Que luciera a su tiempo con rayos cálidos, que no abrasaran los pequeños
brotes.
Pidió al viento...
... Unos días de discreción, de cierta ausencia, para dejar
inmóviles las diminutas simientes en la tierra.
El jardinero siguió sus
labores satisfecho, mientras en su interior alimentaba
la esperanza.
A los pocos días, al volver del
huerto lejano, donde los frutales
aparecían ya podados y sin
hojas, sintió en su interior una leve llamada. Alzó los
ojos: a pocos metros, en la
parecilla agostada, brotaba...
... Una solitaria y pequeña flor de color rojo
“¡Gracias!”, exclamó.
Y soñó con las nuevas flores que brotarían
sucesivamente.
Al pasar junto a los robles, les dio una
suave palmada, acariciando los troncos.
Son posibles un cielo nuevoSon posibles un cielo nuevo
y una tierra nueva.y una tierra nueva.