Post on 31-Oct-2018
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PALACIOS SUNTUOSOS, EXALTACIÓN ARTÍSTICA Y MUSICA SUBLIME EN
UN REINADO DE ENSUEÑO. (Magnífico legado de la relación entre Luis II
de Baviera y Richard Wagner )
PROFESORA: DÑA. NORMA STURNIOLO
Podríamos comenzar a explicar el programa de este curso con la frase típica de los
cuentos de hadas: Había una vez…Porque trataremos de un reino del que sucesivos
monarcas se ocuparon de embellecer y enriquecer estéticamente pero, sobre todo, uno
de ellos sumó a las grandes aportaciones artísticas anteriores, la construcción de unos
palacios fantásticos que parecen surgidos de los cuentos de hadas o de las maravillosas
sagas medievales; por algo, entre los apelativos que recibió dicho monarca, se encuentra
el de El Rey de los Cuentos de hadas. Nos referimos a Luis II de Baviera, cuyo apodo más
conocido es el de: El Rey Loco.
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También serán protagonistas del curso, la sociedad, la historia y, por supuesto, las obras
de un músico genial: Richard Wagner, adorado por Luis II de Baviera desde que vio la
ópera Lohengrin cuando era un adolescente. La memorable escena en que Lohengrin
aparece en una nave tirada por un cisne, acompañado por la música celestial de Wagner,
impresionó tanto al entonces príncipe, que el símbolo del cisne y los cisnes reales lo
acompañaron a lo largo de su vida.
Uno de los castillos más famosos que proyectó y mandó construir lo llamó precisamente,
El nuevo cisne de piedra, o sea, Newschwainstein . Debido a esta afición también se
apodó al rey como el caballero del cisne e incluso hay una caricatura presentándolo
como Lohengrin.
El castillo de Newschwainstein es fruto de la poderosa imaginación de un rey soñador,
melancólico, solitario y extravagante; un rey que, durante la noche, imaginaba vivir
heroicas aventuras y que, aunque admirador del rey Sol, era un apasionado del paisaje
nocturno alumbrado por la luna. En la famosa caricatura donde se lo asocia a Lohengrin
aparece la luna con la cara de Wagner.
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Pero, a lo largo del curso también veremos cómo esas fantasías eran bastante comunes
en el Romanticismo. Analizaremos la pasión del Romanticismo por el medievalismo, las
antiguas sagas, por los caballeros defensores de la cristiandad, por las tradiciones,
leyendas, cuentos populares, su amor por la naturaleza, lo nocturno, y lo teatral. El
romanticismo es el gran siglo de la ópera hay dos genios operísticos, diferentes en su
forma de entender el drama musical, que nacieron en el mismo año bajo el signo de lo
romántico: Verdi y Wagner. Muchos teatros de ópera se construyeron en el siglo XIX.
El castillo de Newshwainstein en lo alto de una colina buscando sintonizar su
arquitectura con las montañas y lagos es un Templo de Amistad dedicado a Richard
Wagner con continuas referencias a sus óperas, que también existen en otros palacios
que el rey mandó construir.
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Gracias al mecenazgo providencial del joven rey, Wagner pudo por primera vez
dedicarse por completo a su obra y también consiguió llevar a cabo otro sueño: que se
construyera en Bayreuth un teatro especial para sus obras, el Festspielhaus. En él
estrenará la tetralogía completa de El anillo del nibelungo y Parsifal.
Se analizarán obras de Wagner y ofreceremos ejemplos de las más bellas
representaciones teatrales. Trataremos de los problemas que esa amistad causó al rey.
Esa relación entre dos visionarios estuvo muy mal vista por personajes de la corte y
buena parte de la sociedad bávara que desconfiaba de las intenciones del que
consideraban un revolucionario y aprovechado sajón. Los periódicos que se encargaban
de criticar a Wagner y burlarse de la relación entre él y el rey, recordaban al abuelo de
Luis II, el rey Luis I que se enamoró perdidamente de la aventura e impostora bailarina
Lola Montes y por eso, maliciosamente, llamaban a Wagner “Lolus”.
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También veremos la difícil situación por la que tuvo que atravesar el rey que provenía
de la dinastía Wittelsbach. Los Wittelsbach habían reinado desde 1805 y se habían
resistido al movimiento nacionalista alemán, además de ser más próximos a Austria que
a Prusia.
Sin embargo, Luis II acabaría aceptando las imposiciones de Bismark. En 1871 se
proclamaría el nuevo imperio alemán tal como quería el Canciller de Hierro. Luis no
amaba la guerra, él amaba el arte y creía en su poder.
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En una carta a Wagner le escribe: Mucho después de que hayamos pasado, nuestra obra
servirá de modelo para iluminar a la tardía posteridad y para exaltar y admirar a los
siglos y encender los corazones por el arte, hijo de los dioses.
El presente nos ha demostrado la inmortalidad que ambos alcanzaron. La música de
Wagner se sigue escuchando en todos los rincones del planeta, el rey bávaro ha pasado
a ser un icono de la modernidad. Películas, series, libros, marchandasings y los viajes a
los lugares en que ambos vivieron son una prueba de suinmortalidad.
A lo largo del curso analizaremos todos los aspectos que rodearon a esas dos
personalidades, incluida la sociedad que se debatía entre una industrialización pujante
y un romanticismo exacerbado, entre fervientes localismos y un apasionado
imperialismo.