Post on 26-Jul-2022
Mostrar la imagen del Padre Kentenich con su talento
especial para aconsejar, adaptando su mensaje a la situación
particular de cada persona. Repasar algunos
fragmentos testimoniales que el PK dirigió a las familias
Ya muy temprano, nuestro Fundador se orientó en la imagen de la familia como un rasgo característico
en la estructura del Movimiento. Desde sus principios, Schoenstatt no fue pensado como una
"asociación piadosa". Más bien, a través de Schoenstatt siempre se trataba de ayudar a plasmar y de
dar forma a una nueva sociedad. Que esto en el largo plazo solo sería posible con familias, era una
de las convicciones más profundas de nuestro Fundador.
Elisabeth y Bernhard Neiser, Instituto de Familias de Schoenstatt
Padre Fundador Maestro y Educador de Nuestra Vida
Tema: 8
Experiencias de las familias
con el Padre Fundador
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Familia del Padre consagrada en la patena 10
Oración Inicial
Padre Celestial, nos has dado un
modelo de vida en la Sagrada
Familia de Nazaret
Ayúdanos, Padre amado,
a hacer de nuestra familia otro
Nazaret, donde reine amor, la paz
y la alegría.
Que sea profundamente
contemplativa, intensamente
eucarística y vibrante con
alegría.
Ayúdanos a permanecer
unidos por la oración en
familia en los momentos de
gozo y de dolor.
Enséñanos a ver a Jesucristo en
los miembros de nuestra
familia especialmente en los
momentos de angustia.
Haz que el corazón de Jesús
Eucaristía haga nuestros
corazones mansos y humildes
como el suyo y ayúdanos a
sobrellevar las obligaciones
familiares de una manera
santa.
Haz que nos amemos más y
más unos a otros cada día
como Dios nos ama a
cada uno de nosotros y a
perdonarnos mutuamente
nuestras faltas, como Tú
perdonas nuestros
pecados.
Ayúdanos, oh Padre amado,
a recibir todo lo que nos
das
y a dar todo lo que
quieres recibir con una
gran sonrisa.
Inmaculado Corazón de
María,
causa de nuestra alegría,
ruega por nosotros.
Santos Ángeles de la
Guarda, permaneced a
nuestro lado, guiadnos y
protegednos.
Amén.
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Pudimos conocer a muchas personas que lo han
conocido y que han tenido sus experiencias
personales con él. Ellas nos han contado sobre
nuestro Padre. Y con esto, hemos hecho una
asombrosa observación: con cada historia sobre
ÉL, llegamos a
conocerlo mejor y surgió algo nuevo. Porque
todo el mundo ha testimoniado desde su
perspectiva, desde su encuentro personal con Él.
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En todos los casos nos quedó claro: el Padre
Kentenich se adaptó a cada persona
individualmente. Lo que dijo y aconsejó a uno, no
necesariamente era aplicable para el otro. A
veces decía cosas muy fundamentales y otras
veces daba consejos que correspondían más al
estado actual del crecimiento de la persona.
Así, a partir de muchos encuentros e historias de
personas que lo han conocido per-
sonalmente, ha surgido la imagen que
tenemos de nuestro Padre. De la riqueza de tales
experiencias individuales y de textos y
discursos, pudimos acercarnos a Él como
persona y a su manera de pensar.
Culminando la fase de fundación en los años 30,
todavía no había movimiento de familias en
Schoenstatt. Ni siquiera en la iglesia. Había solo
una pastoral para hombres y otra para mujeres.
Durante este tiempo, el P. Kentenich trabajó
principalmente con sacerdotes y docentes. En
1933, por ejemplo, dictó una jornada titulada
"Pedagogía Matrimonial Mariana", pero para
sacerdotes, y no ante matrimonios, como cabía
esperar del título.
Nuestro Padre dio a algunos de sus
colaboradores la tarea de comenzar el trabajo
con familias; inicialmente al Padre Eise, más
tarde al Padre Tick. Trabajar con familias era
algo muy lento y tedioso.
En el campo de concentración de Dachau,
nuestro Fundador -como siempre lo hizo en su
vida- siguió la inspiración de la divina
providencia y sentó las bases organizativas de la
Obra Familiar fundando el Instituto de
Familias de Schoenstatt.
Después de Dachau, una y otra vez tuvo
contacto con familias individuales, al igual que en
sus viajes por Sudamérica. Pero sólo pudo
desarrollar un trabajo más sistemático con las
familias durante su estancia en Milwaukee.
Más tarde, a partir de 1965, ya de regreso en
Alemania, estuvo ligado a muchas otras
tareas, de modo que en esos tres últimos años de su
vida sólo hubo algunos pocos encuentros con
familias y grupos familiares.
Hoy, entonces, queremos compartir con
ustedes las experiencias de algunos de estos
encuentros y entregarles así algunos mosaicos para
que puedan seguir desarrollando la relación
personal con este profeta y hombre de Dios.
Testimonios
Matrimonio Hilda y Jesús Pagán
Hilda y Jesús Pagán eran puertorriqueños que se
habían casado y vivido en Nueva York en 1960.
Para estar más cerca del Padre Kentenich, se
trasladaron a Milwaukee. El Sr. Pagán era
psicólogo y se desempeñó como
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trabajador social con jóvenes. Más tarde
consiguió un trabajo como cuidador de la casa
de los Pallottinos. Para esto tenía una
pequeña casa para personal de servicio,
directamente al lado de la casa donde vivió
nuestro Padre.
Muchos años más tarde, regresaron a Puerto
Rico, donde el Sr. Pagán fue ordenado como el
primer diácono casado. En el documento de
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nombramiento, el Obispo Torres escribió que
Jesús Pagán fue "formado por el Padre José
Kentenich".
Un Padre de Schoenstatt una vez le dijo al
matrimonio Pagán:
„Hilda y tú no están conscientes
todavía de la responsabilidad y las
tareas que la Mater puso en sus
manos. De ninguna otra familia
estuvo el Padre tan cerca como de
ustedes. Les conoció, les amó, les
visitó, ustedes se regalaron a él y
él se regaló a ustedes.”
Hilda Pagán, a quien hemos podido conocer
personalmente en el año 2015, nos decía:
“Comencé a amar al Padre con solo
mirarle a los ojos.”
Más adelante nos comenta: „El Padre me
llamaba `María´ – para él éramos Jesús y
María.”
Aquí algunos párrafos de un testimonio escrito
que nos ha confiado la familia Pagán:
El padre siempre sintió alegría de
poder visitar nuestro hogar. A
principios de octubre del año 1963 le
mencionamos que queríamos coronar a la
Mater. Sabíamos lo limitado de su tiempo
y le sugerimos que el día 18
llevaríamos el cuadro de la MTA a su
oficina para que él la pudiera coronar
con una corona que habíamos recibido de
Alemania.
Al hablarle sobre el asunto, el padre
nos dijo: “No, yo quiero ir ese día a
coronar a la Mater en su casa”, y así lo
hizo. En la visita de esa tarde, a su
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llegada, cuando vio la pieza que Hilda
había decorado con muchas rosas para
la Mater y una cruz negra sobre la cual
estaba su velo de Novia, el Padre
exclamó: “Este sí que es un verdadero
Santuario Hogar.”
En la visita de esa tarde se detuvo
mucho más tiempo de lo que
pensábamos y después de coronar el
cuadro de la Santísima Virgen, rezó
una hermosa oración que junto a otras
rezadas por él en nuestro Santuario
Hogar conservamos como un tesoro. Le
alegró sobremanera el hecho de que
nosotros habíamos pasado del
rinconcito schoenstattiano a una pieza
completa dedicada a la Mater. Por eso
nos felicitó y dijo sentirse feliz por el
acontecimiento. Esa misma noche, en
una conversación telefónica con un
sacerdote schoenstattiano, el Padre
dijo: “Le tengo una buena noticia: Los
Pagán han dedicado una pieza
completa a la Mater Ter
Admirabilis...”, y el próximo lunes
comenzó a tratar el tema del Santuario
Hogar. Algo nuevo y muy importante
había surgido para la Familia. Un
tiempo más tarde, en otra pequeña
celebración en nuestro Santuario
Hogar, mencionó que...
“…Así como el Santuario Filial fue fruto
del destierro en Dachau, el Santuario
Hogar era un regalo de la Mater para la
Familia, fruto del exilio en
Milwaukee….”
El Padre era un enamorado del
Santuario Hogar. Estaba consciente de
que una de las mayores contribuciones de
Schoenstatt a la Iglesia y al mundo era el
Santuario Hogar.”
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El Padre sabía dar y recibir amor.
Nunca se encogía o retiraba frente a
una manifestación de cariño de uno de sus
hijos. Todo lo contrario, cuando
llegaba alguien que le manifestaba su
afecto, el padre sabía responder con
afecto normal y natural.
Se preocupa por los detalles más
pequeños. En ocasiones en que nos
reuníamos en su oficina para una
dirección espiritual, nos preguntaba
cómo estaba nuestra situación
económica y nos daba dinero para
comprar medicinas y alimentos.
Siempre pagó mis medicinas de la
diabetes. En repetidas ocasiones nos
dejaba solos en la oficina, se iba y
buscaba en el congelador de la casa
grande alimentos, tales como queso,
pescado, frutas. Nos los traía
escondidos bajo la capa de su hábito y
decía: “Stealing, father, steals for his
children.” ¿Quién puede olvidar esto?
A menudo hubo encuentros con
puertorriqueños pobres que vivían en los
Estados Unidos. Estas visitas de
personalidades de gran importancia en
nuestro mundo schoenstattiano, les
mostraban cómo era posible que la
familia Schoenstattiana naciera,
creciera y se desarrollara en medio de
aquellos más sencillos y pobres,
haciendo de ella un instrumento muy
rico en manos de Dios.
Al comenzar la interminable
peregrinación de gente del Caribe a
Milwaukee y abrirle la Mater una
puerta muy amplia a nuestro Padre
para entrar en contacto con la gente de la
´Babel de hierro 1´, tuvo el Padre
también la oportunidad de volcar su
amor preferencial por los pobres y de
esa manera ser precursor de una gran
corriente eclesial de gran actualidad.
“En gran medida fue el pensamiento social del Padre lo
que nos arrastró a Hilda y a mí a mudarnos junto a él. Su
visión orgánica del hombre y del mundo, saberlo a él un
hombre con los pies en la tierra y el pensamiento en el
cielo fueron factores determinantes para nosotros.”
Jesús Pagán
Maria Rebbe de Lesniewicz
María Rebbe era la hija de la primera Familia
Superiora General de nuestro Instituto de
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Familias, Katharina y Ernst Lesniewicz. Estaba
muy comprometida en la juventud femenina
en los años sesenta. Más tarde se casó con
Winfried Rebbe del primer curso de nuestra
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1 Se conoce a la ciudad de Nueva York como la
Babel de Hierro,
comunidad, cuya primera esposa murió de
cáncer.
De ella tenemos algunos informes escritos
sobre algunos encuentros significativos con
nuestro Padre. 2
Cuando María estaba en la juventud femenina,
nuestro Padre se encontraba en el exilio. Ella se
enteró de la posibilidad de poder escribirle una
carta personal. Se preguntó seriamente si debía
hacerlo porque ella sabía que estaba prohibido que
el Padre se pusiera en contacto con los miembros
del Movimiento de Schoenstatt. Pero
finalmente decidió escribirle.
"Mi alegría era, por tanto,
indescriptible cuando un día
recibí una carta de él, en la cual, a
través de su secretaria, me dio las
gracias por todas las noticias, que
le resultaron interesantes y
encantadoras. Y finalmente me
hacía saber que en sus oraciones
incluiría especialmente la
inquietud por el examen final del
Bachillerato, que para mí en ese
momento era preocupante. El
saber que el Padre rezaba por mí
era algo incomprensible para
mí."
Cuando el Padre volvió a Schoenstatt desde el
exilio en 1965, María y sus padres también
habían llegado a Schoenstatt para ser testigos de
ese particular acontecimiento.
Después de que nuestro Padre estuviera en el
Santuario Original, fue a la Marienschule, al
Colegio de las Hermanas de María. Allí tenían,
por aquel entonces, la mayor sala disponible para
el Movimiento. Había mucha gente esperando
la reunión con nuestro Padre.
"Los aplausos se hicieron cada
vez más fuertes y no querían
terminar. Júbilo, alegría, gratitud
estas palabras pueden
caracterizar en cierta medida el
estado de ánimo reinante.
Nuestro Padre luego dio una
conferencia...
Fueron para mí las primeras
palabras que escuchaba de él - y no
sería honesta si lo callara – pero
estaba decepcionada. En primer
lugar, seguramente era por el
propio idioma que el Padre
hablaba, al cual primero había
que acostumbrarse. En segundo
lugar, por el hecho de que nos
encontrábamos en diferentes
niveles: nuestro Padre estaba tan
arraigado en el mundo del más
allá, y mi lugar estaba
determinado en gran medida por el
aquí y ahora. Sólo lentamente pude
encontrar el profundo contenido
de las palabras que nuestro Padre
nos dirigió aquella noche”.
En otra ocasión, ella nos comenta:
"Al día siguiente de la primera
conferencia, mi papá fue al
podio, y creo que quería hacerle
firmar algo a nuestro Padre.
Rápidamente saqué mi cámara
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2 Matrimonio Maria y Winfried Rebbe,
„Begegnungen mit H. Pater“, Freienohl 31. Mai
1974; A5 Ringbuch schwarz, en el archivo del
Instituto
de fotos para tomar una foto. El
Padre no reconoció a mi papá
inmediatamente. Cuando dijo su
nombre, el dedo índice del Padre se
iba dirigiendo hacia mí, mientras
decía: "Ahaa, ahora sé que se
pertenecen, dos corazones y un
solo latido."
Otro acontecimiento lo describe de la
siguiente manera:
“Cecilia fue a Schoenstatt para
ver al Padre. Yo le había pedido
que le transmitiera un cálido
saludo, que fue rápidamente
devuelto. Ella me trajo un
hermoso candelabro y una vela
como una respuesta de nuestro
Padre, que dijo que era para las
horas oscuras de mi vida. Cuando
pienso en cómo el Padre a
menudo respondía con un regalo
cuestiones no tan importantes -
como en este caso un saludo- no es
difícil para mí creer que todavía
lo está haciendo hoy día".
El 19 de marzo de 1968 (el onomástico del
Padre Kentenich), María fue con sus padres a
Schoenstatt. Los representantes de las
distintas ramas pudieron presentar sus
felicitaciones; así también la familia
Lesniewicz.
"El Padre preguntó a mis padres
por "la pequeña" (nota: se
refería a María, que en ese
momento tenía 20 años). Cuando le
dijeron que estaba de pie detrás de
la puerta, nuestro Padre dijo
"tráiganla". Yo no sabía nada al
respecto y me sorprendí cuando la
puerta se
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abrió repentinamente y me
dijeron que entrara en la
habitación. El Padre me
recibió calurosamente y me
agradeció por una carta en la
que había planteado
cuestiones sobre la
estructura de la juventud
femenina...
El Padre explicó brevemente a
los que estaban allí parados de
qué se trataba esa carta y dijo
que la aclaración de este
asunto era de suma
importancia para él. El
Padre luego siguió
conversando con las familias,
se tomó una foto recordatoria y
nos despedimos".
Acerca del retorno del Padre, ella da el
siguiente testimonio:
"El último apretón de manos
del Padre fue una
experiencia especial para
mí; fue la noche antes de su
muerte, cuando no sabía que
sería el último saludo. El que a
menudo dio la mano al Padre,
sabe que tenía un apretón de
manos ligero, y que a menudo
también sostenía la mano por
un tiempo más prolongado.
Esa noche fue diferente; me
di cuenta de inmediato: fue
una impresión corta pero
llena de fuerza, como si
dijera:
¡Quedamos en eso –
permanecemos fieles! Para
mí había algo así como un
estímulo, una llamada.”
Después de la muerte del Padre, María pudo estar
frente al ataúd abierto:
"Cuando horas después por
primera vez estuve parada frente
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al ataúd abierto de nuestro
Padre, pude experimentar cómo
me fue regalada una gran paz
interior, cómo todo lo doloroso y
sufriente se transfiguraba.
Los días siguientes hasta el
entierro, en el que pude estar en
Schoenstatt, fueron días de una
increíble irrupción de gracia
interior. En ningún otro
momento pude experimentar tan
profundamente las
celebraciones eucarísticas,
asimilar los textos litúrgicos, y
estar en constante conversación
con Dios, como en estos días".
Bendición de una ermita en Hillscheid
En la década del 60, nació en la Obra de
Familias la idea de construir una propia casa de
formación para las familias. En este proceso,
volvieron al recuerdo las palabras de nuestro
Padre: "Primero construyan un Santuario
para la Santísima Virgen, y luego Ella les
regalará la casa de formación".
El curso Tabor de la Federación de Familias ha
abordado este asunto de manera muy concreta.
Habían conquistado con Capital de Gracias una
ermita que marcaba el primer paso hacia un
Santuario de las Familias y una casa para
familias en Schoenstatt. Como todavía no
existía un terreno, la ermita fue colocada en
los terrenos privados de una familia de la
Federación en Hillscheid. Las familias tenían
el deseo de que el Padre Kentenich viniera a
bendecir personalmente esta ermita durante la
Semana de Octubre de 1966.
Durante esta Semana de Octubre tan
importante, nuestro Padre no quería tomar más
compromisos en su agenda. Sin embargo, el obispo
Tenhumberg logró persuadirlo para ir a Hillscheid
(9 kilómetros de Schoenstatt) en una pausa
después del almuerzo para bendecir la ermita
personalmente.
De este encuentro escuchamos y vemos ahora
algunos párrafos.
En primer lugar, el Padre fue saludado.
Luego, él dijo: “La Obra de
Familias es la gran esperanza. La
gran esperanza de nuestra
Familia de Schoenstatt en su
conjunto, pero también la gran
esperanza de la Iglesia.”
"Con esto no quiero decir que en su
obra serán ahora liberados de
todas las dificultades. En el Reino de
Dios nunca surgió algo sin
grandes dificultades. El mismo
Señor lo caracterizó diciendo:
“Cuando sea exaltado en la cruz,
entonces atraeré todo hacia mí”.
Esto ha sido válido para todas las
comunidades, y también valdrá
para ustedes, y valdrá también en
la era victoriosa de la Madre y
Reina Tres veces Admirable de
Schoenstatt”.
"Si dejan bendecir ahora la
pequeña ermita, entonces esto
debería ser una anticipación
para el gran Santuario de la
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MTA, que alguna vez se
erigirá en el terreno de su
hogar
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exterior, el hogar de toda la Obra
de Familias".
"¡Victoriosidad! La Madre de
Dios ahora demostrará
exteriormente ser la gran
vencedora, aún más que en otros
tiempos, aunque de una manera
diferente a la anterior.
Vencedora, en primer lugar,
sobre nosotros mismos. Un hijo de
Tabor ha superado todo en sí
mismo, dificultades personales y
tensiones familiares que quieren
generar desorden y confusión en la
Familia".
"Una tarea muy hermosa y
grande, pero una tarea cuya
ejecución no tomamos sobre
nuestros propios hombros, sino
que la esperamos de la querida
Madre de Dios como la
Vencedora Tres Veces
Admirable. ¿Sobre qué va a
vencer? Sobre las dificultades
individuales, sobre las
dificultades que tenemos como
padres y madres, pero también
triunfará sobre todas las
tensiones que normalmente
tenemos con nuestros hijos".
"Pero todo esto es trabajo de
construcción, es construcción
espiritual de la obra, del
Santuario, pero construcción
espiritual indirectamente
también de la casa, de la casa de
formación o de la casa matriz, de su
nuevo hogar, que deberá unir a
toda la Obra de Familias en sus tres
estamentos, no sólo
externamente, sino también
interiormente, para que
podamos llegar a ser un solo
corazón y una sola alma. Para
que la ley, de la que ahora hemos
oído, la ley de la solidaridad, no
sólo se haga realidad en cada
una de las familias, sino que
también vincule familia con
familia, y vincule toda la vida
familiar de forma tan indisoluble,
que ningún poder en la tierra
pueda nuevamente separarnos."
“Tomen en serio este
pensamiento: una extraordinaria
corriente de gracias fluye
victoriosamente a través de la
familia en los tiempos presentes.
Nos dejamos llevar por ella. Sin
embargo, una corriente
victoriosa está constituida
siempre de tal manera que es
una respuesta a una
extraordinaria corriente de
confianza heroica.”
Nuestras experiencias personales con el Padre
Kentenich
Elisabeth
Como habíamos dicho al
principio, nunca nos hemos
encontrado personalmente con el
P. Kentenich mientras vivía,
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aunque yo (Elisabeth) he vivido y me
he criado en Vallendar.
Cuando el Padre muere el 15 de
septiembre de 1968, todo Vallendar
se entera de esta noticia. Todavía
recuerdo que mi profesora de religión
de mi ciclo
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primario, una Hermana de
María, nos contó acerca de la
importancia de este sacerdote
José Kentenich.
Una relación personal con él
comenzó a desarrollarse en mis
tiempos de la juventud femenina.
Fuimos visitando a personas que
lo han conocido personalmente y
que nos fueron transmitiendo sus
experiencias con él. Una y otra
vez quedé impresionada por la
profundidad de la relación que estas
personas tenían con el P.
Kentenich, y de qué manera él fue
para ellas un verdadero padre.
Muchas veces pude llegar a la
tumba del Fundador sobre el
Monte Schoenstatt (en aquel
tiempo tenía una pequeña
motocicleta). Sentándome cerca de
él, le contaba sobre mis cosas
personales, buscaba sus consejos y
sentía su presencia.
En la juventud femenina
teníamos la hermosa costumbre de
escribirle una carta cada tanto.
La primera carta dirigida a él la
escribí cuando fui nombrada jefa
de rama de la zona alrededor de
Schoenstatt. Una sola cosa quedó
clara: esta tarea solamente la
podía asumir con ÉL.
Una y otra vez me dirigí a él con
pequeñas y grandes
preocupaciones. Y en muchas
cuestiones él me ha ayudado y lo
sigue haciendo también hoy. Por
ejemplo: él es para mí un
excelente “buscador de
aparcamiento”.
Bernhard
El acercamiento a la persona del
Padre se fue dando muy
lentamente. Cuando yo
participaba de la juventud
masculina, él era para mí un
hombre de horizontes amplios, que
sabía interpretar la historia, y que
tenía una visión de cómo plasmar
el futuro.
Algunos comportamientos que
pude observar de
schoenstattianos, cuando se
trataba del Padre Kentenich, los
encontraba algo extraños, por
momentos incluso algo
repelentes. Lentamente fui
tomando conciencia de que con
este fundador podía entrar en
una relación y que él,
eventualmente, podía
interesarse por mí. Más tarde
escuché la oración, que él rezaba
por cada colaborador, tal vez
también por mí. Este
pensamiento también me ayuda en
mi relación con miembros del
Movimiento que no incluiría tan
fácilmente en mi círculo de
amistades.
Más adelante, comencé una
búsqueda para descubrir quién
era este hombre, y quién podía
llegar a ser para mí. En todo esto,
los testimonios personales
fueron totalmente
determinantes. En ese sentido, me
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llamó la
atención el
enorme
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“ancho de banda” de este Padre
José Kentenich. Dependiendo de
quién contaba algo sobre él, se
podía pensar que se referían a
personas distintas.
Kentenich es un padre,
acompañante en el camino,
profeta, un animador, un
inspirador y un inagotable
consejero.
Ambos
Cada vez me quedaba más claro
que solo puede comprender
totalmente al Padre Kentenich
quien mínimamente es tan
grande y genial como él. Que él
verdaderamente ha sido un
profeta, a quien Dios le regaló un
carisma especial, queda para mí
fuera de cualquier discusión.
En la vida diaria muchas veces
experimento su ayuda, por
ejemplo, cuando encuentro un
documento importante que
“casualmente” cae en mis
manos, un pensamiento
importante, un encuentro con
alguien, y mucho más…
Para nosotros dos, en nuestro
matrimonio y vida familiar, el P.
La mayor influencia sobre
nuestra imagen y nuestra
relación con el Padre, la tuvo el P.
Günther Boll, quien ha trabajado
muchos años a su lado y pudo
conocerlo como ningún otro.
Tuvimos la gran bendición de
poder trabajar algunos años
junto al Padre Boll. En muchas
oportunidades nos contó sobre sus
vivencias con el P. Kentenich. De
esta manera, aprendimos a
conocer y amar cada vez más y
mejor a nuestro Padre y
Fundador, a través de quien ha
sido un verdadero ´hijo del
Padre´.
Con el ejemplo del P. Boll hemos
aprendido mucho, y la persona y el
carisma del Padre Fundador
adquirieron en nuestro corazón
una amplitud aún mayor.
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¿Qué me dice el Padre Kentenich a través de estas
experiencias? ¿Qué "mensaje para mí" contienen estos
testimonios? Una breve oración de 3 a 5 palabras.
¿Cuáles son los desafíos frente la relación con nuestro Padre
y qué proponemos para el futuro, para ser familias en
salida?
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En el diario vivir, encontrar la manera de adaptar una frase
del Padre Kentenich para mi forma personal de ser,
respondiendo: ¿Qué me aconsejaría el Padre Kentenich
en esta situación particular?
Padre Eterno, por amor a Ti y a tu Santa Iglesia, el Padre
Kentenich procuró cumplir siempre tu voluntad y conducir a
los hombres hacia Ti. En la confianza que Tú lo escuchas de
forma especial, te rogamos nos concedas lo que él te pide a favor
nuestro…
(se hace la petición)
Por la intercesión de María, la Madre, Reina y Victoriosa
tres veces Admirable de Schoenstatt, te ruego le regales pronto
la gracia de su canonización y así pueda colaborar aún más
fecundamente en la obra de Tu Hijo Jesús, para gloria Tuya.
Amén