Post on 06-Apr-2020
-2016
Nancy Rodriguez Cardona
UCP
-2016
MITOS SOBRE LA INCIDENCIA DE LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES EN NIÑOS Y ADOLESCENTES
MITOS SOBRE LA INCIDENCIA DE LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES EN
NIÑOS Y ADOLESCENTES
1NANCY RODRIGUEZ CARDONA.
2MARTHA LUZ PAÉZ CALA
Resumen
Artículo de reflexión que pretende resignificar algunos mitos en relación al efecto que
produce, tanto en niños como en adolescentes, el divorcio de sus padres. Algunas
creencias que se abordan, sin validez científica, tejidas alrededor de la separación de los
padres son: 1. Los niños y adolescentes están preparados para que sus padres decidan no
seguir unidos. 2. Los padres deben permanecer juntos por el bienestar emocional de los
hijos. 3. El bajo rendimiento académico de niños y adolescentes de padres separados, se
debe al divorcio de los padres. 4. Los niños y adolescentes de padres separados
permanecen más conectados a las TIC (Tecnologías de la Información y la
Comunicación) para buscar compañía. 5. Las familias “rotas” por lo general brindan
menos soporte emocional a sus hijos, dado que poseen mas factores de inestabilidad
familiar en relación con las familias unidas. 6. Hay diferencias en la autoestima de hijos
de padres separados, y quienes conviven con ambos padres. Se concluye que los hijos
reaccionan de diversas maneras al divorcio y se relieva la importancia de que los padres
les permitan clarificar y expresen sus emociones, al igual que les colaboren en el transito
por este proceso.
1 Psicóloga. Estudiante de la especialización en Psicología Clínica, con énfasis en niños y adolescentes. Universidad Católica de Pereira. Nanyrodriguez93@hotmail.com. 2 Magister en Psicología. Aserora de Proyecto de Grado.
Palabras claves: Mitos, Niños, Adolescentes, Divorcio, Adolescencia.
SUMMARY
Reflection article that tries to resignify some myths in relation to the effect that produces, in
children as in adolescents, the divorce of their parents. Some beliefs that are addressed, not
scientifically valid, woven around the separation of parents are: 1. Children and adolescents
are prepared for their parents to decide not to remain united. 2. Parents should stay together
for the emotional well-being of their children. 3. The underachievement of children and
adolescents of separated parents is due to parental divorce. 4. Children and adolescents from
separated parents remain more connected to ICTs (Information and Communication
Technologies) to find companionship. 5. "Broken" families usually provide less emotional
support to their children, since they have more factors of family instability in relation to
families. 6. There are differences in the self-esteem of children of separated parents, and
those who live with both parents. It is concluded that children react in different ways to
divorce and emphasize the importance that parents allow them to clarify and express their
emotions, as well as collaborate in the transit through this process.
Keywords: Myths, Children, Adolescents, Divorce, Adolescence
INTRODUCCION
El presente artículo presenta un análisis respecto a algunos mitos que se tejen alrededor de
las implicaciones en niños y jóvenes del divorcio de sus padres, y las posibles situaciones
que contribuyen a generar estos mitos o ideas generalizadas, ante hechos que deben
analizarse de manera específica. Este análisis implica contextualizar la situación, es decir la
edad específica de los menores, y las características del ciclo vital en la que se encuentran, la
manera como los padres afrontan esta situación y la transmiten a sus hijos, tanto de forma
verbal como con su actitud y comportamiento. Igualmente los acuerdos que establecen en
cuanto a la relación parental, como eventos que pueden mitigar el efecto, o al contrario
acentuar las implicaciones que la separación genera en los menores. Se pretende realizar una
reflexión de carácter teórico, en procura de realizar un análisis que se centre en algunos mitos,
luego de revisar gran parte de la bibliografía escrita sobre el tema, en idioma español.
Para este análisis y resignificación de mitos alrededor del tema, es necesario adentrarse en el
contexto actual de las separaciones y la evolución de los tiempos, las costumbres, las
interacciones, que inciden en las familias, en la evolución de la parentalidad. En esa medida,
se requiere visualizar el contexto actual cultural, social, desde una perspectivo de genero, y
su incidencia en los hogares y en las familias.
EL NIÑO: Tiende a incorporar nuevos roles, de acuerdo al momento evolutivo, y debe
asumir nuevas normas y limites, como requerimientos ante el cambio; igualmente se produce
una mayor expansión en su vida interna y familiar, construye con sus congéneres nuevas
formas de ver el mundo y de vincularse afectiva y emocionalmente, lo que implica un ajuste
en las funciones hacia la vida del adolescente. En caso de presentarse una situación de
divorcio en su hogar, en este proceso integra lo vivido con lo que está por vivir frente a la
separación marital; el niño tiene mayor dependencia emocional y muchas veces puede
generarse una sensación de culpabilidad ante la separación de sus padres.
LA ADOLESCENCIA es una etapa de los seres humanos en la que se producen
transformaciones y se afianza como futuro adulto incorporado a la sociedad. Se acompaña
de cambios en cuanto a límites y flexibilidad que el adolescente reclama, y se replantean
algunos roles para adaptarlos al momento del ciclo vital que atraviesa. Así, el paso del niño
a adulto puede generar incertidumbre y cambios generalizados que requieren el
acompañamiento para explorar el mundo; es por ello que algunos autores como Rios (2005)
definen la adolescencia como: “Una de las más clamorosas crisis anunciadas por la presencia
de las características de la etapa evolutiva” (p.101).
El paso de niño a adulto corresponde al periodo de la vida donde se afrontará la ruptura, el
cambio de actividades o el abandono de una etapa. La forma como el adolescente asume esta
nueva realidad depende, en gran medida, de la guía familiar; en este proceso es de gran
importancia la relación parental, como elemento fundamental en el ciclo vital. Para lograr
que el paso por esta etapa propicie formar adultos responsables, los padres requieren de
brindar apoyo a sus hijos, fortalecer los vínculos afectivos y generar sentimientos de
responsabilidad, que involucren al niño y al adolescente.
Los padres siguen siendo importantes en este ciclo evolutivo; las relaciones con sus hijos y
el estilo parental será de gran importancia, tanto para el adolescente, como para el bienestar
emocional de los propios padres. Es necesario que los padres conozcan los principales
cambios que van a experimentar sus hijos e hijas durante esta etapa del desarrollo, y sus
nuevas necesidades. Esta información disminuirá los posibles momentos de confusión y
ansiedad que puedan experimentar, lo cual incide en que sus reacciones adopten grados
mayores de racionalidad y de reflexividad frente a los comportamientos del adolescente, con
el propósito de crear un estilo que combine el apoyo, el afecto, y se mejore la comunicación;
al igual que propiciar mayor autonomía e individualidad (Ríos, 2005).
EL DIVORCIO: o separación de los padres corresponde a uno de los fenómenos de ruptura
que se presenta con frecuencia entre las familias. Bajo este escenario, la familia debe adoptar
una nueva organización, donde los padres ya no vivirán juntos y el padre que abandone la
casa no estará tan cerca de su hijo. Lo que produce en los hijos cierta inestabilidad emocional,
que genera pensamientos irracionales, situaciones que a veces se les dificultan corregir.
Antiguamente, el divorcio o separación de los padres se generaba únicamente por la decisión
del padre de familia, la madre no tomaba esta determinación debido a que ella se encontraba
bajo la autoridad del hombre de la casa. Según Requema (2013) el divorcio siempre ha estado
presente en la historia de la humanidad, como “recurso de disolución matrimonial … bajo
formas y prácticas muy variadas, pero también es cierto que no todas las culturas la han
asumido ya sea por razones de tipo religioso, económico, social” (p.48).
Los procesos de divorcio o separación implican que a todos los miembros de la familia les
corresponda adoptar nuevos roles, y por lo tanto se deban someter a un cambio, y afrontaran
un proceso de duelo que se interioriza de forma diferente, según se presenten las situaciones
dentro de la dinámica familiar.
Se constituye en una de las situaciones que puede generar en el adolescente altos grados de
estrés y desestabilidad emocional, debido a que se produce incertidumbre sobre el futuro y
una nueva dinámica familiar que afectará a cada uno de los integrantes de la familia. Según
Castell (2005) para el adolescente la separación genera “la aparición de un profundo
sentimiento de pérdida que se manifiesta en el joven por una desagradable sensación de vacío,
dificultad para concentrarse, fatiga crónica pensamientos recurrentes o pesadilla intensas”
(p.1).
Los padres ante la custodia de los hijos presentan nuevas situaciones emergentes; es frecuente
y se constituye en factor de riesgo para el grupo familiar y para los hijos, en el caso del
progenitor a cargo de la custodia, generar en el hijo o los hijos, en contra del otro progenitor,
tendencia a denigrar de su ser o persona. A esta situación Rodriguez (2014) la denomina “el
síndrome de alienación parental”. (p.1).
Este síndrome busca que la programación realizada por uno de los padres,
generalmente quien goza de la custodia del menor, genere un sentimiento de
aversión y odio hacia el otro padre, sin que este último sea meritorio de dicha
respuesta. (p.1)
Cuando se presenta la situación anterior, los padres cambian la manera de pensar acerca de
sus hijos, se implementan estrategias para lograr desdibujar el vínculo que se tiene con la
otra figura parental, y se crea en el hijo un vínculo con el padre alineador, de respecto y de
lealtad incondicional. Este concepto hace que un progenitor considere diferentes estrategias,
con el objeto de impedir, obstaculizar o destruir la unión del hijo con el otro progenitor. Por
lo general es la madre quien se constituye en el progenitor alineado.
Desde este abordaje, los adolescentes se involucran estrechamente con uno de los padres,
generalmente con quien queda en custodia, piensan que el padre que partió los va a
abandonar, y no van a tener más contacto emocional y físico; situación que asocian al estado
de perdida. Por ello intentan ser quienes nuevamente reconstruyan el anterior modelo de
organización familiar.
Antes de explicitar algunos mitos que socialmente se construyen alrededor de la separación
y su efecto en los hijos, es importante definir el término mito. Según Taipe Campos (2004),
el mito es polisémico y posee una pluralidad de significados. Para el presente caso, se asume
como una narración que puede tener criterios de verdad o de ficción, según la evidencia
confirme o no una determinada creencia. Es decir, se asume como un producto social
anónimo, carente de autor, dado que es propiedad del grupo social que lo relata.
El procedimiento que se llevó a cabo para la construcción del artículo, se remite a la revisión
teórica de textos, de artículos de reflexión o de investigaciòn, para identificar en ellos algunos
mitos que se tejen acerca de los hijos en relación al divorcio de los padres, analizando de
manera crítica y detallada al identificar ideas sezgadas, generalizaciones o
descontextualizaciones que induzcan a afirmaciones categóricas y descontextualizadas.
Mito # 1. Los niños y adolescentes están preparados para que sus padres decidan no
seguir unidos.
En cuanto a este mito, algunos padres piensan que como en la actualidad hay muchas parejas
que se divorcian, los hijos ya están acostumbrados a esas situaciones, sin pensar en cómo se
sentirán, si lo van a aceptar en buenos términos.Al respecto como lo expresa Valdez y Aguilar
Escalante (2011), es importante no estigmatizar y evitar afirmaciones generales como
aquellas que siempre refieren efectos adversos, o que de entrada se culpa a la separación de
cualquier dificultad que puedan presentar los menores. Valdez y Aguilar Escalante (2011)
concluyen en su estudio que no encontraron evidencias significativas en cuanto al desempeño
académico de hijos de padres separados y no separados.
Aunque el efecto del divorcio puede extenderse por muchos años, Martínez (2001) considera
que realmente lo novedoso para los menores
… son las prolongadas tormentas emocionales que se suceden en estos casos.
Incluso los esposos que rompieron con relativa buena disposición, deben pasar
por un proceso legal largo y defectuoso que pone en sus manos unas auténticas
bombas de relojería que se comparan: dinero, hijos y familiares y amigos. (p.95)
Por esta situación presentada los niños y adolescentes pueden tener dificultades en cuanto a
sus relaciones familiares, no solo presentes, también futuras, dado que según los mismos
autores ya mencionados
Las evidencias muestran que los hijos no están preparados para que sus
progenitores decidan no seguir viviendo juntos, situación que puede generarles
una serie de alteraciones, como sensación de abandono, pérdida y tristeza.
Muchas veces los hijos se sienten culpables de la separación de sus padres y
eso les produce conflictos de lealtad con el padre que se va y preocupación por
él.
El divorcio para el niño crea problemas reales, muestra un desacuerdo irremediable, y genera
un posible enfrentamiento entre los padres; situaciones en las cuales los menores con
frecuencia se constituyen en el objeto principal de la discordia. Situaciones que se acompañan
de emociones intensas o actitud de fracaso en lo que se ve comprometido, por posiciones
agresivas acompañadas de sentimientos de hostilidad y abandono por parte de los padres.
Desde este punto de vista, los impactos del divorcio en el niño y adolescente no son iguales
para todos, pero los estudios realizados manifiestan que la experiencia del divorcio cambia
la vida de los hijos. Cuando el divorcio se presenta al tener menos de 6 años, los menores
manifiestan síntomas de ansiedad; independiente de que los padres sean amorosos o distantes,
al menor le hace falta el padre que se fue de la casa y presenta miedo de no volverlo a tener
en casa.
Según el desarrollo cognitivo de cada edad, el niño llega a pensar que el padre con quien vive
y comparte puede abandonarlo. Esto explica el llanto desconsolado, y los estrechos lazos
vinculares y conductas de contacto físico con el padre que tiene la custodia. El divorcio de
los padres en los niños y adolescentes genera sufrimiento; si se le toma de improvisto, sin
ninguna preparación de parte de los padres por temor a que el niño y el adolescente se va a
sentir solo, y evitar por ende esa posible sensación de soledad; con frecuencia la situación de
separación se manifestará en tristeza y muchas veces en sensación de abandono.
Si hay un buen dialogo parental, el niño y el adolescente lo toma en forma más serena,
racional y se adapta mejor a las situaciones. Al respecto Bolaños (1993) afirma: “Podríamos
pensar que los hijos, en función de su edad, utilizan una serie de estrategias, conscientes e
inconscientes, que les ayudan a enfrentarse a los aspectos más impredecibles”. (p.10).
La separación de los cónyuges puede generar entonces incontrolables y dolorosas
consecuencias positivas o negativas, que afectan el bienestar psicológico del menor, por lo
cual se debe propender por buscar solución a este y otros conflictos propios de cada etapa.
Según Muñoz y otros (2008)
La separación, tan común en esta época, constituye un nuevo factor de riesgo para
que la crianza de los hijos se convierta en un conflicto permanente entre lo que es
adecuado y lo que no es adecuado para los mismos, siendo los propios niños los
que deben asumir el desgaste psicológico que trae consigo la ruptura de la relación
de los padres. (p.351).
Así, las relaciones de seguridad y continuidad con ambos padres, después de la separación,
se representa por el grado de madurez y de conocimiento que se tiene acerca de los padres,
desde los niveles afectivos y emocionales que se hayan construido. O como lo refiere Oraindi
(2012) “Los hijos necesitan a ambos padres como figuras de referencia” (p.35), pero no es
adecuado hacer juicios, ni pretender establecer cual progenitor es el mejor. Solo se debe obrar
con la intención de ofrecer lo mejor a los hijos, procurar que desde una postura resiliente, las
rupturas familiares fortalezcan el sentido independiente de los hijos, y enfatizar el refuerzo
de tal independencia, para que se constituya en un factor protector, que el menor podrá tener
como defensa frente al sentimiento de abandono.
Es importante enfatizar, para concluir con la argumentación acerca de la falsedad de este
mito, que los menores no asimilan tan fácilmente el hecho de que los padres se divorcien y
no están preparados para asumir esta circunstancia, así se constituya en un factor común en
estos tiempos. Son situaciones cuyos efectos obedecen a situaciones y factores individuales,
en cada niño y adolescente.
Mito. #2. Los padres deben permanecer juntos por el bienestar emocional de los hijos.
Los padres no deben sacrificar sus relaciones maritales por sus hijos, situación que podría
generar trastornos de comportamiento y muchas veces propiciar sentimientos de infelicidad
a largo plazo, en caso de no asumir una alternativa. Así, los padres deben permanecer juntos
porque se amen, y no por tener una apariencia ante los hijos.
Según Long y Forehand (2002), cuando los padres asumen la determinación de plantear como
opción el divorcio, luego de diversas situaciones de permanente discusión y conflicto en
presencia de sus hijos, el asumir en el divorcio un aporte positivo para estas discusiones,
podría generar en los hijos un mejor bienestar, según el estilo de afromntamiento que se
genere entre los padres.
Pero esta decisión de mantenerse juntos, a pesar de los frecuentes conflictos, agravios y
manifestaciones con posibles tintes de violencia en sus diversos órdenes, podría ser mucho
más perjudicial que en el caso de que se vean abocados a una separación; esta se constituye
en una mejor opción, que convivir en medios de peleas y frustración. Los insultos y peleas
delante de los hijos los coloca en riesgo, dado que ellos requieren de un contexto familiar
donde se brinde afecto, cuidados mutuos, amor y comprensión.
La relación con la pareja debe estar direccionada por el deseo, el amor, y el firme propósito
de ayuda y colaboración en ambos padres. Wallerstein y otros (2003) plantean dos creencias
falsas en cuanto al divorcio. Una afirma que la felicidad de los padres es garantía de la
felicidad de hijos, para quienes las crisis se constituyen en eventos transitorios dada su
elasticidad, que propicia una pronta recuperación. En la base de esta afirmación se encuentra
el hecho de que muchos adultos no comprenden que visión de mundo tienen los menores.
Estos adultos se sorprenderían si descubrieran que para los hijos es más relevante la unidad
familiar, que el hecho de que sus padres no cohabiten (pg. 20-21)
Mito# 3. El bajo rendimiento académico de niños y adolescentes de padres separados,
se debe a la separación de los padres.
El rendimiento académico permite que los niños y adolescentes se enfrenten a solucionar
dificultades académicas relacionadas con el nivel de estudio, donde están presentes sus
habilidades intelectuales y motivacionales, etc. Procesos medibles según protocolos
evaluativos de modelos de escolaridad y hábitos de estudios, en los cuales inciden las
prácticas de crianza claras.
Según Tebalam Oroxon (2014) los niños y adolescentes estudiantes, cuyos padres están en
un proceso de divorcio, empiezan a presentar cambios en su conducta y muchas veces a bajar
el rendimiento académico, lo cual incide en el ámbito escolar y genera un descuido a nivel
estudiantil. Como lo expresa Vales y otros (2011)
Por un lado, hay autores que sostienen que el divorcio tiene invariablemente
efectos negativos en el desarrollo de los hijos. Otro grupo de investigadores
sostiene que el divorcio no ocasiona efectos negativos, o que cuando los produce
desaparecen a mediano plazo. No han encontrado tales efectos en el desempeño
académico, el desarrollo socioemocional y la conducta de los hijos. (p.297).
Desde esta perspectiva no puede rotularse que los hijos del divorcio presenten dificultades
académicas. No es válido tener como único indicador el pertenecer a familias
monoparentales, según lo expresa Jadue (2003):
No es posible reemplazar las funciones que tradicionalmente la familia cumplía,
al menos es factible, trabajando con los recursos personales internos de los
alumnos, disminuir el riesgo de dificultades de rendimiento, de conducta, de
problemas emocionales y de deserción, enseñando a los niños a modificar sus
sentimientos y así sobrellevar las vicisitudes de la vida. (p.284).
La alta incidencia de divorcio en la comunidad, ayuda a los niños mayores y a los
adolescentes a una mejor y más serena comprensión acerca de la situación: a pesar de que
este hecho no tranquiliza, sí promueve una percepción más realista. La aceptación de la
ruptura marital forma parte de otra tarea más difícil, que es la aceptación de que el divorcio
es definitivo.
Para algunos autores, la adolescencia es una etapa crítica por excelencia, la más frágil, dado
que se estructuran las bases de la personalidad y se proyecta la vida, incluso la profesional.
El divorcio de los padres permite que se reconsideren todos los proyectos; al presentar
dificultades económicas tras un divorcio, algunos hijos escogen renunciar a los estudios para
ganar dinero con que aportar y ayudar a su progenitor custodio, o muchas veces no asiste al
colegio porque se encuentra solo en la casa, porque el padre que tiene la responsabilidad del
cuidado se encuentra trabajando. Según Pérez (2009)
La separación o divorcio de los padres tiene un considerable impacto sobre la
vida de los hijos, que se expresa no solamente en una mayor incidencia de
trastornos psicopatológicos y en un incremento de la desadaptación social, sino
también en una disminución de logros académicos. (p.40).
Mito. #4. Los niños y adolescentes de padres separados permanecen más conectados a
las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), con el propósito de buscar
compañía.
La adicción a la tecnología cada día se da más en niños y adolescentes, produce en algunos
casos que se aíslen y se genere un deterioro en las relaciones sociales. Como lo expresa Iriarte
(2007)
Un aspecto que le añade complejidad a esta situación es la creciente disfunción de
la estructura familiar, en cuyo seno las TIC se constituyen en pretexto para dejar
solos a los hijos mientras que los padres intentan resolver sus propios problemas,
concediendo a los hijos todo tipo de facilidades para acceder a las TIC (televisión,
computadores, Internet, videojuegos etc.), lo cual fomenta un comportamiento que
puede tornarse aditivo. (p.214)
Así, los padres piensan en forma individual como encuentran una solución a sus dificultades
sin pensar en que se están ocupando los hijos, y es allí donde muchas veces se parten de
confrontaciones entre padres e hijos, en un contexto vincular que no es propicio para explicar
las oportunidades y riesgo que pueden generar las TIC.
Es importante el seguimiento al uso de internet, en lo posible a diario, por parte de los padres
o el padre responsable de los hijos. A través de la internet todo está para consulta, luego lo
mejor propuesta que puede realizar el padre es estar atento para dar respuesta a todo lo
requerido por el hijo, y especialmente el adolescente que todo lo consulta en su permanente
discurrir cambiante. Máxime a través de las redes sociales, las amistades que nacen, se
requiere un seguimiento permanente, para prevenir afectaciones negativas.
Mito # 5 Las familias “rotas” por lo general brindan menos soporte emocional a los
hijos que se crían en ellas, dado que los factores de inestabilidad familiar son más
agudos que en las familias unidas.
En primer lugar, acá se identifica un mito dentro de la afirmación más general, aquel que
alude a las “familias rotas”. Semejante al discurso acerca de las familias “completas e
incompletas”. Lo que sucede es que al igual que las décadas, las familias han evolucionado
y presentan cambios tanto en su estructura, como en su forma de funcionar y en los valores
que vive y transmite. Todo estos ha llevado a hablar de un nuevo modelo de Familia. Se habla
de familias monoparentales, extensas, nucleares, reconstituidas, etc. Lo cual no es sinónimo
de presencia o ausencia de crisis. Como lo establece Martínez (2001)
Los niños más felices después de la separación son aquellos que tienen la
sensación de no haber perdido a ninguno de sus progenitores. Ello implica que
los padres sean capaces de mantener una relación aceptablemente amistosa entre
sí, aun después de la ruptura, y que el c6nyuge ausente se sienta no menos
responsable de la educación y protección de los hijos. (p.89).
Diversos estudios muestran que hay muchos medios para atenuar los efectos negativos y
potenciar los positivos, al transformar los obstáculos en oportunidades para crecer mejor.
Uno de los factores más determinantes es la actitud de los progenitores durante y después de
la ruptura. Si bien una familia separada puede haber atravesado con éxito la crisis y
reorganizarse de forma adecuada, también se presentan casos de familias que no han
planteado divorcio y sean o no muy disfuncionales, eluden las crisis y siguen viviendo en
una situación problema.
Los padres divorciados que mantienen una relación de amistad, compañerismo, afecto y
seguimiento en sus labores diarias hacia los hijos, al igual que persisten en un aporte afectivo
y económico apropiado, generan en sus niños y adolescentes un afecto sincero hacia los
progenitores; se fomenta de esta manera en ellos seguridad, la cual se hace extensiva sus
interacciones con los demás.
De manera que los autores concluyen que el asunto no es la separación, sino que actualmente
se abandona la tendencia a patologizar, para analizar la presencia o no de otros factores de
riesgo y de resistencia.
Mito #6 Hay diferencia en la autoestima de hijos de padres separados y los que conviven
con ambos padres.
Si se parte de que la autoestima permite valorar y formar un juicio acerca de nosotros mismos
y fortalecer todos los rasgos que configuran la personalidad, se puede aprender a mejorar y
cambiar de acuerdo a la situación que se tenga. Como lo plantea Branden (1995), en cuanto
a la autoestima se debe dar la oportunidad a los hijos para que tomen decisiones y puedan
resolver problemas, puesto que ningún padre desea ver el hijo fracasado. Es indispensable
manifestar a los hijos que todos, niños, jóvenes y adultos, fallamos alguna vez. Y se deben
manejar situaciones de buena autoestima para sobrellevar los fracasos.
Esto rompe con el mito de que la separación afecta la autoestima de los hijos. El asunto clave
no es la separación, sino la manera como cada grupo familiar maneja sus diferencias. Si se
sigue lo que plantea Ruiz (1997), lo que puede afectar la autoestima es el conflicto
matrimonial, mas allá de la estructura familiar, la edad, género o número de hijos, o de
hermanos. Según esto, para el hijo es más negativo vivir en familias no separadas y
conflictivas, que en familias monoparentales sin conflicto. (p.68).
Este mito es debatido con anterioridad, donde lo más importante es la forma como se perciba
el conflicto dentro de la familia.
Como lo expresa Campos (2004)
La ausencia de uno de los padres en el hogar no influye en el nivel de autoestima
de los hijos adolescentes, puesto que no existe una relación muy estrecha entre
las dos variables. El hijo que tiene padres divorciados tiene el mismo nivel de
autoestima que el hijo que vive con ambos padres. (p.50)
Los mitos corresponden a una historia que intenta dar explicaciones de aspectos de la
condición humana, sin basarse en la evidencia científica arrojada por estudios investigativos
sobre el tema. La respuesta a esta condición mítica trae consigo situaciones que enfrentan a
los niños y adolescentes a una realidad diferente y donde se hace necesario reflexionar sobre
las situaciones y estrategias que dieron origen a estos mitos.
La anterior revisión sobre algunas creencias populares lleva a reflexionar y enfatizar en que
ante casos de separación lo que se afecta es el vínculo conyugal, no el parental. Los niños y
adolescentes no van a ser separados de sus padres en la parte emocional, sus deseos y
preocupaciones están en la vida cotidiana de ambos progenitores. Se han hecho muchas
conjeturas alrededor del divorcio, lo que continua generando diferentes puntos de vista como
lo expresa Franco (2013), cuando habla de los jóvenes entre 13 y 18 años:
En cuanto a los efectos de las separaciones o divorcios de padres en los más
mayores o adolescentes, existen diferencias importantes respecto a la de los más
pequeños en función a su capacidad de comprensión ante la nueva situación que
acontece…la preocupación de los más pequeños está enfocada en la partida del
padre, a los adolescentes les preocupa la pérdida de la estructura familiar. (p.10).
CONCLUSIONES
De acuerdo con los anteriores mitos expuestos, lo relevante es resaltar en los derechos de los
hijos del divorcio, como lo manifiesta Rios (2005), en relación a la importancia de que los
padres respeten la intimidad de los jóvenes, establezcan límites claros, basados en una actitud
respetuosa, y de intimidad, para conocer los secretos y así respetar la libertad. Esto generaría
una mejor interacción y calidad del vínculo parental, la interacción entre padres e hijos sería
más sana, fluida, de manera que se eliminen creencias erróneas que se tejen en la vida del
adolescente, a partir de la infancia. Desde esta óptica, Garcés y otros (2010) afirman que:
Cuando los hijos se enfrentan con la noticia de que sus padres se van a divorciar,
empieza la etapa de negación; es decir, dan inicio las mentiras. Tal es el caso de
las mentiras piadosas que los hace sentirse mejor: “verdad que papá y mamá no se
van a separar nunca”, el mentir es un indicador de que algo les preocupa. (p.24).
Pero no todos los hijos presentan los mismos comportamientos en cuanto al divorcio; a nivel
emocional, es responsabilidad de los padres permitirles que expresen sus emociones y
colaborarles en el proceso que transitan. La relación que tienen los padres con los hijos
después de la separación, es clave para generar confianza y no desarrollar dificultades, si se
lleva a cabo con sentido de madurez y responsabilidad entre cada uno de los miembros del
sistema (Long, Nicholas y Forehand, 2002).
Los mitos citados anteriormente, producto de generaliaciones, pueden incidir en la
patologización de la separación, asignando a las diversas situaciones que se presenten en
relación a los hijos de padres divorciados, como producto de la sepración, y se tienda a inducir
en los hijos la justificación de su comportamientos no deseado, bajo la premisa del divorcio.
En cualquier caso, las experiencias que asumen los hijos por la ruptura matrimonial, depende
de la edad y madurez del menor para abordar la situación, de la mabnera como se presente,
se resuelva y se comparta con los hijos la decisión. Cada grupo familiar debería asumir de la
manera mas sana posible este evento de divorcio, y ambos padres deben preparar a sus hijos
para un sano afrontamiento, sin que se afecte en escalada el sistema familiar.
El divorcio involucra una transformación de la familia nuclear original - compuesta por
padres e hijos - en una familia con una estructura diferente: la familia binuclear, con dos
núcleos representados por la casa de papa y la casa de mama. Implica ademàs un duelo tanto
para padres como hijos, donde la familia es una estructura y los cambios en uno de sus
miembros conduce a la afectación de todos lo integrantes; implica transformar el vínculo
entre los padres e hijos hacia un parentesco más sano que facilite mitigar el sufrimiento de
los hijos.
Los padres deben aceptar que el divorcio es de la pareja y no de los hijos; y que si se mantiene
la relación entre los progenitores, en cuanto a padres que comparten, que tienen hijos
comunes, los niños y adolescentes no saldrán tan afectados tanto en lo físico como en lo
afectivo e interacciona.
Así, las familias monoparentales por la separación de uno de los padres, con hijos ya sean
niños o adolescentes, tienen cambios significativos. En cuanto a la adolescencia, en esta etapa
se presentan diversos cambios a nivel físico, cognitivos, psicológicos, sociales y culturales,
donde lo más importante es que los hijos consigan, una nueva definición del rol como hijos
y acuerdos parentales. Donde los niños y los adolescentes están a la expectativa de su nuevo
hogar y los progenitores deben resignificar la autoridad para que los hijos sientan que son
apoyados, acompañados en su ciclo vital, sumando los cambios que vive en la estructura
familiar por el proceso de divorcio
El doble rol que asume el padre o la madre en el caso del divorcio implica, procesos
normativos y de disciplina, emocionales y de afecto, que conllevan a tener una buena calidad
de vida, y aumentan los vínculos entre los miembros, fortaleciendo las uniones hacia las
familias extensas. Así, las diversas situaciones en que se encuentran las familias que se
divorcian están muy relacionadas con la calidad de relaciones entre todos los miembros, el
dialogo intrafamiliar, la presencia de situaciones hostiles y que influyen en las situaciones
desestabilizantes del niño y el adolescente.
En cuanto a las limitaciones del estudio puede anotarse que la revisión bibliográfica no
fue muy exhaustiva y además se limitò al idioma español.
Se encontró que diversos artículos tienden a homogenizar y a generalizar y no incluyen la
forma como los padres abordan el tema en los hogares, a la vez que en varios escritos
persisten sesgos en cuanto a los hogares uniparentales, asignándoles calificativos de hogares
incompletos o disfunsionales por la doble responsabilidad que sume al progenitor a cargo.
Como lo expresa: Maganto (2000) se evidencia en estudios clínicos que la mayoría de las
investigaciones se construyen a raíz de consecuencias psicopatológicas de la separación de
padres y los hijos. Y que que son muy escasos los datos psicológicos y sociológicos sobre el
bienestar en niños y adolescentes de padres separados o divorciados (Francescato, 1995;
Ruiz Becerril, 1999).
Asi mismo los estudios que se han realizado en la parte clínica y social tienden a concebir
los conflictos parentales como algo bueno si continúan unidos los padres o algo malo si se
separan y es allí donde se puede entrar en discusión si los hijos de padres separados tienen
mas dificultades que las supuestas “familias intactas” o si el resolver una situación
disfunsional de manera respetuosa, real y en prospectiva, puede aportar a una sana
convivencia. Como expresa Fariña, Arce y Vázquez (2008), se debe resaltar que la ruptura
de los progenitores no impide tener un futuro normalizado, el cual esta determinado en gran
medida por el modelo de ruptura que sus padres hayan llevado a cabo, y especialmente por
la existencia de conflicto antes, durante y después.
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